[Terminado] Saludos al sol
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Continuacion Capitulo 21
Bette estaba sentada en los escalones delanteros de la casa pensando sobre lo ocurrido aquella mañana. Había recibido un aplazamiento de Tina que le daba tiempo a ver si correo y recoger unas cosas antes de ir a
trabajar. No tuvo clientes hasta aquella mañana y hubiera preferido tomarse el día libre. Tina había contenido sus nervios y no estaba de humor para tratar con gente. Además, los murales que esperaba pintar para el centro de la
comunidad eran algo imposble.
Mientras Bette continuaba sentada en el porche absorbiendo las noticias de la mañana, su mente viajaba atras en el tiempo hasta sus tempranas interacciones con su novia.
Oscar, el director del centro, habia llamado aquella mañana informando a Bette de que habian contratrado ya a alguien para el trabajo. Bette entonces colgó su móvil violentamente y se cogió un cabreo que podría haberle valido una nominación al Oscar. Gritaba el gran talento que tenia y lo tontos que eran los
del centro por no darse cuenta de lo que se estaban perdiendo. Tina nunca había visto a su amorcito actuar asi y estaba asombrada contemplando el espectáculo.
Sabia que Bette era apasionada pero estaba furiosa. Bette no dejaba de hablar de lo cualificada que estaba. Saco un cigarro del paquete y se lo puso en la boca.
La diosa anti-tabaco miro a Bette con curiosidad.
-Bette ¿Dónde vas con eso?
-Fuera Tina, maldición- El cigarro se movia en sus labios mientras Bette hablaba. Paso rápido por delante de Tina y abrió la puerta que da al patio. Tina salió pitando detrás de ella.
- Cariño, ¿Podrias por favor no fumar alrededor de mis flores? No es bueno para ellas. Si tienes
que fumar ¿Por què no vas al porche de delante?
- Si no recuerdo mal allí hay flores también Tina.
-Si cariño pero no son tan delicadas como estas. Las del porche son mas fuertes, pueden soportarlo.
Estas preciosidades no pueden- Tina sonrio mientras tocaba con su mano un delicado pétalo morado.
Bette exhale una gran bocanada de humo y giro los ojos. Quitandose el cigarro de la boca lo sostuvo en su mano oculto tras su palma y cruzo la casa hacia el porche delantero.
-No puedo creer que hayan escogido a otro para pintar esos murales.
-Cariño estoy segura de que si hubieran tenido oportunidad de ver tu trabajo te hubieran escogido a ti. Esta decisión se tomo antes de que yo presentara tu propuesta.
Tina caminaba detrás de Bette. Cuando llegaron al porche Bette se dejo caer sobre una silla y siguio fumando.
Insatisfecha siguió quejándose:
-Quiero que vean mi trabajo Tina. Quiero que vean lo que se están perdiendo. ¿Cómo saben ellos siquiera lo que es realmente el arte? Deberian de ver Mi trabajo y no esas porquerías…
Tina no podía entender cual era el gran problema. Si es asi como era Bette cuando tenia la galería, no le extrañaba que la gente le tuviera miedo.
“Quiero que quedes con ellos para una reunión. Tengo que hacer esto” proclamo Bette.
Tina miro fijamente a Bette durante unos segundos. Aclaro su garganta mientras millones de pensamientos le rondaban la cabeza. Queria acercarse a su perturbada novia pero se mantuvo en su lugar por culpa del humo. “ Bette no es algo corporativo, no hay nada en juego. Ya se ha tomado una decisión cariño, y esta bien.”
“No está bien Tina. Tengo mas experiencia que la mujer que han escogido. Yo soy mas dedicada que ella, estoy segura” dijo disgustada. “ Joder, estoy mas comprometida que nadie que conozca” Bette subió la voz, giro los ojos y miro expectante a Tina. Una bocanada de humo salió de su boca y hizo a Tina toser.
“Creo que debiriamos volver a entrar Bette. Estamos armando jaleo aquí. ¿Has acabado ya con eso?” Pregunto Tina levantando una ceja y mirando de una manera desaprobadora al cigarrilo.
En vez de responder, Bette rápidamente apago lo que quedaba del cigarro y abrió la puerta. Una vez dentro fue directa a la nevera.
“Eso es zumo de zanahoria Bette. El de naranja esta justo detras” dijo Tina sonriendo. Bette en la cocina no tenia ningún poder. “Sabes Bette, la mayor parte del tiempo no puedo entender como os podeis llevar tu y Helena. Como formasteis esta amistad que parece esr fuerte. Ahora todo parece tener sentido. Compartiis algunos rasgos.”
“¿Qué quiere eso decir Tina?
“Exactamente lo que he dicho cariño”, sonrio. “ He tratado de ver que es lo que teneis en común que os une
tanto y ahora esta mas claro. Ambas sois arrogantes y egoístas” dijo Tina. Bette estaba sorprendida por estas palabras que habían salido tan fácilmente de la boca de su novia.
“Oh, casi lo olvido” Tina bajo su voz y sonrio “Helena llamo ayer mientras dormías. Quiere hablar contigo sobre tu vuelo a Nueva York”
“¿Y por que me lo dices un dia tarde?” Pregunto Bette enfadada.
Tina empezó a hablar en un tono dulce totalmente contradictorio con las palabras acidas que salian de su boca.
“Te lo digo ahora porque: 1º Helena me cabreo cuando llamo. Eran las 6.30 de la jodida mañana y su actitud se cargo mi calma matutina. Y 2º no quería que nos jodiera el dia de ayer con su terrible y letal energía.” La
cara de Tina mostraba un expresion como si hubiera comido algo que no le gusta.
“ Bette sus malas vibraciones llegaron a casa a través del teléfono. Sabes que no lo aguanto. Es mi deber protegerme y proteger nuestro hogar de esa contaminación. Siento tener que decir su mensaje fue retrasado a posta. De todas formas me parece raro que no intentara llamarte al móvil. Miraste tus mensajes cariño?” Tina estaba contenta por su ultimo razonamiento. Bette seguia mirandola atonita. “ Oh si, pregunte si la llamada era una emergencia y ¿sabes que? Me pregunto si estabas realmente dormida o si te había jodido hasta dejarte inconsciente”
“¿Y que contestaste Tina?” pregunto Bette.
“¿Qué crees que conteste Bette?”
“ No se por que pregunto. Por lo que se supongo que dirias que me jodiste hasta dejarme inconsciente. ¿es lo que haces no? ¿Te follas a la gente hasta dejarla inconsciente? ¿soy parte de esa lista ahora no? La lista de víctimas de Tina Kennard.
Tina lentamente se acerco caminando a Bette y le cogio las manos. Estaba sorprendida de que Bette no la echara para atrás. “ Bette esto segura de cómo va a acabar esto pero estoy muy disgustada ahora mismo. De hecho ambas lo estamos.
En menos de una hora tengo una clase y necesito estar mejor para dar clase, asi que me voy a ir para lograrlo vale? Necesitamos acabar esta discusión tan pronto como vuelva a casa.”
Beso las manos de Bette de una manera tierna y las volvió a dejar en su posición inicial. Unos segundos después la puerta principal se cerro de un portazo.
Continuará....
Bette estaba sentada en los escalones delanteros de la casa pensando sobre lo ocurrido aquella mañana. Había recibido un aplazamiento de Tina que le daba tiempo a ver si correo y recoger unas cosas antes de ir a
trabajar. No tuvo clientes hasta aquella mañana y hubiera preferido tomarse el día libre. Tina había contenido sus nervios y no estaba de humor para tratar con gente. Además, los murales que esperaba pintar para el centro de la
comunidad eran algo imposble.
Mientras Bette continuaba sentada en el porche absorbiendo las noticias de la mañana, su mente viajaba atras en el tiempo hasta sus tempranas interacciones con su novia.
Oscar, el director del centro, habia llamado aquella mañana informando a Bette de que habian contratrado ya a alguien para el trabajo. Bette entonces colgó su móvil violentamente y se cogió un cabreo que podría haberle valido una nominación al Oscar. Gritaba el gran talento que tenia y lo tontos que eran los
del centro por no darse cuenta de lo que se estaban perdiendo. Tina nunca había visto a su amorcito actuar asi y estaba asombrada contemplando el espectáculo.
Sabia que Bette era apasionada pero estaba furiosa. Bette no dejaba de hablar de lo cualificada que estaba. Saco un cigarro del paquete y se lo puso en la boca.
La diosa anti-tabaco miro a Bette con curiosidad.
-Bette ¿Dónde vas con eso?
-Fuera Tina, maldición- El cigarro se movia en sus labios mientras Bette hablaba. Paso rápido por delante de Tina y abrió la puerta que da al patio. Tina salió pitando detrás de ella.
