[Terminado] No solo una adición
3 participantes
Página 3 de 3.
Página 3 de 3. • 1, 2, 3
Re: [Terminado] No solo una adición
“Pienso que tengo la viruela”, dijo Alice abriendo la puerta de su apartamento después de que la exigencia de Shane dando golpes en la puerta había alcanzado un punto casi insoportable.
“Deja de j oder, Alice, tu vienes”, respondió Shane, empujando a Alice y cruzando a zancadas el apartamento. “Mira, ya estás vestida y lista para salir”, añadió, observando la falda y la blusa elegantes. En su interior, estaba contenta al ver que Alice tenía realmente alguna intención de ir a la fiesta, porque ella había esperado encontrarla en la cama disimulando estar enferma o algo por el estilo.
A medida que había ido pasando la tarde, Alice no había podido librarse del impulso de ver a Lara por última vez antes de que dejara su vida para siempre. Esto debe ser mi lado masoquista que me da patadas, pensó tristemente mientras se vestía. ¿Por qué, además tengo que torturarme con esto?-
Aunque se había estado mentalizando intentando coger valor para ir a la fiesta, empezó a sentir pánico poco antes de que Shane llegara para recogerla. ¿Cómo iba ella a poner una cara falsa y a fingir que era feliz con la marcha de Lara?, se preguntó. ¿Podría sentarse tranquilamente durante una cena entera sin echarse a llorar? ¿Por qué demonios le hacian esto a ella?
“¿Por qué tengo que ir, de todos modos, Shane?”, preguntó Alice a su amiga, “Voy a arruinar la fiesta a todos los demás”
“Porque todo el mundo quiere que vayas, incluyendo a Lara” , respondió Shane, “Y pienso que te vendría bien tener un cierre con ella, ¿no?. Además, estaré allí todo el tiempo, y podrás marcharte cuando quieras”.
Alice miró a Shane y suspiró. Riendo de mala gana, dijo, “De acuerdo, Shane, pero si esto se convierte en la peor noche de mi vida, tu serás la única responsable”.
“Vale, estuvo de acuerdo Shane. Cuando traspasaban la puerta del apartamento, Shane le sonrió, no tenia miedo ni remotamente de que esta fuera una tarde terrible para Alice o Lara.
* * * *
“¿Dónde está la gente?”, preguntó Alice cuando bajó del coche de Shane y anduvo hasta la entrada del Planet. La ansiedad que sentía era incluso mayor que la que había tenido durante todo el día, más aún cuando vio el aparcamiento casi vacío y que no se veía gente dentro del café.
“No lo sé, supongo que es algo temprano”, respondió Shane evasivamente.
“Oh, esto es grande, Shane, ¡no puedo ser la primera en llegar!”, protestó alice, dándose la vuelta y comenzando a caminar hacia el coche. “Vamos a tener que esperar hasta que alguien más llegue primero”
“Alice, no seas idiota”, contestó Shane poniendo la mano en el hombre de Alice para detenerla, “Estoy segura que ha más gente dentro. Va a ser una cena íntima, después de todo, Kit cerró el local solo para nosotros, ¿recuerdas?. Además, no serás la primera en llegar, yo estoy contigo”, y dirigió una sonrisa alentadora a Alice.
“De acuerdo”, respondió Alice de mala gana, “pero te vas a pegar a mi toda la noche, ¿vale?”
“Desde luego”, contestó shane, haciéndose girar a Alice para dirigirse a la entrada otra vez.
Cuando estaban en la entrada, Shane se detuvo de repente, “¡Ah, mierda!”, gritó causando que Alice se sobresaltara. “Lo siento Alice, es que me he dado cuenta de que se me he dejado la cartera en el coche”. Shane se giró y comenzó a correr hacia el coche. “¡Ve entrando! ¡Enseguida vuelvo!”, le gritó por encima del hombro.
“¡Esto es fabuloso, Shane! ¿Sabes el resultado de las palabras “¡Vaya palo!”
“Sólo será un segundo”, contestó Shane cerca ya del coche.
“Bien, esto aún j*de más”, refunfuñó Alice. Mientras abría la puerta del Planet dijo suspirando, “Ni siquiera se por que estoy aquí”.
En cuanto Alice entró en el café inmediatamente se dio cuenta de dos cosas: la primera consistía en que el área del comedor estaba alumbrada completamente por velas blancas y una hilera de luces también blancas creando un efecto de crepúsculo casi surrealista en la estancia. La segunda consistía en que el Planet estaba completamente vacío de gente excepto una mujer solitaria senta en una mesa cerca del espejo: era Lara, vestida con un sencillo pero aturdidor vestido negro que hizo latir el corazón de Alice a velocidad triple en un instante.
Lara se levantó y le sonrió a Alice cuando la vio caminar hacia ella. Alice la miró fijamente con una expresión perpleja, luego se giró para buscar a Shane, que ella todavía esperaba que se uniera en cualquier momento. Pero en cuanto echó un vistazo por el ventanal delantero del Planet, de repente vio a Shane irse en su coche, agitando la mano por la ventana y tocando la bocina mientras arrancaba. Alice se volvió para enfrentarse a Lara, que ahora le dedicaba una sonrisa dulce que desarmó completamente todas las defensas que la rubia minuciosamente había levantado entre ellas desde su última y desastrosa conversación.
“Lara, ¿qué pasa?” preguntó Alice mientras caminaba despacio hacia ella, “¿dónde está todo el mundo?”
“No van a venir”, respondió Lara, su sonrisa cada vez más abierta al ver la turbación evidente en los ojos de Alice.
“No lo entiendo”, dijo Alice, deteniéndose a unos pasos de Lara, intentando apartar de su mente la neblina que la envolvía. Tenía la intuición de que todo ésto era para ella, pero no podía aceptarlo completamente aún. Después de todas las decepciones que había sufrido en su relación con Lara rechazó permitirse llegar a conclusiones, aunque fueran obvias. “¿Nadie viene a tu fiesta de despedida?” preguntó de manera confusa.
“En realidad, no me voy a ir a París”, contestó Lara, causando que el corazón de Alice saltara hasta su garganta y la niebla de su cerebro se levantara de repente.
“¿No te vas?”, preguntó con mirada de asombro absoluto, que fue sustituida por la alegría a medida que las palabras de Lara llegaban a su mente. Parecía que todo lo que Shane había dicho sobre los sentimientos de Alice quedaba confirmado en la cara de Alice.
En tres pasos rápidos Lara eliminó el espacio entre ellas. Cogió las manos de Alice entre las suyas y las llevó hasta los labios para darles un apasionado y largo beso a los dedos de la rubia. “No, no me voy” contestó, mirando atentamente la cara de alice, fascinada por las emociones que veía reflejadas en ella.
La intensidad de la mirada de Lara dejó a Alice sin aliento y repentinamente muda. A alice le parecía que estaba en algún tipo de sueño maravilloso del que no quería despertarse. Esperó de pie, silenciosa, esperando escuchar cualquier cosa que Lara tuviera que decirle.
“Alice, se que las cosas entre nosotras han sido oscuras y confusas, por lo menos. Se que nos resultaba extraño lo que pasaba entre nosotras. Las dos hemos dejado que nuestra culpa sobre Dana y nuestros miedos nos dominaran. Pero, a pesar de todo lo que hemos hecho para terminar con este sentimiento entre nosotras, no se ha marchado. Y he comprendido que no quiero que se marche. Lara hizo una pausa cuando sintió las lágrimas en sus ojos. Intentó mantener el control para hacer el discurso que había preparado en su mente, pero solo una mirada a los ojos llorosos de alice le hizo olvidar completamente todo lo que había planeado decir. Las dos mujeres comenzaron a reirse cuando extendieron la mano al mismo tiempo para limpiar las lágrimas que simultáneamente corrían por la cara de la otra.
Lara suspiró y comenzó otra vez. “Alice, se que te puede asustar la posibilidad de que te hagan daño otra vez y puede que no quieras intentar seguir conmigo, pero...” la voz de Lara de repente fue acallada cuando Alice cubrió su boca con su mano.
“No, Lara”, interrumpió Alice. “Tengo que decirte algo”. Lara la miró con curiosidad y con un centelleo de miedo en sus ojos. Pero la ansiedad fue sustituida por la felicidad cuando Alice comenzó a hablar.
“Lara, he sido una idiota. Tu fuiste quien tuvo el valor de decirme lo que sentías el día que fuiste a verme a la KCRW, yo en cambio apenas dije nada porque me asusté. En realidad, estaba aterrorizada. Con todo lo que ha pasado en los últimos meses he intentado cerrarme a todo lo que pudiera hacerme vulnerable”. Alice sintió las lágrimas derramarse otra vez, pero consiguió seguir con voz rota. “Lara, esto que pasa entre nosotras, me ha asustado. Todavía me asusta. Y no puedo prometer que no habrá problemas, todavía tenemos cuestiones que resolver sobre Dana, pero quiero resolverlas contigo. Quiero tu honestidad, tu sonrisa y tu dulzura, y hasta tu tozudez... te quiero a ti, Lara”. Alice suspiró para reunir fuerzas y vencer el resto de inseguridad que quedaba en su mente antes de pronunciar las palabras que mas la habían aterrorizado “Porque... porque te amo”.
Aliviada después de haber expresado lo que su corazón había estado sintiendo durante semanas, alice finalmente destapó la boca de Lara para dejarla hablar. Pero, en cambio, se encontró siendo empujada hacia atrás cuando Lara juntó sus bocas ávidamente en una respuesta muda a su discurso. Se desplazaron hacia atrás juntas, rodeando con sus brazos la cintura de la cintura de la otra acercando sus cuerpos todo lo posible. Lara enterró su mano en el pelo de Alice y presionó sus labios más firmemente. Alice exhaló un gemido cuando sintió la lengua de Lara dentro de su boca. Siguieron empujándose hacia atrás hasta que terminaron apoyándose en el mostrador delantero. Ambas mujeres desplazaron sus manos lentamente por el cuerpo de la otra, emitiendo pequeños jadeos de placer mientras se movían armoniosamente. Eventualmente, Lara separó su boca de Alice sabiendo que tenía que hablar antes de seguir.
“Alice”, susurró Lara apoyando su frente contra la rubia. “Yo te amo también”. En esto, alice sonrió en silencio y levantó su cabeza para examinar los ojos de Lara. “Suponía algo así, Lara” contestó, sonriendo al juntar sus bocas otra vez. Esta vez, aprovecharon el momento, profundizando su beso con lentitud deliberada, sabiendo que tenían todo el tiempo del mundo para estar juntas.
