Entrevistas y reportajes
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PlanetaL :: Archivoteca The L word. Un lugar para el recuerdo :: Elenco The L word :: Jennifer Beals - Bette Porter
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Re: Entrevistas y reportajes
cenquiu cenquiu cenkiu tess ;) !que listas sois diosmío! y trabajadoricas...que contentos
tienen que estar en tu casa
tienen que estar en tu casa
Invitado- Invitado
Re: Entrevistas y reportajes
Articulo en ADVOCATEelections 2008
http://election2008.advocate.com/2008/04/beals-touring-g.html
Beals con Nurit Shein del centro Mazzoni y Jessi Salazar de la campaña de Obama
Aquí una pequeña noticia para todas las fans de Jennifer Beals:
Después del discurso a unas 50 mujeres en una comida profesional, Belas visitó dos instalaciones del Centr Mazzoni que proporcionan servicios de salud a la comunidad LGBT. Hizo preguntas sobre como se financiaba el Ryan White Care Act, como consiguen referencias y las normas de conducta. Beals comienza a conseguir un pequeño lugar en la arena de la política LGTB... de una manera buena, de acuerdo.
La veterana actriz de The L word dijo que ella antes no se había implicado nunca en política, "siempre he tenido desconfianza hacia los políticos, he conocido bastantes y realmente no me convencían. No fue hasta que conocí a Barack Obama y le oí hablar que pensé que había una posibilidad para el cambio -que alguien podía cambiar el paradigma y la psicología de la política. Que no sea solo otra gente la que toma decisiones, no sean solo las instituciones las que tomen decisiones, sino que tenemos que estar incluidos en ese proceso.
http://election2008.advocate.com/2008/04/beals-touring-g.html
Beals con Nurit Shein del centro Mazzoni y Jessi Salazar de la campaña de Obama
Aquí una pequeña noticia para todas las fans de Jennifer Beals:
Después del discurso a unas 50 mujeres en una comida profesional, Belas visitó dos instalaciones del Centr Mazzoni que proporcionan servicios de salud a la comunidad LGBT. Hizo preguntas sobre como se financiaba el Ryan White Care Act, como consiguen referencias y las normas de conducta. Beals comienza a conseguir un pequeño lugar en la arena de la política LGTB... de una manera buena, de acuerdo.
La veterana actriz de The L word dijo que ella antes no se había implicado nunca en política, "siempre he tenido desconfianza hacia los políticos, he conocido bastantes y realmente no me convencían. No fue hasta que conocí a Barack Obama y le oí hablar que pensé que había una posibilidad para el cambio -que alguien podía cambiar el paradigma y la psicología de la política. Que no sea solo otra gente la que toma decisiones, no sean solo las instituciones las que tomen decisiones, sino que tenemos que estar incluidos en ese proceso.
Invitado- Invitado
Re: Entrevistas y reportajes
!!si si si!!!
jennifer for president
yo le haría una pregunta....¿te quieres casar conmigo?!? (meonning)lo pongo ahora
que no está miss para decir lo cansa que soy ififififi!)
jennifer for president
yo le haría una pregunta....¿te quieres casar conmigo?!? (meonning)lo pongo ahora
que no está miss para decir lo cansa que soy ififififi!)
Invitado- Invitado
Traducción del reportaje de Hello! Canadá
25 años después de bailar a su manera encima de las taquillas en la película que más dinero recaudó en el año 1983, Flashdance, Jennifer Beals está disfrutando de un renacimiento de su carrera con la serie de tv The L word. Y aunque siempre estará agradecida a su debut en la pantalla grande, la actriz de 44 años no quiere celebrar los 25 años de la película con una fiesta. “Quizás cuando tenga 50”, suspira. “Aquellos eran otros tiempos”. La película ha ayudado a mucha gente a perseguir sus sueños.