- Cariño, ¿Podrias por favor no fumar alrededor de mis flores? No es bueno para ellas. Si tienes
que fumar ¿Por què no vas al porche de delante?
- Si no recuerdo mal allí hay flores también Tina.
-Si cariño pero no son tan delicadas como estas. Las del porche son mas fuertes, pueden soportarlo.
Estas preciosidades no pueden- Tina sonrio mientras tocaba con su mano un delicado pétalo morado.
Bette exhale una gran bocanada de humo y giro los ojos. Quitandose el cigarro de la boca lo sostuvo en su mano oculto tras su palma y cruzo la casa hacia el porche delantero.
-No puedo creer que hayan escogido a otro para pintar esos murales.
-Cariño estoy segura de que si hubieran tenido oportunidad de ver tu trabajo te hubieran escogido a ti. Esta decisión se tomo antes de que yo presentara tu propuesta.
Tina caminaba detrás de Bette. Cuando llegaron al porche Bette se dejo caer sobre una silla y siguio fumando.
Insatisfecha siguió quejándose:
-Quiero que vean mi trabajo Tina. Quiero que vean lo que se están perdiendo. ¿Cómo saben ellos siquiera lo que es realmente el arte? Deberian de ver Mi trabajo y no esas porquerías…
Tina no podía entender cual era el gran problema. Si es asi como era Bette cuando tenia la galería, no le extrañaba que la gente le tuviera miedo.
“Quiero que quedes con ellos para una reunión. Tengo que hacer esto” proclamo Bette.
Tina miro fijamente a Bette durante unos segundos. Aclaro su garganta mientras millones de pensamientos le rondaban la cabeza. Queria acercarse a su perturbada novia pero se mantuvo en su lugar por culpa del humo. “ Bette no es algo corporativo, no hay nada en juego. Ya se ha tomado una decisión cariño, y esta bien.”
“No está bien Tina. Tengo mas experiencia que la mujer que han escogido. Yo soy mas dedicada que ella, estoy segura” dijo disgustada. “ Joder, estoy mas comprometida que nadie que conozca” Bette subió la voz, giro los ojos y miro expectante a Tina. Una bocanada de humo salió de su boca y hizo a Tina toser.
“Creo que debiriamos volver a entrar Bette. Estamos armando jaleo aquí. ¿Has acabado ya con eso?” Pregunto Tina levantando una ceja y mirando de una manera desaprobadora al cigarrilo.
En vez de responder, Bette rápidamente apago lo que quedaba del cigarro y abrió la puerta. Una vez dentro fue directa a la nevera.
“Eso es zumo de zanahoria Bette. El de naranja esta justo detras” dijo Tina sonriendo. Bette en la cocina no tenia ningún poder. “Sabes Bette, la mayor parte del tiempo no puedo entender como os podeis llevar tu y Helena. Como formasteis esta amistad que parece esr fuerte. Ahora todo parece tener sentido. Compartiis algunos rasgos.”
“¿Qué quiere eso decir Tina?
“Exactamente lo que he dicho cariño”, sonrio. “ He tratado de ver que es lo que teneis en común que os une
tanto y ahora esta mas claro. Ambas sois arrogantes y egoístas” dijo Tina. Bette estaba sorprendida por estas palabras que habían salido tan fácilmente de la boca de su novia.
“Oh, casi lo olvido” Tina bajo su voz y sonrio “Helena llamo ayer mientras dormías. Quiere hablar contigo sobre tu vuelo a Nueva York”
“¿Y por que me lo dices un dia tarde?” Pregunto Bette enfadada.
Tina empezó a hablar en un tono dulce totalmente contradictorio con las palabras acidas que salian de su boca.
“Te lo digo ahora porque: 1º Helena me cabreo cuando llamo. Eran las 6.30 de la jodida mañana y su actitud se cargo mi calma matutina. Y 2º no quería que nos jodiera el dia de ayer con su terrible y letal energía.” La
cara de Tina mostraba un expresion como si hubiera comido algo que no le gusta.
“ Bette sus malas vibraciones llegaron a casa a través del teléfono. Sabes que no lo aguanto. Es mi deber protegerme y proteger nuestro hogar de esa contaminación. Siento tener que decir su mensaje fue retrasado a posta. De todas formas me parece raro que no intentara llamarte al móvil. Miraste tus mensajes cariño?” Tina estaba contenta por su ultimo razonamiento. Bette seguia mirandola atonita. “ Oh si, pregunte si la llamada era una emergencia y ¿sabes que? Me pregunto si estabas realmente dormida o si te había jodido hasta dejarte inconsciente”
“¿Y que contestaste Tina?” pregunto Bette.
“¿Qué crees que conteste Bette?”
“ No se por que pregunto. Por lo que se supongo que dirias que me jodiste hasta dejarme inconsciente. ¿es lo que haces no? ¿Te follas a la gente hasta dejarla inconsciente? ¿soy parte de esa lista ahora no? La lista de víctimas de Tina Kennard.
Tina lentamente se acerco caminando a Bette y le cogio las manos. Estaba sorprendida de que Bette no la echara para atrás. “ Bette esto segura de cómo va a acabar esto pero estoy muy disgustada ahora mismo. De hecho ambas lo estamos.
En menos de una hora tengo una clase y necesito estar mejor para dar clase, asi que me voy a ir para lograrlo vale? Necesitamos acabar esta discusión tan pronto como vuelva a casa.”
Beso las manos de Bette de una manera tierna y las volvió a dejar en su posición inicial. Unos segundos después la puerta principal se cerro de un portazo.
Continuará....
Janis- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Anna escribió: gracias por ff janis
De nada. En cuanto pueda pongo la tercera y ultima parte del capi
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Re: [Terminado] Saludos al sol
gracias janis por seguir con el fic.
masay- Entérate, ya soy una usuaria conocida
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Re: [Terminado] Saludos al sol
gracias Janiiiiiiiiiiiiiiisssssssssssssssssssssss
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Re: [Terminado] Saludos al sol
jijijijijojojojojo janis pa kuando vas a seguir kon ste fic tan supermagnifikamente abrakadabrante interesante
k tan las tibetters akojonas k no satreven a pedir k siga
xk no kieren k las yamen pornos
k tan las tibetters akojonas k no satreven a pedir k siga
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Re: [Terminado] Saludos al sol
jeje noo tess no sq no nos atrevamos a decirle a janis,, pro hay q darl tiempo,, sin presiones ...
pro ya q stoy aki n este hilo aprovecho xD... janis no se t olvido el ff vrdd¿? ...
ojala y no tarde lo q resta dl capi
pro ya q stoy aki n este hilo aprovecho xD... janis no se t olvido el ff vrdd¿? ...
ojala y no tarde lo q resta dl capi
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
Tina estaba sentada detrás de su escritorio mientras esperaba a Helena. Detestaba la energía negativa que estaba a punto de entrar por la puerta de su despacho, pero no podía evitar tener esa conversación en una zona neutral. Era necesario que estuviera en su terreno. La yogui tendría que hacer un ritual de limpieza en su oficina después ya que definitivamente iba a necesitarlo. “Mierda” murmuro antes de dar un trago de agua. Sus pensamientos fueron interrumpidos por un golpe en la puerta. “Está abierto” dijo.
Carmen entro llevando una caja en las manos. “Aquí está el resto de tu mierda Tina” Carmen dejo caer la caja en la mesa de tina y se piro. Tina se quedo sentada, impresionada tras ver semejante actuación de diva. “Gracias. Y buenos días para ti también”, replicó Tina.
“Que te jodan Tina. Estoy tan cansada de quererte que no se que hacer. Has amado a alguien tanto alguna vez hasta volverte loca? Quiero decir, realamente loca, cuando empiezas a hacer cosas que nunca harias. Como empezar a dudar de ti misma por ejemplo cuando antes siempre has sido alguien racional y lógico. Sabes de lo que te hablo Tina?”
“¿Hay motivo para esto Carmen?”
“Mira. Esta es la mierda de la que estoy hablando Tina. Eres tan odiosa a veces. Espero que Bette Porter te joda como tu has jodido a tanta gente. Espero que te de una patada en el culo tan fuerte que te de vueltas la cabeza.”
“ ¿Y tu sabes lo que yo espero Carm?” Tina no quería caer en una zona de confianza al llamarla Carm, pero ya era demasiado tarde para corregirlo. “ Espero que tengas un buen día. Gracias por traerme mis cosas” Tina comenzó a canturrear mientras metia sus manos en la caja. “Oh, me estaba preguntando donde estaba mi camiseta morada. Umm Carmen quizás quieras ir a algunas clases de autocontrol de la rabia. Hacen maravillas.”
“No necesito clases para controlar mi rabia, solo necesito que salgas de una jodida vez de mi vida Tina. Es todo lo que necesito.”
“Tu eres la que ha venido a mi Carm.!
