[Terminado] Sólo esa chica
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Re: [Terminado] Sólo esa chica
Residencia Porter. Un par de días más adelante.
“¿USC?”
“Sí.”
“¿Qué sobre Yale?”
Bette encogió los hombros. “¿Qué sobre ella?”
“Elizabeth.”
“Papá.”
“Para de actuar desorientada y contesta a la pregunta. ¿Qué sobre Yale? Tu corazón ha estado fijo en ella por años.”
“Lo hice.”
“¿Pero.?”
Bette suspiró. “Las cosas cambian, los deseos cambian de puesto.” Giró distraída su pelo mientras estudiaba las figuras que proyectaban ante ellos en la pantalla gigante. En el extremo del cuarto obscurecido, un hombre joven en un traje finamente planchado daba una presentación sobre el estado semanal de muchos activos del PGC a sus dos grandes jefes.
“¿Las cosas cambian, los deseos cambian de puesto?” Melvin dio vuelta a su hija adolescente, descontrolando al individuo del departamento de finanzas. “Primero jugabas al mudo, ahora estás siendo vaga. ¿Qué está mal contigo?”
“Nada.” Bette miraba lejos, mordiscando distraída en la uña de su meñique. Era un mal hábito el suyo que parecía manifestarse cada vez que tenía un conflicto sobre algo. Lo habían visto siempre los que la conocían mejor.
Melvin miró a su hija por un momento. “Si esto está sobre el dinero, no tienes de qué preocuparte. Sabes que tienes el acceso ilimitado a nuestra fortuna, puedes permitirte estudiar en Yale. Debes considerarte afortunada. Mucha gente de tu edad mataría por esta oportunidad que se te presenta. No cada uno puede permitirse estudiar en una escuela de la liga, y no cada uno es bastante privilegiado para ser aceptado en una. Es apenas”
“Papá,” Bette lo cortó tan respetuosa como podía. “No está sobre eso, no está sobre el dinero.”
“¿Entonces de qué se trata?”
Bette comenzó a inquietarse en su asiento. Ella no quería realmente tener esta conversación con él ahora, sabiendo lo decepcionado que estaría con las noticias. “¿Podemos. uh. hablar de esto más adelante? Pienso que es descortés tener una conversación cuando alguien está hablando enfrente.”
Melvin se burló. “Según tus profesores, has estado haciendo eso desde el pre-escolar.”
Bette se ruborizó. ¡Reventada! “Bien. uh. Yo.” Balbuceó.
“Joshua.” Melvin giró sobre un eje su silla e hizo frente al frente. “¿Puedes darnos algunos minutos por favor?”
“Por supuesto señor.” El hombre encendió las luces y salió
cortésmente del cuarto para dar a los dos un cierto aislamiento.
“Ahora,” Melvin miró a su hija. “¿Cuál parece ser el problema?”
¡¡¡¡¡Oh Fuckk.!!!!!
---------------------------------
Ese fin de semana.
“¡Infierno santo.!” Ken se maravilló mientras caminaba dentro del umbral y en la mansión. Silbó elogioso en sus alrededores. Era como entrar en otra dimensión, un mundo donde la elegancia y el lujo funcionaban desenfrenados sin restricciones. “Ninguna maravilla que Bette tuviera dificultades para adaptarse a nuestro viejo edificio. ¡Esta casa es como un palacio!” Dio vuelta a su hija y juguetonamente codeó a la muchacha. “Kiddo, ella debe amarte realmente para salir de un lugar como este.”
“Uh-huh.” Tina cabeceó en el acuerdo. Estaba también sin habla por lo que veía ante sus ojos. Tan solo de ver los jardines impresionantes que rodeaban la mansión y solamente el ir hasta el patio de la mansión, no estaban preparados para lo que tenia que ofrecer la casa adentro. Infierno santo correcto, Bette no intentaba jactarse cuando le contaba a Tina todas esas historias sobre su casa anterior, ella no estiraba la verdad, en realidad, ¡realmente la había minimizado!
“Oh wow, mira nada mas esto.” Ken caminó hacia la escalera magnífica y miró para arriba, su boca cayó abajo cuando lo hizo. Usando sus dedos, contó los numerosos pisos. “¡Cinco pisos!” Dio vuelta a Tina con una mirada que mostraba su asombro. “¡¿Cómo pueden dos personas vivir en una casa con cinco pisos?!”
“Realmente, ahora es solamente uno.” Tina precisó.
El dúo de padre-hija dio vuelta alrededor cuando oyeron un par de tacones chascando hacia su dirección.
“Sr. Kennard, Srta. Tina buenos días.” Sonja sonrió con gusto, acogiendo con satisfacción a Ken con un apretón de manos y a Tina con un abrazo apretado. Soltando a la muchacha de su apretón, dio vuelta para presentarse al hombre mayor. “Soy Sonja, criada personal de la Srta. Bette.”
“Que es su descripción oficial de sus funciones, pero la verdad es, que Sonja es la segunda madre de Bette. Ella crió prácticamente a Bette.” Tina compartió orgullosa, haciendo ruborizarse a Sonja.
“¿En verdad?” Los lados de los ojos de Ken se arrugaron cuando sonrió. “Es agradable conocerla. Y felicidades, ha criado una buena niña.”
La rojez en las mejillas de Sonja se profundizó con el elogio sincero. Con una sonrisa tímida, sacudió su cabeza e indicó hacia Tina. “No puedo tomar todo el crédito. Antes de que mi querida Bette conociera a su hija, esa muchacha era un demonio y le hizo la vida dificil a cada uno.”
“Es decir que era un dolor importante en el trasero.” Tina cortó simpática.
Sonja rió en el acuerdo. “No me entiendan mal, era fácil de amar pero increíblemente difícil para vivir con ella - hasta que Tina vino adelante y cambió su carácter. Entonces si hay alguien a la que debe felicitar, esa debe ser su hija.” Ahora fue la vuelta de Tina de ruborizarse. “Se ven muy bien. ¿Confío en que todo está bien con la Srta. Bette?”
“Sí, muy bien. Algunos tropezones aquí y allí pero todo está bien.” Tina sonrió.
“Que es agradable de oír. Yhablando de la Srta. Bette, ¿Dónde está esa muchacha?”
“Dijo que estará aquí para el almuerzo.” Tina informó a la señora mayor.
“Y donde está el viejo bas-” Ken paró, dándose cuenta de lo que estaba a punto de decir. Tosió. “¿Donde está el papá de Bette?”
Sonja sonrió divertida, notando el resbalón de Ken. Siendo el alma graciosa que ella era, lo dejó resbalar. “El Sr. Porter está teniendo su caminata de la mañana alrededor de los jardines con su terapeuta físico, pero los alcanzará a ustedes dos y a la Srta. Bette para el almuerzo en la terraza. Supuestamente acabaría con su ejercicio hace una hora pero parece que se le hizo tarde. Les envía sus disculpas.” Sonja se disculpó por su jefe. “Me dieron instrucciones terminantes de hacerlos sentir cómodos mientras tanto. ¿Entonces qué les gustaría hacer a los dos? ¿Dar una caminata alrededor de los jardines japoneses? ¿Tomar algunas bebidas al lado de la piscina? ¿Alimentar a los patos cerca de la laguna? ¿Visitar el mini-parque zoológico? ¿Jugar al billar o al boliche dentro del cuarto de juegos? ¿Tener un masaje o un tratamiento facial en el balneario?” Propuso, haciendo que ambos ojos de los Kennard se abrieran de par en par con sus sugerencias.
“Uh. ¿Podemos apenas dar un paseo?” Ken pellizcó la punta de su nariz, sintiendo el comienzo de una hemorragia nasal.
“Como usted desee. Por favor, siganme.” Sonja hizo señas, sonriendo en los huéspedes y quizá incluso el futuro suegro de su amo. “Ésta aquí a la derecha, es la escalera principal. Estoy a punto de llevarlo al ala este, donde se localizan las habitaciones de la Srta. Bette. El ala norte es básicamente territorio del Sr. Porter mientras que el ala oeste está para los huéspedes. El personal vive en una casa separada por los jardines.”
“¿Cuánta gente vive aquí adentro?”
“Aparte de nuestro amo, la casa alberga a treinta y tres personales internos, incluida yo misma. También tenemos veinte empleados por horas en nuestras filas.”
Ken silbó.
“En el hogar de Kennard, tenemos solamente dos ayudantes en la casa. Yo.” Ken levantó su mano.
“Y yo.” Tina completó.
Los tres rieron cuando el viaje al mundo magnífico de los Porter comenzó.
------------------------------------
Cerca de dos horas y media más adelante, Tina se encontraba sola en el laberinto gigantesco que eran las habitaciones de Bette. Sonja la había dejado allí después de que el papá de Bette le hubiera pedido cortésmente hablar con su padre en privado. Ella había convenido, pensando que era un buen lugar para comenzar a reconstruir los lazos entre ambas partes. Mientras los dos adultos hablaban en el almuerzo, Sonja iba a acompañar a Tina mientras comía su comida dentro del cuarto de Bette. La buena señora se había excusado durante algún tiempo para traerle el alimento, dejando a Tina dando una caminata alrededor del ala vacía.
Ella hacía una pausa en un retrato de cuerpo entero de Bette cuando un par de brazos encontraron su camino alrededor de su cintura, sosteniéndola por detrás. “Hola allí.” Una voz lisa susurró cerca de su oído.
“No aquí. Alguien puede vernos y decirle a mi novia.” Tina exhaló, aunque no haciendo nada por romperse libremente del asimiento.
“Ella no sospechará una cosa.”
“Estamos dentro de su cuarto.”
“Realmente? ¿Esa es ella?” La persona señaló a la pintura.
“Sí.” Tina sonrió, admitiendo la vista maravillosa de una Bette sonriente en toda su gloria.
“Ella es fea.”
“Ella es caliente.”
“Me miro mejor.”
Tina rió. “Ya quisieras.”
“¿Es ella del tipo celoso?” Los labios calientes dejaron un rastro de besos en el cuello de Tina, enviando temblores a su espina dorsal.
“Sí, así es que mejor ten cuidado. Ella se ha vuelto muy territorial y protectora. La he visto casi estrangular a un individuo a muerte.”
El captor de Tina resopló. “Apuesta que podría vencerla.”
“Pareces muy confiada.” Tina sonrió, inclinándose nuevamente dentro del pecho suave de la persona.
“Por supuesto que lo soy.” Fue la contestación engreída. “Vale la pena luchar por ti. Le rompería alegre el cráneo a cualquiere persona si eso es lo que se necesita para tenerte. Esta novia tuya es muy afortunada, ¿la amas?”
“La mayor parte del tiempo.”
“¿La mayor?”
“El resto del tiempo ella apenas me molesta como el infierno.”
“Detecto un “pero” allí adentro...”
“Pero… ella se está haciendo querer aunque me moleste, o se está haciendo querer al molestar. Al final se resuelve.”
“¿Entonces la amas realmente?”
“Sí.”
“¿A pesar de sus defectos? Apuesto que ella tiene porciones de ellos.”
Tina sonrió abiertamente. “Realmente, la amo aún más debido a ellos.”
“¿Eso significa que no estás ahora enojada con ella?”
“No, pero,” Tina rió nerviosamente mientras se daba vuelta alrededor e hizo frente a su compañera. Envolvió su brazo alrededor del cuello de la muchacha. “Estás atrasada.”
“Ahora estoy aquí.”
“¿Qué tienes que decir para ti?”
“Lo siento.”
“¿Y...?”
“Y te amo también.”
Ambas muchachas sonrieron mientras se inclinaron adentro para una reunión apacible de labios. Compartieron un beso perezoso, cariñoso - disfrutando del calor de las lenguas de cada una de una manera sensual. Era un beso delicioso, uno que habría durado por siempre si ambas partes no sintieran que necesitaban el aire para respirar.
“¿Entonces cuál es tu excusa por llegar tarde?” Tina preguntó cuándo el contacto terminó.
Bette suspiró, presionando su frente contra Tina. “Me implicaron en la reunión del anuario. Al no cede en su empeño de meterse en todos los asuntos. ¡Quiere el color rosa en todas las cosas!”
Tina rió suavemente. Eso sonaba bien como Alicia.
“¿Y sabes qué, ellas están dedicando una sección entera a 4F. ¿No es eso malditamente loco?” Bette rió y rodó sus ojos. Puso un beso casto en los labios suaves de Tina y se complació dandole algunos más cuando sintió el deseo vivo quemar dentro de ella.
“¿Contabas con cualquier cosa menos de tus devotas admiradoras?” Tina sonrió débil cuando la morena se separó.
Bette encogió los hombros. “Calculé que nos dedicarían una página, nunca pensé que nos darían a nosotras cuatro diez páginas - a cada una.”
“¿Diez páginas?” Tina tuvo que reírse de lo absurdo de eso. “¿Con qué las llenarían? ¿Fotos? ¿Poemas de amor? ¿Propuestas de matrimonio?”
Bette rió. “Eso me imagino. Todo lo que sé es que habrá un relato largo y porciones y porciones de fotos. Tienen toneladas de ellas almacenadas en alguna parte. Incluso no sé cómo consiguieron algunas de ellas. Vi fotos de mí durmiendo en clase, comiendo un emparedado, bromeando con Shane, dirigiendo a las estudiantes alrededor, siguiéndome como un perrito, jugando al baloncesto en el gimnasio. Puñetas, incluso han robado imágenes de nosotras dos haciendo…”
“¡¿Qué?! ¿De donde?”
Bette sonrió vergonzosamente. “Dentro de la biblioteca. Pienso que fue tomada hace dos semanas.”
Tina levantó una ceja. “¿Cuando estudiábamos para el examen de Trigo?”
“Sí.”
“Me dijiste que estabamos solas.”
“Creo que dije eso, sí.”
“Entonces cómo terminamos siendo fotografiadas?”
“No lo sé, ¿quizá una cámara oculta?” Bette encogió los hombros, mirando a Tina poco convincente.
La rubia arqueó una ceja y le tiró una mirada astuta. Bette era una mala mentirosa, haciéndola fácil de leer como un libro.
Con un suspiro, Bette se dio por vencida. “Bien. Fue tomada por un fotógrafo metiche del periódico de la escuela. Puede ser que la conozcas, ella nos sigue mucho alrededor. Creo que su nombre es Lacey.”
Los ojos de Tina parpadearon en el reconocimiento. “¿De estatura baja?¿Pelo rubio corto? ¿Del tipo acosador? ¿Un poco traviesa?”
Bette cabeceó en la confirmación. “Solamente que no tienes que preocuparte de su o sus fotos estúpidas, me encargué de esas cosas. No van a incluirlo en el anuario.” Compartió. “Quemé todas las copias y suprimí los archivos de su computadora y de su memory stick.”
“Está bien.” Tina cabeceó. “¿Qué hiciste con Lacey?”
Una mueca malvada honró los labios de Bette. “Solo digamos que le enseñé una lección muy importante de la vida. Algo que nunca olvidará.”
Tina hizo muecas. “¿No la lastimaste verdad?”
“Por supuesto que no.” Bette sacudió su cabeza. “Por lo menos no físicamente.”
“¿Qué le hiciste?”
Los ojos de Bette se encendieron de entusiasmo. Tina podría jurar que era algo que sucedía siempre cuando Bette había hecho algo increíblemente malvado, o cuando estaba muy excitada. “Hice que el comité dedicara dos páginas enteras para ella en el anuario. La extensión va a mostrar cuadros impresionantes de ella en High School. Impresionantes por su fealdad, como lo que es. Es una colección de fotos que harían que cualquier persona quiera arrancarse la piel - especialmente la suya. Son muy feas y poco halagadoras.”
Tina hizo una cara. Ella había oido hablar siempre que una persona ya adulta se ponía histérica cada vez que el anuario de la High School era desenterrado. No importaba lo fresca que era ahora, en diez años, su peinado adolescente era la cosa más espantosa que verían en la tierra. ¿Pero un par de fotos verdaderamente feas de ti en un libro del cual cada uno tendría una copia? “Eso la frecuentará por siempre.” Tina arrugó su cara, sintiéndose mal por Lacey.
“Exacto.” Bette se burló. “Le servirá de escarmiento por tomar esas fotos incriminatorias y molestas de nosotras.”
Una memoria destelló en el interior de la cabeza de Tina. “Bebé, ¿qué tan molestas eran esas fotos?”
“Uh, mucho. Solo pongámoslo así.” Bette agitó una mano queriendo cerrar el tema.
“Darme una idea, por favor.” Tina azucaró su petición besando a la morena en el cuello, conociendo la debilidad de Bette.
“U .” Bette mordió su labio más bajo y miró abajo en el piso. “Creo. Vi una foto donde tenía una mano en tu boob, y pienso que había incluso una enfocandome a mí pellizcando tu pezón.”
Tina se ruborizó profundamente, sus mejillas emparejaban el color de la blusa roja brillante de Bette. Tosió y despejó su garganta. “Y uh. ¿qué sobre mí? ¿Qué hacía yo?”
“Nada.” Bette miraba lejos. “Nada realmente.” Masculló.
“Porter.”
“Bebé.” Bette gimoteó.
“¿Qué hacía yo?” Tina repitió, ahuecando la cara de Bette con ambas manos y forzando a la muchacha a mirarla. Temía las palabras de Bette pero sentía que tenía que saber.
Bette tragó difícilmente y sonrió tímida. “Tu estabas, uh, tu no hacías realmente cualquier cosa. Tu acababas de tener tu um. ohmmbbhhm. en.” Masculló incoherente, comiendose adrede ciertas palabras.
“¿Tenía mi en qué?” Tina surcó su frente.
“Tu um.” Bette comenzó a inquietarse. “Tu cara del orgasmo inminente.” Murmuró bajo su respiración, recordando porqué la rubia estaba toda sudorosa y su boca colgaba abierta en un par de fotos. En alguna parte por debajo de la mesa, que estaba fuera de la lente de la cámara afortunadamente, ella tenía sus dedos talentosos trabajando su magia en el clitoris de Tina. Le dolió destruir esas imágenes calientes, pero sabía que si no lo hacía, Tina le habría dado un nock out verbal - y ella no disfrutaria de eso en el piso de su cama.
Una Tina reservada habló después de algunos momentos de silencio.
“¿Dijiste que le harían dos páginas?”
“Sí.”
“Hazle cuatro.”
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Sobre la terraza, un par de hombres mayores se sentaban en el silencio, absortos profundamente en una pausa intensa por una taza de café. Entre los dos, una taza caliente que quemaría la carne más fina estaba sin tocar en medio de la mesa. El mayordomo la había dejado abajo minutos antes para el huésped de su amo, pero el hombre rubio enorme no hizo ningún esfuerzo por tocarlo. Permanecían entonces allí, temerosos los dos con su presencia.
Me pregunto si va a tirar del mismo truco en mi propio hogar, Melvin rascó su barbilla, recordando una época en que el hombre gracioso que se sentaba ante él le sirvió una taza de café barato - vertiéndola sobre su cabeza.
Ken, por una parte, ligó sus dedos y se tronó los nudillos perezoso. Me pregunto si. heeey. esas fresas parecen frescas y deliciosas. Oooh. ¿puedo tomar una? Frotó sus palmas, sus glándulas salivales trabajaban horas extras. Cogiendo sus momentos cortos de su capacidad de concentración más adelante, se regañó y volvió a mirar fijamente en la taza ante él. H , reflexionaba, ¿me pregunto si Porter planea tomar venganza y lanzará el café en mi cara?
Si es asi, ambos hombres pensaron, espero que él vaya a esperar hasta que se enfríe un poco. Con las frentes surcadas y los puños firmemente cerrados, miraron fijamente la nube del vapor que remolinaba hacia fuera de la taza. Ambos se estremecieron mientras se imaginaban lo que se sentiría al tener ese líquido abrasador tocando su piel. Ouch.
Momentos más adelante, el mayordomo facilitó la tensión latente quitando la taza de la mesa. Ambos hombres emitieron visiblemente un suspiro de alivio.
“El almuerzo será servido en algunos minutos. ¿Puedo preguntar lo que los caballeros quieren para ?” El mayordomo presumido preguntó.
“Cualquier cosa fría.”
“Algo fresco.”
Melvin y Ken dijeron exactamente al mismo tiempo. Sorprendidos, dieron vuelta uno al otro con los ojos anchos, dejando al otro saber que habían estado pensando la misma cosa todo el tiempo. Después de un segundo tenso, los dos estallaron en risas. Y con eso, el hielo entre ellos se derritió.
“Para mi té helado con una cantidad suficiente de miel.” Melvin sonrió.
“Pienso que tomaré lo mismo.” Ken se relajó en su silla. “Entonces.”
“Entonces.”
“¿Usted quería hablar conmigo?”
“Sí.” Melvin cabeceó. Tomando una respiración profunda, miró a Ken directo a los ojos e hizo lo increíble. “Lo siento.”
“¿Dijo que?” Ken frunció el ceño, lo agarró desprevenido . ¡Vaya que fué rápido! Él pensaba en todo ese tiempo que Porter empezaría una lucha enorme antes de hacer las paces.
Melvin sonrió, disfrutando de la mirada de asombro en la cara del individuo. Él era siempre un fanáticode dar sorpresas. “Lo siento.” Repitió. “Acepta por favor mi disculpa por la manera tan irrespetuosa que los traté a ti y a tu hija hace unos meses. No es uno de mis momentos más orgullosos. En la retrospección, admito que fue de maÌ gusto y había caminado en la línea con mis acusaciones y sobornos. Lo siento.” Melvin dijo sinceramente, saltando lejos con eficacia las paredes de la defensiva que Ken había construído alrededor de él.
Ken tosió, intentando actuar resistente e inflexible. Esperanza vana, era un blando y él lo sabía. Y era un lechón para las disculpas. “Uh. okay. Solo uh. No hagas eso otra vez. ¿Lo oiste?”
Melvin cabeceó su acuerdo.
“Bueno.” Ken masculló rudo, feliz de arreglar todo antes de que las cosas se tornaran incómodas fofas o violentas. “Entonces uh, ¿me pidió que viniera para eso?”
“También quería hablar.” Melvin se inclinó nuevamente dentro de su asiento. “No te preocupes, ninguna amenaza y ningún soborno implicado.” Levantó sus manos cuando vio la mirada en la cara de Ken.
Fueron interrumpidos por los sirvientes que traían su alimento. Los ojos del Kennard más viejo salieron de sus órbitas ante la extensión abundante que era presentada ante él. “Maldición.” Dijo en el temor, su estómago rugió ruidosamente bastante para que otros lo oyeran.
“¡Bon Appetit!” El pequeño ejército de sirvientes dijeron al mismo tiempo, arqueandose y saliendo de la vista de su amo una vez que lo hicieron.
Una vez más, Melvin dio vuelta a Ken y habló firmemente. “Pienso que finalmente entiendo porqué decidiste enviar a tu hija a Redwind.”
“Quiero lo mejor para ella.”
La cabeza principal del PGC cabeceó. “Pensabas en su futuro.”
“Como cualquie buen padre si.”
“Convengo, y ésa es una de las razones por las que te invité aquí hoy. Necesitamos hablar.”
“¿USC?”
“Sí.”
“¿Qué sobre Yale?”
Bette encogió los hombros. “¿Qué sobre ella?”
“Elizabeth.”
“Papá.”
“Para de actuar desorientada y contesta a la pregunta. ¿Qué sobre Yale? Tu corazón ha estado fijo en ella por años.”
“Lo hice.”
“¿Pero.?”
Bette suspiró. “Las cosas cambian, los deseos cambian de puesto.” Giró distraída su pelo mientras estudiaba las figuras que proyectaban ante ellos en la pantalla gigante. En el extremo del cuarto obscurecido, un hombre joven en un traje finamente planchado daba una presentación sobre el estado semanal de muchos activos del PGC a sus dos grandes jefes.
“¿Las cosas cambian, los deseos cambian de puesto?” Melvin dio vuelta a su hija adolescente, descontrolando al individuo del departamento de finanzas. “Primero jugabas al mudo, ahora estás siendo vaga. ¿Qué está mal contigo?”
“Nada.” Bette miraba lejos, mordiscando distraída en la uña de su meñique. Era un mal hábito el suyo que parecía manifestarse cada vez que tenía un conflicto sobre algo. Lo habían visto siempre los que la conocían mejor.
Melvin miró a su hija por un momento. “Si esto está sobre el dinero, no tienes de qué preocuparte. Sabes que tienes el acceso ilimitado a nuestra fortuna, puedes permitirte estudiar en Yale. Debes considerarte afortunada. Mucha gente de tu edad mataría por esta oportunidad que se te presenta. No cada uno puede permitirse estudiar en una escuela de la liga, y no cada uno es bastante privilegiado para ser aceptado en una. Es apenas”
“Papá,” Bette lo cortó tan respetuosa como podía. “No está sobre eso, no está sobre el dinero.”
“¿Entonces de qué se trata?”
Bette comenzó a inquietarse en su asiento. Ella no quería realmente tener esta conversación con él ahora, sabiendo lo decepcionado que estaría con las noticias. “¿Podemos. uh. hablar de esto más adelante? Pienso que es descortés tener una conversación cuando alguien está hablando enfrente.”
Melvin se burló. “Según tus profesores, has estado haciendo eso desde el pre-escolar.”
Bette se ruborizó. ¡Reventada! “Bien. uh. Yo.” Balbuceó.
“Joshua.” Melvin giró sobre un eje su silla e hizo frente al frente. “¿Puedes darnos algunos minutos por favor?”
“Por supuesto señor.” El hombre encendió las luces y salió
cortésmente del cuarto para dar a los dos un cierto aislamiento.
“Ahora,” Melvin miró a su hija. “¿Cuál parece ser el problema?”
¡¡¡¡¡Oh Fuckk.!!!!!
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Ese fin de semana.
“¡Infierno santo.!” Ken se maravilló mientras caminaba dentro del umbral y en la mansión. Silbó elogioso en sus alrededores. Era como entrar en otra dimensión, un mundo donde la elegancia y el lujo funcionaban desenfrenados sin restricciones. “Ninguna maravilla que Bette tuviera dificultades para adaptarse a nuestro viejo edificio. ¡Esta casa es como un palacio!” Dio vuelta a su hija y juguetonamente codeó a la muchacha. “Kiddo, ella debe amarte realmente para salir de un lugar como este.”
“Uh-huh.” Tina cabeceó en el acuerdo. Estaba también sin habla por lo que veía ante sus ojos. Tan solo de ver los jardines impresionantes que rodeaban la mansión y solamente el ir hasta el patio de la mansión, no estaban preparados para lo que tenia que ofrecer la casa adentro. Infierno santo correcto, Bette no intentaba jactarse cuando le contaba a Tina todas esas historias sobre su casa anterior, ella no estiraba la verdad, en realidad, ¡realmente la había minimizado!
“Oh wow, mira nada mas esto.” Ken caminó hacia la escalera magnífica y miró para arriba, su boca cayó abajo cuando lo hizo. Usando sus dedos, contó los numerosos pisos. “¡Cinco pisos!” Dio vuelta a Tina con una mirada que mostraba su asombro. “¡¿Cómo pueden dos personas vivir en una casa con cinco pisos?!”
“Realmente, ahora es solamente uno.” Tina precisó.
El dúo de padre-hija dio vuelta alrededor cuando oyeron un par de tacones chascando hacia su dirección.
“Sr. Kennard, Srta. Tina buenos días.” Sonja sonrió con gusto, acogiendo con satisfacción a Ken con un apretón de manos y a Tina con un abrazo apretado. Soltando a la muchacha de su apretón, dio vuelta para presentarse al hombre mayor. “Soy Sonja, criada personal de la Srta. Bette.”
“Que es su descripción oficial de sus funciones, pero la verdad es, que Sonja es la segunda madre de Bette. Ella crió prácticamente a Bette.” Tina compartió orgullosa, haciendo ruborizarse a Sonja.
“¿En verdad?” Los lados de los ojos de Ken se arrugaron cuando sonrió. “Es agradable conocerla. Y felicidades, ha criado una buena niña.”
La rojez en las mejillas de Sonja se profundizó con el elogio sincero. Con una sonrisa tímida, sacudió su cabeza e indicó hacia Tina. “No puedo tomar todo el crédito. Antes de que mi querida Bette conociera a su hija, esa muchacha era un demonio y le hizo la vida dificil a cada uno.”
“Es decir que era un dolor importante en el trasero.” Tina cortó simpática.
Sonja rió en el acuerdo. “No me entiendan mal, era fácil de amar pero increíblemente difícil para vivir con ella - hasta que Tina vino adelante y cambió su carácter. Entonces si hay alguien a la que debe felicitar, esa debe ser su hija.” Ahora fue la vuelta de Tina de ruborizarse. “Se ven muy bien. ¿Confío en que todo está bien con la Srta. Bette?”
“Sí, muy bien. Algunos tropezones aquí y allí pero todo está bien.” Tina sonrió.
“Que es agradable de oír. Yhablando de la Srta. Bette, ¿Dónde está esa muchacha?”
“Dijo que estará aquí para el almuerzo.” Tina informó a la señora mayor.
“Y donde está el viejo bas-” Ken paró, dándose cuenta de lo que estaba a punto de decir. Tosió. “¿Donde está el papá de Bette?”
Sonja sonrió divertida, notando el resbalón de Ken. Siendo el alma graciosa que ella era, lo dejó resbalar. “El Sr. Porter está teniendo su caminata de la mañana alrededor de los jardines con su terapeuta físico, pero los alcanzará a ustedes dos y a la Srta. Bette para el almuerzo en la terraza. Supuestamente acabaría con su ejercicio hace una hora pero parece que se le hizo tarde. Les envía sus disculpas.” Sonja se disculpó por su jefe. “Me dieron instrucciones terminantes de hacerlos sentir cómodos mientras tanto. ¿Entonces qué les gustaría hacer a los dos? ¿Dar una caminata alrededor de los jardines japoneses? ¿Tomar algunas bebidas al lado de la piscina? ¿Alimentar a los patos cerca de la laguna? ¿Visitar el mini-parque zoológico? ¿Jugar al billar o al boliche dentro del cuarto de juegos? ¿Tener un masaje o un tratamiento facial en el balneario?” Propuso, haciendo que ambos ojos de los Kennard se abrieran de par en par con sus sugerencias.
“Uh. ¿Podemos apenas dar un paseo?” Ken pellizcó la punta de su nariz, sintiendo el comienzo de una hemorragia nasal.
“Como usted desee. Por favor, siganme.” Sonja hizo señas, sonriendo en los huéspedes y quizá incluso el futuro suegro de su amo. “Ésta aquí a la derecha, es la escalera principal. Estoy a punto de llevarlo al ala este, donde se localizan las habitaciones de la Srta. Bette. El ala norte es básicamente territorio del Sr. Porter mientras que el ala oeste está para los huéspedes. El personal vive en una casa separada por los jardines.”
“¿Cuánta gente vive aquí adentro?”
“Aparte de nuestro amo, la casa alberga a treinta y tres personales internos, incluida yo misma. También tenemos veinte empleados por horas en nuestras filas.”
Ken silbó.
“En el hogar de Kennard, tenemos solamente dos ayudantes en la casa. Yo.” Ken levantó su mano.
“Y yo.” Tina completó.
Los tres rieron cuando el viaje al mundo magnífico de los Porter comenzó.
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Cerca de dos horas y media más adelante, Tina se encontraba sola en el laberinto gigantesco que eran las habitaciones de Bette. Sonja la había dejado allí después de que el papá de Bette le hubiera pedido cortésmente hablar con su padre en privado. Ella había convenido, pensando que era un buen lugar para comenzar a reconstruir los lazos entre ambas partes. Mientras los dos adultos hablaban en el almuerzo, Sonja iba a acompañar a Tina mientras comía su comida dentro del cuarto de Bette. La buena señora se había excusado durante algún tiempo para traerle el alimento, dejando a Tina dando una caminata alrededor del ala vacía.
Ella hacía una pausa en un retrato de cuerpo entero de Bette cuando un par de brazos encontraron su camino alrededor de su cintura, sosteniéndola por detrás. “Hola allí.” Una voz lisa susurró cerca de su oído.
“No aquí. Alguien puede vernos y decirle a mi novia.” Tina exhaló, aunque no haciendo nada por romperse libremente del asimiento.
“Ella no sospechará una cosa.”
“Estamos dentro de su cuarto.”
“Realmente? ¿Esa es ella?” La persona señaló a la pintura.
“Sí.” Tina sonrió, admitiendo la vista maravillosa de una Bette sonriente en toda su gloria.
“Ella es fea.”
“Ella es caliente.”
“Me miro mejor.”
Tina rió. “Ya quisieras.”
“¿Es ella del tipo celoso?” Los labios calientes dejaron un rastro de besos en el cuello de Tina, enviando temblores a su espina dorsal.
“Sí, así es que mejor ten cuidado. Ella se ha vuelto muy territorial y protectora. La he visto casi estrangular a un individuo a muerte.”
El captor de Tina resopló. “Apuesta que podría vencerla.”
“Pareces muy confiada.” Tina sonrió, inclinándose nuevamente dentro del pecho suave de la persona.
“Por supuesto que lo soy.” Fue la contestación engreída. “Vale la pena luchar por ti. Le rompería alegre el cráneo a cualquiere persona si eso es lo que se necesita para tenerte. Esta novia tuya es muy afortunada, ¿la amas?”
“La mayor parte del tiempo.”
“¿La mayor?”
“El resto del tiempo ella apenas me molesta como el infierno.”
“Detecto un “pero” allí adentro...”
“Pero… ella se está haciendo querer aunque me moleste, o se está haciendo querer al molestar. Al final se resuelve.”
“¿Entonces la amas realmente?”
“Sí.”
“¿A pesar de sus defectos? Apuesto que ella tiene porciones de ellos.”
Tina sonrió abiertamente. “Realmente, la amo aún más debido a ellos.”
“¿Eso significa que no estás ahora enojada con ella?”
“No, pero,” Tina rió nerviosamente mientras se daba vuelta alrededor e hizo frente a su compañera. Envolvió su brazo alrededor del cuello de la muchacha. “Estás atrasada.”
“Ahora estoy aquí.”
“¿Qué tienes que decir para ti?”
“Lo siento.”
“¿Y...?”
“Y te amo también.”
Ambas muchachas sonrieron mientras se inclinaron adentro para una reunión apacible de labios. Compartieron un beso perezoso, cariñoso - disfrutando del calor de las lenguas de cada una de una manera sensual. Era un beso delicioso, uno que habría durado por siempre si ambas partes no sintieran que necesitaban el aire para respirar.
“¿Entonces cuál es tu excusa por llegar tarde?” Tina preguntó cuándo el contacto terminó.
Bette suspiró, presionando su frente contra Tina. “Me implicaron en la reunión del anuario. Al no cede en su empeño de meterse en todos los asuntos. ¡Quiere el color rosa en todas las cosas!”
Tina rió suavemente. Eso sonaba bien como Alicia.
“¿Y sabes qué, ellas están dedicando una sección entera a 4F. ¿No es eso malditamente loco?” Bette rió y rodó sus ojos. Puso un beso casto en los labios suaves de Tina y se complació dandole algunos más cuando sintió el deseo vivo quemar dentro de ella.
“¿Contabas con cualquier cosa menos de tus devotas admiradoras?” Tina sonrió débil cuando la morena se separó.
Bette encogió los hombros. “Calculé que nos dedicarían una página, nunca pensé que nos darían a nosotras cuatro diez páginas - a cada una.”
“¿Diez páginas?” Tina tuvo que reírse de lo absurdo de eso. “¿Con qué las llenarían? ¿Fotos? ¿Poemas de amor? ¿Propuestas de matrimonio?”
Bette rió. “Eso me imagino. Todo lo que sé es que habrá un relato largo y porciones y porciones de fotos. Tienen toneladas de ellas almacenadas en alguna parte. Incluso no sé cómo consiguieron algunas de ellas. Vi fotos de mí durmiendo en clase, comiendo un emparedado, bromeando con Shane, dirigiendo a las estudiantes alrededor, siguiéndome como un perrito, jugando al baloncesto en el gimnasio. Puñetas, incluso han robado imágenes de nosotras dos haciendo…”
“¡¿Qué?! ¿De donde?”
Bette sonrió vergonzosamente. “Dentro de la biblioteca. Pienso que fue tomada hace dos semanas.”
Tina levantó una ceja. “¿Cuando estudiábamos para el examen de Trigo?”
“Sí.”
“Me dijiste que estabamos solas.”
“Creo que dije eso, sí.”
“Entonces cómo terminamos siendo fotografiadas?”
“No lo sé, ¿quizá una cámara oculta?” Bette encogió los hombros, mirando a Tina poco convincente.
La rubia arqueó una ceja y le tiró una mirada astuta. Bette era una mala mentirosa, haciéndola fácil de leer como un libro.
Con un suspiro, Bette se dio por vencida. “Bien. Fue tomada por un fotógrafo metiche del periódico de la escuela. Puede ser que la conozcas, ella nos sigue mucho alrededor. Creo que su nombre es Lacey.”
Los ojos de Tina parpadearon en el reconocimiento. “¿De estatura baja?¿Pelo rubio corto? ¿Del tipo acosador? ¿Un poco traviesa?”
Bette cabeceó en la confirmación. “Solamente que no tienes que preocuparte de su o sus fotos estúpidas, me encargué de esas cosas. No van a incluirlo en el anuario.” Compartió. “Quemé todas las copias y suprimí los archivos de su computadora y de su memory stick.”
“Está bien.” Tina cabeceó. “¿Qué hiciste con Lacey?”
Una mueca malvada honró los labios de Bette. “Solo digamos que le enseñé una lección muy importante de la vida. Algo que nunca olvidará.”
Tina hizo muecas. “¿No la lastimaste verdad?”
“Por supuesto que no.” Bette sacudió su cabeza. “Por lo menos no físicamente.”
“¿Qué le hiciste?”
Los ojos de Bette se encendieron de entusiasmo. Tina podría jurar que era algo que sucedía siempre cuando Bette había hecho algo increíblemente malvado, o cuando estaba muy excitada. “Hice que el comité dedicara dos páginas enteras para ella en el anuario. La extensión va a mostrar cuadros impresionantes de ella en High School. Impresionantes por su fealdad, como lo que es. Es una colección de fotos que harían que cualquier persona quiera arrancarse la piel - especialmente la suya. Son muy feas y poco halagadoras.”
Tina hizo una cara. Ella había oido hablar siempre que una persona ya adulta se ponía histérica cada vez que el anuario de la High School era desenterrado. No importaba lo fresca que era ahora, en diez años, su peinado adolescente era la cosa más espantosa que verían en la tierra. ¿Pero un par de fotos verdaderamente feas de ti en un libro del cual cada uno tendría una copia? “Eso la frecuentará por siempre.” Tina arrugó su cara, sintiéndose mal por Lacey.
“Exacto.” Bette se burló. “Le servirá de escarmiento por tomar esas fotos incriminatorias y molestas de nosotras.”
Una memoria destelló en el interior de la cabeza de Tina. “Bebé, ¿qué tan molestas eran esas fotos?”
“Uh, mucho. Solo pongámoslo así.” Bette agitó una mano queriendo cerrar el tema.
“Darme una idea, por favor.” Tina azucaró su petición besando a la morena en el cuello, conociendo la debilidad de Bette.
“U .” Bette mordió su labio más bajo y miró abajo en el piso. “Creo. Vi una foto donde tenía una mano en tu boob, y pienso que había incluso una enfocandome a mí pellizcando tu pezón.”
Tina se ruborizó profundamente, sus mejillas emparejaban el color de la blusa roja brillante de Bette. Tosió y despejó su garganta. “Y uh. ¿qué sobre mí? ¿Qué hacía yo?”
“Nada.” Bette miraba lejos. “Nada realmente.” Masculló.
“Porter.”
“Bebé.” Bette gimoteó.
“¿Qué hacía yo?” Tina repitió, ahuecando la cara de Bette con ambas manos y forzando a la muchacha a mirarla. Temía las palabras de Bette pero sentía que tenía que saber.
Bette tragó difícilmente y sonrió tímida. “Tu estabas, uh, tu no hacías realmente cualquier cosa. Tu acababas de tener tu um. ohmmbbhhm. en.” Masculló incoherente, comiendose adrede ciertas palabras.
“¿Tenía mi en qué?” Tina surcó su frente.
“Tu um.” Bette comenzó a inquietarse. “Tu cara del orgasmo inminente.” Murmuró bajo su respiración, recordando porqué la rubia estaba toda sudorosa y su boca colgaba abierta en un par de fotos. En alguna parte por debajo de la mesa, que estaba fuera de la lente de la cámara afortunadamente, ella tenía sus dedos talentosos trabajando su magia en el clitoris de Tina. Le dolió destruir esas imágenes calientes, pero sabía que si no lo hacía, Tina le habría dado un nock out verbal - y ella no disfrutaria de eso en el piso de su cama.
Una Tina reservada habló después de algunos momentos de silencio.
“¿Dijiste que le harían dos páginas?”
“Sí.”
“Hazle cuatro.”
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Sobre la terraza, un par de hombres mayores se sentaban en el silencio, absortos profundamente en una pausa intensa por una taza de café. Entre los dos, una taza caliente que quemaría la carne más fina estaba sin tocar en medio de la mesa. El mayordomo la había dejado abajo minutos antes para el huésped de su amo, pero el hombre rubio enorme no hizo ningún esfuerzo por tocarlo. Permanecían entonces allí, temerosos los dos con su presencia.
Me pregunto si va a tirar del mismo truco en mi propio hogar, Melvin rascó su barbilla, recordando una época en que el hombre gracioso que se sentaba ante él le sirvió una taza de café barato - vertiéndola sobre su cabeza.
Ken, por una parte, ligó sus dedos y se tronó los nudillos perezoso. Me pregunto si. heeey. esas fresas parecen frescas y deliciosas. Oooh. ¿puedo tomar una? Frotó sus palmas, sus glándulas salivales trabajaban horas extras. Cogiendo sus momentos cortos de su capacidad de concentración más adelante, se regañó y volvió a mirar fijamente en la taza ante él. H , reflexionaba, ¿me pregunto si Porter planea tomar venganza y lanzará el café en mi cara?
Si es asi, ambos hombres pensaron, espero que él vaya a esperar hasta que se enfríe un poco. Con las frentes surcadas y los puños firmemente cerrados, miraron fijamente la nube del vapor que remolinaba hacia fuera de la taza. Ambos se estremecieron mientras se imaginaban lo que se sentiría al tener ese líquido abrasador tocando su piel. Ouch.
Momentos más adelante, el mayordomo facilitó la tensión latente quitando la taza de la mesa. Ambos hombres emitieron visiblemente un suspiro de alivio.
“El almuerzo será servido en algunos minutos. ¿Puedo preguntar lo que los caballeros quieren para ?” El mayordomo presumido preguntó.
“Cualquier cosa fría.”
“Algo fresco.”
Melvin y Ken dijeron exactamente al mismo tiempo. Sorprendidos, dieron vuelta uno al otro con los ojos anchos, dejando al otro saber que habían estado pensando la misma cosa todo el tiempo. Después de un segundo tenso, los dos estallaron en risas. Y con eso, el hielo entre ellos se derritió.
“Para mi té helado con una cantidad suficiente de miel.” Melvin sonrió.
“Pienso que tomaré lo mismo.” Ken se relajó en su silla. “Entonces.”
“Entonces.”
“¿Usted quería hablar conmigo?”
“Sí.” Melvin cabeceó. Tomando una respiración profunda, miró a Ken directo a los ojos e hizo lo increíble. “Lo siento.”
“¿Dijo que?” Ken frunció el ceño, lo agarró desprevenido . ¡Vaya que fué rápido! Él pensaba en todo ese tiempo que Porter empezaría una lucha enorme antes de hacer las paces.
Melvin sonrió, disfrutando de la mirada de asombro en la cara del individuo. Él era siempre un fanáticode dar sorpresas. “Lo siento.” Repitió. “Acepta por favor mi disculpa por la manera tan irrespetuosa que los traté a ti y a tu hija hace unos meses. No es uno de mis momentos más orgullosos. En la retrospección, admito que fue de maÌ gusto y había caminado en la línea con mis acusaciones y sobornos. Lo siento.” Melvin dijo sinceramente, saltando lejos con eficacia las paredes de la defensiva que Ken había construído alrededor de él.
Ken tosió, intentando actuar resistente e inflexible. Esperanza vana, era un blando y él lo sabía. Y era un lechón para las disculpas. “Uh. okay. Solo uh. No hagas eso otra vez. ¿Lo oiste?”
Melvin cabeceó su acuerdo.
“Bueno.” Ken masculló rudo, feliz de arreglar todo antes de que las cosas se tornaran incómodas fofas o violentas. “Entonces uh, ¿me pidió que viniera para eso?”
“También quería hablar.” Melvin se inclinó nuevamente dentro de su asiento. “No te preocupes, ninguna amenaza y ningún soborno implicado.” Levantó sus manos cuando vio la mirada en la cara de Ken.
Fueron interrumpidos por los sirvientes que traían su alimento. Los ojos del Kennard más viejo salieron de sus órbitas ante la extensión abundante que era presentada ante él. “Maldición.” Dijo en el temor, su estómago rugió ruidosamente bastante para que otros lo oyeran.
“¡Bon Appetit!” El pequeño ejército de sirvientes dijeron al mismo tiempo, arqueandose y saliendo de la vista de su amo una vez que lo hicieron.
Una vez más, Melvin dio vuelta a Ken y habló firmemente. “Pienso que finalmente entiendo porqué decidiste enviar a tu hija a Redwind.”
“Quiero lo mejor para ella.”
La cabeza principal del PGC cabeceó. “Pensabas en su futuro.”
“Como cualquie buen padre si.”
“Convengo, y ésa es una de las razones por las que te invité aquí hoy. Necesitamos hablar.”
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPÍTULO CINCUENTA Y DOS: Aquí están tus opciones
Los pasos pesados siguieron su camino alrededor del apartamento minúsculo. Un hombre enorme caminó descalzo a través de la madera, arrastrando su cuerpo revestido en pijama de su dormitorio oscuro al vestíbulo escasamente encendido que llevaba a la cocina. Pasando por la sala de estar, bostezó en voz alta y se dobló abajo para agarrar el telecontrol de la mesa de centro. Rascó su vientre perezoso mientras giraba su televisión a estrenar - su primera desde que se trasladó a California hace cuatro años. Ocioso apretó el botón a través de los canales hasta que finalmente lo dejó en la retransmisión del partido de fútbol de ayer por la noche. Ajustó el volumen y le dio vuelta así podría oír el comentario incluso si estaba fuera de la sala de estar. Satisfecho con su opción de programación, lanzó el telecontrol sobre su hombro, donde aterrizó perfectamente en el sofá suavemente. Con una mueca engreída en su lugar por su puntería excelente, reasumió su viaje interrumpido hacia la cocina, tarareando una canción por todo el camino. Eran las cinco de la mañana, y bajo circunstancias normales, habría hecho poco o nada de ruido con tal de no despertar a su querida compañera de casa. Pero no hoy. Hoy, él estaba libre de hacer ruido, después de todo, tenía el lugar entero para si. Lo cual supuestamente no era el caso – ya que hoy era un día laborable.
Pero por supuesto él sabía que estaba solo. Sabía que su preciosa hija dormía en alguna parte sin su permiso. No era desorientado o tan ingenuo como la osada adolescente suya quería creer. A pesar de su aspecto, Kenneth Kennard era un hombre inteligente, intuitivo. Y él sabía, a partir de las primeras noches en que despertara al sonido de los entarimados viejos que crujían en la sala de estar, que Tina salía furtivamente para arrastrarse en cama con Bette.
Ah Bette, sonrió. Él amaba a esa muchacha como una hija, la adoraba incluso.
Y agradecía a dios que él abrigara solamente sensaciones agradables para la joven Porter - desde entonces era la única cosa que lo detenía de sacar su rifle de caza de debajo de la cama cuando oía a su hija salir furtivamente de su apartamento en una hora impía para dormir en otra casa.
Sueño.
Las dos adolescentes dormian. Juntas. En el sentido más inocente, más literal. Ningún pensamiento-sucio implicado, ninguno. Sí, se pintaban sus uñas o se trenzaban su pelo, o cualquier cosa que hacen las muchachas cuando tienen esos ssueños agradables inofensivos, Ken se engañaba con ese pensamiento confortante. En su mente, Tina seguía siendo la pequeña marimacho de coletas que peleaba con los niños pequeños en el patio con su muñeca toda remendada y sucia. Ella seguía siendo su bebé - toda pura e impoluta. Él apenas no podía envolver su mente alrededor de la imagen molesta de que su hija había crecido pero - ya hacía uh. cosas que supuestamente solo los adultos hacen. No. No. No, sacudió su cabeza violentamente, intentando quitar sus pensamientos feos. Él estaba contento con su vida en Denialville, un buen lugar para que los padres residan cuando sus hijas finalmente llegan a la edad y comienzan a salir.
Después de una respiración larga, extensa, reasumió su tarareo desafinado.
Caminó hacia la despensa y la abrió. Su visión enfocó automáticamente la bolsa anaranjada brillante que estaba colocada en el estante inferior. ¿Debo yo? Surcó su frente y frotó ligeramente su barbilla mientras miraba fijamente el bolso no abierto de Cheetos ante él. Tina lo pelaría vivo si descubría que él había tocado su escondite precioso de comida basura. Por una parte, Bette se lo agradecería probablemente por hacerlo. Se rió entre dientes ante el pensamiento. Había estado oyendo demasiadas veces que Bette se quejaba por los hábitos alimenticios pobres de su hija, ¿pero él podría llamarle la atención a Tina sabiendo que era igualmente culpable?. ¿Debo entonces yo? Reflexionaba una vez más, mirando fijamente atento el bolso tentador de los desperdicios. Al final, su vientre gruñente tomó la decisión por él. Nota para si mismo: comprar un reemplazo antes de que su hija asustadiza, mandona descubra su transgresión de menor importancia.
Después, refrigerios. Golpeando la despensa la cerró con su pie, volvió e hizo una línea recta para el refrigerador. En vez de su acostumbrada taza de café fuerte, optó por una poderosa y fría cerveza en lugar de eso. ¿Alcohol y chucherías para el desayuno? Era algo que conduciría a la esposa de cualquier hombre a una gran repremienda.Gracias a dios, se rió entre dientes ligeramente para si. Ésta era ciertamente una de las veces en que agradecía a sus estrellas afortunadas de no tener a nadie significativo que mirara cada movimiento. Tenía una hija, una quién le regañaría si lo cogía en el acto, pero no estaba aquí - dejándolo solo para disfrutar de su mañana de pecados en paz.
Con el bolso de Cheetos remetido debajo de su brazo y dos latas de cerveza en sus manos, regresó de nuevo a la sala de estar y se dejó caer en el sofá. “Ahh.” Suspiró contento, su culo se hundía abajo en el sofá en una manera cómoda y un poco apretada.
Mirando fijamente la pantalla de la TV, masticó en un bocado de cheetos y lo arrastró con alcohol. De vez en cuando, un ruidoso eructo salía de sus labios. Esto era seguido siempre por una mueca de satisfacción y un eructo incluso más ruidoso. Ken Kennard estaba en el cielo. Había bebido ya la mitad de la cerveza mientras el juego entraba en los anuncios publicitarios. Sus cheetos no estaban en mejor estado. ¿Debo conseguir más? Reflexionaba seriamente.
“Oh joder.” Maldijo en el primer anuncio que empezó. Era apenas un mensaje corto de una compañía del teléfono móvil, felicitando a los estudiantes de graduación del 2008.
Apenas grande, gimió.
Él eligió mirar el juego así podría apartar su mente de la cosa que lo había mantenido despierto en los últimos pocos días. Quería un escape de todos esos pensamientos. El destino demasiado malo tenía otros planes para él.
Y cuando se sentaba allí, tomando una cerveza y reclinándo los pies en la mesa de centro, su mente fue de nuevo a la fuente de su dilema actual.
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Más que hace una semana.
“.He estado pensando tanto en ella desde que se fue de la casa. Podría decir que mi salud ayudó a poner las cosas en perspectiva.”
No debemos hablar. No debemos hablar. Por lo menos no ahora. Y especialmente no aquí.
Delante de todo este alimento - delante de una extensión que podría alimentar a un ejército y a un par de tragones. No debemos hablar en el almuerzo. La cortesía dicta que no debo rellenar mi boca cuando mi compañero está hablando tan apasionado delante de mí, pidiendo mi atención completa. Ésta es una tortura, ¡esto me está distrayendo! ¿Pero no podría solo agitar una mano y parar su discurso, puedo? ¿No puedo apenas excusarme de la conversación para tener una mordida de, qué es éso?. ¡oh mi dios de mierda, carne asada de pavo! ¡Y. langosta! ¡Y y. filete. patatas fritas,elotes y zanahorias. Piernas ahumada, salmones asados a la parrilla. Ensaladas de verduras cocidas al vapor, carnes untadas con mantequilla! ¡Gaaaaaah!
“..todo el infierno cayó en el PGC después de que las noticias se esparcieran en Nueva York de que había cortado a mi hija. Como ves, allí nunca ha habido una pregunta en cuanto a quién heredará mi lugar en la compañía - bien, hasta que Bette se fuera de la casa. Entonces de pronto, todas estas sanguijuelas estallaron de ninguna parte, llegando hasta mí con las esperanzas de que confiaría mi corporación de mil millones de dólares en sus manos incompetentes.”
La mesa está oscilando un poquito. ¿Terremoto? Nope. Mi pierna tiembla debajo, algo que sucede cuando me estoy sintiendo poderosamente ansioso. Pongo una mano en mi pierna para estabilizarla y pararla de moverse, cuando fallo, coloco dos. Mierda, ahora mi cuerpo entero tiembla.
Puedo ver al mayordomo el mirarme curiosamente. Le doy un pequeño encogimiento, él podría pensar que tengo alguna debilidad motora pero todo lo que me importa es…. Tengo hambre, ¡maldición! Y el aroma mezclado de los platos delante de mí no está ayudando a mi apuro en absoluto. Cambio de puesto mi mirada de nuevo al amo del individuo y muerdo detrás un gemido. Joder, ¡él todavía está hablando!
“…pero le mentí a ella. Mis abogados podrían atestiguar esto. No escribí mi testamento. Si ese ataque al corazón me hubiera matado sin arreglar las cosas con Bette, ella todavía habría heredado el negocio familiar y nuestra fortuna entera. ¿Con quién otro la confiaría? Aparte de algunos parientes distantes, no tengo ninguna otra familia. No me volví a casar y no tengo niños ilegítimos de otras mujeres. Así pues, Bette era, y sigue siendo, mi única heredera.”
¡Maldición, él acaba de tener un ataque al corazón! ¿Que hace sentandose delante de una mesa cargada con alimentos ricos en colesterol? ¿Es un suicida? Oh espera un minuto. Echo un vistazo en su plato. Mis cejas alcanzaron probablemente mi rayita. Su plato está desprovisto de carne. Está vacío, bien, a excepción de algo que absolutamente franco, se asemeja a los alimentos para niños. Eww. Pobre individuo, mi corazón sale por él.
“..ella es el futuro del PGC y yo…”
“Disculpame, tengo una pregunta.” Interrumpo cortésmente la conversación unilateral.
“¿Sí?”
“¿Es esa pimienta?” Señalo a un tazón de fuente de cosas esféricas negras en el centro de la mesa. Me ha estado desconcentrando todo esta vez.
Su cara traiciona su sorpresa, no contaba claramente con esa pregunta de mí. Despeja su garganta en voz alta y prueba incluso su voz, parece que estuviera al borde de agrietarse pero intenta controlarse por mi. Oh muchacho, puedo sentir mis interiores quemar con la verguenza ya. “Es um. caviar.” Comparte con una mueca ladeada.
“Ahh, caviar.” Muevo mi cabeza algunas veces, actuando indiferente sobre eso. No soy ningún idiota, yo sé cuál es el caviar. “Huevos de cangrejo, ¿correcto?”
“Realmente, son huevos de peces.” Me corrige.
Pffffffffffft. Ése es el sonido de mi ego, desinflandose en el olvido.
“Y-yeah. ¡Sabía eso! Solo estaba probandote.” Fuerzo una risa. Mierda, sueno patético incluso para mi.
“Hm.” Murmuró gracioso, dejando ir el tema. Gracias a dios. “Ahora, de nuevo a lo que decía.” ¡Erk! ¡Aquí vamos otra vez.! ¿No podemos apenas comer primero? ¡Dios, estoy muerto de hambre!
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Mi boca está regando. La saliva está formandose en mi garganta en una cantidad que podría estrangularme y dejarme muerto. Oh espera, sus labios todavía se están moviendo. Él todavía está hablando. ¡Foco, Kennard, foco!
“…y ella lo necesita, más de lo que ella nunca sabrá. Pero no me escucha, no escuchará de ninguna forma mi razonamiento. ¿Qué piensas de ellos?” Termina su discurso y me mira, esperando mi respuesta. Uh-oh.
“¿Lo siento?” Manejo decir sin sonar demasiado idiota. Odio a veces mi capacidad de concentración corta. “Yo uh. no pesqué absolutamente lo que acaba de decir.”
Si se frustró con mis habilidades de oyente, no lo demostró seguramente. Lo cual es asombroso ya que he escuchado de lo impaciente que este individuo puede ser.“¿Que parte?” Tranquilamente me pregunta.
Umm. joder esto es torpe. “Uh. ¿todo?” Froto la parte posterior de mi cuello avergonzado.
Sus ojos crecieron grandes, como si no pudiera creer lo que acababa de oír. Sé, él habló por quince minutos , y no tenía ninguna idea de lo que habló el tiempo entero.
“Lo siento, estaba un poco distraído por todo el alimento.” Admito en una pequeña voz, sintiendome avergonzado por mi rudeza.
“Oh.” Dijo comprendiendo. No parecía ofendido, que fue un alivio. Levantó una mano y movió los dedos. Casi inmediatamente, el mayordomo estaba a su lado. “¿Puedes despejar la mesa por favor? Comeremos después de que hablemos.”
Mierda.
“Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!” Grito como un lobo durante una Luna Llena.
El criado me miró como si me hubiera crecido otra cabeza. No me sorprendería que así hubiera sucedido.
Porter se recuperó primero, cerrando su boca y borrando la mirada de sorpresa en sus facciones. “Lo siento, ¿quieres comer primero?”
¡Ding-ding-ding-ding! ¡Eso es correcto!
“Gracias sí.” Cabeceo entusiasmado, emitiendo de oído a oído. La cortesía se fué al diablo, ¡Ken Kennard tenía hambre!
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“Urp.” Cubro mi boca con un puño cuando un erupto ruidoso se escapó de mis labios. Señal de que el homre tuvo una comida tan satisfactoria y agradable. Froto mi vientre con una mueca tonta, la satisfacción en mi cara, me miro como si tuviera 7 meses de embarazo pero no me importa. Había limpiado mi plato en tiempo record y vaciado la mayor parte del contenido en la mesa como un huracán. Era un tipo parpadeo-y-la-cosa-se esfumó, que no era tan desconcertante. Hace algunos minutos, sufría de hambre, no podía pensar en otra cosa que en comer; ahora, creo que tendré náuseas y estaré gimiendo debido a la indigestión severa. El panorama en el peor de los caso, mi baño se convertirá en mi nuevo mejor amigo antes de que finalice el día, seremos inseparables ante el combate a la diarrea. “¡Urrrrp!” Chillidos. Otro ruidoso maneja salir. Whew, puedo oler mi respiración de ajo. “Uh, lo siento.” Me disculpo por mi olor bruto y comportamiento social inepto. Tengo generalmente mejores maneras en la mesa. Generalmente. Pensandolo de otra manera, por lo menos no se me escapó un viento. Eso jodería.
Esperaba ver una mirada de repugnancia de mi compañero intelectual, después de todo, él comió de una manera que me dijo que las reglas de etiqueta golpean profundamente en su cerebro. Usted podría imaginarse entonces mi sorpresa cuando lo miré y vi la expresión tranquila e inafectada en su cara. Por lo menos él está manejando esto mejor que su mayordomo. El hombre me miraba con ojos desorbitados y una quijada colgante - apenas ocultando el hecho de que mis maneras en la mesa lo aterraban - o la ausencia de ellas. Realmente, no soy un cerdo. Bien, esto no pasa generalmente.
“No hay problema, estoy alegre de que disfruté de la comida.” Porter me dice. De nuevo, él mueve los dedos e incita a su mayordomo a la acción. Igor, como había nombrado al individuo presumido dentro de mi mente, comienza a sonar una pequeña campana para alertar a sus compañeros. En un instante, la mesa fue despejada y nos dejaron solos.
Viendo que él finalmente tenía mi atención sin repartir, Porter despejó su garganta y se inclinó detrás contra su silla. “Si no te importa, ¿podemos ahora reasumir nuestra discusión?” Me pregunta cortésmente. Veo la determinación en sus ojos. Ahora recuerdo dolorosamente que estoy sentando con uno de los hombres de negocios mas poderoso del mundo. No tiene ningún tiempo para la charla ociosa, él quiere ir directo al punto.
“Seguro, adelante.” Muevo mi cabeza y meneo mi culo en el asiento, intentando encontrar una posición cómoda.
Por segunda vez, comienza a contarme la historia de qué había sucedido después de que su hija se había ido de la casa. Comenzó a compartir sus frustraciones con respecto a las aspìraciones en su compañía, su salud, la terquedad de Bette y mucho más. Esta vez, escucho bien. El hombre se lo ha ganado después de sentarse a través de una comida entera conmigo y mi estómago mal educado. Oyéndolo hablar, ahora tengo una idea de adonde va con todo esto.
“Usted quiere hablar de USC.” Digo reservado cuando hizo una pausa en su diatriba. Él cabeceó por consiguiente.
“No quisieras que tu hija fuera a USC.” Preciso lo que creo es verdad. Mi tono es ni acusatorio u hostil, así que él no contestó detrás en cólera. En su lugar, contesta con otro cabeceo.
“Si no te importa que te lo diga, creo que sientes de la misma manera que yo.”Dice tranquilamente.
“¿Qué hace que digas eso?” Pienso que mis cejas ahora están pegadas permanentemente a mi frente.
“Lo siento, no quise sonar grosero. Solo pienso que no habrías desarraigado a tu familia a partir de una vida cómoda en la granja y no habrías inscrito a tu hija en una academia exclusiva como Redwind si no quisieras que ella terminara en una universidad de la liga. Ella podría haber permanecido en una escuela pública en Carolina del Norte y todavía ser aceptada en USC o cualquier otra universidad sin problemas.” Dice práctico.
Ouch. ¿Me apendeja, mucho?
Miro abajo en mi regazo y lucho contra un suspiro. Tanto como quise tomar como ofensa su declaración, encontré que no podía. Él tenía un punto. Mi Tina era una muchacha brillante, ella habría conseguido grados estelares en una escuela pública pequeña, relativamente desconocida en nuestra pequeña ciudad. Habría calificado muy bien para incorporarse a USC sin la educación en una escuela privada costosa, cabeza de serie que era la academia de Redwind. Y Porter tenía razón, puse a mi única hija en una escuela que acababa de vaciar prácticamente mis ahorros de toda la vida con sus altas colegiaturas para asegurarme de que ella tuviera un lugar en Harvard o Yale o cualquiera de esas escuelas de la élite - que eran mi último sueño para ella. Al graduarse de la High School, quería algo diferente para mi hija. Quería que ella tuviera un futuro brillante, uno que no estuviera confinado a las cuatro esquinas de una granja. He soñado siempre eso, un sueño grande. Así pues, quería el paquete entero para Tina - y eso implicaba las escuelas superiores del país. Sí, era ambicioso, pero provenía de un buen lugar - un lugar lleno por completo de amor y esperanzas de las buenas cosas para la única persona por quien vivía.
Sintiendo que no tenía ninguna respuesta para su declaración, él habló otra vez. “¿Oí que tu hija fué aceptada en Yale y Princeton?”
“Sí.” Doy una pequeña sonrisa. “Columbia también.” Digo orgulloso.
“¿Solamente que ella va a USC?”
¿Me hace un mal padre que mi sonrisa vacilara un poco cuando dijo eso? “Y-yeah, asi es. Logró ser aceptada en esta escuela famosa de películas. George Lucas es al parecer uno de sus graduados.” Dije eso en una respiración única, intentando ocultar la tensión en mi voz. Puede ser que consiga suicidarme por esto, pero no soy un fanático de Star Wars de todos modos.
“Ya veo. George Lucas.” Dice algo estoico. Apostaría cada dólar en mi billetera - los treinta dólares de ella – a que Melvin Porter nunca ha visto una película de Star Wars en su vida entera.
“¿En qué universidades de la liga consiguió ser aceptada Bette?”
“Todas.” Una mueca engreída hace una aparición en su cara. Es espantoso cuando veo a veces que igual sonríe Bette. Como padre, como hija conjeturo. “Solamente que ella no hizo caso de todas las otras y eligió Yale - su mente y su corazón estaban fijos en ir a Yale, como su madre y como yo. O por lo menos lo hacía.” Él masculla. Puedo oír el resentimiento y la decepción en su voz.
“Tina, ella uh. parece realmente feliz y emocionada sobre USC. Entonces. Apoyo su decisión al ciento por ciento.” Mascullo débil, intentando una sonrisa - que se asemejó probablemente a una mueca. Es bastante saber que la aceptaron en esas universidades famosas, me digo repetidas veces. Buen padre, padre de apoyo. Canto dentro de mi cabeza, intentando luchar contra la voz insistente burlándose de mí en la parte posterior de mi mente.
Creo que no era una cosa tan inverosímil que Porter arqueara una ceja escéptica en mi dirección. Soy un mentiroso tan poco convincente, y tengo una cara de póker inevitable.
Vete a la mierda, esa ceja tuya no bajará. Muy bien. “Está bien, quizá apenas noventa y nueve por ciento.” Retrocedo.
Él me da una sonrisa astuta. ¡Mentiroso! Podría oír prácticamente sus pensamientos.
Un rato más adelante, da vuelta a serio una vez más. “Estoy preocupado por Bette,” confiesa cuando admite una respiración profunda. Los pliegues profundos en su frente llegaron a ser más pronunciados, y de pronto, él parecía más viejo que sus años. “Yo. No tengo un corazón muy fuerte. Sé que no soy el hombre indestructible que creí absurdamente que era durante mis años más jovenes. El caminar alrededor de la casa es una lucha por si misma, aún más volar por todo el mundo para manejar mi negocio.” Emitió una sonrisa triste, amarga. Podría decir que esto era una cuestión sensible para él. No había nada peor para un adicto al trabajo que decirle que él o ella necesitaba reducir el trabajo - o parar de trabajar enteramente. “¿Quién sabe qué puede suceder en los cuatro años próximos? Puede ser que esté bien ahora, pero si sucede algo otra vez, puede ser que incluso no esté vivo para ver a mi hija graduarse de la universidad.” Se detuvo brevemente y exhaló audiblemente. Permanezco silencioso, no sé responder a eso. “Bette tendría que asumir el control del negocio familiar con anticipación.” Continuó.
Miro abajo sobre mi vaso de té y juego distraído con la rebanada de limón que flota con mi dedo. ¿Entonces allí hay una posibilidad enorme de que Bette tenga que caminar en los zapatos de su padre antes de que incluso alcance la mayoría de edad legal? “Que es una carga pesada en sus hombros.” Mascullo débil cuando pienso en la muchacha a la que traté como una segunda hija.
“Sé,” dijo en un tono de dimisión. “¿Una chica joven en el timón de una de las corporaciones más poderosas del mundo? Ésa es demasiada presión y responsabilidad para que cualquier persona tome, aún mas una adolescente.”
“Convengo.” Manejé decir.
“Que es por lo que creo que ella tiene que seguir su sueño y atender a Yale. Ella necesita ser moldeada y ser preparada por la mejor.” Dice con toda convicción. “Una educación de la liga le hará bien cuando ella asuma el control de la compañía. Como puedes ver, ella puede ser que sea el jefe, pero éso no parará a los elitistas con quienes va a hacer negocios a subestimar su dirección. Esa gente puede actuar como corderos mansos, bien educados - pero serán un poco crueles y condescendiente. Ellos miden sus capacidades por sus logros, por sus grados. Sin importarles lo brillante que sea mi hija, si ella no es un producto de una universidad de la élite, la mirarán abajo y se reirán detrás de ella.” Él frunce el ceño y da vuelta a una cortina agradable del rojo. Podía verlo agarrar el borde de la mesa firmemente, intentando reinar en su genio. “Mi hija no merece ser puesta en ridículo. Y lo que me encoleriza más es la posibilidad dolorosa de que no podré estar alrededor para protegerla contra todo eso.” Su expresión enojada se descolora en la de la tristeza genuina.
Me siento reservado y contemplo las cosas que acababa de decir. Sé como se siente ser tiranizado por mis logros - o la carencia de ellos. Cuando me trasladé a LA, había solicitado inicialmente un trabajo constante agradable de oficina que pagaba muy bien, aunque odiaba esa clase de trabajo. Por supuesto, la compañía buscaba a graduados de la universidad, de modo que inmediatamente mataron mis oportunidades. Sé entonces como se siente que se rían de uno y ser visto menos por mi supuesta desventaja educativa. Pero debe ser enteramente otra cosa cuando uno es rico y de gran poder – supuestamente se esperaría que fuera mejor por su educación. “¿Usted intentó hablar con Bette sobre esto?” Pregunto después de algunos momentos.
Él dio una risa torcida. “Lo hice. Le expliqué las cosas, discuti con ella, oí sus discusiones, abogué por mi caso. Pero esa muchacha es demasiado obstinada como yo por cuenta propia.”
Ahh, ahora sé realmente adónde va ésto. “Quieres que hable con Tina sobre hablar con Bette.” Puse dos y dos juntos.
“Ella es a la única que mi hija escucha.”
Cabeceo en el acuerdo, mi Tina parece tener una influencia poderosa sobre la joven Porter. “Lo sé, pero no puedo prometerle cualquier cosa. Creo que esas dos decidieron por sí mismas que iban a USC juntas. Ésa es su decisión, solo tenemos que retroceder y apoyarlas.” Incluso si creemos que hay un futuro más brillante para ellas en alguna otra parte. Guardo el último pensamiento para mi.
“Lo sé.” Suspira. “Las dos quieren estar juntas, entiendo eso. Y no estoy intentando separarlas.” Él sacudió su cabeza al lado, acentuando su sentimiento. “¿Pero puedes tan solo, hablar algunas cosas con Tina? Decirle que estoy dispuesto a...”
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“¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡TOUCHDOWN!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!”
Los gritos emocionados del comentarista trajo a Ken de vuelta a la actualidad. Tomó un trago largo de su cerveza y suspiró. Miraba derecho la TV pero no veía realmente lo que sucedía en la pantalla. Todo en lo que podía pensar alrededor era en la cosa que tenía que tratar con su hija este fin de semana que venía.
Este fin de semana.
Mierda, y es apenas lunes. Gimió internamente. Sabía que algo tan importante como eso debía haber sido discutido anteriormente, pero allí no había ningún punto en hablar con Tina sobre él mientras pasaba por una de las semanas más agotadoras de su vida en la High School. La última cosa que quería hacer era aumentar la carga de su niña. Entonces por un tiempo, su conversación con Melvin Porter era solamente su carga a llevar.
Y hasta entonces, cinco noches insomnes a ir.
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Los pasos pesados siguieron su camino alrededor del apartamento minúsculo. Un hombre enorme caminó descalzo a través de la madera, arrastrando su cuerpo revestido en pijama de su dormitorio oscuro al vestíbulo escasamente encendido que llevaba a la cocina. Pasando por la sala de estar, bostezó en voz alta y se dobló abajo para agarrar el telecontrol de la mesa de centro. Rascó su vientre perezoso mientras giraba su televisión a estrenar - su primera desde que se trasladó a California hace cuatro años. Ocioso apretó el botón a través de los canales hasta que finalmente lo dejó en la retransmisión del partido de fútbol de ayer por la noche. Ajustó el volumen y le dio vuelta así podría oír el comentario incluso si estaba fuera de la sala de estar. Satisfecho con su opción de programación, lanzó el telecontrol sobre su hombro, donde aterrizó perfectamente en el sofá suavemente. Con una mueca engreída en su lugar por su puntería excelente, reasumió su viaje interrumpido hacia la cocina, tarareando una canción por todo el camino. Eran las cinco de la mañana, y bajo circunstancias normales, habría hecho poco o nada de ruido con tal de no despertar a su querida compañera de casa. Pero no hoy. Hoy, él estaba libre de hacer ruido, después de todo, tenía el lugar entero para si. Lo cual supuestamente no era el caso – ya que hoy era un día laborable.
Pero por supuesto él sabía que estaba solo. Sabía que su preciosa hija dormía en alguna parte sin su permiso. No era desorientado o tan ingenuo como la osada adolescente suya quería creer. A pesar de su aspecto, Kenneth Kennard era un hombre inteligente, intuitivo. Y él sabía, a partir de las primeras noches en que despertara al sonido de los entarimados viejos que crujían en la sala de estar, que Tina salía furtivamente para arrastrarse en cama con Bette.
Ah Bette, sonrió. Él amaba a esa muchacha como una hija, la adoraba incluso.
Y agradecía a dios que él abrigara solamente sensaciones agradables para la joven Porter - desde entonces era la única cosa que lo detenía de sacar su rifle de caza de debajo de la cama cuando oía a su hija salir furtivamente de su apartamento en una hora impía para dormir en otra casa.
Sueño.
Las dos adolescentes dormian. Juntas. En el sentido más inocente, más literal. Ningún pensamiento-sucio implicado, ninguno. Sí, se pintaban sus uñas o se trenzaban su pelo, o cualquier cosa que hacen las muchachas cuando tienen esos ssueños agradables inofensivos, Ken se engañaba con ese pensamiento confortante. En su mente, Tina seguía siendo la pequeña marimacho de coletas que peleaba con los niños pequeños en el patio con su muñeca toda remendada y sucia. Ella seguía siendo su bebé - toda pura e impoluta. Él apenas no podía envolver su mente alrededor de la imagen molesta de que su hija había crecido pero - ya hacía uh. cosas que supuestamente solo los adultos hacen. No. No. No, sacudió su cabeza violentamente, intentando quitar sus pensamientos feos. Él estaba contento con su vida en Denialville, un buen lugar para que los padres residan cuando sus hijas finalmente llegan a la edad y comienzan a salir.
Después de una respiración larga, extensa, reasumió su tarareo desafinado.
Caminó hacia la despensa y la abrió. Su visión enfocó automáticamente la bolsa anaranjada brillante que estaba colocada en el estante inferior. ¿Debo yo? Surcó su frente y frotó ligeramente su barbilla mientras miraba fijamente el bolso no abierto de Cheetos ante él. Tina lo pelaría vivo si descubría que él había tocado su escondite precioso de comida basura. Por una parte, Bette se lo agradecería probablemente por hacerlo. Se rió entre dientes ante el pensamiento. Había estado oyendo demasiadas veces que Bette se quejaba por los hábitos alimenticios pobres de su hija, ¿pero él podría llamarle la atención a Tina sabiendo que era igualmente culpable?. ¿Debo entonces yo? Reflexionaba una vez más, mirando fijamente atento el bolso tentador de los desperdicios. Al final, su vientre gruñente tomó la decisión por él. Nota para si mismo: comprar un reemplazo antes de que su hija asustadiza, mandona descubra su transgresión de menor importancia.
Después, refrigerios. Golpeando la despensa la cerró con su pie, volvió e hizo una línea recta para el refrigerador. En vez de su acostumbrada taza de café fuerte, optó por una poderosa y fría cerveza en lugar de eso. ¿Alcohol y chucherías para el desayuno? Era algo que conduciría a la esposa de cualquier hombre a una gran repremienda.Gracias a dios, se rió entre dientes ligeramente para si. Ésta era ciertamente una de las veces en que agradecía a sus estrellas afortunadas de no tener a nadie significativo que mirara cada movimiento. Tenía una hija, una quién le regañaría si lo cogía en el acto, pero no estaba aquí - dejándolo solo para disfrutar de su mañana de pecados en paz.
Con el bolso de Cheetos remetido debajo de su brazo y dos latas de cerveza en sus manos, regresó de nuevo a la sala de estar y se dejó caer en el sofá. “Ahh.” Suspiró contento, su culo se hundía abajo en el sofá en una manera cómoda y un poco apretada.
Mirando fijamente la pantalla de la TV, masticó en un bocado de cheetos y lo arrastró con alcohol. De vez en cuando, un ruidoso eructo salía de sus labios. Esto era seguido siempre por una mueca de satisfacción y un eructo incluso más ruidoso. Ken Kennard estaba en el cielo. Había bebido ya la mitad de la cerveza mientras el juego entraba en los anuncios publicitarios. Sus cheetos no estaban en mejor estado. ¿Debo conseguir más? Reflexionaba seriamente.
“Oh joder.” Maldijo en el primer anuncio que empezó. Era apenas un mensaje corto de una compañía del teléfono móvil, felicitando a los estudiantes de graduación del 2008.
Apenas grande, gimió.
Él eligió mirar el juego así podría apartar su mente de la cosa que lo había mantenido despierto en los últimos pocos días. Quería un escape de todos esos pensamientos. El destino demasiado malo tenía otros planes para él.
Y cuando se sentaba allí, tomando una cerveza y reclinándo los pies en la mesa de centro, su mente fue de nuevo a la fuente de su dilema actual.
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Más que hace una semana.
“.He estado pensando tanto en ella desde que se fue de la casa. Podría decir que mi salud ayudó a poner las cosas en perspectiva.”
No debemos hablar. No debemos hablar. Por lo menos no ahora. Y especialmente no aquí.
Delante de todo este alimento - delante de una extensión que podría alimentar a un ejército y a un par de tragones. No debemos hablar en el almuerzo. La cortesía dicta que no debo rellenar mi boca cuando mi compañero está hablando tan apasionado delante de mí, pidiendo mi atención completa. Ésta es una tortura, ¡esto me está distrayendo! ¿Pero no podría solo agitar una mano y parar su discurso, puedo? ¿No puedo apenas excusarme de la conversación para tener una mordida de, qué es éso?. ¡oh mi dios de mierda, carne asada de pavo! ¡Y. langosta! ¡Y y. filete. patatas fritas,elotes y zanahorias. Piernas ahumada, salmones asados a la parrilla. Ensaladas de verduras cocidas al vapor, carnes untadas con mantequilla! ¡Gaaaaaah!
“..todo el infierno cayó en el PGC después de que las noticias se esparcieran en Nueva York de que había cortado a mi hija. Como ves, allí nunca ha habido una pregunta en cuanto a quién heredará mi lugar en la compañía - bien, hasta que Bette se fuera de la casa. Entonces de pronto, todas estas sanguijuelas estallaron de ninguna parte, llegando hasta mí con las esperanzas de que confiaría mi corporación de mil millones de dólares en sus manos incompetentes.”
La mesa está oscilando un poquito. ¿Terremoto? Nope. Mi pierna tiembla debajo, algo que sucede cuando me estoy sintiendo poderosamente ansioso. Pongo una mano en mi pierna para estabilizarla y pararla de moverse, cuando fallo, coloco dos. Mierda, ahora mi cuerpo entero tiembla.
Puedo ver al mayordomo el mirarme curiosamente. Le doy un pequeño encogimiento, él podría pensar que tengo alguna debilidad motora pero todo lo que me importa es…. Tengo hambre, ¡maldición! Y el aroma mezclado de los platos delante de mí no está ayudando a mi apuro en absoluto. Cambio de puesto mi mirada de nuevo al amo del individuo y muerdo detrás un gemido. Joder, ¡él todavía está hablando!
“…pero le mentí a ella. Mis abogados podrían atestiguar esto. No escribí mi testamento. Si ese ataque al corazón me hubiera matado sin arreglar las cosas con Bette, ella todavía habría heredado el negocio familiar y nuestra fortuna entera. ¿Con quién otro la confiaría? Aparte de algunos parientes distantes, no tengo ninguna otra familia. No me volví a casar y no tengo niños ilegítimos de otras mujeres. Así pues, Bette era, y sigue siendo, mi única heredera.”
¡Maldición, él acaba de tener un ataque al corazón! ¿Que hace sentandose delante de una mesa cargada con alimentos ricos en colesterol? ¿Es un suicida? Oh espera un minuto. Echo un vistazo en su plato. Mis cejas alcanzaron probablemente mi rayita. Su plato está desprovisto de carne. Está vacío, bien, a excepción de algo que absolutamente franco, se asemeja a los alimentos para niños. Eww. Pobre individuo, mi corazón sale por él.
“..ella es el futuro del PGC y yo…”
“Disculpame, tengo una pregunta.” Interrumpo cortésmente la conversación unilateral.
“¿Sí?”
“¿Es esa pimienta?” Señalo a un tazón de fuente de cosas esféricas negras en el centro de la mesa. Me ha estado desconcentrando todo esta vez.
Su cara traiciona su sorpresa, no contaba claramente con esa pregunta de mí. Despeja su garganta en voz alta y prueba incluso su voz, parece que estuviera al borde de agrietarse pero intenta controlarse por mi. Oh muchacho, puedo sentir mis interiores quemar con la verguenza ya. “Es um. caviar.” Comparte con una mueca ladeada.
“Ahh, caviar.” Muevo mi cabeza algunas veces, actuando indiferente sobre eso. No soy ningún idiota, yo sé cuál es el caviar. “Huevos de cangrejo, ¿correcto?”
“Realmente, son huevos de peces.” Me corrige.
Pffffffffffft. Ése es el sonido de mi ego, desinflandose en el olvido.
“Y-yeah. ¡Sabía eso! Solo estaba probandote.” Fuerzo una risa. Mierda, sueno patético incluso para mi.
“Hm.” Murmuró gracioso, dejando ir el tema. Gracias a dios. “Ahora, de nuevo a lo que decía.” ¡Erk! ¡Aquí vamos otra vez.! ¿No podemos apenas comer primero? ¡Dios, estoy muerto de hambre!
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Mi boca está regando. La saliva está formandose en mi garganta en una cantidad que podría estrangularme y dejarme muerto. Oh espera, sus labios todavía se están moviendo. Él todavía está hablando. ¡Foco, Kennard, foco!
“…y ella lo necesita, más de lo que ella nunca sabrá. Pero no me escucha, no escuchará de ninguna forma mi razonamiento. ¿Qué piensas de ellos?” Termina su discurso y me mira, esperando mi respuesta. Uh-oh.
“¿Lo siento?” Manejo decir sin sonar demasiado idiota. Odio a veces mi capacidad de concentración corta. “Yo uh. no pesqué absolutamente lo que acaba de decir.”
Si se frustró con mis habilidades de oyente, no lo demostró seguramente. Lo cual es asombroso ya que he escuchado de lo impaciente que este individuo puede ser.“¿Que parte?” Tranquilamente me pregunta.