Haciendo negocios vestida con sus trajes de ejecutiva lesbiana, Jennifer ha llegado a alcanzar una especie de estatus de culto como la directora de galería de arte Bette Porter en el drama semanal The L word, inspirado en “Sex on the city” que se emite en Canadá en Showcase,
La bella y atlética estrella nació y creció en Chicago. Su madre, Jeanne, era maestra de escuela elemental, y su padre, Alfred, propietario de un supermercado. Ella acredita su belleza con una herencia única: Su difunto padre era afroamericano y su madre irlandesa-americana. Jennifer dice a Hello! Canadá que esta herencia birracial le proporciona a ella una perspectiva diferente a la de la mayoría de la gente que conoce. “Siempre he vivido en la periferia”, dice. En 1998, la autodenominada como “persona sensible”, se casa con el empresario canadiense Ken Dixon, y tuvieron su primer hijo en 2005. Jennifer dice que disfruta con su papel de esposa y madre. “Ser madre es la mejor cosa que he hecho nunca”, dice la actriz, que vive en las afueras de LA con su marido y su hija de dos años y medio.
La graduada en Yale todavía tiene tiempo para salir y todavía conserva la impresionante figura de Flashdance después de muchos años de practicar yoga. Además, revela, “me estoy entrenando para correr una marathon”.
Hablamos con Jennifer en LA, donde estaba tratando de resolver algunos asuntos con el comienzo de la producción de la última temporada de The L word. También está preparando su reaparición en la gran pantalla en la película francesa Joueuse, con Kevin Kline, que actualmente está en producción.
¿Será difícil decir adios al papel que has estado interpretando durante los últimos años?
Si!, nunca pienso en dejar este gran personaje, este casting tan estimulante y esta serie tan querida. Para ser sincera, me lo niego a mi misma.
¿Sabes cómo acabará la serie?
Ilene Chaiken no me quiere decir nada! Y, en confianza, se lo he pedido.
Harías una versión en película estilo “Sex in the city?”
Si! Creo que todos estaríamos de acuerdo! (se ríe)
Hoy en día estás más reconocida por The L word que por Flashdance.
Creo que depende de quien se trate. A veces se me acerca gente que me pide que baile para ellos. Pero creo que The L word tendría más peso que Flashdance si hubiera una competición o algo.
¿Vas a echar de menos la grabación en Vancouver?
Oh Canadá, mi casa y tierra nativa... como voy a echarte de menos. Volveré y la visitaré bastantes veces, tengo familia allí. Mi marido es canadiense.
Estás haciendo campaña por el candidato demócrata Barack Obama. ¿Por qué?
Ha llegado el momento del cambio, y el idealismo es el primer peldaño para alcanzar el objetivo. Soy fan de Hillary Clinton también. Estaré contenta con cualquier elección.
Con The L word acabando, y tus obligaciones de campaña, con la tensión de llevar una familia, ¿qué te hace reir y relajarte?
Mi bonito perro. Es una mezcla de Lab-terrier. Me gusta estar ocupada. No etiendo el concepto del aburrimiento. ¡Hay muchas cosas que hacer!
¿Cual es tu secreto para tener unmatrimonio feliz?
Dejar el ego a un lado. Tienes que estar segura de que le dejas espacio a tu pareja o el amor se hace peligroso. Celebra tu individualidad.
Haciendo negocios vestida con sus trajes de ejecutiva lesbiana, Jennifer ha llegado a alcanzar una especie de estatus de culto como la directora de galería de arte Bette Porter en el drama semanal The L word, inspirado en “Sex on the city” que se emite en Canadá en Showcase,
La bella y atlética estrella nació y creció en Chicago. Su madre, Jeanne, era maestra de escuela elemental, y su padre, Alfred, propietario de un supermercado. Ella acredita su belleza con una herencia única: Su difunto padre era afroamericano y su madre irlandesa-americana. Jennifer dice a Hello! Canadá que esta herencia birracial le proporciona a ella una perspectiva diferente a la de la mayoría de la gente que conoce. “Siempre he vivido en la periferia”, dice. En 1998, la autodenominada como “persona sensible”, se casa con el empresario canadiense Ken Dixon, y tuvieron su primer hijo en 2005. Jennifer dice que disfruta con su papel de esposa y madre. “Ser madre es la mejor cosa que he hecho nunca”, dice la actriz, que vive en las afueras de LA con su marido y su hija de dos años y medio.
La graduada en Yale todavía tiene tiempo para salir y todavía conserva la impresionante figura de Flashdance después de muchos años de practicar yoga. Además, revela, “me estoy entrenando para correr una marathon”.
