[Terminado] Saludos al sol
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Tina comenzó ese rollo que conocía tan bien y gustosamente recitaba siempre a todo el que quisiera escucharla. Comenzó a hablar sin rodeos mientras buscaba los ojos de Bette y los examinaba con toda sinceridad.
“Bette la mayor parte de la gente no usa su capacidad de respirar entera, no están ni siquiera cerca en la mayor parte de los casos”. La voz de Tina era fuerte y seria. Esto significa que aspiramos de manera baja o baja respiración”. Tina demostraba su punto de vista inhalando aire y expulsándolo de forma desganada antes de continuar con su discurso. “Cuando hacemos esto, sólo se llena la parte superior del pecho cuando inhalamos. También se conoce como respiración pectoral, este tipo de respiración baja no productiva crea un desequilibrio en la producción de dióxido de carbono que puede terminar en hiperventilación y vértigo. Además, la mala respiración contribuye al stress, la enfermedad, las malas posturas y...”
El móvil de Tina sonó. Lo sacó del bolsillo delantero de sus vaqueros y miró quien llamaba.
“Perdóname Bette, tengo que contestar”. “Ey, cariño!”, contestó Tina alegremente.
Bette estaba en una especie de estupor etílico y no podía moverse ni mover los ojos, que miraban a Tina fijamente. Estaba asombrada por la radiante sabelotodo que estaba de pie delante de ella e hipnotizada por el discurso que acababa de recibir. La voz de Tina fluía suavemente en los oídos de Bette. Su cuerpo se movía con gracia por cualquier espacio que ocupara, con confianza y precisión.
Tina siguió hablando por teléfono, bajo, con un tono seductor. “entonces dime, cariño” , reveló una sonrisa de reproche y esperó unos segundos antes de continuar “¿te has mojado por mi?”. Sin esperar una respuesta, siguió, “apuesto que te has empapado, ¿verdad?”.
Bette contuvo la respiración y la dejó dentro de su garganta, amenazando con quedarse allí siempre. Inmediatamente introdujo las manos en los bolsillos y forzó a sus ojos a apartarse de Tina y mirar el suelo. Sus ojos buscaron algo, algo que la rescatara, comenzó a hacer círculos sobre la madera oscura con su pie desnudo. Inmediatamente sintió que le subía la temperatura y comprendió que todavía contenía el aliento.
Perceptiblemente excitada, Tina respiró pesadamente, hizo una pausa y severamente dijo, “mierda, cariño, ahora mismo me pongo en camino. Y cuando esté allí, será mejor que estés listo para cumplir la promesa que has hecho”. Cerró la tapa del móvil y lo devolvió al bosillo delantero de sus vaqueros. Sin excusarse, Tina volvió a mirar a la mujer aturdida que estaba delante de ella. “Deberías venir a una de mis clases de yoga, Bette. Creo que disfrutarías con ellas. Visítame la semana que viene cuando tengas algo de tiempo entre tus clientes. Ya te envié mi horario de clases por correo electrónico al trabajo. No lo borres de la bandeja de entrada y ven a una clase. Por Dios, Bette, solo estas en el piso de arriba.”, la voz de Tina volvió al tono bajo, seductor que había utilizado para su llamada telefónica. “Me gustaría que vinieras, Bette. Sé que quieres venir. Por favor, ven”.
Y dicho esto, Tina salió a paso alegre por la puerta de la calle y comenzó a caminar con paso firme hasta su casa.
“Bette la mayor parte de la gente no usa su capacidad de respirar entera, no están ni siquiera cerca en la mayor parte de los casos”. La voz de Tina era fuerte y seria. Esto significa que aspiramos de manera baja o baja respiración”. Tina demostraba su punto de vista inhalando aire y expulsándolo de forma desganada antes de continuar con su discurso. “Cuando hacemos esto, sólo se llena la parte superior del pecho cuando inhalamos. También se conoce como respiración pectoral, este tipo de respiración baja no productiva crea un desequilibrio en la producción de dióxido de carbono que puede terminar en hiperventilación y vértigo. Además, la mala respiración contribuye al stress, la enfermedad, las malas posturas y...”
El móvil de Tina sonó. Lo sacó del bolsillo delantero de sus vaqueros y miró quien llamaba.
“Perdóname Bette, tengo que contestar”. “Ey, cariño!”, contestó Tina alegremente.
Bette estaba en una especie de estupor etílico y no podía moverse ni mover los ojos, que miraban a Tina fijamente. Estaba asombrada por la radiante sabelotodo que estaba de pie delante de ella e hipnotizada por el discurso que acababa de recibir. La voz de Tina fluía suavemente en los oídos de Bette. Su cuerpo se movía con gracia por cualquier espacio que ocupara, con confianza y precisión.
Tina siguió hablando por teléfono, bajo, con un tono seductor. “entonces dime, cariño” , reveló una sonrisa de reproche y esperó unos segundos antes de continuar “¿te has mojado por mi?”. Sin esperar una respuesta, siguió, “apuesto que te has empapado, ¿verdad?”.
Bette contuvo la respiración y la dejó dentro de su garganta, amenazando con quedarse allí siempre. Inmediatamente introdujo las manos en los bolsillos y forzó a sus ojos a apartarse de Tina y mirar el suelo. Sus ojos buscaron algo, algo que la rescatara, comenzó a hacer círculos sobre la madera oscura con su pie desnudo. Inmediatamente sintió que le subía la temperatura y comprendió que todavía contenía el aliento.
