[Terminado] Saludos al sol
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Re: [Terminado] Saludos al sol
me he puesto al diiaaaa
Está genial...Sigue en cuanto puedas
Besos
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Capítulo 10
10. El impulsor
La alegría y la pena.
Después de dormir un poco, tras hacer el amor de forma perfecta, Tina empaquetó su ropa para el viaje mientras Bette se daba una ducha. Tina se unió a Bette en el cuarto de baño y comenzó a llenar su neceser.
“¿Sabes, Bette? Deberías venir conmigo a San Francisco”
“¿Y por qué debería hacer eso?
“Para hacerme compañía y hacer que no me ponga nerviosa”.
“¿Nerviosa tu? No creo que eso sea para ti. Tu eres como una evangelista predicando al populacho”.
“Todavía me pongo nerviosa, Bette. Soy humana”.
“Bueno, después de anoche y esta mañana, no estoy de acuerdo en que seas humana. De hecho, eres cualquier cosa excepto eso”
Tina se quedó frustrada. “Lo vas a tener en cuenta, ¿por favor?. Probablemente todavía puedes cargarlo al trabajo si colaboras haciendo algo alli”.
“Ya di mi respuesta sobre esto, ¿A qué hora te vas?”.
“A las 8,30… si el vuelo sale puntual. La última vez que cogí el avión a San francisco , tuve que aguantar mucho retraso”.
“Lo pensaré, ¿vale?. Puede no ser una idea mala quedarse porque necesito hablar con Helena, no he vuelto a hacerlo después de la discusión tan terrible que tuvimos la mañana que se fue. Parece que estamos jugando a los mensajes telefónicos y sería bueno poder hablar en persona”. Tina no hizo comentarios, no quería estropear el día pensando en Helena.
....
Bette salió de la ducha y comenzó a secarse. Los ojos de Tina iniciaron el hábito acostumbrado de examinar a la mujer que estaba delante de de ella. A Bette le empezaba a gustar el repaso que Tina le hacía. Ahora empezaba a distinguir lo que para Tina estaba relacionado con el trabajo de lo que era estrictamente placer. Tina levantó una ceja, y como una adoradora fiel, cayó de rodillas al suelo delante de Bette.
“Tina, dentro de un rato tengo una sesión con un cliente. Al contrario que tu, tengo que trabajar hoy”.
“De acuerdo. Sólo déjame saborearte. ¿Puedo?”, preguntó Tina con modales perfectos.
“Si”, respondió Bette con tono molesto.
Agarrándose a Bette, Tina le dio un lenguetazo a su clit, lo repasó con su lengua un par de veces y se apartó un poco para levantarse. Bette gimió como respuesta.
“Gracias, cariño. Sólo quería probarlo”, dijo Tina alegremente. Bette la miró como si estuviera chiflada.
“Tina, eso no es justo y lo sabes”
“Estoy de acuerdo en que no es justo, pero yo sólo cumplo tus deseos. “
La alegría y la pena.
Después de dormir un poco, tras hacer el amor de forma perfecta, Tina empaquetó su ropa para el viaje mientras Bette se daba una ducha. Tina se unió a Bette en el cuarto de baño y comenzó a llenar su neceser.
“¿Sabes, Bette? Deberías venir conmigo a San Francisco”
“¿Y por qué debería hacer eso?
“Para hacerme compañía y hacer que no me ponga nerviosa”.
“¿Nerviosa tu? No creo que eso sea para ti. Tu eres como una evangelista predicando al populacho”.
“Todavía me pongo nerviosa, Bette. Soy humana”.
“Bueno, después de anoche y esta mañana, no estoy de acuerdo en que seas humana. De hecho, eres cualquier cosa excepto eso”
Tina se quedó frustrada. “Lo vas a tener en cuenta, ¿por favor?. Probablemente todavía puedes cargarlo al trabajo si colaboras haciendo algo alli”.
“Ya di mi respuesta sobre esto, ¿A qué hora te vas?”.
“A las 8,30… si el vuelo sale puntual. La última vez que cogí el avión a San francisco , tuve que aguantar mucho retraso”.
“Lo pensaré, ¿vale?. Puede no ser una idea mala quedarse porque necesito hablar con Helena, no he vuelto a hacerlo después de la discusión tan terrible que tuvimos la mañana que se fue. Parece que estamos jugando a los mensajes telefónicos y sería bueno poder hablar en persona”. Tina no hizo comentarios, no quería estropear el día pensando en Helena.
....
Bette salió de la ducha y comenzó a secarse. Los ojos de Tina iniciaron el hábito acostumbrado de examinar a la mujer que estaba delante de de ella. A Bette le empezaba a gustar el repaso que Tina le hacía. Ahora empezaba a distinguir lo que para Tina estaba relacionado con el trabajo de lo que era estrictamente placer. Tina levantó una ceja, y como una adoradora fiel, cayó de rodillas al suelo delante de Bette.
“Tina, dentro de un rato tengo una sesión con un cliente. Al contrario que tu, tengo que trabajar hoy”.
“De acuerdo. Sólo déjame saborearte. ¿Puedo?”, preguntó Tina con modales perfectos.
“Si”, respondió Bette con tono molesto.
Agarrándose a Bette, Tina le dio un lenguetazo a su clit, lo repasó con su lengua un par de veces y se apartó un poco para levantarse. Bette gimió como respuesta.
“Gracias, cariño. Sólo quería probarlo”, dijo Tina alegremente. Bette la miró como si estuviera chiflada.
“Tina, eso no es justo y lo sabes”
“Estoy de acuerdo en que no es justo, pero yo sólo cumplo tus deseos. “
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
que bueno! la deja colgada! !bien hecho!
gracias anita
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Re: [Terminado] Saludos al sol
anita este ff me tiene enganchada, que fantastico es, tiene de todo, siguelo pronto .
Gracias.
Gracias.
