[Terminado] Sólo esa chica
Página 1 de 5.
Página 1 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
[Terminado] Sólo esa chica
Autora: Alchemy
Traducción: Ciela y Pathy
Prólogo
“Puesss… el otro día me compré el vestido de Balenciaga.”
“¿De verdad? ¿Era aquel tan divino color violeta que vimos en Rodeo?”
“Sí aquel.”
“¡Dios mío! ¡Me encanta ese vestido!”
“Ya, a mi también. Pero bueno, yo lo he comprado primero así que ni se te pase por la cabeza comprarte uno.”
“Oh por favor querida, hay más vestidos maravillosos de Balenciaga por el mundo.”
“Pero no como el mío. Bueno, veo que estrenas nuevo reloj. Es bonito, me gustan los diamantes rosas.”
“¿Esto? No es nada, mi madre que me lo trajo. Sabes cuánto le encanta su Cartier.”
“Bueno, mi madre y yo somos chicas Rolex. Por cierto, ¿no has notado nada diferente en Allison Roberts de la 4-C?”
“¿Esa zorra anoréxica? ¡Por supuesto! Querida, sus nuevos labios estaban por todas partes.”
“¡Ya sé! Alguien le tendría que decir que se tranquilizase con las inyecciones de colágeno. Parece un besugo con esos labios.”
“Debería demandar a su cirujano plástico.”
“Sí…¡ay! Hablando de cirugía plástica. ¿Crees que debería hacerme algo en la nariz?”
Tina Kennard puso los ojos en blanco mientras escuchaba la conversación que estaba manteniendo su compañera de mesa con otra compañera de clase. La irritaban a más no poder. Sus compañeras de clase eran ricas…forradas de dinero, y naturalmente, unas consentidas malcriadas, niñatas superficiales y materiales mimadas.
Tina suspiró, si estaba en este instituto era por su culpa. Había sucumbido a los deseos de su padre y ahí estaba…sufriéndolo. Tina ya estaba en último curso del prestigioso colegio femenino Redwind Academy, en algún lugar del sur de California. Era un colegio para hijos de ricos y famosos…bueno, aunque había una excepción. Christina Kennard de Carolina del Norte ni era rica ni tampoco tenía familiares ricos y mucho menos famosa. Era una chica sencilla, de una familia sencilla y viviendo en un pueblo sencillo. Pero todo eso cambió cuando su padre leyó un artículo hace unos años de los graduados del Redwind y de sus exitosas carreras después. Simplemente decía que si te graduabas del Redwind…tenías un futuro prometedor garantizado. Todas las universidades de la Ivy League te aceptarían sin problemas y sólo tendrían que mirar en qué colegio habías estudiado para que te contratasen en los trabajos más poderosos. Así que, con las más buenas intenciones, Kenneth Kennard vendió su granja, y utilizó su herencia para moverse a California. Encontró un trabajo en un viñedo y los fines de semana trabajaba a media jornada en un tanatorio. Todo esto por el futuro de su única hija.
Todas las compañeras de clase alta de Tina no sabían nada de sus orígenes. Todo el mundo asumía que tenías que ser asquerosamente rico para permitirte estar en un colegio como ese. Apenas hablaba con nadie y sus compañeras la dejaban sola, pensando que sería una de esas millonarias distantes y excéntricas. Hasta el momento sólo contaba con una amiga en todo el colegio, una cierta Jennifer Schecter, de la 4-A, una escritora tímida con la que hizo amistad en su primer año de colegio en la biblioteca. Jenny quería llegar a ser una seria escritora de ficción, pero le echaba para atrás la enorme reputación de su madre escritora de novelas best seller. Tina y Jenny compartían ambas la pasión por la lectura, y pronto se convirtieron en grandes amigas. Jenny sabía la historia de la familia de Tina pero decidió no decir nada. Sabía lo cruel que podía llegar a ser la gente en esta escuela, así que se mantuvo en silencio para proteger a su amiga. Tina le estaba muy agradecida por eso. Todo lo que quería hacer ella era graduarse e irse en paz. No le importaba ser como si no existiera. Cuantos menos problemas tuviera mejor. Y ahora que ya estaba en su último año, le quedaban tan sólo unos meses para alcanzar su objetivo.
Tina daba golpecitos en la mesa con sus dedos impaciente mientras miraba el reloj de la pared. Hacía 25 minutos que había sonado el primer timbre, pero el tutor de su clase todavía no había aparecido. Extraño, pensó, el Sr. Shepherd nunca llegaba tarde ni tampoco se ausentaba. Como si le leyeran la mente, oyó a su compañera de mesa, Ashley, decir su nombre después de haber dejado de hablar de su “ pero imperfecta” nariz. Y procedió a escuchar la conversación de nuevo haciendo ver que escribía en su libreta.
“Así que ayer despidieron al Sr. Shepherd…” Decía Ashley mientras se inclinaba hacia Stephanie. “Mi padre me lo ha contado. Ya sabes que es amigo de la directora y eso.”
“¡Dios mio! ¿De veras? ¿Qué hizo ese pesado de mierda?” Stephanie se rió, no le gustaba nada su aburrido tutor y profesor de física.
Ashley sonrió. “Bueno…he oído que intentó ponerle un suspenso en un trabajo a Shane McCutcheon.”
“No lo hizo.”
“¡Sí lo hizo! Tuvo el valor de intentar suspender a una miembro del 4F. Quiero decir, ¿cuánto de estúpido se tiene que ser?”
Tina se aguantó un gruñido al oír lo que le había pasado a su profesor. ¡A ella sí le gustaba ese profesor! Era un buen hombre, listo y muy capacitado para dar física que hacía que se entendiera. Suspiró. Debía haberse supuesto que el 4F tendría algo que ver. Por supuesto que lo tendrían, pensó amargamente, detrás de tan despreciables hechos en la escuela siempre están ellas. En sus cuatro años en la escuela, al 4F lo consideraba como su cruz.
Bueno y quién y qué significa el 4F? 4F es un nombre. El nombre de un grupo de cuatro amigas de la infancia. Hay algo de misterio en qué significa la F. algunos insistían en que la F era de “flor” - ¿un eufemismo quizá? También hay otros que dicen que la F es de “fabulosas” – ya como los Beatles…sólo chicas y gays. Bueno, todo lo que puedan pensar los demás, Tina Kennard firmemente pensaba que la F era de “las cuatro furcias” (fucking four). Si, Tina las odiaba con todas sus fuerzas.
El 4F, como se las llama colectivamente en esta escuela, es un grupo compuesto por cuatro chicas. Esas cuatro son las herederas de las familias más ricas y poderosas de todo el mundo. Tenían tanta influencia en el colegio que eran veneradas como semidiosas e idolatradas. También poseían influencia en la administración del colegio…desde que eran las cuatro principales contribuidoras. Así que cambiaban las reglas a su manera…no llevaban el uniforme establecido y venían y se iban cuando les parecía.
Shane McCutcheon, la responsable del despido del Sr.Shepherd, era la hija legítima de un noble mujeriego. La familia McCutcheon poseía una cadena de casinos que estaba por todo el mundo – desde las Vegas hasta Macau. También corrían rumores de que la familia McCutcheon tenía relaciones con la mafia. Pero hasta el momento, nadie se atrevería a confirmar eso. Shane, que era igual que su padre, también era una mujeriega. Tenía esta norma de salir con una chica distinta por semana. Era su manera de controlar su deseo. Todas las chicas lo sabían, pero seguían saltando a la oportunidad de poder estar con Shane. Shane las mima y las cuida durante una semana…luego se las quita de encima antes de que llegue el lunes. Era un ciclo sin fin del que nunca se cansaba…todavía. Pero todo lo que tenía de desleal hacia sus novias, era todo lo contrario hacia sus amigas. Era la que sostenía, mediadora y sabia del grupo.
Alice Pieszecki, por otro lado, era la hija de una famosa estrella de Hollywood. Su padre era propietario de unos grandes estudios de cine, de dos cadenas de televisión, tres cadenas de televisión privada y de 20 estaciones de radio por todo el país. No era tan promiscua como Shane, pero también tenía su parte de chicas – casi todas de ellas bastante más mayores que ella. Ah, también era bisexual. Literalmente disfrutaba de lo mejor de ambos mundos. Alice es una persona llena de vida, es la más energética del grupo. Siempre cotilleando, gastando bromas, haciendo el tonto, y generalmente siempre de un humor de pasárselo bien. A pesar de lo mucho que podía irritar a las otras, sabía que se la quería también…lo mostraban con sus comentarios sarcásticos y miradas asesinas.
Samantha Makavejev era la mejor amiga de la líder del 4F. Era la más introvertida también. Siempre callada y perdida en sus pensamientos. Si no fuese por sus amigas que eran tan persistentes en sacarla de casa para ir a comer fuera o salir, estaría durmiendo, leyendo un libro o tocando el piano todo el día. Su relajante y naturaleza sencilla hicieron ganarse el cariño de su abuelo materno, por fin había alguien en la familia que no le buscaba por su atención y dinero. Así que Sam se convirtió en la nieta favorita del magnate más grande de barcos griegos del mundo…haciéndola la segunda persona más poderosa de la familia. Y por mucho que le dolía a Tina admitirlo, sentía cierta cosa hacia Sam Makavejev. Había algo en la morena misteriosa que despertaba la curiosidad en Tina y en otras chicas.
Y último, pero no menos importante, estaba la líder del 4F…Elizabeth Porter. Sus amigas en broma la llamaban AlphaBette por sus maneras autoritarias y tercas. Era la personificación de una auténtica niñata consentida. Era arrogante, de carácter fuerte, descarada y una gran zorra. De todos los miembros del 4F, Bette Porter era la que más odiaba Tina. Vale que era la más guapa del grupillo, pero su actitud y comportamiento eran tan despreciables y repugnantes como el infierno. Pero parecía como si Tina fuese la única de todo el colegio albergando tales negativos sentimientos hacia Bette. Todas las demás la adulaban y la miraban como si fuese su reina. Y la verdad…lo era. Bette Porter era la heredera única de Melvin Porter, un poderoso titán de negocios. El grupo de compañías Porter poseía bancos, compañías de seguros, hoteles, y refinerías de petróleo por todo el mundo. Su padre raramente estaba presente en la vida de Bette, pero no impedía su gran influencia sobre ella. Y en su deseo de convertir a su hija en una dura e inteligente mujer de negocios, sin saberlo la transformó en una bestia fría sin corazón…igual que él.
Así que esas eran las miembros del 4F…Shane, Alice, Sam y Bette…las cuatro chicas que hacían de Redwind su recreo particular. Para que no se aburriesen en el colegio, Bette Porter inventó ese juego de locos. Todas las chicas del colegio estaban más que s a jugar y tomar parte de él. Ese pequeño juego involucraba a una pobre y desafortunada víctima (normalmente alguien que las molestara o que hiciese algo que a alguna miembro no le gustase) y una simple tarjeta roja con las palabras “Estás muerta” y firmado “4F” abajo. Quienquiera que recibiese esa tarjeta estaría sujeto a un acoso por todo el colegio. Nunca nadie que haya sido “etiquetado” se quedaba por más de un día en el colegio…las brutalidades a las que eran sometidos les llevaba a tener que dejar el colegio y recibir terapia tras ello.
Era un juego muy muy estupido. Uno en el que Tina nunca participaba. Era cruel, y era un extremo abuso para pasárselo bien. Fue debido a este juego que conoció por primera vez al 4F. Sacudió la cabeza al recordar como una alumna de cabello rizado terminó en el de la basura en su primer año. Había oído que la chica accidentalmente había pisado a Bette Porter. No tenía sentido tal abuso por algo que había sido accidental. Y después de ese día, empezó a despreciar a Bette Porter y al 4F.
De repente, un grito que provenía de fuera de la clase dejó helados a todo el mundo. “Una tarjeta roja!!!” Oyeron a una chica gritar mientras recorría todas las clases del pasillo. “Le han dado una tarjeta roja a Jennifer Krammer de la 3-F!!!”
Oh Dios, Tina puso los ojos en blanco y se desplomó en su mesa en resignación mientras todas sus compañeras de clase salían emocionadas al pasillo para divertirse con la pobre Jennifer Krammer.
Ah, que empiecen los juegos.
Traducción: Ciela y Pathy
Prólogo
“Puesss… el otro día me compré el vestido de Balenciaga.”
“¿De verdad? ¿Era aquel tan divino color violeta que vimos en Rodeo?”
“Sí aquel.”
“¡Dios mío! ¡Me encanta ese vestido!”
“Ya, a mi también. Pero bueno, yo lo he comprado primero así que ni se te pase por la cabeza comprarte uno.”
“Oh por favor querida, hay más vestidos maravillosos de Balenciaga por el mundo.”
“Pero no como el mío. Bueno, veo que estrenas nuevo reloj. Es bonito, me gustan los diamantes rosas.”
“¿Esto? No es nada, mi madre que me lo trajo. Sabes cuánto le encanta su Cartier.”
“Bueno, mi madre y yo somos chicas Rolex. Por cierto, ¿no has notado nada diferente en Allison Roberts de la 4-C?”
“¿Esa zorra anoréxica? ¡Por supuesto! Querida, sus nuevos labios estaban por todas partes.”
“¡Ya sé! Alguien le tendría que decir que se tranquilizase con las inyecciones de colágeno. Parece un besugo con esos labios.”
“Debería demandar a su cirujano plástico.”
“Sí…¡ay! Hablando de cirugía plástica. ¿Crees que debería hacerme algo en la nariz?”
Tina Kennard puso los ojos en blanco mientras escuchaba la conversación que estaba manteniendo su compañera de mesa con otra compañera de clase. La irritaban a más no poder. Sus compañeras de clase eran ricas…forradas de dinero, y naturalmente, unas consentidas malcriadas, niñatas superficiales y materiales mimadas.
Tina suspiró, si estaba en este instituto era por su culpa. Había sucumbido a los deseos de su padre y ahí estaba…sufriéndolo. Tina ya estaba en último curso del prestigioso colegio femenino Redwind Academy, en algún lugar del sur de California. Era un colegio para hijos de ricos y famosos…bueno, aunque había una excepción. Christina Kennard de Carolina del Norte ni era rica ni tampoco tenía familiares ricos y mucho menos famosa. Era una chica sencilla, de una familia sencilla y viviendo en un pueblo sencillo. Pero todo eso cambió cuando su padre leyó un artículo hace unos años de los graduados del Redwind y de sus exitosas carreras después. Simplemente decía que si te graduabas del Redwind…tenías un futuro prometedor garantizado. Todas las universidades de la Ivy League te aceptarían sin problemas y sólo tendrían que mirar en qué colegio habías estudiado para que te contratasen en los trabajos más poderosos. Así que, con las más buenas intenciones, Kenneth Kennard vendió su granja, y utilizó su herencia para moverse a California. Encontró un trabajo en un viñedo y los fines de semana trabajaba a media jornada en un tanatorio. Todo esto por el futuro de su única hija.
Todas las compañeras de clase alta de Tina no sabían nada de sus orígenes. Todo el mundo asumía que tenías que ser asquerosamente rico para permitirte estar en un colegio como ese. Apenas hablaba con nadie y sus compañeras la dejaban sola, pensando que sería una de esas millonarias distantes y excéntricas. Hasta el momento sólo contaba con una amiga en todo el colegio, una cierta Jennifer Schecter, de la 4-A, una escritora tímida con la que hizo amistad en su primer año de colegio en la biblioteca. Jenny quería llegar a ser una seria escritora de ficción, pero le echaba para atrás la enorme reputación de su madre escritora de novelas best seller. Tina y Jenny compartían ambas la pasión por la lectura, y pronto se convirtieron en grandes amigas. Jenny sabía la historia de la familia de Tina pero decidió no decir nada. Sabía lo cruel que podía llegar a ser la gente en esta escuela, así que se mantuvo en silencio para proteger a su amiga. Tina le estaba muy agradecida por eso. Todo lo que quería hacer ella era graduarse e irse en paz. No le importaba ser como si no existiera. Cuantos menos problemas tuviera mejor. Y ahora que ya estaba en su último año, le quedaban tan sólo unos meses para alcanzar su objetivo.
Tina daba golpecitos en la mesa con sus dedos impaciente mientras miraba el reloj de la pared. Hacía 25 minutos que había sonado el primer timbre, pero el tutor de su clase todavía no había aparecido. Extraño, pensó, el Sr. Shepherd nunca llegaba tarde ni tampoco se ausentaba. Como si le leyeran la mente, oyó a su compañera de mesa, Ashley, decir su nombre después de haber dejado de hablar de su “ pero imperfecta” nariz. Y procedió a escuchar la conversación de nuevo haciendo ver que escribía en su libreta.
“Así que ayer despidieron al Sr. Shepherd…” Decía Ashley mientras se inclinaba hacia Stephanie. “Mi padre me lo ha contado. Ya sabes que es amigo de la directora y eso.”
“¡Dios mio! ¿De veras? ¿Qué hizo ese pesado de mierda?” Stephanie se rió, no le gustaba nada su aburrido tutor y profesor de física.
Ashley sonrió. “Bueno…he oído que intentó ponerle un suspenso en un trabajo a Shane McCutcheon.”
“No lo hizo.”
“¡Sí lo hizo! Tuvo el valor de intentar suspender a una miembro del 4F. Quiero decir, ¿cuánto de estúpido se tiene que ser?”
Tina se aguantó un gruñido al oír lo que le había pasado a su profesor. ¡A ella sí le gustaba ese profesor! Era un buen hombre, listo y muy capacitado para dar física que hacía que se entendiera. Suspiró. Debía haberse supuesto que el 4F tendría algo que ver. Por supuesto que lo tendrían, pensó amargamente, detrás de tan despreciables hechos en la escuela siempre están ellas. En sus cuatro años en la escuela, al 4F lo consideraba como su cruz.
Bueno y quién y qué significa el 4F? 4F es un nombre. El nombre de un grupo de cuatro amigas de la infancia. Hay algo de misterio en qué significa la F. algunos insistían en que la F era de “flor” - ¿un eufemismo quizá? También hay otros que dicen que la F es de “fabulosas” – ya como los Beatles…sólo chicas y gays. Bueno, todo lo que puedan pensar los demás, Tina Kennard firmemente pensaba que la F era de “las cuatro furcias” (fucking four). Si, Tina las odiaba con todas sus fuerzas.
El 4F, como se las llama colectivamente en esta escuela, es un grupo compuesto por cuatro chicas. Esas cuatro son las herederas de las familias más ricas y poderosas de todo el mundo. Tenían tanta influencia en el colegio que eran veneradas como semidiosas e idolatradas. También poseían influencia en la administración del colegio…desde que eran las cuatro principales contribuidoras. Así que cambiaban las reglas a su manera…no llevaban el uniforme establecido y venían y se iban cuando les parecía.
Shane McCutcheon, la responsable del despido del Sr.Shepherd, era la hija legítima de un noble mujeriego. La familia McCutcheon poseía una cadena de casinos que estaba por todo el mundo – desde las Vegas hasta Macau. También corrían rumores de que la familia McCutcheon tenía relaciones con la mafia. Pero hasta el momento, nadie se atrevería a confirmar eso. Shane, que era igual que su padre, también era una mujeriega. Tenía esta norma de salir con una chica distinta por semana. Era su manera de controlar su deseo. Todas las chicas lo sabían, pero seguían saltando a la oportunidad de poder estar con Shane. Shane las mima y las cuida durante una semana…luego se las quita de encima antes de que llegue el lunes. Era un ciclo sin fin del que nunca se cansaba…todavía. Pero todo lo que tenía de desleal hacia sus novias, era todo lo contrario hacia sus amigas. Era la que sostenía, mediadora y sabia del grupo.
Alice Pieszecki, por otro lado, era la hija de una famosa estrella de Hollywood. Su padre era propietario de unos grandes estudios de cine, de dos cadenas de televisión, tres cadenas de televisión privada y de 20 estaciones de radio por todo el país. No era tan promiscua como Shane, pero también tenía su parte de chicas – casi todas de ellas bastante más mayores que ella. Ah, también era bisexual. Literalmente disfrutaba de lo mejor de ambos mundos. Alice es una persona llena de vida, es la más energética del grupo. Siempre cotilleando, gastando bromas, haciendo el tonto, y generalmente siempre de un humor de pasárselo bien. A pesar de lo mucho que podía irritar a las otras, sabía que se la quería también…lo mostraban con sus comentarios sarcásticos y miradas asesinas.
Samantha Makavejev era la mejor amiga de la líder del 4F. Era la más introvertida también. Siempre callada y perdida en sus pensamientos. Si no fuese por sus amigas que eran tan persistentes en sacarla de casa para ir a comer fuera o salir, estaría durmiendo, leyendo un libro o tocando el piano todo el día. Su relajante y naturaleza sencilla hicieron ganarse el cariño de su abuelo materno, por fin había alguien en la familia que no le buscaba por su atención y dinero. Así que Sam se convirtió en la nieta favorita del magnate más grande de barcos griegos del mundo…haciéndola la segunda persona más poderosa de la familia. Y por mucho que le dolía a Tina admitirlo, sentía cierta cosa hacia Sam Makavejev. Había algo en la morena misteriosa que despertaba la curiosidad en Tina y en otras chicas.
Y último, pero no menos importante, estaba la líder del 4F…Elizabeth Porter. Sus amigas en broma la llamaban AlphaBette por sus maneras autoritarias y tercas. Era la personificación de una auténtica niñata consentida. Era arrogante, de carácter fuerte, descarada y una gran zorra. De todos los miembros del 4F, Bette Porter era la que más odiaba Tina. Vale que era la más guapa del grupillo, pero su actitud y comportamiento eran tan despreciables y repugnantes como el infierno. Pero parecía como si Tina fuese la única de todo el colegio albergando tales negativos sentimientos hacia Bette. Todas las demás la adulaban y la miraban como si fuese su reina. Y la verdad…lo era. Bette Porter era la heredera única de Melvin Porter, un poderoso titán de negocios. El grupo de compañías Porter poseía bancos, compañías de seguros, hoteles, y refinerías de petróleo por todo el mundo. Su padre raramente estaba presente en la vida de Bette, pero no impedía su gran influencia sobre ella. Y en su deseo de convertir a su hija en una dura e inteligente mujer de negocios, sin saberlo la transformó en una bestia fría sin corazón…igual que él.
Así que esas eran las miembros del 4F…Shane, Alice, Sam y Bette…las cuatro chicas que hacían de Redwind su recreo particular. Para que no se aburriesen en el colegio, Bette Porter inventó ese juego de locos. Todas las chicas del colegio estaban más que s a jugar y tomar parte de él. Ese pequeño juego involucraba a una pobre y desafortunada víctima (normalmente alguien que las molestara o que hiciese algo que a alguna miembro no le gustase) y una simple tarjeta roja con las palabras “Estás muerta” y firmado “4F” abajo. Quienquiera que recibiese esa tarjeta estaría sujeto a un acoso por todo el colegio. Nunca nadie que haya sido “etiquetado” se quedaba por más de un día en el colegio…las brutalidades a las que eran sometidos les llevaba a tener que dejar el colegio y recibir terapia tras ello.
Era un juego muy muy estupido. Uno en el que Tina nunca participaba. Era cruel, y era un extremo abuso para pasárselo bien. Fue debido a este juego que conoció por primera vez al 4F. Sacudió la cabeza al recordar como una alumna de cabello rizado terminó en el de la basura en su primer año. Había oído que la chica accidentalmente había pisado a Bette Porter. No tenía sentido tal abuso por algo que había sido accidental. Y después de ese día, empezó a despreciar a Bette Porter y al 4F.
De repente, un grito que provenía de fuera de la clase dejó helados a todo el mundo. “Una tarjeta roja!!!” Oyeron a una chica gritar mientras recorría todas las clases del pasillo. “Le han dado una tarjeta roja a Jennifer Krammer de la 3-F!!!”
Oh Dios, Tina puso los ojos en blanco y se desplomó en su mesa en resignación mientras todas sus compañeras de clase salían emocionadas al pasillo para divertirse con la pobre Jennifer Krammer.
Ah, que empiecen los juegos.
Última edición por anita el Mar 31 Mayo 2016 - 17:05, editado 1 vez
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPÍTULO UNO: ADIVINA QUIÉN HA LLEGADO
“¡Dios mío! Ya están aquí” Dijo una chica bajita de pelo castaño mientras recorría todo el pasillo. Se sintió un cambio repentino de energía a lo largo del pasillo. Algunas estudiantes empezaron a murmurar entre ellas ya que no podían contener su emoción. Se empezaron a oír algunos gritos agudos mientras que otras estudiantes se dedicaban a pasar las noticias a través de mensajes. Toda la emoción y felicidad empezaba a ser muy contagiosa, uno no podía sentirse contagiado – o eso parecía…era algo doloroso.
Tina Kennard dejó escapar un suspiro cuando cerraba su taquilla. Miró a todas las chicas que hablaban animadamente unas con las otras, moviéndose con excitación y riéndose como locas. “Oh genial.” Pensó y puso los ojos en blanco. Se llevó su mochila a la espalda y se encaminó hacia la salida atravesando y haciéndose paso entre la marea de estudiantes. Iba frunciendo el cejo cada vez que se chocaba con alguna estudiante en su camino a la salida del colegio. Parecía como si todo el mundo estuviese nervioso, corriendo de un lado para otro, esperando alcanzar ver al famoso cuarteto.
Tina soltó la respiración que estaba conteniendo en cuanto cruzó la puerta principal y apretando el paso se dirigió hacia el patio. Cerró los ojos e hizo sus ejercicios de respiración para tranquilizarse un poco. Este iba a ser un día largo para ella, ahora que “las grandes soberanas” habían vuelto de su pequeña escapada en vela por la Ribera Francesa. Ir a clase, estando ellas, volvería otra vez a ser algo insufrible y un derroche constante de energía. O al menos para ella. Miró a las caras sonrientes de su alrededor. “Mierda.” Dijo para ella cuando atravesaba el caminito de piedras hacia su rincón favorito, un banco justo debajo de un roble.
Una vez que llegó, tiró su mochila en el banco y se dejó caer al lado. Sacó su nueva novela que había tomado de la biblioteca. Abrió el libro viejo por donde estaba su punto de referencia y empezó a leer.
Estaba tan sumergida en su lectura que no se dio cuenta de las cuatro chicas que se aproximaban por el camino. Una fuerte voz fue la que la trajo de nuevo a la realidad.
“¡Ah! ¡¿Pero qué coño?!” Gritó Alice al tropezarse con una mochila que estaba tirada en el suelo. La dueña, una estudiante de primer curso con coletas, se deshizo en disculpas a la rubia. Acababa de dejar su mochila en el suelo para atarse los cordones de los zapatos. Tina presenciaba incrédula la escena a unos metros de distancia. ¿Cómo demonios se dio Alice con esa mochila tan grande? Era de color rosa intenso y enorme, ¿Alice estaba ciega o qué? Pensaba mientras veía como Alice miraba a la niña con furia.
“Déjalo estar Al.” Dijo Shane agarrándola por la espalda. “Ha sido tu culpa por ir hablando y no ver por dónde pasas.” Se rió mientras la cogía por los hombros y se la llevaba del sitio.
Bette, que presenció la escena con el cejo fruncido, se acercó a la de primero y con aire despectivo dijo: “Deberías habértelo pensado mejor antes de dejar tus putas cosas por ahí.” Acto seguido le pegó una patada a la mochila causando que todas sus cosas se desparramaran por el suelo. “Si Al se hubiese hecho daño te hubiese dado a ti también.” Añadió y se volvió hacia Shane y Alice que se iban. La pobre estudiante se agachó sollozando para recoger sus cosas esparcidas por todas partes. Tina se iba a levantar del banco para ayudar a la niña cuando vio que alguien había llegado antes que ella. Tina se quedó mirando sobrecogida cómo Sam con cuidado se agachó y se puso a recoger las libretas y libros que estaban en el suelo. Tina no pudo evitar sonreír al ver con que cuidado y suavidad le daba las cosas a la niña. Cuando todo volvió a estar en su sitio la estudiante de primero no paró de darle las gracias una y otra vez a la morena. Sam apenas miró a la chica y con una mirada perdida se volvió para seguir a sus amigas. Pasó al lado del banco en que estaba Tina y sus miradas se cruzaron un segundo antes de que ésta bostezara.
Tina enrojeció al breve contacto visual. Sintió como su corazón se desbordaba en su pecho y suspiró. Si…odiaba al 4F…pero sí, cada vez estaba más por Sam Makavejev.
¿Era posible odiar algo con tanta fuerza y al mismo tiempo querer una parte de eso? Tina dejó escapar un suspiro y apoyó su espalda contra el banco. Miró en la dirección en que iban Sam y el resto de las miembros del 4F.
En cuanto Sam alcanzó al grupo, Tina pudo oír la nítida y reprendiente voz de Bette Porter, “¿Por qué demonios has ayudado a esa estúpida niña?”
“Nuse.” Contestó Sam pasando un brazo por los hombros de su mejor amiga. “Vamos.”
Tina movió la cabeza mientras veía cómo se alejaban Bette y Sam seguidas por Shane y Alice hacia la cafetería. En cuanto Tina las perdió de vista, volvió a su libro. “Bette Porter es una zorra.”
“¡Dios mío! Ya están aquí” Dijo una chica bajita de pelo castaño mientras recorría todo el pasillo. Se sintió un cambio repentino de energía a lo largo del pasillo. Algunas estudiantes empezaron a murmurar entre ellas ya que no podían contener su emoción. Se empezaron a oír algunos gritos agudos mientras que otras estudiantes se dedicaban a pasar las noticias a través de mensajes. Toda la emoción y felicidad empezaba a ser muy contagiosa, uno no podía sentirse contagiado – o eso parecía…era algo doloroso.
Tina Kennard dejó escapar un suspiro cuando cerraba su taquilla. Miró a todas las chicas que hablaban animadamente unas con las otras, moviéndose con excitación y riéndose como locas. “Oh genial.” Pensó y puso los ojos en blanco. Se llevó su mochila a la espalda y se encaminó hacia la salida atravesando y haciéndose paso entre la marea de estudiantes. Iba frunciendo el cejo cada vez que se chocaba con alguna estudiante en su camino a la salida del colegio. Parecía como si todo el mundo estuviese nervioso, corriendo de un lado para otro, esperando alcanzar ver al famoso cuarteto.
Tina soltó la respiración que estaba conteniendo en cuanto cruzó la puerta principal y apretando el paso se dirigió hacia el patio. Cerró los ojos e hizo sus ejercicios de respiración para tranquilizarse un poco. Este iba a ser un día largo para ella, ahora que “las grandes soberanas” habían vuelto de su pequeña escapada en vela por la Ribera Francesa. Ir a clase, estando ellas, volvería otra vez a ser algo insufrible y un derroche constante de energía. O al menos para ella. Miró a las caras sonrientes de su alrededor. “Mierda.” Dijo para ella cuando atravesaba el caminito de piedras hacia su rincón favorito, un banco justo debajo de un roble.
Una vez que llegó, tiró su mochila en el banco y se dejó caer al lado. Sacó su nueva novela que había tomado de la biblioteca. Abrió el libro viejo por donde estaba su punto de referencia y empezó a leer.
Estaba tan sumergida en su lectura que no se dio cuenta de las cuatro chicas que se aproximaban por el camino. Una fuerte voz fue la que la trajo de nuevo a la realidad.
“¡Ah! ¡¿Pero qué coño?!” Gritó Alice al tropezarse con una mochila que estaba tirada en el suelo. La dueña, una estudiante de primer curso con coletas, se deshizo en disculpas a la rubia. Acababa de dejar su mochila en el suelo para atarse los cordones de los zapatos. Tina presenciaba incrédula la escena a unos metros de distancia. ¿Cómo demonios se dio Alice con esa mochila tan grande? Era de color rosa intenso y enorme, ¿Alice estaba ciega o qué? Pensaba mientras veía como Alice miraba a la niña con furia.
“Déjalo estar Al.” Dijo Shane agarrándola por la espalda. “Ha sido tu culpa por ir hablando y no ver por dónde pasas.” Se rió mientras la cogía por los hombros y se la llevaba del sitio.
Bette, que presenció la escena con el cejo fruncido, se acercó a la de primero y con aire despectivo dijo: “Deberías habértelo pensado mejor antes de dejar tus putas cosas por ahí.” Acto seguido le pegó una patada a la mochila causando que todas sus cosas se desparramaran por el suelo. “Si Al se hubiese hecho daño te hubiese dado a ti también.” Añadió y se volvió hacia Shane y Alice que se iban. La pobre estudiante se agachó sollozando para recoger sus cosas esparcidas por todas partes. Tina se iba a levantar del banco para ayudar a la niña cuando vio que alguien había llegado antes que ella. Tina se quedó mirando sobrecogida cómo Sam con cuidado se agachó y se puso a recoger las libretas y libros que estaban en el suelo. Tina no pudo evitar sonreír al ver con que cuidado y suavidad le daba las cosas a la niña. Cuando todo volvió a estar en su sitio la estudiante de primero no paró de darle las gracias una y otra vez a la morena. Sam apenas miró a la chica y con una mirada perdida se volvió para seguir a sus amigas. Pasó al lado del banco en que estaba Tina y sus miradas se cruzaron un segundo antes de que ésta bostezara.
Tina enrojeció al breve contacto visual. Sintió como su corazón se desbordaba en su pecho y suspiró. Si…odiaba al 4F…pero sí, cada vez estaba más por Sam Makavejev.
¿Era posible odiar algo con tanta fuerza y al mismo tiempo querer una parte de eso? Tina dejó escapar un suspiro y apoyó su espalda contra el banco. Miró en la dirección en que iban Sam y el resto de las miembros del 4F.
En cuanto Sam alcanzó al grupo, Tina pudo oír la nítida y reprendiente voz de Bette Porter, “¿Por qué demonios has ayudado a esa estúpida niña?”
“Nuse.” Contestó Sam pasando un brazo por los hombros de su mejor amiga. “Vamos.”
Tina movió la cabeza mientras veía cómo se alejaban Bette y Sam seguidas por Shane y Alice hacia la cafetería. En cuanto Tina las perdió de vista, volvió a su libro. “Bette Porter es una zorra.”
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPITULO DOS: POR UN CAFÉ
En la sala VIP de un popular club de lesbianas en West Hollywood se encontraban cuatro amigas (y una novia temporal) en el sitio exclusivo que estaba reservado para ellas todas las noches. Aquella noche era un día entre semana, pero eso no era razón para que el 4F no saliera hasta las tantas. Estaban separadas del resto de la gente por una fina cortina que no impedía las miradas de algunos curiosos, pero la privacidad que ellas gozaban se la conferían dos guardias de seguridad que custodiaban la entrada.
Tampoco era impedimento alguno para ellas que todavía estuviesen en el instituto y por tanto, menores de edad, para consumir bebidas alcohólicas. El dinero movía montañas en esta ciudad.
“¿Podrías dejar de hacer eso, por favor?” Le dijo Bette a su mejor amiga Sam mientras ésta volvía a abrir la tapa de su móvil por enésima vez.
“Perdón.” Suspiró y tiró su móvil a la mesa al tiempo que se echaba al sofá.
Shane apartó la mirada de su caprichito de esta semana – Jessie…Jerica..Jessica o algo así – y sonrió a Sam. “Sabes, debe de estar algo ocupada haciendo maletas y todo.” Dio un trago a su cerveza y continuó, “estoy segura que te llamará pronto.” Dijo encogiéndose de hombros. A continuación su atención volvió a centrarse en su cita de escaso vestido, a la que susurró al oído y comenzó a besar por el cuello.
“Sí, estoy de acuerdo con Shane.” Alice se levantó del respaldo del sofá y apoyó su barbilla en las manos. “¿Así que podrías dejar de ser una aguafiestas y pretender que te lo estás pasando bien con tus amigas?”
Sam dejó escapar una breve sonrisa y tomó un sorbo de su copa de vino. “Me estoy divirtiendo Al.” Dijo jugando con la copa.
Alice sacudió la cabeza y se rió. “Si, claro Sammy. Tus constantes bostezos no dicen lo mismo.”
Bette sonriente intercedió por ella. “Déjala en paz Al. Sabes que tiene un desorden del sueño”. Reclinándose hacia atrás en el sofá tomó un sorbo de su bebida. “Bueno, aparte también es narcodependiente”.
“¿Lo eres?” Alicia rió cuando Sam miró hacia abajo y sacudió su cabeza, sonriendo igual que las demás.
Algunas horas y algunas bebidas más adelante, un silencio cómodo aterrizó en la mesa. Bueno. Por supuesto hasta que Bette Porter decidió romper el ambiente con una maldición.
“Mierda.”
“¿Qué?” Sam miró a su mejor amiga confundida.
“Hay tres mujeres en la barra que nos están mirando raro.”
“¿Y? Puede ser que apenas piensen que eres caliente o algo así.” Alice entró en la conversación mientras echaba un ojo en las mujeres de la barra que parecían comerse con los ojos a Bette.
“Están alterando mis nervios.”
“Entonces deja de mirarlas. Tan solo no les hagas caso.” Alicia encogió los hombros mientras una mesera traía su bebida.
“A la mierda eso. Tengo una mejor idea.” Bette levantó su mano derecha y señaló con un dedo. El encargado del club apareció de la esquina de la sala VIP y se apresuró hacia Bette.
“¿Sí ms Porter? ¿Cualquier cosa que pueda hacer por usted?” Preguntó mientras se inclinaba levemente, listo para atender cualquier petición de Bette.
“¿Por qué permite tales monstruosidades dentro de este club?” dijo moviendo su cabeza hacia el grupo de mujeres que despertaron su ira. “Saca a esas mujeres de aquí y despide a ese gorila de mierda inmediatamente, no quiero ver su cara cuando deje el club más adelante.” Dijo con una ceja levantada y un tono autoritario.
“Lo siento por eso ms Porter,” el encargado se disculpó. “Me libraré de ellas inmediatamente.” Dijo mientras se alejaba del grupo y agitaba su mano hacia uno de los guardias de seguridad.
“Bueno.” Bette sonrió satisfecha y miró a sus amigas. Alice rodó solamente sus ojos mientras Sam continuaba con la mente puesta en otra parte. Shane, bien, ella estaba ocupada aspirando de la cara de su novia para notar cualquier cosa.
“¿Y tenías que hacerlo de esa manera Porter, eh?” Alice hizo gestos mientras tomaba su bebida.
“Apuesta tu culo.” Bette sonrió al ver las caras de sorpresa y desconcierto de las tres mujeres mientras eran escoltadas fuera del club.
-------------------------
“¡¡TIINAAAAAAA!!”
Tina movió rápidamente su cabeza alrededor para localizar la fuente del grito. Era extraño, ¿ realmente alguien dijo en voz alta su nombre en este lugar? No pensaba que cualquier persona, con excepción de Jenny, la conociera mas que como ms Kennard. Ella frunció el ceño mientras doblaba su cuello para buscar una cara familiar entre las multitudes de estudiantes que intentaban entrar en el edificio.
“¡¡TINA!!!” Finalmente, la rubia la vio. Una morena con una sonrisa amplia marcada en su cara saltaba hasta llamar su atención.
“¡Oh mi dios!” Tina exclamó feliz mientras caminaba apresurada para encontrar a una buena amiga de su hogar en Carolina del Norte. “¡Dana!” Dijo mientras abrazaba a la morena. “¿Qué estás haciendo aquí?”
Dana caminó hacia ella y señaló hacia su uniforme con una sonrisa resplandeciente en su cara. “Acabo de transferirme aquí hace dos días. Voy a asistir a esta escuela también.”
El interior del cerebro de Tina finalmente registró la vestimenta de Dana. ¿Cómo no había notado el hecho de que ambas tenían el mismo uniforme puesto? “¡Es tan agradable oír eso! Dios, estoy tan feliz de que estés aquí danés.” Tina sonrió sinceramente. “Espera un minuto. ¿qué le sucedió a tu rancho?” Preguntó mientras recordaba el negocio familiar de los Fairbanks.
“Oh, lo vendimos.” Dana hizo muecas. “No creerás esto. pero resulta que el pedazo de tierra horrible que heredamos de tío Bill estaba repleto por completo de depósitos de petróleo.” Ella rió un poco mientras enganchaba su brazo en Tina y caminaba suavemente con ella hacia la entrada principal de la escuela. “Fin de la larga historia, mi familia ahora está cargada.” Dana continuó mientras Tina intentada absorber toda la información. “Somos lo que le llaman nuevos snobs o nuevos ricos.” Dana se encogió y sonrió.
Tina sacudió simplemente su cabeza y se rió de la buena fortuna de su amiga. “Felicidades. Apenas felicidades danés.”
Las dos amigas rieron juntas mientras continuaban con su amena charla. Tina ofreció escoltar a Dana a la oficina de las directoras en el tercer piso, y a cambio, la morena prometió comprar a su amiga una taza de café helado que tenían en uno de los carros de alimento que estaban camino al homeroom.
“¿Entonces porqué estamos en la escuela temprano hoy?” Shane bostezó mientras que las 4F caminaban por las escaleras. “Homeroom incluso no ha comenzado todavía.” Masculló.
Sam gruñó simplemente mientras señalaba con su pulgar en Bette y Alicia.
“¿Qué? Necesitamos estar aquí temprano para poner esta pequeña etiqueta roja dentro del armario de la amiga estudiante de primer año de Alicia.” Bette contestó mientras Alicia le daba el infame papel rojo.
“¿Todavía no olvidas ese incidente, Al?” Shane suspiró mientras frotaba su cara soñolienta con sus manos.
Alicia suspiró. “Bien lo hice realmente. Hasta que me vi una pequeña contusión en mi pierna después de que llegamos a casa anoche. Error, esta mañana.” Ella levantó sus pantalones un poco y demostró la contusión minúscula en su pierna correcta. “Le dije a Bette sobre él, y ahora aquí estamos.” dijo Alicia mientras saltaba levemente para golpear ligeramente el letrero de “2do piso” que colgaba del techo.
“Los armarios están abajo en la primera planta.” Sam bostezó mientras estiraba sus brazos. “¿Porqué vamos al tercer piso?”
“Para conseguir el tiro de café express de Shane del carro.” Dijo Bette simplemente.
Alice cabeceó en el acuerdo. “Sí, así puede parar de caminar alrededor del campus como un zombi de mierda.”
Shane gimió y dijo algo incoherente a medida que continuaba subiendo las escaleras.
Dana cerró la puerta de la oficina de la directora y saltó emocionada hacia Tina. “¡Me pusieron en el 4-B!” Sonrió en su amiga.
“¿Realmente? ¡Eso es grande! Estamos en la misma clase.” Tina sonrió de oído a oído.
Dana agarró el brazo de Tina emocionada y la arrastró hacia el carro del alimento un par de metros adelante. “¡Celebremos!” Dijo mientras sacaba sencillo de su bolsa. “Dos cafés helados son ideales.” Sonrió en el servidor brillantemente. Después de algunos minutos, se sirvieron su café y las dos chocaron sus vasos térmicos y dijeron “¡brindemos!”. Reían mientras caminaban hacia las escaleras.
“¡Oh, estoy tan emocionada Tina!” Dana exclamó alegre mientras abrazaba a su amiga otra vez.
Tina rió, la felicidad de Dana era tan contagiosa. “Calmate, danés.” Tina rio nerviosamente. “Debemos apresurarnos o bien vamos a llegar tarde.”
“¿Oh? ¡Es verdad! No quiero dar una mala impresión en mi primer día en Redwind.” Dana rió mientras jalaba de su amiga. Ella hizo esto absolutamente precipitadamente, haciendo que la rubia se congelara en choque mientras atestiguaba lo que sucedió después.
Dana no notó que su taza de café estaba solamente parcialmente cerrada. El servidor no apretó la tapa lo suficiente para que se encajara a presión y se sostuviera en su lugar. Entonces cuando ella se movió repentinamente lejos de Tina, el contenido de su taza fue a volar lejos del envase.
Tina miró con horror como el líquido marrón voló y cayó de una manera perfecta en una masa de cabellos obscuros, donde entonces viajó abajo a una blusa blanca de diseñador. Su mente mantuvo la vista delante de ella mientras su boca abierta caía en choque.
“¡¡¡FUUUCCCCCKKKKKKK!!!” Bette Porter gritó en cólera, el líquido frío caía abajo de su pelo, en su cara y finalmente en su ropa.
Uh-oh, el resto de F4 retrocedió y miró la escena ante ellas. Esto no va a terminar nada bien, pensó Alice.
“¡¡TU!!” Bette señaló a Dana de una manera acusatoria.
Dana dio un par de pasos y se colocó al lado de Bette. “Estoy realmente, realmente apenada.” Ella sacó un pañuelo de su bolsillo de pecho y lo frotó en Bette.
Bette golpeó con fuerza la mano de Dana lejos de su cara y gritó a la pobre muchacha, que temblaba. “No me toques.” Dijo furiosa, sus ojos brillaban como dagas. “¿No sabes quién soy? ¿Eres estúpida o qué? ¿Cuál mierdas es tu nombre?”
Tina se recuperó del choque y caminó hacia su amiga. Dana era nueva en Redwind, ella no sabía sobre F4 y sus juegos malvados. Se interpuso entre Dana y Bette y levantó sus brazos protectora, como si blindara a Dana lejos de un monstruo. “No tienes que decirle nada.” Le dijo a Dana, pero sus ojos estaban fijos en Bette.
“Soy la persona que derramó el café sobre ella, dejame manejarlo, no te preocupes.” Dana dijo mientras intentaba mover a Tina a su lado suavemente.
“No.” Tina era firme. Continuó mirando fijamente a Bette mientras decía sus próximas palabras. “Mira, lo que sucedió fue un accidente. Mi amiga no quiso derramar su café en ti. Ella se disculpó ya. Ella puede pagar tu limpieza en seco o lo que sea. Solo dejalo ya por favor.”
“¿Qué hace que pienses que dejaré esto tan fácilmente?” Bette miró a las dos delante de ella y sonrió arrogante. “¿Y quién eres tu? ¿Actuando tan valiente y llena de mierda?”
Como Bette tomaba la ruta arrogante y rechazaba la pipa de paz que Tina le ofrecía, la rubia entonces decidio enfrentarse con la morena. "No me asustas Bette Porter", Tina pensó airadamente, no sabes con quien te estás metiendo. “Kennard. Christina Kennard.” Dijo orgullosa mientras se encontraba con el fulgor de Bette. “Recuerda ese nombre, Porter.”
Bette levantó simplemente una ceja mientras miraba a la rubia de arriba abajo divertida. “¿Oh, y porqué debo hacerlo?” Dijo sarcástica.
“Porque soy la persona que llevará a la poderosa Bette Porter a ponerse de rodillas,” Tina hizo gestos. “Y, soy la única con la tripa para hacer esto.” Ella quitó rápidamente la tapa de su taza de café y lanzó el contenido en la cara de Bette. Las otras se colocaban con sus bocas boquiabiertas con la escena que se revelaba delante de ellas.
"Oh no ella no lo hizo!" Alice pensó mientras veía el café resbalar de la boca de Bette.
Tina sonrió triunfante mientras tomaba la mano de Dana y la llevaba abajo de las escaleras. Cuando dio vuelta a su cabeza para mirar a las 4F de nuevo, vio a Sam mirarla curiosamente. Tina se ruborizó y dio la vuelta rápidamente alejandose.
“Mierda. ¿Estás bien Bette?” Shane, que estaba totalmente despierta y alerta para entonces, llegó hasta su amiga e intentó ofrecerle su pañuelo. Viendo la mirada lejana en la cara de su amiga, Shane decidió limpiar el pelo, la cara y el cuello de Bette por si misma.
Alice sacudió su cabeza divertida mientras que el shock inicial comenzaba a desplomarse. “Bien, ésa fue una primera.” Ella miraba la piscina del café en el piso. ¿Christina Kennard huh?Pensó. ¿Por qué siento como que no será la última vez que sabremos de ti? Ella miró para arriba y se encontró con la mirada de Sam.
Como de costumbre, la introvertida tenía una expresión ilegible en su cara. Sam se encogió y miró simplemente abajo de la escalera en donde la interesante rubia había desaparecido. Caminó un par de pasos y se colocó al lado de Bette. “Tengo una blusa de repuesto dentro de mi armario.” Ella frotó la espalda de Bette suavemente.
Bette miró abajo en la etiqueta roja que sostenía en su mano derecha. Hay un pequeño cambio de planes mi estimada roja, Bette sonrió malévola, veo que no estarás colgada dentro del armario de un estudiante de primer año después de todo.
En la sala VIP de un popular club de lesbianas en West Hollywood se encontraban cuatro amigas (y una novia temporal) en el sitio exclusivo que estaba reservado para ellas todas las noches. Aquella noche era un día entre semana, pero eso no era razón para que el 4F no saliera hasta las tantas. Estaban separadas del resto de la gente por una fina cortina que no impedía las miradas de algunos curiosos, pero la privacidad que ellas gozaban se la conferían dos guardias de seguridad que custodiaban la entrada.
Tampoco era impedimento alguno para ellas que todavía estuviesen en el instituto y por tanto, menores de edad, para consumir bebidas alcohólicas. El dinero movía montañas en esta ciudad.
“¿Podrías dejar de hacer eso, por favor?” Le dijo Bette a su mejor amiga Sam mientras ésta volvía a abrir la tapa de su móvil por enésima vez.
“Perdón.” Suspiró y tiró su móvil a la mesa al tiempo que se echaba al sofá.
Shane apartó la mirada de su caprichito de esta semana – Jessie…Jerica..Jessica o algo así – y sonrió a Sam. “Sabes, debe de estar algo ocupada haciendo maletas y todo.” Dio un trago a su cerveza y continuó, “estoy segura que te llamará pronto.” Dijo encogiéndose de hombros. A continuación su atención volvió a centrarse en su cita de escaso vestido, a la que susurró al oído y comenzó a besar por el cuello.
“Sí, estoy de acuerdo con Shane.” Alice se levantó del respaldo del sofá y apoyó su barbilla en las manos. “¿Así que podrías dejar de ser una aguafiestas y pretender que te lo estás pasando bien con tus amigas?”
Sam dejó escapar una breve sonrisa y tomó un sorbo de su copa de vino. “Me estoy divirtiendo Al.” Dijo jugando con la copa.
Alice sacudió la cabeza y se rió. “Si, claro Sammy. Tus constantes bostezos no dicen lo mismo.”
Bette sonriente intercedió por ella. “Déjala en paz Al. Sabes que tiene un desorden del sueño”. Reclinándose hacia atrás en el sofá tomó un sorbo de su bebida. “Bueno, aparte también es narcodependiente”.
“¿Lo eres?” Alicia rió cuando Sam miró hacia abajo y sacudió su cabeza, sonriendo igual que las demás.
Algunas horas y algunas bebidas más adelante, un silencio cómodo aterrizó en la mesa. Bueno. Por supuesto hasta que Bette Porter decidió romper el ambiente con una maldición.
“Mierda.”
“¿Qué?” Sam miró a su mejor amiga confundida.
“Hay tres mujeres en la barra que nos están mirando raro.”
“¿Y? Puede ser que apenas piensen que eres caliente o algo así.” Alice entró en la conversación mientras echaba un ojo en las mujeres de la barra que parecían comerse con los ojos a Bette.
“Están alterando mis nervios.”
“Entonces deja de mirarlas. Tan solo no les hagas caso.” Alicia encogió los hombros mientras una mesera traía su bebida.
“A la mierda eso. Tengo una mejor idea.” Bette levantó su mano derecha y señaló con un dedo. El encargado del club apareció de la esquina de la sala VIP y se apresuró hacia Bette.
“¿Sí ms Porter? ¿Cualquier cosa que pueda hacer por usted?” Preguntó mientras se inclinaba levemente, listo para atender cualquier petición de Bette.
“¿Por qué permite tales monstruosidades dentro de este club?” dijo moviendo su cabeza hacia el grupo de mujeres que despertaron su ira. “Saca a esas mujeres de aquí y despide a ese gorila de mierda inmediatamente, no quiero ver su cara cuando deje el club más adelante.” Dijo con una ceja levantada y un tono autoritario.
“Lo siento por eso ms Porter,” el encargado se disculpó. “Me libraré de ellas inmediatamente.” Dijo mientras se alejaba del grupo y agitaba su mano hacia uno de los guardias de seguridad.
“Bueno.” Bette sonrió satisfecha y miró a sus amigas. Alice rodó solamente sus ojos mientras Sam continuaba con la mente puesta en otra parte. Shane, bien, ella estaba ocupada aspirando de la cara de su novia para notar cualquier cosa.
“¿Y tenías que hacerlo de esa manera Porter, eh?” Alice hizo gestos mientras tomaba su bebida.
“Apuesta tu culo.” Bette sonrió al ver las caras de sorpresa y desconcierto de las tres mujeres mientras eran escoltadas fuera del club.
-------------------------
“¡¡TIINAAAAAAA!!”
Tina movió rápidamente su cabeza alrededor para localizar la fuente del grito. Era extraño, ¿ realmente alguien dijo en voz alta su nombre en este lugar? No pensaba que cualquier persona, con excepción de Jenny, la conociera mas que como ms Kennard. Ella frunció el ceño mientras doblaba su cuello para buscar una cara familiar entre las multitudes de estudiantes que intentaban entrar en el edificio.
“¡¡TINA!!!” Finalmente, la rubia la vio. Una morena con una sonrisa amplia marcada en su cara saltaba hasta llamar su atención.
“¡Oh mi dios!” Tina exclamó feliz mientras caminaba apresurada para encontrar a una buena amiga de su hogar en Carolina del Norte. “¡Dana!” Dijo mientras abrazaba a la morena. “¿Qué estás haciendo aquí?”
Dana caminó hacia ella y señaló hacia su uniforme con una sonrisa resplandeciente en su cara. “Acabo de transferirme aquí hace dos días. Voy a asistir a esta escuela también.”
El interior del cerebro de Tina finalmente registró la vestimenta de Dana. ¿Cómo no había notado el hecho de que ambas tenían el mismo uniforme puesto? “¡Es tan agradable oír eso! Dios, estoy tan feliz de que estés aquí danés.” Tina sonrió sinceramente. “Espera un minuto. ¿qué le sucedió a tu rancho?” Preguntó mientras recordaba el negocio familiar de los Fairbanks.
“Oh, lo vendimos.” Dana hizo muecas. “No creerás esto. pero resulta que el pedazo de tierra horrible que heredamos de tío Bill estaba repleto por completo de depósitos de petróleo.” Ella rió un poco mientras enganchaba su brazo en Tina y caminaba suavemente con ella hacia la entrada principal de la escuela. “Fin de la larga historia, mi familia ahora está cargada.” Dana continuó mientras Tina intentada absorber toda la información. “Somos lo que le llaman nuevos snobs o nuevos ricos.” Dana se encogió y sonrió.
Tina sacudió simplemente su cabeza y se rió de la buena fortuna de su amiga. “Felicidades. Apenas felicidades danés.”
Las dos amigas rieron juntas mientras continuaban con su amena charla. Tina ofreció escoltar a Dana a la oficina de las directoras en el tercer piso, y a cambio, la morena prometió comprar a su amiga una taza de café helado que tenían en uno de los carros de alimento que estaban camino al homeroom.
“¿Entonces porqué estamos en la escuela temprano hoy?” Shane bostezó mientras que las 4F caminaban por las escaleras. “Homeroom incluso no ha comenzado todavía.” Masculló.
Sam gruñó simplemente mientras señalaba con su pulgar en Bette y Alicia.
“¿Qué? Necesitamos estar aquí temprano para poner esta pequeña etiqueta roja dentro del armario de la amiga estudiante de primer año de Alicia.” Bette contestó mientras Alicia le daba el infame papel rojo.
“¿Todavía no olvidas ese incidente, Al?” Shane suspiró mientras frotaba su cara soñolienta con sus manos.
Alicia suspiró. “Bien lo hice realmente. Hasta que me vi una pequeña contusión en mi pierna después de que llegamos a casa anoche. Error, esta mañana.” Ella levantó sus pantalones un poco y demostró la contusión minúscula en su pierna correcta. “Le dije a Bette sobre él, y ahora aquí estamos.” dijo Alicia mientras saltaba levemente para golpear ligeramente el letrero de “2do piso” que colgaba del techo.
“Los armarios están abajo en la primera planta.” Sam bostezó mientras estiraba sus brazos. “¿Porqué vamos al tercer piso?”
“Para conseguir el tiro de café express de Shane del carro.” Dijo Bette simplemente.
Alice cabeceó en el acuerdo. “Sí, así puede parar de caminar alrededor del campus como un zombi de mierda.”
Shane gimió y dijo algo incoherente a medida que continuaba subiendo las escaleras.
Dana cerró la puerta de la oficina de la directora y saltó emocionada hacia Tina. “¡Me pusieron en el 4-B!” Sonrió en su amiga.
“¿Realmente? ¡Eso es grande! Estamos en la misma clase.” Tina sonrió de oído a oído.
Dana agarró el brazo de Tina emocionada y la arrastró hacia el carro del alimento un par de metros adelante. “¡Celebremos!” Dijo mientras sacaba sencillo de su bolsa. “Dos cafés helados son ideales.” Sonrió en el servidor brillantemente. Después de algunos minutos, se sirvieron su café y las dos chocaron sus vasos térmicos y dijeron “¡brindemos!”. Reían mientras caminaban hacia las escaleras.
“¡Oh, estoy tan emocionada Tina!” Dana exclamó alegre mientras abrazaba a su amiga otra vez.
Tina rió, la felicidad de Dana era tan contagiosa. “Calmate, danés.” Tina rio nerviosamente. “Debemos apresurarnos o bien vamos a llegar tarde.”
“¿Oh? ¡Es verdad! No quiero dar una mala impresión en mi primer día en Redwind.” Dana rió mientras jalaba de su amiga. Ella hizo esto absolutamente precipitadamente, haciendo que la rubia se congelara en choque mientras atestiguaba lo que sucedió después.
Dana no notó que su taza de café estaba solamente parcialmente cerrada. El servidor no apretó la tapa lo suficiente para que se encajara a presión y se sostuviera en su lugar. Entonces cuando ella se movió repentinamente lejos de Tina, el contenido de su taza fue a volar lejos del envase.
Tina miró con horror como el líquido marrón voló y cayó de una manera perfecta en una masa de cabellos obscuros, donde entonces viajó abajo a una blusa blanca de diseñador. Su mente mantuvo la vista delante de ella mientras su boca abierta caía en choque.
“¡¡¡FUUUCCCCCKKKKKKK!!!” Bette Porter gritó en cólera, el líquido frío caía abajo de su pelo, en su cara y finalmente en su ropa.
Uh-oh, el resto de F4 retrocedió y miró la escena ante ellas. Esto no va a terminar nada bien, pensó Alice.
“¡¡TU!!” Bette señaló a Dana de una manera acusatoria.
Dana dio un par de pasos y se colocó al lado de Bette. “Estoy realmente, realmente apenada.” Ella sacó un pañuelo de su bolsillo de pecho y lo frotó en Bette.
Bette golpeó con fuerza la mano de Dana lejos de su cara y gritó a la pobre muchacha, que temblaba. “No me toques.” Dijo furiosa, sus ojos brillaban como dagas. “¿No sabes quién soy? ¿Eres estúpida o qué? ¿Cuál mierdas es tu nombre?”
Tina se recuperó del choque y caminó hacia su amiga. Dana era nueva en Redwind, ella no sabía sobre F4 y sus juegos malvados. Se interpuso entre Dana y Bette y levantó sus brazos protectora, como si blindara a Dana lejos de un monstruo. “No tienes que decirle nada.” Le dijo a Dana, pero sus ojos estaban fijos en Bette.
“Soy la persona que derramó el café sobre ella, dejame manejarlo, no te preocupes.” Dana dijo mientras intentaba mover a Tina a su lado suavemente.
“No.” Tina era firme. Continuó mirando fijamente a Bette mientras decía sus próximas palabras. “Mira, lo que sucedió fue un accidente. Mi amiga no quiso derramar su café en ti. Ella se disculpó ya. Ella puede pagar tu limpieza en seco o lo que sea. Solo dejalo ya por favor.”
“¿Qué hace que pienses que dejaré esto tan fácilmente?” Bette miró a las dos delante de ella y sonrió arrogante. “¿Y quién eres tu? ¿Actuando tan valiente y llena de mierda?”
Como Bette tomaba la ruta arrogante y rechazaba la pipa de paz que Tina le ofrecía, la rubia entonces decidio enfrentarse con la morena. "No me asustas Bette Porter", Tina pensó airadamente, no sabes con quien te estás metiendo. “Kennard. Christina Kennard.” Dijo orgullosa mientras se encontraba con el fulgor de Bette. “Recuerda ese nombre, Porter.”
Bette levantó simplemente una ceja mientras miraba a la rubia de arriba abajo divertida. “¿Oh, y porqué debo hacerlo?” Dijo sarcástica.
“Porque soy la persona que llevará a la poderosa Bette Porter a ponerse de rodillas,” Tina hizo gestos. “Y, soy la única con la tripa para hacer esto.” Ella quitó rápidamente la tapa de su taza de café y lanzó el contenido en la cara de Bette. Las otras se colocaban con sus bocas boquiabiertas con la escena que se revelaba delante de ellas.
"Oh no ella no lo hizo!" Alice pensó mientras veía el café resbalar de la boca de Bette.
Tina sonrió triunfante mientras tomaba la mano de Dana y la llevaba abajo de las escaleras. Cuando dio vuelta a su cabeza para mirar a las 4F de nuevo, vio a Sam mirarla curiosamente. Tina se ruborizó y dio la vuelta rápidamente alejandose.
“Mierda. ¿Estás bien Bette?” Shane, que estaba totalmente despierta y alerta para entonces, llegó hasta su amiga e intentó ofrecerle su pañuelo. Viendo la mirada lejana en la cara de su amiga, Shane decidió limpiar el pelo, la cara y el cuello de Bette por si misma.
Alice sacudió su cabeza divertida mientras que el shock inicial comenzaba a desplomarse. “Bien, ésa fue una primera.” Ella miraba la piscina del café en el piso. ¿Christina Kennard huh?Pensó. ¿Por qué siento como que no será la última vez que sabremos de ti? Ella miró para arriba y se encontró con la mirada de Sam.
Como de costumbre, la introvertida tenía una expresión ilegible en su cara. Sam se encogió y miró simplemente abajo de la escalera en donde la interesante rubia había desaparecido. Caminó un par de pasos y se colocó al lado de Bette. “Tengo una blusa de repuesto dentro de mi armario.” Ella frotó la espalda de Bette suavemente.
Bette miró abajo en la etiqueta roja que sostenía en su mano derecha. Hay un pequeño cambio de planes mi estimada roja, Bette sonrió malévola, veo que no estarás colgada dentro del armario de un estudiante de primer año después de todo.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPÍTULO TRES: Las consecuencias
La campana acababa de sonar, señalando el final del descanso. Uno por uno los grupos de estudiantes que se encontraban por todo el campus comenzaron a dispersarse para dirigirse a sus clases respectivas. Los acontecimientos de esa mañana dieron a la comunidad de esa institución privada bastante forraje para el chisme. Un testigo de los acontecimientos en la escalera del tercer piso comenzó la primer ronda de chismes, y muy pronto la historia de cierto incidente sobre el café se esparció como reguero de pólvora. Las palabras proféticas que Tina pensó para Bette también sonaron verdaderas para cada uno en la academia de Redwind. Ahora todos sabían su nombre. Cada uno comenzó a reconocer la existencia de una Christina Kennard entre ellos. Se fué el anonimato de Tina. Se fué la vida reservada y el aislamiento que amaba. Se fué su deseo de una graduación sin drama.
“¡Y oh. Pienso que es ella!” Una muchacha alta flaca señaló en Tina cuando cerró la puerta de su armario. Todos sus amigos miraron en la dirección que ella señalaba y observaron una rubia que parecía irritada mientras caminaba entre los otros estudiantes. Cada uno tenía sus ojos en Tina mientras lanzaban comentarios unos a otros en tonos bajos. Y no, no pensaban que Tina fuera valiente para enfrentarse a Bette Porter. Nope, Tina Kennard no era ningún héroe. Todos miraron a Tina y vieron la misma cosa, el caminar de una mujer muerta. Ahora todo lo que necesitaban era la señal - la etiqueta roja - y todo el infierno caería sobre ella.
Tina caminó enérgicamente en medio del vestíbulo con su cabeza doblada hacia abajo. Sabía que cada una la miraba y eso la hacía sentirse un poco incómoda y sumamente molesta. Agradezco a dios que tengo período de estudio ahora, pensó mientras doblaba la esquina hacia un vestíbulo abandonado y continuó su viaje hacia una puerta roja familiar. En vez de ir al pasillo de estudio, Tina optó por su lugar seguro - su refugio cuando las cosas se tornaban insoportablemente sofocantes dentro de esa escuela. Paró delante de la puerta roja y suspiró mientras agarraba la manija. Después de algunos golpes, torció la perilla y empujó la puerta. Tan pronto como caminara hacia fuera, su mano llegó inmediatamente hasta su cara para cubrir sus ojos de la luz del sol brillante. Después de que se hubiera ajustado a su nuevo ambiente algunos momentos más adelante, exhaló un suspiro de alivio. Finalmente. un escape de los ojos que la acosaban. Para cualquier persona, este lugar era apenas un balcón simple en el tercer piso que pasaba por alto el campo de fútbol abajo. Pero para Tina Kennard, este pequeño balcón era su asilo. Este lugar estaba a menudo abandonado, y ella fué bastante afortunada por descubrirlo un día durante su primer año en que buscaba un lugar reservado lejos de la multitud ingobernable que perseguía una pobre alma marcada con etiqueta roja alrededor del campus. Normalmente, se inclinaba hacia la repisa en silencio, admitiendo el aire fresco y la visión agradable. Pero no ahora. Ahora necesitaba desahogarse. ¿Han oído hablar de la gente que grita en el océano cuando está enojada? Tina bien estaba lista para el campo de fútbol ahora mismo. Lo que, para Tina, gritar fuertemente sus frustraciones era terapéutico.
“¡¡¡¡JODETE BETTE PORTER!!!!” Tina gritó tan pronto como sus manos agarraran la repisa. “¡¡¡¡¡¡JODANSE 4F!!!!” Su pecho se levantaba hacia arriba y hacia abajo mientras respiraba pesadamente. “¿USTEDES PIENSAN QUE PUEDEN CAMINAR POR ENCIMA DE TODOS COMO SI FUERAN DIOSES LANZANDO SU DINERO ALREDEDOR?” Ella lanzó sus brazos en el aire en la frustración. “¡¡¡BIEN VAYANSE AL INFIERNO USTEDES LAS FRESAS DEL DIABLO!!!” Gritó con toda la fuerza de sus pulmones . Grandioso , se siente bien, Tina sonrió mientras intentaba traer su respiración de nuevo a la normalidad.