Perceptiblemente excitada, Tina respiró pesadamente, hizo una pausa y severamente dijo, “mierda, cariño, ahora mismo me pongo en camino. Y cuando esté allí, será mejor que estés listo para cumplir la promesa que has hecho”. Cerró la tapa del móvil y lo devolvió al bosillo delantero de sus vaqueros. Sin excusarse, Tina volvió a mirar a la mujer aturdida que estaba delante de ella. “Deberías venir a una de mis clases de yoga, Bette. Creo que disfrutarías con ellas. Visítame la semana que viene cuando tengas algo de tiempo entre tus clientes. Ya te envié mi horario de clases por correo electrónico al trabajo. No lo borres de la bandeja de entrada y ven a una clase. Por Dios, Bette, solo estas en el piso de arriba.”, la voz de Tina volvió al tono bajo, seductor que había utilizado para su llamada telefónica. “Me gustaría que vinieras, Bette. Sé que quieres venir. Por favor, ven”.
Y dicho esto, Tina salió a paso alegre por la puerta de la calle y comenzó a caminar con paso firme hasta su casa.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Saludos al sol
diostodopoderoso!! me va dar algo !glub!
!está genial!!! anita
¿te gusta este fic a ti? espero que si porque si no menudo curro te estás metiendo
gracias de verdad
!está genial!!! anita
¿te gusta este fic a ti? espero que si porque si no menudo curro te estás metiendo
gracias de verdad
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
siiii me gusta... me gusta mucho... y este capi era muy gracioso me imagino a Tina en la posicion de la flor de loto en medio del comedor y la cara de Bette es genial traduciria mas a menudo si no estuviera de examenes. Tambien me ayuda a desconectar
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Saludos al sol
me alegra que te guste !está genial ! lo traduces de maravilla pero lo primero es lo primero
esto es mucho curro y encima tienes que estudiar .ánimo con los estudios rezaré para que todo te
salga bien .mucha suerte...en el argot del mundo del espectaculo se dice "mucha mierda"parece que les dá suerte jejeje jatetu .un beso ana
esto es mucho curro y encima tienes que estudiar .ánimo con los estudios rezaré para que todo te
salga bien .mucha suerte...en el argot del mundo del espectaculo se dice "mucha mierda"parece que les dá suerte jejeje jatetu .un beso ana
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
Bueno no conocia este foro hasta hoy que lurdes me paso el enlace para poder conectar con el foro, y veo que este foro esta genial, pero sinceramente sobre todo me he registrados por este FF, es para mi gusto de lo mejor que se ha publicado y saber que se esta traduciendo aquí no he tenido más remedio que registrarme.
Anita Gracias por la traducción de este GRAN FF, espero que lo sigas hasta el final, aquí tienes una incondicional seguidora ;)
Anita Gracias por la traducción de este GRAN FF, espero que lo sigas hasta el final, aquí tienes una incondicional seguidora ;)
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
Bienvenida Trico. Es cierto que este fic esta muy bien y gracias a Lurdes que hizo la petición se está traduciendo y todas disfrutamos de el. Ahora Anita no puede dedicarle mucho tiempo porque está de examenes pero aun asi de vez en cuando nos deleita con un trocito cada vez mas interesante. Y como el fic no es demasiado largo ha prometido (al menos me lo ha prometido a mi) que antes de las vacaciones de verano lo acaba. Yo de todas formas pienso que ya hace lo que puede y mejor que no se agobie, nosotras no tenemos ninguna prisa para que se acabe Verdad que no? Muchas gracias Anita, y sigue cuando puedas, pero lo primero es lo primero.
Re: [Terminado] Saludos al sol
julia escribió:Bienvenida Trico. Es cierto que este fic esta muy bien y gracias a Lurdes que hizo la petición se está traduciendo y todas disfrutamos de el. Ahora Anita no puede dedicarle mucho tiempo porque está de examenes pero aun asi de vez en cuando nos deleita con un trocito cada vez mas interesante. Y como el fic no es demasiado largo ha prometido (al menos me lo ha prometido a mi) que antes de las vacaciones de verano lo acaba. Yo de todas formas pienso que ya hace lo que puede y mejor que no se agobie, nosotras no tenemos ninguna prisa para que se acabe Verdad que no? Muchas gracias Anita, y sigue cuando puedas, pero lo primero es lo primero.
Estoy contigo, Anita lo primero es lo primero y aquí estaremos esperando ;)
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Re: [Terminado] Saludos al sol
Capítulo 4. El dispersador de la oscuridad.
Tina Kennard era, probablemente, la más amable y más dulce rompecorazones de la zona. Era muy conocida por su habilidad en complacer a las mujeres, y después dejarla con más gracia todavía. La mayor parte de las veces sus atónitas víctimas no sabían que les había golpeado y aquellas que se daban cuenta de su táctica sabían que se comportaba mal. Tejia una tela de araña de equilibrio, bienestar, luz y energía y compartía su conocimiento profundo del yoga como si fuera el único lenguaje existente. Su perspectiva integral y sencilla apoyaba su misión de promover la paz y armonía en cualquier lugar donde estuviera. Tina parecía ser esa cercana chica de al lado, pero no era una buena chica desde ningún punto de vista. Sus amigas la llamaban directamente mujeriega. Podía hablar dulcemente de medias finas a cualquier mujer mientras desgranaba ilusiones de esperanza, promesas, felicidad y poder. Mujeres y hombres acudían en multitud a sus clases de yoga para ver a la diosa del sol en el trabajo. Las palabras hipnóticas salían sin esfuerzo de su boca para que las escucharan oídos impacientes. Sus fluidas manifestaciones proporcionaban imágenes vivas a todos aquellos que buscaban la creatividad más allá de las palabras.
