[Terminado] Saludos al sol
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Gracias anita!!!
Dios mio!! Habra reconciliación, verdad? Xq esta situación es
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kamakaII- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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hola anita
hello
dónde andas anita, que no te vemos?
qué te ocurre anita, que no te leemos?
vuelve anita, vuelve
y trae contigo ese ff hermoso y "calentito"
al que nos has hecho adictas
jajajaja
un besazo
matilde
PD.: si es que te gusta el lápiz y el papel
y una vez traducido lo ties que pasar a limpio
y estas tan cansailla que no puedes ni planteartelo
solo pídenos ayuda
seremso muchas las q nos presentemos al puesto
de:
secretaria de anita
dónde andas anita, que no te vemos?
qué te ocurre anita, que no te leemos?
vuelve anita, vuelve
y trae contigo ese ff hermoso y "calentito"
al que nos has hecho adictas
jajajaja
un besazo
matilde
PD.: si es que te gusta el lápiz y el papel
y una vez traducido lo ties que pasar a limpio
y estas tan cansailla que no puedes ni planteartelo
solo pídenos ayuda
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secretaria de anita
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Sois unas impacientes hoy tenia previsto subir un trozo. Lo voy dosificando porque me queda muy poco traducido y estoy traduciendo capitulos nuevos. Este fragmento os va a gustar es muy hot
Una hora más tarde, Bette regresó a la habitación e aspiró el el olor fresco y limpio de Tina. Se dio una ducha y se sintió algo mejor. Después se limpió los dientes y se metió en las suaves sábanas de algodón junto a la belleza durmiente que estaba dentro de ellas. Tina estaba radiante a la luz de la luna. Las cortinas estaban abiertas sólo lo suficiente para que la luz acariciara su cuerpo perfecto.
Bette sabía que al besar a Helena había hecho tambalear a Tina y todo su mundo. También Bette se había inquietado, pero no volvería a pasar. Estaba segura. No había ninguna posibilidad de que siguiera animando algo sobre lo que ella misma se preguntaba si era auténtico. Volvió sus pensamientos a la mujer que dormía profundamente a su lado.
Bette besó suavemente el cuello de Tina y deslizó su mano derecha alrededor de su cintura. Tina se veía y olía tan bien que Bette no podía dejar de besarla. Esparció besos húmedos por su cuello y dejó suaves sacudidas en su estela. Deslizó las manos por debajo de la camiseta de Tina y remontó su columna vertebral con el dedo. Tina tembló y gimió ligeramente. Bette arqueó la mano hacia el frente y sintió el estómago definido de Tina. Sintió cada curva, cada pendiente y cada músculo. Para Bette, el cuerpo de Tina era la perfección más absoluta. Simplemente, no podía dejar de hacerlo. Parecía una adicta que necesitaba una dosis para hacer algo correcto. Tina era su droga. La mano derecha de Bette se movió hasta los pechos de Tina y jugó con ellos hasta que sintió que emergían mágicamente bajo su mano. Su propia humedad comenzó como un goteo doloroso. Con una mano volteó a Tina y le besó el ombligo. Su lengua hizo una espiral y suavemente dibujaba círculos sobre la piel cremosa de Tina. Los ojos de Tina estaban entreabiertos, mientras su mente intentaba determinar si todo aquello era sueño o realidad. Bette se colocó entre las piernas de Tina apoyada en los codos. Sopló aire caliente sobre el pelo rizado de Tina, por encima de sus bragas, con mucho cuidado masajeó el clit de Tina por debajo de ellas.
Tina arqueó el trasero y abrió las piernas como respuesta. “Mmmmm baby”.
Bette movió su cuerpo a lo largo del cuerpo de Tina, dejando que sus dedos sigan dando vueltas en su posición anterior, “¿te he despertado baby?”.
Un gemido profundo se le escapó a Tina mientras luchaba por despertarse.
“Te quiero, Tina”, confesó Bette suavemente mientras besaba todo lo que estaba a su alcance. Oídos, cara, cuello, hombros, mejillas, barbilla, labios. Lo besaba todo, quedamente le habló a Tina de su afecto.”Te quiero”, susurró lamiendo la clavícula de Tina y besando sus pechos. La pasión de Bette iba creciendo a cada segundo.
“Bette”, dijo Tina intentando recuperar la respiración. Se había quedado sin habla, y no podía creer lo que oía. ¿Estaba diciendo Bette que la amaba?.
“¿Si,baby?”.
“Lo siento tanto…”. No pudo acabar la frase. Bette la interrumpió con un beso apasionado. “Te quiero Tina”, susurró en su oído otra vez. Los besos se deslizaron hacia abajo por el cuerpo de Tina, sus bragas también. Bette lamió y lo aspiró todo entre las piernas de Tina a paso lento. Se quedó en el clit de Tina durante un buen rato, chupando despacio, lento, a la mujer que la volvía loca. Gritos de pasión escaparon de la boca de Tina, que se agarró fuertemente a las suaves sábanas del hotel. Su cuerpo se elevó tembloroso y cayó en un trance profundo a causa de Bette. Bette sabía que Tina no se iba a estar quieta de ninguna manera, así que no se lo pidió. Esto era demasiado profundo. Demasiado apasionado. Demasiado verdadero. Dos dedos bombearon entre la humedad de algodón, y Tina respondía graciosamente. La lengua de Bette siguió lamiéndola, chupándola. La nariz de Bette y su barbilla hacían desbordar de entusiasmo a Tina. No había duda de que Tina ya estaba totalmente despierta.
“Baby, que bueno es esto. “ Bette mantuvo sus dedos dentro de Tina y otra vez subió por su cuerpo.
Besó a su diosa del sol con mucho cuidado en los labios mientras la acariciaba por abajo. Su lengua entró en la boca caliente de Tina y sus dedos se desplazaron hasta sus pechos, para volver otra vez a su destino. Tina perdía la conciencia.
“Baby, ¿qué me estás haciendo?”.
“¿Quieres que pare, Tina?”, susurró Bette
“No pares. Por favor no pares, baby”, gimoteó Tina entre lágrimas.
La pierna izquierda de Tina tembló y su cuerpo se puso rígido. Estaba muy cerca de tener una experiencia de salida de su propio cuerpo y no había manera de volver atrás. Bette añadió otro dedo y redujo la intensidad queriendo retener su derecho de amante. Tina estaba atrapada por el brillo de la luna y el amor y Bette no podía cansarse ahora. Intuitivamente torció los dedos y el cálido lugar le dio la bienvenida. No había duda, este era el refugio de Bette y los tacos no estaban prohibidos. Tina pronunció el nombre de Bette apasionadamente lo que provocó que se riera intensamente en la oscuridad. Sintió extraño que no hubiera reído en todo el día y ahora sintiera una felicidad tan grande.