Lejos en la esquina del balcón, oculta de la mirada de Tina por una planta enorme, una figura dormida comenzó a despertarse. Abrió un ojo seguido por el otro, la persona quitó lentamente el libro que utilizaba para cubrir su cara mientras dormitaba. “¿Puedes dejar de gritar?” Dijo mientras acomodaba un brazo debajo de su cabeza.
Tina saltó para arriba en choque cuando escuchó una voz a su derecha. Su frente se surcó mientras veía un par de zapatillas de deporte detrás de la planta cerca de la esquina del balcón. De todas las veces que había estado en ese lugar, nunca había tenido compañía. Caminó lentamente hacia la persona para disculparse y descubrir la identidad de la extraña. Cuando finalmente tuvo una visión clara de la persona, su boca cayó. “¡¿SSSSamantha MMMakavejev?!” Ella tardamudeó, completamente sorprendida.
La morena se incorporó y suspiró. “Soy Sam.” Dijo mientras doblaba las piernas a su pecho, colocó sus brazos encima de sus rodillas y reclinó su cabeza en una de sus manos. Dobló una ceja mientras estudiaba la cara de Tina curiosamente. “La muchacha del café.” Indicó simplemente.
Tina se ruborizó profundamente. Su corazón latía rápidamente ahora que estaba tan cerca de Sam Makavejev. Y ella la recordaba realmente - bien no de la manera que hubiera querido - pero la necesidad carece de ley. Sin embargo su felicidad fué de breve duración mientras recordaba lo que había hecho hace algunos minutos. Estaba mortificada de que Sam hubiera escuchado su pequeña diatriba ¡e incluso la llamó una fresa del diablo! Ella debe pensar probablemente que estoy loca o algo, aventando el café y gritando improvisadamente. Oh dios, Tina gimió internamente, solo quiero hacerme chiquita y morir ahora. “Lo siento por eso. La cosa de la fresa del diablo.” Ella manejó croar cuando finalmente encontró su voz.
Sam puso una expresión de aburrimiento y fastidio como acostumbraba y encogió los hombros. “No importa, así que no sudes. Realmente es la primera vez que lo oigo.” Dijo indiferente.
Whew, Tina soltó la respiración que sostenía. “Gra-gracias.” Tina sonrió un poco torpe. Debo parecer una vulgar gilipollas, dijo apenada.
Sam estudiaba a la rubia frente a ella con una expresión seria en su cara, haciendo a Tina inquietarse un poco. Había algo muy diferente y especial sobre ella, pensaba Sam, ella no es como el resto de las muchachas en esta escuela. Ella nunca pensó que vería el día en que alguien tuviera realmente las bolas de ir contra Bette Porter y para dejar a su líder completamente sin habla. Era valiente y absurdo sí. Por una vez, Bette fue tirada de su estado santo intocable y se miraba. bien. humana. ¿Redujo a la intocable Porter a un estado mortal? Sam hizo muecas, ahora esto es algo más. Eres quizá apenas lo que ella necesita, pensó a medida que continuaba mirando en Tina.
“¿Hay algo en mi cara?” Tina rió nerviosa mientras los minutos pasaban sin una palabra de Sam.
Sam inclinó su cabeza de lado y sonrió un poco. “¿Estás planeando correr?” No haciendo caso de la pregunta de Tina y haciendo una propia.
“¿Donde?” Tina arrugó su frente confundida.
“Aquí.” Sam contestó simplemente.
“¿En este balcón?” Tina señaló alrededor del pequeño espacio.
Sam rió un poco, enviando temblores encima de la espina dorsal de Tina. “No. De esta escuela.”
La rubia finalmente entendió la línea de pregunta de Sam, apenas entendió a dónde se dirigía la morena con su pregunta. “Si estás preguntando si estoy saliendo de esta escuela debido a Bette Porter, entonces la respuesta es No.”
Sam movió su cabeza lentamente. “Así pues, ¿vas a luchar?”
“Absolutamente.” Tina contestó sin vacilación. “Mi familia ha sacrificado mucho para enviarme a esta escuela. Y , bueno, he aguantado casi cuatro años de tortura llana. Así pues, voy a quedarme. Voy a llegar hasta el final. Bette Porter puede morir en el intento.” Tina dijo seriamente mientras apretaba sus puños.
“Bien entonces buena suerte para ti.” Sam miró a Tina y sonrió. “porque vas a necesitarla.” Ella se encogió.
“Gracias.” Tina devolvió la sonrisa de Sam. Ella no tomó como ofensa la última declaración de Sam. Sam no intentaba ser mala. ella acababa de decir una verdad y Tina lo sabía. “Mira, mejor me voy.” Tina señaló a la puerta, su período de estudio de 30 minutos casi había terminado y necesitaba volver a su sala de clase. Tanto como se sentía triste de tener que cortar cualquier poca interacción con Sam sabía que debía hacerlo, ella tenía un concurso importante en la clase siguiente que tenía que tomar. “Adiós, Sam.” Dijo mientras caminaba hacia la puerta.
“Adiós, Christina Kennard.” Sam bostezó mientras se acomodaba nuevamente pasa seguir descansando.
Tina miró mientras Sam abría por la mitad el libro y cubría su cara con el. “Un encuentro ocasional” Tina sonrió mientras leía el título del libro. Interesante, ella pensó mientras su mano daba vuelta a la manija y abría la puerta. “Oh, a propósito,” dijo antes de que entrara. “Soy Tina.” Ella sonrió brillantemente mientras entraba en el vestíbulo vacío.
“¿Tina, heh? Nombre agradable.” Sam masculló para si antes de que finalmente cayera nuevamente dentro de sueño.
“Has estado terriblemente reservada Porter. ¿Está todo muy bien?” Alicia preguntó mientras vertía un poco de leche en su café. Supuestamente tenían que estar en clase con el resto de estudiantes. pero estando sobre la ley en esta escuela, decidieron cortar la clase y tener un receso en la cafetería en lugar de eso.
Bette no oyó una sola palabra de lo que Alicia decía porque estaba perdida en sus propios pensamientos. Tenía una expresión en blanco en su cara mientras giraba una pluma en su mano derecha y golpeaba ligeramente su pie en el piso liso de la cafetería con un patrón rítmico. Su mente continuaba reviviendo los acontecimientos de esa mañana. El café. La estúpida morena. Su pelo mojado y pegajoso. Su blusa manchada. Pero lo más importante, una cara continuaba surgiendo dentro de su cabeza durante todo el dia. torturándola y conduciéndola a la locura. Christina Kennard. Christina Kennard. Christina Kennard. Sacudió su cabeza en un intento vano de dejar de oír el nombre de la o a rubia dentro de su mente. Por primera vez, aparecía una persona que no la adulaba ni demostraba señales de estar asustada o intimidada por ella. Y tanto como le dolía admitirlo, esto la incomodaba enormemente.
“¿Bette?” Alicia intentó otra vez mientras miraba a su amiga con una ceja levantada. Ella nunca había visto a Bette Porter tan confundida y fuera de sus casillas.
“Dejala sola, Al.” Shane sostuvo el brazo de Alicia para pararla de agitar su mano delante de la cara de Bette. “Ella hablará cuando esté lista.”
Alicia suspiró. “Está bien, de acuerdo.” Dijo mientras se inclinaba detrás en su silla y cuidaba su taza de café en sus manos. Todavía miraba a Bette de vez en cuando, genuinamente preocupada por ella. Después de algunos minutos más, miró alrededor de la cafetería y frunció el ceño. “¿Donde está Sammy?” Preguntó a Shane.
Shane se encogió a medida que continuaba leyendo en su periódico. “Conociéndola, probablemente durmiendo creo .” Ella alcanzó su taza y tomó un sorbo de su café.
Alicia rodó sus ojos. “¿Dónde? No hay un solo lugar en esta escuela en donde pueda dormir sin ser molestada.” Ella sopló en el líquido caliente dentro de su taza.
“Quién sabe, Al.” Shane tiró la página delantera en el suelo y comenzó a leer la sección de sociales. “Encontró quizá un punto secreto.” Dijo mientras masticaba en un pedazo de manzana rebanada de su tazón con ensalada de frutas.
“Sí, correcto, al fondo a la derecha.” Alicia rió sarcástica.
Las dos bromearon hacia adelante y hacia atrás divertidas una con la otra por casi una hora. fue solamente después de que Alicia mencionó algo sobre las flores amarillas que Bette comenzó a demostrar signos de vida.
“Joder.” Bette dijo bajo su respiración.
Alicia y Shane se encajaron a presión rápidamente sobre sus cabezas para mirar a Bette.
“¡Y ella habla!” Alicia intentó bromear. Esta es la auténtica Porter, pensó Alicia, la primera palabra que sale de su boca después de un largo rato de silencio es una maldición. “Ah Bette Porter”, Alicia sonrió, “¿qué haríamos nosotras sin tu vocabulario colorido?”
Bette se deslumbró en Alicia. “Mierda cierra la boca.” Dijo la morena irritada.
“¿Entonces Porter estás un poco más malhumorada de lo que acostumbras?” Alicia bebió su café mientras vigilaba a Bette.
“¿Quieres algo Bette?” Shane preguntó mientras señalaba al ayudante detrás de la caja.
“¿Sí, café o algo?” Alicia preguntó sin pensarlo.
Bette se deslumbró en Alicia.
“¡Oh!” Alicia sonrió avergonzada. “Está bien. Té entonces.” Dijo al ayudante que había llegado hasta ellas.
Shane dobló su periódico y lo colocó suavemente abajo en la mesa. “¿Te encuentras bien Bette?” Preguntó lentamente. “¿Quieres hablar de eso?” Ella sabía que el acercamiento cauteloso trabajaría mejor para intentar que Bette se abriera.
Bette exhaló y frunció el ceño. Sin ninguna advertencia, lanzó una diatriba verbal contra cierta rubia. “¡¿Quién diablos se piensa que es?!” Gritó repentinamente mientras golpeaba sus puños en la mesa, haciéndola sacudirse y casi derramar el contenido de los vasos. Shane afortunadamente tenía reflejos excelentes.
Ah aquí vamos, Alicia se inclinó adelante anticipándose al comienzo de un infame discurso de Porter.
“¡Ella me hizo ver como una tonta!” Bette estalló. “Y nadie - NADIE – le ve la cara de tonta a una Porter!” Respiró pesadamente mientras su cólera continuaba intensificandose. “¡No fué bastante que ella me ridiculizara delante de mis amigos, también tuvo la audacia de desafiarme y para lanzar el café en mi cara!” Bette golpeó la mesa una vez más, haciendo que Shane discretamente transfiriera algo de la cristalería a la próxima mesa. “¿¡Y no fui incluso la culpable!? ¡Carajo, ellas fueron las que derramaron el café en mí en primer lugar!” Bette rabió, su cara roja y brillante señalaba su ira con luces rojas. “Recuerden mis palabras,” miró a Shane y a Alicia. “¡Esta semana no terminará sin que esa ignorante pida mi perdón y me implore misericordia!” Sonrió malévolamente mientras terminaba su sermón.
Después de permitir que Bette se tranquilizara por un minuto o dos, Alicia comenzó a preguntar a su amiga. “Así pues, ¿ no recuerdas su nombre?” Ella preguntó tentativa, observando que Bette no llamaba a su nueva enemiga por el nombre que le dijo tuviera presente.
Christina Kennard. Christina Kennard. Christina Kennard. Bette dio una palmada airadamente en su cabeza con ambas manos en la frustración. “¡Joder no!” Dijo a través de sus dientes cerrados fuertemente. “No recuerdo su nombre EN ABSOLUTO.”
La campana acababa de sonar, señalando el final del descanso. Uno por uno los grupos de estudiantes que se encontraban por todo el campus comenzaron a dispersarse para dirigirse a sus clases respectivas. Los acontecimientos de esa mañana dieron a la comunidad de esa institución privada bastante forraje para el chisme. Un testigo de los acontecimientos en la escalera del tercer piso comenzó la primer ronda de chismes, y muy pronto la historia de cierto incidente sobre el café se esparció como reguero de pólvora. Las palabras proféticas que Tina pensó para Bette también sonaron verdaderas para cada uno en la academia de Redwind. Ahora todos sabían su nombre. Cada uno comenzó a reconocer la existencia de una Christina Kennard entre ellos. Se fué el anonimato de Tina. Se fué la vida reservada y el aislamiento que amaba. Se fué su deseo de una graduación sin drama.
“¡Y oh. Pienso que es ella!” Una muchacha alta flaca señaló en Tina cuando cerró la puerta de su armario. Todos sus amigos miraron en la dirección que ella señalaba y observaron una rubia que parecía irritada mientras caminaba entre los otros estudiantes. Cada uno tenía sus ojos en Tina mientras lanzaban comentarios unos a otros en tonos bajos. Y no, no pensaban que Tina fuera valiente para enfrentarse a Bette Porter. Nope, Tina Kennard no era ningún héroe. Todos miraron a Tina y vieron la misma cosa, el caminar de una mujer muerta. Ahora todo lo que necesitaban era la señal - la etiqueta roja - y todo el infierno caería sobre ella.
Tina caminó enérgicamente en medio del vestíbulo con su cabeza doblada hacia abajo. Sabía que cada una la miraba y eso la hacía sentirse un poco incómoda y sumamente molesta. Agradezco a dios que tengo período de estudio ahora, pensó mientras doblaba la esquina hacia un vestíbulo abandonado y continuó su viaje hacia una puerta roja familiar. En vez de ir al pasillo de estudio, Tina optó por su lugar seguro - su refugio cuando las cosas se tornaban insoportablemente sofocantes dentro de esa escuela. Paró delante de la puerta roja y suspiró mientras agarraba la manija. Después de algunos golpes, torció la perilla y empujó la puerta. Tan pronto como caminara hacia fuera, su mano llegó inmediatamente hasta su cara para cubrir sus ojos de la luz del sol brillante. Después de que se hubiera ajustado a su nuevo ambiente algunos momentos más adelante, exhaló un suspiro de alivio. Finalmente. un escape de los ojos que la acosaban. Para cualquier persona, este lugar era apenas un balcón simple en el tercer piso que pasaba por alto el campo de fútbol abajo. Pero para Tina Kennard, este pequeño balcón era su asilo. Este lugar estaba a menudo abandonado, y ella fué bastante afortunada por descubrirlo un día durante su primer año en que buscaba un lugar reservado lejos de la multitud ingobernable que perseguía una pobre alma marcada con etiqueta roja alrededor del campus. Normalmente, se inclinaba hacia la repisa en silencio, admitiendo el aire fresco y la visión agradable. Pero no ahora. Ahora necesitaba desahogarse. ¿Han oído hablar de la gente que grita en el océano cuando está enojada? Tina bien estaba lista para el campo de fútbol ahora mismo. Lo que, para Tina, gritar fuertemente sus frustraciones era terapéutico.
“¡¡¡¡JODETE BETTE PORTER!!!!” Tina gritó tan pronto como sus manos agarraran la repisa. “¡¡¡¡¡¡JODANSE 4F!!!!” Su pecho se levantaba hacia arriba y hacia abajo mientras respiraba pesadamente. “¿USTEDES PIENSAN QUE PUEDEN CAMINAR POR ENCIMA DE TODOS COMO SI FUERAN DIOSES LANZANDO SU DINERO ALREDEDOR?” Ella lanzó sus brazos en el aire en la frustración. “¡¡¡BIEN VAYANSE AL INFIERNO USTEDES LAS FRESAS DEL DIABLO!!!” Gritó con toda la fuerza de sus pulmones . Grandioso , se siente bien, Tina sonrió mientras intentaba traer su respiración de nuevo a la normalidad.
Lejos en la esquina del balcón, oculta de la mirada de Tina por una planta enorme, una figura dormida comenzó a despertarse. Abrió un ojo seguido por el otro, la persona quitó lentamente el libro que utilizaba para cubrir su cara mientras dormitaba. “¿Puedes dejar de gritar?” Dijo mientras acomodaba un brazo debajo de su cabeza.
Tina saltó para arriba en choque cuando escuchó una voz a su derecha. Su frente se surcó mientras veía un par de zapatillas de deporte detrás de la planta cerca de la esquina del balcón. De todas las veces que había estado en ese lugar, nunca había tenido compañía. Caminó lentamente hacia la persona para disculparse y descubrir la identidad de la extraña. Cuando finalmente tuvo una visión clara de la persona, su boca cayó. “¡¿SSSSamantha MMMakavejev?!” Ella tardamudeó, completamente sorprendida.
La morena se incorporó y suspiró. “Soy Sam.” Dijo mientras doblaba las piernas a su pecho, colocó sus brazos encima de sus rodillas y reclinó su cabeza en una de sus manos. Dobló una ceja mientras estudiaba la cara de Tina curiosamente. “La muchacha del café.” Indicó simplemente.
Tina se ruborizó profundamente. Su corazón latía rápidamente ahora que estaba tan cerca de Sam Makavejev. Y ella la recordaba realmente - bien no de la manera que hubiera querido - pero la necesidad carece de ley. Sin embargo su felicidad fué de breve duración mientras recordaba lo que había hecho hace algunos minutos. Estaba mortificada de que Sam hubiera escuchado su pequeña diatriba ¡e incluso la llamó una fresa del diablo! Ella debe pensar probablemente que estoy loca o algo, aventando el café y gritando improvisadamente. Oh dios, Tina gimió internamente, solo quiero hacerme chiquita y morir ahora. “Lo siento por eso. La cosa de la fresa del diablo.” Ella manejó croar cuando finalmente encontró su voz.
Sam puso una expresión de aburrimiento y fastidio como acostumbraba y encogió los hombros. “No importa, así que no sudes. Realmente es la primera vez que lo oigo.” Dijo indiferente.
Whew, Tina soltó la respiración que sostenía. “Gra-gracias.” Tina sonrió un poco torpe. Debo parecer una vulgar gilipollas, dijo apenada.
Sam estudiaba a la rubia frente a ella con una expresión seria en su cara, haciendo a Tina inquietarse un poco. Había algo muy diferente y especial sobre ella, pensaba Sam, ella no es como el resto de las muchachas en esta escuela. Ella nunca pensó que vería el día en que alguien tuviera realmente las bolas de ir contra Bette Porter y para dejar a su líder completamente sin habla. Era valiente y absurdo sí. Por una vez, Bette fue tirada de su estado santo intocable y se miraba. bien. humana. ¿Redujo a la intocable Porter a un estado mortal? Sam hizo muecas, ahora esto es algo más. Eres quizá apenas lo que ella necesita, pensó a medida que continuaba mirando en Tina.
“¿Hay algo en mi cara?” Tina rió nerviosa mientras los minutos pasaban sin una palabra de Sam.
Sam inclinó su cabeza de lado y sonrió un poco. “¿Estás planeando correr?” No haciendo caso de la pregunta de Tina y haciendo una propia.
“¿Donde?” Tina arrugó su frente confundida.
“Aquí.” Sam contestó simplemente.
“¿En este balcón?” Tina señaló alrededor del pequeño espacio.
Sam rió un poco, enviando temblores encima de la espina dorsal de Tina. “No. De esta escuela.”
La rubia finalmente entendió la línea de pregunta de Sam, apenas entendió a dónde se dirigía la morena con su pregunta. “Si estás preguntando si estoy saliendo de esta escuela debido a Bette Porter, entonces la respuesta es No.”
Sam movió su cabeza lentamente. “Así pues, ¿vas a luchar?”
“Absolutamente.” Tina contestó sin vacilación. “Mi familia ha sacrificado mucho para enviarme a esta escuela. Y , bueno, he aguantado casi cuatro años de tortura llana. Así pues, voy a quedarme. Voy a llegar hasta el final. Bette Porter puede morir en el intento.” Tina dijo seriamente mientras apretaba sus puños.
“Bien entonces buena suerte para ti.” Sam miró a Tina y sonrió. “porque vas a necesitarla.” Ella se encogió.
“Gracias.” Tina devolvió la sonrisa de Sam. Ella no tomó como ofensa la última declaración de Sam. Sam no intentaba ser mala. ella acababa de decir una verdad y Tina lo sabía. “Mira, mejor me voy.” Tina señaló a la puerta, su período de estudio de 30 minutos casi había terminado y necesitaba volver a su sala de clase. Tanto como se sentía triste de tener que cortar cualquier poca interacción con Sam sabía que debía hacerlo, ella tenía un concurso importante en la clase siguiente que tenía que tomar. “Adiós, Sam.” Dijo mientras caminaba hacia la puerta.
“Adiós, Christina Kennard.” Sam bostezó mientras se acomodaba nuevamente pasa seguir descansando.
Tina miró mientras Sam abría por la mitad el libro y cubría su cara con el. “Un encuentro ocasional” Tina sonrió mientras leía el título del libro. Interesante, ella pensó mientras su mano daba vuelta a la manija y abría la puerta. “Oh, a propósito,” dijo antes de que entrara. “Soy Tina.” Ella sonrió brillantemente mientras entraba en el vestíbulo vacío.
“¿Tina, heh? Nombre agradable.” Sam masculló para si antes de que finalmente cayera nuevamente dentro de sueño.
“Has estado terriblemente reservada Porter. ¿Está todo muy bien?” Alicia preguntó mientras vertía un poco de leche en su café. Supuestamente tenían que estar en clase con el resto de estudiantes. pero estando sobre la ley en esta escuela, decidieron cortar la clase y tener un receso en la cafetería en lugar de eso.
Bette no oyó una sola palabra de lo que Alicia decía porque estaba perdida en sus propios pensamientos. Tenía una expresión en blanco en su cara mientras giraba una pluma en su mano derecha y golpeaba ligeramente su pie en el piso liso de la cafetería con un patrón rítmico. Su mente continuaba reviviendo los acontecimientos de esa mañana. El café. La estúpida morena. Su pelo mojado y pegajoso. Su blusa manchada. Pero lo más importante, una cara continuaba surgiendo dentro de su cabeza durante todo el dia. torturándola y conduciéndola a la locura. Christina Kennard. Christina Kennard. Christina Kennard. Sacudió su cabeza en un intento vano de dejar de oír el nombre de la o a rubia dentro de su mente. Por primera vez, aparecía una persona que no la adulaba ni demostraba señales de estar asustada o intimidada por ella. Y tanto como le dolía admitirlo, esto la incomodaba enormemente.
“¿Bette?” Alicia intentó otra vez mientras miraba a su amiga con una ceja levantada. Ella nunca había visto a Bette Porter tan confundida y fuera de sus casillas.
“Dejala sola, Al.” Shane sostuvo el brazo de Alicia para pararla de agitar su mano delante de la cara de Bette. “Ella hablará cuando esté lista.”
Alicia suspiró. “Está bien, de acuerdo.” Dijo mientras se inclinaba detrás en su silla y cuidaba su taza de café en sus manos. Todavía miraba a Bette de vez en cuando, genuinamente preocupada por ella. Después de algunos minutos más, miró alrededor de la cafetería y frunció el ceño. “¿Donde está Sammy?” Preguntó a Shane.
Shane se encogió a medida que continuaba leyendo en su periódico. “Conociéndola, probablemente durmiendo creo .” Ella alcanzó su taza y tomó un sorbo de su café.
Alicia rodó sus ojos. “¿Dónde? No hay un solo lugar en esta escuela en donde pueda dormir sin ser molestada.” Ella sopló en el líquido caliente dentro de su taza.
“Quién sabe, Al.” Shane tiró la página delantera en el suelo y comenzó a leer la sección de sociales. “Encontró quizá un punto secreto.” Dijo mientras masticaba en un pedazo de manzana rebanada de su tazón con ensalada de frutas.
“Sí, correcto, al fondo a la derecha.” Alicia rió sarcástica.
Las dos bromearon hacia adelante y hacia atrás divertidas una con la otra por casi una hora. fue solamente después de que Alicia mencionó algo sobre las flores amarillas que Bette comenzó a demostrar signos de vida.
“Joder.” Bette dijo bajo su respiración.
Alicia y Shane se encajaron a presión rápidamente sobre sus cabezas para mirar a Bette.
“¡Y ella habla!” Alicia intentó bromear. Esta es la auténtica Porter, pensó Alicia, la primera palabra que sale de su boca después de un largo rato de silencio es una maldición. “Ah Bette Porter”, Alicia sonrió, “¿qué haríamos nosotras sin tu vocabulario colorido?”
Bette se deslumbró en Alicia. “Mierda cierra la boca.” Dijo la morena irritada.
“¿Entonces Porter estás un poco más malhumorada de lo que acostumbras?” Alicia bebió su café mientras vigilaba a Bette.
“¿Quieres algo Bette?” Shane preguntó mientras señalaba al ayudante detrás de la caja.
“¿Sí, café o algo?” Alicia preguntó sin pensarlo.
Bette se deslumbró en Alicia.
“¡Oh!” Alicia sonrió avergonzada. “Está bien. Té entonces.” Dijo al ayudante que había llegado hasta ellas.
Shane dobló su periódico y lo colocó suavemente abajo en la mesa. “¿Te encuentras bien Bette?” Preguntó lentamente. “¿Quieres hablar de eso?” Ella sabía que el acercamiento cauteloso trabajaría mejor para intentar que Bette se abriera.
Bette exhaló y frunció el ceño. Sin ninguna advertencia, lanzó una diatriba verbal contra cierta rubia. “¡¿Quién diablos se piensa que es?!” Gritó repentinamente mientras golpeaba sus puños en la mesa, haciéndola sacudirse y casi derramar el contenido de los vasos. Shane afortunadamente tenía reflejos excelentes.
Ah aquí vamos, Alicia se inclinó adelante anticipándose al comienzo de un infame discurso de Porter.
“¡Ella me hizo ver como una tonta!” Bette estalló. “Y nadie - NADIE – le ve la cara de tonta a una Porter!” Respiró pesadamente mientras su cólera continuaba intensificandose. “¡No fué bastante que ella me ridiculizara delante de mis amigos, también tuvo la audacia de desafiarme y para lanzar el café en mi cara!” Bette golpeó la mesa una vez más, haciendo que Shane discretamente transfiriera algo de la cristalería a la próxima mesa. “¿¡Y no fui incluso la culpable!? ¡Carajo, ellas fueron las que derramaron el café en mí en primer lugar!” Bette rabió, su cara roja y brillante señalaba su ira con luces rojas. “Recuerden mis palabras,” miró a Shane y a Alicia. “¡Esta semana no terminará sin que esa ignorante pida mi perdón y me implore misericordia!” Sonrió malévolamente mientras terminaba su sermón.
Después de permitir que Bette se tranquilizara por un minuto o dos, Alicia comenzó a preguntar a su amiga. “Así pues, ¿ no recuerdas su nombre?” Ella preguntó tentativa, observando que Bette no llamaba a su nueva enemiga por el nombre que le dijo tuviera presente.
Christina Kennard. Christina Kennard. Christina Kennard. Bette dio una palmada airadamente en su cabeza con ambas manos en la frustración. “¡Joder no!” Dijo a través de sus dientes cerrados fuertemente. “No recuerdo su nombre EN ABSOLUTO.”
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPÍTULO 4: EN MARCHA
Hacía quince minutos que las clases habían comenzado. Sin embargo, una figura solitaria se alzaba en medio del pasillo desierto del colegio Redwind, en frente de la taquilla número 910. Tina Kennard dejó escapar un largo y profundo suspiro mientras miraba su taquilla. Había llegado más tarde a posta. Hoy era un gran día para ella, y quería estar sola cuando viera…esa cosa…que sabía que le estaría esperando dentro de su taquilla. Muy en su interior, Tina albergaba la pequeña, pequeña posibilidad que quizá, Bette Porter hubiera recapacitado en sus maneras y proponer una tregua o algo parecido. Sí claro. Tina sacudió su cabeza. Eso jamás ocurriría.
Se llevó una mano a su estómago y sonrió para sí mientras palpaba el bulto debajo de su uniforme.
Había entrado a hurtadillas en la habitación de su padre mientras dormía y le cogió su chaleco de cuero del armario que utilizaba para cazar. No sabía si lo necesitaría, pero para estar más segura. No haría daño ir algo más preparada. El chaleco era lo suficiente grueso para darle la protección que necesitaba y a la vez le entraba perfectamente debajo de su uniforme. También había pensado en llevarse las protecciones para montar en bici…el c , rodilleras, coderas, y guantes…pero al final descartó la idea pensando que sería demasiado y una exagerada.
Respira Kennard, se dijo Tina, mientras cerraba los ojos y se concentraba en su respiración. “Puedes hacerlo”. Dijo susurrando mientras ponía su mano en el candado y continuó a marcar la combinación. Se oyó un pequeño “click” del interior. “Vamos allá…” Dijo con tono pesimista y abrió su taquilla. “Estoy lista, Bette Porter.” Miró el interior de su taquilla y esbozó una sonrisita. “En marcha.”
“¡¡Una tarjeta roja!!” Chilló una estudiante de segundo curso mientras corría por todo el pasillo alertando a todos. “¡¡Christina Kennard de 4ºB tiene una tarjeta roja!!”
“Oh, vaya que si está en marcha..”
Tina recorrió despacio el camino hacia su clase. Se había saltado completamente la primera hora de clase y llegaba para comenzar la segunda hora. Iba con la cara un poco inclinada hacia abajo y estaba preparada por si tenía que defenderse con sus brazos de que sus compañeros se hubiesen anticipado y le tirasen algo a la cara. Qué raro, pensó, mientras se quedaba inmóvil en el marco de la puerta y veía como sus compañeros ignoraban su presencia. Bueno, esto sí que es una decepción, encogiéndose de hombros y dirigiéndose hacia su mesa al lado de la ventana. No es que me queje pero, mientras dejaba caer su mochila al lado de su mesa y se retocaba su falda para irse a sentar.
Lo siguiente en darse cuenta, es que se encontraba tirada en el suelo, con un fuerte dolor en el trasero, ya que al sentarse en su silla, ésta se precipitó directamente al suelo.
Fue entonces cuando vió el destornillador encima de la mesa de Stephanie.
“Mierda.” Murmuró Tina entre dientes mientras intentaba ponerse en pie. Debería haber previsto esta. Frunció el ceño mientras todos sus compañeros se reían. Al levantarse, vió unos ojos que la miraban con tristeza. “Hola Da…” Empezó a decir pero no terminó la frase al ver como ésta la miraba y le giró la espalda…como si no quisiese tener nada que ver con el echo de que la conocía hace años. Lo cual le dolió más a Tina que el golpe en el suelo. Miró hacia la espalda de Dana y se dirigió al final de la clase a por una silla libre.
El patio llegó más pronto de lo esperado y sin darse cuenta Tina se dirigía hacia su lugar seguro, el balcón del 3º piso. Apenas había sonado el timbre cuando Tina salió disparada de la clase escapándose de los otros estudiantes. Estaba apunto de alcanzar las escaleras cuando notó que la cogían por la coleta fuertemente. Dejó escapar un gemido al encontrarse otra vez con el suelo.
“¿Por qué tanta prisa?” Dijo una chica de pelo corto cerniéndose sobre Tina. “¿Qué dicen las reglas sobre correr por los pasillos?” Se giró a los otros estudiantes que estaban tras ella. Asintieron mirando amenazadoramente a Tina.
Tina hizo un intento de levantarse del suelo pero la líder del grupillo la mantenía en el suelo con su pie en su pecho. “¡Au!” Exclamó Tina, mientras la chica hizo más presión. Agradecía el llevar debajo el chaleco ya que le prevenía de sentir más dolor.
“¿ A dónde te crees que vas, Kennard?” Se mofaba la chica de pelo corto mientras veía a Tina luchar contra la fuerza de su pie.
Tina cerró los ojos. 20 clases de Judo, por favor, no me falléis ahora. Abrió los ojos mientras que con un movimiento rápido cogió con las dos manos el tobillo de la chica y la tiró al suelo pillando por sorpresa a todos. Tina aprovechándose de la situación salió corriendo continuando su viaje hacia las escaleras.
Bueno…no pasó del segundo piso ya que en su camino se topó con dos estudiantes que la cogieron por brazos y piernas y la llevaron a los containers de fuera.
Más tarde llegó a clase oliendo a podrido.
La comida no fue mejor. Decidió evitar pasar por la cafetería y comer en algún sitio más privado para no tener que encontrarse con la multitud. Pero el cuerpo estudiantil tenía otros propósitos. Tan pronto como Tina dejó la clase con su comida tras el brazo, varios estudiantes se la llevaron directa a la cafetería. Había un gran griterío cuando cruzó la puerta de la cafetería. La empujaron al centro de la cafetería donde habían apartado las mesas para que hubiera un espacio vacío en el medio. Las estudiantes que la trajeron se unieron a la multitud de estudiantes que la rodeaba. Miró hacia las estudiantes y luego a su alrededor buscando algún punto de escape. Dejó escapar un suspiro frustrado al verse sin salida.
“¡¿Preparadas?!” Se alzó una voz entre el griterío. “¡Listas!” Tina vió como toda la multitud alzaba y apuntaba comida hacia ella. “¡¡FUEGOOO!!” Cerró los ojos mientras sintió como de una vez le golpeaban diferentes tipos de comida por todo el cuerpo. Al menos están dispuestas a compartir su comida, Tina pensaba sarcásticamente mientras sentía y olía el olor a vainas cocidas en su cuello.
Los estudiantes la dejaron ir al cabo de unos minutos una vez habían satisfecho sus necesidades de tortura. Tina cogió una toalla en su camino hacia fuera de la cafetería y se limpió la cara y manos. Algo bueno que después de comer le tocase educación física. Tendría oportunidad de ducharse y cambiarse.
“Psssssssssst”
Tina miró a su alrededor al oír que alguien la llamaba.
“¡Tina! ¡Aquí!”
Miró a través de una puerta a la sala de ordenadores y vió a Jenny Shecter indicando con su mano que se acercara. Fue hacia la sala de ordenadores apresurándose al oír de nuevo el murmullo de sus compañeros que iban a educación física.
“¿Te has enfrentado cara a cara con Bette Porter?” Jenny preguntó incrédula en cuanto Tina llegó a la sala. Cerró la puerta y se sentó en una silla al lado de Tina.
“Bueno sí…Alguien tenía que hacerlo.” Dijo Tina encogiéndose de hombros, restándole importancia.
Jenny miró a Tina como si tuviera otra cabeza. “¿En qué estabas pensando?” Susurró.
“Fue sin pensarlo.” Contestó mientras recordaba los hechos del pasado día.
Jenny movió la cabeza con incredulidad. “¿Qué ha pasado con lo de graduarse pacíficamente?”
“Cambio de planes.” Dijo Tina lanzando un suspiro.
Después de unos minutos de silencio, Jenny dijo, “¿Y cómo lo estás llevando?”
“Voy haciendo.” Tina esforzó una sonrisa. “Podré con ello, ya verás. Estaré bien.” Le dijo a Jenny y a sí misma también.
“Mira.” Le dijo, sosteniendo en alto una bolsa marrón de papel.
Tina alzó las cejas mientras cogía la bolsa que su amiga le ofrecía. “¿Qué es?”
“La comida.” Jenny sonrió mientras miraba su apariencia desaliñada. “Sé que todavía no has comido porque tu comida la tienes esparcida por toda tu ropa y pelo.” Cogió un trozo de espagueti que colgaba de uno de los bolsillos de su camisa y se rió. “Lo llevabas bien.” Bromeó.
Tina se rió mientras sacaba un bocadillo de la bolsa. Suspiró con satisfacción mientras daba un gran mordisco al bocadillo. Estaba realmente hambrienta. “Muchísimas gracias Jen..” dijo con la boca llena.
“No tienes por qué dármelas.” Sonrió Jenny mientras miraba a su amiga comer.
Tina se llevó la mano a los ojos mientras sentía como se le humedecían con lágrimas. “No sólo por la comida.” Le sonrió. “Sino por no dejarme sola.”
Jenny sonrió con sinceridad. “Eres mi amiga Tina. ¿Qué esperabas?” dijo despacio.
Tina recordó lo de Dana y le vino un fuerte dolor en el pecho. “Nada menos.” Tina sonrió mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.
Tina llegó a las taquillas del gimnasio con algunos minutos de tiempo. Utilizó ese tiempo para darse una ducha rápida mientras el resto de sus compañeros estaban ya en la pista de gimnasia. Salió de las duchas con una toalla blanca envuelta en su cuerpo. Un escalofrío le recorrió el cuerpo al contacto con el gélido suelo. Se dirigió hacia su taquilla y la abrió. Lo que vió a continuación la dejó boquiabierta y se le erizó el bello. Dentro de la taquilla, había como unas siete babosas gigantes por toda su ropa. En sus pantalones, sus zapatos, y…¡dios mío! Hasta en su ropa interior. Gruñó mientras sacaba con cautela su ropa de gimnasia. Dio un grito mientras tiraba una babosa de su camiseta y la enviaba a la otra esquina del vestuario. Hizo lo mismo con las otras babosas de su ropa.
Diez minutos después, una Tina algo nerviosa se reunía con el resto de sus compañeras para jugar un partido de volley, constantemente rascándose y tirándose de la ropa. ¿Eso es todo lo que podéis hacer? Pensó mientras tomaba posición en un lado de la red. Minutos después sus ojos miraban con terror como la pelota se dirigía fuertemente hacia ella. Dios, pensó, mientras la pelota le pegaba en toda la cara.
¡Lo he conseguido! Tina sonreía en su interior mientras llegaba a duras penas a la salida, casi arrastrándose. Tenía todo el cuerpo amoratado y dolorido. El “inocente” partido de volley ni fue inocente ni divertido. Primero, las mejores jugadoras estaban en el equipo contrario. Segundo, parecía como si todas tuvieran una habilidad para lanzar la pelota bien fuerte en dirección a la cara o cuerpo de Tina. Y por último, Tina era la única a la que no dejaban tomarse un descanso…no hay substituciones para una tal Christina Kennard. El partido duró durante una hora y media…y Tina se sorprendió a sí misma de seguir guardando fuerzas para mantenerse en pie. Por supuesto, le sangraba la nariz y le dolían los pies a morir…pero de alguna manera el haber podido aguantar durante toda la jornada hacía que valiese la pena el sufrimiento. “Buen trabajo Kennard.” Sonrió mientras se daba a sí misma golpecitos en la espalda. Nadie ha conseguido aguantar durante todo un día de haber tenido una tarjeta roja. Supongo que esto me hace la ganadora de esta ronda, sonrió mientras daba un saltito. ¡Auch! Se agarró el costado que le dolía. “Tranquila.” Se dijo susurrando mientras se frotaba sus músculos doloridos.
Justo cuando iba a salir fuera, una figura la hizo pararse de golpe. Allí, con su coche aparcado ilegalmente en la acera se encontraba el mísmisimo diablo. Bette Porter estaba apoyada en su brillante e impoluto Ferrari rojo 250 GTO con los brazos cruzados. Sus ojos se escondían tras unas carísimas gafas de sol oscuras pero Tina alcanzó a ver su sonrisa arrogante dibujándose en la esquina de sus labios.
Bette ladeó la cabeza mientras estudiaba la rubia que tenía en frente. “Qué bien se te ve.” Dijo medio riéndose.
“No puedo decir lo mismo de ti.” Tina puso los ojos en blanco. Costándole mucho, Tina enderezó su postura. No iba a permitir que Bette la viera débil…no iba a darle esa satisfacción.
“Como siempre de luchadora, veo.” Bette sonrió mientras veía como Tina hacía todo lo posible por mantenerse entera. “Deja la dura actuación Kennard.” Bette asintió.
“¿Qué?” Tina miró directa a su torturadora.
Bette se rió. “Tira la toalla. Suplica por mi perdón y quizá te suavice la condena.” Dijo Bette mientras dejaba su posición y se acercaba a Tina. Se detuvo a tan solo unos centímetros de la rubia y se inclinó hacia ella. Susurrándole al oído. “Acepta lo inevitable Tina. Sabes que quieres.” Bette sonrió mientras recuperaba su posición.
Tina se echó a reír. “¿Te acuerdas de lo que te dije ayer Porter?” Dijo mientras rozaba con su mano la mejilla de Bette.
Los ojos de Bette se agrandaron en sorpresa ante el roce de la mano de Tina en su piel, afortunadamente para ella, sus gafas le proporcionarion buena protección. ¿De qué? Dijiste varias cosas.” Intentó sonreír como si nada mientras le contestaba susurrando.
“La parte en que te doblarías en tus rodillas..” Las manos de Tina ahora se deslizaron por el cuello de Bette hacia sus hombros..
“Sí…¿qué pasa con eso?” Susurró Bette.
Tina se inclinó hacia Bette hasta llevar sus labios a la altura del oído de Bette. “Intento hacer justicia a mi promesa.” Susurró y acto seguido empujó los hombros de Bette hacia abajo y y le dio un rodillazo a su estómago en un movimiento rápido.
“¡¡Hija de…” Gruñó Bette mientras se doblaba y caía de rodillas al suelo, cogiéndose por el estómago con sus manos. Tina sonrió triunfal mientras daba unos pasos hacia atrás y se alejaba de la morena. “¡Ah! Y no me rendiré, Porter.” Dijo Tina por encima de su hombro.
Bette miró a Tina mientras ésta se alejaba cojeando, con una expresión díficl de descifrar en su rostro. ¿Había finalmente encontrado a su mitad? Bette apoyándose en el suelo se levantó y se apoyó en su coche. “Eres un reto, Kennard.” Sacó las llaves de su bolsillo y abrió el coche. “Y yo tampoco me rendiré.” Dijo mientras entraba en el asiento del conductor.
Hacía quince minutos que las clases habían comenzado. Sin embargo, una figura solitaria se alzaba en medio del pasillo desierto del colegio Redwind, en frente de la taquilla número 910. Tina Kennard dejó escapar un largo y profundo suspiro mientras miraba su taquilla. Había llegado más tarde a posta. Hoy era un gran día para ella, y quería estar sola cuando viera…esa cosa…que sabía que le estaría esperando dentro de su taquilla. Muy en su interior, Tina albergaba la pequeña, pequeña posibilidad que quizá, Bette Porter hubiera recapacitado en sus maneras y proponer una tregua o algo parecido. Sí claro. Tina sacudió su cabeza. Eso jamás ocurriría.
Se llevó una mano a su estómago y sonrió para sí mientras palpaba el bulto debajo de su uniforme.
Había entrado a hurtadillas en la habitación de su padre mientras dormía y le cogió su chaleco de cuero del armario que utilizaba para cazar. No sabía si lo necesitaría, pero para estar más segura. No haría daño ir algo más preparada. El chaleco era lo suficiente grueso para darle la protección que necesitaba y a la vez le entraba perfectamente debajo de su uniforme. También había pensado en llevarse las protecciones para montar en bici…el c , rodilleras, coderas, y guantes…pero al final descartó la idea pensando que sería demasiado y una exagerada.
Respira Kennard, se dijo Tina, mientras cerraba los ojos y se concentraba en su respiración. “Puedes hacerlo”. Dijo susurrando mientras ponía su mano en el candado y continuó a marcar la combinación. Se oyó un pequeño “click” del interior. “Vamos allá…” Dijo con tono pesimista y abrió su taquilla. “Estoy lista, Bette Porter.” Miró el interior de su taquilla y esbozó una sonrisita. “En marcha.”
“¡¡Una tarjeta roja!!” Chilló una estudiante de segundo curso mientras corría por todo el pasillo alertando a todos. “¡¡Christina Kennard de 4ºB tiene una tarjeta roja!!”
“Oh, vaya que si está en marcha..”
Tina recorrió despacio el camino hacia su clase. Se había saltado completamente la primera hora de clase y llegaba para comenzar la segunda hora. Iba con la cara un poco inclinada hacia abajo y estaba preparada por si tenía que defenderse con sus brazos de que sus compañeros se hubiesen anticipado y le tirasen algo a la cara. Qué raro, pensó, mientras se quedaba inmóvil en el marco de la puerta y veía como sus compañeros ignoraban su presencia. Bueno, esto sí que es una decepción, encogiéndose de hombros y dirigiéndose hacia su mesa al lado de la ventana. No es que me queje pero, mientras dejaba caer su mochila al lado de su mesa y se retocaba su falda para irse a sentar.
Lo siguiente en darse cuenta, es que se encontraba tirada en el suelo, con un fuerte dolor en el trasero, ya que al sentarse en su silla, ésta se precipitó directamente al suelo.
Fue entonces cuando vió el destornillador encima de la mesa de Stephanie.
“Mierda.” Murmuró Tina entre dientes mientras intentaba ponerse en pie. Debería haber previsto esta. Frunció el ceño mientras todos sus compañeros se reían. Al levantarse, vió unos ojos que la miraban con tristeza. “Hola Da…” Empezó a decir pero no terminó la frase al ver como ésta la miraba y le giró la espalda…como si no quisiese tener nada que ver con el echo de que la conocía hace años. Lo cual le dolió más a Tina que el golpe en el suelo. Miró hacia la espalda de Dana y se dirigió al final de la clase a por una silla libre.
El patio llegó más pronto de lo esperado y sin darse cuenta Tina se dirigía hacia su lugar seguro, el balcón del 3º piso. Apenas había sonado el timbre cuando Tina salió disparada de la clase escapándose de los otros estudiantes. Estaba apunto de alcanzar las escaleras cuando notó que la cogían por la coleta fuertemente. Dejó escapar un gemido al encontrarse otra vez con el suelo.
“¿Por qué tanta prisa?” Dijo una chica de pelo corto cerniéndose sobre Tina. “¿Qué dicen las reglas sobre correr por los pasillos?” Se giró a los otros estudiantes que estaban tras ella. Asintieron mirando amenazadoramente a Tina.
Tina hizo un intento de levantarse del suelo pero la líder del grupillo la mantenía en el suelo con su pie en su pecho. “¡Au!” Exclamó Tina, mientras la chica hizo más presión. Agradecía el llevar debajo el chaleco ya que le prevenía de sentir más dolor.
“¿ A dónde te crees que vas, Kennard?” Se mofaba la chica de pelo corto mientras veía a Tina luchar contra la fuerza de su pie.
Tina cerró los ojos. 20 clases de Judo, por favor, no me falléis ahora. Abrió los ojos mientras que con un movimiento rápido cogió con las dos manos el tobillo de la chica y la tiró al suelo pillando por sorpresa a todos. Tina aprovechándose de la situación salió corriendo continuando su viaje hacia las escaleras.
Bueno…no pasó del segundo piso ya que en su camino se topó con dos estudiantes que la cogieron por brazos y piernas y la llevaron a los containers de fuera.
Más tarde llegó a clase oliendo a podrido.
La comida no fue mejor. Decidió evitar pasar por la cafetería y comer en algún sitio más privado para no tener que encontrarse con la multitud. Pero el cuerpo estudiantil tenía otros propósitos. Tan pronto como Tina dejó la clase con su comida tras el brazo, varios estudiantes se la llevaron directa a la cafetería. Había un gran griterío cuando cruzó la puerta de la cafetería. La empujaron al centro de la cafetería donde habían apartado las mesas para que hubiera un espacio vacío en el medio. Las estudiantes que la trajeron se unieron a la multitud de estudiantes que la rodeaba. Miró hacia las estudiantes y luego a su alrededor buscando algún punto de escape. Dejó escapar un suspiro frustrado al verse sin salida.
“¡¿Preparadas?!” Se alzó una voz entre el griterío. “¡Listas!” Tina vió como toda la multitud alzaba y apuntaba comida hacia ella. “¡¡FUEGOOO!!” Cerró los ojos mientras sintió como de una vez le golpeaban diferentes tipos de comida por todo el cuerpo. Al menos están dispuestas a compartir su comida, Tina pensaba sarcásticamente mientras sentía y olía el olor a vainas cocidas en su cuello.
Los estudiantes la dejaron ir al cabo de unos minutos una vez habían satisfecho sus necesidades de tortura. Tina cogió una toalla en su camino hacia fuera de la cafetería y se limpió la cara y manos. Algo bueno que después de comer le tocase educación física. Tendría oportunidad de ducharse y cambiarse.
“Psssssssssst”
Tina miró a su alrededor al oír que alguien la llamaba.
“¡Tina! ¡Aquí!”
Miró a través de una puerta a la sala de ordenadores y vió a Jenny Shecter indicando con su mano que se acercara. Fue hacia la sala de ordenadores apresurándose al oír de nuevo el murmullo de sus compañeros que iban a educación física.
“¿Te has enfrentado cara a cara con Bette Porter?” Jenny preguntó incrédula en cuanto Tina llegó a la sala. Cerró la puerta y se sentó en una silla al lado de Tina.
“Bueno sí…Alguien tenía que hacerlo.” Dijo Tina encogiéndose de hombros, restándole importancia.
Jenny miró a Tina como si tuviera otra cabeza. “¿En qué estabas pensando?” Susurró.
“Fue sin pensarlo.” Contestó mientras recordaba los hechos del pasado día.
Jenny movió la cabeza con incredulidad. “¿Qué ha pasado con lo de graduarse pacíficamente?”
“Cambio de planes.” Dijo Tina lanzando un suspiro.
Después de unos minutos de silencio, Jenny dijo, “¿Y cómo lo estás llevando?”
“Voy haciendo.” Tina esforzó una sonrisa. “Podré con ello, ya verás. Estaré bien.” Le dijo a Jenny y a sí misma también.
“Mira.” Le dijo, sosteniendo en alto una bolsa marrón de papel.
Tina alzó las cejas mientras cogía la bolsa que su amiga le ofrecía. “¿Qué es?”
“La comida.” Jenny sonrió mientras miraba su apariencia desaliñada. “Sé que todavía no has comido porque tu comida la tienes esparcida por toda tu ropa y pelo.” Cogió un trozo de espagueti que colgaba de uno de los bolsillos de su camisa y se rió. “Lo llevabas bien.” Bromeó.
Tina se rió mientras sacaba un bocadillo de la bolsa. Suspiró con satisfacción mientras daba un gran mordisco al bocadillo. Estaba realmente hambrienta. “Muchísimas gracias Jen..” dijo con la boca llena.
“No tienes por qué dármelas.” Sonrió Jenny mientras miraba a su amiga comer.
Tina se llevó la mano a los ojos mientras sentía como se le humedecían con lágrimas. “No sólo por la comida.” Le sonrió. “Sino por no dejarme sola.”
Jenny sonrió con sinceridad. “Eres mi amiga Tina. ¿Qué esperabas?” dijo despacio.
Tina recordó lo de Dana y le vino un fuerte dolor en el pecho. “Nada menos.” Tina sonrió mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.
Tina llegó a las taquillas del gimnasio con algunos minutos de tiempo. Utilizó ese tiempo para darse una ducha rápida mientras el resto de sus compañeros estaban ya en la pista de gimnasia. Salió de las duchas con una toalla blanca envuelta en su cuerpo. Un escalofrío le recorrió el cuerpo al contacto con el gélido suelo. Se dirigió hacia su taquilla y la abrió. Lo que vió a continuación la dejó boquiabierta y se le erizó el bello. Dentro de la taquilla, había como unas siete babosas gigantes por toda su ropa. En sus pantalones, sus zapatos, y…¡dios mío! Hasta en su ropa interior. Gruñó mientras sacaba con cautela su ropa de gimnasia. Dio un grito mientras tiraba una babosa de su camiseta y la enviaba a la otra esquina del vestuario. Hizo lo mismo con las otras babosas de su ropa.
Diez minutos después, una Tina algo nerviosa se reunía con el resto de sus compañeras para jugar un partido de volley, constantemente rascándose y tirándose de la ropa. ¿Eso es todo lo que podéis hacer? Pensó mientras tomaba posición en un lado de la red. Minutos después sus ojos miraban con terror como la pelota se dirigía fuertemente hacia ella. Dios, pensó, mientras la pelota le pegaba en toda la cara.
¡Lo he conseguido! Tina sonreía en su interior mientras llegaba a duras penas a la salida, casi arrastrándose. Tenía todo el cuerpo amoratado y dolorido. El “inocente” partido de volley ni fue inocente ni divertido. Primero, las mejores jugadoras estaban en el equipo contrario. Segundo, parecía como si todas tuvieran una habilidad para lanzar la pelota bien fuerte en dirección a la cara o cuerpo de Tina. Y por último, Tina era la única a la que no dejaban tomarse un descanso…no hay substituciones para una tal Christina Kennard. El partido duró durante una hora y media…y Tina se sorprendió a sí misma de seguir guardando fuerzas para mantenerse en pie. Por supuesto, le sangraba la nariz y le dolían los pies a morir…pero de alguna manera el haber podido aguantar durante toda la jornada hacía que valiese la pena el sufrimiento. “Buen trabajo Kennard.” Sonrió mientras se daba a sí misma golpecitos en la espalda. Nadie ha conseguido aguantar durante todo un día de haber tenido una tarjeta roja. Supongo que esto me hace la ganadora de esta ronda, sonrió mientras daba un saltito. ¡Auch! Se agarró el costado que le dolía. “Tranquila.” Se dijo susurrando mientras se frotaba sus músculos doloridos.
Justo cuando iba a salir fuera, una figura la hizo pararse de golpe. Allí, con su coche aparcado ilegalmente en la acera se encontraba el mísmisimo diablo. Bette Porter estaba apoyada en su brillante e impoluto Ferrari rojo 250 GTO con los brazos cruzados. Sus ojos se escondían tras unas carísimas gafas de sol oscuras pero Tina alcanzó a ver su sonrisa arrogante dibujándose en la esquina de sus labios.
Bette ladeó la cabeza mientras estudiaba la rubia que tenía en frente. “Qué bien se te ve.” Dijo medio riéndose.
“No puedo decir lo mismo de ti.” Tina puso los ojos en blanco. Costándole mucho, Tina enderezó su postura. No iba a permitir que Bette la viera débil…no iba a darle esa satisfacción.
“Como siempre de luchadora, veo.” Bette sonrió mientras veía como Tina hacía todo lo posible por mantenerse entera. “Deja la dura actuación Kennard.” Bette asintió.
“¿Qué?” Tina miró directa a su torturadora.
Bette se rió. “Tira la toalla. Suplica por mi perdón y quizá te suavice la condena.” Dijo Bette mientras dejaba su posición y se acercaba a Tina. Se detuvo a tan solo unos centímetros de la rubia y se inclinó hacia ella. Susurrándole al oído. “Acepta lo inevitable Tina. Sabes que quieres.” Bette sonrió mientras recuperaba su posición.
Tina se echó a reír. “¿Te acuerdas de lo que te dije ayer Porter?” Dijo mientras rozaba con su mano la mejilla de Bette.
Los ojos de Bette se agrandaron en sorpresa ante el roce de la mano de Tina en su piel, afortunadamente para ella, sus gafas le proporcionarion buena protección. ¿De qué? Dijiste varias cosas.” Intentó sonreír como si nada mientras le contestaba susurrando.
“La parte en que te doblarías en tus rodillas..” Las manos de Tina ahora se deslizaron por el cuello de Bette hacia sus hombros..
“Sí…¿qué pasa con eso?” Susurró Bette.
Tina se inclinó hacia Bette hasta llevar sus labios a la altura del oído de Bette. “Intento hacer justicia a mi promesa.” Susurró y acto seguido empujó los hombros de Bette hacia abajo y y le dio un rodillazo a su estómago en un movimiento rápido.
“¡¡Hija de…” Gruñó Bette mientras se doblaba y caía de rodillas al suelo, cogiéndose por el estómago con sus manos. Tina sonrió triunfal mientras daba unos pasos hacia atrás y se alejaba de la morena. “¡Ah! Y no me rendiré, Porter.” Dijo Tina por encima de su hombro.
Bette miró a Tina mientras ésta se alejaba cojeando, con una expresión díficl de descifrar en su rostro. ¿Había finalmente encontrado a su mitad? Bette apoyándose en el suelo se levantó y se apoyó en su coche. “Eres un reto, Kennard.” Sacó las llaves de su bolsillo y abrió el coche. “Y yo tampoco me rendiré.” Dijo mientras entraba en el asiento del conductor.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPÍTULO CINCO: Cenas y escritorios
“¿Entonces logró terminar el día?”
“Parece que si, Al.”
“¿Y no ha salido de la escuela todavía?”
“Nope. Todavía se mantiene en pie.”
“Wow. Eso nunca ha sucedido antes.”
“Sé. Es fuerte, es Kennard.”
“¿Y le dió a Porter en el estómago?”
“Sí.”
“Es brava.”
“Absolutamente.”
“Y es un poco asustadiza también.”
“Y violenta.”
“¿Has descubierto cualquier cosa sobre ella, Shane?”
“Sí.”
“¿Sobre qué?”
“Es pobre”
“¿Realmente? Pero ella está estudiando en Redwind.”
“Su padre vació básicamente los ahorros de toda su vida para enviarla a nuestra escuela.”
“¿Es por lo que rechaza ser expulsada de ella?”
“Es más que probable.”
“Interesante.”
“Sé.”
“Qué más descubriste sobre ella?”
“Ella es hija única. Su mamá dejó a su papá cuando tenía siete por un granjero. Viven en una mala vecindad dentro de un apartamento horrible sin televisión, ni agua caliente y solamente un cuarto de baño.”
“Ooh. es trágico.”
“Sí, su padre tiene apenas suficiente dinero para pasarla. Todo lo que gana con su trabajo entra para alimentos y las cuentas.”
Shane y Alicia intercambiaban palabras sobre cierta Christina Kennard durante la cena en la Residencia Makavejev. Sam solo se sentaba allí, moviendo ociosamente su alimento alrededor de su plato, no teniendo ningún interés de acompañarlas en la conversación sobre Tina.
“¿Así pues, donde está Bette?” Alicia miró a Sam mientras apuñalaba su ensalada con su tenedor.
“En su casa.” Sam se encogió.
“¿Sí? ¿Y que hace?”
“Empollando.” Sam indicó simplemente, sintiéndose demasiado perezosa para decir más.
“Oh.” Alicia frunció sus labios como si pensara profundamente. Sorprendió a sus dos amigas que no empujara en el tema de la ausencia de Bette, un gesto poco típico en ella. “Entonces Sammy.” Dijo mientras los ojos de Sam miraban fijamente la pantalla de su teléfono.
“¿H ?” dijo Sam , sus ojos daban muestras de la decepción en la pantalla vacía mientras se encajaba a presión para poner atención cerrando rápidamente su teléfono.
“¿No has recibido noticias de ella todavía?” Alicia preguntó lentamente, sabiendo que Sam abrigaba sensaciones por la mujer en la pregunta.
“No.” Sam contestó simplemente.
“¿No desde su llamada telefónica de hace cuatro días?” Shane se incorporó a la conversación.
“No.” Sam movió una mano a través de su pelo y suspiró.
“Quizá realmente está muy ocupada.” Shane dijo mientras comía un bocado de costillas de ternera.
Sam frotó con fatiga la parte trasera de su cuello. “Que es lo que dijiste la última vez.” Masculló mientras mordía en una tira de zanahoria.
“¿Cuando llegará a LA?” Alicia preguntó mientras agitaba su teléfono alrededor en círculos.
“Dos días de ahora en adelante. Ella está volando en su avión privado de Heathrow a Nueva York mañana. Permanecerá en Manhattan con Peggy por una noche después se viene para la primera reunión de LA por la mañana.” Sam contó de nuevo lo que le dijo su amiga de la niñez durante su conversación demasiado breve de hace algunos días.
“Genial. Podremos verla pronto ¿correcto?” Shane sonrió mientras limpiaba su boca con una servilleta.
Sam asintió con la cabeza, con una indirecta de sonrisa en su cara. Su primera sonrisa verdadera a través de la cena entera.
--------------------------------
“¡Whoa, ve mas despacio cariño!” Ken Kennard reía al ver a través de la mesa la forma en que su hija comía.
Tina miró simplemente a su papá y masculló algo incoherente mientras su boca se desbordaba con el alimento.
“¿Qué dijiste?” Ken surcó sus cejas.
“Dije,” Tina comenzó cuando su boca no estaba tan llena. Tragó saliva junto con la mitad del vaso de agua antes de que continuara. “Que necesitaba fuerzas para mañana.” Levantó un pedazo grande de roastbeef y algunas verduras con su tenedor y los llevó a su boca. Movió los hombros en su papá mientras masticaba golosa.
“¿Realmente?” Su papá sonrió divertido por los numeritos de su hija. “¿Qué está sucediendo mañana? ¿Te incorporas a una competencia o algo?”
Tina se encogió.“Podrías ponerlo de esa manera.” Dijo mientras tragaba.
Ken sonrió mientras Tina se servía otra cucharada enorme de patatas y maíz triturados. “¿Te importaría compartir un poco más de información, cariño?”
Tina sacudió su cabeza. “No ahora papá. Quizá después de que me gradúe.” Tina limpió la salsa al lado de sus labios con el dorso de su mano.
Ken dio a Tina una servilleta mientras miraba severo a su hija. “Lo siento.” Tina sonrió avergonzada mientras tomaba la servilleta. La comida continuó en relativo silencio mientras los dos Kennards gozaban del buen alimento. Cuando vivían en Carolina del Norte, disfrutaron siempre de comidas estupendas. Pero ahora en Los Ángeles, donde el presupuesto estaba muy apretado en el hogar de Kennard, era una ocasión rara. Comían solamente muy bien cuando le daban a Ken algunas sobras del viñedo donde trabajaba. Como era el caso de hoy.
“Oh a propósito,” Ken habló repentinamente mientras él y Tina despejaban la mesa. “Te conseguí algo.” Él sonrió mientras Tina lo miraba confundida.
“¿Qué es papá?” Tina preguntó mientras miraba a su padre desaparecer en su cuarto para aparecer solamente algunos momentos más adelante con una caja oculta por detrás.
Ken sonrió brillantemente cuando caminaba hacia su hija. “¡Sorpresa cariño!” Él exclamó mientras le presentaba su regalo a su hija.
Tina miraba el presente en las manos de su papá con sorpresa. “¡Oh papá, no debiste hacerlo! Incluso no es mi cumpleaños o cualquier cosa.”
Su papá agitó su mano mientras negaba lo que Tina decía. “No necesito una razón para darle a mi hija un regalo.” Él dio la caja a Tina. “¡Bien vamos, ahora ábrela!” Dijo emocionado.
Tina tiró de la cinta que mantenía la caja negra unida y se mantuvo a la expectativa mientras la abría de un tirón y veía su contenido. “Wow.” Manejó decir mientras movía sus dedos a través de los hermosos zapatos de piel negro que estaban adentro.
Ken sonrió de oído a oído mientras miraba las expresiones faciales de Tina, satisfecho de la reacción que su pequeño regalo consiguió. “Nuevo calzado para la escuela cariño.” Él rió un poco cuando Tina se lanzó en él y lo envolvió en un abrazo de oso.
“¡Muchas gracias papá!” Tina sonrió a su padre. Había estado utilizando sus viejos pares por casi dos años y medio. Había tenido que pegar muchas veces ya con un pegamento resistente la suela de los zapatos debido al uso excesivo.
“Habla de la buena sincronización también.” Él dijo mientras movía su cabeza hacia el par viejo y andrajoso de Tina que se reclinaban encima del estante de zapatos por la puerta. “Ese par se ve peor que antes, si eso es incluso posible.” Él rascó la parte trasera de su cabeza.
Tina sacudió su cabeza divertida mientras miraba triste el viejo par de zapatos que señalaba su padre. Los zapatos habían sufrido un desgaste enorme después de todas las actividades que hizo hoy en la escuela. “Bien, es hora de que descansen, creo.” Tina sonrió.
“Absolutamente.” Ken acarició a su hija en la espalda. “Bien ¿qué estás esperando jovencita? Ve si te vienen.” Dijo mientras peinaba juguetonamente el pelo de Tina.
Tina rió mientras golpeaba con fuerza sus manos emocionada. Se sentó en el sofá y sacó cuidadosamente los zapatos de la caja. Se tardó tiempo en ponerse los zapatos mientras intentaba disfrutar con la sensación de las plantillas suaves en sus pies cansados. Después de algunos minutos, decidió probar su nuevo calzado caminando alrededor de la sala de estar, la cocina, el comedor, y el dormitorio.
Ken miró feliz mientras su hija caminaba alrededor de su pequeño apartamento. Él dejó escapar un suspiro de satisfacción mientras cruzaba sus brazos a través de su pecho. Por dos meses, él ahorró realmente la mitad de cualquier pequeña cantidad que había dispuesto para su almuerzo para comprar ese par para Tina. Él perdió cerca de cuatro libras y se sentía constantemente hambriento durante el almuerzo, pero ver la sonrisa en la cara de su hija lo había hecho digno de eso.
------------------------------
Bette miraba para arriba de su tazón de sopa, sus ojos viajaban a la longitud del comedor de dieciséis plazas. Como de costumbre, cenaba totalmente sola. Sin embargo eso no la incomodaba. Estaba acostumbrada al hecho de que si ella no tuviera a sus amigas para acompañarla, estaría siempre sola gozando de los mejores platillos gastronómicos. La cena con su padre era definitivamente tan inadmisible porque para comenzar nunca estaba en la casa. Entonces eran siempre ella, Alicia, Shane y Sam.
Ella jugaba distraídamente con su sopa de hongos con su cuchara, levantándola para arriba entonces la hundía en su boca para tragar el líquido caliente. De nuevo, su mente se deslizó de nuevo a Christina Kennard. Era el colmo, su frustración ahora la alcanzaba todo el tiempo. Ella estaba enojada con la rubia, pero estaba aún más enojada consigo misma por pensar constantemente en ella. ¿Qué me pasa contigo Kennard? Dijo airadamente para si mientras tiraba de golpe su cuchara en el tazón, haciendo que un poco de sopa se desparramara en la mesa. El mesero que esperaba a su lado tomó esto como señal de que su joven ama había terminado con su sopa así que la retiró. Después de algunos minutos en que el mesero desapareciera en las puertas dobles de madera gruesa hacia la cocina, Antonio el cocinero principal salió llevando una bandeja enorme con el segundo plato de Bette. “Costillas de cordero con patatas a la crema bañada en hierbas y salsa a la morilla. ¡Bon Appetit!” Él exclamó mientras colocaba el plato abajo en la mesa delante de Bette. La heredera gruñó simplemente en respuesta mientras su mente seguía estando un poco preocupada. Antonio arqueó su cabeza levemente mientras regresaba de nuevo a la cocina.