Pronto, todos sus sentidos se concentraron completamente en ellas, y su deseo comenzó a aumentar, exigiendo ser satisfecho. Cuando sus alientos se perdieron en un beso, Alice finalmente logró separarse para hablar. “Vamos a tu casa”, susurró, su voz espesa de deseo.
Lara no necesitó oir nada más. Con una risa muda, tomó la mano de Alice y la llevó hasta su coche, sabiendo que esta vez no habría interrupciones.
“Deja de j oder, Alice, tu vienes”, respondió Shane, empujando a Alice y cruzando a zancadas el apartamento. “Mira, ya estás vestida y lista para salir”, añadió, observando la falda y la blusa elegantes. En su interior, estaba contenta al ver que Alice tenía realmente alguna intención de ir a la fiesta, porque ella había esperado encontrarla en la cama disimulando estar enferma o algo por el estilo.
A medida que había ido pasando la tarde, Alice no había podido librarse del impulso de ver a Lara por última vez antes de que dejara su vida para siempre. Esto debe ser mi lado masoquista que me da patadas, pensó tristemente mientras se vestía. ¿Por qué, además tengo que torturarme con esto?-
Aunque se había estado mentalizando intentando coger valor para ir a la fiesta, empezó a sentir pánico poco antes de que Shane llegara para recogerla. ¿Cómo iba ella a poner una cara falsa y a fingir que era feliz con la marcha de Lara?, se preguntó. ¿Podría sentarse tranquilamente durante una cena entera sin echarse a llorar? ¿Por qué demonios le hacian esto a ella?
“¿Por qué tengo que ir, de todos modos, Shane?”, preguntó Alice a su amiga, “Voy a arruinar la fiesta a todos los demás”
“Porque todo el mundo quiere que vayas, incluyendo a Lara” , respondió Shane, “Y pienso que te vendría bien tener un cierre con ella, ¿no?. Además, estaré allí todo el tiempo, y podrás marcharte cuando quieras”.
Alice miró a Shane y suspiró. Riendo de mala gana, dijo, “De acuerdo, Shane, pero si esto se convierte en la peor noche de mi vida, tu serás la única responsable”.
“Vale, estuvo de acuerdo Shane. Cuando traspasaban la puerta del apartamento, Shane le sonrió, no tenia miedo ni remotamente de que esta fuera una tarde terrible para Alice o Lara.
* * * *
“¿Dónde está la gente?”, preguntó Alice cuando bajó del coche de Shane y anduvo hasta la entrada del Planet. La ansiedad que sentía era incluso mayor que la que había tenido durante todo el día, más aún cuando vio el aparcamiento casi vacío y que no se veía gente dentro del café.
“No lo sé, supongo que es algo temprano”, respondió Shane evasivamente.
“Oh, esto es grande, Shane, ¡no puedo ser la primera en llegar!”, protestó alice, dándose la vuelta y comenzando a caminar hacia el coche. “Vamos a tener que esperar hasta que alguien más llegue primero”
“Alice, no seas idiota”, contestó Shane poniendo la mano en el hombre de Alice para detenerla, “Estoy segura que ha más gente dentro. Va a ser una cena íntima, después de todo, Kit cerró el local solo para nosotros, ¿recuerdas?. Además, no serás la primera en llegar, yo estoy contigo”, y dirigió una sonrisa alentadora a Alice.
“De acuerdo”, respondió Alice de mala gana, “pero te vas a pegar a mi toda la noche, ¿vale?”
“Desde luego”, contestó shane, haciéndose girar a Alice para dirigirse a la entrada otra vez.
Cuando estaban en la entrada, Shane se detuvo de repente, “¡Ah, mierda!”, gritó causando que Alice se sobresaltara. “Lo siento Alice, es que me he dado cuenta de que se me he dejado la cartera en el coche”. Shane se giró y comenzó a correr hacia el coche. “¡Ve entrando! ¡Enseguida vuelvo!”, le gritó por encima del hombro.
“¡Esto es fabuloso, Shane! ¿Sabes el resultado de las palabras “¡Vaya palo!”
“Sólo será un segundo”, contestó Shane cerca ya del coche.
“Bien, esto aún j*de más”, refunfuñó Alice. Mientras abría la puerta del Planet dijo suspirando, “Ni siquiera se por que estoy aquí”.
En cuanto Alice entró en el café inmediatamente se dio cuenta de dos cosas: la primera consistía en que el área del comedor estaba alumbrada completamente por velas blancas y una hilera de luces también blancas creando un efecto de crepúsculo casi surrealista en la estancia. La segunda consistía en que el Planet estaba completamente vacío de gente excepto una mujer solitaria senta en una mesa cerca del espejo: era Lara, vestida con un sencillo pero aturdidor vestido negro que hizo latir el corazón de Alice a velocidad triple en un instante.
Lara se levantó y le sonrió a Alice cuando la vio caminar hacia ella. Alice la miró fijamente con una expresión perpleja, luego se giró para buscar a Shane, que ella todavía esperaba que se uniera en cualquier momento. Pero en cuanto echó un vistazo por el ventanal delantero del Planet, de repente vio a Shane irse en su coche, agitando la mano por la ventana y tocando la bocina mientras arrancaba. Alice se volvió para enfrentarse a Lara, que ahora le dedicaba una sonrisa dulce que desarmó completamente todas las defensas que la rubia minuciosamente había levantado entre ellas desde su última y desastrosa conversación.
“Lara, ¿qué pasa?” preguntó Alice mientras caminaba despacio hacia ella, “¿dónde está todo el mundo?”
“No van a venir”, respondió Lara, su sonrisa cada vez más abierta al ver la turbación evidente en los ojos de Alice.
“No lo entiendo”, dijo Alice, deteniéndose a unos pasos de Lara, intentando apartar de su mente la neblina que la envolvía. Tenía la intuición de que todo ésto era para ella, pero no podía aceptarlo completamente aún. Después de todas las decepciones que había sufrido en su relación con Lara rechazó permitirse llegar a conclusiones, aunque fueran obvias. “¿Nadie viene a tu fiesta de despedida?” preguntó de manera confusa.
“En realidad, no me voy a ir a París”, contestó Lara, causando que el corazón de Alice saltara hasta su garganta y la niebla de su cerebro se levantara de repente.
“¿No te vas?”, preguntó con mirada de asombro absoluto, que fue sustituida por la alegría a medida que las palabras de Lara llegaban a su mente. Parecía que todo lo que Shane había dicho sobre los sentimientos de Alice quedaba confirmado en la cara de Alice.
En tres pasos rápidos Lara eliminó el espacio entre ellas. Cogió las manos de Alice entre las suyas y las llevó hasta los labios para darles un apasionado y largo beso a los dedos de la rubia. “No, no me voy” contestó, mirando atentamente la cara de alice, fascinada por las emociones que veía reflejadas en ella.
La intensidad de la mirada de Lara dejó a Alice sin aliento y repentinamente muda. A alice le parecía que estaba en algún tipo de sueño maravilloso del que no quería despertarse. Esperó de pie, silenciosa, esperando escuchar cualquier cosa que Lara tuviera que decirle.
“Alice, se que las cosas entre nosotras han sido oscuras y confusas, por lo menos. Se que nos resultaba extraño lo que pasaba entre nosotras. Las dos hemos dejado que nuestra culpa sobre Dana y nuestros miedos nos dominaran. Pero, a pesar de todo lo que hemos hecho para terminar con este sentimiento entre nosotras, no se ha marchado. Y he comprendido que no quiero que se marche. Lara hizo una pausa cuando sintió las lágrimas en sus ojos. Intentó mantener el control para hacer el discurso que había preparado en su mente, pero solo una mirada a los ojos llorosos de alice le hizo olvidar completamente todo lo que había planeado decir. Las dos mujeres comenzaron a reirse cuando extendieron la mano al mismo tiempo para limpiar las lágrimas que simultáneamente corrían por la cara de la otra.
Lara suspiró y comenzó otra vez. “Alice, se que te puede asustar la posibilidad de que te hagan daño otra vez y puede que no quieras intentar seguir conmigo, pero...” la voz de Lara de repente fue acallada cuando Alice cubrió su boca con su mano.
“No, Lara”, interrumpió Alice. “Tengo que decirte algo”. Lara la miró con curiosidad y con un centelleo de miedo en sus ojos. Pero la ansiedad fue sustituida por la felicidad cuando Alice comenzó a hablar.
“Lara, he sido una idiota. Tu fuiste quien tuvo el valor de decirme lo que sentías el día que fuiste a verme a la KCRW, yo en cambio apenas dije nada porque me asusté. En realidad, estaba aterrorizada. Con todo lo que ha pasado en los últimos meses he intentado cerrarme a todo lo que pudiera hacerme vulnerable”. Alice sintió las lágrimas derramarse otra vez, pero consiguió seguir con voz rota. “Lara, esto que pasa entre nosotras, me ha asustado. Todavía me asusta. Y no puedo prometer que no habrá problemas, todavía tenemos cuestiones que resolver sobre Dana, pero quiero resolverlas contigo. Quiero tu honestidad, tu sonrisa y tu dulzura, y hasta tu tozudez... te quiero a ti, Lara”. Alice suspiró para reunir fuerzas y vencer el resto de inseguridad que quedaba en su mente antes de pronunciar las palabras que mas la habían aterrorizado “Porque... porque te amo”.
Aliviada después de haber expresado lo que su corazón había estado sintiendo durante semanas, alice finalmente destapó la boca de Lara para dejarla hablar. Pero, en cambio, se encontró siendo empujada hacia atrás cuando Lara juntó sus bocas ávidamente en una respuesta muda a su discurso. Se desplazaron hacia atrás juntas, rodeando con sus brazos la cintura de la cintura de la otra acercando sus cuerpos todo lo posible. Lara enterró su mano en el pelo de Alice y presionó sus labios más firmemente. Alice exhaló un gemido cuando sintió la lengua de Lara dentro de su boca. Siguieron empujándose hacia atrás hasta que terminaron apoyándose en el mostrador delantero. Ambas mujeres desplazaron sus manos lentamente por el cuerpo de la otra, emitiendo pequeños jadeos de placer mientras se movían armoniosamente. Eventualmente, Lara separó su boca de Alice sabiendo que tenía que hablar antes de seguir.
“Alice”, susurró Lara apoyando su frente contra la rubia. “Yo te amo también”. En esto, alice sonrió en silencio y levantó su cabeza para examinar los ojos de Lara. “Suponía algo así, Lara” contestó, sonriendo al juntar sus bocas otra vez. Esta vez, aprovecharon el momento, profundizando su beso con lentitud deliberada, sabiendo que tenían todo el tiempo del mundo para estar juntas.
