[Terminado] Saludos al sol
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Estoy en ello Matilde, este fin de semana habra nueva entrega. Gracias por ser una fan tan fiel. A veces no se si esto lo lee alguien y el esfuerzo merece la pena y posts como el tuyo animan
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
ala anitra que yo tambien lo leo!!! soy fans de tu FF es tibetter q es mi devilidad
animo y sigue en cuanto puedas
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anita escribió:Estoy en ello Matilde, este fin de semana habra nueva entrega. Gracias por ser una fan tan fiel. A veces no se si esto lo lee alguien y el esfuerzo merece la pena y posts como el tuyo animan
gabyco- Un respeto, soy forera VIP
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Re: [Terminado] Saludos al sol
pues claro que lo leemos , solo que a veces tienes unas lectoras silenciosas como yo, pero que entra diariamente a este FF para ver si hay nueva actualización, por fa no lo dejes que ya estas casi en la mitad y ahora viene lo mejor.
Anita aquí te esperamos impacientes.
Anita aquí te esperamos impacientes.
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Re: [Terminado] Saludos al sol
aupa anita ,que tu sabes que lo necesitamos como el pan de cada día(que exajerada jiiji) ,es una traducción única la tuya I LOVE you TRADUCCIÓN
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( que mono éste Julia )
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lurdes beals- Un respeto, soy forera VIP
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Después de cantar alegremente el cumpleaños feliz a Paul, Bette cogió su trozo de pastel y su copa y salió fuera. “¿Quieres que nos sentemos en mi coche y hablemos, Bette?”.
“Si, claro”. Bette notó que Tina no había usado ninguna de sus palabras cariñosas, excepto cuando la vio con Alice. La llamaba sólo por su nombre, Bette.
La cólera comenzó a aparecer en los ojos de Bette. Recordó lo fría que Tina había sido unos días antes con ella, después de su acción de “golpea y corre”. Bette, furiosa, tomó un largo trago de scotch y deseó más que nada en el mundo tener un cigarrillo. La conversación que estaban a punto de tener no iba a ser bonita, pero era necesaria. Las dos mujeres respiraron profundamente mientras Tina abría las puertas del coche con control remoto. Se sentaron al límite de los asientos de color beige y sus olfatos se acostumbraban al penetrante olor a coche nuevo. Tina comenzó a hablar automáticamente mientras bajaba la ventanilla.
“Bette, como te iba diciendo”, Tina ajustó su asiento para dejar más espacio a sus piernas.
“Hablábamos sobre recibir o experimentar algo tan increíble que va más allá de lo que tu mente puede concebir. Y yo te decía que siento algo así por ti”. Con toda la sinceridad de su corazón la rubia enferma de amor continuó. “Eres más de lo que nunca he soñado, y ahora que te tengo estoy perdida sobre que hacer. Es como si necesitara un nuevo manual de instrucciones o algo así, porque miro la imagen perfecta en la caja y no sé cual debe ser mi siguiente paso para unir nuestras piezas y ponerlas en su lugar”. Tina bebió un sorbo de vino, y luego volvió a poner el vaso en su sitio. A veces no sé por que estoy contigo, Bette, cuando parece que tu nunca vas a confiar en mi. Y esto es lo que quiero más que nada”. Tina luchaba para que no le saltaran las lágrimas.
“Mi factor de confianza es bastante bajo con todo el mundo, Tina, no sólo contigo”
“¿Quieres decir con todo el mundo excepto Helena?. Confías en ella, ¿no?”
“Confío en Helena. Hace tiempo que no he hablado con ella y no sé como ha entrado en esta conversación, porque ella no está en esta ecuación”.
“Si, ya sé que ella no forma parte de esta ecuación. Solicité su ausencia. Sigo soñando con el beso que os disteis, y molesta mi sueño. Pensé que si sacaba lo que pensaba de mi corazón , me sentiría mejor y podría calmar mi espíritu otra vez”. Tina suspiró y miró los ojos marrones oscuros que tanto le gustaban. “Bette, me asusta la idea de que tu y Helena acabéis juntas algún día, pero comprendo que sería un error pedirte que la sacaras de tu vida. No es que quiera controlar con quien te ves, independientemente de lo que piense de la persona. Este no es el objetivo. Sólo quería hacértelo saber. Estoy divagando. Lo siento”. Tina volvió los ojos hacia la mujer que amaba y los mantuvo allí.
“Estoy contenta de que hayas compartido lo que sientes conmigo, Tina. No estoy segura de adonde lleva mi amistad con Helena, y he sido demasiado perezosa para averiguarlo. Todavía pienso que puede ser muy difícil, sino imposible, volver a nuestra amistad”. Bette se puso un trozo de pastel en la boca, y lo masticó rápidamente. “De todos modos, volvamos a nosotras. Realmente intento construir una confianza, pero no puedo prometer nada. Ya lo sabes. Hemos hablado de esto antes y no hay ninguna novedad. Siento que hayamos vuelto otra vez a este tema”, dijo Bette con la voz llena de emoción.
“Tienes razón. Es sólo que cuando te dije que te dejaría, no tuviste en consideración las palabras que te dije. Las rechazaste rápidamente. Es como si yo fuera alguien que pasara por la calle, un don nadie”, dijo Tina tristemente, “y lo que realmente me deprimió es que la noche antes había sido maravillosa, haciendo el amor. Sentía que estábamos tan unidas. Hasta dijimos que compartíamos la misma energía. ¿Lo recuerdas?. Y que a la mañana siguiente cambiase el viento y golpeara mis velas realmente me desconcertó”.
