El amor de mi vida
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Re: El amor de mi vida
Casa de Bette y Tina
Tina volvió a su casa suspirando. Se arrojó sobre el sofá y se apretó la cabeza de dolor. Se sentó allí durante unos minutos para calmarse.
Sus pensamientos se dirigieron a Bette. Quería tener una conversación con ella sobre todo este asunto. Y tenía que tenerla con Kelly también.
Tina se levantó y fue al piso de arriba con un objetivo. Se duchó y se vistió. Tenía más asuntos de los que cuidarse.
Galería Wenworth-Porter
Como esperaba, Kelly no no se ejaba ver por el trabajo hasta la hora de la comida.
James llamó a Bette y movió la cabeza otra vez. Bette le había hablado por la mañana temprano y le había dicho lo que iba a hacer cuando Kelly no estuviera allí. Leal a su jefa, se ofreció a ayudarla y volvió a su trabajo.
Escuchó a Bette abrir la puerta de su oficina y dirigirse hacia la de Kelly.
Bette entró en la oficina de Kelly otra vez sin llamar. Fue directamente a su escritorio y dejó allí un sobre.
“¿Qué es esto?”, preguntó Kelly.
“Me voy. No quiero se más tu socia”, dijo Bette.
“¿Qué?. Tu no puedes hacer eso”, protestó Kelly.
“Puedo y lo estoy haciendo”, dijo Bette con calma.
“Cómo?. ¡Te demandaré!”, dijo Kelly, irritada.
“Haz lo que creas oportuno”, dijo Bette, aparentemente imperturbable.
…………………
Tina fue a la galería, como el día anterior, excepto que esta vez ella sabía exactamente a donde iba.
Fue directamente a la oficina de Kelly Wenworth, pero se detuvo al oír voces otra vez.
………………..
“Pero eso fue una coquetería inofensiva”, dijo Kelly, “No puedes decirme en serio que no sientes algo por mi todavía”.
“Yo no llamaría inofensivo lo que hiciste. De hecho, fue muy malévolo. Y la otra noche, cuando hablé contigo te dije que estaba enamorada de Tina. No entiendo como alguien que es tan supuestamente inteligente como tu puede confundir eso con algo más. Fue un enamoramiento tonto de estudiante hace 20 años. No siento absolutamente nada por ti, excepto algo de compasión, quizás”, dijo Bette.
“Bien, si quieres que pare, pararé”, dijo Kelly, pareciendo más desesperada.
“Es demasiado tarde. Ya estoy hecha a la idea. Esta sociedad está finiquitada. Una vez que has empezado a malmeter con mi familia, has traspasado la línea”.
Kelly rodeó su escritorio y fue hacia Bette.
“¿Qué puedo hacer para hacerte cambiar de idea?. Por favor, te necesito en la galería para controlar las cosas”, suplicó.
En ese mismo momento, Tina entró y cerró la puerta tras de ella. Bette y Kelly se giraron sorprendidas para encontrarse con Tina.
El corazón de Tina palpitaba fuertemente después de oír de boca de Bette lo que ella ya suponía. Que Bette había sido fiel todo el tiempo. Tina había planeado un discurso para Kelly sobre que se mantuviera lejos de su mujer, pero como Bette ya había dicho todo lo que se tenía que decir, decidió sólo demostrar a Kelly a quien pertenecía Bette.
“Hola, cariño”, dijo Tina avanzando hacia Bette.
“Hola”, contestó Bette, insegura del motivo por el que Tina estaba allí, pero no parecía estar enfadada con ella.
Tina cogió la camisa de Bette y la acercó hacia ella, después la besó apasionadamente delante de Kelly. Esto cogió a Bette de sorpresa, pero pronto comenzó a devolver el beso a Tina tan intensamente como su compañera la besaba, rodeándole la cintura con sus brazos.
Cuando decidió que el mensaje enviado había sido contundente y claro, Tina se separó y acarició el labio inferior de Bette con su pulgar. “¿Puedo verte en tu oficina ahora?”.
Bette sonrió y miró a Kelly. “Perdónanos”, dijo cogiendo la mano de Tina y caminando hacia la puerta, dejando a Kelly allí, de pie, con el ceño fruncido.
Tina volvió a su casa suspirando. Se arrojó sobre el sofá y se apretó la cabeza de dolor. Se sentó allí durante unos minutos para calmarse.
Sus pensamientos se dirigieron a Bette. Quería tener una conversación con ella sobre todo este asunto. Y tenía que tenerla con Kelly también.
Tina se levantó y fue al piso de arriba con un objetivo. Se duchó y se vistió. Tenía más asuntos de los que cuidarse.
Galería Wenworth-Porter
Como esperaba, Kelly no no se ejaba ver por el trabajo hasta la hora de la comida.
James llamó a Bette y movió la cabeza otra vez. Bette le había hablado por la mañana temprano y le había dicho lo que iba a hacer cuando Kelly no estuviera allí. Leal a su jefa, se ofreció a ayudarla y volvió a su trabajo.
Escuchó a Bette abrir la puerta de su oficina y dirigirse hacia la de Kelly.
Bette entró en la oficina de Kelly otra vez sin llamar. Fue directamente a su escritorio y dejó allí un sobre.
“¿Qué es esto?”, preguntó Kelly.
“Me voy. No quiero se más tu socia”, dijo Bette.
“¿Qué?. Tu no puedes hacer eso”, protestó Kelly.
“Puedo y lo estoy haciendo”, dijo Bette con calma.
“Cómo?. ¡Te demandaré!”, dijo Kelly, irritada.
“Haz lo que creas oportuno”, dijo Bette, aparentemente imperturbable.
…………………
Tina fue a la galería, como el día anterior, excepto que esta vez ella sabía exactamente a donde iba.
Fue directamente a la oficina de Kelly Wenworth, pero se detuvo al oír voces otra vez.
………………..
