[Terminado]Camino a la alegría
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anita
lurdes beals
pke
kamakaII
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Re: [Terminado]Camino a la alegría
Este ff es la mar de divertido
nos devuelve a la Alice mas divertida
la que nos conquistó
muchas gracias Julia por tu trabajo
un beso
(espero que los reyes sepan valorar lo curranta que eres
y te hayan traido cuanto pediste)
nos devuelve a la Alice mas divertida
la que nos conquistó
muchas gracias Julia por tu trabajo
un beso
(espero que los reyes sepan valorar lo curranta que eres
y te hayan traido cuanto pediste)
Invitado- Invitado
Re: [Terminado]Camino a la alegría
CAPÍTULO 8
Dana apagó el motor y se volvió para mirar a Alice, que estaba profundamente dormida a pesar de la posición que tenía, que era más bien incómoda. Estaba acurrucada, como una pelota, los pies bajo su trasero, y la cabeza apoyada en la ventanilla. Está de más decir que los huesos le iban a doler cuando se despertara.
“¿Alice?”, Dana pinchó a la rubia, suavemente al principio, y luego más fuerte cuando comenzó a despertarse. “Alice despierta.”
“Despierta tu”, murmuró como respuesta, con los ojos todavía cerrados. Dana puso los ojos en blanco y la empujó una vez más, ahora con mucha más fuerza, provocando que la rubia abriera los ojos bruscamente. “Mierda. Dana, nunca vas a conseguir tener una relación larga si empujas a la gente así”.
“No empujo a la gente que me gusta, Alice”, replicó la morena, antes de recostarse en su asiento. “Y además, esta era la única manera de despertarte. Hemos llegado.”
Alice, muy lentamente, comprobó que definitivamente habían llegado a casa y habían aparcado en el aparcamiento vacío del trabajo. Reprimiendo un bostezo, Alice abrió la puerta y salió, provocando que todo su cuerpo se quejara de dolor.
“Owww, owww, owww”, se quejó la rubia mientras salía del coche y se estiraba, esperando que cesaran los calambres que recorrían por todas partes su cuerpo. “Me duele. Me duele mucho”.
“¿Y qué te pasa a ti?”, Alice lanzó una mirada asesina a la morena, que comenzó a reirse. “Vale, lo siento. Eso debe doler. Pero tenías que haber sabido que iba a pasar...”
Eligiendo no contestar, Alice en cambio cogió su maleta y fue hasta su coche, cargándola en el maletero. Pensando que realmente debía haber molestado a la rubia, Dana se precipitó detrás de ella, cogiendo su brazo y torciéndoselo.
“Mira Al, yo no queria... “, Detuvo sus excusas cuando notó la sonrisa satisfecha en la cara de Alice. Suspirando, Dana contuvo una sonrisa antes de tocar con la mano a Alice ligeramente en el brazo. “Tu piensas que eres muy graciosa, y me has preocupado por esto.”
“¿Estabas preocupada?”, la sonrisa de satisfacción volvió a Alice mientras esperaba una explicación.
“No dije eso”, las mejillas de Dana se pusieron rojas cuando Alice la miró, poco convencida. “quería decir que tu... yo...”, Alice comenzó a reírse por el intento de Dana de justificar lo que había dicho. Dana se volvió y comenzó a andar hacia su propio coche, “A pesar de eso, Alice”.
“Buenas noches Dane”, gritó Alice detrás de la morena mientras continuaba riéndose, “Te veré mañana en la oficina, querida”.
................
“Dana, cuanto tiempo sin verte”, bramó Tom desde su escritorio, provocando que la mitad de la oficina se volviera hacia el ascensor desde el que Dana, muy cansada y agotada, acababa de llegar. Ella le dirigió una sonrisa hipócrita antes de irse rápidamente a su escritorio y caer pesadamente sobre la silla. Tom la siguió poco después y se sentó sobre la mesa, esperando atentamente que Dana dijera algo. “Bien... ¿cómo ha ido?”
“¿Cómo ha ido qué?”, murmuró Dana cerrando los ojos. Tom suspiró antes de darle un golpecito en el codo con su pie. “Estuvo bien. Fue largo, aburrido y definitavemente no tenía que haber estado allí. Pero sobreviví”.
“¿Y Alice?”
“¿Qué pasa con ella?”, Dana no se molestó en disimular el tono de irritación en su voz.
“¿Dijo algo sobre mi?”, la pregunta de Tom sólo hizo que echar más leña al fuego, se volvió a sentar cuando Dana repentinamente se levantó, lanzando un suspiro exasperado, antes de caminar rápidamente hacia la fotocopiadora y cerrar la puerta detrás de ella. “¿Qué? ¿Qué he dicho?”
.......................................
“Ey, Tom”, Tom levantó la vista de su escritorio y sonrió cuando comprendió quien lo había saludado.
“Ey, Alice”, la rubia le sonrió correcta antes de girarse para mirar con disimulo por toda el área alrededor de el. No había signos de Dana. No es que ella pretendiera ir corriendo detrás de la morena o algo así. Era sólo que no la había visto en todo el día, y quería asegurarse de que se había repuesto de la conferencia. “¿Cómo fue la conferencia?”
La cabeza de Alice se volvió para afrontar a Tom, con una mirada turbada en su cara. “Perdona, ¿qué decías?”.
“La conferencia... ¿cómo fue?”
“Ah, si, fue... interesante”, contestó Alice con expresión ausente.
“Creo que Dana piensa lo mismo”, declaró Tom, “estaba muy gruñona esta mañana cuando entró”.
“¿Y cuando no esta gruñona?, refunfuñó Alice por lo bajo, sonriendo a Tom. “De todos modos...”.
..................
“Faaaaaiiiiiiirrrrrbaaaaaaks”
Dana soltó un gruñido de derrota cuando oyó su nombre al fondo de la oficina.
“¿Si, Julie?”
“Fairbanks necesito que tengas terminado todo el reportaje de la conferencia mañana por la mañana, a las 9. ¿Lo tendrás?”
Dana dejó que la información se adaptara a su mente antes de contestar, escogió las palabras con cuidado, intentando no provocar a esta mujer.
“Ah... Julie... son las 5 ahora. No creo que Alice y yo tengamos toda la información lista mañana por la mañana”.
“Pues tienes que encontrar la manera”, contestó Julie rápidamente, dirigiendo a Dana una sonrisa desde la puerta. “Las dos sois muy competentes. Pensarás en algo. Mañana a las 9”
Y después de decir esto, la mujer feroz que era la jefa de Dana, cerró la puerta en la cara de la morena.
Dana apagó el motor y se volvió para mirar a Alice, que estaba profundamente dormida a pesar de la posición que tenía, que era más bien incómoda. Estaba acurrucada, como una pelota, los pies bajo su trasero, y la cabeza apoyada en la ventanilla. Está de más decir que los huesos le iban a doler cuando se despertara.
“¿Alice?”, Dana pinchó a la rubia, suavemente al principio, y luego más fuerte cuando comenzó a despertarse. “Alice despierta.”
“Despierta tu”, murmuró como respuesta, con los ojos todavía cerrados. Dana puso los ojos en blanco y la empujó una vez más, ahora con mucha más fuerza, provocando que la rubia abriera los ojos bruscamente. “Mierda. Dana, nunca vas a conseguir tener una relación larga si empujas a la gente así”.
“No empujo a la gente que me gusta, Alice”, replicó la morena, antes de recostarse en su asiento. “Y además, esta era la única manera de despertarte. Hemos llegado.”
Alice, muy lentamente, comprobó que definitivamente habían llegado a casa y habían aparcado en el aparcamiento vacío del trabajo. Reprimiendo un bostezo, Alice abrió la puerta y salió, provocando que todo su cuerpo se quejara de dolor.
“Owww, owww, owww”, se quejó la rubia mientras salía del coche y se estiraba, esperando que cesaran los calambres que recorrían por todas partes su cuerpo. “Me duele. Me duele mucho”.
“¿Y qué te pasa a ti?”, Alice lanzó una mirada asesina a la morena, que comenzó a reirse. “Vale, lo siento. Eso debe doler. Pero tenías que haber sabido que iba a pasar...”
Eligiendo no contestar, Alice en cambio cogió su maleta y fue hasta su coche, cargándola en el maletero. Pensando que realmente debía haber molestado a la rubia, Dana se precipitó detrás de ella, cogiendo su brazo y torciéndoselo.
“Mira Al, yo no queria... “, Detuvo sus excusas cuando notó la sonrisa satisfecha en la cara de Alice. Suspirando, Dana contuvo una sonrisa antes de tocar con la mano a Alice ligeramente en el brazo. “Tu piensas que eres muy graciosa, y me has preocupado por esto.”
“¿Estabas preocupada?”, la sonrisa de satisfacción volvió a Alice mientras esperaba una explicación.
“No dije eso”, las mejillas de Dana se pusieron rojas cuando Alice la miró, poco convencida. “quería decir que tu... yo...”, Alice comenzó a reírse por el intento de Dana de justificar lo que había dicho. Dana se volvió y comenzó a andar hacia su propio coche, “A pesar de eso, Alice”.
“Buenas noches Dane”, gritó Alice detrás de la morena mientras continuaba riéndose, “Te veré mañana en la oficina, querida”.
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“Dana, cuanto tiempo sin verte”, bramó Tom desde su escritorio, provocando que la mitad de la oficina se volviera hacia el ascensor desde el que Dana, muy cansada y agotada, acababa de llegar. Ella le dirigió una sonrisa hipócrita antes de irse rápidamente a su escritorio y caer pesadamente sobre la silla. Tom la siguió poco después y se sentó sobre la mesa, esperando atentamente que Dana dijera algo. “Bien... ¿cómo ha ido?”
“¿Cómo ha ido qué?”, murmuró Dana cerrando los ojos. Tom suspiró antes de darle un golpecito en el codo con su pie. “Estuvo bien. Fue largo, aburrido y definitavemente no tenía que haber estado allí. Pero sobreviví”.
“¿Y Alice?”
“¿Qué pasa con ella?”, Dana no se molestó en disimular el tono de irritación en su voz.
“¿Dijo algo sobre mi?”, la pregunta de Tom sólo hizo que echar más leña al fuego, se volvió a sentar cuando Dana repentinamente se levantó, lanzando un suspiro exasperado, antes de caminar rápidamente hacia la fotocopiadora y cerrar la puerta detrás de ella. “¿Qué? ¿Qué he dicho?”
.......................................
“Ey, Tom”, Tom levantó la vista de su escritorio y sonrió cuando comprendió quien lo había saludado.
“Ey, Alice”, la rubia le sonrió correcta antes de girarse para mirar con disimulo por toda el área alrededor de el. No había signos de Dana. No es que ella pretendiera ir corriendo detrás de la morena o algo así. Era sólo que no la había visto en todo el día, y quería asegurarse de que se había repuesto de la conferencia. “¿Cómo fue la conferencia?”
La cabeza de Alice se volvió para afrontar a Tom, con una mirada turbada en su cara. “Perdona, ¿qué decías?”.
“La conferencia... ¿cómo fue?”
“Ah, si, fue... interesante”, contestó Alice con expresión ausente.
“Creo que Dana piensa lo mismo”, declaró Tom, “estaba muy gruñona esta mañana cuando entró”.
“¿Y cuando no esta gruñona?, refunfuñó Alice por lo bajo, sonriendo a Tom. “De todos modos...”.
..................
“Faaaaaiiiiiiirrrrrbaaaaaaks”
Dana soltó un gruñido de derrota cuando oyó su nombre al fondo de la oficina.
“¿Si, Julie?”
“Fairbanks necesito que tengas terminado todo el reportaje de la conferencia mañana por la mañana, a las 9. ¿Lo tendrás?”
Dana dejó que la información se adaptara a su mente antes de contestar, escogió las palabras con cuidado, intentando no provocar a esta mujer.
“Ah... Julie... son las 5 ahora. No creo que Alice y yo tengamos toda la información lista mañana por la mañana”.
“Pues tienes que encontrar la manera”, contestó Julie rápidamente, dirigiendo a Dana una sonrisa desde la puerta. “Las dos sois muy competentes. Pensarás en algo. Mañana a las 9”
Y después de decir esto, la mujer feroz que era la jefa de Dana, cerró la puerta en la cara de la morena.
Re: [Terminado]Camino a la alegría
gracias jul, gracias, gracias!!!!!
sabia yo que hoy tocaba fic...
PKE
sabia yo que hoy tocaba fic...
PKE
Re: [Terminado]Camino a la alegría
“Tenemos que acabar el reportaje de la conferencia esta noche. Cual es tu dirección? Iré a tu casa”.
Alice cerró los ojos y suspiró frustrada antes de volver su atención a su grosera interlocutora.
“Hola a ti también Dana”, refunfuñó, “¿Y no podemos hacerlo en el trabajo mañana, o estás deseosa de verme otra vez?”.
“No te adules, Al”, contestó Dana al teléfono mientras entraba en su coche. Había intentado encontrar a Alice en la oficina después de su reunión con Julie, sólo para averiguar que la rubia se había ido minutos antes. Si ella fuera tan afortunada también. “Julie lo quiere todo mañana por la mañana, así que dime tu dirección. Va a ser una noche larga”.
Alice no contestó, sus pensamientos se dirigieron a su sucio apartamento sin electricidad ni agua caliente.
“¿Alice?”.
“Hu... si um, estoy haciendo reparaciones en estos momentos, mi apartamento parece como si le hubiera caido una bomba”, mintió Alice, “Supongo que es mejor que vayamos a tu casa, ¿Te parece bien?”.
“No, pero estoy segura que lo superaré”, murmuró Dana en el teléfono.
Alice abrió sus ojos completamente ante el teatro de la morena, sabiendo que ninguna persona normal lo aguantaría, mientras rápidamente garabateó la dirección de Dana, prometiéndole que estaría allí en una hora.
..................................
“Mamá, por millonésima vez NO voy a ir a esa función estúpida. “ Gritaba Dana al teléfono mientras paseaba deprisa por su apartamento. De todas las horas del día que podía llamar, la Sra. Fairbanks se había puesto en contacto con su hija en el peor momento para hablarle del encuentro republicano que estaba organizando. “Si, claro que lo digo de verdad cuando digo que no voy... No, no voy a invitar a Lara... porque no voy y porque cortamos hace un mes... no me preocupa que tu pienses que es una chica agradable...”.
En ese momento Dana oyó el timbre y suspiró de alivio, feliz de tener a Alice allí como una excusa para terminar esta conversación. Fue hasta la puerta, con el teléfono todavía en la oreja y abrió para encontrar a Alice que esperaba con impaciencia, con una carpeta de documentos en una mano y una bolsa de plástico en la otra. Hizo señales a la rubia para que entrara antes de continuar con su conversación.