Bette alzó la vista al techo del coche, y cerró los ojos por un instante. “Tina, Ziggy y yo estuvimos saliendo juntos muchos años antes de casarnos. Nos prometimos a nosotros mismos y delante de gente que nunca nos dejaríamos, ni nos abandonaríamos el uno al otro. Estaba perdidamente enamorada de este hombre y supuestamente el sentía lo mismo. Pero de repente, ¡quien lo iba a decir, se fue. No murió ni fue secuestrado, no tenía una ocupación secreta. Algunos amigos lo han visto y saben que está vivo. El sólo se fue de mi jodida vida. El cabrón se fue”, dijo Bette moviendo las manos como si se tratara de un truco mágico. Ahora soy una creyente firme de las acciones, Tina. Para mi la gente es como actúa. No hago mucho caso de lo que dicen. Y punto. Me dijiste al día siguiente de la conversación que no ibas a dejarme, y básicamente dije, Si, de acuerdo, no lo creo. Y mira lo que pasó. Lo quieras o no, me abandonaste, Tina. Te marchaste emocionalmente cuando te encerraste en tu infierno mientras yo intentaba hablar contigo, y te marchaste físicamente. Dijiste que me llamarías, pero no lo hiciste, ¿no?”.
“Tu tampoco me llamaste, no me eches toda la culpa a mi”.
“Tina, yo no dije que te llamaría, ¿o lo hice?. No. No lo hice. Han pasado dos días sin que hayamos hablado, ¿y sabes qué?, no he estado pegada al teléfono esperando nerviosa. Si nos hemos visto esta noche ha sido una coincidencia. ¿Y si no qué hubiera pasado?. Te lo diré yo, habrían pasado tres días sin hablarnos”, Bette se puso otro trozo de pastel en la boca y lo regó con las últimas gotas de su scotch.
“Te amo, y creo que lo sabes. Pero no puedo mentirme a mi misma y pensar que vamos a estar juntas siempre. Me gustaría creer en los cuentos de hada, pero eso no va conmigo. Haré todo lo posible para que esto funcione, sin falsas promesas, así que piensa lo que realmente quieres, y decide. Y T, está bien si decides que es algo que tu no puedes sobrellevar. De verdad que está bien. Me pregunto si yo sería suficiente para ti, el hecho de que tengamos esta conversación no es ninguna sorpresa para mi”.
Bette salió del coche con su vaso vacío y un resto de pastel en la mano, y cerró la puerta del coche firmemente, procurando no dar un golpe.
“Si, claro”. Bette notó que Tina no había usado ninguna de sus palabras cariñosas, excepto cuando la vio con Alice. La llamaba sólo por su nombre, Bette.
La cólera comenzó a aparecer en los ojos de Bette. Recordó lo fría que Tina había sido unos días antes con ella, después de su acción de “golpea y corre”. Bette, furiosa, tomó un largo trago de scotch y deseó más que nada en el mundo tener un cigarrillo. La conversación que estaban a punto de tener no iba a ser bonita, pero era necesaria. Las dos mujeres respiraron profundamente mientras Tina abría las puertas del coche con control remoto. Se sentaron al límite de los asientos de color beige y sus olfatos se acostumbraban al penetrante olor a coche nuevo. Tina comenzó a hablar automáticamente mientras bajaba la ventanilla.
“Bette, como te iba diciendo”, Tina ajustó su asiento para dejar más espacio a sus piernas.
“Hablábamos sobre recibir o experimentar algo tan increíble que va más allá de lo que tu mente puede concebir. Y yo te decía que siento algo así por ti”. Con toda la sinceridad de su corazón la rubia enferma de amor continuó. “Eres más de lo que nunca he soñado, y ahora que te tengo estoy perdida sobre que hacer. Es como si necesitara un nuevo manual de instrucciones o algo así, porque miro la imagen perfecta en la caja y no sé cual debe ser mi siguiente paso para unir nuestras piezas y ponerlas en su lugar”. Tina bebió un sorbo de vino, y luego volvió a poner el vaso en su sitio. A veces no sé por que estoy contigo, Bette, cuando parece que tu nunca vas a confiar en mi. Y esto es lo que quiero más que nada”. Tina luchaba para que no le saltaran las lágrimas.
“Mi factor de confianza es bastante bajo con todo el mundo, Tina, no sólo contigo”
“¿Quieres decir con todo el mundo excepto Helena?. Confías en ella, ¿no?”
“Confío en Helena. Hace tiempo que no he hablado con ella y no sé como ha entrado en esta conversación, porque ella no está en esta ecuación”.
“Si, ya sé que ella no forma parte de esta ecuación. Solicité su ausencia. Sigo soñando con el beso que os disteis, y molesta mi sueño. Pensé que si sacaba lo que pensaba de mi corazón , me sentiría mejor y podría calmar mi espíritu otra vez”. Tina suspiró y miró los ojos marrones oscuros que tanto le gustaban. “Bette, me asusta la idea de que tu y Helena acabéis juntas algún día, pero comprendo que sería un error pedirte que la sacaras de tu vida. No es que quiera controlar con quien te ves, independientemente de lo que piense de la persona. Este no es el objetivo. Sólo quería hacértelo saber. Estoy divagando. Lo siento”. Tina volvió los ojos hacia la mujer que amaba y los mantuvo allí.
