[Terminado] Saludos al sol
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Re: [Terminado] Saludos al sol
me encanta que sigas con el fic. Muchas gracias.
masay- Entérate, ya soy una usuaria conocida
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Re: [Terminado] Saludos al sol
wii wii..
graxias julia x seguir con ff ...
...cotinua cuando puedas ;)
graxias julia x seguir con ff ...
...cotinua cuando puedas ;)
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
Fantástico julia!!! muxas gracias por seguir... volvió Helena al terreno de juego...
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
Q cambio de tono este fic, un poco de relax también está bien después de los capítulos anteriores.
Xena- Cuídame que soy novata
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Capítulo 30
Parte 2 de 3 , “Una temporada”
“La gente entra en nuestras vida por una razón, una temporada o una vida entera. Cuando entiendes lo que es, sabes exactamente que hacer”. Michelle Ventor
“¿Quieres algo de comer o beber?”, preguntó Bette cerrando la puerta detrás de ellas.
Helena era incapaz de responder por el momento, mientras el recuerdo de Bette y Tina haciendo el amor a su llegada a la casa la atormentaba. Los sonidos de los gemidos suaves sólo cesaron cuando la fatigada mujer sacudió la cabeza para librarse de ellos.
“No, Bette. Estoy bien”, sonrió Helena cansada.
De pie, en medio de su salón, Helena Peabody parecía una forastera en tierra extraña. Suspiró fuertemente mientras sus ojos cansados recorrieron la sala, desde los muebles a los cuadros, al arte, a Bette; todas estas cosas le recordaban otros tiempos y temporadas más alegres.
“Helena, ¿estás bien?”.
Estaba perdida en su propio mundo de recuerdos de conversaciones y sueños. Estaba trastornada.
“Umm, lo siento, estoy un poco cansada. Ha sido un día muy largo”, confesó Helena, desplomándose en un otomano de gran tamaño que había comprado para Bette. Sonrió al recordarlo. La manta persa que estaba en el suelo llamó su atención. Helena sabía que este viaje iba a ser difícil y se preguntó por que no había insistido en alquilar una limusina que la llevara hasta casa. La presencia de Bette era siempre cálida, casi fogosa, y Helena no podía soportarlo. Helena intentó prestar atención a lo que su compañera de piso decía.
“Bien, puedes dormir en tu propia cama esta noche y te sentirás mejor”.
“No puedo quedarme aquí, Bette”.
Helena se levantó de repente con apariencia de urgencia y se alisó los pantalones. “Bette”, vaciló, “he aceptado un trabajo permanente en el museo de Nueva York. Ya sabes que he estado allí durante unos meses y sería una idiota si rechazara esa oferta”.
“Wow, ¿es eso lo que deseas?”.
Helena se rió y luego preguntó, “¿por qué te interesa ahora lo que deseo, Bette?”.
Bette respiró profundamente para intentar permanecer tranquila.
“Me importa porque deberías disfrutar de tu trabajo, dentro de lo que puedas”.
“Bien, ese caso, si. Este trabajo es definitivamente lo que quiero”, confirmó Helena.
El zumbido del móvil de Bette interrumpió el silencio. Sabía que probablemente era Tina, pero no contestó.
“¿No vas a contestar el teléfono, Bette?”.
Bette contestó la pregunta con un movimiento de su mano. “Si es importante, dejarán un mensaje”.
“Quieres decir que Tina dejará un mensaje”.
“Si, si la llamada fuera de Tina, dejará un mensaje si es importante”.
“¿Es así?”
“No quiero hacer esto, Hel”.
“¿No quieres hacer qué? Estábamos hablando sobre mis deseos y ahora hemos cambiado a tus deseos. Tus deseos no tienen nada que ver conmigo, Bette, ¿lo recuerdas?”.
Bette se preguntó por qué había escuchado la voz interior que le decía que fuera a recoger a Helena al aeropuerto. No tenía idea de lo que hacía. Su amistad con Helena estaba acabada y no podía hacer nada por ella.