Tina se despertó a la mañana siguiente con una sola cosa en su mente: Bette Porter. Imaginó que era por la belleza oscura de su mirada, que era tan intrigante. “Esto no es como una conquista”, pensó Tina. “Es más grande que eso, pero empieza como si lo fuera”. Tina saboreó la reacción de sobresalto que recibió de Bette cuando tocó su estómago. También notó una débil huella de deseo en sus ojos antes de que los bajara al suelo a toda prisa cuando Tina hablaba por teléfono. “Apuesto que sabe deliciosa”, pensó Tina mientras lamía sus labios húmedos y sentía una familiar contracción en su estómago.
Había estado lloviendo los últimos días. Tina estaba feliz porque su jardín finalmente tenía la atención merecida. Le gustaba la lluvia. Levantó las persianas para dejar que la triste mañana entrara, y tarareó “Oh, que hermosa mañana”, triunfante. Tina y Bette habían hablado algunas vecs antes, pero de nada importante. Habían hablado como compañeras de trabajo del gimnasio, hasta habían ido a almozar juntas, en grupo, y habían intercambiado bromas cuando se veían allí, dentro de esa comunidad, pero esta era la cuestión, “¿Por qué tengo que comenzar a hablar de cosas importantes ahora?”, se preguntaba Tina. Se rió a carcajadas y pasó su mano por encima de la cabeza, apartando una mecha de pelo rubio. Había algo en la asombrosa reina de la moca que cautivaba a Tina más allá de lo obvio. Sabía que era hetero, que su marido se marchó hacía un par de años y que se mudó de Nueva York a Los Angeles. También sabía que podía entrar en una crisis de desánimo sin previo aviso. Ella misma había sido testigo de primera mano unos meses atrás. Uno de los empleados mencionó algo sobre una canción de Ziggy Marley y casi se podría jurar que Bette fue poseída por alguna fuerza del mal. Después de esto no habló a nadie durante unos días, y cuando alguien intentaba dirigirse a ella, era incapaz de responder y acababa llorando.
“Bien, Tina, piensa tu plan de actuación. Piensa en la chica. Puede ser un poco difícil que cambie, pero tu puedes hacerlo. ¿Quién está más calificada que tu para manejar un desafío como este?”, soltó su psique sin querer, “que me vea trabajar “, dijo en voz alta mientras se reía y miraba con aprobación en el espejo., contenta con lo que veía.
......................
Helena estaba en la puerta para salir a trabajar cuando recordó que Bette le había pedido que dejara algo en la tintorería. Fue a llamar en la puerta de la habitación de Bette, y se sorprendió al oir ruidos débiles que le llegaban del dormitorio. Helena abrió la puerta despacio y vio a Bette tendida de espaldas con los ojos cerrados las piernas extendidas y la espalda arqueada. Con una mano se masajeaba el pecho y con la otra llevaba un ritmo regular entre las piernas, sus caderas estaban levantadas sobre la cama, y se le escapaban sonidos bajos y sexys. Llevaba puesto solo un top que se le había torcido con el esfuerzo de darse placer.
“¡Mierda!”, pensó Helena, devolviendo la puerta a su posición anterior semi-cerrada. Caminó de puntillas hasta la puerta de la calle y se fue al trabajo. “Tendría que haber entrado allí y haberle echado una mano”, pensó, “seguramente me habría dado placer complacer a Bette, es muy hermosa”, murmuró para si.
Helena, aturdida , se concentró en el tráfico, dispuesta a enfocar sus pensamientos en algo diferente.
Cuando Bette se despertó recordó de repente que hoy era el día de la basura. Había algunas cosas que Helena no iba a hacer, no importaba cuanto ella hubiera cambiado. Bette hacía rodar el contenedor grande verde hacia abajo, hasta el bordillo, con un cigarrillo encendido entre los labios. Alzó la vista hacia el cielo gris y pensó en ella misma, “No más autocompasión hoy, Porter”. Cuando miró hacia atrás, vio venir al trío de Tina alborotando calle abajo, haciendo footing a paso rítmico y rápido. “Genial, aquí viene la policía de la nicotina”, pensó Bette.
“Buenos días, Bette”, cantaron al unísono cuando pasaron pot allí trotando.
“Ey!”, contestó Bette, esperando que Tina hiciera algún comentario sobre el cigarrillo. Sorprendentemente, todas sifuieron corriendo alegres, calle abajo, sin detenerse. Bette las miró desaparecer desde la puerta del garaje, hsta que el rítmico golpeteo de sus zapatos dejó de escucharse.
Bette llegó al trabajo a las 9,45, y se sorprendió de disponer de 15 minutos de tiempo libre antes de la entrevista con su primer cliente. “Maldición, quizás la puntualidad de Helena se me ha contagiado a mi”, se dijo. El gymnasio animaba a los profesores a llegar 30 min antes de las citas para repasar la ficha de los clientes y los objetivos. Bette nunca había practicado esta costumbre. Para ella estaba bien llegar a una sesión programada justo en el momento de comenzar.
Rápidamente abrió la puerta de su oficina y lanzó su bolsa de gimnasia y el almuerzo que Helena había preparado sobre el sofá. Después salió, y bajó las escaleras saltando los escalones de dos en dos y entró en uno de los 6 estudios dedicados a entrenamiento personal. Cuando estaba amontonando pesas en el carrito para su cliente, entró Helena.
