[Terminado] Saludos al sol
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Gracias Anita menos mal que siempre nos quedará tu ff cuando esto se acabe
que a estas horas se ha acabao
no estoy preparada para decir adios
aun no
que a estas horas se ha acabao
no estoy preparada para decir adios
aun no
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Gracias anita por habernos dejado algo tan dulce en una noche tan amarrrrrrrrrrrrrga!
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Re: [Terminado] Saludos al sol
La fértil imaginación de Tina se animó con las promesas de Bette, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando el móvil de Bette comenzó a zumbar, creando movimientos al azar sobre la mesa. Tina lo cogió rápidamente, miró el identificador y contestó alegremente: “¡Hola! Es el teléfono de Bette Porter, ¿en qué puedo ayudarle?”, saludó, poniendo a su voz un tono profesional. Estaba determinada a que nada estropeara el increíble y maravilloso momento que estaban teniendo.
“Uhmm, Hola. ¿Con quién hablo?”
“Soy Tina…”, gorjeó la diosa del sol, sabiendo que causaba una tensión muy grande a la persona que estaba al otro lado.
“Tina, soy Helena Peabody. ¿Está Bette por ahí?”. Preguntó la voz con calma premeditada. Tina trató de apoyar con una risa falsa cada palabra que decía.
“Hola, Helena”, contestó Tina amablemente,“Bette se acaba de ir a los servicios”. Cuando estaba a punto de acabar su frase, Bette reapareció y vio que Tina estaba hablando desde su teléfono. “Un momento, Bette acaba de regresar, espera un segundo”. Tina pasó el teléfono a Bette mientras se disponían a dejar el restaurante.
Estaban a mitad de camino de la casa de Tina cuando Bette terminó su conversación con Helena. Ellas dos continuaron andando, siguiendo su camino hasta casa cogidas de la mano. El crepúsculo se transformaba en una mágica oscuridad púrpura, y era una noche maravillosa para pasear. Tina estaba callada, muy tranquila, esperando que Bette dijera algo, no quería trastornar a su novia diciendo algo estúpido. Unos minutos después Bette comenzó a hablar.
“Sé que no te importa esto, Tina, pero Helena quiere saber si iré a visitarla a Nueva York”.
Tina vaciló un segundo antes de hablar. “Eso es incorrecto, Bette. Me importa si tu estás implicada. ¿Qué piensas tu de ir a visitarla?. ¿Lo quieres hacer?”, preguntó Tina sinceramente sintiendo un latido conocido en la parte de atrás de su cabeza. “Helena es un dolor de cabeza”, pensó Tina .
“Aún no estoy segura, pero es posible que si”. Todavía estoy triste por la forma en que dejamos las cosas, aún no sé si podremos volver a ser amigas como lo éramos antes”.
Tina se tomó un momento antes de soltar la petición que pensaba hacer acto seguido. Le llevó un poco más de tiempo de lo que pensaba, pero se sintió satisfecha por el esfuerzo. “Si decides ir, ¿te importaría que te acompañara?. No iría contigo a todas partes. Podrías disponer de todo el tiempo que necesitaras para estar con Helena, y también podríamos explorar la ciudad juntas”. Bette se detuvo y se dio la vuelta para mirar de frente a Tina. Pasados unos segundos, contestó. “Creo que es una gran idea,T. Parece divertida”. Y colocó un beso delicado en los labios de Tina.
Bette sabía que Tina no confiaba en Helena, así que entendió perfectamente su petición de acompañarla. Y de un modo extraño y misterioso, a Bette le gustó. Las dos mujeres estaban sorprendidas de que una conversación sobre Helena no terminara de forma desagradable. Siguieron paseando cogidas de la mano. Tina intentó disimular el hecho de que tenía un dolor de cabeza del que no quería hablar a Bette. Había comprobado el inicio de uno unas semanas antes cuando fue al gimnasio y la encontró con Amaro.
“Lo siento, T, si no te sientes bien. Deja que te frote las sienes. ¿Nos sentamos un momento?”. Se pararon un par de bloques antes de llegar a su calle y se sentaron en un banco del parque con la cabeza de Tina en el regazo de Bette. Después de unos minutos intentando calmarla haciendo pequeños círcuos y presionando en su frente, Tina se sentó y abrazó a Bette. “Te quiero Bette”, dijo, comenzando a sentirse mejor. Muchas gracias por ser como eres, tan increíble”. Cuando Tina intentó separarse, Bette la apretó más fuerte, impidiéndoselo. Tina sintió el estremecimiento del cuerpo de Bette como un sollozo profundo repetido en su oído. Tina se apretó más fuerte para que Bette para que Bette aliviara su propio abrazo. Tina comenzó a hablar, pero tuvo que aclarar la voz antes para que se la oyera. “¿Bette?”, preguntó suavemente, “¿qué te pasa cariño?”, preguntó con mucho afecto.
Bette se separó del abrazo y pasó la mano por su pelo rebelde. Tina besó una lágrima que caía por la mejilla de su novia.
“Te quiero, Tina”, susurró Bette. Abrió la boca para decir algo más, pero las palabras se quedaron en sus labios. “Hoy ha sido todo perfecto. Muy perfecto, y quiero agradecértelo, T. Pensaba que nunca tendría otro día perfecto, y lo he tenido.