Bette suspiró mientras agarraba su tenedor y comenzaba a apuñalar en sus rebanadas de cordero distraídamente. De alguna manera, el ver su cena hizo que pensara aún más en la rubia. Concluyó que era porque la vista del alimento hizo que recordara lo que parecía la rubia cubierta con toda la comida que le lanzaron durante el almuerzo. Sin que el resto de los estudiantes se percataran, Bette atestiguó todo lo que sucedió en la cafetería. Ella miraba desarrollarse toda la escena detrás de un pilar enorme en el balcón de la segunda planta de la cafetería con una vista agradable del comedor principal. Ella incluso no ordenó a los estudiantes lanzar el alimento en la rubia, así que fue una absoluta sorpresa para ella cuando entró en el comedor. Recordaba la cara de la rubia mientras los estudiantes le lanzaban su almuerzo. Ella era tan resistente, levantando su cabeza encima de los demás mientras mantenía su dignidad intacta incluso cuando la asaltaron con todas las clases de alimentos.
De una cierta pequeña manera, ella admiró a la rubia, pero tan pronto como reconociera las sensaciones positivas que formaba hacia Christina Kennard, Bette Porter las aplastó rápidamente matándolas, o al menos eso pensó. Su mano derecha fue abajo a su estómago, al lugar en donde la rodilla de la rubia conectó hace algunas horas. Todavía palpitaba un poco, pero el dolor era soportable. Desafortunadamente para ella, la misma cosa no se podía decir para su cabeza ya que sentía el comienzo de una molesta jaqueca. Parecía que cierta Christina Kennard era demasiado para que su cerebro lo manejara.
Bette suspiró mientras se empujaba lejos de la mesa. Tomó la servilleta que se reclinaba sobre su regazo y la aventó de golpe en la mesa mientras se levantaba de su silla. Ella salió del cuarto en una rabieta mientras su mente continuaba atormentándola con pensamientos incómodos. A excepción de las marcas de la puñalada en la carne, su cena fue abandonada totalmente sin tocar.
------------------------------
El día siguiente, Tina estaba de regreso en modo completo de batalla. De nuevo, usaba el chaleco de cuero de caza de su padre debajo de su uniforme para protección. Trabajó bien contra las buscalíos que se aparecieron durante el descanso ayer así que no vio ningún inconveniente en usarlo otra vez. Esta vez sin embargo, trajo ropa adicional con ella, pantalones cómodos, una playera blanca simple y sus zapatos viejos de deporte. Ella habría traído un uniforme de repuesto, si hubiera tenido realmente uno. Poseía solamente dos juegos de uniformes, ahora usaba uno y el otro todavía estaba en el cuarto de lavadero, lleno de todas las clases de manchas que encontraba extremadamente difícil de quitar. Ella fué bastante afortunada de tener su clase de PE ayer, por lo menos había tenido su uniforme de gimnasia para cambiarse y poder irse a su casa. Abrió su armario y lanzó su mochila adentro llena de su cambio de ropa. Si todo iba bien hoy, ella no necesitaría esa ropa en absoluto, suspiró mientras cerraba de golpe su armario. Ella miró abajo sus pies y sonrió mientras veía sus nuevos zapatos. Ahora no tendría que preocuparse de que sus zapatos se desbarataran mientras corría en medio de una persecución. Suspiró cuando pensó en su padre. No importaba lo mucho que él intentara negarlo, ella sabía que la compra de estos zapatos exigió muchos sacrificios de él. Sacrificio. Algo que su papá había estado haciendo bastante desde que se movieran a Los Ángeles. Y era todo para ella -- era todo para su niña buena. Tina cerró sus puños mientras tomaba una respiración profunda. “No dejaré que todo se vaya a la nada, papá.” Susurró cuando agarró su mochila de piel y se dirigió a su sala de clase. Entró tarde otra vez con el propósito de evitar a la muchedumbre de la mañana alrededor de los pasillos. Pero diferente al día de ayer, ella decidió atender al homeroom hoy - bien, lo que restaba de él pues ya llevaba veinte minutos tarde.
Ella paró fuera de la puerta que tenía un cartel “4-B” enfrente mientras intentaba componerse. Estaba segura que sus compañeros de clase no intentarían la misma broma dos veces, así que a partir del momento en que salió de cama y llegara hasta este punto, había estado atormentando su cerebro con los panoramas posibles de tortura. Ella quería estar preparada, quería estar un paso adelante de los otros estudiantes. Tina cerró los ojos mientras intentaba prever apenas lo que ahora tenían sus compañeros de clase en el almacén para ella. ¿Un de agua que cae en mi cabeza cuando abra la puerta? ¿Chinchetas en mi silla? ¿Pegamento en mi asiento? ¿Bolas de papel lanzadas en mi camino? ¡¿Qué?! La imaginación de Tina entró en sobremarcha. Malditos juniors malcriados ¿que están tramando? Suspiró cansada un minuto más adelante. Empujó hacia abajo la manija y golpeó suavemente la puerta con el pie. Abrió la puerta y esperó para ver si le caería algo. No viendo nada, dio los primeros pasos cuidadosa hacia la sala de clase. Miraba alrededor de ella mientras sus compañeros de clase se sentaban allí en el cotilleo el uno con el otro, no haciendo ningún caso de su nuevo profesor de homeroom que anunciaba algunas cosas en frente. Sin embargo al profesor parecía no importarle. Tenía una expresión de indiferencia que indicaba que el poco respeto que sus estudiantes ricos le mostraban le importaba muy poco o nada. Tina se sentía un poco nerviosa, sus compañeros de clase no hicieron caso de nuevo de su presencia. No había incluso una lluvia de bolas de papel que arrojaran en su camino. Deben haber planeado algo grande, Tina semicerró sus ojos a medida que continuaba su viaje a su escritorio al lado de la ventana. La mitad de ella esperaba ver chinchetas o pegamento en su silla. Solamente que no había incluso una silla o un escritorio allí en primer lugar. “¿Qué?” Tina susurró mientras miraba alrededor de la sala de clase por su escritorio. Buscó en las parte de atrás del cuarto para ver si lo habían puesto ahí. Nope, no estaba allí. Ningún indicio incluso del escritorio de repuesto acostumbrado.
Probablemente lo lanzaron hacia fuera, Tina suspiró, estos cabrones. Apenas entonces sintió que alguien la miraba fijamente. Ella dio vuelta a su cabeza apenas a tiempo para encontrar los ojos de Dana. Deja vu, pensó Tina, ¿vas a dar vuelta alrededor otra vez Dana? Inclinó su cabeza para ver si su “amiga” haría apenas eso. Ella no lo hizo. La morena se aferró realmente a la mirada de Tina. Dana miraba rápidamente para arriba el techo y regresaba la vista otra vez a Tina, como si le indicara a la rubia que hiciera lo mismo. Tina surcó su frente mientras sus ojos hicieron lentamente su viaje al techo.
Ciertamente jamás vi venir esto, ella pensó mientras veía lo que Dana quería que viera. , Empotrados con las patas al revés en el techo, estaban su escritorio y su silla. Ella inclinó su cabeza al lado para leer las palabras pintadas en su escritorio. “Daré vuelta a tu mundo al revés.” Ella susurró mientras leía las palabras para si. Un sistema familiar de iniciales estaba firmado debajo. BP.
Eso fue bueno Porter, Tina pensó mientras se sentaba desafiantemente en el piso donde su escritorio debía haber estado. “Estoy lista para ti.” Afirmó, con ojos decididos.
“¿Entonces logró terminar el día?”
“Parece que si, Al.”
“¿Y no ha salido de la escuela todavía?”
“Nope. Todavía se mantiene en pie.”
“Wow. Eso nunca ha sucedido antes.”
“Sé. Es fuerte, es Kennard.”
“¿Y le dió a Porter en el estómago?”
“Sí.”
“Es brava.”
“Absolutamente.”
“Y es un poco asustadiza también.”
“Y violenta.”
“¿Has descubierto cualquier cosa sobre ella, Shane?”
“Sí.”
“¿Sobre qué?”
“Es pobre”
“¿Realmente? Pero ella está estudiando en Redwind.”
“Su padre vació básicamente los ahorros de toda su vida para enviarla a nuestra escuela.”
“¿Es por lo que rechaza ser expulsada de ella?”
“Es más que probable.”
“Interesante.”
“Sé.”
“Qué más descubriste sobre ella?”
“Ella es hija única. Su mamá dejó a su papá cuando tenía siete por un granjero. Viven en una mala vecindad dentro de un apartamento horrible sin televisión, ni agua caliente y solamente un cuarto de baño.”
“Ooh. es trágico.”
“Sí, su padre tiene apenas suficiente dinero para pasarla. Todo lo que gana con su trabajo entra para alimentos y las cuentas.”
Shane y Alicia intercambiaban palabras sobre cierta Christina Kennard durante la cena en la Residencia Makavejev. Sam solo se sentaba allí, moviendo ociosamente su alimento alrededor de su plato, no teniendo ningún interés de acompañarlas en la conversación sobre Tina.
“¿Así pues, donde está Bette?” Alicia miró a Sam mientras apuñalaba su ensalada con su tenedor.
“En su casa.” Sam se encogió.
“¿Sí? ¿Y que hace?”
“Empollando.” Sam indicó simplemente, sintiéndose demasiado perezosa para decir más.
“Oh.” Alicia frunció sus labios como si pensara profundamente. Sorprendió a sus dos amigas que no empujara en el tema de la ausencia de Bette, un gesto poco típico en ella. “Entonces Sammy.” Dijo mientras los ojos de Sam miraban fijamente la pantalla de su teléfono.
“¿H ?” dijo Sam , sus ojos daban muestras de la decepción en la pantalla vacía mientras se encajaba a presión para poner atención cerrando rápidamente su teléfono.
“¿No has recibido noticias de ella todavía?” Alicia preguntó lentamente, sabiendo que Sam abrigaba sensaciones por la mujer en la pregunta.
“No.” Sam contestó simplemente.
“¿No desde su llamada telefónica de hace cuatro días?” Shane se incorporó a la conversación.
“No.” Sam movió una mano a través de su pelo y suspiró.
“Quizá realmente está muy ocupada.” Shane dijo mientras comía un bocado de costillas de ternera.
Sam frotó con fatiga la parte trasera de su cuello. “Que es lo que dijiste la última vez.” Masculló mientras mordía en una tira de zanahoria.
“¿Cuando llegará a LA?” Alicia preguntó mientras agitaba su teléfono alrededor en círculos.
“Dos días de ahora en adelante. Ella está volando en su avión privado de Heathrow a Nueva York mañana. Permanecerá en Manhattan con Peggy por una noche después se viene para la primera reunión de LA por la mañana.” Sam contó de nuevo lo que le dijo su amiga de la niñez durante su conversación demasiado breve de hace algunos días.
“Genial. Podremos verla pronto ¿correcto?” Shane sonrió mientras limpiaba su boca con una servilleta.
Sam asintió con la cabeza, con una indirecta de sonrisa en su cara. Su primera sonrisa verdadera a través de la cena entera.
--------------------------------
“¡Whoa, ve mas despacio cariño!” Ken Kennard reía al ver a través de la mesa la forma en que su hija comía.
Tina miró simplemente a su papá y masculló algo incoherente mientras su boca se desbordaba con el alimento.
“¿Qué dijiste?” Ken surcó sus cejas.
“Dije,” Tina comenzó cuando su boca no estaba tan llena. Tragó saliva junto con la mitad del vaso de agua antes de que continuara. “Que necesitaba fuerzas para mañana.” Levantó un pedazo grande de roastbeef y algunas verduras con su tenedor y los llevó a su boca. Movió los hombros en su papá mientras masticaba golosa.
“¿Realmente?” Su papá sonrió divertido por los numeritos de su hija. “¿Qué está sucediendo mañana? ¿Te incorporas a una competencia o algo?”
Tina se encogió.“Podrías ponerlo de esa manera.” Dijo mientras tragaba.
Ken sonrió mientras Tina se servía otra cucharada enorme de patatas y maíz triturados. “¿Te importaría compartir un poco más de información, cariño?”
Tina sacudió su cabeza. “No ahora papá. Quizá después de que me gradúe.” Tina limpió la salsa al lado de sus labios con el dorso de su mano.
Ken dio a Tina una servilleta mientras miraba severo a su hija. “Lo siento.” Tina sonrió avergonzada mientras tomaba la servilleta. La comida continuó en relativo silencio mientras los dos Kennards gozaban del buen alimento. Cuando vivían en Carolina del Norte, disfrutaron siempre de comidas estupendas. Pero ahora en Los Ángeles, donde el presupuesto estaba muy apretado en el hogar de Kennard, era una ocasión rara. Comían solamente muy bien cuando le daban a Ken algunas sobras del viñedo donde trabajaba. Como era el caso de hoy.
“Oh a propósito,” Ken habló repentinamente mientras él y Tina despejaban la mesa. “Te conseguí algo.” Él sonrió mientras Tina lo miraba confundida.
“¿Qué es papá?” Tina preguntó mientras miraba a su padre desaparecer en su cuarto para aparecer solamente algunos momentos más adelante con una caja oculta por detrás.
Ken sonrió brillantemente cuando caminaba hacia su hija. “¡Sorpresa cariño!” Él exclamó mientras le presentaba su regalo a su hija.
Tina miraba el presente en las manos de su papá con sorpresa. “¡Oh papá, no debiste hacerlo! Incluso no es mi cumpleaños o cualquier cosa.”
Su papá agitó su mano mientras negaba lo que Tina decía. “No necesito una razón para darle a mi hija un regalo.” Él dio la caja a Tina. “¡Bien vamos, ahora ábrela!” Dijo emocionado.
Tina tiró de la cinta que mantenía la caja negra unida y se mantuvo a la expectativa mientras la abría de un tirón y veía su contenido. “Wow.” Manejó decir mientras movía sus dedos a través de los hermosos zapatos de piel negro que estaban adentro.
Ken sonrió de oído a oído mientras miraba las expresiones faciales de Tina, satisfecho de la reacción que su pequeño regalo consiguió. “Nuevo calzado para la escuela cariño.” Él rió un poco cuando Tina se lanzó en él y lo envolvió en un abrazo de oso.
“¡Muchas gracias papá!” Tina sonrió a su padre. Había estado utilizando sus viejos pares por casi dos años y medio. Había tenido que pegar muchas veces ya con un pegamento resistente la suela de los zapatos debido al uso excesivo.
“Habla de la buena sincronización también.” Él dijo mientras movía su cabeza hacia el par viejo y andrajoso de Tina que se reclinaban encima del estante de zapatos por la puerta. “Ese par se ve peor que antes, si eso es incluso posible.” Él rascó la parte trasera de su cabeza.
Tina sacudió su cabeza divertida mientras miraba triste el viejo par de zapatos que señalaba su padre. Los zapatos habían sufrido un desgaste enorme después de todas las actividades que hizo hoy en la escuela. “Bien, es hora de que descansen, creo.” Tina sonrió.
“Absolutamente.” Ken acarició a su hija en la espalda. “Bien ¿qué estás esperando jovencita? Ve si te vienen.” Dijo mientras peinaba juguetonamente el pelo de Tina.
Tina rió mientras golpeaba con fuerza sus manos emocionada. Se sentó en el sofá y sacó cuidadosamente los zapatos de la caja. Se tardó tiempo en ponerse los zapatos mientras intentaba disfrutar con la sensación de las plantillas suaves en sus pies cansados. Después de algunos minutos, decidió probar su nuevo calzado caminando alrededor de la sala de estar, la cocina, el comedor, y el dormitorio.
Ken miró feliz mientras su hija caminaba alrededor de su pequeño apartamento. Él dejó escapar un suspiro de satisfacción mientras cruzaba sus brazos a través de su pecho. Por dos meses, él ahorró realmente la mitad de cualquier pequeña cantidad que había dispuesto para su almuerzo para comprar ese par para Tina. Él perdió cerca de cuatro libras y se sentía constantemente hambriento durante el almuerzo, pero ver la sonrisa en la cara de su hija lo había hecho digno de eso.
------------------------------
Bette miraba para arriba de su tazón de sopa, sus ojos viajaban a la longitud del comedor de dieciséis plazas. Como de costumbre, cenaba totalmente sola. Sin embargo eso no la incomodaba. Estaba acostumbrada al hecho de que si ella no tuviera a sus amigas para acompañarla, estaría siempre sola gozando de los mejores platillos gastronómicos. La cena con su padre era definitivamente tan inadmisible porque para comenzar nunca estaba en la casa. Entonces eran siempre ella, Alicia, Shane y Sam.
Ella jugaba distraídamente con su sopa de hongos con su cuchara, levantándola para arriba entonces la hundía en su boca para tragar el líquido caliente. De nuevo, su mente se deslizó de nuevo a Christina Kennard. Era el colmo, su frustración ahora la alcanzaba todo el tiempo. Ella estaba enojada con la rubia, pero estaba aún más enojada consigo misma por pensar constantemente en ella. ¿Qué me pasa contigo Kennard? Dijo airadamente para si mientras tiraba de golpe su cuchara en el tazón, haciendo que un poco de sopa se desparramara en la mesa. El mesero que esperaba a su lado tomó esto como señal de que su joven ama había terminado con su sopa así que la retiró. Después de algunos minutos en que el mesero desapareciera en las puertas dobles de madera gruesa hacia la cocina, Antonio el cocinero principal salió llevando una bandeja enorme con el segundo plato de Bette. “Costillas de cordero con patatas a la crema bañada en hierbas y salsa a la morilla. ¡Bon Appetit!” Él exclamó mientras colocaba el plato abajo en la mesa delante de Bette. La heredera gruñó simplemente en respuesta mientras su mente seguía estando un poco preocupada. Antonio arqueó su cabeza levemente mientras regresaba de nuevo a la cocina.
Bette suspiró mientras agarraba su tenedor y comenzaba a apuñalar en sus rebanadas de cordero distraídamente. De alguna manera, el ver su cena hizo que pensara aún más en la rubia. Concluyó que era porque la vista del alimento hizo que recordara lo que parecía la rubia cubierta con toda la comida que le lanzaron durante el almuerzo. Sin que el resto de los estudiantes se percataran, Bette atestiguó todo lo que sucedió en la cafetería. Ella miraba desarrollarse toda la escena detrás de un pilar enorme en el balcón de la segunda planta de la cafetería con una vista agradable del comedor principal. Ella incluso no ordenó a los estudiantes lanzar el alimento en la rubia, así que fue una absoluta sorpresa para ella cuando entró en el comedor. Recordaba la cara de la rubia mientras los estudiantes le lanzaban su almuerzo. Ella era tan resistente, levantando su cabeza encima de los demás mientras mantenía su dignidad intacta incluso cuando la asaltaron con todas las clases de alimentos.
De una cierta pequeña manera, ella admiró a la rubia, pero tan pronto como reconociera las sensaciones positivas que formaba hacia Christina Kennard, Bette Porter las aplastó rápidamente matándolas, o al menos eso pensó. Su mano derecha fue abajo a su estómago, al lugar en donde la rodilla de la rubia conectó hace algunas horas. Todavía palpitaba un poco, pero el dolor era soportable. Desafortunadamente para ella, la misma cosa no se podía decir para su cabeza ya que sentía el comienzo de una molesta jaqueca. Parecía que cierta Christina Kennard era demasiado para que su cerebro lo manejara.
Bette suspiró mientras se empujaba lejos de la mesa. Tomó la servilleta que se reclinaba sobre su regazo y la aventó de golpe en la mesa mientras se levantaba de su silla. Ella salió del cuarto en una rabieta mientras su mente continuaba atormentándola con pensamientos incómodos. A excepción de las marcas de la puñalada en la carne, su cena fue abandonada totalmente sin tocar.
------------------------------
El día siguiente, Tina estaba de regreso en modo completo de batalla. De nuevo, usaba el chaleco de cuero de caza de su padre debajo de su uniforme para protección. Trabajó bien contra las buscalíos que se aparecieron durante el descanso ayer así que no vio ningún inconveniente en usarlo otra vez. Esta vez sin embargo, trajo ropa adicional con ella, pantalones cómodos, una playera blanca simple y sus zapatos viejos de deporte. Ella habría traído un uniforme de repuesto, si hubiera tenido realmente uno. Poseía solamente dos juegos de uniformes, ahora usaba uno y el otro todavía estaba en el cuarto de lavadero, lleno de todas las clases de manchas que encontraba extremadamente difícil de quitar. Ella fué bastante afortunada de tener su clase de PE ayer, por lo menos había tenido su uniforme de gimnasia para cambiarse y poder irse a su casa. Abrió su armario y lanzó su mochila adentro llena de su cambio de ropa. Si todo iba bien hoy, ella no necesitaría esa ropa en absoluto, suspiró mientras cerraba de golpe su armario. Ella miró abajo sus pies y sonrió mientras veía sus nuevos zapatos. Ahora no tendría que preocuparse de que sus zapatos se desbarataran mientras corría en medio de una persecución. Suspiró cuando pensó en su padre. No importaba lo mucho que él intentara negarlo, ella sabía que la compra de estos zapatos exigió muchos sacrificios de él. Sacrificio. Algo que su papá había estado haciendo bastante desde que se movieran a Los Ángeles. Y era todo para ella -- era todo para su niña buena. Tina cerró sus puños mientras tomaba una respiración profunda. “No dejaré que todo se vaya a la nada, papá.” Susurró cuando agarró su mochila de piel y se dirigió a su sala de clase. Entró tarde otra vez con el propósito de evitar a la muchedumbre de la mañana alrededor de los pasillos. Pero diferente al día de ayer, ella decidió atender al homeroom hoy - bien, lo que restaba de él pues ya llevaba veinte minutos tarde.
Ella paró fuera de la puerta que tenía un cartel “4-B” enfrente mientras intentaba componerse. Estaba segura que sus compañeros de clase no intentarían la misma broma dos veces, así que a partir del momento en que salió de cama y llegara hasta este punto, había estado atormentando su cerebro con los panoramas posibles de tortura. Ella quería estar preparada, quería estar un paso adelante de los otros estudiantes. Tina cerró los ojos mientras intentaba prever apenas lo que ahora tenían sus compañeros de clase en el almacén para ella. ¿Un de agua que cae en mi cabeza cuando abra la puerta? ¿Chinchetas en mi silla? ¿Pegamento en mi asiento? ¿Bolas de papel lanzadas en mi camino? ¡¿Qué?! La imaginación de Tina entró en sobremarcha. Malditos juniors malcriados ¿que están tramando? Suspiró cansada un minuto más adelante. Empujó hacia abajo la manija y golpeó suavemente la puerta con el pie. Abrió la puerta y esperó para ver si le caería algo. No viendo nada, dio los primeros pasos cuidadosa hacia la sala de clase. Miraba alrededor de ella mientras sus compañeros de clase se sentaban allí en el cotilleo el uno con el otro, no haciendo ningún caso de su nuevo profesor de homeroom que anunciaba algunas cosas en frente. Sin embargo al profesor parecía no importarle. Tenía una expresión de indiferencia que indicaba que el poco respeto que sus estudiantes ricos le mostraban le importaba muy poco o nada. Tina se sentía un poco nerviosa, sus compañeros de clase no hicieron caso de nuevo de su presencia. No había incluso una lluvia de bolas de papel que arrojaran en su camino. Deben haber planeado algo grande, Tina semicerró sus ojos a medida que continuaba su viaje a su escritorio al lado de la ventana. La mitad de ella esperaba ver chinchetas o pegamento en su silla. Solamente que no había incluso una silla o un escritorio allí en primer lugar. “¿Qué?” Tina susurró mientras miraba alrededor de la sala de clase por su escritorio. Buscó en las parte de atrás del cuarto para ver si lo habían puesto ahí. Nope, no estaba allí. Ningún indicio incluso del escritorio de repuesto acostumbrado.
Probablemente lo lanzaron hacia fuera, Tina suspiró, estos cabrones. Apenas entonces sintió que alguien la miraba fijamente. Ella dio vuelta a su cabeza apenas a tiempo para encontrar los ojos de Dana. Deja vu, pensó Tina, ¿vas a dar vuelta alrededor otra vez Dana? Inclinó su cabeza para ver si su “amiga” haría apenas eso. Ella no lo hizo. La morena se aferró realmente a la mirada de Tina. Dana miraba rápidamente para arriba el techo y regresaba la vista otra vez a Tina, como si le indicara a la rubia que hiciera lo mismo. Tina surcó su frente mientras sus ojos hicieron lentamente su viaje al techo.
Ciertamente jamás vi venir esto, ella pensó mientras veía lo que Dana quería que viera. , Empotrados con las patas al revés en el techo, estaban su escritorio y su silla. Ella inclinó su cabeza al lado para leer las palabras pintadas en su escritorio. “Daré vuelta a tu mundo al revés.” Ella susurró mientras leía las palabras para si. Un sistema familiar de iniciales estaba firmado debajo. BP.
Eso fue bueno Porter, Tina pensó mientras se sentaba desafiantemente en el piso donde su escritorio debía haber estado. “Estoy lista para ti.” Afirmó, con ojos decididos.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPÍTULO SEIS: Atracciones y amores
10:14 A.M.
Tic-toc.
Tic-toc.
Tic-toc.
10:15 A.M.
Tina dejó escapar el aire de sus pulmones y miró en el reloj montado en la pared, la manecilla larga estaba en el punto 3. ¡Diez quince!. Ella sonrió internamente. Como estaba todavía sentada en el piso, su viejo y corto de vista profesor no notó que llamaba su atención agitando su mano. Tina suspiró mientras se empujó hacia arriba con sus manos y se levantaba. Ahora por fin lograba la atención del profesor.
“¿Sí ms Kennard?” El Sr. Archer empujó hacia arriba los anchos anteojos que amenazaban caerse de su nariz mientras examinaba a la rubia.
“¿Me podría excusar de la clase señor? Tengo que hacer una visita rápida al cuarto de servicio” Ella preguntó cortésmente.
“Faltan diez minutos para el descanso. ¿No puedes esperar un poco más de tiempo?”
“No, señor. Además, mi papá dijo que puede ser que consiga una infección de las vías urinarias si la retengo dentro.” Tina hizo una demostración de doblar su cuerpo y de cruzar sus piernas para hacerlo mas real.
“Bien, okay okay.” Dijo mientras despedía a Tina con un movimiento de mano.
“Gracias.” Dijo Tina mientras caminaba emocionada fuera de la sala de clase. No hizo caso totalmente de los ojos enojados que la miraban hasta que cerró la puerta.
“¡Éxito!” Susurró feliz para si mientras miraba alrededor del vestíbulo abandonado. Su pequeño plan para evitar a la multitud había funcionado. Saliéndose del salón diez minutos antes de que la campana para el receso sonara, Tina confiaba en que sería más fácil alcanzar el balcón del tercer piso. Ella corrió encima de las escaleras y con seguridad llegó a su punto secreto sin ningún percance. Tan pronto como cruzó la puerta roja y entró en el balcón, sus ojos exploraron rápidamente el lugar con la esperanza de ver a cierta morena. Tina suspiró decepcionada pues no vio ninguna muestra de Sam Makavejev.
Caminó lentamente hacia la repisa y se inclinó adelante. Cerró los ojos mientras disfrutaba de la sensación de la brisa suave que golpeaba su cara y jugaba con su pelo. Lentamente, trajo su mano a la parte posterior de su cuello para darse un masaje. Estaba adolorido debido a todo el estiramiento que acaba de hacer para ver al profesor y el pizarrón enfrente. Ah, era el precio que pagó por sentarse en el piso.
El momento corto de paz acabó rápidamente cuando oyó la campana del receso sonar pocos minutos más tarde, advirtiéndole que ahora dejarían a los monstruos salir de sus jaulas. Oyó el sonido inequívoco de pasos y charlas que comenzaban a llenar el edificio. Deben buscarme, ella sonrió al pensar en el ejército de 4F que recorría la escuela en busca de Christina Kennard.
“Treinta minutos.” Ella susurró mientras miraba abajo en su reloj. Tenía treinta minutos para estar a solas antes de que tuviera que volver adentro y aguantar la crueldad del cuerpo de estudiantes. “¿Qué voy hacer?” Dijo para si repetidamente mientras decidía cómo pasar tales minutos preciosos. Mientras respiraba lentamente e inhalaba el aire puro, su mente recordó de nuevo apenas cómo estaba de lastimado su cuerpo ayer y cómo olía de los distinto trozos de alimento que todavía sentía por todo su cuerpo. Ah, sonrió mientras finalmente encontró algo productivo que hacer. Iba a hacer un par de estiramientos y a calentar su cuerpo para prepararse ante los posibles desafíos físicos conque la despacharían el día de hoy.
En los siguientes minutos , Tina Kennard estiró y dobló sus músculos mientras gritaban en protesta. Ella comenzó con su cuello, abajo a sus brazos, entonces a su área abdominal, y finalmente a sus piernas. Tenía una de sus piernas apoyadas arriba en la repisa según estirando su tendón cuando.
“¿Preparandote?”
Tina giró rápidamente alrededor sorprendida cuando oyó una voz por detrás. Anticipandose a los matones detrás de ella, levantó sus puños y se colocó en posición de lucha.
Sam Makavejev la miraba con una expresión divertida en su cara mientras se inclinaba contra la puerta, con sus manos dentro de los bolsillos de sus pantalones vaqueros.
¡¡¡Mierda!!! La mente de Tina gritó en horror. Dio vuelta al rojo mientras rápidamente bajaba sus manos a los lados.Intentó hablar pero ninguna palabra salió de su boca. ¿Qué pasa contigo que me pescas siempre en situaciones desconcertantes? Ella suspiró mientras miraba abajo en sus pies.
Sam sonrió mientras caminaba lentamente a la repisa. “Felicidades.” Dijo mientras se inclinaba adelante y miraba fijamente el campo de fútbol abajo.
Tina miró lentamente hacia arriba cuando la voz de Sam se registró dentro de su cabeza. “¿Porqué?” Susurró reservada mientras daba vuelta alrededor y se colocaba al lado de Sam cerca de la repisa.
“Todavía estás aquí. No te expulsaron a pesar de sus mejores esfuerzos.” Dijo Sam .
Tina sonrió mientras miraba también el campo de fútbol. “Gracias.” Dijo suavemente.
“Eres como.” Sam se detuvo brevemente mientras buscaba la palabra perfecta.
Tina contuvo su respiración mientras esperaba las palabras siguientes de Sam.
“Mala hierba, si.” Sam continuó.
“¿Qué?” Tina frunció el ceño. ¿Sam acababa de llamarla una mala hierba?
“Dije que eres como una mala hierba.” Sam dijo seriamente.
“Oh, está bien.” Tina dijo lentamente, sintiendose un poco ofendida. ¿De todas las metáforas en el mundo, todo lo que ella podía pensar era en una mala hierba?
Sam suspiró mientras reclinó la barbilla en sus brazos en la repisa. “Una mala hierba obstinada.”
“¿Huh?” Tina preguntó. ¿Ahora era obstinada también?
“No importa cuántas veces han intentado sacarte de esta escuela. Todavía estás aquí.” Sam continuó. “Creces más fuerte que antes, porque eres una mala hierba obstinada.” Ella dijo mientras miraba a Tina.
Tina rió un poco de la analogía extraña de Sam. “Soy una mala hierba obstinada.” Dijo con una sonrisa mientras encontraba la mirada de Sam.
“Lo eres sí.” Sam sonrió detrás.
Miraban el campo de fútbol otra vez mientras veían que una de las personas del mantenimiento de la escuela cortaba la hierba montando un cortacéspedes. Un silencio cómodo aterrizó sobre las dos por algunos minutos. Tina se maravilló en la sensación placentera de tener a Sam a tan solo unas pulgadas de ella, podía sentir realmente el calor que irradiaba de su cuerpo.
“¿Porqué?” Tina preguntó pocos minutos más tarde.
“¿Huh?” Sam preguntó mientras observaba a la rubia al lado de ella.
“¿Porqué hablas conmigo?” Tina continuó, no apartando sus ojos del campo.
“¿H ?” Sam preguntó nuevamente, un poco confundida.
“Porque sé que nunca hablas con otra gente además de tus amigas.” Tina suspiró. “Más yo soy la enemiga de tu mejor amiga. probablemente haciéndome tu enemiga también.” Ella rió un poco mientras sacudía su cabeza. “¿Entonces porqué? ¿Porqué estás aquí? ¿Porqué sigues hablando conmigo?” Finalmente buscó los ojos de Sam.
“No lo sé realmente.” Sam se encogió mientras sonreía. Viendo la cara de la rubia caer un poco, se sintió mal y decidió decirle la verdad. “No pienso que seas una mala persona.” Dijo sinceramente. “No eres como los otros que estudian aquí. Eres genuina. Ninguna mentira, ninguna pretension. Eres lo que eres.” Sam sonrió a medida que continuaba. “Más eres un poco torpe también, me haces reir. Y no mucha gente puede hacer eso.” Ella rió mientras Tina dio vuelta a rojo brillante. “Y por ultimo, me encuentro cómoda cuando estoy contigo. Es fácil hablar contigo.” Sam acabó.
Tina se ruborizó profundamente con las palabras de Sam. Tuvo que mirar lejos de la morena mientras sentía una forma enorme de sonrisa en sus labios. Nunca contó con tanta honradez por parte de Sam. “Te lo-agradezco.” Dijo algunos segundos más adelante.
Entonces un pequeño sonido dentro del bolsillo de Sam interrumpió su poca interacción. Tina miró mientras Sam sacaba rápidamente su teléfono celular y lo abría de un tirón . Pudo ver desde donde se colocaba que Sam acababa de recibir un mensaje de texto. Ella volteó la vista mientras Sam presionaba el botón para leer, no queriendo estorbar y parecer entrometida. Aunque profundamente en su interior quería realmente saber quién le había enviado el mensaje porque podía sentir el cambio entero en el comportamiento de Sam cuando ella lo leyó. Pocos minutos más tarde, Tina oyó que cerraba su teléfono. Miró lentamente hacia Sam y surcó su frente mientras miraba la cara de la morena. Sam estaba perdida en sus propios pensamientos, esbozaba una sonrisa que alcanzaba sus oídos a medida que continuaba mirando fijamente el teléfono celular en sus manos.
“¿Buenas noticias?” Tina preguntó suavemente.
“Muy buenas.” Sam susurró feliz. Finalmente miró hacia arriba a Tina, sus ojos bailaban con júbilo. Júbilo puro no adulterado. “¿Cuánto tiempo tarda el vuelo de Londres a Nueva York?” Preguntó brillantemente.
Tina surcó su frente en la pregunta de Sam. Wow eso salió natural, ella pensó. “U . No sé. No he estado en Inglaterra. Lo siento.” Tina contestó.
“Está bien.” Sam dijo mientras contra sus costumbre veía abajo a sus pies. “Mira, me tengo que ir.” Dijo mientras señalaba a la puerta con su pulgar. “A propósito, bonitos zapatos.” Ella agitó su mano diciendo adiós a una rubia que parecía haber recibido una sacudida eléctrica mientras abría rápidamente la puerta y se echaba a correr por los pasillos.
Tina se quedó parada completamente confundida. “¿Qué acaba de suceder?” Ella preguntó a nadie en particular.
----------------------------
“Porter. Porter. Porter.” Alicia dijo mientras caminaban encima de las escaleras a la segunda planta de la cafetería. Iban a su mesa acostumbrada cerca del pasamanos de madera, tenían la mejor vista del comedor abajo. Viendo que era tiempo del almuerzo, la cafetería desbordaba con los estudiantes.
“¿Sí, Al?” Bette dijo mientras miraba a la rubia.
“¿Qué más tienes en el almacén para la pobre vieja Kennard hoy?” Alicia preguntó cuando ella, Shane y Bette se sentaron.
“Bien, tenía esta idea brillante --” Bette cortó cuando observó repentinamente abajo. “¿Otra vez?” Bette frunció el ceño mientras veían que Tina era llevada por algunos estudiantes al centro del comedor.
Alicia miró mientras los estudiantes formaban otro círculo alrededor de la rubia. La muchacha Kennard acababa de colocarse allí con su barbilla para arriba, incluso sin intentar escaparse. “Ella es una galleta resistente.” Alicia masculló mientras sus meseros personales de alimentos colocaban su comida abajo en la mesa.
“Absolutamente.” Shane dijo mientras observaba que los estudiantes tomaban su turno para lanzar agua en la rubia. Ella miraba a Bette, esperando ver una mueca triunfante en su cara, pero lo que vio en su lugar hizo que sus cejas se ampliaran. Bette Porter miraba fijamente a Kennard con una mirada de temor puro y completo. Estaba segura que Bette no era incluso consciente de que miraba a la rubia de esa manera. Uh-oh. ¿qué tenemos aquí? Shane pensó a medida que continuaba mirando fijamente la expresión facial de su amiga, nunca en toda su vida había visto a Bette con esa mirada. Miró a Alicia mientras movía sus cejas hacia arriba y hacia abajo. Alicia cabeceó seriamente en respuesta. Ella vio la misma cosa.
Cuando Bette finalmente dio vuelta a su atención de nuevo a la mesa para dar una mordida en su pato a o, Alicia aprovechó la oportunidad de picar un poco a la morena. “¿Porter, te sientes atraída hacia ella o algo así?” Alicia bromeó.
Bette arrojó hacia fuera el alimento dentro de su boca, enviando algunos bocados dentro de la bebida de Alicia.
“¡Oh Bette que !” Alicia arrugó su nariz. El mesero substituyó inmediatamente la bebida de Alicia con una nueva.
“¿De dónde sacas eso?!” Bette gritó, demasiado a la defensiva.
“Mira, solo estoy preguntando,” dijo Alicia, queriendo realmente ocuparse de la tentativa violenta de Porter de negar los hechos al decirle lo que habia visto en la expresión de su cara de hacía pocos minutos. Porter tenía una atracción , ¡y nada menos que en su enemigo mortal! Alicia no hizo caso del fulgor de muerte de la morena mientras continuaba. “Porque lo sabes bien. Nunca he visto que te hayas inmiscuido tan emocionalmente con alguien marcado con etiqueta roja.” Alicia dijo mientras hacía estallar una pequeña rebanada de queso dentro de su boca.
“Convengo Bette.” Shane saltó adentro en la conversación para ayudar a Alicia. Ella sabía que Bette acabaría por despedir las declaraciones de Alicia sin pensarlo más si nadie lo aseguraba con sus propias opiniones similares. “Generalmente tu solo haces la tarea fácil de fijar la etiqueta roja en el armario de las víctimas y entonces te retiras un paso y dejas que los estudiantes hagan el resto.” Shane dijo mientras miraba en Bette que fruncía el ceño, mirando fijamente su plato. “Raramente haces el trabajo sucio tu misma.”
“Sí. Tienes toda la razón en cambio ahora planeas junto al cuerpo de estudiantes todas las bromas. Sillas al revés y cosas.” Alicia agregó mientras cortaba un pedazo de su salmon ahumado.
Shane cabeceó en el acuerdo. “Y no importa qué tanto odies a esas muchachas que marcaste con etiqueta roja, al final del día, vas a tu casa y no pierdes el sueño por ellas.” Dijo mientras miraba las manchas oscuras debajo de los ojos de mirada cansada de Bette que su maquillaje apenas encubría.
“Te ves hecha una mierda Porter.” Alicia continuó. “Y no estás bien.”
“Estoy bien.” Dijo Bette , sonando poco convincente.
“No lo estás.” Alicia dijo seco. “Ahora estás siempre silenciosa y perdida en tus propios pensamientos. Y cuando hablas realmente, es siempre Kennard esto. Kennard lo otro.” Alicia exclamó mientras agitaba sus brazos alrededor para dar mayor énfasis. “Y ahora tienes esa mirada en tu cara. Entonces por favor, para ya de negarlo.”
“¿Negar qué?” Bette se encajó a presión en Alicia.
“Que no es solo cólera lo que sientes por Christina Kennard.” Alicia dijo mientras señalaba a la rubia empapada de agua abajo.
Bette suspiró mientras las palabras de Alicia y Shane comenzaban lentamente a penetrar en su interior. Nunca antes había conocido a alguien como Kennard. La muchacha era valiente, de carácter fuerte y absolutamente audaz. Seguro esa rubia picaba su interés. ¿Pero tenía realmente una cosa por esa muchacha Kennard? Se preguntó mientras miraba a la rubia abajo a través de la esquina de sus ojos.
-----------------------------
Tina cerró de golpe su armario mientras agarraba su mochila llena de ropa. La escuela había terminado y finalmente tenía la oportunidad de cambiarse su uniforme mojado. El sentarse en clase (bien, en el piso) dos horas después de su ducha de la hora de comer le secó apenas la ropa. Al menos al lanzarle solo agua no tenía que preocuparse de manchas de alimento. Estornudó un poco mientras sentía su nariz comenzar a congestionarse. Agradezco a dios que sea viernes, pensó Tina. Ella tenía dos días libres de toda la acción.
Gracias también que sobreviví otro día, Tina pensó feliz mientras caminaba hacia el vestuario de gimnasia. Cuando entró en el cuarto pocos minutos más tarde, suspiró feliz mientras observaba la presencia de solamente cerca de dos o tres personas adentro. Eran todos pequeños estudiantes de primer año , y Tina se tranquilizó con el pensamiento de que podría fácilmente quitárselos de encima si intentaban algo divertido. Silbó mientras caminaba hacia su armario. Dejó caer la mochila en el banco en el centro del pasillo y procedió a sacar la ropa. Comenzó a desnudarse tan pronto como arregló su cambio de ropa en el banco. Estaba apenas en ropa interior cuando sintió un par de ojos que la miraban. Giró rápidamente alrededor y quedó cara a cara con el visitante incómodo.
Bette Porter se colocaba algunos pies detrás de ella. Sus brazos estaban cruzados contra su pecho mientras inclinaba su cuerpo contra los armarios. Tina pensó que podía ver una indirecta de tinte rojo en las mejillas de Porter. La morena miraba fijamente en ella con una mirada ilegible en sus ojos.
Tina entrecerró sus ojos en Bette mientras se cubría con su chaqueta mojada de la escuela. “¿Qué estás haciendo aquí?” Dijo agudamente.
Bette se encogió mientras contestaba indiferente a la rubia. “Intentarba confirmar algunas cosas que mis amigas dijeron.”
“¿Sí?¿Y sobre qué?” Tina respondió de una manera penetrante.
Bette suspiró mientras le daba la espalda y comenzaba a irse. “No es tu asunto.” Dijo mientras daba vuelta en la esquina. “Te veré el lunes Kennard.” Ella gritó mientras desaparecía de la opinión de la rubia.
Tina se quedó parada allí mientras rascaba su cabeza confundida. “¿Qué fue eso?” Ella susurró para si.
Mientras tanto, Bett Porter se colocaba entre algunos armarios un par de filas lejos de Tina. Frustrada movía su mano a través de su pelo mientras comprobaba incluso su respiración. “Estoy jodida.” Ella susurró mientras frotaba su cara con sus manos. “Estoy tan jodida.” Dijo saliendo rápidamente del vestidor.
------------------------------
Era un cuarto más allá de las nueve de la noche del viernes. Tina Kennard estaba a punto de dirigirse a casa de su trabajo por horas como empleada en un café/ bar recientememente abierto en Hollywood del oeste. Jenny le había ayudado con el trabajo porque eran buenas amigas con la dueña, Marina Ferrer. Tenía que trabajar solamente durante los viernes y sábados, su turno comenzaba a las cuatro de la tarde y terminaba a las nueve de la noche. Mientras esperaba en la parada del autobús a que su transporte pasara, una figura solitaria que se colocaba en la calle opuesta llamó su atención. Tardó un minuto observandola porque la persona le parecía familiar. Era Sam.
Pensando que ella tenía algunos minutos extras antes de que llegara el autobús, decidió ir y saludarla. Cuando cruzó la calle y caminó hacia Sam, observó que la morena seguía estando inmóvil mientras miraba fijamente hacia uno de los anuncios enormes de Shisheido empotrados en la pared. Sam estaba de espaldas a Tina así que no notó cuando la rubia caminó detrás de ella. Antes de golpear ligeramente a Sam en el hombro, Tina tardó un tiempo para echar una buena mirada en el cartel que tenía completamente cautivada a su nueva amiga. Reconoció a la hermosa morena en el anuncio como Helena Peabody, la heredera. Sonrió mientras recordaba cuando vio por primera vez a Helena personalmente. Fue apenas el año pasado durante el evento de regreso al hogar de los alumnos de la academia de Redwind. Helena, que se graduó cuatro años delante de ella, era uno de los ponentes invitados y su discurso fue muy conmovedor y Tina se sintió motivada. Ella era en verdad una gran fan de Helena, porque no sólo era hermosa, era también muy inteligente, con clase, realista, agradable y cortes. Ella era tan diferente de las otras altas mujeres educadas supuestamente en su escuela. Ahora no le sorprendía entonces ver la exhibición de Sam Makavejev qué parecía sentir una atracción enorme hacia ella.
Ella tosió un poco antes de que golpeara ligeramente en el hombro de Sam, no queriendo asustar a la morena. “Hola.” Dijo suavemente cuando Sam dio vuelta a su cabeza para mirarla, una mirada brillante estaba en sus ojos.
“Hey.” Sam dijo mientras miraba detrás el cartel otra vez. Miró fijamente la cara sonriente de Helena y sonrió detrás. Había transcurrido un año desde que ella puso por última vez sus ojos en ella personalmente. Incluso cuando ella y los otros miembros de 4F fueron a Francia para un pequeño viaje de recreo, no la había podido ver en Inglaterra debido al horario agitado de Helena. Pero ahora que podría ver a Helena en menos de veinticuatro horas, ella podía apenas contener su entusiasmo. Conducía alrededor de la ciudad, intentando cansarse y tranquilizarse, cuando de pronto vió encantada ese enorme anuncio. Tuvo que parar y dar una mirada más atenta. Tuvo que parar y admirar la visión maravillosa. “Es tan hermosa.” Susurró suavemente mientras se encontraba perdida en los ojos de Helena.
“¿Qué?” Tina preguntó pues no había escuchado lo que dijo la trigueña. Ella se colocaba al lado de Sam e hizo frente a la morena.
Sam suspiró mientras sus ojos vagaron abajo a los labios rojos y flexibles de Helena. Cerró los ojos, imaginándose lo que sentiría al tocar esos labios con los suyos. Un beso. Ella había estado soñando con un beso de Helena desde que podía recordar. Un beso. Suspiró intentando representar a Helena al lado de ella, sonriendo en ella, tocando su mano. Un beso. La mano de Sam se levantó para frotar ligeramente la mejilla de Helena, suavemente, cariñosamente. Un beso. Ella se dobló abajo y cautelosamente puso un beso pequeño, lento, casto en los labios de Helena. Un beso. Sam se retiró lentamente y sonrió. Un beso. Ella abrió los ojos y se fue, dejando a una Tina petrificada en su camino. Pero Sam Makavejev no vio a la muchacha delante de ella como Tina Kennard, en su mente ella vio a Helena Peabody.
Tina se quedó allí parada mientras miraba a Sam entrar en su Lamborghini Miura negro y alejarse. Sus manos se levantaron hasta tocar su mejilla derecha. Ella había dado vuelta a su cara cuando vio a Sam inclinarse adentro, los labios de la morena aterrizaron en su mejilla. Por la sorpresa no vio su autobús pararse en el otro lado de la calle. Tina Kennard perdió el autobús que la llevaría a su casa esa noche.
10:14 A.M.
Tic-toc.
Tic-toc.
Tic-toc.
10:15 A.M.
Tina dejó escapar el aire de sus pulmones y miró en el reloj montado en la pared, la manecilla larga estaba en el punto 3. ¡Diez quince!. Ella sonrió internamente. Como estaba todavía sentada en el piso, su viejo y corto de vista profesor no notó que llamaba su atención agitando su mano. Tina suspiró mientras se empujó hacia arriba con sus manos y se levantaba. Ahora por fin lograba la atención del profesor.
“¿Sí ms Kennard?” El Sr. Archer empujó hacia arriba los anchos anteojos que amenazaban caerse de su nariz mientras examinaba a la rubia.
“¿Me podría excusar de la clase señor? Tengo que hacer una visita rápida al cuarto de servicio” Ella preguntó cortésmente.
“Faltan diez minutos para el descanso. ¿No puedes esperar un poco más de tiempo?”
“No, señor. Además, mi papá dijo que puede ser que consiga una infección de las vías urinarias si la retengo dentro.” Tina hizo una demostración de doblar su cuerpo y de cruzar sus piernas para hacerlo mas real.
“Bien, okay okay.” Dijo mientras despedía a Tina con un movimiento de mano.
“Gracias.” Dijo Tina mientras caminaba emocionada fuera de la sala de clase. No hizo caso totalmente de los ojos enojados que la miraban hasta que cerró la puerta.
“¡Éxito!” Susurró feliz para si mientras miraba alrededor del vestíbulo abandonado. Su pequeño plan para evitar a la multitud había funcionado. Saliéndose del salón diez minutos antes de que la campana para el receso sonara, Tina confiaba en que sería más fácil alcanzar el balcón del tercer piso. Ella corrió encima de las escaleras y con seguridad llegó a su punto secreto sin ningún percance. Tan pronto como cruzó la puerta roja y entró en el balcón, sus ojos exploraron rápidamente el lugar con la esperanza de ver a cierta morena. Tina suspiró decepcionada pues no vio ninguna muestra de Sam Makavejev.
Caminó lentamente hacia la repisa y se inclinó adelante. Cerró los ojos mientras disfrutaba de la sensación de la brisa suave que golpeaba su cara y jugaba con su pelo. Lentamente, trajo su mano a la parte posterior de su cuello para darse un masaje. Estaba adolorido debido a todo el estiramiento que acaba de hacer para ver al profesor y el pizarrón enfrente. Ah, era el precio que pagó por sentarse en el piso.
El momento corto de paz acabó rápidamente cuando oyó la campana del receso sonar pocos minutos más tarde, advirtiéndole que ahora dejarían a los monstruos salir de sus jaulas. Oyó el sonido inequívoco de pasos y charlas que comenzaban a llenar el edificio. Deben buscarme, ella sonrió al pensar en el ejército de 4F que recorría la escuela en busca de Christina Kennard.
“Treinta minutos.” Ella susurró mientras miraba abajo en su reloj. Tenía treinta minutos para estar a solas antes de que tuviera que volver adentro y aguantar la crueldad del cuerpo de estudiantes. “¿Qué voy hacer?” Dijo para si repetidamente mientras decidía cómo pasar tales minutos preciosos. Mientras respiraba lentamente e inhalaba el aire puro, su mente recordó de nuevo apenas cómo estaba de lastimado su cuerpo ayer y cómo olía de los distinto trozos de alimento que todavía sentía por todo su cuerpo. Ah, sonrió mientras finalmente encontró algo productivo que hacer. Iba a hacer un par de estiramientos y a calentar su cuerpo para prepararse ante los posibles desafíos físicos conque la despacharían el día de hoy.
En los siguientes minutos , Tina Kennard estiró y dobló sus músculos mientras gritaban en protesta. Ella comenzó con su cuello, abajo a sus brazos, entonces a su área abdominal, y finalmente a sus piernas. Tenía una de sus piernas apoyadas arriba en la repisa según estirando su tendón cuando.
“¿Preparandote?”
Tina giró rápidamente alrededor sorprendida cuando oyó una voz por detrás. Anticipandose a los matones detrás de ella, levantó sus puños y se colocó en posición de lucha.
Sam Makavejev la miraba con una expresión divertida en su cara mientras se inclinaba contra la puerta, con sus manos dentro de los bolsillos de sus pantalones vaqueros.
¡¡¡Mierda!!! La mente de Tina gritó en horror. Dio vuelta al rojo mientras rápidamente bajaba sus manos a los lados.Intentó hablar pero ninguna palabra salió de su boca. ¿Qué pasa contigo que me pescas siempre en situaciones desconcertantes? Ella suspiró mientras miraba abajo en sus pies.
Sam sonrió mientras caminaba lentamente a la repisa. “Felicidades.” Dijo mientras se inclinaba adelante y miraba fijamente el campo de fútbol abajo.
Tina miró lentamente hacia arriba cuando la voz de Sam se registró dentro de su cabeza. “¿Porqué?” Susurró reservada mientras daba vuelta alrededor y se colocaba al lado de Sam cerca de la repisa.
“Todavía estás aquí. No te expulsaron a pesar de sus mejores esfuerzos.” Dijo Sam .
Tina sonrió mientras miraba también el campo de fútbol. “Gracias.” Dijo suavemente.
“Eres como.” Sam se detuvo brevemente mientras buscaba la palabra perfecta.
Tina contuvo su respiración mientras esperaba las palabras siguientes de Sam.
“Mala hierba, si.” Sam continuó.
“¿Qué?” Tina frunció el ceño. ¿Sam acababa de llamarla una mala hierba?
“Dije que eres como una mala hierba.” Sam dijo seriamente.
“Oh, está bien.” Tina dijo lentamente, sintiendose un poco ofendida. ¿De todas las metáforas en el mundo, todo lo que ella podía pensar era en una mala hierba?
Sam suspiró mientras reclinó la barbilla en sus brazos en la repisa. “Una mala hierba obstinada.”
“¿Huh?” Tina preguntó. ¿Ahora era obstinada también?
“No importa cuántas veces han intentado sacarte de esta escuela. Todavía estás aquí.” Sam continuó. “Creces más fuerte que antes, porque eres una mala hierba obstinada.” Ella dijo mientras miraba a Tina.
Tina rió un poco de la analogía extraña de Sam. “Soy una mala hierba obstinada.” Dijo con una sonrisa mientras encontraba la mirada de Sam.
“Lo eres sí.” Sam sonrió detrás.
Miraban el campo de fútbol otra vez mientras veían que una de las personas del mantenimiento de la escuela cortaba la hierba montando un cortacéspedes. Un silencio cómodo aterrizó sobre las dos por algunos minutos. Tina se maravilló en la sensación placentera de tener a Sam a tan solo unas pulgadas de ella, podía sentir realmente el calor que irradiaba de su cuerpo.
“¿Porqué?” Tina preguntó pocos minutos más tarde.
“¿Huh?” Sam preguntó mientras observaba a la rubia al lado de ella.
“¿Porqué hablas conmigo?” Tina continuó, no apartando sus ojos del campo.
“¿H ?” Sam preguntó nuevamente, un poco confundida.
“Porque sé que nunca hablas con otra gente además de tus amigas.” Tina suspiró. “Más yo soy la enemiga de tu mejor amiga. probablemente haciéndome tu enemiga también.” Ella rió un poco mientras sacudía su cabeza. “¿Entonces porqué? ¿Porqué estás aquí? ¿Porqué sigues hablando conmigo?” Finalmente buscó los ojos de Sam.
“No lo sé realmente.” Sam se encogió mientras sonreía. Viendo la cara de la rubia caer un poco, se sintió mal y decidió decirle la verdad. “No pienso que seas una mala persona.” Dijo sinceramente. “No eres como los otros que estudian aquí. Eres genuina. Ninguna mentira, ninguna pretension. Eres lo que eres.” Sam sonrió a medida que continuaba. “Más eres un poco torpe también, me haces reir. Y no mucha gente puede hacer eso.” Ella rió mientras Tina dio vuelta a rojo brillante. “Y por ultimo, me encuentro cómoda cuando estoy contigo. Es fácil hablar contigo.” Sam acabó.
Tina se ruborizó profundamente con las palabras de Sam. Tuvo que mirar lejos de la morena mientras sentía una forma enorme de sonrisa en sus labios. Nunca contó con tanta honradez por parte de Sam. “Te lo-agradezco.” Dijo algunos segundos más adelante.
Entonces un pequeño sonido dentro del bolsillo de Sam interrumpió su poca interacción. Tina miró mientras Sam sacaba rápidamente su teléfono celular y lo abría de un tirón . Pudo ver desde donde se colocaba que Sam acababa de recibir un mensaje de texto. Ella volteó la vista mientras Sam presionaba el botón para leer, no queriendo estorbar y parecer entrometida. Aunque profundamente en su interior quería realmente saber quién le había enviado el mensaje porque podía sentir el cambio entero en el comportamiento de Sam cuando ella lo leyó. Pocos minutos más tarde, Tina oyó que cerraba su teléfono. Miró lentamente hacia Sam y surcó su frente mientras miraba la cara de la morena. Sam estaba perdida en sus propios pensamientos, esbozaba una sonrisa que alcanzaba sus oídos a medida que continuaba mirando fijamente el teléfono celular en sus manos.
“¿Buenas noticias?” Tina preguntó suavemente.
“Muy buenas.” Sam susurró feliz. Finalmente miró hacia arriba a Tina, sus ojos bailaban con júbilo. Júbilo puro no adulterado. “¿Cuánto tiempo tarda el vuelo de Londres a Nueva York?” Preguntó brillantemente.
Tina surcó su frente en la pregunta de Sam. Wow eso salió natural, ella pensó. “U . No sé. No he estado en Inglaterra. Lo siento.” Tina contestó.
“Está bien.” Sam dijo mientras contra sus costumbre veía abajo a sus pies. “Mira, me tengo que ir.” Dijo mientras señalaba a la puerta con su pulgar. “A propósito, bonitos zapatos.” Ella agitó su mano diciendo adiós a una rubia que parecía haber recibido una sacudida eléctrica mientras abría rápidamente la puerta y se echaba a correr por los pasillos.
Tina se quedó parada completamente confundida. “¿Qué acaba de suceder?” Ella preguntó a nadie en particular.
----------------------------
“Porter. Porter. Porter.” Alicia dijo mientras caminaban encima de las escaleras a la segunda planta de la cafetería. Iban a su mesa acostumbrada cerca del pasamanos de madera, tenían la mejor vista del comedor abajo. Viendo que era tiempo del almuerzo, la cafetería desbordaba con los estudiantes.
“¿Sí, Al?” Bette dijo mientras miraba a la rubia.
“¿Qué más tienes en el almacén para la pobre vieja Kennard hoy?” Alicia preguntó cuando ella, Shane y Bette se sentaron.
“Bien, tenía esta idea brillante --” Bette cortó cuando observó repentinamente abajo. “¿Otra vez?” Bette frunció el ceño mientras veían que Tina era llevada por algunos estudiantes al centro del comedor.
Alicia miró mientras los estudiantes formaban otro círculo alrededor de la rubia. La muchacha Kennard acababa de colocarse allí con su barbilla para arriba, incluso sin intentar escaparse. “Ella es una galleta resistente.” Alicia masculló mientras sus meseros personales de alimentos colocaban su comida abajo en la mesa.
“Absolutamente.” Shane dijo mientras observaba que los estudiantes tomaban su turno para lanzar agua en la rubia. Ella miraba a Bette, esperando ver una mueca triunfante en su cara, pero lo que vio en su lugar hizo que sus cejas se ampliaran. Bette Porter miraba fijamente a Kennard con una mirada de temor puro y completo. Estaba segura que Bette no era incluso consciente de que miraba a la rubia de esa manera. Uh-oh. ¿qué tenemos aquí? Shane pensó a medida que continuaba mirando fijamente la expresión facial de su amiga, nunca en toda su vida había visto a Bette con esa mirada. Miró a Alicia mientras movía sus cejas hacia arriba y hacia abajo. Alicia cabeceó seriamente en respuesta. Ella vio la misma cosa.
Cuando Bette finalmente dio vuelta a su atención de nuevo a la mesa para dar una mordida en su pato a o, Alicia aprovechó la oportunidad de picar un poco a la morena. “¿Porter, te sientes atraída hacia ella o algo así?” Alicia bromeó.
Bette arrojó hacia fuera el alimento dentro de su boca, enviando algunos bocados dentro de la bebida de Alicia.
“¡Oh Bette que !” Alicia arrugó su nariz. El mesero substituyó inmediatamente la bebida de Alicia con una nueva.
“¿De dónde sacas eso?!” Bette gritó, demasiado a la defensiva.
“Mira, solo estoy preguntando,” dijo Alicia, queriendo realmente ocuparse de la tentativa violenta de Porter de negar los hechos al decirle lo que habia visto en la expresión de su cara de hacía pocos minutos. Porter tenía una atracción , ¡y nada menos que en su enemigo mortal! Alicia no hizo caso del fulgor de muerte de la morena mientras continuaba. “Porque lo sabes bien. Nunca he visto que te hayas inmiscuido tan emocionalmente con alguien marcado con etiqueta roja.” Alicia dijo mientras hacía estallar una pequeña rebanada de queso dentro de su boca.
“Convengo Bette.” Shane saltó adentro en la conversación para ayudar a Alicia. Ella sabía que Bette acabaría por despedir las declaraciones de Alicia sin pensarlo más si nadie lo aseguraba con sus propias opiniones similares. “Generalmente tu solo haces la tarea fácil de fijar la etiqueta roja en el armario de las víctimas y entonces te retiras un paso y dejas que los estudiantes hagan el resto.” Shane dijo mientras miraba en Bette que fruncía el ceño, mirando fijamente su plato. “Raramente haces el trabajo sucio tu misma.”
“Sí. Tienes toda la razón en cambio ahora planeas junto al cuerpo de estudiantes todas las bromas. Sillas al revés y cosas.” Alicia agregó mientras cortaba un pedazo de su salmon ahumado.
Shane cabeceó en el acuerdo. “Y no importa qué tanto odies a esas muchachas que marcaste con etiqueta roja, al final del día, vas a tu casa y no pierdes el sueño por ellas.” Dijo mientras miraba las manchas oscuras debajo de los ojos de mirada cansada de Bette que su maquillaje apenas encubría.
“Te ves hecha una mierda Porter.” Alicia continuó. “Y no estás bien.”
“Estoy bien.” Dijo Bette , sonando poco convincente.
“No lo estás.” Alicia dijo seco. “Ahora estás siempre silenciosa y perdida en tus propios pensamientos. Y cuando hablas realmente, es siempre Kennard esto. Kennard lo otro.” Alicia exclamó mientras agitaba sus brazos alrededor para dar mayor énfasis. “Y ahora tienes esa mirada en tu cara. Entonces por favor, para ya de negarlo.”
“¿Negar qué?” Bette se encajó a presión en Alicia.
“Que no es solo cólera lo que sientes por Christina Kennard.” Alicia dijo mientras señalaba a la rubia empapada de agua abajo.
Bette suspiró mientras las palabras de Alicia y Shane comenzaban lentamente a penetrar en su interior. Nunca antes había conocido a alguien como Kennard. La muchacha era valiente, de carácter fuerte y absolutamente audaz. Seguro esa rubia picaba su interés. ¿Pero tenía realmente una cosa por esa muchacha Kennard? Se preguntó mientras miraba a la rubia abajo a través de la esquina de sus ojos.
-----------------------------
Tina cerró de golpe su armario mientras agarraba su mochila llena de ropa. La escuela había terminado y finalmente tenía la oportunidad de cambiarse su uniforme mojado. El sentarse en clase (bien, en el piso) dos horas después de su ducha de la hora de comer le secó apenas la ropa. Al menos al lanzarle solo agua no tenía que preocuparse de manchas de alimento. Estornudó un poco mientras sentía su nariz comenzar a congestionarse. Agradezco a dios que sea viernes, pensó Tina. Ella tenía dos días libres de toda la acción.
Gracias también que sobreviví otro día, Tina pensó feliz mientras caminaba hacia el vestuario de gimnasia. Cuando entró en el cuarto pocos minutos más tarde, suspiró feliz mientras observaba la presencia de solamente cerca de dos o tres personas adentro. Eran todos pequeños estudiantes de primer año , y Tina se tranquilizó con el pensamiento de que podría fácilmente quitárselos de encima si intentaban algo divertido. Silbó mientras caminaba hacia su armario. Dejó caer la mochila en el banco en el centro del pasillo y procedió a sacar la ropa. Comenzó a desnudarse tan pronto como arregló su cambio de ropa en el banco. Estaba apenas en ropa interior cuando sintió un par de ojos que la miraban. Giró rápidamente alrededor y quedó cara a cara con el visitante incómodo.
Bette Porter se colocaba algunos pies detrás de ella. Sus brazos estaban cruzados contra su pecho mientras inclinaba su cuerpo contra los armarios. Tina pensó que podía ver una indirecta de tinte rojo en las mejillas de Porter. La morena miraba fijamente en ella con una mirada ilegible en sus ojos.
Tina entrecerró sus ojos en Bette mientras se cubría con su chaqueta mojada de la escuela. “¿Qué estás haciendo aquí?” Dijo agudamente.
Bette se encogió mientras contestaba indiferente a la rubia. “Intentarba confirmar algunas cosas que mis amigas dijeron.”
“¿Sí?¿Y sobre qué?” Tina respondió de una manera penetrante.
Bette suspiró mientras le daba la espalda y comenzaba a irse. “No es tu asunto.” Dijo mientras daba vuelta en la esquina. “Te veré el lunes Kennard.” Ella gritó mientras desaparecía de la opinión de la rubia.
Tina se quedó parada allí mientras rascaba su cabeza confundida. “¿Qué fue eso?” Ella susurró para si.
Mientras tanto, Bett Porter se colocaba entre algunos armarios un par de filas lejos de Tina. Frustrada movía su mano a través de su pelo mientras comprobaba incluso su respiración. “Estoy jodida.” Ella susurró mientras frotaba su cara con sus manos. “Estoy tan jodida.” Dijo saliendo rápidamente del vestidor.
------------------------------
Era un cuarto más allá de las nueve de la noche del viernes. Tina Kennard estaba a punto de dirigirse a casa de su trabajo por horas como empleada en un café/ bar recientememente abierto en Hollywood del oeste. Jenny le había ayudado con el trabajo porque eran buenas amigas con la dueña, Marina Ferrer. Tenía que trabajar solamente durante los viernes y sábados, su turno comenzaba a las cuatro de la tarde y terminaba a las nueve de la noche. Mientras esperaba en la parada del autobús a que su transporte pasara, una figura solitaria que se colocaba en la calle opuesta llamó su atención. Tardó un minuto observandola porque la persona le parecía familiar. Era Sam.