Tina Kennard era, probablemente, la más amable y más dulce rompecorazones de la zona. Era muy conocida por su habilidad en complacer a las mujeres, y después dejarla con más gracia todavía. La mayor parte de las veces sus atónitas víctimas no sabían que les había golpeado y aquellas que se daban cuenta de su táctica sabían que se comportaba mal. Tejia una tela de araña de equilibrio, bienestar, luz y energía y compartía su conocimiento profundo del yoga como si fuera el único lenguaje existente. Su perspectiva integral y sencilla apoyaba su misión de promover la paz y armonía en cualquier lugar donde estuviera. Tina parecía ser esa cercana chica de al lado, pero no era una buena chica desde ningún punto de vista. Sus amigas la llamaban directamente mujeriega. Podía hablar dulcemente de medias finas a cualquier mujer mientras desgranaba ilusiones de esperanza, promesas, felicidad y poder. Mujeres y hombres acudían en multitud a sus clases de yoga para ver a la diosa del sol en el trabajo. Las palabras hipnóticas salían sin esfuerzo de su boca para que las escucharan oídos impacientes. Sus fluidas manifestaciones proporcionaban imágenes vivas a todos aquellos que buscaban la creatividad más allá de las palabras.
Tina se despertó a la mañana siguiente con una sola cosa en su mente: Bette Porter. Imaginó que era por la belleza oscura de su mirada, que era tan intrigante. “Esto no es como una conquista”, pensó Tina. “Es más grande que eso, pero empieza como si lo fuera”. Tina saboreó la reacción de sobresalto que recibió de Bette cuando tocó su estómago. También notó una débil huella de deseo en sus ojos antes de que los bajara al suelo a toda prisa cuando Tina hablaba por teléfono. “Apuesto que sabe deliciosa”, pensó Tina mientras lamía sus labios húmedos y sentía una familiar contracción en su estómago.
Había estado lloviendo los últimos días. Tina estaba feliz porque su jardín finalmente tenía la atención merecida. Le gustaba la lluvia. Levantó las persianas para dejar que la triste mañana entrara, y tarareó “Oh, que hermosa mañana”, triunfante. Tina y Bette habían hablado algunas vecs antes, pero de nada importante. Habían hablado como compañeras de trabajo del gimnasio, hasta habían ido a almozar juntas, en grupo, y habían intercambiado bromas cuando se veían allí, dentro de esa comunidad, pero esta era la cuestión, “¿Por qué tengo que comenzar a hablar de cosas importantes ahora?”, se preguntaba Tina. Se rió a carcajadas y pasó su mano por encima de la cabeza, apartando una mecha de pelo rubio. Había algo en la asombrosa reina de la moca que cautivaba a Tina más allá de lo obvio. Sabía que era hetero, que su marido se marchó hacía un par de años y que se mudó de Nueva York a Los Angeles. También sabía que podía entrar en una crisis de desánimo sin previo aviso. Ella misma había sido testigo de primera mano unos meses atrás. Uno de los empleados mencionó algo sobre una canción de Ziggy Marley y casi se podría jurar que Bette fue poseída por alguna fuerza del mal. Después de esto no habló a nadie durante unos días, y cuando alguien intentaba dirigirse a ella, era incapaz de responder y acababa llorando.
“Bien, Tina, piensa tu plan de actuación. Piensa en la chica. Puede ser un poco difícil que cambie, pero tu puedes hacerlo. ¿Quién está más calificada que tu para manejar un desafío como este?”, soltó su psique sin querer, “que me vea trabajar “, dijo en voz alta mientras se reía y miraba con aprobación en el espejo., contenta con lo que veía.
......................
Helena estaba en la puerta para salir a trabajar cuando recordó que Bette le había pedido que dejara algo en la tintorería. Fue a llamar en la puerta de la habitación de Bette, y se sorprendió al oir ruidos débiles que le llegaban del dormitorio. Helena abrió la puerta despacio y vio a Bette tendida de espaldas con los ojos cerrados las piernas extendidas y la espalda arqueada. Con una mano se masajeaba el pecho y con la otra llevaba un ritmo regular entre las piernas, sus caderas estaban levantadas sobre la cama, y se le escapaban sonidos bajos y sexys. Llevaba puesto solo un top que se le había torcido con el esfuerzo de darse placer.
“¡Mierda!”, pensó Helena, devolviendo la puerta a su posición anterior semi-cerrada. Caminó de puntillas hasta la puerta de la calle y se fue al trabajo. “Tendría que haber entrado allí y haberle echado una mano”, pensó, “seguramente me habría dado placer complacer a Bette, es muy hermosa”, murmuró para si.
Helena, aturdida , se concentró en el tráfico, dispuesta a enfocar sus pensamientos en algo diferente.
Cuando Bette se despertó recordó de repente que hoy era el día de la basura. Había algunas cosas que Helena no iba a hacer, no importaba cuanto ella hubiera cambiado. Bette hacía rodar el contenedor grande verde hacia abajo, hasta el bordillo, con un cigarrillo encendido entre los labios. Alzó la vista hacia el cielo gris y pensó en ella misma, “No más autocompasión hoy, Porter”. Cuando miró hacia atrás, vio venir al trío de Tina alborotando calle abajo, haciendo footing a paso rítmico y rápido. “Genial, aquí viene la policía de la nicotina”, pensó Bette.
“Buenos días, Bette”, cantaron al unísono cuando pasaron pot allí trotando.