“Mira mamá, te tengo que dejar... es que tengo trabajo para hacer... si, lo sé es tarde... no, no estoy intentando dejarte colgada al teléfono, aunque me gustaría que... te llamaré más tarde. Lo prometo. ¡Adios!”.
“Wow, esto ha demostrado que mi teoría es mala”, declara Alice mientras Dana deja el teléfono. La morena se volvió hacia Alice turbada, esperando que la rubia siguiera. “Pensaba que alguien tan cruel y vengativo como tu no tendría madre, que habías sido construida en un laboratorio o alfo”.
“Muy graciosa, Al”, contestó Dana secamente, echando un vistazo a la bolsa de plástico que parecía contener comida china. “¿La cena?”.
“No quería dar por hecho que tenías comida en la nevera y luego tener que pasar hambre”, explicó Alice, trajinando ella misma en la cocina de Dana y revolviendo en los armarios hasta encontrar dos bols. Examinó a Dana, que la miraba fijamente, incrédula, y se encogió de hombros. “¿Qué? También traje para ti. Deja de quejarte y vamos a comer”.
Dana sacudió la cabeza pero aceptó uno de los bols de la rubia antes de trasladarse al salón con los paquetes de comida. Alice la siguió para encontrar la habitación en un desorden completo, con periódicos esparcidos por todas partes.
“Yo te tenía por un monstruo de la limpieza”, comentó Alice apartando un montón de libros sobre política y se sentó en una parte del sofá.
“Esto no está normalmente tan sucio”, contestó Dana, sentándose con las piernas cruzadas en el suelo junto a Alice. Pero después del ultimatum de Julie he desatendido la limpieza para buscar este material rápidamente. No podía encontrar el archivo con los perfiles y me he vuelto loca”.
“Ah, eso sería porque lo tengo yo”, interrumpió Alice, encogiéndose de hombros cuando Dana le envió una mirada gélida. “¿Recuerdas? Te lo cogí prestado ayer y estaba a punto de devolvértelo cuando cogiste esa rabieta tan grande sobre el almuerzo”.
“¡Ey! Esa fue una rabieta justificada”, protestó Dana, “incluso tu estabas de acuerdo. ¡El pollo todavía goteaba sangre!. No me iba a comer algo que parecía que se podría levantar y salir corriendo en cualquier momento”.
“Aunque lo fuera”, refunfuñó Alice sin molestarse en insistir en el tema. En cambio, se dio la vuelta para coger una carpeta que había traído y se la entregó a Dana, que empezó a hojearla. “De todos modos los perfiles que teníamos eran muy incompletos, tuve que hacer un poco de investigación, llamé a unos cuantos conocidos y los puse al día esta mañana”.
“Al, son realmente buenos”, contestó Dana sinceramente después de leer rápidamente los apuntes detallados que Alice había hecho sobre los conferenciantes. Eran bastante mejores que cualquiera de los que Dana había visto antes, y por la falta de atención que Alice prestó a las conferencias en la semana entera, Dana no pudo menos que quedar sumamente impresionada. “Francamente, estoy muy impresionada”.
“Bueno, es que soy asombrosa”, bromeó Alice con una sonrisa, no muy segura de como tomarse el elogio de Dana. “Ahora explícame, ¿Qué quiere que hagamos esta noche exactamente ese ogro de Julie?”.
“Ogro de Julie?”, Dana se rió, mirando a Alice esperando una explicación. No había esperado que la rubia le cogiera aversión a Julie tan rápidamente. Después de un tiempo, todos los empleados novatos llegaban a comprender que tipo de mala hembra era Julie, pero Alice parecía ser muy buena haciendo la pelota. “Tu no te has enfadado todavía con ella, ¿no?”.
“no, ella me adora”, le informó a Dana. “Pero pienso que es una persona absolutamente atroz. ¿Algún problema con esto?”
“No, ninguno en absolito”, le aseguró Dana rápidamente. “Creo que es una de esas raras veces que estoy de acuerdo contigo cien por cien”.
“Mejor mírate eso de las raras veces, Dana”, dijo Alice a la morena mientras cogía otro archivo y comenzaba a examinarlo distraidamente. “Porque siempre tengo razón”.
...........................
“Bueno... creo... ya estamos... heho”, consiguió decir Alice en medio de un enorme bostezo mientras se levantaba despacio del suelo del salón. Dana se estiró sobre su trasero, con los ojos medio abiertos leyendo la misma frase por quinta vez.
“¿Hemos acabado? ¿Pero ya hemos decidido lo que vamos a decir a Julie? Ella esperará algún tipo de análisis verbal, ¿no lo sabes?”.
Alice se encogió y recogió su bolso, mirando fijamente el reloj de la pared antes de volverse hacia Dana. “Lo improvisaremos. Mira son casi las dos de la mañana, estamos las dos al borde del colapso, así que ya lo trataremos cuando llegue el momento”.
“Julie nos va a cortar las pelotas”, refunfuñó Dana, recogiendo y dirigiéndose a la puerta, donde Alice esperaba pacientemente. “En sentido figurado, desde luego”.
“En mi caso definitivamente si”, replicó Alice, “pero tu... no me sorprendería nada descubrir que hablabas literalmente también”.
Sin molestarse en contestar la pulla de Alice, Dana simplemente murmuró un buenas noches y cerró la puerta.
.............................
“No puedo creer que ahora mismo no estemos despedidas”, admitió Dana mientras ella y Alice salían del despacho de Julie. Las dos habían manejado satisfactoriamente las duras preguntas y teorías de su jefa, hasta el punto de que Julie había quedado muy satisfecha.
Dana soltó otro suspiro de alivio. “Creo que la cagamos tanto la semana pasada, que cuando hemos llegado aquí nos hemos hecho expertas en tener tacto”.
“Dana, aunque le tengo aversión a Julia, no iba a cortarnos en pedazos por hacer un trabajo de mierda”, lanzó Alice, mirando a la morena consternada. “Francamente, lo pero que podía haber hecho es asignarnos otro trabajo juntas. Pero si ella piensa que disfrutamos de nuestra mutua compañía, nunca tendremos que trabajar juntas otra vez.
Dana miró a Alice turbada. “Recuérdame que te pida que me expliques la lógica que hay detrás de tus pensamientos algún dí, ¿vale?”.
“Pero tu entiendes lo que digo y sabes que tengo razón, Dana”, contestó Alice. “He ahí entonces. Hemos salvado las dos nuestros traseros, y no tenemos que volver a trabajar juntas otra vez... no por demasiado tiempo, desgraciadamente. Yo diría que lo hemos hecho bastante bien, Fairbanks”.
“Demasiado bien, Pieszecki”, contestó Dana con una sonrisa. Caminaron las dos juntas hasta el final del pasillo, donde Dana tenía que marchar hacia la derecha, y Alice hacia la izquierda. Permanecieron de pie torpemente, sin saber que decir ninguna de las dos. “Bien, Al, supongo que esto ha sido todo, entonces”.
“Supongo”, contestó Alice despacio, cogiendo un interés repentino por la alfombra. Dana pasó su mano por su pelo mirando alrededor de ellas, antes de volver a escuchar Alice una vez más. “Esto es extraño”.
“Mucho”, estuvo de acuerdo Dana. Las dos compartieron una sonrisa nerviosa antes de que Dana extendiera su mano para apretar la de Alice. “Gracias. No importa cuanto lo neguemos, creo que nos llevamos mejor de lo que habíamos pensado y de un modo extraño, retorcido, enfermo, disfruté la semana pasada”.
“Yo también”, declaró Alice apretando la mano de Dana antes de cruzar los brazos sobre el pecho. “Bueno... bien... adiós, supongo”.
“Adiós”. Y con esto se marcharon por caminos separados, echándose las dos vistazos por encima del hombro mientras se iban.
Alice golpeó con las uñas ligeramente en su escritorio mientras miraba airadamente su portátil, que estaba de un mal humor obstinado, rechazando trabajar correctamente. Se recostó en el respaldo de la silla y cerró los ojos, suspirando frustrada por si situación actual. Tenía un plazo muy corto, y todo fracasaba. De la forma como iban las cosas Julie iba a cortar sus pelotas otra vez... en sentido figurado, desde luego”.
“J0der, j0der, j0der, gimoteó Alice, golpeando con la cabeza dramáticamente sobre la mesa, motivando que algunos de sus compañeros de trabajo mirasen con curiosidad, para volver enseguida a su trabajo al ver que era Alice. En el corto tiempo de tres meses ya se había hecho un nombre en la oficina como persona divertida, ingeniosa, y a menudo dramática. “¿Por qué me está pasando esto a mi?”.
“Porque Dios te odia” Alice se giró para saludar a Tom con una mirada inexpresiva. “¿Qué te hace?”.
“No creo en Dios”, le dijo Alice antes de volverse a su escritorio. “¿Por qué estás aquí molestándome de todas formas? ¿No sabes que tienes que trabajar para que te paguen?...”
“Al parecer si”, contestó Tom sentándose al borde de la mesa. “Pero no querrás saberlo ¿verdad?. En realidad sólo venia a coger algo de Anders cuando te oí alborotar, obviamente no has perdido esos hábitos tuyos que buscan llamar la atención”.
“Están tan perdidos como tu”.
“Ouch”, replicó Tom, estremeciéndose de entusiasmo para mostrar su punto de vista. Alice simplemente puso los ojos en blanco y le dio un golpecito con la mano en el brazo. “Esto me ha dolido Al. Me ha dolido mucho”.
“Bien, estoy contenta”, contestó, sacudiendo la cabeza. “Mira mi ordenador, hace lo que quiere, y Julie está todo el día detrás de mi. No estoy en mi mejor momento”.
“Entiendo. Esto es lo que te pasa por trabajar aquí. Dentro de cuatro meses no serás capaz de recordar como se siente al estar de buen humor”, la informó Tom saltando del escritorio, abandonando una hoja de papel en el lugar donde había estado sentado. “De todas formas, también había venido a decirte que hago una fiesta en nueva casa este fin de semana. Sería estupendo si pudieras venir, y traer a alguien contigo si quieres”.
“Gracias Tom”, contestó Alice, recogiendo la hoja de papel y leyendo los detalles. Miró a Tom, que esperaba pacientemente una respuesta. “Probablemente vaya. Esto es, si me dejas sola el tiempo suficiente para terminar este artículo”.
“Vale, vale”, dijo Tom levantando las manos al aire. Se giró y comenzó a andar pasillo adelante. “Pero te espero allí, Alice”.
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Alice cerró los ojos y suspiró frustrada antes de volver su atención a su grosera interlocutora.
“Hola a ti también Dana”, refunfuñó, “¿Y no podemos hacerlo en el trabajo mañana, o estás deseosa de verme otra vez?”.
“No te adules, Al”, contestó Dana al teléfono mientras entraba en su coche. Había intentado encontrar a Alice en la oficina después de su reunión con Julie, sólo para averiguar que la rubia se había ido minutos antes. Si ella fuera tan afortunada también. “Julie lo quiere todo mañana por la mañana, así que dime tu dirección. Va a ser una noche larga”.
Alice no contestó, sus pensamientos se dirigieron a su sucio apartamento sin electricidad ni agua caliente.
“¿Alice?”.
“Hu... si um, estoy haciendo reparaciones en estos momentos, mi apartamento parece como si le hubiera caido una bomba”, mintió Alice, “Supongo que es mejor que vayamos a tu casa, ¿Te parece bien?”.
“No, pero estoy segura que lo superaré”, murmuró Dana en el teléfono.
Alice abrió sus ojos completamente ante el teatro de la morena, sabiendo que ninguna persona normal lo aguantaría, mientras rápidamente garabateó la dirección de Dana, prometiéndole que estaría allí en una hora.
..................................
“Mamá, por millonésima vez NO voy a ir a esa función estúpida. “ Gritaba Dana al teléfono mientras paseaba deprisa por su apartamento. De todas las horas del día que podía llamar, la Sra. Fairbanks se había puesto en contacto con su hija en el peor momento para hablarle del encuentro republicano que estaba organizando. “Si, claro que lo digo de verdad cuando digo que no voy... No, no voy a invitar a Lara... porque no voy y porque cortamos hace un mes... no me preocupa que tu pienses que es una chica agradable...”.
En ese momento Dana oyó el timbre y suspiró de alivio, feliz de tener a Alice allí como una excusa para terminar esta conversación. Fue hasta la puerta, con el teléfono todavía en la oreja y abrió para encontrar a Alice que esperaba con impaciencia, con una carpeta de documentos en una mano y una bolsa de plástico en la otra. Hizo señales a la rubia para que entrara antes de continuar con su conversación.
“Mira mamá, te tengo que dejar... es que tengo trabajo para hacer... si, lo sé es tarde... no, no estoy intentando dejarte colgada al teléfono, aunque me gustaría que... te llamaré más tarde. Lo prometo. ¡Adios!”.
“Wow, esto ha demostrado que mi teoría es mala”, declara Alice mientras Dana deja el teléfono. La morena se volvió hacia Alice turbada, esperando que la rubia siguiera. “Pensaba que alguien tan cruel y vengativo como tu no tendría madre, que habías sido construida en un laboratorio o alfo”.
“Muy graciosa, Al”, contestó Dana secamente, echando un vistazo a la bolsa de plástico que parecía contener comida china. “¿La cena?”.
“No quería dar por hecho que tenías comida en la nevera y luego tener que pasar hambre”, explicó Alice, trajinando ella misma en la cocina de Dana y revolviendo en los armarios hasta encontrar dos bols. Examinó a Dana, que la miraba fijamente, incrédula, y se encogió de hombros. “¿Qué? También traje para ti. Deja de quejarte y vamos a comer”.
Dana sacudió la cabeza pero aceptó uno de los bols de la rubia antes de trasladarse al salón con los paquetes de comida. Alice la siguió para encontrar la habitación en un desorden completo, con periódicos esparcidos por todas partes.
“Yo te tenía por un monstruo de la limpieza”, comentó Alice apartando un montón de libros sobre política y se sentó en una parte del sofá.
“Esto no está normalmente tan sucio”, contestó Dana, sentándose con las piernas cruzadas en el suelo junto a Alice. Pero después del ultimatum de Julie he desatendido la limpieza para buscar este material rápidamente. No podía encontrar el archivo con los perfiles y me he vuelto loca”.
“Ah, eso sería porque lo tengo yo”, interrumpió Alice, encogiéndose de hombros cuando Dana le envió una mirada gélida. “¿Recuerdas? Te lo cogí prestado ayer y estaba a punto de devolvértelo cuando cogiste esa rabieta tan grande sobre el almuerzo”.
“¡Ey! Esa fue una rabieta justificada”, protestó Dana, “incluso tu estabas de acuerdo. ¡El pollo todavía goteaba sangre!. No me iba a comer algo que parecía que se podría levantar y salir corriendo en cualquier momento”.