Umm. joder esto es torpe. “Uh. ¿todo?” Froto la parte posterior de mi cuello avergonzado.
Sus ojos crecieron grandes, como si no pudiera creer lo que acababa de oír. Sé, él habló por quince minutos , y no tenía ninguna idea de lo que habló el tiempo entero.
“Lo siento, estaba un poco distraído por todo el alimento.” Admito en una pequeña voz, sintiendome avergonzado por mi rudeza.
“Oh.” Dijo comprendiendo. No parecía ofendido, que fue un alivio. Levantó una mano y movió los dedos. Casi inmediatamente, el mayordomo estaba a su lado. “¿Puedes despejar la mesa por favor? Comeremos después de que hablemos.”
Mierda.
“Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!” Grito como un lobo durante una Luna Llena.
El criado me miró como si me hubiera crecido otra cabeza. No me sorprendería que así hubiera sucedido.
Porter se recuperó primero, cerrando su boca y borrando la mirada de sorpresa en sus facciones. “Lo siento, ¿quieres comer primero?”
¡Ding-ding-ding-ding! ¡Eso es correcto!
“Gracias sí.” Cabeceo entusiasmado, emitiendo de oído a oído. La cortesía se fué al diablo, ¡Ken Kennard tenía hambre!
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“Urp.” Cubro mi boca con un puño cuando un erupto ruidoso se escapó de mis labios. Señal de que el homre tuvo una comida tan satisfactoria y agradable. Froto mi vientre con una mueca tonta, la satisfacción en mi cara, me miro como si tuviera 7 meses de embarazo pero no me importa. Había limpiado mi plato en tiempo record y vaciado la mayor parte del contenido en la mesa como un huracán. Era un tipo parpadeo-y-la-cosa-se esfumó, que no era tan desconcertante. Hace algunos minutos, sufría de hambre, no podía pensar en otra cosa que en comer; ahora, creo que tendré náuseas y estaré gimiendo debido a la indigestión severa. El panorama en el peor de los caso, mi baño se convertirá en mi nuevo mejor amigo antes de que finalice el día, seremos inseparables ante el combate a la diarrea. “¡Urrrrp!” Chillidos. Otro ruidoso maneja salir. Whew, puedo oler mi respiración de ajo. “Uh, lo siento.” Me disculpo por mi olor bruto y comportamiento social inepto. Tengo generalmente mejores maneras en la mesa. Generalmente. Pensandolo de otra manera, por lo menos no se me escapó un viento. Eso jodería.
Esperaba ver una mirada de repugnancia de mi compañero intelectual, después de todo, él comió de una manera que me dijo que las reglas de etiqueta golpean profundamente en su cerebro. Usted podría imaginarse entonces mi sorpresa cuando lo miré y vi la expresión tranquila e inafectada en su cara. Por lo menos él está manejando esto mejor que su mayordomo. El hombre me miraba con ojos desorbitados y una quijada colgante - apenas ocultando el hecho de que mis maneras en la mesa lo aterraban - o la ausencia de ellas. Realmente, no soy un cerdo. Bien, esto no pasa generalmente.
“No hay problema, estoy alegre de que disfruté de la comida.” Porter me dice. De nuevo, él mueve los dedos e incita a su mayordomo a la acción. Igor, como había nombrado al individuo presumido dentro de mi mente, comienza a sonar una pequeña campana para alertar a sus compañeros. En un instante, la mesa fue despejada y nos dejaron solos.
Viendo que él finalmente tenía mi atención sin repartir, Porter despejó su garganta y se inclinó detrás contra su silla. “Si no te importa, ¿podemos ahora reasumir nuestra discusión?” Me pregunta cortésmente. Veo la determinación en sus ojos. Ahora recuerdo dolorosamente que estoy sentando con uno de los hombres de negocios mas poderoso del mundo. No tiene ningún tiempo para la charla ociosa, él quiere ir directo al punto.
“Seguro, adelante.” Muevo mi cabeza y meneo mi culo en el asiento, intentando encontrar una posición cómoda.
Por segunda vez, comienza a contarme la historia de qué había sucedido después de que su hija se había ido de la casa. Comenzó a compartir sus frustraciones con respecto a las aspìraciones en su compañía, su salud, la terquedad de Bette y mucho más. Esta vez, escucho bien. El hombre se lo ha ganado después de sentarse a través de una comida entera conmigo y mi estómago mal educado. Oyéndolo hablar, ahora tengo una idea de adonde va con todo esto.
“Usted quiere hablar de USC.” Digo reservado cuando hizo una pausa en su diatriba. Él cabeceó por consiguiente.
“No quisieras que tu hija fuera a USC.” Preciso lo que creo es verdad. Mi tono es ni acusatorio u hostil, así que él no contestó detrás en cólera. En su lugar, contesta con otro cabeceo.
“Si no te importa que te lo diga, creo que sientes de la misma manera que yo.”Dice tranquilamente.
“¿Qué hace que digas eso?” Pienso que mis cejas ahora están pegadas permanentemente a mi frente.
“Lo siento, no quise sonar grosero. Solo pienso que no habrías desarraigado a tu familia a partir de una vida cómoda en la granja y no habrías inscrito a tu hija en una academia exclusiva como Redwind si no quisieras que ella terminara en una universidad de la liga. Ella podría haber permanecido en una escuela pública en Carolina del Norte y todavía ser aceptada en USC o cualquier otra universidad sin problemas.” Dice práctico.
Ouch. ¿Me apendeja, mucho?
Miro abajo en mi regazo y lucho contra un suspiro. Tanto como quise tomar como ofensa su declaración, encontré que no podía. Él tenía un punto. Mi Tina era una muchacha brillante, ella habría conseguido grados estelares en una escuela pública pequeña, relativamente desconocida en nuestra pequeña ciudad. Habría calificado muy bien para incorporarse a USC sin la educación en una escuela privada costosa, cabeza de serie que era la academia de Redwind. Y Porter tenía razón, puse a mi única hija en una escuela que acababa de vaciar prácticamente mis ahorros de toda la vida con sus altas colegiaturas para asegurarme de que ella tuviera un lugar en Harvard o Yale o cualquiera de esas escuelas de la élite - que eran mi último sueño para ella. Al graduarse de la High School, quería algo diferente para mi hija. Quería que ella tuviera un futuro brillante, uno que no estuviera confinado a las cuatro esquinas de una granja. He soñado siempre eso, un sueño grande. Así pues, quería el paquete entero para Tina - y eso implicaba las escuelas superiores del país. Sí, era ambicioso, pero provenía de un buen lugar - un lugar lleno por completo de amor y esperanzas de las buenas cosas para la única persona por quien vivía.
Sintiendo que no tenía ninguna respuesta para su declaración, él habló otra vez. “¿Oí que tu hija fué aceptada en Yale y Princeton?”
“Sí.” Doy una pequeña sonrisa. “Columbia también.” Digo orgulloso.
“¿Solamente que ella va a USC?”
¿Me hace un mal padre que mi sonrisa vacilara un poco cuando dijo eso? “Y-yeah, asi es. Logró ser aceptada en esta escuela famosa de películas. George Lucas es al parecer uno de sus graduados.” Dije eso en una respiración única, intentando ocultar la tensión en mi voz. Puede ser que consiga suicidarme por esto, pero no soy un fanático de Star Wars de todos modos.
“Ya veo. George Lucas.” Dice algo estoico. Apostaría cada dólar en mi billetera - los treinta dólares de ella – a que Melvin Porter nunca ha visto una película de Star Wars en su vida entera.
“¿En qué universidades de la liga consiguió ser aceptada Bette?”
“Todas.” Una mueca engreída hace una aparición en su cara. Es espantoso cuando veo a veces que igual sonríe Bette. Como padre, como hija conjeturo. “Solamente que ella no hizo caso de todas las otras y eligió Yale - su mente y su corazón estaban fijos en ir a Yale, como su madre y como yo. O por lo menos lo hacía.” Él masculla. Puedo oír el resentimiento y la decepción en su voz.
“Tina, ella uh. parece realmente feliz y emocionada sobre USC. Entonces. Apoyo su decisión al ciento por ciento.” Mascullo débil, intentando una sonrisa - que se asemejó probablemente a una mueca. Es bastante saber que la aceptaron en esas universidades famosas, me digo repetidas veces. Buen padre, padre de apoyo. Canto dentro de mi cabeza, intentando luchar contra la voz insistente burlándose de mí en la parte posterior de mi mente.
Creo que no era una cosa tan inverosímil que Porter arqueara una ceja escéptica en mi dirección. Soy un mentiroso tan poco convincente, y tengo una cara de póker inevitable.
Vete a la mierda, esa ceja tuya no bajará. Muy bien. “Está bien, quizá apenas noventa y nueve por ciento.” Retrocedo.
Él me da una sonrisa astuta. ¡Mentiroso! Podría oír prácticamente sus pensamientos.
Un rato más adelante, da vuelta a serio una vez más. “Estoy preocupado por Bette,” confiesa cuando admite una respiración profunda. Los pliegues profundos en su frente llegaron a ser más pronunciados, y de pronto, él parecía más viejo que sus años. “Yo. No tengo un corazón muy fuerte. Sé que no soy el hombre indestructible que creí absurdamente que era durante mis años más jovenes. El caminar alrededor de la casa es una lucha por si misma, aún más volar por todo el mundo para manejar mi negocio.” Emitió una sonrisa triste, amarga. Podría decir que esto era una cuestión sensible para él. No había nada peor para un adicto al trabajo que decirle que él o ella necesitaba reducir el trabajo - o parar de trabajar enteramente. “¿Quién sabe qué puede suceder en los cuatro años próximos? Puede ser que esté bien ahora, pero si sucede algo otra vez, puede ser que incluso no esté vivo para ver a mi hija graduarse de la universidad.” Se detuvo brevemente y exhaló audiblemente. Permanezco silencioso, no sé responder a eso. “Bette tendría que asumir el control del negocio familiar con anticipación.” Continuó.
Miro abajo sobre mi vaso de té y juego distraído con la rebanada de limón que flota con mi dedo. ¿Entonces allí hay una posibilidad enorme de que Bette tenga que caminar en los zapatos de su padre antes de que incluso alcance la mayoría de edad legal? “Que es una carga pesada en sus hombros.” Mascullo débil cuando pienso en la muchacha a la que traté como una segunda hija.
“Sé,” dijo en un tono de dimisión. “¿Una chica joven en el timón de una de las corporaciones más poderosas del mundo? Ésa es demasiada presión y responsabilidad para que cualquier persona tome, aún mas una adolescente.”
“Convengo.” Manejé decir.
“Que es por lo que creo que ella tiene que seguir su sueño y atender a Yale. Ella necesita ser moldeada y ser preparada por la mejor.” Dice con toda convicción. “Una educación de la liga le hará bien cuando ella asuma el control de la compañía. Como puedes ver, ella puede ser que sea el jefe, pero éso no parará a los elitistas con quienes va a hacer negocios a subestimar su dirección. Esa gente puede actuar como corderos mansos, bien educados - pero serán un poco crueles y condescendiente. Ellos miden sus capacidades por sus logros, por sus grados. Sin importarles lo brillante que sea mi hija, si ella no es un producto de una universidad de la élite, la mirarán abajo y se reirán detrás de ella.” Él frunce el ceño y da vuelta a una cortina agradable del rojo. Podía verlo agarrar el borde de la mesa firmemente, intentando reinar en su genio. “Mi hija no merece ser puesta en ridículo. Y lo que me encoleriza más es la posibilidad dolorosa de que no podré estar alrededor para protegerla contra todo eso.” Su expresión enojada se descolora en la de la tristeza genuina.
Me siento reservado y contemplo las cosas que acababa de decir. Sé como se siente ser tiranizado por mis logros - o la carencia de ellos. Cuando me trasladé a LA, había solicitado inicialmente un trabajo constante agradable de oficina que pagaba muy bien, aunque odiaba esa clase de trabajo. Por supuesto, la compañía buscaba a graduados de la universidad, de modo que inmediatamente mataron mis oportunidades. Sé entonces como se siente que se rían de uno y ser visto menos por mi supuesta desventaja educativa. Pero debe ser enteramente otra cosa cuando uno es rico y de gran poder – supuestamente se esperaría que fuera mejor por su educación. “¿Usted intentó hablar con Bette sobre esto?” Pregunto después de algunos momentos.
Él dio una risa torcida. “Lo hice. Le expliqué las cosas, discuti con ella, oí sus discusiones, abogué por mi caso. Pero esa muchacha es demasiado obstinada como yo por cuenta propia.”
Ahh, ahora sé realmente adónde va ésto. “Quieres que hable con Tina sobre hablar con Bette.” Puse dos y dos juntos.
“Ella es a la única que mi hija escucha.”
Cabeceo en el acuerdo, mi Tina parece tener una influencia poderosa sobre la joven Porter. “Lo sé, pero no puedo prometerle cualquier cosa. Creo que esas dos decidieron por sí mismas que iban a USC juntas. Ésa es su decisión, solo tenemos que retroceder y apoyarlas.” Incluso si creemos que hay un futuro más brillante para ellas en alguna otra parte. Guardo el último pensamiento para mi.
“Lo sé.” Suspira. “Las dos quieren estar juntas, entiendo eso. Y no estoy intentando separarlas.” Él sacudió su cabeza al lado, acentuando su sentimiento. “¿Pero puedes tan solo, hablar algunas cosas con Tina? Decirle que estoy dispuesto a...”
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“¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡TOUCHDOWN!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!”
Los gritos emocionados del comentarista trajo a Ken de vuelta a la actualidad. Tomó un trago largo de su cerveza y suspiró. Miraba derecho la TV pero no veía realmente lo que sucedía en la pantalla. Todo en lo que podía pensar alrededor era en la cosa que tenía que tratar con su hija este fin de semana que venía.
Este fin de semana.
Mierda, y es apenas lunes. Gimió internamente. Sabía que algo tan importante como eso debía haber sido discutido anteriormente, pero allí no había ningún punto en hablar con Tina sobre él mientras pasaba por una de las semanas más agotadoras de su vida en la High School. La última cosa que quería hacer era aumentar la carga de su niña. Entonces por un tiempo, su conversación con Melvin Porter era solamente su carga a llevar.
Y hasta entonces, cinco noches insomnes a ir.
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anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
Algunas puertas más allá del apartamento de Ken.
Con un boquete minúsculo en las cortinas, las primeras muestras de un nuevo día comenzaron a manifestarse en el interior del cuarto obscurecido. Los chorritos del sol de la madrugada golpearon la cara de la mujer joven obsesionada por el sexo comenzando a despertarla. Una mano color crema serpenteó hasta un par de ojos pardos, protegiendo sus orbes contra el asalto implacable del sol. Un suspiro contento y una sonrisa perezosa encontraron su camino en sus labios. El sol, aunque golpeando en su cara con los rayos de luz minúsculos, no tenía nada que ver con la clase de calor que inundaba su cuerpo. Algo - o alguien - era culpable de eso. “Mmm.” Gimió extasiada. Amaba despertar de esa forma. Estaba bastante segura que nunca podría prescindir de eso. Detrás de ella, Bette la cuchareaba, deteniéndola cerca hasta que no quedara ningún espacio entre sus cuerpos desnudos. No, Tina Kennard nunca podría prescindir de él. Cerró los ojos una vez más y suspiró, inclinandose más profundo contra el pecho de Bette, gozando de su proximidad sin restricción. Ella se perdería siempre en esta sensación maravillosa de seguridad y de calor que el abrazo de Bette parecía traer - sus brazos se envolvían alrededor de ella de una manera que le decía cuánto la protegían ferozmente y que era amada apasionadamente.
“¿Ya es hora?” Una voz con sueño susurró al lado de su oído.Los ojos de Tina se fijaron en los números que destellaban en el despertador por su cabeza. “Bebé todavía es temprano, vuelve a dormir.”
“Solamente si tu lo haces.” Bette besó el hombro de Tina y enterró su nariz en su pelo rubio querido, sonriendo mientras inhalaba el olor débil del champú que se mezclaba con el sudor de la sesión implacable del lovemaking de ayer por la noche.
Tina ató sus dedos y levantó una mano a sus labios, poniendo besos delicados en ella hasta que la sintiera perderse nuevamente en la inconciencia. Ahora, ella sabía qué hacer para calmar a Bette y llevarla de nuevo al sueño. Un beso perezoso aquí y allí, junto con tactos apacibles y calmantes era bastante para eliminar su frío. Por supuesto, tener a la morena encima toda la noche para un cierto sexo loco también ayudó.
Otra sonrisa honró sus labios mientras el dolor embotado entre sus piernas trajo las actividades agradables recientes a la vanguardia de su mente. Dios, ¿cómo podía ser que aunque estuviera dolorida por todas partes, todavía anhelara más? ¿Debía poner la culpa en su libido activa o las emociones inmensas que sentía por ella que no podía conseguir bastante del amor diario y de la noche? Debe ser una mezcla de ambos, pensó con una sonrisa. Pero tuvo que admitir que una razón compensaba la otra - y no necesitaría ser un científico brillante para saber cuál era.
Muy pronto, se encontró sucumbiendo a la paz y a la tranquilidad que el estar en los brazos de Bette le traían. Con una sonrisa serena, entró nuevamente dentro de un sueño placentero. Podrían quedarse en la cama por otras dos horas esta mañana ya que la escuela estaría empezando tarde para los mayores. Era tradición en Redwind que los estudiantes de graduación presentaran sus exámenes finales dos semanas antes que el resto de la escuela. Les daba bastante tiempo de arreglar cosas y practicar para la ceremonia de graduación. Y afortunadamente para la mayoría, los días de examen comenzaban siempre tarde y terminaban temprano.
Una cierta hora más adelante, el sonido breve y chillón del despertador sacudió a Tina de nuevo a la realidad. Levantando una mano, golpeó rápidamente el botón de apagado y mató el sonido molesto antes de que lo hiciera Bette - en el sentido más literal. A pesar de las negaciones frecuentes de su novia a Sonja, el mal genio de Porter había destruido realmente más de siete relojes desde que se fue de su casa. Llegó un punto donde los asuntos habían llegado a ser tan malos y ridículos que Tina no tuvo otra opción que intervenir y colocar el pobre reloj a su lado de la cama. De esa manera, ella podría interceptar las manos rápidas de Bette antes de que pudiera hacer daño adicional y aumentar el número de sus víctimas electrónicas. “Bebé, ya es hora de arreglarnos.” Tina bostezó y frotó ligeramente las manos de Bette, despertando suavemente a la muchacha. Detrás de ella, la morena gruñó incoherente y se acurrucó más profundo en su pelo rubio. Tina sonrió, sintiendo a Bette el poner besos minúsculos en su cabeza. “Bien, puedes descansar por algunos minutos más, yo iré primero.” Intentó salir de cama para tomar una ducha pero encontró esta tarea imposible. Las manos de Bette apretaron su estómago, manteniéndola en su lugar.
“Quedate.”
“Necesito tomar una ducha,” la rubia cambió de puesto su cuerpo alrededor e hizo frente a Bette. Frotó narices con su novia. “Tu debes también. Hueles a…”
“A ti.”
“Correcto.” Tina emitió y puso besos en el cuello de Bette, sus labios suaves viajaron para arriba hasta que alcanzó los labios sonrientes de su novia.
“Y hueles bien.”
“Gracias bebé.”
“Y estamos tan igual, hueles a mi.” Bette capturó los labios de Tina y exploró su boca con su lengua vaga. Gimieron, amando el hecho de que pudieran todavía probarse en los otros labios. El contacto se fue encendiendo muy pronto, con ambas muchachas aspirando y lamiéndose fervientemente. “Estás segura.” Bette masculló sin aliento mientras se separaban.
“¿Hmm?”
“¿Estás segura que quieres tomar una ducha y lavar mi olor lejos de tu cuerpo?”
Tina rió. “¿Quisieras que caminara alrededor del campus oliendo a ti?”
“Que sería agradable. Apuesta que asustaría a tus admiradoras potenciales.” Bette guiñó.
“¿Como un perro que marca su territorio?”
“Prefiero pensar en él como chupetón aromático.” Bette corrigió con una mueca.
“¿Chupetón aromático, eh? Eso es original.” Tina frunció sus labios y cabeceó, fingiendo considerar la noción seriamente. “¿Sabes que estamos hablando tonterías, verdad?” Rió nerviosamente, pellizcando juguetónamente las mejillas de Bette como si fuera una niña rechoncha linda.
“Es todavía temprano, nuestros cerebros están medio-despiertos, nuestros cuerpos absolutamente cansados, y no tenemos cafeína corriendo a través de nuestras venas para darnos energía. Tenemos todo el derecho de hablar de tonterías y decir babosadas inconcientes.”
“Tienes un punto.” Tina se aplacó.
“Entooonces ¿porqué no simplemente olvidas tu ducha y permaneces en cama conmigo?” La morena sonrió cuando aspiró en un punto en el cuello de Tina, sacando un quejido de la rubia. “Lo haré digno de tu rato. Prometo sofocarte con besos y abrazos hasta que comiences a marearte debido a demasiado amor y azúcar.” Dijo en una voz monótona, una que hizo reir a Tina divertida.
“Tenemos nuestros finales de historia y Literatura hoy.” Le recordó la rubia, luchando por pensar correctamente. La boca caliente de Bette ahora trabajaba su magia en su lóbulo, mordiscaba en él y probaba seriamente su fuerza de voluntad.
“Está bien, entonces nos abrazaremos aquí adentro hasta que el reloj nos diga que necesitamos cambiarnos de ropa e irnos para la escuela.”
Tina tuvo que sonreír en la raya obstinada de su novia. “¿Ningún baño? Porter, nunca te imaginé como del tipo antihigiénico.”
“No lo soy.” Bette sacudió su cabeza de lado a lado y tiró de Tina más cerca a su cuerpo. Suspiró en su pelo. “Solo estoy dispuesta a renunciar a ciertas cosas apenas para prolongar estas clases de momentos contigo.”
“Aww, que es dulce bebé.” Tina sonrió y frotó ligeramente la mejilla de Bette cariñosamente. Ella podría ser un asno falto de tacto ocasionalmente, pero habían casos cuando decía las cosas correctas - y siempre daba vuelta a los interiores de la rubia cimbrándola hasta el fondo. Tina presionó su frente contra Bette y tomó una respiración profunda. En un instante, se separó y arrugó su nariz. “Dulce y asqueroso. Y maloliente. Dios, las dos olemos a demasiado sexo.”
“¿Y esa es una mala cosa?” Bette preguntó, una mirada de duda en sus facciones. “Porque lo veo como una medalla de honor.”
Tina emitió una risa calurosa ante esa declaración. “¿Estás bromeando verdad? ¿Una medalla de honor? ¿Y qué vas a hacer, hacer alarde orgullosa de ti misma por tener demasiado sexo por toda la escuela para que la otra gente vea, y huela?”
Bette cabeceó seriamente,la determinación grabada fuerte en su cara. “Uh-huh. ¿Qué hay de malo con dejarles saber que estoy siendo amada durante toda la noche por la mujer más hermosa, más atractiva y fascinante del mundo entero?”
La pregunta le ganó un rubor agradable.
“Mensaje dulce. Eres una gran aduladora.” Tina puso besos minúsculos en los labios de Bette.
“¿Yo?” Bette preguntó incrédula. “¡Nunca!”
“Eres tan linda.” Tina rió nerviosamente, cepillando los enrollamientos ingobernables de Bette de sus ojos.
“¿Linda?” Un par de cejas se estiraron hacia arriba. “¡Rechazo sufrir la indignidad de ser llamada linda!”
“Está bien, entonces, ¿quieres que lance la palabra “mimosa” para corregir?” Bromeó la rubia, dando a su novia un suave apretón.
Bette gimió.
“Sabes bebé, pienso que hay un pequeño problema con esta idea tuya del chupetón aromático.”
Bette apoyó su cabeza para arriba con una mano. “¿Y cual es?”
Tina remontó la quijada de Bette con un dedo, sus ojos arrastraban sus movimientos lentos. “Un olorcillo de mi olor único Porter, y atraería a esas extravagantes muchachas espeluznantes y obsesionadas fanáticas tuyas y se lanzarían en mí. Frotarían sus narices en mi cara, acariciarían mi pelo, agarrarían mis manos, me andarían a tientas probablemente por todas partes. El olor llamaría su atención, bebé.” Los ojos de Bette crecieron de par en par en el pensamiento. “¿No habías pensado en eso, mi estimada genio?” Tina dijo con una risa gutural y una sonrisa boba muy atractiva, de tomadura de pelo.
“Hmm.” Los ojos obscuros se entrecerraron en rajas.
“¡Aaaaahhh!” Tina chilló mientras Bette se zambulló directa en ella y se trabó en su cuello. “¿Qué haces?!” Rió incontrolable, la boca caliente y mojada de Bette cosquilleándola inconsciente.
“Allí.” Bette se separó y permitió que su novia recuperara su respiración.
“Joder bebé.” Tina susurró mientras su pecho se levantaba arriba y abajo.
“Ahora puedes continuar y tomar una ducha. Cambié mi mente. No más chupetones aromáticos para ti. Te di el tradicional en lugar del otro, ese parece más seguro.” La lista morena hizo muecas y procedió a poner pequeños besos en su obra maestra enrojecida en el cuello de Tina.
“Bueno. No podría concentrarme en la prueba de historia si cada que respiro te huelo. Sería una dulce tortuta. Sentarme al lado de ti en clase es bastante difícil, no creo que pueda manejar una distracción más grande.” Dio a Bette un último beso de despedida antes de que saliera de cama.
“Espera un minuto.”
“¿Qué?” Tina preguntó mientras que Bette agarraba su muñeca y tiraba de ella hacia su cuerpo. La rubia comenzó a gimotear en protesta. “¿Pensé que podría ahora tomar una ducha? ¿Cambiaste tu mente otra vez?”
“Nope.” Bette sacudió su cabeza cuando tomó a Tina en sus brazos, trabándola en su lugar. “Ahora, debías haberte acostumbrado al hecho de que cada vez que te separas, te jalo de nuevo a mí.”
“Uh-huh. ¿Qué quieres Porter?”
“Solo necesito cinco minutos más contigo.”
“¿Solo cinco?”
“Bueno.” Bette suspiró. “Dejémoslo en diez.”
“¡Porter!” Tina rió. “Tan necia.”
Bette arqueó una ceja. “No te veo menear fuera de mi abrazo o el desenredar tus brazos de mi cintura. Bebé, no me acuses de algo de lo que tu tambien eres culpable.”
“¡Asno inteligente! Solo guarda silencio y disfruta del momento.” Tina habló mientras se acurrucaba contra Bette. “Tienes nueve minutos y cuarenta y cuatro segundos a ir.”
“¿Estás contando?”
“Sí, necesito una ducha.”
Bette suspiró. “¿Puedo acompañarte?”
“No.”
“¿Porqué no?” Un gimoteo infantil.
“Necesitamos estar en Redwind en una hora. ¿Recuerdas qué sucedió la última vez que nos bañamos juntas?”
“¿Tragaste agua y te deslizaste después de que tuviste un orgasmo?”
Tina se ruborizó. “¡No éso!”
“¿Oh?”
“¡Llegamos dos horas tarde para la clase!”
“Oh eso.” Bette encogió los hombros. “¿A quién le importa? El profesor puede darnos un examen de repuesto si llegamos tarde por él.”
“¿Y prolongar la tortura? ¡No quiero! No estudiamos ayer por la noche duro apenas para tomar una prueba especial el final de semana. Tendríamos que repasar cosas de nuevo.”
“¿Y que? No te oí quejarte cuando repasábamos ayer por la noche largo y duro.” Los ojos obscuros parpadearon traviesos. “Si la memoria me sirve correctamente, te divertías tanto que no querías parar.”
Tina rodó sus ojos, intentando luchar contra el calor que se arrastraba encima de sus mejillas. “Yo uh. No quería parar porque sentía que necesitabamos estudiar más.” Tosió poco convincente.
“Sí. Correcto. Ni tu crees eso, Kennard.”
“¡Oh callate Porter! ¡Si mi mente va en blanco durante el examen, estoy culpandote a ti y tus técnicas de revisión dudosas!”
“Hey hey, no cuestiones la eficacia de mis métodos de estudio.” Bette dio a Tina una mirada dura, silenciando a la rubia. Sin ninguna advertencia, le lanzó una pregunta de historia. “¿Cuál es la primera institución de aprendizaje más alto en el mundo occidental y quién lo fundó?”
“La academia en Atenas. Fundada en 385 A.C. por Platón.” La rubia contestó sin problemas. Se detuvo brevemente cuando las implicaciones de lo que acababa de decir amaneció en ella.
“¿Ves?” Los labios de Bette se curvaron hacia arriba, presumiendo en su victoria minúscula. “Dime bebé, ¿cómo la recuerdas?”
“Ninguna razón especial. La respuesta acaba de surgir dentro de mi mente.” Tina mintió.
“Uh-huh.” Bette miraba a la rubia sudorosa con las cejas levantadas. “¿No porque había aspirado tu clítoris cuando contestaste correctamente a la misma pregunta anoche?”
¡Ding! Punto para el equipo Bette.
Tina dio vuelta a una cortina incluso más oscura del rojo. Tosió y se compuso antes de contestar detrás. “Realmente, hiciste eso para la pregunta de Aristoteles. Solo me tocaste después de la respuesta de Platón. ¿Recuerdas? Fue después de que lamiera y mordiera tu pezón cuando diste la respuesta correcta de la pregunta de Alexander.”
¡Zing! Memorias correctas. Ahora fue el turno de Porter de ruborizarse.
“Lo siento, he corregido la respuesta.” Bette arqueó su cabeza en humildad falsa, intentando mantener su diversión - y despertar - en la bahía. Buena suerte con la pasada, pensó con un suspiro, sintiendo la estructura de la humedad entre sus piernas. “Ven aquí.” Atrajo a Tina más cerca a su cuerpo y la sostuvo apretada. Acarició los cabellos rubios suaves, alternando entre peinar a través de los filamentos y masajear el cuero cabelludo.
“Mmm. eso se siente tan bien.” Tina gimió encantada, cerrando de golpe sus parpados mientras los escozores agradables cursaban por todo su cuerpo.
Bette continuó la acción por algunos momentos más antes de que sus manos talentosas viajaran abajo al cuello y a los hombros de Tina. De nuevo, la rubia gimió en placer mientras amasaba los músculos tensos y daba a su novia una pequeña dosis de terapia refleja.
“Hazlo bien bebé, hay solamente cuatro minutos y treinta y nueve segundos a ir.” Tina proveyó, echando un vistazo breve en el reloj.
“Mierda.” Las manos calmantes de la morena en la piel color crema pararon todos los movimientos relajantes.
“¿Hm?”
“Esperaba que hubieras perdido la noción del tiempo.” Bette se quejó.
“Sueño efímero.” Tina rió, pellizcando juguetónamente los labios de Bette que ponía mala cara. La alegría de la rubia estimuló a Bette en la acción, conduciéndola enseguida a los deseos que intentaba desesperadamente guardar en la bahía. Sus orbes marrones profundizaron en color mientras poderosamente tomaba los labios de Tina en los suyos para un beso profundo, calculador. Llevaba poco estímulo para que Tina devolviera el acto, compartiendo la misma cantidad de autodominio como su novia.
Colocando su cuerpo encima de la rubia, las manos de Bette viajaron más lejos abajo para ahuecar los pechos de Tina. Tan suavemente. Su respiración enganchada dentro de su garganta cuando el tacto envió escalofrñios agradables por toda su piel, haciendo su sonrisa con el beso. Dio a los montones un apretón ligero, haciendo que su novia gimiera en placer. Bette tiró de los labios divididos de Tina y admiró su cara sudorosa por un momento. Hermosa de mierda, pensó con otra sonrisa cariñosa. Le dio a su amor un último beso antes de doblarse abajo yendo directa a la boob derecha de la rubia con su boca. Si hubiera algo que nunca dejaría de hacer, era ésto. Rodó y lamió el pezón endurecido con su lengua y lo pellizcó juguetónamente con sus dientes. Shane estaba en lo correcto, ella era una muchacha cariñosa de las boobs, y maldición, estaba orgullosa de eso.
Con su cabeza cavando abajo en la almohadilla, Tina tomó un producto agudo de aire cuando la mezcla de placer y dolor jugó estragos con los nervios dentro de su cuerpo. Incluso en su estado de despertar profundo, pudo echar un vistazo en el reloj.
Dos minutos y medio.
“Oh dios.” Dijo entre los dientes cerrados fuertemente mientras sentía a Bette el darle otra mordida agradable. Sus ojos se cerraron fuertemente mientras sus manos volaron para detener a su novia en su lugar. Sabía que Bette pararía inmediatamente si ella hubiera estado de cualquier manera lastimada por sus acciones - así que su gesto simple tranquilizó a la morena para que pudiera continuar sus suministraciones.
Substituyendo su boca caliente por su mano, Bette atrajo su atención al otro pico - dándole el mismo tratamiento que su gemelo. El sonido de la respiración caliente y pesada flotaba a través del aire, aumentando la temperatura dentro del cuarto.
Un minuto.
“Bebé, ven aquí.” Sin aliento y haciendole señas, Tina tiró de la cabeza de Bette hasta su cara y se colocó apasionada en los labios enrojecidos. Podía sentir su despertar el filtrarse abajo de sus dobleces divididos y en las sabanas - algo que sirvió solamente para profundizar el beso y aumentar su despertar. Vete a la mierda, si esto continuaba, ellas nunca iban a salir de esta cama.
Quince segundos.
Agrupate Kennard.
“¿Amor?” Tina dijo entre besos. Bette gimió en el reconocimiento, dejándole saber que la oyó pero todavía rechazando romper el contacto.
Tirón.
“¡Tiempo fuera!” Tina gritó repentinamente, matando con eficacia la acción ardiente con el acto precipitado. La morena no tuvo tiempo para reaccionar mientras la rubia empujó a Bette lejos y salió de la cama rápidamente. Se inclinó encima y besó a Bette rápidamente antes de caminar fuera de su alcance.
“¡Heeey! ¡No es gracioso!” Bette gimoteó en protesta, poniendo mala cara como una niña que acaban de robarle su caramelo frente a su nariz. Si el palpitar entre sus piernas era una señal, estaba segura que necesitaría un cierto gran amor de su novia astuta.
“Bebé lo siento, la ducha aguarda.” Tina guiñó y sopló un beso a su novia que se enfurruñaba. Si ella supiera cuánto la deseaba también. Se deslizó en sus pantaloncillos y se dobló abajo para agarrar una almohadilla caida del piso, dando a Bette inadvertidamente una representación visual muy agradable de su parte trasera.
Bette se apoyó para arriba en sus codos y miró a Tina el caminar fuera de su dormitorio en ropa interior. Maldición, ésta era tortura.
“¿Hey Porter?”
“¿Hmm?” Preguntó distraidamente, cautivada por el vaivén lindo del culo firme de la rubia cuando caminaba. Sucio como suena, no quería nada más que alcanzarla y dar a esos montones deliciosos un fuerte apretón. Quizá incluso una buena palmada.
Tina sonrió internamente ante la mirada esmaltada en los ojos marrones de su novia. Amaba el hecho de que Bette nunca ocultara su deseo por ella. “¿Quieres acompañarme?”
“¿Perdón?” Bette se dio una sacudida mental. Apartó renuente su mirada del trasero maravilloso de la rubia e hizo el contacto visual con su novia.
Tina amartilló su cabeza a la puerta. “¿Quieres acompañarme en la ducha?”
“Pensé.” La frente se estiró por completo en la confusión.
“Cambió mi mente. Calculo que podremos todavía hacer un pequeño repaso y refrescar nuestras mentes para los exámenes.” Tina dio vuelta alrededor y salió fuera del cuarto, exagerando el sacudimiento de sus caderas mientras lo hacía. “¿Entonces vienes?” Preguntó tan pronto como tuviera un pie caminado dentro del cuarto de baño. Sofocó una risa mientras oía el sonido de pies emocionados que se precipitaban en su dirección. Menos que un segundo más adelante, se encontró que era empujada contra la pared dentro del área de la ducha.
“Primera pregunta. Contesta esto correctamente y te ganarás otro masaje...” Bette abrió la llave y permitió que el agua caliente resbalara sobre sus cuerpos. “..en tus pechos.” Susurró sensual contra el oído de Tina, haciendo a la rubia estremecerse del entusiasmo. Dios, iban a estar tan atrasadas para su examen de lhistoria. Esta era quizá una mala idea y debían...
“Mmmm.”
Interrumpiendo el tren de pensamiento de la rubia, Bette agarró la parte posterior de su cuello y puso un beso en sus labios deliciosos. Vete a la mierda, ¿porqué ella tenía que ser una gran besadora?
Oh bien, podríamos utilizar siempre un buen maquillaje, Tina encogió los hombros, abriendo su boca y jugando con la lengua de Bette.
“Quién,” Bette respiró fuerte, aspirando la lengua de Tina. “¿Es el emperador romano y filósofo estoico que escribió el libro famoso llamado “las meditaciones”?
“Umm.” Tina lanzó su cabeza hacia atrás y presionó su cuerpo más cerca de Bette, dando a su novia un acceso mejor a su cuello. Algo que la morena era más que feliz de aprovecharse. “.¿M-Marco Antonio?”
“Marco Aurelius, pero bastante cerca.” Bette hizo muecas, rodando sus pulgares contra los pezones endurecidos de Tina, sacando un quejido gutural de la rubia muy despierta. Amasó la carne suave de Tina según lo prometido y juguetónamente pellizcó el pico del gemelo más cercano.
“Mi vuelta.” Tina puso un beso persistente en los labios de su novia. “Contesta correctamente mi pregunta y ganas un frotamiento de dedo contra tu clitoris, y quizá dentro de tu gatito.”
“¿Apenas un dedo?”
Tina sonrió atractivamente, sus manos viajaban abajo del estómago entonado de Bette, parando apenas sobre sus enrollamientos marrones. “Contest a la pregunta y recuerda que consigues un dedo.” Besó el lado de la quijada de Bette, haciendo un rastro a su oído. “Y una lengua.” Susurró, chasqueando el lóbulo de Bette con el músculo dicho.
“Sueltala.” La morena hizo muecas ampliamente, los ojos oscilaban en el entusiasmo. Casi golpeó a la rubia por la euforia.
“Está bien entonces. Cuál es.” Tina comenzó, estabilizándose con una mano en una de las perillas de la ducha.
Mal movimiento.
“AAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!” Bette chilló.
Nada como el agua helada para apagar un fuego que rabia.
“¡¡¿Quéé?!!” Tina preguntó, impermeable al cambio repentino de temperatura. Su cuerpo estaba acostumbrada a él después de años de bañarse sin un calentador.
“¡¡¡¡¡¡FRÍO!!!!!!! ¡Demasiado f-frío! ¡M-maldito f-frío!”
“¿Qu-? Oh. ¡Ahhhh!”
“¡¡T-dale vuelta cierra!! ¡¡C-cierrala!!”
“Está bien, está bien, ya está!” Haciendo de nuevo su acción anterior, la rubia mató la corriente constante del agua helada que golpeaba sus cuerpos mientras su novia se sacudía ante ella, con los dientes rechinando incontrolablemente. “¿Estás bien bebé?” Preguntó preocupada, sosteniendo a Bette cerca de su cuerpo y frotando sus manos arriba y abajo para calentarla de nuevo.
“Bbbiiieenn.”
“¿Estás segura?”
“S-si.”
Tina suspiró. Si Bette podía contestarle sin que su cuerpo y labios temblaran, entonces le creería. “Vamos, repasemos un rato mas y solo tomemos una ducha.”
“Nnn-nnnnnnnn-nnnnnnoooooo.” Bette tardamudeó su desaprobación.
“¿No?”
“S-solo nnnnnneecesssito un minuto p-para rrrrrecobrarme.”
“¿Puedes incluso pensar correctamente?”
“Y-yes, p-puedo.”
“Solamente Porter”
Un par de labios fríos intentando calentarse la silenciaron.
“C-calla y haz t-tu pregunta KKKKKKennard. Creo que m-me prometiste un dddddedo y una l-lengua.”
Hora de la prueba. Academia de Redwind.
Era una prueba penosa de dos horas, yendo de los cincuenta a los cien puntos. La primera parte era de opción múltiple. La parte dos era falso o verdadero. La parte tres de completar. Y la parte cuatro era un ensayo de 250 palabras. Había un rumor que flotaba alrededor de que los exámenes finales eran la manera de la facultad de devolver a las chicas malcriadas todos los dolores de cabeza que les habían causado a sus mayores durante los cuatro últimos años. Y mientras se sentaban allí, mirando para arriba el techo. rascando sus cabezas. golpeando ligeramente sus plumas, retorciendose en sus sillas. y rogando por la intervención divina, las estudiantes no encontraron ninguna razón para desmentir todos esos chismes. Maldiciendo a su profesora de historia por dar vuelta a sus cerebros en aguanieve y a sus imploraciones machacarlas seriamente, la mayoría de almas en lucha podían suspirar solamente en derrota. Fue durante esta época de agonía para las estudiantes cuando groseramente fueron interrumpidas de sus pensamientos por la abertura y cierre de golpe rápidos de la puerta de la sala de clase.
Era una regla en la academia de Redwind que los últimos estudiantes no debían ser permitidos dentro de la sala de clase veinte minutos después de que la prueba hubiera comenzado.
Ése pudo ser el caso, pero, las reglas no se aplican necesariamente a algunas gentes, ¿correcto?
Aunque fueran treinta y siete minutos tarde para el primer examen, la joven profesora asignada a 4-B permitió que la intimidante muchacha Porter y su novia muy apenada tomaran la prueba. Como si tuviera otra opción, la profesora suspiró audiblemente cuando las muchachas tomaron sus asientos asignados, el matón infame asustó prácticamente diez años fuera de su vida. Seguro, fue esa muchacha agradable Kennard que se había acercado a ella - disculpándose por su retraso y pidiendo una oportunidad de tomar la prueba - pero detrás de la rubia agradable, Bette Porter estaba lanzándole una mirada que contenía un millón y una amenazas de muerte. Era asombroso cómo alguien tan impresionantemente hermosa y cautivante podía ser temible y amenazante al mismo tiempo.
Y mientras se sentaba allí, vigilando cómo las rezagadas pasaban a través de la primera página del cuestionario, no pudo dejar de preguntarse. Tomaban un examen muy duro y desafiante. Entonces ¿porqué Bette Porter tiene esa enorme mueca tonta? ¿Y por qué Tina Kennard parecía ruborizarse furiosamente con cada pregunta de la prueba?
¿Me perdí de algo? Rascó el lado de su cuello con morbosa curiosidad . Y como si contestara a su pregunta, ella la oyó y vio de manera audible y no-tan-sutil a alguien que susurró.
“Bebé, comprueba la pregunta once.”
“…”
“Te pregunté esa ayer por la noche, ¿recuerdas?”
“…”
“Según la rojez en tus mejillas, apuesto que sabes de lo que estoy hablando.”
“…”
“Es la pregunta aspira-pezón.”
Las cabezas de cada esquina del cuarto azotaron en dirección de Bette y Tina.
Tina se ruborizó profundamente.
“Joder ¡¿que miran?!” El líder de 4F gruñó. Las estudiantes evitaron rápidamente sus ojos. Bette agitó una mano en dirección de la profesora, intentando coger su atención - que había cogido ya desde el momento en que entraron. “Señora, estas perras - uh quiero decir, las muchachas - me copian.” Mintió en sus pobres compañeras de clase.
Los ojos se desorbitaron y las quijadas cayeron en su acusación, pero la gente guardó sabiamente silencio.
La profesora despejó su garganta. “Señoritas, primera advertencia.” Dijo severa, amonestando a las inocentes estudiantes. Ella sabía la verdad, pero oh bien, no había punto en tener problemas con Bette .
“Gracias.” Bette destelló a la profesora una de sus sonrisas sacarinas. Cuando eso estuvo arreglado, dio vuelta a la rubia una vez más. “Bebé, lo viste”
“¡Porter!” Tina dijo entre los dientes cerrados fuertemente. “¿Puedes comportarte por favor?” Gruñó.
“¿Qué? ¡Molestaban!”
Tina rodó sus ojos y volvió a su papel. Bette encogió los hombros e hizo lo mismo.
Algunos minutos más en la prueba, Bette comenzó a reirse, sus hombros se sacudían mientras se reía.
Exasperada, la rubia dió vuelta a ella viéndola fijamente.
Limpiando las lágrimas de sus ojos, Bette hizo muecas. “Bebé, pregunta número treinta y uno,”
Tina suspiró y la buscó en su cuestionario. Sus ojos crecieron grandes mientras leía lo que estaba escrito allí. Oh joder.
“Es el gatito”
“¡¡Porter!!” Tina casi gritó en el horror, su mano voló para afianzar la boca grande de Bette con abrazadera.
“Hmm.” La profesora masculló distraidamente, continuando su lectura atenta silenciosa de las dos mientras su barbilla se reclinaba en su mano. ¿El pezón-aspira y ahora algo sobre un gatito? Sonrió con conocimiento, la respuesta a la rubia que se ruboriza y la diversión de Bette amaneció repentinamente en ella. “Métodos interesantes de estudio.” Rió silenciosamente para si.
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Con un boquete minúsculo en las cortinas, las primeras muestras de un nuevo día comenzaron a manifestarse en el interior del cuarto obscurecido. Los chorritos del sol de la madrugada golpearon la cara de la mujer joven obsesionada por el sexo comenzando a despertarla. Una mano color crema serpenteó hasta un par de ojos pardos, protegiendo sus orbes contra el asalto implacable del sol. Un suspiro contento y una sonrisa perezosa encontraron su camino en sus labios. El sol, aunque golpeando en su cara con los rayos de luz minúsculos, no tenía nada que ver con la clase de calor que inundaba su cuerpo. Algo - o alguien - era culpable de eso. “Mmm.” Gimió extasiada. Amaba despertar de esa forma. Estaba bastante segura que nunca podría prescindir de eso. Detrás de ella, Bette la cuchareaba, deteniéndola cerca hasta que no quedara ningún espacio entre sus cuerpos desnudos. No, Tina Kennard nunca podría prescindir de él. Cerró los ojos una vez más y suspiró, inclinandose más profundo contra el pecho de Bette, gozando de su proximidad sin restricción. Ella se perdería siempre en esta sensación maravillosa de seguridad y de calor que el abrazo de Bette parecía traer - sus brazos se envolvían alrededor de ella de una manera que le decía cuánto la protegían ferozmente y que era amada apasionadamente.
“¿Ya es hora?” Una voz con sueño susurró al lado de su oído.Los ojos de Tina se fijaron en los números que destellaban en el despertador por su cabeza. “Bebé todavía es temprano, vuelve a dormir.”
“Solamente si tu lo haces.” Bette besó el hombro de Tina y enterró su nariz en su pelo rubio querido, sonriendo mientras inhalaba el olor débil del champú que se mezclaba con el sudor de la sesión implacable del lovemaking de ayer por la noche.
Tina ató sus dedos y levantó una mano a sus labios, poniendo besos delicados en ella hasta que la sintiera perderse nuevamente en la inconciencia. Ahora, ella sabía qué hacer para calmar a Bette y llevarla de nuevo al sueño. Un beso perezoso aquí y allí, junto con tactos apacibles y calmantes era bastante para eliminar su frío. Por supuesto, tener a la morena encima toda la noche para un cierto sexo loco también ayudó.
Otra sonrisa honró sus labios mientras el dolor embotado entre sus piernas trajo las actividades agradables recientes a la vanguardia de su mente. Dios, ¿cómo podía ser que aunque estuviera dolorida por todas partes, todavía anhelara más? ¿Debía poner la culpa en su libido activa o las emociones inmensas que sentía por ella que no podía conseguir bastante del amor diario y de la noche? Debe ser una mezcla de ambos, pensó con una sonrisa. Pero tuvo que admitir que una razón compensaba la otra - y no necesitaría ser un científico brillante para saber cuál era.
Muy pronto, se encontró sucumbiendo a la paz y a la tranquilidad que el estar en los brazos de Bette le traían. Con una sonrisa serena, entró nuevamente dentro de un sueño placentero. Podrían quedarse en la cama por otras dos horas esta mañana ya que la escuela estaría empezando tarde para los mayores. Era tradición en Redwind que los estudiantes de graduación presentaran sus exámenes finales dos semanas antes que el resto de la escuela. Les daba bastante tiempo de arreglar cosas y practicar para la ceremonia de graduación. Y afortunadamente para la mayoría, los días de examen comenzaban siempre tarde y terminaban temprano.
Una cierta hora más adelante, el sonido breve y chillón del despertador sacudió a Tina de nuevo a la realidad. Levantando una mano, golpeó rápidamente el botón de apagado y mató el sonido molesto antes de que lo hiciera Bette - en el sentido más literal. A pesar de las negaciones frecuentes de su novia a Sonja, el mal genio de Porter había destruido realmente más de siete relojes desde que se fue de su casa. Llegó un punto donde los asuntos habían llegado a ser tan malos y ridículos que Tina no tuvo otra opción que intervenir y colocar el pobre reloj a su lado de la cama. De esa manera, ella podría interceptar las manos rápidas de Bette antes de que pudiera hacer daño adicional y aumentar el número de sus víctimas electrónicas. “Bebé, ya es hora de arreglarnos.” Tina bostezó y frotó ligeramente las manos de Bette, despertando suavemente a la muchacha. Detrás de ella, la morena gruñó incoherente y se acurrucó más profundo en su pelo rubio. Tina sonrió, sintiendo a Bette el poner besos minúsculos en su cabeza. “Bien, puedes descansar por algunos minutos más, yo iré primero.” Intentó salir de cama para tomar una ducha pero encontró esta tarea imposible. Las manos de Bette apretaron su estómago, manteniéndola en su lugar.
“Quedate.”
“Necesito tomar una ducha,” la rubia cambió de puesto su cuerpo alrededor e hizo frente a Bette. Frotó narices con su novia. “Tu debes también. Hueles a…”
“A ti.”
“Correcto.” Tina emitió y puso besos en el cuello de Bette, sus labios suaves viajaron para arriba hasta que alcanzó los labios sonrientes de su novia.
“Y hueles bien.”
“Gracias bebé.”
“Y estamos tan igual, hueles a mi.” Bette capturó los labios de Tina y exploró su boca con su lengua vaga. Gimieron, amando el hecho de que pudieran todavía probarse en los otros labios. El contacto se fue encendiendo muy pronto, con ambas muchachas aspirando y lamiéndose fervientemente. “Estás segura.” Bette masculló sin aliento mientras se separaban.
“¿Hmm?”
“¿Estás segura que quieres tomar una ducha y lavar mi olor lejos de tu cuerpo?”
Tina rió. “¿Quisieras que caminara alrededor del campus oliendo a ti?”
“Que sería agradable. Apuesta que asustaría a tus admiradoras potenciales.” Bette guiñó.
“¿Como un perro que marca su territorio?”
“Prefiero pensar en él como chupetón aromático.” Bette corrigió con una mueca.
“¿Chupetón aromático, eh? Eso es original.” Tina frunció sus labios y cabeceó, fingiendo considerar la noción seriamente. “¿Sabes que estamos hablando tonterías, verdad?” Rió nerviosamente, pellizcando juguetónamente las mejillas de Bette como si fuera una niña rechoncha linda.
“Es todavía temprano, nuestros cerebros están medio-despiertos, nuestros cuerpos absolutamente cansados, y no tenemos cafeína corriendo a través de nuestras venas para darnos energía. Tenemos todo el derecho de hablar de tonterías y decir babosadas inconcientes.”
“Tienes un punto.” Tina se aplacó.
“Entooonces ¿porqué no simplemente olvidas tu ducha y permaneces en cama conmigo?” La morena sonrió cuando aspiró en un punto en el cuello de Tina, sacando un quejido de la rubia. “Lo haré digno de tu rato. Prometo sofocarte con besos y abrazos hasta que comiences a marearte debido a demasiado amor y azúcar.” Dijo en una voz monótona, una que hizo reir a Tina divertida.
“Tenemos nuestros finales de historia y Literatura hoy.” Le recordó la rubia, luchando por pensar correctamente. La boca caliente de Bette ahora trabajaba su magia en su lóbulo, mordiscaba en él y probaba seriamente su fuerza de voluntad.
“Está bien, entonces nos abrazaremos aquí adentro hasta que el reloj nos diga que necesitamos cambiarnos de ropa e irnos para la escuela.”
Tina tuvo que sonreír en la raya obstinada de su novia. “¿Ningún baño? Porter, nunca te imaginé como del tipo antihigiénico.”
“No lo soy.” Bette sacudió su cabeza de lado a lado y tiró de Tina más cerca a su cuerpo. Suspiró en su pelo. “Solo estoy dispuesta a renunciar a ciertas cosas apenas para prolongar estas clases de momentos contigo.”
“Aww, que es dulce bebé.” Tina sonrió y frotó ligeramente la mejilla de Bette cariñosamente. Ella podría ser un asno falto de tacto ocasionalmente, pero habían casos cuando decía las cosas correctas - y siempre daba vuelta a los interiores de la rubia cimbrándola hasta el fondo. Tina presionó su frente contra Bette y tomó una respiración profunda. En un instante, se separó y arrugó su nariz. “Dulce y asqueroso. Y maloliente. Dios, las dos olemos a demasiado sexo.”
“¿Y esa es una mala cosa?” Bette preguntó, una mirada de duda en sus facciones. “Porque lo veo como una medalla de honor.”
Tina emitió una risa calurosa ante esa declaración. “¿Estás bromeando verdad? ¿Una medalla de honor? ¿Y qué vas a hacer, hacer alarde orgullosa de ti misma por tener demasiado sexo por toda la escuela para que la otra gente vea, y huela?”
Bette cabeceó seriamente,la determinación grabada fuerte en su cara. “Uh-huh. ¿Qué hay de malo con dejarles saber que estoy siendo amada durante toda la noche por la mujer más hermosa, más atractiva y fascinante del mundo entero?”
La pregunta le ganó un rubor agradable.
“Mensaje dulce. Eres una gran aduladora.” Tina puso besos minúsculos en los labios de Bette.
“¿Yo?” Bette preguntó incrédula. “¡Nunca!”
“Eres tan linda.” Tina rió nerviosamente, cepillando los enrollamientos ingobernables de Bette de sus ojos.
“¿Linda?” Un par de cejas se estiraron hacia arriba. “¡Rechazo sufrir la indignidad de ser llamada linda!”
“Está bien, entonces, ¿quieres que lance la palabra “mimosa” para corregir?” Bromeó la rubia, dando a su novia un suave apretón.
Bette gimió.
“Sabes bebé, pienso que hay un pequeño problema con esta idea tuya del chupetón aromático.”
Bette apoyó su cabeza para arriba con una mano. “¿Y cual es?”
Tina remontó la quijada de Bette con un dedo, sus ojos arrastraban sus movimientos lentos. “Un olorcillo de mi olor único Porter, y atraería a esas extravagantes muchachas espeluznantes y obsesionadas fanáticas tuyas y se lanzarían en mí. Frotarían sus narices en mi cara, acariciarían mi pelo, agarrarían mis manos, me andarían a tientas probablemente por todas partes. El olor llamaría su atención, bebé.” Los ojos de Bette crecieron de par en par en el pensamiento. “¿No habías pensado en eso, mi estimada genio?” Tina dijo con una risa gutural y una sonrisa boba muy atractiva, de tomadura de pelo.
“Hmm.” Los ojos obscuros se entrecerraron en rajas.
“¡Aaaaahhh!” Tina chilló mientras Bette se zambulló directa en ella y se trabó en su cuello. “¿Qué haces?!” Rió incontrolable, la boca caliente y mojada de Bette cosquilleándola inconsciente.
“Allí.” Bette se separó y permitió que su novia recuperara su respiración.
“Joder bebé.” Tina susurró mientras su pecho se levantaba arriba y abajo.
“Ahora puedes continuar y tomar una ducha. Cambié mi mente. No más chupetones aromáticos para ti. Te di el tradicional en lugar del otro, ese parece más seguro.” La lista morena hizo muecas y procedió a poner pequeños besos en su obra maestra enrojecida en el cuello de Tina.
“Bueno. No podría concentrarme en la prueba de historia si cada que respiro te huelo. Sería una dulce tortuta. Sentarme al lado de ti en clase es bastante difícil, no creo que pueda manejar una distracción más grande.” Dio a Bette un último beso de despedida antes de que saliera de cama.
“Espera un minuto.”
“¿Qué?” Tina preguntó mientras que Bette agarraba su muñeca y tiraba de ella hacia su cuerpo. La rubia comenzó a gimotear en protesta. “¿Pensé que podría ahora tomar una ducha? ¿Cambiaste tu mente otra vez?”
“Nope.” Bette sacudió su cabeza cuando tomó a Tina en sus brazos, trabándola en su lugar. “Ahora, debías haberte acostumbrado al hecho de que cada vez que te separas, te jalo de nuevo a mí.”
“Uh-huh. ¿Qué quieres Porter?”
“Solo necesito cinco minutos más contigo.”
“¿Solo cinco?”
“Bueno.” Bette suspiró. “Dejémoslo en diez.”
“¡Porter!” Tina rió. “Tan necia.”
Bette arqueó una ceja. “No te veo menear fuera de mi abrazo o el desenredar tus brazos de mi cintura. Bebé, no me acuses de algo de lo que tu tambien eres culpable.”
“¡Asno inteligente! Solo guarda silencio y disfruta del momento.” Tina habló mientras se acurrucaba contra Bette. “Tienes nueve minutos y cuarenta y cuatro segundos a ir.”
“¿Estás contando?”
“Sí, necesito una ducha.”
Bette suspiró. “¿Puedo acompañarte?”
“No.”
“¿Porqué no?” Un gimoteo infantil.
“Necesitamos estar en Redwind en una hora. ¿Recuerdas qué sucedió la última vez que nos bañamos juntas?”
“¿Tragaste agua y te deslizaste después de que tuviste un orgasmo?”
Tina se ruborizó. “¡No éso!”
“¿Oh?”
“¡Llegamos dos horas tarde para la clase!”
“Oh eso.” Bette encogió los hombros. “¿A quién le importa? El profesor puede darnos un examen de repuesto si llegamos tarde por él.”
“¿Y prolongar la tortura? ¡No quiero! No estudiamos ayer por la noche duro apenas para tomar una prueba especial el final de semana. Tendríamos que repasar cosas de nuevo.”
“¿Y que? No te oí quejarte cuando repasábamos ayer por la noche largo y duro.” Los ojos obscuros parpadearon traviesos. “Si la memoria me sirve correctamente, te divertías tanto que no querías parar.”
Tina rodó sus ojos, intentando luchar contra el calor que se arrastraba encima de sus mejillas. “Yo uh. No quería parar porque sentía que necesitabamos estudiar más.” Tosió poco convincente.
“Sí. Correcto. Ni tu crees eso, Kennard.”
“¡Oh callate Porter! ¡Si mi mente va en blanco durante el examen, estoy culpandote a ti y tus técnicas de revisión dudosas!”
“Hey hey, no cuestiones la eficacia de mis métodos de estudio.” Bette dio a Tina una mirada dura, silenciando a la rubia. Sin ninguna advertencia, le lanzó una pregunta de historia. “¿Cuál es la primera institución de aprendizaje más alto en el mundo occidental y quién lo fundó?”
“La academia en Atenas. Fundada en 385 A.C. por Platón.” La rubia contestó sin problemas. Se detuvo brevemente cuando las implicaciones de lo que acababa de decir amaneció en ella.
“¿Ves?” Los labios de Bette se curvaron hacia arriba, presumiendo en su victoria minúscula. “Dime bebé, ¿cómo la recuerdas?”
“Ninguna razón especial. La respuesta acaba de surgir dentro de mi mente.” Tina mintió.
“Uh-huh.” Bette miraba a la rubia sudorosa con las cejas levantadas. “¿No porque había aspirado tu clítoris cuando contestaste correctamente a la misma pregunta anoche?”
¡Ding! Punto para el equipo Bette.
Tina dio vuelta a una cortina incluso más oscura del rojo. Tosió y se compuso antes de contestar detrás. “Realmente, hiciste eso para la pregunta de Aristoteles. Solo me tocaste después de la respuesta de Platón. ¿Recuerdas? Fue después de que lamiera y mordiera tu pezón cuando diste la respuesta correcta de la pregunta de Alexander.”
¡Zing! Memorias correctas. Ahora fue el turno de Porter de ruborizarse.
“Lo siento, he corregido la respuesta.” Bette arqueó su cabeza en humildad falsa, intentando mantener su diversión - y despertar - en la bahía. Buena suerte con la pasada, pensó con un suspiro, sintiendo la estructura de la humedad entre sus piernas. “Ven aquí.” Atrajo a Tina más cerca a su cuerpo y la sostuvo apretada. Acarició los cabellos rubios suaves, alternando entre peinar a través de los filamentos y masajear el cuero cabelludo.
“Mmm. eso se siente tan bien.” Tina gimió encantada, cerrando de golpe sus parpados mientras los escozores agradables cursaban por todo su cuerpo.
Bette continuó la acción por algunos momentos más antes de que sus manos talentosas viajaran abajo al cuello y a los hombros de Tina. De nuevo, la rubia gimió en placer mientras amasaba los músculos tensos y daba a su novia una pequeña dosis de terapia refleja.
“Hazlo bien bebé, hay solamente cuatro minutos y treinta y nueve segundos a ir.” Tina proveyó, echando un vistazo breve en el reloj.
“Mierda.” Las manos calmantes de la morena en la piel color crema pararon todos los movimientos relajantes.
“¿Hm?”
“Esperaba que hubieras perdido la noción del tiempo.” Bette se quejó.
“Sueño efímero.” Tina rió, pellizcando juguetónamente los labios de Bette que ponía mala cara. La alegría de la rubia estimuló a Bette en la acción, conduciéndola enseguida a los deseos que intentaba desesperadamente guardar en la bahía. Sus orbes marrones profundizaron en color mientras poderosamente tomaba los labios de Tina en los suyos para un beso profundo, calculador. Llevaba poco estímulo para que Tina devolviera el acto, compartiendo la misma cantidad de autodominio como su novia.
Colocando su cuerpo encima de la rubia, las manos de Bette viajaron más lejos abajo para ahuecar los pechos de Tina. Tan suavemente. Su respiración enganchada dentro de su garganta cuando el tacto envió escalofrñios agradables por toda su piel, haciendo su sonrisa con el beso. Dio a los montones un apretón ligero, haciendo que su novia gimiera en placer. Bette tiró de los labios divididos de Tina y admiró su cara sudorosa por un momento. Hermosa de mierda, pensó con otra sonrisa cariñosa. Le dio a su amor un último beso antes de doblarse abajo yendo directa a la boob derecha de la rubia con su boca. Si hubiera algo que nunca dejaría de hacer, era ésto. Rodó y lamió el pezón endurecido con su lengua y lo pellizcó juguetónamente con sus dientes. Shane estaba en lo correcto, ella era una muchacha cariñosa de las boobs, y maldición, estaba orgullosa de eso.
Con su cabeza cavando abajo en la almohadilla, Tina tomó un producto agudo de aire cuando la mezcla de placer y dolor jugó estragos con los nervios dentro de su cuerpo. Incluso en su estado de despertar profundo, pudo echar un vistazo en el reloj.
Dos minutos y medio.
“Oh dios.” Dijo entre los dientes cerrados fuertemente mientras sentía a Bette el darle otra mordida agradable. Sus ojos se cerraron fuertemente mientras sus manos volaron para detener a su novia en su lugar. Sabía que Bette pararía inmediatamente si ella hubiera estado de cualquier manera lastimada por sus acciones - así que su gesto simple tranquilizó a la morena para que pudiera continuar sus suministraciones.
Substituyendo su boca caliente por su mano, Bette atrajo su atención al otro pico - dándole el mismo tratamiento que su gemelo. El sonido de la respiración caliente y pesada flotaba a través del aire, aumentando la temperatura dentro del cuarto.
Un minuto.
“Bebé, ven aquí.” Sin aliento y haciendole señas, Tina tiró de la cabeza de Bette hasta su cara y se colocó apasionada en los labios enrojecidos. Podía sentir su despertar el filtrarse abajo de sus dobleces divididos y en las sabanas - algo que sirvió solamente para profundizar el beso y aumentar su despertar. Vete a la mierda, si esto continuaba, ellas nunca iban a salir de esta cama.
Quince segundos.
Agrupate Kennard.
“¿Amor?” Tina dijo entre besos. Bette gimió en el reconocimiento, dejándole saber que la oyó pero todavía rechazando romper el contacto.
Tirón.
“¡Tiempo fuera!” Tina gritó repentinamente, matando con eficacia la acción ardiente con el acto precipitado. La morena no tuvo tiempo para reaccionar mientras la rubia empujó a Bette lejos y salió de la cama rápidamente. Se inclinó encima y besó a Bette rápidamente antes de caminar fuera de su alcance.
“¡Heeey! ¡No es gracioso!” Bette gimoteó en protesta, poniendo mala cara como una niña que acaban de robarle su caramelo frente a su nariz. Si el palpitar entre sus piernas era una señal, estaba segura que necesitaría un cierto gran amor de su novia astuta.
“Bebé lo siento, la ducha aguarda.” Tina guiñó y sopló un beso a su novia que se enfurruñaba. Si ella supiera cuánto la deseaba también. Se deslizó en sus pantaloncillos y se dobló abajo para agarrar una almohadilla caida del piso, dando a Bette inadvertidamente una representación visual muy agradable de su parte trasera.
Bette se apoyó para arriba en sus codos y miró a Tina el caminar fuera de su dormitorio en ropa interior. Maldición, ésta era tortura.
“¿Hey Porter?”
“¿Hmm?” Preguntó distraidamente, cautivada por el vaivén lindo del culo firme de la rubia cuando caminaba. Sucio como suena, no quería nada más que alcanzarla y dar a esos montones deliciosos un fuerte apretón. Quizá incluso una buena palmada.
Tina sonrió internamente ante la mirada esmaltada en los ojos marrones de su novia. Amaba el hecho de que Bette nunca ocultara su deseo por ella. “¿Quieres acompañarme?”
“¿Perdón?” Bette se dio una sacudida mental. Apartó renuente su mirada del trasero maravilloso de la rubia e hizo el contacto visual con su novia.
Tina amartilló su cabeza a la puerta. “¿Quieres acompañarme en la ducha?”
“Pensé.” La frente se estiró por completo en la confusión.
“Cambió mi mente. Calculo que podremos todavía hacer un pequeño repaso y refrescar nuestras mentes para los exámenes.” Tina dio vuelta alrededor y salió fuera del cuarto, exagerando el sacudimiento de sus caderas mientras lo hacía. “¿Entonces vienes?” Preguntó tan pronto como tuviera un pie caminado dentro del cuarto de baño. Sofocó una risa mientras oía el sonido de pies emocionados que se precipitaban en su dirección. Menos que un segundo más adelante, se encontró que era empujada contra la pared dentro del área de la ducha.
“Primera pregunta. Contesta esto correctamente y te ganarás otro masaje...” Bette abrió la llave y permitió que el agua caliente resbalara sobre sus cuerpos. “..en tus pechos.” Susurró sensual contra el oído de Tina, haciendo a la rubia estremecerse del entusiasmo. Dios, iban a estar tan atrasadas para su examen de lhistoria. Esta era quizá una mala idea y debían...
“Mmmm.”
Interrumpiendo el tren de pensamiento de la rubia, Bette agarró la parte posterior de su cuello y puso un beso en sus labios deliciosos. Vete a la mierda, ¿porqué ella tenía que ser una gran besadora?
Oh bien, podríamos utilizar siempre un buen maquillaje, Tina encogió los hombros, abriendo su boca y jugando con la lengua de Bette.
“Quién,” Bette respiró fuerte, aspirando la lengua de Tina. “¿Es el emperador romano y filósofo estoico que escribió el libro famoso llamado “las meditaciones”?
“Umm.” Tina lanzó su cabeza hacia atrás y presionó su cuerpo más cerca de Bette, dando a su novia un acceso mejor a su cuello. Algo que la morena era más que feliz de aprovecharse. “.¿M-Marco Antonio?”
“Marco Aurelius, pero bastante cerca.” Bette hizo muecas, rodando sus pulgares contra los pezones endurecidos de Tina, sacando un quejido gutural de la rubia muy despierta. Amasó la carne suave de Tina según lo prometido y juguetónamente pellizcó el pico del gemelo más cercano.
“Mi vuelta.” Tina puso un beso persistente en los labios de su novia. “Contesta correctamente mi pregunta y ganas un frotamiento de dedo contra tu clitoris, y quizá dentro de tu gatito.”
“¿Apenas un dedo?”
Tina sonrió atractivamente, sus manos viajaban abajo del estómago entonado de Bette, parando apenas sobre sus enrollamientos marrones. “Contest a la pregunta y recuerda que consigues un dedo.” Besó el lado de la quijada de Bette, haciendo un rastro a su oído. “Y una lengua.” Susurró, chasqueando el lóbulo de Bette con el músculo dicho.
“Sueltala.” La morena hizo muecas ampliamente, los ojos oscilaban en el entusiasmo. Casi golpeó a la rubia por la euforia.
“Está bien entonces. Cuál es.” Tina comenzó, estabilizándose con una mano en una de las perillas de la ducha.
Mal movimiento.
“AAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!” Bette chilló.
Nada como el agua helada para apagar un fuego que rabia.
“¡¡¿Quéé?!!” Tina preguntó, impermeable al cambio repentino de temperatura. Su cuerpo estaba acostumbrada a él después de años de bañarse sin un calentador.
“¡¡¡¡¡¡FRÍO!!!!!!! ¡Demasiado f-frío! ¡M-maldito f-frío!”
“¿Qu-? Oh. ¡Ahhhh!”
“¡¡T-dale vuelta cierra!! ¡¡C-cierrala!!”
“Está bien, está bien, ya está!” Haciendo de nuevo su acción anterior, la rubia mató la corriente constante del agua helada que golpeaba sus cuerpos mientras su novia se sacudía ante ella, con los dientes rechinando incontrolablemente. “¿Estás bien bebé?” Preguntó preocupada, sosteniendo a Bette cerca de su cuerpo y frotando sus manos arriba y abajo para calentarla de nuevo.
“Bbbiiieenn.”
“¿Estás segura?”
“S-si.”
Tina suspiró. Si Bette podía contestarle sin que su cuerpo y labios temblaran, entonces le creería. “Vamos, repasemos un rato mas y solo tomemos una ducha.”
“Nnn-nnnnnnnn-nnnnnnoooooo.” Bette tardamudeó su desaprobación.
“¿No?”
“S-solo nnnnnneecesssito un minuto p-para rrrrrecobrarme.”
“¿Puedes incluso pensar correctamente?”
“Y-yes, p-puedo.”
“Solamente Porter”
Un par de labios fríos intentando calentarse la silenciaron.
“C-calla y haz t-tu pregunta KKKKKKennard. Creo que m-me prometiste un dddddedo y una l-lengua.”
Hora de la prueba. Academia de Redwind.
Era una prueba penosa de dos horas, yendo de los cincuenta a los cien puntos. La primera parte era de opción múltiple. La parte dos era falso o verdadero. La parte tres de completar. Y la parte cuatro era un ensayo de 250 palabras. Había un rumor que flotaba alrededor de que los exámenes finales eran la manera de la facultad de devolver a las chicas malcriadas todos los dolores de cabeza que les habían causado a sus mayores durante los cuatro últimos años. Y mientras se sentaban allí, mirando para arriba el techo. rascando sus cabezas. golpeando ligeramente sus plumas, retorciendose en sus sillas. y rogando por la intervención divina, las estudiantes no encontraron ninguna razón para desmentir todos esos chismes. Maldiciendo a su profesora de historia por dar vuelta a sus cerebros en aguanieve y a sus imploraciones machacarlas seriamente, la mayoría de almas en lucha podían suspirar solamente en derrota. Fue durante esta época de agonía para las estudiantes cuando groseramente fueron interrumpidas de sus pensamientos por la abertura y cierre de golpe rápidos de la puerta de la sala de clase.
Era una regla en la academia de Redwind que los últimos estudiantes no debían ser permitidos dentro de la sala de clase veinte minutos después de que la prueba hubiera comenzado.
Ése pudo ser el caso, pero, las reglas no se aplican necesariamente a algunas gentes, ¿correcto?
Aunque fueran treinta y siete minutos tarde para el primer examen, la joven profesora asignada a 4-B permitió que la intimidante muchacha Porter y su novia muy apenada tomaran la prueba. Como si tuviera otra opción, la profesora suspiró audiblemente cuando las muchachas tomaron sus asientos asignados, el matón infame asustó prácticamente diez años fuera de su vida. Seguro, fue esa muchacha agradable Kennard que se había acercado a ella - disculpándose por su retraso y pidiendo una oportunidad de tomar la prueba - pero detrás de la rubia agradable, Bette Porter estaba lanzándole una mirada que contenía un millón y una amenazas de muerte. Era asombroso cómo alguien tan impresionantemente hermosa y cautivante podía ser temible y amenazante al mismo tiempo.
Y mientras se sentaba allí, vigilando cómo las rezagadas pasaban a través de la primera página del cuestionario, no pudo dejar de preguntarse. Tomaban un examen muy duro y desafiante. Entonces ¿porqué Bette Porter tiene esa enorme mueca tonta? ¿Y por qué Tina Kennard parecía ruborizarse furiosamente con cada pregunta de la prueba?
¿Me perdí de algo? Rascó el lado de su cuello con morbosa curiosidad . Y como si contestara a su pregunta, ella la oyó y vio de manera audible y no-tan-sutil a alguien que susurró.
“Bebé, comprueba la pregunta once.”
“…”
“Te pregunté esa ayer por la noche, ¿recuerdas?”
“…”
“Según la rojez en tus mejillas, apuesto que sabes de lo que estoy hablando.”
“…”
“Es la pregunta aspira-pezón.”
Las cabezas de cada esquina del cuarto azotaron en dirección de Bette y Tina.
Tina se ruborizó profundamente.
“Joder ¡¿que miran?!” El líder de 4F gruñó. Las estudiantes evitaron rápidamente sus ojos. Bette agitó una mano en dirección de la profesora, intentando coger su atención - que había cogido ya desde el momento en que entraron. “Señora, estas perras - uh quiero decir, las muchachas - me copian.” Mintió en sus pobres compañeras de clase.
Los ojos se desorbitaron y las quijadas cayeron en su acusación, pero la gente guardó sabiamente silencio.
La profesora despejó su garganta. “Señoritas, primera advertencia.” Dijo severa, amonestando a las inocentes estudiantes. Ella sabía la verdad, pero oh bien, no había punto en tener problemas con Bette .
“Gracias.” Bette destelló a la profesora una de sus sonrisas sacarinas. Cuando eso estuvo arreglado, dio vuelta a la rubia una vez más. “Bebé, lo viste”
“¡Porter!” Tina dijo entre los dientes cerrados fuertemente. “¿Puedes comportarte por favor?” Gruñó.
“¿Qué? ¡Molestaban!”
Tina rodó sus ojos y volvió a su papel. Bette encogió los hombros e hizo lo mismo.
Algunos minutos más en la prueba, Bette comenzó a reirse, sus hombros se sacudían mientras se reía.
Exasperada, la rubia dió vuelta a ella viéndola fijamente.
Limpiando las lágrimas de sus ojos, Bette hizo muecas. “Bebé, pregunta número treinta y uno,”
Tina suspiró y la buscó en su cuestionario. Sus ojos crecieron grandes mientras leía lo que estaba escrito allí. Oh joder.
“Es el gatito”
“¡¡Porter!!” Tina casi gritó en el horror, su mano voló para afianzar la boca grande de Bette con abrazadera.
“Hmm.” La profesora masculló distraidamente, continuando su lectura atenta silenciosa de las dos mientras su barbilla se reclinaba en su mano. ¿El pezón-aspira y ahora algo sobre un gatito? Sonrió con conocimiento, la respuesta a la rubia que se ruboriza y la diversión de Bette amaneció repentinamente en ella. “Métodos interesantes de estudio.” Rió silenciosamente para si.
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anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
Un par de días más adelante.
Academia de Redwind, cafetería. El último día de exámenes.
“Bueno bueno bueno, como vivo y respiro.” Sam exclamó con una mueca enorme mientras ella y Shane subían las escaleras al dominio de 4F en la segunda planta del comedor ocupado. Ella codeó a su compañera. “Shane, ¿o mis ojos me engañan, o es esa Bette Porter la que se sienta en nuestra mesa?”
“Mierda, debe haber algo mal con nuestros ojos porque estoy viendo exactamente la misma cosa.” Shane hizo una demostración de frotar sus ojos y parpadeó numerosamente, como si intentara sacudirse libremente de ver una ilusión.
En vez de recibir una contestación ingeniosa del blanco de sus comentarios burlones, fueron envueltas con silencio. Las dos se encaminaron a sus sillas acostumbradas, confundidas levemente en cuanto a porqué su líder normalmente pertinaz no hacía caso de ellas. Buscando las respuestas, dieron vuelta a la rubia que se sentaba enfrente de Bette, esperando que ella pudiera vertir cierta luz en el asunto.
“¿Donde está Tina?” Sam preguntó mientras tomaba su lugar al lado de la morena reservada. Era extraño ver a Bette sin Tina a su lado. Realmente, era extraño ver a Bette – en estos dias. Desde que la semana de examenes comenzó, su mejor amiga y su novia habían estado pasando su hora del almuerzo estudiando juntas. Se hicieron ojo de hormiga, apenas asomando a sus amigas toda la semana.
“Kennard en la biblioteca, estudiando con Jenny y Dana.” Alicia contestó por Bette, que estaba preocupada también con sus notas de física para reconocer la llegada de sus amigas.
“¿Porqué no están ustedes dos con ellas?” Shane preguntó.
Los lados de los labios de Bette se crisparon en la pregunta inocente, pero con excepción de esa reacción sutil, ella seguía estando silenciosa.
Alicia encogió los hombros, mordiscando en un pedazo de apio del plato de aperitivos ante ellas. “Porter y yo conseguimos ser lanzadas del mini grupo de estudio, dijeron que éramos demasiado ruidosas y las distraíamos.”
Bette apartó su mirada de su cuaderno y arqueó momentáneamente una ceja en la rubia.
Alicia tosió.
“Bien, fui la persona que hizo todo el jaleo.” Alicia admitió con un suspiro. “Porter es justamente culpable por asociación.” Absolvió a la morena.
Shane y Sam se rieron entre dientes ante la mirada constipada de la cara de Al.
Rechazando acompañarlas en su alegría, Bette volvió a sus notas, mascullando una maldición debajo de su respiración. Si ella no podía estar con Tina, a fuerzas tenía que mantener su mente ocupada con la física aburrida.
Las palabras de tomadura de pelo dieron vuelta rápidamente en burla ruidosa entre las otras tres. Esto continuó por algunos buenos minutos antes de que su sparring verbal astuto y los insultos divertidos fueran interrumpidos por los meseros que traían su almuerzo. Mientras comían sus alimentos, Sam empujó suavemente a Bette.
“¿Porqué no comes?”
Bette dio un peuqeño encogimiento y le demostró sus notas a Sam. Ella comería algo después, fue su mensaje tácito.
“Dicen que el examen de física es un asesino, así que debes comer algo antes de tomarlo. Podrás concentrarte mejor sin tu estómago quejándose durante la hora de la prueba.”
La hija única de Melvin desechó el consejo bienintencionado de su mejor amiga con otro encogimiento. No interesada.
“Bien, hazlo como quieras.” Sam desistió y volvió a gozar de su plato de comida.
Shane, que miraba la interacción en silencio, limpió su boca con una servilleta antes de hablar. “Bette, ¿porqué necesitas repasar? Puedes pasar la materia sin abrir un libro o escuchar en clase.”
Bette solo sonrió notoriamente en la jugadora, no sintiendo ninguna necesidad de explicarse.
“Ella quiere arrasar y graduarse con honores.” Sam contestó por ella.
“Pero”
“Porque diferente a ti asno gordo, Bette tiene una ambición.” Alicia precisó burlona.
“¡No es verdad! Tengo sueños, y metas, y planes, y”
“Odio romper tus ilusiones Shaney, pero acostarte con las mujeres calientes de los 193 países del mundo no es lo que llamaría cualquier persona una ambición.”
Shane frunció el ceño y sacó la lengua. “No estoy planeando dormir con todas, apenas una de cada uno.” Se defendió.
“Me sorprenden.” Sam miraba a Alicia en temor.
“¿Porque tengo razón?” Preguntó la rubia, presumiendo.
“No es por eso Al.” Sam rodó sus ojos. “Solo me sorprende que sepas cuántos países hay en el mundo.”
Alicia encogió los hombros ante la minimización del elogio. “El ser naturalmente inquisitivo tiene sus gratificaciones.”
“Realmente,” Bette se integró a la conversación, hablando por primera vez. Ella nunca podía oponerse a cosas como esta, amaba las curiosidades. “Si cuentan los estados que no tienen un gobierno constante, el número de países va de 210 a 230.” Dijo práctica.
Shane hizo una cara. “¡Jesucristo! ¿Cómo puedes ser tan nerd?”
“Prefiero los términos instruida y bien informada.” Bette dijo arrogante, enterrando su cabeza una vez más en sus notas.
“Nerd.” Shane sonrió.
“Friki.” Alicia susurró.
“Boba.” Sam tosió.
Bette frunció el ceño, silenciando a sus amigas con una mirada.
“Elegante.” Shane retrocedió.
“Inteligente.” Alicia agregó.
“Brillante.” Sam continuó.
“Lameculos.” Bette rodó sus ojos mientras sus amigas explotaban en risa sentida.
“Esperen un minuto, volvamos a lo que hablábamos hace un rato.” Shane se inclinó ocasional detrás contra su asiento y cruzó sus piernas. “Dios, odio la física pero mirenme, estoy a punto de graduarme de la High School con una A en ese tema.”
Alicia rodó sus ojos y exhaló en voz alta, subestimando la afirmación de Shane. “Que es porque tuviste un rato de buena suerte con esa joven – a la cual sucede que seduciste haciendole una oferta durante su primera semana en la escuela.”
“Hey, ella se sentía nerviosa y ansiosa en la escuela, solo intenté ayudarle y hacer la sentir bienvenida . Solo eso”
“¿Acoso sexual?” Alicia regañó.
“Favor sexual. Eso es diferente.” Shane aclaró.
“Que es igual aquí y en China.”
“No en mi libro.”
“Mujerzuela.”
“Hipócrita.”
“¿Yo? ¡¿Una hipócrita?!”
“Sí.” Shane cabeceó. “No pienses que no sé que le diste un reloj a Philip Stein solo para pasar física.”