“Estoy contenta de que hayas compartido lo que sientes conmigo, Tina. No estoy segura de adonde lleva mi amistad con Helena, y he sido demasiado perezosa para averiguarlo. Todavía pienso que puede ser muy difícil, sino imposible, volver a nuestra amistad”. Bette se puso un trozo de pastel en la boca, y lo masticó rápidamente. “De todos modos, volvamos a nosotras. Realmente intento construir una confianza, pero no puedo prometer nada. Ya lo sabes. Hemos hablado de esto antes y no hay ninguna novedad. Siento que hayamos vuelto otra vez a este tema”, dijo Bette con la voz llena de emoción.
“Tienes razón. Es sólo que cuando te dije que te dejaría, no tuviste en consideración las palabras que te dije. Las rechazaste rápidamente. Es como si yo fuera alguien que pasara por la calle, un don nadie”, dijo Tina tristemente, “y lo que realmente me deprimió es que la noche antes había sido maravillosa, haciendo el amor. Sentía que estábamos tan unidas. Hasta dijimos que compartíamos la misma energía. ¿Lo recuerdas?. Y que a la mañana siguiente cambiase el viento y golpeara mis velas realmente me desconcertó”.
Bette alzó la vista al techo del coche, y cerró los ojos por un instante. “Tina, Ziggy y yo estuvimos saliendo juntos muchos años antes de casarnos. Nos prometimos a nosotros mismos y delante de gente que nunca nos dejaríamos, ni nos abandonaríamos el uno al otro. Estaba perdidamente enamorada de este hombre y supuestamente el sentía lo mismo. Pero de repente, ¡quien lo iba a decir, se fue. No murió ni fue secuestrado, no tenía una ocupación secreta. Algunos amigos lo han visto y saben que está vivo. El sólo se fue de mi jodida vida. El cabrón se fue”, dijo Bette moviendo las manos como si se tratara de un truco mágico. Ahora soy una creyente firme de las acciones, Tina. Para mi la gente es como actúa. No hago mucho caso de lo que dicen. Y punto. Me dijiste al día siguiente de la conversación que no ibas a dejarme, y básicamente dije, Si, de acuerdo, no lo creo. Y mira lo que pasó. Lo quieras o no, me abandonaste, Tina. Te marchaste emocionalmente cuando te encerraste en tu infierno mientras yo intentaba hablar contigo, y te marchaste físicamente. Dijiste que me llamarías, pero no lo hiciste, ¿no?”.
“Tu tampoco me llamaste, no me eches toda la culpa a mi”.
“Tina, yo no dije que te llamaría, ¿o lo hice?. No. No lo hice. Han pasado dos días sin que hayamos hablado, ¿y sabes qué?, no he estado pegada al teléfono esperando nerviosa. Si nos hemos visto esta noche ha sido una coincidencia. ¿Y si no qué hubiera pasado?. Te lo diré yo, habrían pasado tres días sin hablarnos”, Bette se puso otro trozo de pastel en la boca y lo regó con las últimas gotas de su scotch.
“Te amo, y creo que lo sabes. Pero no puedo mentirme a mi misma y pensar que vamos a estar juntas siempre. Me gustaría creer en los cuentos de hada, pero eso no va conmigo. Haré todo lo posible para que esto funcione, sin falsas promesas, así que piensa lo que realmente quieres, y decide. Y T, está bien si decides que es algo que tu no puedes sobrellevar. De verdad que está bien. Me pregunto si yo sería suficiente para ti, el hecho de que tengamos esta conversación no es ninguna sorpresa para mi”.
Bette salió del coche con su vaso vacío y un resto de pastel en la mano, y cerró la puerta del coche firmemente, procurando no dar un golpe.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
que bonito
y que
gracias anita,ya has visto el cap.6x01?
y que
gracias anita,ya has visto el cap.6x01?
lurdes beals- Un respeto, soy forera VIP
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Re: [Terminado] Saludos al sol
ay ay ay ayyyy...! ....
muchas gracias anita!!!!
muchas gracias anita!!!!
kamakaII- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Tina lo veía todo borroso. Las lágrimas velaban la realidad. La mujer más hermosa del mundo había estado en su coche y la había utilizado como un libro usado. “Es tan estricta”, pensó Tina, “ya la abandoné, le dije que nunca la abandonaría y resulta que eso es lo que he hecho”, se dijo para sí. Su intención era hacer sentir a Bette querida y protegida, aún cuando su comportamiento inconsciente había demostrado lo contrario. Por mucho que ella creyera que era maestra en esta cosa llamada amor, le parecía que todo lo que hacía era fastidiarla. Tina comenzó a conducir solitaria hacia su casa. En un semáforo vio a Bette y se puso al lado de ella. Bette no pareció notar el Murano junto a ella, o quizás decidió hacerse la desentendida. Tina bajó su ventanilla, cuando Bette se apresuró a salir velozmente cuando la luz cambió. La diosa del sol se puso tras ella, muy cerca durante unos minutos. Estaba tan cerca del parachoques, que si Bette se hubiera parado repentinamente, Tina le habría dado un golpe fuerte. Confusa e inconsciente sobre lo que estaba pasando, Bette le permitió pasar.
Tina desapareció en la oscuridad y paró el coche en el hueco del camino de entrada de la casa de Bette.
Cuando Bette llegó a su casa, saltó rápidamente del coche y corrió hacia el vehículo de Tina. “¿Qué coño es esto? Eres una conductora de F1 ahora?”, gritó Bette disgustada. Tina salió lentamente del coche y se aproximó a Bette caminando despacio. Tina miró a su mujer a la luz de la lámpara del pórtico y sonrió. Sin decir nada, colocó un beso apacible sobre los labios semiabiertos de Bette. Después lamió su labio inferior y capturó su boca. Gimiendo fuerte, sondearon sus bocas buscando algo que sólo ellas podían encontrar la una en la otra. La falta de aire las obligó a separarse. Desesperadas y jadeantes, se miraron silenciosas. Las dos esperaban que fuera la otra la que comenzara a hablar. Tina suspiró.