Pensando que ella tenía algunos minutos extras antes de que llegara el autobús, decidió ir y saludarla. Cuando cruzó la calle y caminó hacia Sam, observó que la morena seguía estando inmóvil mientras miraba fijamente hacia uno de los anuncios enormes de Shisheido empotrados en la pared. Sam estaba de espaldas a Tina así que no notó cuando la rubia caminó detrás de ella. Antes de golpear ligeramente a Sam en el hombro, Tina tardó un tiempo para echar una buena mirada en el cartel que tenía completamente cautivada a su nueva amiga. Reconoció a la hermosa morena en el anuncio como Helena Peabody, la heredera. Sonrió mientras recordaba cuando vio por primera vez a Helena personalmente. Fue apenas el año pasado durante el evento de regreso al hogar de los alumnos de la academia de Redwind. Helena, que se graduó cuatro años delante de ella, era uno de los ponentes invitados y su discurso fue muy conmovedor y Tina se sintió motivada. Ella era en verdad una gran fan de Helena, porque no sólo era hermosa, era también muy inteligente, con clase, realista, agradable y cortes. Ella era tan diferente de las otras altas mujeres educadas supuestamente en su escuela. Ahora no le sorprendía entonces ver la exhibición de Sam Makavejev qué parecía sentir una atracción enorme hacia ella.
Ella tosió un poco antes de que golpeara ligeramente en el hombro de Sam, no queriendo asustar a la morena. “Hola.” Dijo suavemente cuando Sam dio vuelta a su cabeza para mirarla, una mirada brillante estaba en sus ojos.
“Hey.” Sam dijo mientras miraba detrás el cartel otra vez. Miró fijamente la cara sonriente de Helena y sonrió detrás. Había transcurrido un año desde que ella puso por última vez sus ojos en ella personalmente. Incluso cuando ella y los otros miembros de 4F fueron a Francia para un pequeño viaje de recreo, no la había podido ver en Inglaterra debido al horario agitado de Helena. Pero ahora que podría ver a Helena en menos de veinticuatro horas, ella podía apenas contener su entusiasmo. Conducía alrededor de la ciudad, intentando cansarse y tranquilizarse, cuando de pronto vió encantada ese enorme anuncio. Tuvo que parar y dar una mirada más atenta. Tuvo que parar y admirar la visión maravillosa. “Es tan hermosa.” Susurró suavemente mientras se encontraba perdida en los ojos de Helena.
“¿Qué?” Tina preguntó pues no había escuchado lo que dijo la trigueña. Ella se colocaba al lado de Sam e hizo frente a la morena.
Sam suspiró mientras sus ojos vagaron abajo a los labios rojos y flexibles de Helena. Cerró los ojos, imaginándose lo que sentiría al tocar esos labios con los suyos. Un beso. Ella había estado soñando con un beso de Helena desde que podía recordar. Un beso. Suspiró intentando representar a Helena al lado de ella, sonriendo en ella, tocando su mano. Un beso. La mano de Sam se levantó para frotar ligeramente la mejilla de Helena, suavemente, cariñosamente. Un beso. Ella se dobló abajo y cautelosamente puso un beso pequeño, lento, casto en los labios de Helena. Un beso. Sam se retiró lentamente y sonrió. Un beso. Ella abrió los ojos y se fue, dejando a una Tina petrificada en su camino. Pero Sam Makavejev no vio a la muchacha delante de ella como Tina Kennard, en su mente ella vio a Helena Peabody.
Tina se quedó allí parada mientras miraba a Sam entrar en su Lamborghini Miura negro y alejarse. Sus manos se levantaron hasta tocar su mejilla derecha. Ella había dado vuelta a su cara cuando vio a Sam inclinarse adentro, los labios de la morena aterrizaron en su mejilla. Por la sorpresa no vio su autobús pararse en el otro lado de la calle. Tina Kennard perdió el autobús que la llevaría a su casa esa noche.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPÍTULO 7: TIRA Y AFLOJA PARTE I
Madrugada del sábado
Tina daba vueltas en su cama. No conciliaba el sueño esa noche y se encontraba profundamente cansada. Su mente, que no descansaba, la mantuvo despierta toda la noche con flashes de lo que había tenido lugar aquella tarde, el beso a Sam.
Sí, sólo fue un beso en la mejilla. Pero sabía que si no hubiese sido porque ella se giró, Sam la habría besado en los labios. Y Tina estaba echa un lío – por una parte, sentía un dejo de tristeza por la oportunidad perdida, y por otra parte, se sentía algo mal de aceptar el beso de Sam ya que sabía perfectamente que no iba para ella.
No, Tina era una chica lista. Nada tonta. Daba igual lo mucho que le gustase Sam Makaveje, sus sentimientos hacia ella no la cegaban. Vio la cara de Sam cuando ésta miraba la imagen de Helena Peabody. Sabía qué era lo que estaba escrito en el rostro de la morena.
Tina suspiró mientras hundía su cabeza en la almohada. “ á me viese a mí igual que a la ve a ella.” Murmuró Tina.
Tarde del sábado
4 figuras se hallaban delante de una limusina blanca mientras veían cómo tomaba tierra el jet privado en un hangar pequeño a las afueras de Los Angeles.
Unos minutos después, el jet se paró por completo y las cuatro amigas se aproximaron a su puerta. De ella salió una azafata que momentos después daba paso a una atractiva morena que llevaba un vestido blanco elegante. Helena Peabody, finalmente, había llegado a casa. Una sonrisa se le dibujó en su cara al ver los rostros familiares que se acercaban. Se quitó las gafas de sol y bajó por las escaleras del jet a los brazos abiertos de su buena amiga de la infancia, Sam.
“¡Sammy!” Exclamó Helena mientras abrazaba a su favorita del 4F.
“Eyy.” Contestó Sam mientras se aferraba a los brazos de Helena. “Bienvenida a casa.” Susurró mientras cerraba los ojos, inspirando la esencia floral que desprendía el pelo de Helena.
“Te he echado de menos.” Dijo Helena separándose del abrazo para verle la cara.
Sam esbozó una sonrisa sincera, encontrándose con la mirada de Helena. “Yo también.” Su tono de voz por debajo de lo normal al estar expresando sus sentimientos.
Helena mantuvo el contacto visual unos instantes más. No vió la mirada de decepción de Sam al apartar ésta la mirada y dirigirse a las demás. “¡Bette!” Gritó Helena abriendo los brazos a Bette que se encontraba detrás de Sam.
“Helena.” Contestó Bette simple, antes de estallar en carcajadas, fundiéndose en un abrazo.
“Estás estupenda.” Le dijo Helena inspeccionándola al separarse del abrazo.
Bette dejó escapar una sonrisilla. “Por supuesto que sí, ¿a caso esperabas menos?” Dijo con aires de suficiencia.
Helena se rió y puso los ojos en blanco. “¡Alice! ¡Shane!” Gritó mientras las cogía a las dos por el cuello y se daban un abrazo las tres juntas.
Sam miró al grupo con un tanto de tristeza y celos. Le hizo recordar el sitio que ocupaba en la vida de Helena. Ella era sólo su amiga. Una buena amiga de la infancia. Es todo lo que era y siempre sería. ¿Estaba condenado a ser un amor platónico? Sam miraba a Helena unos metros de distancia mientras ésta conversaba alegremente con sus tres amigas. Es una mierda el amor no correspondido, y duele como mil demonios también.
Domingo mediodía
“La señorita Helena Peabody.” Anunció un sirviente mientras abría la doble puerta.
Helena se quitó las gafas al entrar en la habitación de Bette. Bueno, más que una habitación, era como el propio palacio de Bette. Era, literalmente, una mansión dentro de otra. Había un mini teatro (con una sola fila con 4 butacas), una barra de bar privado con todo tipo de bebidas, una cocina pequeña con una mesa de comedor (dándose cuentra otra vez, con sólo cuatro sillas), un pequeño gimnasio, otra habitación destinada a entretenimiento con consolas, un gran patio, un enorme cuarto de baño, y un vestidor incluso más grande.
El sirviente hizo una reverencia antes de marcharse. Helena mientras se dirigía al interior, iba mirando a todos los cuadros colgados de las paredes que tenía a su alrededor. Había estado muchas veces allí, pero los cuadros y esculturas que había por todas partes nunca dejaban de fascinarla. A parte de algunas obras selectas que Bette adoraba, el resto iban rotando cada semana o cada día, según el humor de Bette.
“Gracias por aceptar mi invitación a comer, Helena.” Dijo Bette mientras salía de su dormitorio llevando unos pantalones negros con cordón y una camiseta de tirantes blanca. Parecían unos pantalones y camiseta cualquieras de estar por casa, aunque los nombres de las etiquetas no dijeran lo mismo.
“El placer es mío.” Helena saludó a Bette dándole un beso en la mejilla.
Bette sonrió mientras la conducía al patio exterior. “La comida está servida por aquí.” Dijo Bette mientras habría las puertas cristaleras. El lugar tenía unas excelentes vistas de toda la propiedad. A la izquierda se podía ver una fuente, en el centro un mini-golf, y a lo lejos a la derecha, un jardín lleno de flores.
“Vaya.” Exclamó Helena examinando lo puesto encima de la mesa de márbol. “¿Van a venir las otras también?” Dijo sentándose justo enfrente de Bette.
“Nop.” Contestó Bette. “Sólo tú y yo.”
“¿Ah si?” Dijo Helena alzando una ceja. “H ..” Dijo mirando a Bette seriamente.
“¿Qué?” Contestó Bette, haciendo una seña a uno de sus sirvientes para que les sirviera el vino.
“Quieres algo de mí.” Afirmó Helena apuntando con un dedo de perfecta manicura a Bette.
Bette intentó hacerse la ofendida. “¿Por qué tendría que ser así? Eso me duele.” Dijo llevándose las manos al pecho y poniendo cara de dolida.
“¿Es que acaso una chica no puede invitar a su amiga a comer sin pedir nada a cambio?”
Helena se rió. “Bueno, como bien me gustaría dejarte con la duda, querida, creo que no.”
“¿Y porqué?” Dijo Bette ladeando la cabeza.
Helena cogió su copa llena de vido e hizo un movimiento suave con ella. “Nunca hemos comido juntas, solamente nosotras dos. Siempre se encontraban las otras tres.” Dijo dando un sorbo a su copa, sin apartar la vista de Bette. “Así que puede ser dos cosas, Bette. O quieres algo de mí, o me quieres a mí. ¿Cuál de las dos?” Bromeaba Helena, sus ojos le destelleaban.
“Ninguna.” Dijo Bette poniendo cara de póquer. “Así que come.” Ordenó apuntándole a la comida enfrente de ella.
Helena sonrió mientras se servía comida de las diferentes bandejas. “Si tú lo dices, Bette.” Unos diez minutos después, Helena se dio cuenta que Bette no estaba comiendo. Estaba simplemente jugando con la comida con el tenedor. Helena estaba a punto de decirle algo al respecto a Bette cuando ésta rompió el silencio.
“Ey Hel…”
“¿Sí, querida?”
“Tú eres sabia, ¿verdad?”
“¿Qué?” Helena se rió de la pregunta de Bette.
“Quiero decir, eres mayor que yo. Te has graduado del colegio. Así que…debes de haber acumulado algo de experiencia durante los años, ¿no?” Bette miraba a Helena con algo de inocencia en su mirada, como si tuviese la respuesta a los misterios de la vida.
“No soy tan mayor, Bette.” Helena miró con sorpresa a Bette. A veces su querida amiga tenía la habilidad de ser . Sobretodo en esas circunstancias en que se la veía completamente perdida e indefensa, como en una situación de necesitar consejo desesperadamente.
“¿Cuál es el problema, Bette?” Preguntó Helena. “¿Te preocupa algo?”
“¡Ah! ¡No es a mí!” Bette sacudió su cabeza enérgicamente. “¡No soy yo para nada!”
Helena entrecerró los ojos. “De aaaaacuerdo..”
“Tengo esta…amiga.” Bette hablaba despacio, sus propios ojos la delataban mientras le hablaba a Helena de esta “amiga”.
Pero Helena decidió seguirle la corriente.
“¿Sam?”
“No.”
“¿Alice?”
“No.”
“¿Shane?”
“No.”
“¿Tienes otras amigas?” Dijo Helena fingiendo asombro.
“Cállate.” Dijo Bette poniendo los ojos en blanco y lanzándole la servilleta.
Helena se rió mientras esquivaba el lanzamiento. “Bueno…” Sonrió a Bette. “¿Qué pasa con tu “amiga”?” Preguntó haciendo comillas con los dedos al decir la palabra amiga.
“E ..verás…estoy preocupada…por mi amiga.” Bette tosió y bajó la vista.
“¿Por qué?” Preguntó Helena.
“Ha estado teniendo un comportamiento extraño los últimos días.”
“¿Cómo de extraño?”
“Bueno, para empezar, es una persona que le gusta dormir. Nada más encontrarse su cabeza con la almohada cae rendida.” Bette dejó escapar un suspiro antes de continuar. “Pero ahora…no para de dar vueltas en la cama cada noche. Le cuesta mucho conciliar el sueño y cuando lo consigue, mantenerlo también. Las últimas noches, apenas habrá conseguido dormir más de tres horas.”
“Bien. ¿Qué más?” Helena identificó las ojeras de Bette.
Bette miró a toda la comida encima de la mesa. “Y no tiene apetito. Parece ser que tampoco se lleva con la comida.”
“De acuerdo, por lo que llevamos, tu amiga tiene un problema con el sueño y la comida. ¿Qué más?” Asintió Helena. Eso explica todo el jueguecito con la comida. Acordándose del partido de hockey que hace minutos estaba jugando Bette con los guisantes y el cuchillo.
“M …también ha estado sufriendo de dolores de cabeza y migrañas.” Bette suspiró mientras se masajeaba las sienes.
“Seguramente debido a la falta de sueño.” Helena juntó sus labios y asintió.
“Y todas las cosas que hace.” Masculló Bette.
Helena frunció el cejo al hacerle otra pregunta a Bette. “¿Qué crees que haya podido desencadenar todo esto? ¿Le ha ocurrido algo importante a tu amiga, querida?”
“E …”Bette empezó a jugar con los dedos. “Ella conoció....a esta chica..” Empezó, despacio.
Helena alzó las cejas en sorpresa. Una chica, ¿eh? Bueno, esto se pone interesante, pensaba, mientras intentaba ocultar su sorpresa. Asintió con la cabeza animando a Bette a continuar.
“La chica…era interesante. Era valiente, fuerte, obstinada, impulsiva. Mi amiga y ella cruzaron caminos de la forma más peculiar…” Bette alcanzó su copa de vino y dio un largo trago, intentando que las cosas que le fueran más fáciles. “Se odiaron mutuamente desde el primer momento que se vieron.”
Helena dio otro sorbo a su copa mientras esperaba a que Bette continuase la historia.
“Así que mi amiga hizo todo lo posible para desatar el infierno en la chica.” Bette suspiró. “Pero la chica era diferente, pudo con todo el abuso y luchó.” Meneó la cabeza con incredulidad. “Mi amiga la odiaba con toda pasión..” Cogió su tenedor y empezó a chafar las patatas en su plato. “…pero mientras los días pasaban, se vió a sí misma admirando la fortaleza de la chica. No quería, porque se suponía que tenía que odiarla y todo.” Bette dejó las patatas tirando el tenedor en el plato. “¿Así que, puede decirme Hel?”Miró a Helena en confusión.
“¿Decirte qué, Bette?” Helena preguntó a su amiga.
“Decirme qué le pasa a mi amiga. Para que…yo…yo pueda ayudarla…” Bette miraba a sus manos.
Helena se secó los lados de su boca con la servilleta mientras miraba a Bette con seriedad. “Tu amiga…no ha estado durmiendo bien, no ha estado comiendo, y ha estado sufriendo de dolores de cabeza tras haber conocido a una chica que la ha vuelto completamente loca…?”
Helena preguntó a Bette mientras ésta le asentía despacio. “Bien. Pues tu amiga, básicamente, está enamorada, ¿no?”
“¡NO LO ESTOY!” Bette gritó en defensa, sorprendiendo a las dos al haberse descubierto. “Eehhh…quiero decir…ELLA no lo está…” Intentó arreglar, lo que hizo vérsela más culpable.
Helena se rió. “Está bien. Quizá “enamorada” es una palabra fuerte, especialmente que acabas de conocer justo a esta chica.” Se tocó la barbilla pensativa y continuó. “¿Capricho quizá? Podría ser que te sintieras extremadamente atraída por ella hasta tal punto que no pudieras negártelo más.”
“MI AMIGA…Hel. Mi amiga. No yo.” Bette frunció el cejo.
“Oh Bette. Nunca queriéndolo reconocer.” Le amonestó Helena. “Mira, soy yo. No te voy a juzgar.” Dijo mientras le cogía de la mano. “Sé guardar un secreto.” Dijo sincera. “¿Confías en mí, Bette?”
Bette suspiró. “Sí, Hel, confío en ti.” Bette exhaló mientras lentamente se reunía con la mirada de Helena. “No sé qué hacer…” Adimitió finalmente.
“No es propio tuyo..” Empezó Helena.
“¿El qué?” Bette preguntó en confusión.
“No es propio de ti estar tan insegura.” Helena continuó. “La Bette Porter que conozco siempre sabía qué quería..”Dio un apretón a la mano de Bette. “y lo perseguía incansablemente hasta que lo conseguía.” Helena sonrió a Bette.
“Y qué te retiene ahora?”
“No lo sé.” Bette contestó con seriedad.
Helena alzó una ceja. “Creo que estás asustada.”
“¿Asustada?”
Helena asintió. “Asustada. Lo que sientes ahora es algo nuevo…algo completamente extraño a Bette Porter. También creo que puedas tener miedo a lo que piensen los demás…que te guste el enemigo y eso.” Helena miró a Bette sincera. “No pasa nada que se esté asustada al principio. Pero si dejas que tu miedo te domine, nunca llegarás a ningún sitio.”
Bette miró hacia la fuente, asimilando las palabras de Helena. “Y, ¿qué debería hacer?” Susurró.
“Lo correcto.” Sonrió Helena. “Ahora te odia, ¿no?”
“Sí.” Bette asintió gentil.
“Entonces haz que le gustes.” Dijo simplemente Helena. “Y, ¿Bette?” Dijo Helena, viendo como estaba apunto de protestar.
“¿Si?”
“Nunca te ha importado lo que los demás pensaran de ti.” Indicó Helena. “Así que, ¿por qué ahora?” Dijo con sonrisilla.
Bette miró a Helena y se le empezó a dibujar una sonrisa. “Probablemente tienes razón.” Se rió.
“Siempre tengo razón.” Sonrió Helena. “Y…¿está buena?” Helena alzó sus cejas sugerentemente.
“¡No sé!” Dijo Bette ruborizándose.
“Venga ya Bette. Canta.” Helena se llevó una oliva a la boca. “¿Está buena?”Repitió
Bette sonrió mientras miraba a otro lado vergonzosa. “Sí. Lo está.” Susurró.
Mañana del lunes
Tina se escondió detrás de un árbol mientras veía al resto de estudiantes entrar al edificio. Estaba intentando de econtrar una forma por la que colarse sin ser vista. Había que entregar un trabajo importante para inglés y tenía que dárselo a su profesor antes de su clase. Se miró el reloj. “Faltan diez minutos.” Se susurró para sí. Tomó aire y se decidió en el acto a salir corriendo. He trabajado mucho en este trabajo, pensó mientras atrás quedaba la seguridad de su árbol y se aproximaba a la entrada.
Vaya, esto es raro. Dijo rascándose la cabeza mientras cruzaba la entrada. Por un segundo sintió como si todo hubiese vuelto a la normalidad. Todo volvía a ser como antes de ser conocida como enemiga pública número uno. En vez de burlarse y hacerle bullying como se esperaba, sus compañeros pasaban de ella como si nada. El miedo se apoderó de Tina inmediatamente. Dios mío…deben estar planeando algo grande, pensaba mientras hacía su camino por el pasillo hacia clase. Se llevó una sorpresa al ver que sus compañeras le sonreían…sinceramente y todo! Algunas incluso la saludaron con la mano y llamándola por el nombre. Deben de estar planeando mi funeral o algo. Tina puso una mueca.
Cuando llegó la hora de la comida, Tina se fue a su balcón del tercer piso. Hasta el momento, nada le había pasado. Cuando llegó a clase, se encontró con su mesa puesta en su sitio y el grafiti de Bette desaparecido. Sus compañeras no intentaron nada gracioso. Lo mismo pasó durante el descanso. Nadie la perseguía, nadie intentaba nada malo hacia ella. Era muy raro y desconcertante para Tina, por una vez, echó de menos todo el bullying. Al menos era algo que podía predecir.
Al abrir la puerta roja, se encontró con la silueta de Sam Makavejev apoyada sobre la barandilla, mirando hacia el campo de fútbol de abajo. El corazón de Tina se aceleró ante el hecho de acercarse a hablar con ella o bien salir corriendo. No se sentía lista de verse con la morena. No estaba lista para confrontar a Sam sobre el beso del otro día.
Justo cuando Tina se había decidido a retirarse por donde había venido, Sam se dio la vuelta y se encontró con su mirada. Lo que se encontró Tina le hizo cambiar completamente de opinión. Dio un paso hacia delante y entró en el balcón donde estaba Sam con lágrimas en los ojos. “Ey..” Dijo despacio mientras se ponía al lado de Sam.
“Ey.” Sam se secó las lágrimas con la mano. La rubia ya le había pillado llorando así que de nada servía intentar esconderlo.
“¿Estás bien?” Tina miró a Sam.
“No lo sé.” Sam suspiró mientras se apartaba el pelo hacia atrás. Acababa de recibir una llamada telefónica de Helena. Cancelando su cita para comer. Dijo algo así de encontrarse por casualidad a una vieja amiga en una cafetería. Al principio Sam se decepcionó pero luego se quedó mejor cuando Helena le dijo que iría después del colegio para arreglar lo de la cancelación. Pero cuando oyó a Helena nombrar a Dylan, se hundió en un pozo.
“¿Quieres compartir?” Tina preguntó con delicadeza.
Sam movió la cabeza a los lados. “No, no es para tanto.”
“¿Eres bipolar o algo?” Preguntó Tina, intentando subir algo el ánimo de la morena.
“¿Mmh?” Sam miró a Tina en confusión.
“El viernes pasado, no cabías en ti de la felicidad. Y hoy tus ojos están todo hinchados y tu cara está roja por toda la llorera que has hecho.” Tina se encogió de hombros. “Entonces, ¿ere bipolar?” Le bromeó Tina.
Sam se rió. “No.” Frunció el cejo. “Espera, no lo sé.” Sonrió mientras se encogía de hombros. “Podría serlo.” Bromeó.
“Oh, pobrecita.” Tina se rió un poco. “¿Quieres un abrazo?” Dijo con una sonrisa provocadora.
“Pues sí la verdad.” Dijo despacio.
“¿¡Qué!?” Los ojos de Tina se pusieron como platos. ¡Es una broma, no! Gritaba en su interior. No podía creerse que Sam se había tomado en serio su oferta. Su corazón latía cada vez más fuerte mientras Sam se le acercaba y la envolvía en fuerte abrazo. Tina estaba apunto de apartarse cuando sintió como se le humedecía su chaqueta debido a las lágrimas de Sam.
Frotó la espalda de Sam con ternura mientras intentaba aliviar cualquier dolor que estuviera sintiendo.
Ambas se quedaron presas en ese abrazo, muy tranquilas, sin darse cuenta de los tristes ojos que las veían. Bette retrocedió y cerró con cuidado la puerta roja. Las dos figuras abrazadas ignoraban que había presenciado su pequeño íntimo encuentro. Caminó como un robot a lo largo del tercer pasillo mientras su mente se aceleraba. ¿Qué pasaba con ella? Se agarró a la barandilla de la escalera para mantenerse en pie. Estaba sintiendo un sinfín de emociones a la vez…dolor…rabia…celos…traición. Sintió algo húmedo y cálido formándose en el rincón de sus ojos. Rapidamente y con furia se secó las lágrimas mientras bajaba las escaleras. Por su camino, se topó con una estudiante de primer curso que iba hacia arriba. La pobre chica gritó en sorpresa al Bette cogerla con ímpetu por el brazo y acercársela a ella.
“Levanto la prohibición de bullying a Kennard.” Susurró con los dientes apretados al oído de la chica. “Haz correr la voz.” Dijo Bette mientras le apretaba más fuerte el brazo. “La quiero fuero del colegio antes que el día termine.” Suspiró con fuerza tras decir estas últimas palabras. Soltó el brazo de la chica con un empujón para que se fuera. Continuó su viaje hacia abajo mientras sentía como su corazón a cada paso que daba se le bajaba al estómago.
Madrugada del sábado
Tina daba vueltas en su cama. No conciliaba el sueño esa noche y se encontraba profundamente cansada. Su mente, que no descansaba, la mantuvo despierta toda la noche con flashes de lo que había tenido lugar aquella tarde, el beso a Sam.
Sí, sólo fue un beso en la mejilla. Pero sabía que si no hubiese sido porque ella se giró, Sam la habría besado en los labios. Y Tina estaba echa un lío – por una parte, sentía un dejo de tristeza por la oportunidad perdida, y por otra parte, se sentía algo mal de aceptar el beso de Sam ya que sabía perfectamente que no iba para ella.
No, Tina era una chica lista. Nada tonta. Daba igual lo mucho que le gustase Sam Makaveje, sus sentimientos hacia ella no la cegaban. Vio la cara de Sam cuando ésta miraba la imagen de Helena Peabody. Sabía qué era lo que estaba escrito en el rostro de la morena.
Tina suspiró mientras hundía su cabeza en la almohada. “ á me viese a mí igual que a la ve a ella.” Murmuró Tina.
Tarde del sábado
4 figuras se hallaban delante de una limusina blanca mientras veían cómo tomaba tierra el jet privado en un hangar pequeño a las afueras de Los Angeles.
Unos minutos después, el jet se paró por completo y las cuatro amigas se aproximaron a su puerta. De ella salió una azafata que momentos después daba paso a una atractiva morena que llevaba un vestido blanco elegante. Helena Peabody, finalmente, había llegado a casa. Una sonrisa se le dibujó en su cara al ver los rostros familiares que se acercaban. Se quitó las gafas de sol y bajó por las escaleras del jet a los brazos abiertos de su buena amiga de la infancia, Sam.
“¡Sammy!” Exclamó Helena mientras abrazaba a su favorita del 4F.
“Eyy.” Contestó Sam mientras se aferraba a los brazos de Helena. “Bienvenida a casa.” Susurró mientras cerraba los ojos, inspirando la esencia floral que desprendía el pelo de Helena.
“Te he echado de menos.” Dijo Helena separándose del abrazo para verle la cara.
Sam esbozó una sonrisa sincera, encontrándose con la mirada de Helena. “Yo también.” Su tono de voz por debajo de lo normal al estar expresando sus sentimientos.
Helena mantuvo el contacto visual unos instantes más. No vió la mirada de decepción de Sam al apartar ésta la mirada y dirigirse a las demás. “¡Bette!” Gritó Helena abriendo los brazos a Bette que se encontraba detrás de Sam.
“Helena.” Contestó Bette simple, antes de estallar en carcajadas, fundiéndose en un abrazo.
“Estás estupenda.” Le dijo Helena inspeccionándola al separarse del abrazo.
Bette dejó escapar una sonrisilla. “Por supuesto que sí, ¿a caso esperabas menos?” Dijo con aires de suficiencia.
Helena se rió y puso los ojos en blanco. “¡Alice! ¡Shane!” Gritó mientras las cogía a las dos por el cuello y se daban un abrazo las tres juntas.
Sam miró al grupo con un tanto de tristeza y celos. Le hizo recordar el sitio que ocupaba en la vida de Helena. Ella era sólo su amiga. Una buena amiga de la infancia. Es todo lo que era y siempre sería. ¿Estaba condenado a ser un amor platónico? Sam miraba a Helena unos metros de distancia mientras ésta conversaba alegremente con sus tres amigas. Es una mierda el amor no correspondido, y duele como mil demonios también.
Domingo mediodía
“La señorita Helena Peabody.” Anunció un sirviente mientras abría la doble puerta.
Helena se quitó las gafas al entrar en la habitación de Bette. Bueno, más que una habitación, era como el propio palacio de Bette. Era, literalmente, una mansión dentro de otra. Había un mini teatro (con una sola fila con 4 butacas), una barra de bar privado con todo tipo de bebidas, una cocina pequeña con una mesa de comedor (dándose cuentra otra vez, con sólo cuatro sillas), un pequeño gimnasio, otra habitación destinada a entretenimiento con consolas, un gran patio, un enorme cuarto de baño, y un vestidor incluso más grande.
El sirviente hizo una reverencia antes de marcharse. Helena mientras se dirigía al interior, iba mirando a todos los cuadros colgados de las paredes que tenía a su alrededor. Había estado muchas veces allí, pero los cuadros y esculturas que había por todas partes nunca dejaban de fascinarla. A parte de algunas obras selectas que Bette adoraba, el resto iban rotando cada semana o cada día, según el humor de Bette.
“Gracias por aceptar mi invitación a comer, Helena.” Dijo Bette mientras salía de su dormitorio llevando unos pantalones negros con cordón y una camiseta de tirantes blanca. Parecían unos pantalones y camiseta cualquieras de estar por casa, aunque los nombres de las etiquetas no dijeran lo mismo.
“El placer es mío.” Helena saludó a Bette dándole un beso en la mejilla.
Bette sonrió mientras la conducía al patio exterior. “La comida está servida por aquí.” Dijo Bette mientras habría las puertas cristaleras. El lugar tenía unas excelentes vistas de toda la propiedad. A la izquierda se podía ver una fuente, en el centro un mini-golf, y a lo lejos a la derecha, un jardín lleno de flores.
“Vaya.” Exclamó Helena examinando lo puesto encima de la mesa de márbol. “¿Van a venir las otras también?” Dijo sentándose justo enfrente de Bette.
“Nop.” Contestó Bette. “Sólo tú y yo.”
“¿Ah si?” Dijo Helena alzando una ceja. “H ..” Dijo mirando a Bette seriamente.
“¿Qué?” Contestó Bette, haciendo una seña a uno de sus sirvientes para que les sirviera el vino.
“Quieres algo de mí.” Afirmó Helena apuntando con un dedo de perfecta manicura a Bette.
Bette intentó hacerse la ofendida. “¿Por qué tendría que ser así? Eso me duele.” Dijo llevándose las manos al pecho y poniendo cara de dolida.
“¿Es que acaso una chica no puede invitar a su amiga a comer sin pedir nada a cambio?”
Helena se rió. “Bueno, como bien me gustaría dejarte con la duda, querida, creo que no.”
“¿Y porqué?” Dijo Bette ladeando la cabeza.
Helena cogió su copa llena de vido e hizo un movimiento suave con ella. “Nunca hemos comido juntas, solamente nosotras dos. Siempre se encontraban las otras tres.” Dijo dando un sorbo a su copa, sin apartar la vista de Bette. “Así que puede ser dos cosas, Bette. O quieres algo de mí, o me quieres a mí. ¿Cuál de las dos?” Bromeaba Helena, sus ojos le destelleaban.
“Ninguna.” Dijo Bette poniendo cara de póquer. “Así que come.” Ordenó apuntándole a la comida enfrente de ella.
Helena sonrió mientras se servía comida de las diferentes bandejas. “Si tú lo dices, Bette.” Unos diez minutos después, Helena se dio cuenta que Bette no estaba comiendo. Estaba simplemente jugando con la comida con el tenedor. Helena estaba a punto de decirle algo al respecto a Bette cuando ésta rompió el silencio.
“Ey Hel…”
“¿Sí, querida?”
“Tú eres sabia, ¿verdad?”
“¿Qué?” Helena se rió de la pregunta de Bette.
“Quiero decir, eres mayor que yo. Te has graduado del colegio. Así que…debes de haber acumulado algo de experiencia durante los años, ¿no?” Bette miraba a Helena con algo de inocencia en su mirada, como si tuviese la respuesta a los misterios de la vida.
“No soy tan mayor, Bette.” Helena miró con sorpresa a Bette. A veces su querida amiga tenía la habilidad de ser . Sobretodo en esas circunstancias en que se la veía completamente perdida e indefensa, como en una situación de necesitar consejo desesperadamente.
“¿Cuál es el problema, Bette?” Preguntó Helena. “¿Te preocupa algo?”
“¡Ah! ¡No es a mí!” Bette sacudió su cabeza enérgicamente. “¡No soy yo para nada!”
Helena entrecerró los ojos. “De aaaaacuerdo..”
“Tengo esta…amiga.” Bette hablaba despacio, sus propios ojos la delataban mientras le hablaba a Helena de esta “amiga”.
Pero Helena decidió seguirle la corriente.
“¿Sam?”
“No.”
“¿Alice?”
“No.”
“¿Shane?”
“No.”
“¿Tienes otras amigas?” Dijo Helena fingiendo asombro.
“Cállate.” Dijo Bette poniendo los ojos en blanco y lanzándole la servilleta.
Helena se rió mientras esquivaba el lanzamiento. “Bueno…” Sonrió a Bette. “¿Qué pasa con tu “amiga”?” Preguntó haciendo comillas con los dedos al decir la palabra amiga.
“E ..verás…estoy preocupada…por mi amiga.” Bette tosió y bajó la vista.
“¿Por qué?” Preguntó Helena.
“Ha estado teniendo un comportamiento extraño los últimos días.”
“¿Cómo de extraño?”
“Bueno, para empezar, es una persona que le gusta dormir. Nada más encontrarse su cabeza con la almohada cae rendida.” Bette dejó escapar un suspiro antes de continuar. “Pero ahora…no para de dar vueltas en la cama cada noche. Le cuesta mucho conciliar el sueño y cuando lo consigue, mantenerlo también. Las últimas noches, apenas habrá conseguido dormir más de tres horas.”
“Bien. ¿Qué más?” Helena identificó las ojeras de Bette.
Bette miró a toda la comida encima de la mesa. “Y no tiene apetito. Parece ser que tampoco se lleva con la comida.”
“De acuerdo, por lo que llevamos, tu amiga tiene un problema con el sueño y la comida. ¿Qué más?” Asintió Helena. Eso explica todo el jueguecito con la comida. Acordándose del partido de hockey que hace minutos estaba jugando Bette con los guisantes y el cuchillo.
“M …también ha estado sufriendo de dolores de cabeza y migrañas.” Bette suspiró mientras se masajeaba las sienes.
“Seguramente debido a la falta de sueño.” Helena juntó sus labios y asintió.
“Y todas las cosas que hace.” Masculló Bette.
Helena frunció el cejo al hacerle otra pregunta a Bette. “¿Qué crees que haya podido desencadenar todo esto? ¿Le ha ocurrido algo importante a tu amiga, querida?”
“E …”Bette empezó a jugar con los dedos. “Ella conoció....a esta chica..” Empezó, despacio.
Helena alzó las cejas en sorpresa. Una chica, ¿eh? Bueno, esto se pone interesante, pensaba, mientras intentaba ocultar su sorpresa. Asintió con la cabeza animando a Bette a continuar.
“La chica…era interesante. Era valiente, fuerte, obstinada, impulsiva. Mi amiga y ella cruzaron caminos de la forma más peculiar…” Bette alcanzó su copa de vino y dio un largo trago, intentando que las cosas que le fueran más fáciles. “Se odiaron mutuamente desde el primer momento que se vieron.”
Helena dio otro sorbo a su copa mientras esperaba a que Bette continuase la historia.
“Así que mi amiga hizo todo lo posible para desatar el infierno en la chica.” Bette suspiró. “Pero la chica era diferente, pudo con todo el abuso y luchó.” Meneó la cabeza con incredulidad. “Mi amiga la odiaba con toda pasión..” Cogió su tenedor y empezó a chafar las patatas en su plato. “…pero mientras los días pasaban, se vió a sí misma admirando la fortaleza de la chica. No quería, porque se suponía que tenía que odiarla y todo.” Bette dejó las patatas tirando el tenedor en el plato. “¿Así que, puede decirme Hel?”Miró a Helena en confusión.
“¿Decirte qué, Bette?” Helena preguntó a su amiga.
“Decirme qué le pasa a mi amiga. Para que…yo…yo pueda ayudarla…” Bette miraba a sus manos.
Helena se secó los lados de su boca con la servilleta mientras miraba a Bette con seriedad. “Tu amiga…no ha estado durmiendo bien, no ha estado comiendo, y ha estado sufriendo de dolores de cabeza tras haber conocido a una chica que la ha vuelto completamente loca…?”
Helena preguntó a Bette mientras ésta le asentía despacio. “Bien. Pues tu amiga, básicamente, está enamorada, ¿no?”
“¡NO LO ESTOY!” Bette gritó en defensa, sorprendiendo a las dos al haberse descubierto. “Eehhh…quiero decir…ELLA no lo está…” Intentó arreglar, lo que hizo vérsela más culpable.
Helena se rió. “Está bien. Quizá “enamorada” es una palabra fuerte, especialmente que acabas de conocer justo a esta chica.” Se tocó la barbilla pensativa y continuó. “¿Capricho quizá? Podría ser que te sintieras extremadamente atraída por ella hasta tal punto que no pudieras negártelo más.”
“MI AMIGA…Hel. Mi amiga. No yo.” Bette frunció el cejo.
“Oh Bette. Nunca queriéndolo reconocer.” Le amonestó Helena. “Mira, soy yo. No te voy a juzgar.” Dijo mientras le cogía de la mano. “Sé guardar un secreto.” Dijo sincera. “¿Confías en mí, Bette?”
Bette suspiró. “Sí, Hel, confío en ti.” Bette exhaló mientras lentamente se reunía con la mirada de Helena. “No sé qué hacer…” Adimitió finalmente.
“No es propio tuyo..” Empezó Helena.
“¿El qué?” Bette preguntó en confusión.
“No es propio de ti estar tan insegura.” Helena continuó. “La Bette Porter que conozco siempre sabía qué quería..”Dio un apretón a la mano de Bette. “y lo perseguía incansablemente hasta que lo conseguía.” Helena sonrió a Bette.
“Y qué te retiene ahora?”
“No lo sé.” Bette contestó con seriedad.
Helena alzó una ceja. “Creo que estás asustada.”
“¿Asustada?”
Helena asintió. “Asustada. Lo que sientes ahora es algo nuevo…algo completamente extraño a Bette Porter. También creo que puedas tener miedo a lo que piensen los demás…que te guste el enemigo y eso.” Helena miró a Bette sincera. “No pasa nada que se esté asustada al principio. Pero si dejas que tu miedo te domine, nunca llegarás a ningún sitio.”
Bette miró hacia la fuente, asimilando las palabras de Helena. “Y, ¿qué debería hacer?” Susurró.
“Lo correcto.” Sonrió Helena. “Ahora te odia, ¿no?”
“Sí.” Bette asintió gentil.
“Entonces haz que le gustes.” Dijo simplemente Helena. “Y, ¿Bette?” Dijo Helena, viendo como estaba apunto de protestar.
“¿Si?”
“Nunca te ha importado lo que los demás pensaran de ti.” Indicó Helena. “Así que, ¿por qué ahora?” Dijo con sonrisilla.
Bette miró a Helena y se le empezó a dibujar una sonrisa. “Probablemente tienes razón.” Se rió.
“Siempre tengo razón.” Sonrió Helena. “Y…¿está buena?” Helena alzó sus cejas sugerentemente.
“¡No sé!” Dijo Bette ruborizándose.
“Venga ya Bette. Canta.” Helena se llevó una oliva a la boca. “¿Está buena?”Repitió
Bette sonrió mientras miraba a otro lado vergonzosa. “Sí. Lo está.” Susurró.
Mañana del lunes
Tina se escondió detrás de un árbol mientras veía al resto de estudiantes entrar al edificio. Estaba intentando de econtrar una forma por la que colarse sin ser vista. Había que entregar un trabajo importante para inglés y tenía que dárselo a su profesor antes de su clase. Se miró el reloj. “Faltan diez minutos.” Se susurró para sí. Tomó aire y se decidió en el acto a salir corriendo. He trabajado mucho en este trabajo, pensó mientras atrás quedaba la seguridad de su árbol y se aproximaba a la entrada.
Vaya, esto es raro. Dijo rascándose la cabeza mientras cruzaba la entrada. Por un segundo sintió como si todo hubiese vuelto a la normalidad. Todo volvía a ser como antes de ser conocida como enemiga pública número uno. En vez de burlarse y hacerle bullying como se esperaba, sus compañeros pasaban de ella como si nada. El miedo se apoderó de Tina inmediatamente. Dios mío…deben estar planeando algo grande, pensaba mientras hacía su camino por el pasillo hacia clase. Se llevó una sorpresa al ver que sus compañeras le sonreían…sinceramente y todo! Algunas incluso la saludaron con la mano y llamándola por el nombre. Deben de estar planeando mi funeral o algo. Tina puso una mueca.
Cuando llegó la hora de la comida, Tina se fue a su balcón del tercer piso. Hasta el momento, nada le había pasado. Cuando llegó a clase, se encontró con su mesa puesta en su sitio y el grafiti de Bette desaparecido. Sus compañeras no intentaron nada gracioso. Lo mismo pasó durante el descanso. Nadie la perseguía, nadie intentaba nada malo hacia ella. Era muy raro y desconcertante para Tina, por una vez, echó de menos todo el bullying. Al menos era algo que podía predecir.
Al abrir la puerta roja, se encontró con la silueta de Sam Makavejev apoyada sobre la barandilla, mirando hacia el campo de fútbol de abajo. El corazón de Tina se aceleró ante el hecho de acercarse a hablar con ella o bien salir corriendo. No se sentía lista de verse con la morena. No estaba lista para confrontar a Sam sobre el beso del otro día.
Justo cuando Tina se había decidido a retirarse por donde había venido, Sam se dio la vuelta y se encontró con su mirada. Lo que se encontró Tina le hizo cambiar completamente de opinión. Dio un paso hacia delante y entró en el balcón donde estaba Sam con lágrimas en los ojos. “Ey..” Dijo despacio mientras se ponía al lado de Sam.
“Ey.” Sam se secó las lágrimas con la mano. La rubia ya le había pillado llorando así que de nada servía intentar esconderlo.
“¿Estás bien?” Tina miró a Sam.
“No lo sé.” Sam suspiró mientras se apartaba el pelo hacia atrás. Acababa de recibir una llamada telefónica de Helena. Cancelando su cita para comer. Dijo algo así de encontrarse por casualidad a una vieja amiga en una cafetería. Al principio Sam se decepcionó pero luego se quedó mejor cuando Helena le dijo que iría después del colegio para arreglar lo de la cancelación. Pero cuando oyó a Helena nombrar a Dylan, se hundió en un pozo.
“¿Quieres compartir?” Tina preguntó con delicadeza.
Sam movió la cabeza a los lados. “No, no es para tanto.”
“¿Eres bipolar o algo?” Preguntó Tina, intentando subir algo el ánimo de la morena.
“¿Mmh?” Sam miró a Tina en confusión.
“El viernes pasado, no cabías en ti de la felicidad. Y hoy tus ojos están todo hinchados y tu cara está roja por toda la llorera que has hecho.” Tina se encogió de hombros. “Entonces, ¿ere bipolar?” Le bromeó Tina.
Sam se rió. “No.” Frunció el cejo. “Espera, no lo sé.” Sonrió mientras se encogía de hombros. “Podría serlo.” Bromeó.
“Oh, pobrecita.” Tina se rió un poco. “¿Quieres un abrazo?” Dijo con una sonrisa provocadora.
“Pues sí la verdad.” Dijo despacio.
“¿¡Qué!?” Los ojos de Tina se pusieron como platos. ¡Es una broma, no! Gritaba en su interior. No podía creerse que Sam se había tomado en serio su oferta. Su corazón latía cada vez más fuerte mientras Sam se le acercaba y la envolvía en fuerte abrazo. Tina estaba apunto de apartarse cuando sintió como se le humedecía su chaqueta debido a las lágrimas de Sam.
Frotó la espalda de Sam con ternura mientras intentaba aliviar cualquier dolor que estuviera sintiendo.
Ambas se quedaron presas en ese abrazo, muy tranquilas, sin darse cuenta de los tristes ojos que las veían. Bette retrocedió y cerró con cuidado la puerta roja. Las dos figuras abrazadas ignoraban que había presenciado su pequeño íntimo encuentro. Caminó como un robot a lo largo del tercer pasillo mientras su mente se aceleraba. ¿Qué pasaba con ella? Se agarró a la barandilla de la escalera para mantenerse en pie. Estaba sintiendo un sinfín de emociones a la vez…dolor…rabia…celos…traición. Sintió algo húmedo y cálido formándose en el rincón de sus ojos. Rapidamente y con furia se secó las lágrimas mientras bajaba las escaleras. Por su camino, se topó con una estudiante de primer curso que iba hacia arriba. La pobre chica gritó en sorpresa al Bette cogerla con ímpetu por el brazo y acercársela a ella.
“Levanto la prohibición de bullying a Kennard.” Susurró con los dientes apretados al oído de la chica. “Haz correr la voz.” Dijo Bette mientras le apretaba más fuerte el brazo. “La quiero fuero del colegio antes que el día termine.” Suspiró con fuerza tras decir estas últimas palabras. Soltó el brazo de la chica con un empujón para que se fuera. Continuó su viaje hacia abajo mientras sentía como su corazón a cada paso que daba se le bajaba al estómago.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
Capítulo 8 : tira y afloja. Parte 2
-Bette ¿estás bien?- preguntó Shane cuando vio a Bette acercándose a su mesa habitual en la cafetería. La morena se había ido hacía unos minutos de buen humor y llevaba toda la mañana diciendo algo acerca de “hacer lo correcto”. Qué era eso , Shane no lo sabía pero tenia la sospecha de que estaba conectado con la prohibición que Bette había hecho la noche anterior (cosa que a ella no le había sorprendido , ya que lo había visto venir).”Creo que fuera lo que fuese “eso” ha salido mal” pensó Shane . Bette parecía cabreada. Muy , muy cabreada. Pero Shane se fijó en ella mas detenidamente y vio que debajo del enfado había una inmensa tristeza reflejada en sus ojos.
-¿Qué ha pasado?-Preguntó Shane preocupada.
Bette simplemente sacudió la cabeza de un lado a otro y se desplomó en su asiento, la verdad es que no quería hablar de ello. Sam y Kennard. Su mente no podía asimilar la idea de ellas dos juntas. Por su cabeza volvió a pasar la imagen de Sam y Tina abrazadas. Bette apretó los puños al recordar la forma en que las manos de Tina acariciaban cariñosamente la espalda de Sam. Las preguntas corrían por su mente mientras trataba de procesarlo todo. ¿ Eran solo amigas o estaban juntas?¿Cuánto hacia que se conocían? ¿ Seguía Sam perdidamente enamorada de Helena …o solamente actuaba? ¿Sentía Kennard algo por Sam? ¿Qué? Bette suspiró ya que sabía que las únicas personas que podían dar respuesta a sus preguntas estaban demasiado ocupadas abrazándose en la terraza de la tercera planta.
-¿Esto es por la chica Kennard?- Alice miraba como Bette inconscientemente subía y bajaba el pulgar a lo largo de su pecho , como si ella sintiese que estaba herida ahí. “Oh Dios mio” pensó Alice “ entonces Bette de verdad tiene corazón”
De repente , una estudiante irrumpió en la cafetería en estado de pánico. Corrió hacia la mesa mas cercana y desesperadamente dijo algunas palabras que sorprendieron a los ocupantes de la misma. Inmediatamente, los ocupantes de la mesa comenzaron a dispersarse y se dirigieron a las mesas adyacentes. Al rato, toda cafetería estaba murmurando.
-¿Qué coño está pasando ahí abajo?- Alice frunció el ceño al ver la histeria que reinaba en el comedor.
-He levantado la prohibición-susurró suavemente Bette.
-¿Qué??!-gritó Alice .-¿Por qué??
-¿Ha ocurrido algo?- preguntó Shane inclinándose hacia delante , apoyando los codos encima de la mesa y juntando las manos.
Bette se encogió de hombros , intentando expresarse fríamente.
-Me siento con derecho a cambiar de opinión cuando me da la gana –respondió Bette de forma arrogante.
Alice suspiró.
-Hoy es un día lleno de sorpresas-se frotó la cara con las manos- Primero , prohíbes cualquier forma de intimidación contra tu enemiga mortal , bajo amenaza de tarjeta roja para quien se atreviera a meterse con ella. Y ahora , en mitad del día , acabas de decidir suspender la prohibición?- preguntó incrédula- Qué mierdas pasa Porter?? – exclamó Alice.- Quiero abofetearte con una tarjeta roja en este momento.
-Para, Al.- Shane miró fijamente a Alice y sacudió la cabeza. Sabía muy bien que Bette estaba muy susceptible en ese momento y que presionarla solo ocasionaría mas problemas para todos los involucrados. Lo mejor que se podía hacer era cambiar de tema . Tosió un poco antes de hablar –Ummm, dónde está Sam? – dijo lo primero que se le pasó por la cabeza,
Bette se estremeció al oír el nombre de su mejor amiga. Rápidamente se levantó y abandonó la mesa, tirando la silla al suelo y dejando a Alice y a Shane estupefactas.
En la tercera planta , completamente ajenas al caos que se había desencadenado, Sam y Tina finalmente se separaron. La rubia había estado abrazando a su amiga hasta que ella se aseguró que había dejado de llorar. Sam le dedicó una sonrisa de agradecimiento a Tina mientras borraba el rastro de las lágrimas de su cara.
-Gracias-dijo Sam –lo siento si estoy demasiado sensible ahora mismo.
-Está bien-sonrió Tina cálidamente-¿ Esos días del mes?- preguntó burlándose.
-Ojala fuese eso –se rió Sam mientras se miraba a los pies , sintiéndose un poco avergonzada – Al menos tendría una excusa.
-Está bien olvidarse de todo y llorar – dijo Tina encogiéndose de hombros e inclinándose hacia su lado de la cornisa. –Ahorra una gran cantidad de dinero en terapia –se rió.
-Supongo- Sam se puso una mano en la parte de atrás de la cabeza y comenzó a masajearse la zona con suavidad . Después de un minutos , se deslizó suavemente hasta sentarse en el suelo con la espalda apoyada en la repisa . Agarró la mano de Tina , tirando un poco de ella e invitándola a hacer lo mismo.
Tina siguió la orden de Sam y se sentó al lado de la morena, sus brazos se rozaban. El silencio se hizo entre ellas cuando Sam cerró los ojos y Tina la miraba de vez en cuando. Seguía un poco preocupada por Sam . Le rompió el corazón verla tan decaída y miserable , y ahora se sentía un poco mejor sabiendo que la había ayudado a curar pequeñas heridas , aunque solo fuesen las mas pequeñas del problema. No sabia que había hecho a Sam deprimirse tanto…pero intuía que tenía algo que ver con Helena Peabody. Tina no sabía como había sido capaz de llegar a esa conclusión. Pero después de todo lo ocurrido en el fin de semana no era tan difícil. Sam desbordante de felicidad al recibir un inesperado mensaje de texto… seguido de la extraña pregunta sobre la duración del vuelo de Londres a Nueva York (Tina había oído que Helena estaba yendo a la universidad en Londres)…y finalmente , los ojos de completa enamorada que Sam tenia mientras miraba el anuncio de Shisheido en el que salía Helena.
Si Helena Peabody era capaz de hacer sonreír a Sam Makavejev y de hacerla actuar como un pequeño cachorro enfermo de amor, era probable que ella también tuviese el poder de hacerla llorar. La mente de Tina volvió al beso.
“Por qué?” Pensó mirando a Sam “Si estás enamorada de Helena , que fue eso?” Suspiró Tina.
-Ummm…Sam?? –dijo mientras movía suavemente a la morena – Estás despierta?
-No – susurró Sam , todavía con los ojos cerrados.
-Oh , lo siento entonces – se disculpó Tina
Sam se rió.
-Estaba bromeando Tina , qué pasa?
-Puedo…puedo preguntarte algo?- Dijo Tina lentamente , todavía insegura acerca de si debía preguntarle a Sam por ello. ¿ Qué si ella me dice que no fue nada? Que fue solo un error? Tina esperaba ese tipo de respuestas por parte de Sam. Pero aún así , ese tipo de palabras podrían destrozarla.
-Seguro , dale.- Sam sonrió mientras cerraba los ojos otra vez –Soy toda oídos.
-Es sobre el viernes por la noche…-Tina movía las manos nerviosamente – Por qué …por qué me besaste?? – preguntó mirando a Sam . Ya lo había dicho , ahora todo lo que tenia que hacer era esperar la respuesta.
Sam abrió lentamente los ojos y se quedó mirando hacia la puerta roja.
-Entonces, eras tu?-preguntó
-Sí , era yo – Tina suspiró ¿ ni siquiera recordaba su beso?
Sam frunció el ceño como si estuviese haciendo una profunda reflexión.
-Oh- consiguió decir unos segundos después – pensé que eras…
-…otra persona??- Tina finalizó la frase Sam. Eso dolía mas que si le hubiese dicho que había sido un error.
La pequeña y embarazosa sonrisa en la cara de Sam confirmó los miedos de Tina.
-Te hice sentir incómoda?- Sam miró a Tina como disculpándose.
Tina rápidamente movió la cabeza.
-No, es que me sorprendió – dijo intentando sonreír.
-Lo siento mucho si he actuado como una pervertida –dijo Sam sinceramente – No volverá a ocurrir, lo prometo.
Tina sintió como su estómago daba un vuelco.
-Ok –dijo , dejando de respirar.
-Estamos bien entonces?-preguntó Sam lentamente.
Tina asintió.
-Sí, estamos bien.
-No estás enfadada??
-No – respondió Tina , “pero estoy un poco triste y decepcionada” pensó- Hey ,Sam…
-Sí?
-Es Helena Peabody verdad? – preguntó Tina.
-Qué??- exclamó Sam como si la hubiese pillado por sorpresa.
-La persona que creías que estabas besando es Helena Peabody. Estoy en lo cierto? – Tina miró a Sam con una pequeña sonrisa.
Sam suspiró.
-Seeee- admitió- el cartel me llevo lejos , eh?
-Algo -se encogió Tina de hombros- Y supongo que estabas llorando por ella.- Añadió.
Sam miró sus pies y empezó a jugar con los cordones de las zapatillas.
-Seee…ella anuló la fecha de nuestra comida para encontrarse con su ex.
-No sabia que estuvieseis juntas –dijo Tina pensativa
-No lo estamos- contestó Sam tristemente – Solo somos amigas –añadió con un poco de amargura en la voz.
-Solo amigas?- Repitió Tina- Pero tu estas enamorada de ella verdad??
-Alguna vez has oido hablar del amor no correspondido? –suspiró Sam.
Tina sonrió un poco ,por supuesto que lo había oido. Lo estaba experimentando en ese momento.
-Seee- acercó las piernas al pecho y las rodeó con los brazos- Sabe ella lo que sientes?
-Sí –contestó Sam-Ella lo sabe –susurró- Se lo confesé hace dos años.
-Y…
Sam suspiró mientras continuaba.
-Me dijo que necesitaba tiempo y que deberíamos esperar y ver como iban las cosas- miró a Tina tristemente – Y ahora han pasado dos años y ella sigue tratándome como a una amiga. En sus ojos , sigo siendo aquella pequeña amiga de la infancia Tina. No creo que nunca haya visto mas allá de eso…
-Crees que lo hará?
-Eso espero-sonrió Sam.
-Entonces que vas a hacer?
-Esperaré- contestó sin dudar.
-Es romántico por tu parte.
-Lo sé –dijo Sam antes de empezar a reir.
RIIIIIIIIIIIIIIINNNNNNNNNNNNNNNNGGGGGGGGGGGGG
El timbre que indicaba el final del almuerzo interrumpió su conversación.
Tina se levantó con cuidado y se alisó la falda.
-Es mi señal para irme. Vienes?-le preguntó a Sam.
Sam sonrió a modo de respuesta.
Tina giró los ojos.
-Olvidaba que vosotras entrais y salís de clase cuando os apetece. Has tenido problemas algunas vez por eso? Te han regañado por llegar tarde o algo?
-No- sonrió Sam- Los profesores nos quieren –bromeó
-Cierto. Sabes que tienen miedo al F4 –se rió Tina.-Bueno, mejor me voy. Bye Sam – dijo Tina mientras corría hacia la puerta.
-Bye Tina. Gracias por todo – Sam cerró los ojos mientras bostezaba. Estaba lista para la siesta.
Mientras Tina bajaba las escaleras , se sorprendió de que no hubiese estudiantes en los pasillos. Que extraño, todavía faltaban 5 minutos para que empezasen las clases y siempre solía haber gente chismeando en los pasillos . Dónde estaban todos esos cotillas? Se empezó a sentir incómoda y nerviosa.”Lo sabía” se dijo a sí misma “ estaban planeando algo grande”. Cuando llegó a la primera planta un ruido la hizo detenerse. Sonaba como…como… si una manada ñus se hubiese perdido dentro del edificio. Tina sintió vibrar el suelo bajo sus pies.
-Qué mierda…??!!-dijo en alto
Y entonces lo vio…se quedó pálida y sus ojos se agrandaron. La mayoría de estudiantes corrían por el pasillo que venía de la cafetería. Era una masa. Una masa mortífera!! La mente de Tina gritaba horrorizada.
-Oh Dios mio!-susurró
-Ahí está!!- gritó una estudiante dirigiendo a los demás – A por ella!!- los estudiantes empezaron a correr hacia Tina.
-Waaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!! – Tina gritó mientras empezaba a correr en dirección opuesta. Era una estampida!! Una jodida estampida!! Tiró un par de papeleras a su paso para obstaculizarles el camino a sus enemigos.
Se chocó contra una de ellas y gimió. Vaya moratón le saldría!! Pensó fugazmente. Vio las puertas que daban al campo de fútbol a unos metros y se dirigió hacia ellas. Accidentalmente golpeó un carrito de la limpieza y comenzó a escurrirse mientras corría debido al agua sucia y jabonosa que había caído al suelo. Una fuente de agua impidió que se cayese de culo….pero se golpeó en el estómago y por un instante se quedó sin aliento. Pero rápidamente se recuperó y siguió corriendo hacia las puertas mientras la masa se acercaba cada vez mas.
Suspiró de alivio cuando se vio fuera. Pero una no tenia tiempo para alegrarse mientras era perseguida por una masa estudiantil.
Bette Porter estaba perdida en sus pensamientos, sentada en lo alto de las gradas del campo de futbol. Había ido a sentarse allí después de dejar a sus amigas en la cafetería.
Alice y Shane llevaban un rato llamándola al móvil. Lo mas probable es que estuviesen buscándola. Estaba rechazando la quinta llamada de Alice , cuando vio a Tina salir por las puertas de atrás del edificio escolar. La observó mientras salvaba los pocos pasos que la separaban del campo de fútbol recién regado. Se sobresaltó al ver que Tina caía de boca al suelo. Los estudiantes finalmente la alcanzaron y comenzaron a rodearla.
Tina adoraba mirar el campo de fútbol desde el balcón del tercer piso. Pero con la cara pegada al suelo no le resultaba tan agradable la vista , había tropezado y se había caído al tiempo que su zapato salía volando. No sabía si estaba contenta porque el suelo estaba blando u horrorizada porque todo estaba lleno de barro. Con las prisas se había olvidado de que regaban el campo todos los lunes. Genial, todo era genial, pensaba mientras veía su cuerpo lleno de barro al intentar levantarse.
-Ouch!- exclamó cuando sintió como alguien la empujaba otra vez contra el suelo.
-No- susurró Bette enfada cuando oyó a Tina gritar “En qué diablos estabas pensando cuando decidiste levantar la prohibición Porter?” Se recriminó a sí misma al ver la lucha de Tina contra sus opresores –No – susurró de nuevo al ver a un estudiante agarrar a Tina por la chaqueta y levantarla para dejarla caer de nuevo al suelo.
-Parad!!- gritaba Tina mientras caía contra el suelo. Estaba al borde de las lágrimas –Parad!! –Volvió a gritar cuando notó que alguien la volvía a levantar de nuevo.
Bette respiraba dificultosamente mientras contemplaba la escena. No sabía cuanta tortura sería capaz de soportar Tina…y no sabía cuanto tiempo podría aguantar el dolor de ver a los estudiantes herirla mientras ella estaba cruzada de brazos. Y ella era la culpable. Ella les hizo hacer esto. No pudo soportarlo mas cuando vio a una chica castaña coger el zapato que se le había caído a Tina y apuntar a la rubia con él.
-NO!! – gritó Bette desde lo alto y saltó por encima de las gradas “Basta” gritaba su mente. “Hacer lo correcto…” eran las palabras que Helena había grabado a fuego en su cabeza.
A Tina le pareció oír una voz conocida gritando “No”, pero cambió de idea cuando la multitud comenzó con otra ronda de tirar y aflojar.
Bette alcanzó a la chica que sostenía el zapato de Tina. La chica estaba preparada para lanzarlo contra el trasero de la rubia cuando oyó a alguien gritar desde las gradas. Se quedó en shock cuando vio a la líder del F4 acercarse a ella y quitarle decididamente el zapato de la mano. Bette , que estaba bastante cabreada ,cogió a la chica por la blusa y la empujó para apartarla.
Se hizo un hueco en medio de la masa de estudiantes , donde vio a Tina encogerse , y gritó con todas sus fuerzas.
BASTAAAAA!!!!!!!
La muchedumbre se quedó inmóvil cuando oyeron gritar a dos personas distintas. Miraron alrededor y vieron a Bette Porter y a Sam Makavejev, cada una estaba a un lado de Tina.
Las dos amigas estaban impresionadas al verse las dos allí. Se miraron con ira , pero cada una tenia unos motivos diferentes. Una de ellas sentía cólera porque la otra se había pasado de la raya y la otra sentía un odio inmenso derivado de los celos mas intensos.
Pero fue Sam quien reaccionó primero. Miró alrededor y se dirigió a los estudiantes.
-Basta – dijo firmemente – Desde ahora vais a dejar en paz a Tina Kennard –miró enfadada a los estudiantes – Ahora iros a clase –ordenó.
Los estudiantes no se movieron, estaban mirando a Bette con miedo. Sabían que la reina podía mas que las princesas y lo que Bette ordenara tendría mas peso que las ordenes de Sam.
-Christina Kennard ya no tendrá la tarjeta roja – dijo Bette entre dientes sin apartar la mirada de Sam –Todo el mundo fuera –ordenó.
Los estudiantes empezaron a marcharse despacio , uno por uno.
-AHORA!-gritó Bette. Tras esto , la masa estudiantil empezó a correr hacia el edificio principal.
Cuando se quedaron las tres solas, Sam extendió su mano hacia Tina para ayudarla a levantarse.
-Aquí
Tina se apoyó en la mano de Sam para ponerse de pie. Sam tiró de Tina para levantarla, la rubia estaba cubierta de barro y además estaba descalza de un pie.
Tina solo había dado dos pasos cuando sintió que la cogían de la mano derecha. Miró hacia atrás sorprendida y vio que era Bette Porter la que le sujetaba la mano. Estaba tan cansada que no encontró fuerzas para oponerse al contacto.
Sam notó que Tina había parado de moverse y cuando miró vio que Bette la tenia cogida de la mano. Sam tiró de la otra mano de la rubia en un intento de liberarla de Bette, pero no lo consiguió.
Sam miró a su mejor amiga y frunció el ceño.
-Bette, déjala que se vaya.
-Vete tu, Sam- contestó Bette con ira.- Qué demonios estás haciendo?
-Salvarla de ti- replicó Sam – Te has pasado de la raya.
-No…tu lo has hecho. Qué es ella para ti??
-Es mi amiga. Y qué es para ti Bette? –la desafió Sam.
-Es mi…mi…-Bette- tartamudeó Bette, no estaba preparada para admitir sus sentimientos hacia la rubia si Tina estaba delante.
-Todavía no sabes como contestar a eso –se mofó Sam – Y lo que decías esta mañana sobre hacer lo correcto. Qué ha pasado con eso Bette?? – Sam sonreía sarcásticamente.
-Tú- Bette entrecerró los ojos – Tu eres lo que ha pasado.
Sam sacudió la cabeza.
-Increíble. Me culpas de todo , no?
Tina se sentía rodar como un yo-yo entre las dos chicas, mientras silenciosamente gritaba de la frustración. Miró su cuerpo. Estaba sucia y magullada, y su rodilla sangraba ligeramente. Empezó a sentir como el barro se secaba sobre su pelo y su cara.
Su espíritu estaba tan aplastado como su cuerpo , demasiados abusos en un día. Levantó despacio la cabeza para mirar a la causa de toda la locura que había en su vida. Bette Porter. Entrecerró los ojos al ver su zapato en la mano izquierda de la diablesa. No tenia mejor aspecto que su propietaria…aunque parecía que estaba en mejor estado que el otro zapato. De repente, los zapatos nuevos parecían viejos y usados.
Tina ya había tenido suficiente. Se sorprendió a sí misma soltándose de Bette. Tras liberar su mano derecha le arrebató el zapato a Bette.
Y en un movimiento rápido acabó plantando la mano en la mejilla de la morena. El mundo de la morena se sacudió con ese contacto.
-Eres una cerda despiadada, Porter!!- Tina gritó mientras las lágrimas rodaban por su cara. – Has vuelto a tener éxito en tu planes de hacer sentir a tus enemigos como una mierda. Espero que estés contenta.- Dijo mientras se liberaba de la mano de Sam y corrió fuera del campo.
-Que demonios ha ocurrido?- gritó Alice, mientras Shane y ella corrían hacia sus amigas.
Desde lejos habían visto la lucha de cuerda humana que había tenido lugar.
Sam tenía la mirada perdida mientras Bette contemplaba como Tina se alejaba “Hacer lo correcto…” Susurró mientras se tocaba la mejilla enrojecida.
-Bette ¿estás bien?- preguntó Shane cuando vio a Bette acercándose a su mesa habitual en la cafetería. La morena se había ido hacía unos minutos de buen humor y llevaba toda la mañana diciendo algo acerca de “hacer lo correcto”. Qué era eso , Shane no lo sabía pero tenia la sospecha de que estaba conectado con la prohibición que Bette había hecho la noche anterior (cosa que a ella no le había sorprendido , ya que lo había visto venir).”Creo que fuera lo que fuese “eso” ha salido mal” pensó Shane . Bette parecía cabreada. Muy , muy cabreada. Pero Shane se fijó en ella mas detenidamente y vio que debajo del enfado había una inmensa tristeza reflejada en sus ojos.
-¿Qué ha pasado?-Preguntó Shane preocupada.