Un fuerte golpe en la puerta las interrumpio. El inconfundible acento lleno la habitación: “Hola Tina. ¿Es buen momento para hablar?” Pregunto Helena dulcemente desde la puerta.
“Claro”
“Vale entonces” entro en la oficina incapaz de quitar sus ojos de los pechos de Carmen mientras esta se dirigía a la puerta.
“Hola Helena” sonrio Carmen. “Que te jodan Tina” solto de la que se iba.
Helena subio las cejas y observe alrededor de la habitacion antes de fijar sus ojos en Tina. Habia algo extrañamente familiar en la oficina. Aparte del hecho de que Helena había aparecido un dia de improviso para avisar a Tina sobre Darby hacia ya algún tiempo. El hecho de que Helena no pudiera adivinar el porque de esa especie de familiaridad perturbaba a la morena que tenia la mente trabajando a destajo para descubrir el motivo.
“Bueno, eso fue una despedida se podría decir, ¿no?” comento Helena.
“Helena ¿Por qué estás aquí?”
“Queria dejar sola a Bette”
“Afortunadamente el mundo no se reduce a lo que tu quieres” dijo brillantemente Tina. “Asi que dejame aclarar esto directamente. ¿Quieres que deje a Bette sola para que tu puedas forzarla a que te quiera? Tuviste dos años para hacer eso Helena. ¿Cuál es el problema? ¿No llevas bien el rechazo?
"Eres una chica lista Tina. Mas de lo que pensé inicialmente. Para ser honesta contigo, me preocupo mucho por Bette como para dejar que tu la jodas. Ya es bastante malo que la hayas corrompido tanto.”
Asi es Helena. Sus labios formaron una sonrisa que reflejaba su satisfacción. La oficina ya olia como la casa de Helena, con un unico aroma limpio y fresco.
Tina sonrio y dijo: “Helena sabes que mi relación con Bette no es asunto tuyo. La tienes atontada. Ella cree que tu estas al cargo ahora pero yo opino diferente. Creo que eres la misma zorra que has sido siempre. Nada ha cambiado.”
La sonrisa de Helena se hizo mas pronunciada “ Te dije que eras inteligente Tina, porque tu has tenido a Bette atontada por alguna razón y ella cree que tu has cambiado. Aunque ella no este muy familiarizada con tu pasado, yo si lo estoy. Y yo se que sigues siendo la mujeriega que siempre has sido cariño. Y por la mirada de Carmen, ella no esta feliz Tina. ¿Has perdido el toque de Midas quizas?”
Por alguna razón que aun no se explicaba, Helena pintaba a Bette y Tina aun juntas besándose, tocándose, haciendo el amor, y siendo felices. Como hizo Tina para acceder tan fácilmente al mundo secreto de Bette? Tina conocía lugares del cuerpo de Bette con los que ella había soñado. Helena se preguntaba si Bette diría guarradas en la cama, si gritaría el nombre de Tina Se preguntaba si Tina apreciaba lo que tenia… Helena estaba furiuosa
Tina podia ver como su visitante estaba absorta en sus pensaientos pero era momento de interrumpirla:
“¿Sigues enamorada de mi novia Helena?” Pregunto Tina “Espera, no respondas porque desafortunadamente se que lo estás. Pero la cuestión es que Bette no te quiere. Ese beso que compartisteis en San Francisco fue la tu ultima oportunidad para disfrutarla.”
El telefono de la oficina de Tina sono. “Disculpame un momento por favor”
“Hola, al habla Tina”
“Hola”
Tina no delvolvio el solemte agradecimiento de la mujer que la habia enfurecido aquella mañana.
“Estas ahi Tina”
“Estoy aqui”
“Oh, Solo queria…”
“¿Puedo llamarte en unos minutos? Ahora mismo estoy en una reunión”
“Claro” contesto Bette rendida.
“Gracias”
“Lo siento por esto. Estaba diciendo que parece que estas incomoda al oírme hablar de lo del beso con Bette. Helena sabes que estoy extremadamente comoda de estar en esta posicion. Bette es una persona maravillosa, de verdad que lo es. Siento que perdieras tu oportunidad con ella. Durante dos años enteros.”
Tina dijo esto moviendo la cabeza de un lado a otro. Luego exclamo: “Helena, hay algo mas en lo que te pueda ayudar? Porque necesito volver al trabajo.”
"Esto no es el final Tina."
"Perdona. ¿Que no es el final de que? Esto no es nada. Ahora, si me disculpas, por favor déjà la puerta abierta de la que sales. Necesito ventilar mi oficina. Gracias."
Mientras Bette estaba en la entrada de la casa parade vio como entraba un coche que no le era familiar. Helena sonrio de oreja a oreja, alegrándose por haber alquilado un coche. Su sorprendida compañera de habitación le sonrio de vuelta. Helena sintió que acababan de darle un regalo de valor incalculable. De hecho asi había sido.
"Helena, ¿que estas haciendo en casa?" Pregunto Bette mientras se abrazaban y se daban dos besos en la mejilla.
“Desde cuando necesito premiso para venir” Pregunto contenta Helena.
“Bueno, no lo necesitas. Es una agradable sorpresa. Me allegro de verte.” Bette se tomo un minute para observer a su amiga. “Llegaste hoy? Vienes directamente desde el aeropuerto?”
“Bueno… Si Bette. Y estot bastante cansada de hecho.”
Helena miro fijamente los ojos de Bette. “¿Que te preocupa Bette? ¿Tienes unos minutos para hablar?”
“La verdad es que no ahora mismo pero ¿Qué tal mas tarde? Tengo que ponerme a trabajar para una reunión con…”
La conversación entre las dos se vio interrumpida por la llegada de un coche. Tina camino despacio hacia ellas mientras tanto Helena como Bette se temian lo que iba a suceder a continuación. Bette solto las manos de Helena.
“Hola Bette” Sonrio Tina.
“Helena dejaste mi despacho esta mañana” miro fijamente a Helena “ y la proxima vez que necesites reunirte conmigo por favor llama antes para concertar una cita, vale? Chicas tened un buen dia.” Tina dijo esto con calma.
Helena se mordía su labio y Bette miraba al suelo tratando de colocar sus pensamientos. Sabia que en cuanto los ojos de su compañera de habitación volvieran a fijarse en ella no podría controlarse. Espero pacientemente pero finalmente sus ojos marrones dejaron de fijarse en el suelo. Las dos mujeres se miraron. Bette abrió su boca y volvió a pensar lo que le diría a su supuesta “novia” “Mira Helena, no tengo todos los datos ahora pero por lo que se, estoy muy disgustada contigo” Helena deseaba que se la tragara la tierra. “¿Sabes?” añadió Bette. “ Tengo una cita con un cliente en menos de una hora y necesito prepararme asi que me voy a ir para hacer eso ¿vale? Necesitamos discutir esto cuando llegue a casa del trabajo, tan prono como esa posible.” Unos segundos después Bette encendio el motor de su deportivo dejando atrás a Helena. Esta se quedo sola en la carretera, esperando.
Fin del Capitulo
Carmen entro llevando una caja en las manos. “Aquí está el resto de tu mierda Tina” Carmen dejo caer la caja en la mesa de tina y se piro. Tina se quedo sentada, impresionada tras ver semejante actuación de diva. “Gracias. Y buenos días para ti también”, replicó Tina.
“Que te jodan Tina. Estoy tan cansada de quererte que no se que hacer. Has amado a alguien tanto alguna vez hasta volverte loca? Quiero decir, realamente loca, cuando empiezas a hacer cosas que nunca harias. Como empezar a dudar de ti misma por ejemplo cuando antes siempre has sido alguien racional y lógico. Sabes de lo que te hablo Tina?”
“¿Hay motivo para esto Carmen?”
“Mira. Esta es la mierda de la que estoy hablando Tina. Eres tan odiosa a veces. Espero que Bette Porter te joda como tu has jodido a tanta gente. Espero que te de una patada en el culo tan fuerte que te de vueltas la cabeza.”
“ ¿Y tu sabes lo que yo espero Carm?” Tina no quería caer en una zona de confianza al llamarla Carm, pero ya era demasiado tarde para corregirlo. “ Espero que tengas un buen día. Gracias por traerme mis cosas” Tina comenzó a canturrear mientras metia sus manos en la caja. “Oh, me estaba preguntando donde estaba mi camiseta morada. Umm Carmen quizás quieras ir a algunas clases de autocontrol de la rabia. Hacen maravillas.”
“No necesito clases para controlar mi rabia, solo necesito que salgas de una jodida vez de mi vida Tina. Es todo lo que necesito.”
“Tu eres la que ha venido a mi Carm.!
Un fuerte golpe en la puerta las interrumpio. El inconfundible acento lleno la habitación: “Hola Tina. ¿Es buen momento para hablar?” Pregunto Helena dulcemente desde la puerta.