“Bette, te dejé un mensaje en tu buzón de voz hace unas horas cuando estaba en Caliente. Fue antes de que nos encontráramos. Esta noche he comprendido lo que significas para mi,y cuanto deseo que lo intentemos”. “Si, era bastante largo, Tina. ¿el zumo de arándano siempre tiene ese efecto sobre ti?”, Bette se rió tontamente.
“Tina, ¿quién era la mujer con la que estabas en Caliente?. La que te trajo el zumo de arándano. La que susurró algo en tu oído y acarició por detrás tu cuello y tu hombro antes de irse a algún sitio para que tu te unieses allí con ella. ¿Quién era?”. Paró el interrogatorio, pero deseaba seguir. Los ojos de Bette, llenos de lágrimas, buscaban una respuesta.
“Joder”, pensó Tina para sí, “no estoy acostumbrada a esta mierda de interrogación. Contéstale”. Y en voz alta dijo, “era Catherine Duncan. Su padre es el dueño de Caliente. Entonces, me viste antes”. No había ninguna forma de que pudiera explicar sus acciones. Las insinuaciones, los gestos con la lengua, la coquetería, eran inequívocos, y si era posible quería evitar entrar en una discusión. Llevó la mano de Bette hasta su boca, la besó, y la conservó allí agarrada fuertemente. Tina no quería explicar nada mientras no hubiera una necesidad urgente. Intentaba evitar este tipo de discusiones tanto tiempo como fuera posible. EN este momento, pensaba que no era necesario ningún tipo de explicación. Pero por si Bette insistía, Tina se preparó para responder francamente.
Bette movió la cabeza afirmativamente. “Si, te vi”, dijo bajando los ojos al suelo.
“Antes de conocerte, perseguí a Catalina como una loca, pero ella no me hacía caso. Y sabes lo insólito que era eso para mi. No estaba acostumbrada a ser la perseguidora, normalmente eran ellas las que me perseguían. Bueno, excepto tu. De todas formas, ella me ha hecho proposiciones esta noche, y no te voy a mentir, realmente lo consideré. Pero no podía. No quería. Y como has dicho antes, “eso no estaba bien”. Y creo que toda la situación no estaba bien. Todo lo que hicimos fue hablar, sobre todo sobre ti”. Tina apretó fuerte la mano de Bette, “así que le agradecí el ofrecimiento, pero le dije que no estaba en el mercado. Se ofendió bastante, porque ahora que ella estaba lista para estar conmigo, yo la rechacé”.
“Entonces, ¿por qué consideraste su proposición si no querías estar con ella?.
“Por un par de razones. La primera, y me avergüenza decirlo, porque me gustó la atención que me prestaba. Mi ego estúpido hablaba y escuchaba como un maniquí. Y también porque quería estar segura de que no la quería. Parecía que yo misma hacía una prueba para tener una oportunidad con Catherine y rechazarla”.
Se miraron profundamente a los ojos, preguntándose que pensaba la otra.
“Yo diría que pasaste la prueba, T.”
Mirando profundamente a Bette, Tina susurró, “Tengo tanta suerte por gustarte. Tu amor es tan irreal. Creo que ya no podré vivir sin ti. Siento mucho mi comportamiento del otro día. Fue culpa de mi miedo. No me puedo creer que te dijera que no me marcharía y eso es lo que acabé haciendo. Parezco idiota, Bette. Tu eres mi calma, ¿recuerdas?. Vamos a vivir sólo al día, como sugeriste”.
“Esto es lo mejor que he oído en todo el día. Tina, siento no haberte dado un manual para cuidar de mi y estar conmigo, pero no hay ninguno. Estás con una casa en ruina. Eso es lo que has conseguido”.
“¿Tu crees?. A mi me gusta lo que veo. Estás en condiciones perfectas, por dentro y por fuera. Eres hermosa Bette Porter. Te amo. ¿Lo sabes?”
“Lo sé”
Se besaron profundamente, mordiéndose los labios con mucho cuidado, chupando las lenguas, explorando las bocas y los cuerpos, gimiendo suavemente, apretándose contra el coche de Bette. En la noche silenciosa, los sonidos mojados que producían al unir y separar sus labios se unieron a los gemidos dulces de placer, y rápidamente el deseo fue creciendo.
Tina desapareció en la oscuridad y paró el coche en el hueco del camino de entrada de la casa de Bette.
Cuando Bette llegó a su casa, saltó rápidamente del coche y corrió hacia el vehículo de Tina. “¿Qué coño es esto? Eres una conductora de F1 ahora?”, gritó Bette disgustada. Tina salió lentamente del coche y se aproximó a Bette caminando despacio. Tina miró a su mujer a la luz de la lámpara del pórtico y sonrió. Sin decir nada, colocó un beso apacible sobre los labios semiabiertos de Bette. Después lamió su labio inferior y capturó su boca. Gimiendo fuerte, sondearon sus bocas buscando algo que sólo ellas podían encontrar la una en la otra. La falta de aire las obligó a separarse. Desesperadas y jadeantes, se miraron silenciosas. Las dos esperaban que fuera la otra la que comenzara a hablar. Tina suspiró.