“Mira, Bette. He venido aquí sólo por unos días para cerrar algunos pequeños asuntos. No voy a vender la casa, puedes quedarte aquí, por favor, hazlo. Pero en algún momento supongo que Tina y tu os iréis a vivir juntas y entonces decidiré lo que hago con la casa”.
Bette estaba sorprendida por los pensamientos de Helena, ya que ni ella misma podía pensar en un futuro tan lejano. Pero Tina si que era una planificadora extraordinaria. Bette centró su mente en el salón y en la conversación presente.
“Helena, te tengo aprecio y siempre te lo tendré”, una pequeña sonrisa vino y se fue, “de verdad que siento que no hayamos podido borrarlo todo y empezar de nuevo”. Bette se acercó a la mujer que no quería dormir en su propia casa. Helena sintió que se deshacía. Se sintió destrozada y sola, con el corazón roto en un millón de pedazos. Esperó con impaciencia que los brazos consoladores de Bette la abrazaran y la consolaran. “Esos brazos pertenecen a Tina”, pensó. Helena casi se derrumbó cuando el abrazo fuerte de Bette la rodeó y la apretó. Las lágrimas empezaron a caer por las mejillas de las dos mujeres.
Helena rompió el silencio y habló al oído de Bette, “gracias por ir a recogerme al aeropuerto”.
“No hay de que”, Bette se sorbió los mocos, la cabeza le empezaba a doler.
“Y gracias a ti, Hel, por recogerme y ayudarme. No sé donde estaría ahora si no nos hubiéramos hecho amigas. Tu estuviste ahí cuando te necesité. Gracias”.
“Definitivamente el placer ha sido mío, Bette”, susurró Helena mientras apartaba el pelo de Bette. Sonrió. Se sostuvieron la una a la otra mientras lloraban y recordaban tiempos pasados. Llorando juntas como habían hecho tantas veces en el pasado. Cuando se separaron, siguieron llorando, recordando que hubo un tiempo en que estuvieron unidas, antes de que las cosas se estropearan.
El inicio de su amistad nació cuando sus seres más cercanos se separaron de ellas. Fue una separación imprevista y no deseada, sin embargo, fue una despedida. Ahora parecía que ellas también se despedían de forma imprevista y no deseada, pero también era una despedida.
………………………………………
Tina se sentó sobre la capota de su coche y contempló el cielo y la puesta de sol. Suspiró profundamente y se puso en estado de concentración. Cerró los ojos, cruzó las piernas y se centró. Un beso suave en sus labios rompió su concentración. Bette sabía que a Tina no le gustaba que la interrumpieran, pero no podía evitarlo.
“Hola, preciosa”, saludó una sonriente Tina notando el color rojizo en los ojos de Bette.
“Hola, ¿qué estabas haciendo, T.?”
“Le estaba diciendo adiós al día, y dándole la bienvenida a la noche, y cuando recibí ese beso tan agradable, te dije hola a ti”, Tina se rió, “¿cómo fueron las cosas con Helena?”.
“Bien”.
Tina sabía que Bette todavía estaba asimilando lo que había pasado y no podía compartir esa información aún. Aunque tenía curiosidad por saber lo que había pasado, sabía que era mejor dejarla tranquila.
Bette se sentó junto a su novia en la capucha del coche. Se sentaron juntas, con las manos unidas y mirando el cielo oscuro.
Tina limpió una lágrima solitaria de la mejilla de su novia. El silencio era espeso. Bette se acurrucó junto a Tina mientras silenciosamente despedía el día, daba la bienvenida a la noche y le decía adiós a Helena.
Parte 2 de 3 , “Una temporada”
“La gente entra en nuestras vida por una razón, una temporada o una vida entera. Cuando entiendes lo que es, sabes exactamente que hacer”. Michelle Ventor
“¿Quieres algo de comer o beber?”, preguntó Bette cerrando la puerta detrás de ellas.
Helena era incapaz de responder por el momento, mientras el recuerdo de Bette y Tina haciendo el amor a su llegada a la casa la atormentaba. Los sonidos de los gemidos suaves sólo cesaron cuando la fatigada mujer sacudió la cabeza para librarse de ellos.