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Re: [Terminado] Saludos al sol
hola Trico. sigo a mi ritmo voy traduciendo. tengo el capitulo 10 y el 11 traducidos completos actualizare cada dos dias un trocito. Julia y yo nos hemos puesto de acuerdo pa actualizar nuestros fics un dia cada una para q tengais lectura diaria.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
anita tu eres una pringaiya komo jo kurras muxo tia relajate
mu wai el fik i mu wai la tradu eres la
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Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
jajajaja, a mediias la dejaaa
Sigue en cuanto puedas
besos
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Cuando Tina llegó al SFO la recibieron las altas temperaturas y el clima lluvioso. “Siempre que vengo aquí llueve”, pensó. Bette había decidido no ir con ella y Tina sabía que esta decisión contribuía a su estado de ánimo actual. En el momento en que iba a parar un taxi para ir al hotel, su móvil sonó.
“¿Hola?”, contestó Tina sin mirar quien llamaba.
“Te echo de menos, Tina”.
“¿Qué es lo que echas de menos?”, preguntó Tina, intentando adivinar de quien era la voz.
“Todo. Pero para empezar echo de menos que me digas lo ardiente que soy”.
“y, ¿qué mas?”.
“Echo de menos nuestras conversaciones guarras”.
“Carmen, siento haber terminado nuestra relación de esa forma tan brusca. Estoy intentando encontrarme a mi misma y ser mejor persona. Las cosas que echas de menos no son las cosas que ahora valoro en una relación. Tuvimos mucho sexo Carmen, y muy bueno. Eso fue todo. Sé que no siempre te traté como debería y me gustaría pedirte perdón por eso. No creo que haya necesidad de continuar nuestra relación de cualquier manera. Te deseo lo mejor. Por favor, no me llames por teléfono ni trates de comunicarte conmigo. Lo hemos dejado, Carmen”. Tina presionó rápidamente el botón de final de llamada. Miró hacia abajo, a la tierra húmeda y cuando volvió a mirar hacia arriba, sus ojos se encontraron con la mujer más bella que nunca había visto.
“Hola”, dijo Tina solemne.
“Hola”.
“¿Cuánto has escuchado?”, preguntó Tina.
“Todo”.
“Bueno, he conocido a una mujer que me ha conquistado de todas las maneras. Me hace querer ser mejor persona y eso es completamente nuevo para mi. Realmente es algo inquietante. “, se maravilló Tina.
“Ella debe ser importante para ti”.
“Lo es”, dijo Tina exhibiendo una sonría que podía hacer que la lluvia se fuera.
“Entonces, dime Tina, si tu admirada mujer te pudiese oir ahora mismo, ¿qué dirías?”
“uhmmm, déjame pensar un segundo”, Tina arrugó la nariz y dibujó una sonrisa brillante. “Está bien, acabo de caer en la cuenta”, dijo tímidamente. Después Tina habló seriamente, “Le diría, te amo Bette Porter”.
Una lágrima cayó de los ojos de Bette cuando miró a Tina con cariño genuino y todo el calor que su corazón podía dar. Se besaron profundamente bajo el refugio de la lluvia en el aeropuerto de San Francisco. Se abrazaron la una a la otra como si fuera su último día. Bette estaba orgullosa de la forma en que Tina había tratado su conversación con Carmen. Sabía que era un paso enorme para ella. Esta conversación indicaba que Tina tenía sentimientos fuertes. Nunca en sus sueños más descabellados pensó que la mujer que vivía para el yoga describiría sus sentimientos hacia ella como amor. Tina jamás había pronunciado esas palabras a nadie excepto a su familia y algunos amigos cercanos. Bette supo que Tina tomaba en serio sus sentimientos, pero ella no estaba en condición de corresponderlos. Sentía algo, pero no sabía si era amor o curiosidad. En su mente había pensamientos oscuros, el amor se había burlado de ella y no tenía prisas para volver a encontrarlo. Tina se dio cuenta del acmbio de humor de Bette y quiso dejarlo de lado. Estaba más que feliz de que Bette hubiera cambiado de idea para encontrarse con ella en San Francisco, y lo dejó así.
Bette y Tina pasaron todo el viaje en taxi hasta el hotel besándose apasionadamente en el asiento trasero como un par de adolescentes. Cuando llegaron a su habitación, una suite grande y moderna, Bette inmediatamente inmovilizó a Tina contra la puerta que acababan de cerrar. Le quitó la camiseta y la tiró solemnemente al suelo. Le colocó besos pequeños y apasionados por todo el estómago musculado de Tina mientras lentamente abría la cremallera de sus Levis descoloridos. Bette ardía por las imágenes que la diosa solar había depositado en su mente ese mismo día. “En realidad me has dejado frustrada esta mañana con tus pequeñas travesuras.” Bette deslizó los pantalones de Tina hasta el suelo y movió sus dedos lentamente por su trasero. Tina se quitó las sandalias y salió de los pantalones en un tiempo record. Su respiración se hizo más difícil cuando Bette encontró el calor de su sexo y se entretuvo allí. Se besaron lenta y profundamente, disfrutando cada momento. Bette continuó haciendo un reconocimiento de Tina, sus dedos estaban cada vez más mojados. Bette sonrió. Tina rápidamente le dio la vuelta a Bette y la apretó contra la puerta.
“Cariño, me importa un bledo tu frustración de esta mañana, ¿lo sabes?”, preguntó Tina dulcemente antes de atacar los labios de Bette. Interrumpió el beso y dijo, “quería que vinieras y tu querías ir a trabajar, ¿Cuál es el problema? ¿Quieres que sigamos donde lo dejamos?”
“Todavía no has contestado mi pregunta. ¿Quieres seguir dónde lo dejamos esta mañana?”.
“Uhmmm si, cariño”, contestó Bette medio aturdida por los dos dedos de Tina que se movían duramente dentro de ella.
“Mierda, Tina”.
“Bueno, no vamos a seguir donde lo dejamos. No estoy de humor para eso”, indicó Tina con franqueza. Sus dedos estaban rodeados por la blandura de Bette. Estar dentro de Bette era tan bueno que quería gritar.
