[Terminado] Saludos al sol
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gabyco
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julia
anita
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Muxas gracias julia... la verdad es q se ha qdado muy interesante...
con ganas de saber q es lo q pasa.....
con ganas de saber q es lo q pasa.....
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
muy bonito... ^^...
gracias julia.... sigue cuando puedas =D
gracias julia.... sigue cuando puedas =D
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
sabes una cosa julia? que te contrato como guionista para mi proxima pelicula, esta historia es sicabe mas interesante que la que hemos vivido en tlw, sigue que nos tienes en ascuas.
un besote
un besote
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
“Si, la seguí cuando salió del taller envuelta en lágrimas y hablamos. Me sentía como una mierda. Yo nunca había pensado en lo que ella u otras mujeres podían haber sentido. No me preocupaba, ¿sabes?. Per al ver y oír a Carmen describir sus sentimientos me pareció todo muy real y doloroso. Bette besó cada una de las lágrimas que caían por la cara cremosa. “Ese mismo día, más tarde, nos encontramos en el taller de yoga y después tuvimos una larga conversación. Ella me hizo ver la luz en cuanto a mi comportamiento y me preguntó si ella era lo suficientemente buena para follar pero no para amarla”.
Una sonrisa de satisfacción apareció en los labios de Bette.
“Le expliqué mis razonamientos de aquella época y le dije que sabía que no era lo que quería oír, pero era lo honesto. Dijo que ya había comenzado a perdonarme. Desde entonces hemos pasado mucho tiempo juntas, que ha sido algo bueno, así no he pasado todo el tiempo llorando y pensando en ti, Bette”.
“Genial. Ahora probablemente la ama más. Joder”, pensó Bette. “Bueno, parece que me ha ahorrado trabajo”, dijo Bette besando a Tina cuidadosamente en las mejillas. Tina permaneció tranquila preguntándose donde llegaría esto.
Abriendo un batido de chocolate, los ojos de Bette brillaron tímidos cuando le intentó formular una pregunta de la que tenía que saber la respuesta.
“¿Está Carmen interesada en tener otra relación contigo, Tina?. Es evidente que te ama, lo vi en sus ojos esta mañana”.
“¿Qué tipo de pregunta es ésta?. Estoy contigo, Bette. Tu eres la única a quien amo. Yo podría hacerte la misma pregunta sobre Helena”.
“Podrías, pero no sería una pregunta válida, T. Para empezar, yo no he tenido una relación con ella”.
“Entonces ¿una amistad no es una relación, Bette?”.
“Tina, no hagas eso”.
“¿Qué no haga qué, baby?”.
“Que no tuerzas mis palabras, porque si no le cambias el significado”.
“¿No fuiste tu quién hiciste una pregunta sobre una relación con Carmen?. Te amo, Bette, no pienso en tener ninguna relación con nadie más, sólo contigo, cariño. Quiero que lo sepas”. “Mierda, no fui yo quien se fue a Nueva York. Vamos a dejarlo ahí”, pensó Tina.
“No puedes decirme que eso pasó por tu mente cuando estábamos separadas, Tina”, dijo Bette mientras pensaba “Sé que Carmen puso sus labios fangosos sobre ti, T. Joder.”.
“Muchas cosas pasaron por mi mente mientras estuvimos separadas, Bette. No era extraño estando separadas. No creo que tu te comportaras bien. Sinceramente espero que la razón por la que has venido aquí sea para reconciliarnos y no para separarnos., porque teniendo en cuenta nuestra conversación, no estoy segura”. Tina se pasó la mano por el pelo y descubrió unos granos de arena de la noche anterior. Alzó la vista al techo, cerró los ojos y suspiró. Después de un lento y controlado suspiro, comenzó a hablar. “Bette, cariño, ¿`por qué no me dices lo que realmente te pasa?. No quiero discutir y estoy harta de llorar”. Una sonrisa del tamaño del Mar Cortez apareció en la cara de Tina. “Soy tan feliz de verte. Te he echado muchísimo de menos. Cuando te dije que nunca había llorado tanto en mi vida, no mentía. Esto ha sido un infierno sin ti, Bette Porter. ¿Sabes lo bien que me hiciste sentir anoche y esta mañana? ¿Lo sabes?. Tu eres mi amor”. Los ojos de Tina brillaron otra vez por las lágrimas mientras miraba a su preocupada novia. “¿Qué te pasa?. Por favor, dímelo”.
Bette se limpió el rastro que el chocolate había dejado en sus labios y fue hasta donde Tina estaba sentada. La rubia acarició sus muslos para que se sentara sobre su regazo. Una vez sentada a horcajadas sobre ella, Bette la miró cariñosamente y preguntó. “T.?”.
“¿Si, amor?”, preguntó Tina mientras frotaba arriba y abajo la espalda de Bette.
“Te amo tanto que me asusta. Parece que la gran cantidad de amor que te tengo está fuera de mi control y se desborda. Y no sé lo que haría si te perdiera por culpa de Carmen o cualquier otra. Es un sentimiento muy inquietante, T.”.
“No me voy a ir a ninguna parte, Bette, te lo he dicho antes. Tienes que confiar en mi, cariño. Necesito que confíes en mi”. Tina sonrió mientras expandía montones de besos rápidos por la cara bronceada. ¿Por qué has venido aquí, Bette?”.
“Tina, los días que he estado sin ti han sido muy duros”. Bette sacudió la cabeza de un lado a otro intentando expulsar los recuerdos. “Vine aquí por ti, Tina. Vine para ti”, repitió en un susurro.
Tina sonrió y deslizó sus manos por la camiseta de su novia hasta encontrar sus pezones elásticos y la piel caliente.
“Te he echado tanto de menos”, confesó Tina mientras sus expertas manos se deslizaban por el cuerpo liso y bronceado.
“No tanto como te he echado de menos yo”, susurró Bette.
Una sonriente Tina le quitó la camiseta negra en un tiempo récord. Los ojos color avellana comenzaron su inventario visual sin saltarse ningún área de las que estaban delante de su vista. “Eres tan hermosa, Bette”. Los labios, las manos y la lengua trabajaron en conjunción por todo el cuerpo bronceado. Bette comenzó pronto a suplicar que quería hacer el amor con ella. Mientras los dedos de Tina se introducían en las profundidades de la mujer a la que amaba, preguntó lentamente, “¿Esto te parece suficiente, Bette?”. Al mismo tiempo masajeaba el clit aumentado y mojado de Bette. Cuando el orgasmo feroz, enorme, puso rígido el cuerpo de Bette, Tina susurró al oído de su novia, “gracias por haber venido”.