Bette simplemente sacudió la cabeza de un lado a otro y se desplomó en su asiento, la verdad es que no quería hablar de ello. Sam y Kennard. Su mente no podía asimilar la idea de ellas dos juntas. Por su cabeza volvió a pasar la imagen de Sam y Tina abrazadas. Bette apretó los puños al recordar la forma en que las manos de Tina acariciaban cariñosamente la espalda de Sam. Las preguntas corrían por su mente mientras trataba de procesarlo todo. ¿ Eran solo amigas o estaban juntas?¿Cuánto hacia que se conocían? ¿ Seguía Sam perdidamente enamorada de Helena …o solamente actuaba? ¿Sentía Kennard algo por Sam? ¿Qué? Bette suspiró ya que sabía que las únicas personas que podían dar respuesta a sus preguntas estaban demasiado ocupadas abrazándose en la terraza de la tercera planta.
-¿Esto es por la chica Kennard?- Alice miraba como Bette inconscientemente subía y bajaba el pulgar a lo largo de su pecho , como si ella sintiese que estaba herida ahí. “Oh Dios mio” pensó Alice “ entonces Bette de verdad tiene corazón”
De repente , una estudiante irrumpió en la cafetería en estado de pánico. Corrió hacia la mesa mas cercana y desesperadamente dijo algunas palabras que sorprendieron a los ocupantes de la misma. Inmediatamente, los ocupantes de la mesa comenzaron a dispersarse y se dirigieron a las mesas adyacentes. Al rato, toda cafetería estaba murmurando.
-¿Qué coño está pasando ahí abajo?- Alice frunció el ceño al ver la histeria que reinaba en el comedor.
-He levantado la prohibición-susurró suavemente Bette.
-¿Qué??!-gritó Alice .-¿Por qué??
-¿Ha ocurrido algo?- preguntó Shane inclinándose hacia delante , apoyando los codos encima de la mesa y juntando las manos.
Bette se encogió de hombros , intentando expresarse fríamente.
-Me siento con derecho a cambiar de opinión cuando me da la gana –respondió Bette de forma arrogante.
Alice suspiró.
-Hoy es un día lleno de sorpresas-se frotó la cara con las manos- Primero , prohíbes cualquier forma de intimidación contra tu enemiga mortal , bajo amenaza de tarjeta roja para quien se atreviera a meterse con ella. Y ahora , en mitad del día , acabas de decidir suspender la prohibición?- preguntó incrédula- Qué mierdas pasa Porter?? – exclamó Alice.- Quiero abofetearte con una tarjeta roja en este momento.
-Para, Al.- Shane miró fijamente a Alice y sacudió la cabeza. Sabía muy bien que Bette estaba muy susceptible en ese momento y que presionarla solo ocasionaría mas problemas para todos los involucrados. Lo mejor que se podía hacer era cambiar de tema . Tosió un poco antes de hablar –Ummm, dónde está Sam? – dijo lo primero que se le pasó por la cabeza,
Bette se estremeció al oír el nombre de su mejor amiga. Rápidamente se levantó y abandonó la mesa, tirando la silla al suelo y dejando a Alice y a Shane estupefactas.
En la tercera planta , completamente ajenas al caos que se había desencadenado, Sam y Tina finalmente se separaron. La rubia había estado abrazando a su amiga hasta que ella se aseguró que había dejado de llorar. Sam le dedicó una sonrisa de agradecimiento a Tina mientras borraba el rastro de las lágrimas de su cara.
-Gracias-dijo Sam –lo siento si estoy demasiado sensible ahora mismo.
-Está bien-sonrió Tina cálidamente-¿ Esos días del mes?- preguntó burlándose.
-Ojala fuese eso –se rió Sam mientras se miraba a los pies , sintiéndose un poco avergonzada – Al menos tendría una excusa.
-Está bien olvidarse de todo y llorar – dijo Tina encogiéndose de hombros e inclinándose hacia su lado de la cornisa. –Ahorra una gran cantidad de dinero en terapia –se rió.
-Supongo- Sam se puso una mano en la parte de atrás de la cabeza y comenzó a masajearse la zona con suavidad . Después de un minutos , se deslizó suavemente hasta sentarse en el suelo con la espalda apoyada en la repisa . Agarró la mano de Tina , tirando un poco de ella e invitándola a hacer lo mismo.
Tina siguió la orden de Sam y se sentó al lado de la morena, sus brazos se rozaban. El silencio se hizo entre ellas cuando Sam cerró los ojos y Tina la miraba de vez en cuando. Seguía un poco preocupada por Sam . Le rompió el corazón verla tan decaída y miserable , y ahora se sentía un poco mejor sabiendo que la había ayudado a curar pequeñas heridas , aunque solo fuesen las mas pequeñas del problema. No sabia que había hecho a Sam deprimirse tanto…pero intuía que tenía algo que ver con Helena Peabody. Tina no sabía como había sido capaz de llegar a esa conclusión. Pero después de todo lo ocurrido en el fin de semana no era tan difícil. Sam desbordante de felicidad al recibir un inesperado mensaje de texto… seguido de la extraña pregunta sobre la duración del vuelo de Londres a Nueva York (Tina había oído que Helena estaba yendo a la universidad en Londres)…y finalmente , los ojos de completa enamorada que Sam tenia mientras miraba el anuncio de Shisheido en el que salía Helena.
Si Helena Peabody era capaz de hacer sonreír a Sam Makavejev y de hacerla actuar como un pequeño cachorro enfermo de amor, era probable que ella también tuviese el poder de hacerla llorar. La mente de Tina volvió al beso.
“Por qué?” Pensó mirando a Sam “Si estás enamorada de Helena , que fue eso?” Suspiró Tina.
-Ummm…Sam?? –dijo mientras movía suavemente a la morena – Estás despierta?
-No – susurró Sam , todavía con los ojos cerrados.
-Oh , lo siento entonces – se disculpó Tina
Sam se rió.
-Estaba bromeando Tina , qué pasa?
-Puedo…puedo preguntarte algo?- Dijo Tina lentamente , todavía insegura acerca de si debía preguntarle a Sam por ello. ¿ Qué si ella me dice que no fue nada? Que fue solo un error? Tina esperaba ese tipo de respuestas por parte de Sam. Pero aún así , ese tipo de palabras podrían destrozarla.
-Seguro , dale.- Sam sonrió mientras cerraba los ojos otra vez –Soy toda oídos.
-Es sobre el viernes por la noche…-Tina movía las manos nerviosamente – Por qué …por qué me besaste?? – preguntó mirando a Sam . Ya lo había dicho , ahora todo lo que tenia que hacer era esperar la respuesta.
Sam abrió lentamente los ojos y se quedó mirando hacia la puerta roja.
-Entonces, eras tu?-preguntó
-Sí , era yo – Tina suspiró ¿ ni siquiera recordaba su beso?
Sam frunció el ceño como si estuviese haciendo una profunda reflexión.
-Oh- consiguió decir unos segundos después – pensé que eras…
-…otra persona??- Tina finalizó la frase Sam. Eso dolía mas que si le hubiese dicho que había sido un error.
La pequeña y embarazosa sonrisa en la cara de Sam confirmó los miedos de Tina.
-Te hice sentir incómoda?- Sam miró a Tina como disculpándose.
Tina rápidamente movió la cabeza.
-No, es que me sorprendió – dijo intentando sonreír.
-Lo siento mucho si he actuado como una pervertida –dijo Sam sinceramente – No volverá a ocurrir, lo prometo.
Tina sintió como su estómago daba un vuelco.
-Ok –dijo , dejando de respirar.
-Estamos bien entonces?-preguntó Sam lentamente.
Tina asintió.
-Sí, estamos bien.
-No estás enfadada??
-No – respondió Tina , “pero estoy un poco triste y decepcionada” pensó- Hey ,Sam…
-Sí?
-Es Helena Peabody verdad? – preguntó Tina.
-Qué??- exclamó Sam como si la hubiese pillado por sorpresa.
-La persona que creías que estabas besando es Helena Peabody. Estoy en lo cierto? – Tina miró a Sam con una pequeña sonrisa.
Sam suspiró.
-Seeee- admitió- el cartel me llevo lejos , eh?
-Algo -se encogió Tina de hombros- Y supongo que estabas llorando por ella.- Añadió.
Sam miró sus pies y empezó a jugar con los cordones de las zapatillas.
-Seee…ella anuló la fecha de nuestra comida para encontrarse con su ex.
-No sabia que estuvieseis juntas –dijo Tina pensativa
-No lo estamos- contestó Sam tristemente – Solo somos amigas –añadió con un poco de amargura en la voz.
-Solo amigas?- Repitió Tina- Pero tu estas enamorada de ella verdad??
-Alguna vez has oido hablar del amor no correspondido? –suspiró Sam.
Tina sonrió un poco ,por supuesto que lo había oido. Lo estaba experimentando en ese momento.
-Seee- acercó las piernas al pecho y las rodeó con los brazos- Sabe ella lo que sientes?
-Sí –contestó Sam-Ella lo sabe –susurró- Se lo confesé hace dos años.
-Y…
Sam suspiró mientras continuaba.
-Me dijo que necesitaba tiempo y que deberíamos esperar y ver como iban las cosas- miró a Tina tristemente – Y ahora han pasado dos años y ella sigue tratándome como a una amiga. En sus ojos , sigo siendo aquella pequeña amiga de la infancia Tina. No creo que nunca haya visto mas allá de eso…
-Crees que lo hará?
-Eso espero-sonrió Sam.
-Entonces que vas a hacer?
-Esperaré- contestó sin dudar.
-Es romántico por tu parte.
-Lo sé –dijo Sam antes de empezar a reir.
RIIIIIIIIIIIIIIINNNNNNNNNNNNNNNNGGGGGGGGGGGGG
El timbre que indicaba el final del almuerzo interrumpió su conversación.
Tina se levantó con cuidado y se alisó la falda.
-Es mi señal para irme. Vienes?-le preguntó a Sam.
Sam sonrió a modo de respuesta.
Tina giró los ojos.
-Olvidaba que vosotras entrais y salís de clase cuando os apetece. Has tenido problemas algunas vez por eso? Te han regañado por llegar tarde o algo?
-No- sonrió Sam- Los profesores nos quieren –bromeó
-Cierto. Sabes que tienen miedo al F4 –se rió Tina.-Bueno, mejor me voy. Bye Sam – dijo Tina mientras corría hacia la puerta.
-Bye Tina. Gracias por todo – Sam cerró los ojos mientras bostezaba. Estaba lista para la siesta.
Mientras Tina bajaba las escaleras , se sorprendió de que no hubiese estudiantes en los pasillos. Que extraño, todavía faltaban 5 minutos para que empezasen las clases y siempre solía haber gente chismeando en los pasillos . Dónde estaban todos esos cotillas? Se empezó a sentir incómoda y nerviosa.”Lo sabía” se dijo a sí misma “ estaban planeando algo grande”. Cuando llegó a la primera planta un ruido la hizo detenerse. Sonaba como…como… si una manada ñus se hubiese perdido dentro del edificio. Tina sintió vibrar el suelo bajo sus pies.
-Qué mierda…??!!-dijo en alto
Y entonces lo vio…se quedó pálida y sus ojos se agrandaron. La mayoría de estudiantes corrían por el pasillo que venía de la cafetería. Era una masa. Una masa mortífera!! La mente de Tina gritaba horrorizada.
-Oh Dios mio!-susurró
-Ahí está!!- gritó una estudiante dirigiendo a los demás – A por ella!!- los estudiantes empezaron a correr hacia Tina.
-Waaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!! – Tina gritó mientras empezaba a correr en dirección opuesta. Era una estampida!! Una jodida estampida!! Tiró un par de papeleras a su paso para obstaculizarles el camino a sus enemigos.
Se chocó contra una de ellas y gimió. Vaya moratón le saldría!! Pensó fugazmente. Vio las puertas que daban al campo de fútbol a unos metros y se dirigió hacia ellas. Accidentalmente golpeó un carrito de la limpieza y comenzó a escurrirse mientras corría debido al agua sucia y jabonosa que había caído al suelo. Una fuente de agua impidió que se cayese de culo….pero se golpeó en el estómago y por un instante se quedó sin aliento. Pero rápidamente se recuperó y siguió corriendo hacia las puertas mientras la masa se acercaba cada vez mas.
Suspiró de alivio cuando se vio fuera. Pero una no tenia tiempo para alegrarse mientras era perseguida por una masa estudiantil.
Bette Porter estaba perdida en sus pensamientos, sentada en lo alto de las gradas del campo de futbol. Había ido a sentarse allí después de dejar a sus amigas en la cafetería.
Alice y Shane llevaban un rato llamándola al móvil. Lo mas probable es que estuviesen buscándola. Estaba rechazando la quinta llamada de Alice , cuando vio a Tina salir por las puertas de atrás del edificio escolar. La observó mientras salvaba los pocos pasos que la separaban del campo de fútbol recién regado. Se sobresaltó al ver que Tina caía de boca al suelo. Los estudiantes finalmente la alcanzaron y comenzaron a rodearla.
Tina adoraba mirar el campo de fútbol desde el balcón del tercer piso. Pero con la cara pegada al suelo no le resultaba tan agradable la vista , había tropezado y se había caído al tiempo que su zapato salía volando. No sabía si estaba contenta porque el suelo estaba blando u horrorizada porque todo estaba lleno de barro. Con las prisas se había olvidado de que regaban el campo todos los lunes. Genial, todo era genial, pensaba mientras veía su cuerpo lleno de barro al intentar levantarse.
-Ouch!- exclamó cuando sintió como alguien la empujaba otra vez contra el suelo.
-No- susurró Bette enfada cuando oyó a Tina gritar “En qué diablos estabas pensando cuando decidiste levantar la prohibición Porter?” Se recriminó a sí misma al ver la lucha de Tina contra sus opresores –No – susurró de nuevo al ver a un estudiante agarrar a Tina por la chaqueta y levantarla para dejarla caer de nuevo al suelo.
-Parad!!- gritaba Tina mientras caía contra el suelo. Estaba al borde de las lágrimas –Parad!! –Volvió a gritar cuando notó que alguien la volvía a levantar de nuevo.
Bette respiraba dificultosamente mientras contemplaba la escena. No sabía cuanta tortura sería capaz de soportar Tina…y no sabía cuanto tiempo podría aguantar el dolor de ver a los estudiantes herirla mientras ella estaba cruzada de brazos. Y ella era la culpable. Ella les hizo hacer esto. No pudo soportarlo mas cuando vio a una chica castaña coger el zapato que se le había caído a Tina y apuntar a la rubia con él.
-NO!! – gritó Bette desde lo alto y saltó por encima de las gradas “Basta” gritaba su mente. “Hacer lo correcto…” eran las palabras que Helena había grabado a fuego en su cabeza.
A Tina le pareció oír una voz conocida gritando “No”, pero cambió de idea cuando la multitud comenzó con otra ronda de tirar y aflojar.
Bette alcanzó a la chica que sostenía el zapato de Tina. La chica estaba preparada para lanzarlo contra el trasero de la rubia cuando oyó a alguien gritar desde las gradas. Se quedó en shock cuando vio a la líder del F4 acercarse a ella y quitarle decididamente el zapato de la mano. Bette , que estaba bastante cabreada ,cogió a la chica por la blusa y la empujó para apartarla.
Se hizo un hueco en medio de la masa de estudiantes , donde vio a Tina encogerse , y gritó con todas sus fuerzas.
BASTAAAAA!!!!!!!
La muchedumbre se quedó inmóvil cuando oyeron gritar a dos personas distintas. Miraron alrededor y vieron a Bette Porter y a Sam Makavejev, cada una estaba a un lado de Tina.
Las dos amigas estaban impresionadas al verse las dos allí. Se miraron con ira , pero cada una tenia unos motivos diferentes. Una de ellas sentía cólera porque la otra se había pasado de la raya y la otra sentía un odio inmenso derivado de los celos mas intensos.
Pero fue Sam quien reaccionó primero. Miró alrededor y se dirigió a los estudiantes.
-Basta – dijo firmemente – Desde ahora vais a dejar en paz a Tina Kennard –miró enfadada a los estudiantes – Ahora iros a clase –ordenó.
Los estudiantes no se movieron, estaban mirando a Bette con miedo. Sabían que la reina podía mas que las princesas y lo que Bette ordenara tendría mas peso que las ordenes de Sam.
-Christina Kennard ya no tendrá la tarjeta roja – dijo Bette entre dientes sin apartar la mirada de Sam –Todo el mundo fuera –ordenó.
Los estudiantes empezaron a marcharse despacio , uno por uno.
-AHORA!-gritó Bette. Tras esto , la masa estudiantil empezó a correr hacia el edificio principal.
Cuando se quedaron las tres solas, Sam extendió su mano hacia Tina para ayudarla a levantarse.
-Aquí
Tina se apoyó en la mano de Sam para ponerse de pie. Sam tiró de Tina para levantarla, la rubia estaba cubierta de barro y además estaba descalza de un pie.
Tina solo había dado dos pasos cuando sintió que la cogían de la mano derecha. Miró hacia atrás sorprendida y vio que era Bette Porter la que le sujetaba la mano. Estaba tan cansada que no encontró fuerzas para oponerse al contacto.
Sam notó que Tina había parado de moverse y cuando miró vio que Bette la tenia cogida de la mano. Sam tiró de la otra mano de la rubia en un intento de liberarla de Bette, pero no lo consiguió.
Sam miró a su mejor amiga y frunció el ceño.
-Bette, déjala que se vaya.
-Vete tu, Sam- contestó Bette con ira.- Qué demonios estás haciendo?
-Salvarla de ti- replicó Sam – Te has pasado de la raya.
-No…tu lo has hecho. Qué es ella para ti??
-Es mi amiga. Y qué es para ti Bette? –la desafió Sam.
-Es mi…mi…-Bette- tartamudeó Bette, no estaba preparada para admitir sus sentimientos hacia la rubia si Tina estaba delante.
-Todavía no sabes como contestar a eso –se mofó Sam – Y lo que decías esta mañana sobre hacer lo correcto. Qué ha pasado con eso Bette?? – Sam sonreía sarcásticamente.
-Tú- Bette entrecerró los ojos – Tu eres lo que ha pasado.
Sam sacudió la cabeza.
-Increíble. Me culpas de todo , no?
Tina se sentía rodar como un yo-yo entre las dos chicas, mientras silenciosamente gritaba de la frustración. Miró su cuerpo. Estaba sucia y magullada, y su rodilla sangraba ligeramente. Empezó a sentir como el barro se secaba sobre su pelo y su cara.
Su espíritu estaba tan aplastado como su cuerpo , demasiados abusos en un día. Levantó despacio la cabeza para mirar a la causa de toda la locura que había en su vida. Bette Porter. Entrecerró los ojos al ver su zapato en la mano izquierda de la diablesa. No tenia mejor aspecto que su propietaria…aunque parecía que estaba en mejor estado que el otro zapato. De repente, los zapatos nuevos parecían viejos y usados.
Tina ya había tenido suficiente. Se sorprendió a sí misma soltándose de Bette. Tras liberar su mano derecha le arrebató el zapato a Bette.
Y en un movimiento rápido acabó plantando la mano en la mejilla de la morena. El mundo de la morena se sacudió con ese contacto.
-Eres una cerda despiadada, Porter!!- Tina gritó mientras las lágrimas rodaban por su cara. – Has vuelto a tener éxito en tu planes de hacer sentir a tus enemigos como una mierda. Espero que estés contenta.- Dijo mientras se liberaba de la mano de Sam y corrió fuera del campo.
-Que demonios ha ocurrido?- gritó Alice, mientras Shane y ella corrían hacia sus amigas.
Desde lejos habían visto la lucha de cuerda humana que había tenido lugar.
Sam tenía la mirada perdida mientras Bette contemplaba como Tina se alejaba “Hacer lo correcto…” Susurró mientras se tocaba la mejilla enrojecida.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPÍTULO NUEVE: Corregir el mal
A lo largo de un pasillo abandonado en la primera planta de la academia de Redwind, un par de tacones de Manolo Blahnik chascaban en voz alta sobre el piso de mármol. Helena Peabody seguía un rastro de pasos fangosos mientras realizaba su viaje a través de las paredes familiares de su Alma mater. Cuando llegó a la escuela hacía algunos minutos, tenía toda la intención de darles una sorpresa a Sam y el resto de 4F. Ella se sentía mal por haber despachado a Sam por una ex que ni siquiera la había tratado bien antes, así que decidió adelantar la hora de la cita que tenían fijada para el almuerzo y condujo directo a Redwind. Pero miren nada más, quién fue la que salió sorprendida, sacudió su cabeza mientras recordaba ver la lucha de Bette y Sam por una muchacha en el centro del campo de fútbol. Había atestiguado los acontecimientos dentro del asiento de conductor de su convertible plata BMW. Agradeció a dios que el estacionamiento principal estuviera lleno por lo que tuvo que estacionarse hasta el final detrás cerca del centro de deportes al aire libre. Su punto tenía una excelente vista del campo y de todo el drama que sucedìa delante de ella.
Sintió una sacudida eléctrica al ver la lucha de Bette y Sam. ¡Y por una chica! De todos los años que se han conocido, nunca había visto pelear a esas dos. Seguro, han habido ocasiones en que las dos han estado en el borde de entrar en una sesión de sparring verbal importante pero terminaba incluso antes de que comenzara. Sam nunca hacía frente a Bette, aunque eran mejores amigas y tenían toda la confianza y derecho de decir cualquier mierda que les pasara.
No, nunca peleaban realmente porque Sam siempre daba un paso atrás cuando las cosas se tornaban feas alrededor. Ella tomaba siempre la salida fácil, prefiriendo dejarle el triunfo a Bette antes que enfrentarla. Era insustancial de todos modos, puesto que la naturaleza alfa de Bette necesitaba siempre cerciorarse de que ella saliera como la vencedora. Bette debía haber hecho algo realmente imperdonable para provocar la cólera de Sam y llevarla a la ofensiva, Helena pensó mientras miraba a las dos jalar a una muchacha visiblemente agotada entre ellas.
Helena se inclinó adelante en el volante mientras intentaba conseguir una imagen clara de la muchacha debajo de todo el fango. Su mano voló a su boca en sorpresa cuando vio la cachetada más perra que Bette había recibido en su vida. Helena retrocedió al verla y se sintió un poco mal por Bette. Eso debe haber lastimado, frotó su mejilla inconsciente. Esa muchacha valiente, debe ser, ella, la de Bette. Helena estrechó sus ojos mientras comprendía apenas quién debía ser la muchacha del fango. Aww Bette,¿ qué has hecho? Pensó mientras miraba a la muchacha alejarse y entrar en una pequeña puerta lateral en el edificio principal. Helena se quitó rápidamente el cinturón de seguridad del asiento, abrió la puerta del coche y caminó hacia fuera. Caminaba tan rápidamente como sus tacones de 4 pulgadas se lo permitían en dirección de la puerta donde la muchacha fangosa de Bette había desaparecido.
Siguió las huellas fangosas de la muchacha en el piso y se encontró pocos minutos más tarde fuera del vestidor de gimnasia. Cautelosamente lo empujó abriéndolo y miró a escondidas. Oyó los sonidos de un armario que se cerraba de golpe y pasos enojados que machacaban alrededor de los pisos embaldosados. Helena entró y caminó tan silenciosamente como le era posible mientras seguía de nuevo el rastro que la muchacha dejaba a su paso. La encontró algunos segundos más adelante, con su cabeza doblada abajo mientras sollozaba discreta delante de uno de los fregaderos.
“Disculpa.” Helena dijo suavemente, no queriendo incrementar el sufrimiento de la asustada muchacha.
Tina levantó lentamente su cabeza y miró el espejo delante de ella. Aunque su visión estaba empañada por las lágrimas, reconoció inmediatamente la cara de mirada firme que se colocaba detrás de ella. “Helena Peabody.” Susurró lentamente mientras limpiaba rápidamente las lágrimas.
“No quiero imponerte mi presencia pero.” Helena caminó lentamente más cerca a la rubia. “Vi lo que sucedió allá afuera y necesitaba comprobar si estabas bien.” Dijo, con evidente preocupación genuina en su voz.
Tina se dio la vuelta abriendo la llave del agua y lavó sus manos manchadas. “Estoy bien.” Sonrió mientras salpicaba su cara con agua. Viendo la mirada escéptica en la cara de Helena, continuó. “Voy a estar bien, porque.” Sonrió mientras las lágrimas relucían en sus ojos. “..porque soy una mala hierba. Obstinada también.” Cabeceó mientras se volteaba y le hacía frente a Helena.
La heredera tuvo que sonreír un poco con las palabras de la rubia. Bette estaba en lo correcto, esta era especial, pensó Helena. “Está bien.” Dijo mientras miraba a Tina dar vuelta alrededor otra vez y lavarse los brazos.
“No lo hagas.” Tina dijo mientras veía la compasión en los ojos de Helena a través del espejo.
“¿Disculpa?” Helena preguntó, un poco confundida.
“No lo hagas.” Tina sacudió su cabeza al lado. “No te sientas mal por mí.” Ella sonrió. “Porque gané. Ya no estoy marcada con etiqueta roja.” Rió un poco de si misma. “Sobreviví con todo el abuso y...” Ella tragó difícilmente antes de que continuara. “Bette Porter cedió.” Eso era algo verdaderamente increíble y Tina lo reflejaba en su mirada. “Bette Porter cedió realmente.” Repitió, como si intentara convencerse de que era verdad. “E hizo algo decente y un ser humano en el proceso.” Se enderezó poco mientras dejaba escapar un hondo respiro. “Asi que no te sientas mal por mi. Si acaso, felicitame o algo.” Tina encogió los hombros.
Helena sonrió. “Felicidades.” Un segundo más adelante, sacudió su cabeza con verguenza. “Lo siento, he sido grosera.” Amplió su mano a Tina. “Me da gusto conocerte. Soy Helena Peabody.”
“Lo sé.” Dijo Tina sin realmente pensarlo. Se ruborizó mientras se daba cuenta que también había sido grosera. “Quiero decir, me da gusto conocerte también. Soy Tina Kennard.” Ella también amplió su mano pero la encogió detrás otra vez cuando vió el goteo del agua en ella. “Lo siento.” Dijo avergonzada.
“No es gran cosa.” Helena sonrió mientras tomaba la mano de Tina ella misma del lado de la rubia y la sacudía suavemente.
Tina sonrió en la morena mientras su contacto terminaba. Ella era realmente algo más, ninguna maravilla que a Sam le gustara tanto, pensó. “Siempre había querido conocerte.” Admitió algunos momentos más adelante. “Desafortunadamente para mí, creo que no te di una buena impresión.” Tina suspiró, mirando abajo su uniforme cubierto de fango.
“No, no, nada de eso, me has dado una primera impresión excelente.” Helena sonrió sinceramente. “Y fué realmente un honor conocerte.”
Tina frotó su nuca con su mano mientras se ruborizaba levemente por las palabras de Helena. “Gr- gracias.” Sonrió.
Helena ladeó su cabeza mientras estudiaba la cara de Tina con una sonrisa. “Puedo ver porqué le gustas tanto.” Susurró a si misma.
Tina frunció el ceño un poco mientras captaba lo que había dicho la trigueña. “¿Perdón?”
Helena caminó algunos pasos adelante y se inclinó en un fregadero mientras Tina esperaba. Ella miró abajo en el piso durante algún tiempo antes de echar un vistazo para arriba y de hablar. Sabía que iba a caminar en los límites con sus palabras siguientes pero sentía realmente la necesidad de explicarle ciertas cosas. “Bette Porter es--”
“--una perra?” Cortó Tina a Helena con una pequeña sonrisa.
Helena rió un poco mientras sacudía su cabeza al lado. “Sí, ella puede ser una perra. Pero lo qué iba a decir es ... Bette Porter es una niña.”
“¿Una niña?” Tina levantó una ceja.
“Una niña. Una niña malcriada.” Helena cabeceó. “Los niños dependen de los adultos, más específicamente de sus padres, para disciplinarlos y enseñarles sobre las cosas adecuadas que deben hacer, de modo que crezcan conociendo la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto.”
Tina frunció el ceño, un poco confundida por no saber cual era el punto principal de Helena en esa charla al referirse de Bette Porter como una niña. Cabeceó lentamente para animar a Helena a que continuara.
“Bette nunca fue criada por su padre para saber la distinción entre los dos. Hasta le hizo creer que porque es una Porter, tiene razón en todo lo que hace, y cada uno que lo hace de otra manera y se opone a ella está equivocado.” Helena suspiró. “Esa es la forma de ser Porter. Y eso fue grabado en la mente de Bette mientras crecía.”
“U , ¿porqué que me dices esto?” Tina preguntó mientras miraba a la morena.
Helena suspiró. “No estoy diciendo estas cosas para defenderla. Sé que ella te ha hecho pasar por ratos muy duros, pero yo solo.” Helena mordió su labio inferior mientras buscaba la cosa correcta que decir. “Yo solo quería hacerte saber que ella no es realmente una mala persona. Ella es apenas un producto de un ambiente que consolidó y fomentó sus rasgos negativos que eclipsaron su lado bueno.”
“Solamente que Sam.” Tina miró abajo a sus pies mientras recordaba cómo fue de agradable Sam Makavejev con ella. “..ella viene del mismo fondo. Pero ella no es de ninguna manera como Bette Porter y tampoco tu.”
Helena sonrió un poco en la mención del nombre de Sam. La sensación de su tripa le dijo que esta rubia era de alguna manera especial para Sam también. “¿Tu y Sam, son?”
“Amigas. Solo amigas.” Tina contestó rápidamente. Ella sabía que Helena y Sam no estaban juntas todavía pero no quiso dar a Helena la idea incorrecta.
“Bien tanto como las amo, Sam, Alicia y Shane, no son unas santas.” Helena sonrió mientras jugaba con el anillo en su mano izquierda. “Aunque son menos propensas a confrontaciones y menos impulsivas que Bette, no son realmente mejores que su líder.” Helena vio la mirada confusa en la cara de Tina y continuó. “Son lo que llamarías “unas solapadoras”. Todas son testigos de las cosas horribles que Bette ha hecho pero no hacen nada para pararla ni corregir sus acciones.”
“¿Porqué?” Tina preguntó, sintiendose un poco confundida e intrigada al mismo tiempo. “¿Es porque tienen miedo de ella correcto?”
“Sí y No.” Helena contestó. “Sí, de cierta manera tienen miedo de Bette. Con Porter autoproclamándose un matón rimbombante y todo.” Helena sonrió. “Y también no, porque la verdad, se benefician del comportamiento de Bette también.”
Tina surcó su frente intrigada. “¿De qué manera?”
“Bette es extremadamente protectora de sus amigas, de ellas tres para precisar.” Helena rió un poco, Bette sí era protectora de ella también. pero Porter la veía más como su hermana mayor. “Si enumeras todas las víctimas de Bette marcadas con etiqueta roja, verías que la mayor parte de ellas hicieron realmente algo negativo a una de las tres.”
“¿Entonces, estás diciendo que animan el comportamiento de Porter porque en cierta forma, les es también ventajoso?” Tina preguntó, intentando comprender las palabras de Helena.
“Sí. Las tres personas nunca han tenido la energía para llamar a Bette Porter a responder por sus acciones realmente.” Helena se encogió. “Y de las noticias que recibí de Alicia y de la misma Bette Porter, la primera persona que tuvo realmente la tripa de poner a la reina en su lugar fué cierta Christina Kennard.”
Tina se ruborizó en la declaración de Helena. “Alguien tenía que hacerlo.” Ella se encogió.
“Y estoy alegre de que seas tu quien lo haya hecho.” Helena sonrió sinceramente mientras sostenía la mirada de Tina. “Sabes qué, pienso que le diste a Sam la fuerza para estar igual que ella.” Helena agregó algunos segundos más adelante, haciendo a Tina ruborizarse más profundamente.
“Gr- gracias. Pienso.” Tina miraba abajo mientras agarraba su cuello con su mano avergonzada. “U . Creo que mejor me limpio a fondo.” Tina señaló al cuarto de ducha con su pulgar.
“¡Oh! Bien.” Helena dijo mientras comenzaba a caminar al revés a la puerta. “Espera, ¿ necesitas un cambio de ropa?” Helena paró sus pasos mientras observaba el uniforme fangoso de Tina.
Tina sonrió con gusto en Helena. “Estoy muy bien.” Ella señaló a un morral encima de uno de los bancos de madera. “He estado trayendo ropa de repuesto a la escuela éstos últimos días.”
“Ya veo.” Helena sonrió, sintiendo de alguna manera que ésta no era la primera vez que Tina tenía que utilizar esa ropa de repuesto que trajo. “Entonces mejor te dejo sola .” Ella sonrió en la rubia. “Fue realmente agradable conocerte.”
“Fue agradable conocerte también.” Tina sonrió dirigiendose hacia el estante de las toallas, dándole la espalda a Helena. “¡Adiós!” Le sonrió.
“¡Adiós!” Helena sonrió cuando Tina dió vuelta. Helena miró a la rubia mientras entraba en el área de duchas. Ella sabía que le dijo que no intentaba defender a Bette pero eso fue exactamente lo que hizo cuando tuvo esa conversación con Tina. Helena rió un poco de si misma y sacudió su cabeza. Incluso en su breve encuentro, ella podía decir que Tina era buena para Bette. Ella era igual que Bette, y Bette necesitaba algo más que las acostumbradas muchachas que la adulaban constantemente y se rendían a sus deseos. La única pregunta ahora era si Bette era buena para Tina. Pero Helena no estaba preocupada realmente de ese pequeño detalle. Ella podía decir que Bette estaba cambiando. Apenas el hecho de que ahora estuviera mas que dispuesta a aceptar consejos de otra persona decía mucho. La normalmente orgullosa y obstinada Bette Porter pidió realmente ayuda de ella. Ella finalmente demostraba muestras de crecer, y muy pronto, Bette Porter ya no sería más una niña. Helena sonrió mientras oía el sonido del agua que venía a partir de uno de los cubículos de las regaderas. “Y pienso que será debido a ti.” Susurró mientrasvolteaba lentamente y se marchaba.
-------------------------------------------
“¿Qué pasa con ustedes dos?!” Alicia gritó en cólera mientras miraba hacia adelante y hacia atrás entre Bette y Sam. Las dos habían rechazado contestar a sus preguntas, e incluso peor, reconocían apenas su presencia. Bette todavía miraba fijamente la puerta en la cual Tina Kennard desapareció y Sam estaba más silenciosa que nunca.
Shane, que se colocaba allí observando a sus tres amigas, finalmente rompió su silencio. “Bette.” Ella comenzó. No viendo ninguna respuesta de la morena, caminó delante de Bette y bloqueó su vista de la puerta. “Bette.” Repitió, esta vez más firmemente. Bette sacudió rápidamente su cabeza, como si acabara de despertar de un trance profundo. “Hey compinche.” Shane dijo mientras ahuecaba la cara de la morena en sus manos. “¿Qué está pasando?” Shane susurró suavemente.
“Nada.” Bette sacudió su cabeza mientras fruncía el ceño. Agarró las manos de Shane y las quitó lentamente de su cara mientras comenzaba a irse. “Absolutamente nada.” Ella suspiró mientras movía una mano a través de su pelo rizado.
Alicia tomó la muñeca de Bette y la retuvo. “Bette. Por favor.” Ella estaba cansada de la negligencia de sus amigas. Y tanto como odiaba estar en la obscuridad, detestaba pensar que su pequeña familia pasaba a través de un áspero conflicto. “Solo quedate.” Pidió a la morena.
“Tu también Sam.” Shane dijo mientras veía a Sam observar su coche en la distancia. Caminó hacia la morena y colocó un brazo sobre su hombro. Shane dirigió suavemente a Sam más cerca de Bette y Alicia. “Hablaremos de esto. Ahora. Por favor chicas.” Shane rogaba prácticamente, algo que nunca había hecho antes.
La vista de sus dos amigas más cercanas que estaban bajo tensión por su pequeña lucha hacían sentir a Sam y Bette levemente culpables. Shane y Alicia merecían saber sobre la lucha, y Bette sentía que también merecía saber la verdad entera sobre Sam y Tina.
“Bette.” Alicia comenzó. “¿Porqué levantaste la interdicción durante el almuerzo?” Ella preguntó lentamente.
“¿Cómo?” Bette no hizo caso de la pregunta de Alicia preguntando a Sam una propia. La hizo girando hacia su mejor amiga pues Alicia continuaba sosteniendo su muñeca, asustada de que si la soltaba la morena podría irse.
Si había algo que podía decirse sobre la amistad entre Bette y Sam, era el hecho de que las dos parecían siempre charlar en códigos. Una hacía tales preguntas cortas, ampliables y la otra contestaba rápidamente, sabiendo completamente lo que la otra quería decir. Asi que tenían a veces conversaciones completas apenas diciendo palabras como sí, realmente, no, claro y completamente. Shane y Alicia habían renunciado a intentar entenderlas desde hacía años.
“Balcón del tercer piso. Tomaba una siesta, ella estaba gritando.” Sam contestó mientras miraba el balcón de arriba a abajo. Sentía un poco extraño mirar el balcón desde el campo de fútbol, era completamente al revés.
“¿Cuándo?” Bette respiró lentamente hacia fuera.
“El día que lanzó el café en tu cara.” Sam contestó mientras se safaba de la mano de Shane sobre su hombro y comenzaba a establecer el paso alrededor.
“¿Amiga?” Bette cerró los ojos y bajó su cabeza un poco.
“Solo una amiga.” Sam contestó sin vacilación.
“¿Atraída?” Bette continuó, abriendo los ojos levemente en rajas.
“No.” Sam contestó simplemente.
“Mentirosa. ella es hermosa.” Bette se encajó a presión rápidamente.
“También Helena.” Sam replicó.
Alicia y Shane miraban el juego de palabras entre las dos mejores amigas como un juego de ping-pong o de fútbol. No entendían absolutamente nada de lo que hablaban las dos pero intentaban difícilmente continuar y juntar todo. Hasta ahora, la única cosa que habían pescado era que Bette estaba enojada con Sam sobre algo con respecto a Tina Kennard. Pero por supuesto, también llegaron a esa conclusión cuando vieron a las dos que luchaban por la rubia hacía algunos minutos. Lo que le preguntarían a alguna de ellas más adelante cuando se hubieran calmado. Po ahora, tenían que hacer las paces o algo.
“¿Qué sobre ella?” Bette volvió e hizo frente a Sam.
“Nada.” Sam sacudió su cabeza, por lo que a ella se refería, su relación con Tina era totalmente platónica. No sentía atracción ni nada por el estilo por la rubia.
“¿Segura?” Bette levantó una ceja.
“Absolutamente.” Sam cabeceó.
“¿El abrazo?” Bette cuestionó a Sam mientras cruzaba sus brazos a través de su pecho. Intenta salir de esa, dijo sarcástica a Sam dentro de su cabeza.
“¿Viste eso?” Sam frunció el ceño. La razón de Bette de levantar la interdicción para torturar a Tina amaneció repentinamente en ella. Y cuando miró fijamente en los ojos de Bette, vio que detrás se asomaba el monstruo de ojos verdes.
“Explicate.” Bette ordenó.
Sam suspiró, ella sabía que la única manera de intentar arreglar ese lío era decir la verdad. “Helena me abandonó para el almuerzo por Dylan. Estaba triste y Tina estaba allí para prestarme un hombro para llorar. Eso fue todo”
“Tonterías. ¿Porqué no acudiste a mí?” Bette contestó airadamente.
“Estaba alterada y ella estaba allí Bette. Ella estaba allí. Llano y simple.” Sam encogió los hombros. “¿Qué querías que hiciera? ¿Ir al comedor bañada en lágrimas y buscarte?” Sam dijo airadamente.
Bette frotó su cara con sus manos en la frustración. “Entonces.” Dijo algunos momentos más adelante. “¿No había nada más?”
“No.” Sam contestó mientras miraba a Bette directa a los ojos.
Se miraron una a la otra en silencio por algunos minutos antes de que Sam hablara nuevamente. “Estoy todavía enojada contigo.” Inclinó su cabeza al lado y levantó su barbilla para arriba levemente.
“¿Oh sí?” Bette levantó una ceja.
Sam metió sus manos dentro del bolsillo trasero de sus pantalones vaqueros. “La llevaste a través de tanta mierda Bette.” Ella miró a su mejor amiga mientras Bette establecía el paso hacia adelante y hacia atrás. “Necesitas arreglar las cosas con ella.” Dijo con toda seriedad mientras Bette paró y le hizo frente. “Y no te perdonaré hasta que no lo hagas.” Sam terminó.
“Está bien.” Bette aceptó mientras comenzaba a establecer el paso otra vez.
Alicia y Shane se miraron una a la otra y surcaron sus frentes. “¿Entonces, eso es todo? ¿Ya están bien chicas?” Alicia preguntó, un poco confundida. Bien, eso fué rápido e inusual, pensó.
“Sí.” Bette y Sam contestaron al mismo tiempo.
“¿Se encuentran bien? ¿Todo está bien?” Shane señaló un dedo a las dos.
“Sí.” Contestaron las dos encogiendo sus hombros.
“Bueno.” Alicia y Shane exhalaron un suspiro de alivio sonriendo. El drama ha terminado.
“U .” Bette se rascaba atrás de su cabeza pensativa.
“¿Qué?” Las otras preguntaron al unísono.
“¿Por donde empiezo?” Preguntó, estaba realmente perdida. Ella nunca… jamás… había tenido que hacer algo por alguien en toda su vida.
Sam sonrió. “Disculpate.” Dijo simplemente. Era muy difícil que cualquier persona dijera lo siento. Mucho más para alguien como Bette. Ella era alguien que nunca había tenido la necesidad de disculparse por cualquier cosa nunca.
Bette suspiró mientras daba masajes a su cuello. “Dios ayudame.” Susurró mientras movía de un tirón su teléfono móvil y comenzaba a hacer llamadas.
------------------------------------------
Eran las siete de la tarde. Y esperaban a Tina Kennard en casa desde hacía tres horas. Bien, ella estaba en el hogar solo que no dentro de la casa. Ella ahora establecía el paso hacia adelante y hacia atrás en la entrada de su edificio de departamentos desde hacía una hora. Miraba el morral que se reclinaba en las escaleras. Contenía su uniforme lleno de lodo y sus zapatos a estrenar sucios y usados. No sabía cómo ocultaría todo de su papá. Sabía que seguramente iba a romper sus prendas intentando quitar las manchas de lodo. No habría manera de que su papá no las viera. ¡Y los zapatos! Tina contuvo una lágrima mientras recordaba sus zapatos. ¿Cómo iba a explicarle eso a su padre? ¡Los zapatos nuevos incluso no duraron una semana!
“¡Tina!”
Saltó sobresaltada cuando escuchó a su papá gritar su nombre. Ella miró para arriba y vio su cabeza que asomaba en la ventana del apartamento. “¿Qué estás haciendo allí jovencita? ¡Ven aquí!” Le gritó mientras agitaba sus manos y le indicaba que entrara.
“Papá está bien. Ya estoy subiendo.” Gritó mientras se inclinaba abajo y agarraba su morral. Se retrasó por algunos segundos en la entrada para componerse antes de que apretar en los códigos y entrara. Pasó por el elevador de mirada andrajoso y asustadizo y tomó las escaleras. Pescó sus llaves de su bolsillo mientras llegaba a su piso y jugó con él en sus manos con nerviosismo.
Ella repasaba la ola de excusas que había evocado dentro de su cabeza mientras caminaba por el vestíbulo. Decidió decir sobre el lodo que luchaba por una obra de caridad e insertó la llave en la cerradura. Antes de que pudiera incluso dar vuelta a la llave y abrir la puerta, repentinamente se abrió y el jalón la hizo volar hacia dentro. Su padre, que se había hecho a un lado para dejar el camino libre a su hija no podía dejar de reír mientras atestiguaba el vuelo de la rubia hacia el piso. “O , ten cuidado cariño.” Le dijo mientras tomaba el morral de las manos de Tina y la ayudaba a levantarse. Silbó mientras notaba las contusiones en los brazos y piernas de Tina y el raspón en su rodilla. “Wow, mira que ella no bromeaba cuando me dijo que habías tenido un día áspero hoy”. Le dijo sacudiendo su cabeza. “Mi pobre niña”. Ken besó a su hija en la frente.
“¿Día áspero? ¿Ella?” Tina preguntó en la confusión. “¿Jenny llamó?” Preguntó pues Jenny era la única persona que conocía a su papá personalmente y el número de su casa.
“No.” Ken sacudió su cabeza al lado. “Era otra muchacha, Elizabeth Porter o algo así” Dijo mientras llevaba a su hija a la sala.
“¡¿Qué?! ¡¿Bette Porter llamó?!” Tina gritó en choque.
“Baja la voz cariño. Los vecinos.” Ken reprendió a su hija mientras señalaba a las paredes finas del apartamento. “De todos modos, ella dijo que tuviste un día áspero.” Dijo mientras se agachaba para recoger un diario caido en el piso. “..algo sobre una carrera y eso.” Él exploró a través de las páginas y lanzó suavemente el diario en la mesa de centro cuando no encontró nada que despertara su interés. “Debo felicitarte porque ganaste y tus contrincantes se retiraron totalmente ante el temor de tu grandeza.” Él sonrió brillantemente cuando levantó los brazos hacia fuera, envolviendo a su hija en un abrazo. “¡Felicidades cariño!”
Tina se quedó parada ahí en choque cuando su padre exprimió la vida fuera de su cuerpo cansado. Ella no sabía cómo reaccionar. No sólo Bette Porter había llamado a su casa, sino que también habló con su padre, y le dio una excusa perfecta para sus contusiones y uniforme sucio. Por lo menos esa es una carga menos sobre mi espalda, pensó cuando su padre la soltó de su abrazo de oso.
“¿Conseguiste entonces un trofeo?” Preguntó emocionado mientras aplaudía.
“Varios realmente.” Tina encogió los hombros mientras señalaba en todas las contusiones de su cuerpo.
Ken rió mientras sacudía su cabeza. “¿Está hambrienta mi campeona?” Preguntó señalando a la cocina. “El café Kennard está sirviendo tu pan con carne y guisantes preferidos.”
“¡Excelente! Estoy realmente muerta de hambre papá .” Tina rió mientras miraba a su papá caminar hacia la cocina.
“Relajate mientras caliento nuestra cena.” Gritó mientras desaparecía adentro. “¿Oh y Tina?”
“¿Sí papá?” Tina contestó mientras comenzaba a quitarse sus zapatos de deporte y a colocarlos en el estante de zapatos.
“Tu premio llegó hace algunas horas. Está dentro de tu cuarto.” Dijo mientras Tina lo escuchaba comenzar a programar el tiempo para el horno. “Es absolutamente peculiar para un premio de carreras .” Él agregó divertido.
¿Premio? Tina surcó su frente mientras caminaba lentamente hacia su cuarto. ¿Qué está pasando? Pensó mientras torcía la manija y tocaba la pared buscando el interruptor eléctrico. Cuando finalmente movió de un tirón el interruptor, se paró en el temor ante la vista enfrente de ella. Encima de su cama estaban cinco juegos de uniformes escolares y directo debajo de ellos en el piso cinco diferentes pares de zapatos de la escuela. Movió sus dedos ligeramente para tocar la tela suave de una de las blusas antes de inclinarse abajo para examinar los zapatos. “Wow.” Susurró mientras veía las etiquetas. Eran todos de la misma marca de fábrica italiana costosa. Intentó probarse un par y se sorprendió al ver lo bien que le quedaban.
Este día había sido tan surrealista. Primero, su día comenzó perfectamente sin torturas. En segundo lugar, abrazó a Sam Makavejev mientras ella lloraba. Tercero, las matonas de 4F la persiguieron y fue correteada por toda la escuela hasta ser empujada en el lodo. Cuarto, Bette Porter paró a sus perras de matanza y cedió. Quinto, Sam y Bette lucharon por ella. En sexto lugar, conoció a Helena Peabody. Séptimo, Bette llamó a su papá. Y octavo, habían cinco nuevos uniformes y zapatos que la esperaban dentro de su cuarto.
En el momento en que Tina no estaba segura de que podría manejar otra sorpresa, vio el sobre blanco encima del uniforme en medio de la cama. Su nombre estaba escrito maravillosamente en el sobre, y remontó la escritura con su dedo mientras admiraba la caligrafía del remitente. Debe ser de Sam, ella sonrió cuando abrió el sobre e inhaló, la carta era sospechosa también. Esto es algo increible, pensó cuando sacó la pequeña tarjeta blanca desde adentro.
Frunció el ceño mientras leía las iniciales impresas en oro en el frente de la tarjeta. BP. Grande, pensó, esta carta puede tener el ántrax o algo así. Suspiró mientras la abría de un tirón y leía el contenido.
Kennard,
Espero que te agraden los regalos. Éstos no son sobornos ni son parte de una broma. Te los doy como manera de comenzar a reparar el daño que te causé, las cosas que he roto, y el dolor que te he infligido. No voy a disculparme contigo en esta carta. Mereces más que eso. A través de la última semana, me has demostrado un valor y una fuerza de voluntad inmensos. Y siento que te debo el hacer lo mismo. No he hecho esto antes, asi que si me dejas, quisiera disculparme contigo personalmente. Te esperaré fuera de tu departamento. BP
Ella agarró la carta en su mano derecha mientras caminaba lentamente hacia la ventana del dormitorio y miró a escondidas afuera. Miró abajo en la calle y encontró los ojos de Bette Porter.
A lo largo de un pasillo abandonado en la primera planta de la academia de Redwind, un par de tacones de Manolo Blahnik chascaban en voz alta sobre el piso de mármol. Helena Peabody seguía un rastro de pasos fangosos mientras realizaba su viaje a través de las paredes familiares de su Alma mater. Cuando llegó a la escuela hacía algunos minutos, tenía toda la intención de darles una sorpresa a Sam y el resto de 4F. Ella se sentía mal por haber despachado a Sam por una ex que ni siquiera la había tratado bien antes, así que decidió adelantar la hora de la cita que tenían fijada para el almuerzo y condujo directo a Redwind. Pero miren nada más, quién fue la que salió sorprendida, sacudió su cabeza mientras recordaba ver la lucha de Bette y Sam por una muchacha en el centro del campo de fútbol. Había atestiguado los acontecimientos dentro del asiento de conductor de su convertible plata BMW. Agradeció a dios que el estacionamiento principal estuviera lleno por lo que tuvo que estacionarse hasta el final detrás cerca del centro de deportes al aire libre. Su punto tenía una excelente vista del campo y de todo el drama que sucedìa delante de ella.
Sintió una sacudida eléctrica al ver la lucha de Bette y Sam. ¡Y por una chica! De todos los años que se han conocido, nunca había visto pelear a esas dos. Seguro, han habido ocasiones en que las dos han estado en el borde de entrar en una sesión de sparring verbal importante pero terminaba incluso antes de que comenzara. Sam nunca hacía frente a Bette, aunque eran mejores amigas y tenían toda la confianza y derecho de decir cualquier mierda que les pasara.
No, nunca peleaban realmente porque Sam siempre daba un paso atrás cuando las cosas se tornaban feas alrededor. Ella tomaba siempre la salida fácil, prefiriendo dejarle el triunfo a Bette antes que enfrentarla. Era insustancial de todos modos, puesto que la naturaleza alfa de Bette necesitaba siempre cerciorarse de que ella saliera como la vencedora. Bette debía haber hecho algo realmente imperdonable para provocar la cólera de Sam y llevarla a la ofensiva, Helena pensó mientras miraba a las dos jalar a una muchacha visiblemente agotada entre ellas.
Helena se inclinó adelante en el volante mientras intentaba conseguir una imagen clara de la muchacha debajo de todo el fango. Su mano voló a su boca en sorpresa cuando vio la cachetada más perra que Bette había recibido en su vida. Helena retrocedió al verla y se sintió un poco mal por Bette. Eso debe haber lastimado, frotó su mejilla inconsciente. Esa muchacha valiente, debe ser, ella, la de Bette. Helena estrechó sus ojos mientras comprendía apenas quién debía ser la muchacha del fango. Aww Bette,¿ qué has hecho? Pensó mientras miraba a la muchacha alejarse y entrar en una pequeña puerta lateral en el edificio principal. Helena se quitó rápidamente el cinturón de seguridad del asiento, abrió la puerta del coche y caminó hacia fuera. Caminaba tan rápidamente como sus tacones de 4 pulgadas se lo permitían en dirección de la puerta donde la muchacha fangosa de Bette había desaparecido.
Siguió las huellas fangosas de la muchacha en el piso y se encontró pocos minutos más tarde fuera del vestidor de gimnasia. Cautelosamente lo empujó abriéndolo y miró a escondidas. Oyó los sonidos de un armario que se cerraba de golpe y pasos enojados que machacaban alrededor de los pisos embaldosados. Helena entró y caminó tan silenciosamente como le era posible mientras seguía de nuevo el rastro que la muchacha dejaba a su paso. La encontró algunos segundos más adelante, con su cabeza doblada abajo mientras sollozaba discreta delante de uno de los fregaderos.
“Disculpa.” Helena dijo suavemente, no queriendo incrementar el sufrimiento de la asustada muchacha.
Tina levantó lentamente su cabeza y miró el espejo delante de ella. Aunque su visión estaba empañada por las lágrimas, reconoció inmediatamente la cara de mirada firme que se colocaba detrás de ella. “Helena Peabody.” Susurró lentamente mientras limpiaba rápidamente las lágrimas.
“No quiero imponerte mi presencia pero.” Helena caminó lentamente más cerca a la rubia. “Vi lo que sucedió allá afuera y necesitaba comprobar si estabas bien.” Dijo, con evidente preocupación genuina en su voz.
Tina se dio la vuelta abriendo la llave del agua y lavó sus manos manchadas. “Estoy bien.” Sonrió mientras salpicaba su cara con agua. Viendo la mirada escéptica en la cara de Helena, continuó. “Voy a estar bien, porque.” Sonrió mientras las lágrimas relucían en sus ojos. “..porque soy una mala hierba. Obstinada también.” Cabeceó mientras se volteaba y le hacía frente a Helena.
La heredera tuvo que sonreír un poco con las palabras de la rubia. Bette estaba en lo correcto, esta era especial, pensó Helena. “Está bien.” Dijo mientras miraba a Tina dar vuelta alrededor otra vez y lavarse los brazos.
“No lo hagas.” Tina dijo mientras veía la compasión en los ojos de Helena a través del espejo.
“¿Disculpa?” Helena preguntó, un poco confundida.
“No lo hagas.” Tina sacudió su cabeza al lado. “No te sientas mal por mí.” Ella sonrió. “Porque gané. Ya no estoy marcada con etiqueta roja.” Rió un poco de si misma. “Sobreviví con todo el abuso y...” Ella tragó difícilmente antes de que continuara. “Bette Porter cedió.” Eso era algo verdaderamente increíble y Tina lo reflejaba en su mirada. “Bette Porter cedió realmente.” Repitió, como si intentara convencerse de que era verdad. “E hizo algo decente y un ser humano en el proceso.” Se enderezó poco mientras dejaba escapar un hondo respiro. “Asi que no te sientas mal por mi. Si acaso, felicitame o algo.” Tina encogió los hombros.
Helena sonrió. “Felicidades.” Un segundo más adelante, sacudió su cabeza con verguenza. “Lo siento, he sido grosera.” Amplió su mano a Tina. “Me da gusto conocerte. Soy Helena Peabody.”
“Lo sé.” Dijo Tina sin realmente pensarlo. Se ruborizó mientras se daba cuenta que también había sido grosera. “Quiero decir, me da gusto conocerte también. Soy Tina Kennard.” Ella también amplió su mano pero la encogió detrás otra vez cuando vió el goteo del agua en ella. “Lo siento.” Dijo avergonzada.
“No es gran cosa.” Helena sonrió mientras tomaba la mano de Tina ella misma del lado de la rubia y la sacudía suavemente.
Tina sonrió en la morena mientras su contacto terminaba. Ella era realmente algo más, ninguna maravilla que a Sam le gustara tanto, pensó. “Siempre había querido conocerte.” Admitió algunos momentos más adelante. “Desafortunadamente para mí, creo que no te di una buena impresión.” Tina suspiró, mirando abajo su uniforme cubierto de fango.
“No, no, nada de eso, me has dado una primera impresión excelente.” Helena sonrió sinceramente. “Y fué realmente un honor conocerte.”
Tina frotó su nuca con su mano mientras se ruborizaba levemente por las palabras de Helena. “Gr- gracias.” Sonrió.
Helena ladeó su cabeza mientras estudiaba la cara de Tina con una sonrisa. “Puedo ver porqué le gustas tanto.” Susurró a si misma.
Tina frunció el ceño un poco mientras captaba lo que había dicho la trigueña. “¿Perdón?”
Helena caminó algunos pasos adelante y se inclinó en un fregadero mientras Tina esperaba. Ella miró abajo en el piso durante algún tiempo antes de echar un vistazo para arriba y de hablar. Sabía que iba a caminar en los límites con sus palabras siguientes pero sentía realmente la necesidad de explicarle ciertas cosas. “Bette Porter es--”
“--una perra?” Cortó Tina a Helena con una pequeña sonrisa.
Helena rió un poco mientras sacudía su cabeza al lado. “Sí, ella puede ser una perra. Pero lo qué iba a decir es ... Bette Porter es una niña.”
“¿Una niña?” Tina levantó una ceja.
“Una niña. Una niña malcriada.” Helena cabeceó. “Los niños dependen de los adultos, más específicamente de sus padres, para disciplinarlos y enseñarles sobre las cosas adecuadas que deben hacer, de modo que crezcan conociendo la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto.”
Tina frunció el ceño, un poco confundida por no saber cual era el punto principal de Helena en esa charla al referirse de Bette Porter como una niña. Cabeceó lentamente para animar a Helena a que continuara.
“Bette nunca fue criada por su padre para saber la distinción entre los dos. Hasta le hizo creer que porque es una Porter, tiene razón en todo lo que hace, y cada uno que lo hace de otra manera y se opone a ella está equivocado.” Helena suspiró. “Esa es la forma de ser Porter. Y eso fue grabado en la mente de Bette mientras crecía.”
“U , ¿porqué que me dices esto?” Tina preguntó mientras miraba a la morena.
Helena suspiró. “No estoy diciendo estas cosas para defenderla. Sé que ella te ha hecho pasar por ratos muy duros, pero yo solo.” Helena mordió su labio inferior mientras buscaba la cosa correcta que decir. “Yo solo quería hacerte saber que ella no es realmente una mala persona. Ella es apenas un producto de un ambiente que consolidó y fomentó sus rasgos negativos que eclipsaron su lado bueno.”
“Solamente que Sam.” Tina miró abajo a sus pies mientras recordaba cómo fue de agradable Sam Makavejev con ella. “..ella viene del mismo fondo. Pero ella no es de ninguna manera como Bette Porter y tampoco tu.”
Helena sonrió un poco en la mención del nombre de Sam. La sensación de su tripa le dijo que esta rubia era de alguna manera especial para Sam también. “¿Tu y Sam, son?”
“Amigas. Solo amigas.” Tina contestó rápidamente. Ella sabía que Helena y Sam no estaban juntas todavía pero no quiso dar a Helena la idea incorrecta.
“Bien tanto como las amo, Sam, Alicia y Shane, no son unas santas.” Helena sonrió mientras jugaba con el anillo en su mano izquierda. “Aunque son menos propensas a confrontaciones y menos impulsivas que Bette, no son realmente mejores que su líder.” Helena vio la mirada confusa en la cara de Tina y continuó. “Son lo que llamarías “unas solapadoras”. Todas son testigos de las cosas horribles que Bette ha hecho pero no hacen nada para pararla ni corregir sus acciones.”
“¿Porqué?” Tina preguntó, sintiendose un poco confundida e intrigada al mismo tiempo. “¿Es porque tienen miedo de ella correcto?”
“Sí y No.” Helena contestó. “Sí, de cierta manera tienen miedo de Bette. Con Porter autoproclamándose un matón rimbombante y todo.” Helena sonrió. “Y también no, porque la verdad, se benefician del comportamiento de Bette también.”
Tina surcó su frente intrigada. “¿De qué manera?”
“Bette es extremadamente protectora de sus amigas, de ellas tres para precisar.” Helena rió un poco, Bette sí era protectora de ella también. pero Porter la veía más como su hermana mayor. “Si enumeras todas las víctimas de Bette marcadas con etiqueta roja, verías que la mayor parte de ellas hicieron realmente algo negativo a una de las tres.”
“¿Entonces, estás diciendo que animan el comportamiento de Porter porque en cierta forma, les es también ventajoso?” Tina preguntó, intentando comprender las palabras de Helena.
“Sí. Las tres personas nunca han tenido la energía para llamar a Bette Porter a responder por sus acciones realmente.” Helena se encogió. “Y de las noticias que recibí de Alicia y de la misma Bette Porter, la primera persona que tuvo realmente la tripa de poner a la reina en su lugar fué cierta Christina Kennard.”
Tina se ruborizó en la declaración de Helena. “Alguien tenía que hacerlo.” Ella se encogió.
“Y estoy alegre de que seas tu quien lo haya hecho.” Helena sonrió sinceramente mientras sostenía la mirada de Tina. “Sabes qué, pienso que le diste a Sam la fuerza para estar igual que ella.” Helena agregó algunos segundos más adelante, haciendo a Tina ruborizarse más profundamente.
“Gr- gracias. Pienso.” Tina miraba abajo mientras agarraba su cuello con su mano avergonzada. “U . Creo que mejor me limpio a fondo.” Tina señaló al cuarto de ducha con su pulgar.
“¡Oh! Bien.” Helena dijo mientras comenzaba a caminar al revés a la puerta. “Espera, ¿ necesitas un cambio de ropa?” Helena paró sus pasos mientras observaba el uniforme fangoso de Tina.
Tina sonrió con gusto en Helena. “Estoy muy bien.” Ella señaló a un morral encima de uno de los bancos de madera. “He estado trayendo ropa de repuesto a la escuela éstos últimos días.”
“Ya veo.” Helena sonrió, sintiendo de alguna manera que ésta no era la primera vez que Tina tenía que utilizar esa ropa de repuesto que trajo. “Entonces mejor te dejo sola .” Ella sonrió en la rubia. “Fue realmente agradable conocerte.”
“Fue agradable conocerte también.” Tina sonrió dirigiendose hacia el estante de las toallas, dándole la espalda a Helena. “¡Adiós!” Le sonrió.
“¡Adiós!” Helena sonrió cuando Tina dió vuelta. Helena miró a la rubia mientras entraba en el área de duchas. Ella sabía que le dijo que no intentaba defender a Bette pero eso fue exactamente lo que hizo cuando tuvo esa conversación con Tina. Helena rió un poco de si misma y sacudió su cabeza. Incluso en su breve encuentro, ella podía decir que Tina era buena para Bette. Ella era igual que Bette, y Bette necesitaba algo más que las acostumbradas muchachas que la adulaban constantemente y se rendían a sus deseos. La única pregunta ahora era si Bette era buena para Tina. Pero Helena no estaba preocupada realmente de ese pequeño detalle. Ella podía decir que Bette estaba cambiando. Apenas el hecho de que ahora estuviera mas que dispuesta a aceptar consejos de otra persona decía mucho. La normalmente orgullosa y obstinada Bette Porter pidió realmente ayuda de ella. Ella finalmente demostraba muestras de crecer, y muy pronto, Bette Porter ya no sería más una niña. Helena sonrió mientras oía el sonido del agua que venía a partir de uno de los cubículos de las regaderas. “Y pienso que será debido a ti.” Susurró mientrasvolteaba lentamente y se marchaba.
-------------------------------------------
“¿Qué pasa con ustedes dos?!” Alicia gritó en cólera mientras miraba hacia adelante y hacia atrás entre Bette y Sam. Las dos habían rechazado contestar a sus preguntas, e incluso peor, reconocían apenas su presencia. Bette todavía miraba fijamente la puerta en la cual Tina Kennard desapareció y Sam estaba más silenciosa que nunca.
Shane, que se colocaba allí observando a sus tres amigas, finalmente rompió su silencio. “Bette.” Ella comenzó. No viendo ninguna respuesta de la morena, caminó delante de Bette y bloqueó su vista de la puerta. “Bette.” Repitió, esta vez más firmemente. Bette sacudió rápidamente su cabeza, como si acabara de despertar de un trance profundo. “Hey compinche.” Shane dijo mientras ahuecaba la cara de la morena en sus manos. “¿Qué está pasando?” Shane susurró suavemente.
“Nada.” Bette sacudió su cabeza mientras fruncía el ceño. Agarró las manos de Shane y las quitó lentamente de su cara mientras comenzaba a irse. “Absolutamente nada.” Ella suspiró mientras movía una mano a través de su pelo rizado.
Alicia tomó la muñeca de Bette y la retuvo. “Bette. Por favor.” Ella estaba cansada de la negligencia de sus amigas. Y tanto como odiaba estar en la obscuridad, detestaba pensar que su pequeña familia pasaba a través de un áspero conflicto. “Solo quedate.” Pidió a la morena.
“Tu también Sam.” Shane dijo mientras veía a Sam observar su coche en la distancia. Caminó hacia la morena y colocó un brazo sobre su hombro. Shane dirigió suavemente a Sam más cerca de Bette y Alicia. “Hablaremos de esto. Ahora. Por favor chicas.” Shane rogaba prácticamente, algo que nunca había hecho antes.
La vista de sus dos amigas más cercanas que estaban bajo tensión por su pequeña lucha hacían sentir a Sam y Bette levemente culpables. Shane y Alicia merecían saber sobre la lucha, y Bette sentía que también merecía saber la verdad entera sobre Sam y Tina.
“Bette.” Alicia comenzó. “¿Porqué levantaste la interdicción durante el almuerzo?” Ella preguntó lentamente.
“¿Cómo?” Bette no hizo caso de la pregunta de Alicia preguntando a Sam una propia. La hizo girando hacia su mejor amiga pues Alicia continuaba sosteniendo su muñeca, asustada de que si la soltaba la morena podría irse.
Si había algo que podía decirse sobre la amistad entre Bette y Sam, era el hecho de que las dos parecían siempre charlar en códigos. Una hacía tales preguntas cortas, ampliables y la otra contestaba rápidamente, sabiendo completamente lo que la otra quería decir. Asi que tenían a veces conversaciones completas apenas diciendo palabras como sí, realmente, no, claro y completamente. Shane y Alicia habían renunciado a intentar entenderlas desde hacía años.
“Balcón del tercer piso. Tomaba una siesta, ella estaba gritando.” Sam contestó mientras miraba el balcón de arriba a abajo. Sentía un poco extraño mirar el balcón desde el campo de fútbol, era completamente al revés.
“¿Cuándo?” Bette respiró lentamente hacia fuera.