“Pero eso fue una coquetería inofensiva”, dijo Kelly, “No puedes decirme en serio que no sientes algo por mi todavía”.
“Yo no llamaría inofensivo lo que hiciste. De hecho, fue muy malévolo. Y la otra noche, cuando hablé contigo te dije que estaba enamorada de Tina. No entiendo como alguien que es tan supuestamente inteligente como tu puede confundir eso con algo más. Fue un enamoramiento tonto de estudiante hace 20 años. No siento absolutamente nada por ti, excepto algo de compasión, quizás”, dijo Bette.
“Bien, si quieres que pare, pararé”, dijo Kelly, pareciendo más desesperada.
“Es demasiado tarde. Ya estoy hecha a la idea. Esta sociedad está finiquitada. Una vez que has empezado a malmeter con mi familia, has traspasado la línea”.
Kelly rodeó su escritorio y fue hacia Bette.
“¿Qué puedo hacer para hacerte cambiar de idea?. Por favor, te necesito en la galería para controlar las cosas”, suplicó.
En ese mismo momento, Tina entró y cerró la puerta tras de ella. Bette y Kelly se giraron sorprendidas para encontrarse con Tina.
El corazón de Tina palpitaba fuertemente después de oír de boca de Bette lo que ella ya suponía. Que Bette había sido fiel todo el tiempo. Tina había planeado un discurso para Kelly sobre que se mantuviera lejos de su mujer, pero como Bette ya había dicho todo lo que se tenía que decir, decidió sólo demostrar a Kelly a quien pertenecía Bette.
“Hola, cariño”, dijo Tina avanzando hacia Bette.
“Hola”, contestó Bette, insegura del motivo por el que Tina estaba allí, pero no parecía estar enfadada con ella.
Tina cogió la camisa de Bette y la acercó hacia ella, después la besó apasionadamente delante de Kelly. Esto cogió a Bette de sorpresa, pero pronto comenzó a devolver el beso a Tina tan intensamente como su compañera la besaba, rodeándole la cintura con sus brazos.
Cuando decidió que el mensaje enviado había sido contundente y claro, Tina se separó y acarició el labio inferior de Bette con su pulgar. “¿Puedo verte en tu oficina ahora?”.
Bette sonrió y miró a Kelly. “Perdónanos”, dijo cogiendo la mano de Tina y caminando hacia la puerta, dejando a Kelly allí, de pie, con el ceño fruncido.
Re: El amor de mi vida
bieeeen!!!
jajaja
jajaja
MacaBettePorter- Entérate, ya soy una usuaria conocida
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Re: El amor de mi vida
bien q bien parece q las cosas se arreglan ,,,,
grax julia por seguir con el ff.... continua cuando puedas
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Anna- Forera galáctica
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Re: El amor de mi vida
que bien que la cosa se vaya arreglar.
Sigue en cuanto puedas
besos
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Re: El amor de mi vida
CAPÍTULO 11
Guardería de Angie
Bette y Tina se presentaron en la guardería de Angie con las manos enlazadas. Descubrieron a Shiela en el vestíbulo y la saludaron con las manos cuando se acercaba hasta ellas.
“Hola, chicas. ¡Qué temprano venis hoy a recoger a Angie!. ¿Qué celebráis?”, preguntó.
“Hoy hacemos campana”, contestó Tina con una sonrisita, mientras Bette la agarraba por la cintura.
“Ah, ya veo. Bien, Angie se pondrá contenta, entonces”, dijo, “Creo que acaban de leer una historia, voy a buscarla”.
•Gracias, Shiela”, dijo Bette, acercando aún más a Tina.
“Hacemos campana, ¿eh?”, dijo Bette.
Tina dio un beso rápido a Bette. “Mmmm. Y mientras recogías tus cosas en la oficina llamé a Alice y le pregu8nté si podía cuidar a Angie esta noche”.
“Es por esto por lo que me gusta tenerte cerca. Piensas en todo”, bromeó Bette, y se inclinó para darle otro beso suave.
Fueron interrumpidas por Angie, que venía corriendo por el pasillo.
“¡Mamá! ¡Mamá!”, llamó con excitación.
Tina se inclinó, abrió sus brazos y esperó que Angie llegara.
“¡Hola mamá!”, dijo Angie brincando en los brazos de Tina.
“¡Hola muchachita!”, dijo Tina, dando a su hija un abrazo prolongado y los brazos cortos de Angie se enredaron en su cuello.
“Mira me he hecho una heridita”, dijo Angie levantando el dedo con una tirita, y poniéndolo delante de la cara de Tina, “me he cortado con un papel”.
“Aayyyy mi pobre niña”, dijo Tina, “¿Quieres que le de un besito para que se cure?”.
Angie afirmó con la cabeza.
Tina besó el dedo y miró a Bette. “¿Y mamá B?. ¿Quieres que lo bese ella también para que se cure antes?”.
“Si, mamá, bésalo”, dijo Angie extendiendo el dedo hacia Bette.
Bette besó el dedo también.
“Gracias mami”, dijo Angie.
“No ha costado nada”, dijo Bette riéndose de Tina y Angie,
Shiela las miró a las tres y sonrió para sí de lo dulce que era verlas juntas.
“Lo siento”, dijoTina ruborizándose cuando se dio cuenta de que las miraban.
“No hay por qué pedir perdón. No hay mucho afecto de ese tipo en este mundo. Lo encuentro refrescante”, dijo Shiela.
Bette sonrió. “Gracias Shiela, nos vemos mañana”.
“Gracias señora Greene”, dijo también Angie.
“Gracias Shiela. Adiós”, dijo Tina, y las tres salieron.
“Adivina donde vamos a ir, cariño”, le preguntó Tina a Angie.
“¿Dónde?”, preguntó Angie excitada.
“Vamos a ir a la librería”, contestó Tina.
“¡Bien!”, exclamó Angie, “¿puedo comprar dos libros?”, preguntó esperanzada.