Una sonrisa de satisfacción apareció en los labios de Bette.
“Le expliqué mis razonamientos de aquella época y le dije que sabía que no era lo que quería oír, pero era lo honesto. Dijo que ya había comenzado a perdonarme. Desde entonces hemos pasado mucho tiempo juntas, que ha sido algo bueno, así no he pasado todo el tiempo llorando y pensando en ti, Bette”.
“Genial. Ahora probablemente la ama más. Joder”, pensó Bette. “Bueno, parece que me ha ahorrado trabajo”, dijo Bette besando a Tina cuidadosamente en las mejillas. Tina permaneció tranquila preguntándose donde llegaría esto.
Abriendo un batido de chocolate, los ojos de Bette brillaron tímidos cuando le intentó formular una pregunta de la que tenía que saber la respuesta.
“¿Está Carmen interesada en tener otra relación contigo, Tina?. Es evidente que te ama, lo vi en sus ojos esta mañana”.
“¿Qué tipo de pregunta es ésta?. Estoy contigo, Bette. Tu eres la única a quien amo. Yo podría hacerte la misma pregunta sobre Helena”.
“Podrías, pero no sería una pregunta válida, T. Para empezar, yo no he tenido una relación con ella”.
“Entonces ¿una amistad no es una relación, Bette?”.
“Tina, no hagas eso”.
“¿Qué no haga qué, baby?”.
“Que no tuerzas mis palabras, porque si no le cambias el significado”.
“¿No fuiste tu quién hiciste una pregunta sobre una relación con Carmen?. Te amo, Bette, no pienso en tener ninguna relación con nadie más, sólo contigo, cariño. Quiero que lo sepas”. “Mierda, no fui yo quien se fue a Nueva York. Vamos a dejarlo ahí”, pensó Tina.
“No puedes decirme que eso pasó por tu mente cuando estábamos separadas, Tina”, dijo Bette mientras pensaba “Sé que Carmen puso sus labios fangosos sobre ti, T. Joder.”.
“Muchas cosas pasaron por mi mente mientras estuvimos separadas, Bette. No era extraño estando separadas. No creo que tu te comportaras bien. Sinceramente espero que la razón por la que has venido aquí sea para reconciliarnos y no para separarnos., porque teniendo en cuenta nuestra conversación, no estoy segura”. Tina se pasó la mano por el pelo y descubrió unos granos de arena de la noche anterior. Alzó la vista al techo, cerró los ojos y suspiró. Después de un lento y controlado suspiro, comenzó a hablar. “Bette, cariño, ¿`por qué no me dices lo que realmente te pasa?. No quiero discutir y estoy harta de llorar”. Una sonrisa del tamaño del Mar Cortez apareció en la cara de Tina. “Soy tan feliz de verte. Te he echado muchísimo de menos. Cuando te dije que nunca había llorado tanto en mi vida, no mentía. Esto ha sido un infierno sin ti, Bette Porter. ¿Sabes lo bien que me hiciste sentir anoche y esta mañana? ¿Lo sabes?. Tu eres mi amor”. Los ojos de Tina brillaron otra vez por las lágrimas mientras miraba a su preocupada novia. “¿Qué te pasa?. Por favor, dímelo”.
Bette se limpió el rastro que el chocolate había dejado en sus labios y fue hasta donde Tina estaba sentada. La rubia acarició sus muslos para que se sentara sobre su regazo. Una vez sentada a horcajadas sobre ella, Bette la miró cariñosamente y preguntó. “T.?”.
“¿Si, amor?”, preguntó Tina mientras frotaba arriba y abajo la espalda de Bette.
“Te amo tanto que me asusta. Parece que la gran cantidad de amor que te tengo está fuera de mi control y se desborda. Y no sé lo que haría si te perdiera por culpa de Carmen o cualquier otra. Es un sentimiento muy inquietante, T.”.
“No me voy a ir a ninguna parte, Bette, te lo he dicho antes. Tienes que confiar en mi, cariño. Necesito que confíes en mi”. Tina sonrió mientras expandía montones de besos rápidos por la cara bronceada. ¿Por qué has venido aquí, Bette?”.
“Tina, los días que he estado sin ti han sido muy duros”. Bette sacudió la cabeza de un lado a otro intentando expulsar los recuerdos. “Vine aquí por ti, Tina. Vine para ti”, repitió en un susurro.
Tina sonrió y deslizó sus manos por la camiseta de su novia hasta encontrar sus pezones elásticos y la piel caliente.
“Te he echado tanto de menos”, confesó Tina mientras sus expertas manos se deslizaban por el cuerpo liso y bronceado.
“No tanto como te he echado de menos yo”, susurró Bette.
Una sonriente Tina le quitó la camiseta negra en un tiempo récord. Los ojos color avellana comenzaron su inventario visual sin saltarse ningún área de las que estaban delante de su vista. “Eres tan hermosa, Bette”. Los labios, las manos y la lengua trabajaron en conjunción por todo el cuerpo bronceado. Bette comenzó pronto a suplicar que quería hacer el amor con ella. Mientras los dedos de Tina se introducían en las profundidades de la mujer a la que amaba, preguntó lentamente, “¿Esto te parece suficiente, Bette?”. Al mismo tiempo masajeaba el clit aumentado y mojado de Bette. Cuando el orgasmo feroz, enorme, puso rígido el cuerpo de Bette, Tina susurró al oído de su novia, “gracias por haber venido”.
Re: [Terminado] Saludos al sol
ohhh muxas gracias julia, la verdad es q cada vez está más interesante!!
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
ahhh q bonitoo... gracias julia ....
sigue cuando puedas ...
sigue cuando puedas ...
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
CAPÍTULO 28
Sueños que pueden venir
“En los sueños y en el amor, no hay imposibles”, Janos Arnay
Cuando el sol del mediodía acariciaba suavemente a la pareja reconciliada, Tina sentía que no quería estar en ningún otro sitio, sólo donde estaba.
La frustrada rubia parecía un soldado a las órdenes estrictas e irrazonables de la sargento Bette Porter, y toda la escena molestaba a su espíritu.
“Tina, cariño, diez más”, ladró Bette sentándose a los pies de su novia.
“Mantén el cuello recto, Tina”, le advirtió la oficial al mando. Tina, agotada, corrigió su posición y continuó.