“Que fue un regalo.” Alicia replicó.
“Soborno.”
“¡Regalo! Fue dado de buena voluntad y en señal de amistad.”
“Sí correcto.”
Sam criticó mordazmente en la mesa, interrumpiendo a sus amigas en disputa. “Punto final. Ambas son culpables como el infierno.” Reprendió a las dos. Vio que Alicia estaba a punto de hablar así que levantó una mano para silenciarla. “No más.” Advirtió.
“Bueno.” Alicia se quejó, cediendo ante la pacificadora.
Para el momento en que el postre fuera servido, la burla tranquila había vuelto a la mesa.
“Dios,” Alicia gimió un rato más adelante, su boca desbordaba con el pastel de queso de arándano. Dio vuelta a Shane. “¿Me veo gorda? Me siento tan hinchada.”
“No realmente.” Shane continuó con la rubia. “¿Época del mes?”
“No. Mi período atrasado.”
“¿Quizá estás embarazada?”
Alicia solo dio a Shane una mirada. “No he tenido sexo muchacho-muchacha en meses.” Siguió enfurruñada. “O sexo muchacha-muchacha para esa materia.” Masculló en voz baja, enfadada totalmente. Se odió por frustrarse cada vez que estaba a punto de hacerle el amor con Dana. La ansiedad la mataba, suspiró amargamente, nunca se había imaginado que ser la primera vez de alguien le causaría tanta presión.
“¡Lo sabía!” Bette cortó los pensamientos de Alicia, sacando a la rubia de su ensueño.
Alicia levantó su cabeza y miró a la líder de 4F. “¿Sabías que?”
“¡Sabía que eras un monstruo!”
“¡¿Disculpame?!” La voz de Alicia fue aumentando, acompañado por sus cejas.
“Quiero decir, puesto que sigues siendo absolutamente célibe y no pienso que el concepto inmaculado se aplicaría nunca a ti - a menos que fueras el niño del diablo - entonces debes tener descargas de esperma en tus dedos o algo asi.” Exclamó absolutamente en voz alta, almacenando la atención de las estudiantes y algunas risitas contenidas de sus amigas - a excepción de una Alicia alterada. Bette tomó la mano de la rubia en la suya e hizo una demostración de estudiar sus dedos. “¿Entonces quién es el padre?” Habló a los dígitos.
“¡Perra!” Alicia arrebató su mano lejos. Bette rió en voz alta - su primera desde que la habian corrido de la biblioteca. “Porter seguro, ahora ríes pero-mmbbff.”
Shane afianzó con abrazadera la boca de la rubia habladora para parar a Alicia de contestar. “Tanto como odio interrumpir lo que estoy segura sería una reaparición lista de Al, creo que tenemos cosas más importantes que discutir.” Miró rápidamente alrededor de ella – vigilando chismosas potenciales. Lo que estaba a punto de divulgar era altamente confidencial, un producto de tres semanas de planeamiento delicado y trabajo duro. Sobre ver que la costa estuviera clara, sacó un papel doblado dentro de su chaqueta y lo extendió en el centro de la mesa. Soltó a la rubia.
“¡Gaaaaaaaah!” Alicia jaló aire, su pecho se levantaba hacia arriba y hacia abajo mientras codiciosa aspiraba el aire. “¡¿Joder, porqué hueles tan feo cobarde?!”
Shane se congeló, todas voltearon a ver su cara.
El silencio descendió sobre la mesa mientras cada una miraba curiosamente en ella, olvidando todo sobre el papel.
Tardó otro segundo antes de que todo cayera en lugar.
“¡Mierda de la mierda santa.!” Alicia chilló, aterrada totalmente. “¡Ewwwwwww! ¡¿Quién?!”
Shane masticó la punta de su pulgar y masculló débil. “Cheryl.”
“¿La muchacha del club de la semana pasada?”
“Sí.”
“¿Estuviste con ella anoche?”
Shane cabeceó. “Y esta mañana.”
Alicia exhaló en voz alta, un poco exasperada. Ella odiaba a las vagas. “¿E incluso no te tallaste bien las manos?”
“Lo hice.”
“¿Entonces porqué todavía está ella allí?” Ella señaló a las manos cerradas de su amiga con sus ojos.
Shane suspiró, una mirada de derrotada se dibujó en sus jovenes facciones. Frotó su nariz, pareciendose a una niña a la que le están dando una reprimenda por ser traviesa. “No puedo quitarmelo. He intentado todo pero es demasiado penetrante. Simplemente no se va, se aferra como una perra en calor.”
Bette resopló y Sam casi estranguló su bebida.
“¿A qué huele ella? ¿Atún maloliente?” Bette no pudo dejar de preguntar. Se rió entre dientes, mirando a Alicia rociar su pañuelo con perfume y frotar su cara con el.
“Peor.” Se quejó la rubia, dando a Shane una mirada lamentable. “Huele como una rata muerta.”
“Ewwwwwwwwwwwwwwww…” Bette y Sam hicieron una cara de disgusto.
Shane sonrió débil, mortificada ante la vuelta repentina en la conversación. ¿Porqué puñetas había tenido que acercar su mano a la cara de Alicia?
“¿Y vas a verla hasta el domingo?”
“Sí, como de costumbre.” Ningún sentido en desviar la norma cuando era ya viernes.
“¡Mierda! Si fuera tu, con un simple olorcillo correría sabiamente lejos. La muchacha puede tener un estándar” Alicia se estremeció.
“No, ella es limpia. Apenas huele mal.” Shane dijo tranquilamente, aunque hundiéndose más profundamente en su silla.
“¿Mal? ¡Ella hace que el olor del tanque séptico huela a rosas!” La rubia arrugó su nariz en hastío.
Sam miraba a su amiga en temor. No podía imaginarse en los zapatos de Shane. Ella no tenía nada contra el sexo caliente y sucio , pero esa muchacha Cheryl sonaba realmente sucia, y no de una buena manera. Más bién repugnante entonces. “¿Cómo le haces? Cómo tienes sexo con ella?”
“Intento respirar lo menos posible.” Shane encogió los hombros.
“¿Y eso ayuda?”
“No.”
La respuesta confundió a la heredera. “Si ése es el caso, ¿porqué no la has dejado todavía?”
Shane hizo muecas traviesa. Dejando el olor de su cuerpo a un lado, su pasatiempo actual de la semana era malditamente buena en la cama y lo más importante. “Ella tiene grandes tetas.” Dijo con la más grande de sus sonrisas.
Bette rió antes de tomar un sorbo sano de su té de jazmín. “No puedo discutir con eso.” Topó los puños con Shane.
Alicia y Sam ambas parpadearon.
“Repugnante.” Alicia sacudió su cabeza. “Apenas repugnante.”
"E incorrecto.” Sam convino.
“Los perros ladran, la caravana pasa.” Bette encogió los hombros, dando a Shane el paso libre.
Shane vio la abertura y decidió darse un descanso. Despejó su garganta. “Señoras está bien, saben que no tengo ninguna naúsea de hablar de mi vida sexual, ¿pero no hemos perdido bastante tiempo. Podemos volver a esta cosa por favor?” Señaló al papel descuidado entre las cuatro.
Tres pares de ojos siguieron a lo que señalaba su dedo.
“¿Es éso?” La frente de Sam se arrugó mientras estudiaba los dibujos intrincados ante ella.
“Mm-hmm.” La morena cabeceó en la respuesta afirmativa.
Bette dejó sus notas de física a un lado y leyó silenciosamente lo que acababa de presentar Shane ante ellas. Debajo del diagrama estaba una guía paso a paso de la operación clandestina en conjunto de la que habían estado hablando por meses. Repasó el plan elaborado dentro de su cabeza y se imaginaba si era factible y seguro. Después de concluir que lo era, expresó en voz alta su opinión. “Me gusta todo, es fuerte y sólido. Buen trabajo.” Frunció sus labios en la aprobación.
“Tengo que convenir con Porter. Te luciste Shaney.” Alicia dio a la morena de cabello sucio una palmadita congratulatoria en la espalda por realizar un buen trabajo.
“¿Entonces continuamos?” La casanova de 4F preguntó a los otros miembros, una mueca emocionada en su cara.
“Sí.” Bette chascó su pluma para abrirla y firmó su nombre en la parte inferior del papel. “Tiene mi aprobación.”
“Y la mia.” Alicia tomó la pluma de la mano de Bette y estampó su firma al lado de la joven Porter.
“¿Sammy?” Shane dio vuelta a la muchacha silenciosa. Alicia resbaló la pluma a través de la mesa donde paró ante una Sam contemplativa.
Sam la cogió y la rodó entre sus dedos, vacilando un poco. Ella sabía que estaría consiguiendo mucho fuego antiaéreo por ésto ¿pero qué? El grupo necesitaba una voz de la razón. “¿Están seguras chicas que esto es una buena idea? ¿Qué si no permiten que nos graduemos debido a eso?”
Bette cepilló los miedos de su mejor amiga a un lado con una mofa ruidosa. “Por favor. Podríamos lanzar el coche de Kroll en la piscina de la escuela y todavía graduarnos sin problemas.”
“¡Oye, oye!” Alicia y Shane aplaudieron en el acuerdo.
“Pero”
“Deja de ser cobarde Samantha.”
“¡No lo soy! Solo estoy siendo cautelosa. ¿Qué si va nuestro plan al sur y alguien sale lastimado?”
“¡Woah!” Las tres corearon, mirando fijamente a Sam con los ojos abiertos de par en par.
“¿Qué?” Sam preguntó, mirando entre sus amigas. Levantó sus manos en defensa. “¡No es algo imposible!.”
“¡Deja de echarnos la sal!” Un gruñido amenazador vino de Bette. “¡Jodete Sam, golpea la madera!” Gruñó. Su mejor amiga confundida hizo como le dijo y golpeó en la mesa tres veces.
“Pero, yo apenas estaba…”
“¡Muerdete la lengua!” Shane siguió.
De nuevo, Sam obedeció diligente. Cuidadosa echó un vistazo en Alicia, sabiendo que le estaría diciendo que hiciera algo también.
Desafortunadamente para Sam, la rubia no la decepcionó.
“Sal al patio y da tres vueltas corriendo alrededor de la cafetería. Cuando lo hagas, gira en tu lugar por dos minutos después escupe
veinte veces en la tierra.”
“¡¿Qué?!”
“Si no lo haces, estarás salando básicamente todo el asunto.”
“¡Vamos, están siendo supersticiosas y paranoicas!” Sam dijo en protesta, sacudiendo violentamente su cabeza en la desaprobación. El golpear en la madera y morder su lengua estaba muy bien, ¿pero correr, girar y escupir? Claramente tonto y estúpido, de ninguna manera haría esas cosas.
Alicia dio a Bette una patada rápida debajo de la mesa. Su líder retrocedió pero captó el mensaje.
“Hazlo, somos tres contra una. No hagas que te ordenemos que corras alrededor del campus en ropa íntima Samantha.” Bette amenazó, manteniendo una cara seria.
“Pero”
“Desnuda, Samantha. Última oportunidad.” Su mejor amiga advirtió.
Con la cola entre sus piernas, Sam se levantó y arrastró sus pies a la salida.
Shane dio un pequeño codazo a Alicia mientras ella y Bette se levantaban y caminaron hacia la repisa. Se inclinaron contra la madera y miraron fuera de la ventana enorme, mirando a su amiga mientras que comenzaba a cumplir su castigo. “¿Correr, girar y escupir? No había oído de eso antes. ¿De dónde sacaste esa superstición?”
“Yo la hice” Alicia sonrió.
“Eres mala.”
“Enferma.” Bette cabeceó.
La respiración colectiva se enganchó en sus gargantas cuando Sam casi tropieza y cae de bruces en la tierra. Respiraron otra vez cuando su amiga crédula logró estabilizarse y reasumir su carrera.
“Pobre Sammy.”
“Sí.”
“Oh ya callense. Ustedes también están gozando de esto.”
Shane y Bette se rieron. “Lo estamos.”
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Sábado por la mañana. Apartamento de Kennard.
El padre y la hija se miraron en silencio cuidadoso. Ambas partes asustadas de pronunciar una sola palabra después de la gran revelación. La muchacha, especialmente, sentía como si una bomba enorme acabara de ser tirada en su regazo. ¿Qué sucedería ahora? Se miraron lentamente uno al otro y mordieron detrás un suspiro. La joven, sentándose en su cama, podía abrazar solamente su nutria de peluche a muerte - asustada de que si aflojaba su abrazo, podía ser que perdiera su calma también. Su padre por otra parte, inclinado detrás enfrente de ella en la pequeña mesa del estudio, poniendo en peligro el viejo mueble con su peso.
Ken miraba la pared detrás de ella, incapaz de sostener la mirada de Tina por más tiempo. Él sabía que sucedería esto. Conocía a su niña demasiado bien y había previsto desde hace días cómo reaccionaría a sus noticias. Ésa era una de las razones por las que esperó hasta el final de la semana de examenes antes de hablarle sobre esto. Sabía que ella lo tomaría gravemente.
Con los ojos cansados y privados de sueño, echó un vistazo en su reloj.
Demasiado tiempo había transcurrido desde que alguien había dicho la última palabra. En su angustia, él no podía incluso recordar quién era. Todas sus prácticas antes de esa charla fueron inútiles durante el momento crucial, su nerviosismo lo hacía tartamudear y tropezar como un idiota inepto. Por una vez, deseó haber nacido con la elocuencia y la capacidad de decir sus pensamientos sin sonar como un tonto como lo hizo hace un rato. Deseó gravemente poder hacerlo, pero incluso ahora, cuando se presentó la necesidad de hablar, solo pudo manejar decir una cosa.
“Entonces.”
Su hija levantó la vista pues él había roto la pared de silencio entre ellos.
Entonces. Inacabado. Colgante. Incompleto. Apenas como su conversación.
Tragando un terrón, Tina exhibió el mismo problema con la articulación que su viejo hombre.
“¿Entonces?” Ella repitió, su voz apenas sobre un susurro.
Ken se armó de valor. Esta era una conversación difícil, y se sentía incómodo con ella, pero era importante a tener. “¿Entonces qué piensas de esto?”
“Pienso.” Tina comenzó pero por otra parte paró. Ken vio un flash de amargura y molestia en sus ojos pardos. “No importa lo que pienso, porque al parecer, una decisión se ha tomado sin consultarnos a mí o a Bette.”
“Tina.” Ken suspiró exasperado. Su hija tenía a veces una tendencia a ver solamente lo que ella quería ver. Y desafortunadamente para él, éste era uno de esos días. “Lo tienes todo mal. Presenté opciones. Opciones. Decisiones no concretas. Fue petición, no un hecho.”
“Pero,”
“Escuchame por un minuto.” Ken la interrumpió con una onda de su mano. “Es siempre agradable tener una opción. Abre muchas oportunidades para ti.” Dijo suavemente en un esfuerzo por continuar. “Incluso si tienes que elegir solamente entre dos, o doscientos, o dos mil, no importa. Porque al final, elegirás solamente una y es tu decisión la que contará.”
La adolescente miraba lejos. Podía oír la desesperación en su voz. Esto era duro para ambos. Ella podría tomar la trayectoria interesada y aferrarse a su cólera, o podía hacerlo fácil para ambos y escucharlo. Aunque ella sabía que podría hacer la parte de la adolescente angustiada, muy bien, pero encontraba cada vez más duro continuar la fachada. Entonces al final, cedió a lo que le decía su corazón que era la cosa correcta. “Qué. ¿cuáles son mis opciones otra vez?” Accedió.
Una pequeña sonrisa apareció en la cara de Ken. Finalmente, había un cierto progreso. Profundamente en su interior, agradeció a su hija por dar el paso enorme y difícil sin poner encima mucha lucha. Ella comenzaba realmente a madurar. “La opción uno,” comenzó, levantando encima un dedo. “Tu vas a USC o cualquier otra escuela, Porter te prestará un avión privado o un coche o un barco en cualquier momento que lo necesites. Él también está ofreciendo llevar sobre sus hombros las cuentas de teléfono, cuentas de la computadora y cualquier cosa que implique el comunicarte con Bette.” Levantó un segundo dedo. “La opción dos, vas a Yale, Porter patrocinará tu educación y llevará en hombros todos sus gastos - desde alquiler hasta personales. También está ofreciendo el uso de su jet así podríamos visitarnos en cualquier momento que queramos.”
“¿Y todo esto implica.?” Tina hostigó. Ella sabía lo que él - y Melvin – querían hacer. Su padre ya le había dicho una buena parte hace un rato. Quizá quería torturarse otra vez pidiendo que se lo repitiera.
Ken ajustó sus hombros y encontró su mirada fija. “Hablar con Bette sobre ir a Yale.”
“¿Conmigo o sin?”
“Sí.” El Kennard más viejo cabeceó. “Solamente que esa parte es toda tuya. Si tu quieres acompañarla allí o no.”
“Entonces básicamente, todo hierve sobre Yale y USC otra vez.” Tina suspiró. Levantó sus piernas del lado de la cama y las abrazó cerca de su cuerpo - intercalando a Oliverio la nutria mientras tanto. Pensó que la charla en conjunto con Bette en el jardín botánico había aclarado cosas. Al parecer no. “¿Esas son mis únicas opciones?”
“No,” sacudió su cabeza. “Hay otra. La opción tres, tu y Bette van a USC juntas según lo previsto originalmente. Quedándote aquí o mudandote a un nuevo lugar cerca de la escuela, gastaré quizá bastante dinero para comprarte un nuevo coche.”
“¿Y…?” Tina surcó su frente confundida. “¿Eso es todo? ¿Tu y su papá no nos pararán?”
“No, tendrán nuestro apoyo total, lo prometo.” Él dijo serio. “No quiero que pienses que estamos intentando acorralarte en una esquina. Lo que decidas, lo respetaremos.”
“¿Estás hablando por Melvin también?”
Ken encogió los hombros. “No estaría hablando contigo sobre todo esto si no creyera por un minuto que él era sincero en todas sus palabras y promesas. Cariño, eres mi prioridad número uno, si no pensara que es bueno para ti, incluso no lo consideraría.”
Tina suspiró y movió una mano a través de su pelo. Si era posible, las cosas se complicaban aún más para ella. Cepilló lentamente la pelusa no existente de sus pants y miró al hombre enorme con los ojos tristes. “Papá, ¿piensas que Bette debe ir a Yale?”
Ken se levantó lentamente de la mesa y se sentó al lado de su hija reservada. Suspiró, ella se miraba así de perdida. “Sabes, me encuentro últimamente leyendo la sección de negocios de Los Angeles Time.”
Tina lo miraba con un ceño fruncido. “Te saltas siempre eso, te zambulles siempre directo a los deportes y a la sección de sociales.”
“Sé.” Ken se rió entre dientes ligeramente. Él tenía paciencia cero para la política y los negocios. Nunca entendió cualquiera de ellos. “Pero desde que hablé con Porter la semana pasada y oí sus preocupaciones por Bette, comencé a leer cualquier cosa que mencionara el PGC. ¿Sabes que tuvieron que despedir a casi mil empleados apenas para compensar las pérdidas durante los últimos meses?”
“Oí a Bette hablar de eso el otro día.” Tina cabeceó lentamente, exprimiendo su animal de peluche. Su novia intentó minimizarlo, pero ella sabía que la incomodó mucho.
“Todavía se están colocando, pero la compañía ha sido golpeada duramente por la crisis económica. Esos economistas piensan que puede ser que tarde un cierto tiempo antes de que se recupere totalmente. Un poco tambaleante e inestable, ese es el estado en que el PGC puede estar cuando Bette lo herede en algunos años.”
Eso no sonaba realmente bien. Realmente, sonaba tremendo. Tina masticó en su labio más bajo, sintiendose repentinamente ansiosa por su amor. “Así pues, ¿estás diciendo que convienes con Melvin?”
“Sí, ahora veo realmente su punto. Entiendo porqué Bette necesita ir a Yale. No sólo la prepararán mejor allá, sino que podrá hacer conexiones útiles también.”
“Mm-hmm.” Tina murmuró suavemente, una mirada lejana en su cara. Ella sabía que él tenía un punto, y comenzaba a reconocer que sus discusiones y temores tenían base.
“¿Tina?” Ken habló después de más de algunos minutos de silencio relativo. Siguió su línea de visión y vio que miraba fijamente la carta de aceptación de USC fijada en su tablero de corcho y las que estaban a la derecha de Yale, de Princeton y de Columbia.
“¿Sí?”
“Cariño, ¿porqué estás tan asustada?”
Tina presionó sus labios a la cabeza linda de Oliverio y contestó en la voz más minúscula, su respuesta amortiguada por el juguete. “Porque puedo terminar eligiendo la incorrecta.”
El hombre colocó un brazo confortante alrededor del hombro de su niño y exprimió suavemente a la muchacha. “Tina, si piensas así, terminarás amargada y llena de pesares a largo plazo. No decidas usar solo esto.” Golpeó ligeramente el lado de su frente. “Escucha éste también.” Señaló a su pecho. “Piensa en tus opciones, decide cuál es la mejor para ti, aferrate a ella y no mires detrás.” Él besó su cabeza cariñosamente.
“Papá gracias.” Tina manejó una sonrisa débil, su mente repasaba las cosas que él acababa de decir.
“No te precipites. Solo...” Ken suspiró mientras se levantaba y se encaminaba a la puerta. “Piensa con calma en esto, ¿de acuerdo?” Dijo suavemente cuando dejó a Tina sola con sus pensamientos.
Dios, que fue agotador. Para ambos. Levantando una mano a su frente, se acomodó en su cama, metiéndose bajo cubiertas para intentar empaparse en su calor. Se sentía tan fría y sola.
Un rato más adelante, un golpe suave se repitió en la puerta. Tina cerró sus ojos cuando oyó que se abría y continuó de esa manera cuando sintió un desplazamiento al otro lado de su pequeña cama. Sabía quien era su visitante, y no tenía ninguna intención de darle la cara - solamente de ocultarle las lágrimas silenciosas que se escurrían por sus mejillas, empapando su almohadilla.
La manta fue levantada lentamente y un cuerpo caliente se deslizó más cerca y se presionó contra ella por detrás. “¿Te quedas conmigo?” Tina susurró.
“Seguro.”
Cerró los ojos y retuvo un sollozo mientras sentía un par de labios suaves besar ligeramente su hombro.
Tina exhaló y se estabilizó lentamente. “¿Me sostienes?”
Bette sonrió y se acurrucó incluso más cerca, envolviendo sus brazos protectores alrededor de la rubia. “Siempre que quieras, bebé.”
Siempre que quieras.
Academia de Redwind, cafetería. El último día de exámenes.
“Bueno bueno bueno, como vivo y respiro.” Sam exclamó con una mueca enorme mientras ella y Shane subían las escaleras al dominio de 4F en la segunda planta del comedor ocupado. Ella codeó a su compañera. “Shane, ¿o mis ojos me engañan, o es esa Bette Porter la que se sienta en nuestra mesa?”
“Mierda, debe haber algo mal con nuestros ojos porque estoy viendo exactamente la misma cosa.” Shane hizo una demostración de frotar sus ojos y parpadeó numerosamente, como si intentara sacudirse libremente de ver una ilusión.
En vez de recibir una contestación ingeniosa del blanco de sus comentarios burlones, fueron envueltas con silencio. Las dos se encaminaron a sus sillas acostumbradas, confundidas levemente en cuanto a porqué su líder normalmente pertinaz no hacía caso de ellas. Buscando las respuestas, dieron vuelta a la rubia que se sentaba enfrente de Bette, esperando que ella pudiera vertir cierta luz en el asunto.
“¿Donde está Tina?” Sam preguntó mientras tomaba su lugar al lado de la morena reservada. Era extraño ver a Bette sin Tina a su lado. Realmente, era extraño ver a Bette – en estos dias. Desde que la semana de examenes comenzó, su mejor amiga y su novia habían estado pasando su hora del almuerzo estudiando juntas. Se hicieron ojo de hormiga, apenas asomando a sus amigas toda la semana.
“Kennard en la biblioteca, estudiando con Jenny y Dana.” Alicia contestó por Bette, que estaba preocupada también con sus notas de física para reconocer la llegada de sus amigas.
“¿Porqué no están ustedes dos con ellas?” Shane preguntó.
Los lados de los labios de Bette se crisparon en la pregunta inocente, pero con excepción de esa reacción sutil, ella seguía estando silenciosa.
Alicia encogió los hombros, mordiscando en un pedazo de apio del plato de aperitivos ante ellas. “Porter y yo conseguimos ser lanzadas del mini grupo de estudio, dijeron que éramos demasiado ruidosas y las distraíamos.”
Bette apartó su mirada de su cuaderno y arqueó momentáneamente una ceja en la rubia.
Alicia tosió.
“Bien, fui la persona que hizo todo el jaleo.” Alicia admitió con un suspiro. “Porter es justamente culpable por asociación.” Absolvió a la morena.
Shane y Sam se rieron entre dientes ante la mirada constipada de la cara de Al.
Rechazando acompañarlas en su alegría, Bette volvió a sus notas, mascullando una maldición debajo de su respiración. Si ella no podía estar con Tina, a fuerzas tenía que mantener su mente ocupada con la física aburrida.
Las palabras de tomadura de pelo dieron vuelta rápidamente en burla ruidosa entre las otras tres. Esto continuó por algunos buenos minutos antes de que su sparring verbal astuto y los insultos divertidos fueran interrumpidos por los meseros que traían su almuerzo. Mientras comían sus alimentos, Sam empujó suavemente a Bette.
“¿Porqué no comes?”
Bette dio un peuqeño encogimiento y le demostró sus notas a Sam. Ella comería algo después, fue su mensaje tácito.
“Dicen que el examen de física es un asesino, así que debes comer algo antes de tomarlo. Podrás concentrarte mejor sin tu estómago quejándose durante la hora de la prueba.”
La hija única de Melvin desechó el consejo bienintencionado de su mejor amiga con otro encogimiento. No interesada.
“Bien, hazlo como quieras.” Sam desistió y volvió a gozar de su plato de comida.
Shane, que miraba la interacción en silencio, limpió su boca con una servilleta antes de hablar. “Bette, ¿porqué necesitas repasar? Puedes pasar la materia sin abrir un libro o escuchar en clase.”
Bette solo sonrió notoriamente en la jugadora, no sintiendo ninguna necesidad de explicarse.
“Ella quiere arrasar y graduarse con honores.” Sam contestó por ella.
“Pero”
“Porque diferente a ti asno gordo, Bette tiene una ambición.” Alicia precisó burlona.
“¡No es verdad! Tengo sueños, y metas, y planes, y”
“Odio romper tus ilusiones Shaney, pero acostarte con las mujeres calientes de los 193 países del mundo no es lo que llamaría cualquier persona una ambición.”
Shane frunció el ceño y sacó la lengua. “No estoy planeando dormir con todas, apenas una de cada uno.” Se defendió.
“Me sorprenden.” Sam miraba a Alicia en temor.
“¿Porque tengo razón?” Preguntó la rubia, presumiendo.
“No es por eso Al.” Sam rodó sus ojos. “Solo me sorprende que sepas cuántos países hay en el mundo.”
Alicia encogió los hombros ante la minimización del elogio. “El ser naturalmente inquisitivo tiene sus gratificaciones.”
“Realmente,” Bette se integró a la conversación, hablando por primera vez. Ella nunca podía oponerse a cosas como esta, amaba las curiosidades. “Si cuentan los estados que no tienen un gobierno constante, el número de países va de 210 a 230.” Dijo práctica.
Shane hizo una cara. “¡Jesucristo! ¿Cómo puedes ser tan nerd?”
“Prefiero los términos instruida y bien informada.” Bette dijo arrogante, enterrando su cabeza una vez más en sus notas.
“Nerd.” Shane sonrió.
“Friki.” Alicia susurró.
“Boba.” Sam tosió.
Bette frunció el ceño, silenciando a sus amigas con una mirada.
“Elegante.” Shane retrocedió.
“Inteligente.” Alicia agregó.
“Brillante.” Sam continuó.
“Lameculos.” Bette rodó sus ojos mientras sus amigas explotaban en risa sentida.
“Esperen un minuto, volvamos a lo que hablábamos hace un rato.” Shane se inclinó ocasional detrás contra su asiento y cruzó sus piernas. “Dios, odio la física pero mirenme, estoy a punto de graduarme de la High School con una A en ese tema.”
Alicia rodó sus ojos y exhaló en voz alta, subestimando la afirmación de Shane. “Que es porque tuviste un rato de buena suerte con esa joven – a la cual sucede que seduciste haciendole una oferta durante su primera semana en la escuela.”
“Hey, ella se sentía nerviosa y ansiosa en la escuela, solo intenté ayudarle y hacer la sentir bienvenida . Solo eso”
“¿Acoso sexual?” Alicia regañó.
“Favor sexual. Eso es diferente.” Shane aclaró.
“Que es igual aquí y en China.”
“No en mi libro.”
“Mujerzuela.”
“Hipócrita.”
“¿Yo? ¡¿Una hipócrita?!”
“Sí.” Shane cabeceó. “No pienses que no sé que le diste un reloj a Philip Stein solo para pasar física.”
“Que fue un regalo.” Alicia replicó.
“Soborno.”
“¡Regalo! Fue dado de buena voluntad y en señal de amistad.”
“Sí correcto.”
Sam criticó mordazmente en la mesa, interrumpiendo a sus amigas en disputa. “Punto final. Ambas son culpables como el infierno.” Reprendió a las dos. Vio que Alicia estaba a punto de hablar así que levantó una mano para silenciarla. “No más.” Advirtió.
“Bueno.” Alicia se quejó, cediendo ante la pacificadora.
Para el momento en que el postre fuera servido, la burla tranquila había vuelto a la mesa.
“Dios,” Alicia gimió un rato más adelante, su boca desbordaba con el pastel de queso de arándano. Dio vuelta a Shane. “¿Me veo gorda? Me siento tan hinchada.”
“No realmente.” Shane continuó con la rubia. “¿Época del mes?”
“No. Mi período atrasado.”
“¿Quizá estás embarazada?”
Alicia solo dio a Shane una mirada. “No he tenido sexo muchacho-muchacha en meses.” Siguió enfurruñada. “O sexo muchacha-muchacha para esa materia.” Masculló en voz baja, enfadada totalmente. Se odió por frustrarse cada vez que estaba a punto de hacerle el amor con Dana. La ansiedad la mataba, suspiró amargamente, nunca se había imaginado que ser la primera vez de alguien le causaría tanta presión.
“¡Lo sabía!” Bette cortó los pensamientos de Alicia, sacando a la rubia de su ensueño.
Alicia levantó su cabeza y miró a la líder de 4F. “¿Sabías que?”
“¡Sabía que eras un monstruo!”
“¡¿Disculpame?!” La voz de Alicia fue aumentando, acompañado por sus cejas.
“Quiero decir, puesto que sigues siendo absolutamente célibe y no pienso que el concepto inmaculado se aplicaría nunca a ti - a menos que fueras el niño del diablo - entonces debes tener descargas de esperma en tus dedos o algo asi.” Exclamó absolutamente en voz alta, almacenando la atención de las estudiantes y algunas risitas contenidas de sus amigas - a excepción de una Alicia alterada. Bette tomó la mano de la rubia en la suya e hizo una demostración de estudiar sus dedos. “¿Entonces quién es el padre?” Habló a los dígitos.
“¡Perra!” Alicia arrebató su mano lejos. Bette rió en voz alta - su primera desde que la habian corrido de la biblioteca. “Porter seguro, ahora ríes pero-mmbbff.”
Shane afianzó con abrazadera la boca de la rubia habladora para parar a Alicia de contestar. “Tanto como odio interrumpir lo que estoy segura sería una reaparición lista de Al, creo que tenemos cosas más importantes que discutir.” Miró rápidamente alrededor de ella – vigilando chismosas potenciales. Lo que estaba a punto de divulgar era altamente confidencial, un producto de tres semanas de planeamiento delicado y trabajo duro. Sobre ver que la costa estuviera clara, sacó un papel doblado dentro de su chaqueta y lo extendió en el centro de la mesa. Soltó a la rubia.
“¡Gaaaaaaaah!” Alicia jaló aire, su pecho se levantaba hacia arriba y hacia abajo mientras codiciosa aspiraba el aire. “¡¿Joder, porqué hueles tan feo cobarde?!”
Shane se congeló, todas voltearon a ver su cara.
El silencio descendió sobre la mesa mientras cada una miraba curiosamente en ella, olvidando todo sobre el papel.
Tardó otro segundo antes de que todo cayera en lugar.
“¡Mierda de la mierda santa.!” Alicia chilló, aterrada totalmente. “¡Ewwwwwww! ¡¿Quién?!”
Shane masticó la punta de su pulgar y masculló débil. “Cheryl.”
“¿La muchacha del club de la semana pasada?”
“Sí.”
“¿Estuviste con ella anoche?”
Shane cabeceó. “Y esta mañana.”
Alicia exhaló en voz alta, un poco exasperada. Ella odiaba a las vagas. “¿E incluso no te tallaste bien las manos?”
“Lo hice.”
“¿Entonces porqué todavía está ella allí?” Ella señaló a las manos cerradas de su amiga con sus ojos.
Shane suspiró, una mirada de derrotada se dibujó en sus jovenes facciones. Frotó su nariz, pareciendose a una niña a la que le están dando una reprimenda por ser traviesa. “No puedo quitarmelo. He intentado todo pero es demasiado penetrante. Simplemente no se va, se aferra como una perra en calor.”
Bette resopló y Sam casi estranguló su bebida.
“¿A qué huele ella? ¿Atún maloliente?” Bette no pudo dejar de preguntar. Se rió entre dientes, mirando a Alicia rociar su pañuelo con perfume y frotar su cara con el.
“Peor.” Se quejó la rubia, dando a Shane una mirada lamentable. “Huele como una rata muerta.”
“Ewwwwwwwwwwwwwwww…” Bette y Sam hicieron una cara de disgusto.
Shane sonrió débil, mortificada ante la vuelta repentina en la conversación. ¿Porqué puñetas había tenido que acercar su mano a la cara de Alicia?
“¿Y vas a verla hasta el domingo?”
“Sí, como de costumbre.” Ningún sentido en desviar la norma cuando era ya viernes.
“¡Mierda! Si fuera tu, con un simple olorcillo correría sabiamente lejos. La muchacha puede tener un estándar” Alicia se estremeció.
“No, ella es limpia. Apenas huele mal.” Shane dijo tranquilamente, aunque hundiéndose más profundamente en su silla.
“¿Mal? ¡Ella hace que el olor del tanque séptico huela a rosas!” La rubia arrugó su nariz en hastío.
Sam miraba a su amiga en temor. No podía imaginarse en los zapatos de Shane. Ella no tenía nada contra el sexo caliente y sucio , pero esa muchacha Cheryl sonaba realmente sucia, y no de una buena manera. Más bién repugnante entonces. “¿Cómo le haces? Cómo tienes sexo con ella?”
“Intento respirar lo menos posible.” Shane encogió los hombros.
“¿Y eso ayuda?”
“No.”
La respuesta confundió a la heredera. “Si ése es el caso, ¿porqué no la has dejado todavía?”
Shane hizo muecas traviesa. Dejando el olor de su cuerpo a un lado, su pasatiempo actual de la semana era malditamente buena en la cama y lo más importante. “Ella tiene grandes tetas.” Dijo con la más grande de sus sonrisas.
Bette rió antes de tomar un sorbo sano de su té de jazmín. “No puedo discutir con eso.” Topó los puños con Shane.
Alicia y Sam ambas parpadearon.
“Repugnante.” Alicia sacudió su cabeza. “Apenas repugnante.”
"E incorrecto.” Sam convino.
“Los perros ladran, la caravana pasa.” Bette encogió los hombros, dando a Shane el paso libre.
Shane vio la abertura y decidió darse un descanso. Despejó su garganta. “Señoras está bien, saben que no tengo ninguna naúsea de hablar de mi vida sexual, ¿pero no hemos perdido bastante tiempo. Podemos volver a esta cosa por favor?” Señaló al papel descuidado entre las cuatro.
Tres pares de ojos siguieron a lo que señalaba su dedo.
“¿Es éso?” La frente de Sam se arrugó mientras estudiaba los dibujos intrincados ante ella.
“Mm-hmm.” La morena cabeceó en la respuesta afirmativa.
Bette dejó sus notas de física a un lado y leyó silenciosamente lo que acababa de presentar Shane ante ellas. Debajo del diagrama estaba una guía paso a paso de la operación clandestina en conjunto de la que habían estado hablando por meses. Repasó el plan elaborado dentro de su cabeza y se imaginaba si era factible y seguro. Después de concluir que lo era, expresó en voz alta su opinión. “Me gusta todo, es fuerte y sólido. Buen trabajo.” Frunció sus labios en la aprobación.
“Tengo que convenir con Porter. Te luciste Shaney.” Alicia dio a la morena de cabello sucio una palmadita congratulatoria en la espalda por realizar un buen trabajo.
“¿Entonces continuamos?” La casanova de 4F preguntó a los otros miembros, una mueca emocionada en su cara.
“Sí.” Bette chascó su pluma para abrirla y firmó su nombre en la parte inferior del papel. “Tiene mi aprobación.”
“Y la mia.” Alicia tomó la pluma de la mano de Bette y estampó su firma al lado de la joven Porter.
“¿Sammy?” Shane dio vuelta a la muchacha silenciosa. Alicia resbaló la pluma a través de la mesa donde paró ante una Sam contemplativa.
Sam la cogió y la rodó entre sus dedos, vacilando un poco. Ella sabía que estaría consiguiendo mucho fuego antiaéreo por ésto ¿pero qué? El grupo necesitaba una voz de la razón. “¿Están seguras chicas que esto es una buena idea? ¿Qué si no permiten que nos graduemos debido a eso?”
Bette cepilló los miedos de su mejor amiga a un lado con una mofa ruidosa. “Por favor. Podríamos lanzar el coche de Kroll en la piscina de la escuela y todavía graduarnos sin problemas.”
“¡Oye, oye!” Alicia y Shane aplaudieron en el acuerdo.
“Pero”
“Deja de ser cobarde Samantha.”
“¡No lo soy! Solo estoy siendo cautelosa. ¿Qué si va nuestro plan al sur y alguien sale lastimado?”
“¡Woah!” Las tres corearon, mirando fijamente a Sam con los ojos abiertos de par en par.
“¿Qué?” Sam preguntó, mirando entre sus amigas. Levantó sus manos en defensa. “¡No es algo imposible!.”
“¡Deja de echarnos la sal!” Un gruñido amenazador vino de Bette. “¡Jodete Sam, golpea la madera!” Gruñó. Su mejor amiga confundida hizo como le dijo y golpeó en la mesa tres veces.
“Pero, yo apenas estaba…”
“¡Muerdete la lengua!” Shane siguió.
De nuevo, Sam obedeció diligente. Cuidadosa echó un vistazo en Alicia, sabiendo que le estaría diciendo que hiciera algo también.
Desafortunadamente para Sam, la rubia no la decepcionó.
“Sal al patio y da tres vueltas corriendo alrededor de la cafetería. Cuando lo hagas, gira en tu lugar por dos minutos después escupe
veinte veces en la tierra.”
“¡¿Qué?!”
“Si no lo haces, estarás salando básicamente todo el asunto.”
“¡Vamos, están siendo supersticiosas y paranoicas!” Sam dijo en protesta, sacudiendo violentamente su cabeza en la desaprobación. El golpear en la madera y morder su lengua estaba muy bien, ¿pero correr, girar y escupir? Claramente tonto y estúpido, de ninguna manera haría esas cosas.
Alicia dio a Bette una patada rápida debajo de la mesa. Su líder retrocedió pero captó el mensaje.
“Hazlo, somos tres contra una. No hagas que te ordenemos que corras alrededor del campus en ropa íntima Samantha.” Bette amenazó, manteniendo una cara seria.
“Pero”
“Desnuda, Samantha. Última oportunidad.” Su mejor amiga advirtió.
Con la cola entre sus piernas, Sam se levantó y arrastró sus pies a la salida.
Shane dio un pequeño codazo a Alicia mientras ella y Bette se levantaban y caminaron hacia la repisa. Se inclinaron contra la madera y miraron fuera de la ventana enorme, mirando a su amiga mientras que comenzaba a cumplir su castigo. “¿Correr, girar y escupir? No había oído de eso antes. ¿De dónde sacaste esa superstición?”
“Yo la hice” Alicia sonrió.
“Eres mala.”
“Enferma.” Bette cabeceó.
La respiración colectiva se enganchó en sus gargantas cuando Sam casi tropieza y cae de bruces en la tierra. Respiraron otra vez cuando su amiga crédula logró estabilizarse y reasumir su carrera.
“Pobre Sammy.”
“Sí.”
“Oh ya callense. Ustedes también están gozando de esto.”
Shane y Bette se rieron. “Lo estamos.”
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Sábado por la mañana. Apartamento de Kennard.
El padre y la hija se miraron en silencio cuidadoso. Ambas partes asustadas de pronunciar una sola palabra después de la gran revelación. La muchacha, especialmente, sentía como si una bomba enorme acabara de ser tirada en su regazo. ¿Qué sucedería ahora? Se miraron lentamente uno al otro y mordieron detrás un suspiro. La joven, sentándose en su cama, podía abrazar solamente su nutria de peluche a muerte - asustada de que si aflojaba su abrazo, podía ser que perdiera su calma también. Su padre por otra parte, inclinado detrás enfrente de ella en la pequeña mesa del estudio, poniendo en peligro el viejo mueble con su peso.
Ken miraba la pared detrás de ella, incapaz de sostener la mirada de Tina por más tiempo. Él sabía que sucedería esto. Conocía a su niña demasiado bien y había previsto desde hace días cómo reaccionaría a sus noticias. Ésa era una de las razones por las que esperó hasta el final de la semana de examenes antes de hablarle sobre esto. Sabía que ella lo tomaría gravemente.
Con los ojos cansados y privados de sueño, echó un vistazo en su reloj.
Demasiado tiempo había transcurrido desde que alguien había dicho la última palabra. En su angustia, él no podía incluso recordar quién era. Todas sus prácticas antes de esa charla fueron inútiles durante el momento crucial, su nerviosismo lo hacía tartamudear y tropezar como un idiota inepto. Por una vez, deseó haber nacido con la elocuencia y la capacidad de decir sus pensamientos sin sonar como un tonto como lo hizo hace un rato. Deseó gravemente poder hacerlo, pero incluso ahora, cuando se presentó la necesidad de hablar, solo pudo manejar decir una cosa.
“Entonces.”
Su hija levantó la vista pues él había roto la pared de silencio entre ellos.
Entonces. Inacabado. Colgante. Incompleto. Apenas como su conversación.
Tragando un terrón, Tina exhibió el mismo problema con la articulación que su viejo hombre.
“¿Entonces?” Ella repitió, su voz apenas sobre un susurro.
Ken se armó de valor. Esta era una conversación difícil, y se sentía incómodo con ella, pero era importante a tener. “¿Entonces qué piensas de esto?”
“Pienso.” Tina comenzó pero por otra parte paró. Ken vio un flash de amargura y molestia en sus ojos pardos. “No importa lo que pienso, porque al parecer, una decisión se ha tomado sin consultarnos a mí o a Bette.”
“Tina.” Ken suspiró exasperado. Su hija tenía a veces una tendencia a ver solamente lo que ella quería ver. Y desafortunadamente para él, éste era uno de esos días. “Lo tienes todo mal. Presenté opciones. Opciones. Decisiones no concretas. Fue petición, no un hecho.”
“Pero,”
“Escuchame por un minuto.” Ken la interrumpió con una onda de su mano. “Es siempre agradable tener una opción. Abre muchas oportunidades para ti.” Dijo suavemente en un esfuerzo por continuar. “Incluso si tienes que elegir solamente entre dos, o doscientos, o dos mil, no importa. Porque al final, elegirás solamente una y es tu decisión la que contará.”
La adolescente miraba lejos. Podía oír la desesperación en su voz. Esto era duro para ambos. Ella podría tomar la trayectoria interesada y aferrarse a su cólera, o podía hacerlo fácil para ambos y escucharlo. Aunque ella sabía que podría hacer la parte de la adolescente angustiada, muy bien, pero encontraba cada vez más duro continuar la fachada. Entonces al final, cedió a lo que le decía su corazón que era la cosa correcta. “Qué. ¿cuáles son mis opciones otra vez?” Accedió.
Una pequeña sonrisa apareció en la cara de Ken. Finalmente, había un cierto progreso. Profundamente en su interior, agradeció a su hija por dar el paso enorme y difícil sin poner encima mucha lucha. Ella comenzaba realmente a madurar. “La opción uno,” comenzó, levantando encima un dedo. “Tu vas a USC o cualquier otra escuela, Porter te prestará un avión privado o un coche o un barco en cualquier momento que lo necesites. Él también está ofreciendo llevar sobre sus hombros las cuentas de teléfono, cuentas de la computadora y cualquier cosa que implique el comunicarte con Bette.” Levantó un segundo dedo. “La opción dos, vas a Yale, Porter patrocinará tu educación y llevará en hombros todos sus gastos - desde alquiler hasta personales. También está ofreciendo el uso de su jet así podríamos visitarnos en cualquier momento que queramos.”
“¿Y todo esto implica.?” Tina hostigó. Ella sabía lo que él - y Melvin – querían hacer. Su padre ya le había dicho una buena parte hace un rato. Quizá quería torturarse otra vez pidiendo que se lo repitiera.
Ken ajustó sus hombros y encontró su mirada fija. “Hablar con Bette sobre ir a Yale.”
“¿Conmigo o sin?”
“Sí.” El Kennard más viejo cabeceó. “Solamente que esa parte es toda tuya. Si tu quieres acompañarla allí o no.”
“Entonces básicamente, todo hierve sobre Yale y USC otra vez.” Tina suspiró. Levantó sus piernas del lado de la cama y las abrazó cerca de su cuerpo - intercalando a Oliverio la nutria mientras tanto. Pensó que la charla en conjunto con Bette en el jardín botánico había aclarado cosas. Al parecer no. “¿Esas son mis únicas opciones?”
“No,” sacudió su cabeza. “Hay otra. La opción tres, tu y Bette van a USC juntas según lo previsto originalmente. Quedándote aquí o mudandote a un nuevo lugar cerca de la escuela, gastaré quizá bastante dinero para comprarte un nuevo coche.”
“¿Y…?” Tina surcó su frente confundida. “¿Eso es todo? ¿Tu y su papá no nos pararán?”
“No, tendrán nuestro apoyo total, lo prometo.” Él dijo serio. “No quiero que pienses que estamos intentando acorralarte en una esquina. Lo que decidas, lo respetaremos.”
“¿Estás hablando por Melvin también?”
Ken encogió los hombros. “No estaría hablando contigo sobre todo esto si no creyera por un minuto que él era sincero en todas sus palabras y promesas. Cariño, eres mi prioridad número uno, si no pensara que es bueno para ti, incluso no lo consideraría.”
Tina suspiró y movió una mano a través de su pelo. Si era posible, las cosas se complicaban aún más para ella. Cepilló lentamente la pelusa no existente de sus pants y miró al hombre enorme con los ojos tristes. “Papá, ¿piensas que Bette debe ir a Yale?”
Ken se levantó lentamente de la mesa y se sentó al lado de su hija reservada. Suspiró, ella se miraba así de perdida. “Sabes, me encuentro últimamente leyendo la sección de negocios de Los Angeles Time.”
Tina lo miraba con un ceño fruncido. “Te saltas siempre eso, te zambulles siempre directo a los deportes y a la sección de sociales.”
“Sé.” Ken se rió entre dientes ligeramente. Él tenía paciencia cero para la política y los negocios. Nunca entendió cualquiera de ellos. “Pero desde que hablé con Porter la semana pasada y oí sus preocupaciones por Bette, comencé a leer cualquier cosa que mencionara el PGC. ¿Sabes que tuvieron que despedir a casi mil empleados apenas para compensar las pérdidas durante los últimos meses?”
“Oí a Bette hablar de eso el otro día.” Tina cabeceó lentamente, exprimiendo su animal de peluche. Su novia intentó minimizarlo, pero ella sabía que la incomodó mucho.
“Todavía se están colocando, pero la compañía ha sido golpeada duramente por la crisis económica. Esos economistas piensan que puede ser que tarde un cierto tiempo antes de que se recupere totalmente. Un poco tambaleante e inestable, ese es el estado en que el PGC puede estar cuando Bette lo herede en algunos años.”
Eso no sonaba realmente bien. Realmente, sonaba tremendo. Tina masticó en su labio más bajo, sintiendose repentinamente ansiosa por su amor. “Así pues, ¿estás diciendo que convienes con Melvin?”
“Sí, ahora veo realmente su punto. Entiendo porqué Bette necesita ir a Yale. No sólo la prepararán mejor allá, sino que podrá hacer conexiones útiles también.”
“Mm-hmm.” Tina murmuró suavemente, una mirada lejana en su cara. Ella sabía que él tenía un punto, y comenzaba a reconocer que sus discusiones y temores tenían base.
“¿Tina?” Ken habló después de más de algunos minutos de silencio relativo. Siguió su línea de visión y vio que miraba fijamente la carta de aceptación de USC fijada en su tablero de corcho y las que estaban a la derecha de Yale, de Princeton y de Columbia.
“¿Sí?”
“Cariño, ¿porqué estás tan asustada?”
Tina presionó sus labios a la cabeza linda de Oliverio y contestó en la voz más minúscula, su respuesta amortiguada por el juguete. “Porque puedo terminar eligiendo la incorrecta.”
El hombre colocó un brazo confortante alrededor del hombro de su niño y exprimió suavemente a la muchacha. “Tina, si piensas así, terminarás amargada y llena de pesares a largo plazo. No decidas usar solo esto.” Golpeó ligeramente el lado de su frente. “Escucha éste también.” Señaló a su pecho. “Piensa en tus opciones, decide cuál es la mejor para ti, aferrate a ella y no mires detrás.” Él besó su cabeza cariñosamente.
“Papá gracias.” Tina manejó una sonrisa débil, su mente repasaba las cosas que él acababa de decir.
“No te precipites. Solo...” Ken suspiró mientras se levantaba y se encaminaba a la puerta. “Piensa con calma en esto, ¿de acuerdo?” Dijo suavemente cuando dejó a Tina sola con sus pensamientos.
Dios, que fue agotador. Para ambos. Levantando una mano a su frente, se acomodó en su cama, metiéndose bajo cubiertas para intentar empaparse en su calor. Se sentía tan fría y sola.
Un rato más adelante, un golpe suave se repitió en la puerta. Tina cerró sus ojos cuando oyó que se abría y continuó de esa manera cuando sintió un desplazamiento al otro lado de su pequeña cama. Sabía quien era su visitante, y no tenía ninguna intención de darle la cara - solamente de ocultarle las lágrimas silenciosas que se escurrían por sus mejillas, empapando su almohadilla.
La manta fue levantada lentamente y un cuerpo caliente se deslizó más cerca y se presionó contra ella por detrás. “¿Te quedas conmigo?” Tina susurró.
“Seguro.”
Cerró los ojos y retuvo un sollozo mientras sentía un par de labios suaves besar ligeramente su hombro.
Tina exhaló y se estabilizó lentamente. “¿Me sostienes?”
Bette sonrió y se acurrucó incluso más cerca, envolviendo sus brazos protectores alrededor de la rubia. “Siempre que quieras, bebé.”
Siempre que quieras.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
Ceremonia de graduación.
El aire era pesado pues los estudiantes emocionados y sus padres orgullosos dejaron en desorden el patio que conducía al anfiteatro. En todo alrededor, las voces felices llenaron el espacio de los chillidos eufóricos resonando de vez en cuando. Los abrazos acostumbrados entre las amigas y las compañeras de clase de mucho tiempo fueron intercambiados tan bien como las lágrimas agridulces. Vestidas en togas azul marino con las borlas amarillas para representar los colores de la academia de Redwind, la mayoría de estudiantes cambiaban vertiginosamente de puesto con cada segundo en que el tiempo se acercaba. Esto era todo, en algunos minutos, la ceremonia que marcaría el final de sus memorables, pero a menudo días escolares a menudo torpes, comenzaría. El pensamiento era bastante para enviar todos los corazones nostálgicos y emociones suprimidas a una pausa necesaria.
El ánimo total de entusiasmo en cada uno alcanzó su punto culminante cuando el sonido de la ceremonia graduación comenzó a jugar en los altavoces. Era una señal de que el programa estaba alrededor de comenzar. Como una máquina bien engrasada, los voluntarios de grados más bajos se colocaron fuera de las puertas laterales y llevaron a los padres de alto nivel y a otros miembros de la familia dentro del anfiteatro. Los dirigieron a sus asientos señalados, preparándolos para el acontecimiento que estaba a un paso de comenzar. Afuera, los miembros de la facultad asignados se colocaban cerca de las puertas levantando diversas banderas coloridas - un sistema que fue diseñado para ayudar a acomodar a los estudiantes alfabéticamente más fácilmente. Con los pequeños racimos de amigas que se dispersaban una por una, las futuras graduadas comenzaron a caer en línea.
En el centro de la formación verde, a la derecha detrás de la heredera Kelley de 4-D, Tina Kennard todavía se colocaba, perdida en sus propios pensamientos. Intentando absorber la multiplicidad de imágenes y sonidos que la rodeaban para guardarlas en su memoria, dejando escapar un suspiro ruidoso. Fue solamente ahora que finalmente tuvo la oportunidad de relajarse, con las horas previas a este acontecimiento pasadas en gran parte consolando a un Ken emocional. Su papá había estado nostálgico durante el camino a la escuela, y no le sorprendería si comenzaba a llorar otra vez cuando su nombre fuera mencionado.
Ella sabía que este día sería memorable, pero no esperaba que fuera de forma tan aplastante. Sintiendo que sus palmas se tornaban sudorosas por la ansiedad, apretó sus puños y respiró lentamente adentro y hacia fuera. Sentía como si su pecho estuviera a punto de estallar con las sensaciones diversas de felicidad, alivio, orgullo y tristeza cursando a través de su sistema. Por cuatro años, ella no había querido nada más que graduarse de la High School y dejar la academia de Redwind y a sus estudiantes pijos detrás. Pero ahora que estaba aquí, al borde de despedirse de su torturante academia de la élite, un sentido fuerte de la nostalgia la agarró inesperadamente. Vino como una sorpresa enorme porque pensó que nunca extrañaría Redwind. Por lo que a ella se refería, odiaba este lugar.
Pero, en los últimos meses, algo chispeó un cambio dentro de ella. Y ahora, sentía sus pies el crecer pesados siempre que pensaba en negarse a afrontar a su Alma Mater. Y no, el cambio no fue causado por la escuela, o sus profesores, y especialmente no sus compañeras de clase. A decir verdad, eso fué debido a sus enemigas anteriores convertidas a buenas amigas. Era debido a 4F. Y más específicamente, era debido a una tal Bette Porter.
Ésa era la razón principal por la que estaba agradecida a esta escuela, ella le trajo a Bette. Las trajo juntas.
El pensamiento de la reina mandona de la academia de Redwind tiró de ella de su ensueño. Me pregunto si ella está ya aquí, pensó mientras sus ojos barrían a través de las diversas caras que la rodeaban. Su novia había dormido en su residencia así ella podría conducir a la escuela con Melvin, y no la había visto ni había hablado con ella desde anoche. Tina se colocaba en la punta de sus pies y estiraba su cuello para estudiar a las estudiantes en la formación de oro, sabiendo que los apellidos que comenzaban con O y P estaban en esa área. Sonrió cuando cogió la vista de una Alicia animosa mientras hablaba con Dana enfrente del patio, las dos intercambiaron señales con la mano. Bette estaba programada a estar cerca de la rubia, después de todo, solo había otra estudiante que las separaba en línea. Pero mucho para su consternación, no podía ver a Bette o a cualquier persona que se asemejara a ella. ¿Dónde puede estar? Tina frunció el ceño, su frente adornada con las líneas de la preocupación.
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“Disculpame.”
“¡Ouch!”
“Lo siento.”
“¡Ow!”
“¡Abran paso!.”
“¡Eep!”
“Deja pasar por favor.”
“¡Agh!”
“Disculpame.”
“¡Wah!”
“Muevete por favor.”
“¡Ack!”
“Gracias.”
“¡Gaaah!”
Y finalmente.
“¡Kennard!”
Tina dio vuelta alrededor y vino cara a cara con una Bette sonriente. Tan rápidamente como llegó, su preocupación se disipó en sensaciones de alivio. Pero tanto como quiso devolver la sonrisa caliente de Bette, el sonido ruidoso de gemidos arruinó el momento para ella. Inclinando su cabeza al lado, Tina miró más allá de los hombros de su novia, su quijada cayó en la vista que la saludó. Detrás de Bette, un puñado de cuerpos estaban doblados , sus caras contorsionadas de dolor. Algunas estudiantes frotaban sus pies mientras las otras agarraban sus sillas, mirandose cada una como víctimas de una fuga.
Levantando una ceja, Tina devolvió su mirada a su novia.
“¿Qué?” Una Bette inocente preguntó, sonriendo angelicalmente.
“Porter.”
“Oh, estaban en el camino.” La fresca morena hizo muecas, agitando una mano minimizando. Mirandose toda orgullosa de si, continuó. “Y escucha esto, fui muy cortés. Dije me disculpas, por favor, lo siento e incluso te agradezco.” Sopló su pecho hacia fuera y sonrió brillantemente. Cuando Tina la miraba poco convencida, despejó su garganta y levantó su voz. “¿No lo hice?” Dirigió la pregunta a sus pobres, compañeras maltratadas.
“¡Sí señora!” Sus víctimas corearon casi mecánicamente.
“¿Ves?”
Tina rodó sus ojos. Algunas cosas nunca cambian. “¿Porqué no estás en tu línea?”
“¿Hay una línea?” Bette fingió ignorancia. Un par de ojos pardos se entrecerraron en ella. “Okay, solo quería saludarte y hacer esto.” Se movió adentro y puso un beso casto en los labios de Tina. “Te extrañé anoche.”
“¿Solo anoche?”
“Y esta mañana también.” Bette sonrió.
“¿Fuiste capaz de dormir?” Le preguntó la rubia, acercándose más a su novia y acomodando el casquillo ladeado en la cabeza de Bette.
"Apenas. ¿Tu?”
“Casi como tu.” Tina suspiró. Frotó ligeramente el extremo de los rizos de Bette. “Te ves cansada bebé.”
“¿Si?” Lo orbes marrones se ensancharon de sorpresa.
“Sí, te miras un poco pálida y tus ojos están inyectados en sangre.”
“Mierda.” Bette maldijo, la parte narcisista de su personalidad tomaba un soplo enorme. Eso es lo que obtienes por trabajar toda la noche y dormir por solamente dos horas. “¿Realmente me miro así de mal?” Su frente surcada en la preocupación. La última cosa que quería era algunas bolsas grandes de mierda arruinando sus fotos de graduada.
“Nope. Todavía pareces perfecta.” Tina la tranquilizó, haciendo sonreir con alivio a la trigueña.
De la esquina del patio, el primer grupo de estudiantes comenzó su entrada dentro del anfiteatro. “Mierda, parece que necesito irme.” Bette frunció el ceño.
“Eso parece.” La cara de Tina cayó. Molestando como podía estar ocasionalmente, la presencia de Bette era siempre un respirar aire puro. Extrañaría definitivamente su compañía durante las dos horas y media de la ceremonia. “¿Bebé?” Tina inclinó su cabeza al lado cuando su novia no dio ninguna muestra de moverse o de intentar irse. “¿Pensé que necesitabas irte?”
“Sí, solamente que no significa que quiero . ¿No puedo apenas permanecer aquí contigo?”
Tina sonrió. “No tengo un problema con eso, pero pienso que los profesores no lo aprobarían.”
“Ah, no les hagas caso.”
Ambas rieron.
“Comportate por una vez. Han sido pacientes contigo por cuatro años, dales este regalo de despedida.” Tina empujó juguetónamente a Bette lejos en la dirección de su línea asignada.
“¿Estás intentando librarte de mí?”
“Sí.” Tina se rió entre dientes.
“Matona.”
“Aprendí de la mejor.”
“Maldición, correcto.” Bette sonrió y ahuecó la cara de Tina. Inclinándose adentro por segunda vez, frotó narices con la rubia antes de poner un beso persistente en los labios de su novia. Cuando se dividieron, las dos trabaron ojos y sonrieron.
“¡Vete!” Tina rió y dio vuelta a Bette alrededor. Golpeó con fuerza su trasero y guiñó en la expresión estupefacta en la cara de la morena. “Te veré después de la ceremonia.”
“Bueno, pero me las pagarás por eso.” Bette hizo voto, un destello pícaro en sus ojos. “¡Disfruta del espectáculo, Kennard!” Agitó la mano mientras caminaba lejos para alcanzar a Alicia en la línea.
“¿Qué espectáculo?” Una Tina perpleja gritó.
“¡Ya verás!”
Y todos.
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Durante la orientación y las prácticas numerosas de la graduación, aconsejaron refrenarse de aplaudir fuerte o de animar hasta que el último apellido hubiera sido llamado al estrado. Con gran sorpresa de la administración, sus pupilas normalmente tercas dieron muestras de madurez obedeciendo a su petición. Por supuesto, hubieron algunas excepciones a esto - cuatro excepciones para ser exactos. Cada vez que llamaron a un miembro de 4F para recibir su diploma, las aclamaciones festivas resonaron en la muchedumbre. Haciendo gala de sus personalidades, las cuatro manejaron el flujo devoto de amor y dedicación de la mejor manera que sabían. Bette sonrió con esa sonrisa boba famosa suya cuando se deslizaba al frente, Shane agitó fresca en la muchedumbre y dio un arco minúsculo, Alicia hizo un par de giros antes de acabar con una reverencia, y Sam, bien, ella caminó con los ojos mitad-cerrados, bostezó y salió de la plataforma, actuando como si no oyera el griterío en absoluto.
Innecesario decir, la aclamación más ruidosa y más larga fue para el líder del famoso cuarteto. El cuerpo de estudiantes incluso dio a Bette una ovación de pie cuando su nombre fue mencionado para darle un premio académico especial por estar en el cuadro de honor. Un Melvin orgulloso y presumido fue la persona que fijó la medalla en su hija mientras Bette emitía y destellaba una sonrisa que rasgaba casi su cara por la mitad. Con una onda y un guiño en una Tina que aplaudía, Bette caminó de la plataforma y volvió a su asiento.
Tan seria y solemne como era la mayor parte, la ceremonia no estuvo excenta de una fase cómica. En un cierto punto, la muchedumbre entera estalló en risas cuando un padre celosísimo y emocional comenzó a animar extensamente cuando el nombre de su hija fue llamado. La cara de la estudiante rubia era una cortina agradable del rojo desde que inició su caminata hasta el final a su asiento donde murió casi de la verguenza. Innecesario decir, Tina Kennard deseaba que fuera otro y no su papá el que estuviera gritando desde su asiento. Eso la mortificaba absolutamente.
Mientras que algunos tomaban el sol en la felicidad, habían los que se tornaron un poco emocionales. Lloriqueando y frotando sus ojos con un pañuelo, un puñado de pensamientos inundaba a las estudiantes mientras el adiós se acercaba. Incluso los miembros estimados de la facultad de la academia de Redwind lloraron llenos de la alegría. Nadie lloró tanto como ellos lo hicieron. Finalmente, después de cuatro años de tortura, 4F se iba. Podrían ahora morir felices.
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Acercándose al final de la ceremonia, cuatro estudiantes intercambiaron miradas de complicidad desde sus lugares en los diversos asientos dentro del teatro. Todos los diplomas habían sido dados y todas las medallas académicas especiales habían sido concedidas. Ahora era hora para el clásico discurso de la directora Kroll.
Para la mayoría, era hora de estar listas para irse.
Para 4F, era hora de dejar su marca en la historia de Redwind.
La audiencia aplaudió cortésmente cuando una estudiante inició su discurso para presentar a Phyllis Kroll. Después de una introducción larga, aburrida que no era otra cosa mas que una cadena de palabras para besarle el trasero, Phyllis caminó al podium y emitió una sonrisa dulce repugnante en la muchedumbre. Procedió a soplar besos en las estudiantes, no ganando más que algunos ruidos sarcásticos de las adolescentes.
“¿Porqué puñetas actúa como Sarah Palin?” Alicia se inclinó adelante y susurró a Bette, no haciendo caso de la muchacha que se sentaba entre ellas.
“Da pena ajena.” Bette encogió los hombros mientras Phyllis hacía un guiño articulado abierto. Dios, era tan molesta.
No haciendo caso de la expresión aterrada en las caras de las estudiantes, Phyllis pasó por las observaciones agradables acostumbradas antes de lanzarse directa en su discurso. Tres minutos adelante, la gente comenzó a desear que sus sillas tuvieran bolsos de vómito debajo. La directora sabía ciertamente traer a su audiencia a las lágrimas - pero no de la clase que ella esperaba. Después de acabar sus palabras “inspiradas” y llenas de sabiduría, procedió a dejar atrás el asunto de la graduación y a decir algunas cosas sobre el nuevo anfiteatro.
“.Andrew J. Rothberg, el educador dedicado y el hombre brillante que lo comenzó todo. El fundador de esta academia gloriosa para señoritas, este anfiteatro es un homenaje a su visión y trabajo.”
Eso es todo, Bette guiñó astutamente en Alicia cuando Phyllis llegó hasta la ultima parte de su discurso en la página cinco.
“… y él puede no haber vivido en nuestro tiempo, pero yo, Phyllis Adams Kroll, tuve la oportunidad de encontrarlo y de hablar con él…” Dio un cabeceo exagerado antes de continuar. “.. .en mis sueños…” Bette y Alicia mordieron sus pulgares para sofocar su risa. En alguna parte de atrás a un costado , Shane y Sam hacían lo mismo. Dios, ella estaba tan llena de mierda. “...y en mis sueños, él subió a mí y dijo: Phyllis…” ella se detuvo brevemente para el efecto dramático y tomó una respiración profunda. “…¡vete a la mierda!.”
Un grito de asombro colectivo sonó dentro del anfiteatro. Incluso Phyllis quedó atontada por lo que acababa de decir.
“Uno abajo, tres a ir.” Shane susurró debajo de su respiración. La primera era apenas un calentamiento, sonrió traviesa.
Phyllis sacudió su cabeza y reajustó sus lentes, comprobando para ver si había leído la cosa incorrecta. Eso era extraño, el promotor exhibía las palabras correctas. Ninguna muestra de la blasfemia en la pequeña pantalla. Sus ojos jugaban quizá un truco en ella. Tosió y se compuso antes de continuar donde se había ido quedado.
“..uh. y él me dijo: Phyllis, aprende de mi trabajo y emula mis hechos, trae mi visión a la vida.” Exclamó enfáticamente, intentando olvidar - y hacer que la gente olvidara - su garrafal error de algunos segundos antes. Como si se pudiera. “Y yo le dije, Mister Rothberg señor, yo soy una humilde pupila pero aprendere alegre a sus pies. ¡Enseñeme el camino a la grandeza!” Bombeó un puño en el aire. Cerró los ojos y puso una mano en su pecho, desesperada por transportar todo lo “emocional” que estaba. “Y cumpliendo mi promesa y como manera de recordar su herencia, la junta ha nombrado este anfiteatro como este gran hombre y ha comisionado a un escultor famoso para traer mi visión a la vida.” Ella indicó al otro lado de la plataforma donde una cortina alta cubría una estructura enorme. Todos los ojos dieron vuelta a donde ella señalaba. “Damas y caballeros, les presento a Tom Mater's aprendiendo en los pies del amo.”
La audiencia aplaudía cuando la cortina fue bajando lentamente, revelando la cabeza sonriente de Andrew Rothberg. Tom Mater's era famoso por sus esculturas exquisitamente detalladas - y ésta no era ninguna excepción. Una serie de murmullos elogiosos y de cabeceos favorables vino de la parte más vieja de la audiencia. Impresionando a los que ciertamente podían apreciar el arte. Phyllis observaba entre la gente y la estatua mitad-revelada, emitiendo sonrisas por la aceptación que conseguía. La última vez fue una metida de pata, nada saldría mal esta vez, pensó falsamente.
“Y aquí va el número dos.” Sam hizo muecas.
“¡Oh!” Otro grito de asombro por el shock se repitió de la audiencia mientras la cortina finalmente alcanzó el final de su viaje abajo.
Ohmidios, ¿qué ahora? Phyllis azotó su cabeza al lado para mirar la escultura. Un sonido sordo salió de sus labios mientras ella se colocaba allí, de pie e inmóvil. Repentinamente sintiendose mareada y aturdida, se sacudió en sus pies y dio vuelta con una palidez de muerte. Reuniendo bastante fuerza, agarró el podium para apoyarse. “Esto, no, quién, estimado dios.” Balbuceó. Las palabras se ahogaron cuando revisó lo que sería supuestamente su vanidoso arte precioso - la que representaba el último Rothberg. Alguien había profanado el trabajo y había martillado en la parte inferior de su cuerpo de mármol. En vez de arrodillarse al lado del individuo como una estudiante que mira para arriba a su profesor, impaciente por absorber su sabiduría, la estatua de Phyllis se arrodillaba a la derecha delante de Rothberg. Desde el punto de vista de la audiencia, la estatua de Kroll daba al respetable hombre una cierta clase de estímulo oral. Es decir ella se lo daba principalmente.
“Aprendiendo a los pies del amo de hecho.” Aliciarió satisfecha.
La gente dentro de la cabina de control presionó apresuradamente los botones necesarios para intentar cubrir la escultura con la cortina. Desafortunadamente para ellos y una Phyllis mortificada, el mecanismo para tirar del respaldo del paño decidió funcionar incorrectamente en ese mismo momento. Con la escultura todavía expuesta, la directora aterrada decidió cruzar la distancia entre ella y el trabajo destrozado para intentar hacer el trabajo ella misma. Dejando la seguridad del podium, caminó como pato hacia la escultura. Cuando pasó por el centro de la plataforma, un pedazo de papel rojo grabado en el piso llamó su atención. ¿Qué es eso.? Caminó más cerca y lo miró curiosamente, sensaciones de pavor burbujearon encima de su estómago.
Está muerta.
4F
P.S. ¡Es broma! Gracias por las memorias sin embargo. Y... cabezas arriba.
Uh-oh. Phyllis tragó saliva. Con miedo en sus ojos, miró lentamente para arriba
Y ésa fue la señal de Shane.
En alguna parte en la audiencia, un pulgar apretó un botón en un pequeño telecontrol. Inmediatamente, un conjunto siniestro de sonidos comenzó a jugar cerca de la tarima - retardandose al principio y aumentando gradualmente de velocidad.
Ting..
Ting..
Ting..
Ting..
...
...
...
¡BAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANG!
Las estudiantes en la primera fila gritaron en la sorpresa cuando una carga de líquido blanco estalló sobre la cabeza de la directora, cubriéndola de la cabeza al dedo del pie en sustancias pegajosas pegajosas.
Una mueca de repugnancia apareció a través de la cara de Alicia cuando cabeceó en Bette. “Ya te había dicho que ella se mira bien de blanco.”
“Puede ser, pero puede llevar diversos colores también.” Bette contestó detrás cuando Shane presionó el segundo botón y el confeti llovió abajo a la plataforma, haciendo un arco iris humano de Phyllis Kroll.
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“Orgullosa de ti, ¿no es así?” Tina levantó una ceja y puso una mano en su cadera tan pronto como viera a su novia que se dirigía hacia ella después de la ceremonia.
“Por supuesto.” Bette sonrió mientras se inclinaba adentro y dio a la rubia un beso rápido en la mejilla. “Admitelo, disfrutaste del espectáculo.”
“Fue organizada, te concederé eso. Pero…”
“¿Pero?”
“Fue juvenil. Seriamente Porter, ¿es esa la herencia que quieren dejar detrás? ¿Una historia de bromas y tiranías?”
“Oh vamos, las cuatro bromas fueron hechas para poder salir de la escuela con una gran explosión. Ésa.” Ella señaló al área estéril un par de metros del anfiteatro donde pronto se levantaría un edificio y una placa fue colocada. “..es nuestra herencia.”
Tina bizqueó en las letras. “¿El centro de estudiantes?”
“El centro de estudiantes 4F.” Bette corrigió. Financiado por las cuatro de sus propios bolsillos. Éste era su primer derroche espectacular después de que el acceso a los mil millones de Porter fuera restaurado.
“Redwind consigue entonces otro edificio, ¿qué hay de nuevo?” Tina suspiró. Debían haber pasado el dinero a una escuela pública - donde necesitarían gravemente de su dinero. Estaba a punto de decirle a Bette esto cuando un pensamiento amaneció en ella. “Espera un minuto, ¿dijiste cuatro bromas?” Preguntó, estaba bastante segura que atestiguó solamente tres en la ceremonia.
Una sonrisa secreta honró los labios de Bette.
“¿Cuál es la última?”
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“Pero Mrs. Kroll.”
“¡Mi único consuelo es que nunca veré a esas cuatro aquí adentro otra vez.!” Phyllis gritó mientras cerraba de golpe la puerta de la oficina en la cara de su ayudante. Con su pecho levantando hacia arriba y hacia abajo, cerró los ojos y se inclinó contra la madera. Su corazón latía furiosamente, y no necesitaba de un doctor para decirle que su presión arterial estaba peligrosamente arriba. Después de una hora de bañarse y de limpiarse dentro del vestuario del gimnasio, había recuperado una cierta apariencia de su anterior ella misma. Durante algún tiempo allí, casi se arrancó todo su pelo después de que el pegamento se secara en grupos y masacrara su melena rubia. Afortunadamente, pudieron conseguir a su estilista y en un esfuerzo desesperado salvó todo lo que pudo ser salvable. Asi que después de un tiempo, ella estaba aquí, dentro de su oficina, solo con un albornoz. y con su cabeza cubierta en una toalla - ocultandose de los miembros del Consejo y de los contrariados y decepcionados – pero con todo internamente divertidos - padres.
Esto es lo que ella odiaba sobre ser la figura autoritaria más alta de la escuela. Cada año, las bromas mayores parecían ser dirigidas sobre todo en ella. Su posición la hacía el blanco principal de cada una. Habían años cuando ella se evadía con éxito y frustraba algunas tentativas listas - pero habían también las épocas en que no era muy afortunada. Este año era una de esas épocas.
Por lo menos ha terminado ahora, pensó con un suspiro.
O no.
“Moo.”
¿Moo? Frunció el ceño y abrió los ojos.
La vista que la saludó evaporó toda su energía restante. Se cayó a sus rodillas mientras su labio más bajo temblaba.
“¿Qué hice para merecer esto?” Se lamentó.
En todo alrededor de ella, diversos animales vagaban libremente dentro de su oficina. Una vaca masticaba en un cubo lleno por completo de hierba en la esquina, un par de cabras mordiscaba en su informe de presupuesto, una familia de pollos piaban alrededor del cuarto, diversos pájaros - y su multiplicidad de excrementos - estaban encaramados en las sillas y las tapas de las mesas, una serpiente enorme estaba en espiral alrededor de su perchero y un cerdo dormía con su vientre para arriba en su alfombra marroquí.
La vista era alarmante. ¿y el olor? Estimado dios, palideció cuando su estómago guiñó e hizo flip-flop.
“¡¡guau guau!!”
Su mirada cambió de puesto hacia su sofá de piel donde un perro esquimal siberiano enorme la miraba con los ojos grandes. “Oh maldición.” Maldijo debajo de su respiración, tenía un miedo mórbido hacia los perros. “Buen perrito, no vengas por favor aquí.” Ella abogó y se congeló cuando el animal saltó del sofá y caminó hacia ella. Conducido por la curiosidad, el perro procedió a olerla. Phyllis no se atrevió a respirar cuando él hacía eso.
Satisfecho con lo que había juzgado ser aceptable, el perro levantó su pierna trasera e hizo pis en la temblorosamujer. Después de marcarla como su territorio, se alejó lentamente, dejando a la directora horrorizada y boquiabierta.
Como lo que sucedió encima de la plataforma hace una hora, un flash del rojo llamó su atención.
Usted se ha quejado siempre de que convertíamos su escuela en un zoológico.
Decía la nota grabada que fue colocada en su escritorio.
Usted tenía razón.
“¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡F4!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!” Phyllis Kroll chilló como una hada maligna en calor.
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El aire era pesado pues los estudiantes emocionados y sus padres orgullosos dejaron en desorden el patio que conducía al anfiteatro. En todo alrededor, las voces felices llenaron el espacio de los chillidos eufóricos resonando de vez en cuando. Los abrazos acostumbrados entre las amigas y las compañeras de clase de mucho tiempo fueron intercambiados tan bien como las lágrimas agridulces. Vestidas en togas azul marino con las borlas amarillas para representar los colores de la academia de Redwind, la mayoría de estudiantes cambiaban vertiginosamente de puesto con cada segundo en que el tiempo se acercaba. Esto era todo, en algunos minutos, la ceremonia que marcaría el final de sus memorables, pero a menudo días escolares a menudo torpes, comenzaría. El pensamiento era bastante para enviar todos los corazones nostálgicos y emociones suprimidas a una pausa necesaria.
El ánimo total de entusiasmo en cada uno alcanzó su punto culminante cuando el sonido de la ceremonia graduación comenzó a jugar en los altavoces. Era una señal de que el programa estaba alrededor de comenzar. Como una máquina bien engrasada, los voluntarios de grados más bajos se colocaron fuera de las puertas laterales y llevaron a los padres de alto nivel y a otros miembros de la familia dentro del anfiteatro. Los dirigieron a sus asientos señalados, preparándolos para el acontecimiento que estaba a un paso de comenzar. Afuera, los miembros de la facultad asignados se colocaban cerca de las puertas levantando diversas banderas coloridas - un sistema que fue diseñado para ayudar a acomodar a los estudiantes alfabéticamente más fácilmente. Con los pequeños racimos de amigas que se dispersaban una por una, las futuras graduadas comenzaron a caer en línea.
En el centro de la formación verde, a la derecha detrás de la heredera Kelley de 4-D, Tina Kennard todavía se colocaba, perdida en sus propios pensamientos. Intentando absorber la multiplicidad de imágenes y sonidos que la rodeaban para guardarlas en su memoria, dejando escapar un suspiro ruidoso. Fue solamente ahora que finalmente tuvo la oportunidad de relajarse, con las horas previas a este acontecimiento pasadas en gran parte consolando a un Ken emocional. Su papá había estado nostálgico durante el camino a la escuela, y no le sorprendería si comenzaba a llorar otra vez cuando su nombre fuera mencionado.
Ella sabía que este día sería memorable, pero no esperaba que fuera de forma tan aplastante. Sintiendo que sus palmas se tornaban sudorosas por la ansiedad, apretó sus puños y respiró lentamente adentro y hacia fuera. Sentía como si su pecho estuviera a punto de estallar con las sensaciones diversas de felicidad, alivio, orgullo y tristeza cursando a través de su sistema. Por cuatro años, ella no había querido nada más que graduarse de la High School y dejar la academia de Redwind y a sus estudiantes pijos detrás. Pero ahora que estaba aquí, al borde de despedirse de su torturante academia de la élite, un sentido fuerte de la nostalgia la agarró inesperadamente. Vino como una sorpresa enorme porque pensó que nunca extrañaría Redwind. Por lo que a ella se refería, odiaba este lugar.
Pero, en los últimos meses, algo chispeó un cambio dentro de ella. Y ahora, sentía sus pies el crecer pesados siempre que pensaba en negarse a afrontar a su Alma Mater. Y no, el cambio no fue causado por la escuela, o sus profesores, y especialmente no sus compañeras de clase. A decir verdad, eso fué debido a sus enemigas anteriores convertidas a buenas amigas. Era debido a 4F. Y más específicamente, era debido a una tal Bette Porter.
Ésa era la razón principal por la que estaba agradecida a esta escuela, ella le trajo a Bette. Las trajo juntas.
El pensamiento de la reina mandona de la academia de Redwind tiró de ella de su ensueño. Me pregunto si ella está ya aquí, pensó mientras sus ojos barrían a través de las diversas caras que la rodeaban. Su novia había dormido en su residencia así ella podría conducir a la escuela con Melvin, y no la había visto ni había hablado con ella desde anoche. Tina se colocaba en la punta de sus pies y estiraba su cuello para estudiar a las estudiantes en la formación de oro, sabiendo que los apellidos que comenzaban con O y P estaban en esa área. Sonrió cuando cogió la vista de una Alicia animosa mientras hablaba con Dana enfrente del patio, las dos intercambiaron señales con la mano. Bette estaba programada a estar cerca de la rubia, después de todo, solo había otra estudiante que las separaba en línea. Pero mucho para su consternación, no podía ver a Bette o a cualquier persona que se asemejara a ella. ¿Dónde puede estar? Tina frunció el ceño, su frente adornada con las líneas de la preocupación.
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“Disculpame.”
“¡Ouch!”
“Lo siento.”
“¡Ow!”
“¡Abran paso!.”
“¡Eep!”
“Deja pasar por favor.”
“¡Agh!”
“Disculpame.”
“¡Wah!”
“Muevete por favor.”
“¡Ack!”
“Gracias.”
“¡Gaaah!”
Y finalmente.
“¡Kennard!”
Tina dio vuelta alrededor y vino cara a cara con una Bette sonriente. Tan rápidamente como llegó, su preocupación se disipó en sensaciones de alivio. Pero tanto como quiso devolver la sonrisa caliente de Bette, el sonido ruidoso de gemidos arruinó el momento para ella. Inclinando su cabeza al lado, Tina miró más allá de los hombros de su novia, su quijada cayó en la vista que la saludó. Detrás de Bette, un puñado de cuerpos estaban doblados , sus caras contorsionadas de dolor. Algunas estudiantes frotaban sus pies mientras las otras agarraban sus sillas, mirandose cada una como víctimas de una fuga.
Levantando una ceja, Tina devolvió su mirada a su novia.
“¿Qué?” Una Bette inocente preguntó, sonriendo angelicalmente.
“Porter.”
“Oh, estaban en el camino.” La fresca morena hizo muecas, agitando una mano minimizando. Mirandose toda orgullosa de si, continuó. “Y escucha esto, fui muy cortés. Dije me disculpas, por favor, lo siento e incluso te agradezco.” Sopló su pecho hacia fuera y sonrió brillantemente. Cuando Tina la miraba poco convencida, despejó su garganta y levantó su voz. “¿No lo hice?” Dirigió la pregunta a sus pobres, compañeras maltratadas.
“¡Sí señora!” Sus víctimas corearon casi mecánicamente.
“¿Ves?”
Tina rodó sus ojos. Algunas cosas nunca cambian. “¿Porqué no estás en tu línea?”