Comenzó esta mañana temprano con la nota y mis cereales, la forma como hemos estado en la cena, el día entero ha sido maravilloso, ¿sabes?”, siguió Bette casi gritando, “y cuando volví del cuarto de baño y te encontré hablando con Helena pensé que nuestro buen día se había ido al infierno, pero no ha sido así. Seguimos paseando y hablando, pero no nos gritamos ni salimos corriendo. Todo salió según el plan, hemos estado bien”. Las lágrimas de Bette disminuyeron, pero siguieron cayendo. “Todo está bien, Bette,y cuando no lo esté, tenemos que conseguir juntas que vuelta a estarlo. Creo que hacemos un gran equipo, cariño, ¿qué te parece?”.
“Que sí”, susurró Bette afirmando con lo cabeza mientras limpiaba su nariz enrojecida con un pañuelo. “Bien”, dijo Tina suavemente,y animó a Bette a continuar el paseo hasta casa.
“Uhmm, Hola. ¿Con quién hablo?”
“Soy Tina…”, gorjeó la diosa del sol, sabiendo que causaba una tensión muy grande a la persona que estaba al otro lado.
“Tina, soy Helena Peabody. ¿Está Bette por ahí?”. Preguntó la voz con calma premeditada. Tina trató de apoyar con una risa falsa cada palabra que decía.
“Hola, Helena”, contestó Tina amablemente,“Bette se acaba de ir a los servicios”. Cuando estaba a punto de acabar su frase, Bette reapareció y vio que Tina estaba hablando desde su teléfono. “Un momento, Bette acaba de regresar, espera un segundo”. Tina pasó el teléfono a Bette mientras se disponían a dejar el restaurante.
Estaban a mitad de camino de la casa de Tina cuando Bette terminó su conversación con Helena. Ellas dos continuaron andando, siguiendo su camino hasta casa cogidas de la mano. El crepúsculo se transformaba en una mágica oscuridad púrpura, y era una noche maravillosa para pasear. Tina estaba callada, muy tranquila, esperando que Bette dijera algo, no quería trastornar a su novia diciendo algo estúpido. Unos minutos después Bette comenzó a hablar.
“Sé que no te importa esto, Tina, pero Helena quiere saber si iré a visitarla a Nueva York”.
Tina vaciló un segundo antes de hablar. “Eso es incorrecto, Bette. Me importa si tu estás implicada. ¿Qué piensas tu de ir a visitarla?. ¿Lo quieres hacer?”, preguntó Tina sinceramente sintiendo un latido conocido en la parte de atrás de su cabeza. “Helena es un dolor de cabeza”, pensó Tina .
“Aún no estoy segura, pero es posible que si”. Todavía estoy triste por la forma en que dejamos las cosas, aún no sé si podremos volver a ser amigas como lo éramos antes”.
Tina se tomó un momento antes de soltar la petición que pensaba hacer acto seguido. Le llevó un poco más de tiempo de lo que pensaba, pero se sintió satisfecha por el esfuerzo. “Si decides ir, ¿te importaría que te acompañara?. No iría contigo a todas partes. Podrías disponer de todo el tiempo que necesitaras para estar con Helena, y también podríamos explorar la ciudad juntas”. Bette se detuvo y se dio la vuelta para mirar de frente a Tina. Pasados unos segundos, contestó. “Creo que es una gran idea,T. Parece divertida”. Y colocó un beso delicado en los labios de Tina.
Bette sabía que Tina no confiaba en Helena, así que entendió perfectamente su petición de acompañarla. Y de un modo extraño y misterioso, a Bette le gustó. Las dos mujeres estaban sorprendidas de que una conversación sobre Helena no terminara de forma desagradable. Siguieron paseando cogidas de la mano. Tina intentó disimular el hecho de que tenía un dolor de cabeza del que no quería hablar a Bette. Había comprobado el inicio de uno unas semanas antes cuando fue al gimnasio y la encontró con Amaro.
“Lo siento, T, si no te sientes bien. Deja que te frote las sienes. ¿Nos sentamos un momento?”. Se pararon un par de bloques antes de llegar a su calle y se sentaron en un banco del parque con la cabeza de Tina en el regazo de Bette. Después de unos minutos intentando calmarla haciendo pequeños círcuos y presionando en su frente, Tina se sentó y abrazó a Bette. “Te quiero Bette”, dijo, comenzando a sentirse mejor. Muchas gracias por ser como eres, tan increíble”. Cuando Tina intentó separarse, Bette la apretó más fuerte, impidiéndoselo. Tina sintió el estremecimiento del cuerpo de Bette como un sollozo profundo repetido en su oído. Tina se apretó más fuerte para que Bette para que Bette aliviara su propio abrazo. Tina comenzó a hablar, pero tuvo que aclarar la voz antes para que se la oyera. “¿Bette?”, preguntó suavemente, “¿qué te pasa cariño?”, preguntó con mucho afecto.
Bette se separó del abrazo y pasó la mano por su pelo rebelde. Tina besó una lágrima que caía por la mejilla de su novia.
“Te quiero, Tina”, susurró Bette. Abrió la boca para decir algo más, pero las palabras se quedaron en sus labios. “Hoy ha sido todo perfecto. Muy perfecto, y quiero agradecértelo, T. Pensaba que nunca tendría otro día perfecto, y lo he tenido.
Comenzó esta mañana temprano con la nota y mis cereales, la forma como hemos estado en la cena, el día entero ha sido maravilloso, ¿sabes?”, siguió Bette casi gritando, “y cuando volví del cuarto de baño y te encontré hablando con Helena pensé que nuestro buen día se había ido al infierno, pero no ha sido así. Seguimos paseando y hablando, pero no nos gritamos ni salimos corriendo. Todo salió según el plan, hemos estado bien”. Las lágrimas de Bette disminuyeron, pero siguieron cayendo. “Todo está bien, Bette,y cuando no lo esté, tenemos que conseguir juntas que vuelta a estarlo. Creo que hacemos un gran equipo, cariño, ¿qué te parece?”.