“Aunque lo fuera”, refunfuñó Alice sin molestarse en insistir en el tema. En cambio, se dio la vuelta para coger una carpeta que había traído y se la entregó a Dana, que empezó a hojearla. “De todos modos los perfiles que teníamos eran muy incompletos, tuve que hacer un poco de investigación, llamé a unos cuantos conocidos y los puse al día esta mañana”.
“Al, son realmente buenos”, contestó Dana sinceramente después de leer rápidamente los apuntes detallados que Alice había hecho sobre los conferenciantes. Eran bastante mejores que cualquiera de los que Dana había visto antes, y por la falta de atención que Alice prestó a las conferencias en la semana entera, Dana no pudo menos que quedar sumamente impresionada. “Francamente, estoy muy impresionada”.
“Bueno, es que soy asombrosa”, bromeó Alice con una sonrisa, no muy segura de como tomarse el elogio de Dana. “Ahora explícame, ¿Qué quiere que hagamos esta noche exactamente ese ogro de Julie?”.
“Ogro de Julie?”, Dana se rió, mirando a Alice esperando una explicación. No había esperado que la rubia le cogiera aversión a Julie tan rápidamente. Después de un tiempo, todos los empleados novatos llegaban a comprender que tipo de mala hembra era Julie, pero Alice parecía ser muy buena haciendo la pelota. “Tu no te has enfadado todavía con ella, ¿no?”.
“no, ella me adora”, le informó a Dana. “Pero pienso que es una persona absolutamente atroz. ¿Algún problema con esto?”
“No, ninguno en absolito”, le aseguró Dana rápidamente. “Creo que es una de esas raras veces que estoy de acuerdo contigo cien por cien”.
“Mejor mírate eso de las raras veces, Dana”, dijo Alice a la morena mientras cogía otro archivo y comenzaba a examinarlo distraidamente. “Porque siempre tengo razón”.
...........................
“Bueno... creo... ya estamos... heho”, consiguió decir Alice en medio de un enorme bostezo mientras se levantaba despacio del suelo del salón. Dana se estiró sobre su trasero, con los ojos medio abiertos leyendo la misma frase por quinta vez.
“¿Hemos acabado? ¿Pero ya hemos decidido lo que vamos a decir a Julie? Ella esperará algún tipo de análisis verbal, ¿no lo sabes?”.
Alice se encogió y recogió su bolso, mirando fijamente el reloj de la pared antes de volverse hacia Dana. “Lo improvisaremos. Mira son casi las dos de la mañana, estamos las dos al borde del colapso, así que ya lo trataremos cuando llegue el momento”.
“Julie nos va a cortar las pelotas”, refunfuñó Dana, recogiendo y dirigiéndose a la puerta, donde Alice esperaba pacientemente. “En sentido figurado, desde luego”.
“En mi caso definitivamente si”, replicó Alice, “pero tu... no me sorprendería nada descubrir que hablabas literalmente también”.
Sin molestarse en contestar la pulla de Alice, Dana simplemente murmuró un buenas noches y cerró la puerta.
.............................
“No puedo creer que ahora mismo no estemos despedidas”, admitió Dana mientras ella y Alice salían del despacho de Julie. Las dos habían manejado satisfactoriamente las duras preguntas y teorías de su jefa, hasta el punto de que Julie había quedado muy satisfecha.
Dana soltó otro suspiro de alivio. “Creo que la cagamos tanto la semana pasada, que cuando hemos llegado aquí nos hemos hecho expertas en tener tacto”.
“Dana, aunque le tengo aversión a Julia, no iba a cortarnos en pedazos por hacer un trabajo de mierda”, lanzó Alice, mirando a la morena consternada. “Francamente, lo pero que podía haber hecho es asignarnos otro trabajo juntas. Pero si ella piensa que disfrutamos de nuestra mutua compañía, nunca tendremos que trabajar juntas otra vez.
Dana miró a Alice turbada. “Recuérdame que te pida que me expliques la lógica que hay detrás de tus pensamientos algún dí, ¿vale?”.
“Pero tu entiendes lo que digo y sabes que tengo razón, Dana”, contestó Alice. “He ahí entonces. Hemos salvado las dos nuestros traseros, y no tenemos que volver a trabajar juntas otra vez... no por demasiado tiempo, desgraciadamente. Yo diría que lo hemos hecho bastante bien, Fairbanks”.
“Demasiado bien, Pieszecki”, contestó Dana con una sonrisa. Caminaron las dos juntas hasta el final del pasillo, donde Dana tenía que marchar hacia la derecha, y Alice hacia la izquierda. Permanecieron de pie torpemente, sin saber que decir ninguna de las dos. “Bien, Al, supongo que esto ha sido todo, entonces”.
“Supongo”, contestó Alice despacio, cogiendo un interés repentino por la alfombra. Dana pasó su mano por su pelo mirando alrededor de ellas, antes de volver a escuchar Alice una vez más. “Esto es extraño”.
“Mucho”, estuvo de acuerdo Dana. Las dos compartieron una sonrisa nerviosa antes de que Dana extendiera su mano para apretar la de Alice. “Gracias. No importa cuanto lo neguemos, creo que nos llevamos mejor de lo que habíamos pensado y de un modo extraño, retorcido, enfermo, disfruté la semana pasada”.
“Yo también”, declaró Alice apretando la mano de Dana antes de cruzar los brazos sobre el pecho. “Bueno... bien... adiós, supongo”.
“Adiós”. Y con esto se marcharon por caminos separados, echándose las dos vistazos por encima del hombro mientras se iban.
Alice golpeó con las uñas ligeramente en su escritorio mientras miraba airadamente su portátil, que estaba de un mal humor obstinado, rechazando trabajar correctamente. Se recostó en el respaldo de la silla y cerró los ojos, suspirando frustrada por si situación actual. Tenía un plazo muy corto, y todo fracasaba. De la forma como iban las cosas Julie iba a cortar sus pelotas otra vez... en sentido figurado, desde luego”.
“J0der, j0der, j0der, gimoteó Alice, golpeando con la cabeza dramáticamente sobre la mesa, motivando que algunos de sus compañeros de trabajo mirasen con curiosidad, para volver enseguida a su trabajo al ver que era Alice. En el corto tiempo de tres meses ya se había hecho un nombre en la oficina como persona divertida, ingeniosa, y a menudo dramática. “¿Por qué me está pasando esto a mi?”.
“Porque Dios te odia” Alice se giró para saludar a Tom con una mirada inexpresiva. “¿Qué te hace?”.
“No creo en Dios”, le dijo Alice antes de volverse a su escritorio. “¿Por qué estás aquí molestándome de todas formas? ¿No sabes que tienes que trabajar para que te paguen?...”
“Al parecer si”, contestó Tom sentándose al borde de la mesa. “Pero no querrás saberlo ¿verdad?. En realidad sólo venia a coger algo de Anders cuando te oí alborotar, obviamente no has perdido esos hábitos tuyos que buscan llamar la atención”.
“Están tan perdidos como tu”.
“Ouch”, replicó Tom, estremeciéndose de entusiasmo para mostrar su punto de vista. Alice simplemente puso los ojos en blanco y le dio un golpecito con la mano en el brazo. “Esto me ha dolido Al. Me ha dolido mucho”.
“Bien, estoy contenta”, contestó, sacudiendo la cabeza. “Mira mi ordenador, hace lo que quiere, y Julie está todo el día detrás de mi. No estoy en mi mejor momento”.
“Entiendo. Esto es lo que te pasa por trabajar aquí. Dentro de cuatro meses no serás capaz de recordar como se siente al estar de buen humor”, la informó Tom saltando del escritorio, abandonando una hoja de papel en el lugar donde había estado sentado. “De todas formas, también había venido a decirte que hago una fiesta en nueva casa este fin de semana. Sería estupendo si pudieras venir, y traer a alguien contigo si quieres”.
“Gracias Tom”, contestó Alice, recogiendo la hoja de papel y leyendo los detalles. Miró a Tom, que esperaba pacientemente una respuesta. “Probablemente vaya. Esto es, si me dejas sola el tiempo suficiente para terminar este artículo”.
“Vale, vale”, dijo Tom levantando las manos al aire. Se giró y comenzó a andar pasillo adelante. “Pero te espero allí, Alice”.
.....................
Re: [Terminado]Camino a la alegría
“Explícame otra vez ¿por qué hago esto?”, preguntó Alice a su amiga Shane, mirándose una vez más en el espejo del cuarto de baño. “Dímelo francamente, porque no tengo ni idea”.
“Haces esto por dos motivos Alice”, la informó Shane. “Uno: porque kit lo ha organizado y nos pidió que fuéramos y dos: porque necesitas comenzar a pensar en una nueva vida”.
“Ah, ¿y en qué puede ayudarme una cita rápida?”, protestó Alice, abriendo la puerta y volviendo al Planet, con Shane siguiéndola de cerca. La rubia recogió una bebida de la barra antes de volverse a su amiga. “Mira, es un poco más extraño para mi estar aquí que para vosotras. Tu tienes a Carmen, Bette tiene a Ti... de acuerdo, el ejemplo es muy malo, Jenny y Max... la única que no tiene pareja es Helena, y todo el mundo sabe lo que le hace a esa chica de las películas detrás de la puerta. Pero yo, soy como toda esa gente que no ha venido aquí a divertirse. Soy de esa parte de gente que está desesperada”.
“Serás desesperada si quieres serlo”, añadió Shane, encogiéndose cuando Alice se volvió para mirarla consternada. “Bien, lo siento, eso estuvo fuera de línea”.
“Qué estaba fuera de línea?”, Alice se dio la vuelta cuando escuchó el acento británico para afrontar a Helena, que acababa de llegar.
“Alice está extrañada de por que está sola”, explicó Shane, a lo que Helena solo cabeceó como respuesta. La brit se giró hacia Alice y la cogió por los hombros, causando que la rubia alzara los ojos hacia ella de mala gana.
“Querida, es muy aceptable que estés sola”, dijo Helena con dulzura, “y estás haciendo esto por Kit no porque quieras un ligue o una relación. Kit es la razón por la que todas estamos aquí, solas o acompañadas”.
“Si estas no son palabras de alguien que quiere ligar, no se cuales son”, refunfuñó Alice, riéndose de Helena y recibiendo de ella una mirada helada. “Bueno, mira... Alice será feliz ahora, lo prometo. Creo que sólo necesitaré unas cuantas copas más antes de ir a las mesas de la cita a ciegas”.
Y unas cuantas copas más tarde, allí estaba Alice, intentando ocultar correctamente su aburrimiento a una lesbiana mas bien butch que intentaba explicar las ventajas del Pilates,
“La verdad, no soy de las que hacen mucho ejercicio”, logró soltar Alice antes de que sonara la campana, y la rubia suspiró aliviada cuando se trasladó a la siguiente mesa, para derrumbarse emocionalmente cuando descubrió su siguiente cita.
“¿Al?”, Alice abrió los ojos y sonrió débilmente a la morena, maldiciéndose por no haber huido. Simplemente había asumido que si cerraba los ojos se haría invisible a todos los que estaban a su alrededor. Lamentablemente, no fue así. “Al, ¿qué haces aquí?”.
“Hola, Dana”, dijo Alice sentándose frente a su colega.”Ah, estoy por aquí siempre, es lo que hago los Viernes por la noche”.
Le dio unas patadas a Dana bajo la mesa cuando la morena simplemente cabeceó como respuesta. “Es broma. Una amiga mía es la dueña de este lugar y nos insistió para que viniéramos. No estoy tan desesperada”.
“¿Seguro que no?”, contestó Dana con una sonrisa. Alice levantó una de sus cejas y paró de reirse. “¿Qué? ¿Tu piensas que esto es lo que hago siempre?”.
“Bueno... estás aquí, ¿no?”, contestó la rubia, encantada por el hecho de que Dana había comenzado a ruborizarse e intentó defenderse rápidamente.
“Para, Al, no estoy aquí porque no pueda conseguir una cita por mis propios medios”, insistió Dana, “para que lo sepas... una amiga... er, mi novia, Lara, trabaja aquí, y pensé en participar y divertirme mientras esperaba que terminase de trabajar”.
“Que galante eres”, dijo Alice, sintiéndose ligeramente molesta porque Dana saliera con alguien, “¿y has conseguido divertirte?”.
“Ah, si, me gusta esto”, contestó Dana sarcásticamente, “¿sabes? Pienso hacer esto cada día para pasarlo bien y reirme”.
“¿La butch te preguntó también por los Pilates?”, preguntó Alice de repente. Dana cabeceó afirmativamente como respuesta. “Gracias a Dios. Menos mal que no he sido la única que ha pasado por eso”.
“Yo también me sentí fatal. Después de cinco minutos con ellas me entraron ganas de suicidarme. Imagina como es su vida”.
“Mejor que no”, contestó Alice secamente. “¿Y quien es tu novia?”.
Dana vaciló un momento, preguntándose si debería decir a Alice quien era Lara. Sinceramente, ella esperaba que Lara acabara, y era una buena amiga, pero ya no era su novia. Sin embargo, prefería morir antes que decirle a Alice que estaba sola, y que participaba medio en serio en la cita rápida.
“Trabaja en la cocina. Te la presentaré después si quieres”
“Me alegro mucho que ella no haga Pilates”, dijo Alice, causando la risa de la morena. Estuvieron las dos charlando hasta que el timbre sonó una vez más, y secretamente ambas se decepcionaron de tener que dejarse y seguir adelante con el juego.
.............
“Y tengo dos perros, Bingo y Tyler, que son como niños... ¡Ah, simplemente los adoro!”, Dana cabeceó distraída, intentando no interrumpir el discurso de su última cita. En cambio, echó un vistazo a la rubia, que estaba a su derecha, y parecía pasarlo bien con una chica joven de cabello negro.
Dana se hundió en su silla cuando vio a Alice reirse a carcajadas y miró hacia ella celosa.
Sacudió la cabeza con furia para sacar ese pensamiento de ella. No le gustaba Alice. La rubia era irritante y obstinada, y tan cabeza loca que la frustraba. Seguramente, por una vez Dana pensó que había desarrollado... sentimientos hacia la rubia, pero fueron arrojados tan rápidamente como se habían mostrado.
Entonces, ¿por qué fruncía el ceño al ver a Alice con tanta intimidad con otra persona?
Y luego el timbre. Y Dana se levantó y correctamente se despidió, saliendo del círculo de cita rápida y yendo a la barra para pedir una bebida fuerte.
“Hemos tenido bastante, ¿verdad?”, Alice se sentó en el asiento vacío al lado de Dana y pidió una bebida antes de volverse hacia la morena, “¿Por qué pareces tan ácida?”.
“¿Tengo que contestar a eso?”, preguntó Dana, mirando a Alice con escepticismo. “En cambio tu parece que has ligado con esa chica”, siguió Dana, señalando con la cabeza a la joven con la que Alice había estado hablando. Alice afirmó con la cabeza antes de tomar otro sorbo de su bebida.
