[Terminado] Más que un sentimiento
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Re: [Terminado] Más que un sentimiento
Capítulo 13
Al día siguiente, Tina se levantó cansada, confundida y más que nada, tarde. Se apresuró todo lo que pudo, saltándose el desayuno y justo cuando salía corriendo de casa, veía el autobús del colegio doblando la calle. “¡Espera!” Gritaba mientras corría, pero de nada sirvió. Volviendo a andar, Tina echó atrás su cabeza dejando escapar un suspiro mientras miraba al cielo.
El sonido del claxon de un coche la hizo girarse de golpe sorprendida. Era Bette.
“Hola extraña. ¿Necesitas una vuelta?”
“¡Oh si!” Dijo Tina, riéndose.
“Súbete.”
Tina abrió la puerta y se montó. Sintiendo como se le aceleraba el corazón incluso
más que cuando corría. “¿Qué estás haciendo aquí?”
“Bueno, vine a ver si querías que te llevase en coche al cole, y te encuentro jugando al pilla-pilla con el autobús.” Se rió Bette. “Me parece que he hecho bien en venir.”
“Sii.” Tina asintió, su cabeza le daba vueltas. Todos los pensamientos que la mantuvieron despierta esta noche sobre los sentimientos de Bette hacia ella y sobre los suyos propios hacia Bette le volvieron a atormentar.
“¿Estás bien?”
“¿Eh?” Tina miró a Bette.
“Estás en las nubes.”
“Ah, lo siento. Sólo estoy cansada. No-no he dormido bien esta noche.”
“Bueno, no te preocupes por eso, porque ahora recogemos a Alice y es como tomarte tres expresos.”
“Oh, perfecto.” Tina puso cara de póquer y Bette se rió.
“Oye, me estaba preguntando, ¿qué tal si esto lo hacemos a diario?”
“¿El qué?”
“Pasarte a buscar.”
Tina movió la cabeza. “Oh no, mucho lío para ti.”
“No, no lo es. Estaría contenta de hacerlo con tal de evitarte correr cada mañana detrás del autobús.”
No lo haría si no le gustases. “No lo sé Bette. No quiero que te sientas obligada.”
“No me siento Tee, lo juro.” Bette aparcó el coche en frente de la casa de Alice, tocó el claxon y se giró hacia la rubia. “No te lo diría si supiera que no puedo. Vamos, sólo di si.” Bette puso esa sonrisa y le dio un golpecito en el hombro juguetonamente. “Tú sabes que quieres.”
Tina se giró hacia Bette, pero echó su mirada hacia un lado y sonrió tímidamente. “Bueno, está bien.”
Tina esperaba una sonrisa de Bette a modo de respuesta, pero Bette simplemente la miró y sopló. “¿Cómo está tu mejilla?”
Tina llevó su mano a la cara y se la tocó con la punta de los dedos con cuidado. Esperaba que no se viera mucho. “¿Está tan mal?”
Bette movió la cabeza. “No, no. Apenas se ve.” Bette despacio llevó su mano hacia la cara de Tina, con delicadeza le apartó el cabello que le cubría, con sus dedos, muy suave, le recorrió la línea de su mandíbula. “¿Te duele?”
Su voz entrecortada, Tina dijo en un susurro. “ No.” ¿Cuántas veces me ha tocado la cara, me ha cogido de la mano? Su mano es suave.
“¡Wa! ¿Qué estoy interrumpiendo aquí?” Gritó Alice, de repente, montándose en el coche.
Tina se giró de golpe.
“¡Nada!” Dijeron Bette y Tina al unísono.
Alice las miró sospechosamente. “Vale.” Bette la miró juntando sus labios como diciendo: No digas otra palabra. Alice movió la cabeza. “Y Tina, ¿vendrás cada día con nosotras? Porque vengo bien cargada por las mañanas..”
“¡Alice!” Le reprendió Bette, mirándola en el retrovisor.
“Oh, no tenía ni idea.” Se rió Tina. “Mañana volverás cargada a tope.”
“No pasa nada.” Dijo Alice estirándose atrás. “No había estado antes aquí atrás. Tienes mucho sitio aquí detrás Porter.” Alice sonrió malévolamente mientras se inclinaba hacia delante para decirle a Bette. “Oh si, mucho espacio para…”
“Termina esa frase y te quedas fuera del coche.” Advirtió Bette.
Tina se rió. “Sabes, tenías razón sobre Alice.”
“¿El qué sobre mí?” Preguntó Alice, aún sonriendo.
“Te lo dije.” Bette suspiró y movió la cabeza.
“¿Qué es?”
“Sabes, deberías sentarte bien y abrocharte el cinturón.” Contestó Bette.
“Es la ley.” Añadió Tina.
“¡Eh vosotras!” Se quejó Alice, sentándose bien. “¿Voy a encontrarme con esto cada mañana?”
“No si te comportas.” Respondió Bette volviéndose para mirar a Alice cuando estaban paradas en un semáforo en rojo.
Alice puso una mueca y se cruzó de brazos. Decidió cambiar de tema. “Bueno, y ¿le has contado a Dana de tu pequeño plan?”
“Todavía no.” Dijo Tina. “Ya era muy tarde para llamarla ayer, así que se lo contaré después de clases.”
“¿Crees que le gustará la idea?” Preguntó Bette.
“Creo que si.”
“No.”
“¿Cómo?” Tina dio un grito ahogado. “¿Qué quieres decir?”
Dana movió la cabeza mirando a Tina como si estuviese loca. “¿Estás bromeando? ¿Cómo quieres que funcione eso?”
“Piénsalo Dana antes de decidir nada.” Llevó a Dana cerca de las taquillas y le dijo susurrando, “bueno, todas estaríamos juntas, así que no parecería una cita. Más como una cosa de grupo.”
“Entonces no es una cita, y no me sentiría como en una.”
“Bueno, ¿qué tal si Bette y yo después de un rato os dejamos solas para que habléis y os conozcáis mejor?”
“¿Y a dónde vamos primero de todo?”
“Donde quieras ir. Al cine, al parque, a los recreativos, a los bolos. Tú eliges, es totalmente casual, no es nada serio.”
“Todos esos son sitios públicos. ¿Cómo se supone que voy a quedarme a solas con Alice si estamos en un sitio público?”
“Bueno, nadie os dice que os lo montéis allí en medio de todos ni que os metáis mano delante de la gente. Simplemente, hablad, ¡Jesús! No es tu primera cita, ya habías ido con chicos antes. Te he visto, no puedes estar así de insegura.”
Dana hizo un gesto de disgusto con su cara. “Todo lo que querían los chicos era meterte mano. Era asqueroso.”
“Bueno, esto es diferente. Solamente dale una oportunidad a Alice. Venga Dana. Una cita no va a hacer daño.” Tina la cogió por los brazos y le puso carita de cordero degollado. “Por favor, por favor, por favor, les dije a Bette y Alice que dirías que si.”
“¿Que tu qué?”
“Por favor.” Tina puso cara de perrito.
Dana miró a Tina, frunciendo el cejo. Pero pronto, la expresión de su cara se
suavizó. Suspiró y cogió aire. “Está bien.”
“¡Si! ¡Genial!”
“Pero si me pillan..”
“No te pillarán, no te pillarán.” Dijo Tina dándole un abrazo a Dana. “Oh, ¡esto es tan emocionante!”
El timbre del inicio de las clases comenzó a sonar y Tina soltó a Dana. “¿Nos vemos después, vale?” Dijo emocionada y Dana asintió. Sonrió ampliamente y se fue a corriendo a clase.
En historia, Alice se sentó al lado de Bette mordiéndose la uña toda nerviosa mientras no desviaba su vista de la puerta. “No creo que lo haya conseguido.”
“No te preocupes.” Dijo Bette sin prestarle mucha atención a Alice mientras se miraba sus apuntes.
“Habrá dicho que no.”
“No.”
“No lo va a hacer.”
“Tómate un respiro.”
“Definitivamente ha dicho no.”
“Alice por favor, cállate un rato.” Dijo Bette molesta. Había leído la misma frase cuatro veces sin poderse concentrar.
“¡Ooh!” Alice le da en el brazo a Bette. “¡Allí está!”
Ambas, Bette y Tina alzaron la vista para ver como entraba Tina en clase segundos antes de que sonase el segundo timbre. Tina esperó hasta estar sentada con Bette y Tina. Ambas chicas la miraban expectante. Les sonrió y puso los pulgares en alto. Bette asintió y Alice suspiró aliviada.
El resto de la semana pasó, sin nada importante. El moratón de Tina se había curado, y ella y Dana se pasaban horas planeando la cita no cita. Decidieron ir a los recreativos, un sitio donde se podía estar muy bien tomando algo y en que los viernes no había tanta gente porque ese era el día en que los grupillos se iban al cine para besuquearse o al parque a emborracharse.
Luego, planearon la jugada. Dana dormiría en casa de Tina el viernes, para que así sus padres no se preocupasen por dónde estaba y pudiera arreglarse sin que le interrogasen sus padres sobre qué iba a hacer. Bette y Alice, las recogerían en casa de Tina y se irían las cuatro a los recreativos. Bette y Tina pasarían la primera hora o así con ellas y luego las dejarían solas para que puedan hablar de sus cosas. Bette y Tina tampoco se alejarían mucho en caso de que la cosa no fuera bien, pero Tina estaba segura de que no iba a ir mal.
Finalmente, llegó el viernes. Dana y Tina estaban sentadas en silencio en el salón, se respiraba una atmósfera de nerviosismo. Escuchando sólo el ruido que marcaba los minutos del reloj.
“Estoy muy nerviosa.” Dijo Dana. “¿Eso es bueno?”
“¡Si!” Contestó Tina. Ella también estaba nerviosa, preguntándose que harían ella y Bette cuando dejasen solas a Dana y Alice.
Bette llegó a casa de Tina, mirando a Alice. “¿Estás lista?”
“Estoy muy nerviosa. Nunca me había pasado antes.” Dijo Alice. “¿Es bueno?”
“Quizá.” Dijo Bette, dándole un reconfortante apretón en el hombro.
Ella también estaba nerviosa, más emocionada que otra cosa. Para Bette, era como su pequeña cita con Tina, aunque Tina no lo supiera. Va a ser de lo mejor poder pasar unas horillas a solas con ella.
Ambas se bajaron del coche y se dirigieron a la puerta. “¡Espera!” Dijo Alice justo antes de que Bette tocase el timbre. “Inspección de boca.” Ambas chicas, se inspeccionaron sus bocas, asegurándose que llevaban los dientes limpios y metiéndose un caramelo de menta.
Tina y Dana se llevaron un chicle ala boca cuando ya el timbre sonaba por segunda vez. Tina miró alrededor, cogió el bolso y sonrió ampliamente a Dana. "¿Lista?”
Dana asintió. Se le dibujó la misma sonrisa amplia como la de Tina o todavía más. Volvió a sonar el timbre y Tina se apresuró a abrir.
Al abrirle la puerta Tina, Bette respiró con dificultad de lo guapa que estaba Tina en sus vaqueros bajos y su jersey ajustado negro.
Alice también tuvo problemas con la respiración al ver a Dana, llevando tejanos y una camiseta azul con una chaqueta azul oscura que llevaba por encima.
Sintió los ojos de Alice en ella, Dana apartó la mirada. “Hola.”
“Tu-tu, estás..” Alice tartamudeaba hasta que Bette le dio un codazo. “Guapísima.”
“Gracias. Tu tampoco estás mal.” Los ojos de Dana también examinaron de arriba abajo a Alice.
Dana y Tina salieron mientras Tina cerraba la puerta. “¿Listas?” Preguntó, nunca sin apartar la mirada de Bette, que estaba impresionante con esos tejanos y con su jersey de v.
“Vamos.” Dijo Bette acompañándolas al coche.
En los recreativos había más gente de lo habitual, pero parecía ya no importarle a Dana, porque ella y Alice estaban metidas en una profunda conversación que ni un terremoto las distraería.
Nada más llegar, las chicas pidieron pizza. Bette y Tina se sentaron una al lado de otra mientras miraban a Dana y Alice al otro lado de la mesa.
“Bueno, ¿te gusto el artículo?” Preguntó Alice.
Dana asintió. “¡Si! De echo, lo recorté y lo he pegado en mi diario.”
“¿Si?” El corazón de Alice se derritió.
“Si… es mi primera entrevista, y probablemente el mejor artículo que puedan escribir nunca. Eres una gran periodista.”
“Bueno, yo sólo escribo lo que veo. Y yo veo a una gran tenista. Vi tu partido del sábado pasado. ¡Te comiste a la otra jugadora!”
“No te creas. Estuvimos empatadas hasta los últimos minutos del partido.”
“Si que lo hiciste y ¿qué demonios le pasa a tu entrenador? Tu revés es perfecto.”
Bette y Tina intercambiaron una mirada y asintieron, ambas se levantaron despacio dejando a las dos chicas solas. Se iban riendo a medida que se alejaban de los recreativos.
“¡Oh Alice! ¡Eres la mejor periodista del mundo!” Dijo Tina pestañeando.
“Eso es porque estoy escribiendo sobre ti Dana. ¡Tu revés es el mejor del mundo!” Respondió Bette cambiando el tono de voz.
Ambas se echaron a reír, sentándose para terminarse sus trozos de pizza. “Estaba empezando a perder el apetito.” Dijo Bette, mirando en la dirección de Alice y Dana, todavía cautivadas la una con la otra.
“Creo que es bonito.” Tina volvió a mirarlas. “Vale, un poco empalagoso.”
Bette se rió. “Bueno, y ¿qué vamos a hacer ahora?”
Tina se encogió de hombros, mirando alrededor. “¿Qué te parece una partida de air-hockey?”
“Soy malísima.”
“Y yo. A ver quién es la más mala.”
Bette soltó una medio risa, medio quejido mientras Tina se levantaba y se iba a la mesa. Cogiendo cambio de la máquina, Bette puso un dólar, sacó el disco y lo puso en su lado de la mesa. “Odio este juego.” Le gritó a Tina por encima del jaleo.
“Vamos a ver qué tal.” Respondió Tina, preparada.
Bette pegó al disco que cruzó toda la mesa, pero Tina bloqueó que hiciera gol, le pegó de vuelta, pero Bette también lo paró.
Media hora después, Bette tenía seis y Tina cinco, y ya estaban hartas del juego. Bette pegó al disco que Tina inmediatamente lo paró con la mano y lo metió para que Bette llegase a siete y se terminase la partida. Los hombros de Bette decayeron en alivio. “Gracias a Dios que ya se ha terminado.”
“Ambas somos malísimas.” Dijo Tina, yendo hacia el lado de Bette.
“Pero yo he ganado, así que ¿eso me hace ser menos mala?”
“Te he dejado ganar.”
“Claro.” Chinchó Bette y se llevó un golpe juguetón en el brazo. Ambas volvieron a mirar a Alice y Dana que aún seguían hablando. Incluso la mano de Dana estaba sobre el brazo de Alice. Las cosas iban bien.
Caminaron por los recreativos un rato, parando en una de esas máquinas repletas de peluches con los ganchos esos que nunca cogen nada. Bette avistó un osito de peluche negro muy mono. Mientras echaba unas monedas, Tina movió la cabeza.
“¿Por qué malgastas el dinero en eso?”
“Puedo coger el oso.”
“De acuerdo.” Dijo Tina, detrás de ella para mirar.
Bette echó la última moneda y toda la máquina se iluminó, sonando una irritante musiquita mientras el gancho de desplazaba el medio esperando a Bette. Mordiéndose el labio inferior, Bette movió cuidadosamente el gancho con el joystick hasta que encontró justo la posición.
Apretó el botón para que descendiera el gancho, agarrando al osito por la cabeza mientras volvía a subir. Bette sonrió una vez que consiguió su premio. Se agachó y recogió el osito, mirando a Tina triunfante.
“¡Buen trabajo!” Dijo Tina impresionada.
Bette miró al osito y extendió el brazo. “Aquí.”
“¿Qué?”
“Para ti.” Bette cogió la muñeca de Tina y le cuidadosamente le puso el peluche en su mano.
El corazón de Tina empezó a palpitar con fuerza otra vez, y sus brazos y piernas empezaron a temblarle una vez más mientras sentía su cabeza darle vueltas y se le nublaba la vista. Miró al osito, sintiendo que Bette la seguía agarrando por la muñeca, sentía su pulso, podía escuchar el latido de su corazón en sus oídos. ¿Qué es lo que me está haciendo?
“Ey, Tee, ¿te encuentras bien?”
“¿H ? ¡Si, si!” Susurró Tina, envolviendo al osito con sus dedos. “Gracias.” Bette liberó la muñeca de Tina y Tina se llevó el osito a su pecho. “Es muy mono.”
“¿Estás segura que estás bien?”
Tina respiró profundamente, reconfortando a Bette con una sonrisa. “Si. Estoy bien. Solamente tengo que ir al lavabo.” Le dio el peluche a Bette para que se lo aguantase. “Échale un ojo por mi, ¿vale?”
“Claro.” Dijo Bette, mirando a Tina con confusión y preocupación.
Tina se fue al baño, sin disminuir su paso hasta que llegó al lavabo. Respirando con fuerza. “¿Qué coño está pasando aquí?” Tina susurró para sí, llevándose una mano a la frente. Tenía ganas de llorar.
Me gusta, me gusta, me gusta. Pero no te puede gustar una chica. No se trata de que me gusten las chicas, se trata de que me guste Bette. Bette es una chica. Bette es guapísima, lista, divertida, sexy. ¿Sexy? Oh, no, no, no. Pero si. Si, es sexy. Tío, estoy metida en un lío.
Quiero volver a casa y pensar sobre esto. Quiero pensarlo.
No puedes dejar a Dana aquí y si te marchas de repente, Bette definitivamente notará que pasa algo raro.
Puedes hacerlo Tina. Simplemente sonríe y actúa como si nada hubiera pasado. es bastante fácil.
Bien.
Tina salió del lavabo y se fue a mirar al espejo, tomando aire varias veces para calmarse. “Puedes hacerlo, puedes hacerlo.” Se iba repitiendo, poco a poco se convirtió en su mantra. Unos segundos más y vendrá a buscarte. ¡Iros juntas ya! Tina cogió aire unas veces más armándose de valor para el resto de la noche. Podía con ello, sólo tenía que aguantar un poco y después ya se iría a casa y podría pensarlo con más tranquilidad. Sólo un par de horas más y ya.
Tina asintió y salió del baño, con el propósito de pasárselo bien con Bette y que se le fueran esos pensamientos de confusión.
Eso hasta que se encontró con Eric de morros, bloqueándole el paso. “Bueno, bueno, bueno. Mira quién está aquí.”
“Jesús.” Dijo entre dientes Tina, enfrente de Eric. “¿Qué estás haciendo aquí?”
“Yo estoy mucho por aquí nena, ¿qué estás haciendo tú aquí?”
Tina se estremeció cuando escuchó salir de su boca la palabra nena. “Estoy aquí con unas amigas.”
“Déjame adivinar, Porter y la escandalosa de su amiga.”
“Déjame en paz.” Dijo Tina, empujando a Eric. Rápidamente examinó los recreativos para ver si veía a Bette, pero no la vio por ninguna parte.
Eric cogió a Tina por el brazo. “Ey, espera.” Su voz se hizo más suave. “Quiero pedirte disculpas. He estos últimos días he actuado como un gilipollas.”
“Hablando de po.., ¿cómo está la tuya?”
“Sigue doliendo.” Dijo entre dientes Eric.
Tina quería echarse a reír pero se contuvo. Se volvió para marcharse, pero otra vez, la volvió a parar. Suspiró. “Eric…”
“Espera, venga, sólo.” Eric miró alrededor. “Sólo ven fuera conmigo un momento.”
“No.”
“Por favor.”
“¿Por qué?”
“Porque quiero disculparme y me da algo de vergüenza hacerlo aquí dentro donde están todos mis amigos. Además, quiero hablar contigo en privado.”
“Vale. Uno: creo que una disculpa delante de todos tus amigos sería mucho mejor que no una que intentes esconder. Y dos: no quiero hablar contigo.” Tina quitó el brazo de la mano de Eric, para que éste volviera a agarrarla. “¡Venga Eric!” Gritó.
“Sólo dame un minuto, por favor.” Suplicó, sonando de lo más sincero que Tina había oído. “Una minuto fuera y te prometo que ya no te volveré a molestar más.”
“¿Un minuto?” Preguntó Tina.
Eric asintió. “ Si.”
“Y entonces ¿ya no me volverás a molestar más?”
“Si.”
“¿Para siempre?”
“Para siempre, te lo prometo.” Eric la miraba profundamente a los ojos y soltó su brazo.
Tina suspiró, volviendo a mirar a los recreativos. Pudo ver a Dana y Alice jugando al billar, pero seguía sin ver a Bette por ninguna parte. Volvió a mirar a Eric, sus ojos eran duros. “Un minuto. Es todo lo que te doy.”
“Si, gracias.” Eric cogió la mano de Tina y la condujo fuera.
Tina le siguió. De repente, un sentimiento de miedo se apoderó de Tina.
Pero para entonces, ya era demasiado tarde.
Al día siguiente, Tina se levantó cansada, confundida y más que nada, tarde. Se apresuró todo lo que pudo, saltándose el desayuno y justo cuando salía corriendo de casa, veía el autobús del colegio doblando la calle. “¡Espera!” Gritaba mientras corría, pero de nada sirvió. Volviendo a andar, Tina echó atrás su cabeza dejando escapar un suspiro mientras miraba al cielo.
El sonido del claxon de un coche la hizo girarse de golpe sorprendida. Era Bette.
“Hola extraña. ¿Necesitas una vuelta?”
“¡Oh si!” Dijo Tina, riéndose.
“Súbete.”
Tina abrió la puerta y se montó. Sintiendo como se le aceleraba el corazón incluso
más que cuando corría. “¿Qué estás haciendo aquí?”
“Bueno, vine a ver si querías que te llevase en coche al cole, y te encuentro jugando al pilla-pilla con el autobús.” Se rió Bette. “Me parece que he hecho bien en venir.”
“Sii.” Tina asintió, su cabeza le daba vueltas. Todos los pensamientos que la mantuvieron despierta esta noche sobre los sentimientos de Bette hacia ella y sobre los suyos propios hacia Bette le volvieron a atormentar.
“¿Estás bien?”
“¿Eh?” Tina miró a Bette.
“Estás en las nubes.”
“Ah, lo siento. Sólo estoy cansada. No-no he dormido bien esta noche.”
“Bueno, no te preocupes por eso, porque ahora recogemos a Alice y es como tomarte tres expresos.”
“Oh, perfecto.” Tina puso cara de póquer y Bette se rió.
“Oye, me estaba preguntando, ¿qué tal si esto lo hacemos a diario?”
“¿El qué?”
“Pasarte a buscar.”
Tina movió la cabeza. “Oh no, mucho lío para ti.”
“No, no lo es. Estaría contenta de hacerlo con tal de evitarte correr cada mañana detrás del autobús.”
No lo haría si no le gustases. “No lo sé Bette. No quiero que te sientas obligada.”
“No me siento Tee, lo juro.” Bette aparcó el coche en frente de la casa de Alice, tocó el claxon y se giró hacia la rubia. “No te lo diría si supiera que no puedo. Vamos, sólo di si.” Bette puso esa sonrisa y le dio un golpecito en el hombro juguetonamente. “Tú sabes que quieres.”
Tina se giró hacia Bette, pero echó su mirada hacia un lado y sonrió tímidamente. “Bueno, está bien.”
Tina esperaba una sonrisa de Bette a modo de respuesta, pero Bette simplemente la miró y sopló. “¿Cómo está tu mejilla?”
Tina llevó su mano a la cara y se la tocó con la punta de los dedos con cuidado. Esperaba que no se viera mucho. “¿Está tan mal?”
Bette movió la cabeza. “No, no. Apenas se ve.” Bette despacio llevó su mano hacia la cara de Tina, con delicadeza le apartó el cabello que le cubría, con sus dedos, muy suave, le recorrió la línea de su mandíbula. “¿Te duele?”
Su voz entrecortada, Tina dijo en un susurro. “ No.” ¿Cuántas veces me ha tocado la cara, me ha cogido de la mano? Su mano es suave.
“¡Wa! ¿Qué estoy interrumpiendo aquí?” Gritó Alice, de repente, montándose en el coche.
Tina se giró de golpe.
“¡Nada!” Dijeron Bette y Tina al unísono.
Alice las miró sospechosamente. “Vale.” Bette la miró juntando sus labios como diciendo: No digas otra palabra. Alice movió la cabeza. “Y Tina, ¿vendrás cada día con nosotras? Porque vengo bien cargada por las mañanas..”
“¡Alice!” Le reprendió Bette, mirándola en el retrovisor.
“Oh, no tenía ni idea.” Se rió Tina. “Mañana volverás cargada a tope.”
“No pasa nada.” Dijo Alice estirándose atrás. “No había estado antes aquí atrás. Tienes mucho sitio aquí detrás Porter.” Alice sonrió malévolamente mientras se inclinaba hacia delante para decirle a Bette. “Oh si, mucho espacio para…”
“Termina esa frase y te quedas fuera del coche.” Advirtió Bette.
Tina se rió. “Sabes, tenías razón sobre Alice.”
“¿El qué sobre mí?” Preguntó Alice, aún sonriendo.
“Te lo dije.” Bette suspiró y movió la cabeza.
“¿Qué es?”
“Sabes, deberías sentarte bien y abrocharte el cinturón.” Contestó Bette.
“Es la ley.” Añadió Tina.
“¡Eh vosotras!” Se quejó Alice, sentándose bien. “¿Voy a encontrarme con esto cada mañana?”
“No si te comportas.” Respondió Bette volviéndose para mirar a Alice cuando estaban paradas en un semáforo en rojo.
Alice puso una mueca y se cruzó de brazos. Decidió cambiar de tema. “Bueno, y ¿le has contado a Dana de tu pequeño plan?”
“Todavía no.” Dijo Tina. “Ya era muy tarde para llamarla ayer, así que se lo contaré después de clases.”
“¿Crees que le gustará la idea?” Preguntó Bette.
“Creo que si.”
“No.”
“¿Cómo?” Tina dio un grito ahogado. “¿Qué quieres decir?”
Dana movió la cabeza mirando a Tina como si estuviese loca. “¿Estás bromeando? ¿Cómo quieres que funcione eso?”
“Piénsalo Dana antes de decidir nada.” Llevó a Dana cerca de las taquillas y le dijo susurrando, “bueno, todas estaríamos juntas, así que no parecería una cita. Más como una cosa de grupo.”
“Entonces no es una cita, y no me sentiría como en una.”
“Bueno, ¿qué tal si Bette y yo después de un rato os dejamos solas para que habléis y os conozcáis mejor?”
“¿Y a dónde vamos primero de todo?”