“Así es. Y cinco, cuatro, tres excelente, mantente así”.
“No puedo creer que la gente te pague cantidades de dinero absurdas por esta tortura”, jadeó Tina.
“¿No estás contenta de recibir mis habilidades, por las que pagan grandes cantidades, gratuitamente?. En el futuro, podemos llegar a un acuerdo para que pagues algo, si lo prefieres”, bromeó Bette.
“Se te ha ido la olla si piensas que voy a pagar para que me maltrates. Pareces una persona diferente cuando entrenas, Bette. No sonríes, no me llamas T. Sólo es Tina esto, Tina lo otro. Y lo peor de todo es que no me dejas descansar”.
Una sonriente Bette ladeó la cabeza y sonrió abiertamente. “Las diosas del sol no descansan, ¿no?”, se rió. “Este es el precio que tienes que pagar para mantenerte bien físicamente, cariño”, replicó la mujer bronceada.
“Siempre me he mantenido bien sin necesidad de estos excesos. Tu me haces sentir vergüenza, cariño”.
“Ummm Tina, yo no quería avergonzarte, aunque quizás he sido un poco severa”.
Bette no podía contener la risa y agarró fuertemente a Tina por el estómago. Esta la miró como si estuviera loca.
“¿Seguro que eres amable conmigo, cuando he venido aquí para verte en medio de esta tormenta?”.
“No lo sé Bette. Yo estaba en mi habitación apreciando la belleza y el poder de la tormenta”, dijo Tina con calma.
“T. era una tormenta. No había nada hermoso en ella, salvo quizás los relámpagos”.
“No estoy de acuerdo contigo, Bette. ¿Tenemos que hablar de la belleza de una tormenta?”, preguntó la diosa del sol, de repente irritada, volviendo a sentarse en su posición anterior. “Owwww, mierda”. La cara de Tina e deformó mientras se ponía en una posición más recta.
“¿Por qué estás enfadada conmigo, T? ¿No eres tu quién pedía que nosotras entrenáramos?. Es lo que estamos haciendo, ¿y ahora te quejas?. No lo entiendo”.
“¿Dónde estaba el nosotras en esa tortura Bette?. Sólo había un yo mientras tu gritabas y dabas órdenes como una loca”.
“Eso es porque no quería que me engañaras, como sueles hacer, así que te presté toda mi atención Tina”, contestó Bette, satisfecha por su respuesta.
“Eso no es prestar toda la atención”, protestó la rubia, “me mirabas como un halcón, y eso es incómodo”.
“Tal vez era para que no te descentraras”, argumentó Bette.
Un destello de cólera parpadeó en los ojos marrones oscuros. Tina se frotó las manos para calentarse. “Infiernos, no. No vamos a discutir por esto aquí fuera”.
Tina suspiró y avanzó silenciosa. Aunque quería permanecer callada, no pudo controlarse. “Es muy difícil quedarse en la pista cuando tu motivación desaparece de repente”.
“Es gracioso que menciones eso, Tina. La motivación viene de formas diferentes. Una forma puede desaparecer de repente, como tu dices, y voila, un tipo diferente de motivación puede aparecer para ocupar su lugar”. “no me jodas, Tina”.
“Tienes toda la razón. Estoy totalmente de acuerdo. Me he dado cuenta que la motivación puede desaparecer ante mis propios ojos. ¿sabes que es muy gracioso?. Se marchó mucho antes de poder despedirse de ella. ¿Te suena familiar, Bette?, preguntó Tina seriamente. “Vamos a pensar en ello. He visto que la motivación se iba porque posiblemente pertenecía a otra persona, pero no estoy segura. ¿Sabes cómo me siento?”.
“Si, T., lo sé. Ahora que lo mencionas, he tomado medidas para reclamar mi motivación sólo para verla caminar de la mano de otra persona. ¿Te suena, Tina?”, preguntó Bette.
“Si, me suena. ¿Recuerdas el beso motivador de Helena en San Francisco, Bette?”.
Los enfadados ojos marrones miraron airadamente los ojos color avellana que también estaban enfadados. Un silencio incómodo las rodeó antes de que Bette se decidiera a hablar.
“¿Sabes qué?. Me voy a dar un paseo”.
“De acuerdo, te veo luego.
…………………
Sueños que pueden venir
“En los sueños y en el amor, no hay imposibles”, Janos Arnay
Cuando el sol del mediodía acariciaba suavemente a la pareja reconciliada, Tina sentía que no quería estar en ningún otro sitio, sólo donde estaba.
La frustrada rubia parecía un soldado a las órdenes estrictas e irrazonables de la sargento Bette Porter, y toda la escena molestaba a su espíritu.
“Tina, cariño, diez más”, ladró Bette sentándose a los pies de su novia.
“Mantén el cuello recto, Tina”, le advirtió la oficial al mando. Tina, agotada, corrigió su posición y continuó.
“Así es. Y cinco, cuatro, tres excelente, mantente así”.
“No puedo creer que la gente te pague cantidades de dinero absurdas por esta tortura”, jadeó Tina.
“¿No estás contenta de recibir mis habilidades, por las que pagan grandes cantidades, gratuitamente?. En el futuro, podemos llegar a un acuerdo para que pagues algo, si lo prefieres”, bromeó Bette.
“Se te ha ido la olla si piensas que voy a pagar para que me maltrates. Pareces una persona diferente cuando entrenas, Bette. No sonríes, no me llamas T. Sólo es Tina esto, Tina lo otro. Y lo peor de todo es que no me dejas descansar”.
Una sonriente Bette ladeó la cabeza y sonrió abiertamente. “Las diosas del sol no descansan, ¿no?”, se rió. “Este es el precio que tienes que pagar para mantenerte bien físicamente, cariño”, replicó la mujer bronceada.
“Siempre me he mantenido bien sin necesidad de estos excesos. Tu me haces sentir vergüenza, cariño”.
“Ummm Tina, yo no quería avergonzarte, aunque quizás he sido un poco severa”.
Bette no podía contener la risa y agarró fuertemente a Tina por el estómago. Esta la miró como si estuviera loca.
“¿Seguro que eres amable conmigo, cuando he venido aquí para verte en medio de esta tormenta?”.
“No lo sé Bette. Yo estaba en mi habitación apreciando la belleza y el poder de la tormenta”, dijo Tina con calma.
“T. era una tormenta. No había nada hermoso en ella, salvo quizás los relámpagos”.