“¿Sabes como me siento?”, Tina sonrió con una sonrisa taimada. “Me gusta follarte, cariño, ¿te gusta a ti?”, sus dedos cobraron impulso.
Bette jadeó como respuesta. Gotas de sudor recorrían su frente. Era como si cualquier cosa que Tina le hiciera la animara inmensamente. Nunca le había pasado que todos sus sentidos se pusieran en tensión de inmediato como lo hacían cuando estaba con Tina.
“Te he hecho una pregunta”, le susurró Tina, ¿Te gusta que te folle?
“Si, me gusta”. Las palabras le faltaban a Bette cuando las sensaciones de bienestar arrasaron su mente y su cuerpo.
“Quítate la camiseta, Bette”, ordenó Tina. Bette lo intentó, pero no podía coordinar sus pensamientos. Lo intentó torpemente y retorció el tejido en su brazo.
“Tienes que ayudarme, yo sola no puedo”, habló Bette porque su cerebro rehusaba seguir adelante.
“Claro, cariño”, sonrió Tina. Antes que la reina confundida pudiese mascullar “gracias”, la camiseta estaba en el suelo junto a los pantalones.
Tina cogió las manos de Bette con las suyas y las puso en la puerta, por encima de su cabeza. Un gemido fortísimo salió de la boca de la prisionera. “Cariño, no querrás que las buenas familias que se alojan aquí nos oigan”. La verdad es que toda la gente que se alojaba en ese lado del hotel las iban a oir, muy probablemente.
El cuerpo de Bette chocaba contra la puerta respondiendo a la pulsación rítmica de los golpes de Tina.
Tina chupó apasionadamente uno de los duros pezones de Bette, y alternó los lametones con mordiscos suaves. Bette gritó, “Joder, si cariño!”. Tina se rió.”Cariño, sería mejor que dieras tu aprobación de una manera más tranquila. ¿Crees que podrías hacerlo?”
“Uhm”. Bette arrugó las cejas y lloriqueó. “Es que esto es demasiado bueno, Tina”. Las piernas desnudas de Tina se entremezclaron con los muslos de Bette.
Cuando por fin Tina recuperó la voz, contestó, “me alegro que te parezca bueno. Te mereces sentirte bien”. Sabía que Bette no tadaría mucho en explotar de júbilo. También sabía que ella misma estaba alcanzando su climax y que no tardaría mucho después de Bette. Esperaba que no las oyese el hotel entero.
“Cariño, quiero darte placer. Hueles tan bien y…”, dijo Tina, incapaz de continuar.
Los gemidos escapaban de la boca de Bette. “Fóllame Tina. Si, cariño”. Incapaz de permanecer tranquila, continuó sin verguenza. “Me gusta esto. Si. Joder T”. Y como los últimos restos de aire y cordura la abandonaron, puso en marcha el reloj de sus sentimientos.
Tina selló la boca de Bette con un beso apasionado mientras un orgasmo poderoso la tenía cautiva
“Eres bienvenida, cariño”, dijo Tina, “y gracias”. Tina jadeó, notando las contracciones de placer en los muslos de Bette.
“¿Hola?”, contestó Tina sin mirar quien llamaba.
“Te echo de menos, Tina”.
“¿Qué es lo que echas de menos?”, preguntó Tina, intentando adivinar de quien era la voz.
“Todo. Pero para empezar echo de menos que me digas lo ardiente que soy”.
“y, ¿qué mas?”.
“Echo de menos nuestras conversaciones guarras”.
“Carmen, siento haber terminado nuestra relación de esa forma tan brusca. Estoy intentando encontrarme a mi misma y ser mejor persona. Las cosas que echas de menos no son las cosas que ahora valoro en una relación. Tuvimos mucho sexo Carmen, y muy bueno. Eso fue todo. Sé que no siempre te traté como debería y me gustaría pedirte perdón por eso. No creo que haya necesidad de continuar nuestra relación de cualquier manera. Te deseo lo mejor. Por favor, no me llames por teléfono ni trates de comunicarte conmigo. Lo hemos dejado, Carmen”. Tina presionó rápidamente el botón de final de llamada. Miró hacia abajo, a la tierra húmeda y cuando volvió a mirar hacia arriba, sus ojos se encontraron con la mujer más bella que nunca había visto.
“Hola”, dijo Tina solemne.
“Hola”.
“¿Cuánto has escuchado?”, preguntó Tina.
“Todo”.
“Bueno, he conocido a una mujer que me ha conquistado de todas las maneras. Me hace querer ser mejor persona y eso es completamente nuevo para mi. Realmente es algo inquietante. “, se maravilló Tina.
“Ella debe ser importante para ti”.
“Lo es”, dijo Tina exhibiendo una sonría que podía hacer que la lluvia se fuera.
“Entonces, dime Tina, si tu admirada mujer te pudiese oir ahora mismo, ¿qué dirías?”
“uhmmm, déjame pensar un segundo”, Tina arrugó la nariz y dibujó una sonrisa brillante. “Está bien, acabo de caer en la cuenta”, dijo tímidamente. Después Tina habló seriamente, “Le diría, te amo Bette Porter”.
Una lágrima cayó de los ojos de Bette cuando miró a Tina con cariño genuino y todo el calor que su corazón podía dar. Se besaron profundamente bajo el refugio de la lluvia en el aeropuerto de San Francisco. Se abrazaron la una a la otra como si fuera su último día. Bette estaba orgullosa de la forma en que Tina había tratado su conversación con Carmen. Sabía que era un paso enorme para ella. Esta conversación indicaba que Tina tenía sentimientos fuertes. Nunca en sus sueños más descabellados pensó que la mujer que vivía para el yoga describiría sus sentimientos hacia ella como amor. Tina jamás había pronunciado esas palabras a nadie excepto a su familia y algunos amigos cercanos. Bette supo que Tina tomaba en serio sus sentimientos, pero ella no estaba en condición de corresponderlos. Sentía algo, pero no sabía si era amor o curiosidad. En su mente había pensamientos oscuros, el amor se había burlado de ella y no tenía prisas para volver a encontrarlo. Tina se dio cuenta del acmbio de humor de Bette y quiso dejarlo de lado. Estaba más que feliz de que Bette hubiera cambiado de idea para encontrarse con ella en San Francisco, y lo dejó así.