“Donde quieras ir. Al cine, al parque, a los recreativos, a los bolos. Tú eliges, es totalmente casual, no es nada serio.”
“Todos esos son sitios públicos. ¿Cómo se supone que voy a quedarme a solas con Alice si estamos en un sitio público?”
“Bueno, nadie os dice que os lo montéis allí en medio de todos ni que os metáis mano delante de la gente. Simplemente, hablad, ¡Jesús! No es tu primera cita, ya habías ido con chicos antes. Te he visto, no puedes estar así de insegura.”
Dana hizo un gesto de disgusto con su cara. “Todo lo que querían los chicos era meterte mano. Era asqueroso.”
“Bueno, esto es diferente. Solamente dale una oportunidad a Alice. Venga Dana. Una cita no va a hacer daño.” Tina la cogió por los brazos y le puso carita de cordero degollado. “Por favor, por favor, por favor, les dije a Bette y Alice que dirías que si.”
“¿Que tu qué?”
“Por favor.” Tina puso cara de perrito.
Dana miró a Tina, frunciendo el cejo. Pero pronto, la expresión de su cara se
suavizó. Suspiró y cogió aire. “Está bien.”
“¡Si! ¡Genial!”
“Pero si me pillan..”
“No te pillarán, no te pillarán.” Dijo Tina dándole un abrazo a Dana. “Oh, ¡esto es tan emocionante!”
El timbre del inicio de las clases comenzó a sonar y Tina soltó a Dana. “¿Nos vemos después, vale?” Dijo emocionada y Dana asintió. Sonrió ampliamente y se fue a corriendo a clase.
En historia, Alice se sentó al lado de Bette mordiéndose la uña toda nerviosa mientras no desviaba su vista de la puerta. “No creo que lo haya conseguido.”
“No te preocupes.” Dijo Bette sin prestarle mucha atención a Alice mientras se miraba sus apuntes.
“Habrá dicho que no.”
“No.”
“No lo va a hacer.”
“Tómate un respiro.”
“Definitivamente ha dicho no.”
“Alice por favor, cállate un rato.” Dijo Bette molesta. Había leído la misma frase cuatro veces sin poderse concentrar.
“¡Ooh!” Alice le da en el brazo a Bette. “¡Allí está!”
Ambas, Bette y Tina alzaron la vista para ver como entraba Tina en clase segundos antes de que sonase el segundo timbre. Tina esperó hasta estar sentada con Bette y Tina. Ambas chicas la miraban expectante. Les sonrió y puso los pulgares en alto. Bette asintió y Alice suspiró aliviada.
El resto de la semana pasó, sin nada importante. El moratón de Tina se había curado, y ella y Dana se pasaban horas planeando la cita no cita. Decidieron ir a los recreativos, un sitio donde se podía estar muy bien tomando algo y en que los viernes no había tanta gente porque ese era el día en que los grupillos se iban al cine para besuquearse o al parque a emborracharse.
Luego, planearon la jugada. Dana dormiría en casa de Tina el viernes, para que así sus padres no se preocupasen por dónde estaba y pudiera arreglarse sin que le interrogasen sus padres sobre qué iba a hacer. Bette y Alice, las recogerían en casa de Tina y se irían las cuatro a los recreativos. Bette y Tina pasarían la primera hora o así con ellas y luego las dejarían solas para que puedan hablar de sus cosas. Bette y Tina tampoco se alejarían mucho en caso de que la cosa no fuera bien, pero Tina estaba segura de que no iba a ir mal.
Finalmente, llegó el viernes. Dana y Tina estaban sentadas en silencio en el salón, se respiraba una atmósfera de nerviosismo. Escuchando sólo el ruido que marcaba los minutos del reloj.
“Estoy muy nerviosa.” Dijo Dana. “¿Eso es bueno?”
“¡Si!” Contestó Tina. Ella también estaba nerviosa, preguntándose que harían ella y Bette cuando dejasen solas a Dana y Alice.
Bette llegó a casa de Tina, mirando a Alice. “¿Estás lista?”
“Estoy muy nerviosa. Nunca me había pasado antes.” Dijo Alice. “¿Es bueno?”
“Quizá.” Dijo Bette, dándole un reconfortante apretón en el hombro.
Ella también estaba nerviosa, más emocionada que otra cosa. Para Bette, era como su pequeña cita con Tina, aunque Tina no lo supiera. Va a ser de lo mejor poder pasar unas horillas a solas con ella.
Ambas se bajaron del coche y se dirigieron a la puerta. “¡Espera!” Dijo Alice justo antes de que Bette tocase el timbre. “Inspección de boca.” Ambas chicas, se inspeccionaron sus bocas, asegurándose que llevaban los dientes limpios y metiéndose un caramelo de menta.
Tina y Dana se llevaron un chicle ala boca cuando ya el timbre sonaba por segunda vez. Tina miró alrededor, cogió el bolso y sonrió ampliamente a Dana. "¿Lista?”
Dana asintió. Se le dibujó la misma sonrisa amplia como la de Tina o todavía más. Volvió a sonar el timbre y Tina se apresuró a abrir.
Al abrirle la puerta Tina, Bette respiró con dificultad de lo guapa que estaba Tina en sus vaqueros bajos y su jersey ajustado negro.
Alice también tuvo problemas con la respiración al ver a Dana, llevando tejanos y una camiseta azul con una chaqueta azul oscura que llevaba por encima.
Sintió los ojos de Alice en ella, Dana apartó la mirada. “Hola.”
“Tu-tu, estás..” Alice tartamudeaba hasta que Bette le dio un codazo. “Guapísima.”
“Gracias. Tu tampoco estás mal.” Los ojos de Dana también examinaron de arriba abajo a Alice.
Dana y Tina salieron mientras Tina cerraba la puerta. “¿Listas?” Preguntó, nunca sin apartar la mirada de Bette, que estaba impresionante con esos tejanos y con su jersey de v.
“Vamos.” Dijo Bette acompañándolas al coche.
En los recreativos había más gente de lo habitual, pero parecía ya no importarle a Dana, porque ella y Alice estaban metidas en una profunda conversación que ni un terremoto las distraería.
Nada más llegar, las chicas pidieron pizza. Bette y Tina se sentaron una al lado de otra mientras miraban a Dana y Alice al otro lado de la mesa.
“Bueno, ¿te gusto el artículo?” Preguntó Alice.
Dana asintió. “¡Si! De echo, lo recorté y lo he pegado en mi diario.”
“¿Si?” El corazón de Alice se derritió.
“Si… es mi primera entrevista, y probablemente el mejor artículo que puedan escribir nunca. Eres una gran periodista.”
“Bueno, yo sólo escribo lo que veo. Y yo veo a una gran tenista. Vi tu partido del sábado pasado. ¡Te comiste a la otra jugadora!”
“No te creas. Estuvimos empatadas hasta los últimos minutos del partido.”
“Si que lo hiciste y ¿qué demonios le pasa a tu entrenador? Tu revés es perfecto.”
Bette y Tina intercambiaron una mirada y asintieron, ambas se levantaron despacio dejando a las dos chicas solas. Se iban riendo a medida que se alejaban de los recreativos.
“¡Oh Alice! ¡Eres la mejor periodista del mundo!” Dijo Tina pestañeando.
“Eso es porque estoy escribiendo sobre ti Dana. ¡Tu revés es el mejor del mundo!” Respondió Bette cambiando el tono de voz.
Ambas se echaron a reír, sentándose para terminarse sus trozos de pizza. “Estaba empezando a perder el apetito.” Dijo Bette, mirando en la dirección de Alice y Dana, todavía cautivadas la una con la otra.
“Creo que es bonito.” Tina volvió a mirarlas. “Vale, un poco empalagoso.”
Bette se rió. “Bueno, y ¿qué vamos a hacer ahora?”
Tina se encogió de hombros, mirando alrededor. “¿Qué te parece una partida de air-hockey?”
“Soy malísima.”
“Y yo. A ver quién es la más mala.”
Bette soltó una medio risa, medio quejido mientras Tina se levantaba y se iba a la mesa. Cogiendo cambio de la máquina, Bette puso un dólar, sacó el disco y lo puso en su lado de la mesa. “Odio este juego.” Le gritó a Tina por encima del jaleo.
“Vamos a ver qué tal.” Respondió Tina, preparada.
Bette pegó al disco que cruzó toda la mesa, pero Tina bloqueó que hiciera gol, le pegó de vuelta, pero Bette también lo paró.
Media hora después, Bette tenía seis y Tina cinco, y ya estaban hartas del juego. Bette pegó al disco que Tina inmediatamente lo paró con la mano y lo metió para que Bette llegase a siete y se terminase la partida. Los hombros de Bette decayeron en alivio. “Gracias a Dios que ya se ha terminado.”
“Ambas somos malísimas.” Dijo Tina, yendo hacia el lado de Bette.
“Pero yo he ganado, así que ¿eso me hace ser menos mala?”
“Te he dejado ganar.”
“Claro.” Chinchó Bette y se llevó un golpe juguetón en el brazo. Ambas volvieron a mirar a Alice y Dana que aún seguían hablando. Incluso la mano de Dana estaba sobre el brazo de Alice. Las cosas iban bien.
Caminaron por los recreativos un rato, parando en una de esas máquinas repletas de peluches con los ganchos esos que nunca cogen nada. Bette avistó un osito de peluche negro muy mono. Mientras echaba unas monedas, Tina movió la cabeza.
“¿Por qué malgastas el dinero en eso?”
“Puedo coger el oso.”
“De acuerdo.” Dijo Tina, detrás de ella para mirar.
Bette echó la última moneda y toda la máquina se iluminó, sonando una irritante musiquita mientras el gancho de desplazaba el medio esperando a Bette. Mordiéndose el labio inferior, Bette movió cuidadosamente el gancho con el joystick hasta que encontró justo la posición.
Apretó el botón para que descendiera el gancho, agarrando al osito por la cabeza mientras volvía a subir. Bette sonrió una vez que consiguió su premio. Se agachó y recogió el osito, mirando a Tina triunfante.
“¡Buen trabajo!” Dijo Tina impresionada.
Bette miró al osito y extendió el brazo. “Aquí.”
“¿Qué?”
“Para ti.” Bette cogió la muñeca de Tina y le cuidadosamente le puso el peluche en su mano.
El corazón de Tina empezó a palpitar con fuerza otra vez, y sus brazos y piernas empezaron a temblarle una vez más mientras sentía su cabeza darle vueltas y se le nublaba la vista. Miró al osito, sintiendo que Bette la seguía agarrando por la muñeca, sentía su pulso, podía escuchar el latido de su corazón en sus oídos. ¿Qué es lo que me está haciendo?
“Ey, Tee, ¿te encuentras bien?”
“¿H ? ¡Si, si!” Susurró Tina, envolviendo al osito con sus dedos. “Gracias.” Bette liberó la muñeca de Tina y Tina se llevó el osito a su pecho. “Es muy mono.”
“¿Estás segura que estás bien?”
Tina respiró profundamente, reconfortando a Bette con una sonrisa. “Si. Estoy bien. Solamente tengo que ir al lavabo.” Le dio el peluche a Bette para que se lo aguantase. “Échale un ojo por mi, ¿vale?”
“Claro.” Dijo Bette, mirando a Tina con confusión y preocupación.
Tina se fue al baño, sin disminuir su paso hasta que llegó al lavabo. Respirando con fuerza. “¿Qué coño está pasando aquí?” Tina susurró para sí, llevándose una mano a la frente. Tenía ganas de llorar.
Me gusta, me gusta, me gusta. Pero no te puede gustar una chica. No se trata de que me gusten las chicas, se trata de que me guste Bette. Bette es una chica. Bette es guapísima, lista, divertida, sexy. ¿Sexy? Oh, no, no, no. Pero si. Si, es sexy. Tío, estoy metida en un lío.
Quiero volver a casa y pensar sobre esto. Quiero pensarlo.
No puedes dejar a Dana aquí y si te marchas de repente, Bette definitivamente notará que pasa algo raro.
Puedes hacerlo Tina. Simplemente sonríe y actúa como si nada hubiera pasado. es bastante fácil.
Bien.
Tina salió del lavabo y se fue a mirar al espejo, tomando aire varias veces para calmarse. “Puedes hacerlo, puedes hacerlo.” Se iba repitiendo, poco a poco se convirtió en su mantra. Unos segundos más y vendrá a buscarte. ¡Iros juntas ya! Tina cogió aire unas veces más armándose de valor para el resto de la noche. Podía con ello, sólo tenía que aguantar un poco y después ya se iría a casa y podría pensarlo con más tranquilidad. Sólo un par de horas más y ya.
Tina asintió y salió del baño, con el propósito de pasárselo bien con Bette y que se le fueran esos pensamientos de confusión.
Eso hasta que se encontró con Eric de morros, bloqueándole el paso. “Bueno, bueno, bueno. Mira quién está aquí.”
“Jesús.” Dijo entre dientes Tina, enfrente de Eric. “¿Qué estás haciendo aquí?”
“Yo estoy mucho por aquí nena, ¿qué estás haciendo tú aquí?”
Tina se estremeció cuando escuchó salir de su boca la palabra nena. “Estoy aquí con unas amigas.”
“Déjame adivinar, Porter y la escandalosa de su amiga.”
“Déjame en paz.” Dijo Tina, empujando a Eric. Rápidamente examinó los recreativos para ver si veía a Bette, pero no la vio por ninguna parte.
Eric cogió a Tina por el brazo. “Ey, espera.” Su voz se hizo más suave. “Quiero pedirte disculpas. He estos últimos días he actuado como un gilipollas.”
“Hablando de po.., ¿cómo está la tuya?”
“Sigue doliendo.” Dijo entre dientes Eric.
Tina quería echarse a reír pero se contuvo. Se volvió para marcharse, pero otra vez, la volvió a parar. Suspiró. “Eric…”
“Espera, venga, sólo.” Eric miró alrededor. “Sólo ven fuera conmigo un momento.”
“No.”
“Por favor.”
“¿Por qué?”
“Porque quiero disculparme y me da algo de vergüenza hacerlo aquí dentro donde están todos mis amigos. Además, quiero hablar contigo en privado.”
“Vale. Uno: creo que una disculpa delante de todos tus amigos sería mucho mejor que no una que intentes esconder. Y dos: no quiero hablar contigo.” Tina quitó el brazo de la mano de Eric, para que éste volviera a agarrarla. “¡Venga Eric!” Gritó.
“Sólo dame un minuto, por favor.” Suplicó, sonando de lo más sincero que Tina había oído. “Una minuto fuera y te prometo que ya no te volveré a molestar más.”
“¿Un minuto?” Preguntó Tina.
Eric asintió. “ Si.”
“Y entonces ¿ya no me volverás a molestar más?”
“Si.”
“¿Para siempre?”
“Para siempre, te lo prometo.” Eric la miraba profundamente a los ojos y soltó su brazo.
Tina suspiró, volviendo a mirar a los recreativos. Pudo ver a Dana y Alice jugando al billar, pero seguía sin ver a Bette por ninguna parte. Volvió a mirar a Eric, sus ojos eran duros. “Un minuto. Es todo lo que te doy.”
“Si, gracias.” Eric cogió la mano de Tina y la condujo fuera.
Tina le siguió. De repente, un sentimiento de miedo se apoderó de Tina.
Pero para entonces, ya era demasiado tarde.
Anaïs- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 16/05/2008
Re: [Terminado] Más que un sentimiento
Capítulo 14
Bette regresó con dos refrescos a los recreativos buscando a Tina. Sabía seguro que ya habría salido del lavabo. Vió a Alice y Dana en la mesa de billar y decidió interrumpir sólo por un momento.
“Ey vosotras dos, ¿habéis visto a Tina?” Bette miró alrededor una vez más.
“Nop.” Dijo Alice mientras Dana intentaba aguantar con la palma de su mano el palo de billar. Alice se rió. “¿Cuántas veces te lo tengo que enseñar?”
“Quizá una más.” Dijo Dana desde el otro lado de la mesa sonriendo.
Alice movió la cabeza, poniéndose justo detrás de Dana y cogiéndole las manos. “Lo estás cogiendo mal.” Le susurró mientras cogía la mano de Dana con la suya y aguantaba el palo. “Ahí lo tienes.”
“Gracias.” Dijo Dana.
“Vale.” Suspiró Bette alzando las cejas y abriendo sus ojos. “Simplemente guardadme los refrescos; ¿creéis que podréis hacerlo?” Alice y Dana ni siquiera estaban prestando atención. Bette movió la cabeza. “Ahora vuelvo. Si Tina aparece decidle que he ido al lavabo a buscarla.”
Bette se dirigió hacia los lavabos en busca de Tina.
En el momento en que Tina salió fuera, se acordó de la historia de Bette. Pasó allí mismo, en el callejón de al lado de los recreativos. ¿Quién diría que no lo volvería a intentar ahora? “Eric…” Tina intentó soltarse la mano de Eric, pero se la tenía bien cogida.
Antes de que incluso supiera lo que estaba pasando el brazo de Eric la agarraba también por la cintura y se la estaba llevando a la más profunda oscuridad. La empotró contra una pared de ladrillos. Imágenes de una pobre e indefensa Bette de catorce años empezaron a pasarle por la cabeza.
La única luz que iluminaba el oscuro callejón era un titilante fluorescente, que iba perdiendo intensidad, proyectando una sombra sobre la cara de Eric, haciéndole parecer muy siniestro. Tina aguantó la respiración.
Trató de combatirle. “¡Eric para!” Gritó, pero fue interrumpida por su boca. La atacó como un animal salvaje, mordiéndole los labios. Intentó apartarlo dándole con los puños en su pecho y en los hombros. Lo único que consiguió fue enfurecerlo más. La cogió por las muñecas empujándolas hacia abajo.
Le empezaron a correr lágrimas por las mejillas mientras gritaba por dentro, pero él ni se inmutaba. Empezó a arrancarle la ropa, intentando quitarle la camiseta.
Reuniendo algo de fuerza, Tina le empujó y le dio la oportunidad de apartarse de él, pero le volvió a coger por la cintura. “¡NO!” Gritó cuando Eric la volvió a interrumpir tapándole la boca con la mano.
La empujó contra la pared, en su cara se dibujó una sádica sonrisa. “¿Tenías que seguirme provocando, no? Me buscabas y luego me rechazabas.” Le escupió, su voz parecía un silbido. Estaban tan cerca de su cara, que Tina podía sentir su cálido aliento en su mejilla.“Nunca antes nadie me había humillado de la manera que lo has hecho tú, rechazándome, haciéndomelo pasar tan mal. Nunca nadie me había dicho que no.”
“Y no pienso permitir que me sigas dejando como un tonto.”
Bette buscó por todo el vacío lavabo de chicas, de baño en baño, pero ahí no había rastro de Tina. ¿Dónde está? Quizá la haya perdido.
Bette salió del lavabo y volvió otra vez a los recreativos inspeccionando todo el lugar. Sigue sin haber rastro de Tina.
“¡Ey Bette” Alguien la llamó y Bette se giró. Era Tim.
Bette sonrió. “Hola Tim.”
“¿Qué estás haciendo aquí?”
“He venido aquí con Tina, Alice y Dana. Por casualidad, no habrás visto a Tina, ¿verdad?”
“La he visto hará un par de minutos.”Contestó Tim y frunció el cejo. “Hablando con su novio.” Masculló y movió la cabeza.
El estómago de Bette se encogió. ¿Novio? “¿Eh?”
“Ya sabes, yo no sé qué ve en él. Eric es mi amigo y tal, pero ya sabes cómo es.”
Bette puso una mano en alto. “Espera, ¿Tina estaba hablando con Eric?”
Tim asintió. “Si. Eric dijo que habían discutido y que iba a pedirle disculpas. Jesús, debería haberle parado. Ella no parecía muy contenta.”
No, no, no. Bette movió la cabeza. “Tina ya no está saliendo con Eric. De eso ya hace semanas.”
“¿Cómo?” Tim parecía totalmente sorprendido. “Eso no es lo que ha estado diciendo Eric, Bette.”
Bette ya se estaba yendo hacia la salida, su corazón le latía a una milla por minuto. “¡Dónde han ido!”
“¡Bette espera!” Tim se apresuró a alcanzarla.
La mantenía allí, una mano tapándole la boca a Tina y la otra iba en busca del botón de su pantalón. Tina gritaba a través de la mano de Eric, intentando apartarlo, pero no podía.
“¡Para!” Gritó él con voz quebrada. “¡Para!”
Desesperada, Tina le mordió la palma de la mano y no lo dejó hasta que notó sangre. Eric gritó, apartándose lo suficiente como para que Tina le pudiera dar un rodillazo donde a Eric más daño le hacía.
Soltó un ahogado, ¡joder!, y se dobló en dolor.
Tina cogió la oportunidad de escapar, tirándole al suelo antes de salir corriendo. Eric la cogió por el tobillo, haciéndola tropezar y caer.
Bette corrió hacia fuera, mirando a todas partes. Recuerdos de aquel encuentro que tuvo también ella con Eric le llenaban la cabeza mientras se le llenaban los ojos de lágrimas. Caminó rápido por todo el bloque, deteniéndose cuando Tim la llamó.
“¡Ey espera!” Gritó. “Espera un segundo.”
Bette se detuvo en frente del callejón.
Tina dio una patada para soltarse el tobillo de la mano de Eric, mirando hacia la luz de la calle. De repente, una figura se detuvo en la entrada del callejón. Bette, ¡era Bette!
“¡BETTE!” Gritó Tina, levantándose de un salto.
Bette se estremeció al oír el sonido de su propio nombre, ese grito le destrozó el corazón. “¡Tee!” Gritó en retorno, corriendo hacia el callejón. Tim no iba muy lejos.
Tina se levantó y empezó a correr en la dirección de Bette, prácticamente derribando a Bette cuando se echó en sus brazos. Bette abrazó a Tina fuerte, incapaz de controlarse en aquellos momentos. “¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño? ¿Te encuentras bien?” Bette apartó a Tina sólo un momento parar poderla ver. Aparte de un brazo rasgado, unas lágrimas que le recorrían la cara y el cuello de su camiseta agrandado, Tina estaba bien.
Tim llegó segundos después. “Tina, Jesucristo, ¿estás bien?”
Tina sólo le miró, agarrando la camisa de Bette mientras la abrazaba. El rostro de Tim se tornó en furia, su mandíbula apretada mientras se dirigía hacia Eric, que poco a poco se iba poniendo en pie.
“Zorra, me ha atacado.” Dijo jadeando, mientras se llevaba una mano a su parte dolida. Un sollozo se escapó de sus labios mientras se retorcía de dolor. “Oohh, joder, joder, cómo duele.”
“Hijo de mariposilla.” Gritó Tim cuando le atestó un puñetazo en toda su mandíbula derribándolo. Se agachó para coger a Eric por el cuello de la camisa y golpearle otra vez. “¿Cómo has podido hacerle eso?”
La cara de Eric se recuperó, le empezó a salir sangre por la nariz. Se llevó una mano a la nariz y cogió a Tim por la manga tratando de apartar su brazo.
Tina se abrazó más a Bette, de la misma forma que un niño asustado se les pegaría a sus padres. “Tim para.” Dijo con voz entrecortada.
Tim miró a Tina, alzando uno de sus puños listo para golpearle. Luego, miró a Eric, que estaba tan patético, no le paraba de bajar sangre por la nariz, le caían lágrimas. Tim cogió a Eric por el cuello. “La vuelves a tocar y te mato, ¿de acuerdo?”
Eric asintió y Tim le soltó.
Bette llevó a Tina fuera del callejón, cogiéndola por la cintura porque no se valía por si sola para caminar, en cualquier momento le podría fallar sus piernas. “Tee, ¿estás segura que estás bien? ¿Quieres que vayamos al hospital?” Bette no sabía qué hacer por Tina y eso le ponía muy muy nerviosa. “¿Tee? ¿Tina?”
Tina movió la cabeza. Estaba temblando. “No, al hospital no. Mi madre trabaja allí de enfermera.”
“Dime qué quieres que haga y lo haré.”
“Llévame a casa.”
Justo ahí, apareció Tim, agitando su mano derecha por el dolor. “¿Estás bien?” Le fue a tocar el hombro de Tina y ella se encogió.
“Estoy-estoy bien. Solamente quiero ir a casa.” Tina no podía mirarle directamente a los ojos.
Bette abrazó a Tina, susurrándole a Tim. “La llevaré a casa. ¿Puedes llevar más tarde a Alice y Dana a su casa?”
“¿No quieres que las lleve ahora?” Preguntó Tim sin apartar la mirada de Tina. Bette podía ver la preocupación y la ira en los ojos de Tim como si fuera un hermano mayor.
Bette movió la cabeza. “No, ahora se lo están pasando bien. Además, creo que Tina necesita estar un rato sola.”
“¿No os echarán de menos?”
Bette sonrió un momento. “No lo creo. Sólo dame una hora o así, ¿vale?”
“Si, sin problema.” Tim miró hacia el callejón. “Llevaré a ese capullo al hospital y luego me pasó por aquí a recoger a las chicas. ¿Será suficiente rato?”
Bette asintió. “Si. Gracias.”
“Sólo asegúrate que esté bien.” Dijo Tim antes de dirigirse al callejón en busca de Eric.
A Bette le pareció oír otro puñetazo, pero tampoco estaba muy segura. Y si lo era, animaba a Tim. Ese gilipollas recibió mucho menos de lo que se merecía, pero quizá ahora dejase de molestar a Tina. Bette se sentía muy culpable, agarrando a Tina y llevándola hacia su coche. Nadie tendría que pasar por lo que ella ya pasó una vez, y le dolía mucho que no pudiera haberle evitado ese dolor a Tina. Apenas podía contener sus lágrimas. Justo cuando Tina se lo estaba pasando tan bien, y ahora esto. ¿Por cuánto tiempo y cuánto le afectaría esto a Tina?
Bette abrió la puerta y con cuidado sentó a Tina que se encontraba en un estado de catatonia. Se fue corriendo hacia su lado y condujo hasta casa de Tina.
Afortunadamente, el único que se encontraba en casa era Jagger. Samantha había ido a casa de unos amigos y Amy debería seguir en el trabajo. Bette esperaba que durase un rato así.
Bette llevó a Tina al sofá con Jagger detrás de ellas, notando que algo malo había pasado. Puso su cabeza encima de las piernas de Tina, quedándose en silencio.
“Tina, tienes que decirme algo. Necesito saber que estás bien.”
“Quiero ducharme.”
“Vale.” Bette podía entender esa necesidad de Tina. “¿Necesitas que te ayude?” Oh Dios mío, eso ha sonado muy mal. “Quie-quiero decir, no en ese sentido… Me refería a…”
Tina gentilmente apartó la cara de Jagger con cuidado y se levantó. “Estoy bien.” Se dirigió a su baño, secándose las lágrimas. Antes de entrar, se dio la vuelta. “Gracias.” Luego desapareció.