“No, Bette. Estoy bien”, sonrió Helena cansada.
De pie, en medio de su salón, Helena Peabody parecía una forastera en tierra extraña. Suspiró fuertemente mientras sus ojos cansados recorrieron la sala, desde los muebles a los cuadros, al arte, a Bette; todas estas cosas le recordaban otros tiempos y temporadas más alegres.
“Helena, ¿estás bien?”.
Estaba perdida en su propio mundo de recuerdos de conversaciones y sueños. Estaba trastornada.
“Umm, lo siento, estoy un poco cansada. Ha sido un día muy largo”, confesó Helena, desplomándose en un otomano de gran tamaño que había comprado para Bette. Sonrió al recordarlo. La manta persa que estaba en el suelo llamó su atención. Helena sabía que este viaje iba a ser difícil y se preguntó por que no había insistido en alquilar una limusina que la llevara hasta casa. La presencia de Bette era siempre cálida, casi fogosa, y Helena no podía soportarlo. Helena intentó prestar atención a lo que su compañera de piso decía.
“Bien, puedes dormir en tu propia cama esta noche y te sentirás mejor”.
“No puedo quedarme aquí, Bette”.
Helena se levantó de repente con apariencia de urgencia y se alisó los pantalones. “Bette”, vaciló, “he aceptado un trabajo permanente en el museo de Nueva York. Ya sabes que he estado allí durante unos meses y sería una idiota si rechazara esa oferta”.
“Wow, ¿es eso lo que deseas?”.
Helena se rió y luego preguntó, “¿por qué te interesa ahora lo que deseo, Bette?”.
Bette respiró profundamente para intentar permanecer tranquila.
“Me importa porque deberías disfrutar de tu trabajo, dentro de lo que puedas”.
“Bien, ese caso, si. Este trabajo es definitivamente lo que quiero”, confirmó Helena.
El zumbido del móvil de Bette interrumpió el silencio. Sabía que probablemente era Tina, pero no contestó.
“¿No vas a contestar el teléfono, Bette?”.
Bette contestó la pregunta con un movimiento de su mano. “Si es importante, dejarán un mensaje”.
“Quieres decir que Tina dejará un mensaje”.
“Si, si la llamada fuera de Tina, dejará un mensaje si es importante”.
“¿Es así?”
“No quiero hacer esto, Hel”.
“¿No quieres hacer qué? Estábamos hablando sobre mis deseos y ahora hemos cambiado a tus deseos. Tus deseos no tienen nada que ver conmigo, Bette, ¿lo recuerdas?”.
Bette se preguntó por qué había escuchado la voz interior que le decía que fuera a recoger a Helena al aeropuerto. No tenía idea de lo que hacía. Su amistad con Helena estaba acabada y no podía hacer nada por ella.
“Mira, Bette. He venido aquí sólo por unos días para cerrar algunos pequeños asuntos. No voy a vender la casa, puedes quedarte aquí, por favor, hazlo. Pero en algún momento supongo que Tina y tu os iréis a vivir juntas y entonces decidiré lo que hago con la casa”.
Bette estaba sorprendida por los pensamientos de Helena, ya que ni ella misma podía pensar en un futuro tan lejano. Pero Tina si que era una planificadora extraordinaria. Bette centró su mente en el salón y en la conversación presente.
“Helena, te tengo aprecio y siempre te lo tendré”, una pequeña sonrisa vino y se fue, “de verdad que siento que no hayamos podido borrarlo todo y empezar de nuevo”. Bette se acercó a la mujer que no quería dormir en su propia casa. Helena sintió que se deshacía. Se sintió destrozada y sola, con el corazón roto en un millón de pedazos. Esperó con impaciencia que los brazos consoladores de Bette la abrazaran y la consolaran. “Esos brazos pertenecen a Tina”, pensó. Helena casi se derrumbó cuando el abrazo fuerte de Bette la rodeó y la apretó. Las lágrimas empezaron a caer por las mejillas de las dos mujeres.