“¿Hay una línea?” Bette fingió ignorancia. Un par de ojos pardos se entrecerraron en ella. “Okay, solo quería saludarte y hacer esto.” Se movió adentro y puso un beso casto en los labios de Tina. “Te extrañé anoche.”
“¿Solo anoche?”
“Y esta mañana también.” Bette sonrió.
“¿Fuiste capaz de dormir?” Le preguntó la rubia, acercándose más a su novia y acomodando el casquillo ladeado en la cabeza de Bette.
"Apenas. ¿Tu?”
“Casi como tu.” Tina suspiró. Frotó ligeramente el extremo de los rizos de Bette. “Te ves cansada bebé.”
“¿Si?” Lo orbes marrones se ensancharon de sorpresa.
“Sí, te miras un poco pálida y tus ojos están inyectados en sangre.”
“Mierda.” Bette maldijo, la parte narcisista de su personalidad tomaba un soplo enorme. Eso es lo que obtienes por trabajar toda la noche y dormir por solamente dos horas. “¿Realmente me miro así de mal?” Su frente surcada en la preocupación. La última cosa que quería era algunas bolsas grandes de mierda arruinando sus fotos de graduada.
“Nope. Todavía pareces perfecta.” Tina la tranquilizó, haciendo sonreir con alivio a la trigueña.
De la esquina del patio, el primer grupo de estudiantes comenzó su entrada dentro del anfiteatro. “Mierda, parece que necesito irme.” Bette frunció el ceño.
“Eso parece.” La cara de Tina cayó. Molestando como podía estar ocasionalmente, la presencia de Bette era siempre un respirar aire puro. Extrañaría definitivamente su compañía durante las dos horas y media de la ceremonia. “¿Bebé?” Tina inclinó su cabeza al lado cuando su novia no dio ninguna muestra de moverse o de intentar irse. “¿Pensé que necesitabas irte?”
“Sí, solamente que no significa que quiero . ¿No puedo apenas permanecer aquí contigo?”
Tina sonrió. “No tengo un problema con eso, pero pienso que los profesores no lo aprobarían.”
“Ah, no les hagas caso.”
Ambas rieron.
“Comportate por una vez. Han sido pacientes contigo por cuatro años, dales este regalo de despedida.” Tina empujó juguetónamente a Bette lejos en la dirección de su línea asignada.
“¿Estás intentando librarte de mí?”
“Sí.” Tina se rió entre dientes.
“Matona.”
“Aprendí de la mejor.”
“Maldición, correcto.” Bette sonrió y ahuecó la cara de Tina. Inclinándose adentro por segunda vez, frotó narices con la rubia antes de poner un beso persistente en los labios de su novia. Cuando se dividieron, las dos trabaron ojos y sonrieron.
“¡Vete!” Tina rió y dio vuelta a Bette alrededor. Golpeó con fuerza su trasero y guiñó en la expresión estupefacta en la cara de la morena. “Te veré después de la ceremonia.”
“Bueno, pero me las pagarás por eso.” Bette hizo voto, un destello pícaro en sus ojos. “¡Disfruta del espectáculo, Kennard!” Agitó la mano mientras caminaba lejos para alcanzar a Alicia en la línea.
“¿Qué espectáculo?” Una Tina perpleja gritó.
“¡Ya verás!”
Y todos.
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Durante la orientación y las prácticas numerosas de la graduación, aconsejaron refrenarse de aplaudir fuerte o de animar hasta que el último apellido hubiera sido llamado al estrado. Con gran sorpresa de la administración, sus pupilas normalmente tercas dieron muestras de madurez obedeciendo a su petición. Por supuesto, hubieron algunas excepciones a esto - cuatro excepciones para ser exactos. Cada vez que llamaron a un miembro de 4F para recibir su diploma, las aclamaciones festivas resonaron en la muchedumbre. Haciendo gala de sus personalidades, las cuatro manejaron el flujo devoto de amor y dedicación de la mejor manera que sabían. Bette sonrió con esa sonrisa boba famosa suya cuando se deslizaba al frente, Shane agitó fresca en la muchedumbre y dio un arco minúsculo, Alicia hizo un par de giros antes de acabar con una reverencia, y Sam, bien, ella caminó con los ojos mitad-cerrados, bostezó y salió de la plataforma, actuando como si no oyera el griterío en absoluto.
Innecesario decir, la aclamación más ruidosa y más larga fue para el líder del famoso cuarteto. El cuerpo de estudiantes incluso dio a Bette una ovación de pie cuando su nombre fue mencionado para darle un premio académico especial por estar en el cuadro de honor. Un Melvin orgulloso y presumido fue la persona que fijó la medalla en su hija mientras Bette emitía y destellaba una sonrisa que rasgaba casi su cara por la mitad. Con una onda y un guiño en una Tina que aplaudía, Bette caminó de la plataforma y volvió a su asiento.
Tan seria y solemne como era la mayor parte, la ceremonia no estuvo excenta de una fase cómica. En un cierto punto, la muchedumbre entera estalló en risas cuando un padre celosísimo y emocional comenzó a animar extensamente cuando el nombre de su hija fue llamado. La cara de la estudiante rubia era una cortina agradable del rojo desde que inició su caminata hasta el final a su asiento donde murió casi de la verguenza. Innecesario decir, Tina Kennard deseaba que fuera otro y no su papá el que estuviera gritando desde su asiento. Eso la mortificaba absolutamente.
Mientras que algunos tomaban el sol en la felicidad, habían los que se tornaron un poco emocionales. Lloriqueando y frotando sus ojos con un pañuelo, un puñado de pensamientos inundaba a las estudiantes mientras el adiós se acercaba. Incluso los miembros estimados de la facultad de la academia de Redwind lloraron llenos de la alegría. Nadie lloró tanto como ellos lo hicieron. Finalmente, después de cuatro años de tortura, 4F se iba. Podrían ahora morir felices.
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Acercándose al final de la ceremonia, cuatro estudiantes intercambiaron miradas de complicidad desde sus lugares en los diversos asientos dentro del teatro. Todos los diplomas habían sido dados y todas las medallas académicas especiales habían sido concedidas. Ahora era hora para el clásico discurso de la directora Kroll.
Para la mayoría, era hora de estar listas para irse.
Para 4F, era hora de dejar su marca en la historia de Redwind.
La audiencia aplaudió cortésmente cuando una estudiante inició su discurso para presentar a Phyllis Kroll. Después de una introducción larga, aburrida que no era otra cosa mas que una cadena de palabras para besarle el trasero, Phyllis caminó al podium y emitió una sonrisa dulce repugnante en la muchedumbre. Procedió a soplar besos en las estudiantes, no ganando más que algunos ruidos sarcásticos de las adolescentes.
“¿Porqué puñetas actúa como Sarah Palin?” Alicia se inclinó adelante y susurró a Bette, no haciendo caso de la muchacha que se sentaba entre ellas.
“Da pena ajena.” Bette encogió los hombros mientras Phyllis hacía un guiño articulado abierto. Dios, era tan molesta.
No haciendo caso de la expresión aterrada en las caras de las estudiantes, Phyllis pasó por las observaciones agradables acostumbradas antes de lanzarse directa en su discurso. Tres minutos adelante, la gente comenzó a desear que sus sillas tuvieran bolsos de vómito debajo. La directora sabía ciertamente traer a su audiencia a las lágrimas - pero no de la clase que ella esperaba. Después de acabar sus palabras “inspiradas” y llenas de sabiduría, procedió a dejar atrás el asunto de la graduación y a decir algunas cosas sobre el nuevo anfiteatro.
“.Andrew J. Rothberg, el educador dedicado y el hombre brillante que lo comenzó todo. El fundador de esta academia gloriosa para señoritas, este anfiteatro es un homenaje a su visión y trabajo.”
Eso es todo, Bette guiñó astutamente en Alicia cuando Phyllis llegó hasta la ultima parte de su discurso en la página cinco.
“… y él puede no haber vivido en nuestro tiempo, pero yo, Phyllis Adams Kroll, tuve la oportunidad de encontrarlo y de hablar con él…” Dio un cabeceo exagerado antes de continuar. “.. .en mis sueños…” Bette y Alicia mordieron sus pulgares para sofocar su risa. En alguna parte de atrás a un costado , Shane y Sam hacían lo mismo. Dios, ella estaba tan llena de mierda. “...y en mis sueños, él subió a mí y dijo: Phyllis…” ella se detuvo brevemente para el efecto dramático y tomó una respiración profunda. “…¡vete a la mierda!.”
Un grito de asombro colectivo sonó dentro del anfiteatro. Incluso Phyllis quedó atontada por lo que acababa de decir.
“Uno abajo, tres a ir.” Shane susurró debajo de su respiración. La primera era apenas un calentamiento, sonrió traviesa.
Phyllis sacudió su cabeza y reajustó sus lentes, comprobando para ver si había leído la cosa incorrecta. Eso era extraño, el promotor exhibía las palabras correctas. Ninguna muestra de la blasfemia en la pequeña pantalla. Sus ojos jugaban quizá un truco en ella. Tosió y se compuso antes de continuar donde se había ido quedado.
“..uh. y él me dijo: Phyllis, aprende de mi trabajo y emula mis hechos, trae mi visión a la vida.” Exclamó enfáticamente, intentando olvidar - y hacer que la gente olvidara - su garrafal error de algunos segundos antes. Como si se pudiera. “Y yo le dije, Mister Rothberg señor, yo soy una humilde pupila pero aprendere alegre a sus pies. ¡Enseñeme el camino a la grandeza!” Bombeó un puño en el aire. Cerró los ojos y puso una mano en su pecho, desesperada por transportar todo lo “emocional” que estaba. “Y cumpliendo mi promesa y como manera de recordar su herencia, la junta ha nombrado este anfiteatro como este gran hombre y ha comisionado a un escultor famoso para traer mi visión a la vida.” Ella indicó al otro lado de la plataforma donde una cortina alta cubría una estructura enorme. Todos los ojos dieron vuelta a donde ella señalaba. “Damas y caballeros, les presento a Tom Mater's aprendiendo en los pies del amo.”
La audiencia aplaudía cuando la cortina fue bajando lentamente, revelando la cabeza sonriente de Andrew Rothberg. Tom Mater's era famoso por sus esculturas exquisitamente detalladas - y ésta no era ninguna excepción. Una serie de murmullos elogiosos y de cabeceos favorables vino de la parte más vieja de la audiencia. Impresionando a los que ciertamente podían apreciar el arte. Phyllis observaba entre la gente y la estatua mitad-revelada, emitiendo sonrisas por la aceptación que conseguía. La última vez fue una metida de pata, nada saldría mal esta vez, pensó falsamente.
“Y aquí va el número dos.” Sam hizo muecas.
“¡Oh!” Otro grito de asombro por el shock se repitió de la audiencia mientras la cortina finalmente alcanzó el final de su viaje abajo.
Ohmidios, ¿qué ahora? Phyllis azotó su cabeza al lado para mirar la escultura. Un sonido sordo salió de sus labios mientras ella se colocaba allí, de pie e inmóvil. Repentinamente sintiendose mareada y aturdida, se sacudió en sus pies y dio vuelta con una palidez de muerte. Reuniendo bastante fuerza, agarró el podium para apoyarse. “Esto, no, quién, estimado dios.” Balbuceó. Las palabras se ahogaron cuando revisó lo que sería supuestamente su vanidoso arte precioso - la que representaba el último Rothberg. Alguien había profanado el trabajo y había martillado en la parte inferior de su cuerpo de mármol. En vez de arrodillarse al lado del individuo como una estudiante que mira para arriba a su profesor, impaciente por absorber su sabiduría, la estatua de Phyllis se arrodillaba a la derecha delante de Rothberg. Desde el punto de vista de la audiencia, la estatua de Kroll daba al respetable hombre una cierta clase de estímulo oral. Es decir ella se lo daba principalmente.
“Aprendiendo a los pies del amo de hecho.” Aliciarió satisfecha.
La gente dentro de la cabina de control presionó apresuradamente los botones necesarios para intentar cubrir la escultura con la cortina. Desafortunadamente para ellos y una Phyllis mortificada, el mecanismo para tirar del respaldo del paño decidió funcionar incorrectamente en ese mismo momento. Con la escultura todavía expuesta, la directora aterrada decidió cruzar la distancia entre ella y el trabajo destrozado para intentar hacer el trabajo ella misma. Dejando la seguridad del podium, caminó como pato hacia la escultura. Cuando pasó por el centro de la plataforma, un pedazo de papel rojo grabado en el piso llamó su atención. ¿Qué es eso.? Caminó más cerca y lo miró curiosamente, sensaciones de pavor burbujearon encima de su estómago.
Está muerta.
4F
P.S. ¡Es broma! Gracias por las memorias sin embargo. Y... cabezas arriba.
Uh-oh. Phyllis tragó saliva. Con miedo en sus ojos, miró lentamente para arriba
Y ésa fue la señal de Shane.
En alguna parte en la audiencia, un pulgar apretó un botón en un pequeño telecontrol. Inmediatamente, un conjunto siniestro de sonidos comenzó a jugar cerca de la tarima - retardandose al principio y aumentando gradualmente de velocidad.
Ting..
Ting..
Ting..
Ting..
...
...
...
¡BAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANG!
Las estudiantes en la primera fila gritaron en la sorpresa cuando una carga de líquido blanco estalló sobre la cabeza de la directora, cubriéndola de la cabeza al dedo del pie en sustancias pegajosas pegajosas.
Una mueca de repugnancia apareció a través de la cara de Alicia cuando cabeceó en Bette. “Ya te había dicho que ella se mira bien de blanco.”
“Puede ser, pero puede llevar diversos colores también.” Bette contestó detrás cuando Shane presionó el segundo botón y el confeti llovió abajo a la plataforma, haciendo un arco iris humano de Phyllis Kroll.
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“Orgullosa de ti, ¿no es así?” Tina levantó una ceja y puso una mano en su cadera tan pronto como viera a su novia que se dirigía hacia ella después de la ceremonia.
“Por supuesto.” Bette sonrió mientras se inclinaba adentro y dio a la rubia un beso rápido en la mejilla. “Admitelo, disfrutaste del espectáculo.”
“Fue organizada, te concederé eso. Pero…”
“¿Pero?”
“Fue juvenil. Seriamente Porter, ¿es esa la herencia que quieren dejar detrás? ¿Una historia de bromas y tiranías?”
“Oh vamos, las cuatro bromas fueron hechas para poder salir de la escuela con una gran explosión. Ésa.” Ella señaló al área estéril un par de metros del anfiteatro donde pronto se levantaría un edificio y una placa fue colocada. “..es nuestra herencia.”
Tina bizqueó en las letras. “¿El centro de estudiantes?”
“El centro de estudiantes 4F.” Bette corrigió. Financiado por las cuatro de sus propios bolsillos. Éste era su primer derroche espectacular después de que el acceso a los mil millones de Porter fuera restaurado.
“Redwind consigue entonces otro edificio, ¿qué hay de nuevo?” Tina suspiró. Debían haber pasado el dinero a una escuela pública - donde necesitarían gravemente de su dinero. Estaba a punto de decirle a Bette esto cuando un pensamiento amaneció en ella. “Espera un minuto, ¿dijiste cuatro bromas?” Preguntó, estaba bastante segura que atestiguó solamente tres en la ceremonia.
Una sonrisa secreta honró los labios de Bette.
“¿Cuál es la última?”
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“Pero Mrs. Kroll.”
“¡Mi único consuelo es que nunca veré a esas cuatro aquí adentro otra vez.!” Phyllis gritó mientras cerraba de golpe la puerta de la oficina en la cara de su ayudante. Con su pecho levantando hacia arriba y hacia abajo, cerró los ojos y se inclinó contra la madera. Su corazón latía furiosamente, y no necesitaba de un doctor para decirle que su presión arterial estaba peligrosamente arriba. Después de una hora de bañarse y de limpiarse dentro del vestuario del gimnasio, había recuperado una cierta apariencia de su anterior ella misma. Durante algún tiempo allí, casi se arrancó todo su pelo después de que el pegamento se secara en grupos y masacrara su melena rubia. Afortunadamente, pudieron conseguir a su estilista y en un esfuerzo desesperado salvó todo lo que pudo ser salvable. Asi que después de un tiempo, ella estaba aquí, dentro de su oficina, solo con un albornoz. y con su cabeza cubierta en una toalla - ocultandose de los miembros del Consejo y de los contrariados y decepcionados – pero con todo internamente divertidos - padres.
Esto es lo que ella odiaba sobre ser la figura autoritaria más alta de la escuela. Cada año, las bromas mayores parecían ser dirigidas sobre todo en ella. Su posición la hacía el blanco principal de cada una. Habían años cuando ella se evadía con éxito y frustraba algunas tentativas listas - pero habían también las épocas en que no era muy afortunada. Este año era una de esas épocas.
Por lo menos ha terminado ahora, pensó con un suspiro.
O no.
“Moo.”
¿Moo? Frunció el ceño y abrió los ojos.
La vista que la saludó evaporó toda su energía restante. Se cayó a sus rodillas mientras su labio más bajo temblaba.
“¿Qué hice para merecer esto?” Se lamentó.
En todo alrededor de ella, diversos animales vagaban libremente dentro de su oficina. Una vaca masticaba en un cubo lleno por completo de hierba en la esquina, un par de cabras mordiscaba en su informe de presupuesto, una familia de pollos piaban alrededor del cuarto, diversos pájaros - y su multiplicidad de excrementos - estaban encaramados en las sillas y las tapas de las mesas, una serpiente enorme estaba en espiral alrededor de su perchero y un cerdo dormía con su vientre para arriba en su alfombra marroquí.
La vista era alarmante. ¿y el olor? Estimado dios, palideció cuando su estómago guiñó e hizo flip-flop.
“¡¡guau guau!!”
Su mirada cambió de puesto hacia su sofá de piel donde un perro esquimal siberiano enorme la miraba con los ojos grandes. “Oh maldición.” Maldijo debajo de su respiración, tenía un miedo mórbido hacia los perros. “Buen perrito, no vengas por favor aquí.” Ella abogó y se congeló cuando el animal saltó del sofá y caminó hacia ella. Conducido por la curiosidad, el perro procedió a olerla. Phyllis no se atrevió a respirar cuando él hacía eso.
Satisfecho con lo que había juzgado ser aceptable, el perro levantó su pierna trasera e hizo pis en la temblorosamujer. Después de marcarla como su territorio, se alejó lentamente, dejando a la directora horrorizada y boquiabierta.
Como lo que sucedió encima de la plataforma hace una hora, un flash del rojo llamó su atención.
Usted se ha quejado siempre de que convertíamos su escuela en un zoológico.
Decía la nota grabada que fue colocada en su escritorio.
Usted tenía razón.
“¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡F4!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!” Phyllis Kroll chilló como una hada maligna en calor.
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anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
Algunos días más adelante.
Fiesta de graduación.
Una mansión alquilada que tenía vista a la costa en Malibu fue el sitio para la fiesta tradicional de graduación. Después de meses de discusión, las estudiantes que organizaban el acontecimiento finalmente acordaron que fuera de tema clásico de Hollywood con ropa de clase, joyería de lujo y toda la ostentación y glamour que lo acompaña - si - solamente para dar a cada una una oportunidad de hacer alarde de su abundancia a sus compañeras de clase igualmente bendecidas.
4F era propenso generalmente a saltarse los acontecimientos relacionados con la escuela, las cuatro poderosas decidieron esta vez bajar de su altar y mezclarse con sus compañeras por última vez . Mirandose como las celebridades que son, no decepcionaron ciertamente a su público que las adoraba. Por supuesto, todas llegaron con pareja - incluso Shane, que trajo a una famosa actriz joven – porno, pero curiosamente mandando mensaje a a alguna otra el tiempo entero. Mientras tanto, Dana y Alicia vllegaron con chaqueta de punto como Tracy y Catalina Hepburn - y haciendolo absolutamente realista con su disputa constante - juguetona y de otra manera. Sam y Helena se encerraron en si mismas la noche entera, compensando el tiempo perdido desde la llegada de Nueva York de la joven Peabody.
¿Y Bette y Tina? Decidieron venir, vestidas a lo noventas como Fred Astaire y Ginger Rogers, respectivamente. Su pelo marrón rizado caía en su cara, Bette oscilaba su figura en un juego de Stella MCARTNEY. Con los botones de la chaqueta deshechos y la blusa blanca por debajo, enviaba escozores a los corazones anhelantes con la cantidad de escote jugosa que revelaba. Su novia alimentaba las llamas del deseo complementando el equipo con un vestido blanco escotado al cual Bette se aferraba en todos los lugares correctos. Incluso las almas celosas allí tuvieron que admitir que Tina se miraba endiabladamente deseable esta noche. Bette sostendría que ella se miraba poderosamente deseable cada noche.
Innecesario decir, la imponente pareja causó palpitaciones a través de la tarde entera.
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“Wow.. esto es agradable..” Bette sonrió mientras examinaba el pequeño balcón en la segunda planta. Fue dejado en desorden con las velas minúsculas, su única fuente de iluminación aparte del claro de luna suave que bañaba el espacio. Era probablemente la mayor y única cosa romántica que las dos conseguirían ver esta noche. Dentro de la casa, los golpes ruidosos del jazz hacían vibrar las paredes, diciéndoles que esta fiesta estaba todo sobre la celebración y el libertinaje sobre todo lo demás.
“Sí.” Tina exprimió la mano de su novia cariñosamente, mirando en las velas. “Es como una casa del horror.”
Bette miró a la rubia con un ceño fruncido en su cara. “Eres una asesina del humor.”
“Bromeaba.” Tina hizo un lindo guiño.
Bette caminó hacia el centro y dio vuelta para mirar a su novia.
“¿Hey Ginger?”
“¿Sí?”
“¿Bailas conmigo?” Una sonrisa deslumbrante se formó en los labios de Bette mientras ampliaba una mano a Tina.
Más que feliz de aceptar, Tina entregó su mano a la morena. Rió nerviosamente cuando la jaló rápidamente hacia la pista. “¿Listo Fred?”
“Siempre.” Bette guiñó y comenzó a llevarla, sacudiéndolas a ambas a la música de Cole Porter's Noche y Dia.
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“.. hablé con tu papá ayer, me dijo todo sobre los dos que van a viajar mañana a USC.”
“Hmm.” Tina cabeceó muda, la mención mera de USC la sacudió para sacarla de su ensueño. Era bastante para tirar de ella a partir de su tarde de cuento de hadas y para estrellarla a la realidad. En las últimas pocas semanas, había estado embotellando todo adentro - manteniendo una fachada fuerte delante de Bette mientras luchaba con las opciones puestas a su disposición. Fue solamente algunos días antes de la graduación que compuso su mente y dijo a Ken su decisión. Había sido duro, pero él fue de mucho apoyo. Ahora la única cosa que faltaba era decirle a Bette.
“¿Puedo ir con ustedes?”
“Sí. Seguro.” Tina contestó automáticamente, sin oir realmente la pregunta de Bette. Ella podía ver sus labios el moverse, pero por alguna razón, parecía no poder oir lo que hablaba. Su mente competía con ella misma y el sonido de su corazón derrotado tecleaba en sus oídos.
“¿Kennard?”
“¿Sí?”
“¿Está algo mal?”
Tina se apartó lo suficiente para encontrar la mirada preocupada de Bette. Mierda, ¿era tan obvia? ¿Cuanto tiempo había estado perdida? “No, ¿porqué lo preguntas?”
“Ahora hemos estado bailando por algunos minutos y eh uh. No has estado caminando sobre mis pies.”
“¿Quisieras que caminara sobre ti?” Tina miraba a Bette cuestionándola.
Bette encogió los hombros, aunque nunca gozó realmente de que le pisara los pies, se encontró extrañándolo esta noche. “Era algo que te hacía feliz.”
“¿Piensas que lastimarte me hace feliz?” Tina preguntó, tomada levemente por sorpresa por la información. ¿Era así como Bette lo veía?
“¡No lo quise decir de esa manera! Tu solo, pareces encontrar divertido mi malestar. Y no lo estoy diciendo contra ti.” Agregó rápidamente la última parte cuando cayó la cara de Tina.
“Nunca te lastimaría a propósito.” Tina miraba a Bette con los ojos tristes.
“A menos que estés celosa.” Bette precisó.
“Eso creo.” Tina se ruborizó en el acuerdo. Envolvió sus brazos alrededor del cuello de Bette y puso su cabeza en el hombro de la morena. Siempre tan ligeramente, golpeó suavemente el pie de Bette con la punta de su zapatilla. “¿Feliz?” Le preguntó.
Bette rió - un sonido melodioso que engatusó una pequeña sonrisa de los labios de Tina. “Mucho. Hazlo otra vez.”
Por supuesto, la rubia accedió.
Desde entonces, su danza continuó en silencio - con una Bette olvidadiza intentando gozar del momento y una Tina luchadora que intentaba conseguir una onza de voluntad en si misma.
Es ahora o nunca Kennard, se dijo repetidamente. Si ella no reunía bastante fuerza para sincerarse esta noche, temió que nunca lo haría. Aunque era algo que ella disfrutaba, tenía un motivo más fuerte cuando miraba la ducha de meteoritos el otro día. De alguna manera era como observar las estrellas fugaces, y aunque no era técnicamente igual, era bastante para ella. Había querido pedir deseos – asi tendría algo a qué aferrarse y fijar su alma ansiosa en la tranquilidad. E incluso cuando vio docenas esa noche, deseó solamente dos cosas. Una, que esto fuera más fácil, y dos, que fueran felices a largo plazo.
Miró para arriba el cielo y suspiró. Era una noche sin estrellas - y de alguna manera, le confundía los sentidos. Este era quizá un mensaje de los cielos - diciéndole que su destino estaba en sus manos y que no debería dejar que esperanzas falsas intervinieran.
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“Bebé, ¿ me amas?”
“Por supuesto que lo hago.” Bette sonrió, poniendo un beso al lado de la cabeza de Tina.
“¿Cuánto?”
“Oh, lo suficiente.” La morena bromeó. La rubia se apartó un poco y levantó una ceja interrogante. Bette se rió entre dientes y colocó el más suave de los besos en los labios que ponían mala cara de su novia. “Es incuantificable e inmensurable, solo sé que te amo mucho. Y significa, mucho.”
“Okay,” Tina cabeceó, volviendo su cabeza a su posición original respecto al hombro de Bette. Estuvo silenciosa por un minuto antes de que hiciera otra pregunta, su voz pequeña como una niña. “Porter, ¿qué harías por mí?”
Una mirada desconcertada encontró su destino en la cara de Bette. ¿De dónde venían todas estas preguntas ? ¿Ella no había demostrado su amor tanto como debía hacerlo que la rubia necesitaba un cierto reaseguro de ella?
No, frunció un poco el ceño, estaba bastante segura que ella no carecía en ese departamento. Diariamente, le decía y demostraba a su novia apenas cuánto la valoraba y era amada. Quizá solo quiere oírme decirlo otra vez, una sonrisa quitó su pequeño ceño fruncido. Tina era así de condenadamente linda. “¿Qué haría por ti? Dejame ver,” se detuvo brevemente, fingiendo pensar largo y duro la pregunta. “Pienso que, mucho, todo y cualquier cosa.”
Era quizá una buena cosa que Bette no pudiera ver su cara, porque cuando oyó esas palabras - las mismas que quería y temía oír - la cara de Tina cayó y las lágrimas comenzaron a reunirse en sus ojos pardos. Desorientada sobre su estado de estar a punto de las lágrimas, Bette continuó.
“Como ves, soy tu criada leal y devota. Di algo y yo lo seguiré. Pide cualquier cosa y te lo daré. Esperaré a tus pies y satisfaceré cada deseo con la mejor de mis capacidades.” Proclamó audazmente, confiada y segura sobre sus sentimientos por Tina.
Luchando por parpadear detrás de las lágrimas, la rubia le contestó con silencio. Asustada de que su voz la delatara.
Cuando no oyó ninguna respuesta, Bette sintió repentinamente un presentimiento burbujear dentro de ella. Uh-oh, ¿¿dije algo mal? “Lo siento, ¿fui demasiado dramática?”
Tina sacudió su cabeza, inhalando profundamente para intentar recuperar su sentido de la calma. “No.”
Bette suspiró aliviada. “Bueno, porque a veces, decir cosas cursis hace las cosas insinceras.” Cuando lo que sentía por la rubia era TODO MENOS insincero.
“¿Porter?”
“¿Hm?”
“Lo que acabas de decir, ¿quisiste decir todo eso?”
Bette cabeceó. “Sí, lo hice.”
“¿Todo y cualquier cosa?”
“Uh-huh.”
“¿Lo prometes?”
“Lo prometo.” Bette afirmó su promesa con el beso más apacible en los labios de Tina. “¿No vas a alguna parte con esto, ¿no es asi?” Preguntó, su cara traicionaba su diversión.
Realmente, si. Tina suspiró internamente. Dentro de su mente, se disculpó con Bette por arrinconarla, pero ésta era la única manera en que ella podría conseguir que su novia obstinada hiciera lo que iba a pedirle. “¿Qué piensas de Yale?”
“Sabes lo que pienso de él.” Bette miraba a Tina curiosamente.
“¿Piensas que es una buena escuela?”
“No,” sacudió su cabeza. “Es una gran escuela.”
“¿Mejor que USC?”
Bette afianzó sus labios con abrazadera y mordió su lengua, sabiendo que su opinión podría ganarle una noche dentro de la casa del perro.
“No tienes que tener miedo de decir lo que piensas. No has sido exactamente silenciosa sobre tus opiniones en el pasado.” Tina la engatusó suavemente.
Bette suspiró. Muy bien. “Sí, es mejor que USC.” Ella admitió. “Waaay mejor.” Agregó debajo de su respiración.
“Bueno.”
“¿Bueno?” Bette surcó su frente confundida. ¿Qué sucede?
“Qué piensas de que tu atiendas a Ya-”
Antes de que Tina pudiera acabar su pregunta, Bette afianzó con abrazadera su boca. Mierda santa, su mente entró directo en sobremarcha. Tina iba a alistarse en USC, ella estaba segura de eso, pero aquí estaba, preguntándole acerca de ir a Yale. Repentinamente, todo se ponía de manifiesto.
“Kennard, ¿qué está pasando?” Bette preguntó temerosa, destapando la boca de la rubia.
Tina se estabilizó. Es ahora o nunca, le recordó su cerebro. “Bebé, he sido suficientemente egoísta todo este tiempo. No quisiera que renunciaras a tus sueños, no quiero retenerte. Necesitas seguir tu corazón y.”
“Que es estúpido.” Una risa amarga encontró su salida en los labios de su Bette. “¿Seguir mi corazón? Si hago eso, terminaré yendo a dondequiera que tu estés.”
Tina suspiró y miró abajo en sus pies. Esto no va a ser realmente fácil. “Por favor no hagas más duro esto.” Susurró su súplica.
“No tiene que serlo. Kennard, decidímos ya sobre esto. Ambas decidimos que estaríamos juntas. Te lo dije, dondequiera está muy bien conmigo mientras esté contigo.”
“Sé, pero.”
“¿Qué hizo que cambiaras tu mente?” Bette preguntó con la desesperación atada en su voz. Su cara cayó mientras un pensamiento le pegó. “Mierda, ¿es que tienes dudas sobre nosotros?”
“No, no es eso.” Tina la tranquilizó con voz firme.
Bette ahuecó su frente y miró lejos. “¿Entonces qué es? ¿Porqué me dejas ir?”
“¡No te estoy dejando ir! Solo apenas.”
“¿Apenas qué?”
“Apenas te estoy dando el espacio de crecer.”
“Que es estúpido. Podríamos hacer eso juntas.”
“Lo prometiste.”
"Lo hice, pero.”
“Dijiste cualquier cosa y todo.”
Bette pellizcó el puente de su nariz. Puta madre, matada por su propia espada.
“Porter, Yo.”
“Bebé, por favor. No lo hagas.” Rogó, sus ojos tristes y llenos de miedo. En la parte posterior de su mente, sabía lo que Tina iba a pedirle.
Tina evitó su mirada, no podía hacer esto con Bette mirándola de esa forma. Rompía su corazón. Intentó hablar solamente que sentía su boca tan seca. Parpadeó limpiando sus lágrimas, mordió sus labios temblantes y exprimió la mano de Bette - intentando conseguir una cierta fuerza de su amor. Ella necesitaba hacer esto.
“Porter, Yo. Quisiera que fueras a Yale.”
Fiesta de graduación.
Una mansión alquilada que tenía vista a la costa en Malibu fue el sitio para la fiesta tradicional de graduación. Después de meses de discusión, las estudiantes que organizaban el acontecimiento finalmente acordaron que fuera de tema clásico de Hollywood con ropa de clase, joyería de lujo y toda la ostentación y glamour que lo acompaña - si - solamente para dar a cada una una oportunidad de hacer alarde de su abundancia a sus compañeras de clase igualmente bendecidas.
4F era propenso generalmente a saltarse los acontecimientos relacionados con la escuela, las cuatro poderosas decidieron esta vez bajar de su altar y mezclarse con sus compañeras por última vez . Mirandose como las celebridades que son, no decepcionaron ciertamente a su público que las adoraba. Por supuesto, todas llegaron con pareja - incluso Shane, que trajo a una famosa actriz joven – porno, pero curiosamente mandando mensaje a a alguna otra el tiempo entero. Mientras tanto, Dana y Alicia vllegaron con chaqueta de punto como Tracy y Catalina Hepburn - y haciendolo absolutamente realista con su disputa constante - juguetona y de otra manera. Sam y Helena se encerraron en si mismas la noche entera, compensando el tiempo perdido desde la llegada de Nueva York de la joven Peabody.
¿Y Bette y Tina? Decidieron venir, vestidas a lo noventas como Fred Astaire y Ginger Rogers, respectivamente. Su pelo marrón rizado caía en su cara, Bette oscilaba su figura en un juego de Stella MCARTNEY. Con los botones de la chaqueta deshechos y la blusa blanca por debajo, enviaba escozores a los corazones anhelantes con la cantidad de escote jugosa que revelaba. Su novia alimentaba las llamas del deseo complementando el equipo con un vestido blanco escotado al cual Bette se aferraba en todos los lugares correctos. Incluso las almas celosas allí tuvieron que admitir que Tina se miraba endiabladamente deseable esta noche. Bette sostendría que ella se miraba poderosamente deseable cada noche.
Innecesario decir, la imponente pareja causó palpitaciones a través de la tarde entera.
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“Wow.. esto es agradable..” Bette sonrió mientras examinaba el pequeño balcón en la segunda planta. Fue dejado en desorden con las velas minúsculas, su única fuente de iluminación aparte del claro de luna suave que bañaba el espacio. Era probablemente la mayor y única cosa romántica que las dos conseguirían ver esta noche. Dentro de la casa, los golpes ruidosos del jazz hacían vibrar las paredes, diciéndoles que esta fiesta estaba todo sobre la celebración y el libertinaje sobre todo lo demás.
“Sí.” Tina exprimió la mano de su novia cariñosamente, mirando en las velas. “Es como una casa del horror.”
Bette miró a la rubia con un ceño fruncido en su cara. “Eres una asesina del humor.”
“Bromeaba.” Tina hizo un lindo guiño.
Bette caminó hacia el centro y dio vuelta para mirar a su novia.
“¿Hey Ginger?”
“¿Sí?”
“¿Bailas conmigo?” Una sonrisa deslumbrante se formó en los labios de Bette mientras ampliaba una mano a Tina.
Más que feliz de aceptar, Tina entregó su mano a la morena. Rió nerviosamente cuando la jaló rápidamente hacia la pista. “¿Listo Fred?”
“Siempre.” Bette guiñó y comenzó a llevarla, sacudiéndolas a ambas a la música de Cole Porter's Noche y Dia.
-----
“.. hablé con tu papá ayer, me dijo todo sobre los dos que van a viajar mañana a USC.”
“Hmm.” Tina cabeceó muda, la mención mera de USC la sacudió para sacarla de su ensueño. Era bastante para tirar de ella a partir de su tarde de cuento de hadas y para estrellarla a la realidad. En las últimas pocas semanas, había estado embotellando todo adentro - manteniendo una fachada fuerte delante de Bette mientras luchaba con las opciones puestas a su disposición. Fue solamente algunos días antes de la graduación que compuso su mente y dijo a Ken su decisión. Había sido duro, pero él fue de mucho apoyo. Ahora la única cosa que faltaba era decirle a Bette.
“¿Puedo ir con ustedes?”
“Sí. Seguro.” Tina contestó automáticamente, sin oir realmente la pregunta de Bette. Ella podía ver sus labios el moverse, pero por alguna razón, parecía no poder oir lo que hablaba. Su mente competía con ella misma y el sonido de su corazón derrotado tecleaba en sus oídos.
“¿Kennard?”
“¿Sí?”
“¿Está algo mal?”
Tina se apartó lo suficiente para encontrar la mirada preocupada de Bette. Mierda, ¿era tan obvia? ¿Cuanto tiempo había estado perdida? “No, ¿porqué lo preguntas?”
“Ahora hemos estado bailando por algunos minutos y eh uh. No has estado caminando sobre mis pies.”
“¿Quisieras que caminara sobre ti?” Tina miraba a Bette cuestionándola.
Bette encogió los hombros, aunque nunca gozó realmente de que le pisara los pies, se encontró extrañándolo esta noche. “Era algo que te hacía feliz.”
“¿Piensas que lastimarte me hace feliz?” Tina preguntó, tomada levemente por sorpresa por la información. ¿Era así como Bette lo veía?
“¡No lo quise decir de esa manera! Tu solo, pareces encontrar divertido mi malestar. Y no lo estoy diciendo contra ti.” Agregó rápidamente la última parte cuando cayó la cara de Tina.
“Nunca te lastimaría a propósito.” Tina miraba a Bette con los ojos tristes.
“A menos que estés celosa.” Bette precisó.
“Eso creo.” Tina se ruborizó en el acuerdo. Envolvió sus brazos alrededor del cuello de Bette y puso su cabeza en el hombro de la morena. Siempre tan ligeramente, golpeó suavemente el pie de Bette con la punta de su zapatilla. “¿Feliz?” Le preguntó.
Bette rió - un sonido melodioso que engatusó una pequeña sonrisa de los labios de Tina. “Mucho. Hazlo otra vez.”
Por supuesto, la rubia accedió.
Desde entonces, su danza continuó en silencio - con una Bette olvidadiza intentando gozar del momento y una Tina luchadora que intentaba conseguir una onza de voluntad en si misma.
Es ahora o nunca Kennard, se dijo repetidamente. Si ella no reunía bastante fuerza para sincerarse esta noche, temió que nunca lo haría. Aunque era algo que ella disfrutaba, tenía un motivo más fuerte cuando miraba la ducha de meteoritos el otro día. De alguna manera era como observar las estrellas fugaces, y aunque no era técnicamente igual, era bastante para ella. Había querido pedir deseos – asi tendría algo a qué aferrarse y fijar su alma ansiosa en la tranquilidad. E incluso cuando vio docenas esa noche, deseó solamente dos cosas. Una, que esto fuera más fácil, y dos, que fueran felices a largo plazo.
Miró para arriba el cielo y suspiró. Era una noche sin estrellas - y de alguna manera, le confundía los sentidos. Este era quizá un mensaje de los cielos - diciéndole que su destino estaba en sus manos y que no debería dejar que esperanzas falsas intervinieran.
------
“Bebé, ¿ me amas?”
“Por supuesto que lo hago.” Bette sonrió, poniendo un beso al lado de la cabeza de Tina.
“¿Cuánto?”
“Oh, lo suficiente.” La morena bromeó. La rubia se apartó un poco y levantó una ceja interrogante. Bette se rió entre dientes y colocó el más suave de los besos en los labios que ponían mala cara de su novia. “Es incuantificable e inmensurable, solo sé que te amo mucho. Y significa, mucho.”
“Okay,” Tina cabeceó, volviendo su cabeza a su posición original respecto al hombro de Bette. Estuvo silenciosa por un minuto antes de que hiciera otra pregunta, su voz pequeña como una niña. “Porter, ¿qué harías por mí?”
Una mirada desconcertada encontró su destino en la cara de Bette. ¿De dónde venían todas estas preguntas ? ¿Ella no había demostrado su amor tanto como debía hacerlo que la rubia necesitaba un cierto reaseguro de ella?
No, frunció un poco el ceño, estaba bastante segura que ella no carecía en ese departamento. Diariamente, le decía y demostraba a su novia apenas cuánto la valoraba y era amada. Quizá solo quiere oírme decirlo otra vez, una sonrisa quitó su pequeño ceño fruncido. Tina era así de condenadamente linda. “¿Qué haría por ti? Dejame ver,” se detuvo brevemente, fingiendo pensar largo y duro la pregunta. “Pienso que, mucho, todo y cualquier cosa.”
Era quizá una buena cosa que Bette no pudiera ver su cara, porque cuando oyó esas palabras - las mismas que quería y temía oír - la cara de Tina cayó y las lágrimas comenzaron a reunirse en sus ojos pardos. Desorientada sobre su estado de estar a punto de las lágrimas, Bette continuó.
“Como ves, soy tu criada leal y devota. Di algo y yo lo seguiré. Pide cualquier cosa y te lo daré. Esperaré a tus pies y satisfaceré cada deseo con la mejor de mis capacidades.” Proclamó audazmente, confiada y segura sobre sus sentimientos por Tina.
Luchando por parpadear detrás de las lágrimas, la rubia le contestó con silencio. Asustada de que su voz la delatara.
Cuando no oyó ninguna respuesta, Bette sintió repentinamente un presentimiento burbujear dentro de ella. Uh-oh, ¿¿dije algo mal? “Lo siento, ¿fui demasiado dramática?”
Tina sacudió su cabeza, inhalando profundamente para intentar recuperar su sentido de la calma. “No.”
Bette suspiró aliviada. “Bueno, porque a veces, decir cosas cursis hace las cosas insinceras.” Cuando lo que sentía por la rubia era TODO MENOS insincero.
“¿Porter?”
“¿Hm?”
“Lo que acabas de decir, ¿quisiste decir todo eso?”
Bette cabeceó. “Sí, lo hice.”
“¿Todo y cualquier cosa?”
“Uh-huh.”
“¿Lo prometes?”
“Lo prometo.” Bette afirmó su promesa con el beso más apacible en los labios de Tina. “¿No vas a alguna parte con esto, ¿no es asi?” Preguntó, su cara traicionaba su diversión.
Realmente, si. Tina suspiró internamente. Dentro de su mente, se disculpó con Bette por arrinconarla, pero ésta era la única manera en que ella podría conseguir que su novia obstinada hiciera lo que iba a pedirle. “¿Qué piensas de Yale?”
“Sabes lo que pienso de él.” Bette miraba a Tina curiosamente.
“¿Piensas que es una buena escuela?”
“No,” sacudió su cabeza. “Es una gran escuela.”
“¿Mejor que USC?”
Bette afianzó sus labios con abrazadera y mordió su lengua, sabiendo que su opinión podría ganarle una noche dentro de la casa del perro.
“No tienes que tener miedo de decir lo que piensas. No has sido exactamente silenciosa sobre tus opiniones en el pasado.” Tina la engatusó suavemente.
Bette suspiró. Muy bien. “Sí, es mejor que USC.” Ella admitió. “Waaay mejor.” Agregó debajo de su respiración.
“Bueno.”
“¿Bueno?” Bette surcó su frente confundida. ¿Qué sucede?
“Qué piensas de que tu atiendas a Ya-”
Antes de que Tina pudiera acabar su pregunta, Bette afianzó con abrazadera su boca. Mierda santa, su mente entró directo en sobremarcha. Tina iba a alistarse en USC, ella estaba segura de eso, pero aquí estaba, preguntándole acerca de ir a Yale. Repentinamente, todo se ponía de manifiesto.
“Kennard, ¿qué está pasando?” Bette preguntó temerosa, destapando la boca de la rubia.
Tina se estabilizó. Es ahora o nunca, le recordó su cerebro. “Bebé, he sido suficientemente egoísta todo este tiempo. No quisiera que renunciaras a tus sueños, no quiero retenerte. Necesitas seguir tu corazón y.”
“Que es estúpido.” Una risa amarga encontró su salida en los labios de su Bette. “¿Seguir mi corazón? Si hago eso, terminaré yendo a dondequiera que tu estés.”
Tina suspiró y miró abajo en sus pies. Esto no va a ser realmente fácil. “Por favor no hagas más duro esto.” Susurró su súplica.
“No tiene que serlo. Kennard, decidímos ya sobre esto. Ambas decidimos que estaríamos juntas. Te lo dije, dondequiera está muy bien conmigo mientras esté contigo.”
“Sé, pero.”
“¿Qué hizo que cambiaras tu mente?” Bette preguntó con la desesperación atada en su voz. Su cara cayó mientras un pensamiento le pegó. “Mierda, ¿es que tienes dudas sobre nosotros?”
“No, no es eso.” Tina la tranquilizó con voz firme.
Bette ahuecó su frente y miró lejos. “¿Entonces qué es? ¿Porqué me dejas ir?”
“¡No te estoy dejando ir! Solo apenas.”
“¿Apenas qué?”
“Apenas te estoy dando el espacio de crecer.”
“Que es estúpido. Podríamos hacer eso juntas.”
“Lo prometiste.”
"Lo hice, pero.”
“Dijiste cualquier cosa y todo.”
Bette pellizcó el puente de su nariz. Puta madre, matada por su propia espada.
“Porter, Yo.”
“Bebé, por favor. No lo hagas.” Rogó, sus ojos tristes y llenos de miedo. En la parte posterior de su mente, sabía lo que Tina iba a pedirle.
Tina evitó su mirada, no podía hacer esto con Bette mirándola de esa forma. Rompía su corazón. Intentó hablar solamente que sentía su boca tan seca. Parpadeó limpiando sus lágrimas, mordió sus labios temblantes y exprimió la mano de Bette - intentando conseguir una cierta fuerza de su amor. Ella necesitaba hacer esto.
“Porter, Yo. Quisiera que fueras a Yale.”
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPÍTULO CINCUENTA Y CUATRO: Una pequeña cosa llamada Eternidad
Los Ángeles. Actual tiempo.
I had all but given up on finding the one that I could fall into
On the day before you
I was ready to settle for less than love and not much more
There was no such thing as a dream come true
Oh, but that was on the day before you
In your eyes I see forever and it makes me wish that my life never knew
The day before you
Oh, but heaven knows those years without you
Were shaping my heart for the day that I found you
And if you're the reason for all I've been through
Then I'm thankful for the day before you
Now you're here and everything's changing
Suddenly life means so much
I can't wait
To wake up tomorrow
And find out this promise is true
I will never have to go back to..
The day before you
No pude dejar de notar la ironía cuando paso por el apartamento 229 y oigo esas palabras que son cantadas en la radio. Me encontré parada fuera de la puerta, escuchando hasta que la melodía comienza a decolorarse y fue substituida por la voz lisa de conductor de la mañana. Todavía oigo la canción en mi cabeza como si estuviera grabada, sus líricas engatusan una sonrisa en mi cara. Cómo cabe para lo que sentía ahora. Resumió maravillosamente mi vida después de Tina Kennard.
Me he preguntado a menudo cómo habría resultado mi vida si no hubiera arrastrado a mis perezosas amigas a la escuela a principios de ese día profético. Si no me hubiera sentido excesivamente protectora de Alicia para dejar ir a esa tonta estudiante de primer año. Si no hubieramos acompañado a Shane al tercer piso por elcarro del café para conseguirle su tiro diario de cafeína antes de fijar la etiqueta roja. Si no hubiera sido una víctima desgraciada de la tapa del café y la culpable de Dana Fairbanks. Y si no hubiera conocido a esa mujer audaz llamada Christina Kennard.
Si no hubieran sucedido esas cosas, no estaría aquí.
Estaría probablemente saliendo de mi residencia, mirando para arriba la mansión y diciendole adios a Sonja y a mis coches. Diciéndoles adiós desde la limousina que me llevaría lejos al aeropuerto en donde mi jet me esperaba. Encontraría a mis amigas allí, y juntas, volaríamos a nuestro futuro. A Yale. Donde el drama de la universidad y las noches de libertinaje y diversión nos esperaban. Tendríamos probablemente la mejor época de nuestras vidas. Cuatro años más tarde, me habría graduado como la primera de mi clase. Mi mamá, dios bendice su alma, habría estado orgullosa. Y mientras me estuviera despidiendo de la escuela, estaría diciendole hola a mi nuevo trabajo como el jefe del PGC - al igual que a mi destino. Viviría la vida viajando en un jet - como mi padre antes que yo - y viajaría por todo el mundo, cerrando contratos de negocio con una mano y manejando mi imperio con la otra.
Haciendo los asuntos de negocio a un lado, mi vida habría sido simple y dichosamente sencilla.
Sigo siendo Bette Porter - rica más allá de la creencia, extraordinariamente hermosa, increíblemente inteligente y la envidia de cada uno, absolutamente joven y sana. Tenía toda la vida delante de mí.
No necesitaba a cualquier persona, no debía a cualquier persona cualquier cosa. Mi mundo giraba alrededor de MÍ - y estaba contenta con éso.
Tenía todo lo que nunca había querido. Todo lo que pensaba que era necesario. Lo tenía todo.
Si no hubiera ido a la escuela ese día, si no hubiera lanzado mi café en mi cara, si no la hubiera visto en absoluto. Creo que habría estado bien. Eso, estoy segura que. Habría estado bien. Dichosamente inconsciente de su existencia, pero aceptable no obstante. Habría estado bien. Habría sobrevivido.
Como dije, lo tenía todo.
Excepto quizá.
Esa cosa evasiva que la gente llama felicidad. Y otro concepto
extraño llamado paz interna.
Si no la hubiera encontrado, me habría sentido terriblemente infeliz con mi vida sin saber la razón del porqué. Si nuestras trayectorias no se hubieran cruzado, todavía iría abajo por ese camino autodestructivo, aprovisionada de combustible por una agitación interna que me frecuentaba desde que era una niña - la mismo que hizo que lastimara a otros sin motivo o razón.
Habría permanecido fuerte como era - incapaz de sentir cualquier cosa excepto cólera y amargura, orgullosa, impasible. Enojada con el mundo, para detrimento de mi y de la gente que entraba en contacto conmigo.
Si no la hubiera encontrado, no sabría lo que es el amor, la alegría y la ausencia de egoísmo verdaderos.
Si no hubiera encontrado a Tina Kennard, no habría sido humana - entonces lo digo. Ella me enseñó muchas cosas - me hizo creer en tantas más.
Pero no se engañen, ella no me cambió. Nadie podría hacer eso.
Cambié por ella. Y eso para mí, importaba más que todo lo demás. Si, yo, la orgullosa y temible Bette Porter, hice lo imposible al estar dispuesta a alterar mi vida por esta persona, entonces no era ridículo asumir que no había nada en este mundo que fuera incapaz de hacer por ella.
Y ésa era mi verdad.
Ahora, mi mundo gira alrededor de ELLA - y bastante extraño, estaba contenta con éso. Y me atrevo a decir, feliz por eso.
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¡Porter!
“¿Qué?” Tropiezo casi en el último tramo de escalones mientras azoto mi cabeza detrás de mí. Afortunadamente, Sam estaba allí para detenerme. “¿Me llamaste?” Le pregunto sin aliento, queriendo que mi corazón vuelva abajo de mi garganta.
“No. ¿Porqué?”
“Nada. Yo apenas. Nada. No importa.” Sacudo mi cabeza. Debo estar escuchando cosas.
“Pareces un poco fuera de ti. Tu y Tina tuvieron una noche larga, ¿huh?” Ella menea sus cejas sugestiva, codeándome en el costado. Le contesto con un encogimiento de hombros. Éso era obvio. “¿Qué te parece si agarro estos de tus manos antes de caigas y te mates?” Agarra mis bolsos de mí antes de que pueda pronunciar cualquier protesta. “Te encontraré afuera.” Grita sobre su hombro cuando baja los últimos dos peldaños. Antes de que pueda decir cualquier cosa para pararla, ella se ha ido, dejándome parada allí con mi quijada colgando como una tonta.
Bebé, ¿me despiertas de acuerdo?
Una tonta desilusionada.
Froto mi cara con las manos y doy una palmada a mis mejillas. Juro que acabo de oír su voz otra vez. Mierda, estoy realmente oyendo cosas.
Intentando recuperar mi sentido de la calma, decido tardar mi tiempo mientras acabo mi viaje interrumpido abajo de las escaleras. Dejé mi mano deslizarse sobre la longitud del pasamanos de madera - algo que no llamarías normalmente un movimiento inteligente, viendo cómo utilicé prácticamente mi mano como trapo de limpieza. Oh joder , es repugnante. Hago una cara cuando cepillo lejos el polvo que se había aferrado en mis dedos. Este complejo de apartamentos - mi hogar en los últimos pocos meses - era realmente un hoyo. Gruño, tomo una botella de desinfectante dentro de mi bolso y vierto una cantidad abundante en mi palma.
Pienso que me retrasé demasiado tiempo por el aterrizaje - como evidencia oigo una tos impaciente detrás de mí. Sin mirar al tonto con la garganta estridente, me hago la desentendida y soy tomada puntualmente por detrás cuando el pendejo golpea su hombro contra el mío a propósito. Cierro fuertemente mis dientes. Algunas gentes no tienen absolutamente modales.
“Whoops, lo siento.” Dije con desprecio cuando él disparó la cara primero en el piso, su marco larguirucho arrellanado como un águila. Agraciada, jalo mi pie. Con una despedida triunfante, camino sobre el individuo y voy hacia las puertas del edificio. Sonrío mientras lo oigo gemir. Muerde el polvo, cabrón.
Vago fuera a la acera y paro un minuto, mirando para arriba en mi ventana del dormitorio. Detrás del vidrio y de las cortinas - ella estaba allí. Remetida cómodamente debajo de un cobertor, rodeada por las almohadillas - las mismas que había colocado protectora alrededor de ella como una fortaleza antes de que me fuera. Era todavía temprano, y de nuestras actividades de anoche, diría que ella no estará levantada hasta más adelante. Esperanzadamente.
No hay nada en este mundo que sea incapaz de hacer por ella. Me recuerdo otra vez cuando mis pies duelen por correr de nuevo a mi apartamento. Su mera presencia me atrae allí como un imán.
Con todo a pesar de la atracción poderosa, me coloco en tierra. Manteniendome en mi lugar. Me rompo por momentos, pero de alguna manera, manejo mantenerme unida de momento.
“¿Estás segura que esta es la cosa correcta por hacer?” Sam apareció a mi lado, estirando sus brazos sobre su cabeza. No había ninguna cólera o reprobación en su voz, apenas el cansancio que apenas encubría. Nunca fue una persona de la mañana en nuestro pequeña circulo de amigas.
“¿Habrías hecho lo mismo por Helena?” Pregunto reservada, mi mirada nunca sale de la ventana no abierta. A través de la esquina de mis ojos, veo su movimiento de cabeza hacia arriba y hacia abajo. Conjeturo que entonces ambas éramos lechones por nuestras amadas. “Entonces es la cosa correcta por hacer.” Suspiro tristemente.
Ésa fue la última cosa que dije antes de que mi mejor amiga me barriera en un abrazo sentido. Decir que me sorprendió era una subestimación. Me colocaba allí como una idiota mientras Sam me sostenía, mis brazos trabados rígidos a mis lados.
“Uh, ¿compinche?” Digo tentativa, manteniendo mis manos en su lugar. Podía ver a ese vagabundo de Lee Stevens mirandonos enfrente de la calle, ansioso probablemente por decirle a Tina cómo me vio en los brazos de alguna otra. ¿Qué está haciendo fuera de la cárcel? “Sam, ¿qué haces?”
Pude sentir como me apretaba más, sin dar ninguna muestra de soltarme. “Parecía que podrías necesitar un abrazo.”
“¡Ha! Sí correcto.” Fuerzo una risa incrédula. ¿Yo? ¡¿Necesitando un abrazo?! Corrrecto há. Aunque fué extraño cómo mis brazos se movieron solos y cercaron su cintura. Tan extraño, guardo silencio cuando pongo mi cabeza en su hombro. Maldición, debo haber tenido algo en mi ojo - mi visión se pone un poco brumosa.
Sam me acaricia en la cabeza a medida que continúa deteniéndome cerca. Esa acción hizo que me sintiera como un perrito, solamente que no me importa realmente. Me está confortando. Y es de esos gestos especiales que me mantienen en este momento en un montón emocional patético. Permanecemos de esa manera por lo que parece como una eternidad hasta que estoy bastante segura que no podría sentir más mis brazos. O mi torso.
“¿Sammy?”
Oigo su risa melodiosa al lado de mi oído, como si pudiera leer mis pensamientos. “¿Hemos alcanzado el límite de nuestro abrazo amistoso, eh?”
“Bonito mucho.”
Me congelo cuando siento mi teléfono móvil zumbar dentro de mi bolsillo. Sin mirar la pantalla, sabía que era ella la que me llamaba. Llamenlo ESPECIALMENTE, sexto sentido o lo que sea. Solo sé que es ella. ¿Qué hacía levantada tan temprano? Mis manos se empuñan cuando mi cabeza discute mi próximo paso. Se fuerte Porter. Recuerda, estás haciendo esto por ella.
“¿Estás lista?” Sam me pregunta suavemente, rompiendo mis pensamientos. Difícil como era, guardo mis manos lejos de mi bolsillo y no hago caso del zumbido continuo de mi teléfono.
“Todavía intentando estarlo.” Contesto verazmente. Rompo el abrazo de mi mejor amiga y tomo una respiración profunda. Intento darle una de mis sonrisas más brillantes - una tentativa terrible de ocultar lo que estoy sintiendo por dentro. Lo cuál conjeturo, era un poco insustancial porque de la mejor manera, me contesta comprensiva. Es divertido cómo me conoce tan bien.
El zumbido para. Y sin preocuparme por mirar mi registro de llamadas, apago mi móvil y lo lanzo en mi monedero. Lo siento tanto bebé. Miro para arriba en nuestra ventana del dormitorio por última vez y le digo adiós.
Con Sam siguiéndome, resbalo dentro del coche al lado de una Alicia durmiente. Babeando abundantemente. Coloco un pañuelo en su barbilla y alejo mi hombro. Moviendo una mano al frente, golpeo ligeramente el hombro de Shane en señal de saludo. Ella me reconoce con un ronquido, que creo es otra manera de decir buenos días sin hablar.
Con todo en su lugar, doy vuelta al conductor.
Estoy haciendo esto por ti.
“Vamonos.”
------------------------------
Dos semanas antes.
“¡Kennard!”
“¡Ya voy!”
“¡Dijiste eso hace cinco minutos!”
“¿Lo hice?”
“Uh. sí”
“Heh. Mentí.”
“¡Ahora sé eso!”
“Jesús, ¿porqué estás tan irritable?”
“He estado esperando aquí por quince minutos.”
“Bien entonces otro minuto no te lastimará.”
“¡Kennard!”
“Bueno, bueno. Ya voy.”
Joven como era, Bette no podía dejar de hacer gruñidos enfadados mientras cerraba su teléfono. Como una máquina del telégrafo, su pie se movía por cuenta propia y comenzaba a golpear ligeramente impaciente en el pavimento – enviando un mensaje furioso a su novia tardía en código Morse. Echando un vistazo en su reloj por enésima vez, movió frustrada una mano a través de su cabello. Si ella tenía una destreza para la puntualidad, después Tina tenía una inclinación para el retraso. Yin y Yang, así dicen. Miró para arriba a su ventana de la sala de estar y frunció el ceño cuando vio una falta de definición azul clara pasar cerca, rizando las cortinas.
¡Oh no, aún no sale-!
“¡Kennard!” Bette gritó tan ruidosamente como sus acordes vocales le permitían.
“¡Ya voy!” Una voz alegre respondió desde arriba.
¿Ya voy, eh? Bette soltó un suspiro de frustración, golpeando una lata de atún vacía con el pie que yacía sin objetivo por sus pies, golpeando a un vago próximo en el estómago, pero el individuo pareció no sentirla. En su cólera, incluso no se molestó endisculparse con el hombre durmiente. Ya voy. Ya voy. Ya voy. Podía decir que esas palabras eran bien recibidas cuando eran pronunciadas en momentos mas intimos, pero no podía decir lo mismo en este momento.
Respira Porter, se recordó. Deja el buen aire adentro, mal aire fuera. Cerró los ojos e intentó regular su respiración. ¿Qué dijo ese libro estúpido de meditación que se hacía otra vez? Correcto, relajar los músculos y representar una escena tranquila y calmante dentro de su mente. En los próximos minutos, luchó por hacer apenas eso. Convenciendose de que se sentía mejor ya, abrió los ojos.
Contra su mejor juicio, echó otro vistazo rápido en su reloj. Once minutos. ¡Jesucristo! Su calma se fue - directa hacia fuera de la ventana. Relajate. Se dijo mientras se inclinaba detrás contra su coche nuevamente pintado. Oh, lo leíste correctamente. Pintado nuevamente. DeeDee no era más colorido. Las flores y las etiquetas de paz se fueron - y en su lugar un trabajo de pintura genérica hizo que se mirara normal lejos del coche llamativo y ostentoso. Haberlo repintado era como darle a un hippie un cambio de imagen. Poner fin al pelo que fluía largo, sacar los granos de Buddha y quitarle la ropa y las violaciones psicodélicas! - hacerlo normal, necio y aburrido. Aunque rompió el corazón de Tina ver a DeeDee perder su carácter, Bette no lo habría aceptado de ninguna otra manera. No es un secreto que Tina podía convencer muy bien a la morena - de cualquier cosa y todo (¿alguien dijo que era masilla en sus manos?). Pero no esta vez. Para el cambio de imagen de DeeDee, Bette utilizó algunas bolas proverbiales y se mantuvo firme - tan suavemente como pudo, por supuesto. Hacer el coche repintar era apenas otro de los cambios dolorosos que ambas tendrían que aceptar antes de ir a la universidad. Y si Tina conducía al escarabajo a USC tal y como lo habían previsto, entonces Bette no permitiría que ella fuera el hazme-reír de la escuela entera teniendo un vehículo tan florido. Oh, Bette le enseñó a cómo conducir también. Pero ésa es otra historia enteramente - una que frecuentaría a la heredera por los veinte siguientes años o mas.
Otro minuto largo pasó antes de que las puertas del edificio de viviendas se abrieran, revelando a su novia jadeante y sin aliento. La perennemente tardía Tina Kennard. Y ya saben, Bette suspiró, estaba lista para emprender una pelea con la rubia. Lista para arrojar hacia fuera un bocado de palabras venenosas de su arsenal repugnante por hacerla esperar casi media hora. Honor de explorador. Ella estaba realmente lista.
Pero por otra parte.
Su genio se esfumó.
Bette sentía sus garras contraerse, la cólera desvanecerse. La vista de una Tina sudorosa en un par de shorts cortos estupendos de algodón y una blusa de amplio escote era bastante para aspirar la elocuencia fuera de su sistema. Seriamente, ella no tenía ninguna palabra. Apenas, incoherencias.
“Eres. uh. Eres. um. Eres...”
“¿Soy qué?” Tina preguntó inocente cuando se acercó despacio a Bette y le dio un beso en la mejilla. Ella no era estúpida, sabía que estaba a punto de tener una bronca con su novia oh-tan-paciente. Ésa es principalmente la razón por la que decidió sacudir las caderas un poco atractiva y mover de un tirón su cabello alborotado tan pronto como caminara fuera en el umbral. No es un pecado trabajar con lo que le ha dado dios abundantemente.
“Eres.” La boca de Bette se abrió y cerró otra vez, sus ojos puestos en los labios de Tina. Mierda, se puso labial de fresa. Su kryptonita personal. “Eres.”
“¿Soy?”
Bette suprimió un gemido frustrado mientras su mente luchaba con su libido, una lucha que desde antes estaba claramente perdida. Agrupándose, tragó difícilmente y manejó un rudo, “Estás atrasada.”
“Lo siento.” Tina susurró sinceramente mientras aplanaba los pliegues imaginarios en la blusa de botones de Bette abajo. “Sé que no es ninguna excusa pero tenía una dificultad en elegir qué traje de baño traer. Te recompensaré, lo prometo.” Jaló de la morena adentro por su collar y puso un beso persistente en sus labios.
Cuando se separaron, Bette maldijo y pellizcó el puente de su nariz. “¿Porqué no puedo permanecer enojada contigo incluso por apenas un minuto?”
Tina rió y jaló nuevamente por la espalda a la muchacha. Eres absolutamente adorable Bette, pensó, robándole otro beso.
“Y porqué puedes distraerme bastante tiempo para no hacer que recuerde porqué estaba enojada contigo en primer lugar.” Bette se quejó debajo de su respiración mientras llevaba a su novia divertida dentro del coche.
“No sé porqué tienes tanta prisa bebé. La playa todavía estará allí incluso si llegamos treinta minutos tarde.”
Bette le contestó con silencio mientras comenzaron a internarse en el tráfico. Diez minutos en el paseo, una Tina rechazó tararear con la radio y habló a su compañera reservada.
“¿Entonces a donde vamos?” Preguntó mientras cepillaba su pelo y lo levantaba en una cola de caballo. El viento de la ventana abierta sopló el olor de su melena rubia directo en las ventanas de la nariz de Bette, distrayendo a la muchacha de contestar su pregunta. “Ojos en el camino cariño.” Tina recordó, sintiendo un par de ojos marrones en ella.
“Lo siento.” Bette tosió, evitando su mirada. “¿Preguntaste algo?”
“Sí, ¿adónde vamos? ¿Malibu? ¿Huntington? ¿Newport? ¿Santa Mónica?”
Bette sacudió su cabeza en cada lugar que Tina mencionó. Esto golpeará el viento fuera de sus pulmones, sonrió secretamente cuando echó un vistazo en la rubia en una luz roja. “Lana'i.”
“¿Donde está eso?”
“Hawaii.”
“¡¡¡¿QQQUUUUUUÉÉÉÉÉ?!!!!” Tina gritó, su cabeza se encajaba a presión detrás mientras lo hacía.
Bette retrocedió. De acuerdo, quizá no sus pulmones - pero eliminó sus tímpanos allí por un segundo. “Jesús, habrías podido decirlo un poco mas fuerte bebé, todavía puedo oír con mi otro oído.”
“Lo siento.” La muchacha de pelo rubio se disculpó. Tomó un profundo respiro para calmarse antes de hablar. “¿Vamos a Hawaii?”
“Sí. Vamos, me dijiste que te sorprendiera.”
“¿Invitaste a las muchachas?”
“Nope. Pensaba que solo seremos nosotras dos esta vez.”
“De acuerdo.” Tina cabeceó, intentando absorber todo sin impresionarse demasiado. Conducida por el impulso repentino de tener una cita divertida con Bette, le había sugerido un viaje a la playa anoche. Ella pensaba dentro de las orillas de California, pero debió haberle expresado eso a su novia impaciente. Dejó que Porter llevara el viaje supuestamente simple a otro nivel llevándola lejos a una playa exótica. “¿Cómo vamos a llegar allí?”
“Con un jet por supuesto - que nos espera en Burbank.”
“Sí, un jet, correcto. Correcto.” Tina masculló, recordando que su novia poseía probablemente varios de ésos. “¿Donde vamos a permanecer?”
“Mi favorita personal, la bahía de Manele. James llamó ya y nos reservó para los tres próximos días. Te encantará; las comidas iluminadas por velas en la playa, una habitación por los acantilados con vista al océano, arena blanca, bebidas tropicales servidas con esos paraguas minúsculos, bailarinas atractivos de hula, es muy agradable.”
“Estoy segura.” Tina sonrió, representándolo dentro de su mente. Un segundo más adelante un ceño fruncido quitó su sonrisa. “¡Espera! ¡No tengo ropa!”
“Empaqué bastantes para nosotras dos.”
“¿Compartiremos entonces?”
“Yep.”
“¡Espera! ¿Qué hay sobre la ropa interior? ¿Vamos a compartir ésas también?”
“Probablemente.”
“¡Bebé! Eso es tan antihigiénico.”
“Entonces no uses nada.” Bette sonrió.
Tina golpeó juguetona con fuerza a su novia en el hombro.
“¡Estoy bromeando! Traje algunos tuyos.”
“¿Realmente? Grande.” Tina suspiró aliviada.
“Solamente espero que no busques los comfortables, porque todo lo que empaqué para ti fueron tangas y bikinis de encaje. Ninguna de tus bragas de abuelita.” Bette guiñó astuta.
“¿Porqué no estoy sorprendida?” Tina se rió entre dientes, alcanzandola para remeter algunos filamentos flojos detrás del oído de Bette.
“¿Porque habrías hecho exactamente la misma cosa si nuestros papeles se hubieran invertido?” Bette tomó la mano de Tina y puso un beso cariñoso en su palma.
“Las grandes mentes piensan igual.” La rubia sonrió. “¿Entonces tres días en Hawaii, huh?”
“Tres días en el paraíso.”
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Los Ángeles. Actual tiempo.
I had all but given up on finding the one that I could fall into
On the day before you
I was ready to settle for less than love and not much more
There was no such thing as a dream come true
Oh, but that was on the day before you
In your eyes I see forever and it makes me wish that my life never knew
The day before you
Oh, but heaven knows those years without you
Were shaping my heart for the day that I found you
And if you're the reason for all I've been through
Then I'm thankful for the day before you
Now you're here and everything's changing
Suddenly life means so much
I can't wait
To wake up tomorrow
And find out this promise is true
I will never have to go back to..
The day before you
No pude dejar de notar la ironía cuando paso por el apartamento 229 y oigo esas palabras que son cantadas en la radio. Me encontré parada fuera de la puerta, escuchando hasta que la melodía comienza a decolorarse y fue substituida por la voz lisa de conductor de la mañana. Todavía oigo la canción en mi cabeza como si estuviera grabada, sus líricas engatusan una sonrisa en mi cara. Cómo cabe para lo que sentía ahora. Resumió maravillosamente mi vida después de Tina Kennard.
Me he preguntado a menudo cómo habría resultado mi vida si no hubiera arrastrado a mis perezosas amigas a la escuela a principios de ese día profético. Si no me hubiera sentido excesivamente protectora de Alicia para dejar ir a esa tonta estudiante de primer año. Si no hubieramos acompañado a Shane al tercer piso por elcarro del café para conseguirle su tiro diario de cafeína antes de fijar la etiqueta roja. Si no hubiera sido una víctima desgraciada de la tapa del café y la culpable de Dana Fairbanks. Y si no hubiera conocido a esa mujer audaz llamada Christina Kennard.
Si no hubieran sucedido esas cosas, no estaría aquí.
Estaría probablemente saliendo de mi residencia, mirando para arriba la mansión y diciendole adios a Sonja y a mis coches. Diciéndoles adiós desde la limousina que me llevaría lejos al aeropuerto en donde mi jet me esperaba. Encontraría a mis amigas allí, y juntas, volaríamos a nuestro futuro. A Yale. Donde el drama de la universidad y las noches de libertinaje y diversión nos esperaban. Tendríamos probablemente la mejor época de nuestras vidas. Cuatro años más tarde, me habría graduado como la primera de mi clase. Mi mamá, dios bendice su alma, habría estado orgullosa. Y mientras me estuviera despidiendo de la escuela, estaría diciendole hola a mi nuevo trabajo como el jefe del PGC - al igual que a mi destino. Viviría la vida viajando en un jet - como mi padre antes que yo - y viajaría por todo el mundo, cerrando contratos de negocio con una mano y manejando mi imperio con la otra.
Haciendo los asuntos de negocio a un lado, mi vida habría sido simple y dichosamente sencilla.
Sigo siendo Bette Porter - rica más allá de la creencia, extraordinariamente hermosa, increíblemente inteligente y la envidia de cada uno, absolutamente joven y sana. Tenía toda la vida delante de mí.
No necesitaba a cualquier persona, no debía a cualquier persona cualquier cosa. Mi mundo giraba alrededor de MÍ - y estaba contenta con éso.
Tenía todo lo que nunca había querido. Todo lo que pensaba que era necesario. Lo tenía todo.
Si no hubiera ido a la escuela ese día, si no hubiera lanzado mi café en mi cara, si no la hubiera visto en absoluto. Creo que habría estado bien. Eso, estoy segura que. Habría estado bien. Dichosamente inconsciente de su existencia, pero aceptable no obstante. Habría estado bien. Habría sobrevivido.
Como dije, lo tenía todo.
Excepto quizá.
Esa cosa evasiva que la gente llama felicidad. Y otro concepto
extraño llamado paz interna.
Si no la hubiera encontrado, me habría sentido terriblemente infeliz con mi vida sin saber la razón del porqué. Si nuestras trayectorias no se hubieran cruzado, todavía iría abajo por ese camino autodestructivo, aprovisionada de combustible por una agitación interna que me frecuentaba desde que era una niña - la mismo que hizo que lastimara a otros sin motivo o razón.
Habría permanecido fuerte como era - incapaz de sentir cualquier cosa excepto cólera y amargura, orgullosa, impasible. Enojada con el mundo, para detrimento de mi y de la gente que entraba en contacto conmigo.
Si no la hubiera encontrado, no sabría lo que es el amor, la alegría y la ausencia de egoísmo verdaderos.
Si no hubiera encontrado a Tina Kennard, no habría sido humana - entonces lo digo. Ella me enseñó muchas cosas - me hizo creer en tantas más.
Pero no se engañen, ella no me cambió. Nadie podría hacer eso.
Cambié por ella. Y eso para mí, importaba más que todo lo demás. Si, yo, la orgullosa y temible Bette Porter, hice lo imposible al estar dispuesta a alterar mi vida por esta persona, entonces no era ridículo asumir que no había nada en este mundo que fuera incapaz de hacer por ella.
Y ésa era mi verdad.
Ahora, mi mundo gira alrededor de ELLA - y bastante extraño, estaba contenta con éso. Y me atrevo a decir, feliz por eso.
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¡Porter!
“¿Qué?” Tropiezo casi en el último tramo de escalones mientras azoto mi cabeza detrás de mí. Afortunadamente, Sam estaba allí para detenerme. “¿Me llamaste?” Le pregunto sin aliento, queriendo que mi corazón vuelva abajo de mi garganta.
“No. ¿Porqué?”
“Nada. Yo apenas. Nada. No importa.” Sacudo mi cabeza. Debo estar escuchando cosas.
“Pareces un poco fuera de ti. Tu y Tina tuvieron una noche larga, ¿huh?” Ella menea sus cejas sugestiva, codeándome en el costado. Le contesto con un encogimiento de hombros. Éso era obvio. “¿Qué te parece si agarro estos de tus manos antes de caigas y te mates?” Agarra mis bolsos de mí antes de que pueda pronunciar cualquier protesta. “Te encontraré afuera.” Grita sobre su hombro cuando baja los últimos dos peldaños. Antes de que pueda decir cualquier cosa para pararla, ella se ha ido, dejándome parada allí con mi quijada colgando como una tonta.
Bebé, ¿me despiertas de acuerdo?
Una tonta desilusionada.
Froto mi cara con las manos y doy una palmada a mis mejillas. Juro que acabo de oír su voz otra vez. Mierda, estoy realmente oyendo cosas.
Intentando recuperar mi sentido de la calma, decido tardar mi tiempo mientras acabo mi viaje interrumpido abajo de las escaleras. Dejé mi mano deslizarse sobre la longitud del pasamanos de madera - algo que no llamarías normalmente un movimiento inteligente, viendo cómo utilicé prácticamente mi mano como trapo de limpieza. Oh joder , es repugnante. Hago una cara cuando cepillo lejos el polvo que se había aferrado en mis dedos. Este complejo de apartamentos - mi hogar en los últimos pocos meses - era realmente un hoyo. Gruño, tomo una botella de desinfectante dentro de mi bolso y vierto una cantidad abundante en mi palma.
Pienso que me retrasé demasiado tiempo por el aterrizaje - como evidencia oigo una tos impaciente detrás de mí. Sin mirar al tonto con la garganta estridente, me hago la desentendida y soy tomada puntualmente por detrás cuando el pendejo golpea su hombro contra el mío a propósito. Cierro fuertemente mis dientes. Algunas gentes no tienen absolutamente modales.
“Whoops, lo siento.” Dije con desprecio cuando él disparó la cara primero en el piso, su marco larguirucho arrellanado como un águila. Agraciada, jalo mi pie. Con una despedida triunfante, camino sobre el individuo y voy hacia las puertas del edificio. Sonrío mientras lo oigo gemir. Muerde el polvo, cabrón.
Vago fuera a la acera y paro un minuto, mirando para arriba en mi ventana del dormitorio. Detrás del vidrio y de las cortinas - ella estaba allí. Remetida cómodamente debajo de un cobertor, rodeada por las almohadillas - las mismas que había colocado protectora alrededor de ella como una fortaleza antes de que me fuera. Era todavía temprano, y de nuestras actividades de anoche, diría que ella no estará levantada hasta más adelante. Esperanzadamente.
No hay nada en este mundo que sea incapaz de hacer por ella. Me recuerdo otra vez cuando mis pies duelen por correr de nuevo a mi apartamento. Su mera presencia me atrae allí como un imán.
Con todo a pesar de la atracción poderosa, me coloco en tierra. Manteniendome en mi lugar. Me rompo por momentos, pero de alguna manera, manejo mantenerme unida de momento.
“¿Estás segura que esta es la cosa correcta por hacer?” Sam apareció a mi lado, estirando sus brazos sobre su cabeza. No había ninguna cólera o reprobación en su voz, apenas el cansancio que apenas encubría. Nunca fue una persona de la mañana en nuestro pequeña circulo de amigas.
“¿Habrías hecho lo mismo por Helena?” Pregunto reservada, mi mirada nunca sale de la ventana no abierta. A través de la esquina de mis ojos, veo su movimiento de cabeza hacia arriba y hacia abajo. Conjeturo que entonces ambas éramos lechones por nuestras amadas. “Entonces es la cosa correcta por hacer.” Suspiro tristemente.
Ésa fue la última cosa que dije antes de que mi mejor amiga me barriera en un abrazo sentido. Decir que me sorprendió era una subestimación. Me colocaba allí como una idiota mientras Sam me sostenía, mis brazos trabados rígidos a mis lados.
“Uh, ¿compinche?” Digo tentativa, manteniendo mis manos en su lugar. Podía ver a ese vagabundo de Lee Stevens mirandonos enfrente de la calle, ansioso probablemente por decirle a Tina cómo me vio en los brazos de alguna otra. ¿Qué está haciendo fuera de la cárcel? “Sam, ¿qué haces?”
Pude sentir como me apretaba más, sin dar ninguna muestra de soltarme. “Parecía que podrías necesitar un abrazo.”
“¡Ha! Sí correcto.” Fuerzo una risa incrédula. ¿Yo? ¡¿Necesitando un abrazo?! Corrrecto há. Aunque fué extraño cómo mis brazos se movieron solos y cercaron su cintura. Tan extraño, guardo silencio cuando pongo mi cabeza en su hombro. Maldición, debo haber tenido algo en mi ojo - mi visión se pone un poco brumosa.
Sam me acaricia en la cabeza a medida que continúa deteniéndome cerca. Esa acción hizo que me sintiera como un perrito, solamente que no me importa realmente. Me está confortando. Y es de esos gestos especiales que me mantienen en este momento en un montón emocional patético. Permanecemos de esa manera por lo que parece como una eternidad hasta que estoy bastante segura que no podría sentir más mis brazos. O mi torso.
“¿Sammy?”
Oigo su risa melodiosa al lado de mi oído, como si pudiera leer mis pensamientos. “¿Hemos alcanzado el límite de nuestro abrazo amistoso, eh?”
“Bonito mucho.”
Me congelo cuando siento mi teléfono móvil zumbar dentro de mi bolsillo. Sin mirar la pantalla, sabía que era ella la que me llamaba. Llamenlo ESPECIALMENTE, sexto sentido o lo que sea. Solo sé que es ella. ¿Qué hacía levantada tan temprano? Mis manos se empuñan cuando mi cabeza discute mi próximo paso. Se fuerte Porter. Recuerda, estás haciendo esto por ella.
“¿Estás lista?” Sam me pregunta suavemente, rompiendo mis pensamientos. Difícil como era, guardo mis manos lejos de mi bolsillo y no hago caso del zumbido continuo de mi teléfono.
“Todavía intentando estarlo.” Contesto verazmente. Rompo el abrazo de mi mejor amiga y tomo una respiración profunda. Intento darle una de mis sonrisas más brillantes - una tentativa terrible de ocultar lo que estoy sintiendo por dentro. Lo cuál conjeturo, era un poco insustancial porque de la mejor manera, me contesta comprensiva. Es divertido cómo me conoce tan bien.
El zumbido para. Y sin preocuparme por mirar mi registro de llamadas, apago mi móvil y lo lanzo en mi monedero. Lo siento tanto bebé. Miro para arriba en nuestra ventana del dormitorio por última vez y le digo adiós.
Con Sam siguiéndome, resbalo dentro del coche al lado de una Alicia durmiente. Babeando abundantemente. Coloco un pañuelo en su barbilla y alejo mi hombro. Moviendo una mano al frente, golpeo ligeramente el hombro de Shane en señal de saludo. Ella me reconoce con un ronquido, que creo es otra manera de decir buenos días sin hablar.
Con todo en su lugar, doy vuelta al conductor.
Estoy haciendo esto por ti.
“Vamonos.”
------------------------------
Dos semanas antes.
“¡Kennard!”
“¡Ya voy!”
“¡Dijiste eso hace cinco minutos!”
“¿Lo hice?”
“Uh. sí”
“Heh. Mentí.”
“¡Ahora sé eso!”
“Jesús, ¿porqué estás tan irritable?”
“He estado esperando aquí por quince minutos.”
“Bien entonces otro minuto no te lastimará.”
“¡Kennard!”
“Bueno, bueno. Ya voy.”
Joven como era, Bette no podía dejar de hacer gruñidos enfadados mientras cerraba su teléfono. Como una máquina del telégrafo, su pie se movía por cuenta propia y comenzaba a golpear ligeramente impaciente en el pavimento – enviando un mensaje furioso a su novia tardía en código Morse. Echando un vistazo en su reloj por enésima vez, movió frustrada una mano a través de su cabello. Si ella tenía una destreza para la puntualidad, después Tina tenía una inclinación para el retraso. Yin y Yang, así dicen. Miró para arriba a su ventana de la sala de estar y frunció el ceño cuando vio una falta de definición azul clara pasar cerca, rizando las cortinas.
¡Oh no, aún no sale-!
“¡Kennard!” Bette gritó tan ruidosamente como sus acordes vocales le permitían.
“¡Ya voy!” Una voz alegre respondió desde arriba.