“Claro”
“Vale entonces” entro en la oficina incapaz de quitar sus ojos de los pechos de Carmen mientras esta se dirigía a la puerta.
“Hola Helena” sonrio Carmen. “Que te jodan Tina” solto de la que se iba.
Helena subio las cejas y observe alrededor de la habitacion antes de fijar sus ojos en Tina. Habia algo extrañamente familiar en la oficina. Aparte del hecho de que Helena había aparecido un dia de improviso para avisar a Tina sobre Darby hacia ya algún tiempo. El hecho de que Helena no pudiera adivinar el porque de esa especie de familiaridad perturbaba a la morena que tenia la mente trabajando a destajo para descubrir el motivo.
“Bueno, eso fue una despedida se podría decir, ¿no?” comento Helena.
“Helena ¿Por qué estás aquí?”
“Queria dejar sola a Bette”
“Afortunadamente el mundo no se reduce a lo que tu quieres” dijo brillantemente Tina. “Asi que dejame aclarar esto directamente. ¿Quieres que deje a Bette sola para que tu puedas forzarla a que te quiera? Tuviste dos años para hacer eso Helena. ¿Cuál es el problema? ¿No llevas bien el rechazo?
"Eres una chica lista Tina. Mas de lo que pensé inicialmente. Para ser honesta contigo, me preocupo mucho por Bette como para dejar que tu la jodas. Ya es bastante malo que la hayas corrompido tanto.”
Asi es Helena. Sus labios formaron una sonrisa que reflejaba su satisfacción. La oficina ya olia como la casa de Helena, con un unico aroma limpio y fresco.
Tina sonrio y dijo: “Helena sabes que mi relación con Bette no es asunto tuyo. La tienes atontada. Ella cree que tu estas al cargo ahora pero yo opino diferente. Creo que eres la misma zorra que has sido siempre. Nada ha cambiado.”
La sonrisa de Helena se hizo mas pronunciada “ Te dije que eras inteligente Tina, porque tu has tenido a Bette atontada por alguna razón y ella cree que tu has cambiado. Aunque ella no este muy familiarizada con tu pasado, yo si lo estoy. Y yo se que sigues siendo la mujeriega que siempre has sido cariño. Y por la mirada de Carmen, ella no esta feliz Tina. ¿Has perdido el toque de Midas quizas?”
Por alguna razón que aun no se explicaba, Helena pintaba a Bette y Tina aun juntas besándose, tocándose, haciendo el amor, y siendo felices. Como hizo Tina para acceder tan fácilmente al mundo secreto de Bette? Tina conocía lugares del cuerpo de Bette con los que ella había soñado. Helena se preguntaba si Bette diría guarradas en la cama, si gritaría el nombre de Tina Se preguntaba si Tina apreciaba lo que tenia… Helena estaba furiuosa
Tina podia ver como su visitante estaba absorta en sus pensaientos pero era momento de interrumpirla:
“¿Sigues enamorada de mi novia Helena?” Pregunto Tina “Espera, no respondas porque desafortunadamente se que lo estás. Pero la cuestión es que Bette no te quiere. Ese beso que compartisteis en San Francisco fue la tu ultima oportunidad para disfrutarla.”
El telefono de la oficina de Tina sono. “Disculpame un momento por favor”
“Hola, al habla Tina”
“Hola”
Tina no delvolvio el solemte agradecimiento de la mujer que la habia enfurecido aquella mañana.
“Estas ahi Tina”
“Estoy aqui”
“Oh, Solo queria…”
“¿Puedo llamarte en unos minutos? Ahora mismo estoy en una reunión”
“Claro” contesto Bette rendida.
“Gracias”
“Lo siento por esto. Estaba diciendo que parece que estas incomoda al oírme hablar de lo del beso con Bette. Helena sabes que estoy extremadamente comoda de estar en esta posicion. Bette es una persona maravillosa, de verdad que lo es. Siento que perdieras tu oportunidad con ella. Durante dos años enteros.”
Tina dijo esto moviendo la cabeza de un lado a otro. Luego exclamo: “Helena, hay algo mas en lo que te pueda ayudar? Porque necesito volver al trabajo.”
"Esto no es el final Tina."
"Perdona. ¿Que no es el final de que? Esto no es nada. Ahora, si me disculpas, por favor déjà la puerta abierta de la que sales. Necesito ventilar mi oficina. Gracias."
Mientras Bette estaba en la entrada de la casa parade vio como entraba un coche que no le era familiar. Helena sonrio de oreja a oreja, alegrándose por haber alquilado un coche. Su sorprendida compañera de habitación le sonrio de vuelta. Helena sintió que acababan de darle un regalo de valor incalculable. De hecho asi había sido.
"Helena, ¿que estas haciendo en casa?" Pregunto Bette mientras se abrazaban y se daban dos besos en la mejilla.
“Desde cuando necesito premiso para venir” Pregunto contenta Helena.
“Bueno, no lo necesitas. Es una agradable sorpresa. Me allegro de verte.” Bette se tomo un minute para observer a su amiga. “Llegaste hoy? Vienes directamente desde el aeropuerto?”
“Bueno… Si Bette. Y estot bastante cansada de hecho.”
Helena miro fijamente los ojos de Bette. “¿Que te preocupa Bette? ¿Tienes unos minutos para hablar?”
“La verdad es que no ahora mismo pero ¿Qué tal mas tarde? Tengo que ponerme a trabajar para una reunión con…”
La conversación entre las dos se vio interrumpida por la llegada de un coche. Tina camino despacio hacia ellas mientras tanto Helena como Bette se temian lo que iba a suceder a continuación. Bette solto las manos de Helena.
“Hola Bette” Sonrio Tina.
“Helena dejaste mi despacho esta mañana” miro fijamente a Helena “ y la proxima vez que necesites reunirte conmigo por favor llama antes para concertar una cita, vale? Chicas tened un buen dia.” Tina dijo esto con calma.
Helena se mordía su labio y Bette miraba al suelo tratando de colocar sus pensamientos. Sabia que en cuanto los ojos de su compañera de habitación volvieran a fijarse en ella no podría controlarse. Espero pacientemente pero finalmente sus ojos marrones dejaron de fijarse en el suelo. Las dos mujeres se miraron. Bette abrió su boca y volvió a pensar lo que le diría a su supuesta “novia” “Mira Helena, no tengo todos los datos ahora pero por lo que se, estoy muy disgustada contigo” Helena deseaba que se la tragara la tierra. “¿Sabes?” añadió Bette. “ Tengo una cita con un cliente en menos de una hora y necesito prepararme asi que me voy a ir para hacer eso ¿vale? Necesitamos discutir esto cuando llegue a casa del trabajo, tan prono como esa posible.” Unos segundos después Bette encendio el motor de su deportivo dejando atrás a Helena. Esta se quedo sola en la carretera, esperando.
Fin del Capitulo
Janis- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
ehh gracias janis!!!! buenisimo ste ff.... m encanta tibette
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
moitas grazas Janis
lurdes beals- Un respeto, soy forera VIP
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Capítulo 22
El camino al infierno
Rara vez he sido capaz de ver una oportunidad hasta que la he perdido. Mark Twain.
“Sabías que un murciélago es capaz de comer hasta mil mosquitos y otros insectos en una hora?”, preguntó el niño de edad escolar y cara alegre y pecosa. Su hipnotizado hermano miraba extasiado las formas que colgaban a pocos metros delante de ellos. “Es impresionante”, contestó el niño más joven, dispuesto a no parpadear ni un milisegundo. “Niños, los murciélagos son animales salvajes. Debéis dejarlos solos”, gritó su madre mientras caminaba apresuradamente, arrastrando los pies para convencer a sus hijos de que se marcharan de allí. Miró con frustración el objeto de su interés y murmuró algo inentendible con cierto disgusto.
Una barra amarilla brillante, parecida al brazo de un columpio, soportaba a Tina que estaba colgada de ella. Con los ojos cerrados y los brazos cruzados delante del pecho, la diosa del sol herida intentaba alcanzar la homeostasis. Estaba bastante desestabilizada intentando liberarse de los pensamientos de la mañana. Rebobinando el curso de los acontecimientos en la pantalla de su mente, suspiró profundamente llena de frustración y tristeza. La normalmente burbujeante rubia había dicho cosas que no debía haber dicho y estaba preocupada porque la receptora de sus palabras no estaba feliz tampoco.
Cuando Bette trasteaba con la llave en la puerta de su oficina, se le cayó al suelo una revista de salud y la barra energética. “Joder, que día más asqueroso”, murmuró. Cuando finalmente consiguió abrir la puerta un aroma a galleta invadió inmediatamente los sentidos de la frustrada entrenadora. Posteriormente, una fila de brillantes dientes blancos iluminó su cara. Inquieta, cogió un puñado de galletas de chocolate y cacahuetes M&M de un vaso grande como un florero. Un sobre rojo brillante contenía una hoja de papel de algodón fino, blanco. La letra era inconfundible.