“Te quiero, Tina, ¿verdad que lo sabes?... te amo”, susurró al oído de Tina en medio de besos húmedos. Las lágrimas que aparecieron en la cara de Bette cambiaron la inflexión de sus palabras. Bette siguió susurrando. “Te quiero Tina. Siento tanto haberme comportado de la manera que lo hice. No quiero a nadie más. Sólo a ti. Tienes que creerme, Tina… te amo. ¿Me crees?”, preguntó suavemente.
“Si, cariño”.
Bette susurró “te amo, Tina” mientras se sentaba a horcajadas hacia la mitad del cuerpo de Tina y la atrajo hacia ella. Con las frentes y los corazones muy juntos, Tina le habló de sus sentimientos más profundos sobre la boca ligeramente abierta de Bette. “Estoy tan contenta de que me hayas despertado Bette. Esto tiene muchos significados para mi. Yo estaba dormida hasta que te conocí”. Se besaron profundamente entre disculpas y compensaciones de infracciones anteriores. “Te quiero, Bette”. Ambas mujeres casi se corrieron con la abundante labia de la otra. Líneas de pasión aparecieron en sus caras y las temperaturas subieron como cohetes. La respiración era dificultosa, cuando encontraron un ritmo moderado y se mecieron. Palabras dulces y ondas cósmicas de placer acompañaron a los impresionantes orgasmos que les llegó. Sus gemidos fueron aumentando el tono, cada vez más alto. Las gigantescas ondas disminuían sólo para aparecer de nuevo. Bette y Tina se quedaron desesperadamente abrazadas, agarrándose fuertemente a la que parecía ser la vida que querían.
“Te quiero, Tina”, susurró Bette.
Una hora más tarde, Bette regresó a la habitación e aspiró el el olor fresco y limpio de Tina. Se dio una ducha y se sintió algo mejor. Después se limpió los dientes y se metió en las suaves sábanas de algodón junto a la belleza durmiente que estaba dentro de ellas. Tina estaba radiante a la luz de la luna. Las cortinas estaban abiertas sólo lo suficiente para que la luz acariciara su cuerpo perfecto.
Bette sabía que al besar a Helena había hecho tambalear a Tina y todo su mundo. También Bette se había inquietado, pero no volvería a pasar. Estaba segura. No había ninguna posibilidad de que siguiera animando algo sobre lo que ella misma se preguntaba si era auténtico. Volvió sus pensamientos a la mujer que dormía profundamente a su lado.
Bette besó suavemente el cuello de Tina y deslizó su mano derecha alrededor de su cintura. Tina se veía y olía tan bien que Bette no podía dejar de besarla. Esparció besos húmedos por su cuello y dejó suaves sacudidas en su estela. Deslizó las manos por debajo de la camiseta de Tina y remontó su columna vertebral con el dedo. Tina tembló y gimió ligeramente. Bette arqueó la mano hacia el frente y sintió el estómago definido de Tina. Sintió cada curva, cada pendiente y cada músculo. Para Bette, el cuerpo de Tina era la perfección más absoluta. Simplemente, no podía dejar de hacerlo. Parecía una adicta que necesitaba una dosis para hacer algo correcto. Tina era su droga. La mano derecha de Bette se movió hasta los pechos de Tina y jugó con ellos hasta que sintió que emergían mágicamente bajo su mano. Su propia humedad comenzó como un goteo doloroso. Con una mano volteó a Tina y le besó el ombligo. Su lengua hizo una espiral y suavemente dibujaba círculos sobre la piel cremosa de Tina. Los ojos de Tina estaban entreabiertos, mientras su mente intentaba determinar si todo aquello era sueño o realidad. Bette se colocó entre las piernas de Tina apoyada en los codos. Sopló aire caliente sobre el pelo rizado de Tina, por encima de sus bragas, con mucho cuidado masajeó el clit de Tina por debajo de ellas.
Tina arqueó el trasero y abrió las piernas como respuesta. “Mmmmm baby”.
Bette movió su cuerpo a lo largo del cuerpo de Tina, dejando que sus dedos sigan dando vueltas en su posición anterior, “¿te he despertado baby?”.
Un gemido profundo se le escapó a Tina mientras luchaba por despertarse.
“Te quiero, Tina”, confesó Bette suavemente mientras besaba todo lo que estaba a su alcance. Oídos, cara, cuello, hombros, mejillas, barbilla, labios. Lo besaba todo, quedamente le habló a Tina de su afecto.”Te quiero”, susurró lamiendo la clavícula de Tina y besando sus pechos. La pasión de Bette iba creciendo a cada segundo.
“Bette”, dijo Tina intentando recuperar la respiración. Se había quedado sin habla, y no podía creer lo que oía. ¿Estaba diciendo Bette que la amaba?.
“¿Si,baby?”.
“Lo siento tanto…”. No pudo acabar la frase. Bette la interrumpió con un beso apasionado. “Te quiero Tina”, susurró en su oído otra vez. Los besos se deslizaron hacia abajo por el cuerpo de Tina, sus bragas también. Bette lamió y lo aspiró todo entre las piernas de Tina a paso lento. Se quedó en el clit de Tina durante un buen rato, chupando despacio, lento, a la mujer que la volvía loca. Gritos de pasión escaparon de la boca de Tina, que se agarró fuertemente a las suaves sábanas del hotel. Su cuerpo se elevó tembloroso y cayó en un trance profundo a causa de Bette. Bette sabía que Tina no se iba a estar quieta de ninguna manera, así que no se lo pidió. Esto era demasiado profundo. Demasiado apasionado. Demasiado verdadero. Dos dedos bombearon entre la humedad de algodón, y Tina respondía graciosamente. La lengua de Bette siguió lamiéndola, chupándola. La nariz de Bette y su barbilla hacían desbordar de entusiasmo a Tina. No había duda de que Tina ya estaba totalmente despierta.
“Baby, que bueno es esto. “ Bette mantuvo sus dedos dentro de Tina y otra vez subió por su cuerpo.
Besó a su diosa del sol con mucho cuidado en los labios mientras la acariciaba por abajo. Su lengua entró en la boca caliente de Tina y sus dedos se desplazaron hasta sus pechos, para volver otra vez a su destino. Tina perdía la conciencia.
“Baby, ¿qué me estás haciendo?”.
“¿Quieres que pare, Tina?”, susurró Bette
“No pares. Por favor no pares, baby”, gimoteó Tina entre lágrimas.