¿Ya voy, eh? Bette soltó un suspiro de frustración, golpeando una lata de atún vacía con el pie que yacía sin objetivo por sus pies, golpeando a un vago próximo en el estómago, pero el individuo pareció no sentirla. En su cólera, incluso no se molestó endisculparse con el hombre durmiente. Ya voy. Ya voy. Ya voy. Podía decir que esas palabras eran bien recibidas cuando eran pronunciadas en momentos mas intimos, pero no podía decir lo mismo en este momento.
Respira Porter, se recordó. Deja el buen aire adentro, mal aire fuera. Cerró los ojos e intentó regular su respiración. ¿Qué dijo ese libro estúpido de meditación que se hacía otra vez? Correcto, relajar los músculos y representar una escena tranquila y calmante dentro de su mente. En los próximos minutos, luchó por hacer apenas eso. Convenciendose de que se sentía mejor ya, abrió los ojos.
Contra su mejor juicio, echó otro vistazo rápido en su reloj. Once minutos. ¡Jesucristo! Su calma se fue - directa hacia fuera de la ventana. Relajate. Se dijo mientras se inclinaba detrás contra su coche nuevamente pintado. Oh, lo leíste correctamente. Pintado nuevamente. DeeDee no era más colorido. Las flores y las etiquetas de paz se fueron - y en su lugar un trabajo de pintura genérica hizo que se mirara normal lejos del coche llamativo y ostentoso. Haberlo repintado era como darle a un hippie un cambio de imagen. Poner fin al pelo que fluía largo, sacar los granos de Buddha y quitarle la ropa y las violaciones psicodélicas! - hacerlo normal, necio y aburrido. Aunque rompió el corazón de Tina ver a DeeDee perder su carácter, Bette no lo habría aceptado de ninguna otra manera. No es un secreto que Tina podía convencer muy bien a la morena - de cualquier cosa y todo (¿alguien dijo que era masilla en sus manos?). Pero no esta vez. Para el cambio de imagen de DeeDee, Bette utilizó algunas bolas proverbiales y se mantuvo firme - tan suavemente como pudo, por supuesto. Hacer el coche repintar era apenas otro de los cambios dolorosos que ambas tendrían que aceptar antes de ir a la universidad. Y si Tina conducía al escarabajo a USC tal y como lo habían previsto, entonces Bette no permitiría que ella fuera el hazme-reír de la escuela entera teniendo un vehículo tan florido. Oh, Bette le enseñó a cómo conducir también. Pero ésa es otra historia enteramente - una que frecuentaría a la heredera por los veinte siguientes años o mas.
Otro minuto largo pasó antes de que las puertas del edificio de viviendas se abrieran, revelando a su novia jadeante y sin aliento. La perennemente tardía Tina Kennard. Y ya saben, Bette suspiró, estaba lista para emprender una pelea con la rubia. Lista para arrojar hacia fuera un bocado de palabras venenosas de su arsenal repugnante por hacerla esperar casi media hora. Honor de explorador. Ella estaba realmente lista.
Pero por otra parte.
Su genio se esfumó.
Bette sentía sus garras contraerse, la cólera desvanecerse. La vista de una Tina sudorosa en un par de shorts cortos estupendos de algodón y una blusa de amplio escote era bastante para aspirar la elocuencia fuera de su sistema. Seriamente, ella no tenía ninguna palabra. Apenas, incoherencias.
“Eres. uh. Eres. um. Eres...”
“¿Soy qué?” Tina preguntó inocente cuando se acercó despacio a Bette y le dio un beso en la mejilla. Ella no era estúpida, sabía que estaba a punto de tener una bronca con su novia oh-tan-paciente. Ésa es principalmente la razón por la que decidió sacudir las caderas un poco atractiva y mover de un tirón su cabello alborotado tan pronto como caminara fuera en el umbral. No es un pecado trabajar con lo que le ha dado dios abundantemente.
“Eres.” La boca de Bette se abrió y cerró otra vez, sus ojos puestos en los labios de Tina. Mierda, se puso labial de fresa. Su kryptonita personal. “Eres.”
“¿Soy?”
Bette suprimió un gemido frustrado mientras su mente luchaba con su libido, una lucha que desde antes estaba claramente perdida. Agrupándose, tragó difícilmente y manejó un rudo, “Estás atrasada.”
“Lo siento.” Tina susurró sinceramente mientras aplanaba los pliegues imaginarios en la blusa de botones de Bette abajo. “Sé que no es ninguna excusa pero tenía una dificultad en elegir qué traje de baño traer. Te recompensaré, lo prometo.” Jaló de la morena adentro por su collar y puso un beso persistente en sus labios.
Cuando se separaron, Bette maldijo y pellizcó el puente de su nariz. “¿Porqué no puedo permanecer enojada contigo incluso por apenas un minuto?”
Tina rió y jaló nuevamente por la espalda a la muchacha. Eres absolutamente adorable Bette, pensó, robándole otro beso.
“Y porqué puedes distraerme bastante tiempo para no hacer que recuerde porqué estaba enojada contigo en primer lugar.” Bette se quejó debajo de su respiración mientras llevaba a su novia divertida dentro del coche.
“No sé porqué tienes tanta prisa bebé. La playa todavía estará allí incluso si llegamos treinta minutos tarde.”
Bette le contestó con silencio mientras comenzaron a internarse en el tráfico. Diez minutos en el paseo, una Tina rechazó tararear con la radio y habló a su compañera reservada.
“¿Entonces a donde vamos?” Preguntó mientras cepillaba su pelo y lo levantaba en una cola de caballo. El viento de la ventana abierta sopló el olor de su melena rubia directo en las ventanas de la nariz de Bette, distrayendo a la muchacha de contestar su pregunta. “Ojos en el camino cariño.” Tina recordó, sintiendo un par de ojos marrones en ella.
“Lo siento.” Bette tosió, evitando su mirada. “¿Preguntaste algo?”
“Sí, ¿adónde vamos? ¿Malibu? ¿Huntington? ¿Newport? ¿Santa Mónica?”
Bette sacudió su cabeza en cada lugar que Tina mencionó. Esto golpeará el viento fuera de sus pulmones, sonrió secretamente cuando echó un vistazo en la rubia en una luz roja. “Lana'i.”
“¿Donde está eso?”
“Hawaii.”
“¡¡¡¿QQQUUUUUUÉÉÉÉÉ?!!!!” Tina gritó, su cabeza se encajaba a presión detrás mientras lo hacía.
Bette retrocedió. De acuerdo, quizá no sus pulmones - pero eliminó sus tímpanos allí por un segundo. “Jesús, habrías podido decirlo un poco mas fuerte bebé, todavía puedo oír con mi otro oído.”
“Lo siento.” La muchacha de pelo rubio se disculpó. Tomó un profundo respiro para calmarse antes de hablar. “¿Vamos a Hawaii?”
“Sí. Vamos, me dijiste que te sorprendiera.”
“¿Invitaste a las muchachas?”
“Nope. Pensaba que solo seremos nosotras dos esta vez.”
“De acuerdo.” Tina cabeceó, intentando absorber todo sin impresionarse demasiado. Conducida por el impulso repentino de tener una cita divertida con Bette, le había sugerido un viaje a la playa anoche. Ella pensaba dentro de las orillas de California, pero debió haberle expresado eso a su novia impaciente. Dejó que Porter llevara el viaje supuestamente simple a otro nivel llevándola lejos a una playa exótica. “¿Cómo vamos a llegar allí?”
“Con un jet por supuesto - que nos espera en Burbank.”
“Sí, un jet, correcto. Correcto.” Tina masculló, recordando que su novia poseía probablemente varios de ésos. “¿Donde vamos a permanecer?”
“Mi favorita personal, la bahía de Manele. James llamó ya y nos reservó para los tres próximos días. Te encantará; las comidas iluminadas por velas en la playa, una habitación por los acantilados con vista al océano, arena blanca, bebidas tropicales servidas con esos paraguas minúsculos, bailarinas atractivos de hula, es muy agradable.”
“Estoy segura.” Tina sonrió, representándolo dentro de su mente. Un segundo más adelante un ceño fruncido quitó su sonrisa. “¡Espera! ¡No tengo ropa!”
“Empaqué bastantes para nosotras dos.”
“¿Compartiremos entonces?”
“Yep.”
“¡Espera! ¿Qué hay sobre la ropa interior? ¿Vamos a compartir ésas también?”
“Probablemente.”
“¡Bebé! Eso es tan antihigiénico.”
“Entonces no uses nada.” Bette sonrió.
Tina golpeó juguetona con fuerza a su novia en el hombro.
“¡Estoy bromeando! Traje algunos tuyos.”
“¿Realmente? Grande.” Tina suspiró aliviada.
“Solamente espero que no busques los comfortables, porque todo lo que empaqué para ti fueron tangas y bikinis de encaje. Ninguna de tus bragas de abuelita.” Bette guiñó astuta.
“¿Porqué no estoy sorprendida?” Tina se rió entre dientes, alcanzandola para remeter algunos filamentos flojos detrás del oído de Bette.
“¿Porque habrías hecho exactamente la misma cosa si nuestros papeles se hubieran invertido?” Bette tomó la mano de Tina y puso un beso cariñoso en su palma.
“Las grandes mentes piensan igual.” La rubia sonrió. “¿Entonces tres días en Hawaii, huh?”
“Tres días en el paraíso.”
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anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
Lana'i, Hawaii
Día uno
“¿Vas a acabar eso?”
Tina señaló un dedo en la bebida de Bette.
“¿Porqué? ¿La quieres?” Bette preguntó, moviendo su boca lejos del popote. Se rió de la mirada de codicia y anhelo en la cara de la rubia. Si solamente pudiera decir que Tina la miraba a ella y no al coco en sus manos. “Aquí, puedes tenerlo.”
“Gracias bebé.” Tina hizo muecas de oído a oído, alzando la mano para agarrar la bebida ofrecida.
“¿Es como tu qué, sexto coco?” Bette estiró sus miembros cuando se acomodó en la comfortable calesa.
“Quinto.” La rubia corrigió cuando masticó en un bocado de la carne de coco.
“¿Porqué es que a ti se te permite comer excesivamente y a mi no?”
“Porque tengo un estómago de hierro y tu no.” Contestó simplemente.
“Bastante favorable gracias.” Bette suspiró, mirando las gaviotas que sobrevolaban las aguas claras.
Con una mano agarrando su bebida, Tina agarró el folleto sobre la mesa lateral de madera y leyó su contenido. Hojeó a través de las diversas atracciones y paró en una página en particular que había llamado su atención. “El jardín de los dioses parece agradable.” Dijo algunos momentos más adelante.
“Mm-hmm.”
“¿Vamos a ir allí?”
“Yep.”
“¿Hoy?”
“Mañana.”
“¿Por qué no ahora? Tenemos la tarde entera delante de nosotras.”
“Porque,” Bette se quitó sus gafas de sol y las acomodó encima de su cabeza. “Estaba pensando que podríamos pasar el resto del día en nuestra habitación.” Susurró atractiva, su voz llena de voces bajas bochornosas.
“¡Solamente que estamos en Hawaii! Debemos explorar la isla, no pasar un día entero aburridas en nuestro cuarto. Es decir, qué haremos allí excepto ver el reloj, la TV, dormir y tener...”
Silencio.
Y ahora ella lo capta, Bette pensó cuando reclinó la barbilla perezosa sobre su mano. “Todos esos cocos hicieron tu cerebro lento, ¿eh?” Golpeó ligeramente el lado de su frente con un dedo.
“Maldición.” Tina maldijo para si, poniendo de lado la bebida.
“La próxima vez, te estoy llevando al centro de ninguna parte. De esa manera no tendrás ninguna otra opción mas que permanecer en cama conmigo.” Bette guiñó mientras se empujaba para arriba de la calesa. Amplió una mano a la rubia. “¿Todavía quieres ir al jardín de los dioses?”
“Nah, podríamos ir allí mañana o el día después...”
“¿De nuevo al cuarto entonces?”
“Te sigo.”
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Día dos
Caminaba dentro del pequeño autobús del centro turístico, Bette frunció el ceño al percatarse de la cantidad de personas que iban. No había ningún asiento disponible, y mucho para su molestia, tuvieron que colocarse codo a codo con los otros turistas. ¿Porqué tuvo que acordar ir a pasear como una persona común en vez de alquilar un coche privado para ella y Tina? Quiso darse un zape en la cabeza por su carencia de previsión. Debía haber sabido que el autobús de la mañana estaría lleno.
La cosa siguiente que supo es que ella y Tina fueron empujadas prácticamente a la parte posterior del vehículo por un grupo de personas camorrista sque practicaban surf. Arrugó su cara y luchó contra el impulso de pellizcar el puente de su nariz. Dios, odiaba el olor del protector solar. Y con la suerte que había tenido, cada uno al lado de ella apestaba a él. Apenas grande, rodó sus ojos.
Se inclinó detrás contra una barra de metal para apoyarse cuando el autobús comenzó a moverse. Al lado de ella, una Tina moquienta reclinaba la frente en su hombro – sintiendose un poco mal. No sabían que fue, pero algo accionó las alergias de la rubia esta mañana. Y desde que el desayuno terminó, Tina había estado estornudando y moqueando directamente. Una Bette preocupada intentó llevar a la muchacha de nuevo al cuarto para que descansara, pero Tina no oiría nada de eso - insistiendo que su condición era una cosa pasajera y que debían continuar con sus planes del día y visitar la playa.
“¡ACHOOOOO!”
Bette retrocedió cuando Tina estornudó directo en su cara, rociándola inadvertidamente con saliva.
“Oh dios, lo siento tanto.” La rubia turbada limpió rápidamente la cara de su novia con sus manos, mortificada por lo que había hecho.
“Está bien. No es como si fuera la primera vez que soy cubierta por tus líquidos.” Bette guiñó, intentando minimizar la situación para facilitar la verguenza de Tina. “Aquí, bebé.” Ella le dio un pañuelo que traía en su bolso.
“Gracias bebé.” Una Tina ruborizada masculló y cubrió su boca con el pañuelo para ahorrarse de otra situación torpe. Arrugó su nariz cuando sintió otro estornudo listo para salir.
“¡ACHOOOOOOOOOOOOOO!”
Bette besó la tapa de la melena rubia de Tina y se aferró a su cintura para apoyar a su novia débil. Echó un vistazo subrepticio en los asientos más cercanos de ellas. Estaban ocupados por un grupo ruidoso de veraneantes de mediana edad, desbordando con el entusiasmo por su primera excursión de la compañía en dos años. Suspiró pesarosamente. Si solamente las mujeres hubieran sido más jovenes y del género opuesto, habría abierto su boca y les habría pedido que fueran más caballerosos y dejaran que su pobre novia tomara un asiento. Pero no lo eran, así que sabiamente mantuvo su boca cerrada. Tanto como quería preguntarles cuando se moverían, sabía que no podía. Tina no querría que forzara a una persona mayor a moverse en su favor. Enferma o no, ella pensaría que es grosero.
Mirando fuera de la ventana, otro suspiro se escapó de sus labios. Su destino, playa de Lopa, era la última parada del autobús, y apostaría que más de la mitad de la gente que se sentaba iban al mismo lugar que ella. Hasta ahora, todavía no habían alcanzado incluso su primer destino - y todavía tenían dos horas y siete paradas más para ir.
En sus brazos, Tina estornudó otra vez. Y otra vez. Y otra vez.
“Bendita, amor.” Una bondadosa mujer mayor sintió compasión por la rubia desde su lugar en un asiento comfortable del autobus. “¿Te sientes bien?”
Manejando una sonrisa débil, Tina contestó a la señora con un cabeceo. “Estoy muy bien, gracias por preguntar. Es solo alergia.” Frotó su nariz como una niña enferma, su voz rasposa y una octava más baja de lo normal.
Conducida por sus instintos maternales, la mujer comprensiva comenzó a quejarse con Tina - ofreciéndole graciosa un antihistamínico y una botella de agua. Sin embargo agradecida por su amabilidad, Bette mordió detrás una mofa. ¿Por qué no comienza por ofrecerle su asiento también? Pensó, detectando lo gravemente que su novia querida necesitaba sentarse. Estaba a punto de expresar esto hacia fuera cuando un flash repentino de inspiración la golpeó. Besó la cabeza de Tina para ocultar la sonrisa astuta que se había formado en sus labios.
“No, gracias.” Tina agitó una mano, rechazando cortésmente el agua y las píldoras de la vieja señora. “Estoy realmente bien.”
“No le crea.” Bette la cortó suavemente, llamando la atención de la señora hacia ella. “Debes parar realmente de minimizar tu condición, Kennard.” Dio vuelta a Tina y le frotó ligeramente la espalda cariñosamente.
Tina miró hacia arriba a la morena, sus ojos pardos irritados de todo el estornudo. “Dije que estoy muy bien. Esto saldrá tan pronto como lleguemos a la playa.”
Bette dejó escapar dramáticamente la respiración mientras Tina estornudaba una vez más. “¡No seas tonta! Sabía que debimos haber escuchado al doctor y que te teníamos que internar en un hospital.” Dijo bastante fuerte para que todos a su alrededor pudieran escucharla.
“¿De que hablas?” Tina dio a Bette una mirada extraña mientras la señora mayor miraba curiosa. La gente alrededor de ellas alertó sus oídos, sucumbiendo a su curiosidad y comenzó a escuchar lo que hablaban.
Bette frotó ligeramente el pelo de Tina, y en su mejor voz sensata, comenzó su discurso como un padre protector. “Tienes una clase rara de gripe tropical y lo sabes. Muy pronto, tu nariz va a sangrar y vas a escupir tus interiores hacia fuera. Lo juro, vi un especial sobre esto el otro día en Discovery Channel y ellos dicen que es contagioso como el infierno y potencialmente de muerte. Un solo estornudo es bastante para infectar a una docena de gentes sanas. Y por si no lo sabes, me has infectado también.” Frotó su nariz y moqueó para el énfasis.
“Porter, yo, yo. ACHOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!” Como una señal y antes de que la rubia pudiera pronunciar su protesta, Tina estornudó por centésima vez. Mucho para el placer de la morena, ese fue más ruidoso todavía.
Oh esto es demasiado fácil, Bette suprimió una mueca mientras oía el sonido inequívoco de la gente que aspiraba el aire y contenía su respiración. Su plan ingenioso daba muestras de funcionar. Los seres humanos eran tan fiables y crédulos.
Menos de un minuto más adelante, el autobús hizo un alto en la entrada de la primera parada, el jardín de la fruta tropical del centro turístico. Mientras las puertas se abrian, virtualmente cada uno alrededor de Bette y de Tina corrieron hacia la salida - incluso la gente que planeaba ir a los siguientes lugares. Un puñado de almas valientes se fueron hasta atrás, al otro lado del autobús, dejando vacante totalmente la parte donde se encontraba la joven pareja. Lanzaban vistazos cuidadosos en las dos adolescentes - especialmente Tina - cubriendo desvergonzados sus narices y bocas con sus manos.
“¿Qué?” Una Bette de mirada inofensiva preguntó cuando dirigió a Tina al asiento ocupado previamente por la buena mujer - quién ahora salpicaba furiosa su cara con agua afuera. Se sentó al lado de ella y cruzó sus piernas, colocandose derecha en su lugar. La rubia le daba el ojo malvado mientras frotaba su nariz enrojecida con el pañuelo.
Bette encogió los hombros y sonrió angelicalmente. “Por lo menos nos estamos sentando.”
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Playa de Lopa
Como Tina había predicho, la brisa restaurante del océano despejó sus pulmones y condujo sus alergias fuera de su cuerpo. Bette se tranquilizó. La rubia se miraba otra vez bien y la rojez intensa en su nariz se había decolorado en un color rosa claro - un color que la hacía verse vibrante en vez de alarmantemente infecciosa.
Después de recorrer la playa en busca de un lugar agradable sacaron su toalla y se colocaron en un punto semi-sombreado por debajo de un par de árboles de coco altos. Buen lugar para evitar quemaduras, Tina quiso mantener su piel lejos de los rayos del sol - es decir, hasta que acabó de aplicarse el bloqueador. Ella circundaría Lana'i con un resplandor sano sobre ella sin parecer un tomate maduro. Y estaba tan agradecida de que pudieron encontrar este punto. Era perfecto. Algunos incluso dirían romántico. Romántico en el sentido que estaban solas, puesto que la mayor parte de la gente en la playa eran personas que practicaban surf y tomaban baños de sol, concentrandose en áreas cerca de las aguas azules. La única desventaja en este lugar era el comportamiento neurótico de Bette de mirar para arriba cada pocos minutos cuando el viento soplaba, paranoia que la conducía a pensar que un coco estaría cayendo en su cabeza pronto. Tina pensó que era divertido, Bette no tanto.
Bette afianzó con abrazadera su boca mientras Tina se levantaba y quitaba la ropa que tenía alrededor de su cuerpo.
“¿Qué te pasa?” Tina miraba a Bette mientras la muchacha luchaba por mantener su risa adentro.
“Mmff.” Bette tosió, intentando difícilmente mantener una cara recta. ¿Porqué no vio esto antes de que salieran de la habitación? “Uh, ¿que usas?”
“¿Esta cosa vieja?” La rubia miró consciente abajo su traje de baño de una sola pieza. Era un juego de cuello halter - con un arillo apenas debajo de sus pechos que mantenía las dos mitades juntas. Oh, y tenía un diseño impreso de leopardo. Un poco matronal, pero pensó que estaba bien, hasta ahora. “Jenny me lo dio para mi cumpleaños el año pasado.”
“¿Schecter?” Bette dejó escapar un gemido. “Con razón.”
“¿Qué está incorrecto con él?”
“Nada.” Bette mordió la extremidad de su pulgar. Se agradable. Se agradable. Se agradable. Se dijo repetidamente.
Se. ah mierda.
“¿Tarzan y los monos nos alcanzarán en cualquier momento pronto Jane?” Sonrió traviesa antes de dejar salir toda la risa.
“¡Boba!” Tina agarró su ropa y la lanzó en Bette, que movió rápidamente su cabezay continuó riendo.
“¡Rarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!” Bette hizo los sonidos animales mientras doblaba sus dedos como garras, continuando su tomadura de pelo.
Aunque estuvo ofendida, la rubia lo jugó fresco y eventualmente la acompañó en la risa - encontrando el buen humor de su novia contagioso.
Bromearon hacia adelante y hacia atrás bondadosamente entre momentos de paz relativa. Intercambiaron besos perezosos aquí y allí, básicamente disfrutando de la compañía de cada una sin que nadie las molestara. Había sido tan cómodo que Tina no pudo dejar de tomar una siesta merecida en los brazos de Bette.
Ella despertó una hora más adelante, sintiendose grandemente restaurada y energizada. Después de hacer espuma en sus brazos por segunda vez con el protector solar, la rubia lanzó la botella detrás dentro de su bolso de playa. Sintiéndose confiada en que estaba bien protegida contra el impacto del sol, decidió que era hora de tomar un chapuzón. Lanzando un vistazo discreto en Bette, Tina suspiró audiblemente.
“Bebé, es un día muy agradable.”
“Mm-hmm.” La morena contestó distraidamente, centrando toda su atención en la novela en su regazo. No encontrando nada que hacer cuando la rubia tomó una siesta, decidió leer para matar el tiempo.
“¿No quieres ir cerca del agua?”
“Quizá más adelante. Todavía estoy leyendo.”
“Odias ese libro.” Tina arqueó una ceja. Su novia no hizo nada mas que quejarse cuando ella le había dado esa novela para que la leyera mientras viajaban en el autobús. Bette había demandado que era idiota y mal escrito. Y ahora aquí estaba, ¿fingiendo de pronto que le gustaba?
“Odiaba.” Bette corrigió. “Tiempo pasado, amor. Lo odié hasta que entré a las partes agradables en el capítulo tres, después comencé a tener gusto de él.”
“¿Buena parte?” La frente de Tina se estrujó pensando, buscando en su memoria algo significativo que sucedió en ese capítulo. Hmm. Podía pensar solamente en uno. “¿Quieres decir cuando Harriet hace una entrada?”
“Uh-huh.”
“Alucinas.” Tina sacudió su cabeza y dobló sus brazos. Harriet - belleza meridional a partir de los 1900s joven con el pelo rubio que fluye y ojos azules profundos. Una heroína que fue bendecida con un pecho que amenazaba derramarse fuera de cada vestido, poseía las curvas que parecían duras y suaves al mismo tiempo y culminaba en las piernas largas sin defectos.
“Ella es caliente.”
“Ella es ficticia.”
“Aún así.” Bette sonrió. “Es caliente.”
“Y que.” Tina rodó sus ojos.
“Me recuerda un poco a ti.”
“¿Qué?”
“Nada.”
Afuera en la distancia cercana, el sonido de las olas que golpeaban la playa llamaban en voz alta a la rubia - tentándola a entrar en sus aguas. Hombre, ella quería realmente nadar. Si tan solo Bette dejara ese libro tonto y fuera conmigo, pensó vehementemente. Hmm. ¿Podría persuadirla quizá de alguna manera? Tina suprimió una mueca. Conociendo la debilidad de su novia, abrazó más cerca a Bette y acarició su cuello, poniendo besos ligeros en la piel morena. Frunció el ceño, su novia seria incluso no retrocedió. Intentó otra vez, este vez alternando entre besar y lamer el punto sensible. Todavía ninguna reacción. No incluso un quejido elogioso. Oh dios, hora para las medidas drásticas entonces. “¿Bebé?”
“¿Hmm?”
“Harriet muere al final.” Tina estropeó la lectura.
Eso le consiguió la atención. Bette tiró el libro abajo en su regazo. “Joder.”
Una Tina traviesa se levantó, riendo ligeramente para si. “Ahora que sabes qué sucede al final, vamos a nadar.”
Bette cruzó sus brazos y se enfurruñó. “No podemos nadar en esta playa.”
“¿Porqué no?” Tina puso sus manos en sus caderas e inclinó su cabeza hacia las personas que practicaban surf sorteando algunas olas en la distancia.
Bette siguió la visión de Tina. “No dejes que esas personas que practican surf te engañen. Las corrientes de canal son demasiado fuertes en estas partes para nadar.” Dijo práctica, recordando la advertencia del concierge del hotel.
En vez de desalentarse, la inspiración golpeó a la rubia. “Entonces no nadaremos. Practicaremos surf.”
“¡¿Qué?!” Las cejas de Bette alcanzaron su rayita.
“¿Cuál es el problema, pensé que sabías montar las olas?” Tina se burló, detectando el malestar de su novia.
“Lo hago, pero no lo he hecho desde nuestro viaje a Maui que fue, me parece que, ¿hace dos años?” Bette se defendió, su voz se levantaba en pánico. Discretamente, sus ojos se lanzaron hacia las olas en la distancia. Para su alivio, no eran el monstruo de setenta pies de las que algunas playas en Hawaii eran famosas . A lo mucho, parecían estar derca de los cinco pies. Eso no es demasiado alto e intimidante, aún asi...
“Si te pregunto - realmente amable, puede ser que agregue - ¿irías a practicar surf conmigo?”
“.” Bette mintió. “Pero no me preguntaste.”
“Porter.” Tina gimoteó. “¿Donde está tu sentido de la aventura?”
“Remetido con seguridad detrás de mi sentido del instinto de conservación.”
“Lista.” La rubia respondió seca. “Y cobarde.”
“Eres terriblemente engreída para alguien que no sabe practicar surf.” Bette dobló sus brazos cuando su novia se elevó sobre ella.
“¿Quién dice que no se?” Tina contestó detrás.
“¿Tu papá te enseñó?”
“No.”
“¿Un tío?”
“No.”
“¿Un primo?”
“Nope.”
“¿Entonces?”
“Miré mucho guardianes de la bahía cuando crecía.”
Bette parpadeó. Después de que se sacudiera libremente de su shock, estalló en carcajadas.
Tina se enfurruñó a medida que la morena continuó riéndose a sus costillas.
“Amor,” Bette limpió las lágrimas de sus ojos cuando su risa se desplomó. “¿Sabes que la mayor parte de las personas que practican surf sin entrenamiento terminaron ahogandose ¿correcto?”
Tina puso mala cara, comprendiendo que Bette tenía un punto. “Está bien. ¿Entonces quizá pueda conseguir quien me enseñe?” Echó un vistazo en la muchacha local que pasó por su punto, usando un traje de buzo y llevando una tabla hawaiana. Cuerpo hermoso, de asesino, brazos agradables y un gran gran...
Bette frunció el ceño.
“¿Quieres practicar surf? Entonces practicaremos surf.” Se levantó y jaló a la rubia sonriente a la cabaña de alquiler.
Un punto para el equipo Kennard.
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Bette había llegado a recordar una vez más lo grande que era tener adrenalina bombeando a través de sus venas después de una demostración particularmente impecable adentro con una ola enorme. Ella estaba fuera de práctica, pero asombrosamente, encontró rápidamente su equilibrio y permaneció encima del juego. Moviéndose sin defectos a través de las aguas azules por instinto, conjeturaba que habían algunas cosas que su cuerpo recordaba automáticamente incluso cuando su mente parecía haberlo olvidado ya. Y hasta ahora, sus pies se habían pegado maravillosamente como una sanguijuela en el tablero mientras montaba ola tras ola. Desafortunadamente, igual no se puede decir sobre Tina. Para toda su balandronada, la pobre muchacha tenía la tendencia de estarse cayendo. Y caerse fue lo que hizo - de las maneras más espectaculares.
“¡Que divertido!” Bette chilló mientras jalaba su tablero hacia su novia caida. La última ola era más grande todavía, y ella estaba en la arena. “¿Una vez más?” Preguntó, sentándose y ampliando una mano a una Tina enojada.
“No gracias.” Tina amordazó la voz mientras el agua salada asaltaba sus papilas.
“Vamos Kennard, ¿donde está tu sentido de la aventura?” Los ojos cafés chispearon traviesos, imitando las palabras anteriores de la rubia.
Tina tomó la mano ofrecida y tiró de Bette en el océano. “Callate.”
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Día tres
Caminaban a lo largo del área de compras en la ciudad de Lana'i cuando la mano de Bette tomó la de Tina y la jaló a una pequeña tienda de recuerdos pintoresca.
“¿Pensé que querías ver los collares hechos a mano? Aquí solo hay camisas y sombreros tontos.” Tina dijo mientras el vendedor las saludaba en el dialecto local.
“Necesitamos conseguirles a las muchachas algo de nuestro viaje.” Bette explicó, pasando a través de los estantes de camisas y objetos temáticos hawaianos. Paró por un estante que desbordaba con vasos grabados y decidió conseguir un par para que Shane agregara a su colección. “Debes seleccionar algo para tu papá también.” Dijo a Tina sobre su hombro.
En los próximos minutos, circundaron el almacén, revisando el lugar para los regalos perfectos.
“Heeeey.” Los ojos de Bette brillaron como una niña cuando pasó por un estante lleno por completo de globos musicales. “¡Kennard!” Llamó a la rubia en el otro lado del cuarto.
“¿Sí?” Tina caminó encima a su novia emocionada, llevando dos camisas de lado a lado. “Bebé, ¿cuál debo comprar para papá?”
“Compra ambas.” Bette contestó, valorando las opciones de Tina.
“Pero”
“Está bien. De todas formas, son para Ken.” Bette guiñó en Tina. También, no es como si no pudiera comprar cada artículo de ese almacén. “Mira esto.” Señaló con impaciencia en su hallazgo. “Voy a comprar esto para Sam.”
“¿Un globo de nieve?” Tina amartilló una ceja.
Bette sonrió y sacudió el objeto, enviando a la nieve volar por todas las palmeras y la muchacha de hula adentro. Empujó directo el globo delante de la cara de Tina, haciéndola ver bizcos. “¿No se parece a Sammy?”
“Uh, eso parece.” Tina encogió los hombros. No podía ver realmente la semejanza - con excepción del hecho de que la muchacha de hula tenía una expresión soñolienta en su cara. “¿Bebé? ¿Realmente vas a regalarle un globo de nieve. de Hawaii?”
“Sí.” Bette contestó, como si fuera la cosa más natural del mundo. “¿Porqué no?”
Tina tomó el globo de la mano de Bette. “En primer lugar, no hay nieve en una isla tropical.” Ella la sacudió para el énfasis. “Y en segundo lugar, se práctica y consiguele algo que pueda utilizar y no un artículo tonto de exhibición que terminará solamente en la parte más profunda y oscura de su armario.”
“Solamente que amamos los globos musicales de nieve.” Bette gimoteó, retirando el objeto de la rubia. “Es nuestra cosa.”
Tina sacudió su cabeza y se rió entre dientes. “Algo me dice que no puedo discutir realmente contigo en esto, ¿huh?”
“Mm-hmm.” Bette cabeceó, poniendo el globo dentro de su cesta. Estaba el 100% segura que Sam lo amaría. “¿Trajiste todo?” Le preguntó.
“Sí.” Tina contestó y juntas, caminaron a la caja registradora. “¿Qué conseguiste para Alicia?” Preguntó curiosa cuando su novia descargó el contenido de la cesta.
“Ésto.” Bette sonrió y soportó el artículo.
La quijada de Tina cayó abajo.
“¡Porter!”
“¿Qué?” Hizo muecas malvada mientras agitaba el consolador tallado de madera delante de la rubia. “Dice Hawaii a un lado. ¿Ves?”
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Día uno
“¿Vas a acabar eso?”
Tina señaló un dedo en la bebida de Bette.
“¿Porqué? ¿La quieres?” Bette preguntó, moviendo su boca lejos del popote. Se rió de la mirada de codicia y anhelo en la cara de la rubia. Si solamente pudiera decir que Tina la miraba a ella y no al coco en sus manos. “Aquí, puedes tenerlo.”
“Gracias bebé.” Tina hizo muecas de oído a oído, alzando la mano para agarrar la bebida ofrecida.
“¿Es como tu qué, sexto coco?” Bette estiró sus miembros cuando se acomodó en la comfortable calesa.
“Quinto.” La rubia corrigió cuando masticó en un bocado de la carne de coco.
“¿Porqué es que a ti se te permite comer excesivamente y a mi no?”
“Porque tengo un estómago de hierro y tu no.” Contestó simplemente.
“Bastante favorable gracias.” Bette suspiró, mirando las gaviotas que sobrevolaban las aguas claras.
Con una mano agarrando su bebida, Tina agarró el folleto sobre la mesa lateral de madera y leyó su contenido. Hojeó a través de las diversas atracciones y paró en una página en particular que había llamado su atención. “El jardín de los dioses parece agradable.” Dijo algunos momentos más adelante.
“Mm-hmm.”
“¿Vamos a ir allí?”
“Yep.”
“¿Hoy?”
“Mañana.”
“¿Por qué no ahora? Tenemos la tarde entera delante de nosotras.”
“Porque,” Bette se quitó sus gafas de sol y las acomodó encima de su cabeza. “Estaba pensando que podríamos pasar el resto del día en nuestra habitación.” Susurró atractiva, su voz llena de voces bajas bochornosas.
“¡Solamente que estamos en Hawaii! Debemos explorar la isla, no pasar un día entero aburridas en nuestro cuarto. Es decir, qué haremos allí excepto ver el reloj, la TV, dormir y tener...”
Silencio.
Y ahora ella lo capta, Bette pensó cuando reclinó la barbilla perezosa sobre su mano. “Todos esos cocos hicieron tu cerebro lento, ¿eh?” Golpeó ligeramente el lado de su frente con un dedo.
“Maldición.” Tina maldijo para si, poniendo de lado la bebida.
“La próxima vez, te estoy llevando al centro de ninguna parte. De esa manera no tendrás ninguna otra opción mas que permanecer en cama conmigo.” Bette guiñó mientras se empujaba para arriba de la calesa. Amplió una mano a la rubia. “¿Todavía quieres ir al jardín de los dioses?”
“Nah, podríamos ir allí mañana o el día después...”
“¿De nuevo al cuarto entonces?”
“Te sigo.”
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Día dos
Caminaba dentro del pequeño autobús del centro turístico, Bette frunció el ceño al percatarse de la cantidad de personas que iban. No había ningún asiento disponible, y mucho para su molestia, tuvieron que colocarse codo a codo con los otros turistas. ¿Porqué tuvo que acordar ir a pasear como una persona común en vez de alquilar un coche privado para ella y Tina? Quiso darse un zape en la cabeza por su carencia de previsión. Debía haber sabido que el autobús de la mañana estaría lleno.
La cosa siguiente que supo es que ella y Tina fueron empujadas prácticamente a la parte posterior del vehículo por un grupo de personas camorrista sque practicaban surf. Arrugó su cara y luchó contra el impulso de pellizcar el puente de su nariz. Dios, odiaba el olor del protector solar. Y con la suerte que había tenido, cada uno al lado de ella apestaba a él. Apenas grande, rodó sus ojos.
Se inclinó detrás contra una barra de metal para apoyarse cuando el autobús comenzó a moverse. Al lado de ella, una Tina moquienta reclinaba la frente en su hombro – sintiendose un poco mal. No sabían que fue, pero algo accionó las alergias de la rubia esta mañana. Y desde que el desayuno terminó, Tina había estado estornudando y moqueando directamente. Una Bette preocupada intentó llevar a la muchacha de nuevo al cuarto para que descansara, pero Tina no oiría nada de eso - insistiendo que su condición era una cosa pasajera y que debían continuar con sus planes del día y visitar la playa.
“¡ACHOOOOO!”
Bette retrocedió cuando Tina estornudó directo en su cara, rociándola inadvertidamente con saliva.
“Oh dios, lo siento tanto.” La rubia turbada limpió rápidamente la cara de su novia con sus manos, mortificada por lo que había hecho.
“Está bien. No es como si fuera la primera vez que soy cubierta por tus líquidos.” Bette guiñó, intentando minimizar la situación para facilitar la verguenza de Tina. “Aquí, bebé.” Ella le dio un pañuelo que traía en su bolso.
“Gracias bebé.” Una Tina ruborizada masculló y cubrió su boca con el pañuelo para ahorrarse de otra situación torpe. Arrugó su nariz cuando sintió otro estornudo listo para salir.
“¡ACHOOOOOOOOOOOOOO!”
Bette besó la tapa de la melena rubia de Tina y se aferró a su cintura para apoyar a su novia débil. Echó un vistazo subrepticio en los asientos más cercanos de ellas. Estaban ocupados por un grupo ruidoso de veraneantes de mediana edad, desbordando con el entusiasmo por su primera excursión de la compañía en dos años. Suspiró pesarosamente. Si solamente las mujeres hubieran sido más jovenes y del género opuesto, habría abierto su boca y les habría pedido que fueran más caballerosos y dejaran que su pobre novia tomara un asiento. Pero no lo eran, así que sabiamente mantuvo su boca cerrada. Tanto como quería preguntarles cuando se moverían, sabía que no podía. Tina no querría que forzara a una persona mayor a moverse en su favor. Enferma o no, ella pensaría que es grosero.
Mirando fuera de la ventana, otro suspiro se escapó de sus labios. Su destino, playa de Lopa, era la última parada del autobús, y apostaría que más de la mitad de la gente que se sentaba iban al mismo lugar que ella. Hasta ahora, todavía no habían alcanzado incluso su primer destino - y todavía tenían dos horas y siete paradas más para ir.
En sus brazos, Tina estornudó otra vez. Y otra vez. Y otra vez.
“Bendita, amor.” Una bondadosa mujer mayor sintió compasión por la rubia desde su lugar en un asiento comfortable del autobus. “¿Te sientes bien?”
Manejando una sonrisa débil, Tina contestó a la señora con un cabeceo. “Estoy muy bien, gracias por preguntar. Es solo alergia.” Frotó su nariz como una niña enferma, su voz rasposa y una octava más baja de lo normal.
Conducida por sus instintos maternales, la mujer comprensiva comenzó a quejarse con Tina - ofreciéndole graciosa un antihistamínico y una botella de agua. Sin embargo agradecida por su amabilidad, Bette mordió detrás una mofa. ¿Por qué no comienza por ofrecerle su asiento también? Pensó, detectando lo gravemente que su novia querida necesitaba sentarse. Estaba a punto de expresar esto hacia fuera cuando un flash repentino de inspiración la golpeó. Besó la cabeza de Tina para ocultar la sonrisa astuta que se había formado en sus labios.
“No, gracias.” Tina agitó una mano, rechazando cortésmente el agua y las píldoras de la vieja señora. “Estoy realmente bien.”
“No le crea.” Bette la cortó suavemente, llamando la atención de la señora hacia ella. “Debes parar realmente de minimizar tu condición, Kennard.” Dio vuelta a Tina y le frotó ligeramente la espalda cariñosamente.
Tina miró hacia arriba a la morena, sus ojos pardos irritados de todo el estornudo. “Dije que estoy muy bien. Esto saldrá tan pronto como lleguemos a la playa.”
Bette dejó escapar dramáticamente la respiración mientras Tina estornudaba una vez más. “¡No seas tonta! Sabía que debimos haber escuchado al doctor y que te teníamos que internar en un hospital.” Dijo bastante fuerte para que todos a su alrededor pudieran escucharla.
“¿De que hablas?” Tina dio a Bette una mirada extraña mientras la señora mayor miraba curiosa. La gente alrededor de ellas alertó sus oídos, sucumbiendo a su curiosidad y comenzó a escuchar lo que hablaban.
Bette frotó ligeramente el pelo de Tina, y en su mejor voz sensata, comenzó su discurso como un padre protector. “Tienes una clase rara de gripe tropical y lo sabes. Muy pronto, tu nariz va a sangrar y vas a escupir tus interiores hacia fuera. Lo juro, vi un especial sobre esto el otro día en Discovery Channel y ellos dicen que es contagioso como el infierno y potencialmente de muerte. Un solo estornudo es bastante para infectar a una docena de gentes sanas. Y por si no lo sabes, me has infectado también.” Frotó su nariz y moqueó para el énfasis.
“Porter, yo, yo. ACHOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!” Como una señal y antes de que la rubia pudiera pronunciar su protesta, Tina estornudó por centésima vez. Mucho para el placer de la morena, ese fue más ruidoso todavía.
Oh esto es demasiado fácil, Bette suprimió una mueca mientras oía el sonido inequívoco de la gente que aspiraba el aire y contenía su respiración. Su plan ingenioso daba muestras de funcionar. Los seres humanos eran tan fiables y crédulos.
Menos de un minuto más adelante, el autobús hizo un alto en la entrada de la primera parada, el jardín de la fruta tropical del centro turístico. Mientras las puertas se abrian, virtualmente cada uno alrededor de Bette y de Tina corrieron hacia la salida - incluso la gente que planeaba ir a los siguientes lugares. Un puñado de almas valientes se fueron hasta atrás, al otro lado del autobús, dejando vacante totalmente la parte donde se encontraba la joven pareja. Lanzaban vistazos cuidadosos en las dos adolescentes - especialmente Tina - cubriendo desvergonzados sus narices y bocas con sus manos.
“¿Qué?” Una Bette de mirada inofensiva preguntó cuando dirigió a Tina al asiento ocupado previamente por la buena mujer - quién ahora salpicaba furiosa su cara con agua afuera. Se sentó al lado de ella y cruzó sus piernas, colocandose derecha en su lugar. La rubia le daba el ojo malvado mientras frotaba su nariz enrojecida con el pañuelo.
Bette encogió los hombros y sonrió angelicalmente. “Por lo menos nos estamos sentando.”
----
Playa de Lopa
Como Tina había predicho, la brisa restaurante del océano despejó sus pulmones y condujo sus alergias fuera de su cuerpo. Bette se tranquilizó. La rubia se miraba otra vez bien y la rojez intensa en su nariz se había decolorado en un color rosa claro - un color que la hacía verse vibrante en vez de alarmantemente infecciosa.
Después de recorrer la playa en busca de un lugar agradable sacaron su toalla y se colocaron en un punto semi-sombreado por debajo de un par de árboles de coco altos. Buen lugar para evitar quemaduras, Tina quiso mantener su piel lejos de los rayos del sol - es decir, hasta que acabó de aplicarse el bloqueador. Ella circundaría Lana'i con un resplandor sano sobre ella sin parecer un tomate maduro. Y estaba tan agradecida de que pudieron encontrar este punto. Era perfecto. Algunos incluso dirían romántico. Romántico en el sentido que estaban solas, puesto que la mayor parte de la gente en la playa eran personas que practicaban surf y tomaban baños de sol, concentrandose en áreas cerca de las aguas azules. La única desventaja en este lugar era el comportamiento neurótico de Bette de mirar para arriba cada pocos minutos cuando el viento soplaba, paranoia que la conducía a pensar que un coco estaría cayendo en su cabeza pronto. Tina pensó que era divertido, Bette no tanto.
Bette afianzó con abrazadera su boca mientras Tina se levantaba y quitaba la ropa que tenía alrededor de su cuerpo.
“¿Qué te pasa?” Tina miraba a Bette mientras la muchacha luchaba por mantener su risa adentro.
“Mmff.” Bette tosió, intentando difícilmente mantener una cara recta. ¿Porqué no vio esto antes de que salieran de la habitación? “Uh, ¿que usas?”
“¿Esta cosa vieja?” La rubia miró consciente abajo su traje de baño de una sola pieza. Era un juego de cuello halter - con un arillo apenas debajo de sus pechos que mantenía las dos mitades juntas. Oh, y tenía un diseño impreso de leopardo. Un poco matronal, pero pensó que estaba bien, hasta ahora. “Jenny me lo dio para mi cumpleaños el año pasado.”
“¿Schecter?” Bette dejó escapar un gemido. “Con razón.”
“¿Qué está incorrecto con él?”
“Nada.” Bette mordió la extremidad de su pulgar. Se agradable. Se agradable. Se agradable. Se dijo repetidamente.
Se. ah mierda.
“¿Tarzan y los monos nos alcanzarán en cualquier momento pronto Jane?” Sonrió traviesa antes de dejar salir toda la risa.
“¡Boba!” Tina agarró su ropa y la lanzó en Bette, que movió rápidamente su cabezay continuó riendo.
“¡Rarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!” Bette hizo los sonidos animales mientras doblaba sus dedos como garras, continuando su tomadura de pelo.
Aunque estuvo ofendida, la rubia lo jugó fresco y eventualmente la acompañó en la risa - encontrando el buen humor de su novia contagioso.
Bromearon hacia adelante y hacia atrás bondadosamente entre momentos de paz relativa. Intercambiaron besos perezosos aquí y allí, básicamente disfrutando de la compañía de cada una sin que nadie las molestara. Había sido tan cómodo que Tina no pudo dejar de tomar una siesta merecida en los brazos de Bette.
Ella despertó una hora más adelante, sintiendose grandemente restaurada y energizada. Después de hacer espuma en sus brazos por segunda vez con el protector solar, la rubia lanzó la botella detrás dentro de su bolso de playa. Sintiéndose confiada en que estaba bien protegida contra el impacto del sol, decidió que era hora de tomar un chapuzón. Lanzando un vistazo discreto en Bette, Tina suspiró audiblemente.
“Bebé, es un día muy agradable.”
“Mm-hmm.” La morena contestó distraidamente, centrando toda su atención en la novela en su regazo. No encontrando nada que hacer cuando la rubia tomó una siesta, decidió leer para matar el tiempo.
“¿No quieres ir cerca del agua?”
“Quizá más adelante. Todavía estoy leyendo.”
“Odias ese libro.” Tina arqueó una ceja. Su novia no hizo nada mas que quejarse cuando ella le había dado esa novela para que la leyera mientras viajaban en el autobús. Bette había demandado que era idiota y mal escrito. Y ahora aquí estaba, ¿fingiendo de pronto que le gustaba?
“Odiaba.” Bette corrigió. “Tiempo pasado, amor. Lo odié hasta que entré a las partes agradables en el capítulo tres, después comencé a tener gusto de él.”
“¿Buena parte?” La frente de Tina se estrujó pensando, buscando en su memoria algo significativo que sucedió en ese capítulo. Hmm. Podía pensar solamente en uno. “¿Quieres decir cuando Harriet hace una entrada?”
“Uh-huh.”
“Alucinas.” Tina sacudió su cabeza y dobló sus brazos. Harriet - belleza meridional a partir de los 1900s joven con el pelo rubio que fluye y ojos azules profundos. Una heroína que fue bendecida con un pecho que amenazaba derramarse fuera de cada vestido, poseía las curvas que parecían duras y suaves al mismo tiempo y culminaba en las piernas largas sin defectos.
“Ella es caliente.”
“Ella es ficticia.”
“Aún así.” Bette sonrió. “Es caliente.”
“Y que.” Tina rodó sus ojos.
“Me recuerda un poco a ti.”
“¿Qué?”
“Nada.”
Afuera en la distancia cercana, el sonido de las olas que golpeaban la playa llamaban en voz alta a la rubia - tentándola a entrar en sus aguas. Hombre, ella quería realmente nadar. Si tan solo Bette dejara ese libro tonto y fuera conmigo, pensó vehementemente. Hmm. ¿Podría persuadirla quizá de alguna manera? Tina suprimió una mueca. Conociendo la debilidad de su novia, abrazó más cerca a Bette y acarició su cuello, poniendo besos ligeros en la piel morena. Frunció el ceño, su novia seria incluso no retrocedió. Intentó otra vez, este vez alternando entre besar y lamer el punto sensible. Todavía ninguna reacción. No incluso un quejido elogioso. Oh dios, hora para las medidas drásticas entonces. “¿Bebé?”
“¿Hmm?”
“Harriet muere al final.” Tina estropeó la lectura.
Eso le consiguió la atención. Bette tiró el libro abajo en su regazo. “Joder.”
Una Tina traviesa se levantó, riendo ligeramente para si. “Ahora que sabes qué sucede al final, vamos a nadar.”
Bette cruzó sus brazos y se enfurruñó. “No podemos nadar en esta playa.”
“¿Porqué no?” Tina puso sus manos en sus caderas e inclinó su cabeza hacia las personas que practicaban surf sorteando algunas olas en la distancia.
Bette siguió la visión de Tina. “No dejes que esas personas que practican surf te engañen. Las corrientes de canal son demasiado fuertes en estas partes para nadar.” Dijo práctica, recordando la advertencia del concierge del hotel.
En vez de desalentarse, la inspiración golpeó a la rubia. “Entonces no nadaremos. Practicaremos surf.”
“¡¿Qué?!” Las cejas de Bette alcanzaron su rayita.
“¿Cuál es el problema, pensé que sabías montar las olas?” Tina se burló, detectando el malestar de su novia.
“Lo hago, pero no lo he hecho desde nuestro viaje a Maui que fue, me parece que, ¿hace dos años?” Bette se defendió, su voz se levantaba en pánico. Discretamente, sus ojos se lanzaron hacia las olas en la distancia. Para su alivio, no eran el monstruo de setenta pies de las que algunas playas en Hawaii eran famosas . A lo mucho, parecían estar derca de los cinco pies. Eso no es demasiado alto e intimidante, aún asi...
“Si te pregunto - realmente amable, puede ser que agregue - ¿irías a practicar surf conmigo?”
“.” Bette mintió. “Pero no me preguntaste.”
“Porter.” Tina gimoteó. “¿Donde está tu sentido de la aventura?”
“Remetido con seguridad detrás de mi sentido del instinto de conservación.”
“Lista.” La rubia respondió seca. “Y cobarde.”
“Eres terriblemente engreída para alguien que no sabe practicar surf.” Bette dobló sus brazos cuando su novia se elevó sobre ella.
“¿Quién dice que no se?” Tina contestó detrás.
“¿Tu papá te enseñó?”
“No.”
“¿Un tío?”
“No.”
“¿Un primo?”
“Nope.”
“¿Entonces?”
“Miré mucho guardianes de la bahía cuando crecía.”
Bette parpadeó. Después de que se sacudiera libremente de su shock, estalló en carcajadas.
Tina se enfurruñó a medida que la morena continuó riéndose a sus costillas.
“Amor,” Bette limpió las lágrimas de sus ojos cuando su risa se desplomó. “¿Sabes que la mayor parte de las personas que practican surf sin entrenamiento terminaron ahogandose ¿correcto?”
Tina puso mala cara, comprendiendo que Bette tenía un punto. “Está bien. ¿Entonces quizá pueda conseguir quien me enseñe?” Echó un vistazo en la muchacha local que pasó por su punto, usando un traje de buzo y llevando una tabla hawaiana. Cuerpo hermoso, de asesino, brazos agradables y un gran gran...
Bette frunció el ceño.
“¿Quieres practicar surf? Entonces practicaremos surf.” Se levantó y jaló a la rubia sonriente a la cabaña de alquiler.
Un punto para el equipo Kennard.
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Bette había llegado a recordar una vez más lo grande que era tener adrenalina bombeando a través de sus venas después de una demostración particularmente impecable adentro con una ola enorme. Ella estaba fuera de práctica, pero asombrosamente, encontró rápidamente su equilibrio y permaneció encima del juego. Moviéndose sin defectos a través de las aguas azules por instinto, conjeturaba que habían algunas cosas que su cuerpo recordaba automáticamente incluso cuando su mente parecía haberlo olvidado ya. Y hasta ahora, sus pies se habían pegado maravillosamente como una sanguijuela en el tablero mientras montaba ola tras ola. Desafortunadamente, igual no se puede decir sobre Tina. Para toda su balandronada, la pobre muchacha tenía la tendencia de estarse cayendo. Y caerse fue lo que hizo - de las maneras más espectaculares.
“¡Que divertido!” Bette chilló mientras jalaba su tablero hacia su novia caida. La última ola era más grande todavía, y ella estaba en la arena. “¿Una vez más?” Preguntó, sentándose y ampliando una mano a una Tina enojada.
“No gracias.” Tina amordazó la voz mientras el agua salada asaltaba sus papilas.
“Vamos Kennard, ¿donde está tu sentido de la aventura?” Los ojos cafés chispearon traviesos, imitando las palabras anteriores de la rubia.
Tina tomó la mano ofrecida y tiró de Bette en el océano. “Callate.”
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Día tres
Caminaban a lo largo del área de compras en la ciudad de Lana'i cuando la mano de Bette tomó la de Tina y la jaló a una pequeña tienda de recuerdos pintoresca.
“¿Pensé que querías ver los collares hechos a mano? Aquí solo hay camisas y sombreros tontos.” Tina dijo mientras el vendedor las saludaba en el dialecto local.
“Necesitamos conseguirles a las muchachas algo de nuestro viaje.” Bette explicó, pasando a través de los estantes de camisas y objetos temáticos hawaianos. Paró por un estante que desbordaba con vasos grabados y decidió conseguir un par para que Shane agregara a su colección. “Debes seleccionar algo para tu papá también.” Dijo a Tina sobre su hombro.
En los próximos minutos, circundaron el almacén, revisando el lugar para los regalos perfectos.
“Heeeey.” Los ojos de Bette brillaron como una niña cuando pasó por un estante lleno por completo de globos musicales. “¡Kennard!” Llamó a la rubia en el otro lado del cuarto.
“¿Sí?” Tina caminó encima a su novia emocionada, llevando dos camisas de lado a lado. “Bebé, ¿cuál debo comprar para papá?”
“Compra ambas.” Bette contestó, valorando las opciones de Tina.
“Pero”
“Está bien. De todas formas, son para Ken.” Bette guiñó en Tina. También, no es como si no pudiera comprar cada artículo de ese almacén. “Mira esto.” Señaló con impaciencia en su hallazgo. “Voy a comprar esto para Sam.”
“¿Un globo de nieve?” Tina amartilló una ceja.
Bette sonrió y sacudió el objeto, enviando a la nieve volar por todas las palmeras y la muchacha de hula adentro. Empujó directo el globo delante de la cara de Tina, haciéndola ver bizcos. “¿No se parece a Sammy?”
“Uh, eso parece.” Tina encogió los hombros. No podía ver realmente la semejanza - con excepción del hecho de que la muchacha de hula tenía una expresión soñolienta en su cara. “¿Bebé? ¿Realmente vas a regalarle un globo de nieve. de Hawaii?”
“Sí.” Bette contestó, como si fuera la cosa más natural del mundo. “¿Porqué no?”
Tina tomó el globo de la mano de Bette. “En primer lugar, no hay nieve en una isla tropical.” Ella la sacudió para el énfasis. “Y en segundo lugar, se práctica y consiguele algo que pueda utilizar y no un artículo tonto de exhibición que terminará solamente en la parte más profunda y oscura de su armario.”
“Solamente que amamos los globos musicales de nieve.” Bette gimoteó, retirando el objeto de la rubia. “Es nuestra cosa.”
Tina sacudió su cabeza y se rió entre dientes. “Algo me dice que no puedo discutir realmente contigo en esto, ¿huh?”
“Mm-hmm.” Bette cabeceó, poniendo el globo dentro de su cesta. Estaba el 100% segura que Sam lo amaría. “¿Trajiste todo?” Le preguntó.
“Sí.” Tina contestó y juntas, caminaron a la caja registradora. “¿Qué conseguiste para Alicia?” Preguntó curiosa cuando su novia descargó el contenido de la cesta.
“Ésto.” Bette sonrió y soportó el artículo.
La quijada de Tina cayó abajo.
“¡Porter!”
“¿Qué?” Hizo muecas malvada mientras agitaba el consolador tallado de madera delante de la rubia. “Dice Hawaii a un lado. ¿Ves?”
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anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
Treinta minutos y un par de almacenes más adelante, estaban de regreso en las calles con los otros turistas. Ambas muchachas tenían hambre de todas las compras. Después de un consejo bueno del dueño del almacén, caminaron en la dirección de la tienda de comida exótica popular en la vecindad.
“Mierda.” Bette maldijo y paró sus pasos.
“¿Qué?”
“Pienso que dejé mi teléfono móvil en la tienda de recuerdos.” Mintió, sabiendo que lo había metido dentro de su bolso. Cruzó sus dedos, queriendo que su móvil no sonara en ese momento. “Ve al restaurante, te encontraré allí.” Dio a la rubia un picorete rápido en los labios antes de lanzarse en la dirección opuesta. Redondeando una esquina, paró y se presionó detrás contra la pared de piedra. Discreta, miró con fijeza detrás en la calle principal y dejó escapar la respiración que contenía adentro. Tina había entrado en el restaurante, no abrigando ninguna suspicacia sobre su comportamiento extraño.
Genial Porter, ahora ve, se felicitó mientras reasumía su caminata. Estuvo rápidamente delante de la tienda de recuerdos. Pero en vez de entrar como le había dicho inicialmente a la rubia, caminó más allá del almacén e hizo una pausa en la tienda adyacente a él.
Miró con fijeza dentro de la ventana de exhibición y sonrió. Todavía estaba allí. Golpeó ligeramente el vidrio y agitó en el asistente adentro. Señaló en el artículo incluido en el mueble de exhibición central y destelló la tarjeta de crédito, mostrándole sus intenciones. El hombre sonrió comprensivo mientras la dejaba entrar.
Eternidad.
Ella sonrió en la palabra en la ventana. E iba a ser suya.
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Los Ángeles, actual tiempo.
“¿Porter?”
“¿Bette?”
“¡Bette!”
“¿Qué?” Froto mi oído izquierdo – el que fue bastante desafortunado al tener a Alicia gritando hace algunos segundos.
“Para de jugar con tu flor. Estamos aquí.”
Sus palabras me sacuden de nuevo a realidad. Miré fuera de la ventana y vi que tenía razón. Sin notarlo, habíamos llegado a nuestro destino. Conjeturo que el tiempo vuela rápidamente cuando tienes mucho en tu mente. Meto la cadena de la flor de Kaunaoa dentro de mi bolsillo - de alguna manera llevo las memorias de nuestro viaje a la parte posterior de mi mente. Las revisitaré más adelante - estoy segura de éso. Pero no ahora. Si voy a hacer esto, no puedo permitirme pensar en ella.
Tomo una respiración profunda mientras salgo del vehículo. Burbank. Es divertido estar de regreso en este lugar tan pronto, aunque en diversas circunstancias - muy diferentes.
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Hace seis días.
Bette_Porter ha iniciado sesión
Bette_Porter: Hey
The_Immortal_Weed: LOL
Bette_Porter: ¿Qué?
The_Immortal_Weed: ¿Bette_Porter? No puedes pensar en un nombre más original?
Bette_Porter: ¿Qué está incorrecto con usar mi nombre real?
The_Immortal_Weed: Dejame ver.
The_Immortal_Weed: Uno, no tiene ningún alo de misterio en él. Ningún anonimato en absoluto. Y dos, no es listo.
The_Immortal_Weed: Revisa el nombre de usuario de Dana. Es lindo.
Bette_Porter: ¿FumblingBumbling? No es lindo. Es la verdad.
The_Immortal_Weed: No seas mala Bette_Porter
Bette_Porter: Pfft.
Bette_Porter: Kennard, vamos a aclarar una cosa ¿de acuerdo? No pasé una hora intentando aprender a usar esta cosa maldita solo para poder charlar con algún otro, coger mujeres o tener cybersex con un individuo al azar que se disfraza como muchacha. Vine aquí por ti. Solamente por ti. ¿A quién le importa entonces que utilice un nombre de usuario más listo?
The_Immortal_Weed: …
Bette_Porter: ¿Qué?
The_Immortal_Weed: Awwww bebé, que es un poco dulce.
The_Immortal_Weed: Comenzamos con el pie incorrecto. ¿Qué sobre comenzar esta cosa de nuevo?
Bette_Porter: Seguro
Bette_Porter: Si vamos a practicar el tener una conversación decente por el msn, a fuerza también tenemos que hacerlo correctamente.
The_Immortal_Weed: OK. brb
The_Immortal_Weed ha cerrado sesión
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Tina_Kennard ha iniciado sesión
Bette_Porter: LOL. Agradable. ¡Hey Tina_Kennard!
Tina_Kennard: ¡Hey Bette_Porter!
Bette_Porter: ¿Cómo estuvo tu día?
Tina_Kennard: Fue bueno. Espera. Borra eso. Fue grande.
Bette_Porter: Eso es bonito. ¿Entonces que hiciste?
Tina_Kennard: Maratón de películas en la casa de Jen.
Bette_Porter: ¿Oh realmente? También miramos una película en el lugar de Al, una investigación de prueba para la última película de suspenso de Lenore. ¿Qué vieron ustedes? ¿Películas de polluelas?
Tina_Kennard: Por favor. Danos más crédito. Miramos las primeras tres películas de Hannibal Lecter.
Bette_Porter: Ooh. Excelente opción. Es mi tio favorito.
Tina_Kennard: El mio tambien. Pienso que desarrollé una atracción en Anthony Hopkins. ¿Celosa?
Bette_Porter: ¿De un viejo individuo? Apenas. Pero si hubieras dicho Jodie Foster, esa es una cosa muy diferente.
Tina_Kennard: LOL. ¿Cómo estuvo la película?
Bette_Porter: Es una película típica del asesino en serie. Porciones de sangre, de partes del cuerpo separadas, de mujeres gritando y un diagrama básico, poco fiable. En fin, venderá y arrasará probablemente en la taquilla.
Tina_Kennard: Grande para la mamá de Al entonces. ¿Pero apuesto que deseabas haber visto una comedia romántica en lugar de eso?
Bette_Porter: Hmm. ¿Qué estás intentando implicar Kennard?
Tina_Kennard: ¿Que estabas muerta de miedo durante la proyección?
Bette_Porter: ¡¿Asustada?! ¡¿Yo?! ¡Ha!
Tina_Kennard: Oooh. alguien en la negación.
Bette_Porter: No estoy en la negación.
Tina_Kennard: Oí un pequeño chisme de que cerraste tus ojos durante las partes de miedo.
Bette_Porter: ¡No lo hice!
Tina_Kennard: ¡Lo hiciste también!
Bette_Porter: No sé lo que oíste, pero en mi defensa, descansaba simplemente los ojos.
Tina_Kennard: ¿Gritando como un bebé?
Bette_Porter: ¡No grité!
Tina_Kennard: ¡Lo hiciste sí! Incluso dijiste que querías irte a casa.
Bette_Porter: No, no lo hice.
Tina_Kennard: Lo hiciste sí.
Bette_Porter: Bien, no recuerdo decir eso.
Tina_Kennard: Alicia si.
Bette_Porter: Ella es una mentirosa.
Tina_Kennard: Quién sucede que tiene un vídeo de él en su teléfono.
Bette_Porter: …
Tina_Kennard: ¿Porter?
Bette_Porter: Alicia vete a la mierda.
Bette_Porter: Espera un minuto. Hablando del diablo. brb. ella me está llamando.
Tina_Kennard: De acuerdo. Dile “hola” por mí.
Bette_Porter: Seguro.
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“Rica perra en linea caliente, Bette Porter al habla.”
“¡¡¡¡PORTER!!!!”
Bette hizo muecas y tiró de su teléfono móvil lejos de su oído. “¡Joder Alicia!”
“¡Emergencia! ¡Emergencia!” La voz chillona de Alicia gritó. La muchacha estaba histérica.
“¿Qué sucedió?” Bette preguntó, el pánico inundaba su sistema.
“¡Lezzie abajo! ¡Lezzie abajo!”
“¡¿Qué?!”
“Es Shane.”
Bette masticó en su uña mientras establecía el paso por la longitud de su dormitorio. Podía sentir la sangre escurrir de su cara. ¿Qué le sucedió a su amiga?
“Shane, ella, ella. Ella fué.”
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Bette_Porter: ¡Botada!
Tina_Kennard: ¿Huh? ¿Qué quería Alicia?
Bette_Porter: Está pidiendo una reunión de emergencia en el lugar de Shane. Al parecer, el infierno se ha congelado encima y Shane fue botada por esta muchacha que le presenté. ¿Recuerdas a Carmen?
Tina_Kennard: ¿Shane fue botada? ¿Estás segura que no fué al revés?
Bette_Porter: Pregunté eso también. Y sí, la mandó al diablo muy muy mal.
Tina_Kennard: ¿Cómo mal?
Bette_Porter: En público. En el planeta, con todas las lesbianas en WeHo viendo.
Tina_Kennard: Ouch. Eso es realmente malo.
Bette_Porter: Sé. ¿Puedes creer eso? Días después de que ella rompiera la tradición saliendo con la misma muchacha por más de una semana, sucede ésto. Quiero decir, ¿?
Tina_Kennard: La rompecorazones se convierte entonces en el corazón roto. ¿Cómo lo está soportando Shane?
Bette_Porter: Su ego contusionado pero sobrevivirá - eventualmente. Oí que continúa en choque, Al intenta sacarla de él.
Tina_Kennard: ¿Cómo?
Bette_Porter: Con tequila, lo más probablemente posible.
Tina_Kennard: Por supuesto. Alicia típica.
Tina_Kennard: ¿Cuál fue entonces el problema con Carmen?
Bette_Porter: Ella alega que fue a un viaje a UCLA y se enganchó con el guía turístico a espaldas de Shane. Oí que se enamoró de alguien del círculo. Es decir, no sé realmente. Pero Shane está lista para la sangre - más por ser humillada en público que todo lo demás - y Al, bueno, ya sabes ama el drama. Ella quiere que comencemos a trazar el reembolso de Shane enseguida.
Tina_Kennard: Suena desviado y sombrío.
Bette_Porter: No olvides que es juvenil y divertido.
Tina_Kennard: ¿Y estás a bordo con esto?
Bette_Porter: Por supuesto.
Tina_Kennard: Pero Carmen es tu amiga.
Bette_Porter: Sí, pero Shane es mi familia. Y no te metes con la familia.
Tina_Kennard: Pero sabes que ella no es inocente ¿correcto? ¿Cuántos corazones rompió antes de que alguien apareciera y rompiera el suyo? Solo digo, bebé es K-A-R-M-A.
Bette_Porter: Es verdad, pero aún asi. No puedes darle la espalda a la familia - sin importar lo mal que pueda estar ocasionalmente. ¿Qué dices entonces, quieres venir conmigo?
Tina_Kennard: Lo amaría pero sabes que no puedo. Es tiempo de vinculación padre-hija en el hogar de Kennard.
Bette_Porter: Aw me da pena que no puedas estar allí pero entiendo. Dale a Ken un abrazo por mí.
Tina_Kennard: Seguro. Y dale uno a Shane de mi parte. ¿Continuaremos esto más adelante?
Bette_Porter: Yup. No apagues tu ordenador portátil. Te enviaré un M.P. tan pronto como vuelva. No llegaré demasiado tarde, lo prometo.
Tina_Kennard: Tarda tu tiempo. Y cuidate, ¿ok? Te amo.
Bette_Porter: Te amo también. Adiós.
Tina_Kennard: Adiós.
Castillo Francés Marmont, McCutcheon, Bungalow
“¡¿Qué significa que no quieres hacerlo?!”
Alicia asomó amenazadora sobre Shane mientras Bette y Sam miraban en silencio. Entre las cuatro, trozos de papel y un puñado de fotografías estaban dispersas en la mesa de caoba. Eran las ocho de la noche, las muchachas estaban agotadas de todo el planeamiento y reunión de reflexión - pero ninguna más que Alicia, que era el genio de la operación entera.
“Cambié mi mente Al. Está terminado.”
La rubia comenzó a establecer el paso en el cuarto, una tentativa vana de descargar el vapor. Estaba frustrada, pero la sensación de decepción pesaba más en su pecho sobre todo lo demás. ¿Cómo podía Shane renunciar tan fácilmente? “Hemos estado trabajando en esto por cinco horas. Y ahora que está hecho, ¿no quieres hacerlo ya?”
“Nope.” Shane sacudió su cabeza.
Desesperada, Alicia dio vuelta a su líder, la que tenía la última palabra. “¿Bette?”
“Es decisión de Shane.” Bette contestó simplemente, moviendo una mano cansada a través de su pelo. “¿Qué quieres hacer?” Miró a la muchacha en la pregunta.
“Nada.” Shane contestó, jugando con el cigarrillo en su mano.
“Entonces no haremos nada.” Bette dio vuelta a Alicia.
Pero la rubia no podía ser convencida. “¿Qué sobre tu honor?”
“¿Mi honor?” Shane repitió con una mueca leve.
“¿No vas a defenderlo o algo?”
“Al,” Shane suspiró. “He estado cogiendome mujeres a la izquierda y derecha desde que golpeé la pubertad. ¿Incluso piensan que tengo algún honor que defender?”
La rubia gimió en derrota mientras caía abajo en su silla. Casual arregló los papeles dispersos en la mesa del comedor antes de dar a Shane un retroceso rápido debajo. “Bien, no lo estamos haciendo más. Pero mejor me das una buena razón maldita por la que no, McCutcheon.”
Shane gruñó en la respuesta afirmativa mientras frotaba su espinilla dolorida. Alicia no había sido nada mas que una buena amiga hoy, lo menos que podía hacer era darle lo que pedía. Suspiró y tomó una fricción larga de su cigarrillo antes de explicar su decisión. “Todos me conocen en WeHo. Planeaba dejar en este lugar una leyenda, pero ahora estoy apenas”
“Una tonta que perdió a su muchacha que es una imbécil colegiala perdedora?” Alicia proveyó. Shane se deslumbró en ella. “Lo siento, continua.”
“La venganza es una cosa tentadora, pero estoy comenzando a pensar que es una mala idea. Si hago un control de daños, entonces desempeñar el papel de la novia vengativa no es la manera en que quiero ir. Eso daría la impresión de que estoy lastimada por el rechazo, de que me importa realmente Carmen,”
“¿Y no es asi?” Sam preguntó.
“No.” Shane mintió. “No, no es asi.”
Sus tres amigas compartieron una mirada de conocimiento. Si ella la notó, no lo demostró. Ella puede ser que engañe a sus mujeres, pero Shane nunca podría mentir convincentemente delante de sus amigas. En alguna parte en esa armadura aparentemente impenetrable alrededor de su corazón, la pequeña Srta. Carmen logró dejar una marca.
“¿Quieres entonces parecer como que nada sucedió?” Alicia continuó.
“Sí.”
“¿Quieres hacer ver que no haces caso de ella y que no te afectó que te mandara al diablo?”
“Sí.”
“¿Proyectar una imagen de que ella no significó nada para ti en primer lugar?”
“Sí.”
Alicia suspiró. “Oh vamos Shane, corta la mierda. Todas sabemos que no es la verdad.”
“Que correcto, nosotras.” Shane señaló a las cuatro de ellas. “Pero no la otra gente en WeHo. No lo saben realmente y quiero mantenerlo de esa manera, ¿okay?” dijo, mirando acentuado a la rubia.
Alicia consideró sus palabras por un minuto antes de expresar su decisión. “Bueno.” Ella se quejó, aplacándose después. Arrugó los trozos de papel y los lanzó dentro del bote de basura. “La operación salvación del orgullo ya no es oficial.”
“¿Entonces ahora qué hacemos?” Bette preguntó.
“¿Dormir?” Sam bostezó.
“No.” Las tres corearon.
Shane indicó hacia el mini-bar. “¿Emborracharse conmigo?”
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“Shaney Shane Shane. Oh Shaney Shane Shane.” Una Alicia achispada dijo en la canción. Acompañó su consonancia tonta con movimientos extraños que le ganaron un par de cejas levantadas de la gente alrededor de la mesa.
“Para de joder con mi nombre Alicia.” Shane arrastró las palabras, chupando un limón después de tragar su undécimo tiro de tequila.
“¿Quieres algunas palabras de sabiduría?”
“No.”
“¡Oh vamos!”
“De ninguna manera, guardalas para ti.”
“¿Cuál es el punto en poseer palabras sabias cuando no las compartes con otros?”
Shane abrochó sus manos . “Por favor. Estoy pidiendole a la perra codiciosa dentro de ti, que lo que quieras compartir, guardalo para ti.”
Rodando sus ojos, la rubia no hizo caso de su súplica y avanzó. “Mi mamá, puede estar llena de mierda, pero puede sorprenderte a veces con un cierto consejo sano. ¿Y sabes lo que me dijo Lenore cuando perdí la cabeza por Annie esa polluelo extraña del teatro durante el cuarto grado?”
“¿Tu no eress ninguna hija mía?” Sam intervino.
Bette sacudió su cabeza en su mejor amiga e hizo estallar una uva dentro de su boca. “No, creo que le haya dicho eso. Pienso que fue sin cesar sobre su restricción corta en Broadway antes de que dijera algo sobre Al.”
“Oh sí, correcto. Ahora recuerdo.” Sam frunció sus labios y cabeceó.
“¡Callense!” Alicia gritó a las dos para silenciarlas. Volvió su atención a una Shane triste y continuó. “De todos modos, como decía. En aquel momento, estaba tan deprimida que me encerré en mi cuarto todo el dia. En una exhibición rara de amor maternal, Lenore fue a visitarme esa noche, ofreciendo una disculpa y un hombro para llorar. Por supuesto, siendo Lenore, ella batió básicamente la mierda fuera de mí con historias sobre si. Pero una de las cosas que dijo me sorprendió un poco.”
“Oh dios, aquí vamos.” Bette y Sam gimieron simultáneamente, ambas se estiraron para rellenar sus vasos vacíos de vino rojo. Necesitarían más alcohol en su sistema si tenían que sentarse a través de la mierda de Al.
Alicia despejó su garganta y se lanzó en su personificación de la sesina Lenore - un acto perfeccionado con diecisiete años de tener que sentarse con los monólogos narcisistas de su madre. “Alicia, en la vida encontrarás que hay siempre alguien allí afuera mejor que tu.” Comenzó, agitando sus manos audazmente alrededor de ella para el énfasis. Gesticuló hacia Bette, “alguien más rico y más inteligente.”
Bette levantó su vaso de vino, aceptando el gracioso elogio.
Alicia se señaló a si misma. “Alguien más caliente y más atractiva.”
Sus tres amigas hicieron una cara de disgusto - algo de lo que la rubia no hizo caso dichosamente.
Alicia miró a Sam y se detuvo brevemente. “Y alguien. uh.” Mordió su labio más bajo pensando, en busca de algo que decir. La heredera en cuestión la miraba expectante. “Alguien um, más perezoso y más baboso.” Alicia acabó lentamente, ganando un ceño de Sam.
“Una mejor cantante, corredora más rápida, bailarín más gracioso, y desafortunadamente para ti mi estimada Shaney Shane Shane, mejor amante.” Alicia pronunció la última palabra lanzando un limón usado en los dibujos circulares del tablero de dardos. Ella falló y y golpeó a duque en la cabeza. El pobre animal descubrió sus dientes antes de salir fuera del cuarto en una rabieta. “No hay nada que puedas hacer mas que reconocer la verdad y aceptar su presencia - ya sabes, de los entes superiores - es parte de nuestra existencia. Están aquí, ellos están allí, ellos están por todas partes.” Exclamó dramáticamente. “No te deprimas con el hecho de que te hayan mandado al diablo por alguien que encontró alguien mas caliente que tu. Esa mierda sucede.” Acarició a Shane en el hombro – sin darse cuenta de que le había trirado otro soplo grande al ego herido de su amiga.
Una Shane acongojada se sirvió otro tiro y se hundió profundamente en su silla.
“Uh, disculpennos un minuto.” Bette se levantó precipitadamente y jaló del brazo de la rubia, arrastrándola fuera de su asiento. “Al, ¿qué estás haciendo?” Susurró agudamente mientras jalaba a la rubia al otro cuarto.
“¿Qué más? ¡Estoy confortando a Shane!”
“¿Haciendola sentir como mierda?”
“¡Le estoy levantando el ánimo!”
“Nada de eso, ¡la estás jodiendo más!”
“Pero”
“Ningun pero Alicia. Paralo.” Bette dijo severa.
La rubia suspiró, bajando su cabeza en derrota. No podía discutir con su amiga que la miraba de esa manera. “Bueno, me comportaré.”
“Gracias.” La rubia jugó con el pelo de la morena, ganando un golpe con fuerza de la muchacha enfadada.
“¿Podemos volver adentro ahora?”
“Uh, sobre eso.” Bette miró su reloj y estudió el tiempo. “Pienso que mejor me voy.”
“¿Tienes planes?”
"Pues… Kennard y yo necesitamos probar un par de equipos en casa.” Bette contestó distraída. Tan pronto como las palabras dejaran sus labios, comenzó a lamentar haberlas dicho. Maldición, maldijo internamente cuando vio el capricho repentino de la ceja de Alicia. Sabía que debía haber expresado esa oración correctamente.
Según lo anticipado, su amiga la miraba con un destello travieso en su ojo. Bette luchó contra el impulso de limpiar esa mueca con aire satisfecho de su cara con la manta de la cesta del duque. “¿Qué clase de equipo Porter? ¿de la clase-correa? ¿O quizá de vibrar?”
“Divertido, Al.” Bette respondió concisamente. “Estamos probando los nuevos ordenadores portátiles que papá nos dio. Hemos intentado la charla y enviarnos correo electrónico ya. Necesito llegar a casa así podremos comenzar a probar las webcames y los receptores de cabeza.”
“¿Y estás haciendo eso porque?”
“Necesitamos practicar. Ya sabes, así nos acostumbraremos a esa “comunicación-por--red ” cosa cuando nos vayamos a la universidad.”
“Oh. Ya veo. ¿No es un poco triste?”
Bette encogió los hombros. “¿Qué más podemos hacer?”
“Uh, no lo se, ¿ir a la misma escuela juntas?”
“Si solamente.” Bette suspiró. “Dicelo a Kennard.”
“Quizá.” Alicia declaró con confianza.
Bette no sabía si la rubia era seria o si solo hablaba por el alcohol. De cualquier manera, se rió de la rubia. “Gracias Al, y buena suerte con eso.” Dijo antes de dar vuelta alrededor para despedirse de Shane y Sam.
“¿Hey Bette?” Alicia la llamó después antes de que la morena desapareciera en el área de cena.
“¿Sí?”
“Ya le dijiste a Tina.” Bajó la voz, sabiendo que su amiga sabía a lo que se refería.
“No. No todavía.”
“¿Cuando vas a decirle?”
“No sé.”
“¿Incluso planeas hacerlo?”
Bette cambió de puesto su peso consciente en ambos pies. “¿Honestamente? Probablemente no.”
“¿Porqué no?”
“No creo que pueda hacerlo si está ella allí.” Contestó reservada.
Alicia cabeceó en la comprensión. “¿Entonces estás haciendo la cosa de la huída?”
“Que es el plan.” Bette masculló y entonces, se fue.
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“Mierda.” Bette maldijo y paró sus pasos.
“¿Qué?”
“Pienso que dejé mi teléfono móvil en la tienda de recuerdos.” Mintió, sabiendo que lo había metido dentro de su bolso. Cruzó sus dedos, queriendo que su móvil no sonara en ese momento. “Ve al restaurante, te encontraré allí.” Dio a la rubia un picorete rápido en los labios antes de lanzarse en la dirección opuesta. Redondeando una esquina, paró y se presionó detrás contra la pared de piedra. Discreta, miró con fijeza detrás en la calle principal y dejó escapar la respiración que contenía adentro. Tina había entrado en el restaurante, no abrigando ninguna suspicacia sobre su comportamiento extraño.
Genial Porter, ahora ve, se felicitó mientras reasumía su caminata. Estuvo rápidamente delante de la tienda de recuerdos. Pero en vez de entrar como le había dicho inicialmente a la rubia, caminó más allá del almacén e hizo una pausa en la tienda adyacente a él.
Miró con fijeza dentro de la ventana de exhibición y sonrió. Todavía estaba allí. Golpeó ligeramente el vidrio y agitó en el asistente adentro. Señaló en el artículo incluido en el mueble de exhibición central y destelló la tarjeta de crédito, mostrándole sus intenciones. El hombre sonrió comprensivo mientras la dejaba entrar.
Eternidad.
Ella sonrió en la palabra en la ventana. E iba a ser suya.
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Los Ángeles, actual tiempo.
“¿Porter?”
“¿Bette?”
“¡Bette!”
“¿Qué?” Froto mi oído izquierdo – el que fue bastante desafortunado al tener a Alicia gritando hace algunos segundos.
“Para de jugar con tu flor. Estamos aquí.”
Sus palabras me sacuden de nuevo a realidad. Miré fuera de la ventana y vi que tenía razón. Sin notarlo, habíamos llegado a nuestro destino. Conjeturo que el tiempo vuela rápidamente cuando tienes mucho en tu mente. Meto la cadena de la flor de Kaunaoa dentro de mi bolsillo - de alguna manera llevo las memorias de nuestro viaje a la parte posterior de mi mente. Las revisitaré más adelante - estoy segura de éso. Pero no ahora. Si voy a hacer esto, no puedo permitirme pensar en ella.
Tomo una respiración profunda mientras salgo del vehículo. Burbank. Es divertido estar de regreso en este lugar tan pronto, aunque en diversas circunstancias - muy diferentes.
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Hace seis días.
Bette_Porter ha iniciado sesión
Bette_Porter: Hey
The_Immortal_Weed: LOL
Bette_Porter: ¿Qué?
The_Immortal_Weed: ¿Bette_Porter? No puedes pensar en un nombre más original?
Bette_Porter: ¿Qué está incorrecto con usar mi nombre real?
The_Immortal_Weed: Dejame ver.