“Ey!”, contestó Bette, esperando que Tina hiciera algún comentario sobre el cigarrillo. Sorprendentemente, todas sifuieron corriendo alegres, calle abajo, sin detenerse. Bette las miró desaparecer desde la puerta del garaje, hsta que el rítmico golpeteo de sus zapatos dejó de escucharse.
Bette llegó al trabajo a las 9,45, y se sorprendió de disponer de 15 minutos de tiempo libre antes de la entrevista con su primer cliente. “Maldición, quizás la puntualidad de Helena se me ha contagiado a mi”, se dijo. El gymnasio animaba a los profesores a llegar 30 min antes de las citas para repasar la ficha de los clientes y los objetivos. Bette nunca había practicado esta costumbre. Para ella estaba bien llegar a una sesión programada justo en el momento de comenzar.
Rápidamente abrió la puerta de su oficina y lanzó su bolsa de gimnasia y el almuerzo que Helena había preparado sobre el sofá. Después salió, y bajó las escaleras saltando los escalones de dos en dos y entró en uno de los 6 estudios dedicados a entrenamiento personal. Cuando estaba amontonando pesas en el carrito para su cliente, entró Helena.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Saludos al sol
!helenaaaaa! yo que ella habría entrao a ayudar a Bette :lol:
esto se pone muuuuuuuuuuuyyyyyyyyyyyyyyyy interesanteeeeeeeeeeee y no lo digo solo por el sexo... !que fama amatxo!
Anita ¿como te deja éstoooooo???? !!!!!!muuuuuueeeerrrrrrtaaaaaa!!!! (bi angel llacer jejejje)
esto se pone muuuuuuuuuuuyyyyyyyyyyyyyyyy interesanteeeeeeeeeeee y no lo digo solo por el sexo... !que fama amatxo!
Anita ¿como te deja éstoooooo???? !!!!!!muuuuuueeeerrrrrrtaaaaaa!!!! (bi angel llacer jejejje)
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Re: [Terminado] Saludos al sol
chicas tengo casi a punto un nuevo trozo estad atentas mañana porque habra actualizacion
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Saludos al sol
anita ¿como puedes con todo? tienes que ser un lince con los estudios o que?
a mi me encanta tus traducciones pero no quisiera que te agobies!de verdad!
este fanfic me vuelve loca pero espero que tu no acabes hasta el gorro de el
un beso anita
pd. ese avatar !!!!me encanta!!!!!viva los gatos!!!que monos son :rendeer:
a mi me encanta tus traducciones pero no quisiera que te agobies!de verdad!
este fanfic me vuelve loca pero espero que tu no acabes hasta el gorro de el
un beso anita
pd. ese avatar !!!!me encanta!!!!!viva los gatos!!!que monos son :rendeer:
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
Bette seguía colocando pesas y no notó la presencia de su visitante hasta que la tuvo delante de ella.
“Hola amor”, canturreó Helena.
“¿Qué pasa Hel? ¿Estás bien?”, preguntó Bette preocupada.
“Si. He tenido una mala mañana y he decidido tomarme un descanso para ver como van las cosas por aquí”, dijo Helena mientras sonresía abiertamente.
La puerta se abrió otra vez y entró la clienta de Bette, Carmen.
“¿Qué pasa Bette? ¡Ey Helena!”
“Hola Carmen, ¿cómo estás?”, preguntó Helena mirando sin disimulo el culo de Carmen. “muy buena”, pensó. Bette lo vióo y se rió tontamente mientras miraba a Helena.
Helena notó que Bette levantaba las cejas y supo que era mejor encontrar otra cosa para mirar.
“No podía estar mejor”, contestó Carmen excitada.
“¿Por qué no vas haciendo el calentamiento?”, dijo Bette apretando el botón de su cronómetro.
Carmen era una hermosa mezcla de dulce y picante. Tenía algo genuino que atraía a la gente como la plaga. Su risa podía iluminar la oscuridad y su cuerpo era capaz de llevar a cualquiera a la locura. Aunque ella parecía no ser consciente de su físico asombroso. Una combinación mortal de miel y salsa caliente, que dejaba un sabor agridulce en las bocas más afortunadas. “Es como la miel, como uno de sus ex’s describió en una poesía. Actualmente, sin embargo, estaba implicada con una mujer. A ella realmente le gustaba, pero no permitía que su boca pronunciara esas palabras. Sabía permanecer en su lugar y no interrumpir el flujo establecido en lo que a su interés amoroso concernía. Por lo general, respetaba las reglas en las relaciones, la belleza agridulce nunca había ido tan despacio, y ahora era totalmente sumisa a quien controlaba su corazón y su mente.
Carmen trabajaba como administradora de Bienestar y Salud en un centro de asistencia llamado McClendon Gardens. Los residentes la adoraban y ella les correspondía. Especialmente disfrutaba las dos veces a la semana que daba clases de Salsa. Su temperamento sacaba lo mejor de ella cuando algún anciano intentaba agarrarla por la espalda para intentar marcarse unos pasos de baile. Ella siempre actuaba como una loca con el, por lo que las cosas acaban bien.
Los ojos de Helena parpadearon ante la deliciosa vista, y después volvieron a Bette. “Mira, Bette, se que estás ocupada, y no quiero molestarte. Sólo quería pasar unos minutos aquí. Misión cumplida. Te veré luego”.
“Espera un segundo, Hel”, dijo Bette, sosteniendo con facilidad pesas de 8 kg. en las manos, y dándoselas a Carmen. “Algo como esto, Carmen”. Bette trabajaba sus hombros con pesas de 10 kg.