La pierna izquierda de Tina tembló y su cuerpo se puso rígido. Estaba muy cerca de tener una experiencia de salida de su propio cuerpo y no había manera de volver atrás. Bette añadió otro dedo y redujo la intensidad queriendo retener su derecho de amante. Tina estaba atrapada por el brillo de la luna y el amor y Bette no podía cansarse ahora. Intuitivamente torció los dedos y el cálido lugar le dio la bienvenida. No había duda, este era el refugio de Bette y los tacos no estaban prohibidos. Tina pronunció el nombre de Bette apasionadamente lo que provocó que se riera intensamente en la oscuridad. Sintió extraño que no hubiera reído en todo el día y ahora sintiera una felicidad tan grande.
“Te quiero, Tina, ¿verdad que lo sabes?... te amo”, susurró al oído de Tina en medio de besos húmedos. Las lágrimas que aparecieron en la cara de Bette cambiaron la inflexión de sus palabras. Bette siguió susurrando. “Te quiero Tina. Siento tanto haberme comportado de la manera que lo hice. No quiero a nadie más. Sólo a ti. Tienes que creerme, Tina… te amo. ¿Me crees?”, preguntó suavemente.
“Si, cariño”.
Bette susurró “te amo, Tina” mientras se sentaba a horcajadas hacia la mitad del cuerpo de Tina y la atrajo hacia ella. Con las frentes y los corazones muy juntos, Tina le habló de sus sentimientos más profundos sobre la boca ligeramente abierta de Bette. “Estoy tan contenta de que me hayas despertado Bette. Esto tiene muchos significados para mi. Yo estaba dormida hasta que te conocí”. Se besaron profundamente entre disculpas y compensaciones de infracciones anteriores. “Te quiero, Bette”. Ambas mujeres casi se corrieron con la abundante labia de la otra. Líneas de pasión aparecieron en sus caras y las temperaturas subieron como cohetes. La respiración era dificultosa, cuando encontraron un ritmo moderado y se mecieron. Palabras dulces y ondas cósmicas de placer acompañaron a los impresionantes orgasmos que les llegó. Sus gemidos fueron aumentando el tono, cada vez más alto. Las gigantescas ondas disminuían sólo para aparecer de nuevo. Bette y Tina se quedaron desesperadamente abrazadas, agarrándose fuertemente a la que parecía ser la vida que querían.
“Te quiero, Tina”, susurró Bette.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Muchisimas gracias anita!!!
kamakaII- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
que bonito
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gracias anita
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lurdes beals- Un respeto, soy forera VIP
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una adicta impaciente
lo siento anita
no es que dudara de tí
a estas alturas entenderás que eres una de mis diosas de barro preferidas,
pero no puedes tenernos tres, o han sido cuatro días? a pan y agua
no es bueno para nuestra salud mental
jajaja
tienes que cuidarnos,
como nosotras te cuidaremos y mimamreos y alabaremos siempre
amén
no es que dudara de tí
a estas alturas entenderás que eres una de mis diosas de barro preferidas,
pero no puedes tenernos tres, o han sido cuatro días? a pan y agua
no es bueno para nuestra salud mental
jajaja
tienes que cuidarnos,
como nosotras te cuidaremos y mimamreos y alabaremos siempre
amén
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Cariño,
Anoche (quiero decir, esta mañana) fue genial, tu también fuiste genial. Nunca había sentido un amor así.
Me voy a la exposición. Estaré allí la mayor parte del día. Pásate por allí si puedes.
T.
Era un día frío y nublado en la ciudad. Bette no se podía creer que hubiera estado durmiendo hasta el mediodía. El día anterior había sido tan emocionalmente agotador que dormir era necesario. Se preguntó como se sentiría Tina, porque no había descansado mucho tampoco. Bette cogió su móvil de la mesillade noche para llamar a Helena. “También podría hacer esto de paso”, pensó. Escuchó un mensaje de su buzón de voz.
Hola cariño, soy yo. Sólo quería darte las gracias por amarme. Espero que esto no sea demasiado inquietante para ti. Oh, si, ¿estaba soñando o grité tu nombre más de 50 veces anoche?. Te quiero. ¡Adiós!
Bette se rió del mensaje de Tina. “Me gusta”, dijo en voz alta, a nadie en particular. Se sintió acalorada pensando en Tina y decidió tomar una ducha para calmarse. Los últimos días habían sido incomprensibles para Bette. Nunca en su vida había experimentado una emoción tan intensa ni tanta libertad para expresarla. Era como si Tina tuviera la llave de la nueva vida de Bette y la vida se le descubriera por primera vez. No había duda de que Bette era adicta a los besos de la diosa del sol. Reconocía que no podía hacer nada ante eso. La belleza de bronce comenzaba a entender los efectos que Tina tenía sobre las mujeres. Era increíble.
Se sintió descansada y tonificada después de su cita con el agua caliente y el jabón corporal de mango. Bette cogió de nuevo su móvil para llamar a Helena. El nerviosismo por la conversación con su amiga hizo que casi se le cayera el teléfono de las manos humedecidas.
“Helena Peabody”, canturreó la voz encantadora.
“Ah, parece que estás de buen humor”, dijo Bette con tono agradable. “Oh, mierda, no pensaba engañarla”, pensó Bette después de su comentario anterior.
“Si, estoy de buen humor y creo que sobre todo es debido a ti, amor”.
Bette estaba todavía sin ropa interior después de la ducha, cuando Tina volvió a la habitación de improviso. Se paró de repente después de cerrar la puerta y comenzó inmediatamente su revisión óptica ritual del cuerpo de Bette, como un robot. Bette sintió el fuego en la mirada de Tina y su cuerpo reaccionó. Cuando los ojos de Tina llegaron a sus pechos, los pezones de Bette se irguieron. Cuando sus ojos cambiaron a su estómago, se le puso la piel de gallina. Y cuando viajaron un poco más hacia abajo y se quedaron allí un rato más largo que en las otras partes, Bette sintió la humedad en la superficie. Su intento de sonrisa débil no enfrió a Tina en absoluto. La mirada penetrante de Tina era absorbente y mortal. Bette comprendió tristemente que ya había perdido esa batalla antes de que hubiera comenzado. Sabía que Tina estaba a punto de atacar y había poco tiempo para prepararse. El estómago de Bette cayó en picado como anticipación a lo que iba a venir.
“¿Bette? ¿Estás todavía ahí, amor?”.
“Si. Te llamaba para ver si podemos encontrarnos esta tarde para hablar. Tengo algo que quiero enseñarte”, aclaró Bette de forma significativa.
“Yo también tengo algo que quiero enseñarte”, dijo Helena de manera seductora.
Tina avanzó hacia Bette con toda la confianza del mundo. El pecho hinchado de Bette y su respiración acelerada traicionaban sus esfuerzos para permanecer tranquila. Empezó a faltarle el aire, respiró, sabiendo que tenía un problema serio. “Joder”. Tina estaba a su lado, tan cerca como podía sin tocarla, y le dirigió una sonrisa amplia, maliciosa.