“Si, nos conocimos la una a la otra”, explicó con una sonrisa.
“Ah, ¿de verdad? ¿Y ha nacido ahí una relación floreciente?”, preguntó Dana, lamentando las palabras inmediatamente después de salir de su boca.
“No se. Tal vez. ¿Por qué te preocupa eso?”.
“¿Quién dice que me preocupo?”, contestó Dana rápidamente. Antes de que Dana tuviera la posibilidad de mascullar una excusa o una broma tonta, Alice siguió. “No se si va a pasar algo ahí. Aunque ella me ha invitado”.
“¿Y vas a ir?”, preguntó Dana cautelosamente, decidiendo cuidar esta especie de “nueva amistad” que tenían.
“Tal vez”, Alice se encogió, volviendo su atención a la conversación para pedir dos bebidas más, “esto puede ser divertido. ¿Vas a ir a lo de Tom mañana?”.
“Uh... si, voy a ir”, dijo Dana distraída, su atención todavía enfocada en Alice y esa otra mujer. Odió estar interesada en este asunto, pero su mente no podía pensar en otra cosa. “¿Y tu?”.
“Yup. ¿Llevarás a Lara?”, preguntó Alice con poco entusiasmo. Dana la miró rápida, antes de asumir la impaciencia de Alice.
“Um... quizás”, decidió. Ella no había pensado llevar a Lara, pero llevarla era posiblemente una buena decisión, sobe todo considerando que Alice iba a estar allí. Incluso aunque ellas solo fueran amigas, no iba a permitir a la rubia saber que estaba sola. “¿Tu llevarás a alguien?”.
“Quien sabe”, contestó Alice, riéndose de su amiga antes de tomar otro trago de su bebida.
Las dos siguieron hablando hasta que sonó el timbre final, ruidoso, señalando el final de la noche. De reojo, Dana vio que la joven con la que Alice había estado hablando antes se acercaba a ellas. La morena se encogió, derrotada, la chica estaba bien, ella lo reconocía. En su camino hacia ellas quedaba un rastro de mujeres babeando detrás de ella, mientras sus ojos se centraban en Alice exclusivamente.
“Alice”, dijo la joven tocando el hombro de Alice. “Siento interrumpir, pero nos vamos todas. ¿Vienes?”.
Alice miró a la mujer y luego a Dana. Se lo había pasado bien con Dana, muy bien. Tal vez la idea de permanecer allí un rato mas no era tan mala.
“Ah... ¿sabes que? Puede...”
“Ey, Dana”, una joven pelirroja se acercó a Dana y le dio un beso en la mejilla, volviéndose hacia Alice. “Hola, soy Lara”.
“Lara...”, repitió Alice con gravedad, analizando a la mujer que estaba delante de ella. Era bonita, y alta, y delgada, y agradable y por alguna razón Alice la encontró sumamente molesta. “Soy Alice, trabajo con Dana y... “, miró a Dana una vez más y sonrió débilmente, comprendiendo que se había olvidado completamente de Lara mientras hablaban. No había ninguna razón para quedarse allí después de todo. “Debería marcharme. Ha sido agradable encontrarte. Te veré mañana, Dana”.
“Adiós Alice”, contestó Dana sintiéndose completamente derrotada cuando observó a Alice y su nueva amiga desaparecer entre la multitud.
“Parece agradable”, comentó Lara sentándose en el asiento que había dejado Alice. Examinó a Dana. “Pareces un poco desinflada. ¿Hay algo entre vosotras?”.
“¿Qué? No. Odio a Alice, contestó Dana seriamente, frunciendo el ceño cuando la pelirroja se rió. “Es verdad. Pregúntale”.
“Es igual Dana. Creo que el odio a Alice es la cosa que está mas lejos de tu mente ahora mismo. Y antes de que empieces a gritarme, te lo digo como lo veo”.
............................
Alice salió del Planet y suspiró fuerte, frustrada. No le gustaba Dana, de todas formas, ¿por qué estaba tan decepcionada cuando apareció Lara?. Obviamente la muchacha era realmente agradable y amistosa, entonces, ¿por qué Alice se sentía tan mal porque ella fuera la pareja de alguien?. Una razón podía ser que se sentía celosa de ella por su relación con Dana, pero no tenía ningún sentido porque ella no estaba interesada por Dana. No estaba interesada por Dana. No estaba interesada por Dana.
“J*der, estoy interesada por ella”, admitió Alice en voz alta.
“¿En quien estas interesada?”
Alice alzó la vista hacia su amiga y se encogió. “Dana, la chica de dentro. La encuentro molesta y egocéntrica pero creo que me atrae de un modo extraño”.
“Eso es bueno, ¿no?”
“No. No puedo darle la satisfacción de que sepa que me gusta”, contestó Alice, abrumada su mente, pensando como superar este desorden. Y de repente, se encendió la bombilla en su cabeza.
“!Ya lo tengo! Te necesito para que vengas conmigo mañana a la fiesta y fingir que dormimos juntas”.
“Eyyy Al!!”, gritó Shane con desagrado, causando que Alice la golpeara en el hombro con fuerza. “Lo siento, pero tu eres como la hermana que nunca tuve”.
“Ah, y que tiene que ver eso”, contestó Alice sin hacerle caso. Dejó de andar y cruzó los brazos sobre el pecho. Este es el trato McCutcheon. Tu haces esto por mi mañana por la noche, fingimos que somos pareja, y te daré cincuenta dólares”.
“Setenta”, dijo Shane inmediatamente, cogiendo a Alice desprevenida por un segundo. La rubia apretó los dientes, antes de cabecear afirmativamente de mala gana.
“De acuerdo. Pero debes ser la mejor novia falsa que nunca he visto. Y tienes que hacer que Dana se sienta muy celosa y molesta, si no me echó atrás y no te doy el dinero”.
“Haces esto por dos motivos Alice”, la informó Shane. “Uno: porque kit lo ha organizado y nos pidió que fuéramos y dos: porque necesitas comenzar a pensar en una nueva vida”.
“Ah, ¿y en qué puede ayudarme una cita rápida?”, protestó Alice, abriendo la puerta y volviendo al Planet, con Shane siguiéndola de cerca. La rubia recogió una bebida de la barra antes de volverse a su amiga. “Mira, es un poco más extraño para mi estar aquí que para vosotras. Tu tienes a Carmen, Bette tiene a Ti... de acuerdo, el ejemplo es muy malo, Jenny y Max... la única que no tiene pareja es Helena, y todo el mundo sabe lo que le hace a esa chica de las películas detrás de la puerta. Pero yo, soy como toda esa gente que no ha venido aquí a divertirse. Soy de esa parte de gente que está desesperada”.
“Serás desesperada si quieres serlo”, añadió Shane, encogiéndose cuando Alice se volvió para mirarla consternada. “Bien, lo siento, eso estuvo fuera de línea”.
“Qué estaba fuera de línea?”, Alice se dio la vuelta cuando escuchó el acento británico para afrontar a Helena, que acababa de llegar.
“Alice está extrañada de por que está sola”, explicó Shane, a lo que Helena solo cabeceó como respuesta. La brit se giró hacia Alice y la cogió por los hombros, causando que la rubia alzara los ojos hacia ella de mala gana.
“Querida, es muy aceptable que estés sola”, dijo Helena con dulzura, “y estás haciendo esto por Kit no porque quieras un ligue o una relación. Kit es la razón por la que todas estamos aquí, solas o acompañadas”.
“Si estas no son palabras de alguien que quiere ligar, no se cuales son”, refunfuñó Alice, riéndose de Helena y recibiendo de ella una mirada helada. “Bueno, mira... Alice será feliz ahora, lo prometo. Creo que sólo necesitaré unas cuantas copas más antes de ir a las mesas de la cita a ciegas”.
Y unas cuantas copas más tarde, allí estaba Alice, intentando ocultar correctamente su aburrimiento a una lesbiana mas bien butch que intentaba explicar las ventajas del Pilates,
“La verdad, no soy de las que hacen mucho ejercicio”, logró soltar Alice antes de que sonara la campana, y la rubia suspiró aliviada cuando se trasladó a la siguiente mesa, para derrumbarse emocionalmente cuando descubrió su siguiente cita.
“¿Al?”, Alice abrió los ojos y sonrió débilmente a la morena, maldiciéndose por no haber huido. Simplemente había asumido que si cerraba los ojos se haría invisible a todos los que estaban a su alrededor. Lamentablemente, no fue así. “Al, ¿qué haces aquí?”.
“Hola, Dana”, dijo Alice sentándose frente a su colega.”Ah, estoy por aquí siempre, es lo que hago los Viernes por la noche”.
Le dio unas patadas a Dana bajo la mesa cuando la morena simplemente cabeceó como respuesta. “Es broma. Una amiga mía es la dueña de este lugar y nos insistió para que viniéramos. No estoy tan desesperada”.
“¿Seguro que no?”, contestó Dana con una sonrisa. Alice levantó una de sus cejas y paró de reirse. “¿Qué? ¿Tu piensas que esto es lo que hago siempre?”.
“Bueno... estás aquí, ¿no?”, contestó la rubia, encantada por el hecho de que Dana había comenzado a ruborizarse e intentó defenderse rápidamente.
“Para, Al, no estoy aquí porque no pueda conseguir una cita por mis propios medios”, insistió Dana, “para que lo sepas... una amiga... er, mi novia, Lara, trabaja aquí, y pensé en participar y divertirme mientras esperaba que terminase de trabajar”.
“Que galante eres”, dijo Alice, sintiéndose ligeramente molesta porque Dana saliera con alguien, “¿y has conseguido divertirte?”.
“Ah, si, me gusta esto”, contestó Dana sarcásticamente, “¿sabes? Pienso hacer esto cada día para pasarlo bien y reirme”.
“¿La butch te preguntó también por los Pilates?”, preguntó Alice de repente. Dana cabeceó afirmativamente como respuesta. “Gracias a Dios. Menos mal que no he sido la única que ha pasado por eso”.
“Yo también me sentí fatal. Después de cinco minutos con ellas me entraron ganas de suicidarme. Imagina como es su vida”.
“Mejor que no”, contestó Alice secamente. “¿Y quien es tu novia?”.
Dana vaciló un momento, preguntándose si debería decir a Alice quien era Lara. Sinceramente, ella esperaba que Lara acabara, y era una buena amiga, pero ya no era su novia. Sin embargo, prefería morir antes que decirle a Alice que estaba sola, y que participaba medio en serio en la cita rápida.
“Trabaja en la cocina. Te la presentaré después si quieres”
“Me alegro mucho que ella no haga Pilates”, dijo Alice, causando la risa de la morena. Estuvieron las dos charlando hasta que el timbre sonó una vez más, y secretamente ambas se decepcionaron de tener que dejarse y seguir adelante con el juego.
.............
“Y tengo dos perros, Bingo y Tyler, que son como niños... ¡Ah, simplemente los adoro!”, Dana cabeceó distraída, intentando no interrumpir el discurso de su última cita. En cambio, echó un vistazo a la rubia, que estaba a su derecha, y parecía pasarlo bien con una chica joven de cabello negro.
Dana se hundió en su silla cuando vio a Alice reirse a carcajadas y miró hacia ella celosa.
Sacudió la cabeza con furia para sacar ese pensamiento de ella. No le gustaba Alice. La rubia era irritante y obstinada, y tan cabeza loca que la frustraba. Seguramente, por una vez Dana pensó que había desarrollado... sentimientos hacia la rubia, pero fueron arrojados tan rápidamente como se habían mostrado.
Entonces, ¿por qué fruncía el ceño al ver a Alice con tanta intimidad con otra persona?
Y luego el timbre. Y Dana se levantó y correctamente se despidió, saliendo del círculo de cita rápida y yendo a la barra para pedir una bebida fuerte.
“Hemos tenido bastante, ¿verdad?”, Alice se sentó en el asiento vacío al lado de Dana y pidió una bebida antes de volverse hacia la morena, “¿Por qué pareces tan ácida?”.
“¿Tengo que contestar a eso?”, preguntó Dana, mirando a Alice con escepticismo. “En cambio tu parece que has ligado con esa chica”, siguió Dana, señalando con la cabeza a la joven con la que Alice había estado hablando. Alice afirmó con la cabeza antes de tomar otro sorbo de su bebida.
“Si, nos conocimos la una a la otra”, explicó con una sonrisa.
“Ah, ¿de verdad? ¿Y ha nacido ahí una relación floreciente?”, preguntó Dana, lamentando las palabras inmediatamente después de salir de su boca.
“No se. Tal vez. ¿Por qué te preocupa eso?”.
“¿Quién dice que me preocupo?”, contestó Dana rápidamente. Antes de que Dana tuviera la posibilidad de mascullar una excusa o una broma tonta, Alice siguió. “No se si va a pasar algo ahí. Aunque ella me ha invitado”.
“¿Y vas a ir?”, preguntó Dana cautelosamente, decidiendo cuidar esta especie de “nueva amistad” que tenían.
“Tal vez”, Alice se encogió, volviendo su atención a la conversación para pedir dos bebidas más, “esto puede ser divertido. ¿Vas a ir a lo de Tom mañana?”.
“Uh... si, voy a ir”, dijo Dana distraída, su atención todavía enfocada en Alice y esa otra mujer. Odió estar interesada en este asunto, pero su mente no podía pensar en otra cosa. “¿Y tu?”.
“Yup. ¿Llevarás a Lara?”, preguntó Alice con poco entusiasmo. Dana la miró rápida, antes de asumir la impaciencia de Alice.
“Um... quizás”, decidió. Ella no había pensado llevar a Lara, pero llevarla era posiblemente una buena decisión, sobe todo considerando que Alice iba a estar allí. Incluso aunque ellas solo fueran amigas, no iba a permitir a la rubia saber que estaba sola. “¿Tu llevarás a alguien?”.
“Quien sabe”, contestó Alice, riéndose de su amiga antes de tomar otro trago de su bebida.
Las dos siguieron hablando hasta que sonó el timbre final, ruidoso, señalando el final de la noche. De reojo, Dana vio que la joven con la que Alice había estado hablando antes se acercaba a ellas. La morena se encogió, derrotada, la chica estaba bien, ella lo reconocía. En su camino hacia ellas quedaba un rastro de mujeres babeando detrás de ella, mientras sus ojos se centraban en Alice exclusivamente.
“Alice”, dijo la joven tocando el hombro de Alice. “Siento interrumpir, pero nos vamos todas. ¿Vienes?”.
Alice miró a la mujer y luego a Dana. Se lo había pasado bien con Dana, muy bien. Tal vez la idea de permanecer allí un rato mas no era tan mala.
“Ah... ¿sabes que? Puede...”
“Ey, Dana”, una joven pelirroja se acercó a Dana y le dio un beso en la mejilla, volviéndose hacia Alice. “Hola, soy Lara”.