“Puedes comprar todos los libros que quieras, cariño”, contestó Tina.
Tina quería pasar el resto de la tarde leyendo con Bette y Angie, su pasatiempo favorito. Al llegar tan tarde la noche pasada, no había podido acostarla ni llevarla a la guardería aquella mañana. Y al pasar aquella noche con Alice, la iba a echar mucho de menos, y quería pasar el rato con ella.
Ella y Bette sentaron en su asiento del coche a su hija, le pusieron el cinturón, y se dirigieron a la librería.
Casa de Bette y Tina
Angie eligió ocho libros que le parecieron interesantes.
“Que puede comprar todo los que quiera?”, bromeó Bette, que llevaba las bolsas y las puso en el suelo.
“Si, bueno, supuse que no se iba a volver loca”, se rio Tina.
“Angie cariño, vamos al cuarto de baño a lavarte la herida y cambiar la tirita”, dijo Bette.
“¿Podemos leer ahora, mamá?”, preguntó Angie cogiendo todos los libros de las bolsas y sentándose en el suelo en medio de ellos, ansiosa por comenzar.
“Si, después de que te lavemos eso, ahora vamos”, dijo Bette.
Angie se levantó y corrió hacia Bette mientras Tina recogía las bolsas y ponía los libros sobre la mesa de centro. Sacudió la cabeza y sonrió, sabiendo que probablemente Bette cuando era niña también se hubiera comprado tantos libros si le hubieran dado la opción.
Después de lavarle las manos, Bette le puso a Angie una tirita nueva.
“¿Te duele, cariño?”, preguntó Bette.
“Un poco, pero estoy bien. Ahora soy una chica grande”, dijo Angie con orgullo.
“Lo sé, cariño”, dijo Bette sonriéndole, deseando que el tiempo pasara más lento.
“Vamos ahora a leer el libro que quieras leer primero”.
“¡Bien!”, dijo, volviendo corriendo al salón donde Tina ya estaba sentada en el sofá.
Guardería de Angie
Bette y Tina se presentaron en la guardería de Angie con las manos enlazadas. Descubrieron a Shiela en el vestíbulo y la saludaron con las manos cuando se acercaba hasta ellas.
“Hola, chicas. ¡Qué temprano venis hoy a recoger a Angie!. ¿Qué celebráis?”, preguntó.
“Hoy hacemos campana”, contestó Tina con una sonrisita, mientras Bette la agarraba por la cintura.
“Ah, ya veo. Bien, Angie se pondrá contenta, entonces”, dijo, “Creo que acaban de leer una historia, voy a buscarla”.
•Gracias, Shiela”, dijo Bette, acercando aún más a Tina.
“Hacemos campana, ¿eh?”, dijo Bette.
Tina dio un beso rápido a Bette. “Mmmm. Y mientras recogías tus cosas en la oficina llamé a Alice y le pregu8nté si podía cuidar a Angie esta noche”.
“Es por esto por lo que me gusta tenerte cerca. Piensas en todo”, bromeó Bette, y se inclinó para darle otro beso suave.
Fueron interrumpidas por Angie, que venía corriendo por el pasillo.
“¡Mamá! ¡Mamá!”, llamó con excitación.
Tina se inclinó, abrió sus brazos y esperó que Angie llegara.
“¡Hola mamá!”, dijo Angie brincando en los brazos de Tina.
“¡Hola muchachita!”, dijo Tina, dando a su hija un abrazo prolongado y los brazos cortos de Angie se enredaron en su cuello.
“Mira me he hecho una heridita”, dijo Angie levantando el dedo con una tirita, y poniéndolo delante de la cara de Tina, “me he cortado con un papel”.
“Aayyyy mi pobre niña”, dijo Tina, “¿Quieres que le de un besito para que se cure?”.
Angie afirmó con la cabeza.
Tina besó el dedo y miró a Bette. “¿Y mamá B?. ¿Quieres que lo bese ella también para que se cure antes?”.
“Si, mamá, bésalo”, dijo Angie extendiendo el dedo hacia Bette.
Bette besó el dedo también.
“Gracias mami”, dijo Angie.
“No ha costado nada”, dijo Bette riéndose de Tina y Angie,
Shiela las miró a las tres y sonrió para sí de lo dulce que era verlas juntas.
“Lo siento”, dijoTina ruborizándose cuando se dio cuenta de que las miraban.
“No hay por qué pedir perdón. No hay mucho afecto de ese tipo en este mundo. Lo encuentro refrescante”, dijo Shiela.
Bette sonrió. “Gracias Shiela, nos vemos mañana”.
“Gracias señora Greene”, dijo también Angie.
“Gracias Shiela. Adiós”, dijo Tina, y las tres salieron.
“Adivina donde vamos a ir, cariño”, le preguntó Tina a Angie.
“¿Dónde?”, preguntó Angie excitada.
“Vamos a ir a la librería”, contestó Tina.
“¡Bien!”, exclamó Angie, “¿puedo comprar dos libros?”, preguntó esperanzada.
“Puedes comprar todos los libros que quieras, cariño”, contestó Tina.
Tina quería pasar el resto de la tarde leyendo con Bette y Angie, su pasatiempo favorito. Al llegar tan tarde la noche pasada, no había podido acostarla ni llevarla a la guardería aquella mañana. Y al pasar aquella noche con Alice, la iba a echar mucho de menos, y quería pasar el rato con ella.
Ella y Bette sentaron en su asiento del coche a su hija, le pusieron el cinturón, y se dirigieron a la librería.
Casa de Bette y Tina
Angie eligió ocho libros que le parecieron interesantes.
“Que puede comprar todo los que quiera?”, bromeó Bette, que llevaba las bolsas y las puso en el suelo.
“Si, bueno, supuse que no se iba a volver loca”, se rio Tina.
“Angie cariño, vamos al cuarto de baño a lavarte la herida y cambiar la tirita”, dijo Bette.