Helena rompió el silencio y habló al oído de Bette, “gracias por ir a recogerme al aeropuerto”.
“No hay de que”, Bette se sorbió los mocos, la cabeza le empezaba a doler.
“Y gracias a ti, Hel, por recogerme y ayudarme. No sé donde estaría ahora si no nos hubiéramos hecho amigas. Tu estuviste ahí cuando te necesité. Gracias”.
“Definitivamente el placer ha sido mío, Bette”, susurró Helena mientras apartaba el pelo de Bette. Sonrió. Se sostuvieron la una a la otra mientras lloraban y recordaban tiempos pasados. Llorando juntas como habían hecho tantas veces en el pasado. Cuando se separaron, siguieron llorando, recordando que hubo un tiempo en que estuvieron unidas, antes de que las cosas se estropearan.
El inicio de su amistad nació cuando sus seres más cercanos se separaron de ellas. Fue una separación imprevista y no deseada, sin embargo, fue una despedida. Ahora parecía que ellas también se despedían de forma imprevista y no deseada, pero también era una despedida.
………………………………………
Tina se sentó sobre la capota de su coche y contempló el cielo y la puesta de sol. Suspiró profundamente y se puso en estado de concentración. Cerró los ojos, cruzó las piernas y se centró. Un beso suave en sus labios rompió su concentración. Bette sabía que a Tina no le gustaba que la interrumpieran, pero no podía evitarlo.
“Hola, preciosa”, saludó una sonriente Tina notando el color rojizo en los ojos de Bette.
“Hola, ¿qué estabas haciendo, T.?”
“Le estaba diciendo adiós al día, y dándole la bienvenida a la noche, y cuando recibí ese beso tan agradable, te dije hola a ti”, Tina se rió, “¿cómo fueron las cosas con Helena?”.
“Bien”.
Tina sabía que Bette todavía estaba asimilando lo que había pasado y no podía compartir esa información aún. Aunque tenía curiosidad por saber lo que había pasado, sabía que era mejor dejarla tranquila.
Bette se sentó junto a su novia en la capucha del coche. Se sentaron juntas, con las manos unidas y mirando el cielo oscuro.
Tina limpió una lágrima solitaria de la mejilla de su novia. El silencio era espeso. Bette se acurrucó junto a Tina mientras silenciosamente despedía el día, daba la bienvenida a la noche y le decía adiós a Helena.
Re: [Terminado] Saludos al sol
Ohhhhh... grata sorpresa llegar de currar y encontrarme con esto!
muxas gracias julia!! genial como siempre...
muxas gracias julia!! genial como siempre...
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
ohh muy bonito!!!
gracias julia... por seguir con el ff...
se acerca cada vez mas el fin ...
gracias julia... por seguir con el ff...
se acerca cada vez mas el fin ...
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
Gracias julia, a ver si me pongo al día, q llevo un poco de retraso. Con lo bien q está.
Xena- Cuídame que soy novata
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Capítulo 30. Parte 3 de 3
¿Una vida entera?
“La gente entra en nuestras vida por una razón, una temporada o una vida entera. Cuando entiendas lo que es, sabrás exactamente que hacer”. Michelle Ventor
Alice Pieszecki y Bette Porter se sentaron una al lado de la otra detrás de Tina en el descanso de la clase de Ashtanga. Intercambiaron miradas cómplices y se rieron tontamente de modo incontrolable mientras Tina hablaba y se manifestaba a las masas. Las dos molestonas habían recibido ya una mirada estricta de la diosa del sol enfadada. Sin embargo, no fueron capaces de prestar atención a la advertencia y volvieron a hacer travesuras.
“Mierda, ahí viene”, masculló Alice desesperadamente mientras Bette intentaba controlar un ataque de risa.
“Vosotras dos, guasonas, estáis interrumpiendo mi clase”, susurró Tina severa.
“Lo siento, baby. Estaremos tranquilas a partir de ahora”, canturreó Bette dulcemente con los ojos brillantes de la risa. Tina no estaba impresionada. Se agachó delante de las alborotadoras y las miró seriamente.