Mientras Tina se duchaba, Bette pensó qué podía hacer. ¿Debería llamar a la policía? ¿Era demasiado tarde ya? ¿Quería Tina que hiciese eso? ¿Y qué hay de Tim asaltando a Eric? Aunque fuese con toda la razón. Bette decidió mejor discutirlo con Tina cuando por fin hubo terminado.
Veinte minutos después, apareció Tina, vestida con unos pantalones de pijama y una camiseta vieja con el pelo húmedo.
“Ey, ¿cómo te encuentras?”
“Mejor.” Tina exhaló mientras se sentaba al costado de Bette. “Muchísimas gracias por haber estado ahí. No-no sé qué habría pasado sino…”
Bette alzó una mano. “No te preocupes. Siento no haber llegado antes. Y tampoco no olvidemos a Tim. Creo que hubiera matado a Eric sino le hubieras dicho que parase.”
Tina se estremeció. “Dios, ¿en qué estaba pensando yendo fuera con él? Me dijo que quería hablar conmigo sólo por un minuto y me prometió dejarme en paz después de eso. Pero qué estúpida fui en creerme eso.”
“No eres estúpida. Pero Tee, ¿no lo quieres denunciar?”
Tina movió su cabeza. “No, no puedo.”
“Pero Tee…”
“No. No Bette.” Empezó a disgustarse. “No, solamente quiero olvidarlo.”
Bette no estaba de acuerdo, pero cuando le pasó a ella también quería olvidarlo. Quería decirle a Tina que ella nunca lo había olvidado. Que siempre estaría ahí. Pero no pensaba que Tina ahora le fuese a hacer mucho caso. Así que Bette decidió reconfortarla todo lo que pudiese.
“Está bien, está bien.” Bette levantó un brazo para que Tina pudiese recostarse en ella. “Lo siento.”
Tina cerró los ojos, dejando que su cuerpo se apoyase en el de Bette, sintiendo el comfort que le brindaban sus brazos, escuchando el latido de su corazón, notando como su pecho subía y bajaba con la repiración. De hecho, parecía que respirase con más dificultad, y su latido iba más rápido. Oh Dios mío, le gusto de verdad.
¡No! ¿Qué estás haciendo? La concicencia de Bette le gritaba por dentro mientras ella, gentilmente le levantó la barbilla a Tina para que se cruzasen sus miradas. Tina estaba tan frágil y tan guapa en ese momento que el corazón de Bette se derritió. Cualquier parte con que hacía contacto con Tina parecía que estuviera en fuego. Antes de que se diera cuenta, Bette se fue acercando poco a poco hacia Tina para besarla.
Justo cuando sus labios apenas se rozaron, la puerta se abrió de golpe. Bette se apartó bruscamente pero siguiendo sosteniendo a Tina incapaz de soltarla. La pérdida de contacto seguramente la mata_ría, pensó.
“¡Tina! Oh Dios mío, ¿estás bien?” Preguntó Dana desesperadamente, empezaron a caerle lágrimas mientras corría hacia su amiga.
Alice y Tim entraron después, los dos con rostros de preocupación. “Querían saber qué es lo que había pasado, así que les conté todo lo que sabía.” Dijo Tim, encogiéndose de hombros mientras se llevaba las manos a los bolsillos de su pantalón.
Bette de mala gana tuvo que dejar a Tina para que Dana la pudiera abrazar. Alice la miró y Bette sólo movió la cabeza.
“Estoy bien Dana. Lo estoy.” Dijo Tina primero mirando a Dana y luego a Bette, y luego a todos. “Lo prometo.”
“Menudo gilipollas.” Dijo Alice moviendo la cabeza. “¡No me puedo creer que haya tenido los huevos de hacerte eso a ti!”
“¿Estás segura que estás bien?” Dijo Tim
Tina sonrió y se levantó y le dio un fuerte abrazo. “Muchas gracias Tim. Si no hubieras estado ahí…”
“Siempre y cuando estés bien.” Tim dio a Tina un apretón en el brazo cuando se separaron.
Tina se sentía tan bien, viendo a toda la gente que se preocupaba tanto por ella (o también podía ser el beso que ella y Bette casi compartieron). Se sentía tan afortunada de tenerles en su vida. Se sentó en el sofá al lado de Dana, que ésta le volvió a coger para dar un abrazo. “No podéis contarle a nadie sobre esto.”
Un coro de “¡qué!” invadió la habitación.
“Por favor, sólo quiero olvidarme y continuar como siempre. Y no lo podéis decir a nadie. Eso significa que no se lo puedes contar ni a Sammy, Tim. Porque sabes que se volvería loca. Y luego se lo contaría a mi madre, que todavía es peor.”
“Pero Tina…” Comenzó Tim, pero Bette se le acercó y le tocó el brazo silenciándole. La miró y Bette cerró los ojos y movió la cabeza. Volvió a mirar a Tina, suspirando. “Vale. Bien.”
“Creo que si escribiera un buen artículo trabajado sobre todo esto…”Alice comenzó pero Tina la interrumpió.
“¡No! ¡De ninguna de las maneras!”
“Wa, sólo era una idea. Te lo prometo, mis labios están sellados.”
“No me gusta.” Dijo Dana. “Pero lo prometo también.”
“Vale. Bien.” Tina asintió y se levantó. “¿A alguien le apetece algo para ?”
“No gracias, yo me voy a ir.” Dijo Tim. “Hablo contigo mañana Tina, ¿vale?”
“Si. Gracias otra vez Tim.”
Tim asintió y se marchó.
Después de suplicarle mucho y reconfortarla con sus palabras, Tina les explicó los eventos como se acordaba, parándose algunas veces para recuperar la compostura. Las tres chicas la tranquilizaron, diciéndole repetidamente que iba a ir todo bien y que era mejor hablar de ello. Cuando hubo terminado la historia, todas se sentían disgustadas, enfadadas, pero más que nada aliviadas. Podría haber sido peor, mucho peor, pero Tina estaba bien, y eso es todo lo que importaba.
Bette y Alice decidieron quedarse a dormir, con la condición de que Alice y Dana se controlasen un poco y no se metieran mano por el hecho de estar en la misma habitación. Tina y Bette dejaron solas a Alice y Dana hasta que Amy volvió del trabajo. Muerta de cansancio, Amy entró en la cocina y fue a agua.
“Bette y Alice también se van a quedar a dormir, ¿está bien?” Preguntó Tina.
Amy asintió. “Claro cariño, tendrás que prepararles el sofá cama.” Amy se dirigió hacia su habitación. “No os quedéis hasta muy tarde chicas.”
“Si mamá.” Dijo Tina.
Al que le siguió un coro de “Si Sra. Kennard.”
Antes de que Amy desapareciese en su habitación se giró y dijo: “Oh Tina, casi me olvido.”
“¿H ?”
“¿Te acuerdas de ese chico con el que saliste una vez? ¿Cuál era su nombre?”
Las cuatro chicas intercambiaron miradas de nerviosismo.
“¡Eric! Eso. Ya sabes, ese chico.”
“Si mama, ¿qué pasa?” Tina intentó sonar lo más indiferente que pudo.
“Bueno, pues esta noche a llegado al hospital con una nariz rota y varios moratones en la cara, ya sabes.”
Alice se burló y recibió un codazo de Dana.
“¿A si?” Dijo Tina, notando como se le aceleraba el pulso.
“Me dijo que le asaltaron, pobre chico. Nunca me había gustado, pero qué pena.” Amy movió la cabeza. “Bueno, buenas noches.”
“Buenas noches mama.” Tina suspiró aliviada, las otras chicas hicieron lo mismo.
Bette se estremeció y se despertó sobresaltada, notando la mano de Alice en su cara. “Ugh” Gruñó, quitándose de encima la mano de Alice. “Eso es por lo que no hemos dormido en la misma cama desde que empezamos el instituto.” Dijo para si. Alice respondió dándose la vuelta, roncando flojito.
Bette estaba apunto de volverse a dormir cuando vio la tenue luz de la cocina a través del salón. Se levantó despacio para no despertar a Alice y se fue a la cocina.
Tina estaba sentada en la mesa con un vaso de té caliente entre sus manos. “Ey.” Dijo mientras Bette entró arrastrando los pies, entrecerrando los ojos mientras se adaptaban a la luz.
“Ey, ¿qué estás haciendo levantada?”
“No podía dormir.” Confesó Tina.
“No te culpo.” Dijo Bette mientras cogía una silla para sentarse a su lado. “¿Estás segura que te encuentras toda bien?”
Tina asintió mirando a su té. “Si. Sólo estaba pensando.”
“¿Pensando sobre qué?”
Tina alzó su mirada hacia los ojos de Bette y suspiró. Tengo que decírselo.
Bette regresó con dos refrescos a los recreativos buscando a Tina. Sabía seguro que ya habría salido del lavabo. Vió a Alice y Dana en la mesa de billar y decidió interrumpir sólo por un momento.
“Ey vosotras dos, ¿habéis visto a Tina?” Bette miró alrededor una vez más.
“Nop.” Dijo Alice mientras Dana intentaba aguantar con la palma de su mano el palo de billar. Alice se rió. “¿Cuántas veces te lo tengo que enseñar?”
“Quizá una más.” Dijo Dana desde el otro lado de la mesa sonriendo.
Alice movió la cabeza, poniéndose justo detrás de Dana y cogiéndole las manos. “Lo estás cogiendo mal.” Le susurró mientras cogía la mano de Dana con la suya y aguantaba el palo. “Ahí lo tienes.”
“Gracias.” Dijo Dana.
“Vale.” Suspiró Bette alzando las cejas y abriendo sus ojos. “Simplemente guardadme los refrescos; ¿creéis que podréis hacerlo?” Alice y Dana ni siquiera estaban prestando atención. Bette movió la cabeza. “Ahora vuelvo. Si Tina aparece decidle que he ido al lavabo a buscarla.”
Bette se dirigió hacia los lavabos en busca de Tina.
En el momento en que Tina salió fuera, se acordó de la historia de Bette. Pasó allí mismo, en el callejón de al lado de los recreativos. ¿Quién diría que no lo volvería a intentar ahora? “Eric…” Tina intentó soltarse la mano de Eric, pero se la tenía bien cogida.
Antes de que incluso supiera lo que estaba pasando el brazo de Eric la agarraba también por la cintura y se la estaba llevando a la más profunda oscuridad. La empotró contra una pared de ladrillos. Imágenes de una pobre e indefensa Bette de catorce años empezaron a pasarle por la cabeza.
La única luz que iluminaba el oscuro callejón era un titilante fluorescente, que iba perdiendo intensidad, proyectando una sombra sobre la cara de Eric, haciéndole parecer muy siniestro. Tina aguantó la respiración.
Trató de combatirle. “¡Eric para!” Gritó, pero fue interrumpida por su boca. La atacó como un animal salvaje, mordiéndole los labios. Intentó apartarlo dándole con los puños en su pecho y en los hombros. Lo único que consiguió fue enfurecerlo más. La cogió por las muñecas empujándolas hacia abajo.
Le empezaron a correr lágrimas por las mejillas mientras gritaba por dentro, pero él ni se inmutaba. Empezó a arrancarle la ropa, intentando quitarle la camiseta.
Reuniendo algo de fuerza, Tina le empujó y le dio la oportunidad de apartarse de él, pero le volvió a coger por la cintura. “¡NO!” Gritó cuando Eric la volvió a interrumpir tapándole la boca con la mano.
La empujó contra la pared, en su cara se dibujó una sádica sonrisa. “¿Tenías que seguirme provocando, no? Me buscabas y luego me rechazabas.” Le escupió, su voz parecía un silbido. Estaban tan cerca de su cara, que Tina podía sentir su cálido aliento en su mejilla.“Nunca antes nadie me había humillado de la manera que lo has hecho tú, rechazándome, haciéndomelo pasar tan mal. Nunca nadie me había dicho que no.”
“Y no pienso permitir que me sigas dejando como un tonto.”
Bette buscó por todo el vacío lavabo de chicas, de baño en baño, pero ahí no había rastro de Tina. ¿Dónde está? Quizá la haya perdido.
Bette salió del lavabo y volvió otra vez a los recreativos inspeccionando todo el lugar. Sigue sin haber rastro de Tina.
“¡Ey Bette” Alguien la llamó y Bette se giró. Era Tim.
Bette sonrió. “Hola Tim.”
“¿Qué estás haciendo aquí?”
“He venido aquí con Tina, Alice y Dana. Por casualidad, no habrás visto a Tina, ¿verdad?”
“La he visto hará un par de minutos.”Contestó Tim y frunció el cejo. “Hablando con su novio.” Masculló y movió la cabeza.
El estómago de Bette se encogió. ¿Novio? “¿Eh?”
“Ya sabes, yo no sé qué ve en él. Eric es mi amigo y tal, pero ya sabes cómo es.”
Bette puso una mano en alto. “Espera, ¿Tina estaba hablando con Eric?”
Tim asintió. “Si. Eric dijo que habían discutido y que iba a pedirle disculpas. Jesús, debería haberle parado. Ella no parecía muy contenta.”
No, no, no. Bette movió la cabeza. “Tina ya no está saliendo con Eric. De eso ya hace semanas.”
“¿Cómo?” Tim parecía totalmente sorprendido. “Eso no es lo que ha estado diciendo Eric, Bette.”
Bette ya se estaba yendo hacia la salida, su corazón le latía a una milla por minuto. “¡Dónde han ido!”
“¡Bette espera!” Tim se apresuró a alcanzarla.
La mantenía allí, una mano tapándole la boca a Tina y la otra iba en busca del botón de su pantalón. Tina gritaba a través de la mano de Eric, intentando apartarlo, pero no podía.
“¡Para!” Gritó él con voz quebrada. “¡Para!”
Desesperada, Tina le mordió la palma de la mano y no lo dejó hasta que notó sangre. Eric gritó, apartándose lo suficiente como para que Tina le pudiera dar un rodillazo donde a Eric más daño le hacía.
Soltó un ahogado, ¡joder!, y se dobló en dolor.
Tina cogió la oportunidad de escapar, tirándole al suelo antes de salir corriendo. Eric la cogió por el tobillo, haciéndola tropezar y caer.
Bette corrió hacia fuera, mirando a todas partes. Recuerdos de aquel encuentro que tuvo también ella con Eric le llenaban la cabeza mientras se le llenaban los ojos de lágrimas. Caminó rápido por todo el bloque, deteniéndose cuando Tim la llamó.
“¡Ey espera!” Gritó. “Espera un segundo.”
Bette se detuvo en frente del callejón.
Tina dio una patada para soltarse el tobillo de la mano de Eric, mirando hacia la luz de la calle. De repente, una figura se detuvo en la entrada del callejón. Bette, ¡era Bette!
“¡BETTE!” Gritó Tina, levantándose de un salto.
Bette se estremeció al oír el sonido de su propio nombre, ese grito le destrozó el corazón. “¡Tee!” Gritó en retorno, corriendo hacia el callejón. Tim no iba muy lejos.
Tina se levantó y empezó a correr en la dirección de Bette, prácticamente derribando a Bette cuando se echó en sus brazos. Bette abrazó a Tina fuerte, incapaz de controlarse en aquellos momentos. “¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño? ¿Te encuentras bien?” Bette apartó a Tina sólo un momento parar poderla ver. Aparte de un brazo rasgado, unas lágrimas que le recorrían la cara y el cuello de su camiseta agrandado, Tina estaba bien.
Tim llegó segundos después. “Tina, Jesucristo, ¿estás bien?”
Tina sólo le miró, agarrando la camisa de Bette mientras la abrazaba. El rostro de Tim se tornó en furia, su mandíbula apretada mientras se dirigía hacia Eric, que poco a poco se iba poniendo en pie.
“Zorra, me ha atacado.” Dijo jadeando, mientras se llevaba una mano a su parte dolida. Un sollozo se escapó de sus labios mientras se retorcía de dolor. “Oohh, joder, joder, cómo duele.”
“Hijo de mariposilla.” Gritó Tim cuando le atestó un puñetazo en toda su mandíbula derribándolo. Se agachó para coger a Eric por el cuello de la camisa y golpearle otra vez. “¿Cómo has podido hacerle eso?”
La cara de Eric se recuperó, le empezó a salir sangre por la nariz. Se llevó una mano a la nariz y cogió a Tim por la manga tratando de apartar su brazo.
Tina se abrazó más a Bette, de la misma forma que un niño asustado se les pegaría a sus padres. “Tim para.” Dijo con voz entrecortada.
Tim miró a Tina, alzando uno de sus puños listo para golpearle. Luego, miró a Eric, que estaba tan patético, no le paraba de bajar sangre por la nariz, le caían lágrimas. Tim cogió a Eric por el cuello. “La vuelves a tocar y te mato, ¿de acuerdo?”
Eric asintió y Tim le soltó.
Bette llevó a Tina fuera del callejón, cogiéndola por la cintura porque no se valía por si sola para caminar, en cualquier momento le podría fallar sus piernas. “Tee, ¿estás segura que estás bien? ¿Quieres que vayamos al hospital?” Bette no sabía qué hacer por Tina y eso le ponía muy muy nerviosa. “¿Tee? ¿Tina?”
Tina movió la cabeza. Estaba temblando. “No, al hospital no. Mi madre trabaja allí de enfermera.”
“Dime qué quieres que haga y lo haré.”
“Llévame a casa.”
Justo ahí, apareció Tim, agitando su mano derecha por el dolor. “¿Estás bien?” Le fue a tocar el hombro de Tina y ella se encogió.
“Estoy-estoy bien. Solamente quiero ir a casa.” Tina no podía mirarle directamente a los ojos.
Bette abrazó a Tina, susurrándole a Tim. “La llevaré a casa. ¿Puedes llevar más tarde a Alice y Dana a su casa?”
“¿No quieres que las lleve ahora?” Preguntó Tim sin apartar la mirada de Tina. Bette podía ver la preocupación y la ira en los ojos de Tim como si fuera un hermano mayor.
Bette movió la cabeza. “No, ahora se lo están pasando bien. Además, creo que Tina necesita estar un rato sola.”
“¿No os echarán de menos?”
Bette sonrió un momento. “No lo creo. Sólo dame una hora o así, ¿vale?”
“Si, sin problema.” Tim miró hacia el callejón. “Llevaré a ese capullo al hospital y luego me pasó por aquí a recoger a las chicas. ¿Será suficiente rato?”
Bette asintió. “Si. Gracias.”
“Sólo asegúrate que esté bien.” Dijo Tim antes de dirigirse al callejón en busca de Eric.
A Bette le pareció oír otro puñetazo, pero tampoco estaba muy segura. Y si lo era, animaba a Tim. Ese gilipollas recibió mucho menos de lo que se merecía, pero quizá ahora dejase de molestar a Tina. Bette se sentía muy culpable, agarrando a Tina y llevándola hacia su coche. Nadie tendría que pasar por lo que ella ya pasó una vez, y le dolía mucho que no pudiera haberle evitado ese dolor a Tina. Apenas podía contener sus lágrimas. Justo cuando Tina se lo estaba pasando tan bien, y ahora esto. ¿Por cuánto tiempo y cuánto le afectaría esto a Tina?
Bette abrió la puerta y con cuidado sentó a Tina que se encontraba en un estado de catatonia. Se fue corriendo hacia su lado y condujo hasta casa de Tina.
Afortunadamente, el único que se encontraba en casa era Jagger. Samantha había ido a casa de unos amigos y Amy debería seguir en el trabajo. Bette esperaba que durase un rato así.
Bette llevó a Tina al sofá con Jagger detrás de ellas, notando que algo malo había pasado. Puso su cabeza encima de las piernas de Tina, quedándose en silencio.
“Tina, tienes que decirme algo. Necesito saber que estás bien.”
“Quiero ducharme.”
“Vale.” Bette podía entender esa necesidad de Tina. “¿Necesitas que te ayude?” Oh Dios mío, eso ha sonado muy mal. “Quie-quiero decir, no en ese sentido… Me refería a…”
Tina gentilmente apartó la cara de Jagger con cuidado y se levantó. “Estoy bien.” Se dirigió a su baño, secándose las lágrimas. Antes de entrar, se dio la vuelta. “Gracias.” Luego desapareció.
Mientras Tina se duchaba, Bette pensó qué podía hacer. ¿Debería llamar a la policía? ¿Era demasiado tarde ya? ¿Quería Tina que hiciese eso? ¿Y qué hay de Tim asaltando a Eric? Aunque fuese con toda la razón. Bette decidió mejor discutirlo con Tina cuando por fin hubo terminado.
Veinte minutos después, apareció Tina, vestida con unos pantalones de pijama y una camiseta vieja con el pelo húmedo.
“Ey, ¿cómo te encuentras?”
“Mejor.” Tina exhaló mientras se sentaba al costado de Bette. “Muchísimas gracias por haber estado ahí. No-no sé qué habría pasado sino…”
Bette alzó una mano. “No te preocupes. Siento no haber llegado antes. Y tampoco no olvidemos a Tim. Creo que hubiera matado a Eric sino le hubieras dicho que parase.”
Tina se estremeció. “Dios, ¿en qué estaba pensando yendo fuera con él? Me dijo que quería hablar conmigo sólo por un minuto y me prometió dejarme en paz después de eso. Pero qué estúpida fui en creerme eso.”
“No eres estúpida. Pero Tee, ¿no lo quieres denunciar?”
Tina movió su cabeza. “No, no puedo.”
“Pero Tee…”
“No. No Bette.” Empezó a disgustarse. “No, solamente quiero olvidarlo.”
Bette no estaba de acuerdo, pero cuando le pasó a ella también quería olvidarlo. Quería decirle a Tina que ella nunca lo había olvidado. Que siempre estaría ahí. Pero no pensaba que Tina ahora le fuese a hacer mucho caso. Así que Bette decidió reconfortarla todo lo que pudiese.
“Está bien, está bien.” Bette levantó un brazo para que Tina pudiese recostarse en ella. “Lo siento.”
Tina cerró los ojos, dejando que su cuerpo se apoyase en el de Bette, sintiendo el comfort que le brindaban sus brazos, escuchando el latido de su corazón, notando como su pecho subía y bajaba con la repiración. De hecho, parecía que respirase con más dificultad, y su latido iba más rápido. Oh Dios mío, le gusto de verdad.
¡No! ¿Qué estás haciendo? La concicencia de Bette le gritaba por dentro mientras ella, gentilmente le levantó la barbilla a Tina para que se cruzasen sus miradas. Tina estaba tan frágil y tan guapa en ese momento que el corazón de Bette se derritió. Cualquier parte con que hacía contacto con Tina parecía que estuviera en fuego. Antes de que se diera cuenta, Bette se fue acercando poco a poco hacia Tina para besarla.
Justo cuando sus labios apenas se rozaron, la puerta se abrió de golpe. Bette se apartó bruscamente pero siguiendo sosteniendo a Tina incapaz de soltarla. La pérdida de contacto seguramente la mata_ría, pensó.
“¡Tina! Oh Dios mío, ¿estás bien?” Preguntó Dana desesperadamente, empezaron a caerle lágrimas mientras corría hacia su amiga.
Alice y Tim entraron después, los dos con rostros de preocupación. “Querían saber qué es lo que había pasado, así que les conté todo lo que sabía.” Dijo Tim, encogiéndose de hombros mientras se llevaba las manos a los bolsillos de su pantalón.
Bette de mala gana tuvo que dejar a Tina para que Dana la pudiera abrazar. Alice la miró y Bette sólo movió la cabeza.
“Estoy bien Dana. Lo estoy.” Dijo Tina primero mirando a Dana y luego a Bette, y luego a todos. “Lo prometo.”
“Menudo gilipollas.” Dijo Alice moviendo la cabeza. “¡No me puedo creer que haya tenido los huevos de hacerte eso a ti!”
“¿Estás segura que estás bien?” Dijo Tim
Tina sonrió y se levantó y le dio un fuerte abrazo. “Muchas gracias Tim. Si no hubieras estado ahí…”
“Siempre y cuando estés bien.” Tim dio a Tina un apretón en el brazo cuando se separaron.
Tina se sentía tan bien, viendo a toda la gente que se preocupaba tanto por ella (o también podía ser el beso que ella y Bette casi compartieron). Se sentía tan afortunada de tenerles en su vida. Se sentó en el sofá al lado de Dana, que ésta le volvió a coger para dar un abrazo. “No podéis contarle a nadie sobre esto.”
Un coro de “¡qué!” invadió la habitación.
“Por favor, sólo quiero olvidarme y continuar como siempre. Y no lo podéis decir a nadie. Eso significa que no se lo puedes contar ni a Sammy, Tim. Porque sabes que se volvería loca. Y luego se lo contaría a mi madre, que todavía es peor.”
“Pero Tina…” Comenzó Tim, pero Bette se le acercó y le tocó el brazo silenciándole. La miró y Bette cerró los ojos y movió la cabeza. Volvió a mirar a Tina, suspirando. “Vale. Bien.”
“Creo que si escribiera un buen artículo trabajado sobre todo esto…”Alice comenzó pero Tina la interrumpió.
“¡No! ¡De ninguna de las maneras!”
“Wa, sólo era una idea. Te lo prometo, mis labios están sellados.”
“No me gusta.” Dijo Dana. “Pero lo prometo también.”
“Vale. Bien.” Tina asintió y se levantó. “¿A alguien le apetece algo para ?”
“No gracias, yo me voy a ir.” Dijo Tim. “Hablo contigo mañana Tina, ¿vale?”
“Si. Gracias otra vez Tim.”
Tim asintió y se marchó.
Después de suplicarle mucho y reconfortarla con sus palabras, Tina les explicó los eventos como se acordaba, parándose algunas veces para recuperar la compostura. Las tres chicas la tranquilizaron, diciéndole repetidamente que iba a ir todo bien y que era mejor hablar de ello. Cuando hubo terminado la historia, todas se sentían disgustadas, enfadadas, pero más que nada aliviadas. Podría haber sido peor, mucho peor, pero Tina estaba bien, y eso es todo lo que importaba.
Bette y Alice decidieron quedarse a dormir, con la condición de que Alice y Dana se controlasen un poco y no se metieran mano por el hecho de estar en la misma habitación. Tina y Bette dejaron solas a Alice y Dana hasta que Amy volvió del trabajo. Muerta de cansancio, Amy entró en la cocina y fue a agua.
“Bette y Alice también se van a quedar a dormir, ¿está bien?” Preguntó Tina.
Amy asintió. “Claro cariño, tendrás que prepararles el sofá cama.” Amy se dirigió hacia su habitación. “No os quedéis hasta muy tarde chicas.”
“Si mamá.” Dijo Tina.
Al que le siguió un coro de “Si Sra. Kennard.”
Antes de que Amy desapareciese en su habitación se giró y dijo: “Oh Tina, casi me olvido.”
“¿H ?”
“¿Te acuerdas de ese chico con el que saliste una vez? ¿Cuál era su nombre?”