“Lo haces parecer tan fácil”, se quejó Carmen. Bette se rió. “Todo es cuestión de tiempo, señorita. Vamos”. “¿Ves cómo me trata?”, le preguntó Carmen a Helena. Helena se rió, y estuvo a punto de contestar con un comentario picante, pero se contuvo.
“¿Qué pasa, Hel?”.
Helena pensaba que no era el momento de preguntar a Bette lo que quería, al menos mientras estaba trabajando. Había demasiadas restricciones alrededor para profundizar posteriormente en la conversación que seguiría a su pregunta.
“No es nada, cielo. Voy a volver al trabajo, te veré mas tarde, ¿vale?”
“No creo que no sea nada, pero no te presionaré. Avísame cuando quieras hablar, ¿de acuerdo?”, contestó Bette.
Helena se sentía muy confundida cuando abandonó el gimnasio. Fue a ver a Bette con la intención de hacerle una sola pregunta. Ver a Bette masturbándose aquella mañana había hecho que afloraran sentimientos que intentaba reprimir. No quería asustar a Bette y seguramente no podría vivir ya sin su amistad. Tal vez fuera mejor no decir nada en absoluto, aunque sabía que este sentimiento no iba a desaparecer fácilmente. También sabía que su sorazón no podría soportar otra gran pérdida. Helena se sintió impotente ante la situación.
Después de que Carmen se marchó, Bette tenía un descanso hasta que llegara su siguiente cliente a la 1,30. Pasó unos minutos relajada sobre una estera en el suelo del estudio. Accidentalmente, se quedó dormida, y cuando se despertó sintió un par de ojos que la miraban. Tina estaba arrodillada junto a Bette, sonriendo mientras sus ojos de nuevo recorrían el cuerpo de Bette de la cabeza a los pies. Bette no se sintió incómoda esta vez. Comprendía que en primer lugar Tina veía a la gente como recipientes de vida y respiración. Lo que no sabía era que Tina estaba a punto de comenzar a tejer su red de equilibrio, bienestar, luz y energía. Compartiendo su conocimiento del yoga, como si fuera el único lenguaje existente.
Bette estaba a punto de experimentas la inolvidable magia de la única e irrepetible Tina Kennard.
“Ey, Tina!”, dijo suavemente Bette.
“¡Ey, has vuelto!”, dujo Tina con más suavidad aún. “Estás en una de mis posturas favoritas. ¿Puedo enseñarte algo para ayudar a aumentar tu capacidad de relajación en esta postura?”.
“Si, claro, eres mi invitada”.
Tina se acercó más a Bette y la continuó mirando atentamente. Se limpió la garganta, y comenzó. “Cierra los ojos y concéntrate en mi voz”. Bette hizo lo que le decía.
Tina colocó su palma derecha firmemente entre los pechos de Bette. Sus dedos cerrados invadieron la parte elevada del pecho derecho. Tina no pensaba sexualmente en ese momento. Trabajaba con diligencia y el roce no le hacía sentir nada. Bette, en cambio, era absolutamente consciente de la posición de la mano de Tina y, sorprendiéndose a ella misma, dio la bienvenida al sentimiento que la mano de Tina transmitía a su cuerpo anhelante. “Bette, necesito que inhales profundamente todos los músculos que puedas del cuello, hombros, brazos, piernas, etc...”. Bette inspiró lenta, profundamente y contrajo todos los músculos. Tina inspiró con ella y después expiró de forma experta mientras hablaba. “Retenlo ahí. Siente la tensión terrible que tienes abajo Bette, y déjalo ir. Exhala profundamente. Déjate ir. Disfruta del suelo que te sostiene. Deja que la tensión y las preocupaciones se derritan en el suelo. Inhala despacio y expulsa profundamente otra vez”. Bette hizo otra vez lo que le dijo y miró de forma relajada.
“Excelente, Bette. Justo era eso”.
“¿Te importa si hago algo más?. Hay algo que quiero decirte. ¿Puedo continuar, Bette?. Esto solo te tomará un par de minutos más”.
“Por favor”, contestó Bette suavemente.
“Bien, mantén los ojos cerrados y escúchame. Voy a hablar muy despacio en tu oído, y por favor, párama si es incómodo para ti de alguna manera. ¿Entiendes?”.
“Entiendo”, dijo Bette suave sintiéndose mejor ya.
Poniéndose tan cerca de Bette como era posible, Tina se tendió a su lado, apoyóel codo en el suelo y puso la cabeza en la mano. La otra mano la plantó sobre el abdomen de Bette para supervisar su respiración. Tina apartó el pelo de Bette de su oído y comenzó a hablar con mucha calma, en susurros.
“Bette, no te conozco muy bien, pero por lo que has compartido conmigo estás en proceso de superar un acontecimiento que ha alterado tu vida enormemente. Te admiro por tu coraje y quiero ayudar a calmar tu mente agitada. La intención no es eliminar la actividad, sino dirigir tu concentración a un elemento curativo, un sonido, una palabra, una imagen, un suspiro. Debes saber que estoy aquí para ayudarte a construir una vida nueva para ti. Si hay algo que pueda hacer por ti, por favor, avísame. Sería un placer para mi ayudarte de la forma que pueda”.
