[Terminado] Saludos al sol

está interesante esta historia, con celillos y luego lo arreglan, que bonitas las reconciliaciones.

moltes gracies jul

Una Bette recién duchada hojeaba las páginas de una revista de fitness mientras estaba tendida en la cama boca abajo , y movía las piernas arriba y abajo.

“¿Me haces el favor de leerme esto, baby?”.

Bette comenzó a leer suavemente, “Mi queridísima Tina, son las 3:29 de la mañana en la costa este, y los pensamientos sobre ti no me dejan dormir”.

Cuando las sentidas palabras que fluían de la boca de Bette llegaban a los oídos de Tina, un sentimiento indescriptible , complicado, provocó una leve incomodidad en su pecho. No era un dolor de pecho ordinario. El corazón de Tina Kennard crecía.

“tu me haces estremecer. Remueves las partes más duras, torpes y menos atractivas, que hasta me las escondo a mi misma. Tu, con tu amor, me las muestras, y entonces puedo verlas. Abrazas mi mente, calmas mi espíritu y causas estragos en mi cuerpo. Despiadadamente”.

Tina se sentó en un estado de estupor, ebria de amor, paralizada por la combinación mortal de la voz de Bette y las palabras escritas, sin habla, tuvo que levantarse. Era imperativo que ella se acercara todo lo posible a la mujer que había escrito un sentimiento tan profundo y significativo. Tirando la toalla con la que se tapaba al suelo, se abalanzó a la hermosa creación que estaba ante ella.

La diosa del sol subió a la cama, rociando el cuerpo de Bette de dulce besos diminutos. En el proceso, un par de piezas consideradas inútiles fueron quitadas del esbelto cuerpo de caramelo. Moviéndose poco a `poco hasta el oído de su amor, una voz caliente y excitada susurró, “te amo Bette”. Sus manos, decididas se colocaron en el trasero de Bette, y lo acarició despacio, con cuidado. Bette se estremeció y gimió como respuesta. La respuesta de Bette a sus caricias era una de las mejores cosas del mundo, según Tina, por supuesto, dejando de lado a Bette Porter como mujer. A cada pequeño toque, Tina ascendía un poco más hacia el cielo. Los besos siguieron la cuesta y la curva del trasero perfectamente formado. “Sigue leyendo, baby”.

“Tu aumentas mi autoconfianza hasta que estoy excitada de forma sublime. Palpito por ti”.

“¿Palpitas por mi ahora mismo, Bette?”, preguntó Tina dulcemente.

“Si, T.”, susurró Bette.

“¿Te gusta esto Bette?”, preguntó Tina con inocencia mientras su lengua experta y sus dedos continuaron haciendo travesuras.

“¿Qué ibas a decirme?”

“Yo… Um… que te quiero”, tartamudeó Bette.

“Sigue leyendo, preciosidad”, susurró Tina mientras seguía adorando el mejor trasero conocido en mujer alguna. Los gemidos de Bette se iban haciendo más fuertes y más apasionados, la diosa del sol permaneció felizmente serena entre dos piernas infinitas. Le gustaba cuando Bette estaba sobre su estómago y no tenía ni idea de lo que pasaría después. El movimiento de caderas y las expresiones del nombre de Tina se hicieron frecuentes mientras dos dedos acariciaban la humedad de Bette, que se retorcía. Tina miró el movimiento rítmico del trasero de Bette y sonrió. Los dedos de Tina siguieron moviéndose en uno de sus lugares favoritos, y tranquilamente habló, “me gusta esa carta, Bette. Tus palabras tienen una profundidad enorme, pero no debería sorprenderme. Eres tan fenomenal. ¿Lo sabes? ¿Sabes cuanto me gustas?”.

Un pequeño gemido salió de la boca de Bette.

“Pon tus piernas en mi hombro, cariño”. Bette hizo lo que le pedía.

“Gracias. Por favor sigue leyendo”, dijo Tina sin aliento. La voz de Bette sonó ahora áspera y apasionada.

“Todos mis sentidos se rompen en un sudor frío. Intento seguir el ritmo que tu has puesto con mucho optimismo. A veces soy incapaz de seguirte y tu me esperas. Pacientemente”.

Tina sabía que su novia se animaba rápido. El temblor de piernas y los movimientos de cadera la hicieron re3ducir la velocidad mientras Bette intentaba leer.