The_Immortal_Weed: Uno, no tiene ningún alo de misterio en él. Ningún anonimato en absoluto. Y dos, no es listo.
The_Immortal_Weed: Revisa el nombre de usuario de Dana. Es lindo.
Bette_Porter: ¿FumblingBumbling? No es lindo. Es la verdad.
The_Immortal_Weed: No seas mala Bette_Porter
Bette_Porter: Pfft.
Bette_Porter: Kennard, vamos a aclarar una cosa ¿de acuerdo? No pasé una hora intentando aprender a usar esta cosa maldita solo para poder charlar con algún otro, coger mujeres o tener cybersex con un individuo al azar que se disfraza como muchacha. Vine aquí por ti. Solamente por ti. ¿A quién le importa entonces que utilice un nombre de usuario más listo?
The_Immortal_Weed: …
Bette_Porter: ¿Qué?
The_Immortal_Weed: Awwww bebé, que es un poco dulce.
The_Immortal_Weed: Comenzamos con el pie incorrecto. ¿Qué sobre comenzar esta cosa de nuevo?
Bette_Porter: Seguro
Bette_Porter: Si vamos a practicar el tener una conversación decente por el msn, a fuerza también tenemos que hacerlo correctamente.
The_Immortal_Weed: OK. brb
The_Immortal_Weed ha cerrado sesión
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Tina_Kennard ha iniciado sesión
Bette_Porter: LOL. Agradable. ¡Hey Tina_Kennard!
Tina_Kennard: ¡Hey Bette_Porter!
Bette_Porter: ¿Cómo estuvo tu día?
Tina_Kennard: Fue bueno. Espera. Borra eso. Fue grande.
Bette_Porter: Eso es bonito. ¿Entonces que hiciste?
Tina_Kennard: Maratón de películas en la casa de Jen.
Bette_Porter: ¿Oh realmente? También miramos una película en el lugar de Al, una investigación de prueba para la última película de suspenso de Lenore. ¿Qué vieron ustedes? ¿Películas de polluelas?
Tina_Kennard: Por favor. Danos más crédito. Miramos las primeras tres películas de Hannibal Lecter.
Bette_Porter: Ooh. Excelente opción. Es mi tio favorito.
Tina_Kennard: El mio tambien. Pienso que desarrollé una atracción en Anthony Hopkins. ¿Celosa?
Bette_Porter: ¿De un viejo individuo? Apenas. Pero si hubieras dicho Jodie Foster, esa es una cosa muy diferente.
Tina_Kennard: LOL. ¿Cómo estuvo la película?
Bette_Porter: Es una película típica del asesino en serie. Porciones de sangre, de partes del cuerpo separadas, de mujeres gritando y un diagrama básico, poco fiable. En fin, venderá y arrasará probablemente en la taquilla.
Tina_Kennard: Grande para la mamá de Al entonces. ¿Pero apuesto que deseabas haber visto una comedia romántica en lugar de eso?
Bette_Porter: Hmm. ¿Qué estás intentando implicar Kennard?
Tina_Kennard: ¿Que estabas muerta de miedo durante la proyección?
Bette_Porter: ¡¿Asustada?! ¡¿Yo?! ¡Ha!
Tina_Kennard: Oooh. alguien en la negación.
Bette_Porter: No estoy en la negación.
Tina_Kennard: Oí un pequeño chisme de que cerraste tus ojos durante las partes de miedo.
Bette_Porter: ¡No lo hice!
Tina_Kennard: ¡Lo hiciste también!
Bette_Porter: No sé lo que oíste, pero en mi defensa, descansaba simplemente los ojos.
Tina_Kennard: ¿Gritando como un bebé?
Bette_Porter: ¡No grité!
Tina_Kennard: ¡Lo hiciste sí! Incluso dijiste que querías irte a casa.
Bette_Porter: No, no lo hice.
Tina_Kennard: Lo hiciste sí.
Bette_Porter: Bien, no recuerdo decir eso.
Tina_Kennard: Alicia si.
Bette_Porter: Ella es una mentirosa.
Tina_Kennard: Quién sucede que tiene un vídeo de él en su teléfono.
Bette_Porter: …
Tina_Kennard: ¿Porter?
Bette_Porter: Alicia vete a la mierda.
Bette_Porter: Espera un minuto. Hablando del diablo. brb. ella me está llamando.
Tina_Kennard: De acuerdo. Dile “hola” por mí.
Bette_Porter: Seguro.
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“Rica perra en linea caliente, Bette Porter al habla.”
“¡¡¡¡PORTER!!!!”
Bette hizo muecas y tiró de su teléfono móvil lejos de su oído. “¡Joder Alicia!”
“¡Emergencia! ¡Emergencia!” La voz chillona de Alicia gritó. La muchacha estaba histérica.
“¿Qué sucedió?” Bette preguntó, el pánico inundaba su sistema.
“¡Lezzie abajo! ¡Lezzie abajo!”
“¡¿Qué?!”
“Es Shane.”
Bette masticó en su uña mientras establecía el paso por la longitud de su dormitorio. Podía sentir la sangre escurrir de su cara. ¿Qué le sucedió a su amiga?
“Shane, ella, ella. Ella fué.”
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Bette_Porter: ¡Botada!
Tina_Kennard: ¿Huh? ¿Qué quería Alicia?
Bette_Porter: Está pidiendo una reunión de emergencia en el lugar de Shane. Al parecer, el infierno se ha congelado encima y Shane fue botada por esta muchacha que le presenté. ¿Recuerdas a Carmen?
Tina_Kennard: ¿Shane fue botada? ¿Estás segura que no fué al revés?
Bette_Porter: Pregunté eso también. Y sí, la mandó al diablo muy muy mal.
Tina_Kennard: ¿Cómo mal?
Bette_Porter: En público. En el planeta, con todas las lesbianas en WeHo viendo.
Tina_Kennard: Ouch. Eso es realmente malo.
Bette_Porter: Sé. ¿Puedes creer eso? Días después de que ella rompiera la tradición saliendo con la misma muchacha por más de una semana, sucede ésto. Quiero decir, ¿?
Tina_Kennard: La rompecorazones se convierte entonces en el corazón roto. ¿Cómo lo está soportando Shane?
Bette_Porter: Su ego contusionado pero sobrevivirá - eventualmente. Oí que continúa en choque, Al intenta sacarla de él.
Tina_Kennard: ¿Cómo?
Bette_Porter: Con tequila, lo más probablemente posible.
Tina_Kennard: Por supuesto. Alicia típica.
Tina_Kennard: ¿Cuál fue entonces el problema con Carmen?
Bette_Porter: Ella alega que fue a un viaje a UCLA y se enganchó con el guía turístico a espaldas de Shane. Oí que se enamoró de alguien del círculo. Es decir, no sé realmente. Pero Shane está lista para la sangre - más por ser humillada en público que todo lo demás - y Al, bueno, ya sabes ama el drama. Ella quiere que comencemos a trazar el reembolso de Shane enseguida.
Tina_Kennard: Suena desviado y sombrío.
Bette_Porter: No olvides que es juvenil y divertido.
Tina_Kennard: ¿Y estás a bordo con esto?
Bette_Porter: Por supuesto.
Tina_Kennard: Pero Carmen es tu amiga.
Bette_Porter: Sí, pero Shane es mi familia. Y no te metes con la familia.
Tina_Kennard: Pero sabes que ella no es inocente ¿correcto? ¿Cuántos corazones rompió antes de que alguien apareciera y rompiera el suyo? Solo digo, bebé es K-A-R-M-A.
Bette_Porter: Es verdad, pero aún asi. No puedes darle la espalda a la familia - sin importar lo mal que pueda estar ocasionalmente. ¿Qué dices entonces, quieres venir conmigo?
Tina_Kennard: Lo amaría pero sabes que no puedo. Es tiempo de vinculación padre-hija en el hogar de Kennard.
Bette_Porter: Aw me da pena que no puedas estar allí pero entiendo. Dale a Ken un abrazo por mí.
Tina_Kennard: Seguro. Y dale uno a Shane de mi parte. ¿Continuaremos esto más adelante?
Bette_Porter: Yup. No apagues tu ordenador portátil. Te enviaré un M.P. tan pronto como vuelva. No llegaré demasiado tarde, lo prometo.
Tina_Kennard: Tarda tu tiempo. Y cuidate, ¿ok? Te amo.
Bette_Porter: Te amo también. Adiós.
Tina_Kennard: Adiós.
Castillo Francés Marmont, McCutcheon, Bungalow
“¡¿Qué significa que no quieres hacerlo?!”
Alicia asomó amenazadora sobre Shane mientras Bette y Sam miraban en silencio. Entre las cuatro, trozos de papel y un puñado de fotografías estaban dispersas en la mesa de caoba. Eran las ocho de la noche, las muchachas estaban agotadas de todo el planeamiento y reunión de reflexión - pero ninguna más que Alicia, que era el genio de la operación entera.
“Cambié mi mente Al. Está terminado.”
La rubia comenzó a establecer el paso en el cuarto, una tentativa vana de descargar el vapor. Estaba frustrada, pero la sensación de decepción pesaba más en su pecho sobre todo lo demás. ¿Cómo podía Shane renunciar tan fácilmente? “Hemos estado trabajando en esto por cinco horas. Y ahora que está hecho, ¿no quieres hacerlo ya?”
“Nope.” Shane sacudió su cabeza.
Desesperada, Alicia dio vuelta a su líder, la que tenía la última palabra. “¿Bette?”
“Es decisión de Shane.” Bette contestó simplemente, moviendo una mano cansada a través de su pelo. “¿Qué quieres hacer?” Miró a la muchacha en la pregunta.
“Nada.” Shane contestó, jugando con el cigarrillo en su mano.
“Entonces no haremos nada.” Bette dio vuelta a Alicia.
Pero la rubia no podía ser convencida. “¿Qué sobre tu honor?”
“¿Mi honor?” Shane repitió con una mueca leve.
“¿No vas a defenderlo o algo?”
“Al,” Shane suspiró. “He estado cogiendome mujeres a la izquierda y derecha desde que golpeé la pubertad. ¿Incluso piensan que tengo algún honor que defender?”
La rubia gimió en derrota mientras caía abajo en su silla. Casual arregló los papeles dispersos en la mesa del comedor antes de dar a Shane un retroceso rápido debajo. “Bien, no lo estamos haciendo más. Pero mejor me das una buena razón maldita por la que no, McCutcheon.”
Shane gruñó en la respuesta afirmativa mientras frotaba su espinilla dolorida. Alicia no había sido nada mas que una buena amiga hoy, lo menos que podía hacer era darle lo que pedía. Suspiró y tomó una fricción larga de su cigarrillo antes de explicar su decisión. “Todos me conocen en WeHo. Planeaba dejar en este lugar una leyenda, pero ahora estoy apenas”
“Una tonta que perdió a su muchacha que es una imbécil colegiala perdedora?” Alicia proveyó. Shane se deslumbró en ella. “Lo siento, continua.”
“La venganza es una cosa tentadora, pero estoy comenzando a pensar que es una mala idea. Si hago un control de daños, entonces desempeñar el papel de la novia vengativa no es la manera en que quiero ir. Eso daría la impresión de que estoy lastimada por el rechazo, de que me importa realmente Carmen,”
“¿Y no es asi?” Sam preguntó.
“No.” Shane mintió. “No, no es asi.”
Sus tres amigas compartieron una mirada de conocimiento. Si ella la notó, no lo demostró. Ella puede ser que engañe a sus mujeres, pero Shane nunca podría mentir convincentemente delante de sus amigas. En alguna parte en esa armadura aparentemente impenetrable alrededor de su corazón, la pequeña Srta. Carmen logró dejar una marca.
“¿Quieres entonces parecer como que nada sucedió?” Alicia continuó.
“Sí.”
“¿Quieres hacer ver que no haces caso de ella y que no te afectó que te mandara al diablo?”
“Sí.”
“¿Proyectar una imagen de que ella no significó nada para ti en primer lugar?”
“Sí.”
Alicia suspiró. “Oh vamos Shane, corta la mierda. Todas sabemos que no es la verdad.”
“Que correcto, nosotras.” Shane señaló a las cuatro de ellas. “Pero no la otra gente en WeHo. No lo saben realmente y quiero mantenerlo de esa manera, ¿okay?” dijo, mirando acentuado a la rubia.
Alicia consideró sus palabras por un minuto antes de expresar su decisión. “Bueno.” Ella se quejó, aplacándose después. Arrugó los trozos de papel y los lanzó dentro del bote de basura. “La operación salvación del orgullo ya no es oficial.”
“¿Entonces ahora qué hacemos?” Bette preguntó.
“¿Dormir?” Sam bostezó.
“No.” Las tres corearon.
Shane indicó hacia el mini-bar. “¿Emborracharse conmigo?”
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“Shaney Shane Shane. Oh Shaney Shane Shane.” Una Alicia achispada dijo en la canción. Acompañó su consonancia tonta con movimientos extraños que le ganaron un par de cejas levantadas de la gente alrededor de la mesa.
“Para de joder con mi nombre Alicia.” Shane arrastró las palabras, chupando un limón después de tragar su undécimo tiro de tequila.
“¿Quieres algunas palabras de sabiduría?”
“No.”
“¡Oh vamos!”
“De ninguna manera, guardalas para ti.”
“¿Cuál es el punto en poseer palabras sabias cuando no las compartes con otros?”
Shane abrochó sus manos . “Por favor. Estoy pidiendole a la perra codiciosa dentro de ti, que lo que quieras compartir, guardalo para ti.”
Rodando sus ojos, la rubia no hizo caso de su súplica y avanzó. “Mi mamá, puede estar llena de mierda, pero puede sorprenderte a veces con un cierto consejo sano. ¿Y sabes lo que me dijo Lenore cuando perdí la cabeza por Annie esa polluelo extraña del teatro durante el cuarto grado?”
“¿Tu no eress ninguna hija mía?” Sam intervino.
Bette sacudió su cabeza en su mejor amiga e hizo estallar una uva dentro de su boca. “No, creo que le haya dicho eso. Pienso que fue sin cesar sobre su restricción corta en Broadway antes de que dijera algo sobre Al.”
“Oh sí, correcto. Ahora recuerdo.” Sam frunció sus labios y cabeceó.
“¡Callense!” Alicia gritó a las dos para silenciarlas. Volvió su atención a una Shane triste y continuó. “De todos modos, como decía. En aquel momento, estaba tan deprimida que me encerré en mi cuarto todo el dia. En una exhibición rara de amor maternal, Lenore fue a visitarme esa noche, ofreciendo una disculpa y un hombro para llorar. Por supuesto, siendo Lenore, ella batió básicamente la mierda fuera de mí con historias sobre si. Pero una de las cosas que dijo me sorprendió un poco.”
“Oh dios, aquí vamos.” Bette y Sam gimieron simultáneamente, ambas se estiraron para rellenar sus vasos vacíos de vino rojo. Necesitarían más alcohol en su sistema si tenían que sentarse a través de la mierda de Al.
Alicia despejó su garganta y se lanzó en su personificación de la sesina Lenore - un acto perfeccionado con diecisiete años de tener que sentarse con los monólogos narcisistas de su madre. “Alicia, en la vida encontrarás que hay siempre alguien allí afuera mejor que tu.” Comenzó, agitando sus manos audazmente alrededor de ella para el énfasis. Gesticuló hacia Bette, “alguien más rico y más inteligente.”
Bette levantó su vaso de vino, aceptando el gracioso elogio.
Alicia se señaló a si misma. “Alguien más caliente y más atractiva.”
Sus tres amigas hicieron una cara de disgusto - algo de lo que la rubia no hizo caso dichosamente.
Alicia miró a Sam y se detuvo brevemente. “Y alguien. uh.” Mordió su labio más bajo pensando, en busca de algo que decir. La heredera en cuestión la miraba expectante. “Alguien um, más perezoso y más baboso.” Alicia acabó lentamente, ganando un ceño de Sam.
“Una mejor cantante, corredora más rápida, bailarín más gracioso, y desafortunadamente para ti mi estimada Shaney Shane Shane, mejor amante.” Alicia pronunció la última palabra lanzando un limón usado en los dibujos circulares del tablero de dardos. Ella falló y y golpeó a duque en la cabeza. El pobre animal descubrió sus dientes antes de salir fuera del cuarto en una rabieta. “No hay nada que puedas hacer mas que reconocer la verdad y aceptar su presencia - ya sabes, de los entes superiores - es parte de nuestra existencia. Están aquí, ellos están allí, ellos están por todas partes.” Exclamó dramáticamente. “No te deprimas con el hecho de que te hayan mandado al diablo por alguien que encontró alguien mas caliente que tu. Esa mierda sucede.” Acarició a Shane en el hombro – sin darse cuenta de que le había trirado otro soplo grande al ego herido de su amiga.
Una Shane acongojada se sirvió otro tiro y se hundió profundamente en su silla.
“Uh, disculpennos un minuto.” Bette se levantó precipitadamente y jaló del brazo de la rubia, arrastrándola fuera de su asiento. “Al, ¿qué estás haciendo?” Susurró agudamente mientras jalaba a la rubia al otro cuarto.
“¿Qué más? ¡Estoy confortando a Shane!”
“¿Haciendola sentir como mierda?”
“¡Le estoy levantando el ánimo!”
“Nada de eso, ¡la estás jodiendo más!”
“Pero”
“Ningun pero Alicia. Paralo.” Bette dijo severa.
La rubia suspiró, bajando su cabeza en derrota. No podía discutir con su amiga que la miraba de esa manera. “Bueno, me comportaré.”
“Gracias.” La rubia jugó con el pelo de la morena, ganando un golpe con fuerza de la muchacha enfadada.
“¿Podemos volver adentro ahora?”
“Uh, sobre eso.” Bette miró su reloj y estudió el tiempo. “Pienso que mejor me voy.”
“¿Tienes planes?”
"Pues… Kennard y yo necesitamos probar un par de equipos en casa.” Bette contestó distraída. Tan pronto como las palabras dejaran sus labios, comenzó a lamentar haberlas dicho. Maldición, maldijo internamente cuando vio el capricho repentino de la ceja de Alicia. Sabía que debía haber expresado esa oración correctamente.
Según lo anticipado, su amiga la miraba con un destello travieso en su ojo. Bette luchó contra el impulso de limpiar esa mueca con aire satisfecho de su cara con la manta de la cesta del duque. “¿Qué clase de equipo Porter? ¿de la clase-correa? ¿O quizá de vibrar?”
“Divertido, Al.” Bette respondió concisamente. “Estamos probando los nuevos ordenadores portátiles que papá nos dio. Hemos intentado la charla y enviarnos correo electrónico ya. Necesito llegar a casa así podremos comenzar a probar las webcames y los receptores de cabeza.”
“¿Y estás haciendo eso porque?”
“Necesitamos practicar. Ya sabes, así nos acostumbraremos a esa “comunicación-por--red ” cosa cuando nos vayamos a la universidad.”
“Oh. Ya veo. ¿No es un poco triste?”
Bette encogió los hombros. “¿Qué más podemos hacer?”
“Uh, no lo se, ¿ir a la misma escuela juntas?”
“Si solamente.” Bette suspiró. “Dicelo a Kennard.”
“Quizá.” Alicia declaró con confianza.
Bette no sabía si la rubia era seria o si solo hablaba por el alcohol. De cualquier manera, se rió de la rubia. “Gracias Al, y buena suerte con eso.” Dijo antes de dar vuelta alrededor para despedirse de Shane y Sam.
“¿Hey Bette?” Alicia la llamó después antes de que la morena desapareciera en el área de cena.
“¿Sí?”
“Ya le dijiste a Tina.” Bajó la voz, sabiendo que su amiga sabía a lo que se refería.
“No. No todavía.”
“¿Cuando vas a decirle?”
“No sé.”
“¿Incluso planeas hacerlo?”
Bette cambió de puesto su peso consciente en ambos pies. “¿Honestamente? Probablemente no.”
“¿Porqué no?”
“No creo que pueda hacerlo si está ella allí.” Contestó reservada.
Alicia cabeceó en la comprensión. “¿Entonces estás haciendo la cosa de la huída?”
“Que es el plan.” Bette masculló y entonces, se fue.
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anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
Bette miró fijamente su reflejo por vigésima vez. Un ceño fruncido estropeó sus facciones delicadas cuando vio el enrollamiento ingobernable que se había pegado como un faro encima de su cabeza. Tan rápidamente como sus piernas pudieron llevarla, corrió al cuarto de baño y aplicó un poco de agua en los filamentos obstinados. Después de aplanarla abajo a su cabeza, corrió de nuevo a su sitio y saltó en la cama. Colocó la computadora en su regazo y ajustó el LCD. Sonrió en la imagen que era demostrada en la ventana en la parte extrema izquierda de la pantalla. Te ves bien Porter, guiñó vanidosa para si misma.
La webcam trabajaba perfectamente.
Ociosa, comenzó a jugar a un juego de palabras mientras esperaba a que Tina configurara su ordenador portátil. A pesar de la tentación anterior, luchó contra el impulso de visitar a la rubia en el apartamento vecino. Quiso respetar el deseo de su novia de probar muy bien los ajustes de sus equipos. Exhibiendo la paciencia que apenas poseía, Bette esperó a queTina reasumiera su conversación por msn.
Cerró el juego rápidamente cuando un sonido se escuchó, alertándola de la vuelta de su amante.
Bette_Porter: ¡Bienvenida de vuelta!
Bette_Porter: ¿Listo?
Tina_Kennard: Eso pienso. ¿Tu?
Bette_Porter: Por supuesto.
Tina_Kennard: Grande. ¿Comenzamos?
Bette_Porter: Seguro. Solo acepta mi petición así podré ver tu webcam, ¿ok?
Tina_Kennard: OK
Bette tecleó sus dedos emocionada mientras recibía la confirmación de Tina. Una nueva ventana se abrió encima de su propio vídeo. El cuadro era lento y granoso al principio pero se fue aclarando después de algunos segundos. Sonrió brillantemente mientras miraba en su novia. En vivo o en cámara, amó siempre esa pijama en Tina.
Bette_Porter: Heeeey. Te veo. Te miras bien Kennard
Dentro de su propio dormitorio, una Tina frustrada maldecia mientras miraba fijamente los parásitos atmosféricos.
Tina_Kennard: Bebé, no puedo ver una cosa.
Bette_Porter: ¿Realmente? Mierda. Espera un minuto, algo debe estar mal con mi webcam. Solo revisaré la configuración. No tardo.
Tina_Kennard: Ok. Te espero aquí.
Tina comenzó a tararear una canción en la radio. Cruzó sus dedos, queriendo que su novia pudiera encontrar la manera de solucionar el problema. No había visto a Bette en todo el dia y de alguna manera, eso la hacía sentir increíblemente ansiosa.
Bette_Porter: ¡Regreseeee!
Bette_Porter: Pienso que ahora está lista. ¿Puedes verme?
Tina_Kennard: Nope.
Tina_Kennard: Espera.
Tina_Kennard: Sí, allí estás.
Bette_Porter: Grande:D
Bette_Porter: Para ti, mi bebé.
Bette miró directo en la cámara y sopló a Tina un beso.
Bette_Porter: Ahora tenemos que intentar esta cosa con un receptor de cabeza. ¿Lista?
Tina miró fijamente la imagen de Bette mientras la muchacha luchaba por enchufar el receptor de cabeza. Aunque no podía oírla, podía descifrar las palabras “mierda” y “joder” de los labios de Porter. Se reía de la expresión divertida en la cara de Bette - estaba segura de éso. Por eso es que la tomó por sorpresa cuando un sollozo estrangulado dejó sus labios.
No sabía de donde vino o porqué, solamente que una punzada fuerte de soledad y terror engulló repentinamente su pecho. Un terrón enorme se formó en su garganta cuando las lágrimas quemaron sus ojos.
Su conversación con Jenny de esta mañana se repitió dentro de su cabeza.
¿Quieres estar con ella? Le había preguntado en el momento en que Hannibal Lecter estaba a punto de descabezar a su víctima siguiente.
Sí, por supuesto.
Podía todavía recordar la sonrisa triste de Jenny. Delante de ellas, el pobre individuo gritaba de dolor. No puedes hacer eso de cara al país, Tina.
Y ésa era la verdad.
Un millón de preguntas compitieron en su mente mientras continuaba mirando fijamente a Bette.
¿Así es cómo será en las próximas semanas? ¿En los meses y los años próximos? Seguro, habrían las visitas ocasionales, ¿pero serían bastantes? Mirando a Bette, sentía su corazón romperse en mil pedazos. Ella la veía, leía sus palabras, y muy pronto conseguiría oír su voz. ¿Pero éso sería bastante? Al mirar a Bette ahora, la única cosa que anhelaba era tocarla, sentirla, tenerla cerca. Para olerla, para besarla, para, pa…
Bette_Porter: Bebé, ¿estás bien?
¿Qué sucedía? Tina cubrió su boca cuando su cuerpo se sacudió. Ha pasado más de un mes desde esa noche profética en Malibu. Más de un mes desde que hablaron las cosas y acordaron atender a diversas escuelas. La aceptación había venido. Los primeros días supuestamente serían los más duros. Las cosas tendrían que ser más fáciles ahora.
¿Entonces porqué? Por qué cada día el tener éxito parecía más difícil de durar? ¿Por qué la puñalada dolorosa dentro de su pecho no cesaba gradualmente? ¿Por qué sentía tristeza cada vez que veía la sonrisa radiante que había aclarado siempre su día?
Por semanas, se había obsesionado con hacer la cosa correcta, y ella pensó que hizo apenas eso. ¿Entonces porqué, porqué la cosa correcta se sentía tan incorrecta?
¿Y por qué puñetas lastimaba tanto?
Bette_Porter: ¿Kennard?
Con los dedos temblorosos, mecanografió su respuesta. Las letras nadaron ante ella, sus ojos se empañaban con las lágrimas hasta que no pudo ver más la pantalla delante de ella.
Tina_Kennard: Te extraño ya.
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“Hey.”
“¿Qué estás haciendo aquí? Se supone que estamos probando los receptores de cabeza.” Tina protestó, incluso cuando su corazón saltó casi de su pecho en alegría cuando Bette cruzó a través de la puerta de su dormitorio.
“No son importantes. Podemos probarlos siempre algún otro día.” Bette tomó el ordenador portátil de Tina y lo colocó suavemente en la mesa del estudio.
“Ven aquí” Tina sonrió mientras las lágrimas fluían abajo de su cara libremente. Se abrió los brazos e invitó a Bette en ellos. Sin vacilación, la morena se arrastró en cama y aceptó su tacto. Enterró su cara en los enrollamientos marrones e inhaló profundamente, encontrando comodidad y seguridad en el olor familiar.
“Sshh, todo va a estar bien.” Bette puso un beso suave en su sien a medida que Tina continuó llorando. “Lo siento tanto.”
“¿Porqué?”
“Por lo que haya hecho mal.”
Tina sonrió a pesar de sus lágrimas. “¿Porqué asumes siempre que hiciste algo mal?”
“¿No lo hice?” Bette se retiró y miró curiosamente la cara de Tina. Sus ojos estaban inyectados en sangre, su nariz moqueaba, y sus mejillas estaban un poco hinchadas. Miró en Tina con cariño y envidia, porque a diferencia de ella, las lágrimas favorecían a la rubia. Todavía se veía hermosa, absolutamente magnífica incluso. “Debí haber hecho algo que te hizo llorar.”
Tina sacudió su cabeza de lado a lado, fijando el alma de Bette en la tranquilidad. Tu no hiciste cualquier cosa mal, pero pienso que yo lo hice.
“¿Estás segura?”
“Mm-hmm.”
“¿Entonces porqué lloras?”
“Estoy apenas.” Tina mordió su labio. Le debía a Bette la verdad. “..realmente estoy asustada.”
“¿De mí?”
“Por nosotras.”
Bette quedó silenciosa pues luchaba por procesar las palabras de Tina. Maldijo esos cuatro vasos de vino rojo por hacer la función de su cerebro más lenta.
“Nosotras, podemos hacer esto ¿verdad?” Tina habló después de algunos momentos, recolectando bastante valor de presionar más lejos.
“¿Hacer que?”
“Esta cosa interurbana. ¿Podemos hacerla?”
Bette suspiró cuando todo cayó en su lugar. “Tenemos que.”
“¿Por cuatro años?” Tina preguntó, su voz tan minúscula como se sentía esta noche.
Bette miró fijamente la pared detrás de Tina cuando sus labios se torcieron en un ceño fruncido. Por mas que lo intentó, se encontró incapaz de dar a Tina un cierto reaseguro muy necesario. Ella vería a través de ella y sabría la verdad.
“¿Porter?”
“Tenemos que.” Dijo otra vez.
“¿Es esa tu respuesta a todo?”
Bette se separó y encontró la mirada acuosa de Tina. Aunque intentó ocultarlo, no pudo evitar el veneno que goteó de su voz. “Es lo que quieres, ¿correcto? Tu pediste esto.”
La amargura en su tono cogió a la rubia por sorpresa. Tina miró fijamente a Bette por un segundo antes de que su cara se arrugara.
Bette parecía afectada cuando las lágrimas fluyeron a una velocidad mayor en la cara de Tina. Aunque ella nunca lo admitiría, odiaba ver llorar a alguien que le importaba – las lágrimas habían sido siempre su debilidad. Pero con Tina, era otra historia completamente. Le dolió verla tan lastimada. Y saber que ella era la persona que lo había causado, clavó otra estaca en su corazón.
“Mierda, lo siento. No quise decir eso. Lo siento tanto.” Se aferró a la rubia y tiró de ella más cerca a su cuerpo. Cada lágrima que empapó su camisa, cada llanto y cada gemido aumentó la culpabilidad que sentía. “Lo siento tanto.” Repitió una y otra vez, en un tono de ruego y desesperación.
Tina quiso decirle que parara de disculparse, pero la salida continua de lágrimas evitó que lo hiciera. Bette no debía disculparse por decir la verdad – sin importar lo dolorosa que fuera. Y tenía razón, ella quiso esto ¿no es asi? Ella se lo pidió - torció el brazo de Bette e incluso se lo exigió. Al final, incluso con todas sus opciones, ella eligió entrar a USC. Y ahora que consiguió que Bette aceptara estudiar en Yale, tendría que vivir con su decisión.
Pero todavía seguía habiendo la pregunta. ¿podría ella?
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Los próximos días fueron una falta de definición. Habían remendado cosas rápidamente, pero después de esa noche, Tina se retraía en si misma - ocultando la vulnerabilidad que Bette había visto bajo una máscara de sonrisas. Estaba de nuevo en su vieja ella misma, la mala hierba, la fuerte. Estaba lastimada, sus emociones en conflicto - Bette sabía que no era verdad. Pero Tina ocultaba bien sus emociones. Por su parte, intentó lo mejor que pudo comportarse. Para no hacer cualquier cosa que pudiera hacerla llorar otra vez. Para guardar sus opiniones verdaderas para si misma. Y hasta ahora, ella era acertada. Evitaron la confrontación tanto cuanto fue posible - sabiendo que sus días de vida juntas estaban a un paso de terminar. Y nadie se atrevia a ensuciar la dinámica trayendo drama en la batalla. Pero las sensaciones estaban allí - burbujeando debajo de la superficie, listas para derramarse encima con la provocación más leve.
En verdad, Bette estaba amargada - Tina desecha. Y aunque sabían que nunca podrían engañar a la otra, continuaron con sus charadas respectivas. Asustadas de empujar, asustadas de tirar. Asustadas a muerte de que su joven relación se rompería si hicieran algo.
“¿Le has dicho?”
Un cuerpo cayó ocasional abajo en el sofá seccional de la sala de estar, apachurrando las pequeñas almohadillas que adornaban cuidadosamente los muebles.
“Nope.” Bette sacudió su cabeza de lado a lado mientras remolinaba los remanente de su coctel dentro del vaso. Miró fijamente el líquido que giraba - encontrando comodidad en la vista que se asemejaba a sus pensamientos - embrollados y girando sin control.
“¿Cuando planeas hacerlo?” Sam siguió mientras tomaba un sorbo largo de su copa de champán.
Bette se rió entre dientes. “Tu, Al y Shane me han estado preguntando la misma cosa recientemente.”
“¿Y tu respuesta?” Sam presionó.
“Igual que antes.” Bette inclinó el vaso a sus labios, tragando una cantidad abundante de alcohol. “No lo he planeado .”
“Solamente que es ya mañana.” Su amiga levantó su frente.
Bette encogió los hombros y contestó con silencio.
“¿Estás lista?”
“No estoy segura.”
“¿Todavía piensaa hacer la cosa de la huida?”
Bette estuvo reservada por un momento. Un poco después, cabeceó en la respuesta afirmativa. “¿Piensas que es un error?”
“¿Verazmente? Sí.” Sam contestó. “Solamente que entiendo porqué quieres hacerla.” Agregó rápidamente, dando a la muchacha una sonrisa confortante.
“Espera - ¿no te he saludado todavía?” Bette se detuvo brevemente a mitad de su bebida y miró a su mejor amiga.
“Nope. Entraste y fuiste derecho a la barra.” Sam regañó.
“Entonces me disculpo por mi gran descuido.” Bette hizo una cara apesadumbrada mientras colocaba su vaso abajo en la mesa de centro. “¡Feliz cumpleaños Sammy!” Tiró de la muchacha en un abrazo apretado y le dio un beso cariñoso en la mejilla.
Mientras las dos compartían un momento íntimo, otro intercambio de una naturaleza enteramente diversa ocurría en el otro lado del cuarto.
“¿Qué soy yo, tu criada?” Alicia puso sus manos en sus caderas, viendo directa a través de la fachada de su amiga. Era aceptable durante los primeros días, pero ahora, la necesidad de Shane se convertía en una jodedera demasiado constante.
“Vamos, por favor Al, ¿me consigues un sandwich del buffet?” Shane pidió, intentando supuestamente sacar valor de su depresión. Se sentía mejor sobre el desastre entero de Carmen, pero continuaba con su fachada de tristeza y derrota particularmente delante de su amiga Al. Ella odiaba quejarse pero - a pesar de sus buenas intenciones, Alicia era propensa a actos de destrucción superior a las fuerzas enemigas , mucho para el disgusto de Shane. La rubia leal haría cualquier cosa y pondría toda su energía en hacer sentir mejor a su amiga, y la única cosa en la cual Shane podía pensar para parar esto era abusar de la amabilidad de Alicia. Asi que lo hizo. Y viendo la cara de la rubia ahora, podía decir que trabajaba. Shane acarició su estómago vacío y miró a la rubia con su mejor mirada de perrito herida. “Siento un hueco aquí adentro.”
“¿Hueco? Quieres decir, hambrienta.”
“Hueco. Como vacío, solitario, indigente, sin vida…”
Alicia cortó inmediatamente, parándola antes de que ella dijera algo más. “Oh dios, ¡deja todo este dramatismo! Me estás dando escalofríos - y no de una buena manera.”
“Alicia,” Shane gimoteó. “Necesito comidaaaaa.”
“Estás afligida, no lisiada. Consiguela tu misma.” Alicia rodó sus ojos.
“¡Oh vamos! ¿No puedes por lo menos ser de apoyo?”
“Si quieres un apoyo, te daré un sujetador.” Alicia destelló una sonrisa repugnante dulce. Una sonrisa que dejó rápidamente sus labios cuando caminó fuera de casa y en el jardín para un poco de aire fresco. “Hueco mi culo, babosa.”
“¿Hmm?” Tina preguntó mientras daba vuelta a Alicia.
“Oh, lo siento. Hablaba conmigo.”
Hicieron una pausa tras los paneles de cristal en silencio. Alicia siguió la visión de su compañera y sonrió en la persona que Tina miraba fijamente. Ella inclinó su cabeza hacia Bette. “Así pues, ¿distancia, eh?”
“La ausencia hace que el corazón crezca más encariñado.” Tina cotizó la línea usada en exceso mientras que tomaba un sorbo de su coca.
“Es verdad.” Alicia convino. “Solamente que también conduce a una persona sola a los brazos de otros.”
Un sonido crujiente se escuchó cuando Tina estranguló su bebida.
“Lo siento, solo estoy diciendo.” Alicia levantó sus brazos a los lados mientras miraba apenada a la mujer que tosía. “Alguna gente interpretaría falsamente el estar en una relación a distancia como otra palabra para sola y en el vagabundeo. Toma a Shane por ejemplo,” cabeceó hacia la casanova femenina que había alcanzado a Bette y a Sam en el sofá. “¿Cuántas relaciones rompió ese lechón perezoso? Si no tuviera gamberros que la protegieran, estaría muerta ahora. Como puedes ver, ella considera a una mujer cuya novia vive en un diverso código postal como un juego. Van abajo de la ruta de la desintegración de todos modos, eso diría siempre.”
“¿Estás diciendo que Porter me va a engañar?” Tina preguntó tan pronto como se hubiera recompuesto.
Alicia encogió los hombros. “Si le estás dando la oportunidad, apenas estás pidiendo que te engañen. O peor aún, que te manden al diablo.”
“Ella no es así.” Tina contestó detrás, confiando en la fidelidad de Bette.
“Sí, conjeturo.” Alicia suspiró y tomó un martini de un mesero de paso. “¿Pero estás segura que la quieres fuera de tu vista Kennard? Ella atrae a la gente como polillas a una llama. Dinero, poder y belleza. La gente se lanzará en ella allá.”
“Lo sé.” Tina contestó un poco airadamente. Ella vio la misma cosa en Redwind, y no era ninguna tonta para asumir que las cosas serían diferentes en Yale. “Pero puedes parar por favor de implicar eso de ella”
Alicia la cortó con una onda de su mano.
“No estoy intentando ofenderte o dar la idea incorrecta”
“¿No lo estás?” Tina le dio una mirada escéptica.
Alicia suspiró, recolectando sus pensamientos otra vez. ¿Cómo podía decir esto sin que la rubia se enojara? Tomó un sorbo de su bebida, esperando que el alcohol le diera la elocuencia que necesitaba. Habló otra vez, lenta y suavemente esta vez. “Tina, creeme, no quieres a Bette fuera de tu vista. Y no, no estoy diciendo esto porque puede ser que ella se pierda y te engañe con otras mujeres. u hombres - que dudo. Si digo la verdad, ambas sabemos que ella está profundamente enamorada para que eso suceda. Estoy diciendo esto porque,” tomó un trago algo largo de su bebida. “Estoy diciendo esto porque la posibilidad que pueda ser que la pierdas está allí - existe. Dado que es una posibilidad minúscula pequeña, pequeñita, pero es una posibilidad no obstante.” Continuó, mirando a medida que Bette y sus amigas reían dentro de la casa. “Y si fuera tu, tener incluso la posibilidad más pequeña de perder a alguien como ella es inaceptable. Y absolutamente franco, idiota. Ella es una buena persona Kennard, y te ama mucho. Y sabes que la gente como ella viene solamente una vez en un curso de la vida. Todos hacemos sacrificios en la vida Tina, yo entiendo eso. Pero si la pierdes porque elegiste una escuela tonta sobre ella, ¿podrás vivir contigo luego?”
Tina no contestó a la rubia. En su lugar, miró fijamente abajo su soda. Sus dedos creando abolladuras en la lata con su fuerte apretón.
“No es demasiado tarde para cambiar tu mente, Kennard.” Alicia dijo suavemente cuando volvió y resbaló la puerta de cristal para abrirla. Antes de poner un pie en el escalon dentro de la casa, recordó algo. Sacó un objeto de dentro de su bolsillo y lo lanzó a Tina. Se suponía que se lo daría a Bette, pero qué importa. “Piensalo.” Dijo solemnemente antes de alcanzar al resto de 4F.
Tina dejó espacar un respiro mientras miraba el objeto que se reclinaba sobre su palma.
Era un encantador teléfono móvil minúsculo con el nombre de Bette. Debajo de él estaba un dogo, la misma mascota de Yale.
No es demasiado tarde para cambiar tu mente.
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El paseo al hogar había sido reservado. Demasiados pensamientos y demasiadas preguntas tácitas circundaban entre las dos. Permanecían en el coche incluso después de que se habían estacionado – esperando que alguien hiciera el primer movimiento.
Esta vez, fue Tina.
“¿Tienes cualquier plan para mañana?”
Bette se congeló, insegura de qué contestar. ¿Ella sabe?
“Pensaba que podríamos ir a la playa. Yo um. Quiero hablar contigo sobre algo.” Tina dijo vacilante, detectando el malestar de Bette.
Aflojando su apretón en el volante, Bette hizo frente a la rubia y forzó una sonrisa tambaleante. La rubia atribuyó su inquietud obvia a los nervios que ambas sentían. “Seguro.” Estranguló las palabras.
Tina sonrió aliviada, oir una respuesta positiva significaba mucho. Se inclinó adentro y besó a Bette suavemente en los labios, expresando su gratitud. Se separó y encontró su mirada fija intensa, sonriendo en el amor que vio en ellos. Pero había algo allí también. Detrás de la adoración que le demostraba claramente a través de los ojos marrones, podía ver una tristeza profunda arraigada en su interior. Una tristeza que había detectado en Bette que intentaba ocultar desde esa noche en Malibu. Una tristeza que ella sentía también oprimiendo contra su pecho. Pero antes de que pudiera preguntar Bette se acercó a ella, la muchacha habló lentamente.
“¿Quieres oír algo divertido?”
“¿Una broma?”
Bette sonrió y sacudió su cabeza. “La verdad.”
Tina parecía curiosa pero seguía estando reservada. Dio a Bette un cabeceo, animándola a continuar.
“Esto va a ser duro, pero voy a hacerlo. Entonces uh, ninguna interrupciones, ¿okay?”
“Ninguna interrupcion.” Tina afirmó, su voz tranquila. Durante algún tiempo no podía oír cualquier cosa excepto el golpeteo pesado ruidoso de su corazón.
La morena sonrió agradecida. Tomó una respiración profunda para estabilizarse y lo soltó, “Te odié.”
Los ojos pardos se abrieron de par en par en sorpresa. Vaya que era muy desconcertante.
“Quiero decir,” Bette agitó una mano. Mierda, salió todo mal. “Hubieron algunas veces en las últimas semanas en que llegué a odiarte. Cuando pienso en eso, encuentro que es porque asombrosamente tienes siempre la capacidad de evocar emociones fuertes dentro de mí - puede ser amor o todo lo opuesto. Y fue tal revelación, porque tanto como te amaba, descubri que podría también odiarte con pasión.” Continuó solemnemente.
Tina bajó su mirada a su regazo, insegura de donde mirar.
“Eras débil. Estabas dispuesta a dejarme ir. Le hiciste frente a una decisión difícil, elegiste la salida fácil. Y te odié por ella. Renuncié a muchas cosas por esta relación, y me preguntaba ¿porqué no podías apenas darme esto ahora?”
Bette abrazó suavemente a la rubia y buscó su mirada. Agarró las manos de Tina en la suya. Estaban frías – humedas.
“Pero por otra parte. Te amo.” Bette susurró sinceramente. “Dios, cuánto te amo. Y descubrí que sin importar lo mucho que me sintiera mal por tu decisión, mis sentimientos por ti eclipsaron todo el daño que sentía. Todo el odio.”
Tragó difícilmente y besó las lágrimas que habían comenzado a reunirse en los ojos de Tina.
“Y lo siento tanto si he sido amarga. Fui egoísta, vi solamente mi dolor y desatendí el tuyo. Sammy dijo que amar era tomar la decisión más dura e ir con ella, sin importar lo dolorosa que fuera. Y entre nosotras, eres la persona que tomó la decisión dura y me enojé contigo por ella. Lo siento.” Susurró. “Quisiste solamente lo que era mejor para nosotras dos, ahora entiendo eso.” Acabó con una sonrisa, acariciando la cara de Tina con su mano.
La rubia sonrió a pesar de sus lágrimas. “Porter, yo…” comenzó, queriéndo decirle la cosa que planeaba decirle mañana. Pero antes de que pudiera continuar, Bette la silenció con un beso - un beso que encendió un fuego dentro y paró toda la conversación.
Y tropezaron del coche después de éso, apresurándose de nuevo a su apartamento en un arranque de pasión desenfrenada.
Durante una sola tarde mágica, fue como si no existiera el mundo. No había carga de la vida de la universidad. Ningún Yale. Ningún USC. Ningún 4F. Ninguna expectativa.
Solo Bette y Tina.
Tina había encontrado siempre que Bette era una amante meticulosa y dedicada. Pero esta noche, algo era diferente con sus acciones. Ella lo sentía, lo detectaba. Todo era deliberado, cada beso, cada caricia. Era como si le dijera algo con su lengua, con sus labios, con sus dedos. Amor, pasión, perdón, confianza, deseo. Fueron sin cesar.
Bette pensó que Tina podía encontrar su amor, a pesar de todo algo doloroso por las acciones increíblemente lentas y que parecía jugar, pero la rubia nunca exhibió su descontento o impaciencia. Quería que este encuentro fuera significativo y memorable. Necesitaba hacer esto - para adorar el cuerpo de su amante con sus manos y su boca. Para expresarse de una manera que las palabras nunca podrían hacerlo. Para demostrarselo de la mejor manera.
Iban a estar bien - y se demostraron eso repetidamente en una noche.
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“¿Porter?”
“¿Sí?”
“Sabes que tengo una tendencia a sobredormir y necesito levantarme temprano para preparar nuestro alimento para la playa. Entonces bebé, ¿me despiertas de acuerdo?”
Las quijadas de Bette se apretaron. “No hay problema.” Le besó la frente cariñosamente.
“Te amo.” Tina masculló antes de caer dormida.
“Te amo más.” Bette susurró detrás. Se preguntaba si Tina sabía que ella amaba mirar su sueño después de agotar todas sus energías en hacer el amor. Mientras se acostaban allí, cansadas y satisfechas, ella dejaría sus manos viajar arriba y abajo de los patrones abstractos traseros de su amante y dejaba rastros en la piel suave desnuda. Le satisfacía en extremo cuando veía la sonrisa feliz en la cara de Tina y oír sus murmullos radiantes sobre ella. Había algo sobre los gestos cariñosos que superaban el sueño y la pérdida del sentido. ¿Tina sabía que la observación de su sueño se había convertido en su ritual preferido de la noche? Tina, sintiéndose tímida, probablemente se sorprendería y pensaría que era espeluznante. Pero para Bette, le daba un sentido profundo de la alegría y la paz que nunca pensó que conseguiría experimentar antes. Nunca en un millón de años habría pensado que gozaría de mirar a otra persona dormir. Había mirado a Sam el dormitar un millón de veces - y lo encontró siempre aburrido, no tan profundamente relajante como ahora lo era.
Ella estaba en paz.
Y Bette se sentía exaltada y aliviada. Dijo la verdad – y se sintió liberada. Y la mejor cosa era, que seguían estando juntas. Pensó que jamás podría ocultar un detalle tan importante de la rubia. Tratarían éso mañana. Pera ahora, tenían esta noche y...
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Los Ángeles, actual tiempo.
Tina se revolvió en las sabanas.
En alguna parte afuera, podía oír el sonido de un motor que ronroneaba. Un cierre de la puerta de un coche. Pero no encendió ninguna alarma en su mente. Ésos eran apenas sonidos normales de la calle.
Sucumbió a un estado de ensueño, permitiéndose recuperar la fuerza perdida. Su cuerpo dolía por todas partes,sus músculos se contraían en espasmos debido al entrenamiento intenso de la última noche. Por instinto, puso un brazo hacia fuera al otro lado de la cama. Frunció el ceño cuando golpeó las almohadillas en vez de un cuerpo caliente. Donde está -
“¿Porter?” Se incorporó, frotando sus ojos libremente del sueño. Oh no, ¿se quedó dormida otra vez? “Por-” paró.
Sus labios se curvaron en una sonrisa cuando vio un solo girasol en la almohadilla vacía al lado de ella. Bette, pensó encariñada. Derecho al lado de la flor estaba una caja rectangular negra y un trozo de papel doblado. Cautelosamente, tomó la flor en sus manos y la trajo a su nariz, inhalando su olor. Cerró los ojos, recordando esa tarde perezosa en el apartamento cuando Bette le dijo todo sobre las flores y los significados detrás de ellas. En la manera divertida de Porter, le soltó un concurso de preguntas - y cada respuesta correcta le ganó una recompensa muy agradable. Los girasoles, si recordaba correctamente, eran dadas para expresar adoración. Abriéndo los ojos, descubrió que tenía razón.
Al cuerpo de la mujer cuya esencia nunca dejaré de adorar. Eran las palabras escritas en la parte posterior de la carta en la escritura impecable de Bette.
Estaba a punto de alcanzarla cuando algo cogió su ojo.
Eternidad.
Fue escrito en una escritura simple en el borde de la caja negra. La escritura parecía familiar. No podía recordar cuando o donde, solamente tenía la sensación más extraña que la vio antes.
Conducida por la curiosidad, la agarró primero. Abriendo la caja lentamente, jadeó en la sorpresa que tenía adentro. Era un collar. Un colgante en forma de corazón de plata en una pequeña cadena delicada. El corazón chispeó cuando lo sacó de la caja y lo examinó - los rayos del sol que habían entrado en el cuarto a través de la cortina dividida hacían brillar los muchos diamantes minúsculos que adornaban el colgante.
Era hermoso. No había mejor palabra para describirlo. Hawaii, sonrió cuando el recuerdo la golpeó. El almacén de joyería.
Agarró la carta siguiente, emocionada por ver lo que había escrito su novia romántica y terriblemente abundante para ella.
Agarrando el collar en una mano, procedió a leer la nota. La sonrisa enorme que fue enyesada en su cara disminuyó en un ceño fruncido. De pronto, sintió el piso desaparecer debajo de ella. Una frialdad recorrió su espina dorsal y la hizo temblar. Leyó y releyó la carta, pero solamente una cosa se pegó:
Me he ido para Yale.
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Mi querida Tina,
Sé que acordamos ir a la playa esta mañana y sé que probablemente vas a matarme por esto pero.Me he ido para Yale.
Respira Kennard. Y por favor, no te enojes demasiado conmigo. Mientras lees esto, probablemente me estás maldiciendo por dejarte sola en el apartamento. Lo siento realmente. Es la última cosa que quería hacer pero tenía que hacerla. Me conoces, odio las despedidas y si viera tu cara antes de que suba al avión, tengo miedo de que perdería mi resolución y rompería la promesa que te hice. Y para ser honestas, si sucediera eso, terminarías odiándome. Lo siento por no decirte que programamos irnos hoy. Huir de esta forma, amor. La separación rápida no prolongará el dolor y la agonía, ¿correcto? Es un tirón rápido y entonces ha terminado. O eso dicen.
Espero que te guste mi pequeño regalo. Dicen que el corazón está en el centro de su existencia - mientras que tu estás en el mío. Y se considera que das tu corazón y tu ser entero a la persona que amas. Los últimos pocos meses han sido los más grandes de mi vida. Y no sólo has construido un lugar en mi corazón – has llegado a apropiarte de él. Así pues, como vamos a hacer algo lejos de nuestras vidas en los lados opuestos del país, siento que cabe solamente dejarte mi corazón - o un pequeño símbolo de él. Es, y será siempre, tuyo. Haz lo que quieras con él. Pero por favor, ninguna broma por lo minúsculo y frío que es. Consigo eso bastante de Alicia.
El collar se llama Eternidad, y supuestamente, destina a la persona que usa este colgante a una vida feliz y satisfactoria con su amor verdadero. Cuidalo y mantenlo cerca de tu pecho, ¿okay? Nuestro futuro depende de él.
Te guste o no, te llevo siempre conmigo.
Soy tuya, a partir de esta vida a la siguiente,
Bette
P.D. Te llamaré tan pronto como mi avión aterrice en New Haven. Sé que merezco un buen rechazo, pero por favor ¿puedes contestar el teléfono? Puedes gritarme todo lo que quieras, eso está muy bien. Solo quiero oír tu voz.
La webcam trabajaba perfectamente.
Ociosa, comenzó a jugar a un juego de palabras mientras esperaba a que Tina configurara su ordenador portátil. A pesar de la tentación anterior, luchó contra el impulso de visitar a la rubia en el apartamento vecino. Quiso respetar el deseo de su novia de probar muy bien los ajustes de sus equipos. Exhibiendo la paciencia que apenas poseía, Bette esperó a queTina reasumiera su conversación por msn.
Cerró el juego rápidamente cuando un sonido se escuchó, alertándola de la vuelta de su amante.
Bette_Porter: ¡Bienvenida de vuelta!
Bette_Porter: ¿Listo?
Tina_Kennard: Eso pienso. ¿Tu?
Bette_Porter: Por supuesto.
Tina_Kennard: Grande. ¿Comenzamos?
Bette_Porter: Seguro. Solo acepta mi petición así podré ver tu webcam, ¿ok?
Tina_Kennard: OK
Bette tecleó sus dedos emocionada mientras recibía la confirmación de Tina. Una nueva ventana se abrió encima de su propio vídeo. El cuadro era lento y granoso al principio pero se fue aclarando después de algunos segundos. Sonrió brillantemente mientras miraba en su novia. En vivo o en cámara, amó siempre esa pijama en Tina.
Bette_Porter: Heeeey. Te veo. Te miras bien Kennard
Dentro de su propio dormitorio, una Tina frustrada maldecia mientras miraba fijamente los parásitos atmosféricos.
Tina_Kennard: Bebé, no puedo ver una cosa.
Bette_Porter: ¿Realmente? Mierda. Espera un minuto, algo debe estar mal con mi webcam. Solo revisaré la configuración. No tardo.
Tina_Kennard: Ok. Te espero aquí.
Tina comenzó a tararear una canción en la radio. Cruzó sus dedos, queriendo que su novia pudiera encontrar la manera de solucionar el problema. No había visto a Bette en todo el dia y de alguna manera, eso la hacía sentir increíblemente ansiosa.
Bette_Porter: ¡Regreseeee!
Bette_Porter: Pienso que ahora está lista. ¿Puedes verme?
Tina_Kennard: Nope.
Tina_Kennard: Espera.
Tina_Kennard: Sí, allí estás.
Bette_Porter: Grande:D
Bette_Porter: Para ti, mi bebé.
Bette miró directo en la cámara y sopló a Tina un beso.
Bette_Porter: Ahora tenemos que intentar esta cosa con un receptor de cabeza. ¿Lista?
Tina miró fijamente la imagen de Bette mientras la muchacha luchaba por enchufar el receptor de cabeza. Aunque no podía oírla, podía descifrar las palabras “mierda” y “joder” de los labios de Porter. Se reía de la expresión divertida en la cara de Bette - estaba segura de éso. Por eso es que la tomó por sorpresa cuando un sollozo estrangulado dejó sus labios.
No sabía de donde vino o porqué, solamente que una punzada fuerte de soledad y terror engulló repentinamente su pecho. Un terrón enorme se formó en su garganta cuando las lágrimas quemaron sus ojos.
Su conversación con Jenny de esta mañana se repitió dentro de su cabeza.
¿Quieres estar con ella? Le había preguntado en el momento en que Hannibal Lecter estaba a punto de descabezar a su víctima siguiente.
Sí, por supuesto.
Podía todavía recordar la sonrisa triste de Jenny. Delante de ellas, el pobre individuo gritaba de dolor. No puedes hacer eso de cara al país, Tina.
Y ésa era la verdad.
Un millón de preguntas compitieron en su mente mientras continuaba mirando fijamente a Bette.
¿Así es cómo será en las próximas semanas? ¿En los meses y los años próximos? Seguro, habrían las visitas ocasionales, ¿pero serían bastantes? Mirando a Bette, sentía su corazón romperse en mil pedazos. Ella la veía, leía sus palabras, y muy pronto conseguiría oír su voz. ¿Pero éso sería bastante? Al mirar a Bette ahora, la única cosa que anhelaba era tocarla, sentirla, tenerla cerca. Para olerla, para besarla, para, pa…
Bette_Porter: Bebé, ¿estás bien?
¿Qué sucedía? Tina cubrió su boca cuando su cuerpo se sacudió. Ha pasado más de un mes desde esa noche profética en Malibu. Más de un mes desde que hablaron las cosas y acordaron atender a diversas escuelas. La aceptación había venido. Los primeros días supuestamente serían los más duros. Las cosas tendrían que ser más fáciles ahora.
¿Entonces porqué? Por qué cada día el tener éxito parecía más difícil de durar? ¿Por qué la puñalada dolorosa dentro de su pecho no cesaba gradualmente? ¿Por qué sentía tristeza cada vez que veía la sonrisa radiante que había aclarado siempre su día?
Por semanas, se había obsesionado con hacer la cosa correcta, y ella pensó que hizo apenas eso. ¿Entonces porqué, porqué la cosa correcta se sentía tan incorrecta?
¿Y por qué puñetas lastimaba tanto?
Bette_Porter: ¿Kennard?
Con los dedos temblorosos, mecanografió su respuesta. Las letras nadaron ante ella, sus ojos se empañaban con las lágrimas hasta que no pudo ver más la pantalla delante de ella.
Tina_Kennard: Te extraño ya.
---------------------------------
“Hey.”
“¿Qué estás haciendo aquí? Se supone que estamos probando los receptores de cabeza.” Tina protestó, incluso cuando su corazón saltó casi de su pecho en alegría cuando Bette cruzó a través de la puerta de su dormitorio.
“No son importantes. Podemos probarlos siempre algún otro día.” Bette tomó el ordenador portátil de Tina y lo colocó suavemente en la mesa del estudio.
“Ven aquí” Tina sonrió mientras las lágrimas fluían abajo de su cara libremente. Se abrió los brazos e invitó a Bette en ellos. Sin vacilación, la morena se arrastró en cama y aceptó su tacto. Enterró su cara en los enrollamientos marrones e inhaló profundamente, encontrando comodidad y seguridad en el olor familiar.
“Sshh, todo va a estar bien.” Bette puso un beso suave en su sien a medida que Tina continuó llorando. “Lo siento tanto.”
“¿Porqué?”
“Por lo que haya hecho mal.”
Tina sonrió a pesar de sus lágrimas. “¿Porqué asumes siempre que hiciste algo mal?”
“¿No lo hice?” Bette se retiró y miró curiosamente la cara de Tina. Sus ojos estaban inyectados en sangre, su nariz moqueaba, y sus mejillas estaban un poco hinchadas. Miró en Tina con cariño y envidia, porque a diferencia de ella, las lágrimas favorecían a la rubia. Todavía se veía hermosa, absolutamente magnífica incluso. “Debí haber hecho algo que te hizo llorar.”
Tina sacudió su cabeza de lado a lado, fijando el alma de Bette en la tranquilidad. Tu no hiciste cualquier cosa mal, pero pienso que yo lo hice.
“¿Estás segura?”
“Mm-hmm.”
“¿Entonces porqué lloras?”
“Estoy apenas.” Tina mordió su labio. Le debía a Bette la verdad. “..realmente estoy asustada.”
“¿De mí?”
“Por nosotras.”
Bette quedó silenciosa pues luchaba por procesar las palabras de Tina. Maldijo esos cuatro vasos de vino rojo por hacer la función de su cerebro más lenta.
“Nosotras, podemos hacer esto ¿verdad?” Tina habló después de algunos momentos, recolectando bastante valor de presionar más lejos.
“¿Hacer que?”
“Esta cosa interurbana. ¿Podemos hacerla?”
Bette suspiró cuando todo cayó en su lugar. “Tenemos que.”
“¿Por cuatro años?” Tina preguntó, su voz tan minúscula como se sentía esta noche.
Bette miró fijamente la pared detrás de Tina cuando sus labios se torcieron en un ceño fruncido. Por mas que lo intentó, se encontró incapaz de dar a Tina un cierto reaseguro muy necesario. Ella vería a través de ella y sabría la verdad.
“¿Porter?”
“Tenemos que.” Dijo otra vez.
“¿Es esa tu respuesta a todo?”
Bette se separó y encontró la mirada acuosa de Tina. Aunque intentó ocultarlo, no pudo evitar el veneno que goteó de su voz. “Es lo que quieres, ¿correcto? Tu pediste esto.”
La amargura en su tono cogió a la rubia por sorpresa. Tina miró fijamente a Bette por un segundo antes de que su cara se arrugara.
Bette parecía afectada cuando las lágrimas fluyeron a una velocidad mayor en la cara de Tina. Aunque ella nunca lo admitiría, odiaba ver llorar a alguien que le importaba – las lágrimas habían sido siempre su debilidad. Pero con Tina, era otra historia completamente. Le dolió verla tan lastimada. Y saber que ella era la persona que lo había causado, clavó otra estaca en su corazón.
“Mierda, lo siento. No quise decir eso. Lo siento tanto.” Se aferró a la rubia y tiró de ella más cerca a su cuerpo. Cada lágrima que empapó su camisa, cada llanto y cada gemido aumentó la culpabilidad que sentía. “Lo siento tanto.” Repitió una y otra vez, en un tono de ruego y desesperación.
Tina quiso decirle que parara de disculparse, pero la salida continua de lágrimas evitó que lo hiciera. Bette no debía disculparse por decir la verdad – sin importar lo dolorosa que fuera. Y tenía razón, ella quiso esto ¿no es asi? Ella se lo pidió - torció el brazo de Bette e incluso se lo exigió. Al final, incluso con todas sus opciones, ella eligió entrar a USC. Y ahora que consiguió que Bette aceptara estudiar en Yale, tendría que vivir con su decisión.
Pero todavía seguía habiendo la pregunta. ¿podría ella?
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Los próximos días fueron una falta de definición. Habían remendado cosas rápidamente, pero después de esa noche, Tina se retraía en si misma - ocultando la vulnerabilidad que Bette había visto bajo una máscara de sonrisas. Estaba de nuevo en su vieja ella misma, la mala hierba, la fuerte. Estaba lastimada, sus emociones en conflicto - Bette sabía que no era verdad. Pero Tina ocultaba bien sus emociones. Por su parte, intentó lo mejor que pudo comportarse. Para no hacer cualquier cosa que pudiera hacerla llorar otra vez. Para guardar sus opiniones verdaderas para si misma. Y hasta ahora, ella era acertada. Evitaron la confrontación tanto cuanto fue posible - sabiendo que sus días de vida juntas estaban a un paso de terminar. Y nadie se atrevia a ensuciar la dinámica trayendo drama en la batalla. Pero las sensaciones estaban allí - burbujeando debajo de la superficie, listas para derramarse encima con la provocación más leve.
En verdad, Bette estaba amargada - Tina desecha. Y aunque sabían que nunca podrían engañar a la otra, continuaron con sus charadas respectivas. Asustadas de empujar, asustadas de tirar. Asustadas a muerte de que su joven relación se rompería si hicieran algo.
“¿Le has dicho?”
Un cuerpo cayó ocasional abajo en el sofá seccional de la sala de estar, apachurrando las pequeñas almohadillas que adornaban cuidadosamente los muebles.
“Nope.” Bette sacudió su cabeza de lado a lado mientras remolinaba los remanente de su coctel dentro del vaso. Miró fijamente el líquido que giraba - encontrando comodidad en la vista que se asemejaba a sus pensamientos - embrollados y girando sin control.
“¿Cuando planeas hacerlo?” Sam siguió mientras tomaba un sorbo largo de su copa de champán.
Bette se rió entre dientes. “Tu, Al y Shane me han estado preguntando la misma cosa recientemente.”
“¿Y tu respuesta?” Sam presionó.
“Igual que antes.” Bette inclinó el vaso a sus labios, tragando una cantidad abundante de alcohol. “No lo he planeado .”
“Solamente que es ya mañana.” Su amiga levantó su frente.
Bette encogió los hombros y contestó con silencio.
“¿Estás lista?”
“No estoy segura.”
“¿Todavía piensaa hacer la cosa de la huida?”
Bette estuvo reservada por un momento. Un poco después, cabeceó en la respuesta afirmativa. “¿Piensas que es un error?”
“¿Verazmente? Sí.” Sam contestó. “Solamente que entiendo porqué quieres hacerla.” Agregó rápidamente, dando a la muchacha una sonrisa confortante.
“Espera - ¿no te he saludado todavía?” Bette se detuvo brevemente a mitad de su bebida y miró a su mejor amiga.
“Nope. Entraste y fuiste derecho a la barra.” Sam regañó.
“Entonces me disculpo por mi gran descuido.” Bette hizo una cara apesadumbrada mientras colocaba su vaso abajo en la mesa de centro. “¡Feliz cumpleaños Sammy!” Tiró de la muchacha en un abrazo apretado y le dio un beso cariñoso en la mejilla.
Mientras las dos compartían un momento íntimo, otro intercambio de una naturaleza enteramente diversa ocurría en el otro lado del cuarto.
“¿Qué soy yo, tu criada?” Alicia puso sus manos en sus caderas, viendo directa a través de la fachada de su amiga. Era aceptable durante los primeros días, pero ahora, la necesidad de Shane se convertía en una jodedera demasiado constante.
“Vamos, por favor Al, ¿me consigues un sandwich del buffet?” Shane pidió, intentando supuestamente sacar valor de su depresión. Se sentía mejor sobre el desastre entero de Carmen, pero continuaba con su fachada de tristeza y derrota particularmente delante de su amiga Al. Ella odiaba quejarse pero - a pesar de sus buenas intenciones, Alicia era propensa a actos de destrucción superior a las fuerzas enemigas , mucho para el disgusto de Shane. La rubia leal haría cualquier cosa y pondría toda su energía en hacer sentir mejor a su amiga, y la única cosa en la cual Shane podía pensar para parar esto era abusar de la amabilidad de Alicia. Asi que lo hizo. Y viendo la cara de la rubia ahora, podía decir que trabajaba. Shane acarició su estómago vacío y miró a la rubia con su mejor mirada de perrito herida. “Siento un hueco aquí adentro.”
“¿Hueco? Quieres decir, hambrienta.”
“Hueco. Como vacío, solitario, indigente, sin vida…”
Alicia cortó inmediatamente, parándola antes de que ella dijera algo más. “Oh dios, ¡deja todo este dramatismo! Me estás dando escalofríos - y no de una buena manera.”
“Alicia,” Shane gimoteó. “Necesito comidaaaaa.”
“Estás afligida, no lisiada. Consiguela tu misma.” Alicia rodó sus ojos.
“¡Oh vamos! ¿No puedes por lo menos ser de apoyo?”
“Si quieres un apoyo, te daré un sujetador.” Alicia destelló una sonrisa repugnante dulce. Una sonrisa que dejó rápidamente sus labios cuando caminó fuera de casa y en el jardín para un poco de aire fresco. “Hueco mi culo, babosa.”
“¿Hmm?” Tina preguntó mientras daba vuelta a Alicia.
“Oh, lo siento. Hablaba conmigo.”
Hicieron una pausa tras los paneles de cristal en silencio. Alicia siguió la visión de su compañera y sonrió en la persona que Tina miraba fijamente. Ella inclinó su cabeza hacia Bette. “Así pues, ¿distancia, eh?”
“La ausencia hace que el corazón crezca más encariñado.” Tina cotizó la línea usada en exceso mientras que tomaba un sorbo de su coca.
“Es verdad.” Alicia convino. “Solamente que también conduce a una persona sola a los brazos de otros.”
Un sonido crujiente se escuchó cuando Tina estranguló su bebida.
“Lo siento, solo estoy diciendo.” Alicia levantó sus brazos a los lados mientras miraba apenada a la mujer que tosía. “Alguna gente interpretaría falsamente el estar en una relación a distancia como otra palabra para sola y en el vagabundeo. Toma a Shane por ejemplo,” cabeceó hacia la casanova femenina que había alcanzado a Bette y a Sam en el sofá. “¿Cuántas relaciones rompió ese lechón perezoso? Si no tuviera gamberros que la protegieran, estaría muerta ahora. Como puedes ver, ella considera a una mujer cuya novia vive en un diverso código postal como un juego. Van abajo de la ruta de la desintegración de todos modos, eso diría siempre.”
“¿Estás diciendo que Porter me va a engañar?” Tina preguntó tan pronto como se hubiera recompuesto.
Alicia encogió los hombros. “Si le estás dando la oportunidad, apenas estás pidiendo que te engañen. O peor aún, que te manden al diablo.”
“Ella no es así.” Tina contestó detrás, confiando en la fidelidad de Bette.
“Sí, conjeturo.” Alicia suspiró y tomó un martini de un mesero de paso. “¿Pero estás segura que la quieres fuera de tu vista Kennard? Ella atrae a la gente como polillas a una llama. Dinero, poder y belleza. La gente se lanzará en ella allá.”
“Lo sé.” Tina contestó un poco airadamente. Ella vio la misma cosa en Redwind, y no era ninguna tonta para asumir que las cosas serían diferentes en Yale. “Pero puedes parar por favor de implicar eso de ella”
Alicia la cortó con una onda de su mano.
“No estoy intentando ofenderte o dar la idea incorrecta”
“¿No lo estás?” Tina le dio una mirada escéptica.
Alicia suspiró, recolectando sus pensamientos otra vez. ¿Cómo podía decir esto sin que la rubia se enojara? Tomó un sorbo de su bebida, esperando que el alcohol le diera la elocuencia que necesitaba. Habló otra vez, lenta y suavemente esta vez. “Tina, creeme, no quieres a Bette fuera de tu vista. Y no, no estoy diciendo esto porque puede ser que ella se pierda y te engañe con otras mujeres. u hombres - que dudo. Si digo la verdad, ambas sabemos que ella está profundamente enamorada para que eso suceda. Estoy diciendo esto porque,” tomó un trago algo largo de su bebida. “Estoy diciendo esto porque la posibilidad que pueda ser que la pierdas está allí - existe. Dado que es una posibilidad minúscula pequeña, pequeñita, pero es una posibilidad no obstante.” Continuó, mirando a medida que Bette y sus amigas reían dentro de la casa. “Y si fuera tu, tener incluso la posibilidad más pequeña de perder a alguien como ella es inaceptable. Y absolutamente franco, idiota. Ella es una buena persona Kennard, y te ama mucho. Y sabes que la gente como ella viene solamente una vez en un curso de la vida. Todos hacemos sacrificios en la vida Tina, yo entiendo eso. Pero si la pierdes porque elegiste una escuela tonta sobre ella, ¿podrás vivir contigo luego?”
Tina no contestó a la rubia. En su lugar, miró fijamente abajo su soda. Sus dedos creando abolladuras en la lata con su fuerte apretón.
“No es demasiado tarde para cambiar tu mente, Kennard.” Alicia dijo suavemente cuando volvió y resbaló la puerta de cristal para abrirla. Antes de poner un pie en el escalon dentro de la casa, recordó algo. Sacó un objeto de dentro de su bolsillo y lo lanzó a Tina. Se suponía que se lo daría a Bette, pero qué importa. “Piensalo.” Dijo solemnemente antes de alcanzar al resto de 4F.
Tina dejó espacar un respiro mientras miraba el objeto que se reclinaba sobre su palma.
Era un encantador teléfono móvil minúsculo con el nombre de Bette. Debajo de él estaba un dogo, la misma mascota de Yale.
No es demasiado tarde para cambiar tu mente.
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El paseo al hogar había sido reservado. Demasiados pensamientos y demasiadas preguntas tácitas circundaban entre las dos. Permanecían en el coche incluso después de que se habían estacionado – esperando que alguien hiciera el primer movimiento.
Esta vez, fue Tina.
“¿Tienes cualquier plan para mañana?”
Bette se congeló, insegura de qué contestar. ¿Ella sabe?
“Pensaba que podríamos ir a la playa. Yo um. Quiero hablar contigo sobre algo.” Tina dijo vacilante, detectando el malestar de Bette.
Aflojando su apretón en el volante, Bette hizo frente a la rubia y forzó una sonrisa tambaleante. La rubia atribuyó su inquietud obvia a los nervios que ambas sentían. “Seguro.” Estranguló las palabras.
Tina sonrió aliviada, oir una respuesta positiva significaba mucho. Se inclinó adentro y besó a Bette suavemente en los labios, expresando su gratitud. Se separó y encontró su mirada fija intensa, sonriendo en el amor que vio en ellos. Pero había algo allí también. Detrás de la adoración que le demostraba claramente a través de los ojos marrones, podía ver una tristeza profunda arraigada en su interior. Una tristeza que había detectado en Bette que intentaba ocultar desde esa noche en Malibu. Una tristeza que ella sentía también oprimiendo contra su pecho. Pero antes de que pudiera preguntar Bette se acercó a ella, la muchacha habló lentamente.
“¿Quieres oír algo divertido?”
“¿Una broma?”
Bette sonrió y sacudió su cabeza. “La verdad.”
Tina parecía curiosa pero seguía estando reservada. Dio a Bette un cabeceo, animándola a continuar.
“Esto va a ser duro, pero voy a hacerlo. Entonces uh, ninguna interrupciones, ¿okay?”
“Ninguna interrupcion.” Tina afirmó, su voz tranquila. Durante algún tiempo no podía oír cualquier cosa excepto el golpeteo pesado ruidoso de su corazón.
La morena sonrió agradecida. Tomó una respiración profunda para estabilizarse y lo soltó, “Te odié.”
Los ojos pardos se abrieron de par en par en sorpresa. Vaya que era muy desconcertante.
“Quiero decir,” Bette agitó una mano. Mierda, salió todo mal. “Hubieron algunas veces en las últimas semanas en que llegué a odiarte. Cuando pienso en eso, encuentro que es porque asombrosamente tienes siempre la capacidad de evocar emociones fuertes dentro de mí - puede ser amor o todo lo opuesto. Y fue tal revelación, porque tanto como te amaba, descubri que podría también odiarte con pasión.” Continuó solemnemente.
Tina bajó su mirada a su regazo, insegura de donde mirar.
“Eras débil. Estabas dispuesta a dejarme ir. Le hiciste frente a una decisión difícil, elegiste la salida fácil. Y te odié por ella. Renuncié a muchas cosas por esta relación, y me preguntaba ¿porqué no podías apenas darme esto ahora?”
Bette abrazó suavemente a la rubia y buscó su mirada. Agarró las manos de Tina en la suya. Estaban frías – humedas.
“Pero por otra parte. Te amo.” Bette susurró sinceramente. “Dios, cuánto te amo. Y descubrí que sin importar lo mucho que me sintiera mal por tu decisión, mis sentimientos por ti eclipsaron todo el daño que sentía. Todo el odio.”
Tragó difícilmente y besó las lágrimas que habían comenzado a reunirse en los ojos de Tina.
“Y lo siento tanto si he sido amarga. Fui egoísta, vi solamente mi dolor y desatendí el tuyo. Sammy dijo que amar era tomar la decisión más dura e ir con ella, sin importar lo dolorosa que fuera. Y entre nosotras, eres la persona que tomó la decisión dura y me enojé contigo por ella. Lo siento.” Susurró. “Quisiste solamente lo que era mejor para nosotras dos, ahora entiendo eso.” Acabó con una sonrisa, acariciando la cara de Tina con su mano.
La rubia sonrió a pesar de sus lágrimas. “Porter, yo…” comenzó, queriéndo decirle la cosa que planeaba decirle mañana. Pero antes de que pudiera continuar, Bette la silenció con un beso - un beso que encendió un fuego dentro y paró toda la conversación.
Y tropezaron del coche después de éso, apresurándose de nuevo a su apartamento en un arranque de pasión desenfrenada.
Durante una sola tarde mágica, fue como si no existiera el mundo. No había carga de la vida de la universidad. Ningún Yale. Ningún USC. Ningún 4F. Ninguna expectativa.
Solo Bette y Tina.
Tina había encontrado siempre que Bette era una amante meticulosa y dedicada. Pero esta noche, algo era diferente con sus acciones. Ella lo sentía, lo detectaba. Todo era deliberado, cada beso, cada caricia. Era como si le dijera algo con su lengua, con sus labios, con sus dedos. Amor, pasión, perdón, confianza, deseo. Fueron sin cesar.
Bette pensó que Tina podía encontrar su amor, a pesar de todo algo doloroso por las acciones increíblemente lentas y que parecía jugar, pero la rubia nunca exhibió su descontento o impaciencia. Quería que este encuentro fuera significativo y memorable. Necesitaba hacer esto - para adorar el cuerpo de su amante con sus manos y su boca. Para expresarse de una manera que las palabras nunca podrían hacerlo. Para demostrarselo de la mejor manera.
Iban a estar bien - y se demostraron eso repetidamente en una noche.
--------------
“¿Porter?”
“¿Sí?”
“Sabes que tengo una tendencia a sobredormir y necesito levantarme temprano para preparar nuestro alimento para la playa. Entonces bebé, ¿me despiertas de acuerdo?”
Las quijadas de Bette se apretaron. “No hay problema.” Le besó la frente cariñosamente.
“Te amo.” Tina masculló antes de caer dormida.
“Te amo más.” Bette susurró detrás. Se preguntaba si Tina sabía que ella amaba mirar su sueño después de agotar todas sus energías en hacer el amor. Mientras se acostaban allí, cansadas y satisfechas, ella dejaría sus manos viajar arriba y abajo de los patrones abstractos traseros de su amante y dejaba rastros en la piel suave desnuda. Le satisfacía en extremo cuando veía la sonrisa feliz en la cara de Tina y oír sus murmullos radiantes sobre ella. Había algo sobre los gestos cariñosos que superaban el sueño y la pérdida del sentido. ¿Tina sabía que la observación de su sueño se había convertido en su ritual preferido de la noche? Tina, sintiéndose tímida, probablemente se sorprendería y pensaría que era espeluznante. Pero para Bette, le daba un sentido profundo de la alegría y la paz que nunca pensó que conseguiría experimentar antes. Nunca en un millón de años habría pensado que gozaría de mirar a otra persona dormir. Había mirado a Sam el dormitar un millón de veces - y lo encontró siempre aburrido, no tan profundamente relajante como ahora lo era.
Ella estaba en paz.
Y Bette se sentía exaltada y aliviada. Dijo la verdad – y se sintió liberada. Y la mejor cosa era, que seguían estando juntas. Pensó que jamás podría ocultar un detalle tan importante de la rubia. Tratarían éso mañana. Pera ahora, tenían esta noche y...
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Los Ángeles, actual tiempo.
Tina se revolvió en las sabanas.
En alguna parte afuera, podía oír el sonido de un motor que ronroneaba. Un cierre de la puerta de un coche. Pero no encendió ninguna alarma en su mente. Ésos eran apenas sonidos normales de la calle.
Sucumbió a un estado de ensueño, permitiéndose recuperar la fuerza perdida. Su cuerpo dolía por todas partes,sus músculos se contraían en espasmos debido al entrenamiento intenso de la última noche. Por instinto, puso un brazo hacia fuera al otro lado de la cama. Frunció el ceño cuando golpeó las almohadillas en vez de un cuerpo caliente. Donde está -
“¿Porter?” Se incorporó, frotando sus ojos libremente del sueño. Oh no, ¿se quedó dormida otra vez? “Por-” paró.
Sus labios se curvaron en una sonrisa cuando vio un solo girasol en la almohadilla vacía al lado de ella. Bette, pensó encariñada. Derecho al lado de la flor estaba una caja rectangular negra y un trozo de papel doblado. Cautelosamente, tomó la flor en sus manos y la trajo a su nariz, inhalando su olor. Cerró los ojos, recordando esa tarde perezosa en el apartamento cuando Bette le dijo todo sobre las flores y los significados detrás de ellas. En la manera divertida de Porter, le soltó un concurso de preguntas - y cada respuesta correcta le ganó una recompensa muy agradable. Los girasoles, si recordaba correctamente, eran dadas para expresar adoración. Abriéndo los ojos, descubrió que tenía razón.
Al cuerpo de la mujer cuya esencia nunca dejaré de adorar. Eran las palabras escritas en la parte posterior de la carta en la escritura impecable de Bette.
Estaba a punto de alcanzarla cuando algo cogió su ojo.
Eternidad.
Fue escrito en una escritura simple en el borde de la caja negra. La escritura parecía familiar. No podía recordar cuando o donde, solamente tenía la sensación más extraña que la vio antes.
Conducida por la curiosidad, la agarró primero. Abriendo la caja lentamente, jadeó en la sorpresa que tenía adentro. Era un collar. Un colgante en forma de corazón de plata en una pequeña cadena delicada. El corazón chispeó cuando lo sacó de la caja y lo examinó - los rayos del sol que habían entrado en el cuarto a través de la cortina dividida hacían brillar los muchos diamantes minúsculos que adornaban el colgante.
Era hermoso. No había mejor palabra para describirlo. Hawaii, sonrió cuando el recuerdo la golpeó. El almacén de joyería.
Agarró la carta siguiente, emocionada por ver lo que había escrito su novia romántica y terriblemente abundante para ella.
Agarrando el collar en una mano, procedió a leer la nota. La sonrisa enorme que fue enyesada en su cara disminuyó en un ceño fruncido. De pronto, sintió el piso desaparecer debajo de ella. Una frialdad recorrió su espina dorsal y la hizo temblar. Leyó y releyó la carta, pero solamente una cosa se pegó:
Me he ido para Yale.
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Mi querida Tina,
Sé que acordamos ir a la playa esta mañana y sé que probablemente vas a matarme por esto pero.Me he ido para Yale.
Respira Kennard. Y por favor, no te enojes demasiado conmigo. Mientras lees esto, probablemente me estás maldiciendo por dejarte sola en el apartamento. Lo siento realmente. Es la última cosa que quería hacer pero tenía que hacerla. Me conoces, odio las despedidas y si viera tu cara antes de que suba al avión, tengo miedo de que perdería mi resolución y rompería la promesa que te hice. Y para ser honestas, si sucediera eso, terminarías odiándome. Lo siento por no decirte que programamos irnos hoy. Huir de esta forma, amor. La separación rápida no prolongará el dolor y la agonía, ¿correcto? Es un tirón rápido y entonces ha terminado. O eso dicen.
Espero que te guste mi pequeño regalo. Dicen que el corazón está en el centro de su existencia - mientras que tu estás en el mío. Y se considera que das tu corazón y tu ser entero a la persona que amas. Los últimos pocos meses han sido los más grandes de mi vida. Y no sólo has construido un lugar en mi corazón – has llegado a apropiarte de él. Así pues, como vamos a hacer algo lejos de nuestras vidas en los lados opuestos del país, siento que cabe solamente dejarte mi corazón - o un pequeño símbolo de él. Es, y será siempre, tuyo. Haz lo que quieras con él. Pero por favor, ninguna broma por lo minúsculo y frío que es. Consigo eso bastante de Alicia.
El collar se llama Eternidad, y supuestamente, destina a la persona que usa este colgante a una vida feliz y satisfactoria con su amor verdadero. Cuidalo y mantenlo cerca de tu pecho, ¿okay? Nuestro futuro depende de él.
Te guste o no, te llevo siempre conmigo.