Pronto, todos sus sentidos se concentraron completamente en ellas, y su deseo comenzó a aumentar, exigiendo ser satisfecho. Cuando sus alientos se perdieron en un beso, Alice finalmente logró separarse para hablar. “Vamos a tu casa”, susurró, su voz espesa de deseo.
Lara no necesitó oir nada más. Con una risa muda, tomó la mano de Alice y la llevó hasta su coche, sabiendo que esta vez no habría interrupciones.
Re: [Terminado] No solo una adición
CAPITULO XI
Alice estaba de pie, silenciosa, en medio de la sala de estar del apartamento de Lara, mirando a su alrededor con una expresión atontada pero feliz. Volviéndose hacia Lara, que todavía estaba en la puerta de entrada, Alice sonrió intensamente.
“No has hecho las maletas” dijo simplemente
“Las hice, en realidad”, explicó Lara adentrándose despacio en el apartamento, “pero después de la visita de Shane ayer, las deshice”.
“Bien, fue bastante presuntuoso de tu parte, ¿no crees?”, preguntó Alice acercándose a la pelirroja, “yo podría haber respondido de forma muy diferente a la que tu pensabas?” continuó sonriendo levemente. Ambas sabían que no había ninguna manera de que alguna de ellas se escapara aquella noche.
“Me sentía moderadamente optimista”, contestó Lara, sonriendo dulcemente y mirando los labios atractivos de Alice. Estaban de pie, muy cerca, en medio de la sala de estar, pero todavía no extendían la mano para tocarse.
De repente, un sentimiento de nerviosismo recorrió el cuerpo de Alice. Estaba absolutamente emocionada por saber que Lara la amaba, y no tenía ninguna duda acerca de lo que ocurriría entre ellas esta noche, aún así no podía dejar de sentirse asustada. Ella y Lara habían hecho el amor muchas veces antes de hoy, pero esta vez era diferente. Esta vez no era por pena, cólera o dolor, era por amor. Era una especie de primera vez para ellas, y aquella conclusión hizo vacilar a Alice un momento.
Entonces, levantando la vista hacia Lara, se sintio consolada al ver su propio nerviosismo reflejado en la cara de la pelirroja. Intercambiaron sonrisas incitadoras, mordaces, pero todavía ninguna de ellas extendió su mano a la otra.
“Esto es extraño”, dijo Lara tranquilamente, sonriendo
“Si, lo es”, estuvo de acuerdo Alice, devolviendo la sonrisa a Lara. “Es como si las cosas fuesen demasiado perfectas”.
“Tienes razón”, dijo Lara en una explosión de inspiración, y de repente salió corriendo hacia la cocina. Alice siguió de pie torpemente en la sala de estar, intentando entender lo que hacía Lara.
“¿A qué jugamos ahora?”, le gritó
Lara volvió a la sala de estar con una sonrisa burlona, brillante y maliciosa en su cara. “Toma”, dijo dándole un vaso de líquido rojo a Alice. El cóctel de arándano debería de hacer el truco”.
“¿De qué hablas?”, preguntó Alice, riéndose del entusiasmo de Lara.
“Echámelo encima”, dijo Lara con una mirada seria
“¿Qué? Esto es una locura, Lara”, dijo Alice sorprendida.
“No. Es solo que siempre nos pasa algo malo o extraño cuando nos reunimos”, explicó Lara, “y te recuerdo toda mojada por culpa del cóctel de arándano antes de que nos diéramos un beso muy serio en el Planet”, explicó, dirigiendo a Alice una mirada sexy y señalando el vaso como si todo fuera obvio para la rubia ahora. “Yo pensaba que podíamos ayudar a todo el proceso un poquito”.
“¿Tu piensas que si arrojo esto sobre ti y arruino tu precioso vestido nos sentiremos menos nerviosas?”, preguntó Alice con incredulidad. Pero a medida que hablaba, notó la insinuación de humor crecer en los ojos de Lara y rápidamente comprendió que bromeaba. “Te cachondeas de mi, ¿verdad?”, preguntó, levantando el vaso amenazadoramente.
“Vale, tal vez esta no fue mi mejor idea” dijo Lara levantando las manos en un gesto de rendición antes de coger el vaso de las manos de Alice y ponerlo encima de la mesa. “Pero al menos te hice reir”, Su Cara se enterneció cuando miró a Alice “pienso que la respuesta es tomárselo despacio”, dijo, levantando su mano con cuidado hasta tocar la cara de Alice. Alice instintivamente reposó su cara en la mano de Lara y cerró los ojos, disfrutando del contacto leve. Animada por esta reacción Lara avanzó ligeramente para rozar con sus labios los labios de Alice antes de separarse. Alice abrió los ojos y miró a Lara de manera inquisidora, pues había esperado recibir mucho más que aquel beso breve de la pelirroja.
Pero Lara quería alargar aquel momento entre ellas. Se inclinó otra vez para que sus labios fundieran sus alientos, pero se desvió justo antes de que sus bocas entraran en contacto y besó, en cambio, la mejilla de Alice, riendo cuando oyó su gemido de impaciencia. Entonces, despacio, bajó hasta su cuello, sembrando su camino de besos que encendían chispas diminutas en todas partes de su cuerpo. Cuando alcanzó la parte más sensible del cuello de Alice, mordió la carne con suavidad, provocando un gemido de la rubia que confirmó que su nerviosismo ya era historia pasada.
Lara siguió besando el cuello de Alice con más fuerza, y se mostró encantada con el sabor y el olor de la rubia. Alice enterró sus manos en el pelo de Lara y empujó su cabeza hacia arriba para que sus labios finalmente pudieran encontrarse. En cuanto el sabor familiar de los labios de Lara encontraron los suyos propios, Alice olvidó todas sus inhibiciones. El beso comenzó con ferocidad, movieron sus labios fieramente la una contra la otra, y Alice mordió el labio inferior de Lara con la fuerza justa para obtener un jadeo de placer de la pelirroja. Sus lenguas buscaron la boca de la otra y rápidamente se les permitió la entrada, mientras acercaban más sus cuerpos para profundizar el beso.
Pero esta vez Alice decidió ser ella la bromista, se separó en medio del beso arrancando un gemido de frustración de Lara. Examinando los ojos brillantes de la pelirroja y sus labios aumentados, Alice vio todo su deseo expresado sin sombra de duda. ¿Cómo puedo ser tan afortunada? pensó maravillada. Inclinándose hasta el oido de Lara, susurró “vamos a tu dormitorio”, causando temblores de placer por el cuerpo de Lara.
Rodeando con un brazo la cintura de Alice y colocando la otra mano firmemente detrás de la cabeza de la rubia, Lara la acercó para darle un beso profundo mientras la dirigía hacia el vestíbulo que conducía a su dormitorio. Antes de que alcanzaran el dormitorio, la espalda de Alice topó con la pared del vestíbulo y Lara aprovechó la oportunidad de presionar sus caderas fuertemente contra la rubia. Casi involuntariamente, Alice abrió sus piernas para permitir al muslo de Lara empujar contra ella, y las dos liberaron un gemido cuando se balancearon juntas contra la pared. Incapaz de esperar más, Lara le sacó el top a Alice y lo lanzó al suelo, dejándola solo con el sujetador y la falda. Desplazando su cabeza hacia abajo, comenzó a besar el cuello de Alice, y el pecho. Después cogió los pechos de la rubia con ambas manos, y movió sus pulgares en círculos concéntricos contra los pezones ya tensos de Alice, usando el encaje del sostén para crear más fricción. Alice echó hacia atrás la cabeza y respiró pesadamente mientras permitió que Lara tomara el mando de sus sensaciones.
Lara finalmente volvió a la boca de la de Alice, y despacio la separó de la pared para poder seguir su camino al dormitorio. Fueron tropezando la una contra la otra hasta que finalmente toparon con la cama.
Alice apartó su boca de Lara y besó su cuello profundamente. Arrastrando su lengua de un lado al otroo del cuello de Lara, le mordisqueó suavemente el lóbulo de la oreja antes de susurrar “gírate” con voz ronca. Lara obedeció silenciosamente y gimió cuando sintió la opresión de los labios de Alice en un punto muy sensible detrás de su cuello. Cogiendo la cremallera del vestido de Lara, Alice la descorrió despacio y se deleitó con la carne lisa, suave, que quedaba expuesta a su mirada. Mientras besaba lentamente el cuello de Lara, deslizó el vestido de la pelirroja por los hombros, y los brazos, hasta que cayó al suelo, y quedó de repente de pie delante de ella completamente desnuda. Manteniendo a Lara de espaldas, Alice enlazó sus brazos alrededor de la cintura de la pelirroja y se inclinó para que su piel desnuda finalmente pudiera tener el contacto que tanto deseaban.
Lara se giró para que ambas quedaran frente a frente otra vez y ávidamente reanudaron su beso. Cuando sus bocas se encontraron, Lara deslizó sus manos por las caderas de Alice hasta llegar a la cremallera de su falda. Abriéndola rápidamente, empujó la falda al suelo.
Cayeron en la cama juntas, y Lara se sentó a horcajadas sobre Alice. Lara se movió rápidamente para desabrochar el sujetador de Alice que dejó escapar otro gemido en cuanto se sintió libre de todas las restricciones. Miró a Lara, e intercambiaron miradas de deseo que expresaban toda la necesidad que habían tenido que reprimir durantes semanas.
Con deliberación casi dolorosa, Alice juntó sus labios otra vez. Tomó ambas manos de Lara y las colocó encima de su cabeza, sujetándolas con una de las suyas. Después, desplazó su mano libre lentamente por el cuerpo de Lara acariciando sus pechos y su estómago antes de deslizarla entre sus piernas. Lara jadeó en la boca de Alice cuando sintió su dedo rozar su clit aumentado, y arqueó el trasero con placer sensual al sentir como Alice introducía primero un dedo y después dos en su interior. Intentó liberar sus manos para devolver los favores, pero la rubia mantuvo sus manos firmemente apretadas contra el colchón. Lara gimió al protestar, causando que Alice se riera en su beso.
“Esto no es gracioso”, susurró con voz ronca mientras Alice continuaba, llevándola más y más cerca del límite. Alice sonrió dulcemente antes de pararse.