“Me estremezco al pensar que me quieres”.

La lengua experta de Tina saludó la suavidad sedosa, gimió profundamente en el lugar que tanto había echado de menos. Apretándose más a Bette, exploró los pliegues suaves y su sexo caliente y líquido.

“Ummm, que dulce eres Bette. Por favor, sigue leyendo”.

Bette era incapaz de responder porque la electricidad que invadía sus pies empezó a extenderse por todas partes de su cuerpo. Sentir la lengua de Tina tan profundamente dentro de ella causó que se comportara de forma incoherente. “Tina”.

“Por favor, sigue leyendo, cariño. Prueba lo bueno que es esto”. Tina siguió lamiendo, chupando y besando mientras Bette gimoteaba desesperadamente. “Me convulsiono sólo de pensar que me estás haciendo el amor. Me corro por ti. Muchas veces”. “Oh, Dios mío cariño, si”.

Una temblorosa Bette era incapaz de seguir leyendo mientras las palabras que acababa de leer se hacían realidad. Tina siguió haciendo realidad las promesas aún no leídas del resto de la carta. Bette viajaba en el tiempo y en el espacio, a un lugar en el que sólo una única mujer podía transportarla. Tina continuó leyendo la primera y única carta de amor que había recibido. “Me calmas para dormirme y despertarme con tu amor una vez más. Me estremezco al sentir los sentimientos que has provocado dentro de mi. Mi aliento se acelera y se para de repente. Tu me reanimas y me siento mucho mejor. Y todo es debido a ti”.

“Bette, eres impresionante”. Los ojos de Tina se humedecieron al mirar a Bette que viajaba al país de las maravillas. Una pequeña sonrisa apareció en su boca. Tina Kennard pronunció unas palabras de agradecimiento infinito a la mujer por la que se le habían cumplido tantos sueños. Uno de ellos era recibir una carta de amor absolutamente dulce. Los demás se hicieron realidad sin que siquiera Bette lo supiera.

... muy muy hot ... xDD..

gracias julia...sigue cuando puedas;)

Las cosas van mejorando entre ellas, al fin...

Ohhhhh... y yo sin enterarme de q habías subido más texto!!

Madre mia... hot hot...

Muxas gracias julia!!!

CAPITULO 29

Cerca de ti

“El amor se compone de un alma que habita en dos cuerpos” – Aristóteles.

La ciudad de Los Angeles parecía un diminuto Legoland cuando Bette la miraba detenidamente desde la ventanilla del avión. Observó a la dulce figura que dormía a su lado y la zarandeó suavemente.

“Tina, vamos a aterrizar, despierta, cariño”.

“Diez minutos más, baby”, contestó Tina gruñendo y con los ojos cerrados.

Bette sonrió cuando sintió caer la cabeza de su novia sobre su hombro mientras los pensamientos de la noche anterior llenaban su mente. Parecía que siempre que Tina y ella hacían el amor la intensidad del acto aumentaba diez veces. Su relación estaba llena de tremendos subidones y bajones que rompían el corazón, cada uno en un extremo increíble. Bette esperaba que hubiera más subidones. No estaba segura que pudiera soportar más bajones, que siempre la perjudicaban mental y emocionalmente. Nunca había sido melodramática, pero el abandono de Ziggy la había cambiado. Ahora lamentablemente, parecía que ella atraía lo mismo que antes despreciaba. O al menos eso parecía.

La mujer que antes había sido abandonada sabía que su novia hacía todo lo posible para que hubiese una comunicación eficaz en su relación. Bette apreciaba el esfuerzo. Sobre todo desde que sentía que estaba fuera de control cuando miraban a su popular novia. Las emociones de Bette conseguían a menudo lo mejor de ella, y aunque le disgustaban la amplia gama de sentimientos que experimentaba debido a su amor por Tina, no cambiaría por nada su relación con la impresionante rubia. Bette no había conocido nunca a nadie tan apasionado o atento como la mujer a la que amaba y por tanto nunca había sentido un placer tan satisfactorio. Tina encendía una chispa dentro de Bette. Y hasta sin necesidad de hablar podía ordenar mágicamente a cada uno de sus sentidos, y ellos, mansamente, la obedecían.