Cuando recuperó la voz, Bette continuó, “¿Te parece bien a las 3,30?. Puedo pasarme por el museo o podemos encontrarnos en otra parte. Umm…”, gimió Bette suavemente, “es algo privado”, declaró con voz seductora. Su tono era definitivamente involuntario. “Lo siento, Hel, me distraen aquí”. La voz de Bette vacilaba.
“¿Qué pasa Bette? Pareces un poco gutural”, preguntó Helena curiosa.
Tina estaba de rodillas, frente a Bette, enganchada a su clit.
“A las 3,30 me parece bien. ¿Por qué no vienes al museo? Hay muchos sitios tranquilos para hablar aquí.”
Bette no podía hablar. La lengua de Tina estaba haciendo una conversación profunda dentro de ella. La capacidad verbal para comunicarse le desapareció. Tenía la boca abierta. Respiraba rápido y con fuerza, estaba al borde de un orgasmo monumental. Las cejas arrugadas y el pie izquierdo se le desfiguraron debido a un calambre punzante. La mano derecha sostenía la cabeza de Tina fuertemente, conduciéndola directamente a su destino.
“Bette, ¿estás ahí?”.
“Um, nos vemos después Hel”, contestó jadeando. Sentía que cada palabra que pronunciara la conduciría al orgasmo y chilló cautelosamente como resultado”.
Bette sólo esperaba a terminar la llamada correctamente porque regularmente se le iba la cabeza. Tina aumentó la velocidad y la presión de su lengua y agregó dos dedos expertos para combinar. Una pierna la puso sobre el hombro de Tina mientras la otra le temblaba continuamente. Tina utilizó la palma de la mano para apoyar a Bette por la espalda. Estaba poseída por la pasión, entregada a la misión de darle placer a la mujer que le había robado el corazón. Su diestra lengua danzaba a través del tiempo, tempos y ritmos, mientras giraba, aspiraba, mordisqueaba y lamía. Los dedos del pie de Bette dejaban huellas profundas en la alfombra afelpada, mientras su cuerpo entero era sacudido violentamente. Había sido transportada a otro mundo. Visitaba a menudo últimamente este mundo y se había hecho miembro de su programa para usuarios expertos. Tina aseguraba que ella se había hecho una asidua allí, acumulando tantos puntos como le fue posible. La rubia enamorada enviaba a Bette de regreso a ese mundo repetidamente, incluso cuando su reina de moca pensaba que no tenía fuerzas para viajar más. Esta vez no era diferente. Tina lamió, chupó y acarició hasta que Bette apartó la cabeza y a través de las lágrimas le pidió que parase. La petición le fue concedida, pero no antes de que Tina la enviara una vez más, en un vuelo de primera clase, directa al paraíso.
“Estás deliciosa, baby”, susurraba Tina en su oído. Bette estaba en un estado de estupor, como un borracho, admirada por las maravillas cariñosas de Tina. Besó a Bette apasionadamente, dejando la huella de Bette en su boca. “Sabes a caramelo, Bette. Solo quiero… maldición”. Tina era incapaz de terminar lo que estaba diciendo.
Finalmente, cuando la boca y la mente de Bette se coordinaron , pudo hablar. “T ¿dónde vas?”, murmuró, todo daba vueltas a su alrededor cada vez que abría los ojos.
Tina felizmente entonó, “vuelvo a la exposición, baby, solo he parado para el almuerzo”, enseñó sus blancos y nacarados dientes y desapareció por la puerta.
Anoche (quiero decir, esta mañana) fue genial, tu también fuiste genial. Nunca había sentido un amor así.
Me voy a la exposición. Estaré allí la mayor parte del día. Pásate por allí si puedes.
T.
Era un día frío y nublado en la ciudad. Bette no se podía creer que hubiera estado durmiendo hasta el mediodía. El día anterior había sido tan emocionalmente agotador que dormir era necesario. Se preguntó como se sentiría Tina, porque no había descansado mucho tampoco. Bette cogió su móvil de la mesillade noche para llamar a Helena. “También podría hacer esto de paso”, pensó. Escuchó un mensaje de su buzón de voz.
Hola cariño, soy yo. Sólo quería darte las gracias por amarme. Espero que esto no sea demasiado inquietante para ti. Oh, si, ¿estaba soñando o grité tu nombre más de 50 veces anoche?. Te quiero. ¡Adiós!
Bette se rió del mensaje de Tina. “Me gusta”, dijo en voz alta, a nadie en particular. Se sintió acalorada pensando en Tina y decidió tomar una ducha para calmarse. Los últimos días habían sido incomprensibles para Bette. Nunca en su vida había experimentado una emoción tan intensa ni tanta libertad para expresarla. Era como si Tina tuviera la llave de la nueva vida de Bette y la vida se le descubriera por primera vez. No había duda de que Bette era adicta a los besos de la diosa del sol. Reconocía que no podía hacer nada ante eso. La belleza de bronce comenzaba a entender los efectos que Tina tenía sobre las mujeres. Era increíble.
Se sintió descansada y tonificada después de su cita con el agua caliente y el jabón corporal de mango. Bette cogió de nuevo su móvil para llamar a Helena. El nerviosismo por la conversación con su amiga hizo que casi se le cayera el teléfono de las manos humedecidas.
“Helena Peabody”, canturreó la voz encantadora.
“Ah, parece que estás de buen humor”, dijo Bette con tono agradable. “Oh, mierda, no pensaba engañarla”, pensó Bette después de su comentario anterior.
“Si, estoy de buen humor y creo que sobre todo es debido a ti, amor”.
Bette estaba todavía sin ropa interior después de la ducha, cuando Tina volvió a la habitación de improviso. Se paró de repente después de cerrar la puerta y comenzó inmediatamente su revisión óptica ritual del cuerpo de Bette, como un robot. Bette sintió el fuego en la mirada de Tina y su cuerpo reaccionó. Cuando los ojos de Tina llegaron a sus pechos, los pezones de Bette se irguieron. Cuando sus ojos cambiaron a su estómago, se le puso la piel de gallina. Y cuando viajaron un poco más hacia abajo y se quedaron allí un rato más largo que en las otras partes, Bette sintió la humedad en la superficie. Su intento de sonrisa débil no enfrió a Tina en absoluto. La mirada penetrante de Tina era absorbente y mortal. Bette comprendió tristemente que ya había perdido esa batalla antes de que hubiera comenzado. Sabía que Tina estaba a punto de atacar y había poco tiempo para prepararse. El estómago de Bette cayó en picado como anticipación a lo que iba a venir.