Las cuatro chicas intercambiaron miradas de nerviosismo.
“¡Eric! Eso. Ya sabes, ese chico.”
“Si mama, ¿qué pasa?” Tina intentó sonar lo más indiferente que pudo.
“Bueno, pues esta noche a llegado al hospital con una nariz rota y varios moratones en la cara, ya sabes.”
Alice se burló y recibió un codazo de Dana.
“¿A si?” Dijo Tina, notando como se le aceleraba el pulso.
“Me dijo que le asaltaron, pobre chico. Nunca me había gustado, pero qué pena.” Amy movió la cabeza. “Bueno, buenas noches.”
“Buenas noches mama.” Tina suspiró aliviada, las otras chicas hicieron lo mismo.
Bette se estremeció y se despertó sobresaltada, notando la mano de Alice en su cara. “Ugh” Gruñó, quitándose de encima la mano de Alice. “Eso es por lo que no hemos dormido en la misma cama desde que empezamos el instituto.” Dijo para si. Alice respondió dándose la vuelta, roncando flojito.
Bette estaba apunto de volverse a dormir cuando vio la tenue luz de la cocina a través del salón. Se levantó despacio para no despertar a Alice y se fue a la cocina.
Tina estaba sentada en la mesa con un vaso de té caliente entre sus manos. “Ey.” Dijo mientras Bette entró arrastrando los pies, entrecerrando los ojos mientras se adaptaban a la luz.
“Ey, ¿qué estás haciendo levantada?”
“No podía dormir.” Confesó Tina.
“No te culpo.” Dijo Bette mientras cogía una silla para sentarse a su lado. “¿Estás segura que te encuentras toda bien?”
Tina asintió mirando a su té. “Si. Sólo estaba pensando.”
“¿Pensando sobre qué?”
Tina alzó su mirada hacia los ojos de Bette y suspiró. Tengo que decírselo.
Anaïs- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 16/05/2008
Re: [Terminado] Más que un sentimiento
Capítulo 15
Bette se quedó sentada esperando, envuelta por ese tenso silencio que de repente se apoderó de la habitación. Por un segundo, Tina había fijado sus ojos en los de Bette pero ahora parecía que mirase a la nada. Incapaz de soportarlo un segundo más, Bette habló.“¿Tee?” Estiró un brazo y le cogió la mano a Tina temiendo que la apartara, que no era precisamente lo que Bette quería.
La mirada de Tina se posó en la mano de Bette que tenía cogida la suya, notando un hormigueo que le recorrió la mano. ¿Cómo consigue hacerme eso a mi?
Notando la mirada incómoda de Tina, Bette apartó su mano ofendida y se la llevó a sus piernas.
Tina no quería perder el contacto con Bette. “Bette.”
“Que.”
Tina frunció el cejo por un momento, debatiendo si debía decírselo o quedárselo para ella. “No puedo.” Tina pensó en alto inintencionadamente. Miró a Bette para ver si la tranquilizaba.
El rostro de Bette se tornó de preocupación. “¿No puedes que?”
¿Cómo le digo esto? Probó por otro camino. “Ha-hace unos días, Dana me dijo algo que hizo que empezara a pensar cosas.”
Perpleja y aterrorizada, Bette tragó fuerte. Quería coger a Tina y abrazarla, abrazarla hasta que la dejara sin aire, hasta que las dos se fundiesen convirtiéndose en una. “¿Qué es lo que te dijo?”
“Dijo que…bueno, ella piensa que…”
“¿Qué Tina? Me estás matando.”
“Que ella piensa que tienes sentimientos hacia mi.”
¡BOOM! Tina lanzó la bom_ba que fue a parar directamente contra el pecho de Bette. Podía sentir la presión, costándole respirar. No sabía qué decir, qué pensar, qué hacer. ¿Y ahora qué? ¿Lo niego? ¿Lo confirmo? ¿Qué entonces? ¿Alucinará? ¿Me odiará?
Ante la reacción de Bette, Tina esperó que tuviera que ser cierto, y viendo las dificultades que tenía Bette en contestar, Tina decidió darle un respiro. “Si eso es cierto Bette, entonces hay algo que tengo que confesarte.”
“Estoy empezando, creo..” Tina cogió aire y se secó una lágrima, agachando la cabeza. ¿Por qué demonios es tan difícil?
Simplemente dilo. “Creo, que yo también podría estar sintiendo cosas hacia ti.”
De repente, fue como si todo el aire de la habitación hubiera sido extraído. Bette no se podía mover. ¿Qué es lo que ha dicho? Estaban las dos suspendidas en un entorno de incertidumbre, en un silencio ensordecedor.
Tina buscó la mirada de Bette en busca de alguna emoción. Felicidad, depresión, simpatía, confusión, disgusto, cualquier cosa. Cualquier cosa sería mucho mejor que ese rostro sin expresión, esperando una respuesta. Allí estaba, con sus sentimientos encima de la mesa, esperando a que Bette diera el siguiente movimiento, pero seguía sentada como una estatua, sus ojos miraban a la nada, la boca abierta.“Di algo.”
Bette se dio cuenta de lo que estaba haciendo cuando empezó a notar que se ahogaba por la falta de aire en sus pulmones. Se sentó bien, respirando fuerte por la nariz. Esto era, el momento que había estado esperando, soñando, fantaseando, pensado, planeado cada palabra como si de dirigir una escena se tratase. Le habían pasado miles de diferentes escenarios y miles de conversaciones y otras miles salidas del armario, pero nunca se habría imaginado que estaría sentada en la cocina de su casa, a las tantas de la madrugada hablando sobre esto con Tina.
Mierda, ni si quiera estaba hablando.
Viendo lo mal que había dejado a la morena, Tina se echó para atrás en su silla, sus ojos abiertos y su frente arrugada en derrota. “Vale, supongo que la he jodido bien, ¿eh?” Se levantó, incapaz de seguir más en esa habitación en que cada vez las paredes se le iban acercando más hacia ella. “Lo-lo siento.”
No, no, ¡no te vayas! ¡Detenla! Una verdadera fuerza de voluntad hizo que Bette alcanzara y cogiera la mano de Tina justo cuando ésta estaba pasando. Y reunió toda su fuerza y valor que tenía para susurrar, “Espera.”
Tina se detuvo y se giró para mirar a Bette, las lágrimas al borde de sus ojos. Despacio, caminó de vuelta a su sitio sin perder por ningún momento el contacto con la mano de Bette. Podía notar su latido en su garganta.
“Sólo espera.” Dijo Bette, un poquito más fuerte. Le llevó un par de minutos procesar toda la información, pero una vez hecho, miró a Tina y le ofreció una de las mejores, brillantes y preciosas sonrisas que nunca antes había visto Tina. “Dijiste que podrías.”
“Si.” La voz de Tina estaba ronca de la emoción, pero también sonrió, apretando la mano de Bette deleitándose con la calidez y seguridad que le proporcionaba.
“Los tengo. Dana tenía razón. Me-me gustas desde el primer momento en que te vi.” Bette se rió, moviendo la cabeza con incredulidad.“Y me había imaginado este momento tantas veces que cuando, de hecho, ha sucedido, pensaba que no era real.”
Tina también se rió, mordiéndose el labio y mirando hacia abajo y luego hacia los ojos de Bette. “Esto es, esto es algo que nunca antes había sentido. Y me asusta, deberías saberlo. Me asusta mucho.”
Bette asintió entendiendo.
“Pero tampoco quiero negarlo. Sean lo que sean estos sentimientos, son fuertes. Demasiado fuertes como para omitirlos”
“Estoy de acuerdo.” Bette le cogió la mano entrelazando sus dedos con los de ella, como si en ello le fuera la vida.
“Tenemos que ir despacio, muy despacio. ¿Te parece bien?”
“Tina, nunca había soñado que llegaríamos hasta este punto. Mi sueño se ha hecho realidad.” Bette suspiró, le temblaba todo su cuerpo.“Iremos tan despacio como necesites. No quiero hacerte sentir incómoda.”
Tina sonrió, respirando fuerte. “Y no se lo podemos contar a nadie, solamente a Dana y Alice, ¿vale?”
“Por supuesto.” Bette también suspiró aliviada.
Esa atmósfera de tensión había marchado de la habitación dejando una atmósfera cálida y agradable.
Y Tina se rió también, moviendo sus dedos con los de Bette.
Las chicas se quedaron en silencio, sin cruzar una palabra. Perdiéndose en sus miradas. Después de un rato, Tina se levantó y de mala gana soltó la mano de Bette. Se había terminado su té y fue a dejarlo en la pica. Bette se levantó también, todavía temblando de emoción.
Tina apagó la luz de la cocina y ambas se dirigieron al salón. “Buenas noches.” Dijo Tina, dándole un apretoncillo en la mano de Bette antes de irse hacia su habitación.
“Buenas noches.” Dijo Bette mientras Tina se marchaba, con una sonrisa de oreja a oreja. Volvió al sofá-cama con Alice, que estaba profundamente dormida. Su corazón le iba a mil, pero era bueno. Se sentía más ligera que una pluma. No pensaba que pudiese coger el sueño, pero sin darse cuenta, se quedó dormida.
Bette fue abriendo lentamente los ojos, notando una fuerte presión sobre su estómago. Levantando su cabeza de la almohada y con ojos escrutadores vio que tenía toda la pierna de Alice encima. “Jesús Al.” Refunfuñó, quitándose la pierna de Alice. Sus ojos se negaban a abrirse más ante el cegador sol Californiano que se filtraba por las persianas.
Escuchaba a lo lejos el ruido de las pisadas de Jagger en el parqué.
De repente, se acordó de su conversación de madrugada con Tina. O pensaba que así fue. Las cosas estaban algo confusas, probablemente porque la dejó estupefacta. Oh por favor, que no haya sido un sueño. Por favor, por favor, por favor.
Y como si le hubiese leído el pensamiento, Tina salió de su habitación y se paró en seco al ver la presencia de Bette. Sonrió y se acercó a Bette, sentándose en el borde del sofá. “Buenos días.”
Bette se sentó recta en el sofá-cama, pasándose una mano por el pelo. “¿Fue un sueño? Por favor, dime que no estaba soñando.”
Tina se rió y movió la cabeza. “No estabas soñando.”
Bette dejó escapar un suspiro de alivio, inclinándose hacia ella y posando su frente contra su hombro. “Gracias Señor.”
Tina le dio palmadas a Bette en el hombro. “Ey venga, mi madre está preparando el desayuno.”
“¿Debería preocuparme?”
“Mucho.” Rió Tina. Se levantó y Bette la siguió, aquel sentimiento de estar en el séptimo cielo le regresó otra vez.
Tina y Dana vieron a Bette y a una aún dormida Alice en la entrada de su casa.
“Me lo he pasado muy bien la noche anterior.” Dijo Dana cogiéndose las manos por detrás de la espalda e inclinándose en el marco de la puerta.
“Yo también.” Dijo Alice sonriendo.
“Deberíamos hacerlo otra vez. Gracias por dejarnos quedar a dormir T.K. Ese sofá-cama era asombrosamente cómodo.”
“Gracias. Se lo diré a mi madre.” Bromeó Tina.
Mientras Dana y Alice continuaban con sus despedidas, Bette y Tina simplemente se quedaron mirando la una a la otra. Solamente una mirada era suficiente para hablar.
Luego, Alice y Bette se dirigían hacia su coche. Bette iba silbando como un pájaro. Si Alice no estuviera absorta en su sueño ya le habría dicho algo a Bette.
No pasó hasta que no estuvieron montadas en el coche yendo hacia casa de Alice. Alice no paraba de hablar sobre Dana, su cara igual de brillante que el sol. “Es tan divertida y lista. Me dio un repaso en el pin-pon. Parece un poco inocente por fuera, pero apuesto a que dentro hay toda una gata salvaje con ganas de salir. Bette, ¿me estás escuchando?”
“¿H ?”
“¿Qué pasa contigo?”
“¿Qué quieres decir?” Dijo Bette con timidez.
“Estás toda contenta hoy. Se supone que yo debo ser la única contenta aquí.”
“¿De qué estás hablando?”
“Vamos Porter, no juegues conmigo. Te conozco demasiado bien. ¿Qué ha pasado?”
Cuando Bette le contó la confesión de Tina que tuvieron a la madrugada, Alice prácticamente salta del coche de la emoción. Bette tuvo que parar el coche por miedo de que hiciera alguna cosa rara.
“¡OH DIOS MÍO!” Gritó Alice por enésima vez.
Bette movió la cabeza, con una gran sonrisa dibujada.
“¿Te dijo que le gustabas?”
“Dijo que sentía cosas por mi.”
“¿Estás segura?”
“Si.”
“No porque yo también siento cosas hacia a ti. La mayor parte son náuseas..”
“¡Alice!” Gritó Bette, y ésta se empezó a partir de risa.
“Estaba bromeando. ¡Es estupendo! Lo has conseguida, has hecho que Tina se cambie de equipo. ¡Así se hace!” De repente los ojos de Alice mostraron esa mirada pícara y Bette supo exactamente que lo que fuera a salir de su boca sería algo escandaloso. “Y bueno, ¿hicisteis algo?”
“¿Qué quieres decir?” Bette sabía perfectamente a qué se refería Alice.
“Bueno, déjame que lo diga de otra manera: Dana y yo lo hicimos al segundo, ¿y tú?”
“Jesús, puedes ser tan ordinaria a veces, ¿lo sabes?” Dijo Bette, pero no estaba molesta. Estaba demasiado contenta en ese momento que nada le molestaría. “No hemos hecho nada. Tina quiere ir despacio y yo respeto eso.”
“¿Cuánto de despacio estamos hablando aquí?”
Bette simplemente miró a Alice.
“Ya veo. Bueno, es por lo mejor supongo. No ir demasiado rápido no vaya a ser que se asuste.”
“Exacto.”
Alice brillaba de felicidad por Bette. No había visto a Bette tan contenta desde hacía mucho, mucho tiempo. Tina era buena para ella. Alice podía verlo. “Bueno, me alegro por ti Bette. ¡Es tan genial!”
Bette estaba completamente de acuerdo, pero ya un poco cansada sobre ella. “Y bueno, ¿qué tal tu cita con Dana? Apenas vi lo esencial.”
“Ha sido una de las mejores citas que he tenido.”
“¡Cállate!” Gritó Dana pegando un brinco en la cama de Tina.
“¡Me estás tomando el pelo! ¡Oh Dios mío!”
“Shhh.” Tina movió los brazos apuntando hacia la puerta. Después de que Dana se volviera a sentar bien, susurró, “¡si! Oh Dios mío, ¿crees que he hecho bien en contárselo?”
“Eres una copiona.” Dana empezó a chincarla. “¿Te sentías fuera del círculo? ¿Por presión? ¿Todas las chicas lo hacían pues yo no voy a ser menos?” Un almohada le fue a parar en toda la cara a Dana.
“Ahora en serio Dana. ¿Crees que he hecho un error al contarle a Bette sobre mis sentimientos hacia ella?”
“Cielo Santo, no Tina. Pero, ¿por qué no me dijiste nada cuando te dije que Bette estaba por ti?”
Tina se encogió de hombros. “No lo sé. Estaba confundida al principio. Pero estos sentimientos, son muy fuertes. Sentía que si no se lo decía a Bette fuera a explotar.”
Dana movió la cabeza. “No puedo creerme esto. Quiero decir, ¿qué es lo raro?”
“Por favor.” Dijo Tina cerrando los ojos. “Estoy pasando por un mal rato entendiéndolo.”
“No estarás teniendo segundos pensamientos, ¿no?”
Tina movió la cabeza. “No, no. Es sólo que, ¿qué le voy a decir a mi madre? ¿O a Sammy? ¿Qué van a hacer cuando se enteren?”
“A mi no me mires. Yo soy la representante de gente todavía en el armario.”
“¿Queda espacio por ahí para mi?”
“¡Si! Supongo que nos podremos apretar un poco.” Bromeó Dana, chocando hombros con Tina. “¡No me lo puedo creer! Simplemente no me lo puedo creer.”
“No hace falta que te lo creas, sólo guárdalo.” Dijo Tina.
Dana hizo un gesto con la cara. “Perdona.” Y le dio un gran abrazo a Tina. “Y, ¿qué vais a hacer? ¿Vamos a tener que planear otra de esas citas-no citas?”
Tina se encogió. “No lo sé. De momento está todo en el aire. No hemos planeado nada, pero yo quiero ir despacio. Quiero saber que lo que siento es de verdad.”
“Te entiendo.” Asintió Dana. “¡Es tan increíble!”
Tina se rió de la emoción de Alice. Era bastante alucinante, pero en el contexto de Tina era por el hecho de tener sentimientos hacia otra chica, algo que nunca hubiera pensado que le llegaría a pasar. Pero Bette era tan especial. Era tan única, guapa, amable, comprensiva, que daba mucho apoyo y siempre preocupándose. Su roce hacía que a Tina le recorriese un escalofrío y su mirada la dejaba débil e indefensa.
Tina se había quedado pillada por otros chicos, había salido con chicos, besado a chicos, y siempre sentía lo mismo con cada uno de ellos. No había chispa, no había magia, esa conexión. Con Bette siempre estaba esa conexión, incluso cuando no sabía que estaba ahí. Tina tenía el sentimiento de que ahí si que estaba esa chispa, que hay algo de magia. Bette la tenía hechizada.
Era un hechizo que Tina no quería que se rompiera.
Bette se quedó sentada esperando, envuelta por ese tenso silencio que de repente se apoderó de la habitación. Por un segundo, Tina había fijado sus ojos en los de Bette pero ahora parecía que mirase a la nada. Incapaz de soportarlo un segundo más, Bette habló.“¿Tee?” Estiró un brazo y le cogió la mano a Tina temiendo que la apartara, que no era precisamente lo que Bette quería.
La mirada de Tina se posó en la mano de Bette que tenía cogida la suya, notando un hormigueo que le recorrió la mano. ¿Cómo consigue hacerme eso a mi?
Notando la mirada incómoda de Tina, Bette apartó su mano ofendida y se la llevó a sus piernas.
Tina no quería perder el contacto con Bette. “Bette.”
“Que.”
Tina frunció el cejo por un momento, debatiendo si debía decírselo o quedárselo para ella. “No puedo.” Tina pensó en alto inintencionadamente. Miró a Bette para ver si la tranquilizaba.
El rostro de Bette se tornó de preocupación. “¿No puedes que?”
¿Cómo le digo esto? Probó por otro camino. “Ha-hace unos días, Dana me dijo algo que hizo que empezara a pensar cosas.”
Perpleja y aterrorizada, Bette tragó fuerte. Quería coger a Tina y abrazarla, abrazarla hasta que la dejara sin aire, hasta que las dos se fundiesen convirtiéndose en una. “¿Qué es lo que te dijo?”
“Dijo que…bueno, ella piensa que…”
“¿Qué Tina? Me estás matando.”
“Que ella piensa que tienes sentimientos hacia mi.”
¡BOOM! Tina lanzó la bom_ba que fue a parar directamente contra el pecho de Bette. Podía sentir la presión, costándole respirar. No sabía qué decir, qué pensar, qué hacer. ¿Y ahora qué? ¿Lo niego? ¿Lo confirmo? ¿Qué entonces? ¿Alucinará? ¿Me odiará?
Ante la reacción de Bette, Tina esperó que tuviera que ser cierto, y viendo las dificultades que tenía Bette en contestar, Tina decidió darle un respiro. “Si eso es cierto Bette, entonces hay algo que tengo que confesarte.”
“Estoy empezando, creo..” Tina cogió aire y se secó una lágrima, agachando la cabeza. ¿Por qué demonios es tan difícil?
Simplemente dilo. “Creo, que yo también podría estar sintiendo cosas hacia ti.”
De repente, fue como si todo el aire de la habitación hubiera sido extraído. Bette no se podía mover. ¿Qué es lo que ha dicho? Estaban las dos suspendidas en un entorno de incertidumbre, en un silencio ensordecedor.
Tina buscó la mirada de Bette en busca de alguna emoción. Felicidad, depresión, simpatía, confusión, disgusto, cualquier cosa. Cualquier cosa sería mucho mejor que ese rostro sin expresión, esperando una respuesta. Allí estaba, con sus sentimientos encima de la mesa, esperando a que Bette diera el siguiente movimiento, pero seguía sentada como una estatua, sus ojos miraban a la nada, la boca abierta.“Di algo.”
Bette se dio cuenta de lo que estaba haciendo cuando empezó a notar que se ahogaba por la falta de aire en sus pulmones. Se sentó bien, respirando fuerte por la nariz. Esto era, el momento que había estado esperando, soñando, fantaseando, pensado, planeado cada palabra como si de dirigir una escena se tratase. Le habían pasado miles de diferentes escenarios y miles de conversaciones y otras miles salidas del armario, pero nunca se habría imaginado que estaría sentada en la cocina de su casa, a las tantas de la madrugada hablando sobre esto con Tina.
Mierda, ni si quiera estaba hablando.
Viendo lo mal que había dejado a la morena, Tina se echó para atrás en su silla, sus ojos abiertos y su frente arrugada en derrota. “Vale, supongo que la he jodido bien, ¿eh?” Se levantó, incapaz de seguir más en esa habitación en que cada vez las paredes se le iban acercando más hacia ella. “Lo-lo siento.”
No, no, ¡no te vayas! ¡Detenla! Una verdadera fuerza de voluntad hizo que Bette alcanzara y cogiera la mano de Tina justo cuando ésta estaba pasando. Y reunió toda su fuerza y valor que tenía para susurrar, “Espera.”
Tina se detuvo y se giró para mirar a Bette, las lágrimas al borde de sus ojos. Despacio, caminó de vuelta a su sitio sin perder por ningún momento el contacto con la mano de Bette. Podía notar su latido en su garganta.
“Sólo espera.” Dijo Bette, un poquito más fuerte. Le llevó un par de minutos procesar toda la información, pero una vez hecho, miró a Tina y le ofreció una de las mejores, brillantes y preciosas sonrisas que nunca antes había visto Tina. “Dijiste que podrías.”
“Si.” La voz de Tina estaba ronca de la emoción, pero también sonrió, apretando la mano de Bette deleitándose con la calidez y seguridad que le proporcionaba.
“Los tengo. Dana tenía razón. Me-me gustas desde el primer momento en que te vi.” Bette se rió, moviendo la cabeza con incredulidad.“Y me había imaginado este momento tantas veces que cuando, de hecho, ha sucedido, pensaba que no era real.”
Tina también se rió, mordiéndose el labio y mirando hacia abajo y luego hacia los ojos de Bette. “Esto es, esto es algo que nunca antes había sentido. Y me asusta, deberías saberlo. Me asusta mucho.”
Bette asintió entendiendo.
“Pero tampoco quiero negarlo. Sean lo que sean estos sentimientos, son fuertes. Demasiado fuertes como para omitirlos”
“Estoy de acuerdo.” Bette le cogió la mano entrelazando sus dedos con los de ella, como si en ello le fuera la vida.
“Tenemos que ir despacio, muy despacio. ¿Te parece bien?”
“Tina, nunca había soñado que llegaríamos hasta este punto. Mi sueño se ha hecho realidad.” Bette suspiró, le temblaba todo su cuerpo.“Iremos tan despacio como necesites. No quiero hacerte sentir incómoda.”
Tina sonrió, respirando fuerte. “Y no se lo podemos contar a nadie, solamente a Dana y Alice, ¿vale?”
“Por supuesto.” Bette también suspiró aliviada.
Esa atmósfera de tensión había marchado de la habitación dejando una atmósfera cálida y agradable.
Y Tina se rió también, moviendo sus dedos con los de Bette.
Las chicas se quedaron en silencio, sin cruzar una palabra. Perdiéndose en sus miradas. Después de un rato, Tina se levantó y de mala gana soltó la mano de Bette. Se había terminado su té y fue a dejarlo en la pica. Bette se levantó también, todavía temblando de emoción.
Tina apagó la luz de la cocina y ambas se dirigieron al salón. “Buenas noches.” Dijo Tina, dándole un apretoncillo en la mano de Bette antes de irse hacia su habitación.
“Buenas noches.” Dijo Bette mientras Tina se marchaba, con una sonrisa de oreja a oreja. Volvió al sofá-cama con Alice, que estaba profundamente dormida. Su corazón le iba a mil, pero era bueno. Se sentía más ligera que una pluma. No pensaba que pudiese coger el sueño, pero sin darse cuenta, se quedó dormida.
Bette fue abriendo lentamente los ojos, notando una fuerte presión sobre su estómago. Levantando su cabeza de la almohada y con ojos escrutadores vio que tenía toda la pierna de Alice encima. “Jesús Al.” Refunfuñó, quitándose la pierna de Alice. Sus ojos se negaban a abrirse más ante el cegador sol Californiano que se filtraba por las persianas.
Escuchaba a lo lejos el ruido de las pisadas de Jagger en el parqué.
De repente, se acordó de su conversación de madrugada con Tina. O pensaba que así fue. Las cosas estaban algo confusas, probablemente porque la dejó estupefacta. Oh por favor, que no haya sido un sueño. Por favor, por favor, por favor.
Y como si le hubiese leído el pensamiento, Tina salió de su habitación y se paró en seco al ver la presencia de Bette. Sonrió y se acercó a Bette, sentándose en el borde del sofá. “Buenos días.”
Bette se sentó recta en el sofá-cama, pasándose una mano por el pelo. “¿Fue un sueño? Por favor, dime que no estaba soñando.”
Tina se rió y movió la cabeza. “No estabas soñando.”
Bette dejó escapar un suspiro de alivio, inclinándose hacia ella y posando su frente contra su hombro. “Gracias Señor.”
Tina le dio palmadas a Bette en el hombro. “Ey venga, mi madre está preparando el desayuno.”
“¿Debería preocuparme?”
“Mucho.” Rió Tina. Se levantó y Bette la siguió, aquel sentimiento de estar en el séptimo cielo le regresó otra vez.
Tina y Dana vieron a Bette y a una aún dormida Alice en la entrada de su casa.
“Me lo he pasado muy bien la noche anterior.” Dijo Dana cogiéndose las manos por detrás de la espalda e inclinándose en el marco de la puerta.
“Yo también.” Dijo Alice sonriendo.
“Deberíamos hacerlo otra vez. Gracias por dejarnos quedar a dormir T.K. Ese sofá-cama era asombrosamente cómodo.”
“Gracias. Se lo diré a mi madre.” Bromeó Tina.
Mientras Dana y Alice continuaban con sus despedidas, Bette y Tina simplemente se quedaron mirando la una a la otra. Solamente una mirada era suficiente para hablar.
Luego, Alice y Bette se dirigían hacia su coche. Bette iba silbando como un pájaro. Si Alice no estuviera absorta en su sueño ya le habría dicho algo a Bette.