“El día que lanzó el café en tu cara.” Sam contestó mientras se safaba de la mano de Shane sobre su hombro y comenzaba a establecer el paso alrededor.
“¿Amiga?” Bette cerró los ojos y bajó su cabeza un poco.
“Solo una amiga.” Sam contestó sin vacilación.
“¿Atraída?” Bette continuó, abriendo los ojos levemente en rajas.
“No.” Sam contestó simplemente.
“Mentirosa. ella es hermosa.” Bette se encajó a presión rápidamente.
“También Helena.” Sam replicó.
Alicia y Shane miraban el juego de palabras entre las dos mejores amigas como un juego de ping-pong o de fútbol. No entendían absolutamente nada de lo que hablaban las dos pero intentaban difícilmente continuar y juntar todo. Hasta ahora, la única cosa que habían pescado era que Bette estaba enojada con Sam sobre algo con respecto a Tina Kennard. Pero por supuesto, también llegaron a esa conclusión cuando vieron a las dos que luchaban por la rubia hacía algunos minutos. Lo que le preguntarían a alguna de ellas más adelante cuando se hubieran calmado. Po ahora, tenían que hacer las paces o algo.
“¿Qué sobre ella?” Bette volvió e hizo frente a Sam.
“Nada.” Sam sacudió su cabeza, por lo que a ella se refería, su relación con Tina era totalmente platónica. No sentía atracción ni nada por el estilo por la rubia.
“¿Segura?” Bette levantó una ceja.
“Absolutamente.” Sam cabeceó.
“¿El abrazo?” Bette cuestionó a Sam mientras cruzaba sus brazos a través de su pecho. Intenta salir de esa, dijo sarcástica a Sam dentro de su cabeza.
“¿Viste eso?” Sam frunció el ceño. La razón de Bette de levantar la interdicción para torturar a Tina amaneció repentinamente en ella. Y cuando miró fijamente en los ojos de Bette, vio que detrás se asomaba el monstruo de ojos verdes.
“Explicate.” Bette ordenó.
Sam suspiró, ella sabía que la única manera de intentar arreglar ese lío era decir la verdad. “Helena me abandonó para el almuerzo por Dylan. Estaba triste y Tina estaba allí para prestarme un hombro para llorar. Eso fue todo”
“Tonterías. ¿Porqué no acudiste a mí?” Bette contestó airadamente.
“Estaba alterada y ella estaba allí Bette. Ella estaba allí. Llano y simple.” Sam encogió los hombros. “¿Qué querías que hiciera? ¿Ir al comedor bañada en lágrimas y buscarte?” Sam dijo airadamente.
Bette frotó su cara con sus manos en la frustración. “Entonces.” Dijo algunos momentos más adelante. “¿No había nada más?”
“No.” Sam contestó mientras miraba a Bette directa a los ojos.
Se miraron una a la otra en silencio por algunos minutos antes de que Sam hablara nuevamente. “Estoy todavía enojada contigo.” Inclinó su cabeza al lado y levantó su barbilla para arriba levemente.
“¿Oh sí?” Bette levantó una ceja.
Sam metió sus manos dentro del bolsillo trasero de sus pantalones vaqueros. “La llevaste a través de tanta mierda Bette.” Ella miró a su mejor amiga mientras Bette establecía el paso hacia adelante y hacia atrás. “Necesitas arreglar las cosas con ella.” Dijo con toda seriedad mientras Bette paró y le hizo frente. “Y no te perdonaré hasta que no lo hagas.” Sam terminó.
“Está bien.” Bette aceptó mientras comenzaba a establecer el paso otra vez.
Alicia y Shane se miraron una a la otra y surcaron sus frentes. “¿Entonces, eso es todo? ¿Ya están bien chicas?” Alicia preguntó, un poco confundida. Bien, eso fué rápido e inusual, pensó.
“Sí.” Bette y Sam contestaron al mismo tiempo.
“¿Se encuentran bien? ¿Todo está bien?” Shane señaló un dedo a las dos.
“Sí.” Contestaron las dos encogiendo sus hombros.
“Bueno.” Alicia y Shane exhalaron un suspiro de alivio sonriendo. El drama ha terminado.
“U .” Bette se rascaba atrás de su cabeza pensativa.
“¿Qué?” Las otras preguntaron al unísono.
“¿Por donde empiezo?” Preguntó, estaba realmente perdida. Ella nunca… jamás… había tenido que hacer algo por alguien en toda su vida.
Sam sonrió. “Disculpate.” Dijo simplemente. Era muy difícil que cualquier persona dijera lo siento. Mucho más para alguien como Bette. Ella era alguien que nunca había tenido la necesidad de disculparse por cualquier cosa nunca.
Bette suspiró mientras daba masajes a su cuello. “Dios ayudame.” Susurró mientras movía de un tirón su teléfono móvil y comenzaba a hacer llamadas.
------------------------------------------
Eran las siete de la tarde. Y esperaban a Tina Kennard en casa desde hacía tres horas. Bien, ella estaba en el hogar solo que no dentro de la casa. Ella ahora establecía el paso hacia adelante y hacia atrás en la entrada de su edificio de departamentos desde hacía una hora. Miraba el morral que se reclinaba en las escaleras. Contenía su uniforme lleno de lodo y sus zapatos a estrenar sucios y usados. No sabía cómo ocultaría todo de su papá. Sabía que seguramente iba a romper sus prendas intentando quitar las manchas de lodo. No habría manera de que su papá no las viera. ¡Y los zapatos! Tina contuvo una lágrima mientras recordaba sus zapatos. ¿Cómo iba a explicarle eso a su padre? ¡Los zapatos nuevos incluso no duraron una semana!
“¡Tina!”
Saltó sobresaltada cuando escuchó a su papá gritar su nombre. Ella miró para arriba y vio su cabeza que asomaba en la ventana del apartamento. “¿Qué estás haciendo allí jovencita? ¡Ven aquí!” Le gritó mientras agitaba sus manos y le indicaba que entrara.
“Papá está bien. Ya estoy subiendo.” Gritó mientras se inclinaba abajo y agarraba su morral. Se retrasó por algunos segundos en la entrada para componerse antes de que apretar en los códigos y entrara. Pasó por el elevador de mirada andrajoso y asustadizo y tomó las escaleras. Pescó sus llaves de su bolsillo mientras llegaba a su piso y jugó con él en sus manos con nerviosismo.
Ella repasaba la ola de excusas que había evocado dentro de su cabeza mientras caminaba por el vestíbulo. Decidió decir sobre el lodo que luchaba por una obra de caridad e insertó la llave en la cerradura. Antes de que pudiera incluso dar vuelta a la llave y abrir la puerta, repentinamente se abrió y el jalón la hizo volar hacia dentro. Su padre, que se había hecho a un lado para dejar el camino libre a su hija no podía dejar de reír mientras atestiguaba el vuelo de la rubia hacia el piso. “O , ten cuidado cariño.” Le dijo mientras tomaba el morral de las manos de Tina y la ayudaba a levantarse. Silbó mientras notaba las contusiones en los brazos y piernas de Tina y el raspón en su rodilla. “Wow, mira que ella no bromeaba cuando me dijo que habías tenido un día áspero hoy”. Le dijo sacudiendo su cabeza. “Mi pobre niña”. Ken besó a su hija en la frente.
“¿Día áspero? ¿Ella?” Tina preguntó en la confusión. “¿Jenny llamó?” Preguntó pues Jenny era la única persona que conocía a su papá personalmente y el número de su casa.
“No.” Ken sacudió su cabeza al lado. “Era otra muchacha, Elizabeth Porter o algo así” Dijo mientras llevaba a su hija a la sala.
“¡¿Qué?! ¡¿Bette Porter llamó?!” Tina gritó en choque.
“Baja la voz cariño. Los vecinos.” Ken reprendió a su hija mientras señalaba a las paredes finas del apartamento. “De todos modos, ella dijo que tuviste un día áspero.” Dijo mientras se agachaba para recoger un diario caido en el piso. “..algo sobre una carrera y eso.” Él exploró a través de las páginas y lanzó suavemente el diario en la mesa de centro cuando no encontró nada que despertara su interés. “Debo felicitarte porque ganaste y tus contrincantes se retiraron totalmente ante el temor de tu grandeza.” Él sonrió brillantemente cuando levantó los brazos hacia fuera, envolviendo a su hija en un abrazo. “¡Felicidades cariño!”
Tina se quedó parada ahí en choque cuando su padre exprimió la vida fuera de su cuerpo cansado. Ella no sabía cómo reaccionar. No sólo Bette Porter había llamado a su casa, sino que también habló con su padre, y le dio una excusa perfecta para sus contusiones y uniforme sucio. Por lo menos esa es una carga menos sobre mi espalda, pensó cuando su padre la soltó de su abrazo de oso.
“¿Conseguiste entonces un trofeo?” Preguntó emocionado mientras aplaudía.
“Varios realmente.” Tina encogió los hombros mientras señalaba en todas las contusiones de su cuerpo.
Ken rió mientras sacudía su cabeza. “¿Está hambrienta mi campeona?” Preguntó señalando a la cocina. “El café Kennard está sirviendo tu pan con carne y guisantes preferidos.”
“¡Excelente! Estoy realmente muerta de hambre papá .” Tina rió mientras miraba a su papá caminar hacia la cocina.
“Relajate mientras caliento nuestra cena.” Gritó mientras desaparecía adentro. “¿Oh y Tina?”
“¿Sí papá?” Tina contestó mientras comenzaba a quitarse sus zapatos de deporte y a colocarlos en el estante de zapatos.
“Tu premio llegó hace algunas horas. Está dentro de tu cuarto.” Dijo mientras Tina lo escuchaba comenzar a programar el tiempo para el horno. “Es absolutamente peculiar para un premio de carreras .” Él agregó divertido.
¿Premio? Tina surcó su frente mientras caminaba lentamente hacia su cuarto. ¿Qué está pasando? Pensó mientras torcía la manija y tocaba la pared buscando el interruptor eléctrico. Cuando finalmente movió de un tirón el interruptor, se paró en el temor ante la vista enfrente de ella. Encima de su cama estaban cinco juegos de uniformes escolares y directo debajo de ellos en el piso cinco diferentes pares de zapatos de la escuela. Movió sus dedos ligeramente para tocar la tela suave de una de las blusas antes de inclinarse abajo para examinar los zapatos. “Wow.” Susurró mientras veía las etiquetas. Eran todos de la misma marca de fábrica italiana costosa. Intentó probarse un par y se sorprendió al ver lo bien que le quedaban.
Este día había sido tan surrealista. Primero, su día comenzó perfectamente sin torturas. En segundo lugar, abrazó a Sam Makavejev mientras ella lloraba. Tercero, las matonas de 4F la persiguieron y fue correteada por toda la escuela hasta ser empujada en el lodo. Cuarto, Bette Porter paró a sus perras de matanza y cedió. Quinto, Sam y Bette lucharon por ella. En sexto lugar, conoció a Helena Peabody. Séptimo, Bette llamó a su papá. Y octavo, habían cinco nuevos uniformes y zapatos que la esperaban dentro de su cuarto.
En el momento en que Tina no estaba segura de que podría manejar otra sorpresa, vio el sobre blanco encima del uniforme en medio de la cama. Su nombre estaba escrito maravillosamente en el sobre, y remontó la escritura con su dedo mientras admiraba la caligrafía del remitente. Debe ser de Sam, ella sonrió cuando abrió el sobre e inhaló, la carta era sospechosa también. Esto es algo increible, pensó cuando sacó la pequeña tarjeta blanca desde adentro.
Frunció el ceño mientras leía las iniciales impresas en oro en el frente de la tarjeta. BP. Grande, pensó, esta carta puede tener el ántrax o algo así. Suspiró mientras la abría de un tirón y leía el contenido.
Kennard,
Espero que te agraden los regalos. Éstos no son sobornos ni son parte de una broma. Te los doy como manera de comenzar a reparar el daño que te causé, las cosas que he roto, y el dolor que te he infligido. No voy a disculparme contigo en esta carta. Mereces más que eso. A través de la última semana, me has demostrado un valor y una fuerza de voluntad inmensos. Y siento que te debo el hacer lo mismo. No he hecho esto antes, asi que si me dejas, quisiera disculparme contigo personalmente. Te esperaré fuera de tu departamento. BP
Ella agarró la carta en su mano derecha mientras caminaba lentamente hacia la ventana del dormitorio y miró a escondidas afuera. Miró abajo en la calle y encontró los ojos de Bette Porter.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPÍTULO 10: LA DISCULPA
Tina se quedó parada mirando a Bette por lo que parecía una eternidad. Su mente iba más lenta a procesar la información visual que le llegaba. ¿Es real? Pensó mientras Bette Porter continuaba manteniendo el contacto con una mirada ligeramente asustada. Un minuto después, vió como la morena le hacía un saludo muy forzado. La sonrisa de su cara aún fue peor que el saludo y Tina tuvo que contenerse la risa. ¿Ese manojo de nervios de allá abajo era realmente Bette Porter? Se preguntó mientras Bette cambiaba su peso de una pierna a otra.
“¡La cena está lista!” Le comunicó Ken mientras cogía una silla para Tina. “Aquí tienes.” Dijo mientras Tina tomaba asiento. Recorrió la mesa y se sentó en frente de Tina. “¿Le pasa algo a la carne cielo?” Dijo al ver como Tina estaba sentada inmóvil mirando su comida.
“No, no le pasa nada.” Tina rápidamente movió su cabeza y comenzó a comer.
Ken descartó la mirada ausente de Tina ya que lo relacionó con el cansancio que tenía ese día. “Bien entonces.” Sonrió mientras se servía un trozo de carne. “Comamos.”
Y comer es todo lo que hizo Tina…a un ritmo 3 veces más rápido de lo normal. En unos pocos minutos, había dejado limpio el plato y pedía permiso para levantarse de la mesa.
“Vaya.” Exclamó Ken con asombro al ver a la velocidad que había desaparecido toda la comida del plato de Tina. “Supongo que no bromeabas cuando me decías que tenías hambre, ¿eh?”. Se rió mientras tomaba sus guisantes con el tenedor.
Tina sonrió y se encogió de hombros. Empujó su silla hacia detrás y se puso de pie. “¿Puedo levantarme?” Preguntó, pero sólo por educación ya que llevó su plato a la pica.
“Adelante.” Ken le hizo un gesto con la mano. Frunció el cejo al oír a Tina lavarse los dientes a toda velocidad. “¡Wow! Respira! Te sangrarán las encías.” Gritó desde la otra habitación. ¿Qué le pasa a mi pequeña hoy?
“¿A dónde vas señorita?” Preguntó Ken al ver como Tina se dirigía a la puerta. Él pensaba que las prisas de la cena eran debidas a que quería meterse a la cama lo antes posible por el cansancio. Por lo que le sorprendió ver que tanta prisa era realmente porque salía.
“Eeehh..sólo voy a..” Tina frunció el cejo mientras se quedaba apuntando con el pulgar la puerta. “..voy abajo un momento. Una…amiga…me está esperando abajo.” Casi se queda sin aire en la última frase.
“¿De veras? ¿A estas horas de la noche?” Dijo su padre mirándose el reloj.
Tina se encogió de hombros y se mordió el labio inferior. “Sólo vamos a hablar de…eehh…la carrera y…ehh..cosas…” Rezaba que su padre dejase el tema y la dejara ir. Lo último que quería era que su padre bajase con ella y conociera a Bette Porter.
“Ah, ya veo.” Repiqueteó con sus dedos en la mesa. “De acuerdo.”
Tina suspiró en alivio y se le escapó una sonrisa. Se salvó por un pelo. “Gracias papi.” Dijo mientras abría rápidamente la puerta y salía al pasillo. A pesar de lo mucho que detestaba a Bette Porter, no podía negar que tenía ganas de escuchar lo que la lider del 4F tenía que decirle. Se echó a la carrera hacia las escaleras.
Bette suspiró cuando vio a Tina volverse e irse de la ventana. “Mierda.” Dijo en voz baja enfadada dándose en la frente. “¿Qué demonios ha sido eso Porter?” Dijo, repitiendo el saludo tonto. Eso ha estado por debajo de friky y patético, se dijo. Después de un minuto dándose una reprimenda verbal, se puso recta, imaginando que Tina bajaría en cualquier momento. No quería añadirse más vergüenza con que ahora la pillase hablando sola.
“En cualquier momento..” dijo en bajo mirándose su Rolex de diamantes. Han pasado ocho minutos desde que Tina desapareció de la ventana.
¿Debería estar ya aquí no? Se decía algo impaciente Bette. Nunca había sido muy buena en esto de esperar…en parte, porque nunca nadie se atrevería a hacer esperar a Bette Porter. Inhalaba y exhalaba despacio, intentando calmar sus nervios. “Paciencia Porter.”
“Paciencia.” Se volvió a decir echando un vistazo de nuevo a su reloj. Doce minutos. ¿De verdad iba a bajar Kennard? ¿Y qué pasa si me odia tanto que ni quiere oír lo que le tengo que decir? Se frotaba las manos con nerviosismo. Dejó escapar un suspiro mientras se dirigía a su querido Ferrari rojo 250 GTO. Se apoyó en el y puso las manos en sus bolsillos. Arrugó la nariz mientras estudiaba el vecindario de Tina. “¡Jesús!” murmuró viendo unos edificios de apartamentos de malamuerte y un grupo de hombres ruidosos jugando a poker y tomando cerveza más abajo de la calle. Cómo puede vivir Kennard en este sitio tan horrible, no tenía ni idea. Escuchó el sonido de sirenas de la policía no muy lejos del lugar y se estremeció. No me cabe duda que fuese tan fuerte, pensó. Necesitas todo el coraje del mundo para vivir en un sitio como este, pensó.
“Dinero porfavor…” Casi dio un brinco cuando un vagabundo se le acercó del otro lado de la calle. Bette se apartó en disgusto al acercarle éste su sucia mano a tan solo unos pocos centímetros de su cara. “Para tener algo que comer…” Le suplicó, acercándose todavía más a la morena rica.
“Toma.” Bette cogió unos pocos billetes de 100 dólares que tenía por su bolsillo y se los tiró al viejo. Qué bien que siempre lleve algo de calderilla conmigo, suspiró con alivio mientras veía al hombre alejarse y reírse como un loco ante tal cantidad de dinero en sus manos.
“Kennard…por favor date prisa.” Se frotó sus brazos cuando se dio cuenta de un grupo de chicos jóvenes que se acercaba por la cera de enfrente, mirándola a ella y a su coche con especial interés. Quizá debería haber traído a mis guardaespaldas conmigo, pensó arrepentiéndose por ello al verlos que cada vez se acercaban más.
“Bonito coche, chica preciosa…”Dijo un chico de apariencia barriobajera cuando alcanzó a Bette. Sus amigos que le seguían, igualmente vestidos, gruñeron y vitorearon en respuesta, mirando lascivamente a la morena. “¿Qué me dices guapa si os llevo a dar una vuelta?” Dijo haciéndole un guiño a Bette mientras esta ponía las manos en puño por si ese gilipollas intentaba algún movimiento.
“¡Ey, lárgate Lee!” Una voz gritó proveniente de la entrada del edificio de apartamentos. Tina bajó los pocos escalones y se puso en frente de la pandilla de chicos con sus manos en las caderas. “Vete a molestar a otro.” Le miró enfadada.
Lee, el chico de la camiseta de tirantes, alzó sus manos a modo de defensa, “Vale, vale. Perdona TK.” Dijo mientras se alejaba. “No sabía que esa muñeca forrada era tu amiga.” Gritó sobre su hombro.
“No lo es…” Dijo en bajo Tina defendiénsose, se suponía que debía haberlo gritado pero se lo pensó mejor debido a las circunstancias que la rodeaban. Cuando Lee y sus amigos se habían alejado lo suficiente, Tina despacio se volvió hacia su no invitada. “Y bien…” Dijo cruzándose de brazos y levantando una ceja.
Bette cogió aire profundamente y bajó su mirada hacia el pavimento. Venga, de un golpe se repetía una y otra vez. Solamente basta con que empieces con la parte más esencial y el resto saldrá solo, se decía dándose ánimos. Se mordió su labio inferior. “Lo…” Tragó saliva con fuerza, sus ojos seguían clavados en el pavimento. “Lo…” Se llevó su mano detrás para escondérsela ya que le estaban empezando a temblar. “Lo i..” Comenzó, pero volvió a parar.
“¿Lo sigues?” Tina frunció el cejo.
“No, no.” Movió su cabeza sin levantar la vista del suelo. Trágate tu orgullo Porter, se dijo mientras cerraba los ojos, o sino la perderás. “Lo..” Volvió a intentarlo, esta vez alzando su vista y mirando a Tina. Y por alguna extraña razón, reunió el valor necesario al mirar aquellos ojos marrón avellana. “Lo…siento.” Dijo con tono suave.
¿He oído bien? Las cejas de Tina se alzaron en sorpresa.
“Lo siento mucho.” Volvió a decir, esta vez con más firmeza en su voz.
Tina tuve que emplear todas sus fuerzas para que no se le notase la sorpresa que de la imponente lider del 4F le estuviese pidiendo disculpas. No acabó de creerse las disculpas que quería pedirle la morena en su carta. ¿Pero quién podía culparla? Bette Porter y las palabras “lo siento” no tenían lógica, simplemente. Esta era la persona a la que no debía a nadie explicaciones por sus acciones y mucho menos disculpas. Sintiéndose muy descolocada, Tina se quedó inmóvil en silencio y dejó que Bette dijera todo lo que tenía que decir sin interrupción.
Con la confianza ya ganada, Bette se puso recta y continuó, “Sé que he sido una completa imbécil…una zorra, gilipollas, la escoria del universo, todo lo que quieras. Créeme, no hay ninguna excusa a mi comportamiento. He sido la responsable de todas esas cosas horribles por las que has tenido que pasar. Todo el abuso, todo el bullying. Y por eso, lo siento.” Se llevó una mano a su cabello rizado apartándoselo, manteniendo la mirada con la rubia con la que había sido terriblemente injusta.
“Sé que me odias, y entiendo perfectamente por qué.” Dijo seriosamente. “Yo sólo…quiero pedirte que me perdones, o suplicar si tengo que hacerlo, así que pueda hacer mi penitencia y…quiza empezar a trabajar conmigo también…para ser una mejor persona.” Eso es debido a ti, añadió mentalmente.
Bette carraspeó. “Sé que las dos dijimos un montón de cosas cuando todo esto empezó entre nosotras. Tu has mantenido tu promesa…has hecho que me arrodille de muchas maneras que ni te podrías imaginar.” Cerró los ojos, acordándose de todas aquellas noches de insomnio debidas a la sucesión de sentimientos que le recorrían por todo su cuerpo cada vez que veía a Tina Kennard. “Y yo…fui lo suficientemente estúpida como para prometerles a mis amigas que te arrastrarías ante mí pidiéndome perdón y misericordia..” abrió sus ojos y se encogió de hombros. “Bueno, mírame ahora…” movió la cabeza y esbozó una breve sonrisa ante la ironía.
Tras unos momentos de incómodo silencio, Bette extendió con cautela la mano a la rubia. “Me presento con humildad ante ti…y sin ningún resto de orgullo.” Cogió aire con profundidad para decir las siguientes palabras, los nervios se estaban volviendo a apoderarse de ella. “Tina Kennard, ¿aceptas mis disculpas?” dijo, manteniendo la mano estirada, esperando ansiosa a que la rubia tomase su mano y aceptase sus disculpas. “Por favor…” Dijo en voz baja su ruego, mientras Tina miraba a su mano sin mostrar ningún signo de movimiento.
Tina continuó mirando a la mano color café, debatiendo si rechazar a Bette o coger su mano y absolver a la morena de todos sus pecados. Apartó sus ojos de la mano de la heredera por un segundo y cometió el fatal error de mirarla a los ojos. Lo que vió hizo sentirla mal por Bette. Estaba tan asustada e indefensa – casi apunto de llorar.
Aunque no quisiera, Bette le ablandó el corazón. ¿Cómo podrías rechazar el perdón a alguien? Incluso siendo una completa zorra y el mismísimo diablo pidiéndolo. Tina suspiró y extendió su mano coger la de Bette. “Te perdono Porter.” Sonrió levemente mientras chocaban manos. Este es un pequeño paso en traer de vuelta la paz a mi vida, pensó.
Bette dejó escapar su respiración que estaba conteniendo y se le dibujó esa sonrisa Porter de un millón de dólares .
Miró a sus manos unidas y se deleitó ante el tacto y la sensación de la mano de Tina con la suya. “Gracias.” Sonrió con sinceridad encontrándose con la mirada de la rubia.
Tina tuvo que sonreír al cambio repentino de las expresiones faciales de la morena. Helena tenía razón…Bette Porter era como un niño. La morena fue de estar devastada a extremadamente contenta en un nano segundo. “La ropa…” comenzó soltando la mano de Bette. “…¿intentabas comprar mi perdón con uniformes?” Hizo a un lado la cabeza mirando a Bette.
“¡No! No no no no no.” Bette negó rápidamente con la cabeza. “No había nada detrás de esos regalos. Ninguna intención oculta.” Dijo seriamente. “Sólo quería remediar algunas cosas, empezando con los uniformes que destruí.” Bette se mordió la lengua, también añadiría que le dio los uniformes tan rápido para que Tina no tuviese excusa para no ir mañana a clase. Quería verla ahí.
“De acuerdo.” Tina seguía mirando a Bette con sospecha.
“Esto…¿te van bien?” Preguntó con vacilación.
“No sé.” Contestó con honestidad. “Todavía no me los he probado.” Se encogió. “Pero…me probé un par de zapatos…”Admitió.
“¿Y?”
“Me van perfectos.”
“Bien.” Se le dibujó una sonrisa a Bette, aliviada de que había acertado el número de pie de la rubia. Le había pedido a James, su asistente personal, que se encargara de comprarle unos zapatos mientras ella iba a visitar al sastre del colegio.
“¿Puedo hacerte una pregunta Porter?” Tina se mordió el labio.
“Lo que quieras Kennard.” Bette respondió rápidamente.
“¿Qué te hizo ver tu error?” Tina miró a Bette con curiosidad. Estaba muy interesada. ¿Acaso Bette Porter había tenido una epifanía o algo? ¿Y por qué ahora? “¿Qué ha cambiado ahora? Has estado abusando de la gente durante años.”
Bette sonrió mirándo a Tina directa a los ojos. “No es una pregunta del qué, sino del quién.”
“La respuesta es, simplemente, tú. Tina Kennard.”
Tina no supo por qué pero sintió como se le acaloraron las mejillas cuando la morena dijo su nombre. Tosió y se apresuró a bajar la cabeza para que su supuesta enemiga no le notara el rubor de su cara. “Y-yo?” Forzó una sonrisa, apuntándose con un dedo. “Cómo, ¿es que acaso hice saltar a tu muerto e indiferente corazón a la vida cuando te hice arrodillar la semana pasada?” Bromeó. “¿O quizá fue el café que te tiré en la cara que de alguna manera se coló en tu cerebro y revivió tu consciencia?”
“Quizá.” Se rió Bette. Luego su risa se quedó en una sonrisa y muy bajo para ella dijo. “Parece que tienes ese efecto de alterar la vida conmigo.” Sonrió, perfectamente consciente que la rubia había oído sus palabras.
“¿Quizá te hayas vuelto temporalmente loca?” Tina intentó de ignorar y jugar con las palabras de Bette.
“Es posible. Alguien me ha estado volviendo algo loca últimamente.”
Antes de que Tina pudiera contestarla, una voz de arriba interrumpió su conversación. “¡Tina!” Ken gritó por la ventana. “Te llama Jenny…” Dijo mientras sostenía el teléfono inalámbrico en la mano. “Date pri..” Paró, su atención cambió rápidamente cuando se fijó en el coche de Bette. “¡Joder! Menuda belleza.” Dijo babeando ante la vista.
Tina movió la cabeza a las tonterías de su padre. Los hombres y sus coches, suspiró. Miró a Bette y se encogió. “Será mejor que vaya y responda ese teléfono. Jenny probablemente esté preocupada por mi porque…ya sabes…” Levantó sus cejas con conocimiento.
“Sí..si claro.” Bette asintió. “Creo que ya te he molestado lo suficiente por hoy.” Dijo mientras volvía hacia el coche.
“Bien.” Sonrió Tina. “Adios entonces.” Se despidió con la mano.
“Ey Kennard.” Bette llamó mientras ésta empezaba a subir las escaleras de su edificio.
“¿Si?” Tina se giró para mirar a la morena.
“¿Somos amigas ahora no?” Bette preguntó con incertidumbre en su voz.
Tina sonrió ampliamente y muy contenta dio su respuesta. “No.” Dijo mientras se volvía otra vez y se iba hacia la puerta.
“¡¿Cómo?!” Bette gritó en sorpresa. “¿Por qué no?” Gimoteó como una niña. “Pensaba que estábamos bien ahora..”
“La amistad se tiene que ganar.” Dijo simplemente Tina. “Que yo te perdone no te convierte en mi amiga.” Se encogió de hombros y abrió la puerta. “Buenas noches Porter. ¡Gracias por los uniformes!” Dijo por encima de su hombro mientras entraba en su portal y cerraba tras de ella la puerta.
Bette se quedó mirando a la puerta cerrada en shock. “Pero estamos bien ahora..” Repitió. “¿No se suponía que debería ser automático? ¡A la mierda con que sería automático!” Bette murmuraba para ella mientras abría la puerta de su coche y entraba al vehículo. Joer, esto de resolver las cosas llevará más trabajo, pensó para ella mientras arrancaba el coche. “Me ganaré tu amistad..” Miró hacia la ventana de la habitación de Tina. “..y con suerte mucho más..” Sonrió mientras empezó a alejarse.
Tina se quedó parada mirando a Bette por lo que parecía una eternidad. Su mente iba más lenta a procesar la información visual que le llegaba. ¿Es real? Pensó mientras Bette Porter continuaba manteniendo el contacto con una mirada ligeramente asustada. Un minuto después, vió como la morena le hacía un saludo muy forzado. La sonrisa de su cara aún fue peor que el saludo y Tina tuvo que contenerse la risa. ¿Ese manojo de nervios de allá abajo era realmente Bette Porter? Se preguntó mientras Bette cambiaba su peso de una pierna a otra.
“¡La cena está lista!” Le comunicó Ken mientras cogía una silla para Tina. “Aquí tienes.” Dijo mientras Tina tomaba asiento. Recorrió la mesa y se sentó en frente de Tina. “¿Le pasa algo a la carne cielo?” Dijo al ver como Tina estaba sentada inmóvil mirando su comida.
“No, no le pasa nada.” Tina rápidamente movió su cabeza y comenzó a comer.
Ken descartó la mirada ausente de Tina ya que lo relacionó con el cansancio que tenía ese día. “Bien entonces.” Sonrió mientras se servía un trozo de carne. “Comamos.”
Y comer es todo lo que hizo Tina…a un ritmo 3 veces más rápido de lo normal. En unos pocos minutos, había dejado limpio el plato y pedía permiso para levantarse de la mesa.
“Vaya.” Exclamó Ken con asombro al ver a la velocidad que había desaparecido toda la comida del plato de Tina. “Supongo que no bromeabas cuando me decías que tenías hambre, ¿eh?”. Se rió mientras tomaba sus guisantes con el tenedor.
Tina sonrió y se encogió de hombros. Empujó su silla hacia detrás y se puso de pie. “¿Puedo levantarme?” Preguntó, pero sólo por educación ya que llevó su plato a la pica.
“Adelante.” Ken le hizo un gesto con la mano. Frunció el cejo al oír a Tina lavarse los dientes a toda velocidad. “¡Wow! Respira! Te sangrarán las encías.” Gritó desde la otra habitación. ¿Qué le pasa a mi pequeña hoy?
“¿A dónde vas señorita?” Preguntó Ken al ver como Tina se dirigía a la puerta. Él pensaba que las prisas de la cena eran debidas a que quería meterse a la cama lo antes posible por el cansancio. Por lo que le sorprendió ver que tanta prisa era realmente porque salía.
“Eeehh..sólo voy a..” Tina frunció el cejo mientras se quedaba apuntando con el pulgar la puerta. “..voy abajo un momento. Una…amiga…me está esperando abajo.” Casi se queda sin aire en la última frase.
“¿De veras? ¿A estas horas de la noche?” Dijo su padre mirándose el reloj.
Tina se encogió de hombros y se mordió el labio inferior. “Sólo vamos a hablar de…eehh…la carrera y…ehh..cosas…” Rezaba que su padre dejase el tema y la dejara ir. Lo último que quería era que su padre bajase con ella y conociera a Bette Porter.
“Ah, ya veo.” Repiqueteó con sus dedos en la mesa. “De acuerdo.”
Tina suspiró en alivio y se le escapó una sonrisa. Se salvó por un pelo. “Gracias papi.” Dijo mientras abría rápidamente la puerta y salía al pasillo. A pesar de lo mucho que detestaba a Bette Porter, no podía negar que tenía ganas de escuchar lo que la lider del 4F tenía que decirle. Se echó a la carrera hacia las escaleras.
Bette suspiró cuando vio a Tina volverse e irse de la ventana. “Mierda.” Dijo en voz baja enfadada dándose en la frente. “¿Qué demonios ha sido eso Porter?” Dijo, repitiendo el saludo tonto. Eso ha estado por debajo de friky y patético, se dijo. Después de un minuto dándose una reprimenda verbal, se puso recta, imaginando que Tina bajaría en cualquier momento. No quería añadirse más vergüenza con que ahora la pillase hablando sola.
“En cualquier momento..” dijo en bajo mirándose su Rolex de diamantes. Han pasado ocho minutos desde que Tina desapareció de la ventana.
¿Debería estar ya aquí no? Se decía algo impaciente Bette. Nunca había sido muy buena en esto de esperar…en parte, porque nunca nadie se atrevería a hacer esperar a Bette Porter. Inhalaba y exhalaba despacio, intentando calmar sus nervios. “Paciencia Porter.”
“Paciencia.” Se volvió a decir echando un vistazo de nuevo a su reloj. Doce minutos. ¿De verdad iba a bajar Kennard? ¿Y qué pasa si me odia tanto que ni quiere oír lo que le tengo que decir? Se frotaba las manos con nerviosismo. Dejó escapar un suspiro mientras se dirigía a su querido Ferrari rojo 250 GTO. Se apoyó en el y puso las manos en sus bolsillos. Arrugó la nariz mientras estudiaba el vecindario de Tina. “¡Jesús!” murmuró viendo unos edificios de apartamentos de malamuerte y un grupo de hombres ruidosos jugando a poker y tomando cerveza más abajo de la calle. Cómo puede vivir Kennard en este sitio tan horrible, no tenía ni idea. Escuchó el sonido de sirenas de la policía no muy lejos del lugar y se estremeció. No me cabe duda que fuese tan fuerte, pensó. Necesitas todo el coraje del mundo para vivir en un sitio como este, pensó.
“Dinero porfavor…” Casi dio un brinco cuando un vagabundo se le acercó del otro lado de la calle. Bette se apartó en disgusto al acercarle éste su sucia mano a tan solo unos pocos centímetros de su cara. “Para tener algo que comer…” Le suplicó, acercándose todavía más a la morena rica.
“Toma.” Bette cogió unos pocos billetes de 100 dólares que tenía por su bolsillo y se los tiró al viejo. Qué bien que siempre lleve algo de calderilla conmigo, suspiró con alivio mientras veía al hombre alejarse y reírse como un loco ante tal cantidad de dinero en sus manos.
“Kennard…por favor date prisa.” Se frotó sus brazos cuando se dio cuenta de un grupo de chicos jóvenes que se acercaba por la cera de enfrente, mirándola a ella y a su coche con especial interés. Quizá debería haber traído a mis guardaespaldas conmigo, pensó arrepentiéndose por ello al verlos que cada vez se acercaban más.
“Bonito coche, chica preciosa…”Dijo un chico de apariencia barriobajera cuando alcanzó a Bette. Sus amigos que le seguían, igualmente vestidos, gruñeron y vitorearon en respuesta, mirando lascivamente a la morena. “¿Qué me dices guapa si os llevo a dar una vuelta?” Dijo haciéndole un guiño a Bette mientras esta ponía las manos en puño por si ese gilipollas intentaba algún movimiento.
“¡Ey, lárgate Lee!” Una voz gritó proveniente de la entrada del edificio de apartamentos. Tina bajó los pocos escalones y se puso en frente de la pandilla de chicos con sus manos en las caderas. “Vete a molestar a otro.” Le miró enfadada.
Lee, el chico de la camiseta de tirantes, alzó sus manos a modo de defensa, “Vale, vale. Perdona TK.” Dijo mientras se alejaba. “No sabía que esa muñeca forrada era tu amiga.” Gritó sobre su hombro.
“No lo es…” Dijo en bajo Tina defendiénsose, se suponía que debía haberlo gritado pero se lo pensó mejor debido a las circunstancias que la rodeaban. Cuando Lee y sus amigos se habían alejado lo suficiente, Tina despacio se volvió hacia su no invitada. “Y bien…” Dijo cruzándose de brazos y levantando una ceja.
Bette cogió aire profundamente y bajó su mirada hacia el pavimento. Venga, de un golpe se repetía una y otra vez. Solamente basta con que empieces con la parte más esencial y el resto saldrá solo, se decía dándose ánimos. Se mordió su labio inferior. “Lo…” Tragó saliva con fuerza, sus ojos seguían clavados en el pavimento. “Lo…” Se llevó su mano detrás para escondérsela ya que le estaban empezando a temblar. “Lo i..” Comenzó, pero volvió a parar.
“¿Lo sigues?” Tina frunció el cejo.
“No, no.” Movió su cabeza sin levantar la vista del suelo. Trágate tu orgullo Porter, se dijo mientras cerraba los ojos, o sino la perderás. “Lo..” Volvió a intentarlo, esta vez alzando su vista y mirando a Tina. Y por alguna extraña razón, reunió el valor necesario al mirar aquellos ojos marrón avellana. “Lo…siento.” Dijo con tono suave.
¿He oído bien? Las cejas de Tina se alzaron en sorpresa.
“Lo siento mucho.” Volvió a decir, esta vez con más firmeza en su voz.
Tina tuve que emplear todas sus fuerzas para que no se le notase la sorpresa que de la imponente lider del 4F le estuviese pidiendo disculpas. No acabó de creerse las disculpas que quería pedirle la morena en su carta. ¿Pero quién podía culparla? Bette Porter y las palabras “lo siento” no tenían lógica, simplemente. Esta era la persona a la que no debía a nadie explicaciones por sus acciones y mucho menos disculpas. Sintiéndose muy descolocada, Tina se quedó inmóvil en silencio y dejó que Bette dijera todo lo que tenía que decir sin interrupción.
Con la confianza ya ganada, Bette se puso recta y continuó, “Sé que he sido una completa imbécil…una zorra, gilipollas, la escoria del universo, todo lo que quieras. Créeme, no hay ninguna excusa a mi comportamiento. He sido la responsable de todas esas cosas horribles por las que has tenido que pasar. Todo el abuso, todo el bullying. Y por eso, lo siento.” Se llevó una mano a su cabello rizado apartándoselo, manteniendo la mirada con la rubia con la que había sido terriblemente injusta.
“Sé que me odias, y entiendo perfectamente por qué.” Dijo seriosamente. “Yo sólo…quiero pedirte que me perdones, o suplicar si tengo que hacerlo, así que pueda hacer mi penitencia y…quiza empezar a trabajar conmigo también…para ser una mejor persona.” Eso es debido a ti, añadió mentalmente.
Bette carraspeó. “Sé que las dos dijimos un montón de cosas cuando todo esto empezó entre nosotras. Tu has mantenido tu promesa…has hecho que me arrodille de muchas maneras que ni te podrías imaginar.” Cerró los ojos, acordándose de todas aquellas noches de insomnio debidas a la sucesión de sentimientos que le recorrían por todo su cuerpo cada vez que veía a Tina Kennard. “Y yo…fui lo suficientemente estúpida como para prometerles a mis amigas que te arrastrarías ante mí pidiéndome perdón y misericordia..” abrió sus ojos y se encogió de hombros. “Bueno, mírame ahora…” movió la cabeza y esbozó una breve sonrisa ante la ironía.
Tras unos momentos de incómodo silencio, Bette extendió con cautela la mano a la rubia. “Me presento con humildad ante ti…y sin ningún resto de orgullo.” Cogió aire con profundidad para decir las siguientes palabras, los nervios se estaban volviendo a apoderarse de ella. “Tina Kennard, ¿aceptas mis disculpas?” dijo, manteniendo la mano estirada, esperando ansiosa a que la rubia tomase su mano y aceptase sus disculpas. “Por favor…” Dijo en voz baja su ruego, mientras Tina miraba a su mano sin mostrar ningún signo de movimiento.
Tina continuó mirando a la mano color café, debatiendo si rechazar a Bette o coger su mano y absolver a la morena de todos sus pecados. Apartó sus ojos de la mano de la heredera por un segundo y cometió el fatal error de mirarla a los ojos. Lo que vió hizo sentirla mal por Bette. Estaba tan asustada e indefensa – casi apunto de llorar.
Aunque no quisiera, Bette le ablandó el corazón. ¿Cómo podrías rechazar el perdón a alguien? Incluso siendo una completa zorra y el mismísimo diablo pidiéndolo. Tina suspiró y extendió su mano coger la de Bette. “Te perdono Porter.” Sonrió levemente mientras chocaban manos. Este es un pequeño paso en traer de vuelta la paz a mi vida, pensó.
Bette dejó escapar su respiración que estaba conteniendo y se le dibujó esa sonrisa Porter de un millón de dólares .
Miró a sus manos unidas y se deleitó ante el tacto y la sensación de la mano de Tina con la suya. “Gracias.” Sonrió con sinceridad encontrándose con la mirada de la rubia.
Tina tuvo que sonreír al cambio repentino de las expresiones faciales de la morena. Helena tenía razón…Bette Porter era como un niño. La morena fue de estar devastada a extremadamente contenta en un nano segundo. “La ropa…” comenzó soltando la mano de Bette. “…¿intentabas comprar mi perdón con uniformes?” Hizo a un lado la cabeza mirando a Bette.
“¡No! No no no no no.” Bette negó rápidamente con la cabeza. “No había nada detrás de esos regalos. Ninguna intención oculta.” Dijo seriamente. “Sólo quería remediar algunas cosas, empezando con los uniformes que destruí.” Bette se mordió la lengua, también añadiría que le dio los uniformes tan rápido para que Tina no tuviese excusa para no ir mañana a clase. Quería verla ahí.
“De acuerdo.” Tina seguía mirando a Bette con sospecha.
“Esto…¿te van bien?” Preguntó con vacilación.
“No sé.” Contestó con honestidad. “Todavía no me los he probado.” Se encogió. “Pero…me probé un par de zapatos…”Admitió.
“¿Y?”
“Me van perfectos.”
“Bien.” Se le dibujó una sonrisa a Bette, aliviada de que había acertado el número de pie de la rubia. Le había pedido a James, su asistente personal, que se encargara de comprarle unos zapatos mientras ella iba a visitar al sastre del colegio.
“¿Puedo hacerte una pregunta Porter?” Tina se mordió el labio.
“Lo que quieras Kennard.” Bette respondió rápidamente.
“¿Qué te hizo ver tu error?” Tina miró a Bette con curiosidad. Estaba muy interesada. ¿Acaso Bette Porter había tenido una epifanía o algo? ¿Y por qué ahora? “¿Qué ha cambiado ahora? Has estado abusando de la gente durante años.”
Bette sonrió mirándo a Tina directa a los ojos. “No es una pregunta del qué, sino del quién.”
“La respuesta es, simplemente, tú. Tina Kennard.”
Tina no supo por qué pero sintió como se le acaloraron las mejillas cuando la morena dijo su nombre. Tosió y se apresuró a bajar la cabeza para que su supuesta enemiga no le notara el rubor de su cara. “Y-yo?” Forzó una sonrisa, apuntándose con un dedo. “Cómo, ¿es que acaso hice saltar a tu muerto e indiferente corazón a la vida cuando te hice arrodillar la semana pasada?” Bromeó. “¿O quizá fue el café que te tiré en la cara que de alguna manera se coló en tu cerebro y revivió tu consciencia?”
“Quizá.” Se rió Bette. Luego su risa se quedó en una sonrisa y muy bajo para ella dijo. “Parece que tienes ese efecto de alterar la vida conmigo.” Sonrió, perfectamente consciente que la rubia había oído sus palabras.
“¿Quizá te hayas vuelto temporalmente loca?” Tina intentó de ignorar y jugar con las palabras de Bette.
“Es posible. Alguien me ha estado volviendo algo loca últimamente.”
Antes de que Tina pudiera contestarla, una voz de arriba interrumpió su conversación. “¡Tina!” Ken gritó por la ventana. “Te llama Jenny…” Dijo mientras sostenía el teléfono inalámbrico en la mano. “Date pri..” Paró, su atención cambió rápidamente cuando se fijó en el coche de Bette. “¡Joder! Menuda belleza.” Dijo babeando ante la vista.
Tina movió la cabeza a las tonterías de su padre. Los hombres y sus coches, suspiró. Miró a Bette y se encogió. “Será mejor que vaya y responda ese teléfono. Jenny probablemente esté preocupada por mi porque…ya sabes…” Levantó sus cejas con conocimiento.
“Sí..si claro.” Bette asintió. “Creo que ya te he molestado lo suficiente por hoy.” Dijo mientras volvía hacia el coche.
“Bien.” Sonrió Tina. “Adios entonces.” Se despidió con la mano.
“Ey Kennard.” Bette llamó mientras ésta empezaba a subir las escaleras de su edificio.
“¿Si?” Tina se giró para mirar a la morena.
“¿Somos amigas ahora no?” Bette preguntó con incertidumbre en su voz.
Tina sonrió ampliamente y muy contenta dio su respuesta. “No.” Dijo mientras se volvía otra vez y se iba hacia la puerta.
“¡¿Cómo?!” Bette gritó en sorpresa. “¿Por qué no?” Gimoteó como una niña. “Pensaba que estábamos bien ahora..”
“La amistad se tiene que ganar.” Dijo simplemente Tina. “Que yo te perdone no te convierte en mi amiga.” Se encogió de hombros y abrió la puerta. “Buenas noches Porter. ¡Gracias por los uniformes!” Dijo por encima de su hombro mientras entraba en su portal y cerraba tras de ella la puerta.
Bette se quedó mirando a la puerta cerrada en shock. “Pero estamos bien ahora..” Repitió. “¿No se suponía que debería ser automático? ¡A la mierda con que sería automático!” Bette murmuraba para ella mientras abría la puerta de su coche y entraba al vehículo. Joer, esto de resolver las cosas llevará más trabajo, pensó para ella mientras arrancaba el coche. “Me ganaré tu amistad..” Miró hacia la ventana de la habitación de Tina. “..y con suerte mucho más..” Sonrió mientras empezó a alejarse.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
Capítulo 11: La chica nueva
-Ey Jen- dijo Tina jadeando después de que su padre le diera el teléfono. El corazón le latía muy deprisa y se convenció a sí misma que se debía al esfuerzo que había hecho subiendo las escaleras. “Si es eso…es la única razón” pensó , intentando reafirmar su convicción.
-Hola Tina!- saludó Jenny alegremente.
-Siento si he tardado en llegar…es que estaba….- Tina se dirigió a la ventana de su habitación y miró el lugar donde minutos antes había estado aparcado el coche de Bette – mas o menos ocupada …– asomó la cabeza por la ventana para ver si podía ver al ferrari rojo tomar la curva. Pero se lo había perdido , así que se fue hasta su cama.
-Está bien , no importa – contestó Jenny – Pero… como estás?? –preguntó despacio , se le notaba en la voz que estaba preocupada.
-Estoy bien – sonrió mientras se dejaba caer en la cama , estaba cansada y se quedó allí hundiéndose en el colchón.
Jenny suspiró por el teléfono.
-Tina…-comenzó a decir , sabía la tendencia que tenia Tina a minimizar su dolor para que ella no se preocupara demasiado-…dime la verdad. Has tenido un día horrible.
-No del todo- contestó Tina – Estoy segura de que has oído que ya no tengo la tarjeta roja verdad? – dijo , mirando fijamente el infame papel rojo que tenía sobre su escritorio. Lo había puesto ahí para recordarse a sí misma que estaba en guerra . Ahora , después de todo lo que había ocasionado , simplemente era un papel rojo que le recordaba esos días crueles que quería olvidar. – Entonces, de verdad que estoy bien. No te estoy mintiendo –sonrió Tina
-Estás segura? – preguntó Jenny, se sentía un poco reacia a creer a su mejor amiga.
-Completamente segura – sonrió Tina
Jenny suspiró de alivio.
-Gracias a Dios! Te he estado buscando durante la comida para advertirte …pero era tarde- dijo tristemente al recordar la forma en que la masa estudiantil perseguía a su amiga por el pasillo.- De verdad que lo siento Tina – dijo susurrando su disculpa.
-Está bien Jen. No te preocupes por ello – Tina sacudió la cabeza mientras sus manos buscaban el objeto que estaba oculto debajo de la almohada – Ummm…….- comenzó a decir mirando fijamente el sobre blanco que tenia en las manos.
-Qué?-preguntó Jenny
-Bette Porter –dijo Tina , mientras jugaba con el sobre – me pidió disculpas. –dijo en un tono que ocultaba su sorpresa
Todavía no podía creerse lo que había ocurrido hacia unos minutos.
-Qué???!!!- gritó Jenny , provocando que Tina se apartase el teléfono de la oreja.-Como demonios ha ocurrido eso??
-No lo se –Tina se encogió de hombros –Todavía le estoy dando vueltas a lo que ha pasado.
-Cuándo te ha pedido perdón?-preguntó Jenny sin poder ocultar la curiosidad.
Tina se rió.
-Hace unos minutos….
-Qué??!!-volvió a gritar Jenny.
-Joder Jenny – gritó Tina un poco irritada mientras se frotaba el oido derecho.
-Es por eso por lo que estabas ocupada? –Jenny no hizo caso a la protesta de Tina y siguió con las preguntas.
-Sí- asintió.
-Qué ha pasado? Cómo ha sido?-Jenny seguía con las preguntas.
-Ha venido …y se ha disculpado. Y luego me ha preguntado que si éramos amigas. Ha sido…surrealista.-Tina sonrió al recordar la cara de decepción de Bette cuando le dijo que no eran amigas. Lo que pagaría por tener una foto de ese momento.
-Vaya – Jenny susurró. Bette Porter disculpándose? El infierno debía haberse congelado.
-Lo sé – Tina se rió tontamente.
Al día siguiente, Tina entró en clase tarareando una melodía bastante optimista. Sonrió inmensamente mirando por la ventana que estaba al lado de su mesa. “Hace un día hermoso , tranquilo…” pensó mientras se acercaba a su sitio. Las cosas finalmente habían vuelto a su cauce y esta vez de verdad. Bette Porter le había quitado la tarjeta roja…le había pedido perdón… y ahora todos los demás se portaban bien. Miró alrededor del aula y se rió un poco , al ver lo inofensivos que parecían sus compañeros ahora.
“Y ellos se agacharon ante la mala hierba”-sonrió con satisfacción mientras se sentaba.
Unos minutos después la profesora se hizo notar y pidió la atención de todos antes de empezar con la habitual ronda de anuncios.
-Tomen asiento señoritas- gritó la señorita Richardson mientras se situaba enfrente de la clase. Esperó a que todo el mundo se hubiese sentado antes de comenzar a hablar –Mañana será…
Tina daba golpecitos sobre su escritorio mientras seguía tarareando dentro de su cabeza. Perezosamente , apoyó la cabeza en su mano, mirando aburrida a su profesora que seguía hablando sobre las actividades programadas para el día siguiente. Ella solo escuchaba a medias. Suspiró de alivio cuando la profesora paró su monólogo.
-Ah y otra cosa – dijo la profesora para volver a llamar la atención de las estudiantes que comenzaban a agitarse de nuevo.- Tenemos una nueva estudiante que se ha cambiado a esta clase.- dijo, los estudiantes miraron alrededor y sonreían a sus compañeras de mesa. Sangre nueva, pensaban.
Tina era la única que no estaba emocionada. Por lo que a ella le respectaba, solo era otra rica snob que se unía a sus filas…y eso no era nada para emocionarse.
-Por favor, sed agradables con ella – pidió la profesora , gritando por encima del murmullo. Se acercó a la puerta y la abrió ligeramente mientras se dirigia a la persona que estaba fuera. Después volvió al frente de la clase y carraspeó. Los estudiantes , se empezaron a callar y a comportarse , a la espera de que entrase la nueva alumna. Querían silencio total para así poder escudriñar mejor a la chica nueva.- Entra – la profesora hizo señas para que la persona que estaba fuera entrase.
La clase entera, incluida Tina que solía ser mas tranquila , abrió la boca de par en par cuando vieron a Bette Porter contonearse hacia el interior de la clase con una dulce sonrisa grabada en su cara. Se puso al lado de la señorita Richardson y se dirigió a sus nuevas compañeras.
-Buenos días chicas – ronroneó.
-Buenos días –dijeron las estudiantes al unísono , sonriendo brillantemente.
Tina no dijo nada , se quedó en su asiento con los ojos como platos por la sorpresa.
Los ojos de Bette encontraron su objetivo y sonrió con satisfacción.
-Soy Elizabeth Porter, pero podéis llamarme Bette – dijo apoyándose en la mesa del profesor- Algunas de vosotras me conoceréis , solo me he cambiado de 4ºA que está al lado…los cual creo que es bueno , tengo el presentimiento de que me gustarán mas las personas de esta clase.- Sonrió abiertamente y miró a Tina que estaba como traumatizada en su sitio al lado de la ventana.
Nadie se dio cuenta de la mirada que Bette dirigió a Tina ya que estaban demasiado ocupadas sonriendo de oreja a oreja porque la líder del F4 las hubiese honrado con su presencia.
-Bien- sonrió la señorita Richardson mirando a Bette – Tome asiento – dijo señalando un escritorio de repuesto que había al final de la clase.
-Gracias –sonrió Bette y empezó a andar en medio del mar de escritorio, dejando a las estudiantes medio desmayadas a su paso. En vez de ir al fondo de la clase , como la habían mandando , se paró entre los escritorio de Stephanie y Tina. –Ah- dijo con sorpresa mirando a Stephanie.
Stephanie se ruborizó debido a la atención inesperada de Bette Porter. Bette le estaba prestando atención!! Su mente bailaba victoriosa mientras ella sonreia estúpidamente a Bette.
-S…sí?- tartamudeó.
-Estoy viendo un escritorio de sobra aquí – sonrió Bette, señalando el escritorio de Stephanie.
Stephanie miró a Bette confundida.
-Q..qué?? – preguntó
Bette arqueó una ceja , echando la cabeza a un lado , mientras sonreía fingidamente.
- Cómo te llamas?
-Stephanie Archer- contestó la chica – tu ... tu me pillaste accidentalmente la mano con una puerta en sexto curso.- ella añadió, en un patético intento de seguir la conversación.
-Pues gracias Stephanie- sonrió Bette dulcemente mientras entrecerraba un poco los ojos-…por ofrecerme tu asiento- terminó Bette con la mirada fija en el escritorio de Stephanie.
-Ah – masculló la chica enrojeciendo de la vergüenza al darse cuenta de lo que Bette quería decir- Bien…- dijo juntando sus cosas , se levantó y se fue al final de la clase.
Bette se sentó en el sitio que había quedado libre y sonrió triunfalmente. Miró a Tina que la miraba como si fuese un espécimen extraño.
-Ah!! Hola Kennard. Imaginaba que te vería por aquí- dijo , intentando hacerse la sorprendida.
Tina entrecerró los ojos.
-Qué estás haciendo aquí, Porter?
-Bueno días para ti también – sonrió dulcemente – Veo que te queda como un guante –dijo mirando el uniforme de Tina.
-Qué estás haciendo aquí?-susurró bruscamente, repitiendo la pregunta.
-De nada , Kennard- sonrió Bette , mientras seguía ignorando las preguntas de Tina- Supongo que eres mi compañera, no?- se encogió de hombros inocentemente señalándolas a ambas.
Tina rodó los ojos, y giró su cabeza para mirar a la pizarra.
Bette hizo lo mismo que Tina y miró hacia otro lado también.
“Pienso que a partir de ahora seremos buenas amigas”- sonrió para sí misma.
-Te has cambiado de clase y no nos lo has dicho?!- gritó Alice mientras Sam , Shane y ella se dirigían a su mesa de la cafetería durante el descanso.
-Bueno días para ti también, Al – contestó Bette con calma mientras le daba unos sorbos a su café.
-Qué ocurre?-preguntó Shane mientras se sentaba y llamaba a un camarero para pedir su desayuno.
-Explícate Porter .-Alice cruzó los brazos y se sentó enfrente de Bette.
Bette se encogió .
-Llegais tarde.
-Siempre llegamos tarde- Sam miró a Bette mientras mordia una manzana – Qué hay de novedoso en ello??
Alice cabeceó a modo de asentimiento.
-Sammy tiene razón. Podrías habernos llamado Porter – Alice miró con el ceño fruncido a Bette – Hemos tenido que averiguarlo por el chismorreo. Por el cotilleo de mierda!! – miró a Bette con incredulidad – Esto no nos hace diferentes del resto de la escuela. Tus mejores amigas las últimas en enterarse…es tan triste y patético.
-Vale, vale –Bette levantó las manos a modo de rendición – He sido mala. Debería habéroslo dicho.
-Eso crees??!!-protestó Alice.
-Está bien Bette – Shane sonrió a la guapa camarera que acababa de traerle el desayuno.- Alice es la reina del drama –dijo riendose de la rubia. Sonrió y le saco la lengua a Alice después de que esta la mirase con cara de mal genio.
-Ahora mira…-dijo Alice , volviendo a centrar su atención en Bette –Nos vamos a cambiar a tu clase también – dijo como si eso fuese ya cosa hecha.
-Nooooooooo!!- gritó Bette de repente , pillando por sorpresa a sus amigas y a todo el que estaba dentro de la cafetería. Todo la miraron con ojos de sorpresa mientras tosia e intentaba recomponerse. –Qué??!!- les gritó a los estudiantes que la estaban mirando desde abajo. Dieron un pequeño respingo del susto y empezaron a mirar hacia otro lado rápidamente.
-No??- Alice frunció el ceño cuando Bette volvió a dirigirse a ellas – Por qué no??
-Sí, por qué no?-preguntó Sam también.
Shane simplemente miraba entretenida a sus amigas.
-Porque…-dijo Bette mientras mordía una tostada – estoy intentando ensanchar mis horizontes y hacer nuevas amigas –dijo , mirando a lo lejos.
-Nuevas amigas?-repitió Alice.
-Sí. Nuevas amigas – asintió Bette- Y no puedo hacerlo si estais allí. Reclamariais demasiado mi atención.
Alice miró a Sam y a Shane con cara de confusión y luego volvió a Bette.
-Vale...quién eres tu y que demonios has hecho con Bette Porter?
-Que graciosa Al –dijo Bette girando los ojos – Tiene algo de malo intentar hacer nuevos amigos?
-Nada. Si no eres Bette Porter – Alice entrecerró los ojos mientras miraba a Bette- Bette Porter no hace nuevas amistades. Nuevos enemigos , sí. Pero nuevos amigos , joder no.
-Estoy encantada de que tengas ese concepto de mi Al- se pasó la mano por el pelo en señal de frustración.
-A que clase te has cambiado?-preguntó Sam , para darle un respiro a Bette del ataque de Alice.
Bette miró hacia abajo mientras se masajeaba el cuello.
-Umm…4ºB – susurró
Sam levantó una ceja ante la respuesta de su amiga.
-4ºB , eh? Creo que conozco a alguien de esa clase…-sonrió con satisfacción lo que provocó que Bette la asesinara con la mirada.
Shane empezó a reirse cuando comprendió la razón de por qué Bette se había cambiado de clase.
-Tu no quieres hacer nuevas amigas-miró a Bette-Tu lo que quieres es hacerte amiga de una que yo me se.- se rió.
-Kennard?-preguntó Alice, levantando una ceja – Debería haberlo supuesto – sacudió la cabeza con resignación.
Sam se rió al ver que Bette estaba roja.
-Tu sabes que- dijo Sam echándose hacia delante y poniéndole la mano en el hombro a Bette –Tina y yo somos amigas. Podría cambiarme a tu clase e intentar ayudarte.
Bette negó sacudiendo la cabeza.
-Como se supone que puedo hacerme amiga de Kennard si tu estas ahí restregándome por la cara tu amistad con ella??- dijo mientras apartaba la mano de Sam de su hombro.- Estaos quietas. Dejadme que lo haga a mi estilo.
-Tu tienes un estilo??- preguntó Alice divertida mientras las otras se reian disimuladamente.
-Cállate – dijo Bette tirándole una uva.
-Genial. Realmente genial- iba refunfuñando Tina mientras se dirigía a su mesa de trabajo. Su profesor de química solo le había asignado a ella una nueva compañera de laboratorio para el resto del año. Se dirigió a la mesa diez y giró los ojos mientras Bette estaba sentada en un taburete esperándola con una sonrisa burlona tan grande que parecía que la cara se le iba a partir en dos.
-Bien, hola compañera – saludó Bette a Tina mientras esta se sentaba en el taburete que estaba al lado del suyo- Aquí tienes – dijo dándole unas gafas protectoras.
-Gracias-se quejó Tina mientras cogía las gafas y se las ponía. Comenzaba a lamentar lo de haber perdonado a la morena. Ahora no podía quitársela de encima. Miró a Bette e hizo rodar sus ojos , lo que fue respondido con otra sonrisa estúpida. Rápidamente torció la cabeza y comenzó a atender al profesor que estaba explicando. Hoy tenían otro experimento así que intentó escuchar con atención ….tanto como le era posible lo que era una toda una hazaña si tenia en cuenta la enorme distracción que tenia al lado.
-Tienes suerte de tenerme como compañera de laboratorio …-susurró Bette unos momentos después.
-Permíteme que lo dude –le contestó Tina.
Bette se acercó mas a la rubia y susurró:
-Deberías saberlo , soy excelente en química.- sonrió orgullosamente y le mostró a Tina la hoja de notas que tenia en la tapa de su cuaderno.
Tina alzó una ceja.
-Y qué te hace pensar que yo soy mala en esto??-Le pasó su cuadernos a Bette para que viese sus notas.
-No está mal- Bette sonrió con satisfacción – Pero no son tan buenas como las mías. – Bette abrió su cuaderno y empezó a coger apuntes.
Tina giró los ojos ante su compañera de laboratorio y suspiró. Abrió su cuaderno y comenzó a escribir. Unos minutos después Tina rompió el silencio.
-Wooow- la palabra salió de su boca sin ella pudiera evitarlo.
-Qué??-Bette levantó la cabeza y miró a Tina.
Tina siguió mirando fijamente los apuntes de Bette. Ella había mirado el cuaderno de la morena cuando no había llegado a apuntar un término que el profesor había dicho. Esperaba ver dibujitos y garabatos estúpidos escritos en el cuaderno, pero se quedó sorprendida al ver unos apuntes tan organizados con post –it que contenían información complementaria y cada cosa estaba escrita con un color (rojo para los términos y negro para las definiciones ). Y la letra….wow…. parecía caligrafia …era limpia , bonita…absolutamente perfecta. Para una persona a la que le gustaba aparentar que odiaba la escuela , Bette Porter era una estudiante bastante organizada, Tina pensó mientras seguía mirando fijamente.
-Qué??-repitió Bette mientras miraba entre Tina y su cuaderno. De repente se sintió un poco preocupada por sus apuntes.” Habrá alguna palabra mal escrita o algo? Y si piensa que mi letra es nefasta? Que vergüenza!!” pensaba. Se aclaró la garganta y dijo- Umm…Kennard??-le dio un suave codazo a la rubia.
-Lo siento….no …no es nada – dijo Tina saliendo de su aturdimiento. Vio la cara de confusión de Bette y rápidamente tosió para cubrir lo avergonzada que se sentía porque la hubiese pillado mirando de manera tan descarada.
-Estás segura?-preguntó Bette un poco preocupada.
-Completamente-dijo volviendo a prestarles atención a sus apuntes.
Unos minutos después el profesor empezó a preguntar cosas acerca de lo que había estado explicando. Debido a la suerte que tenía, Tina fue a la que primero llamó.
-Kennard!!-gritó el profesor de química mirando al siento donde estaba la rubia.
-Si señor??-Tina se levantó de su taburete.
-Qué se libera de una reacción cuando es efervescente?-preguntó , mirando a la rubia a través de sus gafas.
-Ummm…-Tina frunció el ceño y se mordió el labio inferior. Oh Dios mío , empezó a sentir pánico. Cuando el profesor había explicado esto hacia un rato ella no le estaba escuchando. “Vete al infierno Porter” maldijo a su compañera de laboratorio “ me has distraido”
-Dióxido de carbono- Bette tosió en alto , para que solo Tina se enterara de lo que le decia –Dióxido de carbono.-lo intentó otra vez después de unos segundos , un poco mas fuerte. El profesor miró a Bette significativamente , a lo que esta le contestó con una mirada airada , haciéndolo cambiar la vista rápidamente.
-Uhmm…oxígeno??-Tina contestó insegura.
-Incorrecto-el profesor sacudió la cabeza. –Jameson??- señaló a una chica al final de la clase.
-Dióxido de carbono-contestó la chica con confianza.
-Correcto-el profesor sonrió – Siéntese joven…y tu también Kennard.
La rubia se dejó caer sobre su taburete un poco desanimada. Era una pregunta fácil y habría sabido responderla si hubiese estado atenta a la explicación.
“Mierda”-maldijo silenciosamente con evidente molestia.
-Por qué no me has hecho caso?-Bette se inclinó hacia Tina.- Te estaba diciendo la respuesta correcta, Kennard.- susurró bruscamente.
-No te metas en lo que no te importa- contestó Tina.
-De acuerdo- Bette se cruzó de brazos y puso mala cara.
Unas cinco preguntas mas tarde, le llegó a Bette el turno de contestar.
-Señorita Porter- dijo el profesor inclinando la cabeza ligeramente. Tina se dio cuenta que a Bette era a la única a la que el profesor trataba de “señorita”. Las demás solo eran Kennard , Wade , Roberts etc- Los reactivos de Grignard que elemento suelen contener??-preguntó
“Joder esto lo se” pensó Bette, tratando de recordar la respuesta. Lo tenia en la punta de la lengua…solo necesitaba una pista y lo sabria. “Es algo con M…magnesio o manganeso?” Se mordió el labio inferior y frunció las cejas, debatiendo consigo misma.