“Que sí”, susurró Bette afirmando con lo cabeza mientras limpiaba su nariz enrojecida con un pañuelo. “Bien”, dijo Tina suavemente,y animó a Bette a continuar el paseo hasta casa.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
qué bien que sigas con el fic anita.
masay- Entérate, ya soy una usuaria conocida
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Re: [Terminado] Saludos al sol
joe anita komo kurras
i se kejan las tibetters
kualkiera abria dejao ste fic royero i sabria dedikao a otra kosa mas interesante
i se kejan las tibetters
kualkiera abria dejao ste fic royero i sabria dedikao a otra kosa mas interesante
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Muchas gracias por continuarlo anita
un beso enorme
matilde
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Cuando volvieron a casa de Tina, un alto, enorme, brillante florero lleno de girasoles esperaba al lado de la puerta. “Mierda”, pensó Tina, “Joder”.Tina evitó las flores como los vampiros evitan la luz del día. Aquellas eran palabras sucias, por lo que Tina estaba preocupada. Esto es, hasta que Bette Porter llegara. A no ser que las flores fueran una muestra de amistad. Y ahora, con Bette a pocos pasos detrás de ella, no quería malentendidos ni conversaciones duras. Lo único que quería era llegar a casa y hacer el amor apasionadamente con la mujer que la tenía al borde del orgasmo todo el día. Quería probar la dulzula de Bette con su lengua y se volvía loca de deseo. “Joder”, pensó Tina otra vez.
Cuando los ojos de Bette descubrieron el florero, dijo, “wuau, ¿Es una oda al girasol, cariño?”.
Tina sonrió. Al menos su novia se tomaba todo esto medianamente bien. Esto era el principio, de todas formas. Esperaba que seguiría. “¿Quieres que te lea la tarjeta, T?”, preguntó Bette. Tina tuvo que reirse. Le gustaba cuando Bette se hacía cargo de todo. Aunque esta petición fuera sorprendentemente sutil para venir de Bette.”Si,claro”, contestó Tina. La mujer curiosa cogió la tarjeta que estaba entre las ramas altas, y la abrió.
Tina, ¿qué te parece otra ronda de zumo de arándano?. Mi oferta todavía sigue en pie. Llámame en cualquier momento del día o de la noche. Besos Catherine.
Bette se rió cuando terminó de leer.”¿Besos? ¿Qué es esto?”.
“Es una aguafiestas”, contestó Tina rotundamente.
“Bien, creo que me voy a dar una ducha, cariño”, rió Bette, “¿Dónde vas a poner esto?”
“No las voy a guardar”, contestó Tina rápidamente, “las flores que me envían así nunca entran enmi casa. ¿Qué te parece si las colocamos frente al escritorio del vestíbulo del gimnasio?”.
“Me parece bien, cariño”, rió Bette, aliviada de que Tina no guardara aquel ramo impresionante. “Asi todo elmundo podrá disfrutar de ellas en el gimnasio. Será una maravillosa bienvenida para todos los que entran”. Bette volvió a ofrecer una amplia sonrisa.
Tina se sentía más ligera ahora que había visto que su mujer había reaccionado tan bien. Pero aún esperaba un discurso o algo así, aunque no sabía exactamente que. La gurú del yoga, muy cansada y aliviada, entró en su casa detrás de su novia, cerrando después la puerta cuidadosamente. Rápidamente volvió sus pensamientos a lo que quería hacer con Bette. “Quiero sumergir mi lengua en su sexo”.
“Tina?”
“Mierda, mierda,mierda”. Allá vamos, pensó la frustrada rubia. “¿Dime, cariño?”, replicó Tina dulcemente.
“¿Puedo hablar contigo un minuto?. Tenemos que llegar a aun acuerdo”. Al oir estas palabras, Tina cerró los ojos intentando concentrarse, recitando un mantra para calmarse. Su corazón estaba en un hoyo del estómago. Bette sostuvo a Tina mirándola fijamente , antes de decir, “Tina , si te envío flores, ¿las dejarás entrar en tu casa y no donarlas para una buena causa?”.
“Si, Bette”, suspiró Tina.
“Vale. Gracias”, contestó Bette con una sonrisa burlona, mientras se dirigía a la ducha.
“¿T?”, Bette se giró otra vez para enfrentarse a la mujer que estaba junto a ella.
“¿Si, cariño?”, preguntó Tina.
“Parece que estás un poco tensa. ¿Por qué no te relajas un ratito?. ¿Quieres que te traiga algo para beber?. Creo que tenemos zumo de arándano”. Bette se rió y entró en la ducha.
Tina sacudió la cabeza y se rió, “Dios, como amo a esa mujer”, dijo en voz alta.
Cuando los ojos de Bette descubrieron el florero, dijo, “wuau, ¿Es una oda al girasol, cariño?”.
Tina sonrió. Al menos su novia se tomaba todo esto medianamente bien. Esto era el principio, de todas formas. Esperaba que seguiría. “¿Quieres que te lea la tarjeta, T?”, preguntó Bette. Tina tuvo que reirse. Le gustaba cuando Bette se hacía cargo de todo. Aunque esta petición fuera sorprendentemente sutil para venir de Bette.”Si,claro”, contestó Tina. La mujer curiosa cogió la tarjeta que estaba entre las ramas altas, y la abrió.