“No estoy de acuerdo contigo, Bette. ¿Tenemos que hablar de la belleza de una tormenta?”, preguntó la diosa del sol, de repente irritada, volviendo a sentarse en su posición anterior. “Owwww, mierda”. La cara de Tina e deformó mientras se ponía en una posición más recta.
“¿Por qué estás enfadada conmigo, T? ¿No eres tu quién pedía que nosotras entrenáramos?. Es lo que estamos haciendo, ¿y ahora te quejas?. No lo entiendo”.
“¿Dónde estaba el nosotras en esa tortura Bette?. Sólo había un yo mientras tu gritabas y dabas órdenes como una loca”.
“Eso es porque no quería que me engañaras, como sueles hacer, así que te presté toda mi atención Tina”, contestó Bette, satisfecha por su respuesta.
“Eso no es prestar toda la atención”, protestó la rubia, “me mirabas como un halcón, y eso es incómodo”.
“Tal vez era para que no te descentraras”, argumentó Bette.
Un destello de cólera parpadeó en los ojos marrones oscuros. Tina se frotó las manos para calentarse. “Infiernos, no. No vamos a discutir por esto aquí fuera”.
Tina suspiró y avanzó silenciosa. Aunque quería permanecer callada, no pudo controlarse. “Es muy difícil quedarse en la pista cuando tu motivación desaparece de repente”.
“Es gracioso que menciones eso, Tina. La motivación viene de formas diferentes. Una forma puede desaparecer de repente, como tu dices, y voila, un tipo diferente de motivación puede aparecer para ocupar su lugar”. “no me jodas, Tina”.
“Tienes toda la razón. Estoy totalmente de acuerdo. Me he dado cuenta que la motivación puede desaparecer ante mis propios ojos. ¿sabes que es muy gracioso?. Se marchó mucho antes de poder despedirse de ella. ¿Te suena familiar, Bette?, preguntó Tina seriamente. “Vamos a pensar en ello. He visto que la motivación se iba porque posiblemente pertenecía a otra persona, pero no estoy segura. ¿Sabes cómo me siento?”.
“Si, T., lo sé. Ahora que lo mencionas, he tomado medidas para reclamar mi motivación sólo para verla caminar de la mano de otra persona. ¿Te suena, Tina?”, preguntó Bette.
“Si, me suena. ¿Recuerdas el beso motivador de Helena en San Francisco, Bette?”.
Los enfadados ojos marrones miraron airadamente los ojos color avellana que también estaban enfadados. Un silencio incómodo las rodeó antes de que Bette se decidiera a hablar.
“¿Sabes qué?. Me voy a dar un paseo”.
“De acuerdo, te veo luego.
…………………
Re: [Terminado] Saludos al sol
jajajaja q bueno julia, con lo bien q había empezado y menudo final!!
gracias x colgarlo!!
gracias x colgarlo!!
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
jejeje... tremenda discusion xD... muy bueno ... gracias julia
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
El sonido atronador del teléfono asustó a Bette cuando se estaba paseando por la habitación. Apresuradamente contestó, mientras sus pensamientos estaban en la conversación que había tenido con Tina.
“¿Hola?”
“¿Puedo hablar con Tina, por favor?”
“No está aquí”.
“Bien. Volveré a llamar más tarde”
“No hay ninguna necesidad de que vuelvas a llamar, Carmen”.
Una risotada perforó el oído de Bette. “¿Qué crees que es esto, Bette?. ¿Rompiste el corazón de Tina y ahora controlas las cosas?. En tus sueños, Bette. La próxima que la fastidies, no tendrás tanta suerte para reconquistar a Tina. Ya sabes, Bette, amo a Tina Kennard desde mucho antes de que tu fueras lesbiana. ¿Te parece gracioso?. Por favor, dile que me llame. Gracias”.
Y después de esto, Carmen terminó la llamada telefónica.
“Zorra”, susurró Bette tornando el receptor de un golpe a su base.
Tina regresó a la habitación para encontrar a Bette sentada perezosamente con los hombros caídos en el área del comedor. Una mirada rápida le reveló que Bette pintaba algo, y bebía, y tenía un cigarrillo en los labios.
“Bette, ¿por qué estás bebiendo al mediodía?”.
“¿Te haría sentir mejor si esperara hata dentro de unas horas?”, peguntó Bette apartando el cigarrillo de sus labios.
“Ha llamado Carmen”, soltó Bette ásperamente mientras se levantaba, “voy afuera a fumar”.
“¿Y esa es la razón por la que estás bebiendo? ¿Por qué Carmen ha llamado?”.
Bette bebió un trago del vaso, lo levantó apuntándolo hacia su novia, y con calma dijo, “Bingo”.
Tina liberó un sonoro suspiro y examinó los ojos tristes de la mujer que amaba. Cerró sus propios ojos fuertemente y se dio un masaje en las cejas porque tenía un dolor de cabeza terrible. “Bette, no sé lo que pasa hoy entre nosotras pero quiero que lo hablemos y lo superemos. Toda la conversación de esta mañana, y ahora esto. Sin mencionar que estás bebiendo al mediodía”.
“Bueno, es que no podía esperar a la hora feliz”, se burló Bette, “y ahora, si me perdonas, hay una nicotina que grita mi nombre y tengo que contestar”.
“¿Fumabas cuando estábamos peleadas, Bette?”.
“No”, sonrió Bette abiertamente, “tampoco bebía. Aunque estoy bastante sorprendida de que me preguntes sobre mis pequeños hábitos repugnantes, ya que nunca antes me habías dicho nada”, sonrió con satisfacción, “¿No estabas orgullosa de mi, T?”.
“Lo estoy. Estoy muy orgullosa de ti, Bette. Y todo lo que quiero es hacer el amor contigo, aunque eso es un poco difícil ahora, porque no sé que pasa. ¿Puedes ayudarme tu?”.
“Tu no necesitas mi ayuda”, escupió Bette, “¿No es ese trabajo de Carmen?. ¿No ha estado ella ayudándote?. Apuesto a que ella es una gran ayudante. ¿No consiguió una estrella de oro por ayudarte, T?.
“Para ya, Bette”, dijo Tina rotundamente.
“¿Qué pare, T.?. ¿Quieres que deje de hacer la competencia con tu ex y ella tenga la ventaja porque recientemente habéis estado tonteando las dos?. Es como si ella hubiese tenido acceso a alguna parte secreta tuya y de algún modo su relación es más profunda y más significativa porque habéis estado pasando un tiempo juntas. Al menos yo no desarrollé ningún tipo de relación nueva con Helena cuando estuve en Nueva York”.