No pasó hasta que no estuvieron montadas en el coche yendo hacia casa de Alice. Alice no paraba de hablar sobre Dana, su cara igual de brillante que el sol. “Es tan divertida y lista. Me dio un repaso en el pin-pon. Parece un poco inocente por fuera, pero apuesto a que dentro hay toda una gata salvaje con ganas de salir. Bette, ¿me estás escuchando?”
“¿H ?”
“¿Qué pasa contigo?”
“¿Qué quieres decir?” Dijo Bette con timidez.
“Estás toda contenta hoy. Se supone que yo debo ser la única contenta aquí.”
“¿De qué estás hablando?”
“Vamos Porter, no juegues conmigo. Te conozco demasiado bien. ¿Qué ha pasado?”
Cuando Bette le contó la confesión de Tina que tuvieron a la madrugada, Alice prácticamente salta del coche de la emoción. Bette tuvo que parar el coche por miedo de que hiciera alguna cosa rara.
“¡OH DIOS MÍO!” Gritó Alice por enésima vez.
Bette movió la cabeza, con una gran sonrisa dibujada.
“¿Te dijo que le gustabas?”
“Dijo que sentía cosas por mi.”
“¿Estás segura?”
“Si.”
“No porque yo también siento cosas hacia a ti. La mayor parte son náuseas..”
“¡Alice!” Gritó Bette, y ésta se empezó a partir de risa.
“Estaba bromeando. ¡Es estupendo! Lo has conseguida, has hecho que Tina se cambie de equipo. ¡Así se hace!” De repente los ojos de Alice mostraron esa mirada pícara y Bette supo exactamente que lo que fuera a salir de su boca sería algo escandaloso. “Y bueno, ¿hicisteis algo?”
“¿Qué quieres decir?” Bette sabía perfectamente a qué se refería Alice.
“Bueno, déjame que lo diga de otra manera: Dana y yo lo hicimos al segundo, ¿y tú?”
“Jesús, puedes ser tan ordinaria a veces, ¿lo sabes?” Dijo Bette, pero no estaba molesta. Estaba demasiado contenta en ese momento que nada le molestaría. “No hemos hecho nada. Tina quiere ir despacio y yo respeto eso.”
“¿Cuánto de despacio estamos hablando aquí?”
Bette simplemente miró a Alice.
“Ya veo. Bueno, es por lo mejor supongo. No ir demasiado rápido no vaya a ser que se asuste.”
“Exacto.”
Alice brillaba de felicidad por Bette. No había visto a Bette tan contenta desde hacía mucho, mucho tiempo. Tina era buena para ella. Alice podía verlo. “Bueno, me alegro por ti Bette. ¡Es tan genial!”
Bette estaba completamente de acuerdo, pero ya un poco cansada sobre ella. “Y bueno, ¿qué tal tu cita con Dana? Apenas vi lo esencial.”
“Ha sido una de las mejores citas que he tenido.”
“¡Cállate!” Gritó Dana pegando un brinco en la cama de Tina.
“¡Me estás tomando el pelo! ¡Oh Dios mío!”
“Shhh.” Tina movió los brazos apuntando hacia la puerta. Después de que Dana se volviera a sentar bien, susurró, “¡si! Oh Dios mío, ¿crees que he hecho bien en contárselo?”
“Eres una copiona.” Dana empezó a chincarla. “¿Te sentías fuera del círculo? ¿Por presión? ¿Todas las chicas lo hacían pues yo no voy a ser menos?” Un almohada le fue a parar en toda la cara a Dana.
“Ahora en serio Dana. ¿Crees que he hecho un error al contarle a Bette sobre mis sentimientos hacia ella?”
“Cielo Santo, no Tina. Pero, ¿por qué no me dijiste nada cuando te dije que Bette estaba por ti?”
Tina se encogió de hombros. “No lo sé. Estaba confundida al principio. Pero estos sentimientos, son muy fuertes. Sentía que si no se lo decía a Bette fuera a explotar.”
Dana movió la cabeza. “No puedo creerme esto. Quiero decir, ¿qué es lo raro?”
“Por favor.” Dijo Tina cerrando los ojos. “Estoy pasando por un mal rato entendiéndolo.”
“No estarás teniendo segundos pensamientos, ¿no?”
Tina movió la cabeza. “No, no. Es sólo que, ¿qué le voy a decir a mi madre? ¿O a Sammy? ¿Qué van a hacer cuando se enteren?”
“A mi no me mires. Yo soy la representante de gente todavía en el armario.”
“¿Queda espacio por ahí para mi?”
“¡Si! Supongo que nos podremos apretar un poco.” Bromeó Dana, chocando hombros con Tina. “¡No me lo puedo creer! Simplemente no me lo puedo creer.”
“No hace falta que te lo creas, sólo guárdalo.” Dijo Tina.
Dana hizo un gesto con la cara. “Perdona.” Y le dio un gran abrazo a Tina. “Y, ¿qué vais a hacer? ¿Vamos a tener que planear otra de esas citas-no citas?”
Tina se encogió. “No lo sé. De momento está todo en el aire. No hemos planeado nada, pero yo quiero ir despacio. Quiero saber que lo que siento es de verdad.”
“Te entiendo.” Asintió Dana. “¡Es tan increíble!”
Tina se rió de la emoción de Alice. Era bastante alucinante, pero en el contexto de Tina era por el hecho de tener sentimientos hacia otra chica, algo que nunca hubiera pensado que le llegaría a pasar. Pero Bette era tan especial. Era tan única, guapa, amable, comprensiva, que daba mucho apoyo y siempre preocupándose. Su roce hacía que a Tina le recorriese un escalofrío y su mirada la dejaba débil e indefensa.
Tina se había quedado pillada por otros chicos, había salido con chicos, besado a chicos, y siempre sentía lo mismo con cada uno de ellos. No había chispa, no había magia, esa conexión. Con Bette siempre estaba esa conexión, incluso cuando no sabía que estaba ahí. Tina tenía el sentimiento de que ahí si que estaba esa chispa, que hay algo de magia. Bette la tenía hechizada.
Era un hechizo que Tina no quería que se rompiera.
Anaïs- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 16/05/2008
Re: [Terminado] Más que un sentimiento
Capítulo 16
Ese mismo día más tarde, Bette llamó a Tina al móvil. Después de un par de tonos, Tina contestó. “Hey.”
“Hola.” Fue todo lo que Bette fue capaz de decir. Se encontraba en el séptimo cielo después de que Tina le hubiera dicho que le gustaba.
Pero de repente, las cosas se volvieron algo tensas. Un estrepitoso silencio se apoderó de las dos. “¿Qué pasa?” Dijo Tina rompiendo el silencio.
“No mucho. Sólo quería escuchar tu voz.” No podía decir otra cosa porque sería mentira. Bette solamente quería oír su voz, mirarla, tocarla, olerla.“Espero que esto no sea ir demasiado rápido.”
“No, de echo es muy bonito.” Tina sonrió, sentándose en su cama. La verdad es que ella también quería oír la voz de Bette, lo llevaba deseando desde el momento en que Bette se marchó de su casa, pero tenía miedo de llamarla.
“¿Quieres que nos encontremos en algún sitio?”
“¿Eh?” Dijo Tina algo desprevenida.
“Perdón.” Dijo Bette. "¿Demasiado deprisa?”
Tina no respondió al instante. Supongo que vamos a ir muy muy despacio, tan despacio que apenas parezca que nos movemos.
Pero ella vale la pena.
“¿Estás bien?” Preguntó Bette.
“Oh, perdona.” Dijo Tina. “Estaba pensando dónde podríamos quedar.”
Bette se animó. “¿Así que de verdad quieres quedar?”
“Si. ¿Qué tal en el parque?”
“Eso suena estupendo.” Bette sonreía de oreja a oreja. “¿Tengo que llevar algo?”
“Con que vengas tú. Estaré ahí dentro de una hora, ¿vale?”
“Perfecto. Nos vemos luego.” Bette intentó parecer algo emocionada, pero sin pasarse. No quería asustar a Tina.
Cuando Bette llegó al parque, Tina estaba sentada en su banco, Jagger sentado al lado de ella jadeando. Bette sonrió mientras se acercaba, dándole una rápida palmadita en la cabeza. “Veo que ya tienes compañía.”
“Siempre traigo a Jagger conmigo cuando vengo aquí sola.” Respondió Tina, rascándole detrás de las orejas.
“La seguridad es lo primero.” Dijo Bette y luego alzó las cejas y dio una palmada dejando que cayeran sus manos sobre sus piernas. “¿Tienes sitio para alguien más?”
Tina jugueteaba con la pelota de tennis de Jagger y entrecerró sus ojos, sonriendo también. “No lo sé. Ya sabes lo que dicen: dos son compañía, tres son multitud.”
Bette cogió la pelota de las manos de Tina. “Eso puede ser remediado.”
Y la lanzó a través del parque todo lo fuerte que pudo. Jagger salió corriendo al segundo, ambas, Bette y Tina viéndole correr detrás de la pelota. Bette se sentó en el banco, cerca de Tina, pero lo suficientemente lejos para no hacerla sentir incómoda. Y ahí estaban las dos.
El siguiente minuto y medio, Tina se rió y se apoyó en el banco. Notaba como la tensión iba desapareciendo. Todas las dudas que había tenido antes habían empezado a disiparse. Había algo en Bette que le hacía sentir relajada a gusto.
Después de unos minutos de un cómodo silencio, Bette dijo, “bueno, y ¿cómo estás?”
Tina sabía el contexto de la frase. “Ehm, estoy bien. Estaba un poco nerviosa al principio, pero ya estoy bien ahora.”
“Yo también estaba nerviosa.” Admitió Bette. Hace un minuto tenía un nudo en el estómago, ahora ya se encontraba mejor.
“Pero hay algo en ti que me relaja.”
Bette se puso colorada. “¿Si?” No podía creerse lo feliz que estaba en esos momentos. “A mi también me pasa lo mismo.” Bette decidió ser atrevida y cogió la mano de Tina.
Tina sintió como una corriente eléctrica que le atravesó por todo su cuerpo. Esto es nuevo. Es increíble. Entrelazó sus dedos con los de Bette y apretó su mano.
“¿Puedo cogerte?” Preguntó Bette, mordiéndose el labio. “¿Es demasiado rápido?”
Tina simplemente se rió un poco. “Bette, no hace falta que me estés preguntando siempre. Haz lo que te apetezca y ya te diré yo si me siento incómoda.”
Bette sonrió, estirando una pierna que apoyó en el banco y cogiendo a Tina por la espalda de tal forma que reposase en su pecho. Sin romper el contacto por ningún momento, Bette pasó sus brazos y la cogió por la barriga. Se sentía tan bien teniendo a Tina entre sus brazos, sentir su cuerpo apoyado contra el suyo. Bette quería congelar ese momento, doblarlo y metérselo en el bolsillo, para que así pudiese llevarlo consigo toda la vida.
Tina se sentía completamente relajada en los brazos de Bette, notando el fuerte látido del corazón de la morena, notando su respiración. Cerró los ojos, sintiendo una paz que casi podría quedarse dormida. Esa calidez y seguridad que le proporcionaban los brazos de Bette era algo que nunca había experimentado antes Tina. Suspiró, quedándose dormida hasta que volvió a aparecer Jagger, haciendo sonar su collar mientras corría. Abrió los ojos, sonriendo. “Oh-oh, nos han pillado.”
“No se lo dirás a nadie, ¿verdad?” Bette le dijo a Jagger, que simplemente se quedó de pie con la pelota en la boca mirándolas meneando la cola.
“Creo que nos guardará el secreto.” Le susurró Bette a Tina.
Tina le cogió la pelota de la boca y se la volvió a lanzar. No fue muy lejos, pero cuando Jagger la cogió se fue a jugar solo con ella como si supiese que las chicas querían estar solas.
Reanudaron su posición de antes, pero esta vez Bette cogió a Tina más fuerte, hundiendo su cabeza en el pelo de Tina, aspirando su aroma. Era dulce, el olor de alguna fruta familiar que ahora mismo no sabía nombrar. No me puedo creer que esto sea real. Es demasiado bonito para ser cierto. Bette acarició con su nariz el cuello de Tina, plantándole suaves besitos en su hombro y luego subiendo por el cuello.
Al principio, Tina se perdió con el roce de Bette, pero cuando empezó a notar los labios de Bette en su cuello se puso tensa. Fue sólo un segundo que se puso tensa al contacto de Bette con su cuello pero lo suficiente como para que Bette se diese cuenta y rápidamente se apartó. “Lo siento.” Dejó ir a Tina y el corazón de la chica se hundió.
Tina se sentó y se giró para encarar a Bette. “No lo estés. Lo siento. Todo esto es nuevo para mi.”
“Lo entiendo.” Bette tocó el brazo de Tina. “Quieres ir despacio; lo respeto.”
“¿Podemos volver a estar acurrucadas?” Preguntó Tina tan inocentemente que el corazón de Bette se derritió.
Sonrió y asintió, cogiendo a Tina y poniéndola cerca otra vez, apoyando su barbilla en la cabeza de Tina.
“¿Bette?”
“¿Si?”
“¿Con-con cuántas chicas has estado antes?”
Bette sabía que iba a venir esa pregunta y decidió contestarla lo más sincera posible. “No muchas.”
“¿Cuánto es no muchas? ¿Dos? ¿Diez?”
“Seiscientas.”
“¿¡Cómo!?”
“Estoy bromeando.” Se rió Bette, dándole un besíto encima de la cabeza. “Con dos.”
“¿Quiénes eran?” Preguntó Tina pero rápidamente añadió, “solamente si me quieres hablar de ello. Si es muy privado…”
“No pasa nada Tee. Te voy a contar. Quiero compartirlo todo contigo.” Bette suspiró. “Mi primera novia fue una chica llamada Candanza Jewell.”
“¿Candanza?”
“Si, era una chica muy guapa de Nueva York. Estaba pasando el verano en casa de sus tíos, mis vecinos. Una mañana, cuando me estaba preparando para lanzarme a mi piscina, hacía mucho calor, la vi cortando el césped. Llevaba un peto y una camiseta sin mangas, y le quedaba muy bien, muy sexy. Me vio que la miraba y decidió venirme a visitar.”
“Ey, ¿disfrutando del espectáculo?”
Yo me quedé mortificada, pero Candanza siguió el juego lo que hizo que todavía me sonrojase más porque yo era toda una freaky.
“¿Y no lo sigues siendo ahora?” Le provocó Tina y Bette movió la cabeza.
“Bueno.”
"Lo-lo siento.” Balbuceó Bette, notando como se le aceleraba el corazón mientras Candanza se acercaba a la valla. Ella, inmediatamente hizo lo mismo, encontrándose con Candanza en el medio. “Estás muy bien.”
“Gracias, tu tampoco estás mal.”
Bette se puso roja. No quería decir eso. “No-no, quiero decir, con ese peto. Estás sudando.”
“Si bueno, sabía que en California hacia mucho calor, sólo que no sabía que literalmente se encontraba a tres pasos del sol.” Candanza sacó un pañuelo del bolsillo trasero de su pantalón y se secó la cara.
“Bueno, si quieres, puedes pasarte luego y meterte en la piscina cuando hayas terminado. Si quieres.”
Candanza sonrió a Bette, mirándola afablemente. “Claro. Aún me queda un poco más.” Extendió su mano. “Soy Candanza.”
“Bette.” Se dieron la mano. “Encantada de conocerte.”
“Igualmente.” Candanza retiró la mano. “Debería seguir.”
Bette asintió, viéndola marcharse.
Las cosas se volvieron un poco locas después de eso. Todavía no le había dicho a mi padre que era gay y lo teníamos que mantener como un secreto, pero era lo que más me gustaba. A Candanza también le gustaba ese aspecto. Merodeando por mi casa, cogiendo miradas, robando besos siempre y cuando pudiéramos, en constante peligro de ser pilladas, pero en aquel entonces estaba en mi etapa rebelde.
Tina sonrió, apoyando su cabeza en el hombro de Bette para poder mirarla. “Con que una rebelde, ¿eh?”
“Simplemente llámame James Dean.”
Tina se rió. “Bueno, ¿y qué pasó?”
Bette suspiró mientras volvía a recordar.
El verano pasó muy deprisa.
“¿Te vas?” Dijo Bette apunto de llorar.
Los ojos de Candanza también estaban llorosos. “Si. En dos días.”
“¡Dos días! ¿No puedes quedarte un poco más?”
Candanza movió la cabeza. “El colegio empieza justo un día después de que llegue a casa. No hay tiempo.”
“Pero Nueva York.”
“Si.” Candanza cogió la mano de Bette, apretándola para darle confort, no sólo por Bette, sinó también por ella.
“Voy a echarte mucho de menos.” Bette abrazó a Candanza, se le escaparon las lágrimas que le recorrieron toda la cara, mojando el hombro de Candanza.
Yo también te voy a echar de menos. Te quiero.
Bette se apartó toda sorprendida. ¿Acababa justo de oír que la quería? Y entonces, besó a Candanza. Fue apasionado, lleno de fuego, y les quitó a ambas la respiración.
“¿Te acostaste con ella?” Preguntó Tina, no estando muy segura si quería conocer la respuesta.
"No.” Suspiró Bette. “No estaba lista para eso entonces.”
“¿Así que Candanza se marchó así?”
Más o menos si. Pasamos todo el tiempo que pudimos juntas durante esos dos últimos días que nos quedaban. Nos intercambiamos nuestros e-mails y nos prometimos escribirnos cada día. Durante las primeras semanas funcionó, y luego Candanza me lo soltó:
Querida Bette:
Quería empezar esta carta de una manera positiva, pero no encuentro las palabras. Deberías saber que has sido lo mejor que me ha pasado. Pero lo nuestro no va a funcionar. Lo siento, lo siento mucho. Ya sé que no parece tener mucho sentido que te salga ahora con esto, sólo que no sabía cómo decírtelo antes. He conocido a una chica, Yolanda, y me dijo que si quería estar con ella tenía que dejar de hablar contigo. Estamos muy lejos la una de la otra, y no sé cuándo podré volver a California, ¿ves porqué no podemos seguir viéndonos? Por favor, entiéndelo. Sé que no lo entenderás, pero tengo que pedírtelo. Lo siento. No quiero hacerte daño. De veras que pienso que te quería.
Por favor, perdóname.
Sinceramente,
Candanza J.
“Oh Dios mío, eso es terrible.” Susurró Tina, acurrucándose más en Bette. “Te debió dejar destrozada.”
“Completamente destrozada.” Respondió Bette, sintiendo un ligero pinchazo. “Debí leerla un millón de veces, leyendo cuidadosamente cada palabra para que pudiera comprenderlo. Quería correr hacia Nueva York y darle una bofetada a Candanza, y luego besarla, y luego estrangular a Yolanda o quién coño fuese.” Bette dijo entre dientes la última frase pero Tina la escuchó.
“Lo siento.”
“No pasa nada. Se me fue pasando, aunque nunca me olvidaré de ella. Lo que es una mierda, supongo, pero el primer es lo que tiene, ¿no?”
Tina asintió. “Si.” Y luego dijo. “Bueno, ¿y quién fue la otra chica?”
“Créetelo o no: Alice.”
“¡Me estás tomando el pelo!”
“Te apuesto a que no.”
“¿Y cómo pasó eso?”
“Bueno, ya sabes que Alice y yo hemos sido amigas siempre. Ella fue la única que seguía quedando conmigo después de plantar a todos mis otros amigos. Me había cubierto cuando quedaba alguna noche con Candanza, y estuvo allí dándome apoyoo cuando me mandó su carta.” Bette puso los ojos en blanco.
“Entonces, una noche, cuando estaba durmiendo en casa de Alice..”
Los ojos de Bette se abrieron de golpe cuando sintió los labios de Alice sobre los suyos. Fue suave pero permanecieron ciertas incomodidades. Cuando Alice se apartó, estaba sonriendo. “He estado queriendo hacer esto desde hacía ya mucho tiempo.” Viendo la reacción de Bette añadió, “¿te encuentras bien?”
“Eh, si.” Bette se rió nerviosa. “Lo siento, me has pillado por sorpresa, eso ha sido todo.”
“¿Pero te ha gustado?”
Bette sonrió a Alice asintiendo. “Si.”
“Así que Alice hizo el primer movimiento, ¿eh?”
“¿Te sorprende?”
"No. Continua.”
“No hay mucho más que contar. Estuvimos saliendo unas seis semanas, pero era muy raro. Claro que había momentos buenos, pero al final, decidimos que ser amigas era la mejor relación para nosotras dos. Alice fue la que me ayudó a decírselo a mi padre, ¿te lo había contado alguna vez?”
“No.” Dijo Tina.
“Si. Ves, ella le dijo a su madre que era bisexual cuando tenía catorce años, y Lenore, la madre de Alice, lo aceptó perfectamente. Incluso pareció alegrarse. Lenore es una mujer algo rara.”
“¿Y tu padre?”
“Mi padre nunca ha sido la persona para aceptar este tipo de cosas.”
¿Qué me estás queriendo decir exactamente con esto Elizabeth?”
“Te estoy diciendo, que soy lesbiana papá.”
Melvin se sentó en su cómodo sillón de cuero, llevándose dos dedos a su bigote, frunciendo el ceño mientras lo meditaba. Bette comenzó a retorcer sus manos nerviosamente, esperando a una respuesta. Después de lo que pareció una eternidad, Melvin se levantó. “¿Qué te parece carne a la brasa para cenar?”
Bette se quedó completamente atónita. De todas las cosas que Bette había imaginado que su padre le pudiera decir, carne a a para cenar desde luego no estaba incluido en su lista. Melvin se dirigió hacia la cocina sin mirar atrás y Bette le vió marcharse. Después de un segundo de su parálisis, Bette reaccionó y prácticamente corrió hacia la cocina. “¿Cómo?”
“¿Perdón?” Dijo Melvin volviéndose.
“¿Qué es lo que has dicho? Te acabo de decir que soy lesbiana y todo lo que se te ocurre decir es ¿que si quiero carne a la brasa para cenar?”
Melvin se volvió hacia la nevera, sacando algunos condimentos. “¿Qué querías que dijese?”
“¡Quiero saber qué es lo que piensas!”
“Dije lo que estaba pensando, que lo encuentres satisfactorio o no es tu entera opinión.”
“Así que te dijo que soy gay ¿y no tienes nada que decir?”
Melvin suspiró. “Elizabeth, ya eres lo suficientemente mayor para tomar tus propias decisiones.”
"Tu elección de ser homosexual es sólo tuya, ¿quién soy yo para decir que cambies de opinión?”
Bette frunció el cejo. “Nada.” Farfulló.
“Ahí lo tienes.” Melvin volvió a suspirar, volviendo con la cena.
“Así que ¿no le importa?”
“Oh, sí que le importa. Le dije que Alice y yo estábamos saliendo y él simplemente asintió. Pero nunca más volvió a llamar a Alice por su nombre. Antes, era Alice, como otra hija para él. Luego, se volvió en Srta. Pieszecki. Hoy en día la sigue llamando así.”
“Así que ¿me va a llamar a mi Srta. Kennard?”
“Tiene muchos puntos.” Bette asintió. “Pero todavía no vamos a decir nada, ¿verdad?”
“Claro.” Dijo Tina y luego suspiró. “Quiero conocerle.”
“¿Qué?”
“Quiero conocer a tu padre antes de que se lo contemos. Tú has conocido a mi madre, a mi hermana y a mi perro, es lo justo.”
“Cierto.”Susurró Bette, de repente entrándole miedo. ¿Qué pansará Melvin de Tina y viceversa? “¿Cuándo quieres conocerle?”
“Cuando te vaya bien a ti.”
“Le preguntaré a mi padre y ya te diré, ¿vale?”
“Si.”
Entonces, Jagger volvió, jadeando, completamente agotado. Tina de mala gana se
separó de Bette y se sentó, mirando la hora. “Debería empezar a ir a casa.”
“Ah, vale.” Bette se levantó con Tina. Estirándose la parte de atrás de su camiseta mientras Tina ataba a Jagger. “¿Quieres que te lleve?”
“No, prefiero ir andando, además no querrás que Jagger te dejé perdido la parte de atrás de tu coche.” Respondió Tina. “De todas formas, gracias por la oferta. Y me lo he pasado muy bien ahora.”
“Yo también. Para la próxima, me vas a contar con todos los chicos con los que has estado, ¿vale?”
“Si quieres saberlo.”
Bette cogió a Tina por los antebrazos y ambas se tocaron frente con frente. “Quiero saberlo todo sobre ti.” Susurró Bette.
Tina sonrió. “De acuerdo.”
Sintiendo que darle un beso sería ir algo deprisa, Bette abrazó a Tina fuertemente, respirando su aroma una última vez. Se quedó en su nariz, haciendo revolotear su cabeza. “Hablamos más tarde.” Le susurró con voz quebrantada, costándole soltar a Tina.
“¿Esta noche?”
“Por supuesto.” Dijo Bette, finalmente soltando a Tina.
“Estaré esperando.” Flirteó Tina, levantando sus cejas malévolamente. Le dio un apretón en la mano a Bette antes de irse hacia su casa.
Bette la vio alejarse, notando como si una gran parte de su corazón también se marchara con ella.Se sintió fría, vacía, incompleta. Se quedó allí de pie, viendo a Tina irse y hasta que no la perdió de vista no se dirigió hacia su coche. Se montó y suspiró.
"Creo que me estoy enamorando de ella."
Ese mismo día más tarde, Bette llamó a Tina al móvil. Después de un par de tonos, Tina contestó. “Hey.”
“Hola.” Fue todo lo que Bette fue capaz de decir. Se encontraba en el séptimo cielo después de que Tina le hubiera dicho que le gustaba.
Pero de repente, las cosas se volvieron algo tensas. Un estrepitoso silencio se apoderó de las dos. “¿Qué pasa?” Dijo Tina rompiendo el silencio.
“No mucho. Sólo quería escuchar tu voz.” No podía decir otra cosa porque sería mentira. Bette solamente quería oír su voz, mirarla, tocarla, olerla.“Espero que esto no sea ir demasiado rápido.”
“No, de echo es muy bonito.” Tina sonrió, sentándose en su cama. La verdad es que ella también quería oír la voz de Bette, lo llevaba deseando desde el momento en que Bette se marchó de su casa, pero tenía miedo de llamarla.
“¿Quieres que nos encontremos en algún sitio?”
“¿Eh?” Dijo Tina algo desprevenida.
“Perdón.” Dijo Bette. "¿Demasiado deprisa?”
Tina no respondió al instante. Supongo que vamos a ir muy muy despacio, tan despacio que apenas parezca que nos movemos.
Pero ella vale la pena.
“¿Estás bien?” Preguntó Bette.
“Oh, perdona.” Dijo Tina. “Estaba pensando dónde podríamos quedar.”
Bette se animó. “¿Así que de verdad quieres quedar?”
“Si. ¿Qué tal en el parque?”
“Eso suena estupendo.” Bette sonreía de oreja a oreja. “¿Tengo que llevar algo?”