“Lara...”, repitió Alice con gravedad, analizando a la mujer que estaba delante de ella. Era bonita, y alta, y delgada, y agradable y por alguna razón Alice la encontró sumamente molesta. “Soy Alice, trabajo con Dana y... “, miró a Dana una vez más y sonrió débilmente, comprendiendo que se había olvidado completamente de Lara mientras hablaban. No había ninguna razón para quedarse allí después de todo. “Debería marcharme. Ha sido agradable encontrarte. Te veré mañana, Dana”.
“Adiós Alice”, contestó Dana sintiéndose completamente derrotada cuando observó a Alice y su nueva amiga desaparecer entre la multitud.
“Parece agradable”, comentó Lara sentándose en el asiento que había dejado Alice. Examinó a Dana. “Pareces un poco desinflada. ¿Hay algo entre vosotras?”.
“¿Qué? No. Odio a Alice, contestó Dana seriamente, frunciendo el ceño cuando la pelirroja se rió. “Es verdad. Pregúntale”.
“Es igual Dana. Creo que el odio a Alice es la cosa que está mas lejos de tu mente ahora mismo. Y antes de que empieces a gritarme, te lo digo como lo veo”.
............................
Alice salió del Planet y suspiró fuerte, frustrada. No le gustaba Dana, de todas formas, ¿por qué estaba tan decepcionada cuando apareció Lara?. Obviamente la muchacha era realmente agradable y amistosa, entonces, ¿por qué Alice se sentía tan mal porque ella fuera la pareja de alguien?. Una razón podía ser que se sentía celosa de ella por su relación con Dana, pero no tenía ningún sentido porque ella no estaba interesada por Dana. No estaba interesada por Dana. No estaba interesada por Dana.
“J*der, estoy interesada por ella”, admitió Alice en voz alta.
“¿En quien estas interesada?”
Alice alzó la vista hacia su amiga y se encogió. “Dana, la chica de dentro. La encuentro molesta y egocéntrica pero creo que me atrae de un modo extraño”.
“Eso es bueno, ¿no?”
“No. No puedo darle la satisfacción de que sepa que me gusta”, contestó Alice, abrumada su mente, pensando como superar este desorden. Y de repente, se encendió la bombilla en su cabeza.
“!Ya lo tengo! Te necesito para que vengas conmigo mañana a la fiesta y fingir que dormimos juntas”.
“Eyyy Al!!”, gritó Shane con desagrado, causando que Alice la golpeara en el hombro con fuerza. “Lo siento, pero tu eres como la hermana que nunca tuve”.
“Ah, y que tiene que ver eso”, contestó Alice sin hacerle caso. Dejó de andar y cruzó los brazos sobre el pecho. Este es el trato McCutcheon. Tu haces esto por mi mañana por la noche, fingimos que somos pareja, y te daré cincuenta dólares”.
“Setenta”, dijo Shane inmediatamente, cogiendo a Alice desprevenida por un segundo. La rubia apretó los dientes, antes de cabecear afirmativamente de mala gana.
“De acuerdo. Pero debes ser la mejor novia falsa que nunca he visto. Y tienes que hacer que Dana se sienta muy celosa y molesta, si no me echó atrás y no te doy el dinero”.
Re: [Terminado]Camino a la alegría
CAPITULO 9
“¡Alice! ¡Has venido!”, bramó Tom a través de su atestado salón, cuando vio entrar a la rubia por la puerta de la calle. Rápidamente se abrió paso entre la gente, y le entregó una bebida a la vez que le daba la bienvenida. “¡Estoy tan contento de que hayas venido!”.
“No pensarías que lo iba a olvidar, ¿verdad?”, preguntó Alice, riéndose a carcajadas cuando Tom levantó una ceja ante su comentario. “¿Qué pasa? Dije que vendría, ¿no?”.
Alice sintió que alguien le daba un codazo en el brazo, y se giró para encontrar a Shane, que estaba al acecho en la entrada, detrás de ella, obviamente poco entusiasmada porque Alice había conseguido arrastrarla. Alice le sonrió de modo tranquilizador antes de volverse a Tom.
“Tom, esta es mi novia Shane”. Shane apretó la mano de Tom, que se había quedado inmóvil y sin habla.
“¿Eres su novia?”, repitió Tom. Alice sonrió una vez más y acarició al tipo en la espalda, “¿eres gay?”.
“Exacto”, contestó Alice, “y, lo siento, pero si lo es por el momento”.
“Genial. Llevas dos minutos aquí y ya has roto mi corazón”, bromeó Tom, sintiéndose ligeramente defraudado por las noticias recientes. “Bueno chicas, deberíais volver atrás, yo llegaré más tarde, y sin duda os convencería para volver a los chicos”.
“En tus sueños, Tom”, gritó alice por encima del hombro, mientras era arrastrada por Shane, que buscaba desesperadamente la barra. Tom las vio desaparecer y se encogió de hombros.
“Supongo que tener el corazón roto por una chica gay no es tan malo”, razonó para si, “al menos tendré chicas enrolladas entre ellas para hacerme sentir mejor”.
“¿Quién está enrollada con quién ahora?”, Tom se giró para encontrar a Dana en la puerta, sus manos cargadas con copas, y una mirada de curiosidad en la cara. Lara apareció detrás de ella momentos más tarde.
“Aprovechas para presentarte al segundo de mencionar a las chicas que se enrollan”, declaró Tom rotundamente, besando a Dana y Lara en la mejilla antes de coger una copa de alcohol de la mano de Dana”. Y debes saber que yo solo decía que tenía mi corazón roto en miles de pedazos por la srta. Pieszecki”.
“Ah, ¿entonces has averiguado que es gay?”, preguntó Dana, que se encogió de hombros cuando Tom la miró incrédulo. “¿Qué pasa? No creí que tuviera que contarte sus preferencias sexuales, Tom. Es más, pensaba que era bastante obvio”.
“Eso es porque tu eres gay”, explicó Tom, “parece que tuvieras implantado un dispositivo de detección para encontrar a otras lesbianas”.
“¿Es así, Tom?”
“Si, estaba cegado por mi amor por Alice”, suspiró Tom, “y ahora estoy perdido para siempre”.
“Estoy segura de que no es tan malo”, dijo Lara consoladora, “hay muchos peces en el mar”.
“Si, pero mi problema es que los peces que me gustan siempre parecen estar interesados en otros peces”, refunfuñó Tom antes de reirse con las dos mujeres, “de todos modos voy a buscar un poco más de alcohol para ahogar mis penas. Sentiros en casa, chicas”.
“Este chico está desesperado”, comentó Dana una vez que Tom se alejó, todavía riéndose del teatro que hacía. “Parece la reina del drama”.
“¿Eso lo dices tu?”, preguntó Lara levantando una ceja, “es lo que dijo la sartén llamando a la caldera negra”.
“No tiene que ver”, se quejó Dana, poniéndose de puntillas para intentar descubrir a Alice entre la muchedumbre, impaciente por ver su reacción cuando viera que había traído a Lara. “Ahora Lara, se que voy a deberte un gran favor, pero por ahora eres mi novia. Recuérdalo, ¿vale?”.
“Por cuadragésima vez, Si, lo recordaré”, exclamó Lara, levantando las manos frustrada. Se volvió para ver a Dana mirándola sorprendida por su arrebato, y suspiró profundamente antes de seguir. “Lo recordaré, Dane. Pero sólo si tu recuerdas una cosa. No importa como de buena amiga seas, no voy a hacerme pasar por tu novia siempre que te guste alguien”.
“¡Ey, no estoy loca por Alice!”, gritó Dana. Lara cerró los ojos, tranquilizándose a si misma.
“Cada vez que te guste alguien y quieras disimularlo. Y en cuanto a ese ‘no estoy interesada por Alice solo obsesionada porque es molesta’ ¿podrías dejarlo, por favor? Es una completa basura”.
“Eso no es así”, protestó Dana, bebiendo un sorbo grande de su bebida. Caminaron las dos entre la gente, “Mira Lara, siento todo esto, haberte arrastrado así. Solo que... eres la única persona que conozco que me habría echado una mano con esto. Y se que lo he dicho bastante, pero gracias por todo”.
“Sabes que no es ningún problema”, contestó Lara. Se volvió hacia su amiga y sonrió consoladoramente. “Tienes suerte porque reservo mis domingos para este tipo de ocasiones”.
.............................................
“Shane, ¿has olvidado algo?”, preguntó Alice, cogiendo a Shane del brazo y arrastrándola hacia el jardín. “¿Sabes... que eres mi novia?”
“De alguna manera creo que no lo voy a olvidar por un tiempo”, replicó Shane, riéndose cuando Alice le sacó la lengua.
“Bien, entonces, ¿puedes dejar de flirtear por un día?”, Alice señaló a la joven con la que Shane había estado hablando un rato antes. Shane sonrió satisfecha cuando vio que la chica le guiñaba un ojo.
“De acuerdo. Lo siento, Al”.
Alice suspiró y se pasó la mano por el pelo antes e dar a Shane un abrazo espontáneo. “No pienso que seas tan mala, Shane. Gracias por hacer esto hoy”.
“Sabes que no es ningún esfuerzo”, contestó Shane, apartándose del abrazo de Alice y acariciando su pelo suavemente. “Solo asegúrate de conseguir el número de teléfono de aquella chica para mi una vez que hayamos roto”.
“Supongo que lo podré conseguir. ¡Oh Dios, ella está aquí!”
Shane se volvió para comprobar donde miraba Alice y se encontró a dos mujeres que hablaban con intimidad junto a la verja. Silbó fuerte a las dos, causando que Alice la mirara mal. “¿Qué pasa?”.
“Se que Dana está buena, Shane. No hay necesidad de que me lo refriegues”, se quejó la rubia cruzando los brazos delante del pecho defensivamente. Shane volvió su atención a las dos mujeres, y luego a Alice una vez más.
“Supongo que Dana está bien, Al”, declaró Shane, “pero la chica que está con ella es... bien, eso es otra historia. Wow”.
“Ah, bueno”, contestó Alice sarcásticamente. “Ahora mi novia fingida corteja a Lara también. ¡Esto es genial! ¡Sencillamente genial!”.
“Al, cálmate” , dijo Shane, agarrando a la rubia firmemente por los hombros para que la mirara a los ojos, “nunca vas a conseguir a Dana si dices algo no pertinente”.
“No se si la quiero, Shane”, contestó Alice francamente, mirando a los ojos de su amiga, “esto es estúpido. Racionalmente debería odiarla, y realmente la odio”.
“No la odias”, dijo Shane, cogiéndole la barbilla y buscando sus ojos. Pero otra vez, es irrelevante. Vamos a dejar de preocuparnos por todo. Vamos a preocuparnos solo de ponerla completamente celosa de ti”.
“Creo que podría vivir con esto”, contestó Alice con un principio de sonrisa satisfecha apareciendo en la esquina de su boca. “Si, estoy segura”.
“¡Alice! ¡Has venido!”, bramó Tom a través de su atestado salón, cuando vio entrar a la rubia por la puerta de la calle. Rápidamente se abrió paso entre la gente, y le entregó una bebida a la vez que le daba la bienvenida. “¡Estoy tan contento de que hayas venido!”.
“No pensarías que lo iba a olvidar, ¿verdad?”, preguntó Alice, riéndose a carcajadas cuando Tom levantó una ceja ante su comentario. “¿Qué pasa? Dije que vendría, ¿no?”.
Alice sintió que alguien le daba un codazo en el brazo, y se giró para encontrar a Shane, que estaba al acecho en la entrada, detrás de ella, obviamente poco entusiasmada porque Alice había conseguido arrastrarla. Alice le sonrió de modo tranquilizador antes de volverse a Tom.
“Tom, esta es mi novia Shane”. Shane apretó la mano de Tom, que se había quedado inmóvil y sin habla.
“¿Eres su novia?”, repitió Tom. Alice sonrió una vez más y acarició al tipo en la espalda, “¿eres gay?”.
“Exacto”, contestó Alice, “y, lo siento, pero si lo es por el momento”.
“Genial. Llevas dos minutos aquí y ya has roto mi corazón”, bromeó Tom, sintiéndose ligeramente defraudado por las noticias recientes. “Bueno chicas, deberíais volver atrás, yo llegaré más tarde, y sin duda os convencería para volver a los chicos”.
“En tus sueños, Tom”, gritó alice por encima del hombro, mientras era arrastrada por Shane, que buscaba desesperadamente la barra. Tom las vio desaparecer y se encogió de hombros.
“Supongo que tener el corazón roto por una chica gay no es tan malo”, razonó para si, “al menos tendré chicas enrolladas entre ellas para hacerme sentir mejor”.
“¿Quién está enrollada con quién ahora?”, Tom se giró para encontrar a Dana en la puerta, sus manos cargadas con copas, y una mirada de curiosidad en la cara. Lara apareció detrás de ella momentos más tarde.
“Aprovechas para presentarte al segundo de mencionar a las chicas que se enrollan”, declaró Tom rotundamente, besando a Dana y Lara en la mejilla antes de coger una copa de alcohol de la mano de Dana”. Y debes saber que yo solo decía que tenía mi corazón roto en miles de pedazos por la srta. Pieszecki”.
“Ah, ¿entonces has averiguado que es gay?”, preguntó Dana, que se encogió de hombros cuando Tom la miró incrédulo. “¿Qué pasa? No creí que tuviera que contarte sus preferencias sexuales, Tom. Es más, pensaba que era bastante obvio”.
“Eso es porque tu eres gay”, explicó Tom, “parece que tuvieras implantado un dispositivo de detección para encontrar a otras lesbianas”.
“¿Es así, Tom?”
“Si, estaba cegado por mi amor por Alice”, suspiró Tom, “y ahora estoy perdido para siempre”.
“Estoy segura de que no es tan malo”, dijo Lara consoladora, “hay muchos peces en el mar”.
“Si, pero mi problema es que los peces que me gustan siempre parecen estar interesados en otros peces”, refunfuñó Tom antes de reirse con las dos mujeres, “de todos modos voy a buscar un poco más de alcohol para ahogar mis penas. Sentiros en casa, chicas”.
“Este chico está desesperado”, comentó Dana una vez que Tom se alejó, todavía riéndose del teatro que hacía. “Parece la reina del drama”.
“¿Eso lo dices tu?”, preguntó Lara levantando una ceja, “es lo que dijo la sartén llamando a la caldera negra”.
“No tiene que ver”, se quejó Dana, poniéndose de puntillas para intentar descubrir a Alice entre la muchedumbre, impaciente por ver su reacción cuando viera que había traído a Lara. “Ahora Lara, se que voy a deberte un gran favor, pero por ahora eres mi novia. Recuérdalo, ¿vale?”.