Ser amada por Tina Kennard era el mejor sentimiento del mundo para Bette. Era el subidón más alto y no se podía comparar con nada. Bette danzaba, jugaba y se bañaba en el amor de su diosa del sol, y lo hacía de buen grado. Tina tenía una manera agradable de tratar a Bette que simplemente no podía ser copiado. Ella la excitaba, la atraía, la conmovía y la deseaba. La amaba total, profundamente y sin ninguna duda. El clit de Bette se estremecía cuando miraba a su novia y pensaba en ella. Tina siempre dirigía sus actos a asegurarse que Bette experimentaba un placer infinito. Bette estaba más que despierta físicamente. Su espíritu estaba excitado y palpitante y se sentía feliz. La rubia que dormía a su lado era la razón de esa felicidad, y Tina sólo quería que aún fuera más feliz. Si Bette mencionara que deseaba alguna cosa, Tina se preocupaba inmediatamente por complacerla. “Realmente podría acostumbrarme a esto”, pensó Bette pasando las yemas de sus dedos por el collar Om que Tina le había regalado cuando estuvieron en San Francisco.

“Tina, despierta, cariño”, susurró Bette cuando el avión rodaba por la pista de aterrizaje. “¿Tina?”, Bette habló un poco más fuerte entre el enjambre de teléfonos móviles que se abrieron y las voces de los pasajeros que hablaban.

Los ojos somnolientos color avellana se abrieron y miraron la cara bronceada que se iluminó con una gran sonrisa. Era evidente que Bette había tomado mucho sol en Cabo, sin embargo su cara estaba encendida debido a otra fuente de calor.

Tina sonrió ante esta observación. “Bette, estás brillante, ¿por qué será?”, preguntó suavemente.

Una sonrisa diminuta apareció en la cara radiante de Bette, que admitió, “Te amo, T. Más de lo que te imaginas”.

La soñolienta Tina luchaba para volver a un estado de conocimiento. La profundidad y la sinceridad de este momento obligó a sus ojos a mirar hacia abajo. La presencia de Bette era a veces demasiado irresistible, y esta era una de esas veces. Tina ansiaba esta presencia siempre, aún cuando no podía dominar sus sentimientos.

Tina se preguntaba por qué Bette estaba tan dulce, pero no le preguntó nada sobre ello. En cambio, su corazón también se puso sensible cuando encontró la fuerza suficiente para buscar la mirada de su novia, “yo también te amo, Bette”, contestó muy seria. Levantando la ceja, Tina sonrió sosteniendo la mirada. “Reconozco esa mirada, baby. Es la misma mirada que vi esta mañana cuando tu lengua decidió hacer un pequeño viaje”.

Bette se rió tontamente. “¿Y eso cuando fue?”.

“Eso fue en una región tropical donde todo es caliente”.

“Me gusta lo caliente. Y me gusta el sabor del calor en mi lengua”, Bette rió, “¿Y tu, Tina?”.

“El calor no tiene gusto, Bette”.

“El calor de tu sexo tiene gusto Tina, y sabe delicioso”.

“Bette, no empieces ahora”, comentó Tina, sintiendo como su líbido crecía.

“Si recuerdo correctamente, y estoy segura que sí, fuiste tu quien comenzó todo recordando el maravilloso viaje de mi lengua esta mañana. Sonó como si quisieras que nunca se marchara. ¿O gritabas mi nombre por otra razón?”. Una hilera de dientes brillantes cegó a la rubia recién despertada. ¿Por qué ella tenía esa sonrisa tan magnífica?. Mierda. Estoy intentando despertarme.

“¿Abusé de té, T,?”

Tina se rió de Bette.

“No, no abusaste de mi. Tu eres siempre bienvenida, y de hecho espero que vengas a mi otra vez”.

“Te corrijo. Serás tu quien vengas a mi la próxima vez, no yo”.

“¿Quieres apostar?”, Tina sonrió abiertamente.

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uyyy provocasiones.... gracias por la actualizacion Jul

muy bonito... muy bonito...
...graciass julia x seguir con l ff..=D....