Tina levantó una ceja. “Entonces, ¿yo tendría que ser feliz por eso, Bette?. ¿Estás diciendo que debería estar agradecida? ¿Qué me has hecho un favor o algo por el estilo?. Estoy bastante segura de que Helena quería hacer realidad ese sueño que tenía de hacer el amor contigo., Bette. Bromeas si piensas que ella no sueña con eso”. El carácter de Tina echó fuego sólo de mencionar a Helena.
Bette no le hizo caso. “Como te decía, tu quieres que yo actúe como si no os hubiera visto a Carmen y a ti cogidas de la mano. Quieres que deje de preguntarte si eso te hizo sentir tan bien como tu me haces sentir a mi. No creo que pueda parar esto ahora mismo. Pero puedo dejar de participar en esta conversación, me cansa, y eso es exactamente lo que voy a hacer”.
“Tenemos que hablar de esto, Bette”, sugirió Tina fatigosamente, “No quiero a Carmen, te quiero a ti. Siento que nos vieras cogidas de la mano igual que siento haberte visto besar a Helena en San Francisco. Ella era una distracción. Te amo a ti. Te quiero, pero me dejaste, ¿Lo has olvidado, Bette?”.
La mujer bronceada miró hacia el suelo y se bebió el resto del líquido que quedaba en el vaso. “No, no lo he olvidado, Tina•, admitió Bette calladamente con los ojos llenos de lágrimas, “aunque me gustaría”.
“Si, a mi me gustaría olvidarlo también, pero pasó, y forma parte de nosotros”.
“Tina, Carmen te quiere. Me lo dijo por teléfono”. Bette llenó los pulmones de aire, ladeó la cabeza y cerró los ojos antes de volver a su posición anterior y respirar despacio.
“¿Por qué tenemos que hablar de otra gente en nuestra relación?”, gritó Bette, pasándose la mano por el pelo rebelde, “lo mejor sería que desaparecieran”.
“Eso sería maravilloso, ¿no crees?”, rió Tina.
Después de otro sonoro suspiro Bette intentó recuperar el control de la situación. “¿Por qué Carmen estaba tan alterada esta mañana cuando hablábais en el vestíbulo?”
“Um, por unos cuantos motivos. Anoche hicimos planes para ir a la clase de Tai Chi esta mañana y luego a desayunar. Se me olvidó totalmente, y ella estaba enfadada porque se me había olvidado”.
“¿Le dijiste que yo estaba aquí?”.
“No. Ella lo adivinó. Y esa es otra razón por la que se alteró. Porque apareciste de repente”.
“Dijo que todavía te amaba, T?”, preguntó voz con un resto de voz gangosa debido al alcohol.
“Si, lo dijo. Pero yo no la amo y necesito que tu lo creas”.
“¿Hola?”
“¿Puedo hablar con Tina, por favor?”
“No está aquí”.
“Bien. Volveré a llamar más tarde”
“No hay ninguna necesidad de que vuelvas a llamar, Carmen”.
Una risotada perforó el oído de Bette. “¿Qué crees que es esto, Bette?. ¿Rompiste el corazón de Tina y ahora controlas las cosas?. En tus sueños, Bette. La próxima que la fastidies, no tendrás tanta suerte para reconquistar a Tina. Ya sabes, Bette, amo a Tina Kennard desde mucho antes de que tu fueras lesbiana. ¿Te parece gracioso?. Por favor, dile que me llame. Gracias”.
Y después de esto, Carmen terminó la llamada telefónica.
“Zorra”, susurró Bette tornando el receptor de un golpe a su base.
Tina regresó a la habitación para encontrar a Bette sentada perezosamente con los hombros caídos en el área del comedor. Una mirada rápida le reveló que Bette pintaba algo, y bebía, y tenía un cigarrillo en los labios.
“Bette, ¿por qué estás bebiendo al mediodía?”.
“¿Te haría sentir mejor si esperara hata dentro de unas horas?”, peguntó Bette apartando el cigarrillo de sus labios.
“Ha llamado Carmen”, soltó Bette ásperamente mientras se levantaba, “voy afuera a fumar”.
“¿Y esa es la razón por la que estás bebiendo? ¿Por qué Carmen ha llamado?”.
Bette bebió un trago del vaso, lo levantó apuntándolo hacia su novia, y con calma dijo, “Bingo”.
Tina liberó un sonoro suspiro y examinó los ojos tristes de la mujer que amaba. Cerró sus propios ojos fuertemente y se dio un masaje en las cejas porque tenía un dolor de cabeza terrible. “Bette, no sé lo que pasa hoy entre nosotras pero quiero que lo hablemos y lo superemos. Toda la conversación de esta mañana, y ahora esto. Sin mencionar que estás bebiendo al mediodía”.
“Bueno, es que no podía esperar a la hora feliz”, se burló Bette, “y ahora, si me perdonas, hay una nicotina que grita mi nombre y tengo que contestar”.
“¿Fumabas cuando estábamos peleadas, Bette?”.
“No”, sonrió Bette abiertamente, “tampoco bebía. Aunque estoy bastante sorprendida de que me preguntes sobre mis pequeños hábitos repugnantes, ya que nunca antes me habías dicho nada”, sonrió con satisfacción, “¿No estabas orgullosa de mi, T?”.
“Lo estoy. Estoy muy orgullosa de ti, Bette. Y todo lo que quiero es hacer el amor contigo, aunque eso es un poco difícil ahora, porque no sé que pasa. ¿Puedes ayudarme tu?”.
“Tu no necesitas mi ayuda”, escupió Bette, “¿No es ese trabajo de Carmen?. ¿No ha estado ella ayudándote?. Apuesto a que ella es una gran ayudante. ¿No consiguió una estrella de oro por ayudarte, T?.
“Para ya, Bette”, dijo Tina rotundamente.
“¿Qué pare, T.?. ¿Quieres que deje de hacer la competencia con tu ex y ella tenga la ventaja porque recientemente habéis estado tonteando las dos?. Es como si ella hubiese tenido acceso a alguna parte secreta tuya y de algún modo su relación es más profunda y más significativa porque habéis estado pasando un tiempo juntas. Al menos yo no desarrollé ningún tipo de relación nueva con Helena cuando estuve en Nueva York”.