“Por cuadragésima vez, Si, lo recordaré”, exclamó Lara, levantando las manos frustrada. Se volvió para ver a Dana mirándola sorprendida por su arrebato, y suspiró profundamente antes de seguir. “Lo recordaré, Dane. Pero sólo si tu recuerdas una cosa. No importa como de buena amiga seas, no voy a hacerme pasar por tu novia siempre que te guste alguien”.
“¡Ey, no estoy loca por Alice!”, gritó Dana. Lara cerró los ojos, tranquilizándose a si misma.
“Cada vez que te guste alguien y quieras disimularlo. Y en cuanto a ese ‘no estoy interesada por Alice solo obsesionada porque es molesta’ ¿podrías dejarlo, por favor? Es una completa basura”.
“Eso no es así”, protestó Dana, bebiendo un sorbo grande de su bebida. Caminaron las dos entre la gente, “Mira Lara, siento todo esto, haberte arrastrado así. Solo que... eres la única persona que conozco que me habría echado una mano con esto. Y se que lo he dicho bastante, pero gracias por todo”.
“Sabes que no es ningún problema”, contestó Lara. Se volvió hacia su amiga y sonrió consoladoramente. “Tienes suerte porque reservo mis domingos para este tipo de ocasiones”.
.............................................
“Shane, ¿has olvidado algo?”, preguntó Alice, cogiendo a Shane del brazo y arrastrándola hacia el jardín. “¿Sabes... que eres mi novia?”
“De alguna manera creo que no lo voy a olvidar por un tiempo”, replicó Shane, riéndose cuando Alice le sacó la lengua.
“Bien, entonces, ¿puedes dejar de flirtear por un día?”, Alice señaló a la joven con la que Shane había estado hablando un rato antes. Shane sonrió satisfecha cuando vio que la chica le guiñaba un ojo.
“De acuerdo. Lo siento, Al”.
Alice suspiró y se pasó la mano por el pelo antes e dar a Shane un abrazo espontáneo. “No pienso que seas tan mala, Shane. Gracias por hacer esto hoy”.
“Sabes que no es ningún esfuerzo”, contestó Shane, apartándose del abrazo de Alice y acariciando su pelo suavemente. “Solo asegúrate de conseguir el número de teléfono de aquella chica para mi una vez que hayamos roto”.
“Supongo que lo podré conseguir. ¡Oh Dios, ella está aquí!”
Shane se volvió para comprobar donde miraba Alice y se encontró a dos mujeres que hablaban con intimidad junto a la verja. Silbó fuerte a las dos, causando que Alice la mirara mal. “¿Qué pasa?”.
“Se que Dana está buena, Shane. No hay necesidad de que me lo refriegues”, se quejó la rubia cruzando los brazos delante del pecho defensivamente. Shane volvió su atención a las dos mujeres, y luego a Alice una vez más.
“Supongo que Dana está bien, Al”, declaró Shane, “pero la chica que está con ella es... bien, eso es otra historia. Wow”.
“Ah, bueno”, contestó Alice sarcásticamente. “Ahora mi novia fingida corteja a Lara también. ¡Esto es genial! ¡Sencillamente genial!”.
“Al, cálmate” , dijo Shane, agarrando a la rubia firmemente por los hombros para que la mirara a los ojos, “nunca vas a conseguir a Dana si dices algo no pertinente”.
“No se si la quiero, Shane”, contestó Alice francamente, mirando a los ojos de su amiga, “esto es estúpido. Racionalmente debería odiarla, y realmente la odio”.
“No la odias”, dijo Shane, cogiéndole la barbilla y buscando sus ojos. Pero otra vez, es irrelevante. Vamos a dejar de preocuparnos por todo. Vamos a preocuparnos solo de ponerla completamente celosa de ti”.
“Creo que podría vivir con esto”, contestó Alice con un principio de sonrisa satisfecha apareciendo en la esquina de su boca. “Si, estoy segura”.
Re: Camino a la alegría
está muy bien este fic
masay- Entérate, ya soy una usuaria conocida
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Fecha de inscripción : 17/11/2008
Re: [Terminado]Camino a la alegría
“Ey, Dana, ¿aún no has visto a Alice?”, preguntó Lara sobre el hombro de la morena, que charlaba correctamente con dos colegas. Lara estaba inclinada sobre la baranda, una copa en una mano, el cigarrillo en otra, la atmósfera estaba muy cargada en la casa de Tom.
“Todavía no, ¿por qué?”, preguntó Dana, algo distraída, intentando mantener una conversación en otra parte. Sin embargo, todo fracasó cuando Lara la cogió del brazo y la llevó hacia la barandilla, señalando hacia la esquina del jardín, donde una pequeña muchedumbre se había reunido alrededor de dos mujeres que bailaban con mucha intimidad. “¿A-Alice?”.
“Alice... para ser políticamente correctas”, Lara lanzó una sonrisita por la situación entera. “Tienes que admitirlo, es muy gracioso. Creo... podrías haber traído a 50 ligues y dudo que consiguieras atraer a esa chica. No cuando ella está bailando con esa muchacha tan estupenda”.
“¿Qué?”, Dana se volvió a su amiga, que simplemente se encogió. “¡No puedes decir que ella es magnífica! ¡Ella es el enemigo!”.
“Ella es tu enemigo, Dana”, corrigió Lara a la morena, antes de volver al espectáculo. “Para mi ella está muy buena”.
“Ah, esto es innecesario”, comentó Dana con repugnancia antes de coger a Lara de la mano y pasearse.
“¿A dónde vamos, Dana?”
Dana no dejó de andar, ni se volvió ante la pregunta de Lara, por lo tanto apenas podía distinguir lo que la morena murmuraba mientras andaban por la multitud. “Vamos a bailar”.
..............................
“Bingo”, susurró Shane al oído de Alice mientras seguían bailando muy cerca. “Ha picado el cebo”.
“Ha hecho lo mejor”, susurró Alice enredando sus dedos en el pelo de Shane. “Bailar así contigo es un poco extraño para mi”.
“Me he tomado dos tragos de vodka antes de comenzar, así que estaré bien los próximos minutos”, contestó Shane cogiendo las caderas de Alice y moviéndolas al ritmo de la música que sonaba a través de la ventana cercana. “Pero te lo voy a advertir ahora, quizás necesitemos un poco de anti...”
“No tendré sexo contigo, Shane”, contestó Alice rápida y firmemente. “Lo siento, pero no soy ese tipo de chica, deberías saberlo”.
“Al, tranquilízate”, declaró Shane, calmando a Alice.”Pensé que podíamos... besarnos. Esto va a subir la tensión. Confía en mi, tendrás que pagar mas de 70 $ si quieres algo más”.
“Aparte de eso, Shane, tu morirías por acostarte conmigo”, bromeó Alice, causando que
Shane la pellizcara. “¡Mierda! Bien, te pago para esto”.
“Bien, lo haremos después”, dijo Shane, moviéndola para que pudiera ver a Dana y Lara bailando en un estilo similar al de ella y Shane. “Tenemos competencia”.
...........................................
“¿Puedes recordarme que tengo que comprar leche cuando vuelva a casa?”, Lara respiró en el oído de Dana, lamiendo su lóbulo antes de alejarse un poco para examinar sus ojos. “Si no se me va a olvidar”.
“Vale Lara”, dijo Dana entre dientes, presionando sus manos en el trasero de Lara. “pero hablaremos de eso en otro momento”.
“¿Cómo? Necesito leche”. Dana abrió los ojos y se centró en el baile con su antigua novia, olvidándose de la multitud bastante grande que se juntaba alrededor de las ‘dos parejas’.
“¡Un baile lesbiano!”. Dana y Lara dejaron de bailar para volverse hacia Tom, que se había colocado al frente de la muchedumbre, y ahora estaba de pie, radiante, entre las cuatro mujeres. “Esta es la mejor fiesta de inauguración de una casa que nunca se ha hecho”.
“Ah, bueno Tom, nosotras en realidad...”
“¡Tom esto es una gran idea!”, dijo Shane interrumpiendo a Dana, que le dirigió una mirada matadora. En realidad Alice y yo discutíamos antes sobre quienes eran las mejores bailarinas. ¡Pero ahora tu has encontrado una magnífica forma de resolver esto!”.
“¿De verdad?”, preguntó Tom, confuso respecto a lo que estaba pasando, mientras todos se juntaban alrededor del grupo.
“Ah... si, claro...”, siguió Shane, intentando idear algo sobre la marcha, “un baile lesbiano para averiguar quien de nosotras es la bailarina más sexy”.
“Ey, eso parece muy divertido”, comentó Tom, su sonrisa ensanchándose a medida que Shane hablaba.
“Sólo que sería muy simple si nos emparejamos con prejuicios, cada una con su pareja. Pienso que la mejor manera de hacerlo sería cambiar de compañera”, explicó Shane, dándose la vuelta y guiñando un ojo a Alice, que a cada segundo que pasaba se sentía más perjudicada.
“Ah Shane, tal vez en otro momento”, sugirió Alice, que sentía que en su cara aparecía una leve sombra roja sólo de imaginar un baile con Dana.
“No creo que sea tan buena idea...”, protestó Dana, aunque sin mucha suerte.
“¿Entonces yo iré contigo, Shane?”, preguntó Lara, estremeciéndose ligeramente cuando Dana le dio una pequeña patada en el tobillo. “... o quizás con Alice”.
“Iré contigo, Lara”, soltó Alice de repente, dirigiendo una mirada asesina a Shane. “¿Está bien?”.
“¡No, tu vas con Dana!”, gritó Tom, causando que tanto Shane como Lara sonrieran ampliamente. “Dana y Alice contra Shane y Lara”.
“Tom, Alice ya ha dicho que ella iba con Lara”, insistió Dana, sintiéndose algo decepcionada porque Alice había despreciado bailar con ella tan rápidamente. No es que ella quisiera bailar con Alice...
“No me importa, Dana”, replicó Tom sentándose en la hierba junto con otra gente que inmediatamente siguió su ejemplo. “Esta es la fiesta de inauguración de mi casa y pienso que sería terriblemente caliente veros bailar a las dos juntas”.
“El jefe ha hablado”, comentó Lara, encogiéndose tras observar las miradas poco amistosas de Alice y Dana. “Lo siento, pero es la verdad”.
“Lara tiene razón”, dijo Shane acercándose a Lara y comenzando a bailar con ella. “aí que vamos a empezar”.
“Alice cerró los ojos frustrada. Los abrió segundos después, suspiró y se dirigió a Dana, que parecía centrar toda su atención en la verde hierba que había bajo sus pies.
“¿Dana?”, la morena levantó la vista, para encontrar a Alice delante de ella, con un brazo sobre el suyo. “Mira, me gusta esto tan poco como a ti, pero no quiero darles la satisfacción de que nos ganen sin pelea”.
Dana permaneció silenciosa un instante antes de aceptar la mano de Alice y acercando a la rubia hacia su cuerpo, susurró en su oído “Supongo que hemos hecho cosas peores que el baile, ¿verdad?”.
Alice simplemente cabeceó como respuesta, conteniendo la respiración cuando los dedos suaves de Dana se deslizaron suavemente por su espalda desnuda. La rubia instintivamente puso su cabeza en el cuello de su compañera, abandonando un suspiro sobre su piel. Alice cerró los ojos y giró en los brazos de Dana, antes de subir hasta su frente. La morena gimió silenciosamente en el oído de Alice y comenzó a mover la mano bajo su camiseta, hasta depositarla sobre su estómago. Se balancearon en esta posición durante un rato, con los ojos cerrado, sin molestarse en comprobar si Lara y Shane o las veintitantas personas que había allí las estaban mirando. No lesimportaba.
Alice pudo sentir como la mano de Dana la empujaba ligeramente, para que ellas pudieran quedar frente a frente una vez más, sus caras alineadas, separadas sólo por milímetros. Los ojos de Alice miraban fijamente los labios de Dana, y abrió la boca instintivamente, permitiendo que su aliento los golpeara. Los ojos de Dana se dirigieron a Alice cuando recibió esta sensación, pero no se alejó. Despacio, Alice comenzó a espirar una vez más, un poco más fuerte, para que el efecto fuera más evidente sobre Dana, que movió los labios ligeramente, en un esfuerzo por sentir mejor el calor de Alice. Dana cerró los ojos cuando sintió de nuevo el aire caliente sobre sus labios, y se asombró de que Alice tuviera ese efecto en ella hasta sin tocarla.
Los brazos de Dana rodearon instintivamente las caderas de Alice y la atrajo hacia ella, provocando que Alice hundiera la cabeza en su cuello y le cogiera las caderas, abrazándose a ella aún más. Alice separó las piernas ligeramente permitiendo que Dana se apretara con más eficacia contra ella. La reacción fue casi inmediata, y Dana sonrió sobre el pelo de Alice cuando sintió más fuerte la presión sobre su cintura, antes de respirar bruscamente cuando sintió sus labios bajando suavemente por su hombro desnudo. La mezcla de dolor y placer fue demasiado intensa para que Dana pudiera controlarla, y cerró los ojos concentrándose en los movimientos de la lengua de Alice. Gimió ligeramente, causando que Alice siguiera la exploración de su cuello, su lengua dibujando muy lenta una línea hasta su mandíbula. Una de las manos de Dana abandonó la cadera de Alice para subir por su cuerpo, por encima del estómago, deteniéndose unos instantes en su pecho, hasta acabar en su cuello. Dana le acarició el cuello mientras Alice siguió lamiéndole y besándole el suyo, sin dejar de balancearse todo el rato al ritmo de la música.
“Al...”, gimió Dana en un susurro, su boca situada directamente en el oído de la rubia. No podía soportarlo más. La palpitación entre sus piernas estaba dominada sólo por una sensación de ardor en el pecho, y era obvio para la morena que si tenían que seguir con este juego, acabaría muriendo. “Alice déjame besarte...”.
Alice dejó de besar el cuello de Dana, y se separó ligeramente para mirarla. La rubia lamió su propio labio inferior despacio. “¿Crees que podría pararte?”.
Dana sonrió con satisfacción ante el comentario de Alice, y se acercó a sus labios.
“¡Esto ha sido la cosa más caliente que nunca he visto!”. Tom agarró tanto a Dana como Alice por los hombros, separándolas. Parecía un niño con zapatos nuevos, sonreía abiertamente a ambas chicas antes de pasar a Shane y Lara que también parecían bastante calientes y nerviosas. “¡Chicas sois las amigas más geniales que nunca he tenido! Mirad la audiencia. ¡La mitad masculina no puede levantarse del suelo aún, y os puedo asegurar que no serán capaces de hacerlo en unos minutos!”.
Alice se rió sin ganas, sus ojos fijos en Dana, que parecía estar preocupada por algo.
“Vosotras chicas os quedáis aquí mientras yo voy por las bebidas”, exclamó Tom, ajeno a la nube de tensión que había ensombrecido a las cuatro mujeres. “¡Esto ha sido jodidamente asombroso!”.