“Bette, por favor, siéntate correctamente. Alice, ¿estás masticando chiclé en mi clase?”
“No, no estoy masticando chiclé, señorita Kennard. Pero estoy disfrutando del sabor de frutas de las bombas de chiclé. ¿Quieres una, T.?”.
“Dame eso”, exigió Tina extendiendo la mano. Alice masticó un poco antes de inclinarse para escupir el chiclé en la mano de Tina. Tina sonrió satisfecha y sacudió la cabeza con decepción. Mientras volvía al frente de su clase, Bette cerró los ojos llena de admiración . Cuando Tina se volvió para dirigir la clase, Bette quedó cegada por la mejor sonrisa del mundo.
Cuando acabó la clase, el dúo delincuente fue a hablar con la todopoderosa diosa del sol que estaba sudorosa e intentaba limpiarse el sudor. Notaron que un par de atractivas estudiantes novatas también esperaban para hablar con Tina. Sonrieron distraídamente cuando Tina se quitó la ceñida camiseta dejando al descubierto un estómago plano.
“¿Las novatas vamos de dos en dos?”, dijo Alice a media voz.
Bette se rio tontamente mientras Tina ponía los ojos en blanco.
“¿Por qué no?. T., tu atiende a tu legión de adoradoras adolescentes. Están muy impacientes por hablar contigo. Nosotras vamos a buscar algo para comer”, dijo Bette feliz. Alice estaba a mitad de camina de la puerta. “Vamos Porter, necesito alguna fritanga con queso para restablecer mi equilibrio”, gritó.
Tina miró a su novia y le dirigió una sonrisa. “¿Sabes Bette?. Sería agradable que al menos fingieras mostrar un grado diminuto de preocupación por las mujeres extrañas que intentan coquetear conmigo”.
“¿Realmente quieres volver a esos tiempos?. Nos vemos más tarde. Te quiero.”
Un rápido beso aterrizó en la mejilla de Tina antes de que Bette se girara y acelerara el paso para alcanzar a Alice.
Desde el final de su amistad con Helena, Bette se había sentido algo deprimida, pero no tanto como Tina había esperado. Tina estaba agradecida y a menudo se preguntaba si esta suave depresión no sería la calma antes de la tormenta. Por lo menos, la comunicación entre las dos permanecía abierta y se visitaban tantas veces como creían oportuno. Tina comprendía que aunque ella y Helena nunca se hubieran llevado bien, la mujer elegante siempre había estado allí ayudando a Bette y ella apreciaba su generosidad.
Alice había entrado tan rápida y audazmente en la vida de Bette que la entrenadora personal no había tenido tiempo para reaccionar. La rubia entretenía a Bette con sus payasadas y mostraba tener un corazón de oro, aunque revestido de capas de sarcasmo. Alice siguió entrenándose con Bette, y poco a poco comenzaron a tener conversaciones íntimas. Alice invitó a Bette a asistir a una de las reuniones de su club de vino y poco después Bette ya tenía carnet de socia. La mujer bronceada saboreaba la vida social y Tina era más que feliz a ver a su novia tan ocupada.
Cuando Tina llegó a casa por la tarde descubrió a Bette abajo, en el estudio. La rubia sonriente se acercó despacio por detrás de su novia y habló todo lo suave que pudo.
“Hola”
“Ey, ¿cómo estás? ¿Lo hago correctamente?”.
Tina corrigió la postura de Bette. “Cariño, si tu y Alice hubierais estado atentas en la clase sabrías hacer esto. Pero os estabais riendo como tontas. Si te ríes cuando estás intentando hacer una postura interfieres con el prana y la respiración. Eso dificulta el objetivo de purificar nuestros canales de energía”.
“De todos modos, ¿qué era lo que os hacía tanta gracia?”, preguntó Tina.