Soy tuya, a partir de esta vida a la siguiente,
Bette
P.D. Te llamaré tan pronto como mi avión aterrice en New Haven. Sé que merezco un buen rechazo, pero por favor ¿puedes contestar el teléfono? Puedes gritarme todo lo que quieras, eso está muy bien. Solo quiero oír tu voz.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPÍTULO CINCUENTA Y CINCO: Si te vas, no mires detrás
Previamente.
Tina se revolvió en las sabanas.
En alguna parte afuera, podía oír el sonido de un motor que ronroneaba. Un cierre de la puerta de un coche. Pero no encendió ninguna alarma en su mente. Ésos eran apenas sonidos normales de la calle.
Sucumbió a un estado de ensueño, permitiéndose recuperar la fuerza perdida. Su cuerpo dolía por todas partes,sus músculos se contraían en espasmos debido al entrenamiento intenso de la última noche. Por instinto, puso un brazo hacia fuera al otro lado de la cama. Frunció el ceño cuando golpeó las almohadillas en vez de un cuerpo caliente. Donde está -
“¿Porter?” Se incorporó, frotando sus ojos libremente del sueño. Oh no, ¿se quedó dormida otra vez? “Por-” paró.
Sus labios se curvaron en una sonrisa cuando vio un solo girasol en la almohadilla vacía al lado de ella. Bette, pensó encariñada. Derecho al lado de la flor estaba una caja rectangular negra y un trozo de papel doblado. Cautelosamente, tomó la flor en sus manos y la trajo a su nariz, inhalando su olor. Cerró los ojos, recordando esa tarde perezosa en el apartamento cuando Bette le dijo todo sobre las flores y los significados detrás de ellas. En la manera divertida de Porter, le soltó un concurso de preguntas - y cada respuesta correcta le ganó una recompensa muy agradable. Los girasoles, si recordaba correctamente, eran dadas para expresar adoración. Abriéndo los ojos, descubrió que tenía razón.
Al cuerpo de la mujer cuya esencia nunca dejaré de adorar. Eran las palabras escritas en la parte posterior de la carta en la escritura impecable de Bette.
Estaba a punto de alcanzarla cuando algo cogió su ojo.
Eternidad.
Fue escrito en una escritura simple en el borde de la caja negra. La escritura parecía familiar. No podía recordar cuando o donde, solamente tenía la sensación más extraña que la vio antes.
Conducida por la curiosidad, la agarró primero. Abriendo la caja lentamente, jadeó en la sorpresa que tenía adentro. Era un collar. Un colgante en forma de corazón de plata en una pequeña cadena delicada. El corazón chispeó cuando lo sacó de la caja y lo examinó - los rayos del sol que habían entrado en el cuarto a través de la cortina dividida hacían brillar los muchos diamantes minúsculos que adornaban el colgante.
Era hermoso. No había mejor palabra para describirlo. Hawaii, sonrió cuando el recuerdo la golpeó. El almacén de joyería.
Agarró la carta siguiente, emocionada por ver lo que había escrito su novia romántica y terriblemente abundante para ella.
Agarrando el collar en una mano, procedió a leer la nota. La sonrisa enorme que fue enyesada en su cara disminuyó en un ceño fruncido. De pronto, sintió el piso desaparecer debajo de ella. Una frialdad recorrió su espina dorsal y la hizo temblar. Leyó y releyó la carta, pero solamente una cosa se pegó:
Me he ido para Yale.
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Cinco palabras simples que golpearon el viento fuera de sus pulmones y redujeron radicalmente su corazón en un millón de pedazos. Por lo qué parecía como una eternidad, cuando en la actualidad fueron solamente algunos segundos, sentada en el lugar – agarrando congelada la carta en una mano y el collar en la otra. Incluso no se dio cuenta que lloraba. Lo notó solamente cuando no podía ver más sus alrededores. Limpiando las lágrimas que conectaban en cascada libremente abajo de su cara, tomó una respiración profunda y leyó la carta otra vez.
Yale.
Lo siento.
Adiós.
Eternidad.
Esas palabras nadaron ante sus ojos mientras su cerebro luchaba para procesar lo que acababa de suceder. Bette se había ido. Y ella se sentía como una idiota. Aquí estaba ella, pensando a todo lo largo que tenían más tiempo para estar juntas. Que tenían algunas semanas más antes de que tuvieran que decir esos primeros adioses dolorosos. Infierno, incluso hicieron planes para ir a la playa esta mañana. Iba a confesarle muchas cosas a Bette hoy, decirle de los pensamientos que habían estado nadando su cerebro y las sensaciones que la comían por dentro. Debía haberle dicho sobre ellos anoche - pero no lo hizo. Porque pensó que todavía tenían un mañana, y era mañana un buen rato como nunca. Pero debía haberlo sabido mejor. Debía haber sabido que desde el día en que convenció a Bette de irse para Yale, el tiempo ya no estaba más de su lado. Se decoloraba rápidamente - y ahora parece, por fin la había alcanzado.
Había pensado siempre que cuando el tiempo de partir llegara, ella tendría que ser la más fuerte. Porque su querida Bette, con todas sus tendencias ceñidas, pondría una buena lucha e intentaría escurrirse de irse. Tina había evocado diversos panoramas en su mente en caso de que sucediera éso. Incluso se imaginaba lo que le diría a Bette para convencer a la muchacha de irse.
Pero ahora, esos discursos parecían vanos. Esos planes inútiles. Porque Bette lo hizo. Lo hizo realmente. Ella se fue.
Y Tina estaba en una pérdida.
No sabía si estaba orgullosa de la fuerza de Bette o afligida por ella.
Y según las lágrimas que derramaba, la manera en que sus manos se sacudían y el ajuste subsecuente de su pecho, uno diría que se inclinaba hacia lo último.
Cuando sintió que su mundo paraba de girar y la cama que reaparecía debajo de ella, agarró su teléfono de su mesita de noche y a la velocidad del rayo marcó uno. Su corazón golpeaba con cada llamado - y se hundió al hoyo de su estómago cuando Bette no contestó y la llamada entró directa en el buzón de voz.
Mierda Porter. Tina maldijo internamente y desconectó la llamada. Golpeó el botón para volver a marcar y esperó con la respiración hostigada, esperando que su novia obstinada contestara esta vez. Desafortunadamente para ella, sin embargo, no había sonido esta vez. Probablemente aún era una gallina también para hablar con ella, Bette había cambiado su móvil así que su llamada se volvió a dirigir inmediatamente al buzón de voz.
Se levantó de la cama y estableció el paso en la longitud del dormitorio, escuchando la voz de Bette mientras le decía que estaba actualmente inaccesible y que debía dejar un mensaje. Muy bien, Tina lloriqueó airadamente, eso es lo que entonces haría.
¿Pero qué le diría?
Algo apropiado, algo directo, algo que quisiera.
Porter, tu ¡maldita cobarde de mierda, voy a matarte!
Sí, eso era todo.
“Porter, maldita cobarde de mierda, voy a...” Silbó en el receptor, el goteo de veneno en su tono. ¿Se había marchado sin decirle cara a cara o incluso sin darle un despreciable adiós? Ooh, ella iba realmente a matarla. Y maldición, tenía cada intención de decirle apenas eso. “Voy a...” Repitió pero por otra parte se estranguló en su amenaza. Era extraño cómo su garganta parecía cerrarse. Dilo Kennard. Dilo. “Voy a...” Intentó una vez más pero su voz comenzó a agrietarse. Maldición.
Apenas entonces, un ruido del exterior llamó su atención. Paró de establecer el paso y miró a escondidas hacia fuera de la ventana. Un SUV negro polarizado salía de su punto de estacionamiento por el encintado. Elegante e imponente, parecía fuera de lugar en el conjunto de coches viejos y maltratados que estaban en desorden en la calle. El vehículo costoso parecía terriblemente familiar, la vista la abrumaba con un sentido fuerte del deja vu. James, pensó. Era apenas como el que montaron algunas semanas atrás cuando James las recogió para la cena en la residencia.
Los ojos de Tina se abrieron de par en par mientras amanecía en ella. ¡Mierda santa! ¡Ésa era ella!
Y apenas como éso, recordó el teléfono por su oído y el mensaje que aún no dejaba.
“¡No! Regresa.” Susurró en el receptor mientras permanecía en el lugar, paralizada ante la vista del coche que se alejaba mas y mas del edificio de viviendas - de ella. “Regresa.” En su interior, sabía que ella no podría oírla. Incluso no escucharía quizá su buzón de voz. Pero tenía que intentar. “Porter, regresa.”
Y entonces, se fue. Desaparició de sus ojos cuando el SUV dio vuelta para la carretera principal. Oyó una señal sonora distintiva al lado de su oído, diciéndole que era el momento de dejar un mensaje.
El tiempo seguía corriendo afuera.
Cómo es de irónico.
Y triste.
“¡No!” Gritó repentinamente en el cuarto vacío.
Como una mujer poseída, corrió por las llaves del coche que Bette había dejado, tomó su monedero e hizo una carrera veloz hacia la puerta principal. A quién le importa si sus habilidades para conducir rivalizaban con las de un niño de siete años en los coches chocones, no había manera de que iba a dejar irse a Bette de esa forma. Ninguna manera de mierda. Pasaba por la cocina en su salida cuando miró su reflejo en la tostadora del horno. Tina tuvo que hacer una toma doble. Cuando no fue bastante, miró abajo su cuerpo.
Mierda de la mierda santa, ¡ella estaba desnuda!
¡De modo que eso es por lo que sentía frío! Quiso darse un zape en la cabeza. ¡Ropa! Corrió de nuevo al dormitorio y se puso un poco de ropa interior, un par de pantalones vaqueros limpios y una sudadera. Ropa de Bette. Y para agregar a su angustia, olía toda como ella. Habría llorado otra vez pero no había lugar para las lágrimas ahora. Incluso no había tiempo para cepillar su pelo o para tomar una ducha merecida. Por una vez, la higiene tuvo que tomar un asiento trasero. Tenía cosas más importantes actualmente. Entonces con los cabellos rubios revueltos y desaliñada pero con determinación en su cara, salió del apartamento en una rabieta, lista para correr tras el amor de su vida.
Poco sabía que eso es exactamente lo que terminaría haciendo dentro de la próxima media hora.
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“¡Mierda!”
Tina maldijo mientras el escarabajo se atascaba por enésima vez. Su inhabilidad de encontrar la mezcla correcta de presionar y soltar los pedales demostraba ser su talón de Aquiles. Cuando tenía que hacer los cambios, inadvertidamente soltaba siempre el pedal demasiado rápido, haciendo al motor farfullar y atascarse. Suspiró mientras miraba alrededor de la calle secundaria casi abandonada que conducía al aeropuerto de Bob Hope en Burbank. Por lo menos no estaba atorada en medio de una intersección ocupada como la última vez. Eso jodería si hubiera sucedido otra vez.
Al observar a Bette manejar este vehículo fácilmente, Tina estaba inicialmente bajo la impresión de que la conducción deun coche era como una brisa de otoño. Bien, eso fue hasta que su novia comenzara a enseñarle a conducir algunas semanas atrás. Entonces su entusiasmo inicial por las lecciones dio vuelta rápidamente en el pavor cuando no hizo nada sino pararse, ocasionar tráfico y derramar lágrimas de frustración luego. Tanto como amaba a DeeDee, creció rápidamente resentida del hecho de que la conducción de el era un dolor completo en el culo. “Mierda.” Maldijo molesta cuando su palma conectó con el volante. Echó un vistazo en el reloj en el tablero de instrumentos y gimió. Todos sus apuros del coche le habían costado diez minutos. Diez minutos preciosos. Tiempo que nunca podría recuperar.
Miró hacia arriba como un avión minúsculo de motor, bajaba hacia la pista de aterrizaje. Podía ver el aeropuerto desde donde estaba - estaba solamente a cuatro cuadras. La puerta privada que llevaba a la terminal ejecutiva - que estaba reservada para la gente autorizada que poseía jets privados - estaba situada hasta el final en la parte posterior. Allí era donde necesitaba ir. El destino había sido cruel pero también le lanzó un pequeño hueso. A fin de sorprenderla, Bette la había llevado a Hawaii la semana pasada, y debido a ese viaje descubrió dónde guardaba el PGC su pequeño ejército de jets de la compañía. Melvin había estado alquilando un hangar de una compañía de aviación dentro del aeropuerto de Burbank por años. Y ella apostaría mil dólares - dinero que no tenía, a propósito – a que Bette estaría allí en este mismo momento. Embarcandose en el avión con su pequeña comitiva de…
Acordandose de algo, Tina alcanzó su teléfono móvil y se enrolló para marcar el número correcto. Había solamente una persona en el grupo de Bette que traía su móvil como una extensión a su cuerpo. Y esa persona contestaba siempre al 99% de sus llamadas. Mucho para el placer de Tina, ella era un punto encendido.
“¿Alicia? Por favor, necesito tu ayuda.”
Menos de dos minutos más adelante, Tina cerró su teléfono y terminó la llamada. Tomando una respiración profunda, giró la ignición y trajo al coche de nuevo a la vida. Pero en vez de conducir a la puerta, llevó el coche al punto de estacionamiento más cercano que pudo encontrar. No veía nada mas que a Bette subiendo a su avión dentro de su mente .
Ella no le daría ninguna oportunidad y correría a la puerta. Iba a tomar las cosas por sus propias manos - o más específicamente, a través de sus propios dos pies.
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Aeropuerto de Burbank. Hangar de PGC.
“Señoritas buenos dias.”
“Buenos.” Alicia saludó al piloto. Fue la única entre las cuatro que lo hizo. Las otras apenas reconocieron al individuo y a su copiloto con un gruñido. Sin mucha amabilidad.
La rubia estiró sus miembros y miró alrededor de sus compañeras mientras esperaban que todas sus maletas fueran subidas dentro del jet. El avión había llegado minutos antes y se colocaron rápidamente en sus puntos elegidos. Shane atacaba el mini-bar, buscando agua para rehidratar su cuerpo cansado. Sam se acomodó en el sofá de piel, contando perezosa las luces que adornaban el interior del avión. Y su líder, bueno. Bette estaba reservada, muy comprensible. Se sentó allí en su asiento por la ventana, reclinando la barbilla sobre su mano, una mirada lejana en el lugar. Alicia suspiró a medida que continuó vigilando a su amiga a través de la esquina de sus ojos. Tuvo que admirar a la moerna por tener las bolas para hacer lo que acababa de hacer. Sabía lo difícil que era para Bette irse. Entonces fuera de su caracter y a pesar de la tentación de actuar normalmente y comenzar a irritar el infierno fuera de sus amigas - Alicia sabiamente mantuvo su boca cerrada y comportada.
Miró abajo su teléfono y abrió la pantalla, contando los segundos hasta que su novia llamara otra vez. Su muchacha del café, que iba a asistir a Brown, conducía hasta el final de Providence para encontrarlas en el nuevo aeropuerto tan pronto como aterrizaran. Coordinando su horario, habían colgado solamente hace algunos minutos - pero Dana prometió llamarla antes del despegue, que estaba alrededor de ocurrir en diez minutos. Contaba con una llamada de su novia, así que imaginense su sorpresa cuando miró su iPhone y vio la cara de Tina en la pantalla. Robó un vistazo rápido en Bette antes de contestar su teléfono. Ocultando la llamada de la pensativa morena, pudo manejar solamente algunos roncos afirmativos mientras escuchaba la súplica de Tina.
Más tiempo.
Oyó a Tina decir.
Por favor Al, algunos minutos - es todo lo que necesito. Comprame algunos minutos. Necesito hablar con ella. Por favor.
Alicia mordió su pulgar. Oh muchacho, estaba en un dilema. ¿Debía conceder la petición de Tina e ir contra las órdenes de Bette? Había una posibilidad grande de que no saldrían de LA si lo hacía.
Miraba a la morena en el momento en que su amiga dejaba escapar un respiro enorme. Pobre Bette, se miraba así de perdida.
Correcto entonces asi será, compuso su mente.
“O-okay, intentaré.” Alicia tragó difícilmente. Podía sentir sus palmas el ir sudorosas. Bette iba a matarla por tirar todo su duro trabajo a la nada, pero también sabía que si ella estuviera en el lugar de Tina, querría que alguien hiciera lo mismo por ella. Y además, ella no sería Alicia Pieszecki si no se entrometía.
Gracias. Muchas gracias Al. Estoy en camino.
Y entonces, la línea se cortó. ¡Mierda! Alicia pensó en pánico. Desamparadamente, miró para arriba mientras la azafata comenzaba a cerrar la puerta del avión. ¡Piensa Pieszecki rápido! “¡Espera!”
Su arrebato llamó la atención de sus amigas y de la mujer en la puerta.
“¿Hmm?” Tres cabezas dieron vuelta para mirar a la rubia sudante.
“¿Estás bien Al?” Sam preguntó, desconcertada por el comportamiento extraño, nervioso exhibido por su amiga.
“Uh, tengo que hacer pis.”
“Hay un tocador en la parte posterior.” Bette suspiró antes de reasumir su mirar fijamente ocioso fuera de la ventana. Pensando que el problema estaba solucionado, la azafata reasumió su tentativa de cerrar la puerta.
“¡NO!” Gritó la rubia, parando a la mujer confundida en sus pistas. “Mentí. No necesito hacer pis. Tengo que. a. cagar.”
“Entonces caga en el avión.”
“¡No puedo!”
“¿Porqué no?” Bette se encajó a presión, empezando a irritarse. Cuanto más tiempo pasaran en tierra, mayor era la tortura que sentía. Necesitaba salir de aquí rápidamente si iba a hacer esto. El pensamiento de dejar sola aTina pesaba en su mente.
“No quiero ensuciar tu jet. Tengo un malestar estomacal y uh yo, tengo erm, sueltas las esfinges anales, debido a un uhm, muy, muy, grande, consolador que utilicé el otro día.”
“Eww.” Bette hizo una cara.
“Ganas totalmente.” Shane y Sam secundaron.
Aprovechándose de la exhibición de repugnancia de sus amigas, Alicia hizo un levantamiento precipitado y corrió hacia puerta. Empujando a la azafata, voló abajo sobre el tramo de escalones corto e hizo una línea recta para el cuarto de baño más cercano - en este caso, los sanitarios de empleados en la esquina del hangar. Tan pronto como hubiera cerrado la puerta detrás de ella, sacó su teléfono móvil y buscó los nombres en su guía telefónica. No supo cómo logró encontrar al individuo conocido con sus dedos tambaleantes, pero lo hizo. Después de dos llamados, la persona respondió.
“¡James! ¿Todavía estás aquí? Por favor dime que no te has ido todavía.” Alicia rogó a gran velocidad. Escuchó la contestación del hombre y dejó salir un respiro de alivio. “¡Gracias a dios! Escucha, necesito que...”
¡ BANG!
Alicia saltó espantada mientras un puño criticó mordazmente en alta voz fuera de la puerta. Oh No. Ningún tiempo para instrucciones muy largas entonces. “Tina viene aquí. Sabes qué hacer.” Susurró rápidamente y terminó la llamada.
“Alicia, no sé cuál es tu problema, pero tenemos que irnos - ¡AHORA!” Bette raspó del otro lado de la madera. Podía sentir que la rubia acababa de fingir estar enferma para retrasar cosas. ¿Porqué? No lo sabía. “Éste no es el momento para tus putas bromas de mierda.” Gruñó.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!
La rubia maldijo internamente. Se levantó y se inclinó contra la puerta por si Bette quería intentar forzarla para abrirla. “Tengo realmente que cagar. ¡Solo dame diez minutos!” Gritó a su amiga impaciente. Dios, Porter puede ser tan anal ocasionalmente. ¿Qué si ella estuviera realmente enferma?
“Bueno. Diez minutos entonces. Ve más allá de eso y golpearé esta puerta con el pie y arrastraré tu culo de nuevo al avión.” Bette gruñó. Alicia oyó un gruñido en el exterior seguido por pasos pesados que se alejaban. Dejó salir una respiración enorme. Maldición, una Bette deprimida era una perra asustadiza.
Diez minutos, Kennard. Frotó su cara. Se sentía tan caliente, febril incluso. Te compré diez minutos enteros. Alicia caminó encima a la pequeña ventana y se colocó en la punta de sus pies, intentando mirar afuera. Solo espero que sea bastante.
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Atrás en la puerta…
“Pero me estás esperando.”
“Srta. Lo siento, pero nosotros no recibimos ningún aviso de la gente de la Srta. Porter con respecto a un quinto pasajero.”
“Pero”
“Una vez más lo siento realmente pero tengo que pedirle que dé vuelta alrededor y se vaya. Esta es un área exclusiva.”
“¡Estuve apenas aquí la semana pasada!”
El hombre enorme, corpulento rió. Acostumbrado a la gente como la rubia, él trataba con ellos diariamente. “Sí, sí. Apuesto que asi fue.”
“Soy seria, yo estaba con Por. Quiero decir, Bette la semana pasada. Volamos a Hawaii juntas.”
“¿Oh realmente? Veremos eso.” Le dio la espalda a la muchacha y agarró su diario de operación. Levanta la vista. “Cuál es su nom-”
La chica se había ido. Miró detrás de él y en verdad, se había ido – deslizándose más allá de la puerta.
“¡Parese allí!” Gritó.
“¡Lo siento, no lo puedo hacer!”
Si había una cosa de la que Tina Kennard estaba agradecida de cuando fue marcada con etiqueta roja durante su último año en la academia de Redwind, fue que la entrenó y le enseñó muchas formas de supervivencia - específicamente, cómo correr para salvar su vida. El entrenamiento lo probó especialmente hoy prácticamente, cuando pasó como relampago la última seguridad y corrió como loca hacia las filas de los hangares gigantescos de aviones. Oh, los guardias sacaron sus armas - no sus escopetas, sino esas armas grandes de paralizar el culo - y le apuntaron. Le habrían tirado al blanco o la habrían tirado a la tierra en la primera oportunidad, pero el ser una adolescente aparentemente inofensiva salvó su vida. Esos hombres resistentes con todo su entrenamiento especial estuvieron renuentes de tirarle o dañarla debido a esto.
Mientras saltaba sobre una barrera de metal, Tina se preguntaba sobre el número de leyes que infringió ya. La violación era una. Miró detrás al individuo que accidentalmente había lastimado en la ingle cuando corrió más allá. El asalto era otra. Sentía una acometida repentina de adrenalina. Esta era la primera vez que había hecho cualquier cosa remotamente ilegal - bien, aparte del robo del almuerzo de su amiga una vez cuando tenía seis, ella tenía hambre y su glotona amiga se ponía demasiado rechoncha de todos modos. Le hice un favor, defendió su comportamiento. Sin embargo tanto como los pensamientos intrusos la entretuvieron, los empujó rápidamente de su mente. Detrás de ella, el número de gentes que la seguían aumentó en gran número. A partir de dos, ahora eran tres. Pero siendo una mujer en una misión, seguía estando impertérrita por toda la acción alrededor de ella. Corrió mucho y esquivó esos redondos electroshocks que la gente de seguridad envió en su camino cuando rechazó sus advertencias finales de parar.
La mala hierba en ella era implacable. Nada podía apartarla de su meta.
Sus labios se curvaron hacia arriba cuando vio su destino final algunos metros mas allá.
Iba a hacerlo. Podra todavía ver el avión de Bette - en el que volaron a Hawaii - dentro del hangar.
Mierda santa, iba realmente a hacerlo.
“¡Pero todavía no he hecho!” Su corazón latió más rápidamente cuando oyó el grito chillón de Alicia. Vio que la muchacha era arrastrada prácticamente al avión por un individuo muy fuerte y enojado. Alto. Pelo marrón rizado. Hermoso. Sus ojos se abrieron de par en par cuando se dio cuenta de quién era la muchacha furiosa.
“¡Port-ooof!”
Gimió cuando un guardia femenino la abordó por detrás y la envió a la tierra. Dang,¡ eso lastimó!
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“Juro, que si tengo marcas de resbalón en mi ropa interior, ¡es toda tu culpa!”
Alicia gritó mientras Bette la arrastraba a su asiento y la abrochó en su lugar.
“Callate, incluso ni siquiera cagaste.”
“¿Y cómo sabes?” Alicia cruzó sus brazos.
Bette sonrió traviesa. “Porque el baño olía como las flores frescas.”
¡Me atrapó! Alicia ocultó su mueca con una sonrisa apretada. “Que es porque mi caca huele como rosas.”
De la parte posterior del plano, Shane se burló.
“Rosas muertas, tóxicas.” Sam masculló debajo de su respiración desde su lugar en el sofá.
Alicia tiró a las dos un fulgor acentuado. Si supieran solamente cual era todo el problema alrededor, lo pensarían dos veces antes de reírse de ella. Pero no podía decirles ahora - no con Porter al alcance del oído.
Bette dio vuelta al asistente de vuelo que acababa de cerrar la puerta. “Dile al piloto que estamos listas para irnos.”
“Sí señorita.” La mujer cabeceó y se fue para la cabina.
Caminando a su asiento, Bette se puso su cinturón de seguridad y se hundió nuevamente dentro del amortiguador comfortable. Cerró los ojos y frotó sus sienes. Dios, Alicia puede ser absolutamente un desmadre a veces. En su estado de distracción, no notó la conmoción que sucedía fuera de los aviones.
Pero su amiga rubia lo hizo.
Y Alicia podía mirar solamente detrás en choque mientras el avión comenzó a moverse fuera del hangar y a hacer su viaje hacia la pista. Se movían lento, pero ése no era el punto. Se movían - y ésa era la cosa que le preocupaba a la rubia. Pobre Kennard. Su corazón salió a la muchacha que luchaba debajo de una mujer enorme afuera.
Había llegado un segundo demasiado tarde.
Alicia suspiró.
¿Dónde puñetas estaba James?
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“¡¡¡¡¡POOOOOOORTER!!!!!”
Tina gritó mientras el avión comenzó a deslizarse hacia la pista de despegue. Intentó luchar por zafarse del apretón del guardia pero la señora era demasiado fuerte.
“Por favor, solo necesito hablar con ella.” Gritó en la desesperación. Pero la mujer no escuchó, incluso no cedió. Tina oyó tintinear una cadena y mordió detrás un quejido frustrado. Iba a ser puesta en manillas. Y Porter estaba lejos - ajena a su apuro.
Antes de que la señora de la seguridad colocara el dispositivo de refrenamiento en las muñecas de la muchacha, una voz sin aliento dijo en voz alta.
“¡Para! No, No. ella está con nosotros. Ella está con nosotros.” James asomó sobre ellos y puso una mano en el hombro de la mujer. Jadeaba fuertemente, su pecho levantandose hacia arriba y hacia abajo mientras luchaba por recuperar su respiración. Él conseguía café dentro del aeropuerto cuando Alicia lo telefoneó. Sin importarle agarrar la taza que acababa de pagar, corrió hasta el final de nuevo a este lugar. Y miren cómo llegó apenas a tiempo.
“¿Está usted seguro?” La mujer preguntó, reconociendo al brazo derecho de Bette Porter.
James cabeceó, limpiando su frente con un pañuelo. “Ella tiene permiso. Tina Kennard, puede comprobar su nombre en su lista. La incluyeron en la cuenta de la Srta. Porter hace algunas semanas.”
La mujer dio vuelta a sus compañeros cansados - los hombres que estaban con ella en la persecución. Cogiendo el mensaje tácito, uno de los individuos radió el nombre de Tina a la puerta. Algunos segundos más adelante, recibieron la confirmación.
La guardia se levantó y ayudó a Tina a pararse. El individuo de seguridad que habló con la rubia en la puerta sacudió su cabeza en la adolescente. “Debió haberse presentado desde el comienzo así habríamos podido evitar todo esto.” Amonestó a la muchacha.
“Lo siento tanto pero, ¡me tengo que ir!” Tina apenas tuvo bastante tiempo de disculparse y de sacarse el polvo antes de que se lanzara directo en la dirección del avión móvil. Tiró a James una mirada agradecida sobre su hombro cuando reasumió su interrumpida carrera. Podría todavía alcanzarla, podría todavía alcanzar a Bette. El terminal privado era enorme y todavía había una distancia a viajar antes de que el jet incluso alcanzara el cauce.
“¡¡¡¡¡Poooooooooorrrrrrrtteeeeeeeeeeeerrrrrrrrrrrrrrr!!!!!” Gritó con la fuerza de sus pulmones. El motor del avión la ahogaba, pero no le importaba. En su corazón, sabía que Bette la oiría de todos modos.
Los protectores pudieron retroceder solamente y sacudir sus cabezas mientras miraban la carrera rubia tras el jet de Gulfstream V.
James, por otra parte, sonrió ampliamente y la animó a continuar.
Ah, ser joven y enamorado.
“¡¡¡¡Poooooooooorrrrrttttttttttttttttttttttttttttttttteeeeeeeeeeeeeerrrrrrrrrrrrrr!!!!”
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“¿Hmm?” Bette dio vuelta a Sam. “¿Qué?”
“¿Huh?”
“¿Me llamaste?”
“No.”
Miró a Shane en la parte de atrás.
“No me mires, no dije una cosa.” Masculló soñolienta.
Bette rascó su cabeza. Estaba segura que oyó a alguien llamarla. Estaba a punto de preguntar a Alicia acerca de eso cuando la rubia habló rápidamente.
“Quizá debías de mirar afuera.” Su amiga rubia dijo lentamente, mirando fijamente hacia fuera de la ventana.
Haciendo como le dijeron, Bette miró afuera. No mirando nada allí, un ceño fruncido apareció en su cara. Dio vuelta a Alicia. “¿Qué putas es que…”
“¡¿Qué mierdas es eso?!” Shane exclamó cuando observó la falta de definición roja que se movía a su izquierda. Arrojó accidentalmente el agua que estaba consumiendo, haciendo que Sam se incorporase en el sofá sorprendida.
“¡Mierda!” La heredera mojada gritó, con el agua goteando en su pelo. “¿Qué, Shane?”
“Tina.” La casanova respiró sin poderlo creer, sus ojos tan anchos como los platillos.
“¿Tina?” Bette repitió.
“Tina.” Su amiga reafirmó, golpeando ligeramente en el vidrio al lado de ella.
Lentamente, Bette siguió la mirada de Sam de Alicia y de Shane.
Las dos morenas compartieron un grito de asombro audible.
Afuera, una Tina histérica corría junto a su avión de movimiento lento – gritando el nombre de Bette y agitando sus brazos sobre su cabeza en un intento por hacer señales para que parasen.
El silencio llenó el avión.
Atontada en la inacción, una Bette congelada podía mirar fijamente solamente fuera de la pequeña ventana con su boca colgando abierta. Su mente había estado jugando trucos crueles en ella toda la mañana. Seguramente, ésta era una cierta clase de ilusión, ¿correcto?
“¿Uh, Bette?” Sam pinchó a su mejor amiga. Se veía tan pálida, parecía que estaba a punto de desmayarse. “¿Bette?” Intentó otra vez, moviéndose desde su lugar y sacudiendo suavemente el hombro de su amiga. A pesar de esto, la joven Porter seguía estando inmóvil y sin habla.
Es decir, hasta que Tina eligió el momento próximo para exhibir sus habilidades y viajes acrobáticos en sus propios pies. Con sus brazos volando a sus lados, cayó duramente en la tierra. Eso pareció despertar a Bette en un instante.
“¡PARA EL AVION!” Presionó el botón del intercomunicador por su silla y gritó antes de que desatara su cinturón de seguridad. El piloto asustado tuvo apenas bastante tiempo de reaccionar y de parar el jet cuando Bette se encontró saltando veloz en la puerta del avión. “Abrela.” Dio un jalón a la asistente de vuelo de su silla y la empujó contra la portilla. Ella la golpearía con el pie para abrirla si pudiera, pero el buen sentido le dijo que esperara algunos segundos a que la mujer temblorosa lo hiciera antes de infligir daño a la preciosa propiedad de su padre - y de ella misma.
Una vez que fue abierta y colocada la escalerilla, Bette saltó hacia fuera en la pista de despegue. Preocupada de que la rubia se hubiera lastimado, corrió precipitadamente de nuevo a donde estaba Tina - su corazón bombeaba tan duro que sentía que iba a estallar dentro de su pecho.
Sacudiéndose los sentidos libremente del choque de la caída inesperada, Tina se empujó para arriba de la tierra a la vez que Bette la alcanzó.
“¿Estás bien?” Los ojos marrones en cuestión encontraron los avellana suaves.
“Viviré.” Tina destelló ella una sonrisa temblorosa. Inhaló profundamente y frotó su espinilla. Dios, eso dolía. Por segunda vez hoy, probaba el pavimento - y no sabía bien.
“La torpeza de Dana quiere hacer estragos en ti.” Bette comentó.
“Eso creo.” La rubia hizo una mueca de dolor en el acuerdo.
Bette se dobló abajo y levantó la parte inferior de los pantalones vaqueros de su novia, examinando la piel debajo. No había rasguños o heridas abiertas, pero vio el principio de una contusión enorme que se formaba apenas debajo de su rodilla derecha. Sintió la pierna buscando un daño mayor, y para su tranquilidad, no había nada mas. “Tenemos que poner hielo en esto.” Señaló la contusión.
“Quizá más adelante.”
“Retrasarse no ayudará a disminuir la contusión.” Bette puso un beso apacible en el punto purpurino antes de enderezarse para arriba.
“Está bien, no me importa. Creo que solo tendré que abstenerme claramente de usar chorts cortos y mini-faldas en los próximos días.” Tina bromeó, intentando hacer la luz de su leve herida.
Bette sonrió. “Creeme, incluso si no tuvieras una contusión en tu pierna, no usarás esas cosas en el par de semanas siguientes y los meses - no a menos que esté yo alrededor.”
“¿Preocupada de que otra gente eche una mirada?” Tina levantó una ceja.
“Ciertamente.” Movió su cabeza hacia arriba y hacia abajo. “Mejor acostumbrate a usar los pantalones vaqueros holgados y blusas de gran tamaño. Probablemente muchos sueteres y ropa desaseada también.”
“¿En LA?”
“Uh-huh.” Bette murmuró. “Todos tenemos que hacer sacrificios Kennard.”
Tina rodó sus ojos y sonrió. No podía decir si la morena bromeaba o hablaba en serio.
Bette exhaló audiblemente, cepillando un mechón rubio perdido detrás del oído de Tina.
Se miraron por un minuto, como para convencerse de que la otra estaba realmente allí ante sus ojos. Fue Tina la que decidió dar el próximo paso.
“¡Ow!” Bette gimió mientras Tina le daba un zape en la frente. Para “¡¿porqué fue eso?!”
La rubia levantó la nariz. “Sabes muy bien porqué, por ser cobarde y ruin.”
“Lo hice por ti.” La heredera masculló cuando frotó su cabeza.
“Sé, pero mientras que aprecio la flor, la carta y el regalo, pienso que merecía un adiós apropiado.”
“Te di un adiós apropiado.”
“¿Cuando?” Tina levantó una ceja.
“Anoche, y temprano esta mañana.” Dijo en una voz minúscula.
“¡¿Eso fue un sexo-adiós?!” La rubia levantó su voz, haciendo que la morena retrocediera un poquito.
“Um. claro. Quiero decir, y-yeah. sí, creo.”
“¡Eso no cuenta como sexo-adiós si eres la única persona que sabía que decías adiós!”
“¿Realmente?” Bette jugó mudo. Tina le dió otra vez. “¡Ow!”
“Eso fue por dejarme sola.”
Bette suspiró en derrota. “Bueno, creo que merecía eso.”
“Y esto,” Tina puso ambas manos a los lados de la cara de Bette.
La morena cerró los ojos firmemente – preparandose para recibir otro castigo de la rubia. ¿Un puñetazo quizá?
Tina tuvo que sonreír ante la mirada asustada en las facciones delicadas de su novia. La temible Bette Porter encogida de miedo. “Esto,” continuó. “Esto por bajar del avión cuando tenías toda la intención de irte.” Susurró antes de presionar sus labios contra Bette. La agitación en la cara de la morena fue substituida por la calma, y una sonrisa de alivio. Sin provocación adicional, intercambió el beso - perdiendose en el calor de los labios de Tina.
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Sobre el jet, tres muchachas suspiraron mientras empujaban sus cabezas fuera de la puerta.
“Ahora nunca vamos a dejar LA.” Sam masculló.
“Eso parece.” Shane convino.
“Mejoro llamo a Dana.” Alicia encogió los hombros.
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Previamente.
Tina se revolvió en las sabanas.
En alguna parte afuera, podía oír el sonido de un motor que ronroneaba. Un cierre de la puerta de un coche. Pero no encendió ninguna alarma en su mente. Ésos eran apenas sonidos normales de la calle.
Sucumbió a un estado de ensueño, permitiéndose recuperar la fuerza perdida. Su cuerpo dolía por todas partes,sus músculos se contraían en espasmos debido al entrenamiento intenso de la última noche. Por instinto, puso un brazo hacia fuera al otro lado de la cama. Frunció el ceño cuando golpeó las almohadillas en vez de un cuerpo caliente. Donde está -
“¿Porter?” Se incorporó, frotando sus ojos libremente del sueño. Oh no, ¿se quedó dormida otra vez? “Por-” paró.
Sus labios se curvaron en una sonrisa cuando vio un solo girasol en la almohadilla vacía al lado de ella. Bette, pensó encariñada. Derecho al lado de la flor estaba una caja rectangular negra y un trozo de papel doblado. Cautelosamente, tomó la flor en sus manos y la trajo a su nariz, inhalando su olor. Cerró los ojos, recordando esa tarde perezosa en el apartamento cuando Bette le dijo todo sobre las flores y los significados detrás de ellas. En la manera divertida de Porter, le soltó un concurso de preguntas - y cada respuesta correcta le ganó una recompensa muy agradable. Los girasoles, si recordaba correctamente, eran dadas para expresar adoración. Abriéndo los ojos, descubrió que tenía razón.
Al cuerpo de la mujer cuya esencia nunca dejaré de adorar. Eran las palabras escritas en la parte posterior de la carta en la escritura impecable de Bette.
Estaba a punto de alcanzarla cuando algo cogió su ojo.
Eternidad.
Fue escrito en una escritura simple en el borde de la caja negra. La escritura parecía familiar. No podía recordar cuando o donde, solamente tenía la sensación más extraña que la vio antes.
Conducida por la curiosidad, la agarró primero. Abriendo la caja lentamente, jadeó en la sorpresa que tenía adentro. Era un collar. Un colgante en forma de corazón de plata en una pequeña cadena delicada. El corazón chispeó cuando lo sacó de la caja y lo examinó - los rayos del sol que habían entrado en el cuarto a través de la cortina dividida hacían brillar los muchos diamantes minúsculos que adornaban el colgante.
Era hermoso. No había mejor palabra para describirlo. Hawaii, sonrió cuando el recuerdo la golpeó. El almacén de joyería.
Agarró la carta siguiente, emocionada por ver lo que había escrito su novia romántica y terriblemente abundante para ella.
Agarrando el collar en una mano, procedió a leer la nota. La sonrisa enorme que fue enyesada en su cara disminuyó en un ceño fruncido. De pronto, sintió el piso desaparecer debajo de ella. Una frialdad recorrió su espina dorsal y la hizo temblar. Leyó y releyó la carta, pero solamente una cosa se pegó:
Me he ido para Yale.
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Cinco palabras simples que golpearon el viento fuera de sus pulmones y redujeron radicalmente su corazón en un millón de pedazos. Por lo qué parecía como una eternidad, cuando en la actualidad fueron solamente algunos segundos, sentada en el lugar – agarrando congelada la carta en una mano y el collar en la otra. Incluso no se dio cuenta que lloraba. Lo notó solamente cuando no podía ver más sus alrededores. Limpiando las lágrimas que conectaban en cascada libremente abajo de su cara, tomó una respiración profunda y leyó la carta otra vez.
Yale.
Lo siento.
Adiós.
Eternidad.
Esas palabras nadaron ante sus ojos mientras su cerebro luchaba para procesar lo que acababa de suceder. Bette se había ido. Y ella se sentía como una idiota. Aquí estaba ella, pensando a todo lo largo que tenían más tiempo para estar juntas. Que tenían algunas semanas más antes de que tuvieran que decir esos primeros adioses dolorosos. Infierno, incluso hicieron planes para ir a la playa esta mañana. Iba a confesarle muchas cosas a Bette hoy, decirle de los pensamientos que habían estado nadando su cerebro y las sensaciones que la comían por dentro. Debía haberle dicho sobre ellos anoche - pero no lo hizo. Porque pensó que todavía tenían un mañana, y era mañana un buen rato como nunca. Pero debía haberlo sabido mejor. Debía haber sabido que desde el día en que convenció a Bette de irse para Yale, el tiempo ya no estaba más de su lado. Se decoloraba rápidamente - y ahora parece, por fin la había alcanzado.
Había pensado siempre que cuando el tiempo de partir llegara, ella tendría que ser la más fuerte. Porque su querida Bette, con todas sus tendencias ceñidas, pondría una buena lucha e intentaría escurrirse de irse. Tina había evocado diversos panoramas en su mente en caso de que sucediera éso. Incluso se imaginaba lo que le diría a Bette para convencer a la muchacha de irse.
Pero ahora, esos discursos parecían vanos. Esos planes inútiles. Porque Bette lo hizo. Lo hizo realmente. Ella se fue.
Y Tina estaba en una pérdida.
No sabía si estaba orgullosa de la fuerza de Bette o afligida por ella.
Y según las lágrimas que derramaba, la manera en que sus manos se sacudían y el ajuste subsecuente de su pecho, uno diría que se inclinaba hacia lo último.
Cuando sintió que su mundo paraba de girar y la cama que reaparecía debajo de ella, agarró su teléfono de su mesita de noche y a la velocidad del rayo marcó uno. Su corazón golpeaba con cada llamado - y se hundió al hoyo de su estómago cuando Bette no contestó y la llamada entró directa en el buzón de voz.
Mierda Porter. Tina maldijo internamente y desconectó la llamada. Golpeó el botón para volver a marcar y esperó con la respiración hostigada, esperando que su novia obstinada contestara esta vez. Desafortunadamente para ella, sin embargo, no había sonido esta vez. Probablemente aún era una gallina también para hablar con ella, Bette había cambiado su móvil así que su llamada se volvió a dirigir inmediatamente al buzón de voz.
Se levantó de la cama y estableció el paso en la longitud del dormitorio, escuchando la voz de Bette mientras le decía que estaba actualmente inaccesible y que debía dejar un mensaje. Muy bien, Tina lloriqueó airadamente, eso es lo que entonces haría.
¿Pero qué le diría?
Algo apropiado, algo directo, algo que quisiera.
Porter, tu ¡maldita cobarde de mierda, voy a matarte!
Sí, eso era todo.
“Porter, maldita cobarde de mierda, voy a...” Silbó en el receptor, el goteo de veneno en su tono. ¿Se había marchado sin decirle cara a cara o incluso sin darle un despreciable adiós? Ooh, ella iba realmente a matarla. Y maldición, tenía cada intención de decirle apenas eso. “Voy a...” Repitió pero por otra parte se estranguló en su amenaza. Era extraño cómo su garganta parecía cerrarse. Dilo Kennard. Dilo. “Voy a...” Intentó una vez más pero su voz comenzó a agrietarse. Maldición.
Apenas entonces, un ruido del exterior llamó su atención. Paró de establecer el paso y miró a escondidas hacia fuera de la ventana. Un SUV negro polarizado salía de su punto de estacionamiento por el encintado. Elegante e imponente, parecía fuera de lugar en el conjunto de coches viejos y maltratados que estaban en desorden en la calle. El vehículo costoso parecía terriblemente familiar, la vista la abrumaba con un sentido fuerte del deja vu. James, pensó. Era apenas como el que montaron algunas semanas atrás cuando James las recogió para la cena en la residencia.
Los ojos de Tina se abrieron de par en par mientras amanecía en ella. ¡Mierda santa! ¡Ésa era ella!
Y apenas como éso, recordó el teléfono por su oído y el mensaje que aún no dejaba.
“¡No! Regresa.” Susurró en el receptor mientras permanecía en el lugar, paralizada ante la vista del coche que se alejaba mas y mas del edificio de viviendas - de ella. “Regresa.” En su interior, sabía que ella no podría oírla. Incluso no escucharía quizá su buzón de voz. Pero tenía que intentar. “Porter, regresa.”
Y entonces, se fue. Desaparició de sus ojos cuando el SUV dio vuelta para la carretera principal. Oyó una señal sonora distintiva al lado de su oído, diciéndole que era el momento de dejar un mensaje.
El tiempo seguía corriendo afuera.
Cómo es de irónico.
Y triste.
“¡No!” Gritó repentinamente en el cuarto vacío.
Como una mujer poseída, corrió por las llaves del coche que Bette había dejado, tomó su monedero e hizo una carrera veloz hacia la puerta principal. A quién le importa si sus habilidades para conducir rivalizaban con las de un niño de siete años en los coches chocones, no había manera de que iba a dejar irse a Bette de esa forma. Ninguna manera de mierda. Pasaba por la cocina en su salida cuando miró su reflejo en la tostadora del horno. Tina tuvo que hacer una toma doble. Cuando no fue bastante, miró abajo su cuerpo.
Mierda de la mierda santa, ¡ella estaba desnuda!
¡De modo que eso es por lo que sentía frío! Quiso darse un zape en la cabeza. ¡Ropa! Corrió de nuevo al dormitorio y se puso un poco de ropa interior, un par de pantalones vaqueros limpios y una sudadera. Ropa de Bette. Y para agregar a su angustia, olía toda como ella. Habría llorado otra vez pero no había lugar para las lágrimas ahora. Incluso no había tiempo para cepillar su pelo o para tomar una ducha merecida. Por una vez, la higiene tuvo que tomar un asiento trasero. Tenía cosas más importantes actualmente. Entonces con los cabellos rubios revueltos y desaliñada pero con determinación en su cara, salió del apartamento en una rabieta, lista para correr tras el amor de su vida.
Poco sabía que eso es exactamente lo que terminaría haciendo dentro de la próxima media hora.
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“¡Mierda!”
Tina maldijo mientras el escarabajo se atascaba por enésima vez. Su inhabilidad de encontrar la mezcla correcta de presionar y soltar los pedales demostraba ser su talón de Aquiles. Cuando tenía que hacer los cambios, inadvertidamente soltaba siempre el pedal demasiado rápido, haciendo al motor farfullar y atascarse. Suspiró mientras miraba alrededor de la calle secundaria casi abandonada que conducía al aeropuerto de Bob Hope en Burbank. Por lo menos no estaba atorada en medio de una intersección ocupada como la última vez. Eso jodería si hubiera sucedido otra vez.
Al observar a Bette manejar este vehículo fácilmente, Tina estaba inicialmente bajo la impresión de que la conducción deun coche era como una brisa de otoño. Bien, eso fue hasta que su novia comenzara a enseñarle a conducir algunas semanas atrás. Entonces su entusiasmo inicial por las lecciones dio vuelta rápidamente en el pavor cuando no hizo nada sino pararse, ocasionar tráfico y derramar lágrimas de frustración luego. Tanto como amaba a DeeDee, creció rápidamente resentida del hecho de que la conducción de el era un dolor completo en el culo. “Mierda.” Maldijo molesta cuando su palma conectó con el volante. Echó un vistazo en el reloj en el tablero de instrumentos y gimió. Todos sus apuros del coche le habían costado diez minutos. Diez minutos preciosos. Tiempo que nunca podría recuperar.
Miró hacia arriba como un avión minúsculo de motor, bajaba hacia la pista de aterrizaje. Podía ver el aeropuerto desde donde estaba - estaba solamente a cuatro cuadras. La puerta privada que llevaba a la terminal ejecutiva - que estaba reservada para la gente autorizada que poseía jets privados - estaba situada hasta el final en la parte posterior. Allí era donde necesitaba ir. El destino había sido cruel pero también le lanzó un pequeño hueso. A fin de sorprenderla, Bette la había llevado a Hawaii la semana pasada, y debido a ese viaje descubrió dónde guardaba el PGC su pequeño ejército de jets de la compañía. Melvin había estado alquilando un hangar de una compañía de aviación dentro del aeropuerto de Burbank por años. Y ella apostaría mil dólares - dinero que no tenía, a propósito – a que Bette estaría allí en este mismo momento. Embarcandose en el avión con su pequeña comitiva de…
Acordandose de algo, Tina alcanzó su teléfono móvil y se enrolló para marcar el número correcto. Había solamente una persona en el grupo de Bette que traía su móvil como una extensión a su cuerpo. Y esa persona contestaba siempre al 99% de sus llamadas. Mucho para el placer de Tina, ella era un punto encendido.
“¿Alicia? Por favor, necesito tu ayuda.”
Menos de dos minutos más adelante, Tina cerró su teléfono y terminó la llamada. Tomando una respiración profunda, giró la ignición y trajo al coche de nuevo a la vida. Pero en vez de conducir a la puerta, llevó el coche al punto de estacionamiento más cercano que pudo encontrar. No veía nada mas que a Bette subiendo a su avión dentro de su mente .
Ella no le daría ninguna oportunidad y correría a la puerta. Iba a tomar las cosas por sus propias manos - o más específicamente, a través de sus propios dos pies.
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Aeropuerto de Burbank. Hangar de PGC.
“Señoritas buenos dias.”
“Buenos.” Alicia saludó al piloto. Fue la única entre las cuatro que lo hizo. Las otras apenas reconocieron al individuo y a su copiloto con un gruñido. Sin mucha amabilidad.
La rubia estiró sus miembros y miró alrededor de sus compañeras mientras esperaban que todas sus maletas fueran subidas dentro del jet. El avión había llegado minutos antes y se colocaron rápidamente en sus puntos elegidos. Shane atacaba el mini-bar, buscando agua para rehidratar su cuerpo cansado. Sam se acomodó en el sofá de piel, contando perezosa las luces que adornaban el interior del avión. Y su líder, bueno. Bette estaba reservada, muy comprensible. Se sentó allí en su asiento por la ventana, reclinando la barbilla sobre su mano, una mirada lejana en el lugar. Alicia suspiró a medida que continuó vigilando a su amiga a través de la esquina de sus ojos. Tuvo que admirar a la moerna por tener las bolas para hacer lo que acababa de hacer. Sabía lo difícil que era para Bette irse. Entonces fuera de su caracter y a pesar de la tentación de actuar normalmente y comenzar a irritar el infierno fuera de sus amigas - Alicia sabiamente mantuvo su boca cerrada y comportada.
Miró abajo su teléfono y abrió la pantalla, contando los segundos hasta que su novia llamara otra vez. Su muchacha del café, que iba a asistir a Brown, conducía hasta el final de Providence para encontrarlas en el nuevo aeropuerto tan pronto como aterrizaran. Coordinando su horario, habían colgado solamente hace algunos minutos - pero Dana prometió llamarla antes del despegue, que estaba alrededor de ocurrir en diez minutos. Contaba con una llamada de su novia, así que imaginense su sorpresa cuando miró su iPhone y vio la cara de Tina en la pantalla. Robó un vistazo rápido en Bette antes de contestar su teléfono. Ocultando la llamada de la pensativa morena, pudo manejar solamente algunos roncos afirmativos mientras escuchaba la súplica de Tina.
Más tiempo.
Oyó a Tina decir.
Por favor Al, algunos minutos - es todo lo que necesito. Comprame algunos minutos. Necesito hablar con ella. Por favor.
Alicia mordió su pulgar. Oh muchacho, estaba en un dilema. ¿Debía conceder la petición de Tina e ir contra las órdenes de Bette? Había una posibilidad grande de que no saldrían de LA si lo hacía.
Miraba a la morena en el momento en que su amiga dejaba escapar un respiro enorme. Pobre Bette, se miraba así de perdida.
Correcto entonces asi será, compuso su mente.
“O-okay, intentaré.” Alicia tragó difícilmente. Podía sentir sus palmas el ir sudorosas. Bette iba a matarla por tirar todo su duro trabajo a la nada, pero también sabía que si ella estuviera en el lugar de Tina, querría que alguien hiciera lo mismo por ella. Y además, ella no sería Alicia Pieszecki si no se entrometía.
Gracias. Muchas gracias Al. Estoy en camino.
Y entonces, la línea se cortó. ¡Mierda! Alicia pensó en pánico. Desamparadamente, miró para arriba mientras la azafata comenzaba a cerrar la puerta del avión. ¡Piensa Pieszecki rápido! “¡Espera!”
Su arrebato llamó la atención de sus amigas y de la mujer en la puerta.
“¿Hmm?” Tres cabezas dieron vuelta para mirar a la rubia sudante.
“¿Estás bien Al?” Sam preguntó, desconcertada por el comportamiento extraño, nervioso exhibido por su amiga.
“Uh, tengo que hacer pis.”
“Hay un tocador en la parte posterior.” Bette suspiró antes de reasumir su mirar fijamente ocioso fuera de la ventana. Pensando que el problema estaba solucionado, la azafata reasumió su tentativa de cerrar la puerta.
“¡NO!” Gritó la rubia, parando a la mujer confundida en sus pistas. “Mentí. No necesito hacer pis. Tengo que. a. cagar.”
“Entonces caga en el avión.”
“¡No puedo!”
“¿Porqué no?” Bette se encajó a presión, empezando a irritarse. Cuanto más tiempo pasaran en tierra, mayor era la tortura que sentía. Necesitaba salir de aquí rápidamente si iba a hacer esto. El pensamiento de dejar sola aTina pesaba en su mente.
“No quiero ensuciar tu jet. Tengo un malestar estomacal y uh yo, tengo erm, sueltas las esfinges anales, debido a un uhm, muy, muy, grande, consolador que utilicé el otro día.”
“Eww.” Bette hizo una cara.
“Ganas totalmente.” Shane y Sam secundaron.
Aprovechándose de la exhibición de repugnancia de sus amigas, Alicia hizo un levantamiento precipitado y corrió hacia puerta. Empujando a la azafata, voló abajo sobre el tramo de escalones corto e hizo una línea recta para el cuarto de baño más cercano - en este caso, los sanitarios de empleados en la esquina del hangar. Tan pronto como hubiera cerrado la puerta detrás de ella, sacó su teléfono móvil y buscó los nombres en su guía telefónica. No supo cómo logró encontrar al individuo conocido con sus dedos tambaleantes, pero lo hizo. Después de dos llamados, la persona respondió.
“¡James! ¿Todavía estás aquí? Por favor dime que no te has ido todavía.” Alicia rogó a gran velocidad. Escuchó la contestación del hombre y dejó salir un respiro de alivio. “¡Gracias a dios! Escucha, necesito que...”
¡ BANG!
Alicia saltó espantada mientras un puño criticó mordazmente en alta voz fuera de la puerta. Oh No. Ningún tiempo para instrucciones muy largas entonces. “Tina viene aquí. Sabes qué hacer.” Susurró rápidamente y terminó la llamada.
“Alicia, no sé cuál es tu problema, pero tenemos que irnos - ¡AHORA!” Bette raspó del otro lado de la madera. Podía sentir que la rubia acababa de fingir estar enferma para retrasar cosas. ¿Porqué? No lo sabía. “Éste no es el momento para tus putas bromas de mierda.” Gruñó.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!
La rubia maldijo internamente. Se levantó y se inclinó contra la puerta por si Bette quería intentar forzarla para abrirla. “Tengo realmente que cagar. ¡Solo dame diez minutos!” Gritó a su amiga impaciente. Dios, Porter puede ser tan anal ocasionalmente. ¿Qué si ella estuviera realmente enferma?
“Bueno. Diez minutos entonces. Ve más allá de eso y golpearé esta puerta con el pie y arrastraré tu culo de nuevo al avión.” Bette gruñó. Alicia oyó un gruñido en el exterior seguido por pasos pesados que se alejaban. Dejó salir una respiración enorme. Maldición, una Bette deprimida era una perra asustadiza.
Diez minutos, Kennard. Frotó su cara. Se sentía tan caliente, febril incluso. Te compré diez minutos enteros. Alicia caminó encima a la pequeña ventana y se colocó en la punta de sus pies, intentando mirar afuera. Solo espero que sea bastante.
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Atrás en la puerta…
“Pero me estás esperando.”
“Srta. Lo siento, pero nosotros no recibimos ningún aviso de la gente de la Srta. Porter con respecto a un quinto pasajero.”
“Pero”
“Una vez más lo siento realmente pero tengo que pedirle que dé vuelta alrededor y se vaya. Esta es un área exclusiva.”
“¡Estuve apenas aquí la semana pasada!”
El hombre enorme, corpulento rió. Acostumbrado a la gente como la rubia, él trataba con ellos diariamente. “Sí, sí. Apuesto que asi fue.”
“Soy seria, yo estaba con Por. Quiero decir, Bette la semana pasada. Volamos a Hawaii juntas.”
“¿Oh realmente? Veremos eso.” Le dio la espalda a la muchacha y agarró su diario de operación. Levanta la vista. “Cuál es su nom-”
La chica se había ido. Miró detrás de él y en verdad, se había ido – deslizándose más allá de la puerta.
“¡Parese allí!” Gritó.
“¡Lo siento, no lo puedo hacer!”
Si había una cosa de la que Tina Kennard estaba agradecida de cuando fue marcada con etiqueta roja durante su último año en la academia de Redwind, fue que la entrenó y le enseñó muchas formas de supervivencia - específicamente, cómo correr para salvar su vida. El entrenamiento lo probó especialmente hoy prácticamente, cuando pasó como relampago la última seguridad y corrió como loca hacia las filas de los hangares gigantescos de aviones. Oh, los guardias sacaron sus armas - no sus escopetas, sino esas armas grandes de paralizar el culo - y le apuntaron. Le habrían tirado al blanco o la habrían tirado a la tierra en la primera oportunidad, pero el ser una adolescente aparentemente inofensiva salvó su vida. Esos hombres resistentes con todo su entrenamiento especial estuvieron renuentes de tirarle o dañarla debido a esto.
Mientras saltaba sobre una barrera de metal, Tina se preguntaba sobre el número de leyes que infringió ya. La violación era una. Miró detrás al individuo que accidentalmente había lastimado en la ingle cuando corrió más allá. El asalto era otra. Sentía una acometida repentina de adrenalina. Esta era la primera vez que había hecho cualquier cosa remotamente ilegal - bien, aparte del robo del almuerzo de su amiga una vez cuando tenía seis, ella tenía hambre y su glotona amiga se ponía demasiado rechoncha de todos modos. Le hice un favor, defendió su comportamiento. Sin embargo tanto como los pensamientos intrusos la entretuvieron, los empujó rápidamente de su mente. Detrás de ella, el número de gentes que la seguían aumentó en gran número. A partir de dos, ahora eran tres. Pero siendo una mujer en una misión, seguía estando impertérrita por toda la acción alrededor de ella. Corrió mucho y esquivó esos redondos electroshocks que la gente de seguridad envió en su camino cuando rechazó sus advertencias finales de parar.
La mala hierba en ella era implacable. Nada podía apartarla de su meta.
Sus labios se curvaron hacia arriba cuando vio su destino final algunos metros mas allá.
Iba a hacerlo. Podra todavía ver el avión de Bette - en el que volaron a Hawaii - dentro del hangar.
Mierda santa, iba realmente a hacerlo.
“¡Pero todavía no he hecho!” Su corazón latió más rápidamente cuando oyó el grito chillón de Alicia. Vio que la muchacha era arrastrada prácticamente al avión por un individuo muy fuerte y enojado. Alto. Pelo marrón rizado. Hermoso. Sus ojos se abrieron de par en par cuando se dio cuenta de quién era la muchacha furiosa.
“¡Port-ooof!”
Gimió cuando un guardia femenino la abordó por detrás y la envió a la tierra. Dang,¡ eso lastimó!
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“Juro, que si tengo marcas de resbalón en mi ropa interior, ¡es toda tu culpa!”
Alicia gritó mientras Bette la arrastraba a su asiento y la abrochó en su lugar.
“Callate, incluso ni siquiera cagaste.”
“¿Y cómo sabes?” Alicia cruzó sus brazos.
Bette sonrió traviesa. “Porque el baño olía como las flores frescas.”
¡Me atrapó! Alicia ocultó su mueca con una sonrisa apretada. “Que es porque mi caca huele como rosas.”
De la parte posterior del plano, Shane se burló.
“Rosas muertas, tóxicas.” Sam masculló debajo de su respiración desde su lugar en el sofá.
Alicia tiró a las dos un fulgor acentuado. Si supieran solamente cual era todo el problema alrededor, lo pensarían dos veces antes de reírse de ella. Pero no podía decirles ahora - no con Porter al alcance del oído.
Bette dio vuelta al asistente de vuelo que acababa de cerrar la puerta. “Dile al piloto que estamos listas para irnos.”
“Sí señorita.” La mujer cabeceó y se fue para la cabina.
Caminando a su asiento, Bette se puso su cinturón de seguridad y se hundió nuevamente dentro del amortiguador comfortable. Cerró los ojos y frotó sus sienes. Dios, Alicia puede ser absolutamente un desmadre a veces. En su estado de distracción, no notó la conmoción que sucedía fuera de los aviones.
Pero su amiga rubia lo hizo.
Y Alicia podía mirar solamente detrás en choque mientras el avión comenzó a moverse fuera del hangar y a hacer su viaje hacia la pista. Se movían lento, pero ése no era el punto. Se movían - y ésa era la cosa que le preocupaba a la rubia. Pobre Kennard. Su corazón salió a la muchacha que luchaba debajo de una mujer enorme afuera.
Había llegado un segundo demasiado tarde.
Alicia suspiró.
¿Dónde puñetas estaba James?
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“¡¡¡¡¡POOOOOOORTER!!!!!”
Tina gritó mientras el avión comenzó a deslizarse hacia la pista de despegue. Intentó luchar por zafarse del apretón del guardia pero la señora era demasiado fuerte.
“Por favor, solo necesito hablar con ella.” Gritó en la desesperación. Pero la mujer no escuchó, incluso no cedió. Tina oyó tintinear una cadena y mordió detrás un quejido frustrado. Iba a ser puesta en manillas. Y Porter estaba lejos - ajena a su apuro.
Antes de que la señora de la seguridad colocara el dispositivo de refrenamiento en las muñecas de la muchacha, una voz sin aliento dijo en voz alta.
“¡Para! No, No. ella está con nosotros. Ella está con nosotros.” James asomó sobre ellos y puso una mano en el hombro de la mujer. Jadeaba fuertemente, su pecho levantandose hacia arriba y hacia abajo mientras luchaba por recuperar su respiración. Él conseguía café dentro del aeropuerto cuando Alicia lo telefoneó. Sin importarle agarrar la taza que acababa de pagar, corrió hasta el final de nuevo a este lugar. Y miren cómo llegó apenas a tiempo.
“¿Está usted seguro?” La mujer preguntó, reconociendo al brazo derecho de Bette Porter.
James cabeceó, limpiando su frente con un pañuelo. “Ella tiene permiso. Tina Kennard, puede comprobar su nombre en su lista. La incluyeron en la cuenta de la Srta. Porter hace algunas semanas.”
La mujer dio vuelta a sus compañeros cansados - los hombres que estaban con ella en la persecución. Cogiendo el mensaje tácito, uno de los individuos radió el nombre de Tina a la puerta. Algunos segundos más adelante, recibieron la confirmación.
La guardia se levantó y ayudó a Tina a pararse. El individuo de seguridad que habló con la rubia en la puerta sacudió su cabeza en la adolescente. “Debió haberse presentado desde el comienzo así habríamos podido evitar todo esto.” Amonestó a la muchacha.
“Lo siento tanto pero, ¡me tengo que ir!” Tina apenas tuvo bastante tiempo de disculparse y de sacarse el polvo antes de que se lanzara directo en la dirección del avión móvil. Tiró a James una mirada agradecida sobre su hombro cuando reasumió su interrumpida carrera. Podría todavía alcanzarla, podría todavía alcanzar a Bette. El terminal privado era enorme y todavía había una distancia a viajar antes de que el jet incluso alcanzara el cauce.
“¡¡¡¡¡Poooooooooorrrrrrrtteeeeeeeeeeeerrrrrrrrrrrrrrr!!!!!” Gritó con la fuerza de sus pulmones. El motor del avión la ahogaba, pero no le importaba. En su corazón, sabía que Bette la oiría de todos modos.
Los protectores pudieron retroceder solamente y sacudir sus cabezas mientras miraban la carrera rubia tras el jet de Gulfstream V.
James, por otra parte, sonrió ampliamente y la animó a continuar.
Ah, ser joven y enamorado.
“¡¡¡¡Poooooooooorrrrrttttttttttttttttttttttttttttttttteeeeeeeeeeeeeerrrrrrrrrrrrrr!!!!”
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“¿Hmm?” Bette dio vuelta a Sam. “¿Qué?”
“¿Huh?”
“¿Me llamaste?”
“No.”
Miró a Shane en la parte de atrás.
“No me mires, no dije una cosa.” Masculló soñolienta.
Bette rascó su cabeza. Estaba segura que oyó a alguien llamarla. Estaba a punto de preguntar a Alicia acerca de eso cuando la rubia habló rápidamente.
“Quizá debías de mirar afuera.” Su amiga rubia dijo lentamente, mirando fijamente hacia fuera de la ventana.
Haciendo como le dijeron, Bette miró afuera. No mirando nada allí, un ceño fruncido apareció en su cara. Dio vuelta a Alicia. “¿Qué putas es que…”
“¡¿Qué mierdas es eso?!” Shane exclamó cuando observó la falta de definición roja que se movía a su izquierda. Arrojó accidentalmente el agua que estaba consumiendo, haciendo que Sam se incorporase en el sofá sorprendida.
“¡Mierda!” La heredera mojada gritó, con el agua goteando en su pelo. “¿Qué, Shane?”
“Tina.” La casanova respiró sin poderlo creer, sus ojos tan anchos como los platillos.
“¿Tina?” Bette repitió.
“Tina.” Su amiga reafirmó, golpeando ligeramente en el vidrio al lado de ella.
Lentamente, Bette siguió la mirada de Sam de Alicia y de Shane.
Las dos morenas compartieron un grito de asombro audible.
Afuera, una Tina histérica corría junto a su avión de movimiento lento – gritando el nombre de Bette y agitando sus brazos sobre su cabeza en un intento por hacer señales para que parasen.
El silencio llenó el avión.
Atontada en la inacción, una Bette congelada podía mirar fijamente solamente fuera de la pequeña ventana con su boca colgando abierta. Su mente había estado jugando trucos crueles en ella toda la mañana. Seguramente, ésta era una cierta clase de ilusión, ¿correcto?
“¿Uh, Bette?” Sam pinchó a su mejor amiga. Se veía tan pálida, parecía que estaba a punto de desmayarse. “¿Bette?” Intentó otra vez, moviéndose desde su lugar y sacudiendo suavemente el hombro de su amiga. A pesar de esto, la joven Porter seguía estando inmóvil y sin habla.
Es decir, hasta que Tina eligió el momento próximo para exhibir sus habilidades y viajes acrobáticos en sus propios pies. Con sus brazos volando a sus lados, cayó duramente en la tierra. Eso pareció despertar a Bette en un instante.
“¡PARA EL AVION!” Presionó el botón del intercomunicador por su silla y gritó antes de que desatara su cinturón de seguridad. El piloto asustado tuvo apenas bastante tiempo de reaccionar y de parar el jet cuando Bette se encontró saltando veloz en la puerta del avión. “Abrela.” Dio un jalón a la asistente de vuelo de su silla y la empujó contra la portilla. Ella la golpearía con el pie para abrirla si pudiera, pero el buen sentido le dijo que esperara algunos segundos a que la mujer temblorosa lo hiciera antes de infligir daño a la preciosa propiedad de su padre - y de ella misma.
Una vez que fue abierta y colocada la escalerilla, Bette saltó hacia fuera en la pista de despegue. Preocupada de que la rubia se hubiera lastimado, corrió precipitadamente de nuevo a donde estaba Tina - su corazón bombeaba tan duro que sentía que iba a estallar dentro de su pecho.
Sacudiéndose los sentidos libremente del choque de la caída inesperada, Tina se empujó para arriba de la tierra a la vez que Bette la alcanzó.
“¿Estás bien?” Los ojos marrones en cuestión encontraron los avellana suaves.
“Viviré.” Tina destelló ella una sonrisa temblorosa. Inhaló profundamente y frotó su espinilla. Dios, eso dolía. Por segunda vez hoy, probaba el pavimento - y no sabía bien.
“La torpeza de Dana quiere hacer estragos en ti.” Bette comentó.
“Eso creo.” La rubia hizo una mueca de dolor en el acuerdo.
Bette se dobló abajo y levantó la parte inferior de los pantalones vaqueros de su novia, examinando la piel debajo. No había rasguños o heridas abiertas, pero vio el principio de una contusión enorme que se formaba apenas debajo de su rodilla derecha. Sintió la pierna buscando un daño mayor, y para su tranquilidad, no había nada mas. “Tenemos que poner hielo en esto.” Señaló la contusión.
“Quizá más adelante.”
“Retrasarse no ayudará a disminuir la contusión.” Bette puso un beso apacible en el punto purpurino antes de enderezarse para arriba.
“Está bien, no me importa. Creo que solo tendré que abstenerme claramente de usar chorts cortos y mini-faldas en los próximos días.” Tina bromeó, intentando hacer la luz de su leve herida.
Bette sonrió. “Creeme, incluso si no tuvieras una contusión en tu pierna, no usarás esas cosas en el par de semanas siguientes y los meses - no a menos que esté yo alrededor.”
“¿Preocupada de que otra gente eche una mirada?” Tina levantó una ceja.
“Ciertamente.” Movió su cabeza hacia arriba y hacia abajo. “Mejor acostumbrate a usar los pantalones vaqueros holgados y blusas de gran tamaño. Probablemente muchos sueteres y ropa desaseada también.”
“¿En LA?”
“Uh-huh.” Bette murmuró. “Todos tenemos que hacer sacrificios Kennard.”
Tina rodó sus ojos y sonrió. No podía decir si la morena bromeaba o hablaba en serio.
Bette exhaló audiblemente, cepillando un mechón rubio perdido detrás del oído de Tina.
Se miraron por un minuto, como para convencerse de que la otra estaba realmente allí ante sus ojos. Fue Tina la que decidió dar el próximo paso.
“¡Ow!” Bette gimió mientras Tina le daba un zape en la frente. Para “¡¿porqué fue eso?!”
La rubia levantó la nariz. “Sabes muy bien porqué, por ser cobarde y ruin.”
“Lo hice por ti.” La heredera masculló cuando frotó su cabeza.
“Sé, pero mientras que aprecio la flor, la carta y el regalo, pienso que merecía un adiós apropiado.”
“Te di un adiós apropiado.”
“¿Cuando?” Tina levantó una ceja.
“Anoche, y temprano esta mañana.” Dijo en una voz minúscula.
“¡¿Eso fue un sexo-adiós?!” La rubia levantó su voz, haciendo que la morena retrocediera un poquito.
“Um. claro. Quiero decir, y-yeah. sí, creo.”
“¡Eso no cuenta como sexo-adiós si eres la única persona que sabía que decías adiós!”
“¿Realmente?” Bette jugó mudo. Tina le dió otra vez. “¡Ow!”
“Eso fue por dejarme sola.”
Bette suspiró en derrota. “Bueno, creo que merecía eso.”
“Y esto,” Tina puso ambas manos a los lados de la cara de Bette.
La morena cerró los ojos firmemente – preparandose para recibir otro castigo de la rubia. ¿Un puñetazo quizá?
Tina tuvo que sonreír ante la mirada asustada en las facciones delicadas de su novia. La temible Bette Porter encogida de miedo. “Esto,” continuó. “Esto por bajar del avión cuando tenías toda la intención de irte.” Susurró antes de presionar sus labios contra Bette. La agitación en la cara de la morena fue substituida por la calma, y una sonrisa de alivio. Sin provocación adicional, intercambió el beso - perdiendose en el calor de los labios de Tina.
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Sobre el jet, tres muchachas suspiraron mientras empujaban sus cabezas fuera de la puerta.
“Ahora nunca vamos a dejar LA.” Sam masculló.
“Eso parece.” Shane convino.
“Mejoro llamo a Dana.” Alicia encogió los hombros.
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anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Sólo esa chica
El contacto se fracturó algunos momentos más adelante, Bette sonrió mientras acariciaba la mejilla de Tina con su pulgar. Nunca pensó que conseguiría ver a Tina otra vez hoy - mucho menos besarla. Ella sacudió su cabeza mientras reía suavemente para si.
“¿Qué es tan divertido?”
“Nada. Es solo,” Bette hizo muecas. “Estaba dispuesta a hacer una salida dramática y ahora...” Arrastró la voz.
“Estás todavía aquí, conmigo.” Tina comentó.
“Correcto.”
Sonrieron la una a la otra. Bette se inclinó adentro y cepilló sus labios contra Tina.
“¿Entonces tu vuelo se retrasó, huh?”
“Sí, había una emergencia en la pista de despeque.”
“¿Una pequeña emergencia?”
“Si, ve, tenía a esta señora loca acosadora que intentó correr tras de mi avión. La cosa es que la pobre bajó y casi se mata por sus propios dos pies.” Bette dijo con una cara seria. “¡Bromeaba!” Estalló en risas cuando Tina la empujó en las costillas.
“Se suponía que ahora estaríamos conduciendo hacia la costa, buscando la playa perfecta. No jugando a la persecución en un aeropuerto.” Tina puso mala cara.
“Lo siento sobre eso.” Bette dio vuelta a seria otra vez y se disculpó por las promesas vacías que le hizo anoche.
“Porter yo.” Tina comenzó pero por otra parte paró, intentando cambiar sus pensamientos. Había planeado todo lo que le iba a decir – solamente que los acontecimientos locos de hoy la lanzaron a otra dinámica. “Necesito decirte algo.”
Detectando la vacilación en su voz, Bette cabeceó lentamente – animando a la rubia a continuar.
“Dios, éste no es el lugar en donde me imaginaba que estaríamos teniendo esta charla.” Continuó la rubia, mirando abajo sus pies. Tomó una respiración profunda antes de enfrentar la mirada de Bette una vez más. Era ahora o nunca. “Bebé, ¿hice la cosa correcta?” Susurró, su voz en peligro de fracturarse.
“¿Qué significa?”
“Eligiendo permanecer aquí y pidiendo que te vayas, ¿hice la cosa correcta?”
Bette estuvo reservada durante algún tiempo. ¿De qué se trataba todo esto? ¿Y por qué ahora? “Bebé yo. Lo hago. ¿Quisieras que permaneciera aquí?”
Tina sacudió su cabeza de lado a lado. “No, no lo hago.”
“¿Entonces qué?”
La rubia mordió su labio inferior para pararlo de temblar, sus ojos llenos de incertidumbre. “No sé, yo no estoy segura.” Parpadeando para secar las lágrimas, continuó. “He estado teniendo todas estas clases de sensaciones - sensaciones en conflicto con las que he estado luchando por semanas y semanas. He estado teniendo dudas, no estoy segura si elegí la cosa correcta.”
Bette tomó una respiración profunda. Su intuición siempre fue correcta. Debajo de la fachada, Tina luchaba consigo misma. “Bebé, ve con tu instinto, necesitas hacer lo que sientes que tienes razón. Elegir lo que te hará feliz.” Aconsejó a la rubia.
“¿Pero qué si la cosa que siento correcta no es la que me hará feliz?”
Bette cerró su boca, no podía pensar en cualquier cosa que decir a eso.
“Alicia dijo muchas cosas ayer que hicieron que pensara mucho.”
“¿Alicia?”
Tina cabeceó. “Me preguntó si podría vivir conmigo misma si te perdía porque elegí una escuela sobre ti.”
“¡¿Qué?! Eso nunca sucederá.” Bette sacudió su cabeza vehemente, encontrando la idea absurda.
“Nunca lo sabrás.” Tina dijo reservada. “Que me puso en otra barrena de cola. Y después de eso, pensé que quizá, yo quiera quizá ir a Ya-”
Bette colocó un dedo sobre los labios de Tina, silenciándola. “No. Ningun quizás...” Sacudió su cabeza. “Kennard, si no estás el cien por ciento segura sobre esto, no lo digas por favor. No alimentes mis esperanzas con algo que quizás no sucederá.” Susurró, sus ojos rogando... “Lo dijiste tu misma, todavía no sabes qué hacer.”
Las lágrimas imprudentes hicieron su aparición en la cara de Tina. Tan rápidamente como aparecieron, Bette las limpió. “Porter, lo siento tanto. Sé que mi indecisión es desesperante. Pensé realmente que estaba en paz con mi opción pero…”
“Shh.” Bette la interrumpió y tiró de la muchacha en un abrazo apretado. “Bastantes disculpas. Sé lo importante que es para ti asistir a la escuela de películas. ¿Sabes lo que pienso?”
“¿Qué?”
“Que es solo que estás sufriendo de ansiedad de separación.”
“¿Es eso lo que es?”
“Quizá.”
“¿Entonces piensas que saldrán estas dudas?”
“Por tu propia cordura y paz interior, espero que asi sea.”
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Alicia miraba a las amantes abrazarse vehementemente, deseando tener oídos bionicos. “Me pregunto de qué estarán hablando.”
“Yo igual.”
“Yo tres.” Sam suspiró.
“El suspenso me está matando. ¿Nos vamos a ir para Yale o no?” Shane preguntó.
“Cien dólares y digo que no vamos.”
“¿Cien dólares? Al barato. Lo levantaré a dos mil. Pienso que todavía vamos a New Haven.”
“Bueno, dos mil entonces. ¿Sam?”
“Estoy contigo Al. Shane lo siento.”
“Ningún problema.”
“Puesto que estamos apostando, cómo combaten esto, quinientos dólares y digo que harán algo caliente por cinco minutos enteros después.”
Shane sacó su cartera. “Digo siete minutos. Y estoy apostando mil.”
“¿Esas dos? Apuesto que podrían ir por diez minutos. Estoy llamando tu apuesta Shaney.” Sam siguió.
Alicia frotó ligeramente su barbilla, mirando la interacción en la distancia. “Seiscientos dólares y digo que Porter mete una mano o dos.”
“Otros seis a que Kennard hará lo mismo.” Shane declaró con confianza.
“Setecientos y digo que entrarán aquí y tendrán un faje dentro del avión.”
“Ooh, esa es buena Sammy.”
“Caramba, apostaré a éso también.”
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“¿Hey Porter?”
“¿Hmm?”
“Gracias.”
“¿Porqué?”
Tina sonrió en el abrazo. “Por todo. Creíste siempre en mí, pensaste siempre en mí y en mi bienestar. Me cuidaste y me amaste, incluso durante las épocas en que actuaba mal a propósito. Gracias.”
“No hay problema.” Bette sonrió y besó su mejilla cariñosamente.
“Y gracias por esto también.” Tina se separó del abrazo de la morena y pescó el objeto dentro de su bolsillo. Amplió su mano y abrió el puño, demostrando el collar de la eternidad que tenía en su palma.
Con una sonrisa, Bette miró su regalo y quitó sus manos de los límites de su bolsillo. Cautelosamente, como si sostuviera el mundo con sus dedos, lo tomó de la rubia. Caminó detrás de Tina y abrió el broche. “Sabes qué, pienso que estás en conflicto porque estás asustada. Pero tienes que entender que es aceptable tener miedo. Me asusta también.” Susurró al lado de su oído. “Solamente que estoy contigo en ésto, podemos estar asustadas juntas. Está bien, nosotras estaremos bien. Y este collar, espero te recordará que estaré siempre aquí. No importa lo que el futuro pueda traer, sigo siendo tuya.” Bette dijo mientras colocaba el collar alrededor del cuello delgado de Tina.
Tina frotó ligeramente el colgante con sus dedos. “¿Cuando conseguiste ser tan sabia?”
Bette rió suavemente. “No sé si soy sabia. Acabo de crecer mucho - tengo que agradecerte por eso, a propósito.”
“Lo hiciste tu misma.”
“Con tu ayuda.” Bette envolvió sus brazos alrededor de Tina y la abrazó por detrás. Enterró su nariz en el pelo rubio e inhaló profundamente. Aunque sabía que nunca olvidaría su olor, quería otra oportunidad de chamuscarla en su memoria. “¿Bebé?”
“¿Hmm?”
“¿No tuviste tiempo de bañarte, huh?”
Tina dio vuelta a una cortina muy agradable del rojo. Arrugó su nariz consciente, intentando olerse. “¿Huelo tremenda?”
Bette se rió entre dientes. “Nope. Apenas hueles como una persona que tuvo demasiado sexo.”
“¿Demasiado sexo-adiós?” La rubia se inclinó detrás contra Bette, su voz bromeaba.
“Sí, demasiado sexo-adión.” Ella besó la parte posterior de la cabeza de Tina.
“¿Porter?”
“¿Hmm?”
“No caigas enamorada de alguna otra mientras estamos separadas, ¿okay?”
Bette sonrió mientras volteaba suavemente a Tina para hacerle frente. “Hey,” susurró.
“Hey.” Tina susurró detrás, oyendo el golpe de su corazón dentro de su pecho.
Con el dorso de su mano, Bette acarició la mejilla de Tina. “¿Recuerdas lo que te dije antes? No hay nadie en este mundo que sea bastante bueno para mí, con excepción de ti. Los Porter tenemos mayores niveles, muy altos.” Sonrió arrogante, logrando un ceño fruncido falso de la rubia. “Y eres mi mitad de cada manera posible, mi igual y la mejor. Y te amo tanto, de las maneras que nunca podrás comprender. Kennard, eres la única mujer que amaré en mi vida. De aquí, ahora y por siempre, eres la única que mi corazón aprobará.” Bette dijo suavemente, sus ojos reflejaban la verdad y las emociones detrás de sus palabras.
“Eres tan cursi.” Tina estranguló un sollozo, su labio más bajo temblando mientras luchaba por sostener la mirada de Bette. La morena comenzaba a desaparecer ante sus ojos, su visión borrosa por las lágrimas. “Tu.” Tragó difícilmente. “¿Lo prometes?”
“Lo prometo.” Bette limpió las lágrimas de los ojos de Tina y los besó suavemente, probando el líquido salado. Inclinó la cara de Tina y se inclinó adentro para otro beso profundo y apasionado.
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Alicia echó un vistazo en su reloj. “Joder, coge a mi madre, están más allá de la marca de diez minutos.”
El piloto chilló. “¡Se los dije!” Hizo muecas en las muchachas.
“Sí, sí.” Las tres se quejaron cuando entregaron su efectivo al hombre victorioso.
“¿No deben subir para el aire?” Sam preguntó preocupada, volviendo su mirada a las dos muchachas que estaban ocupadas.
Shane rió. “¿Te preocupa que puedan caer desmayadas debido a la asfixia?”
“Tienen quizá papadas en sus cuellos.” Sam encogió los hombros.
“Ooh, ¡Bette capturó una! Miren como gané seiscientos dólares.” Alicia presumía.
Shane levantó un dedo. “¡Jodete! Las manos de Tina están por todo el culo de Bette. También gané seis.”