El jueves por la mañana Bette y Tina iban en el coche de Bette camino del trabajo. Mientras Tina conducía, dos dedos de Bette se introducían descaradamente por debajo de la camiseta de Tina para procurarle placer. Esta era la devolución de Bette porque unos días antes los papeles estaban invertidos. Bette conducía de vuelta a casa después de la cena y casi se pasó un semáforo en rojo cuando le vino un orgasmo gigantesco. Aquella misma noche, había sido la culpable de que se saltara una señal de stop cuando Tina decidió introducirse entre sus piernas para lamerla, lo cual impidió que pudiera apretar los frenos. De hecho, esto le causó otra oleada de placer que tuvo el mismo resultado. Terminaron por pararse a un lado del camino mientras Bette recuperaba el aliento. Tina se sentó en el lado del acompañante, tarareando una canción que sonaba en la radio y mirando a la oscuridad de la noche.

El dúo dinámico era inseparable desde que habían regresado de Cabo un mes antes. Cuando Bette iba a echarle un vistazo a su casa, Tina la acompañaba. Los viajes eran rápidos por la calle, pero la vuelta se retrasaba porque hacían el amor antes de regresar a casa de Tina. No podían estar la una sin la otra, y más ahora que la mitad del armario de Bette estaba en la casa de la diosa del sol. Los días de placeres solitarios de Bette estaban lejos. La mujer bronceada tenía ahora una habitación entera para hacer lo que deseaba.

Algunas de sus pinturas y la foto de Tina en blanco y negro en la postura del escorpión residían allí ahora. Allí también estaba una pequeña sección de la habitación que ella usaba para pintar. Bette disfrutaba estando cerca de la mujer a la que amaba. Con este arreglo Bette podía mantener todo su mundo. Con este arreglo Bette podía mantener todo su mundo. Tina agregó una enmienda a los estatutos de su refugio porque seguía rompiendo sus propias reglas. Las maldiciones en los momentos íntimos ahora eran aceptables.

La feliz diosa del sol mantuvo el cajón de cosas para picar de Bette totalmente abastecido y la sorprendió con nuevos convites que pensaba que le iban a gustar. Tina también le compró a Bette vasos grandes y vistosos de plástico para su leche con cacao. Los vasos de cristal de Tina empezaban a tener anillos marrones en su interior que ella no era capaz de quitarles al limpiarlos. Estaba tan entusiasmada cada vez que esperaba que Bette descubriera una nueva comida basura que le había comprado. Tina quería conquistar su corazón. La mayor parte de estos acontecimientos hacían que la rubia se paralizara de emoción, y no hacía más que dar vueltas por la habitación como una niña. Bette no parecía que notara nada de esto porque toda su atención estaba puesta en probar su último y azucarado manjar.

La fanática de la comida basura siempre expresaba su agradecimiento de una manera que sabía que Tina apreciaría. Por lo general, iba a la cocina a hacer la comida del día. Tina se aseguraba de que Bette comía esos alimentos prohibidos con moderación y amenazaba con hacerle miles de cosas si no lo hacía. No podían ser más felices. Tina amaba a Bette con toda su alma y no podía entender la vida sin ella. Bette se preguntaba a menudo que pasaría cuando Helena volviera a LA, si haría que su relación cambiara completamente, pero intentaba no preocuparse por ello.

Era de conocimiento público en todo el gimnasio que estas dos atractivas mujeres eran pareja. Algunas admiradoras de Tina se sintieron sumamente alteradas. Como en la bolsa, la asistencia a las clases más populares cayó cuando las “malas” noticias se conocieron. Pero después, como era de esperar, los números volvieron a subir y se estabilizaron.

Cuando llegaron al trabajo esa mañana en particular la parejita se besó brevemente y cada siguió su camino por separado. Tina se lamió los labios y sacudió la cabeza asombrada, “folla de forma increible”, dijo en voz alta, para sí misma. La reciente aventura en el coche había dejado a Tina un poco mareada. Rápidamente entró en su oficina para coger aliento y centrarse en su próxima clase.

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Cuando Bette se acercaba al final de su segundo grupo de abdominales, Alice abrió las puertas del estudio unos minutos antes de su cita para una evaluación. Bette gruñó al verla y exhaló al completar su tabla de ejercicios.

“Hola, Bette, sé que llego un poco pronto. ¿Te importa si tengo una reunión contigo?”, preguntó Alice cautelosa. No sabía de que humor estaba Bette y no quería arriesgarse. Todavía no se creía que Bette hubiera estado tan agradable con ella la última vez que se vieron.

“No, para nada”, dijo Bette en voz alta volviendo sus piernas a una posición fija.