En cuanto Alice liberó las manos de Lara, le agarró la cintura y la derribó para poder colocarse encima de ella. Despacio, rozó con su lengua los pechos de Alice, chupando con cuidado un pezón, después el otro, tomándose su tiempo para darle tanto placer como fuera posible. Después, se desplazó hacia abajo, haciendo una pausa cada pocos centímetros para besar la piel de la rubia. Alice se echó hacia atrás en la cama esperando el placer lánguido que iba a venir. Los labios de Lara encontraron la piel debajo del ombligo y luego se movieron hacia abajo para besar ligeramente el interior de los muslos de Alice. Alice sintió como se quemaba en la anticipación, pero no tuvo que esperar mucho tiempo para que la boca de Lara encontrara el camino para trabajar en la parte baja de su cuerpo. Como Lara daba fuertes golpes con su lengua en el clit de alice, la rubia jadeó fuerte y arqueó el trasero sobre la cama. Alzando la mano para alcanzar los pechos de alice, Lara usó su lengua con precisión perfecta para hacer llegar a alice a un frenesí de deseo.
Haciendo uso de la poca voluntad que le quedaba, Alice se incorporó un poco para atraer la cabeza de Lara hacia ella e intentó recuperar la voz para decir “quiero que nos corramos juntas”.
Lara afirmó con la cabeza antes de que Alice la atrajera hasta ella para darle otro beso profundo. Lara se sentó a horcajadas sobre Alice en la cama, y ambas mujeres movieron rápidamente sus dedos hacia la agradable calidez de la otra, lanzando sonidos de éxtasis simultáneos de sus gargantas. Se movieron juntas rítmicamente, frotando sus pulgares en el clit de la otra y empujando sus dedos una dentro de la otra. Lara enterró su cabeza en el hombro de Alice cuando sintió que perdía el control y alice sólo logró susurrar el nombre de Lara antes de perder todo poder para pensar. No les llevó mucho tiempo alcanzar el límite, y finalmente gimieron en el oido de la otra cuando alcanzaron el clímax al unísono.
Después de que sus cuerpos hubieran dejado de estremecerse con las réplicas de la pasión, siguieron sosteniéndose la una a la otra fuertemente, con Lara permaneciendo todavía sobre el cuerpo de Alice. Alice con cuidado besó a Lara y le acarició la espalda, que estaba mojada por la transpiración. Las dos mujeres comenzaron a sonreirse silenciosamente cuando comprendieron que estaban agotadas, no sólo por el esfuerzo físico, sino también por la liberación emocional de las semanas de tensión entre ellas.
Finalmente, Lara levantó su cabeza del hombro de Alice y le sonrió mientras apartaba un mechón rebelde de su cara. Se inclinó para presionar ligeramente sus labios juntos otra vez, causando de nuevo temblores en el cuerpo de Alice. Lara examinó sus ojos, y se desmanteló por la emoción que vio en ellos. “Te quiero”, se encontró diciendo sin siquiera pensar en ello. Sonrió intensamente después de que las palabras salieron de su boca, comprendiendo que ya no había ninguna razón para ocultar sus sentimientos a Alice.
“Te quiero también, Lara”, contestó Alice devolviéndole la sonrisa. Sintiéndose completamente agotadas, enroscaron sus cuerpos la una en la otra y se durmieron rápidamente.
.........
Alice estaba de pie, silenciosa, en medio de la sala de estar del apartamento de Lara, mirando a su alrededor con una expresión atontada pero feliz. Volviéndose hacia Lara, que todavía estaba en la puerta de entrada, Alice sonrió intensamente.
“No has hecho las maletas” dijo simplemente
“Las hice, en realidad”, explicó Lara adentrándose despacio en el apartamento, “pero después de la visita de Shane ayer, las deshice”.
“Bien, fue bastante presuntuoso de tu parte, ¿no crees?”, preguntó Alice acercándose a la pelirroja, “yo podría haber respondido de forma muy diferente a la que tu pensabas?” continuó sonriendo levemente. Ambas sabían que no había ninguna manera de que alguna de ellas se escapara aquella noche.
“Me sentía moderadamente optimista”, contestó Lara, sonriendo dulcemente y mirando los labios atractivos de Alice. Estaban de pie, muy cerca, en medio de la sala de estar, pero todavía no extendían la mano para tocarse.
De repente, un sentimiento de nerviosismo recorrió el cuerpo de Alice. Estaba absolutamente emocionada por saber que Lara la amaba, y no tenía ninguna duda acerca de lo que ocurriría entre ellas esta noche, aún así no podía dejar de sentirse asustada. Ella y Lara habían hecho el amor muchas veces antes de hoy, pero esta vez era diferente. Esta vez no era por pena, cólera o dolor, era por amor. Era una especie de primera vez para ellas, y aquella conclusión hizo vacilar a Alice un momento.
Entonces, levantando la vista hacia Lara, se sintio consolada al ver su propio nerviosismo reflejado en la cara de la pelirroja. Intercambiaron sonrisas incitadoras, mordaces, pero todavía ninguna de ellas extendió su mano a la otra.
“Esto es extraño”, dijo Lara tranquilamente, sonriendo
“Si, lo es”, estuvo de acuerdo Alice, devolviendo la sonrisa a Lara. “Es como si las cosas fuesen demasiado perfectas”.
“Tienes razón”, dijo Lara en una explosión de inspiración, y de repente salió corriendo hacia la cocina. Alice siguió de pie torpemente en la sala de estar, intentando entender lo que hacía Lara.
“¿A qué jugamos ahora?”, le gritó
Lara volvió a la sala de estar con una sonrisa burlona, brillante y maliciosa en su cara. “Toma”, dijo dándole un vaso de líquido rojo a Alice. El cóctel de arándano debería de hacer el truco”.
“¿De qué hablas?”, preguntó Alice, riéndose del entusiasmo de Lara.
“Echámelo encima”, dijo Lara con una mirada seria
“¿Qué? Esto es una locura, Lara”, dijo Alice sorprendida.
“No. Es solo que siempre nos pasa algo malo o extraño cuando nos reunimos”, explicó Lara, “y te recuerdo toda mojada por culpa del cóctel de arándano antes de que nos diéramos un beso muy serio en el Planet”, explicó, dirigiendo a Alice una mirada sexy y señalando el vaso como si todo fuera obvio para la rubia ahora. “Yo pensaba que podíamos ayudar a todo el proceso un poquito”.
“¿Tu piensas que si arrojo esto sobre ti y arruino tu precioso vestido nos sentiremos menos nerviosas?”, preguntó Alice con incredulidad. Pero a medida que hablaba, notó la insinuación de humor crecer en los ojos de Lara y rápidamente comprendió que bromeaba. “Te cachondeas de mi, ¿verdad?”, preguntó, levantando el vaso amenazadoramente.
“Vale, tal vez esta no fue mi mejor idea” dijo Lara levantando las manos en un gesto de rendición antes de coger el vaso de las manos de Alice y ponerlo encima de la mesa. “Pero al menos te hice reir”, Su Cara se enterneció cuando miró a Alice “pienso que la respuesta es tomárselo despacio”, dijo, levantando su mano con cuidado hasta tocar la cara de Alice. Alice instintivamente reposó su cara en la mano de Lara y cerró los ojos, disfrutando del contacto leve. Animada por esta reacción Lara avanzó ligeramente para rozar con sus labios los labios de Alice antes de separarse. Alice abrió los ojos y miró a Lara de manera inquisidora, pues había esperado recibir mucho más que aquel beso breve de la pelirroja.
Pero Lara quería alargar aquel momento entre ellas. Se inclinó otra vez para que sus labios fundieran sus alientos, pero se desvió justo antes de que sus bocas entraran en contacto y besó, en cambio, la mejilla de Alice, riendo cuando oyó su gemido de impaciencia. Entonces, despacio, bajó hasta su cuello, sembrando su camino de besos que encendían chispas diminutas en todas partes de su cuerpo. Cuando alcanzó la parte más sensible del cuello de Alice, mordió la carne con suavidad, provocando un gemido de la rubia que confirmó que su nerviosismo ya era historia pasada.
Lara siguió besando el cuello de Alice con más fuerza, y se mostró encantada con el sabor y el olor de la rubia. Alice enterró sus manos en el pelo de Lara y empujó su cabeza hacia arriba para que sus labios finalmente pudieran encontrarse. En cuanto el sabor familiar de los labios de Lara encontraron los suyos propios, Alice olvidó todas sus inhibiciones. El beso comenzó con ferocidad, movieron sus labios fieramente la una contra la otra, y Alice mordió el labio inferior de Lara con la fuerza justa para obtener un jadeo de placer de la pelirroja. Sus lenguas buscaron la boca de la otra y rápidamente se les permitió la entrada, mientras acercaban más sus cuerpos para profundizar el beso.
Pero esta vez Alice decidió ser ella la bromista, se separó en medio del beso arrancando un gemido de frustración de Lara. Examinando los ojos brillantes de la pelirroja y sus labios aumentados, Alice vio todo su deseo expresado sin sombra de duda. ¿Cómo puedo ser tan afortunada? pensó maravillada. Inclinándose hasta el oido de Lara, susurró “vamos a tu dormitorio”, causando temblores de placer por el cuerpo de Lara.
Rodeando con un brazo la cintura de Alice y colocando la otra mano firmemente detrás de la cabeza de la rubia, Lara la acercó para darle un beso profundo mientras la dirigía hacia el vestíbulo que conducía a su dormitorio. Antes de que alcanzaran el dormitorio, la espalda de Alice topó con la pared del vestíbulo y Lara aprovechó la oportunidad de presionar sus caderas fuertemente contra la rubia. Casi involuntariamente, Alice abrió sus piernas para permitir al muslo de Lara empujar contra ella, y las dos liberaron un gemido cuando se balancearon juntas contra la pared. Incapaz de esperar más, Lara le sacó el top a Alice y lo lanzó al suelo, dejándola solo con el sujetador y la falda. Desplazando su cabeza hacia abajo, comenzó a besar el cuello de Alice, y el pecho. Después cogió los pechos de la rubia con ambas manos, y movió sus pulgares en círculos concéntricos contra los pezones ya tensos de Alice, usando el encaje del sostén para crear más fricción. Alice echó hacia atrás la cabeza y respiró pesadamente mientras permitió que Lara tomara el mando de sus sensaciones.
Lara finalmente volvió a la boca de la de Alice, y despacio la separó de la pared para poder seguir su camino al dormitorio. Fueron tropezando la una contra la otra hasta que finalmente toparon con la cama.
Alice apartó su boca de Lara y besó su cuello profundamente. Arrastrando su lengua de un lado al otroo del cuello de Lara, le mordisqueó suavemente el lóbulo de la oreja antes de susurrar “gírate” con voz ronca. Lara obedeció silenciosamente y gimió cuando sintió la opresión de los labios de Alice en un punto muy sensible detrás de su cuello. Cogiendo la cremallera del vestido de Lara, Alice la descorrió despacio y se deleitó con la carne lisa, suave, que quedaba expuesta a su mirada. Mientras besaba lentamente el cuello de Lara, deslizó el vestido de la pelirroja por los hombros, y los brazos, hasta que cayó al suelo, y quedó de repente de pie delante de ella completamente desnuda. Manteniendo a Lara de espaldas, Alice enlazó sus brazos alrededor de la cintura de la pelirroja y se inclinó para que su piel desnuda finalmente pudiera tener el contacto que tanto deseaban.