“¿Podemos leer ahora, mamá?”, preguntó Angie cogiendo todos los libros de las bolsas y sentándose en el suelo en medio de ellos, ansiosa por comenzar.
“Si, después de que te lavemos eso, ahora vamos”, dijo Bette.
Angie se levantó y corrió hacia Bette mientras Tina recogía las bolsas y ponía los libros sobre la mesa de centro. Sacudió la cabeza y sonrió, sabiendo que probablemente Bette cuando era niña también se hubiera comprado tantos libros si le hubieran dado la opción.
Después de lavarle las manos, Bette le puso a Angie una tirita nueva.
“¿Te duele, cariño?”, preguntó Bette.
“Un poco, pero estoy bien. Ahora soy una chica grande”, dijo Angie con orgullo.
“Lo sé, cariño”, dijo Bette sonriéndole, deseando que el tiempo pasara más lento.
“Vamos ahora a leer el libro que quieras leer primero”.
“¡Bien!”, dijo, volviendo corriendo al salón donde Tina ya estaba sentada en el sofá.
Re: El amor de mi vida
que tiernnoo!!
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Carulinetaaa- Un respeto, soy forera VIP
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Re: El amor de mi vida
q bonito!!!! ,,, asi m gusta una familia feliz xD...
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Anna- Forera galáctica
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Re: El amor de mi vida
A las seis llegó Alice para recoger a Angie.
“Gracias por hacer esto, Al”, dijo Bette mientras preparaba las cosas de Angie.
“No hay problema. Necesito una compañía feliz de todas formas, y tu muñequita es perfecta ahora mismo”, dijo, con una necesidad desesperada de animarse. “Sólo que, por favor, no tengais sexo en mi coche”, dijo, ya que iban a cambiar el coche puesto que el SUV era más seguro para Angie.
Bette se rió. •¿Y por qué íbamos a tener sexo en tu coche?. Es demasiado pequeño”.
“No lo es”, dijo Alice sugestiva.
Bette hizo cara rara. “Ay, Alice, ¿por qué has tenido que decirme eso?”.
“Ey, yo sólo he dicho que no es demasiado pequeño, eso es todo”.
“Claro, ahora tu imagen teniendo sexo en el lugar donde me siento me va a ocupar la mente todo el rato. Muchas gracias”.
“Claro, no hay problema”, dijo Alice riéndose.
“Le gusta leer antes de acostarse, y le gusta abrazar a alguien…”, dijo Bette, pero Alice la cortó.
“Le gusta abrazar a alguien por la mañana”, terminó por Bette. “Lo sé Porter. Tina me dio las mismas instrucciones la última vez que pasó la noche conmigo”.
Bette se ruborizó. “Lo siento”, dijo.
Alice se rió. “Sólo bromeo contigo, la cuidaré, no te preocupes. Que tengais una buena noche, chicas, ¿vale?”.
“Vámonos. Que pases una buena noche tu también. Espero que el encanto de Angelica Porter-Kennard te anime”, dijo.
“Estoy segura que me animará”, dijo Alice. “Ah, a propósito, tengo que hablar contigo de algo, pero puede esperar hasta mañana”.
“¿Estás segura?”, preguntó Bette.
“Estoy segura. No es un asunto importante. Sólo es algo extraño que me ha pasado”, dijo.
“Bien”, contestó Bette.
Tina entró en el salón llevando a Angie, que estaba recién bañada.
“¡Tía Alice!”, gritó.
“Ey, pequeñaja”, dijo Alice, “¿Estás lista para irnos?”.
“¡Si!”.
“Te comportarás bien con tía Alice, ¿verdad?”, dijo Tina fijándole el pelo un poco más.
“Sí, mamá”, contestó Angie.
“Bien, dame un beso y un abrazo”, dijo Tina.
Angie le dio un beso y un abrazo grande.
Tina se la pasó a Bette que le dio la misma cantidad de amor a su hija. “Te quiero, amor”, dijo Bette.
“Te quiero mamá, te quiero mami”
“Te quiero, cariño”, dijo Tina mientras le ponía a Angie el cinturón en el coche.
“Chicas, tranquilas, sé como hacer esto”, dijo Alice, “Ahora iros a hacer travesuras y ya nos veremos mañanas”.
Tina se ruborizó y Bette sacudió la cabeza. Le dijeron adiós a su hija cuando Alice salía hacia la calle por el camino del jardín de la casa, y se marcharon.
Bette cogió la mano de Tina y entraron en la casa para comenzar su tarde solas.
“Gracias por hacer esto, Al”, dijo Bette mientras preparaba las cosas de Angie.
“No hay problema. Necesito una compañía feliz de todas formas, y tu muñequita es perfecta ahora mismo”, dijo, con una necesidad desesperada de animarse. “Sólo que, por favor, no tengais sexo en mi coche”, dijo, ya que iban a cambiar el coche puesto que el SUV era más seguro para Angie.
Bette se rió. •¿Y por qué íbamos a tener sexo en tu coche?. Es demasiado pequeño”.
“No lo es”, dijo Alice sugestiva.
Bette hizo cara rara. “Ay, Alice, ¿por qué has tenido que decirme eso?”.
“Ey, yo sólo he dicho que no es demasiado pequeño, eso es todo”.
“Claro, ahora tu imagen teniendo sexo en el lugar donde me siento me va a ocupar la mente todo el rato. Muchas gracias”.
“Claro, no hay problema”, dijo Alice riéndose.
“Le gusta leer antes de acostarse, y le gusta abrazar a alguien…”, dijo Bette, pero Alice la cortó.
“Le gusta abrazar a alguien por la mañana”, terminó por Bette. “Lo sé Porter. Tina me dio las mismas instrucciones la última vez que pasó la noche conmigo”.
Bette se ruborizó. “Lo siento”, dijo.