Hablamos con Jennifer en LA, donde estaba tratando de resolver algunos asuntos con el comienzo de la producción de la última temporada de The L word. También está preparando su reaparición en la gran pantalla en la película francesa Joueuse, con Kevin Kline, que actualmente está en producción.
¿Será difícil decir adios al papel que has estado interpretando durante los últimos años?
Si!, nunca pienso en dejar este gran personaje, este casting tan estimulante y esta serie tan querida. Para ser sincera, me lo niego a mi misma.
¿Sabes cómo acabará la serie?
Ilene Chaiken no me quiere decir nada! Y, en confianza, se lo he pedido.
Harías una versión en película estilo “Sex in the city?”
Si! Creo que todos estaríamos de acuerdo! (se ríe)
Hoy en día estás más reconocida por The L word que por Flashdance.
Creo que depende de quien se trate. A veces se me acerca gente que me pide que baile para ellos. Pero creo que The L word tendría más peso que Flashdance si hubiera una competición o algo.
¿Vas a echar de menos la grabación en Vancouver?
Oh Canadá, mi casa y tierra nativa... como voy a echarte de menos. Volveré y la visitaré bastantes veces, tengo familia allí. Mi marido es canadiense.
Estás haciendo campaña por el candidato demócrata Barack Obama. ¿Por qué?
Ha llegado el momento del cambio, y el idealismo es el primer peldaño para alcanzar el objetivo. Soy fan de Hillary Clinton también. Estaré contenta con cualquier elección.
Con The L word acabando, y tus obligaciones de campaña, con la tensión de llevar una familia, ¿qué te hace reir y relajarte?
Mi bonito perro. Es una mezcla de Lab-terrier. Me gusta estar ocupada. No etiendo el concepto del aburrimiento. ¡Hay muchas cosas que hacer!
¿Cual es tu secreto para tener unmatrimonio feliz?
Dejar el ego a un lado. Tienes que estar segura de que le dejas espacio a tu pareja o el amor se hace peligroso. Celebra tu individualidad.
Última edición por julia el Miér 28 Mayo 2008 - 10:10, editado 1 vez
Re: Entrevistas y reportajes
Muchas gracias por la entrevistaa, jennifer siempre tan encantadoraa
besos
besos
Invitado- Invitado
Re: Entrevistas y reportajes
gracias mil julia !que maja es Jennifer!
pd. que majicos estos nuevicos
pd. que majicos estos nuevicos
Invitado- Invitado
kamakaII- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
- Cantidad de envíos : 219
Localización : Running with Jennifer around the world
Fecha de inscripción : 15/05/2008
Re: Entrevistas y reportajes
!!!!!bieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeennnnnnnnnnnnnnn!!!!!!
gracias julia thanks Kamaka
gracias julia thanks Kamaka
Invitado- Invitado
Re: Entrevistas y reportajes
!ouch! no puedo ni mirarla
pd.sabeis si en este foro hay un apartado de ayuda para los problemas que crea la adicción a Jennifer Beals ????
pd.sabeis si en este foro hay un apartado de ayuda para los problemas que crea la adicción a Jennifer Beals ????
Invitado- Invitado
Re: Entrevistas y reportajes
Aquí está el artículo, lo ha transcrito una fan en tibette.com
Créditos: myx000
Jennifer beals doesn’t go for halfway measures when she turned 40 she says “I wanted to be doing something I really loved. I didn’t want to be driving by some stupid ad for makeup and be seduced into thinking I should look younger. She gives a giant roll of the eyes. “So you know what I decided? I went to Patagonia. On my fortieth birthday, I was riding a horse galloping at full speed across the pampas and laughing my *** off.”
Beals now 44, has always been into controlling her destiny, even before she won the role that made her famous. The Chicago native, daughter of an Irish-American mother and African-American father, scored a small part in My bodyguard in 1980 and had been modeling when she auditioned for Flashdance, about a sexy steel welder with ballet-academy dreams. But when she saw the full script, she didn’t want to do the nude scenes, and she was about to start her freshman year at Yale, so she turned down the screen test. “The director, Adriane Lyne, called and told me how tastefully everything would be done,” Beals says. “And I said to him, “I’m sorry but I don’t know you. I didn’t know how tastefully you’re going to do everything.”