Tina levantó una ceja. “Entonces, ¿yo tendría que ser feliz por eso, Bette?. ¿Estás diciendo que debería estar agradecida? ¿Qué me has hecho un favor o algo por el estilo?. Estoy bastante segura de que Helena quería hacer realidad ese sueño que tenía de hacer el amor contigo., Bette. Bromeas si piensas que ella no sueña con eso”. El carácter de Tina echó fuego sólo de mencionar a Helena.
Bette no le hizo caso. “Como te decía, tu quieres que yo actúe como si no os hubiera visto a Carmen y a ti cogidas de la mano. Quieres que deje de preguntarte si eso te hizo sentir tan bien como tu me haces sentir a mi. No creo que pueda parar esto ahora mismo. Pero puedo dejar de participar en esta conversación, me cansa, y eso es exactamente lo que voy a hacer”.
“Tenemos que hablar de esto, Bette”, sugirió Tina fatigosamente, “No quiero a Carmen, te quiero a ti. Siento que nos vieras cogidas de la mano igual que siento haberte visto besar a Helena en San Francisco. Ella era una distracción. Te amo a ti. Te quiero, pero me dejaste, ¿Lo has olvidado, Bette?”.
La mujer bronceada miró hacia el suelo y se bebió el resto del líquido que quedaba en el vaso. “No, no lo he olvidado, Tina•, admitió Bette calladamente con los ojos llenos de lágrimas, “aunque me gustaría”.
“Si, a mi me gustaría olvidarlo también, pero pasó, y forma parte de nosotros”.
“Tina, Carmen te quiere. Me lo dijo por teléfono”. Bette llenó los pulmones de aire, ladeó la cabeza y cerró los ojos antes de volver a su posición anterior y respirar despacio.
“¿Por qué tenemos que hablar de otra gente en nuestra relación?”, gritó Bette, pasándose la mano por el pelo rebelde, “lo mejor sería que desaparecieran”.
“Eso sería maravilloso, ¿no crees?”, rió Tina.
Después de otro sonoro suspiro Bette intentó recuperar el control de la situación. “¿Por qué Carmen estaba tan alterada esta mañana cuando hablábais en el vestíbulo?”
“Um, por unos cuantos motivos. Anoche hicimos planes para ir a la clase de Tai Chi esta mañana y luego a desayunar. Se me olvidó totalmente, y ella estaba enfadada porque se me había olvidado”.
“¿Le dijiste que yo estaba aquí?”.
“No. Ella lo adivinó. Y esa es otra razón por la que se alteró. Porque apareciste de repente”.
“Dijo que todavía te amaba, T?”, preguntó voz con un resto de voz gangosa debido al alcohol.
“Si, lo dijo. Pero yo no la amo y necesito que tu lo creas”.
Re: [Terminado] Saludos al sol
Ahh muy bonito... ojalá bette y tina arreglen todo...
...gracias julia ... Sigue cuando puedas
...gracias julia ... Sigue cuando puedas
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
Muxas gracias julia!!
estoy contigo tocaya, espero q lo arreglen pronto..!!
estoy contigo tocaya, espero q lo arreglen pronto..!!
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
Bette atravesó la habitación de una zancada para servirse otra bebida. Esta situación sacaba lo peor de ella, y cuanto más quería controlarla, menos podía. Sus ojos permanecían fijos en su novia.
“¿La besaste, Tina?”.
“Joder, Bette, no necesito que me dispares con bala ahora”, pensó, “Si, nos besamos”.
“¿Y te gustó?”.
“Estaba demasiado dolida. Fue una distracción, cariño”.
“¿Y cuantas veces besaste a miss distracción, Tina? ¿Lo empezaste tu o fue ella?. Probablemente ella tenía su boca a punto y sus manos dispuestas. ¿Pensaste acostarte con ella?. ¿Qué te detuvo, Tina?”.
Tina, cansada, cerró los ojos intentando apelar a toda su paciencia.
“Cariño, estamos a punto de deslizarnos por un camino que no nos lleva a ninguna parte. Vamos a intentar ir por una dirección diferente. La respuesta a la última pregunta, TU me dejaste, Bette. Aunque, ¿sabes que no hay nadie más con quien quiera compartir mi vida?. Esto para mi es una heroicidad, y estoy orgullosa de mi misma”, dijo Tina con orgullo.
“¿Recuerdas cuando estábamos sentadas en el patio y te pedí que me miraras a los ojos y me dijeras si te gustaba Helena?. No fuiste capaz de contarme tus sentimientos hacia ella”.
Bette la miró desde la distancia.
“Te estoy haciendo una pregunta, Bette”.
“Lo sé. ¿Y?”.
“Y cuando me visitaste por sorpresa aquí me miraste a los ojos y me dijiste que no te gustaba Helena. Yo sabía que me estabas diciendo la verdad. Lo vi en tus ojos, sentí tu sinceridad”.
Tina cogió la botella y el vaso de manos de su novia y después colocó sus manos fuertes, pero delicadas, alrededor de su cintura. Mirando fijamente los ojos oscuros de Bette, la rubia confesó, “No amo a Carmen. Te amo a ti, Bette. Nadie me hace sentir como me haces sentir tu. Nadie. Si acaso, todo este tiempo que he pasado con Carmen me ha reafirmado en mis convicciones”. Tina sintió un nudo en la garganta, y cuando tragó profundamente, las lágrimas acumuladas bajaron por su cara. Bette hizo una pausa antes de hablar. Odiaba ver a Tina llorar y no quería decir una estupidez.
“No llores, T”, susurró Bette cogiendo las manos de Tina fuertemente mientras sus propios ojos se llenaban de lágrimas. “¿Por qué lloras, cariño?”.
“Nunca me he sentido tan sola y no deseada como cuando me dijiste que te ibas a Nueva York, Bette. Pensaba que mi mundo entero se venía abajo y no sabía como sobrevivir. No pensaba que había llegado a necesitarte tanto. Todo era muy borroso cuando te marchaste. No podía estar sin ti. Y lo hizo peor el hecho de que yo había hecho tanta publicidad del viaje sorpresa . Pasé mucho tiempo planificándolo e intentando organizar las cosas, porque sé que te gustan las cosas bien hechas. Estaba deseando ver la expresión de tu cara cuando descubrieras que íbamos a venir aquí, o cuando vieras los montones de flores exóticas por todas partes o probaras la comida tan excepcional. Sabía que te gustaría el lugar. Realmente quería que todo fuera perfecto para ti, porque pienso que eres maravillosa, Bette”, declaró Tina suavemente entre lágrimas.