Bette y Tina pasaron todo el viaje en taxi hasta el hotel besándose apasionadamente en el asiento trasero como un par de adolescentes. Cuando llegaron a su habitación, una suite grande y moderna, Bette inmediatamente inmovilizó a Tina contra la puerta que acababan de cerrar. Le quitó la camiseta y la tiró solemnemente al suelo. Le colocó besos pequeños y apasionados por todo el estómago musculado de Tina mientras lentamente abría la cremallera de sus Levis descoloridos. Bette ardía por las imágenes que la diosa solar había depositado en su mente ese mismo día. “En realidad me has dejado frustrada esta mañana con tus pequeñas travesuras.” Bette deslizó los pantalones de Tina hasta el suelo y movió sus dedos lentamente por su trasero. Tina se quitó las sandalias y salió de los pantalones en un tiempo record. Su respiración se hizo más difícil cuando Bette encontró el calor de su sexo y se entretuvo allí. Se besaron lenta y profundamente, disfrutando cada momento. Bette continuó haciendo un reconocimiento de Tina, sus dedos estaban cada vez más mojados. Bette sonrió. Tina rápidamente le dio la vuelta a Bette y la apretó contra la puerta.
“Cariño, me importa un bledo tu frustración de esta mañana, ¿lo sabes?”, preguntó Tina dulcemente antes de atacar los labios de Bette. Interrumpió el beso y dijo, “quería que vinieras y tu querías ir a trabajar, ¿Cuál es el problema? ¿Quieres que sigamos donde lo dejamos?”
“Todavía no has contestado mi pregunta. ¿Quieres seguir dónde lo dejamos esta mañana?”.
“Uhmmm si, cariño”, contestó Bette medio aturdida por los dos dedos de Tina que se movían duramente dentro de ella.
“Mierda, Tina”.
“Bueno, no vamos a seguir donde lo dejamos. No estoy de humor para eso”, indicó Tina con franqueza. Sus dedos estaban rodeados por la blandura de Bette. Estar dentro de Bette era tan bueno que quería gritar.
“¿Sabes como me siento?”, Tina sonrió con una sonrisa taimada. “Me gusta follarte, cariño, ¿te gusta a ti?”, sus dedos cobraron impulso.
Bette jadeó como respuesta. Gotas de sudor recorrían su frente. Era como si cualquier cosa que Tina le hiciera la animara inmensamente. Nunca le había pasado que todos sus sentidos se pusieran en tensión de inmediato como lo hacían cuando estaba con Tina.
“Te he hecho una pregunta”, le susurró Tina, ¿Te gusta que te folle?
“Si, me gusta”. Las palabras le faltaban a Bette cuando las sensaciones de bienestar arrasaron su mente y su cuerpo.
“Quítate la camiseta, Bette”, ordenó Tina. Bette lo intentó, pero no podía coordinar sus pensamientos. Lo intentó torpemente y retorció el tejido en su brazo.
“Tienes que ayudarme, yo sola no puedo”, habló Bette porque su cerebro rehusaba seguir adelante.
“Claro, cariño”, sonrió Tina. Antes que la reina confundida pudiese mascullar “gracias”, la camiseta estaba en el suelo junto a los pantalones.
Tina cogió las manos de Bette con las suyas y las puso en la puerta, por encima de su cabeza. Un gemido fortísimo salió de la boca de la prisionera. “Cariño, no querrás que las buenas familias que se alojan aquí nos oigan”. La verdad es que toda la gente que se alojaba en ese lado del hotel las iban a oir, muy probablemente.
El cuerpo de Bette chocaba contra la puerta respondiendo a la pulsación rítmica de los golpes de Tina.
Tina chupó apasionadamente uno de los duros pezones de Bette, y alternó los lametones con mordiscos suaves. Bette gritó, “Joder, si cariño!”. Tina se rió.”Cariño, sería mejor que dieras tu aprobación de una manera más tranquila. ¿Crees que podrías hacerlo?”
“Uhm”. Bette arrugó las cejas y lloriqueó. “Es que esto es demasiado bueno, Tina”. Las piernas desnudas de Tina se entremezclaron con los muslos de Bette.
Cuando por fin Tina recuperó la voz, contestó, “me alegro que te parezca bueno. Te mereces sentirte bien”. Sabía que Bette no tadaría mucho en explotar de júbilo. También sabía que ella misma estaba alcanzando su climax y que no tardaría mucho después de Bette. Esperaba que no las oyese el hotel entero.
“Cariño, quiero darte placer. Hueles tan bien y…”, dijo Tina, incapaz de continuar.
Los gemidos escapaban de la boca de Bette. “Fóllame Tina. Si, cariño”. Incapaz de permanecer tranquila, continuó sin verguenza. “Me gusta esto. Si. Joder T”. Y como los últimos restos de aire y cordura la abandonaron, puso en marcha el reloj de sus sentimientos.
Tina selló la boca de Bette con un beso apasionado mientras un orgasmo poderoso la tenía cautiva
“Eres bienvenida, cariño”, dijo Tina, “y gracias”. Tina jadeó, notando las contracciones de placer en los muslos de Bette.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
:triste:
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Al día siguiente, cuando Bette trataba de recuperarse de una noche de fresas, champán y orgasmos alucinantes, llamó a Helena. Quería verse con ella con la esperanza de arreglar su amistad en crisis. Mientras esperaba que la llamada conectase, los pensamientos de la belleza bronceada se perdieron en la increíble noche de amor que Tina y ella habían compartido la noche anterior. Su mente revivió imágenes de ellas dos en el terraza de la suite, en la profunda y gigantesca bañera… sobre la inmensa otomana del tamaño de una mesa de centro… incluso en el pequeño rincón del pasillo cuando fueron a buscar hielo. Cuando se dio cuenta que la llamada estaba definitivamente conectada, Bette tragó saliva y trató de recordar a quien estaba llamando y por qué
"Helena Peabody", contest Elena estoicamente.