“Todo, T.”, Bette se rió tontamente otra vez, “estábamos en un estado de humor en que todo nos parecía gracioso. Siento que hayamos sido tan alborotadoras. No ocurrirá otra vez”
“Es bueno verte reir , Bette, sólo que intenta no hacerlo en mi clase”. La verdad era que Tina prefería verla reír las 24 h. del día, pero no se lo podía decir. No le podía decir a su novia que cuando la oyó reír disimuladamente en la clase su corazón brincó de alegría.
“Perfecto, Bette”. Tina se alejó para admirar la difícil postura de Bette. Colocó su mano en sitios bien definidos mientras Bette se estremecía y se reía tontamente.
“Me haces cosquillas, T.”
Tina no le hizo caso. Estaba centrada en ayudar a Bette a obtener la perfección. “Ahora sí, tu postura es excelente”, se rió.
“Me gusta que seas tan seria con el yoga Tina. Parece que te olvidas de todo lo demás cuando estás trabajando”.
Una sonrisa caliente apareció en la boca de Tina. “El yoga es un asunto serio, Bette y respeto su poder”, declaró Tina mientras hacía sin ningún esfuerzo la misma postura que su novia. Bette ya no pudo aguantar más y se sentó a observar a la flexible mujer que estaba delante de ella. “Podría estar siempre mirándote, T.”
Tina sonrió. Terminó la postura y después se quedó tendida colocando la cabeza en el regazo de Bette.
“¿Tu sabes lo feliz que me haces, Tina?”.
“Me hago una idea, pero ¿por qué no refrescas mi memoria?”. Tina se rió, le gustaba cuando Bette estaba tan cerca. Nunca se cansaba de escuchar lo feliz que era Bette y esta información hacía que su propia alegría subiera como un cohete.
“Bien, lo haré”, se rió Bette jugando con sus dedos entre los rizos de oro.
“Mi mundo es maravillosamente brillante gracias a ti, Tina. Me haces elevar mi espíritu y a veces parece que puedo volar. Me haces sentirme muy valorada, y sé cuanto me amas”.
Una sonrisa sexy apareció en el rostro seductor de Tina. Rápidamente se fundió en el suelo que estaba debajo de ella.
“Siento tu amor cuando me miras, cuando me dices buenos días, cuando me llamas preciosa, y también cuando callas. Tu amor está hecho a mi medida. Se ajusta a mi, ¿sabes?, es suave, confortante y delicado, y sin embargo tiene también una capa fuerte de protección, y me protege y me cubre constantemente”.
Tina buscaba la voz, que la había perdido, mientras observaba la cara expresiva por encima de ella. Limpiando la garganta consiguió hablar muy bajo, “y tu lo llevas muy bien”.
Otra vez Bette intensificó el momento con una sonrisa marca de la casa. Tina sintió que se moría de placer.
“No sé lo que hice para merecerte, Bette. Todavía no sé lo que hago. Pero quiero que sepas que todos los días doy las gracias por haberte conocido, y por estar contigo”.
Bette sentía que la pasión crecía, tomó aliento y dijo, “Te amo, Tina”.
“Y yo te amo más”.
…………………………………………
¿Una vida entera?
“La gente entra en nuestras vida por una razón, una temporada o una vida entera. Cuando entiendas lo que es, sabrás exactamente que hacer”. Michelle Ventor
Alice Pieszecki y Bette Porter se sentaron una al lado de la otra detrás de Tina en el descanso de la clase de Ashtanga. Intercambiaron miradas cómplices y se rieron tontamente de modo incontrolable mientras Tina hablaba y se manifestaba a las masas. Las dos molestonas habían recibido ya una mirada estricta de la diosa del sol enfadada. Sin embargo, no fueron capaces de prestar atención a la advertencia y volvieron a hacer travesuras.
“Mierda, ahí viene”, masculló Alice desesperadamente mientras Bette intentaba controlar un ataque de risa.
“Vosotras dos, guasonas, estáis interrumpiendo mi clase”, susurró Tina severa.
“Lo siento, baby. Estaremos tranquilas a partir de ahora”, canturreó Bette dulcemente con los ojos brillantes de la risa. Tina no estaba impresionada. Se agachó delante de las alborotadoras y las miró seriamente.