Alice se rió. “Sólo bromeo contigo, la cuidaré, no te preocupes. Que tengais una buena noche, chicas, ¿vale?”.
“Vámonos. Que pases una buena noche tu también. Espero que el encanto de Angelica Porter-Kennard te anime”, dijo.
“Estoy segura que me animará”, dijo Alice. “Ah, a propósito, tengo que hablar contigo de algo, pero puede esperar hasta mañana”.
“¿Estás segura?”, preguntó Bette.
“Estoy segura. No es un asunto importante. Sólo es algo extraño que me ha pasado”, dijo.
“Bien”, contestó Bette.
Tina entró en el salón llevando a Angie, que estaba recién bañada.
“¡Tía Alice!”, gritó.
“Ey, pequeñaja”, dijo Alice, “¿Estás lista para irnos?”.
“¡Si!”.
“Te comportarás bien con tía Alice, ¿verdad?”, dijo Tina fijándole el pelo un poco más.
“Sí, mamá”, contestó Angie.
“Bien, dame un beso y un abrazo”, dijo Tina.
Angie le dio un beso y un abrazo grande.
Tina se la pasó a Bette que le dio la misma cantidad de amor a su hija. “Te quiero, amor”, dijo Bette.
“Te quiero mamá, te quiero mami”
“Te quiero, cariño”, dijo Tina mientras le ponía a Angie el cinturón en el coche.
“Chicas, tranquilas, sé como hacer esto”, dijo Alice, “Ahora iros a hacer travesuras y ya nos veremos mañanas”.
Tina se ruborizó y Bette sacudió la cabeza. Le dijeron adiós a su hija cuando Alice salía hacia la calle por el camino del jardín de la casa, y se marcharon.
Bette cogió la mano de Tina y entraron en la casa para comenzar su tarde solas.
Re: El amor de mi vida
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Re: El amor de mi vida
CAPÍTULO 12
Casa de Bette y Tina
“Y ahora…”, dijo Bette sentándose en el sofá, “estamos absolutamente solas, ¿Qué vamos a hacer?”.
Tina sonrió satisfecha. “Estoy segura de que haremos algo”, dijo, “¿Se nos olvidó meterle algo a Angie en su bolsa?. Siento como si se nos hubiera olvidado algo”.
Bette se rió. “No te preocupes, ella estará bien. Lo metimos todo. Ahora ven aquí”, dijo Bette señalando su regazo para que Tina se sentase.
Tina fue hacia Bette, se miraron y se sonrieron. Tina se sentó a horcajadas sobre el regazo de Bette. Bette cogió una de sus manos y la besó.
“Podríamos dibujar sombras y caminar desnudas”, sugirió Bette medio en broma alzando las cejas. “Hace años que no lo hacemos”.
“Te refieres a cuando sufríamos apagones a menudo y tu insistías que esa era la única manera de mantenernos frescas y terminábamos aún más calientes y sudorosas?”. Tina sonrió de manera seductora, entrelazaron las manos y las movieron juguetonamente.
“Mmmmmm”, sonrió Bette maliciosa mientras se apoyaba para besar a Tina. “No escuché ninguna queja…”.
“Mmmmm”, gimió Tina. “No, no de mi”.
Bette alzó la vista para mirar a Tina con una sonrisa en la cara. No estaba segura a donde iba a ir todo esto, pero se sentía bien.
“¿Qué?”, preguntó Tina.
Bette no contestó, estaba hipnotizada por la mujer que estaba delante de ella.
“Cariño, ¿qué es esto?”, preguntó Tina otra vez.
“Sabes qué me gustaría hacer”, preguntó Bette finalmente.
“¿Qué?”.
“Me gustaría casarme contigo”, contestó sinceramente.
Tina dejó escapar un suspiro sorprendido.
“¿De verdad?”, preguntó.
“Si, de verdad”,dijo Bette sosteniendo las manos de Tina junto a su corazón. “Este siempre será tuyo”, dijo.
Tina no sabía que decir. Sólo sintió que las lágrimas acudían a sus ojos.
“Sé que tenemos muchas cosas pendientes. Vamos a intentar tener un bebé, no tengo trabajo, tu probablemente te cambies de trabajo, Angie comenzará el parvulario dentro de unos meses. Sé que son muchas cosas, y no tenemos que casarnos mañana, o dentro de un mes. Sólo quería decírtelo porque realmente quiero casarme contigo Tina. Sé que siempre hemos dicho que no lo haríamos hasta que fuera legal, pero no me preocupa. Legal o no, tu eres la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida, y no quiero despertarme al lado de nadie que no sea tu”.
Tina seguía hipnotizada por Bette. Pasaron unos momentos y Tina sólo miraba a su compañera.
“¿Cariño?. Di algo. Te acabo de pedir que seas mi esposa”. Bette se rió nerviosa, de repente se sintió vulnerable y temió un no como respuesta.
Tina se apretó y acarició la cara de Bette.
“Lo siento, es que no esperaba esto”, dijo Tina.
“Ah, lo siento”, dijo Bette apartando sus ojos.
“No, no, no”, dijo Tina haciendo que los ojos de Bette volvieran a mirar los suyos, “ha sido una sorpresa agradable”, dijo con amor.
“¿Si?”
Tina confirmó con la cabeza. “Sí”, dijo dándole un beso suave, “Quiero ser tu esposa, Bette Porter. Y quiero que tu seas la mía”.
Bette respiró, “Te quiero tanto, Tina”.
“Te quiero, Bette”, dijo Tina abrazándola.
“Aunque sabes que hay cosas que necesitas hacer primero…”, añadió Tina.
“¿Cuáles?”.
“Necesitas divorciarte de James”, dijo con una sonrisa.
Bette se rió. “Te dije que no tenías que preocuparte de James. Si me tengo que divorciar de el, estará bien mientras le pago la pensión alimenticia”.