“Con que vengas tú. Estaré ahí dentro de una hora, ¿vale?”
“Perfecto. Nos vemos luego.” Bette intentó parecer algo emocionada, pero sin pasarse. No quería asustar a Tina.
Cuando Bette llegó al parque, Tina estaba sentada en su banco, Jagger sentado al lado de ella jadeando. Bette sonrió mientras se acercaba, dándole una rápida palmadita en la cabeza. “Veo que ya tienes compañía.”
“Siempre traigo a Jagger conmigo cuando vengo aquí sola.” Respondió Tina, rascándole detrás de las orejas.
“La seguridad es lo primero.” Dijo Bette y luego alzó las cejas y dio una palmada dejando que cayeran sus manos sobre sus piernas. “¿Tienes sitio para alguien más?”
Tina jugueteaba con la pelota de tennis de Jagger y entrecerró sus ojos, sonriendo también. “No lo sé. Ya sabes lo que dicen: dos son compañía, tres son multitud.”
Bette cogió la pelota de las manos de Tina. “Eso puede ser remediado.”
Y la lanzó a través del parque todo lo fuerte que pudo. Jagger salió corriendo al segundo, ambas, Bette y Tina viéndole correr detrás de la pelota. Bette se sentó en el banco, cerca de Tina, pero lo suficientemente lejos para no hacerla sentir incómoda. Y ahí estaban las dos.
El siguiente minuto y medio, Tina se rió y se apoyó en el banco. Notaba como la tensión iba desapareciendo. Todas las dudas que había tenido antes habían empezado a disiparse. Había algo en Bette que le hacía sentir relajada a gusto.
Después de unos minutos de un cómodo silencio, Bette dijo, “bueno, y ¿cómo estás?”
Tina sabía el contexto de la frase. “Ehm, estoy bien. Estaba un poco nerviosa al principio, pero ya estoy bien ahora.”
“Yo también estaba nerviosa.” Admitió Bette. Hace un minuto tenía un nudo en el estómago, ahora ya se encontraba mejor.
“Pero hay algo en ti que me relaja.”
Bette se puso colorada. “¿Si?” No podía creerse lo feliz que estaba en esos momentos. “A mi también me pasa lo mismo.” Bette decidió ser atrevida y cogió la mano de Tina.
Tina sintió como una corriente eléctrica que le atravesó por todo su cuerpo. Esto es nuevo. Es increíble. Entrelazó sus dedos con los de Bette y apretó su mano.
“¿Puedo cogerte?” Preguntó Bette, mordiéndose el labio. “¿Es demasiado rápido?”
Tina simplemente se rió un poco. “Bette, no hace falta que me estés preguntando siempre. Haz lo que te apetezca y ya te diré yo si me siento incómoda.”
Bette sonrió, estirando una pierna que apoyó en el banco y cogiendo a Tina por la espalda de tal forma que reposase en su pecho. Sin romper el contacto por ningún momento, Bette pasó sus brazos y la cogió por la barriga. Se sentía tan bien teniendo a Tina entre sus brazos, sentir su cuerpo apoyado contra el suyo. Bette quería congelar ese momento, doblarlo y metérselo en el bolsillo, para que así pudiese llevarlo consigo toda la vida.
Tina se sentía completamente relajada en los brazos de Bette, notando el fuerte látido del corazón de la morena, notando su respiración. Cerró los ojos, sintiendo una paz que casi podría quedarse dormida. Esa calidez y seguridad que le proporcionaban los brazos de Bette era algo que nunca había experimentado antes Tina. Suspiró, quedándose dormida hasta que volvió a aparecer Jagger, haciendo sonar su collar mientras corría. Abrió los ojos, sonriendo. “Oh-oh, nos han pillado.”
“No se lo dirás a nadie, ¿verdad?” Bette le dijo a Jagger, que simplemente se quedó de pie con la pelota en la boca mirándolas meneando la cola.
“Creo que nos guardará el secreto.” Le susurró Bette a Tina.
Tina le cogió la pelota de la boca y se la volvió a lanzar. No fue muy lejos, pero cuando Jagger la cogió se fue a jugar solo con ella como si supiese que las chicas querían estar solas.
Reanudaron su posición de antes, pero esta vez Bette cogió a Tina más fuerte, hundiendo su cabeza en el pelo de Tina, aspirando su aroma. Era dulce, el olor de alguna fruta familiar que ahora mismo no sabía nombrar. No me puedo creer que esto sea real. Es demasiado bonito para ser cierto. Bette acarició con su nariz el cuello de Tina, plantándole suaves besitos en su hombro y luego subiendo por el cuello.
Al principio, Tina se perdió con el roce de Bette, pero cuando empezó a notar los labios de Bette en su cuello se puso tensa. Fue sólo un segundo que se puso tensa al contacto de Bette con su cuello pero lo suficiente como para que Bette se diese cuenta y rápidamente se apartó. “Lo siento.” Dejó ir a Tina y el corazón de la chica se hundió.
Tina se sentó y se giró para encarar a Bette. “No lo estés. Lo siento. Todo esto es nuevo para mi.”
“Lo entiendo.” Bette tocó el brazo de Tina. “Quieres ir despacio; lo respeto.”
“¿Podemos volver a estar acurrucadas?” Preguntó Tina tan inocentemente que el corazón de Bette se derritió.
Sonrió y asintió, cogiendo a Tina y poniéndola cerca otra vez, apoyando su barbilla en la cabeza de Tina.
“¿Bette?”
“¿Si?”
“¿Con-con cuántas chicas has estado antes?”
Bette sabía que iba a venir esa pregunta y decidió contestarla lo más sincera posible. “No muchas.”
“¿Cuánto es no muchas? ¿Dos? ¿Diez?”
“Seiscientas.”
“¿¡Cómo!?”
“Estoy bromeando.” Se rió Bette, dándole un besíto encima de la cabeza. “Con dos.”
“¿Quiénes eran?” Preguntó Tina pero rápidamente añadió, “solamente si me quieres hablar de ello. Si es muy privado…”
“No pasa nada Tee. Te voy a contar. Quiero compartirlo todo contigo.” Bette suspiró. “Mi primera novia fue una chica llamada Candanza Jewell.”
“¿Candanza?”
“Si, era una chica muy guapa de Nueva York. Estaba pasando el verano en casa de sus tíos, mis vecinos. Una mañana, cuando me estaba preparando para lanzarme a mi piscina, hacía mucho calor, la vi cortando el césped. Llevaba un peto y una camiseta sin mangas, y le quedaba muy bien, muy sexy. Me vio que la miraba y decidió venirme a visitar.”
“Ey, ¿disfrutando del espectáculo?”
Yo me quedé mortificada, pero Candanza siguió el juego lo que hizo que todavía me sonrojase más porque yo era toda una freaky.
“¿Y no lo sigues siendo ahora?” Le provocó Tina y Bette movió la cabeza.
“Bueno.”
"Lo-lo siento.” Balbuceó Bette, notando como se le aceleraba el corazón mientras Candanza se acercaba a la valla. Ella, inmediatamente hizo lo mismo, encontrándose con Candanza en el medio. “Estás muy bien.”
“Gracias, tu tampoco estás mal.”
Bette se puso roja. No quería decir eso. “No-no, quiero decir, con ese peto. Estás sudando.”
“Si bueno, sabía que en California hacia mucho calor, sólo que no sabía que literalmente se encontraba a tres pasos del sol.” Candanza sacó un pañuelo del bolsillo trasero de su pantalón y se secó la cara.
“Bueno, si quieres, puedes pasarte luego y meterte en la piscina cuando hayas terminado. Si quieres.”
Candanza sonrió a Bette, mirándola afablemente. “Claro. Aún me queda un poco más.” Extendió su mano. “Soy Candanza.”
“Bette.” Se dieron la mano. “Encantada de conocerte.”
“Igualmente.” Candanza retiró la mano. “Debería seguir.”
Bette asintió, viéndola marcharse.
Las cosas se volvieron un poco locas después de eso. Todavía no le había dicho a mi padre que era gay y lo teníamos que mantener como un secreto, pero era lo que más me gustaba. A Candanza también le gustaba ese aspecto. Merodeando por mi casa, cogiendo miradas, robando besos siempre y cuando pudiéramos, en constante peligro de ser pilladas, pero en aquel entonces estaba en mi etapa rebelde.
Tina sonrió, apoyando su cabeza en el hombro de Bette para poder mirarla. “Con que una rebelde, ¿eh?”
“Simplemente llámame James Dean.”
Tina se rió. “Bueno, ¿y qué pasó?”
Bette suspiró mientras volvía a recordar.
El verano pasó muy deprisa.
“¿Te vas?” Dijo Bette apunto de llorar.
Los ojos de Candanza también estaban llorosos. “Si. En dos días.”
“¡Dos días! ¿No puedes quedarte un poco más?”
Candanza movió la cabeza. “El colegio empieza justo un día después de que llegue a casa. No hay tiempo.”
“Pero Nueva York.”
“Si.” Candanza cogió la mano de Bette, apretándola para darle confort, no sólo por Bette, sinó también por ella.
“Voy a echarte mucho de menos.” Bette abrazó a Candanza, se le escaparon las lágrimas que le recorrieron toda la cara, mojando el hombro de Candanza.
Yo también te voy a echar de menos. Te quiero.
Bette se apartó toda sorprendida. ¿Acababa justo de oír que la quería? Y entonces, besó a Candanza. Fue apasionado, lleno de fuego, y les quitó a ambas la respiración.
“¿Te acostaste con ella?” Preguntó Tina, no estando muy segura si quería conocer la respuesta.
"No.” Suspiró Bette. “No estaba lista para eso entonces.”
“¿Así que Candanza se marchó así?”
Más o menos si. Pasamos todo el tiempo que pudimos juntas durante esos dos últimos días que nos quedaban. Nos intercambiamos nuestros e-mails y nos prometimos escribirnos cada día. Durante las primeras semanas funcionó, y luego Candanza me lo soltó:
Querida Bette:
Quería empezar esta carta de una manera positiva, pero no encuentro las palabras. Deberías saber que has sido lo mejor que me ha pasado. Pero lo nuestro no va a funcionar. Lo siento, lo siento mucho. Ya sé que no parece tener mucho sentido que te salga ahora con esto, sólo que no sabía cómo decírtelo antes. He conocido a una chica, Yolanda, y me dijo que si quería estar con ella tenía que dejar de hablar contigo. Estamos muy lejos la una de la otra, y no sé cuándo podré volver a California, ¿ves porqué no podemos seguir viéndonos? Por favor, entiéndelo. Sé que no lo entenderás, pero tengo que pedírtelo. Lo siento. No quiero hacerte daño. De veras que pienso que te quería.
Por favor, perdóname.
Sinceramente,
Candanza J.
“Oh Dios mío, eso es terrible.” Susurró Tina, acurrucándose más en Bette. “Te debió dejar destrozada.”
“Completamente destrozada.” Respondió Bette, sintiendo un ligero pinchazo. “Debí leerla un millón de veces, leyendo cuidadosamente cada palabra para que pudiera comprenderlo. Quería correr hacia Nueva York y darle una bofetada a Candanza, y luego besarla, y luego estrangular a Yolanda o quién coño fuese.” Bette dijo entre dientes la última frase pero Tina la escuchó.
“Lo siento.”
“No pasa nada. Se me fue pasando, aunque nunca me olvidaré de ella. Lo que es una mierda, supongo, pero el primer es lo que tiene, ¿no?”
Tina asintió. “Si.” Y luego dijo. “Bueno, ¿y quién fue la otra chica?”
“Créetelo o no: Alice.”
“¡Me estás tomando el pelo!”
“Te apuesto a que no.”
“¿Y cómo pasó eso?”
“Bueno, ya sabes que Alice y yo hemos sido amigas siempre. Ella fue la única que seguía quedando conmigo después de plantar a todos mis otros amigos. Me había cubierto cuando quedaba alguna noche con Candanza, y estuvo allí dándome apoyoo cuando me mandó su carta.” Bette puso los ojos en blanco.
“Entonces, una noche, cuando estaba durmiendo en casa de Alice..”
Los ojos de Bette se abrieron de golpe cuando sintió los labios de Alice sobre los suyos. Fue suave pero permanecieron ciertas incomodidades. Cuando Alice se apartó, estaba sonriendo. “He estado queriendo hacer esto desde hacía ya mucho tiempo.” Viendo la reacción de Bette añadió, “¿te encuentras bien?”
“Eh, si.” Bette se rió nerviosa. “Lo siento, me has pillado por sorpresa, eso ha sido todo.”
“¿Pero te ha gustado?”
Bette sonrió a Alice asintiendo. “Si.”
“Así que Alice hizo el primer movimiento, ¿eh?”
“¿Te sorprende?”
"No. Continua.”
“No hay mucho más que contar. Estuvimos saliendo unas seis semanas, pero era muy raro. Claro que había momentos buenos, pero al final, decidimos que ser amigas era la mejor relación para nosotras dos. Alice fue la que me ayudó a decírselo a mi padre, ¿te lo había contado alguna vez?”
“No.” Dijo Tina.
“Si. Ves, ella le dijo a su madre que era bisexual cuando tenía catorce años, y Lenore, la madre de Alice, lo aceptó perfectamente. Incluso pareció alegrarse. Lenore es una mujer algo rara.”
“¿Y tu padre?”
“Mi padre nunca ha sido la persona para aceptar este tipo de cosas.”
¿Qué me estás queriendo decir exactamente con esto Elizabeth?”
“Te estoy diciendo, que soy lesbiana papá.”
Melvin se sentó en su cómodo sillón de cuero, llevándose dos dedos a su bigote, frunciendo el ceño mientras lo meditaba. Bette comenzó a retorcer sus manos nerviosamente, esperando a una respuesta. Después de lo que pareció una eternidad, Melvin se levantó. “¿Qué te parece carne a la brasa para cenar?”
Bette se quedó completamente atónita. De todas las cosas que Bette había imaginado que su padre le pudiera decir, carne a a para cenar desde luego no estaba incluido en su lista. Melvin se dirigió hacia la cocina sin mirar atrás y Bette le vió marcharse. Después de un segundo de su parálisis, Bette reaccionó y prácticamente corrió hacia la cocina. “¿Cómo?”
“¿Perdón?” Dijo Melvin volviéndose.
“¿Qué es lo que has dicho? Te acabo de decir que soy lesbiana y todo lo que se te ocurre decir es ¿que si quiero carne a la brasa para cenar?”
Melvin se volvió hacia la nevera, sacando algunos condimentos. “¿Qué querías que dijese?”
“¡Quiero saber qué es lo que piensas!”
“Dije lo que estaba pensando, que lo encuentres satisfactorio o no es tu entera opinión.”
“Así que te dijo que soy gay ¿y no tienes nada que decir?”
Melvin suspiró. “Elizabeth, ya eres lo suficientemente mayor para tomar tus propias decisiones.”
"Tu elección de ser homosexual es sólo tuya, ¿quién soy yo para decir que cambies de opinión?”
Bette frunció el cejo. “Nada.” Farfulló.
“Ahí lo tienes.” Melvin volvió a suspirar, volviendo con la cena.
“Así que ¿no le importa?”
“Oh, sí que le importa. Le dije que Alice y yo estábamos saliendo y él simplemente asintió. Pero nunca más volvió a llamar a Alice por su nombre. Antes, era Alice, como otra hija para él. Luego, se volvió en Srta. Pieszecki. Hoy en día la sigue llamando así.”
“Así que ¿me va a llamar a mi Srta. Kennard?”
“Tiene muchos puntos.” Bette asintió. “Pero todavía no vamos a decir nada, ¿verdad?”
“Claro.” Dijo Tina y luego suspiró. “Quiero conocerle.”
“¿Qué?”
“Quiero conocer a tu padre antes de que se lo contemos. Tú has conocido a mi madre, a mi hermana y a mi perro, es lo justo.”
“Cierto.”Susurró Bette, de repente entrándole miedo. ¿Qué pansará Melvin de Tina y viceversa? “¿Cuándo quieres conocerle?”
“Cuando te vaya bien a ti.”
“Le preguntaré a mi padre y ya te diré, ¿vale?”
“Si.”
Entonces, Jagger volvió, jadeando, completamente agotado. Tina de mala gana se
separó de Bette y se sentó, mirando la hora. “Debería empezar a ir a casa.”
“Ah, vale.” Bette se levantó con Tina. Estirándose la parte de atrás de su camiseta mientras Tina ataba a Jagger. “¿Quieres que te lleve?”
“No, prefiero ir andando, además no querrás que Jagger te dejé perdido la parte de atrás de tu coche.” Respondió Tina. “De todas formas, gracias por la oferta. Y me lo he pasado muy bien ahora.”
“Yo también. Para la próxima, me vas a contar con todos los chicos con los que has estado, ¿vale?”
“Si quieres saberlo.”
Bette cogió a Tina por los antebrazos y ambas se tocaron frente con frente. “Quiero saberlo todo sobre ti.” Susurró Bette.
Tina sonrió. “De acuerdo.”
Sintiendo que darle un beso sería ir algo deprisa, Bette abrazó a Tina fuertemente, respirando su aroma una última vez. Se quedó en su nariz, haciendo revolotear su cabeza. “Hablamos más tarde.” Le susurró con voz quebrantada, costándole soltar a Tina.
“¿Esta noche?”
“Por supuesto.” Dijo Bette, finalmente soltando a Tina.
“Estaré esperando.” Flirteó Tina, levantando sus cejas malévolamente. Le dio un apretón en la mano a Bette antes de irse hacia su casa.
Bette la vio alejarse, notando como si una gran parte de su corazón también se marchara con ella.Se sintió fría, vacía, incompleta. Se quedó allí de pie, viendo a Tina irse y hasta que no la perdió de vista no se dirigió hacia su coche. Se montó y suspiró.
"Creo que me estoy enamorando de ella."
Anaïs- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 16/05/2008
Re: [Terminado] Más que un sentimiento
Capítulo 17
Tina entró dando saltitos en la cocina, sintiéndose más feliz de lo que no había estado en mucho mucho tiempo. Habló horas y horas con Bette el fin de semana, de todo y de nada a la vez. La noche anterior, cuando se fue a la cama, Tina pudo sentir los brazos de Bette rodeándola y durmió aquella noche como nunca. De hecho, se levantó completamente descansada. Sip, Tina Kennard estaba feliz, y lo mostraba.
“¡Ey! ¿Qué pasa hoy que estamos tan contentas?” Preguntó Samantha, viendo el comportamiento tan alegre de Tina.
Tina se encogió de hombros, “¿qué? ¿No puedo estar feliz?”
“No ha estas horas tan tempranas.” Dijo Samantha entre dientes, llevándose una cucharada de cereales a la boca.
De repente, Amy apareció, vestida con su uniforme de enfermera. “Buenos días.” Dijo resoplando cansada.
Tina se giró con los ojos bien abiertos. “¿Quién es esta?” Preguntó a su hermana.
Samantha entrecerró los ojos. “No lo sé. La cara es familiar sólo que no sabría decir exactamente.”
“Está bien.” Dijo Amy, moviendo la cabeza y yendo a coger los cereales.
“¿Podría ser nuestra madre?” Le preguntó Samantha a Tina.
“Oh no, nuestra madre desapareció en medio de un hospital…”
“¡Ya lo cojo chicas!” Amy las avisó riéndose y ambas chicas se rieron también.
“¿Otra doble guardia?” Preguntó Tina, sentándose y cogiendo la leche que estaba al lado del bol de Samantha.
Amy asintió. “Si.”
“Mama, estás exhausta.” Se quejó Samantha. “¿Cuándo vas a tener tiempo de descansar?”
“Descansaré cuando muera.”
“Eso no ha hecho gracia.” Dijo Tina poniéndose seria.
“Lo siento.” Dijo Amy tocando el brazo de Tina. “Tengo un par de días más, pero es que necesitamos el dinero. Las cosas están un poco duras, chicas.”
“Lo sé.” Dijo Samantha. “Es por lo que me he cogido un trabajo.”
“¿CÓMO?” Amy y Tina dijeron al unísono.
Samantha se apoyó en su silla, sonriendo. “Sip, estáis mirando a la nueva miembro del equipo de Supermercados SaveBunch. Hoy empiezo.”
“¿Y nos lo ibas a contar cuando?” Dijo Tina moviendo la cuchara a Samantha.
“Me figuraba que os sorprendería chicas cuando esta noche llegase a casa con mi delantal verde brillante y una chapa con mi nombre, pero este momento parecía el adecuado.”
“¿Va a interferir en tus estudios esto?” Preguntó Amy preocupada.
“Nop. Tengo un horario que me da tiempo tanto para estudiar como para trabajar y al final de dos semanas traer una respetable cantidad de dinero. No es mucho, pero algo ayudará, ¿verdad?”
“Si, pero ahora yo estaré muy sola. Durante horas y horas. La cara de Tina se iluminó. ¡Eso es estupendo!.
“No por mucho tiempo. Sigues teniendo tutorías, ¿verdad?” Razonó Amy.
Tina asintió, terminándose el desayuno. Se levantó, cogiendo su libreta y su walkman. “Me tengo que ir.” Le dio un beso en la mejilla a Amy. “Hasta luego SaveBunch.”
“Bonito el nombre, original.” Samantha puso los ojos en blanco.
“Es tuyo de aquí a la eternidad.” Dijo Tina en voz alta mientras se dirigía hacia la puerta.
Cuando abrió la puerta, vio el coche de Bette parado esperándola. Tina sonrió, cerrando la puerta detrás de ella y corrió hacia el coche de Bette. Vio como se iluminaba el rostro de Bette, con una sonrisa en su cara antes de que llegara ella al coche.
“Ey sexy, ¿necesitas una vuelta?” Medio bromeó Bette.
Tina sonrió y se montó. “Buenos días.”
“Si, lo son.” Bette suspiró con satisfacción sacando el coche de la acera.
“Señoritas.” Dijo Alice saltando al coche por la puerta de atrás.
“Ey-ey, ten cuidado con los pies Al.” Dijo Bette cuando Alice casi le da con los pies a la cabeza de Tina.
“Perdón.” Dijo Alice con total tranquilidad, y luego se le dibujó esa sonrisa maliciosa. “Bueno, y ¿qué tal vosotras dos?”
“Yo bien.” Respondió Tina.
“Yo también.” Siguió Bette.
“¿Y juntas?”
“¿De verdad es de tu incumbencia eso?” Preguntó Bette mientras empezaba a conducir.
“Aaa, Porter, por supuesto que lo es.”
“Estamos bien.” Respondió Tina. “Estamos yendo despacio.”
“Ya había oído. Y, ¿hasta dónde habéis llegado?”
“¡Alice!” Le reprendió Bette.
“Está bien, está bien, jolín Porter.” Alice puso en alto sus manos a modo de defensa.
“Y, ¿qué tal Dana y tú?" Preguntó Tina, centrando la atención en Alice que se deleitó con ello.
“Estamos genial, gracias Tina.” Dijo Alice y Tina asintió. “Es muy difícil mantener las cosas en secretos y vosotras chicas me estáis llenando de ellos.”
“¿Qué quieres decir?”
“Bueno.” Alice entrecerró los ojos y miró hacia arriba, pensando. “Por una parte, Dana siendo gay: secreto número uno. Dana saliendo conmigo: secreto número dos. Todo el follón de Eric: tres…”
“Alice.” Le avisó Bette.
“Vosotras dos saliendo: ese hace el cuatro. Me supongo también que Tina no se lo ha contado a su familia: ese es el cinco..”
“Lo cogemos.” Refunfuñó Tina, poniendo los ojos en blanco. “Y de verdad que lo apreciamos.”
“Bien, pues no os importará chicas que os pida un favor, ¿no?”
“Oh Dios, aquí viene.” Masculló Bette, sabiendo que Alice siempre tenía algo bajo la manga.
“Este fin de semana, mi madre estará fuera por no se qué convención de Star Treck..”
“¿A tu madre le gusta Star Treck?” Preguntó Tina sorprendida.
“Mi madre estuvo en Star Treck.” Dijo Alice cansina como si todo el mundo debiese saber ese pequeño detalle.
“¡Tu madre estuvo en Star Treck!” Exclamó Tina más emocionada aún mientras se giraba a Alice. “¿De qué hacía ella? Quiero decir, ¿qué personaje hacía?”
“Oh, fue la tercera chica de Vulcan en el episodio 3.24. Si prestas detenida atención, se puede ver su cara por cinco segundos, y sus manos se le ven dos veces.”
“Guay.” Tina asintió sonriendo. Sintiendo que Bette la miraba, Tina se volvió. “¿Qué? No es que lo mire ni nada.”
“Claaaro.” Bette asintió y se rió.
“Sigue teniendo el traje. Lo robó, que es por lo que nunca la volvieron a llamar. Ya os lo enseñaré el sábado.”
“¿Y que hay el sábado?” Preguntó Bette alzando las cejas.
“El sábado es la fiesta que voy a dar en mi casa, que vosotras chicas me vais a ayudar a decorar y a limpiar después, ¿verdad?”
Bette y Tina se miraron.
“Mantengo grandes secretos.”
Bette suspiró.
“Y me conoces Porter, no puedo mantener mi boca cerrada por mucho tiempo sin ningún incentivo.”
“Yo te daré un incentivo.” Masculló Bette pero Alice no lo cogió. Tina si.
“¿Qué decías?”
“Nos encantaría.” Respondió rápidamente Tina.
Bette movió la cabeza. “Ya sabes, ¿por qué no puedes pagar para que te limpien la casa unos profesionales?”
“Bueno, mi madre me cortó todas las tarjetas de crédito, y no puedo usar las suyas sin que se de cuenta…”
“Pensaba que tu madre era algo como una madre enrollada que te dejaba hacer de todo.” Se dijo Tina, y entonces, cuando Bette le lanzó una mirada nerviosa, se dio cuenta que no debió pensar en alto.
“¿Es eso lo que Bette te ha estado contando?” Alice se rió. “Ahora si que me debes Porter.”
Bette simplemente movió la cabeza cuando Tina le dijo moviendo los labios, “lo siento.”
Alice continuó. “Si, claro, Lenore es una madre enrollada, pero no cuando se refiere a su casa. Cualquier adornito que no esté en su sitio, la tengo dándome la paliza todo el rato, y es por lo que me tenéis que ayudar a poner a salvo toda la decoración de mi madre y después a limpiar al casa. He sacado fotos de todas las habitaciones y así sabremos exactamente qué va en esa habitación y cómo.”
“Esto parece un hartón de trabajo para una tontería de fiesta. ¿Por qué liarnos tanto?” Preguntó Tina mientras llegaban al parking del colegio.
“¿Estás bromeando? Cada año tiene lugar la fiesta de las fiestas. Este año la voy a hacer yo. Así que chicas, ¿estáis conmigo?”
Bette gruñó. “Te das cuenta que esto es un chantaje, ¿no?”