“Wow. Eres una mujer fuerte, Bette. Yo lamentaría contradecirte, señorita Popeye”.

Bette se rió del ingenio de Alice y devolvió las pesas a su sitio. Alice se sobresaltó, nerviosa, ante el sonido inquietante.

Bette se dirigió a un banco, se sentó y se puso a hacer estiramientos. Unos minutos más tarde Tina apareció por la puerta del estudio y plantó sus ojos en la mujer que estaba sentada a horcajadas sobre el banco. Pensamientos traviesos inundaron la mente de Tina y una sonrisa perversa apareció en su cara. Fue directamente hacia su novia y le susurró al oído, “eres una visión estupenda para unos ojos doloridos. Vengo solo a mirarte, Bette. ¿sabes que eres muy hermosa?”. Sonriendo, le guiñó el ojo a la entrenadora, que estaba visiblemente roja. Bette no podía seguir haciendo ejercicio, y se echó hacia atrás intentando recuperar la calma. Alice saltó otra vez al observar ese cambio, pero no podía oír lo que estaban diciendo. La reportera de investigación pensó que Tina estaba terriblemente cerca de Bette y se preguntó que pasaba entre las dos.

“Bien, bien, bien, la reina del yoga está viva. ¿Cómo demonios has conseguido ser miss amor y miss abandono, Kennard?”.

“Ahora soy sólo miss amor, Alice. Ya no soy miss abandono”, se rió Tina.

Alice se rió también. “Ey, Tina, ¿y dónde voy a encontrar a una supermujer ahora que estás fuera del mercado? ¿Es ella la razón de tu escapada a Cabo?”, preguntó Alice, “¿Es ella la razón por la que desapareciste de la faz de la tierra?. Tengo que encontrar a la mujer que preguntó quien coño era yo cuando contesté a tu teléfono en la exposición de San Francisco. Era obvio que ella no sabía con quien estaba hablando”, declaró Alice con la cabeza alta y el cuello erguido como si fuera alguien del espectáculo de Jerry Springer.

Tina se rió y miró fijamente a Bette, que no se reía. “Entonces, ¿cuándo podré conocerla Tina? ¿Cuándo?”.

“¿Qué te parece hoy en el almuerzo? ¿Sobre las 12:30 en Giovanni?”, preguntó Tina.

“¿De verdad?. Vale, allí estaré. Finalmente podré conocer a la mujer que te calmaba mejor que el yoga. No puedo esperar más. ¿Has oido lo que dije?¡NO PUEDO ESPERAR!”, exclamó la extraña rubia.

“Bueno, tu ve hasta allí Al. Me aseguraré de que mi amor se reúna allí con nosotras”. Cuando Alice no miraba, Tina articuló las palabras “Por favor” a Bette. Bette puso los ojos en blanco a cambio.

“¿Estás lista para comenzar, Alice?”, preguntó Bette seriamente.

“Um, si, claro, estoy lista”, gorjeó Alice.

“Tina, lo siento, pero tengo que trabajar. Hablaré contigo más tarde, ¿vale?”.

“Vale, baby”, contestó Tina alegremente.

Tina no sabía por qué el humor de Bette había cambiado tan de repente, pero estaba segura que lo había entendido todo. Disfrutaba estando con Bette más que con nadie, pero su carácter podía ser mortal. Se rió para ella misma cuando pensó en el temperamento de Bette.

Jul esto está hot, sigue porfaplis

es verdad que está hot este fic

tess se pondría colorá

jeje muy muy bonito... q felicidad tan inmensa entre ellas =P...

gracias julia ... muxas gracias por continuar subiendo capitulos...

sigue cuando puedas

Como siempre, Giovanni’s estaba lleno y había una cola de gente esperando para entrar. Bette vio a Alice y Tina en una mesa, y se dirigió hacia ella.

“¡Eh, Bette! ¿quieres sentarte con nosotras?. Estamos esperando al amor de Tina para conocerla, pero empiezo a pensar que no existe”.

“Seguro”. Bette se sentó junto a Tina y se acercó mucho a ella. Estaba sentada frente a Alice ahora.

“No, ella existe, Alice, confía en mi”, Tina sonrió abiertamente mirando fijamente a Bette.