Tina se rió y sacudió la cabeza. Después apoyó sus brazos en el sofá y le dio un beso suave a Bette.
“Mmmmm”, gimió. “Hazlo otra vez”, dijo mientras Tina reía y la besaba muchas veces.
Apartamento de Alice
“Tía Alice, ¿quieres jugar al escondite?”, preguntó Angie a Alice.
“Claro, flacucha. ¡Pero mi apartamento es muy pequeño, no podrás esconderte mucho rato, te encontraré enseguida”, dijo Alice.
“Pues mi mamá y mi mami se esconden y se buscan en la habitación”, dijo Angie con inocencia.
“Ah, ¿tu juegas al escondite en la habitación?”, preguntó Alice.
“No, sólo mi mamá y mi mami. Ellas juegan al escondite en su habitación. ¡Se esconden debajo de las sabanas!”, clarificó Angie.
Alice pensó en ello un segundo y se imaginó que seguramente Angie había sorprendido a sus madres haciendo algo poco conveniente para un niño. Se rió por dentro y tomó nota mental de que tenía que bromear sobre eso con Bette y Tina.
“Ah, ya veo”, dijo Alice pellizcando la mejilla de Angie. “¡Venga, date prisa y escóndete!. Iré a buscarte”, dijo con emoción.
“Vale”, exclamó Angie, que se escapó al dormitorio para buscar un escondite mientras Alice empezaba a contar.
Casa de Bette y Tina
“Y ahora…”, dijo Bette sentándose en el sofá, “estamos absolutamente solas, ¿Qué vamos a hacer?”.
Tina sonrió satisfecha. “Estoy segura de que haremos algo”, dijo, “¿Se nos olvidó meterle algo a Angie en su bolsa?. Siento como si se nos hubiera olvidado algo”.
Bette se rió. “No te preocupes, ella estará bien. Lo metimos todo. Ahora ven aquí”, dijo Bette señalando su regazo para que Tina se sentase.
Tina fue hacia Bette, se miraron y se sonrieron. Tina se sentó a horcajadas sobre el regazo de Bette. Bette cogió una de sus manos y la besó.
“Podríamos dibujar sombras y caminar desnudas”, sugirió Bette medio en broma alzando las cejas. “Hace años que no lo hacemos”.
“Te refieres a cuando sufríamos apagones a menudo y tu insistías que esa era la única manera de mantenernos frescas y terminábamos aún más calientes y sudorosas?”. Tina sonrió de manera seductora, entrelazaron las manos y las movieron juguetonamente.
“Mmmmmm”, sonrió Bette maliciosa mientras se apoyaba para besar a Tina. “No escuché ninguna queja…”.
“Mmmmm”, gimió Tina. “No, no de mi”.
Bette alzó la vista para mirar a Tina con una sonrisa en la cara. No estaba segura a donde iba a ir todo esto, pero se sentía bien.
“¿Qué?”, preguntó Tina.
Bette no contestó, estaba hipnotizada por la mujer que estaba delante de ella.
“Cariño, ¿qué es esto?”, preguntó Tina otra vez.
“Sabes qué me gustaría hacer”, preguntó Bette finalmente.
“¿Qué?”.
“Me gustaría casarme contigo”, contestó sinceramente.
Tina dejó escapar un suspiro sorprendido.
“¿De verdad?”, preguntó.
“Si, de verdad”,dijo Bette sosteniendo las manos de Tina junto a su corazón. “Este siempre será tuyo”, dijo.
Tina no sabía que decir. Sólo sintió que las lágrimas acudían a sus ojos.
“Sé que tenemos muchas cosas pendientes. Vamos a intentar tener un bebé, no tengo trabajo, tu probablemente te cambies de trabajo, Angie comenzará el parvulario dentro de unos meses. Sé que son muchas cosas, y no tenemos que casarnos mañana, o dentro de un mes. Sólo quería decírtelo porque realmente quiero casarme contigo Tina. Sé que siempre hemos dicho que no lo haríamos hasta que fuera legal, pero no me preocupa. Legal o no, tu eres la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida, y no quiero despertarme al lado de nadie que no sea tu”.
Tina seguía hipnotizada por Bette. Pasaron unos momentos y Tina sólo miraba a su compañera.
“¿Cariño?. Di algo. Te acabo de pedir que seas mi esposa”. Bette se rió nerviosa, de repente se sintió vulnerable y temió un no como respuesta.
Tina se apretó y acarició la cara de Bette.
“Lo siento, es que no esperaba esto”, dijo Tina.
“Ah, lo siento”, dijo Bette apartando sus ojos.
“No, no, no”, dijo Tina haciendo que los ojos de Bette volvieran a mirar los suyos, “ha sido una sorpresa agradable”, dijo con amor.
“¿Si?”
Tina confirmó con la cabeza. “Sí”, dijo dándole un beso suave, “Quiero ser tu esposa, Bette Porter. Y quiero que tu seas la mía”.
Bette respiró, “Te quiero tanto, Tina”.
“Te quiero, Bette”, dijo Tina abrazándola.
“Aunque sabes que hay cosas que necesitas hacer primero…”, añadió Tina.
“¿Cuáles?”.
“Necesitas divorciarte de James”, dijo con una sonrisa.
Bette se rió. “Te dije que no tenías que preocuparte de James. Si me tengo que divorciar de el, estará bien mientras le pago la pensión alimenticia”.
Tina se rió y sacudió la cabeza. Después apoyó sus brazos en el sofá y le dio un beso suave a Bette.
“Mmmmm”, gimió. “Hazlo otra vez”, dijo mientras Tina reía y la besaba muchas veces.
Apartamento de Alice
“Tía Alice, ¿quieres jugar al escondite?”, preguntó Angie a Alice.
“Claro, flacucha. ¡Pero mi apartamento es muy pequeño, no podrás esconderte mucho rato, te encontraré enseguida”, dijo Alice.