Lara se giró para que ambas quedaran frente a frente otra vez y ávidamente reanudaron su beso. Cuando sus bocas se encontraron, Lara deslizó sus manos por las caderas de Alice hasta llegar a la cremallera de su falda. Abriéndola rápidamente, empujó la falda al suelo.
Cayeron en la cama juntas, y Lara se sentó a horcajadas sobre Alice. Lara se movió rápidamente para desabrochar el sujetador de Alice que dejó escapar otro gemido en cuanto se sintió libre de todas las restricciones. Miró a Lara, e intercambiaron miradas de deseo que expresaban toda la necesidad que habían tenido que reprimir durantes semanas.
Con deliberación casi dolorosa, Alice juntó sus labios otra vez. Tomó ambas manos de Lara y las colocó encima de su cabeza, sujetándolas con una de las suyas. Después, desplazó su mano libre lentamente por el cuerpo de Lara acariciando sus pechos y su estómago antes de deslizarla entre sus piernas. Lara jadeó en la boca de Alice cuando sintió su dedo rozar su clit aumentado, y arqueó el trasero con placer sensual al sentir como Alice introducía primero un dedo y después dos en su interior. Intentó liberar sus manos para devolver los favores, pero la rubia mantuvo sus manos firmemente apretadas contra el colchón. Lara gimió al protestar, causando que Alice se riera en su beso.
“Esto no es gracioso”, susurró con voz ronca mientras Alice continuaba, llevándola más y más cerca del límite. Alice sonrió dulcemente antes de pararse.
En cuanto Alice liberó las manos de Lara, le agarró la cintura y la derribó para poder colocarse encima de ella. Despacio, rozó con su lengua los pechos de Alice, chupando con cuidado un pezón, después el otro, tomándose su tiempo para darle tanto placer como fuera posible. Después, se desplazó hacia abajo, haciendo una pausa cada pocos centímetros para besar la piel de la rubia. Alice se echó hacia atrás en la cama esperando el placer lánguido que iba a venir. Los labios de Lara encontraron la piel debajo del ombligo y luego se movieron hacia abajo para besar ligeramente el interior de los muslos de Alice. Alice sintió como se quemaba en la anticipación, pero no tuvo que esperar mucho tiempo para que la boca de Lara encontrara el camino para trabajar en la parte baja de su cuerpo. Como Lara daba fuertes golpes con su lengua en el clit de alice, la rubia jadeó fuerte y arqueó el trasero sobre la cama. Alzando la mano para alcanzar los pechos de alice, Lara usó su lengua con precisión perfecta para hacer llegar a alice a un frenesí de deseo.
Haciendo uso de la poca voluntad que le quedaba, Alice se incorporó un poco para atraer la cabeza de Lara hacia ella e intentó recuperar la voz para decir “quiero que nos corramos juntas”.
Lara afirmó con la cabeza antes de que Alice la atrajera hasta ella para darle otro beso profundo. Lara se sentó a horcajadas sobre Alice en la cama, y ambas mujeres movieron rápidamente sus dedos hacia la agradable calidez de la otra, lanzando sonidos de éxtasis simultáneos de sus gargantas. Se movieron juntas rítmicamente, frotando sus pulgares en el clit de la otra y empujando sus dedos una dentro de la otra. Lara enterró su cabeza en el hombro de Alice cuando sintió que perdía el control y alice sólo logró susurrar el nombre de Lara antes de perder todo poder para pensar. No les llevó mucho tiempo alcanzar el límite, y finalmente gimieron en el oido de la otra cuando alcanzaron el clímax al unísono.
Después de que sus cuerpos hubieran dejado de estremecerse con las réplicas de la pasión, siguieron sosteniéndose la una a la otra fuertemente, con Lara permaneciendo todavía sobre el cuerpo de Alice. Alice con cuidado besó a Lara y le acarició la espalda, que estaba mojada por la transpiración. Las dos mujeres comenzaron a sonreirse silenciosamente cuando comprendieron que estaban agotadas, no sólo por el esfuerzo físico, sino también por la liberación emocional de las semanas de tensión entre ellas.
Finalmente, Lara levantó su cabeza del hombro de Alice y le sonrió mientras apartaba un mechón rebelde de su cara. Se inclinó para presionar ligeramente sus labios juntos otra vez, causando de nuevo temblores en el cuerpo de Alice. Lara examinó sus ojos, y se desmanteló por la emoción que vio en ellos. “Te quiero”, se encontró diciendo sin siquiera pensar en ello. Sonrió intensamente después de que las palabras salieron de su boca, comprendiendo que ya no había ninguna razón para ocultar sus sentimientos a Alice.
“Te quiero también, Lara”, contestó Alice devolviéndole la sonrisa. Sintiéndose completamente agotadas, enroscaron sus cuerpos la una en la otra y se durmieron rápidamente.
.........
Re: [Terminado] No solo una adición
me veo muy solito este fic xD... me lo voi a leer en cuanto tnga uun rato libre =D
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] No solo una adición
A la mañana siguiente Alice se despertó con la sonriente cara de Lara apoyada en la almohada junto a ella.
“Qué pasa?”, preguntó Alice mientras frotaba sus ojos “¿He roncado?”
“No, eres una durmiente tranquila”, contestó Lara, intentando sofocar la risa con la mano.
“Entonces, ¿qué pasa?”, preguntó Alice otra vez, empezando a preocuparse.
“Es... es tu pelo, Alice” dijo Lara, dando riendo suelta a su alegría y dejando escapar una explosión de risa floja.
Alice se sentó en la cama y se miró en el espejo. “Ah, mi Dios”, dijo avergonzada cuando vio su pelo alborato, con las puntas tiesas en todas direcciones. “!Mirame!,parece que me han hecho un tratamiento de electroshock”. Alice echó un vistazo a Lara, que estaba en medio de un ataque de risa aún más grande debido a la expresión de horror que había en la cara de Alice.
“Piensas que esto es gracioso, eh?”, la desafió Alice, uniéndose a la risa de Lara a la vez que se echaba encima de la pelirroja y le estiraba el pelo suavemente “Ya veo como te gusta esto”.
“¡Para, Alice!”, gritó Lara entre explosiones de risa. Agarrando las manos de Alice, consiguió ponerse encima de ella, atrapándola sobre el colchón. Cuando su risa disminuyó, se inclinó para darle un beso lento, apacible.
Después, separándose, sonrió y le dijo “si estás preciosa con este pelo de loca”. Alice le sacó la lengua, provocándole otra vez la risa a Lara. Rodando a la cama desde el cuerpo de Alice, la atrajo hacia ella. Alice reposó la cabeza en el hombro de Lara y soltó un suspiro de felicidad mientras deslizaba su mano sobre el estómago de Lara.
“Esto es muy agradable”, dijo Alice suavemente al rato, “despertarme contigo”
“Si, nunca habíamos hecho esto antes “verdad”, contestó Lara, comprendiendo de repente que ésta era otra primera vez para ellas, “supongo que es por ésto que me sobresalté por tu pelo”, añadió, y sonrió en silencio cuando recibió un codazo de Alice como respuesta.
Después de unos instantes de confortable silencio, Lara de repente se separó para mirar la cara de Alice. El corazón de Alice se aceleró cuando vio la expresión nerviosa de Lara.
“¿Qué pasa?”, preguntó con inquietud, mirando la cara de la pelirroja de manera inquisidora.
Intentando aliviar las preocupaciones de Alice, Lara se apoyó y depositó un pequeño beso en su frente. Después, examinando sus ojos, explicó “Alice, hay algo que tengo que pedirte que hagas por mi”, comenzó. Después mordió su labio inferior nerviosamente, intentando imaginar la mejor manera de decir a la rubia lo que había en su mente.
“Dime, Lara”, dijo Alice de forma alentadora, cogiéndole la mano y apretándola ligeramente. Lara sonrió con gratitud, y devolvió la presión a su mano.
“Es solo que... no regresé a LA a tiempo de ir al entierro de Dana, ni tampoco al Memorial que las chicas le hicisteis, y... no sé, supongo que necesito una despedida o algo, ¿sabes?” Alice afirmó con la cabeza, entendiendo completamente lo que Lara quería decir. Animada por su reacción, Lara suspiró y siguió. “Alice, yo me preguntaba si me llevarías a la cascada donde extendísteis las cenizas de Dana”.
Alice miró a Lara durante unos segundos, pensando la respuesta. Interpretando mal su silencio, Lara siguió apresuradamente. “Lo siento Alice, no debería haber preguntado estp, soy una idiota y...” la mano de Alice cubrió la boca de Lara amortiguando el resto de las palabras.
Apoyándose en un codo, Alice miró a Lara y sonrió con algo de tristeza en sus ojos. “Lara, no seas tonta. Desde luego te llevará allí. De hecho, pienso que sería algo bueno... para nosotras dos”. Alice apartó su mano de la boca de Lara para presionar sus labios suavemente.
“Iremos allí hoy”, dijo Alice, y fue recompensada con una mirada de Lara que estaba tan llena de amor y devoción, que casi robó su aliento.
“Gracias, Alice”, contestó Lara con una sonrisa. A pesar de la tristeza que todavía sentía por la muerte de Dana, de repente le pareció que era la mujer más afortunada del mundo, porque de algún modo, por medio de su tristeza y de su pena, había encontrado a Alice.
III
“Se que estaba por aquí, en algún sitio”, dijo Alice abrièndose camino por otro brezo enredado de espinas, “aunque no recuerdo que hubiera tantos arbustos por todas partes.
Tal vez deberíamos pararnos un momento”, sugirió Lara, “mira, aquí hay un claro”, añadió cuando fueron a parar a un espacio abierto en medio del bosque. Se sentaron sobre un árbol caido, y tomaron àvidos tragos de agua de las botellas que llevaban. Habían estado buscando la cascada de Dana durante lo que les había parecido unas 14 horas, pero en realidad sólo habían sido tres. El ardiente sol de verano les había hecho el viaje muy incómodo y ambas tenían las camisetas completamente sudadas. El pobre sentido de la orientación de Alice, unido a la incapacidad de Lara para leer un mapa habían hecho la marcha muy difícil.