“Tu eres maravillosa, Tina. No llores, por favor. Siento haber sido tan idiota. Y tan celosa. Es sólo que no soporto la idea de estar sin ti. Nunca, ni en mis sueños más salvajes, pensé que yo experimentaría esta clase de amor. Anoche cuando me dijiste que tu no podrías compartirme con alguien más, lo mismo siento yo. Me volvió loca saber lo mucho que te quiere Carmen. Por eso no te va a dejar sola, T. Ella sabe como fastidiar”. Bette cogió su cigarrillo, y rápidamente se dirigió a la puerta.
………………………….
“¿Por qué te ríes de mi, Tina?”.
“Cariño, intento entender por que pensaste que un caballo llamado Fiddlesticks tendría algo de coraje. Nada en el nombre lo hacía pensar. ¿Cómo pudiste pensarlo?. Te dije que montaras a Dinamita o a Libertad, pero nooooo pensaste que Fiddlesticks te haría mejor compañía. ‘Fiddlestick parece muy solo’, dijiste. Pues bien, ahora sabes por que, Bette. Es viejo y está muy cansado”.
“Si”, se rió Bette tontamente. ¿Pero viste lo triste que miraba? Era asombroso”.
“No. Lo que es asombroso es que hayas decidido montar a un caballo perdedor, Aún no puedo creerlo, baby”. Tina se rió mientras caminaba junto a su mujer.
“Ey, al menos llegaremos a nuestro destino”, declaró Bette contenta. “Dinamita caminaba en zigzag. No vi que intentara cogernos casi hasta el final del paseo”.
“Yo disfrutaba de la vista increíblemente cómica que ocurría delante de mi. Y ver tu magnífico trasero arriba y abajo, era una vista demasiado buena para dejarla de la lado”.
“¿No habrías preferido que mi trasero fuera arriba y abajo sobre ti, Tina?”, preguntó la mujer de moca levantando las cejas expectante.
“Si”, casi susurró Tina. No estaba preparada para esa pregunta. “Más exactamente, subiendo arriba y abajo sobre mi cara, si quieres saber la verdad”, dijo Tina de forma seductora. “Bette, tu culo es perfecto. Es apretado, suave,l y cabe perfectamente en mis manos”. Tina se rió mientras hacía una demostración a su novia. “Ves, como esto. ¿Es perfecto, no crees?”. La respiración de Bette se hizo dificultosa, aunque intentaba parecer fría en un ambiente cada vez más caldeado.
“¿Por qué eres tan atractiva, Bette Porter?. Dímelo. ¿Por qué eres tan sexy?”, preguntó Tina mientras seguía agarrando a su novia por detrás. “¿Por qué?”, preguntó Tina otra vez antes de colocar un beso dulce, húmedo en los labios de Bette. “¿Mmm baby?”, susurró Tina introduciendo la lengua en el fascinante calor de la boca de Bette. La presencia embriagadora de Tina empezó a enloquecer a Bette.
“Porque he montado un caballo fabuloso llamado Fiddlesticks. Es por eso, Tina”, jadeó Bette.
“¿Entonces Fiddlesticks es el causante de tu sexualidad?”.
“Creo que algo tiene que ver”. Y mientras, pensaba, “Sé que digo cosas sin sentido. No puedo pensar cuando ella me hace esto”.
“¿Y no puede ser atribuida a tu belleza?”, la diosa del sol sonriente tiró del dobladillo de la camiseta de su novia, y rápidamente metió la mano por debajo.
“Tus manos están frías, Tina”.
“Tal vez, pero tu me das calor, Bette. No has contestado a mi pregunta”. Tina sonrió tranquila atravesando el paisaje combinado de la piel lisa, impecable, acentuada con la carne de gallina espinosa. “¿Qué te hace tan sexy?”.
“La manera que tu me haces sentir, Tina”. Bette se estremeció con el contacto de las manos que se movían descaradamente por su estómago plano.
“¿Y cómo es eso, bay?”.
“¿Leíste la carta que te escribí, T.?”, susurró Bette echando una bocanada de aire caliente en el oído de su novia.
“No puedo decir que sí, aunque tal vez debería leerla. Tu me pones muy caliente, baby”.
“¿Por qué no la has leído, Tina?”.
“Ya sabes por qué, cariño. No quería hacer nada que tuviera relación contigo”, admitió Tina tranquilamente, “ahora lo quiero hacer todo contigo”, la diosa del sol se rió, “tendría que tomar un calmante para no follar aquí directamente contigo, ¿lo sabes?”, preguntó.
Bette se rió mientras se arreglaba la camiseta y cogía la mano de Tina para seguir su camino de regreso al Resort. “Claro que lo sé”. La voz de la mujer sonriente sonó como una tranquila nota de triunfo.
……………………………….
“¿La besaste, Tina?”.
“Joder, Bette, no necesito que me dispares con bala ahora”, pensó, “Si, nos besamos”.
“¿Y te gustó?”.
“Estaba demasiado dolida. Fue una distracción, cariño”.
“¿Y cuantas veces besaste a miss distracción, Tina? ¿Lo empezaste tu o fue ella?. Probablemente ella tenía su boca a punto y sus manos dispuestas. ¿Pensaste acostarte con ella?. ¿Qué te detuvo, Tina?”.
Tina, cansada, cerró los ojos intentando apelar a toda su paciencia.
“Cariño, estamos a punto de deslizarnos por un camino que no nos lleva a ninguna parte. Vamos a intentar ir por una dirección diferente. La respuesta a la última pregunta, TU me dejaste, Bette. Aunque, ¿sabes que no hay nadie más con quien quiera compartir mi vida?. Esto para mi es una heroicidad, y estoy orgullosa de mi misma”, dijo Tina con orgullo.
“¿Recuerdas cuando estábamos sentadas en el patio y te pedí que me miraras a los ojos y me dijeras si te gustaba Helena?. No fuiste capaz de contarme tus sentimientos hacia ella”.
Bette la miró desde la distancia.
“Te estoy haciendo una pregunta, Bette”.
“Lo sé. ¿Y?”.
“Y cuando me visitaste por sorpresa aquí me miraste a los ojos y me dijiste que no te gustaba Helena. Yo sabía que me estabas diciendo la verdad. Lo vi en tus ojos, sentí tu sinceridad”.