"Hola Hel, soy yo."
"Hola Bette. Es estupendo escuchar tu voz. ¿Cómo estás?”.
“Estoy bien Hel. Quería saber si podemos hablar. Estoy en San Francisco este fin de semana. ¿Podemos vernos hoy?”.
“De acuerdo. Estoy en Sausalito esta mañana en una exposición, pero tengo que volver al SFMOMA sobre las 3. ¿Por qué no quedamos allí después de las 3?. Te enseñaré algunas obras horrorosas que están intentando pasar por arte ahora.”
“Genial. Estaré allí a las 4. Si cambias de planes me llamas a mi móvil, ¿vale?”.
“De acuerdo. Nos vemos, Bette”.
“Adiós, Hel”. Bette se sintió mejor por tener la oportunidad de hablar con Helena. Habían jugado a los mensajes de teléfono la semana que había estado ausente. Bette sabía que Helena estaría furiosa por su relación con Tina pero tenía que averiguar por qué. También sabía que tenía que comportarse con mucho tacto en este tema hasta que se lo descubriera”.
Tina estaba terminando su ritual matutino de saludos al sol cuando BEtte reapareció en la habitación. La suite era lo suficientemente grande para no tener que estar todo el rato compartiendo el mismo sitio. Ambas necesitaban su espacio, así que esto era ideal.
“¿Te molesta si estoy aquí contigo?”, preguntó Bette con una voz inconfundiblemente sexy, mirando a Tina directamente.
“Sólo si te comportas bien, cariño. Tengo que mirar por el negocio ahora”, dijo Tina mientras bajaba las manos y las ponía a los lados.
“Ya sabemos como te gusta cuidar el negocio, Tina. Maldición. Sólo ha sido un flashback”, gimió Bette.
Bette cogió una esterilla y se sentó junto a la poderosa reina del sol. Se miraron una a la otra juguetonamente durante unos segundos antes de que Tina reclamara un comportamiento serio. Estuvo haciendo. Hizo una serie de posturas y ejercicios de respiración. Tina no se imaginaba lo flexible y fuerte que era Bette. Estaba impresionada.
“Bette, tu forma es excelente. Digo esto como instructora no como alguien que piensa que el mundo gira alrededor de ti”.
“Muchas gracias a la instructora y no a alguien que piensa que el mundo gira alrededor de mi”.
“Todavía no has venido a ninguna de mis clases. ¿por qué?”
“Porque está llena de admiradoras, en primer lugar. Y además, no puedes ir sin avisar un mes antes. Es como si tuvieras royalty o algo así. Es disparatado”.
“Sin embargo, te he visto en acción en más de una ocasión. En realidad, el día que traté de asistir a una clase, me hizo volver el tipo que estaba en la puerta. Me quedé un rato y miré por la ventana. Tenías todo de color morado ese día, y fue asombroso verte trabajar. Recuerdo lo caliente que me puse solo mirándote”.
“Era Jeff el que estaba en la puerta; ni siquiera sabía que habías tratado de asistir”.
“Mira, tienes que darme un poco de crédito”.
“Me gustaría darte mucho más que crédito, cariño”, dijo Tina levantando la ceja y dirigiendo los ojos al culo de Bette.
“Apuesto que te gustaría, Kennard”.
“Cariño, ¿quieres venir conmigo al centro Moscone a prepararlo todo para mañana?
“Depende. ¿Te vas ahora?”, preguntó Bette cuando regresó a su posición vertical después de hacer la postura del perro.
“Si, en cuanto me duche y me vista. No hay ningún problema si no quieres venir, yo sólo preguntaba”.
“Si, me parece bien. Tina finalmente conseguí hablar con Helena y hemos quedado esta tarde a las 4. Tengo que hablar con ella en persona. Me mata que no lo hayamos hecho desde que se fue, así que hemos quedado en el museo. ¿Quieres venir?”.
“No, creo que pasaré. Tengo que asegurarme que todo mi material ha llegado y repasarlo todo para mi primer taller de mañana. Salúdala de mi parte. “ Tina se rió mientras se dirigía a la ducha.
Bette sabía que Tina no quería ir pero pensaba que era porque quería hacer lo correcto. Era absolutamente imperativo para ella entender la situación con Tina y Helena y así ella no tendría que ir con tanto cuidado con ellas.
"Helena Peabody", contest Elena estoicamente.
"Hola Hel, soy yo."
"Hola Bette. Es estupendo escuchar tu voz. ¿Cómo estás?”.
“Estoy bien Hel. Quería saber si podemos hablar. Estoy en San Francisco este fin de semana. ¿Podemos vernos hoy?”.
“De acuerdo. Estoy en Sausalito esta mañana en una exposición, pero tengo que volver al SFMOMA sobre las 3. ¿Por qué no quedamos allí después de las 3?. Te enseñaré algunas obras horrorosas que están intentando pasar por arte ahora.”
“Genial. Estaré allí a las 4. Si cambias de planes me llamas a mi móvil, ¿vale?”.
“De acuerdo. Nos vemos, Bette”.
“Adiós, Hel”. Bette se sintió mejor por tener la oportunidad de hablar con Helena. Habían jugado a los mensajes de teléfono la semana que había estado ausente. Bette sabía que Helena estaría furiosa por su relación con Tina pero tenía que averiguar por qué. También sabía que tenía que comportarse con mucho tacto en este tema hasta que se lo descubriera”.