“En el caso de que los métodos tradicionales de relax no funcionen, siempre queda el chocolate. No merezco tu atención, pero por favor, busca en tu corazón para encontrar una explicación”. Tu tonta amiga Helena.
“Sólo porque me has regalado galletas M&M, Hel”. Bette no pudo dejar de reírse por el detalle. Su compañera de piso y amiga solía ser rápida para intentar compensar, de una u otra forma, un error. “¿Qué estoy haciendo contigo?”, susurró de repente. Cerró la puerta de la oficina y se dirigió muy tranquila al lugar donde realizaba las sesiones con sus clientes.
……………………
Helena se derrumbó en un sofá de cuero marrón mientras pinchaba con un palillo el limón de un vaso lleno de gaseosa. Esperaba que Bette llegara en cualquier momento y dudaba lo que tenía que hacer. Tenía un nudo en el estómago y pensaba con muchos nervios en la conversación que iba a tener lugar de forma inminente. Colocó la cabeza entre las manos e inconscientemente la movió de un lado a otro. Afortunadamente para ella, Harold no le había servido un cocktail de licor, sino una deliciosa combinación de zumo de fruta y soda. “¿Qué demonios hago?”, se preguntó en voz alta, nerviosa.
“Eso es lo que me gustaría saber, Hel”, contestó Bette levantando una ceja. Sus manos no estaban en sus caderas, así que Helena pensó que esto no podía ser tan malo. “¡Hola Bette!. ¿Cómo ha ido tu sesión?”. Helena sonrió intensamente.
“Mejor, pues recibí algo de motivación antes de empezarla”, replicó Bette.
“¿Qué tipo de motivación? ¿Puedo preguntarlo?”.
“El tipo de motivación que me inspira el dulce delicioso que levanta el espíritu. Gracias, Hel, pero ya sabes que ese anzuelo no basta”.
“Lo sé, por eso quería hablar contigo. ¿Quieres salir al patio, Bette?. Hay menos testigos que observen mis ataques”. “Si, déjame que consiga algo para beber y estaré lista”. Bette pidió su bebida, y después siguió a su compañera de piso fuera.
“Sabes, Bette, he estado intentando entender esta situación y mis sentimientos hacia ti, y decidí anoche que tenía que intentarlo otra vez. Es el proverbio ‘si al principio no tienes éxito…’.Sé que sobrepasé mis límites esta mañana hablando con Tina. Y no te voy a mentir. Fui allí directamente y le dije que te dejara tranquila”, declaró Helena seriamente. “Y no voy a pedir perdón por eso”. Helena sonrió. “Te dije en San Francisco que respetaba tu decisión de estar con ella, y de alguna manera, todavía lo respeto. Sólo quiero saber si hay alguna posibilidad aunque sea remota de que sientas algo por mi”. La voz de Helena se suavizó, sonó casi tímida, como si estuviera aterrorizada por la conversación. “Sé que estoy tomando un riesgo enorme, Bette”, dijo suavemente, dirigiendo los ojos al suelo. Bette sabía que esta situación era difícil para Helena, que se exponía mucho, y la franqueza de la antigua reina del hielo calentó su corazón.
“Helena, sabes que amo a Tina”.
“Sí, lo sé. Pero no sé si también me amas a mi. No estoy hablando de nuestra amistad, Bette. Dime que no me quieres y te dejaré regresar a tu vida. Si no me lo dices, tendré razones para quedarme”.
Helena se levantó de su asiento y se acercó a Bette. Se arrodilló delante de ella, y suspiró. El corazón de Helena Peabody golpeaba fuertemente en su pecho. Los latidos resonaban en todo su cuerpo. Su garganta se había hecho más estrecha que el palillo con el que jugueteaba antes. Quería coger la mano de Bette pero al ver sus propios dedos temblando se convenció de que no debía hacerlo. “¿Qué haces Helena Peabody?”, pensó para sí misma. Las lágrimas aparecieron en sus ojos. Ya estaba hecho. “Eres una persona magnífica Bette Porter. Sería una idiota si me alejara de ti”. Abrió la boca para seguir hablando, pero no podía, no le salían las palabras. “Pensarás que estoy muy nerviosa. Hemos hablado de tantas cosas en estos años de decepciones!. Y ahora soy incapaz de ordenar mis pensamientos y hablar de forma coherente. En realidad, esto es absurdo y bastante embarazoso”. Helena respiró profundamente y lentamente soltó, “Estoy tan enamorada de ti, Bette. Sólo pregunto que es lo que piensas, y entonces seguiré un camino u otro. No es un ultimátum, y prometo que no continuaré molestándote si tienes claro que no me amas. Piénsalo bien”. Siguieron hablando hasta que Helena se sintió incómoda. Se sentía expuesta, incapaz de protegerse ante la presencia de Bette Porter. “Bette, estoy confusa, y necesito aclararme. Dime que es lo que piensas, y si tengo que irme, me iré”.
“De acuerdo, espera un segundo, déjame respirar un poco”. Bette extendió la mano hacia su compañera de habitación, que la cogió y la conservó entre las suyas, con delicadeza, como si la espera fuera a romper el encanto de ese momento.
………………………..
El camino al infierno
Rara vez he sido capaz de ver una oportunidad hasta que la he perdido. Mark Twain.
“Sabías que un murciélago es capaz de comer hasta mil mosquitos y otros insectos en una hora?”, preguntó el niño de edad escolar y cara alegre y pecosa. Su hipnotizado hermano miraba extasiado las formas que colgaban a pocos metros delante de ellos. “Es impresionante”, contestó el niño más joven, dispuesto a no parpadear ni un milisegundo. “Niños, los murciélagos son animales salvajes. Debéis dejarlos solos”, gritó su madre mientras caminaba apresuradamente, arrastrando los pies para convencer a sus hijos de que se marcharan de allí. Miró con frustración el objeto de su interés y murmuró algo inentendible con cierto disgusto.
Una barra amarilla brillante, parecida al brazo de un columpio, soportaba a Tina que estaba colgada de ella. Con los ojos cerrados y los brazos cruzados delante del pecho, la diosa del sol herida intentaba alcanzar la homeostasis. Estaba bastante desestabilizada intentando liberarse de los pensamientos de la mañana. Rebobinando el curso de los acontecimientos en la pantalla de su mente, suspiró profundamente llena de frustración y tristeza. La normalmente burbujeante rubia había dicho cosas que no debía haber dicho y estaba preocupada porque la receptora de sus palabras no estaba feliz tampoco.
Cuando Bette trasteaba con la llave en la puerta de su oficina, se le cayó al suelo una revista de salud y la barra energética. “Joder, que día más asqueroso”, murmuró. Cuando finalmente consiguió abrir la puerta un aroma a galleta invadió inmediatamente los sentidos de la frustrada entrenadora. Posteriormente, una fila de brillantes dientes blancos iluminó su cara. Inquieta, cogió un puñado de galletas de chocolate y cacahuetes M&M de un vaso grande como un florero. Un sobre rojo brillante contenía una hoja de papel de algodón fino, blanco. La letra era inconfundible.
“En el caso de que los métodos tradicionales de relax no funcionen, siempre queda el chocolate. No merezco tu atención, pero por favor, busca en tu corazón para encontrar una explicación”. Tu tonta amiga Helena.
“Sólo porque me has regalado galletas M&M, Hel”. Bette no pudo dejar de reírse por el detalle. Su compañera de piso y amiga solía ser rápida para intentar compensar, de una u otra forma, un error. “¿Qué estoy haciendo contigo?”, susurró de repente. Cerró la puerta de la oficina y se dirigió muy tranquila al lugar donde realizaba las sesiones con sus clientes.
……………………
Helena se derrumbó en un sofá de cuero marrón mientras pinchaba con un palillo el limón de un vaso lleno de gaseosa. Esperaba que Bette llegara en cualquier momento y dudaba lo que tenía que hacer. Tenía un nudo en el estómago y pensaba con muchos nervios en la conversación que iba a tener lugar de forma inminente. Colocó la cabeza entre las manos e inconscientemente la movió de un lado a otro. Afortunadamente para ella, Harold no le había servido un cocktail de licor, sino una deliciosa combinación de zumo de fruta y soda. “¿Qué demonios hago?”, se preguntó en voz alta, nerviosa.
“Eso es lo que me gustaría saber, Hel”, contestó Bette levantando una ceja. Sus manos no estaban en sus caderas, así que Helena pensó que esto no podía ser tan malo. “¡Hola Bette!. ¿Cómo ha ido tu sesión?”. Helena sonrió intensamente.