“¿Bette? ¿Estás todavía ahí, amor?”.
“Si. Te llamaba para ver si podemos encontrarnos esta tarde para hablar. Tengo algo que quiero enseñarte”, aclaró Bette de forma significativa.
“Yo también tengo algo que quiero enseñarte”, dijo Helena de manera seductora.
Tina avanzó hacia Bette con toda la confianza del mundo. El pecho hinchado de Bette y su respiración acelerada traicionaban sus esfuerzos para permanecer tranquila. Empezó a faltarle el aire, respiró, sabiendo que tenía un problema serio. “Joder”. Tina estaba a su lado, tan cerca como podía sin tocarla, y le dirigió una sonrisa amplia, maliciosa.
Cuando recuperó la voz, Bette continuó, “¿Te parece bien a las 3,30?. Puedo pasarme por el museo o podemos encontrarnos en otra parte. Umm…”, gimió Bette suavemente, “es algo privado”, declaró con voz seductora. Su tono era definitivamente involuntario. “Lo siento, Hel, me distraen aquí”. La voz de Bette vacilaba.
“¿Qué pasa Bette? Pareces un poco gutural”, preguntó Helena curiosa.
Tina estaba de rodillas, frente a Bette, enganchada a su clit.
“A las 3,30 me parece bien. ¿Por qué no vienes al museo? Hay muchos sitios tranquilos para hablar aquí.”
Bette no podía hablar. La lengua de Tina estaba haciendo una conversación profunda dentro de ella. La capacidad verbal para comunicarse le desapareció. Tenía la boca abierta. Respiraba rápido y con fuerza, estaba al borde de un orgasmo monumental. Las cejas arrugadas y el pie izquierdo se le desfiguraron debido a un calambre punzante. La mano derecha sostenía la cabeza de Tina fuertemente, conduciéndola directamente a su destino.
“Bette, ¿estás ahí?”.
“Um, nos vemos después Hel”, contestó jadeando. Sentía que cada palabra que pronunciara la conduciría al orgasmo y chilló cautelosamente como resultado”.
Bette sólo esperaba a terminar la llamada correctamente porque regularmente se le iba la cabeza. Tina aumentó la velocidad y la presión de su lengua y agregó dos dedos expertos para combinar. Una pierna la puso sobre el hombro de Tina mientras la otra le temblaba continuamente. Tina utilizó la palma de la mano para apoyar a Bette por la espalda. Estaba poseída por la pasión, entregada a la misión de darle placer a la mujer que le había robado el corazón. Su diestra lengua danzaba a través del tiempo, tempos y ritmos, mientras giraba, aspiraba, mordisqueaba y lamía. Los dedos del pie de Bette dejaban huellas profundas en la alfombra afelpada, mientras su cuerpo entero era sacudido violentamente. Había sido transportada a otro mundo. Visitaba a menudo últimamente este mundo y se había hecho miembro de su programa para usuarios expertos. Tina aseguraba que ella se había hecho una asidua allí, acumulando tantos puntos como le fue posible. La rubia enamorada enviaba a Bette de regreso a ese mundo repetidamente, incluso cuando su reina de moca pensaba que no tenía fuerzas para viajar más. Esta vez no era diferente. Tina lamió, chupó y acarició hasta que Bette apartó la cabeza y a través de las lágrimas le pidió que parase. La petición le fue concedida, pero no antes de que Tina la enviara una vez más, en un vuelo de primera clase, directa al paraíso.
“Estás deliciosa, baby”, susurraba Tina en su oído. Bette estaba en un estado de estupor, como un borracho, admirada por las maravillas cariñosas de Tina. Besó a Bette apasionadamente, dejando la huella de Bette en su boca. “Sabes a caramelo, Bette. Solo quiero… maldición”. Tina era incapaz de terminar lo que estaba diciendo.
Finalmente, cuando la boca y la mente de Bette se coordinaron , pudo hablar. “T ¿dónde vas?”, murmuró, todo daba vueltas a su alrededor cada vez que abría los ojos.
Tina felizmente entonó, “vuelvo a la exposición, baby, solo he parado para el almuerzo”, enseñó sus blancos y nacarados dientes y desapareció por la puerta.
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Anita, como siempre genial, la traducción excelente, y el FF para mi entre los tres mejores que he leído y credo que he leído unos cuantos......, Gracias Anita por tu tiempo y espero ansiosa más.
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Re: [Terminado] Saludos al sol
gracias anita !Jesús que caló!
jiijijii Helena siempre tan oportuna
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Capítulo 12
12. El esplendor cósmico
El museo estaba lleno de gente cuando Bette cuando Bette lo cruzó a paso rápido. Temía la conversación que estaba a punto de tener con Helena, pero sabía que debía tenerla. Unas manos delicadas le taparon los ojos.”Mierda, esto otra vez no”, pensó Bette.
“Hola, Hel”, saludó rotunda.
“¿Por qué estás tan gruñona hoy?” preguntó Helena.
“Porque estoy cansada de jugar a adivina. ¿Dónde vamos a hablar?”, preguntó Bette con afecto.
“¿No hay tiempo para preguntas hoy?¿Qué pasa, cielo? Se comió el gato la lengua de Bette?”. Helena se rió y levantó las cejas. Bette se molestó un poco y se preguntó que es lo que Helena había querido decir con aquella pregunta. Decidió no responder.
Todavía de forma agradable, Helena contestó. “De acuerdo, entonces vamos a la cafetería. Está muy tranquila a estas horas”. Nada podía cambiar el buen humor de Helena. No podía dejar de pensar en el glorioso beso que ella y Bette habían compartido el día anterior. En su opinión, Bette rompió el beso debido a las insoportables sensaciones que habían compartido. Helena estaba convencida de que su amiga sintió lo mismo que ella. La vida era otra vez magnífica y las cosas no podían ir mejor. Para desgracia suya, estaba a punto de descubrir que no podían ir peor.
Se sentaron torpemente frente a frente, bebieron te verde y hablaron de cosas sin importancia. Bette sabía que había llegado la hora de los negocios. No estaba segura como acabaría la conversación, pero estaba decidida a mantenerla apacible, independientemente de lo que le costara. No podía permitirse salir de sus casillas. No hoy. Bette estaba sorprendida de que Helena no la había presionado aún sobre este encuentro. Siempre era así, muy diferente de ella. Ella generalmente siempre quería saberlo todo de cada situación y dar su punto de vista. Bette suspiró profundamente y examinó los ojos radiantes de Helena. No quería trastornar a su amiga antes de tiempo porque sabía que lo estaría después de su conversación.