Todo esto rompió la resistencia de Bette. Era tan agradable oir a alguien expresar sentimientos humanitarios sobre Bette. Si, Bette tenía a Helena para apoyarla y su amistad, pero parecía que era lo único que tenía. Además, Helena tenía su propia cruz que soportar. Las conversaciones con sus padres dejaron a Bette vacía. Siempre que colgaba el teléfono después de una tensa y breve conversación, se fumaba un cigarillo. No se había puest en contacto con su hermana Kit desde que se mudó a LA. Se sentía tan sola a veces que las palabras no podían describir su vacío y su dolor. Tina sintió esa soledad y le hablaba directamente, mientras Bette escuchaba con atención en lo más profundo.
Las lágrimas empezaron a rodar por la cara de Bette cuando abrió los ojos para encontrar los ojos de Tina todavía cerrados. Bette siguió mirando a la bonita rubia que estaba tendida a su lado y se preguntó en que estaría pensando. Cuando Tina abrió los ojos, miró a Bette y sonrió calurosamente.
“Wow, eso fue profundo, Tina. Gracias. Me siento ligera ahora. Muy aliviada”.
“Todavía quiero que vengas a mi clase, Bette”.
Bette sonriço, mientras admiraba a la diosa del sol que estaba delante de ella.
“Hola amor”, canturreó Helena.
“¿Qué pasa Hel? ¿Estás bien?”, preguntó Bette preocupada.
“Si. He tenido una mala mañana y he decidido tomarme un descanso para ver como van las cosas por aquí”, dijo Helena mientras sonresía abiertamente.
La puerta se abrió otra vez y entró la clienta de Bette, Carmen.
“¿Qué pasa Bette? ¡Ey Helena!”
“Hola Carmen, ¿cómo estás?”, preguntó Helena mirando sin disimulo el culo de Carmen. “muy buena”, pensó. Bette lo vióo y se rió tontamente mientras miraba a Helena.
Helena notó que Bette levantaba las cejas y supo que era mejor encontrar otra cosa para mirar.
“No podía estar mejor”, contestó Carmen excitada.
“¿Por qué no vas haciendo el calentamiento?”, dijo Bette apretando el botón de su cronómetro.
Carmen era una hermosa mezcla de dulce y picante. Tenía algo genuino que atraía a la gente como la plaga. Su risa podía iluminar la oscuridad y su cuerpo era capaz de llevar a cualquiera a la locura. Aunque ella parecía no ser consciente de su físico asombroso. Una combinación mortal de miel y salsa caliente, que dejaba un sabor agridulce en las bocas más afortunadas. “Es como la miel, como uno de sus ex’s describió en una poesía. Actualmente, sin embargo, estaba implicada con una mujer. A ella realmente le gustaba, pero no permitía que su boca pronunciara esas palabras. Sabía permanecer en su lugar y no interrumpir el flujo establecido en lo que a su interés amoroso concernía. Por lo general, respetaba las reglas en las relaciones, la belleza agridulce nunca había ido tan despacio, y ahora era totalmente sumisa a quien controlaba su corazón y su mente.
Carmen trabajaba como administradora de Bienestar y Salud en un centro de asistencia llamado McClendon Gardens. Los residentes la adoraban y ella les correspondía. Especialmente disfrutaba las dos veces a la semana que daba clases de Salsa. Su temperamento sacaba lo mejor de ella cuando algún anciano intentaba agarrarla por la espalda para intentar marcarse unos pasos de baile. Ella siempre actuaba como una loca con el, por lo que las cosas acaban bien.
Los ojos de Helena parpadearon ante la deliciosa vista, y después volvieron a Bette. “Mira, Bette, se que estás ocupada, y no quiero molestarte. Sólo quería pasar unos minutos aquí. Misión cumplida. Te veré luego”.
“Espera un segundo, Hel”, dijo Bette, sosteniendo con facilidad pesas de 8 kg. en las manos, y dándoselas a Carmen. “Algo como esto, Carmen”. Bette trabajaba sus hombros con pesas de 10 kg.
“Lo haces parecer tan fácil”, se quejó Carmen. Bette se rió. “Todo es cuestión de tiempo, señorita. Vamos”. “¿Ves cómo me trata?”, le preguntó Carmen a Helena. Helena se rió, y estuvo a punto de contestar con un comentario picante, pero se contuvo.
“¿Qué pasa, Hel?”.
Helena pensaba que no era el momento de preguntar a Bette lo que quería, al menos mientras estaba trabajando. Había demasiadas restricciones alrededor para profundizar posteriormente en la conversación que seguiría a su pregunta.
“No es nada, cielo. Voy a volver al trabajo, te veré mas tarde, ¿vale?”
“No creo que no sea nada, pero no te presionaré. Avísame cuando quieras hablar, ¿de acuerdo?”, contestó Bette.
Helena se sentía muy confundida cuando abandonó el gimnasio. Fue a ver a Bette con la intención de hacerle una sola pregunta. Ver a Bette masturbándose aquella mañana había hecho que afloraran sentimientos que intentaba reprimir. No quería asustar a Bette y seguramente no podría vivir ya sin su amistad. Tal vez fuera mejor no decir nada en absoluto, aunque sabía que este sentimiento no iba a desaparecer fácilmente. También sabía que su sorazón no podría soportar otra gran pérdida. Helena se sintió impotente ante la situación.