Lyne agreed to use a body double, and Beals deferred her fall semester.
A huge hit when it was released 25 years ago, flashdance landed in America’s pop culture pantheon not so much for its rather standard Cinderella storyline as for the fashion frenzy it inspired.
Oh, those leg warmers, that ripped gray sweatshirt! “I thought everyone knew that trick,” Beals says of the scene where she wiggles out of her bra without taking her sweatshirt off. “I did it all the time when I was a kid.”
The attention that followed was intense: Beals’s sudden stardom, critical carping about the film, the revelation that much of her dancing was done by an un-credited double.
So she retreated to Yale (nice fallback), graduating in 1987 with a degree in American studies, back in Hollywood she chose her projects sparingly; some were better received than others (notable, Devil in a blue dress and the indies Roger Dodger and The Anniversary Party). “Look, I’m not saying I haven’t done things I didn’t like,” she says. “Most often it was to pay the mortgage. But I never felt uncomfortable doing them.” And if she never revisited that first crush of fame, it was fine with her. “I don’t think I’d want to alter anything, that’s who I am and how I’m here.”
Today Beals is back in the spotlight as one of the stars of Showtime’s smart, in-your-face hit The L word. The series, starting its sixth and final season in 2009, follows the lives of gorgeous, accomplished lesbians in Los Angeles. Beals plays Bette, a dean at an arts college who is at the center of it all. “these women live totally unapologetically’, she says. “I think subconsciously everybody wishes they could do that, live the way their hearts tell them to, and then there are the clothes. And the sex”.
Go-for-it love scenes and controversial content have ignited debate, which Beals enjoys, though she views the show in a different way. “Obviously for the lesbian community it’s an opportunity to see themselves represented,” She says. “But the larger appeal is the strength of the friendships, the solace and power and support that these women derive from one another’.
Beals is working with L word creator Ilene Chaiken on a performance piece that will combine gay, lesbian, bisexual and transgender narratives in a format similar to the vagina monologues. “At V-day in New Orleans we set up a tent where people came and told their stories, and we recorded them,” Beals says. “I want to build an archive of those lives.”
Her own life includes her husband, Ken Dixon, and their two-year-old daughter. “She is so stinking cute. I don’t think it was an accident that my daughter arrived after I was 40”. Beals says. “I used to be a real hermit; at one point my husband and I lived on a 500-acre ranch- just us, the dogs, the stars and an old mare that I’d ride into the forest. I was in heaven! But your kid has to be part of the world, and now I’m out all the time, listening to what’s going on.”
Midlife agrees with Beals, who has already identified running a marathon by the time she hits 50 as a goal. “I think it takes a lifetime to know your authentic self,” she says.
“I love that. There are many more lessons to learn. Like, I’ve got to learn to play the piano and how to blow-dry my hair”. She flashes a wide, knowing smile. “I’m only half joking”.
Créditos: myx000
Jennifer beals doesn’t go for halfway measures when she turned 40 she says “I wanted to be doing something I really loved. I didn’t want to be driving by some stupid ad for makeup and be seduced into thinking I should look younger. She gives a giant roll of the eyes. “So you know what I decided? I went to Patagonia. On my fortieth birthday, I was riding a horse galloping at full speed across the pampas and laughing my *** off.”
Beals now 44, has always been into controlling her destiny, even before she won the role that made her famous. The Chicago native, daughter of an Irish-American mother and African-American father, scored a small part in My bodyguard in 1980 and had been modeling when she auditioned for Flashdance, about a sexy steel welder with ballet-academy dreams. But when she saw the full script, she didn’t want to do the nude scenes, and she was about to start her freshman year at Yale, so she turned down the screen test. “The director, Adriane Lyne, called and told me how tastefully everything would be done,” Beals says. “And I said to him, “I’m sorry but I don’t know you. I didn’t know how tastefully you’re going to do everything.”
Lyne agreed to use a body double, and Beals deferred her fall semester.