Bette se aclaró la garganta y comenzó a hablar despacio. Por el camino había venido pensando lo que debía de decir. Ni Helena ni ella podían soportar prefacios largos y rebuscados, así que fue directamente al grano. “Hel, ¿recuerdas cuando me hablaste del lío que tenía Tina con Darby?”.
“Si, lo recuerdo. ¿Por qué?”.
“Bien, pues tengo información de eso para ti”, Helena le dirigió una sonrisa poco entusiasta y la miró socarronamente.
Bette buscó en su pequeño bolso de diseño y cogió la carta de Darby. La colocó delante de Helena y dijo, “por favor, lee esto”.
“Esta es la letra de Darby”, dijo Helena tristemente tras examinar la carta.
“Por favor, léelo”.
Helena miró hacia arriba brevemente y torció la boca antes de mover los ojos a la carta. Sus ojos se nublaban cuando se desplazaban de una parte a otra del papel. Hizo una pausa dos o tres veces para limpiárselos con cuidado. Bette hubiera querido abrazar a su amiga, peso se abstuvo porque no quería enviar el mensaje equivocado. Cuando Helena llegó al final de la página, le dio la vuelta al papel y exploró la cara en blanco esperando una corrección en alguna postdata.
“Tu amiguita Tina compartió esto contigo?”
“Mereces saber la verdad Helena”
“¿Yo estaba demasiado ocupada para atenderla y entonces buscó la atención de Tina?”, Helena devolvió la carta a Bette, “es demasiado tarde para alterarse por esto. Ya no puedo hacer nada y esta carta no cambia nada”.
“Lo cambia todo Helena. Tu pensabas que Darby y Tina tenían un lío, pero no lo tenían. No sé donde conseguiste esa información, pero estaba equivocada”.
“Pero ella me quiso engañar, Bette. No estaba satisfecha conmigo. Dice que no le hice caso y se enamoró de Miss Reina del Yoga. ¿Qué diferencia hay?. No tengo la oportunidad de cambiarlo. Lo hecho, hecho está”.
“Por esta vez Tina no es la arruina casas que tu pensabas y yo creo que le debes una disculpa”.
“¿Qué? ¿Estás loca Bette? ¿Por qué proteges a Tina Kennard?”.
“Hel, no estamos haciendo lo correcto ahora mismo”.
“¿Qué? ¿Qué hacemos?”, preguntó Helena haciéndose la fuerte.
“Mira. Quería que supieras la verdad, ahora ya la sabes y voy a dejar que hagas lo que quieras”.
El museo estaba lleno de gente cuando Bette cuando Bette lo cruzó a paso rápido. Temía la conversación que estaba a punto de tener con Helena, pero sabía que debía tenerla. Unas manos delicadas le taparon los ojos.”Mierda, esto otra vez no”, pensó Bette.
“Hola, Hel”, saludó rotunda.
“¿Por qué estás tan gruñona hoy?” preguntó Helena.
“Porque estoy cansada de jugar a adivina. ¿Dónde vamos a hablar?”, preguntó Bette con afecto.
“¿No hay tiempo para preguntas hoy?¿Qué pasa, cielo? Se comió el gato la lengua de Bette?”. Helena se rió y levantó las cejas. Bette se molestó un poco y se preguntó que es lo que Helena había querido decir con aquella pregunta. Decidió no responder.
Todavía de forma agradable, Helena contestó. “De acuerdo, entonces vamos a la cafetería. Está muy tranquila a estas horas”. Nada podía cambiar el buen humor de Helena. No podía dejar de pensar en el glorioso beso que ella y Bette habían compartido el día anterior. En su opinión, Bette rompió el beso debido a las insoportables sensaciones que habían compartido. Helena estaba convencida de que su amiga sintió lo mismo que ella. La vida era otra vez magnífica y las cosas no podían ir mejor. Para desgracia suya, estaba a punto de descubrir que no podían ir peor.
Se sentaron torpemente frente a frente, bebieron te verde y hablaron de cosas sin importancia. Bette sabía que había llegado la hora de los negocios. No estaba segura como acabaría la conversación, pero estaba decidida a mantenerla apacible, independientemente de lo que le costara. No podía permitirse salir de sus casillas. No hoy. Bette estaba sorprendida de que Helena no la había presionado aún sobre este encuentro. Siempre era así, muy diferente de ella. Ella generalmente siempre quería saberlo todo de cada situación y dar su punto de vista. Bette suspiró profundamente y examinó los ojos radiantes de Helena. No quería trastornar a su amiga antes de tiempo porque sabía que lo estaría después de su conversación.
Bette se aclaró la garganta y comenzó a hablar despacio. Por el camino había venido pensando lo que debía de decir. Ni Helena ni ella podían soportar prefacios largos y rebuscados, así que fue directamente al grano. “Hel, ¿recuerdas cuando me hablaste del lío que tenía Tina con Darby?”.
“Si, lo recuerdo. ¿Por qué?”.
“Bien, pues tengo información de eso para ti”, Helena le dirigió una sonrisa poco entusiasta y la miró socarronamente.
Bette buscó en su pequeño bolso de diseño y cogió la carta de Darby. La colocó delante de Helena y dijo, “por favor, lee esto”.
“Esta es la letra de Darby”, dijo Helena tristemente tras examinar la carta.
“Por favor, léelo”.
Helena miró hacia arriba brevemente y torció la boca antes de mover los ojos a la carta. Sus ojos se nublaban cuando se desplazaban de una parte a otra del papel. Hizo una pausa dos o tres veces para limpiárselos con cuidado. Bette hubiera querido abrazar a su amiga, peso se abstuvo porque no quería enviar el mensaje equivocado. Cuando Helena llegó al final de la página, le dio la vuelta al papel y exploró la cara en blanco esperando una corrección en alguna postdata.
“Tu amiguita Tina compartió esto contigo?”
“Mereces saber la verdad Helena”
“¿Yo estaba demasiado ocupada para atenderla y entonces buscó la atención de Tina?”, Helena devolvió la carta a Bette, “es demasiado tarde para alterarse por esto. Ya no puedo hacer nada y esta carta no cambia nada”.
“Lo cambia todo Helena. Tu pensabas que Darby y Tina tenían un lío, pero no lo tenían. No sé donde conseguiste esa información, pero estaba equivocada”.
“Pero ella me quiso engañar, Bette. No estaba satisfecha conmigo. Dice que no le hice caso y se enamoró de Miss Reina del Yoga. ¿Qué diferencia hay?. No tengo la oportunidad de cambiarlo. Lo hecho, hecho está”.
“Por esta vez Tina no es la arruina casas que tu pensabas y yo creo que le debes una disculpa”.
“¿Qué? ¿Estás loca Bette? ¿Por qué proteges a Tina Kennard?”.
“Hel, no estamos haciendo lo correcto ahora mismo”.