Alice asintió. “Sip.”
“Yo te ayudaré Al.” Dijo Tina y Alice la abrazó.
“¡Gracias!” Se apartó de Tina pero sin soltarla de la cintura. “¿Qué dices tú Porter?”
Bette tenía las mandíbulas apretadas, pero finalmente cedió y puso los ojos en blanco, suspirando profundamente. “Está bien.”
“¡Genial!” Alice dijo pegando un grito dejando a Tina y yendo a coger a Bette. “¡Gracias, gracias, gracias!”
Bette se rió un poquito y acabó abrazando a Alice también, pero siempre mirando a Tina que las veía interactuar con la más leve mirada de celos que se dejaba escapar por sus ojos. Bette se preguntó si debía decirle algo a Tina al respecto, pero luego pensó mejor, sabiendo el hecho de que Bette le había contado recientemente que Alice y ella estuvieron saliendo. Estos eran unos celos irracionales que se olvidarían pronto una vez que Tina se diera cuenta de lo mucho que Bette la quería y solamente a ella.
Alice la soltó justo cuando Dana se unía a ellas. “Ey, ¿qué está pasando aquí?”
Alice se giró, con una sonrisa de oreja a oreja. “Voy a dar una gran fiesta en mi casa el sábado y tú, Srta. Fairbanks serás mi primera invitada oficial.”
“Guay.” Dijo Dana poniéndose roja.
“Ey, y ¿qué hay de Bette y yo?” Dijo Tina juguetona.
“No invito a los ayudantes, se supone que ya se sabe que van.” Dijo Alice bromeando, y Bette le dio en el brazo.
El timbre del colegió sonó, señalándoles el inicio de las clases, y una masa de gente se dirigió hacia la entrada principal tratando de no llegar tarde.
Mientras las cuatro chicas se dirigieron hacia la entrada Bette le pasó por encima el brazo a Tina. “¿Está bien así?”
Al principio, Tina estaba insegura, pero el gesto parecía bastante neutral, y quería sentir el roce de Bette toda la mañana, así que simplemente asintió. Caminaron por los pasillos, cogidas de los brazos como si fueran dos buenas amigas en vez de una pareja. Bette llevó a Tina a su taquilla, dándole el espacio suficiente para que cogiese sus cosas. Y luego volvieron a la misma posición.
Tina entró dando saltitos en la cocina, sintiéndose más feliz de lo que no había estado en mucho mucho tiempo. Habló horas y horas con Bette el fin de semana, de todo y de nada a la vez. La noche anterior, cuando se fue a la cama, Tina pudo sentir los brazos de Bette rodeándola y durmió aquella noche como nunca. De hecho, se levantó completamente descansada. Sip, Tina Kennard estaba feliz, y lo mostraba.
“¡Ey! ¿Qué pasa hoy que estamos tan contentas?” Preguntó Samantha, viendo el comportamiento tan alegre de Tina.
Tina se encogió de hombros, “¿qué? ¿No puedo estar feliz?”
“No ha estas horas tan tempranas.” Dijo Samantha entre dientes, llevándose una cucharada de cereales a la boca.
De repente, Amy apareció, vestida con su uniforme de enfermera. “Buenos días.” Dijo resoplando cansada.
Tina se giró con los ojos bien abiertos. “¿Quién es esta?” Preguntó a su hermana.
Samantha entrecerró los ojos. “No lo sé. La cara es familiar sólo que no sabría decir exactamente.”
“Está bien.” Dijo Amy, moviendo la cabeza y yendo a coger los cereales.
“¿Podría ser nuestra madre?” Le preguntó Samantha a Tina.
“Oh no, nuestra madre desapareció en medio de un hospital…”
“¡Ya lo cojo chicas!” Amy las avisó riéndose y ambas chicas se rieron también.
“¿Otra doble guardia?” Preguntó Tina, sentándose y cogiendo la leche que estaba al lado del bol de Samantha.
Amy asintió. “Si.”
“Mama, estás exhausta.” Se quejó Samantha. “¿Cuándo vas a tener tiempo de descansar?”
“Descansaré cuando muera.”
“Eso no ha hecho gracia.” Dijo Tina poniéndose seria.
“Lo siento.” Dijo Amy tocando el brazo de Tina. “Tengo un par de días más, pero es que necesitamos el dinero. Las cosas están un poco duras, chicas.”
“Lo sé.” Dijo Samantha. “Es por lo que me he cogido un trabajo.”
“¿CÓMO?” Amy y Tina dijeron al unísono.
Samantha se apoyó en su silla, sonriendo. “Sip, estáis mirando a la nueva miembro del equipo de Supermercados SaveBunch. Hoy empiezo.”
“¿Y nos lo ibas a contar cuando?” Dijo Tina moviendo la cuchara a Samantha.
“Me figuraba que os sorprendería chicas cuando esta noche llegase a casa con mi delantal verde brillante y una chapa con mi nombre, pero este momento parecía el adecuado.”
“¿Va a interferir en tus estudios esto?” Preguntó Amy preocupada.
“Nop. Tengo un horario que me da tiempo tanto para estudiar como para trabajar y al final de dos semanas traer una respetable cantidad de dinero. No es mucho, pero algo ayudará, ¿verdad?”
“Si, pero ahora yo estaré muy sola. Durante horas y horas. La cara de Tina se iluminó. ¡Eso es estupendo!.
“No por mucho tiempo. Sigues teniendo tutorías, ¿verdad?” Razonó Amy.
Tina asintió, terminándose el desayuno. Se levantó, cogiendo su libreta y su walkman. “Me tengo que ir.” Le dio un beso en la mejilla a Amy. “Hasta luego SaveBunch.”
“Bonito el nombre, original.” Samantha puso los ojos en blanco.
“Es tuyo de aquí a la eternidad.” Dijo Tina en voz alta mientras se dirigía hacia la puerta.
Cuando abrió la puerta, vio el coche de Bette parado esperándola. Tina sonrió, cerrando la puerta detrás de ella y corrió hacia el coche de Bette. Vio como se iluminaba el rostro de Bette, con una sonrisa en su cara antes de que llegara ella al coche.
“Ey sexy, ¿necesitas una vuelta?” Medio bromeó Bette.
Tina sonrió y se montó. “Buenos días.”
“Si, lo son.” Bette suspiró con satisfacción sacando el coche de la acera.
“Señoritas.” Dijo Alice saltando al coche por la puerta de atrás.
“Ey-ey, ten cuidado con los pies Al.” Dijo Bette cuando Alice casi le da con los pies a la cabeza de Tina.
“Perdón.” Dijo Alice con total tranquilidad, y luego se le dibujó esa sonrisa maliciosa. “Bueno, y ¿qué tal vosotras dos?”
“Yo bien.” Respondió Tina.
“Yo también.” Siguió Bette.
“¿Y juntas?”
“¿De verdad es de tu incumbencia eso?” Preguntó Bette mientras empezaba a conducir.
“Aaa, Porter, por supuesto que lo es.”
“Estamos bien.” Respondió Tina. “Estamos yendo despacio.”
“Ya había oído. Y, ¿hasta dónde habéis llegado?”
“¡Alice!” Le reprendió Bette.
“Está bien, está bien, jolín Porter.” Alice puso en alto sus manos a modo de defensa.
“Y, ¿qué tal Dana y tú?" Preguntó Tina, centrando la atención en Alice que se deleitó con ello.
“Estamos genial, gracias Tina.” Dijo Alice y Tina asintió. “Es muy difícil mantener las cosas en secretos y vosotras chicas me estáis llenando de ellos.”
“¿Qué quieres decir?”
“Bueno.” Alice entrecerró los ojos y miró hacia arriba, pensando. “Por una parte, Dana siendo gay: secreto número uno. Dana saliendo conmigo: secreto número dos. Todo el follón de Eric: tres…”
“Alice.” Le avisó Bette.
“Vosotras dos saliendo: ese hace el cuatro. Me supongo también que Tina no se lo ha contado a su familia: ese es el cinco..”
“Lo cogemos.” Refunfuñó Tina, poniendo los ojos en blanco. “Y de verdad que lo apreciamos.”
“Bien, pues no os importará chicas que os pida un favor, ¿no?”
“Oh Dios, aquí viene.” Masculló Bette, sabiendo que Alice siempre tenía algo bajo la manga.
“Este fin de semana, mi madre estará fuera por no se qué convención de Star Treck..”
“¿A tu madre le gusta Star Treck?” Preguntó Tina sorprendida.
“Mi madre estuvo en Star Treck.” Dijo Alice cansina como si todo el mundo debiese saber ese pequeño detalle.
“¡Tu madre estuvo en Star Treck!” Exclamó Tina más emocionada aún mientras se giraba a Alice. “¿De qué hacía ella? Quiero decir, ¿qué personaje hacía?”
“Oh, fue la tercera chica de Vulcan en el episodio 3.24. Si prestas detenida atención, se puede ver su cara por cinco segundos, y sus manos se le ven dos veces.”
“Guay.” Tina asintió sonriendo. Sintiendo que Bette la miraba, Tina se volvió. “¿Qué? No es que lo mire ni nada.”
“Claaaro.” Bette asintió y se rió.
“Sigue teniendo el traje. Lo robó, que es por lo que nunca la volvieron a llamar. Ya os lo enseñaré el sábado.”
“¿Y que hay el sábado?” Preguntó Bette alzando las cejas.
“El sábado es la fiesta que voy a dar en mi casa, que vosotras chicas me vais a ayudar a decorar y a limpiar después, ¿verdad?”
Bette y Tina se miraron.
“Mantengo grandes secretos.”
Bette suspiró.
“Y me conoces Porter, no puedo mantener mi boca cerrada por mucho tiempo sin ningún incentivo.”
“Yo te daré un incentivo.” Masculló Bette pero Alice no lo cogió. Tina si.
“¿Qué decías?”
“Nos encantaría.” Respondió rápidamente Tina.
Bette movió la cabeza. “Ya sabes, ¿por qué no puedes pagar para que te limpien la casa unos profesionales?”
“Bueno, mi madre me cortó todas las tarjetas de crédito, y no puedo usar las suyas sin que se de cuenta…”
“Pensaba que tu madre era algo como una madre enrollada que te dejaba hacer de todo.” Se dijo Tina, y entonces, cuando Bette le lanzó una mirada nerviosa, se dio cuenta que no debió pensar en alto.
“¿Es eso lo que Bette te ha estado contando?” Alice se rió. “Ahora si que me debes Porter.”
Bette simplemente movió la cabeza cuando Tina le dijo moviendo los labios, “lo siento.”
Alice continuó. “Si, claro, Lenore es una madre enrollada, pero no cuando se refiere a su casa. Cualquier adornito que no esté en su sitio, la tengo dándome la paliza todo el rato, y es por lo que me tenéis que ayudar a poner a salvo toda la decoración de mi madre y después a limpiar al casa. He sacado fotos de todas las habitaciones y así sabremos exactamente qué va en esa habitación y cómo.”
“Esto parece un hartón de trabajo para una tontería de fiesta. ¿Por qué liarnos tanto?” Preguntó Tina mientras llegaban al parking del colegio.
“¿Estás bromeando? Cada año tiene lugar la fiesta de las fiestas. Este año la voy a hacer yo. Así que chicas, ¿estáis conmigo?”
Bette gruñó. “Te das cuenta que esto es un chantaje, ¿no?”
Alice asintió. “Sip.”
“Yo te ayudaré Al.” Dijo Tina y Alice la abrazó.
“¡Gracias!” Se apartó de Tina pero sin soltarla de la cintura. “¿Qué dices tú Porter?”
Bette tenía las mandíbulas apretadas, pero finalmente cedió y puso los ojos en blanco, suspirando profundamente. “Está bien.”
“¡Genial!” Alice dijo pegando un grito dejando a Tina y yendo a coger a Bette. “¡Gracias, gracias, gracias!”
Bette se rió un poquito y acabó abrazando a Alice también, pero siempre mirando a Tina que las veía interactuar con la más leve mirada de celos que se dejaba escapar por sus ojos. Bette se preguntó si debía decirle algo a Tina al respecto, pero luego pensó mejor, sabiendo el hecho de que Bette le había contado recientemente que Alice y ella estuvieron saliendo. Estos eran unos celos irracionales que se olvidarían pronto una vez que Tina se diera cuenta de lo mucho que Bette la quería y solamente a ella.
Alice la soltó justo cuando Dana se unía a ellas. “Ey, ¿qué está pasando aquí?”
Alice se giró, con una sonrisa de oreja a oreja. “Voy a dar una gran fiesta en mi casa el sábado y tú, Srta. Fairbanks serás mi primera invitada oficial.”
“Guay.” Dijo Dana poniéndose roja.
“Ey, y ¿qué hay de Bette y yo?” Dijo Tina juguetona.
“No invito a los ayudantes, se supone que ya se sabe que van.” Dijo Alice bromeando, y Bette le dio en el brazo.
El timbre del colegió sonó, señalándoles el inicio de las clases, y una masa de gente se dirigió hacia la entrada principal tratando de no llegar tarde.
Mientras las cuatro chicas se dirigieron hacia la entrada Bette le pasó por encima el brazo a Tina. “¿Está bien así?”
Al principio, Tina estaba insegura, pero el gesto parecía bastante neutral, y quería sentir el roce de Bette toda la mañana, así que simplemente asintió. Caminaron por los pasillos, cogidas de los brazos como si fueran dos buenas amigas en vez de una pareja. Bette llevó a Tina a su taquilla, dándole el espacio suficiente para que cogiese sus cosas. Y luego volvieron a la misma posición.
Anaïs- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Re: [Terminado] Más que un sentimiento
CAPITULO 18
Alice y Dana iban perdidas en su propio mundo. Alice le susurraba cosas al oído de Dana, que no sólo le hacían sonreír sino que sus ojos se volvían más grandes de emoción y preocupación a la vez. Alice cogió a Dana para mirarla a la cara. “Te prometo que no nos pillarán.”
“¿Estás 100% segura?” Preguntó Dana preocupada.
“He estado allí un millón de veces y nunca he sido pillada.” Alice confortó a Dana, cogiéndola por ambos brazos. “Bueno, ¿qué dices?”
Dana echó una risilla y asintió como una colegiala y a Alice se le tornó una mirada malévola mientras sonreía. Bette y Tina vieron su interacción con gran entretenimiento.
Alice se giró a Bette. “No iré a historia.” Luego cogió la mano de Dana y se la llevó a su destinación secreta.
“¡Adiós chicas!” Dijo Tina fuerte y Dana le dijo adiós con la mano, prácticamente corriendo para no perder a la reportera.
Bette simplemente movió la cabeza. “¿No deberías estar preocupada de que Dana sea corrompida?”
“Estás más feliz de lo que le había visto nunca.” Fue la respuesta de Tina antes de girarse a Bette. Mientras se dirigían a historia Tina estiró su cuello y le susurró en el oído a Bette, “nunca he estado tan feliz como ahora.”
Los ojos de Bette brillaron mientras se paraban delante de clase. “Ídem.” Fue lo único que en aquel momento pudo lograr decir, las emociones le brotaban por la garganta, dificultándole la respiración. Tina apretó el brazo de Bette cuando tuvo que romper el contacto con ella y entrar a clase. Bette necesitó un minuto para volver a coger el aire y finalmente se recompuso. Tina ya estaba esperando en el sitio de Alice, su cabeza apoyada en la palma de su mano.
Bette se sentó al lado de Tina y se inclinó encima de su mesa. “Esto sonará estúpido considerando que tenemos que estar ahí, pero ¿te gustaría ir a la fiesta de Alice conmigo?”
Tina sonrió y asintió. “Ni siquiera hacía falta que preguntases.” Su corazón dio un vuelvo en su pecho mientras pensaba en la posibilidad de ser su primera cita. Todavía quedaban días para eso, pero ya había empezado a ponerse nerviosa.
Alice puso a Dana dentró y echó una última mirada al pasillo para asegurarse que nadie las veía antes de cerrar la puerta. Dana miró alrededor y luego a Alice, alzando las cejas. “¿El cuarto de limpieza?” Le preguntó con las manos en la cintura. “¿Este es tu sitio?”
Alice asintió. “Sip.” Dijo encaminándose hacia dentro y tocando una mesa llena de polvo y mirando a unos estantes llenos de cosas. Dejando caer su mochila dijo, “cuántos recuerdos me trae este cuarto” se le vidriaron los ojos mientras pensaba en todos los momentos que había venido a esta habitación.
“Ew.” Dijo Dana, notando la nostalgia en Alice.
Alice de repente se puso en frente de Dana, cogiéndola por la cintura y acercándosela, apoyando su frente contra la suya. “Y quiero pasar otro buen rato aquí contigo.” Le susurró.
Incapaz de contenerse un segundo más, Dana cogió a Alice por la cara y la besó apasionadamente. Alice la empujó hacia delante haciendo que Dana chocase contra los estantes con gran estrépito, haciendo que les cayeran varios borradores encima suyo y al suelo. Alice soltó una risilla, sin romper el beso en ningún momento mientras poco a poco fue desabrochándole la camisa a Dana.
Sólo cuando la camisa estuvo completamente desabrochada Dana se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Giró su cara, rompiendo repentinamente el beso y miró a Alice que estaba toda desconcertada. “Lo siento.” Susurró con voz quebrada. “No estoy lista todavía. Y menos aquí.”
“¿De qué estás hablando?” Dijo Alice jadeando con una sonrisa burlona. “A esa camisa se le veía apretada y decidí darle algo más de libertad.” Le mintió y Dana se dio cuenta.
“Lo siento.”
“No lo estés, sólo dame un beso.” Alice volvió a coger a Dana para besarla antes de que pudiera decir algo más, y las chicas volvieron a sumergirse en la pasión en la que estaban tan sólo hace unos segundos.
Tan sumergidas, de hecho, que ni escucharon el tintineo de las llaves del guardia cuando justo se puso detrás de la puerta. Oyéndolo la primera, los ojos de Dana se abrieron de golpe y se apartó, dejando aturdida a Alice por segunda vez.
“¿Qué?”
Presa del pánico, Dana le puso un dedo en la boca para callarla y apuntó detrás de ella. Alice se giró justo a tiempo de ver la sombra del guardia pasando por la puerta. “¡Mierda!” Soltó Alice, más fuerte de lo que quería, y la sombra de repente se paró.
Dana le puso una cara a Alice de “¿qué coño haces?”, alzando los brazos. Alice se estremeció y moviendo los labios le dijo “lo siento” mientras ambas miraron alrededor del cuarto buscando un sitio donde esconderse. El único lugar era o debajo de la mesa o salir por la ventana. Sólo había espacio para una debajo de la mesa, y la ventana estaba demasiado alta como para llegar.
“¡Ey! ¿Quién está ahí? ¡Abre!” Una voz áspera dijo del otro lado de la puerta, moviendo con fuerza el mango de la puerta.
“¡Escóndete!” Le susurró Alice a Dana, empujándola para que se metiera debajo de la mesa y moviendo un hacia ella para taparla más. Dana se hizo una bola, cogiéndose por las rodillas y apoyando su barbilla en ellas, tratándose de esconder detrás del .
“¡ABRE!” El hombre volvió a chillar y Alice cogió su mochila. Podía oír el ruido de las llaves otra vez, diciéndole que estaba buscando la llave con que abrir la puerta. Sacó su Ipod, se puso los c s y el volumen a tope, cogiendo dos borradores y empezó a golpearlos creando una nube de polvo.
En cuestión de segundos, la puerta se abrió y un enfadado, alto y fornido guardia se alzaba al otro lado. Alice bailaba al son de la música, canturreándola mientras volvía a golpear los borradores. Se giró y pegó un brinco, haciendo ver que le asustó. “¡Jesús!” Gritó. “¡Qué susto me has pegado!”
“¿Por qué estaba la puerta cerrada?” Gritó el guardia, su rostro lleno de ira.
“¿Qué?” Alice se apuntó a sus orejas. “¡No te oigo!”
“¡POR QUÉ…quítate los c s!” Le gritó, haciendo un gesto con la mano a Alice.
“¡Oh!” Dijo Alice fuerte, riéndose nerviosa mientras el guardia se acercaba más hacia ella. Si aún era posible, Dana se apretó más, temblando de miedo. Alice bajó los borradores y se quitó los c s, pestañeando a la nube de polvo que había creado. “Perdón, ¿qué es lo que decías?”
“¡Por qué estaba la puerta cerrada!”
Alice se encogió de hombros. “No sé. Pasa a veces. El mango de la puerta es defectuoso; yo de ti lo cambiaría.” Divagó Alice. “Quie-quiero decir, ¿qué pasaría si hubiese un incendio y yo me hubiese quedado aquí encerrada? ¿Crees que la escuela podría permitirse comprar un mango nuevo..?”
“Está bien. Suficiente. ¿Y qué estabas haciendo aquí?”
Alice cogió sus dos borradores y volvió a golpearlos, creando de nuevo otra nube de polvo entre ella y el guardia. Su uniforme azul se le llenó de polvo de tiza, irritándole todavía más. “Limpiando los borradores.” Se le escapó una risilla. “Oh, tienes un poquito de tiza aquí.” Intentó sacudírsela del uniforme, pero su mano izquierda llena de tiza lo único que hizo fue ensuciarle más.
El hombre gruñó. Alice se estremeció. “Perdón. Una toallita húmeda debería quitarlo..”
El guardia de seguridad la cogió por el brazo. “Ya está bien; te vas al director Freeman. Vamos.”
“PERO…” Alice empezó a protestar, pero el guardia no le haría ni caso.
“Ahora.” Exigió, sacando a Alice del cuarto. Cogió sus cosas, quejándose. Mientras recogía sus cosas, Alice echó una rápida mirada hacia abajo a Dana y le puso una sonrisa de confianza antes de desaparecer por la puerta.
Dana esperó cinco minutos antes de salir de su escondrijo. Con cautela, asomó su cabeza por la puerta, mirando alrededor. Cuando estaba todo despejado, Dana salió rápidamente, cerrando la puerta detrás de ella y se fue corriendo por el pasillo.
A la hora de la comida, Tina, Bette, y Dana estaban sentadas esperando a que llegase Alice. “Espero que no se haya metido en mucho lío.” Exclamó Dana preocupada, mientras inspeccionaba la sala en busca de su novia.
Ambas, Bette y Tina, soltaron una risilla por lo bajo, ganándose una mirada por parte de Dana. “No hace gracia.” Eso sólo hizo que las chicas se riesen más, hasta llegar a llorar de la risa. Dana las veía reírse, algo avergonzada, y más que más preocupada, pero quieras o no la risa se acaba contagiando. No pudo aguantar seria por mucho más, y pronto acabó riéndose con ellas.
Entonces, apareció Alice. “Con que riéndose a mi costa, ¿eh?”
“Queremos oír la historia desde el principio.” Intentó decir Bette entre medio de sus carcajadas.
“Espera, ¿te has metido en muchos problemas?” Le preguntó Dana a Alice mientras se sentaba.
“No, pero el director Freeman estaba bastante confundido cuando le dije que limpiaba borradores por simple diversión.”
Tina y Bette compartieron una mirada de sorpresa antes de echarse a reír otra vez. “¡Oh Dios mío, no puedo creerme que le dijeras eso!” Dijo Tina, casi meándose de la risa.
“¿Cómo?” Preguntó Dana confusa.
Bette se encontró con Shane en la aula de castigados, la morena larguirucha estaba sentada en la silla apoyando sus hombros contra el respaldo, apenas se dejaba ver cómo sobresalía su cabeza de la mesa. “Bien.” Suspiró Bette. “Déjame ver. ¿Cuánto has hecho?”
“¿De qué?”
Bette cerró los ojos. “Shane por favor. No puedo ayudarte si no pones de tu parte.”
Shane sonrió. “He terminado los ejercicios del tema 2.”
Bette volvió a abrir los ojos. “¡¿Qué?…genial! Dos temas por detrás pero…¡No, no! Eso es terrible. Déjame ver.”
Shane le extendió a Bette unas hojas sueltas de libreta arrugadas. “No sé si estará bien, pero es igual.” Shane se dio cuenta que había sido muy endeble por lo que añadió, “porque me importa una mierda.”
“Seguro que no.” Dijo Bette entre dientes, mirándose las respuestas de Shane. Después de un par de minutos, dijo, “¿ves aquí?” dijo apuntando a una ecuación de Shane. “Has sumado este número en vez de restarlo. Ahí es donde te has equivocado. Eso es por lo que siempre te digo que una vez acabada la ecuación la vuelvas a revisar.”
Shane puso los ojos en blanco y decidió cambiar de tema cuando Bette le estaba mirando otras ecuaciones. “Y bueno, ¿vas a esa fiesta del sábado?”
“¿Cómo te has enterado?”
“¿Estás bromeando? Todo el jodido colegio va.”
“Genial, sólo genial.” Bette se quejó, pensando en la limpieza después de la fiesta.
Shane miró alrededor para comprobar que los demás estaban a sus cosas y no iban a escucharla. Se inclinó hacia Bette y le susurró, “¿vas a llevar a Tina?”
Bette inmediatamente miró a Shane. “¿Cómo?”
“He visto la manera como la miras y la forma como hablas de ella. Deberías pedirle salir.”
“Antes de que vayamos más lejos, que te quede muy claro que lo que haga o a quién pido o dejo de pedir salir no es asunto tuyo, ¿vale?” Bette se quedó mirando a Shane con una mirada dura y seria.
Normalmente, ante esto, cualquiera que se atreviera a desafiarla se hubiera ganado un golpe por su parte, pero Bette era alguien a quien respetaba, así que lo dejó estar. “Vale.”
“Bien.” El comportamiento de Bette cambió en un segundo. “Volvamos al trabajo entonces.”
Alice y Dana iban perdidas en su propio mundo. Alice le susurraba cosas al oído de Dana, que no sólo le hacían sonreír sino que sus ojos se volvían más grandes de emoción y preocupación a la vez. Alice cogió a Dana para mirarla a la cara. “Te prometo que no nos pillarán.”
“¿Estás 100% segura?” Preguntó Dana preocupada.
“He estado allí un millón de veces y nunca he sido pillada.” Alice confortó a Dana, cogiéndola por ambos brazos. “Bueno, ¿qué dices?”
Dana echó una risilla y asintió como una colegiala y a Alice se le tornó una mirada malévola mientras sonreía. Bette y Tina vieron su interacción con gran entretenimiento.
Alice se giró a Bette. “No iré a historia.” Luego cogió la mano de Dana y se la llevó a su destinación secreta.
“¡Adiós chicas!” Dijo Tina fuerte y Dana le dijo adiós con la mano, prácticamente corriendo para no perder a la reportera.
Bette simplemente movió la cabeza. “¿No deberías estar preocupada de que Dana sea corrompida?”
“Estás más feliz de lo que le había visto nunca.” Fue la respuesta de Tina antes de girarse a Bette. Mientras se dirigían a historia Tina estiró su cuello y le susurró en el oído a Bette, “nunca he estado tan feliz como ahora.”