-Hierro-susurró Tina
“Hierro?” Bette frunció el ceño. No estaba segura. Pero confió en Tina.
-Hierro- contestó en alto.
-Lo…lo siento…pero no es correcto- el profesor contestó un poco temeroso ante la reacción que Bette podría tener.
-Está seguro??-entrecerró los ojos.
-Completamente seguro. La respuesta correcta es Magnesio.-sacó sus apuntes y se los enseño a la clase mientras las manos le temblaban un poco.
-Vale-Bette se encogió. El profesor suspiró aliviado. No volvería a preguntarle a Porter otra vez. Su pobre corazón no sería capaz de soportarlo.
Bette se sentó y levantó una ceja hacia Tina.
-No podrías haberme dicho la respuesta bien??- dijo mientras miraba que la palabra Magnesio estaba escrita al lado de Grignard en el cuaderno de Tina.
-Hubiese podido- Tina sonrió malévolamente- Pero no me ha dado la gana – se encogió y le guiñó un ojo a Bette.
-Eres mala…-Bette sacudió la cabeza.
-Y tu eres una sabionda engreida – dijo sacándole la lengua.
-No me tientes con la lengua a no ser que pienses darle uso –susurró Bette
-Qué?- Tina entrecerró los ojos. Qué había dicho?
-Nada- Bette se encogió y volvió a atender en clase.
-Yo que tu no haría eso…-Dijo Bette , mientras miraba a Tina añadir una gotas de la sustancia química C dentro de un tubo de ensayo etiquetado como A.
Tina se volvió y levantó una ceja hacia su compañera de laboratorio
- Y por qué no??
Bette señaló las intrucciones que había en la pizarra.
-Ahí dice que deberías poner 35 gotas de sustancia B dentro de un tubo de ensayo entonces le añades 7 gotas de sustancia C.
Tina frunció el ceño y dejó el tubo encima de la estantería que había sobre la mesa.
-Eso es justo lo que he hecho. He puesto 35 gotas de sustancia B dentro del tubo de ensayo…y ahora estaba poniendo la sustancia C..
Bette negó con la cabeza.
-Has puesto 45 gotas de sustancia B…no 35- señaló al tubo de ensayo.
-No he hecho eso- contestó Tina a la defensiva- No soy tonta Porter, se contar.- miró de forma poco amistosa a Bette y se puso una mano en la cadera.
-Bueno ,si no me estuvieses mirando a cada rato te habrías dado cuenta que pusiste 10 gotas de más- Bette contestó cruzando los brazos.
Tina abrió la boca y miró horrorizada a Bette por lo que acababa de sugerir.
-Me estas desafiando?-entrecerró los ojos. Suspiró profundamente y rápidamente puso 7 gotas de sustancia C dentro del tubo de ensayo.
-Te lo advertí-dijo Bette por lo bajo.
Unos segundos mas tarde. la solución empezó como a gorjear.
-Qué coño?-dijo Tina en voz alta. Se suponía que se tenia que salir un humo rosa brillante…no hacer sonidos raros , se rascó la cabeza.
-Cuidado!!-Bette saltó sobre Tina.
BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOMMMMMMMMMMMMMMMMM
Una mini explosión ocurrió en la mesa diez. Los estudiantes que trabajaban en las mesas de al lado gritaron sorprendidos por el sonido y corrieron mientras el humo llenaba la clase.
-Estás bien?-Bette preguntó preocupada mirando al cuerpo que estaba debajo de ella.
Tina miró hacia arriba en shock, la morena estaba a pocos centímetros de su cara. Se ruborizó al sentir el cuerpo caliente de Bette Porter sobre ella.
-Estoy bien- dijo un minuto después y apartó el cuerpo de Bette de encima de ella.
-Ouch- Bette aulló, cuando cayó al suelo con un ruido sordo.
Tina se levantó y extendió una mano hacia Bette.
-Levanta- dijo mientras Bette agarraba la mano y se ponia de pie.
Después de que el humo se despejó unos minutos mas tarde, unas aturdidas Bette y Tina salieron fuera del laboratorio para calmarse un poco.
-Mierda- maldijo Bette pasandose una mano por el pelo.
Tina sacudió la cabeza mientras miraba a Bette que estaba a su lado.
-No podrías haberme parado?
-Hubiese podido-Bette sonrió –Pero no me ha dado la gana –dijo tomándole el pelo, por las palabras que antes había dicho Tina. Y perder la oportunidad de caer encima tuya? No, no había posibilidad de haberte parado, Bette dijo en su cabeza.
Tina miró fijamente a Bette entonces las dos estallaron en carcajadas. Se rieron durante unos minutos hasta que les empezó a doler la barriga.
-Deb…deberías darme las gracias- dijo Bette mientras paraba de reirse.
Tina arrugó la frente mientras se apoyaba en la pared.
-Y por qué?
-Te he salvado la vida –sonrió Bette
Tina se rió.
-Entonces gracias Bette. Estás segura de que te dejarán volver a tu casa en el infierno después de tu buena acción.? –bromeó.
-Que graciosa- Bette giró los ojos y sonrió- Entonces…- empezó a decir unos segundos después.
-Qué?- preguntó Tina
-Ahora ya somos amigas ? – Bette miró a Tina con esperanza.
Tina levantó una ceja y se rió.
-Nop. Lo siento. –sacudió la cabeza y se rió tontamente. Se separó de la pared y empezó a andar hacia la puerta del laboratorio e hizo señas a Bette para que la siguiera.- Eres mi compañera de mesa, mi compañera de laboratorio…y me has salvado la vida también.- se rió mientras pasaba.
Bette sonrió de oreja a oreja. Eso era probablemente un avance desde la noche anterior, ella pensaba, no estaba nada mal para media jornada laboral. “No está mal Porter, nada mal” Se felicitó mientras caminaba hacia la puerta siguiendo a Tina.
-Ey Jen- dijo Tina jadeando después de que su padre le diera el teléfono. El corazón le latía muy deprisa y se convenció a sí misma que se debía al esfuerzo que había hecho subiendo las escaleras. “Si es eso…es la única razón” pensó , intentando reafirmar su convicción.
-Hola Tina!- saludó Jenny alegremente.
-Siento si he tardado en llegar…es que estaba….- Tina se dirigió a la ventana de su habitación y miró el lugar donde minutos antes había estado aparcado el coche de Bette – mas o menos ocupada …– asomó la cabeza por la ventana para ver si podía ver al ferrari rojo tomar la curva. Pero se lo había perdido , así que se fue hasta su cama.
-Está bien , no importa – contestó Jenny – Pero… como estás?? –preguntó despacio , se le notaba en la voz que estaba preocupada.
-Estoy bien – sonrió mientras se dejaba caer en la cama , estaba cansada y se quedó allí hundiéndose en el colchón.
Jenny suspiró por el teléfono.
-Tina…-comenzó a decir , sabía la tendencia que tenia Tina a minimizar su dolor para que ella no se preocupara demasiado-…dime la verdad. Has tenido un día horrible.
-No del todo- contestó Tina – Estoy segura de que has oído que ya no tengo la tarjeta roja verdad? – dijo , mirando fijamente el infame papel rojo que tenía sobre su escritorio. Lo había puesto ahí para recordarse a sí misma que estaba en guerra . Ahora , después de todo lo que había ocasionado , simplemente era un papel rojo que le recordaba esos días crueles que quería olvidar. – Entonces, de verdad que estoy bien. No te estoy mintiendo –sonrió Tina
-Estás segura? – preguntó Jenny, se sentía un poco reacia a creer a su mejor amiga.
-Completamente segura – sonrió Tina
Jenny suspiró de alivio.
-Gracias a Dios! Te he estado buscando durante la comida para advertirte …pero era tarde- dijo tristemente al recordar la forma en que la masa estudiantil perseguía a su amiga por el pasillo.- De verdad que lo siento Tina – dijo susurrando su disculpa.
-Está bien Jen. No te preocupes por ello – Tina sacudió la cabeza mientras sus manos buscaban el objeto que estaba oculto debajo de la almohada – Ummm…….- comenzó a decir mirando fijamente el sobre blanco que tenia en las manos.
-Qué?-preguntó Jenny
-Bette Porter –dijo Tina , mientras jugaba con el sobre – me pidió disculpas. –dijo en un tono que ocultaba su sorpresa
Todavía no podía creerse lo que había ocurrido hacia unos minutos.
-Qué???!!!- gritó Jenny , provocando que Tina se apartase el teléfono de la oreja.-Como demonios ha ocurrido eso??
-No lo se –Tina se encogió de hombros –Todavía le estoy dando vueltas a lo que ha pasado.
-Cuándo te ha pedido perdón?-preguntó Jenny sin poder ocultar la curiosidad.
Tina se rió.
-Hace unos minutos….
-Qué??!!-volvió a gritar Jenny.
-Joder Jenny – gritó Tina un poco irritada mientras se frotaba el oido derecho.
-Es por eso por lo que estabas ocupada? –Jenny no hizo caso a la protesta de Tina y siguió con las preguntas.
-Sí- asintió.
-Qué ha pasado? Cómo ha sido?-Jenny seguía con las preguntas.
-Ha venido …y se ha disculpado. Y luego me ha preguntado que si éramos amigas. Ha sido…surrealista.-Tina sonrió al recordar la cara de decepción de Bette cuando le dijo que no eran amigas. Lo que pagaría por tener una foto de ese momento.
-Vaya – Jenny susurró. Bette Porter disculpándose? El infierno debía haberse congelado.
-Lo sé – Tina se rió tontamente.
Al día siguiente, Tina entró en clase tarareando una melodía bastante optimista. Sonrió inmensamente mirando por la ventana que estaba al lado de su mesa. “Hace un día hermoso , tranquilo…” pensó mientras se acercaba a su sitio. Las cosas finalmente habían vuelto a su cauce y esta vez de verdad. Bette Porter le había quitado la tarjeta roja…le había pedido perdón… y ahora todos los demás se portaban bien. Miró alrededor del aula y se rió un poco , al ver lo inofensivos que parecían sus compañeros ahora.
“Y ellos se agacharon ante la mala hierba”-sonrió con satisfacción mientras se sentaba.
Unos minutos después la profesora se hizo notar y pidió la atención de todos antes de empezar con la habitual ronda de anuncios.
-Tomen asiento señoritas- gritó la señorita Richardson mientras se situaba enfrente de la clase. Esperó a que todo el mundo se hubiese sentado antes de comenzar a hablar –Mañana será…
Tina daba golpecitos sobre su escritorio mientras seguía tarareando dentro de su cabeza. Perezosamente , apoyó la cabeza en su mano, mirando aburrida a su profesora que seguía hablando sobre las actividades programadas para el día siguiente. Ella solo escuchaba a medias. Suspiró de alivio cuando la profesora paró su monólogo.
-Ah y otra cosa – dijo la profesora para volver a llamar la atención de las estudiantes que comenzaban a agitarse de nuevo.- Tenemos una nueva estudiante que se ha cambiado a esta clase.- dijo, los estudiantes miraron alrededor y sonreían a sus compañeras de mesa. Sangre nueva, pensaban.
Tina era la única que no estaba emocionada. Por lo que a ella le respectaba, solo era otra rica snob que se unía a sus filas…y eso no era nada para emocionarse.
-Por favor, sed agradables con ella – pidió la profesora , gritando por encima del murmullo. Se acercó a la puerta y la abrió ligeramente mientras se dirigia a la persona que estaba fuera. Después volvió al frente de la clase y carraspeó. Los estudiantes , se empezaron a callar y a comportarse , a la espera de que entrase la nueva alumna. Querían silencio total para así poder escudriñar mejor a la chica nueva.- Entra – la profesora hizo señas para que la persona que estaba fuera entrase.
La clase entera, incluida Tina que solía ser mas tranquila , abrió la boca de par en par cuando vieron a Bette Porter contonearse hacia el interior de la clase con una dulce sonrisa grabada en su cara. Se puso al lado de la señorita Richardson y se dirigió a sus nuevas compañeras.
-Buenos días chicas – ronroneó.
-Buenos días –dijeron las estudiantes al unísono , sonriendo brillantemente.
Tina no dijo nada , se quedó en su asiento con los ojos como platos por la sorpresa.
Los ojos de Bette encontraron su objetivo y sonrió con satisfacción.
-Soy Elizabeth Porter, pero podéis llamarme Bette – dijo apoyándose en la mesa del profesor- Algunas de vosotras me conoceréis , solo me he cambiado de 4ºA que está al lado…los cual creo que es bueno , tengo el presentimiento de que me gustarán mas las personas de esta clase.- Sonrió abiertamente y miró a Tina que estaba como traumatizada en su sitio al lado de la ventana.
Nadie se dio cuenta de la mirada que Bette dirigió a Tina ya que estaban demasiado ocupadas sonriendo de oreja a oreja porque la líder del F4 las hubiese honrado con su presencia.
-Bien- sonrió la señorita Richardson mirando a Bette – Tome asiento – dijo señalando un escritorio de repuesto que había al final de la clase.
-Gracias –sonrió Bette y empezó a andar en medio del mar de escritorio, dejando a las estudiantes medio desmayadas a su paso. En vez de ir al fondo de la clase , como la habían mandando , se paró entre los escritorio de Stephanie y Tina. –Ah- dijo con sorpresa mirando a Stephanie.
Stephanie se ruborizó debido a la atención inesperada de Bette Porter. Bette le estaba prestando atención!! Su mente bailaba victoriosa mientras ella sonreia estúpidamente a Bette.
-S…sí?- tartamudeó.
-Estoy viendo un escritorio de sobra aquí – sonrió Bette, señalando el escritorio de Stephanie.
Stephanie miró a Bette confundida.
-Q..qué?? – preguntó
Bette arqueó una ceja , echando la cabeza a un lado , mientras sonreía fingidamente.
- Cómo te llamas?
-Stephanie Archer- contestó la chica – tu ... tu me pillaste accidentalmente la mano con una puerta en sexto curso.- ella añadió, en un patético intento de seguir la conversación.
-Pues gracias Stephanie- sonrió Bette dulcemente mientras entrecerraba un poco los ojos-…por ofrecerme tu asiento- terminó Bette con la mirada fija en el escritorio de Stephanie.
-Ah – masculló la chica enrojeciendo de la vergüenza al darse cuenta de lo que Bette quería decir- Bien…- dijo juntando sus cosas , se levantó y se fue al final de la clase.
Bette se sentó en el sitio que había quedado libre y sonrió triunfalmente. Miró a Tina que la miraba como si fuese un espécimen extraño.
-Ah!! Hola Kennard. Imaginaba que te vería por aquí- dijo , intentando hacerse la sorprendida.
Tina entrecerró los ojos.
-Qué estás haciendo aquí, Porter?
-Bueno días para ti también – sonrió dulcemente – Veo que te queda como un guante –dijo mirando el uniforme de Tina.
-Qué estás haciendo aquí?-susurró bruscamente, repitiendo la pregunta.
-De nada , Kennard- sonrió Bette , mientras seguía ignorando las preguntas de Tina- Supongo que eres mi compañera, no?- se encogió de hombros inocentemente señalándolas a ambas.
Tina rodó los ojos, y giró su cabeza para mirar a la pizarra.
Bette hizo lo mismo que Tina y miró hacia otro lado también.
“Pienso que a partir de ahora seremos buenas amigas”- sonrió para sí misma.
-Te has cambiado de clase y no nos lo has dicho?!- gritó Alice mientras Sam , Shane y ella se dirigían a su mesa de la cafetería durante el descanso.
-Bueno días para ti también, Al – contestó Bette con calma mientras le daba unos sorbos a su café.
-Qué ocurre?-preguntó Shane mientras se sentaba y llamaba a un camarero para pedir su desayuno.
-Explícate Porter .-Alice cruzó los brazos y se sentó enfrente de Bette.
Bette se encogió .
-Llegais tarde.
-Siempre llegamos tarde- Sam miró a Bette mientras mordia una manzana – Qué hay de novedoso en ello??
Alice cabeceó a modo de asentimiento.
-Sammy tiene razón. Podrías habernos llamado Porter – Alice miró con el ceño fruncido a Bette – Hemos tenido que averiguarlo por el chismorreo. Por el cotilleo de mierda!! – miró a Bette con incredulidad – Esto no nos hace diferentes del resto de la escuela. Tus mejores amigas las últimas en enterarse…es tan triste y patético.
-Vale, vale –Bette levantó las manos a modo de rendición – He sido mala. Debería habéroslo dicho.
-Eso crees??!!-protestó Alice.
-Está bien Bette – Shane sonrió a la guapa camarera que acababa de traerle el desayuno.- Alice es la reina del drama –dijo riendose de la rubia. Sonrió y le saco la lengua a Alice después de que esta la mirase con cara de mal genio.
-Ahora mira…-dijo Alice , volviendo a centrar su atención en Bette –Nos vamos a cambiar a tu clase también – dijo como si eso fuese ya cosa hecha.
-Nooooooooo!!- gritó Bette de repente , pillando por sorpresa a sus amigas y a todo el que estaba dentro de la cafetería. Todo la miraron con ojos de sorpresa mientras tosia e intentaba recomponerse. –Qué??!!- les gritó a los estudiantes que la estaban mirando desde abajo. Dieron un pequeño respingo del susto y empezaron a mirar hacia otro lado rápidamente.
-No??- Alice frunció el ceño cuando Bette volvió a dirigirse a ellas – Por qué no??
-Sí, por qué no?-preguntó Sam también.
Shane simplemente miraba entretenida a sus amigas.
-Porque…-dijo Bette mientras mordía una tostada – estoy intentando ensanchar mis horizontes y hacer nuevas amigas –dijo , mirando a lo lejos.
-Nuevas amigas?-repitió Alice.
-Sí. Nuevas amigas – asintió Bette- Y no puedo hacerlo si estais allí. Reclamariais demasiado mi atención.
Alice miró a Sam y a Shane con cara de confusión y luego volvió a Bette.
-Vale...quién eres tu y que demonios has hecho con Bette Porter?
-Que graciosa Al –dijo Bette girando los ojos – Tiene algo de malo intentar hacer nuevos amigos?
-Nada. Si no eres Bette Porter – Alice entrecerró los ojos mientras miraba a Bette- Bette Porter no hace nuevas amistades. Nuevos enemigos , sí. Pero nuevos amigos , joder no.
-Estoy encantada de que tengas ese concepto de mi Al- se pasó la mano por el pelo en señal de frustración.
-A que clase te has cambiado?-preguntó Sam , para darle un respiro a Bette del ataque de Alice.
Bette miró hacia abajo mientras se masajeaba el cuello.
-Umm…4ºB – susurró
Sam levantó una ceja ante la respuesta de su amiga.
-4ºB , eh? Creo que conozco a alguien de esa clase…-sonrió con satisfacción lo que provocó que Bette la asesinara con la mirada.
Shane empezó a reirse cuando comprendió la razón de por qué Bette se había cambiado de clase.
-Tu no quieres hacer nuevas amigas-miró a Bette-Tu lo que quieres es hacerte amiga de una que yo me se.- se rió.
-Kennard?-preguntó Alice, levantando una ceja – Debería haberlo supuesto – sacudió la cabeza con resignación.
Sam se rió al ver que Bette estaba roja.
-Tu sabes que- dijo Sam echándose hacia delante y poniéndole la mano en el hombro a Bette –Tina y yo somos amigas. Podría cambiarme a tu clase e intentar ayudarte.
Bette negó sacudiendo la cabeza.
-Como se supone que puedo hacerme amiga de Kennard si tu estas ahí restregándome por la cara tu amistad con ella??- dijo mientras apartaba la mano de Sam de su hombro.- Estaos quietas. Dejadme que lo haga a mi estilo.
-Tu tienes un estilo??- preguntó Alice divertida mientras las otras se reian disimuladamente.
-Cállate – dijo Bette tirándole una uva.
-Genial. Realmente genial- iba refunfuñando Tina mientras se dirigía a su mesa de trabajo. Su profesor de química solo le había asignado a ella una nueva compañera de laboratorio para el resto del año. Se dirigió a la mesa diez y giró los ojos mientras Bette estaba sentada en un taburete esperándola con una sonrisa burlona tan grande que parecía que la cara se le iba a partir en dos.
-Bien, hola compañera – saludó Bette a Tina mientras esta se sentaba en el taburete que estaba al lado del suyo- Aquí tienes – dijo dándole unas gafas protectoras.
-Gracias-se quejó Tina mientras cogía las gafas y se las ponía. Comenzaba a lamentar lo de haber perdonado a la morena. Ahora no podía quitársela de encima. Miró a Bette e hizo rodar sus ojos , lo que fue respondido con otra sonrisa estúpida. Rápidamente torció la cabeza y comenzó a atender al profesor que estaba explicando. Hoy tenían otro experimento así que intentó escuchar con atención ….tanto como le era posible lo que era una toda una hazaña si tenia en cuenta la enorme distracción que tenia al lado.
-Tienes suerte de tenerme como compañera de laboratorio …-susurró Bette unos momentos después.
-Permíteme que lo dude –le contestó Tina.
Bette se acercó mas a la rubia y susurró:
-Deberías saberlo , soy excelente en química.- sonrió orgullosamente y le mostró a Tina la hoja de notas que tenia en la tapa de su cuaderno.
Tina alzó una ceja.
-Y qué te hace pensar que yo soy mala en esto??-Le pasó su cuadernos a Bette para que viese sus notas.
-No está mal- Bette sonrió con satisfacción – Pero no son tan buenas como las mías. – Bette abrió su cuaderno y empezó a coger apuntes.
Tina giró los ojos ante su compañera de laboratorio y suspiró. Abrió su cuaderno y comenzó a escribir. Unos minutos después Tina rompió el silencio.
-Wooow- la palabra salió de su boca sin ella pudiera evitarlo.
-Qué??-Bette levantó la cabeza y miró a Tina.
Tina siguió mirando fijamente los apuntes de Bette. Ella había mirado el cuaderno de la morena cuando no había llegado a apuntar un término que el profesor había dicho. Esperaba ver dibujitos y garabatos estúpidos escritos en el cuaderno, pero se quedó sorprendida al ver unos apuntes tan organizados con post –it que contenían información complementaria y cada cosa estaba escrita con un color (rojo para los términos y negro para las definiciones ). Y la letra….wow…. parecía caligrafia …era limpia , bonita…absolutamente perfecta. Para una persona a la que le gustaba aparentar que odiaba la escuela , Bette Porter era una estudiante bastante organizada, Tina pensó mientras seguía mirando fijamente.
-Qué??-repitió Bette mientras miraba entre Tina y su cuaderno. De repente se sintió un poco preocupada por sus apuntes.” Habrá alguna palabra mal escrita o algo? Y si piensa que mi letra es nefasta? Que vergüenza!!” pensaba. Se aclaró la garganta y dijo- Umm…Kennard??-le dio un suave codazo a la rubia.
-Lo siento….no …no es nada – dijo Tina saliendo de su aturdimiento. Vio la cara de confusión de Bette y rápidamente tosió para cubrir lo avergonzada que se sentía porque la hubiese pillado mirando de manera tan descarada.
-Estás segura?-preguntó Bette un poco preocupada.
-Completamente-dijo volviendo a prestarles atención a sus apuntes.
Unos minutos después el profesor empezó a preguntar cosas acerca de lo que había estado explicando. Debido a la suerte que tenía, Tina fue a la que primero llamó.
-Kennard!!-gritó el profesor de química mirando al siento donde estaba la rubia.
-Si señor??-Tina se levantó de su taburete.
-Qué se libera de una reacción cuando es efervescente?-preguntó , mirando a la rubia a través de sus gafas.
-Ummm…-Tina frunció el ceño y se mordió el labio inferior. Oh Dios mío , empezó a sentir pánico. Cuando el profesor había explicado esto hacia un rato ella no le estaba escuchando. “Vete al infierno Porter” maldijo a su compañera de laboratorio “ me has distraido”
-Dióxido de carbono- Bette tosió en alto , para que solo Tina se enterara de lo que le decia –Dióxido de carbono.-lo intentó otra vez después de unos segundos , un poco mas fuerte. El profesor miró a Bette significativamente , a lo que esta le contestó con una mirada airada , haciéndolo cambiar la vista rápidamente.
-Uhmm…oxígeno??-Tina contestó insegura.
-Incorrecto-el profesor sacudió la cabeza. –Jameson??- señaló a una chica al final de la clase.
-Dióxido de carbono-contestó la chica con confianza.
-Correcto-el profesor sonrió – Siéntese joven…y tu también Kennard.
La rubia se dejó caer sobre su taburete un poco desanimada. Era una pregunta fácil y habría sabido responderla si hubiese estado atenta a la explicación.
“Mierda”-maldijo silenciosamente con evidente molestia.
-Por qué no me has hecho caso?-Bette se inclinó hacia Tina.- Te estaba diciendo la respuesta correcta, Kennard.- susurró bruscamente.
-No te metas en lo que no te importa- contestó Tina.
-De acuerdo- Bette se cruzó de brazos y puso mala cara.
Unas cinco preguntas mas tarde, le llegó a Bette el turno de contestar.
-Señorita Porter- dijo el profesor inclinando la cabeza ligeramente. Tina se dio cuenta que a Bette era a la única a la que el profesor trataba de “señorita”. Las demás solo eran Kennard , Wade , Roberts etc- Los reactivos de Grignard que elemento suelen contener??-preguntó
“Joder esto lo se” pensó Bette, tratando de recordar la respuesta. Lo tenia en la punta de la lengua…solo necesitaba una pista y lo sabria. “Es algo con M…magnesio o manganeso?” Se mordió el labio inferior y frunció las cejas, debatiendo consigo misma.
-Hierro-susurró Tina
“Hierro?” Bette frunció el ceño. No estaba segura. Pero confió en Tina.
-Hierro- contestó en alto.
-Lo…lo siento…pero no es correcto- el profesor contestó un poco temeroso ante la reacción que Bette podría tener.
-Está seguro??-entrecerró los ojos.
-Completamente seguro. La respuesta correcta es Magnesio.-sacó sus apuntes y se los enseño a la clase mientras las manos le temblaban un poco.
-Vale-Bette se encogió. El profesor suspiró aliviado. No volvería a preguntarle a Porter otra vez. Su pobre corazón no sería capaz de soportarlo.
Bette se sentó y levantó una ceja hacia Tina.
-No podrías haberme dicho la respuesta bien??- dijo mientras miraba que la palabra Magnesio estaba escrita al lado de Grignard en el cuaderno de Tina.
-Hubiese podido- Tina sonrió malévolamente- Pero no me ha dado la gana – se encogió y le guiñó un ojo a Bette.
-Eres mala…-Bette sacudió la cabeza.
-Y tu eres una sabionda engreida – dijo sacándole la lengua.
-No me tientes con la lengua a no ser que pienses darle uso –susurró Bette
-Qué?- Tina entrecerró los ojos. Qué había dicho?
-Nada- Bette se encogió y volvió a atender en clase.
-Yo que tu no haría eso…-Dijo Bette , mientras miraba a Tina añadir una gotas de la sustancia química C dentro de un tubo de ensayo etiquetado como A.
Tina se volvió y levantó una ceja hacia su compañera de laboratorio
- Y por qué no??
Bette señaló las intrucciones que había en la pizarra.
-Ahí dice que deberías poner 35 gotas de sustancia B dentro de un tubo de ensayo entonces le añades 7 gotas de sustancia C.
Tina frunció el ceño y dejó el tubo encima de la estantería que había sobre la mesa.
-Eso es justo lo que he hecho. He puesto 35 gotas de sustancia B dentro del tubo de ensayo…y ahora estaba poniendo la sustancia C..
Bette negó con la cabeza.
-Has puesto 45 gotas de sustancia B…no 35- señaló al tubo de ensayo.
-No he hecho eso- contestó Tina a la defensiva- No soy tonta Porter, se contar.- miró de forma poco amistosa a Bette y se puso una mano en la cadera.
-Bueno ,si no me estuvieses mirando a cada rato te habrías dado cuenta que pusiste 10 gotas de más- Bette contestó cruzando los brazos.
Tina abrió la boca y miró horrorizada a Bette por lo que acababa de sugerir.
-Me estas desafiando?-entrecerró los ojos. Suspiró profundamente y rápidamente puso 7 gotas de sustancia C dentro del tubo de ensayo.
-Te lo advertí-dijo Bette por lo bajo.
Unos segundos mas tarde. la solución empezó como a gorjear.
-Qué coño?-dijo Tina en voz alta. Se suponía que se tenia que salir un humo rosa brillante…no hacer sonidos raros , se rascó la cabeza.
-Cuidado!!-Bette saltó sobre Tina.
BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOMMMMMMMMMMMMMMMMM
Una mini explosión ocurrió en la mesa diez. Los estudiantes que trabajaban en las mesas de al lado gritaron sorprendidos por el sonido y corrieron mientras el humo llenaba la clase.
-Estás bien?-Bette preguntó preocupada mirando al cuerpo que estaba debajo de ella.
Tina miró hacia arriba en shock, la morena estaba a pocos centímetros de su cara. Se ruborizó al sentir el cuerpo caliente de Bette Porter sobre ella.
-Estoy bien- dijo un minuto después y apartó el cuerpo de Bette de encima de ella.
-Ouch- Bette aulló, cuando cayó al suelo con un ruido sordo.
Tina se levantó y extendió una mano hacia Bette.
-Levanta- dijo mientras Bette agarraba la mano y se ponia de pie.
Después de que el humo se despejó unos minutos mas tarde, unas aturdidas Bette y Tina salieron fuera del laboratorio para calmarse un poco.
-Mierda- maldijo Bette pasandose una mano por el pelo.
Tina sacudió la cabeza mientras miraba a Bette que estaba a su lado.
-No podrías haberme parado?
-Hubiese podido-Bette sonrió –Pero no me ha dado la gana –dijo tomándole el pelo, por las palabras que antes había dicho Tina. Y perder la oportunidad de caer encima tuya? No, no había posibilidad de haberte parado, Bette dijo en su cabeza.
Tina miró fijamente a Bette entonces las dos estallaron en carcajadas. Se rieron durante unos minutos hasta que les empezó a doler la barriga.
-Deb…deberías darme las gracias- dijo Bette mientras paraba de reirse.
Tina arrugó la frente mientras se apoyaba en la pared.
-Y por qué?
-Te he salvado la vida –sonrió Bette
Tina se rió.
-Entonces gracias Bette. Estás segura de que te dejarán volver a tu casa en el infierno después de tu buena acción.? –bromeó.
-Que graciosa- Bette giró los ojos y sonrió- Entonces…- empezó a decir unos segundos después.
-Qué?- preguntó Tina
-Ahora ya somos amigas ? – Bette miró a Tina con esperanza.
Tina levantó una ceja y se rió.
-Nop. Lo siento. –sacudió la cabeza y se rió tontamente. Se separó de la pared y empezó a andar hacia la puerta del laboratorio e hizo señas a Bette para que la siguiera.- Eres mi compañera de mesa, mi compañera de laboratorio…y me has salvado la vida también.- se rió mientras pasaba.
Bette sonrió de oreja a oreja. Eso era probablemente un avance desde la noche anterior, ella pensaba, no estaba nada mal para media jornada laboral. “No está mal Porter, nada mal” Se felicitó mientras caminaba hacia la puerta siguiendo a Tina.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPÍTULO DOCE: Espía en mí
Era hora de comer en la academia de Redwind. Los estudiantes que se sentaban alrededor de las diversas mesas dentro de la cafetería se rascaban sus cabezas confundidos mientras miraban la mesa de 4F para arriba . Estaba vacía, y no parecía que los inquilinos regulares llegarían en cualquier momento pronto. Echavaban un vistazo de vez en cuando, sintiéndose enormemente decepcionados porque les faltaría su dosis acostumbrada de taco de ojo de Bette Porter y de sus amigas.
Mientras tanto, en alguna parte al lado del campo de fútbol afuera, tres figuras estaban juntas amontonadas detrás de un arbusto enorme, bajo el ardiente sol del mediodía. Bette y Shane estaban agachadas a cada lado de Alicia, mirando para arriba en el balcón del tercer piso del edificio principal.
“¿Porqué estamos espiando otra vez?” Shane dio vuelta a Bette mientras se limpiaba los granos de sudor que se formaban en su frente.
“No estamos espiando, estamos observando Shane.” Bette contestó severa, no quitando sus ojos de sus blancos.
“De acuerdo. Entonces ¿porqué estamos “observando” a Sam y Kennard?” Shane preguntó, limpiándose ella misma el sudor con su mano.
“Porque Porter no confía en Sammy y está celosa de que su mejor amiga esté con Kennard durante el tiempo del receso.” Alicia contestó práctica mientras espiaban la interacción entre Sam y Tina a través de los prismáticos que “pidió prestado” de la oficina del instructor de gimnasia.
“Que no es eso.” Bette afirmó contundente. “Estoy apenas un poco curiosa de ver cómo Sam obra recíprocamente con otra gente además de nosotros.” Razonó en voz alta, no pudiendo desgraciadamente convencer a sus amigas.
“Sí correcto.” Alicia apartó su mirada de los prismáticos para rodar sus ojos en Bette.
“De todos modos, dame eso.” Bette dijo irritatada y levantó su mano para tomar los prismáticos de las manos de la rubia.
Alicia amplió un brazo para mantener los prismáticos fuera del alcance de la morena. Con un gruñido territorial, golpeó con fuerza la mano de Bette lejos con su otra mano. “¡De ninguna manera Porter!” Susurró agudamente. “Éste es todo lo que tenemos.” Dijo a través de los dientes cerrados fuertemente. No quería entregarselos a Bette por miedo de que su líder impetuoso pudiera lanzarlo a la tierra y destruirlo cuando viera algo que aumentaría sus celos.
“Tch. Muy bien.” Bette cruzó sus brazos y volvió su atención al balcón. Enfocó sus ojos y se concentró en las figuras lejanas de Sam y de Kennard mientras se inclinaban contra la repisa. “¿Qué está haciendo?” Preguntó pocos minutos más tarde. “U . Kennard, quiero decir.” Bette susurró.
“Está riendo nerviosamente.” Alicia contestó apresurada.
“¿Riendo nerviosamente?” Shane levantó una ceja. Ella podría decir que las dos tenían una conversación agradable arriba observando su lenguaje corporal, pero no podía ver absolutamente sus expresiones faciales.
“Que no puede ser correcto. Mira otra vez.” Bette frunció el ceño.
“¡Estoy mirando! Y ella está riendo nerviosamente. ¡Riendo nerviosamente!” Alicia exclamó mas fuerte, mirando a la rubia que cubría su boca mientras se reía de algo que dijo Sam.
“Oh ha ha. Quizá Sam le cuenta una broma. Samantha es lista, tan lista.” La voz de Bette goteó con sarcasmo. ¡Mierda ella estaba tan celosa! Cerró sus puños y exhaló agudamente.
“¿Qué están haciendo aquí chicas?” Una voz por detrás interrumpió su operación de espionaje.
“¡¡¡Aaaaaaaahhh!!!” Las tres saltaron para arriba en choque mientras miraban furtivamente a Helena Peabody hacia arriba detrás de ellas.
“Pensé que esos traseros escondidos entre los arbustos me parecían familiares.” Helena se rió de las caras rojas que miraban fijamente en ella.
“¡¡Ssssshhh!!” Bette cubrió la boca de Helena con su mano y arrastró el cuerpo de la heredera Peabody hacia abajo para ocultarla, con Alicia y Shane siguiendo el juego. Respiró un suspiro de alivio cuando Sam y Tina parecieron no notarlas. Las dos estaban envueltas en su pequeña conversación.
“¿Qué están haciendo chicas?” Helena susurró, una sonrisa divertida se dibujaba en su rostro.
“Observando.” Shane y Bette contestaron al unísono.
“¿Observando?” Helena levantó una ceja. Siguió la línea de visión de Bette y vio a dos personas que parecían ser Sam y Tina hablando en un balcón hacia arriba . “Oh, ya veo.” Ella rió un poco.
“Tu estás aquí abajo conmigo y Kennard está allá arriba con Sam. ¡Es tan injusto! No podríamos intercambiar posiciones ahora?” Bette gimoteó, ganando una pequeña risa de Helena.
“De todos modos, ¿qué te trae por aquí Hel?” Shane dio vuelta a su huésped inesperada.
“¡Oh!” Helena exclamó riendo, recordando la razón de su visita inesperada. Abrió su monedero y sacó un sobre color crema de adentro. “Solo voy a darle esto a Tina.”
“¿Tina?” Bette surcó su frente. ¿Su Tina?
“Tina Kennard.” Helena aclaró, señalando con su cabeza a la rubia que estaba arriba. “La estoy invitando a la fiesta de que ustedes me están organizando.” Ella se encogió. “Espero que no te importe.” Ella miraba cautelosomente a Bette.
“No. en absoluto.” Bette sonrió torpe. “Espera.” Dijo algunos segundos más adelante, un pensamiento amanecía en ella. “¿La conoces?” le preguntó a Helena.
“Nos hemos encontrado.” Helena sonrió, manteniendo su respuesta corta.
“¿Y?” Bette picó.
Helena sonrió internamente. “Y no es asunto tuyo querida.”
Bette rodó sus ojos. “Podría darsela si quieres.” Ella estiró su mano a Helena, mirando fijamente la invitación.
“No gracias.” Helena sacudió su cabeza. “No quisiera que te molestaras.” Ella sonrió, pensando que Bette y Tina estaban todavía en malos términos.
“Mi estimada.” Bette sonrió dulce. “Insisto.” Dijo a través de los dientes cerrados fuertemente y arrebató el sobre lejos de la mano de Helena.
Shane vio la expresión de una sacudida eléctrica en la cara de Helena y aclaró. “Ahora son compañeras de clase.”
“Compañeras de asiento también.” Agregó Alicia.
“¡Y compañeras!” Bette dijo alegremente.
“Oh.” Dijo Helena. “Trabajas rápidamente.” Dio vuelta a Bette, feliz de que la morena parecía haber seguido su consejo de memoria. “Entonces, ¿qué están haciendo?” Helena preguntó, moviendo su cabeza hacia Sam y Tina.
“Riendo nerviosamente.” Las tres contestaron en un estribillo.
-------------------------------
En el balcón del tercer piso, Tina y Sam continuaron su conversación totalmente inconscientes de los ojos que espiaban en ellas desde abajo.
“Entonces tu y Bette.” Sam sonrió en Tina y levantó sus cejas sugestiva. “¿son amigas?” Sonrió satisfecha.
“Compañeras.” Tina corrigió. “Compañeras.” Continuó acentuando la palabra. “No olvides nunca como comenzamos” ella reiteró con una sonrisa.
“Está bien.” Sam rió. “¿Entonces cómo ha estado hasta ahora? ¿Te está volviendo loca?”
Tina sonrió mientras se inclinaba adelante en la repisa. “No tienes ninguna idea.” Ella miraba a Sam al lado de ella. “Es frustrante, engreída, y tan llena de si.” Sacudió su cabeza y se rió entre dientes un poco. Exhaló un poco en voz alta y miró el campo otra vez.
“¿Pero?” Sam miraba a Tina con conocimiento. “Detecto venir el “pero” .” Sonrió en la rubia.
Tina suspiró. “Ella está un poco muy bien también. a veces.” Dijo lentamente. “Lo que es increible, tengo que decir.”
“Ella no es el diablo encarnado sabes.” Sam sonrió. “Tiene algunas cualidades que la redimen.” Rió y movió una mano a través de su pelo, pensando en su mejor amiga. “Y ella solo demuestra ese lado a muy pocas personas.”
“¿Así pues, soy parte los desafortunados?” Tina bromeó.
Sam rió. “Si eso es lo que piensas.”
Después de algunos minutos de silencio cómodo, Tina miró a Sam con una expresión seria en su cara. “Hey.” Ella comenzó.
“¿H ?” Sam la miraba con su barbilla reclinandose perezosa sobre su mano.
“Creo que aún no te he agradecido por lo que hiciste por mi ayer” Tina sonrió sinceramente en la morena. “Gracias Sam. No sabes cuánto aprecio realmente lo que has hecho.” Dijo suavemente. Hiciste que te apreciara aún más, Tina agregó dentro de su cabeza.
“No fue nada.” Sam se levantó y cerró la distancia entre ella y Tina. “Tu estabas allí para mí cuando estaba deprimida, fue lo menos que podía hacer.” Ella sonrió genuinamente, poniendo sus manos en los hombros de Tina.
“¡¡Aaaaaaggggggggggggggggghhhh!! ¡¡¡¡¡Baja tus manos de mierda de ella!!!!!” Un grito enojado y frustrado resonó en el campo de fútbol.
“¿Qué fue eso?!” Sam retiró rápidamente sus manos de los hombros de Tina y miraron abajo en el campo. Ella surcó su frente mientras sus ojos exploraban sus alrededores. Nadie allí, ella se rascó su cabeza, no viendo ninguna muestra de movimiento abajo. “Que extraño.” Susurró.
“Totalmente.” Tina cabeceó en el acuerdo mientras buscaba también la fuente del grito y no encontró nada.
En alguna parte abajo, ocultas de sus ojos, Helena, Alicia y Shane se sentaban en una Bette furibunda mientras luchaban por restringirla de volar hasta el balcón y de matar a Sam.
--------------------------------
“Aquí va.” Bette sonrió, colocando una bolsa de papel marrón en el escritorio de Tina.
“¿Qué es eso?” Tina señaló un dedo en el bolso.
“Comida.” Bette contestó simplemente.
Tina surco su frente, sospechando de la morena al lado de ella. “¿Porqué me estás dando comida?”
“Porque sé que no comiste nada durante la hora del almuerzo.”
Tina levantó una ceja. “¿Y puedo preguntarte cómo lo sabes?”
Bette sonrió y se inclinó hacia la rubia. “Porque puedo ver el hambre en tus ojos.” Hizo una demostración de mirar directo en los ojos pardos de Tina, estudiándolos intensamente. “Y puedo oir los gruñidos de tu panza.” Ella señaló al estómago de Tina. Y sé que Sam no te alimentó con nada cuando estabas aburriéndote con ella en ese balcón, agregó dentro de su cabeza.
“Asno inteligente.” Tina rodó sus ojos, golpeando con fuerza el dedo de Bette lejos.
“Gracias. Lo considero como elogio.” Bette sonrió con aire satisfecho. “Ahora come.” Le ordenó.
“No puedo comer esto ahora.” Tina la contradijo, moviendo la cabeza hacia su profesor que acababa de entrar en la sala de clase. Su clase de la tarde estaba a punto de comenzar. “Es contra las reglas.”
“¿Reglas?” Bette frunció el ceño. “No sé si lo has notado mi estimada compañera de asiento, pero, las reglas de aquí adentro no se aplican para mí.” Ella señaló con aire satisfecho a si misma. “Estoy un poco sobre la ley.” Bette sonrió y movió su cabeza al lado. “Realmente, soy la ley alrededor de aquí.” Sonrió arrogante.
“Bien, las reglas no se pueden aplicar a ti. Pero están en mí.” Tina replicó uniformemente.
“Nada de eso. No.” Bette sacudió su cabeza. “Intentalo. Vamos, dale una deliciosa mordida y ve si te metes en problemas.” Acercándose mas a la rubia al lado de ella. “Sabes que quieres.”
Tina miró esceptica a Bette y abrió la bolsa de papel lentamente. Sacó un envase de plástico con un emparedado adentro y levanto la tapa. Parece extremadamente delicioso, pensó mientras salivaba ante la vista, y huele bien también. Cautelosamente levantó el emparedado a su boca y le dió una mordida grande.
“¡Kennard!” El profesor enfrente habló airadamente.
“Ella está comiendo. No la moleste.” Bette dijo a través de los dientes cerrados fuertemente y tiró un fulgor de muerte en el profesor.
“Oh. Lo siento. entonces disfruta de tu comida.” El profesor sonrió nervioso mientras daba vuelta rápidamente a la clase y comenzó a escribir en el pizarrón en blanco a la velocidad del rayo.
“¿Ves?” Bette dio vuelta a Tina y sonrió de oído a oído.
La rubia, que había parado de masticar cuando el profesor dijo en voz alta su nombre, miró de nuevo a la morena con una mirada incrédula en su cara. “Matón rimbombante.” Sacudió su cabeza y reasumió el masticar.
---------------------------------
“¡¡Kennard!!” Bette gritó sobre las cabezas de diversos estudiantes, luchando por alcanzar a la rubia que caminaba apresuradamente hacia la salida del edificio principal. Tan pronto como la campana de salida sonara, Tina saltó rápidamente de su asiento y salió de la sala de clase. Bette, que se doblaba abajo para poner sus cosas dentro de su bolso por un minuto, encontró que hablaba con nadie cuando se enderezó. Corrió enojada hacia la puerta de la sala de clase, intentando alcanzar a la rubia.
“Mierda.” Maldijo cuando la cantidad de estudiantes la barrió también buscando la salida. Levantó el cuello y vio una cabeza rubia familiar pasando a través de las puertas principales. “¡¡Dejenme pasar!!” Gritó con la fuerza de sus pulmones. Todos los estudiantes miraron en su dirección y se trasladaron rápidamente a los lados cuando reconocieron la mirada furiosa de Bette Porter en ellos. Bette corrió por el vestíbulo mientras los estudiantes se dividian como el Mar Rojo a su paso.
“¡¡Kennard!!” Bette gritó otra vez cuando por fin salió. Tina caminaba enérgicamente lejos, no haciendo caso adrede de las llamadas de Bette ni aún cuando la morena pudo alcanzarla. La rubia no demostró muestras de detenerse así que Bette caminó al revés mientras intentaba establecer la conversación con Tina. “Hey.” Le dijo sin aliento.
“¿Qué quieres Porter?” Tina suspiró, un poco exasperada. La escuela había terminado y todavía no lograba sacudirse a la morena de su lado.
“Ésto.” Bette luchó para coger su respiración mientras sacaba un sobre color crema de su bolso. “..es de Helena Peabody.” Ella dio a Tina el sobre. “Es una invitación para su fiesta en casa este viernes.”
Tina paró de caminar mientras examinaba el sobre en sus manos. ¿Helena Peabody? ¿La heredera la invitaba realmente a su fiesta? Ella sonrió al pensarlo. Movió de un tirón el sobre y levantó una ceja cuando leyó los nombres en la parte posterior. “¿Tina Kennard y BettePorter?” Susurró confundida. Levantó la vista y surcó su frente mirando sospechosamente a la morena delante de ella.
“¿Qué?” Bette dijo inocente.
Tina demostró el sobre a Bette. “¡Me quieres explicar?” Ella levantó una ceja. Reconoció la cursiva, vio algo absolutamente similar a esa durante la clase de química.
Bette se encogió. “No lo sé.” Ella sonrió angelicalmente, agitando su mano derecha inocentemente. “Quién sabe qué pensaba Helena.”
“Porter.” Tina advirtió.
Bette suspiró. “Está bien.” Emparejó su paso con el de la rubia mientras continuaba. “Solo escribi lo que me dijo Helena que escribiera.” Dijo lentamente.
“¿Que era.?” Tina dobló sus brazos a través de su pecho.
Bette sonrió. “Tina Kennard y amiga.” Ella mordió en su labio más bajo y miró avergonzada a la rubia.
Tina levantó sus cejas con sorpresa ante las palabras de la trigueña. “Estás tomando realmente esta cosa de la amistad conmigo seriamente, ¿no es asi?”
“Sí.” Bette se encogió. “Es importante para mí.” Dijo seriamente.
“Eres persistente.” Tina sacudió su cabeza mientras sonreía. “¿Cuándo te darás por vencida?”
“Quiero tu amistad.” Bette miró a Tina directa a los ojos. “Y cuando quiero algo, nada puede pararme de alcanzarlo.”
Tina entrecerró sus ojos. “¿Estás intentando realmente ganarlo?” Ella inclinó su cabeza al lado. “¿Qué si no estoy dispuesta a darlo?”
“No podrás oponerte a mí cuando estoy tan determinada a lograrlo.” Bette contestó con confianza. “Ya lo verás.” Sonrió mientras daba vuelta alrededor y se dirigió hacia el estacionamiento. “Kennard Bye. ¡Te veré mañana!” Dijo sobre su hombro.
Tina se quedó con los pies plantados en tierra mientras miraba a Bette alejarse. “Porter eres realmente algo más.” Dijo suavemente, observando el sobre en sus manos. Sacudió su cabeza y rió un poco. “Una de una clase única.” Susurró para si mientras comenzaba a irse.
Era hora de comer en la academia de Redwind. Los estudiantes que se sentaban alrededor de las diversas mesas dentro de la cafetería se rascaban sus cabezas confundidos mientras miraban la mesa de 4F para arriba . Estaba vacía, y no parecía que los inquilinos regulares llegarían en cualquier momento pronto. Echavaban un vistazo de vez en cuando, sintiéndose enormemente decepcionados porque les faltaría su dosis acostumbrada de taco de ojo de Bette Porter y de sus amigas.
Mientras tanto, en alguna parte al lado del campo de fútbol afuera, tres figuras estaban juntas amontonadas detrás de un arbusto enorme, bajo el ardiente sol del mediodía. Bette y Shane estaban agachadas a cada lado de Alicia, mirando para arriba en el balcón del tercer piso del edificio principal.
“¿Porqué estamos espiando otra vez?” Shane dio vuelta a Bette mientras se limpiaba los granos de sudor que se formaban en su frente.
“No estamos espiando, estamos observando Shane.” Bette contestó severa, no quitando sus ojos de sus blancos.
“De acuerdo. Entonces ¿porqué estamos “observando” a Sam y Kennard?” Shane preguntó, limpiándose ella misma el sudor con su mano.
“Porque Porter no confía en Sammy y está celosa de que su mejor amiga esté con Kennard durante el tiempo del receso.” Alicia contestó práctica mientras espiaban la interacción entre Sam y Tina a través de los prismáticos que “pidió prestado” de la oficina del instructor de gimnasia.
“Que no es eso.” Bette afirmó contundente. “Estoy apenas un poco curiosa de ver cómo Sam obra recíprocamente con otra gente además de nosotros.” Razonó en voz alta, no pudiendo desgraciadamente convencer a sus amigas.
“Sí correcto.” Alicia apartó su mirada de los prismáticos para rodar sus ojos en Bette.
“De todos modos, dame eso.” Bette dijo irritatada y levantó su mano para tomar los prismáticos de las manos de la rubia.
Alicia amplió un brazo para mantener los prismáticos fuera del alcance de la morena. Con un gruñido territorial, golpeó con fuerza la mano de Bette lejos con su otra mano. “¡De ninguna manera Porter!” Susurró agudamente. “Éste es todo lo que tenemos.” Dijo a través de los dientes cerrados fuertemente. No quería entregarselos a Bette por miedo de que su líder impetuoso pudiera lanzarlo a la tierra y destruirlo cuando viera algo que aumentaría sus celos.
“Tch. Muy bien.” Bette cruzó sus brazos y volvió su atención al balcón. Enfocó sus ojos y se concentró en las figuras lejanas de Sam y de Kennard mientras se inclinaban contra la repisa. “¿Qué está haciendo?” Preguntó pocos minutos más tarde. “U . Kennard, quiero decir.” Bette susurró.
“Está riendo nerviosamente.” Alicia contestó apresurada.
“¿Riendo nerviosamente?” Shane levantó una ceja. Ella podría decir que las dos tenían una conversación agradable arriba observando su lenguaje corporal, pero no podía ver absolutamente sus expresiones faciales.
“Que no puede ser correcto. Mira otra vez.” Bette frunció el ceño.
“¡Estoy mirando! Y ella está riendo nerviosamente. ¡Riendo nerviosamente!” Alicia exclamó mas fuerte, mirando a la rubia que cubría su boca mientras se reía de algo que dijo Sam.
“Oh ha ha. Quizá Sam le cuenta una broma. Samantha es lista, tan lista.” La voz de Bette goteó con sarcasmo. ¡Mierda ella estaba tan celosa! Cerró sus puños y exhaló agudamente.
“¿Qué están haciendo aquí chicas?” Una voz por detrás interrumpió su operación de espionaje.
“¡¡¡Aaaaaaaahhh!!!” Las tres saltaron para arriba en choque mientras miraban furtivamente a Helena Peabody hacia arriba detrás de ellas.
“Pensé que esos traseros escondidos entre los arbustos me parecían familiares.” Helena se rió de las caras rojas que miraban fijamente en ella.
“¡¡Ssssshhh!!” Bette cubrió la boca de Helena con su mano y arrastró el cuerpo de la heredera Peabody hacia abajo para ocultarla, con Alicia y Shane siguiendo el juego. Respiró un suspiro de alivio cuando Sam y Tina parecieron no notarlas. Las dos estaban envueltas en su pequeña conversación.
“¿Qué están haciendo chicas?” Helena susurró, una sonrisa divertida se dibujaba en su rostro.
“Observando.” Shane y Bette contestaron al unísono.
“¿Observando?” Helena levantó una ceja. Siguió la línea de visión de Bette y vio a dos personas que parecían ser Sam y Tina hablando en un balcón hacia arriba . “Oh, ya veo.” Ella rió un poco.
“Tu estás aquí abajo conmigo y Kennard está allá arriba con Sam. ¡Es tan injusto! No podríamos intercambiar posiciones ahora?” Bette gimoteó, ganando una pequeña risa de Helena.
“De todos modos, ¿qué te trae por aquí Hel?” Shane dio vuelta a su huésped inesperada.
“¡Oh!” Helena exclamó riendo, recordando la razón de su visita inesperada. Abrió su monedero y sacó un sobre color crema de adentro. “Solo voy a darle esto a Tina.”
“¿Tina?” Bette surcó su frente. ¿Su Tina?
“Tina Kennard.” Helena aclaró, señalando con su cabeza a la rubia que estaba arriba. “La estoy invitando a la fiesta de que ustedes me están organizando.” Ella se encogió. “Espero que no te importe.” Ella miraba cautelosomente a Bette.
“No. en absoluto.” Bette sonrió torpe. “Espera.” Dijo algunos segundos más adelante, un pensamiento amanecía en ella. “¿La conoces?” le preguntó a Helena.
“Nos hemos encontrado.” Helena sonrió, manteniendo su respuesta corta.
“¿Y?” Bette picó.
Helena sonrió internamente. “Y no es asunto tuyo querida.”
Bette rodó sus ojos. “Podría darsela si quieres.” Ella estiró su mano a Helena, mirando fijamente la invitación.
“No gracias.” Helena sacudió su cabeza. “No quisiera que te molestaras.” Ella sonrió, pensando que Bette y Tina estaban todavía en malos términos.
“Mi estimada.” Bette sonrió dulce. “Insisto.” Dijo a través de los dientes cerrados fuertemente y arrebató el sobre lejos de la mano de Helena.
Shane vio la expresión de una sacudida eléctrica en la cara de Helena y aclaró. “Ahora son compañeras de clase.”
“Compañeras de asiento también.” Agregó Alicia.
“¡Y compañeras!” Bette dijo alegremente.
“Oh.” Dijo Helena. “Trabajas rápidamente.” Dio vuelta a Bette, feliz de que la morena parecía haber seguido su consejo de memoria. “Entonces, ¿qué están haciendo?” Helena preguntó, moviendo su cabeza hacia Sam y Tina.
“Riendo nerviosamente.” Las tres contestaron en un estribillo.
-------------------------------
En el balcón del tercer piso, Tina y Sam continuaron su conversación totalmente inconscientes de los ojos que espiaban en ellas desde abajo.
“Entonces tu y Bette.” Sam sonrió en Tina y levantó sus cejas sugestiva. “¿son amigas?” Sonrió satisfecha.
“Compañeras.” Tina corrigió. “Compañeras.” Continuó acentuando la palabra. “No olvides nunca como comenzamos” ella reiteró con una sonrisa.
“Está bien.” Sam rió. “¿Entonces cómo ha estado hasta ahora? ¿Te está volviendo loca?”
Tina sonrió mientras se inclinaba adelante en la repisa. “No tienes ninguna idea.” Ella miraba a Sam al lado de ella. “Es frustrante, engreída, y tan llena de si.” Sacudió su cabeza y se rió entre dientes un poco. Exhaló un poco en voz alta y miró el campo otra vez.
“¿Pero?” Sam miraba a Tina con conocimiento. “Detecto venir el “pero” .” Sonrió en la rubia.
Tina suspiró. “Ella está un poco muy bien también. a veces.” Dijo lentamente. “Lo que es increible, tengo que decir.”
“Ella no es el diablo encarnado sabes.” Sam sonrió. “Tiene algunas cualidades que la redimen.” Rió y movió una mano a través de su pelo, pensando en su mejor amiga. “Y ella solo demuestra ese lado a muy pocas personas.”
“¿Así pues, soy parte los desafortunados?” Tina bromeó.
Sam rió. “Si eso es lo que piensas.”
Después de algunos minutos de silencio cómodo, Tina miró a Sam con una expresión seria en su cara. “Hey.” Ella comenzó.
“¿H ?” Sam la miraba con su barbilla reclinandose perezosa sobre su mano.
“Creo que aún no te he agradecido por lo que hiciste por mi ayer” Tina sonrió sinceramente en la morena. “Gracias Sam. No sabes cuánto aprecio realmente lo que has hecho.” Dijo suavemente. Hiciste que te apreciara aún más, Tina agregó dentro de su cabeza.
“No fue nada.” Sam se levantó y cerró la distancia entre ella y Tina. “Tu estabas allí para mí cuando estaba deprimida, fue lo menos que podía hacer.” Ella sonrió genuinamente, poniendo sus manos en los hombros de Tina.
“¡¡Aaaaaaggggggggggggggggghhhh!! ¡¡¡¡¡Baja tus manos de mierda de ella!!!!!” Un grito enojado y frustrado resonó en el campo de fútbol.
“¿Qué fue eso?!” Sam retiró rápidamente sus manos de los hombros de Tina y miraron abajo en el campo. Ella surcó su frente mientras sus ojos exploraban sus alrededores. Nadie allí, ella se rascó su cabeza, no viendo ninguna muestra de movimiento abajo. “Que extraño.” Susurró.
“Totalmente.” Tina cabeceó en el acuerdo mientras buscaba también la fuente del grito y no encontró nada.
En alguna parte abajo, ocultas de sus ojos, Helena, Alicia y Shane se sentaban en una Bette furibunda mientras luchaban por restringirla de volar hasta el balcón y de matar a Sam.
--------------------------------
“Aquí va.” Bette sonrió, colocando una bolsa de papel marrón en el escritorio de Tina.
“¿Qué es eso?” Tina señaló un dedo en el bolso.
“Comida.” Bette contestó simplemente.
Tina surco su frente, sospechando de la morena al lado de ella. “¿Porqué me estás dando comida?”
“Porque sé que no comiste nada durante la hora del almuerzo.”
Tina levantó una ceja. “¿Y puedo preguntarte cómo lo sabes?”
Bette sonrió y se inclinó hacia la rubia. “Porque puedo ver el hambre en tus ojos.” Hizo una demostración de mirar directo en los ojos pardos de Tina, estudiándolos intensamente. “Y puedo oir los gruñidos de tu panza.” Ella señaló al estómago de Tina. Y sé que Sam no te alimentó con nada cuando estabas aburriéndote con ella en ese balcón, agregó dentro de su cabeza.
“Asno inteligente.” Tina rodó sus ojos, golpeando con fuerza el dedo de Bette lejos.
“Gracias. Lo considero como elogio.” Bette sonrió con aire satisfecho. “Ahora come.” Le ordenó.
“No puedo comer esto ahora.” Tina la contradijo, moviendo la cabeza hacia su profesor que acababa de entrar en la sala de clase. Su clase de la tarde estaba a punto de comenzar. “Es contra las reglas.”
“¿Reglas?” Bette frunció el ceño. “No sé si lo has notado mi estimada compañera de asiento, pero, las reglas de aquí adentro no se aplican para mí.” Ella señaló con aire satisfecho a si misma. “Estoy un poco sobre la ley.” Bette sonrió y movió su cabeza al lado. “Realmente, soy la ley alrededor de aquí.” Sonrió arrogante.
“Bien, las reglas no se pueden aplicar a ti. Pero están en mí.” Tina replicó uniformemente.
“Nada de eso. No.” Bette sacudió su cabeza. “Intentalo. Vamos, dale una deliciosa mordida y ve si te metes en problemas.” Acercándose mas a la rubia al lado de ella. “Sabes que quieres.”
Tina miró esceptica a Bette y abrió la bolsa de papel lentamente. Sacó un envase de plástico con un emparedado adentro y levanto la tapa. Parece extremadamente delicioso, pensó mientras salivaba ante la vista, y huele bien también. Cautelosamente levantó el emparedado a su boca y le dió una mordida grande.
“¡Kennard!” El profesor enfrente habló airadamente.
“Ella está comiendo. No la moleste.” Bette dijo a través de los dientes cerrados fuertemente y tiró un fulgor de muerte en el profesor.
“Oh. Lo siento. entonces disfruta de tu comida.” El profesor sonrió nervioso mientras daba vuelta rápidamente a la clase y comenzó a escribir en el pizarrón en blanco a la velocidad del rayo.
“¿Ves?” Bette dio vuelta a Tina y sonrió de oído a oído.
La rubia, que había parado de masticar cuando el profesor dijo en voz alta su nombre, miró de nuevo a la morena con una mirada incrédula en su cara. “Matón rimbombante.” Sacudió su cabeza y reasumió el masticar.
---------------------------------
“¡¡Kennard!!” Bette gritó sobre las cabezas de diversos estudiantes, luchando por alcanzar a la rubia que caminaba apresuradamente hacia la salida del edificio principal. Tan pronto como la campana de salida sonara, Tina saltó rápidamente de su asiento y salió de la sala de clase. Bette, que se doblaba abajo para poner sus cosas dentro de su bolso por un minuto, encontró que hablaba con nadie cuando se enderezó. Corrió enojada hacia la puerta de la sala de clase, intentando alcanzar a la rubia.
“Mierda.” Maldijo cuando la cantidad de estudiantes la barrió también buscando la salida. Levantó el cuello y vio una cabeza rubia familiar pasando a través de las puertas principales. “¡¡Dejenme pasar!!” Gritó con la fuerza de sus pulmones. Todos los estudiantes miraron en su dirección y se trasladaron rápidamente a los lados cuando reconocieron la mirada furiosa de Bette Porter en ellos. Bette corrió por el vestíbulo mientras los estudiantes se dividian como el Mar Rojo a su paso.
“¡¡Kennard!!” Bette gritó otra vez cuando por fin salió. Tina caminaba enérgicamente lejos, no haciendo caso adrede de las llamadas de Bette ni aún cuando la morena pudo alcanzarla. La rubia no demostró muestras de detenerse así que Bette caminó al revés mientras intentaba establecer la conversación con Tina. “Hey.” Le dijo sin aliento.
“¿Qué quieres Porter?” Tina suspiró, un poco exasperada. La escuela había terminado y todavía no lograba sacudirse a la morena de su lado.
“Ésto.” Bette luchó para coger su respiración mientras sacaba un sobre color crema de su bolso. “..es de Helena Peabody.” Ella dio a Tina el sobre. “Es una invitación para su fiesta en casa este viernes.”
Tina paró de caminar mientras examinaba el sobre en sus manos. ¿Helena Peabody? ¿La heredera la invitaba realmente a su fiesta? Ella sonrió al pensarlo. Movió de un tirón el sobre y levantó una ceja cuando leyó los nombres en la parte posterior. “¿Tina Kennard y BettePorter?” Susurró confundida. Levantó la vista y surcó su frente mirando sospechosamente a la morena delante de ella.
“¿Qué?” Bette dijo inocente.
Tina demostró el sobre a Bette. “¡Me quieres explicar?” Ella levantó una ceja. Reconoció la cursiva, vio algo absolutamente similar a esa durante la clase de química.
Bette se encogió. “No lo sé.” Ella sonrió angelicalmente, agitando su mano derecha inocentemente. “Quién sabe qué pensaba Helena.”
“Porter.” Tina advirtió.
Bette suspiró. “Está bien.” Emparejó su paso con el de la rubia mientras continuaba. “Solo escribi lo que me dijo Helena que escribiera.” Dijo lentamente.
“¿Que era.?” Tina dobló sus brazos a través de su pecho.
Bette sonrió. “Tina Kennard y amiga.” Ella mordió en su labio más bajo y miró avergonzada a la rubia.
Tina levantó sus cejas con sorpresa ante las palabras de la trigueña. “Estás tomando realmente esta cosa de la amistad conmigo seriamente, ¿no es asi?”
“Sí.” Bette se encogió. “Es importante para mí.” Dijo seriamente.
“Eres persistente.” Tina sacudió su cabeza mientras sonreía. “¿Cuándo te darás por vencida?”
“Quiero tu amistad.” Bette miró a Tina directa a los ojos. “Y cuando quiero algo, nada puede pararme de alcanzarlo.”
Tina entrecerró sus ojos. “¿Estás intentando realmente ganarlo?” Ella inclinó su cabeza al lado. “¿Qué si no estoy dispuesta a darlo?”
“No podrás oponerte a mí cuando estoy tan determinada a lograrlo.” Bette contestó con confianza. “Ya lo verás.” Sonrió mientras daba vuelta alrededor y se dirigió hacia el estacionamiento. “Kennard Bye. ¡Te veré mañana!” Dijo sobre su hombro.
Tina se quedó con los pies plantados en tierra mientras miraba a Bette alejarse. “Porter eres realmente algo más.” Dijo suavemente, observando el sobre en sus manos. Sacudió su cabeza y rió un poco. “Una de una clase única.” Susurró para si mientras comenzaba a irse.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
CAPÍTULO TRECE: Día de la hermana mayor
“¿Programa de la hermana mayor?”
“Sí, un programa de la hermana mayor.”
“¿Qué es eso?”
“¿Has estado asistiendo al homeroom Porter? Nuestro profesor ha estado hablando de esto por días.”
“¡He estado asistiendo! Deberías de saberlo. He sido tu compañera de asiento por tres días ahora.”
“Bien ¿entonces porqué no sabes una cosa sobre esto?”
“Lo siento Kennard pero el asistir al homeroom no exige necesariamente que esté atenta.”
“Entonces es tu culpa.”
“No. Es tuya.”
“¿Mia?”
“Sí. Tuya.”
“¿Y porqué es mi culpa?”
“Porque tu me has estado distrayendo.”