“Bette, te dejé un mensaje en tu buzón de voz hace unas horas cuando estaba en Caliente. Fue antes de que nos encontráramos. Esta noche he comprendido lo que significas para mi,y cuanto deseo que lo intentemos”. “Si, era bastante largo, Tina. ¿el zumo de arándano siempre tiene ese efecto sobre ti?”, Bette se rió tontamente.
“Tina, ¿quién era la mujer con la que estabas en Caliente?. La que te trajo el zumo de arándano. La que susurró algo en tu oído y acarició por detrás tu cuello y tu hombro antes de irse a algún sitio para que tu te unieses allí con ella. ¿Quién era?”. Paró el interrogatorio, pero deseaba seguir. Los ojos de Bette, llenos de lágrimas, buscaban una respuesta.
“Joder”, pensó Tina para sí, “no estoy acostumbrada a esta mierda de interrogación. Contéstale”. Y en voz alta dijo, “era Catherine Duncan. Su padre es el dueño de Caliente. Entonces, me viste antes”. No había ninguna forma de que pudiera explicar sus acciones. Las insinuaciones, los gestos con la lengua, la coquetería, eran inequívocos, y si era posible quería evitar entrar en una discusión. Llevó la mano de Bette hasta su boca, la besó, y la conservó allí agarrada fuertemente. Tina no quería explicar nada mientras no hubiera una necesidad urgente. Intentaba evitar este tipo de discusiones tanto tiempo como fuera posible. EN este momento, pensaba que no era necesario ningún tipo de explicación. Pero por si Bette insistía, Tina se preparó para responder francamente.
Bette movió la cabeza afirmativamente. “Si, te vi”, dijo bajando los ojos al suelo.
“Antes de conocerte, perseguí a Catalina como una loca, pero ella no me hacía caso. Y sabes lo insólito que era eso para mi. No estaba acostumbrada a ser la perseguidora, normalmente eran ellas las que me perseguían. Bueno, excepto tu. De todas formas, ella me ha hecho proposiciones esta noche, y no te voy a mentir, realmente lo consideré. Pero no podía. No quería. Y como has dicho antes, “eso no estaba bien”. Y creo que toda la situación no estaba bien. Todo lo que hicimos fue hablar, sobre todo sobre ti”. Tina apretó fuerte la mano de Bette, “así que le agradecí el ofrecimiento, pero le dije que no estaba en el mercado. Se ofendió bastante, porque ahora que ella estaba lista para estar conmigo, yo la rechacé”.
“Entonces, ¿por qué consideraste su proposición si no querías estar con ella?.
“Por un par de razones. La primera, y me avergüenza decirlo, porque me gustó la atención que me prestaba. Mi ego estúpido hablaba y escuchaba como un maniquí. Y también porque quería estar segura de que no la quería. Parecía que yo misma hacía una prueba para tener una oportunidad con Catherine y rechazarla”.
Se miraron profundamente a los ojos, preguntándose que pensaba la otra.
“Yo diría que pasaste la prueba, T.”
Mirando profundamente a Bette, Tina susurró, “Tengo tanta suerte por gustarte. Tu amor es tan irreal. Creo que ya no podré vivir sin ti. Siento mucho mi comportamiento del otro día. Fue culpa de mi miedo. No me puedo creer que te dijera que no me marcharía y eso es lo que acabé haciendo. Parezco idiota, Bette. Tu eres mi calma, ¿recuerdas?. Vamos a vivir sólo al día, como sugeriste”.
“Esto es lo mejor que he oído en todo el día. Tina, siento no haberte dado un manual para cuidar de mi y estar conmigo, pero no hay ninguno. Estás con una casa en ruina. Eso es lo que has conseguido”.
“¿Tu crees?. A mi me gusta lo que veo. Estás en condiciones perfectas, por dentro y por fuera. Eres hermosa Bette Porter. Te amo. ¿Lo sabes?”
“Lo sé”
Se besaron profundamente, mordiéndose los labios con mucho cuidado, chupando las lenguas, explorando las bocas y los cuerpos, gimiendo suavemente, apretándose contra el coche de Bette. En la noche silenciosa, los sonidos mojados que producían al unir y separar sus labios se unieron a los gemidos dulces de placer, y rápidamente el deseo fue creciendo.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Menos mal que has vuelto Anita
el otro día me quedé con el alma en vilo,
ni ánimo pa escribir vamos
solo de pensar que bette considerara en serio seguir en solitario su camino...
snif, snif,
un beso
y gracias
matilde
el otro día me quedé con el alma en vilo,
ni ánimo pa escribir vamos
solo de pensar que bette considerara en serio seguir en solitario su camino...
snif, snif,
un beso
y gracias
matilde
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
Mira ke le gusta a nuestras chicas las persecuciones en coche eh?
Voy a tener ke probarlo algún día a ver si me lo paso tan bien jijijijiji.
El fic está de lujo anita.
Akí una fiel seguidora.
Un besín y gracias!!
Voy a tener ke probarlo algún día a ver si me lo paso tan bien jijijijiji.
El fic está de lujo anita.
Akí una fiel seguidora.
Un besín y gracias!!
MaCri- Un respeto, soy forera VIP
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Re: [Terminado] Saludos al sol
MaCri escribió:Mira ke le gusta a nuestras chicas las persecuciones en coche eh?
Voy a tener ke probarlo algún día a ver si me lo paso tan bien jijijijiji.