Sam suspiró y reclinó la barbilla en su mano. “Espero que tengan un faje pronto así podré ganar siete.”
“Energía y pensamientos positivos Sammy .” Alicia recordó a su amiga. Los miembros de 4F intercambiaron miradas cómplices. Alicia sonrió y despejó su garganta. “En uno, dos, tres.”
“¡Faje! ¡Faje! ¡Faje! ¡Faje!” Las tres cruzaron sus dedos y cantaron.
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“¿Oyes eso?” Tina preguntó entre los besos candentes.
“Los espectadores están agitados.”
“No es broma.” Mordiscó en el labio más bajo de Bette. “¿Entonces un faje?”
Bette hizo muecas. “¿Tu quieres?”
“¿Donde está el cuarto más cercano?”
“Servicio dentro del avión. ¿Sentir como acompañar al alto club de la milla?”
“Yo.” Tina aspiró en la lengua itinerante de Bette, saboreando su sabor. “.. no creo que pueda llamarse el alto club de la milla cuando todavía está en tierra el avión.”
“Mmm.” Bette gimió. “Buen punto.” Profundizó el beso y exprimió el culo de Tina. “¿Quieres tener sexo allí adentro de todos modos?”
“Si, por favor.”
“Tenemos que parar de besarnos entonces.”
“Pararé cuando tu pares.”
Bette gimió. “No puedo parar.”
“Yo igual.” Tina lloriqueó. Disfrutaba demasiado del beso.
“¿A la cuenta de tres?” Bette sugirió.
“Mm-hmm.”
“Okay. Uno,” sus lenguas se encontraron y bailaron alrededor de cada una. “Dos.” Sus labios se trabaron. “¡Y tres!” Todavía el besarse continuó. “Aww fuuuck.” Bette maldijo.
“Que es el plan.” Tina dijo con voz cansina.
“¿Qué es tan divertido?”
“Nada. Es solo,” Bette hizo muecas. “Estaba dispuesta a hacer una salida dramática y ahora...” Arrastró la voz.
“Estás todavía aquí, conmigo.” Tina comentó.
“Correcto.”
Sonrieron la una a la otra. Bette se inclinó adentro y cepilló sus labios contra Tina.
“¿Entonces tu vuelo se retrasó, huh?”
“Sí, había una emergencia en la pista de despeque.”
“¿Una pequeña emergencia?”
“Si, ve, tenía a esta señora loca acosadora que intentó correr tras de mi avión. La cosa es que la pobre bajó y casi se mata por sus propios dos pies.” Bette dijo con una cara seria. “¡Bromeaba!” Estalló en risas cuando Tina la empujó en las costillas.
“Se suponía que ahora estaríamos conduciendo hacia la costa, buscando la playa perfecta. No jugando a la persecución en un aeropuerto.” Tina puso mala cara.
“Lo siento sobre eso.” Bette dio vuelta a seria otra vez y se disculpó por las promesas vacías que le hizo anoche.
“Porter yo.” Tina comenzó pero por otra parte paró, intentando cambiar sus pensamientos. Había planeado todo lo que le iba a decir – solamente que los acontecimientos locos de hoy la lanzaron a otra dinámica. “Necesito decirte algo.”
Detectando la vacilación en su voz, Bette cabeceó lentamente – animando a la rubia a continuar.
“Dios, éste no es el lugar en donde me imaginaba que estaríamos teniendo esta charla.” Continuó la rubia, mirando abajo sus pies. Tomó una respiración profunda antes de enfrentar la mirada de Bette una vez más. Era ahora o nunca. “Bebé, ¿hice la cosa correcta?” Susurró, su voz en peligro de fracturarse.
“¿Qué significa?”
“Eligiendo permanecer aquí y pidiendo que te vayas, ¿hice la cosa correcta?”
Bette estuvo reservada durante algún tiempo. ¿De qué se trataba todo esto? ¿Y por qué ahora? “Bebé yo. Lo hago. ¿Quisieras que permaneciera aquí?”
Tina sacudió su cabeza de lado a lado. “No, no lo hago.”
“¿Entonces qué?”
La rubia mordió su labio inferior para pararlo de temblar, sus ojos llenos de incertidumbre. “No sé, yo no estoy segura.” Parpadeando para secar las lágrimas, continuó. “He estado teniendo todas estas clases de sensaciones - sensaciones en conflicto con las que he estado luchando por semanas y semanas. He estado teniendo dudas, no estoy segura si elegí la cosa correcta.”
Bette tomó una respiración profunda. Su intuición siempre fue correcta. Debajo de la fachada, Tina luchaba consigo misma. “Bebé, ve con tu instinto, necesitas hacer lo que sientes que tienes razón. Elegir lo que te hará feliz.” Aconsejó a la rubia.
“¿Pero qué si la cosa que siento correcta no es la que me hará feliz?”
Bette cerró su boca, no podía pensar en cualquier cosa que decir a eso.
“Alicia dijo muchas cosas ayer que hicieron que pensara mucho.”
“¿Alicia?”
Tina cabeceó. “Me preguntó si podría vivir conmigo misma si te perdía porque elegí una escuela sobre ti.”
“¡¿Qué?! Eso nunca sucederá.” Bette sacudió su cabeza vehemente, encontrando la idea absurda.
“Nunca lo sabrás.” Tina dijo reservada. “Que me puso en otra barrena de cola. Y después de eso, pensé que quizá, yo quiera quizá ir a Ya-”
Bette colocó un dedo sobre los labios de Tina, silenciándola. “No. Ningun quizás...” Sacudió su cabeza. “Kennard, si no estás el cien por ciento segura sobre esto, no lo digas por favor. No alimentes mis esperanzas con algo que quizás no sucederá.” Susurró, sus ojos rogando... “Lo dijiste tu misma, todavía no sabes qué hacer.”
Las lágrimas imprudentes hicieron su aparición en la cara de Tina. Tan rápidamente como aparecieron, Bette las limpió. “Porter, lo siento tanto. Sé que mi indecisión es desesperante. Pensé realmente que estaba en paz con mi opción pero…”
“Shh.” Bette la interrumpió y tiró de la muchacha en un abrazo apretado. “Bastantes disculpas. Sé lo importante que es para ti asistir a la escuela de películas. ¿Sabes lo que pienso?”
“¿Qué?”
“Que es solo que estás sufriendo de ansiedad de separación.”
“¿Es eso lo que es?”
“Quizá.”
“¿Entonces piensas que saldrán estas dudas?”
“Por tu propia cordura y paz interior, espero que asi sea.”
-----
Alicia miraba a las amantes abrazarse vehementemente, deseando tener oídos bionicos. “Me pregunto de qué estarán hablando.”
“Yo igual.”
“Yo tres.” Sam suspiró.
“El suspenso me está matando. ¿Nos vamos a ir para Yale o no?” Shane preguntó.
“Cien dólares y digo que no vamos.”
“¿Cien dólares? Al barato. Lo levantaré a dos mil. Pienso que todavía vamos a New Haven.”
“Bueno, dos mil entonces. ¿Sam?”
“Estoy contigo Al. Shane lo siento.”
“Ningún problema.”
“Puesto que estamos apostando, cómo combaten esto, quinientos dólares y digo que harán algo caliente por cinco minutos enteros después.”
Shane sacó su cartera. “Digo siete minutos. Y estoy apostando mil.”
“¿Esas dos? Apuesto que podrían ir por diez minutos. Estoy llamando tu apuesta Shaney.” Sam siguió.
Alicia frotó ligeramente su barbilla, mirando la interacción en la distancia. “Seiscientos dólares y digo que Porter mete una mano o dos.”
“Otros seis a que Kennard hará lo mismo.” Shane declaró con confianza.
“Setecientos y digo que entrarán aquí y tendrán un faje dentro del avión.”
“Ooh, esa es buena Sammy.”
“Caramba, apostaré a éso también.”
-----
“¿Hey Porter?”
“¿Hmm?”
“Gracias.”
“¿Porqué?”
Tina sonrió en el abrazo. “Por todo. Creíste siempre en mí, pensaste siempre en mí y en mi bienestar. Me cuidaste y me amaste, incluso durante las épocas en que actuaba mal a propósito. Gracias.”
“No hay problema.” Bette sonrió y besó su mejilla cariñosamente.
“Y gracias por esto también.” Tina se separó del abrazo de la morena y pescó el objeto dentro de su bolsillo. Amplió su mano y abrió el puño, demostrando el collar de la eternidad que tenía en su palma.
Con una sonrisa, Bette miró su regalo y quitó sus manos de los límites de su bolsillo. Cautelosamente, como si sostuviera el mundo con sus dedos, lo tomó de la rubia. Caminó detrás de Tina y abrió el broche. “Sabes qué, pienso que estás en conflicto porque estás asustada. Pero tienes que entender que es aceptable tener miedo. Me asusta también.” Susurró al lado de su oído. “Solamente que estoy contigo en ésto, podemos estar asustadas juntas. Está bien, nosotras estaremos bien. Y este collar, espero te recordará que estaré siempre aquí. No importa lo que el futuro pueda traer, sigo siendo tuya.” Bette dijo mientras colocaba el collar alrededor del cuello delgado de Tina.
Tina frotó ligeramente el colgante con sus dedos. “¿Cuando conseguiste ser tan sabia?”
Bette rió suavemente. “No sé si soy sabia. Acabo de crecer mucho - tengo que agradecerte por eso, a propósito.”
“Lo hiciste tu misma.”
“Con tu ayuda.” Bette envolvió sus brazos alrededor de Tina y la abrazó por detrás. Enterró su nariz en el pelo rubio e inhaló profundamente. Aunque sabía que nunca olvidaría su olor, quería otra oportunidad de chamuscarla en su memoria. “¿Bebé?”
“¿Hmm?”
“¿No tuviste tiempo de bañarte, huh?”
Tina dio vuelta a una cortina muy agradable del rojo. Arrugó su nariz consciente, intentando olerse. “¿Huelo tremenda?”
Bette se rió entre dientes. “Nope. Apenas hueles como una persona que tuvo demasiado sexo.”
“¿Demasiado sexo-adiós?” La rubia se inclinó detrás contra Bette, su voz bromeaba.
“Sí, demasiado sexo-adión.” Ella besó la parte posterior de la cabeza de Tina.
“¿Porter?”
“¿Hmm?”
“No caigas enamorada de alguna otra mientras estamos separadas, ¿okay?”
Bette sonrió mientras volteaba suavemente a Tina para hacerle frente. “Hey,” susurró.
“Hey.” Tina susurró detrás, oyendo el golpe de su corazón dentro de su pecho.
Con el dorso de su mano, Bette acarició la mejilla de Tina. “¿Recuerdas lo que te dije antes? No hay nadie en este mundo que sea bastante bueno para mí, con excepción de ti. Los Porter tenemos mayores niveles, muy altos.” Sonrió arrogante, logrando un ceño fruncido falso de la rubia. “Y eres mi mitad de cada manera posible, mi igual y la mejor. Y te amo tanto, de las maneras que nunca podrás comprender. Kennard, eres la única mujer que amaré en mi vida. De aquí, ahora y por siempre, eres la única que mi corazón aprobará.” Bette dijo suavemente, sus ojos reflejaban la verdad y las emociones detrás de sus palabras.
“Eres tan cursi.” Tina estranguló un sollozo, su labio más bajo temblando mientras luchaba por sostener la mirada de Bette. La morena comenzaba a desaparecer ante sus ojos, su visión borrosa por las lágrimas. “Tu.” Tragó difícilmente. “¿Lo prometes?”
“Lo prometo.” Bette limpió las lágrimas de los ojos de Tina y los besó suavemente, probando el líquido salado. Inclinó la cara de Tina y se inclinó adentro para otro beso profundo y apasionado.
-----
Alicia echó un vistazo en su reloj. “Joder, coge a mi madre, están más allá de la marca de diez minutos.”
El piloto chilló. “¡Se los dije!” Hizo muecas en las muchachas.
“Sí, sí.” Las tres se quejaron cuando entregaron su efectivo al hombre victorioso.
“¿No deben subir para el aire?” Sam preguntó preocupada, volviendo su mirada a las dos muchachas que estaban ocupadas.
Shane rió. “¿Te preocupa que puedan caer desmayadas debido a la asfixia?”
“Tienen quizá papadas en sus cuellos.” Sam encogió los hombros.
“Ooh, ¡Bette capturó una! Miren como gané seiscientos dólares.” Alicia presumía.
Shane levantó un dedo. “¡Jodete! Las manos de Tina están por todo el culo de Bette. También gané seis.”
Sam suspiró y reclinó la barbilla en su mano. “Espero que tengan un faje pronto así podré ganar siete.”
“Energía y pensamientos positivos Sammy .” Alicia recordó a su amiga. Los miembros de 4F intercambiaron miradas cómplices. Alicia sonrió y despejó su garganta. “En uno, dos, tres.”
“¡Faje! ¡Faje! ¡Faje! ¡Faje!” Las tres cruzaron sus dedos y cantaron.
-----
“¿Oyes eso?” Tina preguntó entre los besos candentes.
“Los espectadores están agitados.”
“No es broma.” Mordiscó en el labio más bajo de Bette. “¿Entonces un faje?”
Bette hizo muecas. “¿Tu quieres?”
“¿Donde está el cuarto más cercano?”
“Servicio dentro del avión. ¿Sentir como acompañar al alto club de la milla?”
“Yo.” Tina aspiró en la lengua itinerante de Bette, saboreando su sabor. “.. no creo que pueda llamarse el alto club de la milla cuando todavía está en tierra el avión.”
“Mmm.” Bette gimió. “Buen punto.” Profundizó el beso y exprimió el culo de Tina. “¿Quieres tener sexo allí adentro de todos modos?”
“Si, por favor.”
“Tenemos que parar de besarnos entonces.”
“Pararé cuando tu pares.”
Bette gimió. “No puedo parar.”
“Yo igual.” Tina lloriqueó. Disfrutaba demasiado del beso.
“¿A la cuenta de tres?” Bette sugirió.
“Mm-hmm.”
“Okay. Uno,” sus lenguas se encontraron y bailaron alrededor de cada una. “Dos.” Sus labios se trabaron. “¡Y tres!” Todavía el besarse continuó. “Aww fuuuck.” Bette maldijo.
“Que es el plan.” Tina dijo con voz cansina.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Sólo esa chica
EPÍLOGO: Para arrancar la mala hierba
Cuatro meses más adelante.
DÍA UNO
No le sorprendió que terminaran aquí. En su cama, desnudas como el día en que nacieron. Todo a través de la cena, incluso con sus amigas allí y la cena imponente intentando mantenerlas separadas, las miradas sensuales y cargadas fueron intercambiadas entre las dos con tanta frecuencia que podían desaparecer muy bien en su propio pequeño universo. Eran apenas sutiles sobre su silenciosa, pero ardiente conversación. Se observaban desenfadadas delante de una audiencia que no era más una gran cosa para ambas. Atestiguando la exhibición tan a menudo como lo hacían, sus amigas se habían hecho inmunes a sus miradas de anhelo y no sentían la necesidad de bromear ya. Había perdido la novedad – para las otras, pero definitivamente no para la pareja.
La cena se había extendido mas de lo que ambas desearían, pero tan pronto como terminó y se despidieron, se encontraron corriendo hacia su coche en una tentativa impaciente de irse a casa. Y ahora estaban aquí en el apartamento viejo de Bette - libres de su ropa y besandose como si no hubiera ningún mañana. Sus manos vagaron el cuerpo de la otra de una manera hambrienta, casi animalista.
Después de que el duelo frenético de lenguas las hubiera rendido y jadearan por el aire, la exploración verdadera comenzó. Cepillando sus labios contra el cuello de Tina, Bette besó su camino a la clavícula de la muchacha - dejando rastros mojados en la piel color crema. Oyó un quejido gutural cuando mordió y aspiró en el pedazo jugoso de carne, el gusto de la piel de su novia aumentaba su despertar. Enardecida besó la marca que dejó en su cuello mientras sus manos ahuecaban los pechos de Tina. Sintiendo los pedazos sensibles endurecerse en la atención bajo su tacto, les dio un apretón ligero. De nuevo, otro sonido escapó de los labios de Tina. Bette sonrió, detectando que la rubia sabía que el oír sus quejidos la volvía siempre loca del deseo. Y usando esto a su ventaja, Tina no hacía nada por suprimir su gemido para estimular a Bette más lejos a la acción. Con una sonrisa traviesa, recompensó a Tina rodándo los endurecidos pezones entre sus dedos y apretándolos. Esta vez, sacó un gemido atractivo de la rubia.
Con Tina arrellanada debajo de ella, moviéndose y respirando difícilmente, Bette sabía que su novia le daba el control - confiando y permitiendo que ella dictara el compás de su danza sensual. Y de la manera en que Tina se miraba en este mismo momento, despeinada, relajada y caliente como el infierno – dios, le costó todo el autodominio dentro de Bette para abstenerse de hacer a la rubia aquí y ahora culminar con sus dedos. Y ella la tenía, pero sintió el impulso repentino de poner los frenos y tomar las cosas verdaderamente lentas.
Y el paso intermitente fue lo que acabo por hacer, para la sorpresa de Tina.
A través de sus ojos medio cerrados, la rubia miraba a su novia curiosa cuando Bette se arrastró y acarició su frente, cepillando los filamentos obstinados del pelo húmedo que habían caído sobre sus orbes pardos. Reservada, procedió a acariciar con el dorso de su mano la mejilla de Tina, sus ojos nunca saliendo de los de la mujer que tenía su corazón. Era un gesto dulce que hablaba volúmenes, aunque no fuera de la clase que Tina esperaba de Bette en este tiempo. En todos sus meses juntas como pareja, Bette nunca ha parado para hacer algo similar durante el calor del momento. En la altura de su despertar, la muchacha habría sido imparable en su deseo de devorarla inconscientemente. Normalmente, la trayectoria que ahora estaría tomando la dirigiría abajo hacia sus pechos o al punto de dolor entre sus piernas - no acariciando, y ciertamente haciendo todo menos mirar en sus ojos y acariciar su mejilla. Esa clase de cosa era esperada de Bette después del coito, de la Bette no caliente.
“Porter, qu-” comenzó pero por otra parte paró. Todas las palabras iniciales de protesta y de preocupación murieron en los labios de Tina. ¿Cómo podría incluso decirlas cuando Bette la miraba de esa forma? Con una mirada que se podría describir solamente como maravilla y temor infantiles - como la veía por primera vez y al mismo tiempo, como si mirara en ella por siempre.
“Me pregunto a menudo porqué.”
“¿Hmm?”
Bette remontó el esquema de la cara de Tina, su tacto así cepillaba apenas su piel. “Siempre que estás apenada o enojada, tus mejillas dan vuelta en este color rosáceo agradable - apenas como lo tienes encendido ahora. Pero durante los momentos íntimos me gusta ésto, no puedo explicarlo, pero algo parece diferente de alguna manera. Es agradable, como si brillaras intensamente.” Dijo con su voz apenas sobre un susurro. Encogió los hombros cuando vio la mirada curiosa en los ojos de Tina. “Solo me fascina, eso es todo.” Explicó con una mueca.
“Que es tan”
“¿Dulce?”
“Cursi.”
“Oh bien, intenté.” Bette hizo muecas.
“Tanto como amo lo observadora que eres, deja de atascarte Porter y sigue con el programa por favor.”
La risa de Bette sonó a través del cuarto. “Y me llamas impaciente.”
“Callate, estoy sintiendo todas las clases de desesperación. Ve, tengo este picor que realmente necesito que rasques.”
“¿Un picor? Sí, podría decir.”
“Bien ¿que vas a hacer sobre ellos?” Tina desafió, arqueando una ceja.
“¿Salvarte de tu miseria?” Bette sugirió con una mueca traviesa.
Tina dividió sus piernas, invitándome adentro. “Comienza a rascar.”
“Mi placer.”
Bette besó su camino abajo del cuerpo de la rubia, terminando su viaje con su cabeza entre un par de muslos entonados.
Se lamió los labios en la anticipación. Todos los besos suaves y duros, todas las caricias firmes y ardientes, quemantes, todo el foreplay frenético y prolongado, y toda la tomadura de pelo torturante eran lo principal e iban en aumento hasta este momento. Eso era todo. Cerró los ojos y permitió que el olor de Tina le sobrecargara los sentidos. Con abandono imprudente, se inclinó adentro y dividió los labios húmedos con sus dedos. El calor líquido reluciente ante ella puso una sonrisa boba engreída en su cara. Joder, estaba mojada y goteando. Y ésto era todo para ella.
Lanzó su lengua fuera de su boca, ansiosa por probar el dulzor que su cuerpo anhelaba. Y en el momento en que estaba a punto de entrar.
El despertador resonó.
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Y la sacaron de sus sueños y fue traida de golpe de nuevo a la tierra de los sentidos con una fuerza que condujo su cabeza derecho contra el cabecero.
“¡Ow mierda!”
Según lo esperado, una corriente constante de lenguaje colorido dejó sus labios, saludando el nuevo día con su dureza sin restricción.
En el soporte de la noche, el despertador de su compañera de cuarto continuó sonando - dichosamente inconsciente de su destino mórbido. Desafortunadamente, según lo probado por sus precursores quebrados, los pisos alfombrados no podían salvarlo de la vida. Y el pobre reloj descubrió sobre esto de una manera dura - cuando salió de la pared velozmente y conectó con el piso con un desplome rotundo. Tirado, en cientos de pedazos, con sus interiores de fuera para que todo el mundo lo viera.
“Jesús Tina.” Su compañera de cuarto masculló desde su propia cama.
“Lo siento. Te conseguiré uno nuevo.” Contestó soñolienta.
Tina no sabía cuándo comenzó, pero desarrolló repentinamente una aversión para los despertadores. Probablemente influencia de Bette. Suspiró indiferente mientras rodaba encima y enterraba su cabeza debajo de su almohadilla. Tenía que ocultarse, el sol de la mañana miraba a escondidas a través de sus cortinas y taladraba un agujero en sus párpados. Fuera de hábito, amplió un brazo y lo cubrió sobre el lado de la cama donde su amante se acostaba generalmente. Desorientada, un ceño fruncido se arrastró a través de sus facciones cuando sintió el vacío al lado de ella. Como un chorro de agua helada, la ausencia de calor la sacudió a un estado de despertar completo.
¿Dónde está Por-? Comenzó a preguntarse pero por otra parte paró.
Entonces la golpeó.
Y cuando filtró la realidad, lo hizo entonces la tristeza.
Bette estaba en Yale.
Y ella, estaba. aquí. En USC. Uno pensaría que después de todos estos meses, ella se acostumbraría a despertar sola. Pero no podía. ¿Cómo podría hacerlo? Cuando has experimentado la vida con el amor de tu vida, ¿te acostumbrarías algún día a despertar sin ella en tu cama?
Tina gimió mientras lanzaba la almohadilla de su cabeza y rodó hacia atrás. Los minutos pasaron mientras se acostaba allí – silenciosamente, mirando fijamente el techo, su cuerpo rígido y su cara mortalmente seria. Necesitaba arreglarse para su clase de cine, se recordó. Pero en vez de levantarse, permanecía en cama.
Era apenas otro día - otro día largo que tendría que aguantar.
Ella consiguió buenas notas, hizo porciones de amigos,gozaba de la escuela. Pero se preguntaba a menudo. ¿Cuándo la vida se convirtió en tal fricción?
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DÍA DOS
“¡Hola cariño!”
“Papá.” Tina sonrió, remetiendo su teléfono móvil entre su barbilla mientras se sentaba en la cama - atando sus cordones. “¿Cómo estás?”
“Estoy bien. He ganado algunas libras más otra vez.”
“¿Qué? ¿Cómo?”
“Conocí este lugar donde puedes comer toda la comida fría que se te antoje desde el lunes. Te estoy diciendo que, debes conocer el nuevo lugar de pizzas cerca del viñedo. La mejor pizza de queso de la ciudad. Te voy a llevar allí alguna vez.” Ken dijo entusiasmado.
Tina se rió entre dientes ante el entusiasmo de su padre. “Tomalo con calma papá. Puede ser que no te reconozca cuando vuelva a casa.”
“Sí, sí. Pero vives solamente una vez, mejor disfruta de las buenas cosas mientras vivas. Espera, hablando de hogar, ¿cuándo vas a venir a visitar a tu viejo? Han pasado semanas desde la última vez que te vi, jovencita. No es como si vivimos en diversos estados.”
“Intentaré caer este fin de semana. Lo siento papá, las cosas han estado realmente locas últimamente.”
“Apuesto que si.” Ken suspiró. “Espera un minuto, ¿cómo está Bette?”
“Ella está muy bien. Ocupada también. Muy ocupada.” Tina murmuró, intentando enmascarar la tristeza en su voz. Algo que su padre pescó fácilmente.
Detectando que era un asunto sensible, el Kennard más viejo viró lejos de él. “Entonces uh, ¿cómo están las cosas en la escuela?” preguntó.
“Las cosas son. bueno. Son buenas.” Tina dijo lentamente. No grande, sino buenas.
“Que es agradable de oír.” Ken sonrió.
Tina se levantó cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta de su dormitorio. Abriendo la puerta, miró a escondidas hacia fuera y vio a sus dos amigos Sally y Gabe que se colocaban allí, agitando en ella.
“Uh, ¿papá?” Tina levantó un dedo y articuló “un minuto” a sus amigos. “Necesito irme. Tengo que llegar a la clase.”
“Oh, está bien. Pero cariño, uh, solo una pequeña pregunta antes de que te deje ir.”
“Lanzala.” Tina dijo mientras agarraba sus libros y caminaba a la salida para alcanzar a sus amigos.
Ken tomó una respiración profunda. Esta pregunta había estado flotando dentro de su cerebro desde la última visita de Tina. Era también la razón de su llamada de teléfono improvisada. Estaba preocupado, y sentía que no estaba sin base. Algo estaba pasando con su hija. “¿Eres feliz?”
“Yo.” Tina comenzó. Cerró los ojos y dejó salir una respiración enorme. “Yo. Me tengo que ir papá. Lo siento. Te llamaré más adelante, ¿De acuerdo?”
Y colgó posteriormente.
Dentro de su oficina, Ken suspiró. Sí, definitivamente estaba en lo correcto.
-----
DÍA TRES.
“¿Está de acuerdo, Srta. Kennard?”
“Sí señor.” Tina sonrió y cabeceó.
El profesor le dio una mirada aprobatoria antes de trasladarse al estudiante siguiente, preguntando su opinión acerca de la declaración que había anotado en el pizarrón - una cotización sobre los fundamentos en los guiones.
Dicen que él había trabajado con un guionista –pez gordo- de Hollywood un día. Tina tuvo que convenir que él tenía cierto talento. Ella leyó sus trabajos previos en el archivo - y eran absolutamente sorprendentes. ¿Porqué eligió pegarse a tiempo completo en la academia y no escribir? Se preguntaba la rubia. Si ella tuviera su habilidad, estaría fuera golpeando duramente a sus competidores y ganando premio tras premio. Pero por la razón que fuera, estaba agradecida de que decidiera enseñar en vez de lo otro. De todas las materias principales que tenía actualmente, esa clase era su favorita.
Podía todavía recordar lo desconcertada que estaba cuando se sentó por primera vez en la clase y oyó a su profesor hablar. Lo extraña que se sentía cuando oyó su voz rasposa hasta el final en la parte posterior del cuarto. Lo escuchó sin interrupciones - sin alguien susurrando en su oído, ahogándo su voz. Teniendo a Bette como su compañera de asiento durante la ultima tercera parte de su último año en High School, había olvidado cómo era escuchar y prestar su atención completa a una conferencia.
Una sonrisa anhelante tiró en la esquina de sus labios cuando sus pensamientos fueron de nuevo a Bette como lo hacían siempre. Se preguntaba lo diferente que sería si ella ahora estuviera aquí con ella - jugando, distrayéndola. Y apenas como siempre, la morena habladora y pertinaz estaría centrando toda su atención en ella - como si fueran las únicas en el cuarto - ningún profesor, ningún compañero de clase. Ella realmente debía ser dotada para conseguir esas clases de notas cuando nunca prestaba mucha atención en clase.
Tina suspiró, y con eso, su burbuja feliz explotó y su humor se agrió de nuevo.
Dios, la extraño tanto.
Y nunca había un día que pasara que ella no deseara que Bette estuviera aquí. O que ella estuviera allí con ella en Yale.
Después de otra hora de discusión, el profesor dio por terminado el día y despidió la clase. Sentándose por la puerta, Tina agarró sus cosas e hizo una salida rápida, sin incluso incomodarse en decir adiós o esperar a sus amigos. Necesitaba el aire. Y espacio. Porciones de eso. Se sentía sofocada aquí adentro. Demasiados pensamientos Porter-céntricos, un sitio demasiado pequeño para respirar.
Caminando fuera del edificio, fue derecho a uno de los bancos de madera vacantes. Frotó sus sienes en un esfuerzo por calmar su cabeza que palpitaba. ¿Qué sucedía con ella últimamente? Esto no es lo que se imaginaba que serían sus días de estudiante de primer año. Diario era como otra batalla - era como si sus miedos más profundos se hicieran realidad.
¿Eres feliz?
Era una pregunta simple. Ella habría podido contestarle con un sí o un No. ¿Pero porqué no lo hizo? ¿Porqué era la pregunta tan dura de pensar y dolorosa de procesar?
Estaba perdida en sus pensamientos cuando un cuerpo cayó abajo al lado de ella.
“¡Kennard!” La persona exclamó, sacudiéndola de su ensueño.
“Tina.” Corrigió a Gabe, a su compañero de clase de animación 101 y amigo, con una sonrisa apretada. ¿Cuántas veces le había recordado que la llamara por su nombre?Pienso que he perdido la cuenta, musitó.
Según lo esperado, no hizo caso de su recordatorio y comenzó a hablar, una mueca infantil amplia en su lugar. “Vamos a ir a la cabina de sonidos en una hora. ¿Recuerdas a Jeff?”
“¿El estudiante de graduación que hizo esos anuncios publicitarios animados?”
“Sí, aquél. Sally dijo que él buscaba un par de ayudantes para su último proyecto de cortometraje. Ninguna paga por supuesto pero apuesto que va a ser una ráfaga. ¿Estás adentro, Kennard?” Le preguntó, aguardando con impaciencia su respuesta.
Tina luchó contra el impulso de rodar sus ojos y gimió. Dios, ¿porqué insistía en llamarla por su apellido? No es que le importara realmente, puesto que ahora estaba bastante acostumbrada a él, pero escucharlo de gente como él la hacía sentir tan. deprimida. De alguna manera,se siente incorrecto cuando lo oye de alguien diferente. Es su cosa, ¿saben? Porter y Kennard, Kennard y.
Otro suspiro se escapó de sus labios mientras frotaba su cara con sus manos. “Gracias por tomarme en cuenta, pero pienso que tendré que pasar.” Ella le da una sonrisa apenada mientras se levanta y recolecta sus cosas del banco.
“¡Oh vamos!” Dijo incrédulo, sorprendido obviamente de que la rubia hubiera rechazado la oportunidad de ensuchar al estudiante de primer año dentro de la cabina sagrada de sonidos. “¿Seriamente vas a dejar pasar esto? En nuestra oportunidad de experimentar lo que se siente al estar en una producción - VERDADERA.”
“Sabes que lo amaría pero…” Tina lanzó su morral sobre su hombro mientras caminaba al revés hacia DeeDee en la distancia. “Tengo planes.”
“¿Sí?” Él amartilla una ceja en ella. “¿Qué planes?”
“Cyber cita con Bette.”
Una sonrisa enorme honró sus labios. “¿Piensas que ella aparecerá esta vez?” Dobló sus brazos escuálidos a través de su pecho.
Ouch. Tina retrocedió perspicaz. Qué manera de golpearme con el pie en la tripa Gabe.
“Ella. Ella me prometió.” Dijo a través de los dientes apretados.
“Sí. coooorecto.” Dijo lentamente, sonando totalmente escéptico. En vez de parar allí e intentar ser un amigo sensible, decide ir abajo de la ruta falta de tacto y vertir un poco de sal en la herida muy fresca. “¿Ella también no te prometió eso ayer? Y el día antes que?”
De acuerdo, ahora fue un golpe maravilloso directamente al cuerpo. Tina lo sentía - el golpe y las réplicas sísmicas sucesivas.
“Ella estaba ocupada.” Frunció el ceño, sintiendo el arrastre del calor para arriba de su cuello a sus mejillas. ¿Necesitaba realmente defender a su novia de este individuo? Él la conoce apenas - bien, aparte de sus historias y las propagandas ocasionales sobre ella en diarios sensacionalistas. Bette no había acudido a sus citas por msn a propósito. Porter tenía una excusa perfectamente sana y sólida. Proyectos, informes y pruebas ¡quería golpear su culo con el pie!
“Hmm.” Gabe cabeceó y encogió los hombros, escéptico como nunca. Cepilló sus manos de sus pantalones vaqueros hechos andrajos hasta sus pies. “Bueno, hazlo como quieras pero por favor. En caso de que cambies tu mente y decidas aprender un poco de actuacion en vez de mirar fijamente en una pantalla de ordenador vacía durante toda la noche, sabes dónde encontrarnos.” Él se va y levanta su mano para dar una onda leve de adiós.
Tina cerró los ojos y contó a diez, queriendo contener las lágrimas que pugnaban por salir. Grande, suspiró, su amigo poco considerado acababa de hacer que se sintiera como la mierda. Y a pesar de la sensación de soledad esta mañana, de tener un ataque de pánico de menor importancia durante almuerzo y que extrañaba a Bette esta tarde - ella tenía realmente un buen día.
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Bette_Porter ha iniciado sesión
Tina_Kennard: Heeeey. Llegaste.
Bette_Porter: Te prometí que. Lo siento realmente por estos últimos días bebé.
Tina_Kennard: Está bien, entiendo. ¿Lograste hacerlo?
Bette_Porter: Yep. Estuve en eso toda la noche.
Tina_Kennard: ¿Descansaste un poco?
Bette_Porter: No todavía, pero estaré bien. Me estoy acostumbrando a conseguir poco o nada de sueño aquí adentro. Hablando de descanso, ¿te encuentras bien? Pareces cansada.Tina sonrió con fatiga. Incluso la webcam no podía ocultar su fatiga.
Tina_Kennard: Estoy muy bien. Acabo de tener un día malo.
Bette_Porter: Aww. ¿Cualquier cosa que pueda hacer para hacerte sentir mejor?
Tina_Kennard: Un envase entero de helado más un abrazo y un beso de ti sería agradable.
Bette_Porter: ¿Eso es todo?
Tina_Kennard: Sí, eso es todo.
Bette_Porter: Okay.
Tina_Kennard: ¿Okay?
Bette_Porter: Estoy en camino.
Los ojos de Tina fueron de par en par. Tuvo que releer eso otra vez.
Tina_Kennard: ¿Hablas en serio? ¡Solo bromeaba!
Bette_Porter: No, estoy bien. Volaré tan pronto como pueda. Mejor envia a tu compañera de cuarto a otro lado para la noche Kennard ;)
Tina_Kennard: ¿Pero no tienes que prepararte para una presentación mañana?
Bette_Porter: Podría hacerlo por la tarde. Te lo dije antes, tu eres primero. Siempre que me necesites dejaré todo por ti.
Tina_Kennard: Pero bebé.
Bette_Porter: Ningun pero. ¿Qué sabor quieres, Chunky Monkey o New York Super Fudge?
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Seis horas más adelante. 11:14 P.M., PST.
Oyendo un golpe suave, Tina saltó de la cama y abrió la puerta. No pudo evitar el chillido que salió de sus labios cuando vio a su Bette parada allí - usando una camiseta de Yale y una mueca amplia en su cara. Había pasado mucho tiempo desde su último encuentro - tres semanas y cuatro días para ser exactos. Se sentía surrealista tener a la persona que atormentaba sus sueños conscientes e inconscientes parada ante ella. Pero de una manera muy grande, también se sentía correcto.
“Tu helado.” Bette levantó el envase de helado B&J's Chunky Monkey. “Tu abrazo.” Atrapó a Tina entre sus brazos y la detuvo cerca. “Y tu beso.” Susurró, antes de inclinarse adentro y capturara los labios de la rubia en los suyos.
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“¿Te sientes mejor?” Bette preguntó algunas horas más adelante mientras descansaban en cama, sosteniendose una a la otra.
Tina abrazó más cerca a la morena, feliz de estar en la seguridad y el calor de su abrazo. “No tienes ninguna idea.”
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Cuatro meses más adelante.
DÍA UNO
No le sorprendió que terminaran aquí. En su cama, desnudas como el día en que nacieron. Todo a través de la cena, incluso con sus amigas allí y la cena imponente intentando mantenerlas separadas, las miradas sensuales y cargadas fueron intercambiadas entre las dos con tanta frecuencia que podían desaparecer muy bien en su propio pequeño universo. Eran apenas sutiles sobre su silenciosa, pero ardiente conversación. Se observaban desenfadadas delante de una audiencia que no era más una gran cosa para ambas. Atestiguando la exhibición tan a menudo como lo hacían, sus amigas se habían hecho inmunes a sus miradas de anhelo y no sentían la necesidad de bromear ya. Había perdido la novedad – para las otras, pero definitivamente no para la pareja.
La cena se había extendido mas de lo que ambas desearían, pero tan pronto como terminó y se despidieron, se encontraron corriendo hacia su coche en una tentativa impaciente de irse a casa. Y ahora estaban aquí en el apartamento viejo de Bette - libres de su ropa y besandose como si no hubiera ningún mañana. Sus manos vagaron el cuerpo de la otra de una manera hambrienta, casi animalista.
Después de que el duelo frenético de lenguas las hubiera rendido y jadearan por el aire, la exploración verdadera comenzó. Cepillando sus labios contra el cuello de Tina, Bette besó su camino a la clavícula de la muchacha - dejando rastros mojados en la piel color crema. Oyó un quejido gutural cuando mordió y aspiró en el pedazo jugoso de carne, el gusto de la piel de su novia aumentaba su despertar. Enardecida besó la marca que dejó en su cuello mientras sus manos ahuecaban los pechos de Tina. Sintiendo los pedazos sensibles endurecerse en la atención bajo su tacto, les dio un apretón ligero. De nuevo, otro sonido escapó de los labios de Tina. Bette sonrió, detectando que la rubia sabía que el oír sus quejidos la volvía siempre loca del deseo. Y usando esto a su ventaja, Tina no hacía nada por suprimir su gemido para estimular a Bette más lejos a la acción. Con una sonrisa traviesa, recompensó a Tina rodándo los endurecidos pezones entre sus dedos y apretándolos. Esta vez, sacó un gemido atractivo de la rubia.
Con Tina arrellanada debajo de ella, moviéndose y respirando difícilmente, Bette sabía que su novia le daba el control - confiando y permitiendo que ella dictara el compás de su danza sensual. Y de la manera en que Tina se miraba en este mismo momento, despeinada, relajada y caliente como el infierno – dios, le costó todo el autodominio dentro de Bette para abstenerse de hacer a la rubia aquí y ahora culminar con sus dedos. Y ella la tenía, pero sintió el impulso repentino de poner los frenos y tomar las cosas verdaderamente lentas.
Y el paso intermitente fue lo que acabo por hacer, para la sorpresa de Tina.
A través de sus ojos medio cerrados, la rubia miraba a su novia curiosa cuando Bette se arrastró y acarició su frente, cepillando los filamentos obstinados del pelo húmedo que habían caído sobre sus orbes pardos. Reservada, procedió a acariciar con el dorso de su mano la mejilla de Tina, sus ojos nunca saliendo de los de la mujer que tenía su corazón. Era un gesto dulce que hablaba volúmenes, aunque no fuera de la clase que Tina esperaba de Bette en este tiempo. En todos sus meses juntas como pareja, Bette nunca ha parado para hacer algo similar durante el calor del momento. En la altura de su despertar, la muchacha habría sido imparable en su deseo de devorarla inconscientemente. Normalmente, la trayectoria que ahora estaría tomando la dirigiría abajo hacia sus pechos o al punto de dolor entre sus piernas - no acariciando, y ciertamente haciendo todo menos mirar en sus ojos y acariciar su mejilla. Esa clase de cosa era esperada de Bette después del coito, de la Bette no caliente.
“Porter, qu-” comenzó pero por otra parte paró. Todas las palabras iniciales de protesta y de preocupación murieron en los labios de Tina. ¿Cómo podría incluso decirlas cuando Bette la miraba de esa forma? Con una mirada que se podría describir solamente como maravilla y temor infantiles - como la veía por primera vez y al mismo tiempo, como si mirara en ella por siempre.
“Me pregunto a menudo porqué.”
“¿Hmm?”
Bette remontó el esquema de la cara de Tina, su tacto así cepillaba apenas su piel. “Siempre que estás apenada o enojada, tus mejillas dan vuelta en este color rosáceo agradable - apenas como lo tienes encendido ahora. Pero durante los momentos íntimos me gusta ésto, no puedo explicarlo, pero algo parece diferente de alguna manera. Es agradable, como si brillaras intensamente.” Dijo con su voz apenas sobre un susurro. Encogió los hombros cuando vio la mirada curiosa en los ojos de Tina. “Solo me fascina, eso es todo.” Explicó con una mueca.
“Que es tan”
“¿Dulce?”
“Cursi.”
“Oh bien, intenté.” Bette hizo muecas.
“Tanto como amo lo observadora que eres, deja de atascarte Porter y sigue con el programa por favor.”
La risa de Bette sonó a través del cuarto. “Y me llamas impaciente.”
“Callate, estoy sintiendo todas las clases de desesperación. Ve, tengo este picor que realmente necesito que rasques.”
“¿Un picor? Sí, podría decir.”
“Bien ¿que vas a hacer sobre ellos?” Tina desafió, arqueando una ceja.
“¿Salvarte de tu miseria?” Bette sugirió con una mueca traviesa.
Tina dividió sus piernas, invitándome adentro. “Comienza a rascar.”
“Mi placer.”
Bette besó su camino abajo del cuerpo de la rubia, terminando su viaje con su cabeza entre un par de muslos entonados.
Se lamió los labios en la anticipación. Todos los besos suaves y duros, todas las caricias firmes y ardientes, quemantes, todo el foreplay frenético y prolongado, y toda la tomadura de pelo torturante eran lo principal e iban en aumento hasta este momento. Eso era todo. Cerró los ojos y permitió que el olor de Tina le sobrecargara los sentidos. Con abandono imprudente, se inclinó adentro y dividió los labios húmedos con sus dedos. El calor líquido reluciente ante ella puso una sonrisa boba engreída en su cara. Joder, estaba mojada y goteando. Y ésto era todo para ella.
Lanzó su lengua fuera de su boca, ansiosa por probar el dulzor que su cuerpo anhelaba. Y en el momento en que estaba a punto de entrar.
El despertador resonó.
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Y la sacaron de sus sueños y fue traida de golpe de nuevo a la tierra de los sentidos con una fuerza que condujo su cabeza derecho contra el cabecero.
“¡Ow mierda!”
Según lo esperado, una corriente constante de lenguaje colorido dejó sus labios, saludando el nuevo día con su dureza sin restricción.
En el soporte de la noche, el despertador de su compañera de cuarto continuó sonando - dichosamente inconsciente de su destino mórbido. Desafortunadamente, según lo probado por sus precursores quebrados, los pisos alfombrados no podían salvarlo de la vida. Y el pobre reloj descubrió sobre esto de una manera dura - cuando salió de la pared velozmente y conectó con el piso con un desplome rotundo. Tirado, en cientos de pedazos, con sus interiores de fuera para que todo el mundo lo viera.
“Jesús Tina.” Su compañera de cuarto masculló desde su propia cama.
“Lo siento. Te conseguiré uno nuevo.” Contestó soñolienta.
Tina no sabía cuándo comenzó, pero desarrolló repentinamente una aversión para los despertadores. Probablemente influencia de Bette. Suspiró indiferente mientras rodaba encima y enterraba su cabeza debajo de su almohadilla. Tenía que ocultarse, el sol de la mañana miraba a escondidas a través de sus cortinas y taladraba un agujero en sus párpados. Fuera de hábito, amplió un brazo y lo cubrió sobre el lado de la cama donde su amante se acostaba generalmente. Desorientada, un ceño fruncido se arrastró a través de sus facciones cuando sintió el vacío al lado de ella. Como un chorro de agua helada, la ausencia de calor la sacudió a un estado de despertar completo.
¿Dónde está Por-? Comenzó a preguntarse pero por otra parte paró.
Entonces la golpeó.
Y cuando filtró la realidad, lo hizo entonces la tristeza.
Bette estaba en Yale.
Y ella, estaba. aquí. En USC. Uno pensaría que después de todos estos meses, ella se acostumbraría a despertar sola. Pero no podía. ¿Cómo podría hacerlo? Cuando has experimentado la vida con el amor de tu vida, ¿te acostumbrarías algún día a despertar sin ella en tu cama?
Tina gimió mientras lanzaba la almohadilla de su cabeza y rodó hacia atrás. Los minutos pasaron mientras se acostaba allí – silenciosamente, mirando fijamente el techo, su cuerpo rígido y su cara mortalmente seria. Necesitaba arreglarse para su clase de cine, se recordó. Pero en vez de levantarse, permanecía en cama.
Era apenas otro día - otro día largo que tendría que aguantar.
Ella consiguió buenas notas, hizo porciones de amigos,gozaba de la escuela. Pero se preguntaba a menudo. ¿Cuándo la vida se convirtió en tal fricción?
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DÍA DOS
“¡Hola cariño!”
“Papá.” Tina sonrió, remetiendo su teléfono móvil entre su barbilla mientras se sentaba en la cama - atando sus cordones. “¿Cómo estás?”
“Estoy bien. He ganado algunas libras más otra vez.”
“¿Qué? ¿Cómo?”
“Conocí este lugar donde puedes comer toda la comida fría que se te antoje desde el lunes. Te estoy diciendo que, debes conocer el nuevo lugar de pizzas cerca del viñedo. La mejor pizza de queso de la ciudad. Te voy a llevar allí alguna vez.” Ken dijo entusiasmado.
Tina se rió entre dientes ante el entusiasmo de su padre. “Tomalo con calma papá. Puede ser que no te reconozca cuando vuelva a casa.”
“Sí, sí. Pero vives solamente una vez, mejor disfruta de las buenas cosas mientras vivas. Espera, hablando de hogar, ¿cuándo vas a venir a visitar a tu viejo? Han pasado semanas desde la última vez que te vi, jovencita. No es como si vivimos en diversos estados.”
“Intentaré caer este fin de semana. Lo siento papá, las cosas han estado realmente locas últimamente.”
“Apuesto que si.” Ken suspiró. “Espera un minuto, ¿cómo está Bette?”
“Ella está muy bien. Ocupada también. Muy ocupada.” Tina murmuró, intentando enmascarar la tristeza en su voz. Algo que su padre pescó fácilmente.
Detectando que era un asunto sensible, el Kennard más viejo viró lejos de él. “Entonces uh, ¿cómo están las cosas en la escuela?” preguntó.
“Las cosas son. bueno. Son buenas.” Tina dijo lentamente. No grande, sino buenas.
“Que es agradable de oír.” Ken sonrió.
Tina se levantó cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta de su dormitorio. Abriendo la puerta, miró a escondidas hacia fuera y vio a sus dos amigos Sally y Gabe que se colocaban allí, agitando en ella.
“Uh, ¿papá?” Tina levantó un dedo y articuló “un minuto” a sus amigos. “Necesito irme. Tengo que llegar a la clase.”
“Oh, está bien. Pero cariño, uh, solo una pequeña pregunta antes de que te deje ir.”
“Lanzala.” Tina dijo mientras agarraba sus libros y caminaba a la salida para alcanzar a sus amigos.
Ken tomó una respiración profunda. Esta pregunta había estado flotando dentro de su cerebro desde la última visita de Tina. Era también la razón de su llamada de teléfono improvisada. Estaba preocupado, y sentía que no estaba sin base. Algo estaba pasando con su hija. “¿Eres feliz?”
“Yo.” Tina comenzó. Cerró los ojos y dejó salir una respiración enorme. “Yo. Me tengo que ir papá. Lo siento. Te llamaré más adelante, ¿De acuerdo?”
Y colgó posteriormente.
Dentro de su oficina, Ken suspiró. Sí, definitivamente estaba en lo correcto.
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DÍA TRES.
“¿Está de acuerdo, Srta. Kennard?”
“Sí señor.” Tina sonrió y cabeceó.
El profesor le dio una mirada aprobatoria antes de trasladarse al estudiante siguiente, preguntando su opinión acerca de la declaración que había anotado en el pizarrón - una cotización sobre los fundamentos en los guiones.
Dicen que él había trabajado con un guionista –pez gordo- de Hollywood un día. Tina tuvo que convenir que él tenía cierto talento. Ella leyó sus trabajos previos en el archivo - y eran absolutamente sorprendentes. ¿Porqué eligió pegarse a tiempo completo en la academia y no escribir? Se preguntaba la rubia. Si ella tuviera su habilidad, estaría fuera golpeando duramente a sus competidores y ganando premio tras premio. Pero por la razón que fuera, estaba agradecida de que decidiera enseñar en vez de lo otro. De todas las materias principales que tenía actualmente, esa clase era su favorita.
Podía todavía recordar lo desconcertada que estaba cuando se sentó por primera vez en la clase y oyó a su profesor hablar. Lo extraña que se sentía cuando oyó su voz rasposa hasta el final en la parte posterior del cuarto. Lo escuchó sin interrupciones - sin alguien susurrando en su oído, ahogándo su voz. Teniendo a Bette como su compañera de asiento durante la ultima tercera parte de su último año en High School, había olvidado cómo era escuchar y prestar su atención completa a una conferencia.
Una sonrisa anhelante tiró en la esquina de sus labios cuando sus pensamientos fueron de nuevo a Bette como lo hacían siempre. Se preguntaba lo diferente que sería si ella ahora estuviera aquí con ella - jugando, distrayéndola. Y apenas como siempre, la morena habladora y pertinaz estaría centrando toda su atención en ella - como si fueran las únicas en el cuarto - ningún profesor, ningún compañero de clase. Ella realmente debía ser dotada para conseguir esas clases de notas cuando nunca prestaba mucha atención en clase.
Tina suspiró, y con eso, su burbuja feliz explotó y su humor se agrió de nuevo.
Dios, la extraño tanto.
Y nunca había un día que pasara que ella no deseara que Bette estuviera aquí. O que ella estuviera allí con ella en Yale.
Después de otra hora de discusión, el profesor dio por terminado el día y despidió la clase. Sentándose por la puerta, Tina agarró sus cosas e hizo una salida rápida, sin incluso incomodarse en decir adiós o esperar a sus amigos. Necesitaba el aire. Y espacio. Porciones de eso. Se sentía sofocada aquí adentro. Demasiados pensamientos Porter-céntricos, un sitio demasiado pequeño para respirar.
Caminando fuera del edificio, fue derecho a uno de los bancos de madera vacantes. Frotó sus sienes en un esfuerzo por calmar su cabeza que palpitaba. ¿Qué sucedía con ella últimamente? Esto no es lo que se imaginaba que serían sus días de estudiante de primer año. Diario era como otra batalla - era como si sus miedos más profundos se hicieran realidad.
¿Eres feliz?
Era una pregunta simple. Ella habría podido contestarle con un sí o un No. ¿Pero porqué no lo hizo? ¿Porqué era la pregunta tan dura de pensar y dolorosa de procesar?
Estaba perdida en sus pensamientos cuando un cuerpo cayó abajo al lado de ella.
“¡Kennard!” La persona exclamó, sacudiéndola de su ensueño.
“Tina.” Corrigió a Gabe, a su compañero de clase de animación 101 y amigo, con una sonrisa apretada. ¿Cuántas veces le había recordado que la llamara por su nombre?Pienso que he perdido la cuenta, musitó.
Según lo esperado, no hizo caso de su recordatorio y comenzó a hablar, una mueca infantil amplia en su lugar. “Vamos a ir a la cabina de sonidos en una hora. ¿Recuerdas a Jeff?”
“¿El estudiante de graduación que hizo esos anuncios publicitarios animados?”
“Sí, aquél. Sally dijo que él buscaba un par de ayudantes para su último proyecto de cortometraje. Ninguna paga por supuesto pero apuesto que va a ser una ráfaga. ¿Estás adentro, Kennard?” Le preguntó, aguardando con impaciencia su respuesta.
Tina luchó contra el impulso de rodar sus ojos y gimió. Dios, ¿porqué insistía en llamarla por su apellido? No es que le importara realmente, puesto que ahora estaba bastante acostumbrada a él, pero escucharlo de gente como él la hacía sentir tan. deprimida. De alguna manera,se siente incorrecto cuando lo oye de alguien diferente. Es su cosa, ¿saben? Porter y Kennard, Kennard y.
Otro suspiro se escapó de sus labios mientras frotaba su cara con sus manos. “Gracias por tomarme en cuenta, pero pienso que tendré que pasar.” Ella le da una sonrisa apenada mientras se levanta y recolecta sus cosas del banco.
“¡Oh vamos!” Dijo incrédulo, sorprendido obviamente de que la rubia hubiera rechazado la oportunidad de ensuchar al estudiante de primer año dentro de la cabina sagrada de sonidos. “¿Seriamente vas a dejar pasar esto? En nuestra oportunidad de experimentar lo que se siente al estar en una producción - VERDADERA.”
“Sabes que lo amaría pero…” Tina lanzó su morral sobre su hombro mientras caminaba al revés hacia DeeDee en la distancia. “Tengo planes.”
“¿Sí?” Él amartilla una ceja en ella. “¿Qué planes?”
“Cyber cita con Bette.”
Una sonrisa enorme honró sus labios. “¿Piensas que ella aparecerá esta vez?” Dobló sus brazos escuálidos a través de su pecho.
Ouch. Tina retrocedió perspicaz. Qué manera de golpearme con el pie en la tripa Gabe.
“Ella. Ella me prometió.” Dijo a través de los dientes apretados.
“Sí. coooorecto.” Dijo lentamente, sonando totalmente escéptico. En vez de parar allí e intentar ser un amigo sensible, decide ir abajo de la ruta falta de tacto y vertir un poco de sal en la herida muy fresca. “¿Ella también no te prometió eso ayer? Y el día antes que?”
De acuerdo, ahora fue un golpe maravilloso directamente al cuerpo. Tina lo sentía - el golpe y las réplicas sísmicas sucesivas.
“Ella estaba ocupada.” Frunció el ceño, sintiendo el arrastre del calor para arriba de su cuello a sus mejillas. ¿Necesitaba realmente defender a su novia de este individuo? Él la conoce apenas - bien, aparte de sus historias y las propagandas ocasionales sobre ella en diarios sensacionalistas. Bette no había acudido a sus citas por msn a propósito. Porter tenía una excusa perfectamente sana y sólida. Proyectos, informes y pruebas ¡quería golpear su culo con el pie!
“Hmm.” Gabe cabeceó y encogió los hombros, escéptico como nunca. Cepilló sus manos de sus pantalones vaqueros hechos andrajos hasta sus pies. “Bueno, hazlo como quieras pero por favor. En caso de que cambies tu mente y decidas aprender un poco de actuacion en vez de mirar fijamente en una pantalla de ordenador vacía durante toda la noche, sabes dónde encontrarnos.” Él se va y levanta su mano para dar una onda leve de adiós.
Tina cerró los ojos y contó a diez, queriendo contener las lágrimas que pugnaban por salir. Grande, suspiró, su amigo poco considerado acababa de hacer que se sintiera como la mierda. Y a pesar de la sensación de soledad esta mañana, de tener un ataque de pánico de menor importancia durante almuerzo y que extrañaba a Bette esta tarde - ella tenía realmente un buen día.
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Bette_Porter ha iniciado sesión
Tina_Kennard: Heeeey. Llegaste.
Bette_Porter: Te prometí que. Lo siento realmente por estos últimos días bebé.
Tina_Kennard: Está bien, entiendo. ¿Lograste hacerlo?
Bette_Porter: Yep. Estuve en eso toda la noche.
Tina_Kennard: ¿Descansaste un poco?
Bette_Porter: No todavía, pero estaré bien. Me estoy acostumbrando a conseguir poco o nada de sueño aquí adentro. Hablando de descanso, ¿te encuentras bien? Pareces cansada.Tina sonrió con fatiga. Incluso la webcam no podía ocultar su fatiga.
Tina_Kennard: Estoy muy bien. Acabo de tener un día malo.
Bette_Porter: Aww. ¿Cualquier cosa que pueda hacer para hacerte sentir mejor?
Tina_Kennard: Un envase entero de helado más un abrazo y un beso de ti sería agradable.
Bette_Porter: ¿Eso es todo?
Tina_Kennard: Sí, eso es todo.
Bette_Porter: Okay.
Tina_Kennard: ¿Okay?
Bette_Porter: Estoy en camino.
Los ojos de Tina fueron de par en par. Tuvo que releer eso otra vez.
Tina_Kennard: ¿Hablas en serio? ¡Solo bromeaba!
Bette_Porter: No, estoy bien. Volaré tan pronto como pueda. Mejor envia a tu compañera de cuarto a otro lado para la noche Kennard ;)
Tina_Kennard: ¿Pero no tienes que prepararte para una presentación mañana?
Bette_Porter: Podría hacerlo por la tarde. Te lo dije antes, tu eres primero. Siempre que me necesites dejaré todo por ti.
Tina_Kennard: Pero bebé.
Bette_Porter: Ningun pero. ¿Qué sabor quieres, Chunky Monkey o New York Super Fudge?
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Seis horas más adelante. 11:14 P.M., PST.
Oyendo un golpe suave, Tina saltó de la cama y abrió la puerta. No pudo evitar el chillido que salió de sus labios cuando vio a su Bette parada allí - usando una camiseta de Yale y una mueca amplia en su cara. Había pasado mucho tiempo desde su último encuentro - tres semanas y cuatro días para ser exactos. Se sentía surrealista tener a la persona que atormentaba sus sueños conscientes e inconscientes parada ante ella. Pero de una manera muy grande, también se sentía correcto.
“Tu helado.” Bette levantó el envase de helado B&J's Chunky Monkey. “Tu abrazo.” Atrapó a Tina entre sus brazos y la detuvo cerca. “Y tu beso.” Susurró, antes de inclinarse adentro y capturara los labios de la rubia en los suyos.
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“¿Te sientes mejor?” Bette preguntó algunas horas más adelante mientras descansaban en cama, sosteniendose una a la otra.
Tina abrazó más cerca a la morena, feliz de estar en la seguridad y el calor de su abrazo. “No tienes ninguna idea.”
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Última edición por anita el Mar 31 Mayo 2016 - 17:04, editado 1 vez
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
DÍA CINCO
Tina caminó fuera del cuarto de baño para encontrar a Bette vestida y lista para irse. Ante la vista de la trigueña acomodando sus cosas, su estado de ánimo cayó al suelo. El sueño feliz había terminado. Ahora tenían que volver a la realidad.
“¿Te estás yendo ya?” Preguntó estrangulando la voz. Mordió su labio, dios, no quería que sonara tan desgarradoramente desesperada como lo hizo.
Bette cerró su bolso rápidamente y dio a la rubia una sonrisa triste. “Sam llamó, parece que hay esta reunión importante a la que tengo que asistir a las tres.” Explicó con un suspiro. Eso es lo que consiguió por ser un miembro activo de la comunidad LGBT de Yale.
“Oh, ya veo.” Tina cabeceó, forzando una sonrisa.
“Solamente que podria permanecer si quieres.” Bette ofreció rápidamente.
“No, no está bien. No tienes que hacerlo.”
“Pero,”
“Está bien bebé, seriamente. No es una gran cosa.”
“¿Estás segura?”
“Uh-huh. Tengo una clase de todos modos.” Tina dio la espalda a Bette y se entretuvo en arreglar la cama - para ocultar solamente el hecho de que sus manos temblaban. “¿Tienes un día libre la semana próxima?” Preguntó esperanzada.
Bette se detuvo brevemente y pensó. “No pienso que tenga uno. Estoy bastante hundida con informes y otras cosas. ¿Porqué? ¿Qué pasa?”
“Nada. Solo preguntaba.” Tina mintió, ocultando su decepción. Su horario estaba ligero la semana próxima y pensaba en abandonar la clase por algunos días para visitar a Bette y 4F. Pero si Bette estaría ocupada, entonces parecía que tendría que repensar sus planes.
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Sonrie Kennard.
Tuvo que recordarse hacer esto cada pocos segundos - cuando salían del cuarto, caminando abajo de las escaleras, desayunando dentro del área común, saliendo del dormitorio, caminando hacia el coche. Básicamente, siempre que Bette la miraba, ella tenía que decirse sonríe. ¿Fácil correcto? Tomaba con seriedad la clase de drama. Había aprendido seguramente algo sobre el arte de enmascarar sus emociones ahora. Habían hecho esto antes, dividir sus caminos con la promesa de verse muy pronto. Con todo a cada minuto, tenía que recordarse sonreír - sonríe Kennard, y no llores.
La morena estaba de tan buen humor esta mañana, increíblemente habladora y desbordando con historias. Contaron los sucesos recientes en las vidas de cada una - las historias que no han compartido durante las llamadas de telefono y las conversaciones por msn. Bette la divirtió con cuentos sobre las aventuras de persecución de Shane, las audiciones desastrosas de Alicia para la asociación de teatro, la pasión nuevamente descubierta de Sam por la fotografía y toda la diversión que sucedía en Yale desde la última visita de la rubia. Tina, por su parte, no podía pensar en cualquier cosa substancial que compartir. Para su consternación, se dió cuenta que las cosas al final seguían siendo básicamente iguales que antes. Los únicos puntos culminantes en los que podía pensar era cuando tenía esas conversaciones largas con Bette usando una webcam. Y actualmente, se habían convertido en una ocurrencia rara debido a cómo se habían mantenido de ocupadas.
Después de darle un último beso de despedida, Bette recorrió con sus dedos su mejilla y se alejó. “Hablaré contigo pronto, ¿okay? Te amo.” Dijo con una sonrisa antes de resbalar dentro de la parte posterior de la limousina. Rodó la ventana abajo después de que el chofer cerrara la puerta detrás de ella. Sopló a la rubia un beso antes de agitar su adiós.
Tina retuvo las lágrimas e hizo una onda poco entusiasta.
Sonrie Kennard. Sonrie.
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Ella se había encontrado con Gabe y Sally después eso. Como de costumbre, montaron su coche para viajar juntos a la clase. Sally, que tenía su pelo castaño lo había cortado recientemente para darle un toque vibe artístico supuestamente, era la que hablaba generalmente. Ella se dio vuelta contra la puerta del pasajero, haciendo frente a Tina y Gabe bostezaba en la parte posterior. Tina estaba agradecida por la manera en que su amiga monopolizaba la conversación - por lo menos le daba una suspensión temporal al castigo de fingir que se interesaba sobre la última causa de la ira de Sally. Si Bette tenía a Al, ella tenía a Sal. No había reemplazo de la original, pero el substituto era agradable de tener alrededor también.
Asombrosamente, no tuvieron dificultad en encontrar un punto de estacionamiento. Salieron del coche y caminaron a su edificio en un paso pausado. Ninguna prisa, tenían más de veinte minutos del período de receso de todos modos.
Mientras caminaban, Gabe, que incurrió en la equivocación fatal de golpear la película preferida de Sally, se encontraba exhausto por la discusión calurosa con la muchacha. Tina sacudió su cabeza a los dos. Solamente les tardó algunos minutos antes de que se desviaran de la discusión actual y ramificaran en diversos asuntos actuales. Eran como gallos de pelea cuando discutían- era molesto pero a la vez divertido de mirar
Tina se retrasó detrás de la pareja en disputa. Pasando su discusión inicial sobre la mejor película de Hitchcock, ahora discutían sobre sus opciones de los mejores directores extranjeros de todos los tiempos. Aunque eran entidades inseparables, Sally y Gabe eran también como el aceite y el agua. En cierto modo, le recordaron a ella y Bette. Su burla demostraba semejanzas llamativas a la relación de amor/ odio de las viejas Kennard-Porter. Eso era quizá por lo que eran tan agradables de tener alrededor.
Habían dado algunos pasos al edificio cuando un ruido hizo que Tina mirara para arriba. Un avión estaba volando arriba. Inmediatamente, pensó en Bette. ¿Ella está volando ya? Echó un vistazo en su reloj. Probablemente no, musitó. Bette dijo que tenía que pasar por su casa antes de irse. Así pues, había una posibilidad enorme de que su novia estuviera apenas en camino al aeropuerto. Rápidamente, Tina hizo las matemáticas dentro de su cabeza. Si ella ahora se fuera, había una buena probabilidad de que todavía pudiera ver a Bette.
¿Pero qué sobre la clase? Pensó. Tenían programado un examen importante hoy.
De nuevo, Tina levantó la vista y miró fijamente el cielo. El aeroplano estaba más lejos y más lejos de ella ahora, desapareciendo dentro de una manta de nubes. Cerró los ojos y tomó una respiración profunda. Y como un rayo de sol, la golpeó. Y en ese momento, ella sabía simplemente dónde quería estar.
“¿Kennard?” Gabe dijo en voz alta mientras sostenía abiertas las puertas de cristal para la rubia. “¿Qué esperas?” Le preguntó, mirando a Tina que se colocaba en el exterior inmóvil.
“El examen comienza en quince minutos chicos.” Sally recordó a sus amigos desde su lugar dentro del edificio.
“Ustedes dos continúen.” Tina dijo distraída, dando un paso al revés. “No entraré hoy.”
Por un segundo, sus amigos miraron fijamente en ella, en una pérdida de las palabras. La miraban con el choque y la confusión en sus caras - pensando que se había vuelto loca o estaba totalmente enojada por algo.
“¿Estás bromeando?!” Sally farfulló cuando encontró su voz.
Tina sacudió su cabeza. Ella era absolutamente seria.
“P-pero ¡o la haces ahora o rompen la prueba! ¡Si no tomas esta, nunca conseguirás otra oportunidad - no a menos que quieras repetir el tema!” Los ojos de Gabe se abrieron de par en par mientras miraba a su amiga. Habían estudiado largo y duro para esta cosa durante el fin de semana. Estaban preparados. ¿Qué estaba incorrecto con Tina hoy?
En vez de sorprenderse como sus amigos ante ella, Tina era el modelo de la calma. “Aprecio la preocupación, lo hago realmente. Pero ahora,” tomó una respiración profunda y caminó otro paso detrás. “Tengo que estar en otra parte.”
“¡¿Qué?! ¿Donde?” Sally alcanzó a Gabe por la puerta.
“Tengo un avión que tomar.” Tina explotó en una mueca enorme antes de dar vuelta alrededor y de correr en la dirección opuesta. “¡Les llamaré más adelante para explicarles chicos! ¡Buena suerte con la prueba!” Gritó sobre su hombro. En la distancia, ella podía a ver a DeeDee en el punto donde lo había dejado hace algunos minutos.
Por primera vez en cuatro meses, se sentía libre. Sabía lo que quería – e iba a ir a conseguirlo.
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En el aeropuerto de Burbank, el de servicio de seguridad sonrió cuando reconoció una figura rubia familiar hacia la puerta. Tina Kennard, golpeó ligeramente a su compañero e inclinó su cabeza hacia la adolescente. Parece que la infame señorita corredora ha vuelto.
“¿Viene a dar otra carrera?” Bromeó mientras le permitía el acceso.
Tina hizo muecas en él en respuesta. “Que depende, ¿debo correr?”
“El avión todavía está en tierra.” El hombre contestó. “Puede dar una vuelta esta vez, no habrá persecución.”
“Gracias.” La rubia rió.
“Uh, realmente.” El guardia favorito de Tina interrumpió a los dos. “Espero que haya hecho algunos calentamientos.” Ella señaló en el Jet que se deslizaba hacia la pista. El jet paró en el extremo lejano de la terminal, esperando la señal de la torre de control así podría moverse hacia la pista.
Uh-oh, ¡no otra vez!
¡Gracias a dios que usaba los zapatos de deporte! Como un inocente saliendo del infierno, Tina se propulsó adelante - mucho para la diversión de la gente de seguridad. Esta vez alrededor, le aplaudieron y animaron a continuar.
Un pie delante del otro, cantó cuando empujó su cuerpo al límite y corrió tan rápidamente como sus piernas podían llevarla. En la distancia, el jet comenzó a moverse otra vez. Pero estaba demasiado lejos de ella. Ella había alcanzado apenas el centro de la terminal privada de 8.500 pies cuando el avión paró a la derecha en el punto de despegue.
“¡¡¡¡¡¡¡¡Pooooooorrrrrrrttttttttttteeeeeeeeeerrrrrrrrrrrrrr!!!!!!!!!” Gritó, estirando lo mas fuerte sus acordes vocales. Como en cámara lenta, miró con horror como el avión aceleraba. En apenas algunos segundos, estaba en el aire con un rugido ensordecedor de motores.
No. No. No.
Un gemido de frustración dejó sus labios. Casi se dobló abajo, su cabeza entre sus piernas mientras admitía los tragos enormes de oxígeno. Maldición, llegó demasiado tarde.
“Mierda.” Maldijo apasionadamente. Sentía que quería llorar.
“Seriamente Kennard, ¿qué haces corriendo tras los aviones?” Una voz la amonestó por detrás.
Enderezándose para arriba, azotó rápidamente su cuerpo alrededor y vino cara a cara con una Bette preocupada. La morena cruzó sus brazos en su pecho, mirándola con un ceño fruncido.
“¿Cómo? ¿Dónde? Pensé que” Tina preguntó mientras luchaba por coger su respiración.
“Corriste tras el avión de papá. Ése es el mío allá.” Bette señaló su pulgar hacia el jet que estaba parado dentro del hangar próximo de PGC. Suspiró mientras miraba a Tina. “Amo lo osada que eres bebé, ¿pero no sabes lo peligroso y estúpido que es ir a correr en una pista de despegue? Si un avión te pasara encima, éso sería”
“¿Doloroso?” Tina habló suave.
“Desconcertante.” Bette respondió seca. “Me tenías preocupada.” Dijo algunos segundos más adelante, sus facciones se ablandaban.
“Lo siento.” Tina mordió su labio.
“Habrías podido solo llamar.”
“Quise hacer una entrada magnífica.” La rubia encogió débil, sonriendo tímida.
La morena tuvo que reírse de su excusa. “Hablando como una artista verdadera.”
Tina sonrió.
“Ven aquí.” Bette abrió los brazos anchos, invitando a su novia para un abrazo. Sin vacilar, la rubia aceptó su tacto y se colocó allí – abrazandose al lado de la pista de despeque.
“Pienso que sé porqué estás aquí.” Bette susurró en el oído de Tina.
“¿Lo sabes?”
“Mmm-hmm.” Bette besó el lado de su cara. “Y mi respuesta es sí.”
“¿Sí?”
Bette se retiró un poco y acarició la mejilla de Tina. “Sí, permaneceré aquí contigo.” Podían tener la reunión sin ella, ellos sobrevivirían sin su sabiduría.
Los ojos pardos se abrieron de par en par con sus palabras. “¡NO!”
“¿No?” Las cejas de Bette tiraron para arriba en sorpresa.
“Que no es lo que quiero.”
“¿No me quieres aquí contigo?”
“Lo hago, pero.”
“¿Pero qué?” Bette frunció el ceño.
“Solo no quisiera que te quedaras”
Bette se soltó del abrazo, cortando a Tina. “Kennard, deja de ser tan indecisa. Me quieres aquí o no.” Movió una mano a través de su melena marrón rizada, su voz atada en la exasperación.
“Porter, Yo. Yo.” Tina balbuceó, luchando con sus palabras. Maldición, ¿cuál es la manera correcta de decir ésto?
“Pideme que me quede.” Bette imploró. “Tan solo di la palabra. Sabes que lo haré. Pideme que me quede contigo.”
“No.” Tina sacudió su cabeza, encontrando su resolución. Enfrentó la mirada intensa de la morena. “No quiero que te quedes.”
Bette hizo muecas, tomando como ofensa sus palabras. Cuando vio a Tina correr tras el avión, ella saltó inmediatamente en conclusiones - pero ahora, comprendió que había concebido esperanzas vanamente. Completamente desanimaba, dio vuelta alrededor y comenzó a caminar detrás hacia el jet parado. Antes de que pudiera dar otro paso lejos del amor de su vida, sintió que agarraba su mano por detrás.
“Escuchame por un minuto.” Tina susurró reservada.
“Tengo que irme.” Bette mordió detrás, permitiendo que su molestia enmascarara la decepción que la comía por dentro.
“Por favor.” La rubia pidió.
Bette pellizcó el puente de su nariz. Ella no estaba realmente de humor para los juegos de su mente.
“Por favor.” Tina repitió, intentando romper la resolución de la morena.
¡Gatito-azotado! Oyó la voz de Alicia cuando cerró los ojos. Joder. “Bueno, tienes un minuto.” Aceptó.
“Comprendí algo.” Tina comenzó.
Rellenando sus manos dentro de sus bolsillos, Bette se volteó e hizo frente a la rubia. Puso una máscara de indiferencia, uno de sus mecanismos de defensa que golpeaban con el pie adentro. “¿Qué?” Preguntó fresca.
“Me gustan muchas cosas.”
“Okay.” La heredera inclinó su cabeza, curiosa en cuanto a donde se dirigía Tina con esto.
“Me gusta. USC.”
Bette hizo un sonido sarcástico en su garganta. “Bien, duh.”
“Cierra la boca, dejame acabar.” Tina se encajó a presión, callando a la muchacha con eficacia. Con Bette comenzando aparentemente a comportarse, decidió continuar. “Me gusta USC. Me gusta la escuela. Me gusta el campus. Me gusta que tiene una escuela de película y me gusta que es dentro de LA y cerca de mi papá. Me gustan los amigos que he hecho, los profesores que tengo, y los temas que enseñan. Por supuesto, es dado que también me gustan las películas. Me gusta mirar películas y me gusta el proceso entero detrás de hacerlas.” Respiró e hizo una pausa.
Bette estaba ahora aún más confundida, pero guardó sabiamente silencio y dejó que Tina continuara.
“Solamente que también me gustan las hamburguesas. Me gusta el helado, especialmente esos fornidos que consigues siempre para mí. Me guta mirar las estrellas, me gustan los parques de atracciones. Soy estupenda con los animales. Me gusta mirar historietas y me gusta Plaza Sésamo. Me gusta comer frutas, pero tanto como me gusta comer comida chatarra. Me gustan los juguetes de peluche, me gusta hacer artes marciales. También me gustan los libros de lectura y me gusta realmente enseñar a niños.” Dijo. Su voz dudaba pero se sostuvo y acabó.
“¿Que intentas decir?”
Tina limpió las lágrimas que se formaban al lado de sus ojos y lloriqueó. “Me importan muchas cosas, me importan profundamente muchas cosas. Pero,” se detuvo brevemente y miró a Bette directa a los ojos. “Te amo.” Sonrió mientras lágrimas frescas fluyeron abajo de su cara. No le incomodó limpiarlas ahora. “Y esas cosas que acabo de mencionar, comprendí que podría vivir sin ellas. No podría tenerlas en mi vida y todavía podía funcionar bien y no sentir como si mi corazón fuera arrancado de mi pecho por tu ausencia.”
Sintiendo su cólera disiparse, Bette remetió el pelo de Tina detrás de su oído y dejó que sus dedos limpiaran las mejillas manchadas de lágrimas de la rubia. “¿Bebé, recuerdas la cosa llamada la ansiedad de separación de que hablamos antes? Han pasado cuatro meses pero todavía estamos ajustandonos. Sé que será duro al principio, pero nos acostumbraremos a eso eventualmente.”
“¡Solamente que eso es todo! No puedo acostumbrarme a eso y pienso que no quiero. No quiero nunca acostumbrarme a no tenerte en mi vida sobre una base diaria. He tenido bastante tiempo sola y he sido tan malditamente desgraciada que pienso que estoy perdiendo mi mente.”
“Solamente bebé,”
“Espera, escuchame.” Tina lloriqueó. Tragó el terrón que se había formado en su garganta. “Y tienes razón, fui aguada e indecisa sobre lo que quería hacer con mi vida. Pero he tomado una decisión, y esta vez, voy a pegarme a ella.” Indicó con certeza, sabiendo que estaba a punto de tomar una decisión que definiría su vida. “Porter, no quisiera que permanecieras en LA. Quisiera que volvieras a Yale. Y quiero irme contigo.”
“¡¿Qué?!” Bette miraba a la rubia con sorpresa. ¿Había escuchado bien?
“Quiero ir contigo.” Tina repitió. “Llevame contigo.”
“¡¿Hablas en serio?!”
“Debí haberte escuchado desde el comienzo. Quiero estar contigo. Y esto se siente correcto. Esto” Tina señaló a las dos. “Nosotras. Juntas. Se siente correcto.”
“¿Pero qué sobre la escuela? ¿Qué sobre USC?”
Tina ajustó sus hombros, la determinación brillaba en sus ojos. “Soy una mala hierba. Y sabes lo adaptable que somos. Plantame dondequiera y prosperaré. Sea USC, Yale o en cualquier otro lugar, me siento bastante confiada en mis capacidades de saber que mi futuro será brillante donde quiera que decida ir.”
“Solamente que tienes todos estos sueños, todos estos planes fijos ya. ¿Qué sobre ellos?” Bette razonó con calma, asustada de que era el miedo que hablaba en Tina y no su parte racional.
Tina sonrió mientras miraba a Bette. “Yale tiene un programa de películas.”
“Historia de la película.” Bette tensionó. “¿Recuerdas lo que dijiste antes? No es igual que la producción de películas.”
“Sí, solamenteque ambos comienzan con la palabra película. Éso es bastante para mí.” Tina encogió un poco los hombros, haciendo muecas un poco mientras imitaba las palabras de Bette durante su primera lucha de la universidad algunos meses atrás.
Bette rascó la parte posterior de su cuello y sonrió en las memorias. Miró a Tina otra vez, estudiándola de cerca. “Kennard, ¿estás realmente segura sobre esto?”
Tina cabeceó. “Bebé, no estoy renunciando a mis sueños, de un modo u otro todavía estoy terminando en la industria del cine. Apenas voy a tomar una ruta diferente. Sé que puedo permanecer aquí y apegarme a mi plan original, ¿pero cuál es el punto en empujar a través con él cuando no es la cosa que me determinará y me hará feliz?”
“Kennard.”
“Y soy feliz contigo. Tu me haces feliz, más que todo lo demás. Entonces te estoy pidiendo que, me lleves por favor contigo.”
Bette miró a Tina por un minuto antes de que su cara explotara en una sonrisa enorme. ¿Cuanto tiempo había soñado con este momento? Ella no podía encontrar cualquier cosa apropiada que decir en este momento así que acabó por comunicar su felicidad con sus labios. Tirando de la blusa de la rubia, jaló a Tina hacia ella para un beso ardiente. Finalmente, todo estaba correcto en su mundo otra vez.
-----
“Entonces.”
“¿Entonces?”
“Pienso que podemos acompañarlo para hacerlo verdadero esta vez.”
“¿Acompañar que?”
Tina echó un vistazo hacia el servicio del avión y meneó sus cejas.
“¿El alto club de la milla?” Bette sonrió.
“¿Quieres?”
“¿Incluso tienes que preguntar?” Bette se levantó y amplió una mano a la rubia, ayudando a la muchacha a sus pies.
“¿Faje?”
“Infierno No.” La morena sacudió su cabeza. “Todavía tenemos cinco horas antes de que aterricemos. ¿Piensas que puedes hacerlo todo ese tiempo?”
“¿Es un desafío Porter?” Tina arqueó una ceja.
“Quizá. ¿Piensas que estamos en las mismas condiciones Kennard?”
Tina rió sarcástica. “Bebé, todas estas carreras prueban solamente que tengo piernas fuertes. Tu por otra parte,” empujó a Bette en el pecho y la empujó dentro del servicio. “Apuesto que tus rodillas van a estar temblando dentro de media hora.”
“¿Oh realmente?” Bette hizo muecas astuta, tirando de Tina por la camisa. “Podría durar mucho mas tiempo que eso.”
“¿Una hora?”
“Tres.”
“Ooh, alguien ambicioso.” Tina bromeó mientras ayudaba a su novia a quitarse su blusa.
Bette se inclinó adentro para un beso antes de jalar la camisa de la rubia sobre su cabeza. “Debes apuntar hacia arriba.”
“¿Entonces porqué no apuntas para cinco?”
“Cinco horas?” Bette silbó, moviendo sus manos arriba y abajo del estómago entonado de Tina. “Tendrás que llevarme afuera después, porque voy a estar paralizada de la cintura para abajo.”
Tina dio a Bette un beso cariñoso. “Bueno, dos y media entonces. Te quiero completamente - funcional.”
“¿Para qué?”
“Para más sexo cuando lleguemos a New Haven.”
Bette se rió entre dientes. “Juro, que estoy comenzando a pensar que me quieres solamente por mi cuerpo.”
“Sí, y tu cuenta bancaria también.”
“¡¿Qué?!”
“¡Bromeaba!” Tina rió cuando Bette fingió poner mala cara. “Te quiero debido a esto,” golpeó ligeramente al lado de la cabeza de Bette. “Y esto,” colocó su mano en el pecho de Bette, sintiendo el golpeo rítmico del corazón de su amante. “Y esto,” ambas rieron mientras golpeaba con fuerza juguetónamente la entrepierna de Bette. “Y debido al hecho minúsculo, un poco insignificante de que estoy hasta las manitas, locamente enamorada de ti para correr tras los aviones.” Su cara brilló intensamente mientras miraba a Bette.
“Me convenciste.”
“Gracias.” Tina gimió mientras la morena se dobló abajo y mordió un pezón endurecido sobre el material de encaje de su brasier. “Esta cosa del alto club de la milla, ¿conseguiremos los carnets de socios por esto?” Respiró difícilmente mientras Bette besaba todo su cuerpo y se arrodillaba en el piso.
“No, pero tendremos algunos privilegios.” Dijo mientras desabrochaba los pantalones vaqueros de Tina y los jalaba hacia abajo a sus rodillas.
La rubia se lamió los labios en la anticipación cuando su novia dio masajes a su entrepierna y frotó sus dedos por debajo de la pretina de sus calzones. ¿No pierdes tiempo, eh? Sonrió en Bette. “Qué clase de privileg-aaaaaaahhhh.”
Bette miró para arriba y sonrió. “Éste.” Dio a los labios mojados de su amante otro golpe fuerte largo. “Y esto. y esto. y esto. y.”
“¡Fuuuuuuck!”
“Paciencia cariño.” La morena paró y bromeó.
Tina agarró la cabeza de Bette y la apartó de entre sus piernas.
“O no.”
_______ FIN _________
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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