De todos modos, y a pesar de todos los problemas, ambas estaban sorprendidas de lo que estaban disfrutando del paseo. Les había dado la posibilidad de hablar de cosas sobre Dana de las que nunca antes habían hablado. Aunque la mayor parte de sus amigas probablemente habrían asumido que hablar de sus relaciones mutuas con Dana sería indescriptiblemente incómodo para ellas, en realidad encontraban que mostrarse abiertas la una con la otra les había servido como alivio. Alice pudo entender mejor por que habían terminado las cosas entre ella y Dana cuando Lara entró en escena, y Lara se sintió feliz porque finalmente habían sido capaces de hablar sobre los temas que les habían parecido inaccesibles durante tanto tiempo. Ambas estaban agradecidas porque sabían que saldrían de este bosque conociéndose mejor la una a la otra los sentimientos de la una por la otra y comprendiendo mejor sus sentimientos hacia Dana y su muerte que antes de haber iniciado el viaje aquella mañana.
“¡Escucha!”, dijo Lara de repente, levantando la cabeza y mirando a la distancia
“¿Qué?” preguntó Alice con entusiamo, tomando otro largo trago de agua.
“¿No oyes eso?”, preguntó Lara, cogiendo la botella de la mano de Alice para que pudiera poner más atención a los sonidos del aire.
La cara de Alice de repente se animó “¡La cascada!”, exclamó, saltando de su asiento
Después de sólo un par más de vueltas incorrectas, Alice y Lara finalmente lograron llegar al borde de la laguna con la cascada al fondo donde ella y el resto del grupo habían liberado las cenizas de Dana tres meses antes. La vista de aquel lugar otra vez provocó una punzada de inmensa tristeza en el cuerpo de Alice, que Lara inmediatamente comprendió. Puso su brazo alrededor de la rubia y la atrajo hacia ella, mientras miraban fijamente la cascada.
“Esto es hermoso”, dijo Lara, su voz rota por las lágrimas que comenzaron a rodar por su cara.
“Si, estoy contenta de que pudimos dejar a Dana donde ella quería estar”, respondió Alice, respirando con fuerza para mantener sus emociones encerradas.
Las dos se mantuvieron en silencio, de pie, mirando el agua que caía ante ellas.
“Gracias por traerme aquí”, dijo Lara, volviéndose hacia Alice con lágrimas en los ojos.
“Tu eres bienvenida”, dijo Alice, sonriendo entre sus propias lágrimas.
“Tengo que confesarte algo: tenía miedo de que pudiera ser extraño venir aquí contigo” admitió Lara, mirando a la cascada otra vez.. “¿Sabes? Pensé que quizás podíamos sentirnos enfadadas o culpables otra vez”, explicó.
“Si, yo también”, estuvo de acuerdo Alice.
“Pero es consolador estar aqui contigo. Es algo asi como si Dana aprobara lo nuestro”, dijo Lara sonriendo, “tal vez sea estúpido decir esto”.
“No, no pienso que sea estúpido”, protestó Alice cogiendo la mano de Lara y apretándola suavemente, “pienso lo mismo que tu. Y, créeme, si Dana no quisiera que estuviéramos juntas nos lo haría saber ahora mismo”. Ambas mujeres se rieron a la vez.
“Quieres que te deje sola un momento?”, preguntó Alice, mirando a Lara otra vez.
Lara se quedó callada durante unos segundos antes de responder: “No, creo que ya le he dado el adiós que necesitaba”.
“Vale”, contestó Alice. Intercambiaron sonrisas comprensivas antes de mirar por ultima vez hacia la cascada. Después, cogidas de la mano, subieron la colina para salir del bosque juntas.
“Qué pasa?”, preguntó Alice mientras frotaba sus ojos “¿He roncado?”
“No, eres una durmiente tranquila”, contestó Lara, intentando sofocar la risa con la mano.
“Entonces, ¿qué pasa?”, preguntó Alice otra vez, empezando a preocuparse.
“Es... es tu pelo, Alice” dijo Lara, dando riendo suelta a su alegría y dejando escapar una explosión de risa floja.
Alice se sentó en la cama y se miró en el espejo. “Ah, mi Dios”, dijo avergonzada cuando vio su pelo alborato, con las puntas tiesas en todas direcciones. “!Mirame!,parece que me han hecho un tratamiento de electroshock”. Alice echó un vistazo a Lara, que estaba en medio de un ataque de risa aún más grande debido a la expresión de horror que había en la cara de Alice.
“Piensas que esto es gracioso, eh?”, la desafió Alice, uniéndose a la risa de Lara a la vez que se echaba encima de la pelirroja y le estiraba el pelo suavemente “Ya veo como te gusta esto”.
“¡Para, Alice!”, gritó Lara entre explosiones de risa. Agarrando las manos de Alice, consiguió ponerse encima de ella, atrapándola sobre el colchón. Cuando su risa disminuyó, se inclinó para darle un beso lento, apacible.
Después, separándose, sonrió y le dijo “si estás preciosa con este pelo de loca”. Alice le sacó la lengua, provocándole otra vez la risa a Lara. Rodando a la cama desde el cuerpo de Alice, la atrajo hacia ella. Alice reposó la cabeza en el hombro de Lara y soltó un suspiro de felicidad mientras deslizaba su mano sobre el estómago de Lara.
“Esto es muy agradable”, dijo Alice suavemente al rato, “despertarme contigo”
“Si, nunca habíamos hecho esto antes “verdad”, contestó Lara, comprendiendo de repente que ésta era otra primera vez para ellas, “supongo que es por ésto que me sobresalté por tu pelo”, añadió, y sonrió en silencio cuando recibió un codazo de Alice como respuesta.
Después de unos instantes de confortable silencio, Lara de repente se separó para mirar la cara de Alice. El corazón de Alice se aceleró cuando vio la expresión nerviosa de Lara.
“¿Qué pasa?”, preguntó con inquietud, mirando la cara de la pelirroja de manera inquisidora.
Intentando aliviar las preocupaciones de Alice, Lara se apoyó y depositó un pequeño beso en su frente. Después, examinando sus ojos, explicó “Alice, hay algo que tengo que pedirte que hagas por mi”, comenzó. Después mordió su labio inferior nerviosamente, intentando imaginar la mejor manera de decir a la rubia lo que había en su mente.
“Dime, Lara”, dijo Alice de forma alentadora, cogiéndole la mano y apretándola ligeramente. Lara sonrió con gratitud, y devolvió la presión a su mano.
“Es solo que... no regresé a LA a tiempo de ir al entierro de Dana, ni tampoco al Memorial que las chicas le hicisteis, y... no sé, supongo que necesito una despedida o algo, ¿sabes?” Alice afirmó con la cabeza, entendiendo completamente lo que Lara quería decir. Animada por su reacción, Lara suspiró y siguió. “Alice, yo me preguntaba si me llevarías a la cascada donde extendísteis las cenizas de Dana”.
Alice miró a Lara durante unos segundos, pensando la respuesta. Interpretando mal su silencio, Lara siguió apresuradamente. “Lo siento Alice, no debería haber preguntado estp, soy una idiota y...” la mano de Alice cubrió la boca de Lara amortiguando el resto de las palabras.
Apoyándose en un codo, Alice miró a Lara y sonrió con algo de tristeza en sus ojos. “Lara, no seas tonta. Desde luego te llevará allí. De hecho, pienso que sería algo bueno... para nosotras dos”. Alice apartó su mano de la boca de Lara para presionar sus labios suavemente.
“Iremos allí hoy”, dijo Alice, y fue recompensada con una mirada de Lara que estaba tan llena de amor y devoción, que casi robó su aliento.
“Gracias, Alice”, contestó Lara con una sonrisa. A pesar de la tristeza que todavía sentía por la muerte de Dana, de repente le pareció que era la mujer más afortunada del mundo, porque de algún modo, por medio de su tristeza y de su pena, había encontrado a Alice.
III
“Se que estaba por aquí, en algún sitio”, dijo Alice abrièndose camino por otro brezo enredado de espinas, “aunque no recuerdo que hubiera tantos arbustos por todas partes.
Tal vez deberíamos pararnos un momento”, sugirió Lara, “mira, aquí hay un claro”, añadió cuando fueron a parar a un espacio abierto en medio del bosque. Se sentaron sobre un árbol caido, y tomaron àvidos tragos de agua de las botellas que llevaban. Habían estado buscando la cascada de Dana durante lo que les había parecido unas 14 horas, pero en realidad sólo habían sido tres. El ardiente sol de verano les había hecho el viaje muy incómodo y ambas tenían las camisetas completamente sudadas. El pobre sentido de la orientación de Alice, unido a la incapacidad de Lara para leer un mapa habían hecho la marcha muy difícil.
De todos modos, y a pesar de todos los problemas, ambas estaban sorprendidas de lo que estaban disfrutando del paseo. Les había dado la posibilidad de hablar de cosas sobre Dana de las que nunca antes habían hablado. Aunque la mayor parte de sus amigas probablemente habrían asumido que hablar de sus relaciones mutuas con Dana sería indescriptiblemente incómodo para ellas, en realidad encontraban que mostrarse abiertas la una con la otra les había servido como alivio. Alice pudo entender mejor por que habían terminado las cosas entre ella y Dana cuando Lara entró en escena, y Lara se sintió feliz porque finalmente habían sido capaces de hablar sobre los temas que les habían parecido inaccesibles durante tanto tiempo. Ambas estaban agradecidas porque sabían que saldrían de este bosque conociéndose mejor la una a la otra los sentimientos de la una por la otra y comprendiendo mejor sus sentimientos hacia Dana y su muerte que antes de haber iniciado el viaje aquella mañana.
“¡Escucha!”, dijo Lara de repente, levantando la cabeza y mirando a la distancia
“¿Qué?” preguntó Alice con entusiamo, tomando otro largo trago de agua.
“¿No oyes eso?”, preguntó Lara, cogiendo la botella de la mano de Alice para que pudiera poner más atención a los sonidos del aire.
La cara de Alice de repente se animó “¡La cascada!”, exclamó, saltando de su asiento
Después de sólo un par más de vueltas incorrectas, Alice y Lara finalmente lograron llegar al borde de la laguna con la cascada al fondo donde ella y el resto del grupo habían liberado las cenizas de Dana tres meses antes. La vista de aquel lugar otra vez provocó una punzada de inmensa tristeza en el cuerpo de Alice, que Lara inmediatamente comprendió. Puso su brazo alrededor de la rubia y la atrajo hacia ella, mientras miraban fijamente la cascada.
“Esto es hermoso”, dijo Lara, su voz rota por las lágrimas que comenzaron a rodar por su cara.
“Si, estoy contenta de que pudimos dejar a Dana donde ella quería estar”, respondió Alice, respirando con fuerza para mantener sus emociones encerradas.