“Bette, por favor, siéntate correctamente. Alice, ¿estás masticando chiclé en mi clase?”
“No, no estoy masticando chiclé, señorita Kennard. Pero estoy disfrutando del sabor de frutas de las bombas de chiclé. ¿Quieres una, T.?”.
“Dame eso”, exigió Tina extendiendo la mano. Alice masticó un poco antes de inclinarse para escupir el chiclé en la mano de Tina. Tina sonrió satisfecha y sacudió la cabeza con decepción. Mientras volvía al frente de su clase, Bette cerró los ojos llena de admiración . Cuando Tina se volvió para dirigir la clase, Bette quedó cegada por la mejor sonrisa del mundo.
Cuando acabó la clase, el dúo delincuente fue a hablar con la todopoderosa diosa del sol que estaba sudorosa e intentaba limpiarse el sudor. Notaron que un par de atractivas estudiantes novatas también esperaban para hablar con Tina. Sonrieron distraídamente cuando Tina se quitó la ceñida camiseta dejando al descubierto un estómago plano.
“¿Las novatas vamos de dos en dos?”, dijo Alice a media voz.
Bette se rio tontamente mientras Tina ponía los ojos en blanco.
“¿Por qué no?. T., tu atiende a tu legión de adoradoras adolescentes. Están muy impacientes por hablar contigo. Nosotras vamos a buscar algo para comer”, dijo Bette feliz. Alice estaba a mitad de camina de la puerta. “Vamos Porter, necesito alguna fritanga con queso para restablecer mi equilibrio”, gritó.
Tina miró a su novia y le dirigió una sonrisa. “¿Sabes Bette?. Sería agradable que al menos fingieras mostrar un grado diminuto de preocupación por las mujeres extrañas que intentan coquetear conmigo”.
“¿Realmente quieres volver a esos tiempos?. Nos vemos más tarde. Te quiero.”
Un rápido beso aterrizó en la mejilla de Tina antes de que Bette se girara y acelerara el paso para alcanzar a Alice.
Desde el final de su amistad con Helena, Bette se había sentido algo deprimida, pero no tanto como Tina había esperado. Tina estaba agradecida y a menudo se preguntaba si esta suave depresión no sería la calma antes de la tormenta. Por lo menos, la comunicación entre las dos permanecía abierta y se visitaban tantas veces como creían oportuno. Tina comprendía que aunque ella y Helena nunca se hubieran llevado bien, la mujer elegante siempre había estado allí ayudando a Bette y ella apreciaba su generosidad.
Alice había entrado tan rápida y audazmente en la vida de Bette que la entrenadora personal no había tenido tiempo para reaccionar. La rubia entretenía a Bette con sus payasadas y mostraba tener un corazón de oro, aunque revestido de capas de sarcasmo. Alice siguió entrenándose con Bette, y poco a poco comenzaron a tener conversaciones íntimas. Alice invitó a Bette a asistir a una de las reuniones de su club de vino y poco después Bette ya tenía carnet de socia. La mujer bronceada saboreaba la vida social y Tina era más que feliz a ver a su novia tan ocupada.
Cuando Tina llegó a casa por la tarde descubrió a Bette abajo, en el estudio. La rubia sonriente se acercó despacio por detrás de su novia y habló todo lo suave que pudo.
“Hola”
“Ey, ¿cómo estás? ¿Lo hago correctamente?”.
Tina corrigió la postura de Bette. “Cariño, si tu y Alice hubierais estado atentas en la clase sabrías hacer esto. Pero os estabais riendo como tontas. Si te ríes cuando estás intentando hacer una postura interfieres con el prana y la respiración. Eso dificulta el objetivo de purificar nuestros canales de energía”.
“De todos modos, ¿qué era lo que os hacía tanta gracia?”, preguntó Tina.
“Todo, T.”, Bette se rió tontamente otra vez, “estábamos en un estado de humor en que todo nos parecía gracioso. Siento que hayamos sido tan alborotadoras. No ocurrirá otra vez”
“Es bueno verte reir , Bette, sólo que intenta no hacerlo en mi clase”. La verdad era que Tina prefería verla reír las 24 h. del día, pero no se lo podía decir. No le podía decir a su novia que cuando la oyó reír disimuladamente en la clase su corazón brincó de alegría.