Tina, ¿qué te parece otra ronda de zumo de arándano?. Mi oferta todavía sigue en pie. Llámame en cualquier momento del día o de la noche. Besos Catherine.
Bette se rió cuando terminó de leer.”¿Besos? ¿Qué es esto?”.
“Es una aguafiestas”, contestó Tina rotundamente.
“Bien, creo que me voy a dar una ducha, cariño”, rió Bette, “¿Dónde vas a poner esto?”
“No las voy a guardar”, contestó Tina rápidamente, “las flores que me envían así nunca entran enmi casa. ¿Qué te parece si las colocamos frente al escritorio del vestíbulo del gimnasio?”.
“Me parece bien, cariño”, rió Bette, aliviada de que Tina no guardara aquel ramo impresionante. “Asi todo elmundo podrá disfrutar de ellas en el gimnasio. Será una maravillosa bienvenida para todos los que entran”. Bette volvió a ofrecer una amplia sonrisa.
Tina se sentía más ligera ahora que había visto que su mujer había reaccionado tan bien. Pero aún esperaba un discurso o algo así, aunque no sabía exactamente que. La gurú del yoga, muy cansada y aliviada, entró en su casa detrás de su novia, cerrando después la puerta cuidadosamente. Rápidamente volvió sus pensamientos a lo que quería hacer con Bette. “Quiero sumergir mi lengua en su sexo”.
“Tina?”
“Mierda, mierda,mierda”. Allá vamos, pensó la frustrada rubia. “¿Dime, cariño?”, replicó Tina dulcemente.
“¿Puedo hablar contigo un minuto?. Tenemos que llegar a aun acuerdo”. Al oir estas palabras, Tina cerró los ojos intentando concentrarse, recitando un mantra para calmarse. Su corazón estaba en un hoyo del estómago. Bette sostuvo a Tina mirándola fijamente , antes de decir, “Tina , si te envío flores, ¿las dejarás entrar en tu casa y no donarlas para una buena causa?”.
“Si, Bette”, suspiró Tina.
“Vale. Gracias”, contestó Bette con una sonrisa burlona, mientras se dirigía a la ducha.
“¿T?”, Bette se giró otra vez para enfrentarse a la mujer que estaba junto a ella.
“¿Si, cariño?”, preguntó Tina.
“Parece que estás un poco tensa. ¿Por qué no te relajas un ratito?. ¿Quieres que te traiga algo para beber?. Creo que tenemos zumo de arándano”. Bette se rió y entró en la ducha.
Tina sacudió la cabeza y se rió, “Dios, como amo a esa mujer”, dijo en voz alta.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Si es que no me quiero repetir
pero cada vez que abro esta página y veo que has escrito
unas palabras afloran a mi garganta
y esas palabras son
"gracias anita"
un beso
matilde
pero cada vez que abro esta página y veo que has escrito
unas palabras afloran a mi garganta
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"gracias anita"
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Chicas, lamento deciros que nuestra traductora estrella, Anita, nos ha pedido ayuda porque por motivos personales y laborales no puede seguir traduciendo este fic momentáneamente.
El equipo de moderadoras hemos decidido hacernos cargo, por ahora, para que podais seguir leyendo vuestro fic favorito. No obstante, si hay alguna voluntaria que esté dispuesta a echar una mano y traducir algún capítulo, se lo agradeceríamos eternamente.
Nuestra intención es actualizar dos veces a la semana, aunque sean extractos pequeños, así que estar atentas si quereis seguirlo al día.
Del próximo capítulo, el número 19, me encargo yo, espero subiros algo entre hoy y mañana. Os recuerdo que el fic tiene 33 capítulos, así que aún nos queda bastante.
El equipo de moderadoras hemos decidido hacernos cargo, por ahora, para que podais seguir leyendo vuestro fic favorito. No obstante, si hay alguna voluntaria que esté dispuesta a echar una mano y traducir algún capítulo, se lo agradeceríamos eternamente.
Nuestra intención es actualizar dos veces a la semana, aunque sean extractos pequeños, así que estar atentas si quereis seguirlo al día.
Del próximo capítulo, el número 19, me encargo yo, espero subiros algo entre hoy y mañana. Os recuerdo que el fic tiene 33 capítulos, así que aún nos queda bastante.
Re: [Terminado] Saludos al sol
19. Eso que tu haces
Mi lengua está sonriendo. Abigail Trillin
Bette se sentó cómodamente en el suave sofá mientras mojaba con cautela unas oreos en un vaso de leche. Sonrió tontamente mirando como el líquido blanco se contaminaba de puntos oscuros. Puso una pierna sobre el apoyabrazos y movió el pie arriba y abajo al ritmo de la música. Estaba relaja y feliz, disfrutando del calor del amor de Tina. Como el sol, Tina era brillante y poderosa, irradiaba luz, energía y calor a todo lo que estaba a su alrededor. Sin embargo, podía ser tan perjudicial y peligrosa como el sol si la exposición a su intensidad tuviera lugar en las horas puntas y durante períodos prolongados de tiempo. Y como todos aquellos que adoran la fuente poderosa de luz y calor, Bette se bañaba en Tina, totalmente expuesta y a menudo sin la protección necesaria contra los rayos dañinos. Bette nunca había encontrado a nadie tan intensa y relajante en su vida. Parecía como si Tina fuera un oxímoron andante, pero de una buena forma. Y no había ninguna explicación razonable a como podría ser su vida. Tina tenía una confianza firme en su novia, lo que respaldó a Bette de una manera que pensaba que nadie podría hacer. La mujer anteriormente casada y abandonada se encontraba comenzando a depender de Tina, y de su apoyo, y aunque esta dependencia fuera todavía muy inquietante para Bette, estar junto a Tina la hacía muy feliz. A los ojos de Bette Porter, Tina Kennard era nada más y nada menos que un milagro.