Las dos se mantuvieron en silencio, de pie, mirando el agua que caía ante ellas.
“Gracias por traerme aquí”, dijo Lara, volviéndose hacia Alice con lágrimas en los ojos.
“Tu eres bienvenida”, dijo Alice, sonriendo entre sus propias lágrimas.
“Tengo que confesarte algo: tenía miedo de que pudiera ser extraño venir aquí contigo” admitió Lara, mirando a la cascada otra vez.. “¿Sabes? Pensé que quizás podíamos sentirnos enfadadas o culpables otra vez”, explicó.
“Si, yo también”, estuvo de acuerdo Alice.
“Pero es consolador estar aqui contigo. Es algo asi como si Dana aprobara lo nuestro”, dijo Lara sonriendo, “tal vez sea estúpido decir esto”.
“No, no pienso que sea estúpido”, protestó Alice cogiendo la mano de Lara y apretándola suavemente, “pienso lo mismo que tu. Y, créeme, si Dana no quisiera que estuviéramos juntas nos lo haría saber ahora mismo”. Ambas mujeres se rieron a la vez.
“Quieres que te deje sola un momento?”, preguntó Alice, mirando a Lara otra vez.
Lara se quedó callada durante unos segundos antes de responder: “No, creo que ya le he dado el adiós que necesitaba”.
“Vale”, contestó Alice. Intercambiaron sonrisas comprensivas antes de mirar por ultima vez hacia la cascada. Después, cogidas de la mano, subieron la colina para salir del bosque juntas.
Re: [Terminado] No solo una adición
EPILOGO
París, tres meses después
Lara se apoyó sobre la barandilla de piedra y miró fijamente el increible paisaje urbano que se extendía delante de ella. Mirando al frente desde la cima de Le Sacre Coeur, donde estaba de pie, sólo podía distinguir la punta de la torre Eiffel en la distancia, la mayor parte del famoso monumento permanecía oculto detrás de un grupo de árboles. Atardecía, y el sol lucía en el cielo hermosas sombras rosadas y naranjas. Las multitudes de turistas que por lo general atestaban este lugar ya habían comenzado a disminuir. Lara disfrutaba mirándolos caminar colina abajo desde su posición ventajosa. Se imaginaba que la mayor parte de ellos caminaban hacia los restaurantes locales para cenar o volvían cansados a sus hoteles después de un largo día de visita a los monumentos históricos.
La atención de Lara se centró en una familia de cuatro miembros que paseaban colina abajo. El marido y la mujer iban cogidos de la mano y se reían al ver como su hijo y su hija intentaban competir entre ellos unos pasos más adelantes. Lara sonrió al verlos antes de volver su mirada a unas millas delante de ella. Incluso aunque hubiera hecho el arduo camino hacia le Sacre Coeur muchas veces antes, siempre encontraba emocionante la vista de París, que parecía infinita París desde aquel punto.
De repente, deseó no tener que ver aquella escena tan hermosa sola. El romanticismo del paisaje hizo que quisiera compartirlo con alguien mas. Una ola inexplicable de soledad la recorrió cuando la imagen de la única persona que ella quería que estuviera aquí acompañándola apareció en su imaginación. Sonrió melancólicamente y miró el reloj.
Como si leyeran sus pensamientos, de repente un par de brazos se enrollaron alrededor de su cintura. “Siento llegar tarde”, susurró suavemente en su oido una voz familiar, enviando temblores de placer que recorrieron su espalda. “Me equivoqué de línea de Metro , y me costó siglos subir aquí una vez que encontré el lugar. Dios, estoy baja de forma”. Lara sintió, más que vio, una sonrisa alegre que se apretaba contra su espalda.
“Estoy contenta de que estés aqui Alice” contestó Lara, apoyándose hacia atrás en los brazos de la rubia. Alice descansó su barbilla sobre el hombro de Lara y cerró los ojos, aspirando su olor. Estuvieron de pie silenciosamente durante unos minutos, contentas de poder disfrutar juntas del momento. La mayor parte de los turistas se habían marchado ya y Lara y Alice eran felices aprovechando la paz que de repente las rodeó.
Abriendo sus ojos de nuevo, Alice finalmente miró el paisaje urbano delante de ella. Como el sol estaba muy bajo en el cielo, pudo ver las luces parpadear en los edificios lejanos, creando un original efecto parpadeo de estrellas.
“Wuaauu! No estabas de broma cuando me hablaste de esta vista”, dijo Alice intentando no perderse ningún detalle del paisaje, “casi merece la pena haber hecho montañismo y subir todas esas escaleras para ver ésto”
“¿Casi?”, preguntó Lara de broma, levantando las cejas mientras giraba la cabeza ligeramente para mirar a Alice.
Alice devolvió la mirada irónicamente. “Bueno, para ser honesta, no he hecho todo este camino por la vista”, dijo con una sonrisa seductora mientras se acercaba a los labios de Lara. Justo antes de capturar su boca, susurró, “lo hice por la atractiva pelirroja que estaba en lo alto de la montaña”.
Lara cerró los ojos y lanzó un suspiro cuando los labios de Alice se movieron sobre los suyos. Girando en los brazos de Alice para que quedaran frente a frente, deslizó su mano por las caderas de la rubia para traerla mas cerca. Su beso fue lento, pero profundo, y cuando finalmente se separaron, ambas estaban sin aliento. Sus ojos se cerraron suavemente, y sus frentes permanecieron unidas durante un momento.
“Esto es como la escena de una película, ¿verdad?”, dijo Alice después de unos segundos, cuando abrió los ojos para mirar a Lara y sonrió, “la puesta de sol, la vista, París... es todo casi surrealista”
Lara devolvió la sonrisa a Alice, tirando de ella para abrazarla fuertemente. “Si, esto es perfecto y bonito”, contestó, suspirando alegre.
Rodeando con sus brazos la cintura de Lara, Alice se apartó un poco, de repente, para mirarla. “Tengo noticias que podrían contribuir a esta perfección”, comenzó animada “Adivina que redactor me ha pedido una serie de artículos sobre la vida de un californiano en París”.
“¡Estas de broma!”, exclamó Lara levantando a Alice completamente del suelo y haciéndola girar hasta dos veces con entusiasmo. Alice sonrió feliz, sorprendida por la fuerza de Lara, pero no por su reacción. Lara sabía lo difícil que había sido para Alice trabajar de escritora, y estaba emocionada de que finalmente fuera reconocida por su talento.
Cuando sus pies volvieron al suelo, Alice siguió “Steve me llamó esta tarde para decirme que la gente de “LA Magazine” estaba muy contenta con mi primer artículo y que les gustaría que hiciera una serie sobre ello. No me lo podía creer, sobre todo porque no había tenido noticias de ellos en las dos semanas siguientes a habérselo enviado”. Alice sacudió la cabeza confundida, y siguió. “Y más aún, mientras subía estas escaleras malditas hace unos minutos, recibí un mensaje en mi móvil de Ruth, de KCRW, pidiéndome que convirtiera mis artículos en una serie de monólogos para el “Chart” cuando regresemos el mes que viene a L.A.”.
“¡Alice! ¡Esto es... j oder, esto es increíble!”, dijo Lara al borde del éxtasis, dándole a Alice un beso de enhorabuena. “Estoy tan orgullosa de ti”, añadió dulcemente.
“Bueno, nada de esto habría pasado si no me hubieras convencido para que viniera aquí contigo”, contestó Alice, dirigiéndole una mirada agradecida.”Tengo que admitir que no estaba segura de que tirar de los ahorros durante dos meses fuera una buena idea”.
“¿De verdad? No lo había notado”, dijo Lara con ironía. No podía olvidar lo difícil que había sido convencer a Alice para que la acompañase a París para terminar su curso de chef. Lara sentía que tenían que pasar todo el tiempo juntas, sobre todo después de lo que habían sufrido con las dudas de los meses anteriores. Cuando recibió el aviso de que su curso se había reiniciado en París, le pareció la oportunidad perfecta para escaparse con Alice.
Aunque al principio Alice se había asustado por hacer algo que podría traer el cenizo a su relación, la combinación de la convicción de Lara y la insistencia de sus amigas la habían llevado a aprobar el plan. Y el viaje había resultado ser exactamente lo que necesitaban, pasar el tiempo juntas sin interrupciones. Las dos sabían que volverían a LA con una relación de amor y amistad más fuerte de lo que nunca habían pensado.
“¡Es solo que pasar dos meses en la otra parte del mundo parecía un poco chiflado, hasta para mi!. Y pasé tanto tiempo temiendo que te trasladaras a vivir a París, que venir aqui yo misma me parecía muy extraño...”, se paró, indecisa, no sabiendo como expresar sus sentimientos en palabras. “Indescriptible”, terminó con una sonrisa.
“De una manera buena, supongo”, bromeó Lara, apartando una mecha de pelo rebelde de la frente de Alice.
“De la mejor manera posible, desde luego”, contestó, revelando su cara la seriedad de sus palabras. Había tardado mucho en conseguir este estado con Lara, pero ahora que estaba aquí, se sintió más contenta y feliz de lo que nunca había imaginado que sería otra vez.
Lara devolvió la mirada significativa de Alice, luego sonrió abiertamente. “En realidad, yo también tengo buenas noticias para compartir contigo”, dijo. Alice la miró con expectación. “Recuerdas que te hablé sobre Mark Proust, el famoso chef americano que ha dado un par de conferencias en mi curso?”. Alice cabeceó, sintiendo cada vez más curiosidad sobre lo que Lara iba a decirle. “Bien, pues me pidió que me quedara después de la clase de hoy para tener una charla conmigo antes de volver a Nueva Cork”. Lara casi temblaba de entusiasmo “¡Alice, me ha ofrecido un trabajo como chef principal de su nuevo restaurante de L.A.”
Alice se quedó con la boca abierta ante la sorpresa antes de abrazar alegre a Lara. “¡J oder!”, era todo lo que podía lograr decir mientras dos ideas aplastantes se abrían paso en su mente. La primera, que aquella era una oportunidad fabulosa para la carrera de Lara, que siempre había deseado controlar su propia cocina en un restaurante de calidad, y no se podía esperar mejor oportunidad que ésta. Pero la segunda idea de Alice ensombrecía hasta el placer esta primera, y era porque aceptar este trabajo significaba que Lara se instalaría en L.A. con ella. Finalmente podrían estar juntas, sin plazos, sin restricciones. Y, mas pretenciosamente, sin preguntas persistentes que amenazaran destrozarlas.
Alice miró a Lara con una mezcla de optimismo y asombro. Intentó hablar, pero su mente estaba saturada de sentimientos y no podía ordenar sus pensamientos en las frases apropiadas.