“Pues mi mamá y mi mami se esconden y se buscan en la habitación”, dijo Angie con inocencia.
“Ah, ¿tu juegas al escondite en la habitación?”, preguntó Alice.
“No, sólo mi mamá y mi mami. Ellas juegan al escondite en su habitación. ¡Se esconden debajo de las sabanas!”, clarificó Angie.
Alice pensó en ello un segundo y se imaginó que seguramente Angie había sorprendido a sus madres haciendo algo poco conveniente para un niño. Se rió por dentro y tomó nota mental de que tenía que bromear sobre eso con Bette y Tina.
“Ah, ya veo”, dijo Alice pellizcando la mejilla de Angie. “¡Venga, date prisa y escóndete!. Iré a buscarte”, dijo con emoción.
“Vale”, exclamó Angie, que se escapó al dormitorio para buscar un escondite mientras Alice empezaba a contar.
Re: El amor de mi vida
q inocentee Angeliiicaa
jajajajajajja
sigue en cuanto puedas
besos
jajajajajajja
sigue en cuanto puedas
besos
Carulinetaaa- Un respeto, soy forera VIP
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Personajes favoritos : Bette, Tina, Helena And Alice
Fecha de inscripción : 24/04/2008
Re: El amor de mi vida
Jous, qué bonito....
y Angelica la pobre, dando ideas a Alice... miedo me da jeje,
gracias!! un beso!
y Angelica la pobre, dando ideas a Alice... miedo me da jeje,
gracias!! un beso!
MacaBettePorter- Entérate, ya soy una usuaria conocida
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Localización : MadriD
Personajes favoritos : Maca Maca y Maca! y Bette
Fecha de inscripción : 21/06/2009
Re: El amor de mi vida
hermosos el ff... me encanta la inocencia de angie... xD....
grax julia por seguir... continua cuando puedas =D
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Anna- Forera galáctica
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Personajes favoritos : Myself
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Re: El amor de mi vida
Casa de Bette y Tina
Exactamente un minuto después, Bette subió las escaleras para encontrarse con Tina.
“Lista o no… aquí… estoy…”, su voz se calmó cuando encontró a Tina tendida en su lado de la cama, llevando sólo el sujetador y las bragas.
“La cena está lista”, dijo Tina, “¿Por qué no te desnudas y vienes aquí?”, dijo, señalando el sitio de Bette.
Bette se rió y se desnudó despacio. Tina la miraba, anticipándose a cada de las partes del cuerpo que su compañera iba revelando. Bette se quedó con el sujetador, esperando que Tina le dijera que tenía que hacer.
“Sigue”, le dijo Tina.
Bette le hizo caso y se quitó el sujetador, después desplazó sus manos hasta sus bragas y se detuvo.
“Eso también”, dijo Tina acercándola y apoyándose en su vientre, esperando a Bette.
Al ver la espalda de Tina Bette se dio prisa en quitarse toda la ropa interior. Se subió en la cama y se sentó a horcajadas sobre Tina. Se apoyó con las manos y comenzó a besarle la nuca.
“Eres tan sexy, Tina”, le susurró al oído a su compañera mientras le mordisqueaba el cuello.
“Mmmmm tu tampoco estás mal”, gimió Tina retorciéndose bajo Bette, sintiendo la humedad de su compañera en su trasero.
Bette desabrochó el sujetador de Tina y su boca bajó por el cuerpo de su compañera, besando y lamiéndole toda la espalda, probando el rastro de humedad que iba dejando.
“Ayyy cariño”, gimió Tina cuando sintió el contacto de las manos de Bette en su trasero.
Bette le quitó la ropa interior y apartó las manos.
Bette la besó en ambas mejillas y las acarició. Sus pulgares se movieron hacia abajo, acercándose cada vez más al sexo de Tina. Tina separó las piernas y dobló las rodillas para subir su trasero mientras la parte superior del cuerpo se mantenía apoyada en la cama.
Bette se rió al apreciar que Tina le facilitaba el acceso. “¿Estás muy mojada, baby?”, preguntó.
“Averígualo tu misma”, dijo Tina, abriendo aún más las piernas, queriendo sentir la boca de Bette sobre ella.
Apartamento de Alice
“¿Dónde está Angie?”, gritó Alice mientras iba desde el salón hasta el dormitorio.
Oyó a Angie que se reía en el armario.
“¿Dónde estará? ¿Debajo de la cama?”, dijo, mirando debajo de la cama, “No, aquí no está”.
Más risas tontas.
“Creo que sé donde está. ¡Apuesto a que está en el armario!”, dijo Alice.
Angie se reía ya tan fuerte que Alice tuvo que reírse con ella. Abrió despacio la puerta del armario.
“¡Aquí está!”, dijo balanceando la puerta.
“¡Aaahhhhh!”, gritó Angie y se rió a carcajadas, ¡ahora te toca a ti esconderte, tía Alice!”.
Casa de Bette y Tina
Bette apretó el trasero de Tina mientras su lengua lamía lo que tenía delante de ella. Lamió Los labios inferiores y separó los pliegues con sus pulgares.
“Oh baby”, gimió Tina, mirando a Bette y sintiendo su aliento en su humedad.
El sonido de la voz de Tina excitó a Bette que la siguió lamiendo.
“¡Oh, joder!”, Tina gimió aún más fuerte siguiendo el ritmo de Bette.
Bette la lamió otra vez, ahora más despacio, deteniéndose en el clítoris para chuparlo. Continuó excitando el sexo de Tina con su lengua. Bette apartó la lengua y siguió con el dedo, provocando que Tina levantara su trasero todavía más.
“Esto me hace sentir muy bien”, dijo Tina.
“Mmmmm estás muy húmeda T.”
“Quiero tu lengua dentro de mi, cariño”, solicitó Tina.
Bette le hizo caso y buscó una posición buena para entrar su lengua en el sexo de Tina. Abrió mucho la boca y deslizó la lengua profundamente dentro de ella.