Tina estaba terminando su ritual matutino de saludos al sol cuando BEtte reapareció en la habitación. La suite era lo suficientemente grande para no tener que estar todo el rato compartiendo el mismo sitio. Ambas necesitaban su espacio, así que esto era ideal.
“¿Te molesta si estoy aquí contigo?”, preguntó Bette con una voz inconfundiblemente sexy, mirando a Tina directamente.
“Sólo si te comportas bien, cariño. Tengo que mirar por el negocio ahora”, dijo Tina mientras bajaba las manos y las ponía a los lados.
“Ya sabemos como te gusta cuidar el negocio, Tina. Maldición. Sólo ha sido un flashback”, gimió Bette.
Bette cogió una esterilla y se sentó junto a la poderosa reina del sol. Se miraron una a la otra juguetonamente durante unos segundos antes de que Tina reclamara un comportamiento serio. Estuvo haciendo. Hizo una serie de posturas y ejercicios de respiración. Tina no se imaginaba lo flexible y fuerte que era Bette. Estaba impresionada.
“Bette, tu forma es excelente. Digo esto como instructora no como alguien que piensa que el mundo gira alrededor de ti”.
“Muchas gracias a la instructora y no a alguien que piensa que el mundo gira alrededor de mi”.
“Todavía no has venido a ninguna de mis clases. ¿por qué?”
“Porque está llena de admiradoras, en primer lugar. Y además, no puedes ir sin avisar un mes antes. Es como si tuvieras royalty o algo así. Es disparatado”.
“Sin embargo, te he visto en acción en más de una ocasión. En realidad, el día que traté de asistir a una clase, me hizo volver el tipo que estaba en la puerta. Me quedé un rato y miré por la ventana. Tenías todo de color morado ese día, y fue asombroso verte trabajar. Recuerdo lo caliente que me puse solo mirándote”.
“Era Jeff el que estaba en la puerta; ni siquiera sabía que habías tratado de asistir”.
“Mira, tienes que darme un poco de crédito”.
“Me gustaría darte mucho más que crédito, cariño”, dijo Tina levantando la ceja y dirigiendo los ojos al culo de Bette.
“Apuesto que te gustaría, Kennard”.
“Cariño, ¿quieres venir conmigo al centro Moscone a prepararlo todo para mañana?
“Depende. ¿Te vas ahora?”, preguntó Bette cuando regresó a su posición vertical después de hacer la postura del perro.
“Si, en cuanto me duche y me vista. No hay ningún problema si no quieres venir, yo sólo preguntaba”.
“Si, me parece bien. Tina finalmente conseguí hablar con Helena y hemos quedado esta tarde a las 4. Tengo que hablar con ella en persona. Me mata que no lo hayamos hecho desde que se fue, así que hemos quedado en el museo. ¿Quieres venir?”.
“No, creo que pasaré. Tengo que asegurarme que todo mi material ha llegado y repasarlo todo para mi primer taller de mañana. Salúdala de mi parte. “ Tina se rió mientras se dirigía a la ducha.
Bette sabía que Tina no quería ir pero pensaba que era porque quería hacer lo correcto. Era absolutamente imperativo para ella entender la situación con Tina y Helena y así ella no tendría que ir con tanto cuidado con ellas.
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Re: [Terminado] Saludos al sol
bette=
tina y helena = :triste:
me encanta=
total=
thanks anita=
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Re: [Terminado] Saludos al sol
A las 3,55pm Bette estaba atravesando las puertas del MOMA de San Francisco. Estaba contenta de llegar 5 min. Antes, y mostró una expresión de satisfacción cuando vio a Helena elegantemente serena, de pie delante de la puerta conversando con algunos clientes muy bien vestidos. Se la veía exquisita. Bette recordó sus días de trajes de chaqueta y blusas de seda y los echó de menos. Aunque indudablemente su trabajo atlético diario era más cómodo. Hoy llevaba unos capris de lino negro, un top fucsia de seda con tiras diminutas y sandalias negras. Bette estuvo dando vueltas por la sala hasta que el pequeño grupo se dispersó. Estuvo echando un vistazo, y alabó algo del original y todavía interesente arte y criticó obras que no le eran familiares. Se puso un poco triste cuando recordó que antes este era su mundo. Aún reconociendo que todavía lo extrañaba, no estaba segura de que pudiera volver a el otra vez.
“My querida Bette, se t eve estupenda. ¡Y has llegado tan pronto!. ¡No me lo puedo creer! ¿Qué demonios te ha pasado?,. Pareces una persona totalmente diferente. ¡Pareces tan viva!”
“Gracias Hel, tu tampoco estás mal. ¿Cómo te va por aquí?
“No demasiado mal. Hemos estado preparando la exposición de Otoño con 3 artistas, y mi querida madre no ha asomado la nariz por mis negocios, así que dentro de lo que cabe es un triunfo”.
“Tiene buenas intenciones, ya lo sabes Hel”, dijo Bette con sinceridad.
“Vamos a mi oficina. Es bastante vulgar, pero es temporal”. Bette se rió y agitó la cabeza mientras describía su oficina.
“Por favor”, Helena hizo señas a un guardia con chaqueta azul. “Toma asiento. Voy a dejar la puerta abierta porque si la cierro me volveré loca y me asfixiaré”.
Helena estaba sentada en el filo de su escritorio de nogal, mirando hacia abajo, a la alfombra azul y oro y después dibujó una sonrisa antes de mirar los ojos que tanto anhelaba ver. “Siento mucho que nos peleáramos, Bette. Me sentí tan mal después que me creí morir, Lloré durante todo el viaje hasta aquí. Es porque siempre tengo la necesidad protegerte”.
“Lo comprendo, Hel, pero no eres mi madre. Sé que en el fondo lo haces por mi interés, pero soy yo quien tiene que elegir libremente a las personas con las que quiero pasar mi tiempo”.
“Tienes razón querida, mientras no sea Tina Kennard”.
Los ojos de Bette miraron a Helena con ira .
“Ya estamos otra vez. ¿Y por qué Hel?”.