Lara sintió una emocionante felicidad cuando vio el orgullo y el amor escritos tan claramente en la cara expresiva de Alice. Cogiéndole la cara con las dos manos, se inclinó para juntar sus labios en un tierno beso.
“Vámonos a casa”, dijo Alice entre besos sin aliento, “te quiero felicitar adecuadamente”.
La sonrisa dulce de Lara dijo más de lo que las palabras podrían haber dicho. Cogió la mano de Alice, y comenzaron a bajar la colina juntas, con los dedos amorosamente entrelazados.
Final
París, tres meses después
Lara se apoyó sobre la barandilla de piedra y miró fijamente el increible paisaje urbano que se extendía delante de ella. Mirando al frente desde la cima de Le Sacre Coeur, donde estaba de pie, sólo podía distinguir la punta de la torre Eiffel en la distancia, la mayor parte del famoso monumento permanecía oculto detrás de un grupo de árboles. Atardecía, y el sol lucía en el cielo hermosas sombras rosadas y naranjas. Las multitudes de turistas que por lo general atestaban este lugar ya habían comenzado a disminuir. Lara disfrutaba mirándolos caminar colina abajo desde su posición ventajosa. Se imaginaba que la mayor parte de ellos caminaban hacia los restaurantes locales para cenar o volvían cansados a sus hoteles después de un largo día de visita a los monumentos históricos.
La atención de Lara se centró en una familia de cuatro miembros que paseaban colina abajo. El marido y la mujer iban cogidos de la mano y se reían al ver como su hijo y su hija intentaban competir entre ellos unos pasos más adelantes. Lara sonrió al verlos antes de volver su mirada a unas millas delante de ella. Incluso aunque hubiera hecho el arduo camino hacia le Sacre Coeur muchas veces antes, siempre encontraba emocionante la vista de París, que parecía infinita París desde aquel punto.
De repente, deseó no tener que ver aquella escena tan hermosa sola. El romanticismo del paisaje hizo que quisiera compartirlo con alguien mas. Una ola inexplicable de soledad la recorrió cuando la imagen de la única persona que ella quería que estuviera aquí acompañándola apareció en su imaginación. Sonrió melancólicamente y miró el reloj.
Como si leyeran sus pensamientos, de repente un par de brazos se enrollaron alrededor de su cintura. “Siento llegar tarde”, susurró suavemente en su oido una voz familiar, enviando temblores de placer que recorrieron su espalda. “Me equivoqué de línea de Metro , y me costó siglos subir aquí una vez que encontré el lugar. Dios, estoy baja de forma”. Lara sintió, más que vio, una sonrisa alegre que se apretaba contra su espalda.
“Estoy contenta de que estés aqui Alice” contestó Lara, apoyándose hacia atrás en los brazos de la rubia. Alice descansó su barbilla sobre el hombro de Lara y cerró los ojos, aspirando su olor. Estuvieron de pie silenciosamente durante unos minutos, contentas de poder disfrutar juntas del momento. La mayor parte de los turistas se habían marchado ya y Lara y Alice eran felices aprovechando la paz que de repente las rodeó.
Abriendo sus ojos de nuevo, Alice finalmente miró el paisaje urbano delante de ella. Como el sol estaba muy bajo en el cielo, pudo ver las luces parpadear en los edificios lejanos, creando un original efecto parpadeo de estrellas.
“Wuaauu! No estabas de broma cuando me hablaste de esta vista”, dijo Alice intentando no perderse ningún detalle del paisaje, “casi merece la pena haber hecho montañismo y subir todas esas escaleras para ver ésto”
“¿Casi?”, preguntó Lara de broma, levantando las cejas mientras giraba la cabeza ligeramente para mirar a Alice.
Alice devolvió la mirada irónicamente. “Bueno, para ser honesta, no he hecho todo este camino por la vista”, dijo con una sonrisa seductora mientras se acercaba a los labios de Lara. Justo antes de capturar su boca, susurró, “lo hice por la atractiva pelirroja que estaba en lo alto de la montaña”.
Lara cerró los ojos y lanzó un suspiro cuando los labios de Alice se movieron sobre los suyos. Girando en los brazos de Alice para que quedaran frente a frente, deslizó su mano por las caderas de la rubia para traerla mas cerca. Su beso fue lento, pero profundo, y cuando finalmente se separaron, ambas estaban sin aliento. Sus ojos se cerraron suavemente, y sus frentes permanecieron unidas durante un momento.
“Esto es como la escena de una película, ¿verdad?”, dijo Alice después de unos segundos, cuando abrió los ojos para mirar a Lara y sonrió, “la puesta de sol, la vista, París... es todo casi surrealista”
Lara devolvió la sonrisa a Alice, tirando de ella para abrazarla fuertemente. “Si, esto es perfecto y bonito”, contestó, suspirando alegre.
Rodeando con sus brazos la cintura de Lara, Alice se apartó un poco, de repente, para mirarla. “Tengo noticias que podrían contribuir a esta perfección”, comenzó animada “Adivina que redactor me ha pedido una serie de artículos sobre la vida de un californiano en París”.
“¡Estas de broma!”, exclamó Lara levantando a Alice completamente del suelo y haciéndola girar hasta dos veces con entusiasmo. Alice sonrió feliz, sorprendida por la fuerza de Lara, pero no por su reacción. Lara sabía lo difícil que había sido para Alice trabajar de escritora, y estaba emocionada de que finalmente fuera reconocida por su talento.
Cuando sus pies volvieron al suelo, Alice siguió “Steve me llamó esta tarde para decirme que la gente de “LA Magazine” estaba muy contenta con mi primer artículo y que les gustaría que hiciera una serie sobre ello. No me lo podía creer, sobre todo porque no había tenido noticias de ellos en las dos semanas siguientes a habérselo enviado”. Alice sacudió la cabeza confundida, y siguió. “Y más aún, mientras subía estas escaleras malditas hace unos minutos, recibí un mensaje en mi móvil de Ruth, de KCRW, pidiéndome que convirtiera mis artículos en una serie de monólogos para el “Chart” cuando regresemos el mes que viene a L.A.”.
“¡Alice! ¡Esto es... j oder, esto es increíble!”, dijo Lara al borde del éxtasis, dándole a Alice un beso de enhorabuena. “Estoy tan orgullosa de ti”, añadió dulcemente.
“Bueno, nada de esto habría pasado si no me hubieras convencido para que viniera aquí contigo”, contestó Alice, dirigiéndole una mirada agradecida.”Tengo que admitir que no estaba segura de que tirar de los ahorros durante dos meses fuera una buena idea”.
“¿De verdad? No lo había notado”, dijo Lara con ironía. No podía olvidar lo difícil que había sido convencer a Alice para que la acompañase a París para terminar su curso de chef. Lara sentía que tenían que pasar todo el tiempo juntas, sobre todo después de lo que habían sufrido con las dudas de los meses anteriores. Cuando recibió el aviso de que su curso se había reiniciado en París, le pareció la oportunidad perfecta para escaparse con Alice.
Aunque al principio Alice se había asustado por hacer algo que podría traer el cenizo a su relación, la combinación de la convicción de Lara y la insistencia de sus amigas la habían llevado a aprobar el plan. Y el viaje había resultado ser exactamente lo que necesitaban, pasar el tiempo juntas sin interrupciones. Las dos sabían que volverían a LA con una relación de amor y amistad más fuerte de lo que nunca habían pensado.
“¡Es solo que pasar dos meses en la otra parte del mundo parecía un poco chiflado, hasta para mi!. Y pasé tanto tiempo temiendo que te trasladaras a vivir a París, que venir aqui yo misma me parecía muy extraño...”, se paró, indecisa, no sabiendo como expresar sus sentimientos en palabras. “Indescriptible”, terminó con una sonrisa.
“De una manera buena, supongo”, bromeó Lara, apartando una mecha de pelo rebelde de la frente de Alice.
“De la mejor manera posible, desde luego”, contestó, revelando su cara la seriedad de sus palabras. Había tardado mucho en conseguir este estado con Lara, pero ahora que estaba aquí, se sintió más contenta y feliz de lo que nunca había imaginado que sería otra vez.
Lara devolvió la mirada significativa de Alice, luego sonrió abiertamente. “En realidad, yo también tengo buenas noticias para compartir contigo”, dijo. Alice la miró con expectación. “Recuerdas que te hablé sobre Mark Proust, el famoso chef americano que ha dado un par de conferencias en mi curso?”. Alice cabeceó, sintiendo cada vez más curiosidad sobre lo que Lara iba a decirle. “Bien, pues me pidió que me quedara después de la clase de hoy para tener una charla conmigo antes de volver a Nueva Cork”. Lara casi temblaba de entusiasmo “¡Alice, me ha ofrecido un trabajo como chef principal de su nuevo restaurante de L.A.”
Alice se quedó con la boca abierta ante la sorpresa antes de abrazar alegre a Lara. “¡J oder!”, era todo lo que podía lograr decir mientras dos ideas aplastantes se abrían paso en su mente. La primera, que aquella era una oportunidad fabulosa para la carrera de Lara, que siempre había deseado controlar su propia cocina en un restaurante de calidad, y no se podía esperar mejor oportunidad que ésta. Pero la segunda idea de Alice ensombrecía hasta el placer esta primera, y era porque aceptar este trabajo significaba que Lara se instalaría en L.A. con ella. Finalmente podrían estar juntas, sin plazos, sin restricciones. Y, mas pretenciosamente, sin preguntas persistentes que amenazaran destrozarlas.
Alice miró a Lara con una mezcla de optimismo y asombro. Intentó hablar, pero su mente estaba saturada de sentimientos y no podía ordenar sus pensamientos en las frases apropiadas.
Lara sintió una emocionante felicidad cuando vio el orgullo y el amor escritos tan claramente en la cara expresiva de Alice. Cogiéndole la cara con las dos manos, se inclinó para juntar sus labios en un tierno beso.
“Vámonos a casa”, dijo Alice entre besos sin aliento, “te quiero felicitar adecuadamente”.
La sonrisa dulce de Lara dijo más de lo que las palabras podrían haber dicho. Cogió la mano de Alice, y comenzaron a bajar la colina juntas, con los dedos amorosamente entrelazados.
Final
Página 3 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» [Terminado] Sólo esa chica
» [Terminado] Saludos al sol
» [Terminado]Lo que necesitas
» [Terminado] Más que un sentimiento
» [Terminado]Camino a la alegría
» [Terminado] Saludos al sol
» [Terminado]Lo que necesitas
» [Terminado] Más que un sentimiento
» [Terminado]Camino a la alegría
Página 3 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.