Una sonrisa brillante apareció en la cara de Bette cuando dirigió sus pensamientos a la mujer que de vez en cuando hacía que olvidara su propio nombre. Volvión a las oreo, y notó que estaban sumergidas en la leche. La comida basura la ponía contenta. Todavía sonriente, se preguntaba que hacía su novia, hojeó una revista de yoga con una mano, mientras con la otra intentaba buscar un programa decente en la tele. “Tina, tienes que comprar el cable para tu baby”, pensó mientras dejaba el mando sobre la mesa y masticaba una oreo que había decidido no remojar en la leche.
………………………
Cuando Bette sugirió volver después de la cena, Tina había decidido tomarse un tiempo para relajarse (sin zumo de arándano). El día había sido largo, pero el sol acariciaba a la rubia, que realmente no estaba muy cansada. De hecho, se sentía rejuvenecida después de unos minutos de relax que se había dedicado a ella misma. Bette había hecho lo mismo, aunque Tina apostaba a que su encantadora novia estaba en su estudio particular de yoga haciendo zapping con los canales de televisión y comiendo oreos sin parar. Tina no podía describir con palabras la felicidad que sentía debido a la presencia de Bette en su vida. De alguna manera misteriosa, Bette Porter había reavivado la vida de Tina Kennard. Y aunque parecía increíble, Tina no sabía como podía vivir antes de suspirar por Bette. Ese descubrimiento le alegró la vida. Tina estaba muy contenta, y ahora podía entender muchas de las historias que antes había oído sobre la fuerza inexplicable del amor. Tina estaba sorprendida porque ahora mismo era una víctima de aquello que había evitado durante mucho tiempo. Y a la antigua soltera más apetecible del mundo del yoga, el hecho de haber sido conquistada por el amor le parecía muy inquietante.
Después de una ducha rápida, la ahora tranquila rubia se tendió en su lado de la cama apoyando la cabeza en su brazo. Estaba escribiendo en el diario en el que contaba sus aventuras semanales con su equipo de yoga. Tina estaba tan absorta en sus pensamientos, que no oyó los golpes de Bette en la puerta.
“¿T?”.
“Entra cariño”, contestó Tina, dejando de mirar las frases que estaba escribiendo. Una sonrisa brillante apareció en su cara cuando miró fijamente a la mujer increíble que estaba en su puerta. Colocó el bolígrafo en el pliegue y lo cerró sin mirarlo. “Bien, bien. ¿No es una visión para dejar los ojos doloridos?”. Tina, de manera seductora, observó que la mujer bronceada que estaba delante de ella, llevaba puestos sólo unos pantys, y nada más. Sus pezones llamaron la atención de Tina. Realmente era una visión maravillosa, y Tina sonrió pensando “¿qué he hecho yo para merecer este pedazo de cielo?. No soy digna de esto”. Y volviendo los ojos a Bette, Tina pudo recuperar la voz que había perdido después del saludo inicial. “Entra. Mierda cariño, se te ve deliciosa”, dijo Tina reajustando su posición.
“Tina, ¿qué hacemos con las reglas del refugio?. Ninguna palabrota, ¿recuerdas?”.
Tina no había escuchado lo que Bette había dicho, y había decidido no pedirle que lo repitiera. Porque lo que ella tenía que decirle era mucho más importante y estaba relacionado con la reprimenda pendiente de Bette. Así que la excitada rubia estaba preocupada.
“El púrpura es mi color favorito. Ya lo sabes”.
“Lo sé”, afirmó Bette.
Justo cuando la temperatura empezó a subir, el entusiasmo de Tina alcanzó su nivel más alto. Su apetito crecía. La pasión empezó a mostrarse en pequeños detalles que Bette pronto descubrió. Mostró una sonrisa diabólica, y su gratitud comenzó a fluir.
“Dime, Bette, ¿te vas a derretir en mi boca, y no en mis manos?”, ronroneó Tina.
Bette replicó con una sonrisa atractiva. “Mmmmmm, ya veremos, Tina”, sonrió con timidez.
“Eres impresionante, cariño”, le dijo Tina mirándola a los ojos. No podía decidir que parte del cuerpo de Bette era más fenomenal. El cuello elegante, los pechos firmes, los pezones alegres, el estómago ondulado, el culo redondo, las caderas leves, los brazos fuertes, los muslos entonados, las piernas, y como olvidarnos, los deliciosos dedos de los pies. Bette Porter tenía los dedos de los pies más bonitos a este lado del Mississipi. Tina creía que de verdad se disolverían en su boca cuando los chupase como la menta más dulce que hay en la tierra. La primera vez que Tina sorprendió a Bette haciendo esto el sentimiento fue tan fuerte que Bette casi se corrió sólo mirando como chupaba cada dedo del pie suave y lentamente, le producía un placer enorme. Para cada uno de ellos era como si los otros 9 colegas no existieran porque Tina les dedicaba toda su atención.
Bette disfrutaba de las atenciones que recibía de Tina admirando su belleza física. Hacía mucho tiempo que nadie lo había hecho de esa manera. La atención concentrada y firme de Tina era algo que Bette Porter recibía con las piernas abiertas. Bette sonrió y se acercó más a su relajada novia, que estaba concentrada en darle todo su cariño. Definitivamente, se sentía en las nubes en ese momento.