“Perfecto, Bette”. Tina se alejó para admirar la difícil postura de Bette. Colocó su mano en sitios bien definidos mientras Bette se estremecía y se reía tontamente.
“Me haces cosquillas, T.”
Tina no le hizo caso. Estaba centrada en ayudar a Bette a obtener la perfección. “Ahora sí, tu postura es excelente”, se rió.
“Me gusta que seas tan seria con el yoga Tina. Parece que te olvidas de todo lo demás cuando estás trabajando”.
Una sonrisa caliente apareció en la boca de Tina. “El yoga es un asunto serio, Bette y respeto su poder”, declaró Tina mientras hacía sin ningún esfuerzo la misma postura que su novia. Bette ya no pudo aguantar más y se sentó a observar a la flexible mujer que estaba delante de ella. “Podría estar siempre mirándote, T.”
Tina sonrió. Terminó la postura y después se quedó tendida colocando la cabeza en el regazo de Bette.
“¿Tu sabes lo feliz que me haces, Tina?”.
“Me hago una idea, pero ¿por qué no refrescas mi memoria?”. Tina se rió, le gustaba cuando Bette estaba tan cerca. Nunca se cansaba de escuchar lo feliz que era Bette y esta información hacía que su propia alegría subiera como un cohete.
“Bien, lo haré”, se rió Bette jugando con sus dedos entre los rizos de oro.
“Mi mundo es maravillosamente brillante gracias a ti, Tina. Me haces elevar mi espíritu y a veces parece que puedo volar. Me haces sentirme muy valorada, y sé cuanto me amas”.
Una sonrisa sexy apareció en el rostro seductor de Tina. Rápidamente se fundió en el suelo que estaba debajo de ella.
“Siento tu amor cuando me miras, cuando me dices buenos días, cuando me llamas preciosa, y también cuando callas. Tu amor está hecho a mi medida. Se ajusta a mi, ¿sabes?, es suave, confortante y delicado, y sin embargo tiene también una capa fuerte de protección, y me protege y me cubre constantemente”.
Tina buscaba la voz, que la había perdido, mientras observaba la cara expresiva por encima de ella. Limpiando la garganta consiguió hablar muy bajo, “y tu lo llevas muy bien”.
Otra vez Bette intensificó el momento con una sonrisa marca de la casa. Tina sintió que se moría de placer.
“No sé lo que hice para merecerte, Bette. Todavía no sé lo que hago. Pero quiero que sepas que todos los días doy las gracias por haberte conocido, y por estar contigo”.
Bette sentía que la pasión crecía, tomó aliento y dijo, “Te amo, Tina”.
“Y yo te amo más”.
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Estoy totalmente de acuerdo con la primera frase, seguro que sabemos que hacer cuando alguien entra en nuestras vidas, solo hay que ser algo osado para improvisar.
En cuento al fic, no me puedo imaginar a Bette tan sumisa y a Tina dando órdenes, pero seguro que todos los papeles pueden ser invertidos en la ficción, no tanto en la vida reral.
Gracias Julita
En cuento al fic, no me puedo imaginar a Bette tan sumisa y a Tina dando órdenes, pero seguro que todos los papeles pueden ser invertidos en la ficción, no tanto en la vida reral.
Gracias Julita
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
Muxas gracias julia!!!
q alegría que hayasseguido con el fic!! La verdad es que está muy interesante.
me encanta tu comentario maryjoe, la verdad es q por una vez q Tina mande en la pareja no pasa nada.. de vez en cuando va bien invertir los papeles, sino es muy aburrido.. jejejeje
q alegría que hayasseguido con el fic!! La verdad es que está muy interesante.
me encanta tu comentario maryjoe, la verdad es q por una vez q Tina mande en la pareja no pasa nada.. de vez en cuando va bien invertir los papeles, sino es muy aburrido.. jejejeje
Invitado- Invitado
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