“¿Distrayéndote? ¡Tu eres la persona que insiste en hablar conmigo!”
“Bien, ¡pero no es como si tu no me contestaras de vuelta! Y además, me distraes incluso cuando no me estás hablando.”
“¿Realmente ? Por Dios Porter, ¿dime cómo hago eso?”
“Pues apenas. siendo tu, ¿lo sabes?”
“No, no lo sé ¿De qué hablas?”
“Me atontas.”
“Sabes qué, mejor termina de callarte.”
“No puedo.”
“¿Porqué no?”
“Porque necesito saber sobre qué es todo eso del programa de la hermana mayor .”
“¡Arg!” Tina cerró de golpe los puños en su escritorio frustrada. “Eres imposible ¿lo sabías?” Ella gritó en Bette.
“Bien, ahora que me lo dices.” Bette encogió los hombros, mirando a su compañera de asiento dar vuelta a una cortina incluso más oscura del rojo.
Tina cerró los ojos y comenzó a contar a diez. Cuando eso no trabajó, intentó hacer su ejercicio de respiración acostrumbrado. Y afortunado para su cordura, trabajó y pronto se encontró en un estado de ánimo más tranquilo. Abrió los ojos algunos momentos más adelante y vio a Bette que la miraba atenta y fijamente. “¿Qué?” Todavía preguntó con voz chillona y una indirecta de irritación evidente en su voz.
Bette suspiró. Tina parecía tan linda cuando estaba enojada. ¿Era eso por lo que a propósito era tan irritante con ella a veces? Por alguna razón, su genio era una de las muchas cosas que le atraían de la rubia. Somos tan compatibles en ese departamento, Bette musitó. “Uhm.” Ella comenzó lentamente. “¿Puedes decirme sobre el programa de la hermana mayor que estamos teniendo más adelante?” Pidió suavemente. “¿Por favor?” Agregó para suavizar los ánimos.
Tina sacudió su cabeza resignada y rodó sus ojos. “Bien.” Comenzó sabiendo que no tenía otra salida. “El programa de la hermana mayor,” señaló al cartel enorme donde estaba grabado en la parte principal un dibujo de historieta de una mujer y en sus brazos sostenía a una niña. “Implica al grupo de estudiantes.” Señaló a sus compañeros que se colocaban dentro de la sala de clase. “Y un grupo de estudiantes del primer grado de una escuela pública próxima.” Miró a Bette para comprobar si la escuchaba, la heredera cabeceó simplemente. “Cada estudiante va a ser emparejado con un niño por un día entero. Les enseñaremos, jugaremos con ellos, comeremos con ellos y esas cosas.” Tina agitó sus manos alrededor. “Eso es todo. ¿Lo entendiste?” Preguntó a la morena.
“Sí. Lo entendí.” Bette sonrió. “Entonces.” Golpeó ligeramente su barbilla con su dedo mientras hablaba. “Estamos haciendo básicamente un trabajo de caridad para los niños pobres, mudos, impopulares, y desnutridos ¿correcto?” Bette emitió, mirandose contenta y orgullosa.
La quijada de Tina cayó, mirando a Bette incrédula. “Joder ¿cómo llegaste a esa conclusión?!” Frunció el ceño en la morena.
“¿Qué?” Bette encogió los hombros inocente. “Dijiste que los niños son de una escuela pública.” Ella levantó un dedo. “Por lo tanto, son pobres.” Ella indicó. “También dijiste que necesitamos enseñarles.” Ella levantó un segundo dedo. “Si no pueden aprender una cosa de sus profesores y ellos nos necesitan para complementar su educación, significa que son mudos.” Dijo orgullosa de su deducción y continuó. “Tenemos que jugar con ellos.” Bette levantó un tercer dedo. “Si necesitan que una persona mayor sea su amigo, significa que a ninguno de su edad le gusta jugar con ellos y que son impopulares.” Ella frunció sus labios y movió su cabeza con toda seriedad. “Y finalmente, dijiste que tenemos que comer con ellos.” Levantó un cuarto y último dedo. “Que básicamente me dice que si unos extraños tienen que alimentarlos, es porque sus padres no pueden. Entonces están desnutridos.” Dijo simplemente.
Tina miró fijamente al líder de 4F como si la morena hubiera dicho algo en una lengua extranjera. Ella encontró su voz algunos momentos más adelante. “Tu.” Señaló un dedo acusatorio en Bette. “..eres un asno tan pomposo!”
Bette sonrió angelicalmente. “No es mi culpa si ésa es la manera que lo percibí.” Ella jugó con su pendiente, actuando genuinamente indiferente. “No puedo cambiar la manera en que pienso.”
“Un pequeño consejo Porter.” Tina indicó para que Bette se acercara más.
“¿Sí?” dijo Bette, inclinándose hacia la rubia.
“Si ésa es la manera en que piensas.” Tina susurró en el oído de Bette. “Guarda tus pensamientos para ti.” Ella silbó y golpeó con fuerza juguetonamente a la morena en la cabeza.
---------------------------------
“¡¡Porter!!” Alicia gritó mientras ella y el resto de 4F entraban en la sala de conferencias enorme que estaba reservada para el programa de la hermana mayor.
Bette surcó su frente en la molestia, mirando a sus amigas caminar hacia ella. “¿Qué rayos hacen aquí?” Ella dio vuelta hacia Tina al lado de ella.
“Oh!” Tina exclamó entusiasmada, levantando la vista y viendo a las tres, particularmente a cierta Sam Makavejev que sonreía en ella ampliamente. “Nuestra clase será compartida con el grupo 4-A, estaremos en la misma sala de conferencias la jornada completa.” Le contestó a Bette viéndola apenas de reojo ya que estaba emocionada y demasiado ocupada viendo a Sam.
Bette miró a su mejor amiga airadamente y con envidia, observando su interacción muda con Tina. “¡Hey chicas!” Dijo alegre, pero su fulgor helado decía lo contrario.
“¡Hey!” Una Shane perspicaz saludó a Bette y comenzó a dirigir a Alicia lejos. Ella sabía lo que significaba esa mirada, así que lo mejor era salir y girar la cabeza en dirección opuesta. Habría un montón de tiempo para hablar con Bette más adelante.
“¿Qu-?” Una Alicia desorientada comenzó a protestar después de que Shane la empujara suavemente lejos. “¡Ouch!” Gritó, sintiendo que su amiga la pellizcaba en el trasero.
“Al.” Shane moviendose susurró a la rubia. Dio vuelta a Bette y sonrió. “¡Adiós B! Te veremos más adelante!” Agitó la mano y arrastró lejos a la renuente.
Sam miró a las dos que se alejaban con una mirada pasmada en su cara. Dio vuelta para mirar a Bette y a Tina. “¡Hey Bette! Hey Ti-” ella intentó decir pero fue cortada puntualmente por su mejor amiga.
“Sammy.” Bette dijo en voz alta a su mejor amiga, poniendo un brazo alrededor de su hombro. “¿Cuánto tiempo hemos sido amigas?” Le preguntó dulcemente.
Sam levantó una ceja en Bette. “Desde que nacimos.” Ella contestó con una mirada confusa en su cara. “¿Porqué?”
“No lances esos años a la basura Samantha.” Bette suspiró, llevando a Sam por los hombros lejos de los otros estudiantes, particularmente de Tina,. “No los lances lejos.” Dijo dramáticamente.
“¿De que hablas?” Sam miraba a Bette perpleja, extrañada por las palabras de su mejor amiga.
“Sam.” Bette puso sus manos en los hombros de su amiga y la miró fijamente. “¿Recuerdas lo que hablamos el otro día?”
“¿Sobre qué?” Sam surcó su frente.
“Sobre que obstaculizas mi estilo.” Bette entrecerró sus ojos.
Sam movió lentamente su cabeza. “Sí.”
“Bien pues ahora estás comenzando un poco a hacer eso compinche.” Bette frunció sus labios infeliz y chascó su lengua. “Entonces.” Ella continuó. “Para que nuestros diecisiete años de amistad sobrevivan, voy a tener que pedirte que camines de regreso.” Bette empujó suavemente a la morena lejos.
“¿Regreso sobre mis pasos?” Sam levantó una ceja en Bette, ahora estaba absolutamente divertida.
“Sí, regresa sobre tus pasos.” Bette movió su cabeza hacia arriba y hacia abajo. “Alrededor.” Ella frotó sus manos y bizqueó sus ojos, pareciendo pensar seriamente. “..diez a quince pies lejos?” Sonrió brillantemente en Sam. “Que no es demasiado lejos, ¿correcto?” Ella rió, dándole una palmada juguetónamente en el brazo.
“Muy bien.” Sam hizo muecas. Ella frotó su brazo. ¡Un poco lastimada por la palmada de Bette!
“¡Bueno! Bueno.” Bette sonrió. “Oh, y solo dejemos todo claro.” Ella se movió más cerca a Sam y llevo sus labios al lado del oído de la morena y susurró. “Si de alguna manera te acercas a Kennard otra vez hoy, o intentas tener una conversación con ella, significa que no te importa nuestra amistad. Que no te importa tu mejor amiga.” Se alejó y miró a Sam tristemente. “Yo te importo, Sammy ¿correcto?” dijo poniendo cara triste.
Sam estaba admirada. ¡Mierda santa, ahora no podía dar crédito a lo que escuchaba! Ella había sabido siempre que una Bette celosa era una Bette que daba miedo. También nunca se había dado que una Bette celosa podía ser extremadamente divertida. Bette iba tan en serio con Tina que utilizaba el lazo de su amistad enfrente de su cara. Sam despejó su garganta antes de contestar. “Me importas Bette.” Intentó decir seriamente, mordiendo el interior de sus mejillas para no soltarse a reír ahí mismo.
Bette sonrió y abrazó a su mejor amiga. “Sé que lo haces. Sé que lo haces.” Ella acarició a Sam por la espalda antes de separarse. “¿Y Sam?” dijo moviendo su cabeza al lado.
“¿Sí Bette?”
“Incluso no intentes hacer bromas o decir cualquier cosa divertida.” Bette dijo seriamente. Ella señaló a sus ojos con su índice y dedo medio. “Te estoy mirando Samantha. Te estoy mirando.” Le dijo entrecerrando sus ojos antes de irse.
Los hombros de Sam se sacudieron mientras intentaba suprimir la risa. Cuando Bette estuvo por fin algunos metros lejos, su resolución se evaporó y dejó escapar una risa escandalosa. “En verdad la amas.” Manejó decir entre risas.
---------------------------------
“¿Cuál es tu nombre?” Bette preguntó dulce, inclinándose para hablar con el niño pequeño que le habían asignado.
“¡Hombre araña!” El muchacho proclamó orgulloso inflando su pecho.
Bette sonrió. “No, realmente. Cuál es tu nombre conocido?” Ella señaló a la etiqueta en blanco en su mano. “Necesito escribirlo aquí ¿lo ves?.”
“¿Hombre araña!” El niño gritó, pretendiendo aventar la tela imaginaria de su muñeca.
“Araña está bien.” Bette se inclinó más cerca y miró amenazadora en el chico. “Cuál. Es. Tu. Verdadero. Nombre.” Dijo a través de los dientes cerrados fuertemente, reflejando una sonrisa falsa en su cara.
“Bien.” El niño cruzó sus brazos mientras fruncía el ceño en Bette. “Es Peter Parker.” Dijo sacando la lengua.
“Porqué eres tan….” Bette susurró violentamente, su paciencia estaba colgando ya de un hilo muy muy delgado. Detuvo la oración cuando notó una cabeza rubia mirándola con las cejas levantadas. Ella tosió un poco y se reagrupó. “..lindo!!” Ella sonrió brillantemente, pellizcando las mejillas del chico.
----------------------------------
Shane y Alicia reían ruidosamente mientras atestiguaban la interacción entre Bette y el niño que le habían asignado desde una distancia segura.
“Pobre Bette.” Shane sacudió su cabeza.
“Pobre niño.” Alicia contestó, mirando la mueca de dolor del niño mientras Bette asaltaba sus mejillas, mientras decía con excesiva efusión (no obstante fastidiada) todo lo adorable que era.
----------------------------------
“¡Niños está bien! Es tiempo de jugar!” La profesora a cargo del programa gritó mientras los niños y los estudiantes sonreían animados en respuesta. “Solo agarren a sus hermanas mayores y arrastrenlas afuera al patio. O pueden permanecer aquí adentro con ellas y jugar dentro de la sala de conferencias. ¡Tenemos tiendas, casitas y todo listo para que lo disfruten!” Ella gritó emocionada mientras los niños y sus hermanas mayores comenzaban a salir uno por uno.
“¡Yay!” Brittany, la niña linda asignada a Tina, comenzó a saltar hacia arriba y hacia abajo entusiasmada. “¡Tina! ¡Juguemos la casita!” Ella gritó, jalando de la mano a la rubia.
“Está bien.” Tina rió tontamente mientras la llevaba a una de las casas color rosa en la esquina de la sala de conferencias. “¿Ahora qué?” Le preguntó.
“Necesitamos más gente.” La niña dijo y comenzó a buscar una cara familiar dentro del cuarto. “¡Oh! ¡Jason!” Ella gritó y corrió en la dirección de su compañero de clase y mejor amigo. Un minuto más adelante, ella volvió con la rubia arrastrando a un niño lindo de pelo castaño con ella. “Tina, este es Jason.” Dijo señalando al chico al lado de ella. “Jason, ésta es mi hermana mayor Tina.” Ella sonrió brillantemente y abrazó a Tina.
“¡Hola Jason!” Tina amplió su mano al muchacho. “Me da gusto conocerte.” Ella sonrió mientras sacudian las manos. “¿Donde está tu hermana mayor?” Le preguntó al niño después de que notara la ausencia de la hermana mayor asignada a él.
“Yo no se.” Él encogió los hombros mientras miraba alrededor del cuarto. Un minuto más adelante, una voz enojada resonó detrás de él. “Allí estás pequeño diab…” Bette llegó hasta Jason con una mirada asesina en sus ojos. De nuevo, ella notó la presencia de Tina al lado de ella. “- muchacho.” Ella acabó, deteniéndose a tiempo. “Estaba tan tan preocupada.” Ella exclamó dulce, noviendo sus dedos a través de su brillante cabellera. “Miro hacia otro lado por un segundo y te desapareces.” Ella sacudió su cabeza al lado, discretamente entrecerrando sus ojos amenazadores en el pobre niño.
“Quiero jugar con Brittany.” Él dijo, señalando a la muchacha al lado de Tina.
“Está bien.” Bette sonrió, era su primera sonrisa genuina desde que se había encontrado con el niño araña. “Jugaré con tu hermana mayor.” Ella hizo muecas mientras Tina levantaba una ceja en ella.
“¡Vamos a jugar todos juntos!” Brittany aplaudió.
“¡Sí!” Jason secundó.
“Muy bien. Veamos.” Brittany dijo mientras mordía su labio para concentrarse. “Seré la hija.” Ella sonrió. “Tu serás mi hermano.” Ella señaló a Jason. “Y ustedes.” Dijo señalando a Bette y a Tina. “¡¡¡..son nuestros padres!!!” Ella saltó para arriba emocionada.
“¡¿Quuuuééééééé????!!!!!!” Tina gritó mientras Bette sonreía de una manera torpe.
“¡Excelente!” Bette aplaudió sus manos. “¡¡Juguemos!!” Gritó mientras se agachaba y entraba en la pequeña casa. “¡Amo este juego!” Ella gritó desde el interior.
“Dios ayúdame.” Tina rodó sus ojos viendo como Bette seguía a los niños al interior de la casita.
“¿Programa de la hermana mayor?”
“Sí, un programa de la hermana mayor.”
“¿Qué es eso?”
“¿Has estado asistiendo al homeroom Porter? Nuestro profesor ha estado hablando de esto por días.”
“¡He estado asistiendo! Deberías de saberlo. He sido tu compañera de asiento por tres días ahora.”
“Bien ¿entonces porqué no sabes una cosa sobre esto?”
“Lo siento Kennard pero el asistir al homeroom no exige necesariamente que esté atenta.”
“Entonces es tu culpa.”
“No. Es tuya.”
“¿Mia?”
“Sí. Tuya.”
“¿Y porqué es mi culpa?”
“Porque tu me has estado distrayendo.”
“¿Distrayéndote? ¡Tu eres la persona que insiste en hablar conmigo!”
“Bien, ¡pero no es como si tu no me contestaras de vuelta! Y además, me distraes incluso cuando no me estás hablando.”
“¿Realmente ? Por Dios Porter, ¿dime cómo hago eso?”
“Pues apenas. siendo tu, ¿lo sabes?”
“No, no lo sé ¿De qué hablas?”
“Me atontas.”
“Sabes qué, mejor termina de callarte.”
“No puedo.”
“¿Porqué no?”
“Porque necesito saber sobre qué es todo eso del programa de la hermana mayor .”
“¡Arg!” Tina cerró de golpe los puños en su escritorio frustrada. “Eres imposible ¿lo sabías?” Ella gritó en Bette.
“Bien, ahora que me lo dices.” Bette encogió los hombros, mirando a su compañera de asiento dar vuelta a una cortina incluso más oscura del rojo.
Tina cerró los ojos y comenzó a contar a diez. Cuando eso no trabajó, intentó hacer su ejercicio de respiración acostrumbrado. Y afortunado para su cordura, trabajó y pronto se encontró en un estado de ánimo más tranquilo. Abrió los ojos algunos momentos más adelante y vio a Bette que la miraba atenta y fijamente. “¿Qué?” Todavía preguntó con voz chillona y una indirecta de irritación evidente en su voz.
Bette suspiró. Tina parecía tan linda cuando estaba enojada. ¿Era eso por lo que a propósito era tan irritante con ella a veces? Por alguna razón, su genio era una de las muchas cosas que le atraían de la rubia. Somos tan compatibles en ese departamento, Bette musitó. “Uhm.” Ella comenzó lentamente. “¿Puedes decirme sobre el programa de la hermana mayor que estamos teniendo más adelante?” Pidió suavemente. “¿Por favor?” Agregó para suavizar los ánimos.
Tina sacudió su cabeza resignada y rodó sus ojos. “Bien.” Comenzó sabiendo que no tenía otra salida. “El programa de la hermana mayor,” señaló al cartel enorme donde estaba grabado en la parte principal un dibujo de historieta de una mujer y en sus brazos sostenía a una niña. “Implica al grupo de estudiantes.” Señaló a sus compañeros que se colocaban dentro de la sala de clase. “Y un grupo de estudiantes del primer grado de una escuela pública próxima.” Miró a Bette para comprobar si la escuchaba, la heredera cabeceó simplemente. “Cada estudiante va a ser emparejado con un niño por un día entero. Les enseñaremos, jugaremos con ellos, comeremos con ellos y esas cosas.” Tina agitó sus manos alrededor. “Eso es todo. ¿Lo entendiste?” Preguntó a la morena.
“Sí. Lo entendí.” Bette sonrió. “Entonces.” Golpeó ligeramente su barbilla con su dedo mientras hablaba. “Estamos haciendo básicamente un trabajo de caridad para los niños pobres, mudos, impopulares, y desnutridos ¿correcto?” Bette emitió, mirandose contenta y orgullosa.
La quijada de Tina cayó, mirando a Bette incrédula. “Joder ¿cómo llegaste a esa conclusión?!” Frunció el ceño en la morena.
“¿Qué?” Bette encogió los hombros inocente. “Dijiste que los niños son de una escuela pública.” Ella levantó un dedo. “Por lo tanto, son pobres.” Ella indicó. “También dijiste que necesitamos enseñarles.” Ella levantó un segundo dedo. “Si no pueden aprender una cosa de sus profesores y ellos nos necesitan para complementar su educación, significa que son mudos.” Dijo orgullosa de su deducción y continuó. “Tenemos que jugar con ellos.” Bette levantó un tercer dedo. “Si necesitan que una persona mayor sea su amigo, significa que a ninguno de su edad le gusta jugar con ellos y que son impopulares.” Ella frunció sus labios y movió su cabeza con toda seriedad. “Y finalmente, dijiste que tenemos que comer con ellos.” Levantó un cuarto y último dedo. “Que básicamente me dice que si unos extraños tienen que alimentarlos, es porque sus padres no pueden. Entonces están desnutridos.” Dijo simplemente.
Tina miró fijamente al líder de 4F como si la morena hubiera dicho algo en una lengua extranjera. Ella encontró su voz algunos momentos más adelante. “Tu.” Señaló un dedo acusatorio en Bette. “..eres un asno tan pomposo!”
Bette sonrió angelicalmente. “No es mi culpa si ésa es la manera que lo percibí.” Ella jugó con su pendiente, actuando genuinamente indiferente. “No puedo cambiar la manera en que pienso.”
“Un pequeño consejo Porter.” Tina indicó para que Bette se acercara más.
“¿Sí?” dijo Bette, inclinándose hacia la rubia.
“Si ésa es la manera en que piensas.” Tina susurró en el oído de Bette. “Guarda tus pensamientos para ti.” Ella silbó y golpeó con fuerza juguetonamente a la morena en la cabeza.
---------------------------------
“¡¡Porter!!” Alicia gritó mientras ella y el resto de 4F entraban en la sala de conferencias enorme que estaba reservada para el programa de la hermana mayor.
Bette surcó su frente en la molestia, mirando a sus amigas caminar hacia ella. “¿Qué rayos hacen aquí?” Ella dio vuelta hacia Tina al lado de ella.
“Oh!” Tina exclamó entusiasmada, levantando la vista y viendo a las tres, particularmente a cierta Sam Makavejev que sonreía en ella ampliamente. “Nuestra clase será compartida con el grupo 4-A, estaremos en la misma sala de conferencias la jornada completa.” Le contestó a Bette viéndola apenas de reojo ya que estaba emocionada y demasiado ocupada viendo a Sam.
Bette miró a su mejor amiga airadamente y con envidia, observando su interacción muda con Tina. “¡Hey chicas!” Dijo alegre, pero su fulgor helado decía lo contrario.
“¡Hey!” Una Shane perspicaz saludó a Bette y comenzó a dirigir a Alicia lejos. Ella sabía lo que significaba esa mirada, así que lo mejor era salir y girar la cabeza en dirección opuesta. Habría un montón de tiempo para hablar con Bette más adelante.
“¿Qu-?” Una Alicia desorientada comenzó a protestar después de que Shane la empujara suavemente lejos. “¡Ouch!” Gritó, sintiendo que su amiga la pellizcaba en el trasero.
“Al.” Shane moviendose susurró a la rubia. Dio vuelta a Bette y sonrió. “¡Adiós B! Te veremos más adelante!” Agitó la mano y arrastró lejos a la renuente.
Sam miró a las dos que se alejaban con una mirada pasmada en su cara. Dio vuelta para mirar a Bette y a Tina. “¡Hey Bette! Hey Ti-” ella intentó decir pero fue cortada puntualmente por su mejor amiga.
“Sammy.” Bette dijo en voz alta a su mejor amiga, poniendo un brazo alrededor de su hombro. “¿Cuánto tiempo hemos sido amigas?” Le preguntó dulcemente.
Sam levantó una ceja en Bette. “Desde que nacimos.” Ella contestó con una mirada confusa en su cara. “¿Porqué?”
“No lances esos años a la basura Samantha.” Bette suspiró, llevando a Sam por los hombros lejos de los otros estudiantes, particularmente de Tina,. “No los lances lejos.” Dijo dramáticamente.
“¿De que hablas?” Sam miraba a Bette perpleja, extrañada por las palabras de su mejor amiga.
“Sam.” Bette puso sus manos en los hombros de su amiga y la miró fijamente. “¿Recuerdas lo que hablamos el otro día?”
“¿Sobre qué?” Sam surcó su frente.
“Sobre que obstaculizas mi estilo.” Bette entrecerró sus ojos.
Sam movió lentamente su cabeza. “Sí.”
“Bien pues ahora estás comenzando un poco a hacer eso compinche.” Bette frunció sus labios infeliz y chascó su lengua. “Entonces.” Ella continuó. “Para que nuestros diecisiete años de amistad sobrevivan, voy a tener que pedirte que camines de regreso.” Bette empujó suavemente a la morena lejos.
“¿Regreso sobre mis pasos?” Sam levantó una ceja en Bette, ahora estaba absolutamente divertida.
“Sí, regresa sobre tus pasos.” Bette movió su cabeza hacia arriba y hacia abajo. “Alrededor.” Ella frotó sus manos y bizqueó sus ojos, pareciendo pensar seriamente. “..diez a quince pies lejos?” Sonrió brillantemente en Sam. “Que no es demasiado lejos, ¿correcto?” Ella rió, dándole una palmada juguetónamente en el brazo.
“Muy bien.” Sam hizo muecas. Ella frotó su brazo. ¡Un poco lastimada por la palmada de Bette!
“¡Bueno! Bueno.” Bette sonrió. “Oh, y solo dejemos todo claro.” Ella se movió más cerca a Sam y llevo sus labios al lado del oído de la morena y susurró. “Si de alguna manera te acercas a Kennard otra vez hoy, o intentas tener una conversación con ella, significa que no te importa nuestra amistad. Que no te importa tu mejor amiga.” Se alejó y miró a Sam tristemente. “Yo te importo, Sammy ¿correcto?” dijo poniendo cara triste.
Sam estaba admirada. ¡Mierda santa, ahora no podía dar crédito a lo que escuchaba! Ella había sabido siempre que una Bette celosa era una Bette que daba miedo. También nunca se había dado que una Bette celosa podía ser extremadamente divertida. Bette iba tan en serio con Tina que utilizaba el lazo de su amistad enfrente de su cara. Sam despejó su garganta antes de contestar. “Me importas Bette.” Intentó decir seriamente, mordiendo el interior de sus mejillas para no soltarse a reír ahí mismo.
Bette sonrió y abrazó a su mejor amiga. “Sé que lo haces. Sé que lo haces.” Ella acarició a Sam por la espalda antes de separarse. “¿Y Sam?” dijo moviendo su cabeza al lado.
“¿Sí Bette?”
“Incluso no intentes hacer bromas o decir cualquier cosa divertida.” Bette dijo seriamente. Ella señaló a sus ojos con su índice y dedo medio. “Te estoy mirando Samantha. Te estoy mirando.” Le dijo entrecerrando sus ojos antes de irse.
Los hombros de Sam se sacudieron mientras intentaba suprimir la risa. Cuando Bette estuvo por fin algunos metros lejos, su resolución se evaporó y dejó escapar una risa escandalosa. “En verdad la amas.” Manejó decir entre risas.
---------------------------------
“¿Cuál es tu nombre?” Bette preguntó dulce, inclinándose para hablar con el niño pequeño que le habían asignado.
“¡Hombre araña!” El muchacho proclamó orgulloso inflando su pecho.
Bette sonrió. “No, realmente. Cuál es tu nombre conocido?” Ella señaló a la etiqueta en blanco en su mano. “Necesito escribirlo aquí ¿lo ves?.”
“¿Hombre araña!” El niño gritó, pretendiendo aventar la tela imaginaria de su muñeca.
“Araña está bien.” Bette se inclinó más cerca y miró amenazadora en el chico. “Cuál. Es. Tu. Verdadero. Nombre.” Dijo a través de los dientes cerrados fuertemente, reflejando una sonrisa falsa en su cara.
“Bien.” El niño cruzó sus brazos mientras fruncía el ceño en Bette. “Es Peter Parker.” Dijo sacando la lengua.
“Porqué eres tan….” Bette susurró violentamente, su paciencia estaba colgando ya de un hilo muy muy delgado. Detuvo la oración cuando notó una cabeza rubia mirándola con las cejas levantadas. Ella tosió un poco y se reagrupó. “..lindo!!” Ella sonrió brillantemente, pellizcando las mejillas del chico.
----------------------------------
Shane y Alicia reían ruidosamente mientras atestiguaban la interacción entre Bette y el niño que le habían asignado desde una distancia segura.
“Pobre Bette.” Shane sacudió su cabeza.
“Pobre niño.” Alicia contestó, mirando la mueca de dolor del niño mientras Bette asaltaba sus mejillas, mientras decía con excesiva efusión (no obstante fastidiada) todo lo adorable que era.
----------------------------------
“¡Niños está bien! Es tiempo de jugar!” La profesora a cargo del programa gritó mientras los niños y los estudiantes sonreían animados en respuesta. “Solo agarren a sus hermanas mayores y arrastrenlas afuera al patio. O pueden permanecer aquí adentro con ellas y jugar dentro de la sala de conferencias. ¡Tenemos tiendas, casitas y todo listo para que lo disfruten!” Ella gritó emocionada mientras los niños y sus hermanas mayores comenzaban a salir uno por uno.
“¡Yay!” Brittany, la niña linda asignada a Tina, comenzó a saltar hacia arriba y hacia abajo entusiasmada. “¡Tina! ¡Juguemos la casita!” Ella gritó, jalando de la mano a la rubia.
“Está bien.” Tina rió tontamente mientras la llevaba a una de las casas color rosa en la esquina de la sala de conferencias. “¿Ahora qué?” Le preguntó.
“Necesitamos más gente.” La niña dijo y comenzó a buscar una cara familiar dentro del cuarto. “¡Oh! ¡Jason!” Ella gritó y corrió en la dirección de su compañero de clase y mejor amigo. Un minuto más adelante, ella volvió con la rubia arrastrando a un niño lindo de pelo castaño con ella. “Tina, este es Jason.” Dijo señalando al chico al lado de ella. “Jason, ésta es mi hermana mayor Tina.” Ella sonrió brillantemente y abrazó a Tina.
“¡Hola Jason!” Tina amplió su mano al muchacho. “Me da gusto conocerte.” Ella sonrió mientras sacudian las manos. “¿Donde está tu hermana mayor?” Le preguntó al niño después de que notara la ausencia de la hermana mayor asignada a él.
“Yo no se.” Él encogió los hombros mientras miraba alrededor del cuarto. Un minuto más adelante, una voz enojada resonó detrás de él. “Allí estás pequeño diab…” Bette llegó hasta Jason con una mirada asesina en sus ojos. De nuevo, ella notó la presencia de Tina al lado de ella. “- muchacho.” Ella acabó, deteniéndose a tiempo. “Estaba tan tan preocupada.” Ella exclamó dulce, noviendo sus dedos a través de su brillante cabellera. “Miro hacia otro lado por un segundo y te desapareces.” Ella sacudió su cabeza al lado, discretamente entrecerrando sus ojos amenazadores en el pobre niño.
“Quiero jugar con Brittany.” Él dijo, señalando a la muchacha al lado de Tina.
“Está bien.” Bette sonrió, era su primera sonrisa genuina desde que se había encontrado con el niño araña. “Jugaré con tu hermana mayor.” Ella hizo muecas mientras Tina levantaba una ceja en ella.
“¡Vamos a jugar todos juntos!” Brittany aplaudió.
“¡Sí!” Jason secundó.
“Muy bien. Veamos.” Brittany dijo mientras mordía su labio para concentrarse. “Seré la hija.” Ella sonrió. “Tu serás mi hermano.” Ella señaló a Jason. “Y ustedes.” Dijo señalando a Bette y a Tina. “¡¡¡..son nuestros padres!!!” Ella saltó para arriba emocionada.
“¡¿Quuuuééééééé????!!!!!!” Tina gritó mientras Bette sonreía de una manera torpe.
“¡Excelente!” Bette aplaudió sus manos. “¡¡Juguemos!!” Gritó mientras se agachaba y entraba en la pequeña casa. “¡Amo este juego!” Ella gritó desde el interior.
“Dios ayúdame.” Tina rodó sus ojos viendo como Bette seguía a los niños al interior de la casita.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Sólo esa chica
Capítulo 14: Juguemos a las casitas
-Mami puedes pasarme la sal?
-Por Dios , para de llamarme así Porter.
-Por qué no? Solo estamos jugando. Respeta el programa Kennard.
-Esto es una estupidez. No , gracias..
-Entonces preferirías que te llamase “mi amor”?
-Joder no!!
-Awww….mira lo que has hecho. Nuestra inocente niña está triste porque su mamá es una borde.
-Ah…umm…lo siento Brit…no….no … no llores.
-No llores cariño…mami solo se siente un poquito delicada porque pronto le va a venir el periodo….
-Cállate!! Ah…no es a ti Brit… se lo decía a Porter. Lo siento…por favor no llores.
-Mira Brit…tengo un billete de cien dólares para ti!! Lo quieres? Si paras de llorar te lo doy…
-Soborno??En serio Porter??
-Ves? Ahora tienes cambio y mamá está sonriendo…son-ri-e Kennard…
-Cá-lla-te Porter
-Bien…ves? No mas lágrimas
-Genial
-Entonces mami??
-Qué??!!
-Me pasas la sal?
-Quéreis otro hermanito o hermanita?- Bette rió mientras miraba a sus hijos falsos. Estaban metidos dentro de la pequeña casa rosa sin apenas espacio para moverse.
-Sí!!-gritaron los dos al unísono.
-Yo quiero una hermanita!1-gritó Brittany
-No , yo quiero un hermanito –contestó Jason.
-Siempre podemos aspirar a tener gemelos, entonces tendríamos ambos.- Bette se echó hacia delante y les alborotó el pelo a los niños. – Mamá y yo nos pondremos a trabajar en ello mas tarde- guiñó un ojo
-Sí!!-aplaudieron los niños
-Ah , no te lo tomes así Kennard. Es solo un juego.-susurró Bette cuando vio como Tina la estaba asesinando con la mirada.
-Cállate Porter – dijo por lo bajo y se estiró el delantal. Era llamativo y feo. Pero su “hija” quería que lo llevase.
-Agradece que no nos han hecho hacer de hermanas o primas…-Bette se encogió , aflojándose la corbata ,la misma que una sádica Tina se había divertido poniéndosela.
-Y por qué no?-Tina alzó una ceja
-Sería incestuoso –susurró , pareciendo un poco horrorizada.
-Que te den Porter!!- Tina le dio un codazo y giró los ojos, molestando a su compañera de juego.
-Chis , chis, chis …-Bette sacudió la cabeza , negando con un dedo- Nada de palabrotas delante de los niños , mamá.
-Para de llamarme mamá- Tina susurró irritada.
-Seguro , bebé –sonrió Bette
-Bueno…nos vamos al colegio!!- Brittany gritó mientras cogía su mochila y sus libros imaginarios.- Date prisa Jason , vamos a llegar tarde- dijo , mientras empujaba a su hermano fingido hacia la puerta –Adiós mamá y papá – se despidió de Tina y Bette.
-Esperad!!. Niños os olvidáis de los besos!!- Tina sonrió ,finalmente comenzaba a mostrar algo de entusiasmo y a participar en el juego. Se inclinó hacia delante y les dio un beso en la mejilla a los niños , arreglándoles la ropa.
Bette miró la interacción entre la rubia y los niños. Vio que tenía una oportunidad y decidió arriesgarse. Por nada del mundo renunciaría a esta oportunidad.
-Ejem- carraspeó para llamar la atención de su “familia”
-Qué? –Tina irritada se dio la vuelta y miró a Bette.
-Yo tengo que salir baby. Necesito estar en la oficina en una hora.- Bette sonrió con satisfacción.
-Bien. Pues entonces vete.- dijo Tina con entusiasmo , señalando la puerta con una gran sonrisa , se sentía un poco mas contenta ante la perspectiva de que Bette se fuese y la dejara sola durante unos minutos. Necesitaba un descanso de todas las burlas y torturas a las que estaba siendo sometida por la morena que actuaba como su pareja.
-Vale…-Bette entrecerró los ojos , mirando juguetonamente a Tina- pero no antes de tener mi beso de despedida…-sonrió traviesamente
-Qué??!!-los ojos de Tina se salieron de sus órbitas.-De ninguna manera!!-gritó en protesta.
Dando un gran suspiro Bette se volvió hacia sus niños con ojos tristes.
-Niños- puso su cara mas patética-Mamá no quiere darme un beso de despedida- puso mala cara.
-Awwwww-Brittany hizo un puchero sintiéndose mal por su pobre papá Bette.- Solo un beso mamá – se volvió hacia Tina y suplicó.
-Sí!-gritó Jason siguiendo a la niña – Dale un beso y entonces nos podremos ir. Por favor…- juntó las manos a modo de rezo.
Tina suspiró derrotada, mirando de arriba abajo a sus niños falsos.
-Me las vas a pagar por esto , Porter –la amenazó con los dientes apretados de manera que solo la escuchara Bette mientras mantenía la sonrisa para los niños.
-Esperare por ello- Bette sonrió de oreja a oreja y se inclinó mas cerca de la rubia- Vamos.
Tina suspiró fuertemente mientras Brittany y Jason las miraban expectantes.
-Genial – se quejó , poco a poco fue acercando los labios a la cara de Bette.
Las dos adolescentes se pusieron rojas , pero por motivos completamente diferentes .
Bette estaba así debido a la emoción mientras que Tina estaba roja debido a la vergüenza . Como si el tiempo fuese a cámara lenta los labios de Tina comenzaron el descenso sobre la mejilla ruborizada de Bette.
El aliento de la heredera se detuvo cuando sintió los suaves labios sobre su piel. Inocente como era , no podía hacer otra cosa que sentirse caliente por todas partes. Cerró los ojos para saborear mejor la sensación de los dulces labios de Tina y …y ¿dientes?
-Ouch!!!- Bette aulló de dolor cuando Tina le mordió la cara – Qué coño??- se puso la mano en la mejilla.
Tina se apartó con una sonrisa diabólica en la cara.
-Qué tal esto para un beso de despedida , eh baby??- Tina acentuó las dos últimas palabras con una sonrisa de satisfacción. Giró los ojos y sonrió traviesamente. Se dio la vuelta hacia los dos niños que miraban sobresaltados y se encogió de hombros – Bueno niños ya habéis conseguidos lo que queríais – sonrió – Entonces , vamos! A la escuela- agitó la mano diciendo adiós .
Salieron despacio de la casita rosa con caras perplejas , molestos por lo que acababan de ver.
-Te deberías ir al trabajo tu también…- Tina giró la cabeza para mirar a la morena que tenia al lado. Sus cejas se fruncieron al ver la cara de Bette. Esperaba ver cólera o irritación , en ese caso ella también estaría lista para discutir. Pero Tina no estaba preparada al ver a Bette como si le hubiese tocado la lotería . Todavía tenia la mano en la mejilla …pero sus ojos bailaban de la alegría , abiertos de par en par ,complementando la gran sonrisa que tenia dibujada en la cara.
-Eh!!- Tina le dio un codazo a Bette.
Bette despacio giró la cara y miró a la rubia.
-Tu…-dijo mientras continuaba con la mano en la mejilla- …me has mordido- susurró mientras los ojos se le agrandaban.
-Te dije que me las pagarías – Tina miró con aires de suficiencia a Bette.
-Kennard- Bette susurró despacio , ignorando a la rubia – Tu…-inclinó la cabeza- me has dado un mordisco de amor!! – de repente se levantó y comenzó a reírse tontamente – Y me has llamado baby…- dijo con voz cantarina.
Tina miró a Bette boquiabierta. Las cosas se habían dado la vuelta y ahora era ella el objeto de las burlas.
“Mierda” susurró para sí misma , estaba empezando a lamentar sus acciones.
-Bueno , ahora me tengo que ir a trabajar!! –dijo Bette llena de energía mientras avanzaba lentamente hacia la puerta. –Hasta luego , baby!!- se rió tontamente antes de salir de la casa.
Tina seguía en shock mientras miraba, a través de la ventana con forma de corazón , como la morena corría por el pasillo de la sala de conferencias riendo como una loca. Qué demonios había pasado??!!
-Sammy. Al. Shane- dijo Bette juguetonamente mientras le alborotaba el pelo a sus amigas , lo que hizo que se ganase unas cuantas maldiciones.
-Qué diablos??!!- gritó Alice cuando Bette empezó a alborotar su pelo meticulosamente peinado. Muy molesta, apartó la manos de su líder lejos de ella y trató de reparar el daño que Bette había ocasionado en su rubia melena.
Shane frunció el ceño ,mientras miraba a la heredera , normalmente tranquila y centrada, dar saltos en círculo alrededor de sus asientos.
-Qué es lo que pasa Bette??-preguntó despacio- Estás colocada o algo?- susurró a la morena mientras los niños que tenían ellas asignados miraban a Bette asustados , tenian miedo de que la señora loca le hiciese algo.
-Creo que finalmente se ha vuelto loca- susurró una preocupada Sam , mientras miraba como su amiga le daba patadas a las pelotas con una sonrisa estúpida en la cara.-Debería llamar a una ambulancia??- sacó el móvil del bolsillo y lo señaló muy seria.
-Sammy!!!- gritó Bette de repente , saltando enfrente de su amiga que la miraba asustada.
-S-sí??- Sam miró asustada a su mejor amiga.
-Ves esto?- se inclinó hacia delante y se señaló la mejilla.
-Eso es…-Sam frunció el ceño y estudió la marca de la mejilla de Bette detenidamente- marcas de dientes??
-Marcas de dientes?- una curiosa Alice , se puso de pie y agarró la cara de Bette con ambas manos , examinando las mejillas de la morena- Oh Dios mío…marcas de dientes!! – exclamó , señalando la cara de Bette.
-Alguien te ha mordido?-preguntó Shane con voz preocupada.
Bette sonrió de oreja a oreja.
-No solo alguien Shane– guió un ojo mientras le daba un codazo a Alice.
-Quién?-preguntó Sam , pensando que tenia una ligera idea de a quien se refería Bette.
-Kennard- Bette levantó las cejas sugerentemente. Se inclinó hacia delante y le susurró a Sam- Estás celosa?
Sam se rió.
-Celosa de que te muerda?
-Oh , no es un simple mordisco Samantha –Bette sacudió la cabeza muy seria – Esto…-movió poco a poco la cara mas cerca de Sam- …es un mordisco de amor!!! – esto último lo dijo cantado y se retiró.
-Un mordisco de amor?-Sam levantó una ceja – En la mejilla? – se rió
- Estas segura de que lo que había alrededor era amor cuando te mordió ,Porter? – Alice replicó ,
-Oh mujeres de poca fe- Bette sacudió la cabeza a modo de reprimenda- Me mordió…-entrecerró los ojos mirando a la rubia-…después de besarme- Sonrió con satisfacción mientras se tocaba distraídamente la mejilla.-…y escuchad esto- pasó el brazo por encima de los hombros de Alice y la sacudió-…me llamó baby!!- se rió , dando un empujón a Alice con tanta fuerza que la lanzó encima de Sam que estaba sentada.
-Joder!!-gritó Alice, mientras estaba extendida encima de la pobre Sam que gemía.
Shane indiferente miró a las dos que tenía al lado y después volvió su atención rápidamente hacia Bette.
-Te besó y te llamó “baby”?-levantó una ceja.-Por qué haría eso?-preguntó Shane un poco sorprendida. ¿No odiaba Kennard las tripas de Bette? Se rascó la cabeza.
-Porque es lo que hace la gente casada- Bette se encogió de hombros despreocupadamente , diciéndolo como si fuese obvio- Ah- dijo echándole un vistazo a su reloj- Es tarde chicas. Será mejor que vuelva a casa con mi bonita esposa. No quiero hacerla esperar!!- rápidamente se dio la vuelta y se alejó de sus amigas que estaban perplejas.
Las tres miraron silenciosamente como Bette iba hacia la casa rosa, situada en una esquina de la sala de conferencias.
-Baby , ya estoy en casa!!-oyeron como gritaba mientras se agachaba para entrar por la diminuta puerta. Los tres miembros del 4F se miraron entre ellas para después estallar en carcajadas.
Una hora mas tarde , los profesores llamaron a los estudiantes y a los niños para que volviesen a la sala de conferencias para comenzar la tutoria. La familia fingida Kennard-Porter se sentaron juntos en una mesa cuadrada que estaba llena de libros , papeles y lapiceros.
-Qué tal si hacemos algo de matemáticas, Brit?- Tina sonrió , sacando un libro de matemáticas del montón.
-Bien!!- Brittany asintió con excitación- Yay!!- gritó y alzó un puño.
Bette miró la interacción entre Tina y Brittany con una mueca en la cara.
-Algo va realmente mal con esa niña…-giró la cabeza y le susurró a Jason- nadie debería estar tan excitado por las matemáticas- continuó. El niño asintió.
-Bien-sonrió Tina-Empecemos.- abrió el libro por el primer tema-Julie tiene ocho manzanas. Le da cuatro a Andrew. Cuantas manzanas le quedan a Julie?
-Tres!!- contestó Brittany sin pensar. Bette se mofó por lo bajo , ganándose una mirada asesina de Tina.
-Cuatro cariño- Tina la corrigió amablemente. Tosió y escogió otro número- Bien vamos con esto…Liz tiene diez naranjas. Se ha comido dos.¿Cuántas le quedan? – lo intentó de nuevo.
-Umm…-Brittany se tocó la barbilla pensando , haciendo la operación dentro de su cabeza- Seis!!- sonrió intensamente.
Bette se inclinó hacia Tina y le susurró al oído.
-Burra , lo ves?- recordó a Tina su suposición de esa mañana. Irritada , la rubia entrecerró los ojos y apartó a la morena arrogante.
Bette sacudió la cabeza en forma de fingida desaprobación , chasqueando la lengua ante Tina y Brittany.
-Nunca aprenderás matemáticas con frutas-le dijo a Jason seriamente- Eres un niño con suerte , aprenderás de la mejor.- movió las cejas y sonrió con una satisfacción arrogante. Miró a Tina mientras hacia todo un espectáculo al apartar los libro- No necesitaremos esto- dijo-puedes cogerlos todos- añadió con un guiño.
Tina rodó los ojos como respuesta.
-Asno- refunfuño por lo bajo.
-Bien – Bette juntó las manos y se frotó los dedos- Chico araña , te enseñaré matemáticas a la manera Porter- dijo ,extendiendo la mano hacia su monedero- Y déjame decirte que no hay mejor forma de aprender…- dejó su gruesa cartera de cuero sobre la mesa- Empecemos –sonrió , sacando un par de billetes de cien dólares. Tina y Brittany pararon su lección mientras miraban a Bette y a Jason con interés.
Veamos…-masculló Bette , teniendo un par de billetes en las manos.- Tengo siete billetes de cien dólares…- despacio colocó los billetes de sobre la mesa- Añado otros cinco billetes de cien dólares- otra vez , puso la cantidad correspondiente sobre la mesa- Cuántos billetes de cien dólares tengo? –miró a Jason y sonrió expectante.
-Doce!!- Jason contestó rápidamente , mirando con temor los billetes que había sobre la mesa.
Bette aplaudió , radiante de orgullo porque le había asignado a un niño burro que conocía sus matemáticas.
-Buen chico!- le alborotó el pelo. Recogió los billetes y se los dio al niño.- Guárdalos . es tu premio- dijo empujando el dinero hacia Jason- Te parece justo? Consigues dinero con cada respuesta correcta.
-Gr-gracias…-contestó Jason un poco asombrado.
-Siguiente…- Bette juntó los labios , mirando el dinero que tenía en las manos.- Tengo diez billetes de cien dólares….
Tina miró fijamente a Bette y sacudió la cabeza.
-Realmente eres…- dijo para sí misma antes de reanudar su tutoría con una envidiosa e igualmente sorprendida Brittany.
-Ha sido divertido!!- exclamó Bette , diciéndoles adiós a los niños con la mano mientras estos se alejaban de la escuela en su horrible autobús.- Deberíamos repetirlo- sonrió a la rubia que tenia al lado.
-Me encantaría repetirlo- sonrió Tina- Pero no contigo.
-Qué??Por qué no?- Bette lloriqueó mientras iban despacio hacia el interior del colegio.
-Me desesperas- dijo Tina suspirando fuerte- Tengo la sensación de que hoy he estado cuidando de tres niños.
-Estás exagerando otra vez , Kennard- puso una mano en el hombro de Tina y comenzó a andar a su lado- Por qué no admites que te has divertido conmigo y con nuestros niños…-dijo suavemente , provocando un poco a la rubia.
Tina trató de apartar la mano de Bette pero fue en vano.
-Eres tan engreída.
Bette de repente se paró cuando iban a pasar por una de las salas multimedia.
-Espera- dijo mirando por la puerta.
-Qué pasa ahora?-preguntó Tina exasperada.
-Está vacía- sonrió Bette , girándose hacia Tina.
-Y qué?- Tina se frotó las sienes. Estaba empezando a notar el comienzo de una migraña.
Bette sonrió maliciosamente.
-Podríamos empezar a trabajar en los gemelos que les hemos prometido a nuestros niños…-levantó las cejas sugestivamente.
-Ah , que te den Porter!!- Tina gritó antes de comenzar a andar muy rápido. La morena se apresuró detrás de ella.
-Oh vamos. Sabes que quieres hacerlo.
-Cállate.
-Seré dulce.
-Déjame en paz.
-No puedo. Tenemos que hacerlo por nuestros niños, baby.
-No me llames baby!
-De acuerdo, cariño.
-Mami puedes pasarme la sal?
-Por Dios , para de llamarme así Porter.
-Por qué no? Solo estamos jugando. Respeta el programa Kennard.
-Esto es una estupidez. No , gracias..
-Entonces preferirías que te llamase “mi amor”?
-Joder no!!
-Awww….mira lo que has hecho. Nuestra inocente niña está triste porque su mamá es una borde.
-Ah…umm…lo siento Brit…no….no … no llores.
-No llores cariño…mami solo se siente un poquito delicada porque pronto le va a venir el periodo….
-Cállate!! Ah…no es a ti Brit… se lo decía a Porter. Lo siento…por favor no llores.
-Mira Brit…tengo un billete de cien dólares para ti!! Lo quieres? Si paras de llorar te lo doy…
-Soborno??En serio Porter??
-Ves? Ahora tienes cambio y mamá está sonriendo…son-ri-e Kennard…
-Cá-lla-te Porter
-Bien…ves? No mas lágrimas
-Genial
-Entonces mami??
-Qué??!!
-Me pasas la sal?
-Quéreis otro hermanito o hermanita?- Bette rió mientras miraba a sus hijos falsos. Estaban metidos dentro de la pequeña casa rosa sin apenas espacio para moverse.
-Sí!!-gritaron los dos al unísono.
-Yo quiero una hermanita!1-gritó Brittany
-No , yo quiero un hermanito –contestó Jason.
-Siempre podemos aspirar a tener gemelos, entonces tendríamos ambos.- Bette se echó hacia delante y les alborotó el pelo a los niños. – Mamá y yo nos pondremos a trabajar en ello mas tarde- guiñó un ojo
-Sí!!-aplaudieron los niños
-Ah , no te lo tomes así Kennard. Es solo un juego.-susurró Bette cuando vio como Tina la estaba asesinando con la mirada.
-Cállate Porter – dijo por lo bajo y se estiró el delantal. Era llamativo y feo. Pero su “hija” quería que lo llevase.
-Agradece que no nos han hecho hacer de hermanas o primas…-Bette se encogió , aflojándose la corbata ,la misma que una sádica Tina se había divertido poniéndosela.
-Y por qué no?-Tina alzó una ceja
-Sería incestuoso –susurró , pareciendo un poco horrorizada.
-Que te den Porter!!- Tina le dio un codazo y giró los ojos, molestando a su compañera de juego.
-Chis , chis, chis …-Bette sacudió la cabeza , negando con un dedo- Nada de palabrotas delante de los niños , mamá.
-Para de llamarme mamá- Tina susurró irritada.
-Seguro , bebé –sonrió Bette
-Bueno…nos vamos al colegio!!- Brittany gritó mientras cogía su mochila y sus libros imaginarios.- Date prisa Jason , vamos a llegar tarde- dijo , mientras empujaba a su hermano fingido hacia la puerta –Adiós mamá y papá – se despidió de Tina y Bette.
-Esperad!!. Niños os olvidáis de los besos!!- Tina sonrió ,finalmente comenzaba a mostrar algo de entusiasmo y a participar en el juego. Se inclinó hacia delante y les dio un beso en la mejilla a los niños , arreglándoles la ropa.
Bette miró la interacción entre la rubia y los niños. Vio que tenía una oportunidad y decidió arriesgarse. Por nada del mundo renunciaría a esta oportunidad.
-Ejem- carraspeó para llamar la atención de su “familia”
-Qué? –Tina irritada se dio la vuelta y miró a Bette.
-Yo tengo que salir baby. Necesito estar en la oficina en una hora.- Bette sonrió con satisfacción.
-Bien. Pues entonces vete.- dijo Tina con entusiasmo , señalando la puerta con una gran sonrisa , se sentía un poco mas contenta ante la perspectiva de que Bette se fuese y la dejara sola durante unos minutos. Necesitaba un descanso de todas las burlas y torturas a las que estaba siendo sometida por la morena que actuaba como su pareja.
-Vale…-Bette entrecerró los ojos , mirando juguetonamente a Tina- pero no antes de tener mi beso de despedida…-sonrió traviesamente
-Qué??!!-los ojos de Tina se salieron de sus órbitas.-De ninguna manera!!-gritó en protesta.
Dando un gran suspiro Bette se volvió hacia sus niños con ojos tristes.
-Niños- puso su cara mas patética-Mamá no quiere darme un beso de despedida- puso mala cara.
-Awwwww-Brittany hizo un puchero sintiéndose mal por su pobre papá Bette.- Solo un beso mamá – se volvió hacia Tina y suplicó.
-Sí!-gritó Jason siguiendo a la niña – Dale un beso y entonces nos podremos ir. Por favor…- juntó las manos a modo de rezo.
Tina suspiró derrotada, mirando de arriba abajo a sus niños falsos.
-Me las vas a pagar por esto , Porter –la amenazó con los dientes apretados de manera que solo la escuchara Bette mientras mantenía la sonrisa para los niños.
-Esperare por ello- Bette sonrió de oreja a oreja y se inclinó mas cerca de la rubia- Vamos.
Tina suspiró fuertemente mientras Brittany y Jason las miraban expectantes.
-Genial – se quejó , poco a poco fue acercando los labios a la cara de Bette.
Las dos adolescentes se pusieron rojas , pero por motivos completamente diferentes .
Bette estaba así debido a la emoción mientras que Tina estaba roja debido a la vergüenza . Como si el tiempo fuese a cámara lenta los labios de Tina comenzaron el descenso sobre la mejilla ruborizada de Bette.
El aliento de la heredera se detuvo cuando sintió los suaves labios sobre su piel. Inocente como era , no podía hacer otra cosa que sentirse caliente por todas partes. Cerró los ojos para saborear mejor la sensación de los dulces labios de Tina y …y ¿dientes?
-Ouch!!!- Bette aulló de dolor cuando Tina le mordió la cara – Qué coño??- se puso la mano en la mejilla.
Tina se apartó con una sonrisa diabólica en la cara.
-Qué tal esto para un beso de despedida , eh baby??- Tina acentuó las dos últimas palabras con una sonrisa de satisfacción. Giró los ojos y sonrió traviesamente. Se dio la vuelta hacia los dos niños que miraban sobresaltados y se encogió de hombros – Bueno niños ya habéis conseguidos lo que queríais – sonrió – Entonces , vamos! A la escuela- agitó la mano diciendo adiós .
Salieron despacio de la casita rosa con caras perplejas , molestos por lo que acababan de ver.
-Te deberías ir al trabajo tu también…- Tina giró la cabeza para mirar a la morena que tenia al lado. Sus cejas se fruncieron al ver la cara de Bette. Esperaba ver cólera o irritación , en ese caso ella también estaría lista para discutir. Pero Tina no estaba preparada al ver a Bette como si le hubiese tocado la lotería . Todavía tenia la mano en la mejilla …pero sus ojos bailaban de la alegría , abiertos de par en par ,complementando la gran sonrisa que tenia dibujada en la cara.
-Eh!!- Tina le dio un codazo a Bette.
Bette despacio giró la cara y miró a la rubia.
-Tu…-dijo mientras continuaba con la mano en la mejilla- …me has mordido- susurró mientras los ojos se le agrandaban.
-Te dije que me las pagarías – Tina miró con aires de suficiencia a Bette.
-Kennard- Bette susurró despacio , ignorando a la rubia – Tu…-inclinó la cabeza- me has dado un mordisco de amor!! – de repente se levantó y comenzó a reírse tontamente – Y me has llamado baby…- dijo con voz cantarina.
Tina miró a Bette boquiabierta. Las cosas se habían dado la vuelta y ahora era ella el objeto de las burlas.
“Mierda” susurró para sí misma , estaba empezando a lamentar sus acciones.
-Bueno , ahora me tengo que ir a trabajar!! –dijo Bette llena de energía mientras avanzaba lentamente hacia la puerta. –Hasta luego , baby!!- se rió tontamente antes de salir de la casa.
Tina seguía en shock mientras miraba, a través de la ventana con forma de corazón , como la morena corría por el pasillo de la sala de conferencias riendo como una loca. Qué demonios había pasado??!!
-Sammy. Al. Shane- dijo Bette juguetonamente mientras le alborotaba el pelo a sus amigas , lo que hizo que se ganase unas cuantas maldiciones.
-Qué diablos??!!- gritó Alice cuando Bette empezó a alborotar su pelo meticulosamente peinado. Muy molesta, apartó la manos de su líder lejos de ella y trató de reparar el daño que Bette había ocasionado en su rubia melena.
Shane frunció el ceño ,mientras miraba a la heredera , normalmente tranquila y centrada, dar saltos en círculo alrededor de sus asientos.
-Qué es lo que pasa Bette??-preguntó despacio- Estás colocada o algo?- susurró a la morena mientras los niños que tenían ellas asignados miraban a Bette asustados , tenian miedo de que la señora loca le hiciese algo.
-Creo que finalmente se ha vuelto loca- susurró una preocupada Sam , mientras miraba como su amiga le daba patadas a las pelotas con una sonrisa estúpida en la cara.-Debería llamar a una ambulancia??- sacó el móvil del bolsillo y lo señaló muy seria.
-Sammy!!!- gritó Bette de repente , saltando enfrente de su amiga que la miraba asustada.
-S-sí??- Sam miró asustada a su mejor amiga.
-Ves esto?- se inclinó hacia delante y se señaló la mejilla.
-Eso es…-Sam frunció el ceño y estudió la marca de la mejilla de Bette detenidamente- marcas de dientes??
-Marcas de dientes?- una curiosa Alice , se puso de pie y agarró la cara de Bette con ambas manos , examinando las mejillas de la morena- Oh Dios mío…marcas de dientes!! – exclamó , señalando la cara de Bette.
-Alguien te ha mordido?-preguntó Shane con voz preocupada.
Bette sonrió de oreja a oreja.
-No solo alguien Shane– guió un ojo mientras le daba un codazo a Alice.
-Quién?-preguntó Sam , pensando que tenia una ligera idea de a quien se refería Bette.
-Kennard- Bette levantó las cejas sugerentemente. Se inclinó hacia delante y le susurró a Sam- Estás celosa?
Sam se rió.
-Celosa de que te muerda?
-Oh , no es un simple mordisco Samantha –Bette sacudió la cabeza muy seria – Esto…-movió poco a poco la cara mas cerca de Sam- …es un mordisco de amor!!! – esto último lo dijo cantado y se retiró.
-Un mordisco de amor?-Sam levantó una ceja – En la mejilla? – se rió
- Estas segura de que lo que había alrededor era amor cuando te mordió ,Porter? – Alice replicó ,
-Oh mujeres de poca fe- Bette sacudió la cabeza a modo de reprimenda- Me mordió…-entrecerró los ojos mirando a la rubia-…después de besarme- Sonrió con satisfacción mientras se tocaba distraídamente la mejilla.-…y escuchad esto- pasó el brazo por encima de los hombros de Alice y la sacudió-…me llamó baby!!- se rió , dando un empujón a Alice con tanta fuerza que la lanzó encima de Sam que estaba sentada.
-Joder!!-gritó Alice, mientras estaba extendida encima de la pobre Sam que gemía.
Shane indiferente miró a las dos que tenía al lado y después volvió su atención rápidamente hacia Bette.
-Te besó y te llamó “baby”?-levantó una ceja.-Por qué haría eso?-preguntó Shane un poco sorprendida. ¿No odiaba Kennard las tripas de Bette? Se rascó la cabeza.
-Porque es lo que hace la gente casada- Bette se encogió de hombros despreocupadamente , diciéndolo como si fuese obvio- Ah- dijo echándole un vistazo a su reloj- Es tarde chicas. Será mejor que vuelva a casa con mi bonita esposa. No quiero hacerla esperar!!- rápidamente se dio la vuelta y se alejó de sus amigas que estaban perplejas.
Las tres miraron silenciosamente como Bette iba hacia la casa rosa, situada en una esquina de la sala de conferencias.
-Baby , ya estoy en casa!!-oyeron como gritaba mientras se agachaba para entrar por la diminuta puerta. Los tres miembros del 4F se miraron entre ellas para después estallar en carcajadas.
Una hora mas tarde , los profesores llamaron a los estudiantes y a los niños para que volviesen a la sala de conferencias para comenzar la tutoria. La familia fingida Kennard-Porter se sentaron juntos en una mesa cuadrada que estaba llena de libros , papeles y lapiceros.
-Qué tal si hacemos algo de matemáticas, Brit?- Tina sonrió , sacando un libro de matemáticas del montón.
-Bien!!- Brittany asintió con excitación- Yay!!- gritó y alzó un puño.
Bette miró la interacción entre Tina y Brittany con una mueca en la cara.
-Algo va realmente mal con esa niña…-giró la cabeza y le susurró a Jason- nadie debería estar tan excitado por las matemáticas- continuó. El niño asintió.
-Bien-sonrió Tina-Empecemos.- abrió el libro por el primer tema-Julie tiene ocho manzanas. Le da cuatro a Andrew. Cuantas manzanas le quedan a Julie?
-Tres!!- contestó Brittany sin pensar. Bette se mofó por lo bajo , ganándose una mirada asesina de Tina.
-Cuatro cariño- Tina la corrigió amablemente. Tosió y escogió otro número- Bien vamos con esto…Liz tiene diez naranjas. Se ha comido dos.¿Cuántas le quedan? – lo intentó de nuevo.
-Umm…-Brittany se tocó la barbilla pensando , haciendo la operación dentro de su cabeza- Seis!!- sonrió intensamente.
Bette se inclinó hacia Tina y le susurró al oído.
-Burra , lo ves?- recordó a Tina su suposición de esa mañana. Irritada , la rubia entrecerró los ojos y apartó a la morena arrogante.
Bette sacudió la cabeza en forma de fingida desaprobación , chasqueando la lengua ante Tina y Brittany.
-Nunca aprenderás matemáticas con frutas-le dijo a Jason seriamente- Eres un niño con suerte , aprenderás de la mejor.- movió las cejas y sonrió con una satisfacción arrogante. Miró a Tina mientras hacia todo un espectáculo al apartar los libro- No necesitaremos esto- dijo-puedes cogerlos todos- añadió con un guiño.
Tina rodó los ojos como respuesta.
-Asno- refunfuño por lo bajo.
-Bien – Bette juntó las manos y se frotó los dedos- Chico araña , te enseñaré matemáticas a la manera Porter- dijo ,extendiendo la mano hacia su monedero- Y déjame decirte que no hay mejor forma de aprender…- dejó su gruesa cartera de cuero sobre la mesa- Empecemos –sonrió , sacando un par de billetes de cien dólares. Tina y Brittany pararon su lección mientras miraban a Bette y a Jason con interés.
Veamos…-masculló Bette , teniendo un par de billetes en las manos.- Tengo siete billetes de cien dólares…- despacio colocó los billetes de sobre la mesa- Añado otros cinco billetes de cien dólares- otra vez , puso la cantidad correspondiente sobre la mesa- Cuántos billetes de cien dólares tengo? –miró a Jason y sonrió expectante.
-Doce!!- Jason contestó rápidamente , mirando con temor los billetes que había sobre la mesa.
Bette aplaudió , radiante de orgullo porque le había asignado a un niño burro que conocía sus matemáticas.
-Buen chico!- le alborotó el pelo. Recogió los billetes y se los dio al niño.- Guárdalos . es tu premio- dijo empujando el dinero hacia Jason- Te parece justo? Consigues dinero con cada respuesta correcta.
-Gr-gracias…-contestó Jason un poco asombrado.
-Siguiente…- Bette juntó los labios , mirando el dinero que tenía en las manos.- Tengo diez billetes de cien dólares….
Tina miró fijamente a Bette y sacudió la cabeza.
-Realmente eres…- dijo para sí misma antes de reanudar su tutoría con una envidiosa e igualmente sorprendida Brittany.
-Ha sido divertido!!- exclamó Bette , diciéndoles adiós a los niños con la mano mientras estos se alejaban de la escuela en su horrible autobús.- Deberíamos repetirlo- sonrió a la rubia que tenia al lado.
-Me encantaría repetirlo- sonrió Tina- Pero no contigo.
-Qué??Por qué no?- Bette lloriqueó mientras iban despacio hacia el interior del colegio.
-Me desesperas- dijo Tina suspirando fuerte- Tengo la sensación de que hoy he estado cuidando de tres niños.
-Estás exagerando otra vez , Kennard- puso una mano en el hombro de Tina y comenzó a andar a su lado- Por qué no admites que te has divertido conmigo y con nuestros niños…-dijo suavemente , provocando un poco a la rubia.
Tina trató de apartar la mano de Bette pero fue en vano.
-Eres tan engreída.
Bette de repente se paró cuando iban a pasar por una de las salas multimedia.
-Espera- dijo mirando por la puerta.
-Qué pasa ahora?-preguntó Tina exasperada.
-Está vacía- sonrió Bette , girándose hacia Tina.
-Y qué?- Tina se frotó las sienes. Estaba empezando a notar el comienzo de una migraña.
Bette sonrió maliciosamente.
-Podríamos empezar a trabajar en los gemelos que les hemos prometido a nuestros niños…-levantó las cejas sugestivamente.
-Ah , que te den Porter!!- Tina gritó antes de comenzar a andar muy rápido. La morena se apresuró detrás de ella.
-Oh vamos. Sabes que quieres hacerlo.
-Cállate.
-Seré dulce.
-Déjame en paz.
-No puedo. Tenemos que hacerlo por nuestros niños, baby.
-No me llames baby!
-De acuerdo, cariño.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Página 1 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Temas similares
» [Terminado] No solo una adición
» [Terminado] Saludos al sol
» [Terminado]Lo que necesitas
» [Terminado] Más que un sentimiento
» [Terminado]Camino a la alegría
» [Terminado] Saludos al sol
» [Terminado]Lo que necesitas
» [Terminado] Más que un sentimiento
» [Terminado]Camino a la alegría
Página 1 de 5.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.