A huge hit when it was released 25 years ago, flashdance landed in America’s pop culture pantheon not so much for its rather standard Cinderella storyline as for the fashion frenzy it inspired.
Oh, those leg warmers, that ripped gray sweatshirt! “I thought everyone knew that trick,” Beals says of the scene where she wiggles out of her bra without taking her sweatshirt off. “I did it all the time when I was a kid.”
The attention that followed was intense: Beals’s sudden stardom, critical carping about the film, the revelation that much of her dancing was done by an un-credited double.
So she retreated to Yale (nice fallback), graduating in 1987 with a degree in American studies, back in Hollywood she chose her projects sparingly; some were better received than others (notable, Devil in a blue dress and the indies Roger Dodger and The Anniversary Party). “Look, I’m not saying I haven’t done things I didn’t like,” she says. “Most often it was to pay the mortgage. But I never felt uncomfortable doing them.” And if she never revisited that first crush of fame, it was fine with her. “I don’t think I’d want to alter anything, that’s who I am and how I’m here.”
Today Beals is back in the spotlight as one of the stars of Showtime’s smart, in-your-face hit The L word. The series, starting its sixth and final season in 2009, follows the lives of gorgeous, accomplished lesbians in Los Angeles. Beals plays Bette, a dean at an arts college who is at the center of it all. “these women live totally unapologetically’, she says. “I think subconsciously everybody wishes they could do that, live the way their hearts tell them to, and then there are the clothes. And the sex”.
Go-for-it love scenes and controversial content have ignited debate, which Beals enjoys, though she views the show in a different way. “Obviously for the lesbian community it’s an opportunity to see themselves represented,” She says. “But the larger appeal is the strength of the friendships, the solace and power and support that these women derive from one another’.
Beals is working with L word creator Ilene Chaiken on a performance piece that will combine gay, lesbian, bisexual and transgender narratives in a format similar to the vagina monologues. “At V-day in New Orleans we set up a tent where people came and told their stories, and we recorded them,” Beals says. “I want to build an archive of those lives.”
Her own life includes her husband, Ken Dixon, and their two-year-old daughter. “She is so stinking cute. I don’t think it was an accident that my daughter arrived after I was 40”. Beals says. “I used to be a real hermit; at one point my husband and I lived on a 500-acre ranch- just us, the dogs, the stars and an old mare that I’d ride into the forest. I was in heaven! But your kid has to be part of the world, and now I’m out all the time, listening to what’s going on.”
Midlife agrees with Beals, who has already identified running a marathon by the time she hits 50 as a goal. “I think it takes a lifetime to know your authentic self,” she says.
“I love that. There are many more lessons to learn. Like, I’ve got to learn to play the piano and how to blow-dry my hair”. She flashes a wide, knowing smile. “I’m only half joking”.
Re: Entrevistas y reportajes
Jennifer Beals no toma medidas a medias cuando al cumplir los 40 años dice: “quería hacer algo que realmente me gustara. No quería dejarme llevar por ningún anuncio estúpido para maquillarlo y dejarme seducir por el pensamiento de que debería parecer más joven”. Hace una mueca enorme con los ojos. “¿Y sabes lo que decidí?. Fui a Patagonia. En mi 40aniversario, yo estaba montando un caballo galopando a toda velocidad por la pampa y riéndome de mis capulladas”.
Beals tiene ahora 44 años y siempre es dueña de su destino, incluso antes de conseguir el papel que la hizo famosa. Es natural de Chicago, hija de madre de ascendencia irlandesa y padre afroamericano, interpretó un pequeño papel en “Mi guardaespaldas” en 1980 y trabajaba de modelo cuando hizo el casting para Flashdance, sobre una atractiva soldadora de acero que soñaba ser bailarina. Pero cuando vio el guión completo, no quiso hacer las escenas de desnudo, y estuvo a punto de irse a comenzar su primer año en Yale y rechazar la prueba de pantalla. “El director, Adriane Lyne, me llamó y me dijo que todo se haría con mucho gusto”, dice Beals. Y le dijo “Perdone pero no le conozco. No sé con cuanto gusto lo va a hacer”.
Lyne acordó utilizar una doble, y Beals aplazó su semestre en la universidad.