Una complacida Bette sonrió y se sentó a horcajadas sobre el regazo de su novia sabiendo que las manos de Tina seguirían donde estaban puestos sus ojos. La aturdida rubia extendió la mano despacio en dirección a Bette para tocar el sedoso material que causaba estragos en sus sentidos. Casi subió al cielo cuando comprobó que la piel de Bette era más lisa que la seda que la cubría. “Bette”. Tina colocó sus dos manos en el culo de Bette y lo masajeó firmemente por encima de la fina tela. Bette no perdió ningún tiempo en pasa a ejecutar su plan, y se inclinó hacia delante para darle a Tina un apasionado y lento beso que Tina inmediatamente devolvió. Rozaron sus lenguas y los labios se abrieron alternando la profundidad y la suavidad para mostrarse su afecto. Tina siguió agarrando y frotando a Bette por detrás. Mientras hacía esto, las puntas de sus dedos rozaron la humedad de Bette, que soltó un gemido suave y melodioso. El acompañamiento ruidoso de sus actos hizo que el entusiasmo de Tina se disparara hasta el otro mundo. “¿Cariño?”, preguntó la diosa del sol intentando mantener el control.
“Si, T?”, respondió Bette tranquila, encima de su novia, dejando caer besos al azar en cualquier parte que consideraba necesario.
“Me vuelves loca. ¿Lo sabes?. Eres muy sexy, cariño, me tienes loca”, suspiró Tina frustrada.
El cuello de Tina, la cara, los pechos, el área por debajo de su barbilla, todos cayeron víctima de la atención de Bette. Esto por supuesto era antes de que la mujer bronceada que disfrutaba de su posición arriba parara de repente sus acciones y miraran profundamente con ojos llenos de pasión a la persona que estaba debajo de ella. Bette sonrió, consciente del estado en que su amor estaba. Y siguió colocando pequeños besos, cálidos, a voluntad. Pero en medio de ellos, alzó la voz.
“¿Me quieres T?”.
“Si, cariño, te quiero”, confirmó Tina con los ojos vidriosos. “Eres increíble. Mi mundo era oscuro hasta que llegaste. Eres mi luz. ¿Lo sabes?”, jadeó Tina mientras Bette seguía explorando su piel cremosa con una ráfaga de besos vaporosos.
“Si, lo sé”, admitió Bette. “Me gusta oírte decir que me quieres. Eres impresionante Tina”, afirmó Bette suavemente mientras deslizaba su mano entre las piernas de su novia. Tina tragó saliva y la respiración comenzó a traicionarla. “Tu eres impresionante, Bette”, susurró Tina mareada y respirando con esfuerzo. Era evidente que Bette estaba cumpliendo una misión. La voz susurrante y la mirada apasionada eran signos reveladores. Tina no se había dado cuenta hasta ese momento que le había quitado su tanga de algodón. Joder. Los pensamientos de Tina fueron interrumpidos cuando Bette jugueteó con su dedo medio entre los labios duros, aumentados, de Tina. Tina comenzó a gemir. “Ooooohhhh baby” y sus caderas se elevaron automáticamente de la cama como si hubieran tirado de una cuerda desde arriba. “Si, Bette, si, que bueno. Mmmmmmm me gusta baby”. Los gritos positivos de Tina ante sus acciones, alimentaron la confianza de Bette y su clit. No había sentimiento mejor. La excitada seductora inhaló bruscamente el poco aire que tenía disponible y susurró en el oído de Tina. “Tienes razón T… estás más que húmeda, estás resbaladiza”.
Tina gimió fuerte como respuesta mientras los dedos de Bette comenzaron a rodear su impaciente clit. Casi gritó de éxtasis al sentir la humedad interminable de Tina, pero de algún modo pudo controlarse y mantenerse tranquila. “Y estás sabrosa T. Muy sabrosa Tina. Joder T.”
Bette Porter estaba abandonando definitivamente el edificio y entrando en la zona de Tina Kennard. Permitió que un par de dedos fuertes, finos, se introdujeran en su diosa del sol. “Puedo oírte, baby”, gimoteó Bette, que no estaba preparada para el resultado maravilloso que el apurado sonido producía en sus oídos. El eco del entusiasmo de Tina se propagó por la habitación como un rayo de luz suave; sin embargo, no había nada suave en aquello. Era ensordecedor y agradable a los oídos que escuchaban la melodía. Bette intentaba de todas las maneras no traspasar la puerta de la inconsciencia, aún cuando la inconsciencia misma había dado un paso hacia fuera para recibirla. La seductora luchó decidida para permanecer consciente mientras sus dedos parecían tener una mente propia. Estar con su novia volvía loca a Bette. “Me haces sentir tan bien. ¿Lo sabes, Tina?. Sólo tu me haces sentir así de bien. Cariño”, gimoteó Bette mientras su propio sexo palpitaba por empatía.