“Porque esa mujer es una serpiente y está haciendo que mi vida sea un infierno”.
“¿Cómo? ¿Por qué está haciendo que tu vida sea un infierno?”.
“Primero fue Darby, y ahora tu”.
“¿De qué estás hablando?. Esto es nuevo, Helena. Dime que ocurrió con Darby”.
“Tu “amiga” se veía con Darby cuando estábamos casadas. Tuvieron una aventura amorosa, aunque fue breve. Un día Darby murió. Venía de una de las clases de Tina”.
Fue como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. “Oh, Hel lo siento, no tenía ni idea”. Bette no podía describir el dolor que su corazón sentía. Hubiera querido golpear a Tina. ¿Cómo se atrevió a interferir entre Helena y Darby?. Bette no le podía decir a su compañera de habitación nada sobre su relación con Tina porque no estaba segura de lo que haría. Su cabeza estaba a punto de explotar”.
“Bette, solo quiero que seas feliz, y si, se que a veces puedo parecer tu madre, pero es sólo porque me preocupo mucho por ti. Tu amistad es muy importante para mi. Y te quiero”
“Yo también te quiero Hel, lo sabes. Perdóname por las cosas horribles que he dicho sobre ti”.
“Sólo si haces lo mismo por mi. Supongo que esto es un perdón condicional, no?”.
Bette sonrió, y suavemente dijo. “Por supuesto que te perdono Hel”.
“¿Bette?”
“¿Si?”
“Hay algo que te quiero decir. Me había dicho a mi misma que te lo diría la próxima vez que te viera. Y eso es ahora.”. Helena suspiró profundamente y buscó los ojos de Bette mientras los suyos propios empezaron a ponerse acuosos. “Tu amistad es una de las cosas más importantes en mi vida Bette. Aún no me creo como nos tratamos al principio, y ahora no sabría que hacer sin ti. Me has ayudado en el peor momento de mi vida y te estoy muy agradecida por eso. Sé que tuvimos una pelea antes de venir aquí, pero eso no cambian mis sentimientos por ti. Supongo que lo que estoy intentando decirte, Bette, es que te quiero. Me di cuenta de esto hace tiempo pero he estado ocultando mis sentimientos porque no quería dañar nuestra amistad. La cuestión es que no puedo evitar estos sentimientos. Me han vencido. Ya lo viste el día que volviste a casa y Lauren tenía su cabeza sobre mi, en el sofá. En ese momento sólo podía pensar en ti. Y ahora, en cualquier momento, sólo puedo pensar en ti”. Helena le sonrió. Miró al suelo, y luego, tímidamente, a Bette. Helena also una mano hacia el cielo, dandose por vencida. “Estoy enamorada de ti, Bette Porter”.
Bette agarró a su incomodada amia con una mano y la echó encima del sofá.
Se abrazaron con un abrazo fuerte y significativo. Se transmitieron tantas cosas en aquel momento. Toda la confianza que se tenían, toda la pena compartida, todas las cosas que no se habían dicho se las dijeron en aquel momento sin palabras. Bette se apartó y mantuvo su mirada fija en el rostro de Helena. Sus ojos inpeccionaron el pelo oscuro rizado, sus hermosos ojos verdes y su brillante y simpática sonrisa. También pensó en el gran corazón que sin duda alguna tenía aquella mujer.
Helena se apretó más a Bette, y le susurró al oído, “¿Te gusta lo que ves, Bette?”. Helena buscó los oscuros ojos de Bette e hizo que su sonrisa brillante le adornara la cara. Bette se lamió los labios depacio, mientras Helena, decidida, se acercaba aún mas. Su respiración se hizo irregular, las dos notaron el cambio de la otra. Helena colocó sus labios rojos sobre los de Bette, cerró los ojos, y gimió suavemente. Bette devolvió un beso tierno, y con sus manos rodeó la cara de Helena. “Desearía hacer desaparecer todo lo malo Hel.” Besó a Helena otra vez suavemente en los labios y saboreó el gusto dulce del aliento fresco de Helena y del lápiz de labios rojo. “Esto es un buen principio”, susurró Helena. Se besaron dulcemente, sin preguntarse como habían llegado hasta ahí. La boca de Bette se abrió y permitió que la lengua de Helena entrara sin resistencia. Bette dejó que el beso acabara y rápidamente se apartó. “Lo siento Hel, no puedo”
“My querida Bette, se t eve estupenda. ¡Y has llegado tan pronto!. ¡No me lo puedo creer! ¿Qué demonios te ha pasado?,. Pareces una persona totalmente diferente. ¡Pareces tan viva!”
“Gracias Hel, tu tampoco estás mal. ¿Cómo te va por aquí?
“No demasiado mal. Hemos estado preparando la exposición de Otoño con 3 artistas, y mi querida madre no ha asomado la nariz por mis negocios, así que dentro de lo que cabe es un triunfo”.
“Tiene buenas intenciones, ya lo sabes Hel”, dijo Bette con sinceridad.
“Vamos a mi oficina. Es bastante vulgar, pero es temporal”. Bette se rió y agitó la cabeza mientras describía su oficina.
“Por favor”, Helena hizo señas a un guardia con chaqueta azul. “Toma asiento. Voy a dejar la puerta abierta porque si la cierro me volveré loca y me asfixiaré”.
Helena estaba sentada en el filo de su escritorio de nogal, mirando hacia abajo, a la alfombra azul y oro y después dibujó una sonrisa antes de mirar los ojos que tanto anhelaba ver. “Siento mucho que nos peleáramos, Bette. Me sentí tan mal después que me creí morir, Lloré durante todo el viaje hasta aquí. Es porque siempre tengo la necesidad protegerte”.
“Lo comprendo, Hel, pero no eres mi madre. Sé que en el fondo lo haces por mi interés, pero soy yo quien tiene que elegir libremente a las personas con las que quiero pasar mi tiempo”.
“Tienes razón querida, mientras no sea Tina Kennard”.