“¡Oooh Bette! Ooooohhhh si”, gimió Tina apretándola contra ella. Se levantó y se sentó sobre la boca de Bette sintiéndose liberada. Bette apretó sus muslos y apretó, chupándola una y otra vez.
“Oh Dios mío, oh cariño”, gimió Tina cuando su sexo estuvo todo dentro de la boca de Bette. Su cuerpo se balanceaba encima de la boca de su compañera, hasta que llegó la culminación.
“Ooooohhhh aaahhhhh Dios!”, gritó, mientras Bette la chupaba y se bebía todos sus líquidos.
Cuando su cuerpo se calmó, se deslizó por el cuerpo de Bette y la besó apasionadamente.
“Mmmmmm”, gimió Bette, “eres impresionante”.
“Es tu turno”, dijo Tina, y se deslizó hacia abajo por el cuerpo de Bette.
Exactamente un minuto después, Bette subió las escaleras para encontrarse con Tina.
“Lista o no… aquí… estoy…”, su voz se calmó cuando encontró a Tina tendida en su lado de la cama, llevando sólo el sujetador y las bragas.
“La cena está lista”, dijo Tina, “¿Por qué no te desnudas y vienes aquí?”, dijo, señalando el sitio de Bette.
Bette se rió y se desnudó despacio. Tina la miraba, anticipándose a cada de las partes del cuerpo que su compañera iba revelando. Bette se quedó con el sujetador, esperando que Tina le dijera que tenía que hacer.
“Sigue”, le dijo Tina.
Bette le hizo caso y se quitó el sujetador, después desplazó sus manos hasta sus bragas y se detuvo.
“Eso también”, dijo Tina acercándola y apoyándose en su vientre, esperando a Bette.
Al ver la espalda de Tina Bette se dio prisa en quitarse toda la ropa interior. Se subió en la cama y se sentó a horcajadas sobre Tina. Se apoyó con las manos y comenzó a besarle la nuca.
“Eres tan sexy, Tina”, le susurró al oído a su compañera mientras le mordisqueaba el cuello.
“Mmmmm tu tampoco estás mal”, gimió Tina retorciéndose bajo Bette, sintiendo la humedad de su compañera en su trasero.
Bette desabrochó el sujetador de Tina y su boca bajó por el cuerpo de su compañera, besando y lamiéndole toda la espalda, probando el rastro de humedad que iba dejando.
“Ayyy cariño”, gimió Tina cuando sintió el contacto de las manos de Bette en su trasero.
Bette le quitó la ropa interior y apartó las manos.
Bette la besó en ambas mejillas y las acarició. Sus pulgares se movieron hacia abajo, acercándose cada vez más al sexo de Tina. Tina separó las piernas y dobló las rodillas para subir su trasero mientras la parte superior del cuerpo se mantenía apoyada en la cama.
Bette se rió al apreciar que Tina le facilitaba el acceso. “¿Estás muy mojada, baby?”, preguntó.
“Averígualo tu misma”, dijo Tina, abriendo aún más las piernas, queriendo sentir la boca de Bette sobre ella.
Apartamento de Alice
“¿Dónde está Angie?”, gritó Alice mientras iba desde el salón hasta el dormitorio.
Oyó a Angie que se reía en el armario.
“¿Dónde estará? ¿Debajo de la cama?”, dijo, mirando debajo de la cama, “No, aquí no está”.
Más risas tontas.
“Creo que sé donde está. ¡Apuesto a que está en el armario!”, dijo Alice.
Angie se reía ya tan fuerte que Alice tuvo que reírse con ella. Abrió despacio la puerta del armario.
“¡Aquí está!”, dijo balanceando la puerta.
“¡Aaahhhhh!”, gritó Angie y se rió a carcajadas, ¡ahora te toca a ti esconderte, tía Alice!”.
Casa de Bette y Tina
Bette apretó el trasero de Tina mientras su lengua lamía lo que tenía delante de ella. Lamió Los labios inferiores y separó los pliegues con sus pulgares.
“Oh baby”, gimió Tina, mirando a Bette y sintiendo su aliento en su humedad.
El sonido de la voz de Tina excitó a Bette que la siguió lamiendo.
“¡Oh, joder!”, Tina gimió aún más fuerte siguiendo el ritmo de Bette.
Bette la lamió otra vez, ahora más despacio, deteniéndose en el clítoris para chuparlo. Continuó excitando el sexo de Tina con su lengua. Bette apartó la lengua y siguió con el dedo, provocando que Tina levantara su trasero todavía más.
“Esto me hace sentir muy bien”, dijo Tina.
“Mmmmm estás muy húmeda T.”
“Quiero tu lengua dentro de mi, cariño”, solicitó Tina.
Bette le hizo caso y buscó una posición buena para entrar su lengua en el sexo de Tina. Abrió mucho la boca y deslizó la lengua profundamente dentro de ella.
“¡Oooh Bette! Ooooohhhh si”, gimió Tina apretándola contra ella. Se levantó y se sentó sobre la boca de Bette sintiéndose liberada. Bette apretó sus muslos y apretó, chupándola una y otra vez.
“Oh Dios mío, oh cariño”, gimió Tina cuando su sexo estuvo todo dentro de la boca de Bette. Su cuerpo se balanceaba encima de la boca de su compañera, hasta que llegó la culminación.
“Ooooohhhh aaahhhhh Dios!”, gritó, mientras Bette la chupaba y se bebía todos sus líquidos.
Cuando su cuerpo se calmó, se deslizó por el cuerpo de Bette y la besó apasionadamente.
“Mmmmmm”, gimió Bette, “eres impresionante”.
“Es tu turno”, dijo Tina, y se deslizó hacia abajo por el cuerpo de Bette.
Re: El amor de mi vida
Solo...
¡¡gracias!!!
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MacaBettePorter- Entérate, ya soy una usuaria conocida
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