Mi lengua está sonriendo. Abigail Trillin
Bette se sentó cómodamente en el suave sofá mientras mojaba con cautela unas oreos en un vaso de leche. Sonrió tontamente mirando como el líquido blanco se contaminaba de puntos oscuros. Puso una pierna sobre el apoyabrazos y movió el pie arriba y abajo al ritmo de la música. Estaba relaja y feliz, disfrutando del calor del amor de Tina. Como el sol, Tina era brillante y poderosa, irradiaba luz, energía y calor a todo lo que estaba a su alrededor. Sin embargo, podía ser tan perjudicial y peligrosa como el sol si la exposición a su intensidad tuviera lugar en las horas puntas y durante períodos prolongados de tiempo. Y como todos aquellos que adoran la fuente poderosa de luz y calor, Bette se bañaba en Tina, totalmente expuesta y a menudo sin la protección necesaria contra los rayos dañinos. Bette nunca había encontrado a nadie tan intensa y relajante en su vida. Parecía como si Tina fuera un oxímoron andante, pero de una buena forma. Y no había ninguna explicación razonable a como podría ser su vida. Tina tenía una confianza firme en su novia, lo que respaldó a Bette de una manera que pensaba que nadie podría hacer. La mujer anteriormente casada y abandonada se encontraba comenzando a depender de Tina, y de su apoyo, y aunque esta dependencia fuera todavía muy inquietante para Bette, estar junto a Tina la hacía muy feliz. A los ojos de Bette Porter, Tina Kennard era nada más y nada menos que un milagro.
Una sonrisa brillante apareció en la cara de Bette cuando dirigió sus pensamientos a la mujer que de vez en cuando hacía que olvidara su propio nombre. Volvión a las oreo, y notó que estaban sumergidas en la leche. La comida basura la ponía contenta. Todavía sonriente, se preguntaba que hacía su novia, hojeó una revista de yoga con una mano, mientras con la otra intentaba buscar un programa decente en la tele. “Tina, tienes que comprar el cable para tu baby”, pensó mientras dejaba el mando sobre la mesa y masticaba una oreo que había decidido no remojar en la leche.
………………………
Cuando Bette sugirió volver después de la cena, Tina había decidido tomarse un tiempo para relajarse (sin zumo de arándano). El día había sido largo, pero el sol acariciaba a la rubia, que realmente no estaba muy cansada. De hecho, se sentía rejuvenecida después de unos minutos de relax que se había dedicado a ella misma. Bette había hecho lo mismo, aunque Tina apostaba a que su encantadora novia estaba en su estudio particular de yoga haciendo zapping con los canales de televisión y comiendo oreos sin parar. Tina no podía describir con palabras la felicidad que sentía debido a la presencia de Bette en su vida. De alguna manera misteriosa, Bette Porter había reavivado la vida de Tina Kennard. Y aunque parecía increíble, Tina no sabía como podía vivir antes de suspirar por Bette. Ese descubrimiento le alegró la vida. Tina estaba muy contenta, y ahora podía entender muchas de las historias que antes había oído sobre la fuerza inexplicable del amor. Tina estaba sorprendida porque ahora mismo era una víctima de aquello que había evitado durante mucho tiempo. Y a la antigua soltera más apetecible del mundo del yoga, el hecho de haber sido conquistada por el amor le parecía muy inquietante.
Después de una ducha rápida, la ahora tranquila rubia se tendió en su lado de la cama apoyando la cabeza en su brazo. Estaba escribiendo en el diario en el que contaba sus aventuras semanales con su equipo de yoga. Tina estaba tan absorta en sus pensamientos, que no oyó los golpes de Bette en la puerta.
“¿T?”.
“Entra cariño”, contestó Tina, dejando de mirar las frases que estaba escribiendo. Una sonrisa brillante apareció en su cara cuando miró fijamente a la mujer increíble que estaba en su puerta. Colocó el bolígrafo en el pliegue y lo cerró sin mirarlo. “Bien, bien. ¿No es una visión para dejar los ojos doloridos?”. Tina, de manera seductora, observó que la mujer bronceada que estaba delante de ella, llevaba puestos sólo unos pantys, y nada más. Sus pezones llamaron la atención de Tina. Realmente era una visión maravillosa, y Tina sonrió pensando “¿qué he hecho yo para merecer este pedazo de cielo?. No soy digna de esto”. Y volviendo los ojos a Bette, Tina pudo recuperar la voz que había perdido después del saludo inicial. “Entra. Mierda cariño, se te ve deliciosa”, dijo Tina reajustando su posición.
“Tina, ¿qué hacemos con las reglas del refugio?. Ninguna palabrota, ¿recuerdas?”.
Tina no había escuchado lo que Bette había dicho, y había decidido no pedirle que lo repitiera. Porque lo que ella tenía que decirle era mucho más importante y estaba relacionado con la reprimenda pendiente de Bette. Así que la excitada rubia estaba preocupada.
“El púrpura es mi color favorito. Ya lo sabes”.
“Lo sé”, afirmó Bette.
Justo cuando la temperatura empezó a subir, el entusiasmo de Tina alcanzó su nivel más alto. Su apetito crecía. La pasión empezó a mostrarse en pequeños detalles que Bette pronto descubrió. Mostró una sonrisa diabólica, y su gratitud comenzó a fluir.
“Dime, Bette, ¿te vas a derretir en mi boca, y no en mis manos?”, ronroneó Tina.
Bette replicó con una sonrisa atractiva. “Mmmmmm, ya veremos, Tina”, sonrió con timidez.
“Eres impresionante, cariño”, le dijo Tina mirándola a los ojos. No podía decidir que parte del cuerpo de Bette era más fenomenal. El cuello elegante, los pechos firmes, los pezones alegres, el estómago ondulado, el culo redondo, las caderas leves, los brazos fuertes, los muslos entonados, las piernas, y como olvidarnos, los deliciosos dedos de los pies. Bette Porter tenía los dedos de los pies más bonitos a este lado del Mississipi. Tina creía que de verdad se disolverían en su boca cuando los chupase como la menta más dulce que hay en la tierra. La primera vez que Tina sorprendió a Bette haciendo esto el sentimiento fue tan fuerte que Bette casi se corrió sólo mirando como chupaba cada dedo del pie suave y lentamente, le producía un placer enorme. Para cada uno de ellos era como si los otros 9 colegas no existieran porque Tina les dedicaba toda su atención.