“Parece muy feliz”, refunfuñó Lara, intentando romper el silencio entre todas ellas. “¿Sabemos quien ha ganado?”.
“Tu has estado bastante decente”, bromeó Shane, sonriendo cuando Lara le perforó el hombro.
“Tu tampoco has estado mal, Romeo”, le devolvió la pelirroja, riéndose de Shane, que le sacó la lengua. Alice frunció las cejas, al ver asombrada que después de un baile ellas se habían olvidado de sus compañeras. Claro que Shane era sólo su novia ficticia, pero no le pareció bien que Lara aparentemente se hubiera olvidado de Dana. “¿Y vosotras, chicas? ¿Reconocéis que os hemos ganado? ¿O creéis que somos arrogantes?”.
Alice sonrió correctamente a Lara antes de volverse hacia Dana, que también sonreía débilmente. “Creo que hicimos un trabajo bastante decente”.
“Si, podemos ser bastante buenas actrices cuando es necesario”, contestó Dana, volviéndose hacia Alice para una fracción de segundo después mirar a lo lejos. Alice sonrió ante el comentario, su mente de repente molesta con el hecho de que Dana podría haber estado actuando todo el tiempo. “Francamente creo que hemos mejor trabajo que vosotras, chicas”.
“¿De verdad?”, preguntó Shane, con la ceja levantada. “Eso es una declaración bastante clara de que has conseguido impresionar a Dana, Al, ¿estás de acuerdo?”.
“Bueno, estoy segura de que he tenido a Dana babeando por un momento, y tanto que estoy de acuerdo”, bromeó Alice, esforzándose por tener una calma relajada. Se dio la vuelta para verquea Dana la miraba furiosa, y comprendió que la morena debía estar interpretándolo todo mal. “Como Dana está madura”, siguió con tranquilidad, “Lara, ya puedes volver con ella”.
Alice se puso junto a Shane y rápidamente la rodeó con sus brazos. Shane miró a Alice, ligeramente confusa, antes de que llevara sus labios a sus oídos. “Mira, básicamente me tiene loca, pero tengo que fingir que lo representé todo. O.K.?”
Shane cabeceó ligeramente antes de que Alice la besara en la mejilla, causando que la rubia le sonriera gentilmente.
“Necesito una bebida”, balbuceó Dana en voz alta después de ver a Shane y Alice interactuar. Las dos la examinaron con desconfianza, pero Dana consiguió dibujar una sonrisa. “¿Qué pasa?. Acabo de bailar con Alice... ahora necesito una bebida para olvidarlo”.
“Esta es la Dane graciosilla, dijo Alice, llevándose la mano a la barbilla en actitud pensativa. “Pues cuando estábamos bailando hubiese jurado que una bebida era lo última cosa que estaba en tu mente”.
“Eso es verdad”, contestó Dana, “lo que estaba en mi mente era cuanto tiempo más tendría que estar bailando contigo”.
“Chicas...”, advirtió Lara, sabiendo a donde conducía esto. Puso una mano en el pecho de Dana para indicar a la morena que se echase hacia atrás. “Era todo un poco de diversión, Shane y yo no nos estamos tirando al cuello una de la otra, no entiendo porque vosotras si”:
“Eso es porque tu no bailaste con alguien a quien desprecias”, contestó Dana severamente, lamentado su contestación en cuanto vio a Alice visiblemente abatida por el rabillo del ojo. Sintió su pecho oprimirse, e intentó arreglar lo que había dicho, pero el daño ya estaba hecho.
“De acuerdo”, contestó Alice débilmente, apretando fuerte la mano de Shane para recibir su apoyo, “Tiene razón”.
“Todavía no, ¿por qué?”, preguntó Dana, algo distraída, intentando mantener una conversación en otra parte. Sin embargo, todo fracasó cuando Lara la cogió del brazo y la llevó hacia la barandilla, señalando hacia la esquina del jardín, donde una pequeña muchedumbre se había reunido alrededor de dos mujeres que bailaban con mucha intimidad. “¿A-Alice?”.
“Alice... para ser políticamente correctas”, Lara lanzó una sonrisita por la situación entera. “Tienes que admitirlo, es muy gracioso. Creo... podrías haber traído a 50 ligues y dudo que consiguieras atraer a esa chica. No cuando ella está bailando con esa muchacha tan estupenda”.
“¿Qué?”, Dana se volvió a su amiga, que simplemente se encogió. “¡No puedes decir que ella es magnífica! ¡Ella es el enemigo!”.
“Ella es tu enemigo, Dana”, corrigió Lara a la morena, antes de volver al espectáculo. “Para mi ella está muy buena”.
“Ah, esto es innecesario”, comentó Dana con repugnancia antes de coger a Lara de la mano y pasearse.
“¿A dónde vamos, Dana?”
Dana no dejó de andar, ni se volvió ante la pregunta de Lara, por lo tanto apenas podía distinguir lo que la morena murmuraba mientras andaban por la multitud. “Vamos a bailar”.
..............................
“Bingo”, susurró Shane al oído de Alice mientras seguían bailando muy cerca. “Ha picado el cebo”.
“Ha hecho lo mejor”, susurró Alice enredando sus dedos en el pelo de Shane. “Bailar así contigo es un poco extraño para mi”.
“Me he tomado dos tragos de vodka antes de comenzar, así que estaré bien los próximos minutos”, contestó Shane cogiendo las caderas de Alice y moviéndolas al ritmo de la música que sonaba a través de la ventana cercana. “Pero te lo voy a advertir ahora, quizás necesitemos un poco de anti...”
“No tendré sexo contigo, Shane”, contestó Alice rápida y firmemente. “Lo siento, pero no soy ese tipo de chica, deberías saberlo”.
“Al, tranquilízate”, declaró Shane, calmando a Alice.”Pensé que podíamos... besarnos. Esto va a subir la tensión. Confía en mi, tendrás que pagar mas de 70 $ si quieres algo más”.
“Aparte de eso, Shane, tu morirías por acostarte conmigo”, bromeó Alice, causando que
Shane la pellizcara. “¡Mierda! Bien, te pago para esto”.
“Bien, lo haremos después”, dijo Shane, moviéndola para que pudiera ver a Dana y Lara bailando en un estilo similar al de ella y Shane. “Tenemos competencia”.
...........................................
“¿Puedes recordarme que tengo que comprar leche cuando vuelva a casa?”, Lara respiró en el oído de Dana, lamiendo su lóbulo antes de alejarse un poco para examinar sus ojos. “Si no se me va a olvidar”.
“Vale Lara”, dijo Dana entre dientes, presionando sus manos en el trasero de Lara. “pero hablaremos de eso en otro momento”.
“¿Cómo? Necesito leche”. Dana abrió los ojos y se centró en el baile con su antigua novia, olvidándose de la multitud bastante grande que se juntaba alrededor de las ‘dos parejas’.
“¡Un baile lesbiano!”. Dana y Lara dejaron de bailar para volverse hacia Tom, que se había colocado al frente de la muchedumbre, y ahora estaba de pie, radiante, entre las cuatro mujeres. “Esta es la mejor fiesta de inauguración de una casa que nunca se ha hecho”.
“Ah, bueno Tom, nosotras en realidad...”
“¡Tom esto es una gran idea!”, dijo Shane interrumpiendo a Dana, que le dirigió una mirada matadora. En realidad Alice y yo discutíamos antes sobre quienes eran las mejores bailarinas. ¡Pero ahora tu has encontrado una magnífica forma de resolver esto!”.
“¿De verdad?”, preguntó Tom, confuso respecto a lo que estaba pasando, mientras todos se juntaban alrededor del grupo.
“Ah... si, claro...”, siguió Shane, intentando idear algo sobre la marcha, “un baile lesbiano para averiguar quien de nosotras es la bailarina más sexy”.
“Ey, eso parece muy divertido”, comentó Tom, su sonrisa ensanchándose a medida que Shane hablaba.
“Sólo que sería muy simple si nos emparejamos con prejuicios, cada una con su pareja. Pienso que la mejor manera de hacerlo sería cambiar de compañera”, explicó Shane, dándose la vuelta y guiñando un ojo a Alice, que a cada segundo que pasaba se sentía más perjudicada.
“Ah Shane, tal vez en otro momento”, sugirió Alice, que sentía que en su cara aparecía una leve sombra roja sólo de imaginar un baile con Dana.
“No creo que sea tan buena idea...”, protestó Dana, aunque sin mucha suerte.
“¿Entonces yo iré contigo, Shane?”, preguntó Lara, estremeciéndose ligeramente cuando Dana le dio una pequeña patada en el tobillo. “... o quizás con Alice”.
“Iré contigo, Lara”, soltó Alice de repente, dirigiendo una mirada asesina a Shane. “¿Está bien?”.
“¡No, tu vas con Dana!”, gritó Tom, causando que tanto Shane como Lara sonrieran ampliamente. “Dana y Alice contra Shane y Lara”.
“Tom, Alice ya ha dicho que ella iba con Lara”, insistió Dana, sintiéndose algo decepcionada porque Alice había despreciado bailar con ella tan rápidamente. No es que ella quisiera bailar con Alice...
“No me importa, Dana”, replicó Tom sentándose en la hierba junto con otra gente que inmediatamente siguió su ejemplo. “Esta es la fiesta de inauguración de mi casa y pienso que sería terriblemente caliente veros bailar a las dos juntas”.
“El jefe ha hablado”, comentó Lara, encogiéndose tras observar las miradas poco amistosas de Alice y Dana. “Lo siento, pero es la verdad”.
“Lara tiene razón”, dijo Shane acercándose a Lara y comenzando a bailar con ella. “aí que vamos a empezar”.
“Alice cerró los ojos frustrada. Los abrió segundos después, suspiró y se dirigió a Dana, que parecía centrar toda su atención en la verde hierba que había bajo sus pies.
“¿Dana?”, la morena levantó la vista, para encontrar a Alice delante de ella, con un brazo sobre el suyo. “Mira, me gusta esto tan poco como a ti, pero no quiero darles la satisfacción de que nos ganen sin pelea”.
Dana permaneció silenciosa un instante antes de aceptar la mano de Alice y acercando a la rubia hacia su cuerpo, susurró en su oído “Supongo que hemos hecho cosas peores que el baile, ¿verdad?”.
Alice simplemente cabeceó como respuesta, conteniendo la respiración cuando los dedos suaves de Dana se deslizaron suavemente por su espalda desnuda. La rubia instintivamente puso su cabeza en el cuello de su compañera, abandonando un suspiro sobre su piel. Alice cerró los ojos y giró en los brazos de Dana, antes de subir hasta su frente. La morena gimió silenciosamente en el oído de Alice y comenzó a mover la mano bajo su camiseta, hasta depositarla sobre su estómago. Se balancearon en esta posición durante un rato, con los ojos cerrado, sin molestarse en comprobar si Lara y Shane o las veintitantas personas que había allí las estaban mirando. No lesimportaba.
Alice pudo sentir como la mano de Dana la empujaba ligeramente, para que ellas pudieran quedar frente a frente una vez más, sus caras alineadas, separadas sólo por milímetros. Los ojos de Alice miraban fijamente los labios de Dana, y abrió la boca instintivamente, permitiendo que su aliento los golpeara. Los ojos de Dana se dirigieron a Alice cuando recibió esta sensación, pero no se alejó. Despacio, Alice comenzó a espirar una vez más, un poco más fuerte, para que el efecto fuera más evidente sobre Dana, que movió los labios ligeramente, en un esfuerzo por sentir mejor el calor de Alice. Dana cerró los ojos cuando sintió de nuevo el aire caliente sobre sus labios, y se asombró de que Alice tuviera ese efecto en ella hasta sin tocarla.
Los brazos de Dana rodearon instintivamente las caderas de Alice y la atrajo hacia ella, provocando que Alice hundiera la cabeza en su cuello y le cogiera las caderas, abrazándose a ella aún más. Alice separó las piernas ligeramente permitiendo que Dana se apretara con más eficacia contra ella. La reacción fue casi inmediata, y Dana sonrió sobre el pelo de Alice cuando sintió más fuerte la presión sobre su cintura, antes de respirar bruscamente cuando sintió sus labios bajando suavemente por su hombro desnudo. La mezcla de dolor y placer fue demasiado intensa para que Dana pudiera controlarla, y cerró los ojos concentrándose en los movimientos de la lengua de Alice. Gimió ligeramente, causando que Alice siguiera la exploración de su cuello, su lengua dibujando muy lenta una línea hasta su mandíbula. Una de las manos de Dana abandonó la cadera de Alice para subir por su cuerpo, por encima del estómago, deteniéndose unos instantes en su pecho, hasta acabar en su cuello. Dana le acarició el cuello mientras Alice siguió lamiéndole y besándole el suyo, sin dejar de balancearse todo el rato al ritmo de la música.
“Al...”, gimió Dana en un susurro, su boca situada directamente en el oído de la rubia. No podía soportarlo más. La palpitación entre sus piernas estaba dominada sólo por una sensación de ardor en el pecho, y era obvio para la morena que si tenían que seguir con este juego, acabaría muriendo. “Alice déjame besarte...”.
Alice dejó de besar el cuello de Dana, y se separó ligeramente para mirarla. La rubia lamió su propio labio inferior despacio. “¿Crees que podría pararte?”.
Dana sonrió con satisfacción ante el comentario de Alice, y se acercó a sus labios.
“¡Esto ha sido la cosa más caliente que nunca he visto!”. Tom agarró tanto a Dana como Alice por los hombros, separándolas. Parecía un niño con zapatos nuevos, sonreía abiertamente a ambas chicas antes de pasar a Shane y Lara que también parecían bastante calientes y nerviosas. “¡Chicas sois las amigas más geniales que nunca he tenido! Mirad la audiencia. ¡La mitad masculina no puede levantarse del suelo aún, y os puedo asegurar que no serán capaces de hacerlo en unos minutos!”.
Alice se rió sin ganas, sus ojos fijos en Dana, que parecía estar preocupada por algo.
“Vosotras chicas os quedáis aquí mientras yo voy por las bebidas”, exclamó Tom, ajeno a la nube de tensión que había ensombrecido a las cuatro mujeres. “¡Esto ha sido jodidamente asombroso!”.
“Parece muy feliz”, refunfuñó Lara, intentando romper el silencio entre todas ellas. “¿Sabemos quien ha ganado?”.
“Tu has estado bastante decente”, bromeó Shane, sonriendo cuando Lara le perforó el hombro.
“Tu tampoco has estado mal, Romeo”, le devolvió la pelirroja, riéndose de Shane, que le sacó la lengua. Alice frunció las cejas, al ver asombrada que después de un baile ellas se habían olvidado de sus compañeras. Claro que Shane era sólo su novia ficticia, pero no le pareció bien que Lara aparentemente se hubiera olvidado de Dana. “¿Y vosotras, chicas? ¿Reconocéis que os hemos ganado? ¿O creéis que somos arrogantes?”.