MaCri,te echo una carrera ,nos podemos apostar los puntos que nos quedan
Gracias anita ,que bonito
lurdes beals- Un respeto, soy forera VIP
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Re: [Terminado] Saludos al sol
gracias anita!!
son únicas hasta en los FF
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gabyco- Un respeto, soy forera VIP
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CAPITULO 17
Este fin de semana intentaré acabar este capítulo que no es muy largo
17. Un acto de equilibrio
“Vive una vida equlibrada – aprende algo y piensa algo
Y dibuja y pinta
Y canta y baila
Y juega y trabaja cada día algo” Robert Fulghum
Después de besarse durante lo que les pareció horas, días, años y sólo habían sido segundos, las dos mujeres apasionadas se separaron para respirar.
“Tina, tengo algo para ti, lo dejé en tu porche esta tarde antes de ir a Caliente”.
“Bien, vamos a ver que es”, Tina sonrió con satisfacción.
Entraron en el coche de Tina y se dirigieron a su casa.
“Um, ¿qué puede ser?”, preguntó Tina sacudiendo una caja de tamaño mediano.
“Baby, ¿entramos?, no quiero quedarme aquí fuera toda la noche”.
“Claro, Bette. Recuérdame que no tengo que llevarte de camping conmigo”.
“Puedo ir de camping mientras no tenga que dormir en una tienda”.
Tina miró a Bette como si fuera una extraterrestre. Bette le devolvió la mirada con un serio, “oíste lo que dije”. Juguetonamente, levantó los ojos. Una vez en el interior, entraron en la cocina y Bette cogió una botella de agua de la nevera. Tina admiró la singularidad del regalo que tenía delante de ella. “Baby, nunca he visto un papel de envolver como este, ¿lo compraste en Nueva York?”. “No, lo compré aquí. En realidad esta es una de mis pinturas transformada en papel para envolver regalos”. “Es bonito, Bette”, dijo Tina aprobándolo.
“Gracias, T. Pensé que te gustaría”.
Tina puso mucho cuidado para no romper el papel y Bette se impacientó. “Tina, ¿acabarás de abrirlo esta noche?. Tengo más papel para ti si es eso lo que te preocupa”.
“Me gusta conservar lo que me regalas, cariño, si no te importa”, dijo Tina suavemente,algo molesta.
Bette comenzó a resoplar, hasta que Tina finalmente abrió la caja. “¡Ostras, Bette!”, dijo Tina arrugando las cejas. Bette se rió.
Una sonrisa enorme iluminó la cara de Tina cuando sacó de la caja un par de zapatillas de deporte azul oscuro y grises. “Son impresionantes, Bette. ¿Cómo sabías que quería estas?. Aún no están disponibles en las tiendas, cariño. Son lo último en tecnología. ¿Cómo las has conseguido?”.
“Es un antiguo secreto chino, Tina. No te lo contaré”. La verdad era que Bette había visto una foto de las zapatillas en una de las revistas de deporte de Tina. Fue una casualidad que encontrara al diseñador en la exposición de salud de San Francisco y posteriormente usó su encanto para conseguir un par para Tina. “Muchas gracias, Bette, realmente te quiero”. Tina fue inmediatamente a buscar unos calcetines y se probó sus zapatillas nuevas. “Vamos al estudio para que pueda verme en el espejo grande. Vamos cariño. Espera un momento que me ponga mis pantalones cortos de correr para que pueda ver todo el efecto”.
Bette era feliz. “Claro, cariño. Todo lo que quieras”. Tina saltó escaleras abajo con su equipo de carreras sonriendo de oreja a oreja. “Ahhh, voy a dar el golpe con este equipaje”, exclamó.
“Aún tienes que leer la tarjeta”, le recordó Bette.
Tina,
Espero que disfrutes de estas zapatillas tanto como yo he disfrutado haciéndolas para ti. ¡Corre con fuerza!
Xander Nicholson
“Caariñooo, ¡el mismo diseñador me ha escrito una nota! Na na na nananana”, Tina cantaba una canción infantil bastante molesta. No podía apartar los ojos de ella y sus zapatillas nuevas reflejadas en el espejo. Bette estaba de acuerdo en que estaba muy guapa en aquel momento. “T. tienes otra tarjeta para leer”.
“Bien, de acuerdo, miss impaciente. ¿Por qué me das tanta prisa en mi propia casa?”.
“La propiedad de tu casa no tiene nada que ver con tu sentido del tiempo, o de la pérdida del mismo”, se rió Bette.
“No parecía que te importara demasiado el tiempo cuando estábamos fuera besándonos”.
“Tienes un punto de consejera”.
Tina abrió el sobre para encontrarse con la misma imagen que el papel de envolver. El material gráfico de Bette era impresionante. Sacó con cautela la tarjeta y comenzó a leer.
Tina,
En realidad no creo que tu vayas a usar contra mi lo que yo te doy. Por favor, no huyas de mi. Te he echado mucho de menos. Vuelve a mi corriendo, cariño.
Un beso
Bette
Aunque eran pocas palabras, eran profundas. Casi demasiado profundas para que el inexperto corazón de Tina las aguantase. Había sido un paso difícil para Bette, y Tina lo reconoció. Bette no le había dado a nadie algo de esa magnitud durante mucho tiempo. Sus palabras hablaban y gritaban al oído de Tina “progresamos”. Alegría era la palabra adecuada para describir el estado de la diosa del sol en ese momento.
La donante del regalo, en realidad, había recoger las zapatillas cuando Tina se retiró, pero cambió de idea. Ella quería que Tina las tuviera. Y también quería que supiera que ella también se dejaba la piel en el juego.