Bette disfrutaba de las atenciones que recibía de Tina admirando su belleza física. Hacía mucho tiempo que nadie lo había hecho de esa manera. La atención concentrada y firme de Tina era algo que Bette Porter recibía con las piernas abiertas. Bette sonrió y se acercó más a su relajada novia, que estaba concentrada en darle todo su cariño. Definitivamente, se sentía en las nubes en ese momento.
Una complacida Bette sonrió y se sentó a horcajadas sobre el regazo de su novia sabiendo que las manos de Tina seguirían donde estaban puestos sus ojos. La aturdida rubia extendió la mano despacio en dirección a Bette para tocar el sedoso material que causaba estragos en sus sentidos. Casi subió al cielo cuando comprobó que la piel de Bette era más lisa que la seda que la cubría. “Bette”. Tina colocó sus dos manos en el culo de Bette y lo masajeó firmemente por encima de la fina tela. Bette no perdió ningún tiempo en pasa a ejecutar su plan, y se inclinó hacia delante para darle a Tina un apasionado y lento beso que Tina inmediatamente devolvió. Rozaron sus lenguas y los labios se abrieron alternando la profundidad y la suavidad para mostrarse su afecto. Tina siguió agarrando y frotando a Bette por detrás. Mientras hacía esto, las puntas de sus dedos rozaron la humedad de Bette, que soltó un gemido suave y melodioso. El acompañamiento ruidoso de sus actos hizo que el entusiasmo de Tina se disparara hasta el otro mundo. “¿Cariño?”, preguntó la diosa del sol intentando mantener el control.
“Si, T?”, respondió Bette tranquila, encima de su novia, dejando caer besos al azar en cualquier parte que consideraba necesario.
“Me vuelves loca. ¿Lo sabes?. Eres muy sexy, cariño, me tienes loca”, suspiró Tina frustrada.
El cuello de Tina, la cara, los pechos, el área por debajo de su barbilla, todos cayeron víctima de la atención de Bette. Esto por supuesto era antes de que la mujer bronceada que disfrutaba de su posición arriba parara de repente sus acciones y miraran profundamente con ojos llenos de pasión a la persona que estaba debajo de ella. Bette sonrió, consciente del estado en que su amor estaba. Y siguió colocando pequeños besos, cálidos, a voluntad. Pero en medio de ellos, alzó la voz.
“¿Me quieres T?”.
“Si, cariño, te quiero”, confirmó Tina con los ojos vidriosos. “Eres increíble. Mi mundo era oscuro hasta que llegaste. Eres mi luz. ¿Lo sabes?”, jadeó Tina mientras Bette seguía explorando su piel cremosa con una ráfaga de besos vaporosos.
“Si, lo sé”, admitió Bette. “Me gusta oírte decir que me quieres. Eres impresionante Tina”, afirmó Bette suavemente mientras deslizaba su mano entre las piernas de su novia. Tina tragó saliva y la respiración comenzó a traicionarla. “Tu eres impresionante, Bette”, susurró Tina mareada y respirando con esfuerzo. Era evidente que Bette estaba cumpliendo una misión. La voz susurrante y la mirada apasionada eran signos reveladores. Tina no se había dado cuenta hasta ese momento que le había quitado su tanga de algodón. Joder. Los pensamientos de Tina fueron interrumpidos cuando Bette jugueteó con su dedo medio entre los labios duros, aumentados, de Tina. Tina comenzó a gemir. “Ooooohhhh baby” y sus caderas se elevaron automáticamente de la cama como si hubieran tirado de una cuerda desde arriba. “Si, Bette, si, que bueno. Mmmmmmm me gusta baby”. Los gritos positivos de Tina ante sus acciones, alimentaron la confianza de Bette y su clit. No había sentimiento mejor. La excitada seductora inhaló bruscamente el poco aire que tenía disponible y susurró en el oído de Tina. “Tienes razón T… estás más que húmeda, estás resbaladiza”.
Tina gimió fuerte como respuesta mientras los dedos de Bette comenzaron a rodear su impaciente clit. Casi gritó de éxtasis al sentir la humedad interminable de Tina, pero de algún modo pudo controlarse y mantenerse tranquila. “Y estás sabrosa T. Muy sabrosa Tina. Joder T.”
Bette Porter estaba abandonando definitivamente el edificio y entrando en la zona de Tina Kennard. Permitió que un par de dedos fuertes, finos, se introdujeran en su diosa del sol. “Puedo oírte, baby”, gimoteó Bette, que no estaba preparada para el resultado maravilloso que el apurado sonido producía en sus oídos. El eco del entusiasmo de Tina se propagó por la habitación como un rayo de luz suave; sin embargo, no había nada suave en aquello. Era ensordecedor y agradable a los oídos que escuchaban la melodía. Bette intentaba de todas las maneras no traspasar la puerta de la inconsciencia, aún cuando la inconsciencia misma había dado un paso hacia fuera para recibirla. La seductora luchó decidida para permanecer consciente mientras sus dedos parecían tener una mente propia. Estar con su novia volvía loca a Bette. “Me haces sentir tan bien. ¿Lo sabes, Tina?. Sólo tu me haces sentir así de bien. Cariño”, gimoteó Bette mientras su propio sexo palpitaba por empatía.
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