Tina cogió la botella y el vaso de manos de su novia y después colocó sus manos fuertes, pero delicadas, alrededor de su cintura. Mirando fijamente los ojos oscuros de Bette, la rubia confesó, “No amo a Carmen. Te amo a ti, Bette. Nadie me hace sentir como me haces sentir tu. Nadie. Si acaso, todo este tiempo que he pasado con Carmen me ha reafirmado en mis convicciones”. Tina sintió un nudo en la garganta, y cuando tragó profundamente, las lágrimas acumuladas bajaron por su cara. Bette hizo una pausa antes de hablar. Odiaba ver a Tina llorar y no quería decir una estupidez.
“No llores, T”, susurró Bette cogiendo las manos de Tina fuertemente mientras sus propios ojos se llenaban de lágrimas. “¿Por qué lloras, cariño?”.
“Nunca me he sentido tan sola y no deseada como cuando me dijiste que te ibas a Nueva York, Bette. Pensaba que mi mundo entero se venía abajo y no sabía como sobrevivir. No pensaba que había llegado a necesitarte tanto. Todo era muy borroso cuando te marchaste. No podía estar sin ti. Y lo hizo peor el hecho de que yo había hecho tanta publicidad del viaje sorpresa . Pasé mucho tiempo planificándolo e intentando organizar las cosas, porque sé que te gustan las cosas bien hechas. Estaba deseando ver la expresión de tu cara cuando descubrieras que íbamos a venir aquí, o cuando vieras los montones de flores exóticas por todas partes o probaras la comida tan excepcional. Sabía que te gustaría el lugar. Realmente quería que todo fuera perfecto para ti, porque pienso que eres maravillosa, Bette”, declaró Tina suavemente entre lágrimas.
“Tu eres maravillosa, Tina. No llores, por favor. Siento haber sido tan idiota. Y tan celosa. Es sólo que no soporto la idea de estar sin ti. Nunca, ni en mis sueños más salvajes, pensé que yo experimentaría esta clase de amor. Anoche cuando me dijiste que tu no podrías compartirme con alguien más, lo mismo siento yo. Me volvió loca saber lo mucho que te quiere Carmen. Por eso no te va a dejar sola, T. Ella sabe como fastidiar”. Bette cogió su cigarrillo, y rápidamente se dirigió a la puerta.
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“¿Por qué te ríes de mi, Tina?”.
“Cariño, intento entender por que pensaste que un caballo llamado Fiddlesticks tendría algo de coraje. Nada en el nombre lo hacía pensar. ¿Cómo pudiste pensarlo?. Te dije que montaras a Dinamita o a Libertad, pero nooooo pensaste que Fiddlesticks te haría mejor compañía. ‘Fiddlestick parece muy solo’, dijiste. Pues bien, ahora sabes por que, Bette. Es viejo y está muy cansado”.
“Si”, se rió Bette tontamente. ¿Pero viste lo triste que miraba? Era asombroso”.
“No. Lo que es asombroso es que hayas decidido montar a un caballo perdedor, Aún no puedo creerlo, baby”. Tina se rió mientras caminaba junto a su mujer.
“Ey, al menos llegaremos a nuestro destino”, declaró Bette contenta. “Dinamita caminaba en zigzag. No vi que intentara cogernos casi hasta el final del paseo”.
“Yo disfrutaba de la vista increíblemente cómica que ocurría delante de mi. Y ver tu magnífico trasero arriba y abajo, era una vista demasiado buena para dejarla de la lado”.
“¿No habrías preferido que mi trasero fuera arriba y abajo sobre ti, Tina?”, preguntó la mujer de moca levantando las cejas expectante.
“Si”, casi susurró Tina. No estaba preparada para esa pregunta. “Más exactamente, subiendo arriba y abajo sobre mi cara, si quieres saber la verdad”, dijo Tina de forma seductora. “Bette, tu culo es perfecto. Es apretado, suave,l y cabe perfectamente en mis manos”. Tina se rió mientras hacía una demostración a su novia. “Ves, como esto. ¿Es perfecto, no crees?”. La respiración de Bette se hizo dificultosa, aunque intentaba parecer fría en un ambiente cada vez más caldeado.
“¿Por qué eres tan atractiva, Bette Porter?. Dímelo. ¿Por qué eres tan sexy?”, preguntó Tina mientras seguía agarrando a su novia por detrás. “¿Por qué?”, preguntó Tina otra vez antes de colocar un beso dulce, húmedo en los labios de Bette. “¿Mmm baby?”, susurró Tina introduciendo la lengua en el fascinante calor de la boca de Bette. La presencia embriagadora de Tina empezó a enloquecer a Bette.
“Porque he montado un caballo fabuloso llamado Fiddlesticks. Es por eso, Tina”, jadeó Bette.
“¿Entonces Fiddlesticks es el causante de tu sexualidad?”.
“Creo que algo tiene que ver”. Y mientras, pensaba, “Sé que digo cosas sin sentido. No puedo pensar cuando ella me hace esto”.
“¿Y no puede ser atribuida a tu belleza?”, la diosa del sol sonriente tiró del dobladillo de la camiseta de su novia, y rápidamente metió la mano por debajo.
“Tus manos están frías, Tina”.
“Tal vez, pero tu me das calor, Bette. No has contestado a mi pregunta”. Tina sonrió tranquila atravesando el paisaje combinado de la piel lisa, impecable, acentuada con la carne de gallina espinosa. “¿Qué te hace tan sexy?”.
“La manera que tu me haces sentir, Tina”. Bette se estremeció con el contacto de las manos que se movían descaradamente por su estómago plano.
“¿Y cómo es eso, bay?”.
“¿Leíste la carta que te escribí, T.?”, susurró Bette echando una bocanada de aire caliente en el oído de su novia.
“No puedo decir que sí, aunque tal vez debería leerla. Tu me pones muy caliente, baby”.
“¿Por qué no la has leído, Tina?”.
“Ya sabes por qué, cariño. No quería hacer nada que tuviera relación contigo”, admitió Tina tranquilamente, “ahora lo quiero hacer todo contigo”, la diosa del sol se rió, “tendría que tomar un calmante para no follar aquí directamente contigo, ¿lo sabes?”, preguntó.
Bette se rió mientras se arreglaba la camiseta y cogía la mano de Tina para seguir su camino de regreso al Resort. “Claro que lo sé”. La voz de la mujer sonriente sonó como una tranquila nota de triunfo.
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Re: [Terminado] Saludos al sol
oohhhhhhhhhhhh q bonitooooo!!!!
muxas gracias julia!!
muxas gracias julia!!
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