“¿Qué? ¿Qué hacemos?”, preguntó Helena haciéndose la fuerte.
“Mira. Quería que supieras la verdad, ahora ya la sabes y voy a dejar que hagas lo que quieras”.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Helena es dura de pelar llamaremos al juez aunque con esta lentitud ...
el "enamoramiento" es ciego y sordomudo como un besugo de tres kilos y medio .
anita,....a que no sabes que hace un pájaro de cien kilos en una rama?
cenkiu anita
el "enamoramiento" es ciego y sordomudo como un besugo de tres kilos y medio .
anita,....a que no sabes que hace un pájaro de cien kilos en una rama?
cenkiu anita
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Gracias anita!
kamakaII- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
“Estoy un poco confundida, Bette. Te confesé mis sentimientos, compartimos un maravilloso beso y ahora me estás pidiendo que perdone a Tina por follar con mi esposa. ¿Qué está pasando Bette?. No quiero hablar de esa imbécil. Más bien quiero hablar de nosotras”. Sonriendo, movió su mano hacia Bette.
Helena estaba sentada con los hombros caidos, hundida en la silla y se preparó para defenderse cruzando estratégicamente los brazos. Miró durante un tiempo fijamente a Bette y después dijo, “por favor, dime que no te acuestas con ella”. “¿Te acuestas con ella?”, no dejó contestar a Bette, “joder Bette, ¿te acuestas con ella?. Joder, no lo hagas, esa mujer te va a comer viva, es una vampiro.¡Es un monstruo!”.
“¿Un monstruo, Hel?”
“Eso es. Un monstruo. ¡Le gusta follar por deporte!”, Helena puso los ojos en blanco y los mantuvo fijos sin mirar a ninguna parte.
Dejando los ojos quietos un momento, Helena dijo, “veo que está dicho todo, Bette. Es obvio que estás ilusionada y yo tengo que volver al trabajo”.
“No, no está todo dicho Helena. Me gustaría hablar contigo sobre nuestro beso de ayer”.
“Gracias por recordármelo Bette. No puedo creer que estés bajo la mala influencia de Tina. Ella va a follar contigo hasta que tu cara se ponga azul de felicidad y luego se marchará. Recuerda mis palabras, Bette”. Había signos obvios de frustración en la cara de Helena, mientras Bette se levantaba para marcharse. Bette respiró profundamente antes de que Helena siguiera hablando. “Bien, querida. Otra vez tienes que decidir tu misma. Si recobras el juicio, avísame, y entonces podremos hablar sobre nosotras, de tiy de mi. Por ahora, no tengo nada más que decir. Buen día, Bette”. Helena se levantó apresuradamente de la mesa y se fue precipitadamente a trabajar.
Aunque las cosas no habían salido según su plan, Bette se sintió más tranquila y feliz cuando. Al menos Helena sabía que Tina no se había acostado con su esposa, y, según la opinión de Bette, eso era muy importante.
………………………..
La 10ª exposición anual de Fitness era un gran negocio. Todo el mundo que estaba en el campo de la salud y la buena forma estaba allí promocionando “los mejores cuerpos”. Era una oportunidad de hacer negocio para los dueños de gimnasios, empresarios del fitness y la comunidad que trata de cambiar a una calidad de vida mejor. Había cientos de talleres, seminarios y conferencias previstas ese día. Los distribuidores de alimentos naturales y complementos vitamínicos tenían stands junto a las empresas de bebidas deportivas. Tina venía participando en esta exposición desde que se creó, hacía varios años. Era una de las atracciones, y siempre brillaba. Aunque buscaba las últimas y mejores innovaciones en el mundo del bienestar, raras veces se desviaba de sus probados métodos. La diosa del sol era fiel a sus métodos y lo demás no tenía importancia.
Tina acababa su actuación del día con un ejercicio de meditación. Estaba delante de unas 150 personas describiendo las ventajas de la meditación y los diferentes tipos que se podían practicar. Usando sus manos con énfasis, Tina examinó al público, transmitiendo su personalidad magnética para unirse a ellos. Llevaba una camisola negra con un sol de oro en medio. Tina se veía cercana y hermosa andando con los pies desnudos entre la masa de gente recitando un mantra en voz alta. Le dolían las ampollas de los pies, las que se había hecho en la carrera del día anterior por las calles de la ciudad. Esta incomodidad no era advertida por la multitud. Siguió andando entre las filas de gente, observando las posturas y expresiones de sus estudiantes. Hablando suavemente dijo, “cerrad los ojos, concentraros. Respirad”. Cuando vio a Bette en la última fila, una sonrisa del tamaño de California apareció en su cara. Recordando su objetivo, intentó volver sus pensamientos a la tarea que estaba haciendo, tal y como solicitaba a su clase. Tocó a Bette firmemente en la espalda y le dijo que se sentara. Bette obedeció mientras Tina le susurraba al oído, “todavía puedo tengo tu sabor en mi lengua”. Tina volvió al centro de la sala.
“Joder”, murmuró Bette casi sin aliento mientras intentaba volver a su lugar de paz.
Cuando terminó la sesión, Tina fue bombardeada a preguntas sobre la meditación por mujeres y hombre. Contestó a unas cuantas y luego se dirigió hacia Bette. Tina no quería que nadie robara su tiempo. Y si alguien le tenía que robar algo, que fuera su ladrón particular. La que había robado su corazón con mucha audacia y a plena luz.
“Hola guapísima”, sonrió Tina, invadiendo el espacio personal de Bette.
“Hola”, contestó Bette de forma cortante.
“Ha sido una sorpresa muy agradable verte aquí, baby”, dijo Tina calurosamente mientras besaba a Bette en los labios y rozando discretamente el pezón de Bette con sumano izquierda.
“No fue una sorpresa agradable oir un comentario tan perverso cuando yo intentaba concentrarme en mi respiración. ¿Cómo voy a sacar beneficio del taller si la instructora me distrae?”, dijo Bette con frustración.
“¿Interrumpí tu flujo,Bette?”, preguntó Tina.
“Lo hiciste”, contestó Bette sin rodeos.
“Lo siento, te pido perdón. Yo no podía concentrarme cuando te vi”.
“Tu eres la instructora. Se supone que eres una experta en la concentración, cueste lo que cueste”.
“Lo soy si me concentro en ti”, dijo Tina mientras la besaba y le daba un leve mordisco en el cuello a la vez que se reía intensamente.
“¿De verdad?”, preguntó Bette mientras intentaba averiguar por que no podía respirar. No importaba que hubiera algunos rezagados por allí y que pudieran verlas.
“De verdad”, dijo Tina inexpresivamente mientras exploraba si había un lugar privado en el entorno.