“Gracias, baby. No puedo creer que me trajeras esto. Parecen tropecientos dólares. No puedo creer que me trajeras esto”, enfatizó, “¡Soy tan feliz en este momento!”. Bette agarró un mechón del pelo rubio de su novia y la acercó firmemente haciendo estragos en sus labios que, justo en ese momento comenzaban a recuperarse. Sus manos se exploraron tosca y rápidamente, abandonando la ternura. La pasión y el deseo hicieron acto de presencia y las dos estaban impacientes. “Eres bienvenida, Tina”, dijo Bette a su feliz novia mientras se volvía hacia el espejo que se había hecho tan familiar para ella. El mismo espejo que reflejó la pasión de la primera noche que hicieron el amor. El mismo espejo que estaba cercano a reflejar un acto de pasión aún mayor. Sólo que esta vez, la intensidad del amor era demasiado grande para mirarlo.
…………………………..
Había una nota sobre la ropa de Bette, que se dispuso a leer.
Baby,
Después de lo de anoche necesito un cigarrillo. Eres tan asombrosa, Bette Porter. Gracias por amarme. No estoy segura de lo que hice para merecer esto, pero estoy tan contenta de que seas mía. He tenido una maravillosa carrera esta mañana, hacía una bonita brisa. Y ahora voy al gimnasio a dar mi clase, volveré a casa sobre las 11. ¡Feliz sábado!
-T
Tina volvió a su casa para encontrar a su novia en la misma posición en que la dejó. Se había quedado dormida de espaldas con el brazo en la frente. “Buenos días, hermosa”, susurró al oído de Bette, tirando hacia atrás la suave sábana para dejar expuestos sus pechos. La diosa del sol, estimulada, se tomó un momento para alegrar la vista. Bette estaba tranquila, durmiendo pacíficamente. Tina estaba asombrada por el amor creciente que sentía por aquella mujer que dormía profundamente en su cama. Nunca había sentido esos sentimientos tan aplastantes por nadie. No sólo sexuales. Bueno, sobre todo sexuales, pero también ese deseo de estar todo el tiempo con alguien. Como una niña, había luchado contra el sueño para evitar perderse algo. Una palabra, un gesto, un olor, una sonrisa, cualquier cosa que aquella mujer hermosa pudiera ofrecerle. Volviendo al momento presente, Tina había adivinado que Bette aún seguiría durmiendo cuando ella regresara a casa. No podía arriesgarse a que ella tuviera otro ataque de ansiedad por un presunto abandono, y por eso decidió dejar una nota explicando su paradero. La diosa del sol había aprendido y había comprendido que todo lo que pudiera hacer para asegurarse el regreso de Bette lo haría si era necesario.
17. Un acto de equilibrio
“Vive una vida equlibrada – aprende algo y piensa algo
Y dibuja y pinta
Y canta y baila
Y juega y trabaja cada día algo” Robert Fulghum
Después de besarse durante lo que les pareció horas, días, años y sólo habían sido segundos, las dos mujeres apasionadas se separaron para respirar.
“Tina, tengo algo para ti, lo dejé en tu porche esta tarde antes de ir a Caliente”.
“Bien, vamos a ver que es”, Tina sonrió con satisfacción.
Entraron en el coche de Tina y se dirigieron a su casa.
“Um, ¿qué puede ser?”, preguntó Tina sacudiendo una caja de tamaño mediano.
“Baby, ¿entramos?, no quiero quedarme aquí fuera toda la noche”.
“Claro, Bette. Recuérdame que no tengo que llevarte de camping conmigo”.
“Puedo ir de camping mientras no tenga que dormir en una tienda”.
Tina miró a Bette como si fuera una extraterrestre. Bette le devolvió la mirada con un serio, “oíste lo que dije”. Juguetonamente, levantó los ojos. Una vez en el interior, entraron en la cocina y Bette cogió una botella de agua de la nevera. Tina admiró la singularidad del regalo que tenía delante de ella. “Baby, nunca he visto un papel de envolver como este, ¿lo compraste en Nueva York?”. “No, lo compré aquí. En realidad esta es una de mis pinturas transformada en papel para envolver regalos”. “Es bonito, Bette”, dijo Tina aprobándolo.
“Gracias, T. Pensé que te gustaría”.
Tina puso mucho cuidado para no romper el papel y Bette se impacientó. “Tina, ¿acabarás de abrirlo esta noche?. Tengo más papel para ti si es eso lo que te preocupa”.
“Me gusta conservar lo que me regalas, cariño, si no te importa”, dijo Tina suavemente,algo molesta.
Bette comenzó a resoplar, hasta que Tina finalmente abrió la caja. “¡Ostras, Bette!”, dijo Tina arrugando las cejas. Bette se rió.
Una sonrisa enorme iluminó la cara de Tina cuando sacó de la caja un par de zapatillas de deporte azul oscuro y grises. “Son impresionantes, Bette. ¿Cómo sabías que quería estas?. Aún no están disponibles en las tiendas, cariño. Son lo último en tecnología. ¿Cómo las has conseguido?”.
“Es un antiguo secreto chino, Tina. No te lo contaré”. La verdad era que Bette había visto una foto de las zapatillas en una de las revistas de deporte de Tina. Fue una casualidad que encontrara al diseñador en la exposición de salud de San Francisco y posteriormente usó su encanto para conseguir un par para Tina. “Muchas gracias, Bette, realmente te quiero”. Tina fue inmediatamente a buscar unos calcetines y se probó sus zapatillas nuevas. “Vamos al estudio para que pueda verme en el espejo grande. Vamos cariño. Espera un momento que me ponga mis pantalones cortos de correr para que pueda ver todo el efecto”.