“Mejor, pues recibí algo de motivación antes de empezarla”, replicó Bette.
“¿Qué tipo de motivación? ¿Puedo preguntarlo?”.
“El tipo de motivación que me inspira el dulce delicioso que levanta el espíritu. Gracias, Hel, pero ya sabes que ese anzuelo no basta”.
“Lo sé, por eso quería hablar contigo. ¿Quieres salir al patio, Bette?. Hay menos testigos que observen mis ataques”. “Si, déjame que consiga algo para beber y estaré lista”. Bette pidió su bebida, y después siguió a su compañera de piso fuera.
“Sabes, Bette, he estado intentando entender esta situación y mis sentimientos hacia ti, y decidí anoche que tenía que intentarlo otra vez. Es el proverbio ‘si al principio no tienes éxito…’.Sé que sobrepasé mis límites esta mañana hablando con Tina. Y no te voy a mentir. Fui allí directamente y le dije que te dejara tranquila”, declaró Helena seriamente. “Y no voy a pedir perdón por eso”. Helena sonrió. “Te dije en San Francisco que respetaba tu decisión de estar con ella, y de alguna manera, todavía lo respeto. Sólo quiero saber si hay alguna posibilidad aunque sea remota de que sientas algo por mi”. La voz de Helena se suavizó, sonó casi tímida, como si estuviera aterrorizada por la conversación. “Sé que estoy tomando un riesgo enorme, Bette”, dijo suavemente, dirigiendo los ojos al suelo. Bette sabía que esta situación era difícil para Helena, que se exponía mucho, y la franqueza de la antigua reina del hielo calentó su corazón.
“Helena, sabes que amo a Tina”.
“Sí, lo sé. Pero no sé si también me amas a mi. No estoy hablando de nuestra amistad, Bette. Dime que no me quieres y te dejaré regresar a tu vida. Si no me lo dices, tendré razones para quedarme”.
Helena se levantó de su asiento y se acercó a Bette. Se arrodilló delante de ella, y suspiró. El corazón de Helena Peabody golpeaba fuertemente en su pecho. Los latidos resonaban en todo su cuerpo. Su garganta se había hecho más estrecha que el palillo con el que jugueteaba antes. Quería coger la mano de Bette pero al ver sus propios dedos temblando se convenció de que no debía hacerlo. “¿Qué haces Helena Peabody?”, pensó para sí misma. Las lágrimas aparecieron en sus ojos. Ya estaba hecho. “Eres una persona magnífica Bette Porter. Sería una idiota si me alejara de ti”. Abrió la boca para seguir hablando, pero no podía, no le salían las palabras. “Pensarás que estoy muy nerviosa. Hemos hablado de tantas cosas en estos años de decepciones!. Y ahora soy incapaz de ordenar mis pensamientos y hablar de forma coherente. En realidad, esto es absurdo y bastante embarazoso”. Helena respiró profundamente y lentamente soltó, “Estoy tan enamorada de ti, Bette. Sólo pregunto que es lo que piensas, y entonces seguiré un camino u otro. No es un ultimátum, y prometo que no continuaré molestándote si tienes claro que no me amas. Piénsalo bien”. Siguieron hablando hasta que Helena se sintió incómoda. Se sentía expuesta, incapaz de protegerse ante la presencia de Bette Porter. “Bette, estoy confusa, y necesito aclararme. Dime que es lo que piensas, y si tengo que irme, me iré”.
“De acuerdo, espera un segundo, déjame respirar un poco”. Bette extendió la mano hacia su compañera de habitación, que la cogió y la conservó entre las suyas, con delicadeza, como si la espera fuera a romper el encanto de ese momento.
………………………..
Re: [Terminado] Saludos al sol
...muy bueno el ff... grax julia .... en espera d lo q suceda con bette y helena xD...
...tibette forever jeje =P...
...tibette forever jeje =P...
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
Helena se derrumbó en un sofá de cuero marrón mientras pinchaba con un palillo el limón de un vaso lleno de gaseosa. Esperaba que Bette llegara en cualquier momento y dudaba lo que tenía que hacer. Tenía un nudo en el estómago y pensaba con muchos nervios en la conversación que iba a tener lugar de forma inminente. Colocó la cabeza entre las manos e inconscientemente la movió de un lado a otro. Afortunadamente para ella, Harold no le había servido un cocktail de licor, sino una deliciosa combinación de zumo de fruta y soda. “¿Qué demonios hago?”, se preguntó en voz alta, nerviosa.
“Eso es lo que me gustaría saber, Hel”, contestó Bette levantando una ceja. Sus manos no estaban en sus caderas, así que Helena pensó que esto no podía ser tan malo. “¡Hola Bette!. ¿Cómo ha ido tu sesión?”. Helena sonrió intensamente.
“Mejor, pues recibí algo de motivación antes de empezarla”, replicó Bette.
“¿Qué tipo de motivación? ¿Puedo preguntarlo?”.
“El tipo de motivación que me inspira el dulce delicioso que levanta el espíritu. Gracias, Hel, pero ya sabes que ese anzuelo no basta”.
“Lo sé, por eso quería hablar contigo. ¿Quieres salir al patio, Bette?. Hay menos testigos que observen mis ataques”. “Si, déjame que consiga algo para beber y estaré lista”. Bette pidió su bebida, y después siguió a su compañera de piso fuera.
“Sabes, Bette, he estado intentando entender esta situación y mis sentimientos hacia ti, y decidí anoche que tenía que intentarlo otra vez. Es el proverbio ‘si al principio no tienes éxito…’.Sé que sobrepasé mis límites esta mañana hablando con Tina. Y no te voy a mentir. Fui allí directamente y le dije que te dejara tranquila”, declaró Helena seriamente. “Y no voy a pedir perdón por eso”. Helena sonrió. “Te dije en San Francisco que respetaba tu decisión de estar con ella, y de alguna manera, todavía lo respeto. Sólo quiero saber si hay alguna posibilidad aunque sea remota de que sientas algo por mi”. La voz de Helena se suavizó, sonó casi tímida, como si estuviera aterrorizada por la conversación. “Sé que estoy tomando un riesgo enorme, Bette”, dijo suavemente, dirigiendo los ojos al suelo. Bette sabía que esta situación era difícil para Helena, que se exponía mucho, y la franqueza de la antigua reina del hielo calentó su corazón.
“Helena, sabes que amo a Tina”.
“Sí, lo sé. Pero no sé si también me amas a mi. No estoy hablando de nuestra amistad, Bette. Dime que no me quieres y te dejaré regresar a tu vida. Si no me lo dices, tendré razones para quedarme”.
Helena se levantó de su asiento y se acercó a Bette. Se arrodilló delante de ella, y suspiró. El corazón de Helena Peabody golpeaba fuertemente en su pecho. Los latidos resonaban en todo su cuerpo. Su garganta se había hecho más estrecha que el palillo con el que jugueteaba antes. Quería coger la mano de Bette pero al ver sus propios dedos temblando se convenció de que no debía hacerlo. “¿Qué haces Helena Peabody?”, pensó para sí misma. Las lágrimas aparecieron en sus ojos. Ya estaba hecho. “Eres una persona magnífica Bette Porter. Sería una idiota si me alejara de ti”. Abrió la boca para seguir hablando, pero no podía, no le salían las palabras. “Pensarás que estoy muy nerviosa. Hemos hablado de tantas cosas en estos años de decepciones!. Y ahora soy incapaz de ordenar mis pensamientos y hablar de forma coherente. En realidad, esto es absurdo y bastante embarazoso”. Helena respiró profundamente y lentamente soltó, “Estoy tan enamorada de ti, Bette. Sólo pregunto que es lo que piensas, y entonces seguiré un camino u otro. No es un ultimátum, y prometo que no continuaré molestándote si tienes claro que no me amas. Piénsalo bien”. Siguieron hablando hasta que Helena se sintió incómoda. Se sentía expuesta, incapaz de protegerse ante la presencia de Bette Porter. “Bette, estoy confusa, y necesito aclararme. Dime que es lo que piensas, y si tengo que irme, me iré”.
“De acuerdo, espera un segundo, déjame respirar un poco”. Bette extendió la mano hacia su compañera de habitación, que la cogió y la conservó entre las suyas, con delicadeza, como si la espera fuera a romper el encanto de ese momento.
………………………..
Bette Porter se acercó insegura, aproximándose lentamente a la figura colgada al revés en plena luz. Unos cuantos niños corrían por el patio. Estaban felices, libres y se sentían vivos con el entusiasmo. Pequeños cuerpos saltaron y brincaron. Las risas y sonrisas cubrían todas las caras. Sus expresiones irradiaban alegría y esperanza, y estaban orgullosos de ser como eran.