“Tina, ¿por qué miras tanto por todas partes?”.
“Ya sabes por qué”, sonrío malévolamente.
Si, sabía por qué, y ya esperaba impaciente su siguiente encuentro. “He estado pensando en ti todo el día T. No puedo sacarte de mi mente”.
“¿Y eso no es bueno?”, preguntó Tina.
“No cuando mis pensamientos deberían ocuparse en otras cosas. La vida, la familia, los amigos…”
“No, sólo en mi”, se rió Tina, “cariño, vamos a dar un paseo”.
Helena estaba sentada con los hombros caidos, hundida en la silla y se preparó para defenderse cruzando estratégicamente los brazos. Miró durante un tiempo fijamente a Bette y después dijo, “por favor, dime que no te acuestas con ella”. “¿Te acuestas con ella?”, no dejó contestar a Bette, “joder Bette, ¿te acuestas con ella?. Joder, no lo hagas, esa mujer te va a comer viva, es una vampiro.¡Es un monstruo!”.
“¿Un monstruo, Hel?”
“Eso es. Un monstruo. ¡Le gusta follar por deporte!”, Helena puso los ojos en blanco y los mantuvo fijos sin mirar a ninguna parte.
Dejando los ojos quietos un momento, Helena dijo, “veo que está dicho todo, Bette. Es obvio que estás ilusionada y yo tengo que volver al trabajo”.
“No, no está todo dicho Helena. Me gustaría hablar contigo sobre nuestro beso de ayer”.
“Gracias por recordármelo Bette. No puedo creer que estés bajo la mala influencia de Tina. Ella va a follar contigo hasta que tu cara se ponga azul de felicidad y luego se marchará. Recuerda mis palabras, Bette”. Había signos obvios de frustración en la cara de Helena, mientras Bette se levantaba para marcharse. Bette respiró profundamente antes de que Helena siguiera hablando. “Bien, querida. Otra vez tienes que decidir tu misma. Si recobras el juicio, avísame, y entonces podremos hablar sobre nosotras, de tiy de mi. Por ahora, no tengo nada más que decir. Buen día, Bette”. Helena se levantó apresuradamente de la mesa y se fue precipitadamente a trabajar.
Aunque las cosas no habían salido según su plan, Bette se sintió más tranquila y feliz cuando. Al menos Helena sabía que Tina no se había acostado con su esposa, y, según la opinión de Bette, eso era muy importante.
………………………..
La 10ª exposición anual de Fitness era un gran negocio. Todo el mundo que estaba en el campo de la salud y la buena forma estaba allí promocionando “los mejores cuerpos”. Era una oportunidad de hacer negocio para los dueños de gimnasios, empresarios del fitness y la comunidad que trata de cambiar a una calidad de vida mejor. Había cientos de talleres, seminarios y conferencias previstas ese día. Los distribuidores de alimentos naturales y complementos vitamínicos tenían stands junto a las empresas de bebidas deportivas. Tina venía participando en esta exposición desde que se creó, hacía varios años. Era una de las atracciones, y siempre brillaba. Aunque buscaba las últimas y mejores innovaciones en el mundo del bienestar, raras veces se desviaba de sus probados métodos. La diosa del sol era fiel a sus métodos y lo demás no tenía importancia.
Tina acababa su actuación del día con un ejercicio de meditación. Estaba delante de unas 150 personas describiendo las ventajas de la meditación y los diferentes tipos que se podían practicar. Usando sus manos con énfasis, Tina examinó al público, transmitiendo su personalidad magnética para unirse a ellos. Llevaba una camisola negra con un sol de oro en medio. Tina se veía cercana y hermosa andando con los pies desnudos entre la masa de gente recitando un mantra en voz alta. Le dolían las ampollas de los pies, las que se había hecho en la carrera del día anterior por las calles de la ciudad. Esta incomodidad no era advertida por la multitud. Siguió andando entre las filas de gente, observando las posturas y expresiones de sus estudiantes. Hablando suavemente dijo, “cerrad los ojos, concentraros. Respirad”. Cuando vio a Bette en la última fila, una sonrisa del tamaño de California apareció en su cara. Recordando su objetivo, intentó volver sus pensamientos a la tarea que estaba haciendo, tal y como solicitaba a su clase. Tocó a Bette firmemente en la espalda y le dijo que se sentara. Bette obedeció mientras Tina le susurraba al oído, “todavía puedo tengo tu sabor en mi lengua”. Tina volvió al centro de la sala.
“Joder”, murmuró Bette casi sin aliento mientras intentaba volver a su lugar de paz.
Cuando terminó la sesión, Tina fue bombardeada a preguntas sobre la meditación por mujeres y hombre. Contestó a unas cuantas y luego se dirigió hacia Bette. Tina no quería que nadie robara su tiempo. Y si alguien le tenía que robar algo, que fuera su ladrón particular. La que había robado su corazón con mucha audacia y a plena luz.
“Hola guapísima”, sonrió Tina, invadiendo el espacio personal de Bette.
“Hola”, contestó Bette de forma cortante.
“Ha sido una sorpresa muy agradable verte aquí, baby”, dijo Tina calurosamente mientras besaba a Bette en los labios y rozando discretamente el pezón de Bette con sumano izquierda.
“No fue una sorpresa agradable oir un comentario tan perverso cuando yo intentaba concentrarme en mi respiración. ¿Cómo voy a sacar beneficio del taller si la instructora me distrae?”, dijo Bette con frustración.
“¿Interrumpí tu flujo,Bette?”, preguntó Tina.
“Lo hiciste”, contestó Bette sin rodeos.
“Lo siento, te pido perdón. Yo no podía concentrarme cuando te vi”.
“Tu eres la instructora. Se supone que eres una experta en la concentración, cueste lo que cueste”.
“Lo soy si me concentro en ti”, dijo Tina mientras la besaba y le daba un leve mordisco en el cuello a la vez que se reía intensamente.
“¿De verdad?”, preguntó Bette mientras intentaba averiguar por que no podía respirar. No importaba que hubiera algunos rezagados por allí y que pudieran verlas.
“De verdad”, dijo Tina inexpresivamente mientras exploraba si había un lugar privado en el entorno.
“Tina, ¿por qué miras tanto por todas partes?”.
“Ya sabes por qué”, sonrío malévolamente.
Si, sabía por qué, y ya esperaba impaciente su siguiente encuentro. “He estado pensando en ti todo el día T. No puedo sacarte de mi mente”.
“¿Y eso no es bueno?”, preguntó Tina.
“No cuando mis pensamientos deberían ocuparse en otras cosas. La vida, la familia, los amigos…”
“No, sólo en mi”, se rió Tina, “cariño, vamos a dar un paseo”.
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