Fue un éxito enorme cuando se estrenó hace 25 años, Flashdance aterrizó en el panteón de la cultura pop no tanto por su historia de Cenicienta más bien estándar, sino por el frenesí que causó en la moda.
Oh, aquellos calentadores, aquella camiseta gris rasgada”. “Pensaba que todo el mundo conocía aquel truco”, dice Beals de la escena en que ella se quita el sujetador sin quitarse la camiseta. “Yo lo hacía desde que era una niña”.
La atención que siguió fue intensa: el estrellato repentino de Beals, la crítica constante de la película, la revelación de que la mayor parte del baile había sido hecho por una doble no acreditada.
Después se retiró a Yale (un retraso agradable), se graduó en 1987 en estudios americanos, volvió a Hollywood y eligió sus proyectos con moderación; unos eran mejor recibidos que otros (notable, “El diablo vestido de azul” y las indies “Roger Dodger” “The anniversary party”). “Mira, no estoy dicieno que no haya hecho cosas que no me gustaban”, dice, “tenía que pagar la hipoteca. Pero nunca me sentí incómoda haciéndolas”. Y si nunca volvió a estar en la cresta de la fama, esto estaba bien para ella. “No quiero cambiar nada, gracias a ello soy quien soy y estoy aquí”.
Ahora Beals vuelve a estar detrás de los focos como una de las estrellas de Showtime, en The L word. La serie, que en 2009 emitirá la temporada 6ª, la última, sigue la vida de unas guapísimas e inteligentes lesbianas de Los Angeles. Beals interpreta a Bette, decana de la universidad de arte, que está en el centro de todo. “Estas mujeres viven totalmente liberadas”, dice, “creo que en el susconciente todo el mundo siente no poder hacer esto, vivir de la manera que le dictan sus corazones. Y hay glamour, y mucho sexo”.
Las escnas de amor y el contenido polémico han alimentado el debate, con el que Beals disfruta, aunque ella vea la serie de manera diferente. “Obviamente, para la comunidad lesbiana esta es una oportunidad de verse representadas”, dice, “pero el atractivo mayor es la fuerza de la amistad, el consuelo y el poder y el apoyo que estas mujeres tienen las unas en las otras”
Beals está trabajando con la creadora de la serie Ilene Chaiken en una representación teatral que combinará la narrativa gay, lésbico, bisexual y transexual con un formato similar a los monólogos de la vagina. “En el V-day, en Nueva Orleans, montamos una tienda a la que la gente iba y contaba sus historias, y las grabamos”, dice Beals. “Quiero construir un archivo de esas vidas”.
Su propia vida incluye a su marido, Ken Dixon, y su hija de dos años. “Es preciosa. No creo que fuera un accidente que mi hija llegara después de cumplir yo los 40”, dice Beals, “yo era una verdadera ermitaña; una temporada mi marido y yo vivimos en un rancho de 500 acres, solos nosotros, los perros, las estrellas y una yegua vieja a la que yo montaba por el bosque. ¡Estaba en el cielo! Pero un niño tiene que ser parte del mundo, y ahora estoy fuera todo el tiempo, escuchando lo que pasa”.
Beals ya ha asumido los cuarenta, que ya se ha identificado corriendo una marathon a la vez que tiene los 50 como objetivo. “Creo que te lleva toda una vida conocer tu auténtico yo”, dice.
“Me gusta esto. Hay muchas más lecciones por aprender. Por ejemplo,tTengo que aprender a tocar el piano y como secarme el pelo”. Despliega su amplia y conocida sonrisa. “Soy graciosa a medias”.
Beals tiene ahora 44 años y siempre es dueña de su destino, incluso antes de conseguir el papel que la hizo famosa. Es natural de Chicago, hija de madre de ascendencia irlandesa y padre afroamericano, interpretó un pequeño papel en “Mi guardaespaldas” en 1980 y trabajaba de modelo cuando hizo el casting para Flashdance, sobre una atractiva soldadora de acero que soñaba ser bailarina. Pero cuando vio el guión completo, no quiso hacer las escenas de desnudo, y estuvo a punto de irse a comenzar su primer año en Yale y rechazar la prueba de pantalla. “El director, Adriane Lyne, me llamó y me dijo que todo se haría con mucho gusto”, dice Beals. Y le dijo “Perdone pero no le conozco. No sé con cuanto gusto lo va a hacer”.