Bette observó a una niña que se había caído y había comenzado a llorar. Después corrió a los brazos de su papá. La curiosa espectadora de moca estaba sorprendida de que una sola caricia, un beso, un abrazo, hicieran que la niña se sintiera mucho mejor. Un pequeño gesto había sido suficiente para que la pequeña recuperara el equilibrio. Era como si aquel leve momento de miedo no hubiera existido. Ahora tenía una oportunidad de comenzar de nuevo. “Que suerte tienen los niños”, pensó Bette.
“Has llegado temprano”, comentó Tina suavemente.
“Mi conversación con Helena acabó pronto”, contestó Bette. No quería entrar en detalles. No ahora. Rápidamente cambió de tema. “Tina, ¿Cómo sabías yo si tenías los ojos cerrados?”.
“Tu presencia es inequívoca, Bette”. Tina abrió los ojos e inmediatamente parpadeó ante la luz cegadora del día. Saltó de la barra y una vez en tierra, se estiró como si no tuviera huesos. Doblándose rápidamente, su cabeza tocó las piernas a la vez que las abrazaba fuertemente. Bette observaba con temor a su flexible novia, que graciosamente volvió a su postura erecta.
“Mira, yo…”, las palabras comenzaron a salir simultáneamente de sus bocas.”¿Por qué no hablas tu primero?”. Tina extendió su mano a Bette. Comenzaron a andar mientras Bette hablaba.
“Tina, esta mañana ha sido una pesadilla”. Hizo una pausa buscando las palabras para describir sus sentimientos. “Tenía ganas de pintar esos murales. No se me había ocurrido la posibilidad de no hacerlos. Cuando Oscar me llamó me quedé sorprendida”. Bette se miró las manos y comenzó a mirarlas de cerca.
“Siento que no me hicieras ese trabajo, Bette. Debería habértelo dicho antes de que hablaras con Oscar. Bette yo estaba sorprendida por tu determinación de pintar para el centro. No sabía que te sintieras tan atada con este proyecto”.
“No estoy segura que sea solo este proyecto en particular, Tina. Podías haber sustituido mi trabajo contratando a un pintor. Mis emociones no tienen nada que ver con el arte. ¿Tiene sentido esto?”.
“Si, pienso que lo tiene”, sonrió Tina.
“¿Puedo hacerte una pregunta, Bette?”.
“Claro”.
Los ojos borrosos de Tina encontraron a la mujer perfectamente tranquila y atractiva que antes había dañado sus sentimientos.
“Cariño, piensas que te trato como si fueras un objeto. ¿Cómo si para mi fueras una conquista y no alguien por quien me preocupo y a quien amo?”. Tina hizo una pausa, esperando una respuesta. Cuando vio que no la recibía, siguió. “Bette, soy más consiente que nadie de mi pasado y siempre he sido honesta contigo. Me lanzaste un dardo con tu comentario sobre mi. Parece que solo tomas en cuenta lo que Helena dice. ¿Qué he hecho mal Bette?. Estoy intentando conseguir lo que decías, pero no lo consigo. ¿Puedes ayudarme?”.
“Si, puedo ayudarte, Tina”, contestó Bette. Se tomó un minuto para respirar y recuperar la calma. “Tina, me has hablado de alguien que me importa mucho. Demasiado. Tu haces que parezca que tu mundo entero se vaya a hundir sólo por recibir una llamada telefónica de Helena. Me sorprendió. Sí, se lo protectora que eres de tu casa y como te gusta que todo esté en equilibrio, pero la manera en que lo interpretaste era totalmente contradictoria. Soy consciente de tu historia con Helena, pero fuiste muy injusta y no me gustó. Helena siempre ha estado ahí para mi incluso cuando yo no sabía ni cual era mi nombre, y eso no tiene nada que ver contigo”. Tina sonrió para sí, pero tenía ganas de llorar al ver el dolor innegable en la cara de Bette. “Dices que no puedes soportar la contaminación que llega a través de tu teléfono, y en tu casa. Bien, no puedo dejar que hables así de mi amiga, dañas mis sentimientos. A su ves, yo tomé represalias con el comentario del olvido. Y no, tu nunca me has tratado como una conquista, Tina. Siento haber actuado como si lo hicieras. Sólo que Helena es mi amiga, muy amiga”. Las lágrimas amenazaban con desbordar los ojos marrones oscuros, pero logró controlarlas antes de que lo hicieran.
“Lo siento, Bette. Sé que Helena es sólo tu amiga”, la interrumpió Tina.
“Es sólo mi amiga, Tina? ¿Tu la odias?”.
“Mira, independientemente de cual sea el sentimiento, es mutuo y tu lo sabes, Bette”.
Estaban las dos sentadas sobre la superficie de madera, intercambiando sus puntos de vista, preguntándose como seguir la conversación. Bette cogió una rama diminuta y comenzó a hacer dibujos imaginarios en la estructura sobre la que estaban sentadas. Tina miraba algo pensativamente, algo, no sabía el que. Era como un cachorro vagando sin dirección fija. Así es como se sentía. Necesitaba una dirección. Cerró los ojos y contó hasta tres, se sumergió en sí misma y esperó a que la conversación que estaban teniendo no causara un daño irreversible.
“Tu amiga te dijo el motivo de su visita inesperada de esta mañana?”.
“Si, lo hizo. Y de verdad estoy muy cansada de la competición que tenéis las dos”. Los pies de Bette exigieron la atención de sus ojos. Y estos, contestaron diligentemente.
“Sabes, Bette? Parece que no puedo evitarla. ¿No fue suficiente que su esposa viviera a mi causando que me tratara como un monstruo en mi lugar de trabajo y me amenazara?. Hoy ella apareció otra vez, interrumpiendo mi clase, yo ya estaba mal por nuestra conversación anterior. El objetivo de su visita era decirme que te dejara en paz. Dice que no quiere verme fastidiándote. Y no creo que me estuviera hablando como tu fiel y confiada amiga. No puedes estar enamorada de alguien y ser sólo su amiga. Bueno, quizás sí, pero es muy difícil,y no es lo que Helena quiere. No sé, a veces parece que su lealtad va más allá de la amistad y de una manera que no puedo calificar. Es como si cuando ella está en un sitio, todo lo demás sea secundario. Apuesto a que tu has perdonado fácilmente su pequeño truco esta mañana y lo has justificado como parte de su comportamiento. Es extraño para mi, y siento no poder explicarlo bien”. Tina suspiró y se tomó unos segundos para tomar aire antes de seguir.
“Es claramente evidente que Helena te quiere, Bette, y bueno, yo necesito saber si tu estás segura de que no la quieres”.
“Eso es lo que me gustaría saber, Hel”, contestó Bette levantando una ceja. Sus manos no estaban en sus caderas, así que Helena pensó que esto no podía ser tan malo. “¡Hola Bette!. ¿Cómo ha ido tu sesión?”. Helena sonrió intensamente.
“Mejor, pues recibí algo de motivación antes de empezarla”, replicó Bette.
“¿Qué tipo de motivación? ¿Puedo preguntarlo?”.
“El tipo de motivación que me inspira el dulce delicioso que levanta el espíritu. Gracias, Hel, pero ya sabes que ese anzuelo no basta”.
“Lo sé, por eso quería hablar contigo. ¿Quieres salir al patio, Bette?. Hay menos testigos que observen mis ataques”. “Si, déjame que consiga algo para beber y estaré lista”. Bette pidió su bebida, y después siguió a su compañera de piso fuera.
“Sabes, Bette, he estado intentando entender esta situación y mis sentimientos hacia ti, y decidí anoche que tenía que intentarlo otra vez. Es el proverbio ‘si al principio no tienes éxito…’.Sé que sobrepasé mis límites esta mañana hablando con Tina. Y no te voy a mentir. Fui allí directamente y le dije que te dejara tranquila”, declaró Helena seriamente. “Y no voy a pedir perdón por eso”. Helena sonrió. “Te dije en San Francisco que respetaba tu decisión de estar con ella, y de alguna manera, todavía lo respeto. Sólo quiero saber si hay alguna posibilidad aunque sea remota de que sientas algo por mi”. La voz de Helena se suavizó, sonó casi tímida, como si estuviera aterrorizada por la conversación. “Sé que estoy tomando un riesgo enorme, Bette”, dijo suavemente, dirigiendo los ojos al suelo. Bette sabía que esta situación era difícil para Helena, que se exponía mucho, y la franqueza de la antigua reina del hielo calentó su corazón.
“Helena, sabes que amo a Tina”.
“Sí, lo sé. Pero no sé si también me amas a mi. No estoy hablando de nuestra amistad, Bette. Dime que no me quieres y te dejaré regresar a tu vida. Si no me lo dices, tendré razones para quedarme”.