Alice sonrió correctamente a Lara antes de volverse hacia Dana, que también sonreía débilmente. “Creo que hicimos un trabajo bastante decente”.
“Si, podemos ser bastante buenas actrices cuando es necesario”, contestó Dana, volviéndose hacia Alice para una fracción de segundo después mirar a lo lejos. Alice sonrió ante el comentario, su mente de repente molesta con el hecho de que Dana podría haber estado actuando todo el tiempo. “Francamente creo que hemos mejor trabajo que vosotras, chicas”.
“¿De verdad?”, preguntó Shane, con la ceja levantada. “Eso es una declaración bastante clara de que has conseguido impresionar a Dana, Al, ¿estás de acuerdo?”.
“Bueno, estoy segura de que he tenido a Dana babeando por un momento, y tanto que estoy de acuerdo”, bromeó Alice, esforzándose por tener una calma relajada. Se dio la vuelta para verquea Dana la miraba furiosa, y comprendió que la morena debía estar interpretándolo todo mal. “Como Dana está madura”, siguió con tranquilidad, “Lara, ya puedes volver con ella”.
Alice se puso junto a Shane y rápidamente la rodeó con sus brazos. Shane miró a Alice, ligeramente confusa, antes de que llevara sus labios a sus oídos. “Mira, básicamente me tiene loca, pero tengo que fingir que lo representé todo. O.K.?”
Shane cabeceó ligeramente antes de que Alice la besara en la mejilla, causando que la rubia le sonriera gentilmente.
“Necesito una bebida”, balbuceó Dana en voz alta después de ver a Shane y Alice interactuar. Las dos la examinaron con desconfianza, pero Dana consiguió dibujar una sonrisa. “¿Qué pasa?. Acabo de bailar con Alice... ahora necesito una bebida para olvidarlo”.
“Esta es la Dane graciosilla, dijo Alice, llevándose la mano a la barbilla en actitud pensativa. “Pues cuando estábamos bailando hubiese jurado que una bebida era lo última cosa que estaba en tu mente”.
“Eso es verdad”, contestó Dana, “lo que estaba en mi mente era cuanto tiempo más tendría que estar bailando contigo”.
“Chicas...”, advirtió Lara, sabiendo a donde conducía esto. Puso una mano en el pecho de Dana para indicar a la morena que se echase hacia atrás. “Era todo un poco de diversión, Shane y yo no nos estamos tirando al cuello una de la otra, no entiendo porque vosotras si”:
“Eso es porque tu no bailaste con alguien a quien desprecias”, contestó Dana severamente, lamentado su contestación en cuanto vio a Alice visiblemente abatida por el rabillo del ojo. Sintió su pecho oprimirse, e intentó arreglar lo que había dicho, pero el daño ya estaba hecho.
“De acuerdo”, contestó Alice débilmente, apretando fuerte la mano de Shane para recibir su apoyo, “Tiene razón”.
Re: Camino a la alegría
moltes gracies julia por seguir con este fic.
está muy divertido. :risasuelos:
está muy divertido. :risasuelos:
masay- Entérate, ya soy una usuaria conocida
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Fecha de inscripción : 17/11/2008
Re: [Terminado]Camino a la alegría
CAPÍTULO 10
“¡Es tan hipócrita, egocéntrica, fría, hija mala madre!”, gritaba Alice frustrada mientras entraba en un dormitorio vacío de la casa de Tom, seguida por una cansada Shane. La rubia apretó los puños y cerró los ojos, suspirando fuerte y recordando el cambio de humor reciente de Dana. “¡ Joder, por que me gustará tanto!”.
“¿Porque te gustan los desafíos?”, sugirió Shane, distanciándose cuando recibió como respuesta una mirada asesina. “Yo creo... ¿Deberías quizás hablar con ella?”.
“¿Hablar con Dana?”, repitió Alice sarcástica, mirando a Shane como si estuviera loca. “Perdona, ¿pero no has visto a esa tía cabezota ahí fuera?. Ella no quiere hablar, sólo conseguirías ponerla nerviosa y a la defensiva. No, necesitamos algo más... eficaz”.
“¿Por qué será que no me gusta como suena eso?”, preguntó Shane con escepticismo, con una inquietud en el estómago cuando Alice sacó un billete de 100 de su bolsillo y lo agitó, con una sonrisa satisfecha en su cara. “Alice, no. No me voy a acostar contigo”.
“Ey, Shane”, la sonrisa de satisfacción fue sustituida rápidamente por una mirada taladrante de repugnancia mientras sacudía la cabeza para alejar las imágenes que habían venido a su mente al escuchar a Shane. “Joder. Confía en mi Shane, no pienso pedirte que te acuestes con nadie, y mucho menos pagarte por ello”.
“Entérate que muchas personas pagarían por mis servicios...”, contestó Shane defensivamente, ocasionando que Alice suspirara impaciente. “Vamos a aclararnos ¿Para qué son esos dólares?”.
“Quiero averiguar si voy lanzada pendiente abajo o controlo mi cabeza en este callejón sin salida”, explicó Alice tranquila. “Quiero que ella piense que tenemos una relación, y quiero saber si está celosa. Estos cientos de dólares son una especie de incentivo para que te quedes aqui conmigo...”.
“Como tu novia...”, finalizó Shane. Miró a Alice con expectación y la rubia se encogió de hombros antes de cabecear de mala gana. “¿Pero no entiendes que este asunto de la novia fingida no hace nada absolutamente para arreglar la situación?. Dana pensará que estás interesada en mi, no en ella, y mantendrá sus celos en secreto. Y tu te sentirás más frustrada, y encima tendrás que pagarme más dinero. No merece la pena, Al”.
“Shane, olvidas un punto”, contestó Alice con calma, acariciándole a su amiga el hombro para tranquilizarla. “Independientemente de si le gusto o no, esta es una forma de molestar a la maldita Dana, que es una parte fundamental en nuestra amistad desde el primer momento. Ambas respetamos ese hecho. Por tanto, haciendo esto, no sólo quiero averiguar los sentimientos de Dana, sino también ser una buena amiga”.
¿Por molestarla y engañarla?... eso no lo entiendo muy bien”, admitió Shane después de estudiar detenidamente las palabras de Alice. La rubia se rió de Shane, como si olvidara algo que era obvio. “Seriamente, Al, nada de esto tiene sentido. De lo único que estoy segura ahora es de que tu y Dana deberíais ir a visitar un terapeuta o a un psiquiatra”.
“Querida Shane”, dijo alice comprensiva, abrazando a su amiga y apartándose un poco para mirarla. “Mira, todo lo que tienes que hacer es confiar en mi. Tengo un presentimiento, ¿y alguna vez me he equivocado con mis presentimientos?”.
“Si, contestó Shane francamente, recogiendo los billetes que Alice había dejado sobre la mesa y dirigiéndose a la puerta. “Pero lo haré. No voy a dejar pasar esta oportunidad de conseguir dinero”.
........................................
“¿Quieres explicarme que fue lo que pasó?”, le preguntó Lara a Dana después de que la morena se desplomara en un rincón de una habitación vacía. Lara suspiró frustrada antes de deslizarse por la pared para sentarse al lado de Dana. “¿Por qué te has comportado de esa forma tan extraña?.
“No me he comportado de forma extraña”, contestó Dana firmemente, tomando un sorbo de su cerveza casi vacía. Lara la miró incrédula, y después le entregó una de las botellas de cerveza que había cogido cuando intentaba encontrar a Dana. “Alice me frustra...”
“¿Por qué? Porque es la primera chica por la que tu te interesas que no se desmaya delante de ti?”
Dana se estremeció al escuchar las palabras de Lara. Ella no estaba seriamente atraída por Alice, ¿verdad?, eso no podía ser cierto, encontraba a la rubia obstinada e irritante. Y ya le caía mal antes de conocerse. Para sentir una atracción fuerte por Alice, por encima de esas contrariedades, sencillamente era imposible.
“No me siento atraída”, murmuró Dana cuando se dio cuenta que aún no había contestado a la pregunta de Lara. Miró fijamente a Lara con mirada asesina cuando la pelirroja se rió de su comentario. “¿Qué pasa?”.
“Bien. Esto tiene sentido. Conozco a montones de gente que se buscan una novia falsa para que alguien que no le atrae se sienta celosa”, dijo Lara con sarcasmo. “Pasa todos los días”.
“Te he dicho que no te he traído hoy para ponerla celosa”, explicó Dana con calma, aunque por dentro sentía deseos de estrangular a su amiga. “Es solo que no quiero ser eclipsada por ella”.
“Bien, aún así, esta es la evidencia de que la opinión que Alice tiene de ti es más importante para ti que la de cualquier otro compañero de trabajo”, advirtió Lara. Dana cabeceó de mala gana, reconociendo que la pelirroja tenía razón. “Y esta es solo mi opinión, Dane, pero tal vez en tu subsconciente realmente quieres poner celosa a Alice, aunque sólo sea un poquito”.
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“¡Es tan hipócrita, egocéntrica, fría, hija mala madre!”, gritaba Alice frustrada mientras entraba en un dormitorio vacío de la casa de Tom, seguida por una cansada Shane. La rubia apretó los puños y cerró los ojos, suspirando fuerte y recordando el cambio de humor reciente de Dana. “¡ Joder, por que me gustará tanto!”.
“¿Porque te gustan los desafíos?”, sugirió Shane, distanciándose cuando recibió como respuesta una mirada asesina. “Yo creo... ¿Deberías quizás hablar con ella?”.
“¿Hablar con Dana?”, repitió Alice sarcástica, mirando a Shane como si estuviera loca. “Perdona, ¿pero no has visto a esa tía cabezota ahí fuera?. Ella no quiere hablar, sólo conseguirías ponerla nerviosa y a la defensiva. No, necesitamos algo más... eficaz”.
“¿Por qué será que no me gusta como suena eso?”, preguntó Shane con escepticismo, con una inquietud en el estómago cuando Alice sacó un billete de 100 de su bolsillo y lo agitó, con una sonrisa satisfecha en su cara. “Alice, no. No me voy a acostar contigo”.
“Ey, Shane”, la sonrisa de satisfacción fue sustituida rápidamente por una mirada taladrante de repugnancia mientras sacudía la cabeza para alejar las imágenes que habían venido a su mente al escuchar a Shane. “Joder. Confía en mi Shane, no pienso pedirte que te acuestes con nadie, y mucho menos pagarte por ello”.
“Entérate que muchas personas pagarían por mis servicios...”, contestó Shane defensivamente, ocasionando que Alice suspirara impaciente. “Vamos a aclararnos ¿Para qué son esos dólares?”.
“Quiero averiguar si voy lanzada pendiente abajo o controlo mi cabeza en este callejón sin salida”, explicó Alice tranquila. “Quiero que ella piense que tenemos una relación, y quiero saber si está celosa. Estos cientos de dólares son una especie de incentivo para que te quedes aqui conmigo...”.
“Como tu novia...”, finalizó Shane. Miró a Alice con expectación y la rubia se encogió de hombros antes de cabecear de mala gana. “¿Pero no entiendes que este asunto de la novia fingida no hace nada absolutamente para arreglar la situación?. Dana pensará que estás interesada en mi, no en ella, y mantendrá sus celos en secreto. Y tu te sentirás más frustrada, y encima tendrás que pagarme más dinero. No merece la pena, Al”.
“Shane, olvidas un punto”, contestó Alice con calma, acariciándole a su amiga el hombro para tranquilizarla. “Independientemente de si le gusto o no, esta es una forma de molestar a la maldita Dana, que es una parte fundamental en nuestra amistad desde el primer momento. Ambas respetamos ese hecho. Por tanto, haciendo esto, no sólo quiero averiguar los sentimientos de Dana, sino también ser una buena amiga”.
¿Por molestarla y engañarla?... eso no lo entiendo muy bien”, admitió Shane después de estudiar detenidamente las palabras de Alice. La rubia se rió de Shane, como si olvidara algo que era obvio. “Seriamente, Al, nada de esto tiene sentido. De lo único que estoy segura ahora es de que tu y Dana deberíais ir a visitar un terapeuta o a un psiquiatra”.
“Querida Shane”, dijo alice comprensiva, abrazando a su amiga y apartándose un poco para mirarla. “Mira, todo lo que tienes que hacer es confiar en mi. Tengo un presentimiento, ¿y alguna vez me he equivocado con mis presentimientos?”.
“Si, contestó Shane francamente, recogiendo los billetes que Alice había dejado sobre la mesa y dirigiéndose a la puerta. “Pero lo haré. No voy a dejar pasar esta oportunidad de conseguir dinero”.
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“¿Quieres explicarme que fue lo que pasó?”, le preguntó Lara a Dana después de que la morena se desplomara en un rincón de una habitación vacía. Lara suspiró frustrada antes de deslizarse por la pared para sentarse al lado de Dana. “¿Por qué te has comportado de esa forma tan extraña?.
“No me he comportado de forma extraña”, contestó Dana firmemente, tomando un sorbo de su cerveza casi vacía. Lara la miró incrédula, y después le entregó una de las botellas de cerveza que había cogido cuando intentaba encontrar a Dana. “Alice me frustra...”
“¿Por qué? Porque es la primera chica por la que tu te interesas que no se desmaya delante de ti?”
Dana se estremeció al escuchar las palabras de Lara. Ella no estaba seriamente atraída por Alice, ¿verdad?, eso no podía ser cierto, encontraba a la rubia obstinada e irritante. Y ya le caía mal antes de conocerse. Para sentir una atracción fuerte por Alice, por encima de esas contrariedades, sencillamente era imposible.
“No me siento atraída”, murmuró Dana cuando se dio cuenta que aún no había contestado a la pregunta de Lara. Miró fijamente a Lara con mirada asesina cuando la pelirroja se rió de su comentario. “¿Qué pasa?”.
“Bien. Esto tiene sentido. Conozco a montones de gente que se buscan una novia falsa para que alguien que no le atrae se sienta celosa”, dijo Lara con sarcasmo. “Pasa todos los días”.
“Te he dicho que no te he traído hoy para ponerla celosa”, explicó Dana con calma, aunque por dentro sentía deseos de estrangular a su amiga. “Es solo que no quiero ser eclipsada por ella”.
“Bien, aún así, esta es la evidencia de que la opinión que Alice tiene de ti es más importante para ti que la de cualquier otro compañero de trabajo”, advirtió Lara. Dana cabeceó de mala gana, reconociendo que la pelirroja tenía razón. “Y esta es solo mi opinión, Dane, pero tal vez en tu subsconciente realmente quieres poner celosa a Alice, aunque sólo sea un poquito”.
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Re: Camino a la alegría
gracias por continuar con el fic, buen trabajo julia.
son muy divertidas estas chicas
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masay- Entérate, ya soy una usuaria conocida
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