Bette era feliz. “Claro, cariño. Todo lo que quieras”. Tina saltó escaleras abajo con su equipo de carreras sonriendo de oreja a oreja. “Ahhh, voy a dar el golpe con este equipaje”, exclamó.
“Aún tienes que leer la tarjeta”, le recordó Bette.
Tina,
Espero que disfrutes de estas zapatillas tanto como yo he disfrutado haciéndolas para ti. ¡Corre con fuerza!
Xander Nicholson
“Caariñooo, ¡el mismo diseñador me ha escrito una nota! Na na na nananana”, Tina cantaba una canción infantil bastante molesta. No podía apartar los ojos de ella y sus zapatillas nuevas reflejadas en el espejo. Bette estaba de acuerdo en que estaba muy guapa en aquel momento. “T. tienes otra tarjeta para leer”.
“Bien, de acuerdo, miss impaciente. ¿Por qué me das tanta prisa en mi propia casa?”.
“La propiedad de tu casa no tiene nada que ver con tu sentido del tiempo, o de la pérdida del mismo”, se rió Bette.
“No parecía que te importara demasiado el tiempo cuando estábamos fuera besándonos”.
“Tienes un punto de consejera”.
Tina abrió el sobre para encontrarse con la misma imagen que el papel de envolver. El material gráfico de Bette era impresionante. Sacó con cautela la tarjeta y comenzó a leer.
Tina,
En realidad no creo que tu vayas a usar contra mi lo que yo te doy. Por favor, no huyas de mi. Te he echado mucho de menos. Vuelve a mi corriendo, cariño.
Un beso
Bette
Aunque eran pocas palabras, eran profundas. Casi demasiado profundas para que el inexperto corazón de Tina las aguantase. Había sido un paso difícil para Bette, y Tina lo reconoció. Bette no le había dado a nadie algo de esa magnitud durante mucho tiempo. Sus palabras hablaban y gritaban al oído de Tina “progresamos”. Alegría era la palabra adecuada para describir el estado de la diosa del sol en ese momento.
La donante del regalo, en realidad, había recoger las zapatillas cuando Tina se retiró, pero cambió de idea. Ella quería que Tina las tuviera. Y también quería que supiera que ella también se dejaba la piel en el juego.
“Gracias, baby. No puedo creer que me trajeras esto. Parecen tropecientos dólares. No puedo creer que me trajeras esto”, enfatizó, “¡Soy tan feliz en este momento!”. Bette agarró un mechón del pelo rubio de su novia y la acercó firmemente haciendo estragos en sus labios que, justo en ese momento comenzaban a recuperarse. Sus manos se exploraron tosca y rápidamente, abandonando la ternura. La pasión y el deseo hicieron acto de presencia y las dos estaban impacientes. “Eres bienvenida, Tina”, dijo Bette a su feliz novia mientras se volvía hacia el espejo que se había hecho tan familiar para ella. El mismo espejo que reflejó la pasión de la primera noche que hicieron el amor. El mismo espejo que estaba cercano a reflejar un acto de pasión aún mayor. Sólo que esta vez, la intensidad del amor era demasiado grande para mirarlo.
…………………………..
Había una nota sobre la ropa de Bette, que se dispuso a leer.
Baby,
Después de lo de anoche necesito un cigarrillo. Eres tan asombrosa, Bette Porter. Gracias por amarme. No estoy segura de lo que hice para merecer esto, pero estoy tan contenta de que seas mía. He tenido una maravillosa carrera esta mañana, hacía una bonita brisa. Y ahora voy al gimnasio a dar mi clase, volveré a casa sobre las 11. ¡Feliz sábado!
-T
Tina volvió a su casa para encontrar a su novia en la misma posición en que la dejó. Se había quedado dormida de espaldas con el brazo en la frente. “Buenos días, hermosa”, susurró al oído de Bette, tirando hacia atrás la suave sábana para dejar expuestos sus pechos. La diosa del sol, estimulada, se tomó un momento para alegrar la vista. Bette estaba tranquila, durmiendo pacíficamente. Tina estaba asombrada por el amor creciente que sentía por aquella mujer que dormía profundamente en su cama. Nunca había sentido esos sentimientos tan aplastantes por nadie. No sólo sexuales. Bueno, sobre todo sexuales, pero también ese deseo de estar todo el tiempo con alguien. Como una niña, había luchado contra el sueño para evitar perderse algo. Una palabra, un gesto, un olor, una sonrisa, cualquier cosa que aquella mujer hermosa pudiera ofrecerle. Volviendo al momento presente, Tina había adivinado que Bette aún seguiría durmiendo cuando ella regresara a casa. No podía arriesgarse a que ella tuviera otro ataque de ansiedad por un presunto abandono, y por eso decidió dejar una nota explicando su paradero. La diosa del sol había aprendido y había comprendido que todo lo que pudiera hacer para asegurarse el regreso de Bette lo haría si era necesario.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Saludos al sol
ooohhh!!! q bonito!!! cuanto amor se refleja en este FF!!!
Gracias anita!!!
Gracias anita!!!
kamakaII- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 219
Localización : Running with Jennifer around the world
Fecha de inscripción : 15/05/2008
Re: [Terminado] Saludos al sol
gracias anita!!!
gabyco- Un respeto, soy forera VIP
- Cantidad de envíos : 1007
Personajes favoritos : Bette Porter - Tina kenard - Mas q un personaje una personalidad Jennifer Beals
Fecha de inscripción : 23/06/2008
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