Después de que Carmen se marchó, Bette tenía un descanso hasta que llegara su siguiente cliente a la 1,30. Pasó unos minutos relajada sobre una estera en el suelo del estudio. Accidentalmente, se quedó dormida, y cuando se despertó sintió un par de ojos que la miraban. Tina estaba arrodillada junto a Bette, sonriendo mientras sus ojos de nuevo recorrían el cuerpo de Bette de la cabeza a los pies. Bette no se sintió incómoda esta vez. Comprendía que en primer lugar Tina veía a la gente como recipientes de vida y respiración. Lo que no sabía era que Tina estaba a punto de comenzar a tejer su red de equilibrio, bienestar, luz y energía. Compartiendo su conocimiento del yoga, como si fuera el único lenguaje existente.
Bette estaba a punto de experimentas la inolvidable magia de la única e irrepetible Tina Kennard.
“Ey, Tina!”, dijo suavemente Bette.
“¡Ey, has vuelto!”, dujo Tina con más suavidad aún. “Estás en una de mis posturas favoritas. ¿Puedo enseñarte algo para ayudar a aumentar tu capacidad de relajación en esta postura?”.
“Si, claro, eres mi invitada”.
Tina se acercó más a Bette y la continuó mirando atentamente. Se limpió la garganta, y comenzó. “Cierra los ojos y concéntrate en mi voz”. Bette hizo lo que le decía.
Tina colocó su palma derecha firmemente entre los pechos de Bette. Sus dedos cerrados invadieron la parte elevada del pecho derecho. Tina no pensaba sexualmente en ese momento. Trabajaba con diligencia y el roce no le hacía sentir nada. Bette, en cambio, era absolutamente consciente de la posición de la mano de Tina y, sorprendiéndose a ella misma, dio la bienvenida al sentimiento que la mano de Tina transmitía a su cuerpo anhelante. “Bette, necesito que inhales profundamente todos los músculos que puedas del cuello, hombros, brazos, piernas, etc...”. Bette inspiró lenta, profundamente y contrajo todos los músculos. Tina inspiró con ella y después expiró de forma experta mientras hablaba. “Retenlo ahí. Siente la tensión terrible que tienes abajo Bette, y déjalo ir. Exhala profundamente. Déjate ir. Disfruta del suelo que te sostiene. Deja que la tensión y las preocupaciones se derritan en el suelo. Inhala despacio y expulsa profundamente otra vez”. Bette hizo otra vez lo que le dijo y miró de forma relajada.
“Excelente, Bette. Justo era eso”.
“¿Te importa si hago algo más?. Hay algo que quiero decirte. ¿Puedo continuar, Bette?. Esto solo te tomará un par de minutos más”.
“Por favor”, contestó Bette suavemente.
“Bien, mantén los ojos cerrados y escúchame. Voy a hablar muy despacio en tu oído, y por favor, párama si es incómodo para ti de alguna manera. ¿Entiendes?”.
“Entiendo”, dijo Bette suave sintiéndose mejor ya.
Poniéndose tan cerca de Bette como era posible, Tina se tendió a su lado, apoyóel codo en el suelo y puso la cabeza en la mano. La otra mano la plantó sobre el abdomen de Bette para supervisar su respiración. Tina apartó el pelo de Bette de su oído y comenzó a hablar con mucha calma, en susurros.
“Bette, no te conozco muy bien, pero por lo que has compartido conmigo estás en proceso de superar un acontecimiento que ha alterado tu vida enormemente. Te admiro por tu coraje y quiero ayudar a calmar tu mente agitada. La intención no es eliminar la actividad, sino dirigir tu concentración a un elemento curativo, un sonido, una palabra, una imagen, un suspiro. Debes saber que estoy aquí para ayudarte a construir una vida nueva para ti. Si hay algo que pueda hacer por ti, por favor, avísame. Sería un placer para mi ayudarte de la forma que pueda”.
Todo esto rompió la resistencia de Bette. Era tan agradable oir a alguien expresar sentimientos humanitarios sobre Bette. Si, Bette tenía a Helena para apoyarla y su amistad, pero parecía que era lo único que tenía. Además, Helena tenía su propia cruz que soportar. Las conversaciones con sus padres dejaron a Bette vacía. Siempre que colgaba el teléfono después de una tensa y breve conversación, se fumaba un cigarillo. No se había puest en contacto con su hermana Kit desde que se mudó a LA. Se sentía tan sola a veces que las palabras no podían describir su vacío y su dolor. Tina sintió esa soledad y le hablaba directamente, mientras Bette escuchaba con atención en lo más profundo.
Las lágrimas empezaron a rodar por la cara de Bette cuando abrió los ojos para encontrar los ojos de Tina todavía cerrados. Bette siguió mirando a la bonita rubia que estaba tendida a su lado y se preguntó en que estaría pensando. Cuando Tina abrió los ojos, miró a Bette y sonrió calurosamente.
“Wow, eso fue profundo, Tina. Gracias. Me siento ligera ahora. Muy aliviada”.
“Todavía quiero que vengas a mi clase, Bette”.
Bette sonriço, mientras admiraba a la diosa del sol que estaba delante de ella.
anita- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 214
Fecha de inscripción : 06/03/2008
Re: [Terminado] Saludos al sol
Me derritooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!! esta Tina si que me gusta
estoy pensando en hacer yoga :lol: :lol:
me encanta gracias Anita
estoy pensando en hacer yoga :lol: :lol:
me encanta gracias Anita
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
juajujua si aces yoga avisame lu k ire a klase kontigo aunk sea kon tina
Invitado- Invitado
Re: [Terminado] Saludos al sol
!vale! yo llevo el patxarán y tu los petas
jijiji a ver quien aguanta más esta postura sin caer de lado :lol:
jijiji a ver quien aguanta más esta postura sin caer de lado :lol:
Invitado- Invitado
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