Helena se levantó de su asiento y se acercó a Bette. Se arrodilló delante de ella, y suspiró. El corazón de Helena Peabody golpeaba fuertemente en su pecho. Los latidos resonaban en todo su cuerpo. Su garganta se había hecho más estrecha que el palillo con el que jugueteaba antes. Quería coger la mano de Bette pero al ver sus propios dedos temblando se convenció de que no debía hacerlo. “¿Qué haces Helena Peabody?”, pensó para sí misma. Las lágrimas aparecieron en sus ojos. Ya estaba hecho. “Eres una persona magnífica Bette Porter. Sería una idiota si me alejara de ti”. Abrió la boca para seguir hablando, pero no podía, no le salían las palabras. “Pensarás que estoy muy nerviosa. Hemos hablado de tantas cosas en estos años de decepciones!. Y ahora soy incapaz de ordenar mis pensamientos y hablar de forma coherente. En realidad, esto es absurdo y bastante embarazoso”. Helena respiró profundamente y lentamente soltó, “Estoy tan enamorada de ti, Bette. Sólo pregunto que es lo que piensas, y entonces seguiré un camino u otro. No es un ultimátum, y prometo que no continuaré molestándote si tienes claro que no me amas. Piénsalo bien”. Siguieron hablando hasta que Helena se sintió incómoda. Se sentía expuesta, incapaz de protegerse ante la presencia de Bette Porter. “Bette, estoy confusa, y necesito aclararme. Dime que es lo que piensas, y si tengo que irme, me iré”.
“De acuerdo, espera un segundo, déjame respirar un poco”. Bette extendió la mano hacia su compañera de habitación, que la cogió y la conservó entre las suyas, con delicadeza, como si la espera fuera a romper el encanto de ese momento.
………………………..
Bette Porter se acercó insegura, aproximándose lentamente a la figura colgada al revés en plena luz. Unos cuantos niños corrían por el patio. Estaban felices, libres y se sentían vivos con el entusiasmo. Pequeños cuerpos saltaron y brincaron. Las risas y sonrisas cubrían todas las caras. Sus expresiones irradiaban alegría y esperanza, y estaban orgullosos de ser como eran.
Bette observó a una niña que se había caído y había comenzado a llorar. Después corrió a los brazos de su papá. La curiosa espectadora de moca estaba sorprendida de que una sola caricia, un beso, un abrazo, hicieran que la niña se sintiera mucho mejor. Un pequeño gesto había sido suficiente para que la pequeña recuperara el equilibrio. Era como si aquel leve momento de miedo no hubiera existido. Ahora tenía una oportunidad de comenzar de nuevo. “Que suerte tienen los niños”, pensó Bette.
“Has llegado temprano”, comentó Tina suavemente.
“Mi conversación con Helena acabó pronto”, contestó Bette. No quería entrar en detalles. No ahora. Rápidamente cambió de tema. “Tina, ¿Cómo sabías yo si tenías los ojos cerrados?”.
“Tu presencia es inequívoca, Bette”. Tina abrió los ojos e inmediatamente parpadeó ante la luz cegadora del día. Saltó de la barra y una vez en tierra, se estiró como si no tuviera huesos. Doblándose rápidamente, su cabeza tocó las piernas a la vez que las abrazaba fuertemente. Bette observaba con temor a su flexible novia, que graciosamente volvió a su postura erecta.
“Mira, yo…”, las palabras comenzaron a salir simultáneamente de sus bocas.”¿Por qué no hablas tu primero?”. Tina extendió su mano a Bette. Comenzaron a andar mientras Bette hablaba.
“Tina, esta mañana ha sido una pesadilla”. Hizo una pausa buscando las palabras para describir sus sentimientos. “Tenía ganas de pintar esos murales. No se me había ocurrido la posibilidad de no hacerlos. Cuando Oscar me llamó me quedé sorprendida”. Bette se miró las manos y comenzó a mirarlas de cerca.
“Siento que no me hicieras ese trabajo, Bette. Debería habértelo dicho antes de que hablaras con Oscar. Bette yo estaba sorprendida por tu determinación de pintar para el centro. No sabía que te sintieras tan atada con este proyecto”.
“No estoy segura que sea solo este proyecto en particular, Tina. Podías haber sustituido mi trabajo contratando a un pintor. Mis emociones no tienen nada que ver con el arte. ¿Tiene sentido esto?”.
“Si, pienso que lo tiene”, sonrió Tina.
“¿Puedo hacerte una pregunta, Bette?”.
“Claro”.
Los ojos borrosos de Tina encontraron a la mujer perfectamente tranquila y atractiva que antes había dañado sus sentimientos.
“Cariño, piensas que te trato como si fueras un objeto. ¿Cómo si para mi fueras una conquista y no alguien por quien me preocupo y a quien amo?”. Tina hizo una pausa, esperando una respuesta. Cuando vio que no la recibía, siguió. “Bette, soy más consiente que nadie de mi pasado y siempre he sido honesta contigo. Me lanzaste un dardo con tu comentario sobre mi. Parece que solo tomas en cuenta lo que Helena dice. ¿Qué he hecho mal Bette?. Estoy intentando conseguir lo que decías, pero no lo consigo. ¿Puedes ayudarme?”.
“Si, puedo ayudarte, Tina”, contestó Bette. Se tomó un minuto para respirar y recuperar la calma. “Tina, me has hablado de alguien que me importa mucho. Demasiado. Tu haces que parezca que tu mundo entero se vaya a hundir sólo por recibir una llamada telefónica de Helena. Me sorprendió. Sí, se lo protectora que eres de tu casa y como te gusta que todo esté en equilibrio, pero la manera en que lo interpretaste era totalmente contradictoria. Soy consciente de tu historia con Helena, pero fuiste muy injusta y no me gustó. Helena siempre ha estado ahí para mi incluso cuando yo no sabía ni cual era mi nombre, y eso no tiene nada que ver contigo”. Tina sonrió para sí, pero tenía ganas de llorar al ver el dolor innegable en la cara de Bette. “Dices que no puedes soportar la contaminación que llega a través de tu teléfono, y en tu casa. Bien, no puedo dejar que hables así de mi amiga, dañas mis sentimientos. A su ves, yo tomé represalias con el comentario del olvido. Y no, tu nunca me has tratado como una conquista, Tina. Siento haber actuado como si lo hicieras. Sólo que Helena es mi amiga, muy amiga”. Las lágrimas amenazaban con desbordar los ojos marrones oscuros, pero logró controlarlas antes de que lo hicieran.
“Lo siento, Bette. Sé que Helena es sólo tu amiga”, la interrumpió Tina.
“Es sólo mi amiga, Tina? ¿Tu la odias?”.
“Mira, independientemente de cual sea el sentimiento, es mutuo y tu lo sabes, Bette”.
Estaban las dos sentadas sobre la superficie de madera, intercambiando sus puntos de vista, preguntándose como seguir la conversación. Bette cogió una rama diminuta y comenzó a hacer dibujos imaginarios en la estructura sobre la que estaban sentadas. Tina miraba algo pensativamente, algo, no sabía el que. Era como un cachorro vagando sin dirección fija. Así es como se sentía. Necesitaba una dirección. Cerró los ojos y contó hasta tres, se sumergió en sí misma y esperó a que la conversación que estaban teniendo no causara un daño irreversible.
“Tu amiga te dijo el motivo de su visita inesperada de esta mañana?”.
“Si, lo hizo. Y de verdad estoy muy cansada de la competición que tenéis las dos”. Los pies de Bette exigieron la atención de sus ojos. Y estos, contestaron diligentemente.
“Sabes, Bette? Parece que no puedo evitarla. ¿No fue suficiente que su esposa viviera a mi causando que me tratara como un monstruo en mi lugar de trabajo y me amenazara?. Hoy ella apareció otra vez, interrumpiendo mi clase, yo ya estaba mal por nuestra conversación anterior. El objetivo de su visita era decirme que te dejara en paz. Dice que no quiere verme fastidiándote. Y no creo que me estuviera hablando como tu fiel y confiada amiga. No puedes estar enamorada de alguien y ser sólo su amiga. Bueno, quizás sí, pero es muy difícil,y no es lo que Helena quiere. No sé, a veces parece que su lealtad va más allá de la amistad y de una manera que no puedo calificar. Es como si cuando ella está en un sitio, todo lo demás sea secundario. Apuesto a que tu has perdonado fácilmente su pequeño truco esta mañana y lo has justificado como parte de su comportamiento. Es extraño para mi, y siento no poder explicarlo bien”. Tina suspiró y se tomó unos segundos para tomar aire antes de seguir.
“Es claramente evidente que Helena te quiere, Bette, y bueno, yo necesito saber si tu estás segura de que no la quieres”.
Re: [Terminado] Saludos al sol
buaa q pasara con bette y tina =S....
grax julia por seguir con el ff =D...
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