“Entonces ¿dónde demonios está?. Porque tengo hambre. Bette ha intentado matarme esta mañana con tanto ejercicio y necesito repostar el combustible de mi precioso cuerpo”.

“Estoy aquí mismo, Alice”, dijo Bette sonriente, poniendo su mano en el brazo de Tina.

“Gracias, Bette, pero ya sé donde estás tu. Estoy hablando de la mujer que robó el frío corazón de la señorita Kennard. ¿Sabes qué?. Esa mujer tiene que estar loca para salir contigo, Tina. ¿Es ciega? ¿Muda? ¿Qué pasa con ella? ¿dónde coño está?”, preguntó Alice bizqueando y explorando el restaurante. “Parece como si no quisiera verme, Vamos a pedir la comida, tengo hambre”`.

“Alice, soy yo la novia de Tina. Soy yo quien habló contigo por teléfono”, se rió Bette.

La rubia, confusa, intentó cerrar la boca, pero durante unos segundos fue incapaz de hacerlo. “Estás bromeando”, declaró Alice con los ojos muy abiertos.

Tina rodeó a Bette con los brazos y se inclinó para besarla ligeramente en los labios.

“Tina, ¿tuno sabes que Bette es hetero?”, preguntó Alice con sorna.

“Bueno, era hetero, si, pero ahora está conmigo”, dijo Tina dándole a Bette un beso no tan rápido como el anterior.

“¿Y cómo conseguiste esto?. Hablemos sobre tus habilidades. Que grande eres, Tina. Tu estás por encima de todo porque eres la reina del yoga”. Alice se tranquilizó. “¿Sabéis qué?. Esto es demasiado para que pueda procesarlo. Me vais a matar. ¿Puedo pedir algo para comer, por favor?”.

Cuando Alice finalmente asimiló que Tina y Bette eran pareja, pudo disfrutar de su comida. Las tres mujeres se rieron y bromearon durante todo el almuerzo.

Cuando acabaron, salieron y fueron al aparcamiento del restaurante, y perezosamente caminaron hasta el coche de Bette. Tina subió al vehículo porque ya había acabado sus clases de ese día.

“¿A qué hora quieres que te recoja, cariño?”, preguntó Tina mientras acariciaba con delicadeza a Bette, provocando que abriera parcialmente la boca. Alice las observaba asombrada.

“Um”, dijo Bette, intentando conseguir que su mente y su boca se comportaran correctamente. “Estaré lista a las 4:30”.

“Bien, te esperaré frente al gimnasio, entonces. Tengo que darme prisa para encontrarme con un cliente en el estudio ahora. Que tengas una tarde maravillosa. Y tu también, Al”.

“No corras, T”.

“Bien”, Tina le dirigió una sonrisa perversa, y después se perdió bajo el sol del mediodía.


“Entonces, Bette, ¿es por eso que has sido tan amable conmigo? ¿Es porque Cupido te ha alcanzado con su flecha?”.

“Soy una persona amable, Alice. No sé de que hablas”, sonrió Bette abiertamente.

“Wow, Entonces cuando te vi en la fiesta de cumpleaños de Paul, ¿Qué pasaba entre tu y Tina?. Tu parecías estar bien, pero ella estaba un poco enfadada”.

“Si, habíamos tenido un malentendido y no nos habíamos visto ni hablado desde hacía un par de días. Eramos bastante torpes por entonces, no sabíamos lo que pasaría con nosotras”.

“Okeeeeeyyyy”, canturreó Alice muy7 despacio mientras su cabeza asimilaba la información. “Ahora tiene sentido. Nunca había visto a Tina tan fuera de sí. Estaba totalmente deshecha, y tu parecías muy tranquila. “Fue por eso que mi evaluación inicial de ti tuvo que cambiar varias veces, ¿verdad?”. Bette sonrió. “¡Lo sabía!”. Alice movió varias veces la cabeza a un lado y otro. “Y estuviste en Cabo haciendo salvajadas con la reina de corazones”. Alice se rió, “Wow. Entonces eres feliz”.

“Lo soy”. Bette sonrió abiertamente mostrando sus perfectos dientes blancos. “Nunca pensé que amaría a nadie otra vez, sobre todo a una mujer, pero aquí estamos. Tina es tan buena persona. Bueno, ya sabes”.

“No, no, no conozco esa faceta de ella”, Alice se rió, “sólo conozco a Tina la conquistadora”.