Los ojos de Bette miraron a Helena con ira .
“Ya estamos otra vez. ¿Y por qué Hel?”.
“Porque esa mujer es una serpiente y está haciendo que mi vida sea un infierno”.
“¿Cómo? ¿Por qué está haciendo que tu vida sea un infierno?”.
“Primero fue Darby, y ahora tu”.
“¿De qué estás hablando?. Esto es nuevo, Helena. Dime que ocurrió con Darby”.
“Tu “amiga” se veía con Darby cuando estábamos casadas. Tuvieron una aventura amorosa, aunque fue breve. Un día Darby murió. Venía de una de las clases de Tina”.
Fue como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. “Oh, Hel lo siento, no tenía ni idea”. Bette no podía describir el dolor que su corazón sentía. Hubiera querido golpear a Tina. ¿Cómo se atrevió a interferir entre Helena y Darby?. Bette no le podía decir a su compañera de habitación nada sobre su relación con Tina porque no estaba segura de lo que haría. Su cabeza estaba a punto de explotar”.
“Bette, solo quiero que seas feliz, y si, se que a veces puedo parecer tu madre, pero es sólo porque me preocupo mucho por ti. Tu amistad es muy importante para mi. Y te quiero”
“Yo también te quiero Hel, lo sabes. Perdóname por las cosas horribles que he dicho sobre ti”.
“Sólo si haces lo mismo por mi. Supongo que esto es un perdón condicional, no?”.
Bette sonrió, y suavemente dijo. “Por supuesto que te perdono Hel”.
“¿Bette?”
“¿Si?”
“Hay algo que te quiero decir. Me había dicho a mi misma que te lo diría la próxima vez que te viera. Y eso es ahora.”. Helena suspiró profundamente y buscó los ojos de Bette mientras los suyos propios empezaron a ponerse acuosos. “Tu amistad es una de las cosas más importantes en mi vida Bette. Aún no me creo como nos tratamos al principio, y ahora no sabría que hacer sin ti. Me has ayudado en el peor momento de mi vida y te estoy muy agradecida por eso. Sé que tuvimos una pelea antes de venir aquí, pero eso no cambian mis sentimientos por ti. Supongo que lo que estoy intentando decirte, Bette, es que te quiero. Me di cuenta de esto hace tiempo pero he estado ocultando mis sentimientos porque no quería dañar nuestra amistad. La cuestión es que no puedo evitar estos sentimientos. Me han vencido. Ya lo viste el día que volviste a casa y Lauren tenía su cabeza sobre mi, en el sofá. En ese momento sólo podía pensar en ti. Y ahora, en cualquier momento, sólo puedo pensar en ti”. Helena le sonrió. Miró al suelo, y luego, tímidamente, a Bette. Helena also una mano hacia el cielo, dandose por vencida. “Estoy enamorada de ti, Bette Porter”.
Bette agarró a su incomodada amia con una mano y la echó encima del sofá.
Se abrazaron con un abrazo fuerte y significativo. Se transmitieron tantas cosas en aquel momento. Toda la confianza que se tenían, toda la pena compartida, todas las cosas que no se habían dicho se las dijeron en aquel momento sin palabras. Bette se apartó y mantuvo su mirada fija en el rostro de Helena. Sus ojos inpeccionaron el pelo oscuro rizado, sus hermosos ojos verdes y su brillante y simpática sonrisa. También pensó en el gran corazón que sin duda alguna tenía aquella mujer.
Helena se apretó más a Bette, y le susurró al oído, “¿Te gusta lo que ves, Bette?”. Helena buscó los oscuros ojos de Bette e hizo que su sonrisa brillante le adornara la cara. Bette se lamió los labios depacio, mientras Helena, decidida, se acercaba aún mas. Su respiración se hizo irregular, las dos notaron el cambio de la otra. Helena colocó sus labios rojos sobre los de Bette, cerró los ojos, y gimió suavemente. Bette devolvió un beso tierno, y con sus manos rodeó la cara de Helena. “Desearía hacer desaparecer todo lo malo Hel.” Besó a Helena otra vez suavemente en los labios y saboreó el gusto dulce del aliento fresco de Helena y del lápiz de labios rojo. “Esto es un buen principio”, susurró Helena. Se besaron dulcemente, sin preguntarse como habían llegado hasta ahí. La boca de Bette se abrió y permitió que la lengua de Helena entrara sin resistencia. Bette dejó que el beso acabara y rápidamente se apartó. “Lo siento Hel, no puedo”
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Saludos al sol
gracias anita
lurdes beals- Un respeto, soy forera VIP
- Cantidad de envíos : 1375
Localización : EE.UU
Personajes favoritos : bastante
Fecha de inscripción : 05/03/2008
Re: [Terminado] Saludos al sol
Mil gracias anita! :abrazo:
kamakaII- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 219
Localización : Running with Jennifer around the world
Fecha de inscripción : 15/05/2008
hola
Hola chicas
Hola Anita
¿Qué tal?
Aún no te he dado las gracias por seguir posteando este ff
Gracias
Un pajarito ha comentado en el foro que tienes buena parte del ff traducido, y que además está en su recta final,
y por otro lado, aquí estamos, ¿nos ves, nos lees, nos sientes?, agradecidas y esperanzadas en que no lo dejes,
( )
¿Crees en la casualidad?
yo creo el azar no existe, es la forma que tiene el destino de mostrarse para no asustarnos demasiado,
Hola Anita
¿Qué tal?
Aún no te he dado las gracias por seguir posteando este ff
Gracias
Un pajarito ha comentado en el foro que tienes buena parte del ff traducido, y que además está en su recta final,
y por otro lado, aquí estamos, ¿nos ves, nos lees, nos sientes?, agradecidas y esperanzadas en que no lo dejes,
( )
¿Crees en la casualidad?
yo creo el azar no existe, es la forma que tiene el destino de mostrarse para no asustarnos demasiado,
Invitado- Invitado
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