Lyne acordó utilizar una doble, y Beals aplazó su semestre en la universidad.
Fue un éxito enorme cuando se estrenó hace 25 años, Flashdance aterrizó en el panteón de la cultura pop no tanto por su historia de Cenicienta más bien estándar, sino por el frenesí que causó en la moda.
Oh, aquellos calentadores, aquella camiseta gris rasgada”. “Pensaba que todo el mundo conocía aquel truco”, dice Beals de la escena en que ella se quita el sujetador sin quitarse la camiseta. “Yo lo hacía desde que era una niña”.
La atención que siguió fue intensa: el estrellato repentino de Beals, la crítica constante de la película, la revelación de que la mayor parte del baile había sido hecho por una doble no acreditada.
Después se retiró a Yale (un retraso agradable), se graduó en 1987 en estudios americanos, volvió a Hollywood y eligió sus proyectos con moderación; unos eran mejor recibidos que otros (notable, “El diablo vestido de azul” y las indies “Roger Dodger” “The anniversary party”). “Mira, no estoy dicieno que no haya hecho cosas que no me gustaban”, dice, “tenía que pagar la hipoteca. Pero nunca me sentí incómoda haciéndolas”. Y si nunca volvió a estar en la cresta de la fama, esto estaba bien para ella. “No quiero cambiar nada, gracias a ello soy quien soy y estoy aquí”.
Ahora Beals vuelve a estar detrás de los focos como una de las estrellas de Showtime, en The L word. La serie, que en 2009 emitirá la temporada 6ª, la última, sigue la vida de unas guapísimas e inteligentes lesbianas de Los Angeles. Beals interpreta a Bette, decana de la universidad de arte, que está en el centro de todo. “Estas mujeres viven totalmente liberadas”, dice, “creo que en el susconciente todo el mundo siente no poder hacer esto, vivir de la manera que le dictan sus corazones. Y hay glamour, y mucho sexo”.
Las escnas de amor y el contenido polémico han alimentado el debate, con el que Beals disfruta, aunque ella vea la serie de manera diferente. “Obviamente, para la comunidad lesbiana esta es una oportunidad de verse representadas”, dice, “pero el atractivo mayor es la fuerza de la amistad, el consuelo y el poder y el apoyo que estas mujeres tienen las unas en las otras”
Beals está trabajando con la creadora de la serie Ilene Chaiken en una representación teatral que combinará la narrativa gay, lésbico, bisexual y transexual con un formato similar a los monólogos de la vagina. “En el V-day, en Nueva Orleans, montamos una tienda a la que la gente iba y contaba sus historias, y las grabamos”, dice Beals. “Quiero construir un archivo de esas vidas”.
Su propia vida incluye a su marido, Ken Dixon, y su hija de dos años. “Es preciosa. No creo que fuera un accidente que mi hija llegara después de cumplir yo los 40”, dice Beals, “yo era una verdadera ermitaña; una temporada mi marido y yo vivimos en un rancho de 500 acres, solos nosotros, los perros, las estrellas y una yegua vieja a la que yo montaba por el bosque. ¡Estaba en el cielo! Pero un niño tiene que ser parte del mundo, y ahora estoy fuera todo el tiempo, escuchando lo que pasa”.
Beals ya ha asumido los cuarenta, que ya se ha identificado corriendo una marathon a la vez que tiene los 50 como objetivo. “Creo que te lleva toda una vida conocer tu auténtico yo”, dice.
“Me gusta esto. Hay muchas más lecciones por aprender. Por ejemplo,tTengo que aprender a tocar el piano y como secarme el pelo”. Despliega su amplia y conocida sonrisa. “Soy graciosa a medias”.
Invitado- Invitado
Re: Entrevistas y reportajes
!que reketemajísima que eres!
thank you thank you :queen:
pd.puedes meterte todo lo que quieras conmigo jujujuju...
pd2...jennifer es muy feliz con su vida...me alegro un montón por ella y por los que le rodean... que maja
Invitado- Invitado
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