Los ojos de Bette brillaron mientras se paraban delante de clase. “Ídem.” Fue lo único que en aquel momento pudo lograr decir, las emociones le brotaban por la garganta, dificultándole la respiración. Tina apretó el brazo de Bette cuando tuvo que romper el contacto con ella y entrar a clase. Bette necesitó un minuto para volver a coger el aire y finalmente se recompuso. Tina ya estaba esperando en el sitio de Alice, su cabeza apoyada en la palma de su mano.
Bette se sentó al lado de Tina y se inclinó encima de su mesa. “Esto sonará estúpido considerando que tenemos que estar ahí, pero ¿te gustaría ir a la fiesta de Alice conmigo?”
Tina sonrió y asintió. “Ni siquiera hacía falta que preguntases.” Su corazón dio un vuelvo en su pecho mientras pensaba en la posibilidad de ser su primera cita. Todavía quedaban días para eso, pero ya había empezado a ponerse nerviosa.
Alice puso a Dana dentró y echó una última mirada al pasillo para asegurarse que nadie las veía antes de cerrar la puerta. Dana miró alrededor y luego a Alice, alzando las cejas. “¿El cuarto de limpieza?” Le preguntó con las manos en la cintura. “¿Este es tu sitio?”
Alice asintió. “Sip.” Dijo encaminándose hacia dentro y tocando una mesa llena de polvo y mirando a unos estantes llenos de cosas. Dejando caer su mochila dijo, “cuántos recuerdos me trae este cuarto” se le vidriaron los ojos mientras pensaba en todos los momentos que había venido a esta habitación.
“Ew.” Dijo Dana, notando la nostalgia en Alice.
Alice de repente se puso en frente de Dana, cogiéndola por la cintura y acercándosela, apoyando su frente contra la suya. “Y quiero pasar otro buen rato aquí contigo.” Le susurró.
Incapaz de contenerse un segundo más, Dana cogió a Alice por la cara y la besó apasionadamente. Alice la empujó hacia delante haciendo que Dana chocase contra los estantes con gran estrépito, haciendo que les cayeran varios borradores encima suyo y al suelo. Alice soltó una risilla, sin romper el beso en ningún momento mientras poco a poco fue desabrochándole la camisa a Dana.
Sólo cuando la camisa estuvo completamente desabrochada Dana se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Giró su cara, rompiendo repentinamente el beso y miró a Alice que estaba toda desconcertada. “Lo siento.” Susurró con voz quebrada. “No estoy lista todavía. Y menos aquí.”
“¿De qué estás hablando?” Dijo Alice jadeando con una sonrisa burlona. “A esa camisa se le veía apretada y decidí darle algo más de libertad.” Le mintió y Dana se dio cuenta.
“Lo siento.”
“No lo estés, sólo dame un beso.” Alice volvió a coger a Dana para besarla antes de que pudiera decir algo más, y las chicas volvieron a sumergirse en la pasión en la que estaban tan sólo hace unos segundos.
Tan sumergidas, de hecho, que ni escucharon el tintineo de las llaves del guardia cuando justo se puso detrás de la puerta. Oyéndolo la primera, los ojos de Dana se abrieron de golpe y se apartó, dejando aturdida a Alice por segunda vez.
“¿Qué?”
Presa del pánico, Dana le puso un dedo en la boca para callarla y apuntó detrás de ella. Alice se giró justo a tiempo de ver la sombra del guardia pasando por la puerta. “¡Mierda!” Soltó Alice, más fuerte de lo que quería, y la sombra de repente se paró.
Dana le puso una cara a Alice de “¿qué coño haces?”, alzando los brazos. Alice se estremeció y moviendo los labios le dijo “lo siento” mientras ambas miraron alrededor del cuarto buscando un sitio donde esconderse. El único lugar era o debajo de la mesa o salir por la ventana. Sólo había espacio para una debajo de la mesa, y la ventana estaba demasiado alta como para llegar.
“¡Ey! ¿Quién está ahí? ¡Abre!” Una voz áspera dijo del otro lado de la puerta, moviendo con fuerza el mango de la puerta.
“¡Escóndete!” Le susurró Alice a Dana, empujándola para que se metiera debajo de la mesa y moviendo un hacia ella para taparla más. Dana se hizo una bola, cogiéndose por las rodillas y apoyando su barbilla en ellas, tratándose de esconder detrás del .
“¡ABRE!” El hombre volvió a chillar y Alice cogió su mochila. Podía oír el ruido de las llaves otra vez, diciéndole que estaba buscando la llave con que abrir la puerta. Sacó su Ipod, se puso los c s y el volumen a tope, cogiendo dos borradores y empezó a golpearlos creando una nube de polvo.
En cuestión de segundos, la puerta se abrió y un enfadado, alto y fornido guardia se alzaba al otro lado. Alice bailaba al son de la música, canturreándola mientras volvía a golpear los borradores. Se giró y pegó un brinco, haciendo ver que le asustó. “¡Jesús!” Gritó. “¡Qué susto me has pegado!”
“¿Por qué estaba la puerta cerrada?” Gritó el guardia, su rostro lleno de ira.
“¿Qué?” Alice se apuntó a sus orejas. “¡No te oigo!”
“¡POR QUÉ…quítate los c s!” Le gritó, haciendo un gesto con la mano a Alice.
“¡Oh!” Dijo Alice fuerte, riéndose nerviosa mientras el guardia se acercaba más hacia ella. Si aún era posible, Dana se apretó más, temblando de miedo. Alice bajó los borradores y se quitó los c s, pestañeando a la nube de polvo que había creado. “Perdón, ¿qué es lo que decías?”
“¡Por qué estaba la puerta cerrada!”
Alice se encogió de hombros. “No sé. Pasa a veces. El mango de la puerta es defectuoso; yo de ti lo cambiaría.” Divagó Alice. “Quie-quiero decir, ¿qué pasaría si hubiese un incendio y yo me hubiese quedado aquí encerrada? ¿Crees que la escuela podría permitirse comprar un mango nuevo..?”
“Está bien. Suficiente. ¿Y qué estabas haciendo aquí?”
Alice cogió sus dos borradores y volvió a golpearlos, creando de nuevo otra nube de polvo entre ella y el guardia. Su uniforme azul se le llenó de polvo de tiza, irritándole todavía más. “Limpiando los borradores.” Se le escapó una risilla. “Oh, tienes un poquito de tiza aquí.” Intentó sacudírsela del uniforme, pero su mano izquierda llena de tiza lo único que hizo fue ensuciarle más.
El hombre gruñó. Alice se estremeció. “Perdón. Una toallita húmeda debería quitarlo..”
El guardia de seguridad la cogió por el brazo. “Ya está bien; te vas al director Freeman. Vamos.”
“PERO…” Alice empezó a protestar, pero el guardia no le haría ni caso.
“Ahora.” Exigió, sacando a Alice del cuarto. Cogió sus cosas, quejándose. Mientras recogía sus cosas, Alice echó una rápida mirada hacia abajo a Dana y le puso una sonrisa de confianza antes de desaparecer por la puerta.
Dana esperó cinco minutos antes de salir de su escondrijo. Con cautela, asomó su cabeza por la puerta, mirando alrededor. Cuando estaba todo despejado, Dana salió rápidamente, cerrando la puerta detrás de ella y se fue corriendo por el pasillo.
A la hora de la comida, Tina, Bette, y Dana estaban sentadas esperando a que llegase Alice. “Espero que no se haya metido en mucho lío.” Exclamó Dana preocupada, mientras inspeccionaba la sala en busca de su novia.
Ambas, Bette y Tina, soltaron una risilla por lo bajo, ganándose una mirada por parte de Dana. “No hace gracia.” Eso sólo hizo que las chicas se riesen más, hasta llegar a llorar de la risa. Dana las veía reírse, algo avergonzada, y más que más preocupada, pero quieras o no la risa se acaba contagiando. No pudo aguantar seria por mucho más, y pronto acabó riéndose con ellas.
Entonces, apareció Alice. “Con que riéndose a mi costa, ¿eh?”
“Queremos oír la historia desde el principio.” Intentó decir Bette entre medio de sus carcajadas.
“Espera, ¿te has metido en muchos problemas?” Le preguntó Dana a Alice mientras se sentaba.
“No, pero el director Freeman estaba bastante confundido cuando le dije que limpiaba borradores por simple diversión.”
Tina y Bette compartieron una mirada de sorpresa antes de echarse a reír otra vez. “¡Oh Dios mío, no puedo creerme que le dijeras eso!” Dijo Tina, casi meándose de la risa.
“¿Cómo?” Preguntó Dana confusa.
Bette se encontró con Shane en la aula de castigados, la morena larguirucha estaba sentada en la silla apoyando sus hombros contra el respaldo, apenas se dejaba ver cómo sobresalía su cabeza de la mesa. “Bien.” Suspiró Bette. “Déjame ver. ¿Cuánto has hecho?”
“¿De qué?”
Bette cerró los ojos. “Shane por favor. No puedo ayudarte si no pones de tu parte.”
Shane sonrió. “He terminado los ejercicios del tema 2.”
Bette volvió a abrir los ojos. “¡¿Qué?…genial! Dos temas por detrás pero…¡No, no! Eso es terrible. Déjame ver.”
Shane le extendió a Bette unas hojas sueltas de libreta arrugadas. “No sé si estará bien, pero es igual.” Shane se dio cuenta que había sido muy endeble por lo que añadió, “porque me importa una mierda.”
“Seguro que no.” Dijo Bette entre dientes, mirándose las respuestas de Shane. Después de un par de minutos, dijo, “¿ves aquí?” dijo apuntando a una ecuación de Shane. “Has sumado este número en vez de restarlo. Ahí es donde te has equivocado. Eso es por lo que siempre te digo que una vez acabada la ecuación la vuelvas a revisar.”
Shane puso los ojos en blanco y decidió cambiar de tema cuando Bette le estaba mirando otras ecuaciones. “Y bueno, ¿vas a esa fiesta del sábado?”
“¿Cómo te has enterado?”
“¿Estás bromeando? Todo el jodido colegio va.”
“Genial, sólo genial.” Bette se quejó, pensando en la limpieza después de la fiesta.
Shane miró alrededor para comprobar que los demás estaban a sus cosas y no iban a escucharla. Se inclinó hacia Bette y le susurró, “¿vas a llevar a Tina?”
Bette inmediatamente miró a Shane. “¿Cómo?”
“He visto la manera como la miras y la forma como hablas de ella. Deberías pedirle salir.”
“Antes de que vayamos más lejos, que te quede muy claro que lo que haga o a quién pido o dejo de pedir salir no es asunto tuyo, ¿vale?” Bette se quedó mirando a Shane con una mirada dura y seria.
Normalmente, ante esto, cualquiera que se atreviera a desafiarla se hubiera ganado un golpe por su parte, pero Bette era alguien a quien respetaba, así que lo dejó estar. “Vale.”
“Bien.” El comportamiento de Bette cambió en un segundo. “Volvamos al trabajo entonces.”
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Re: [Terminado] Más que un sentimiento
Capítulo 19
Al día siguiente, Tina saltó al coche de Bette. “Buenos días” Dijo medio cantando, haciendo sonreír a Bette.
“¿Qué es lo que te hace estar tan alegre?” Preguntó Bette, sorprendida.
“Tengo buenas noticias, ayer me dieron buenas noticias pero pensé mejor en guardármelo para hoy.” Tina sonrió, tocándole el brazo a Bette.
“¿Qué es?” El corazón de Bette palpitaba de emoción.
“A mi madre le toca hacer otra doble guardia en el hospital. Y a Sammy le dieron trabajo, lo que significa que tengo un montón de horas para estar sola en casa.” Tina exageró las últimas palabras para que Bette lo cogiera. “Sola en mi casa durante horas.”
Le llevó a Bette un minuto para asimilarlo todo, pero cuando lo hizo, le apareció en su cara la sonrisa más grande y brillante. El corazón de Tina se paró al ver la gran sonrisa de Bette. ¿Siempre ha tenido esa increíble sonrisa?
“¿Quieres decir que tienes la casa entera para ti solita?”
Tina asintió.
“¿Y por qué no me lo contaste ayer?”
“Porque tenías repaso con Shane y necesitabas estar centrada, ¿no?” Razonó Tina.
“Cierto.” Dijo Bette.
Luego, Tina preguntó, “¿te gustaría pasarte por casa después del cole?”
“¿Hace falta preguntar?” Respondió Bette, eufórica. ¡Hoy es el día!
“Bien.” Apenas susurró Tina mordiéndose el labio.
El resto del día se les hizo eterno para Bette y Tina ya que tenían muchas ganas de pasar ese rato a solas. Cuando por fin se terminaron las clases, Bette y Tina prácticamente salieron corriendo hacie el coche de Bette, y se apresuraron hacia la casa de los Kennard, pero sin pasarse de rápido; no quería vérselas con la policía.
Cuando llegaron a la casa de Tina, ambas estaban nerviosísimas. Bette dejó el coche y miró a Tina algo preocupada. ¿Qué pensará cuando nos besemos? ¿No le gustará y cambiará de opinión? ¿Y que pasa si ahora cambia de opinión? ¿Dónde me dejaría eso?
Mientras salían del coche, Tina también pensaba. Ya está. Me pregunto cómo será besar a Bette, a qué sabrán sus labios, ¿serán suaves? Estoy tan nerviosa pero a la vez no. No sé, pero algo me dice que no será como nada que haya experimentado antes.
Bette podría decir que Tina también estaba nerviosa mientras veía a la pobre chica intentando abrir la puerta torpemente con sus llaves. Nada más abrir, apareció Jagger, meneando su pequeña cola, sus uñas resonaba contra el parqué de la casa. “¡Mama! ¡Sammy! Estoy en casa y Bette está conmigo.” Dijo Tina en fuerte mientras entraban en casa. Se giró al no obtener ninguna respuesta. “Sólo para asegurarme.” Bette le dio una sonrisa tranquilizadora mientras entraba en casa y cerraba la puerta tras de sí.
Ninguna de las dos sabía qué hacer.
“Esto..¿Quieres algo?” Preguntó Tina estirándose su dedo índice con nerviosismo.
“Si.” Dijo Bette. “Iré a sentarme en el salón.” Supuso que Tina necesitaba un minuto para estar sola, al igual que ella.
“Vale.” Contestó Tina muy rápidamente y se fue casi corriendo hacia la cocina. Una vez allí, se apoyó en la encimera, respirando profundo. ¿Qué demonios te pasa? Bette va a pensar que soy un bicho raro si no me controlo. Bueno, puede ser que nos besemos, vale, definitivamente te va a besar, pero ya has besado antes. Y es una chica, ¿implica eso alguna diferencia? Te gusta, le dijiste que te gustaba, y ya ha sido lo suficientemente paciente contigo. Quieres ese beso. Sabes que lo quieres. Así que deja de actuar como una tonta y ¡vuelve allí! Después de coger aire un par de veces más, Tina sacó dos refrescos de la nevera y despacio se dirigió hacia donde estaba Bette. Se paró justo antes de salir de la cocina, metiéndose otra vez y dejando los refrescos encima de la mesa. Se puso una mano delante de su boca y echó el aliento. Alcanzó un pequeño bote de los armarios de arriba de la cocina y se puso un caramelo de menta en la boca, antes de rehacer su camino.
Pilló a Bette llevándose un caramelo a la boca también, pero esperó a que lo hiciera para anunciar su llegada. “Espero que estén bien los refrescos.”
Bette se giró. “Si, claro.”
Tina se acercó a Bette y le extendió el refresco, tocándole con sus dedos su mano cuando cogía el refresco. Bette le sonrió. Tina parecía estar mucho más relajada ahora. Ambas se sentaron en el sofá, Bette a centímetros tan solo de Tina. “Tee, quiero que estés de lo más cómoda aquí.”
“Lo sé.” Asintió Tina, dejando su refresco en la mesita. Bajó la mirada a sus manos, cuyos dedos jugueteaban con la parte de abajo de su camiseta. “Te acuerdas de aquella noche después de lo de Eric.”
Cómo se le podía olvidar eso a Bette, fue uno de los momentos en que más miedo pasó. “Ajá.”
“¿Cuando…ca-casi nos besamos?”
Bette asintió, pasándole un brazo por sus hombros, frotándole el brazo a Tina.
“Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando...me asusté mucho.”
El corazón de Bette decayó. “Siento aquello.”
Tina continuó. “Asustada pero emocionada. Porque en ese segundo, supe que lo que sentía hacia ti era real.” Tina se acercó más a Bette, pasándole un brazo por la espalda de Bette.
“No quiero meterte prisa, porque no quiero perderte. Así que si no quieres hacer esto, dímelo.” Susurró Bette con voz quebrada, acariciándole con su dedo el contorno de su cara.
“Quiero.” Contestó en un susurro Tina, casi rozándose sus narices. Podía oler el caramelo de sabor a menta que escapaba de la boca de Bette. Escuchaba su respiración fuerte entrar y salir por su nariz.
Sentía su corazón acelerarse cada vez más mientras Bette se inclinaba hacia ella y le rozó suavemente los …
¡GUAU GUAU!
Ambas pegaron un salto ante la inesperada interrupción de Jagger, que las miraba con la correa cogida por la boca. “¡Jesús!” Exclamó Tina sin aliento y luego se le escapó una risa. Movió su cabeza, volviendo a mirar a Bette, mirando a sus profundos y destellantes ojos marrones. Bette se mordió el labio, acercándose otra vez. Justo cuando estaban a punto de conectar sus labios..
¡GUAU!
Jagger gimió, dándole con su cabeza en la pierna de Tina. Siguiendo de frente a Bette, Tina cerró los ojos y dejó escapar un débil quejido. “Tengo que sacarle a pasear o no nos dejará en paz hasta que lo haga.”
Bette suspiró. “No pasa nada.” Miró al enorme perro. No se estaba quieto, parecía como si estuviera bailoteando para que no se le escapara el pis. No es su culp. La naturaleza llama cuando toca.
Tina de mala gana se levantó. “Muy bien, muy bien.” Refunfuñó un poco mientras le ataba la correa. Bette se levantó también; no se iba a quedar sentada y esperar a Tina en su casa. “Será rápido, lo prometo.” Dijo Tina disculpándose.
“No pasa nada Tina; tenemos mucho tiempo, ¿no?”
“Si.” Notó un estirón por parte de Jagger que la llevaba hacia la puerta. “¡De acuerdo!, acabemos con esto ya.” Suspiró, abriendo la puerta y casi volando de los estirones que le pegaba el perro.
Diez minutos después, ya estaban de vuelta y Jagger ya estaba contento, perdiéndose por hacia Dios sabe dónde cuando Tina lo desató. Ambas chicas suspiraron a la vez y se volvieron al salón. Tina pasó por delante de Bette para irse a sentar en el sofá, pero antes de que hiciese nada Bette la cogió por el brazo y poniéndole una mano en la cintura se la acercó. “Ahora, ¿dónde estábamos?”
Tina exhaló, tocándole el pelo a Bette, sintiendo su suave cabello rizado pasando por entre sus dedos mientras le colocaba suavemente un mechón detrás de la oreja. Esto es .
Bette se perdió en la mirada de Tina, inclinándose hacia ella y..
RING RING RING
Bette dejó escapar un gruñido. Esta vez, era interrupción suya. Echando la cabeza hacia atrás y miró al techo, movió la cabeza antes de meter la mano en el bolsillo de la chaqueta en busca de su móvil. Se apartó. “Es Alice.”
“Cómo no.” Rió Tina, cruzándose de brazos. Si Bette podía esperarla, ella también podía hacerlo por ella.
“Ahora no.” Contestó Bette.
“Wa, Porter, relájate. Solamente me preocupaba por ti, asegurándome de que no renuncias a nuestro trato.”
“No. Luego te llamo.”
“Ey, ¿qué prisas son esas? ¿Qué estás haciendo?”
“Adiós Alice.”
“¿Estás con Tina?” Bette escuchó de lejos el grito de Alice una vez ya se había quitado el teléfono de la oreja para colgar. Metiéndoselo en el bolsillo, se volvió hacia Tina. “En fin..”
Ring Ring
“¡Joder!” Masculló Bette, abriendo de malas el teléfono. “¡Deja de llamarme!”
“Espera, antes de que cuelgues, ¡responde a una pregunta!” Gritó Alice lo más rápido que le fue posible.
“¿Qué?” Dijo casi chillando Bette, empezando a perder los nervios.
“En escala del uno a diez: ¿cómo besa Tina?”
La única respuesta de Bette fue un gruñido y colgó, desconectando el móvil antes de guardárselo en el bolsillo. Cuando miró a Tina, tenía la mano puesta en la boca riéndose, a Bette tampoco le costó mucho en ponerse a reír. Se acercó a Tina y la cogió suavemente por la cintura acercándosela. “¿Quieres volver a probar?”
“No sé, ¿crees que nos volverán a interrumpir?” Dijo Tina, su risa se fue apagando.
“H ..me apuesto un beso a que no.”
“Acepto la apuesta.” Susurró Tina despacio, mirando los ojos de Bette. Es ahora. Puedo sentirlo.
Bette suspiró mordiéndose el labio mientras miraba los ojos de Tina en busca de algún temor. No encontró ninguno, para su alivio, sólo calidez en su mirada. Como si la casa se nos cae encima; la beso ahora mismo. Bette se inclinó y finalmente sus labios se encontraron.
Fue suave, delicado, pero lleno de una inexplicable pasión.
Chispas se quedaba corto. Era mucho más que eso. Era una mezcla entre chispas, fuegos artificiales, bomb_as, y cualquier cosa que explotase. Tina sintió como sus rodillas le temblaban y se quedaba sin fuerza, y agarró más fuerte a Bette, sintiendo un cosquilleo que le recorría todo su cuerpo mientras se besaban. Los labios de Bette eran tan suaves, dulces, incluso cuando pidió paso con su lengua. Fue como si el mundo entero se detuviese por sólo unos minutos. Su cabeza le giraba y su corazón le palpitaba con fuerza. Mareada, Tina se dejó caer en los brazos de Bette completamente abrumada.
Era todo lo que había pensado y más. Bette nunca había sentido nada como esto. El golpe de electricidad que le pasó por su cuerpo fue tan intenso como para hacerla saltar, pero no se atrevió a romper el beso. Puso una mano detrás de la cabeza de Tina, sintiendo el cuerpo de Tina pegarse más contra el suyo. Estaban a punto de saltarle las lágrimas. Bette nunca se había sentido tan feliz como ahora.
Cuando empezaron a notar la falta de oxígeno, tuvieron que romper el contacto. Jadeando, Tina alzó la mirada hacia Bette, su visión levemente borrosa. “¿Es esto lo que me he estado perdiendo?” Susurró tan flojito que Bette no pudo oírla.
“¿H ?” Dijo Bette, plantándole un besito en los labios.
Tina no respondió. Solamente se quedó mirando a los ojos de Bette, viendo todo el amor que tenía por ella. Se sintió querida, segura, relajada. Y más que nada, sintió que había encontrado lo que esperaba, sin ni siquiera darse cuenta que estaba buscando.
“¿Tee? ¿Estás bien?”
“Más que bien.” Tina le dio un beso. “Mucho mejor.”
El corazón de Bette saltaba de alegría. Le dio un abrazo. Acariciando con su nariz su cuello. “Por favor, dime que no estoy soñando.” Dijo Bette, acordándose de la misma pregunta que le hizo la mañana en que Tina le confesó sus sentimientos.
“Será mejor que no lo estés.” Bromeó Tina, cogiendo fuerte a Bette.
Al día siguiente, Tina saltó al coche de Bette. “Buenos días” Dijo medio cantando, haciendo sonreír a Bette.
“¿Qué es lo que te hace estar tan alegre?” Preguntó Bette, sorprendida.
“Tengo buenas noticias, ayer me dieron buenas noticias pero pensé mejor en guardármelo para hoy.” Tina sonrió, tocándole el brazo a Bette.
“¿Qué es?” El corazón de Bette palpitaba de emoción.
“A mi madre le toca hacer otra doble guardia en el hospital. Y a Sammy le dieron trabajo, lo que significa que tengo un montón de horas para estar sola en casa.” Tina exageró las últimas palabras para que Bette lo cogiera. “Sola en mi casa durante horas.”
Le llevó a Bette un minuto para asimilarlo todo, pero cuando lo hizo, le apareció en su cara la sonrisa más grande y brillante. El corazón de Tina se paró al ver la gran sonrisa de Bette. ¿Siempre ha tenido esa increíble sonrisa?
“¿Quieres decir que tienes la casa entera para ti solita?”
Tina asintió.
“¿Y por qué no me lo contaste ayer?”
“Porque tenías repaso con Shane y necesitabas estar centrada, ¿no?” Razonó Tina.
“Cierto.” Dijo Bette.
Luego, Tina preguntó, “¿te gustaría pasarte por casa después del cole?”
“¿Hace falta preguntar?” Respondió Bette, eufórica. ¡Hoy es el día!
“Bien.” Apenas susurró Tina mordiéndose el labio.
El resto del día se les hizo eterno para Bette y Tina ya que tenían muchas ganas de pasar ese rato a solas. Cuando por fin se terminaron las clases, Bette y Tina prácticamente salieron corriendo hacie el coche de Bette, y se apresuraron hacia la casa de los Kennard, pero sin pasarse de rápido; no quería vérselas con la policía.
Cuando llegaron a la casa de Tina, ambas estaban nerviosísimas. Bette dejó el coche y miró a Tina algo preocupada. ¿Qué pensará cuando nos besemos? ¿No le gustará y cambiará de opinión? ¿Y que pasa si ahora cambia de opinión? ¿Dónde me dejaría eso?
Mientras salían del coche, Tina también pensaba. Ya está. Me pregunto cómo será besar a Bette, a qué sabrán sus labios, ¿serán suaves? Estoy tan nerviosa pero a la vez no. No sé, pero algo me dice que no será como nada que haya experimentado antes.
Bette podría decir que Tina también estaba nerviosa mientras veía a la pobre chica intentando abrir la puerta torpemente con sus llaves. Nada más abrir, apareció Jagger, meneando su pequeña cola, sus uñas resonaba contra el parqué de la casa. “¡Mama! ¡Sammy! Estoy en casa y Bette está conmigo.” Dijo Tina en fuerte mientras entraban en casa. Se giró al no obtener ninguna respuesta. “Sólo para asegurarme.” Bette le dio una sonrisa tranquilizadora mientras entraba en casa y cerraba la puerta tras de sí.
Ninguna de las dos sabía qué hacer.
“Esto..¿Quieres algo?” Preguntó Tina estirándose su dedo índice con nerviosismo.
“Si.” Dijo Bette. “Iré a sentarme en el salón.” Supuso que Tina necesitaba un minuto para estar sola, al igual que ella.
“Vale.” Contestó Tina muy rápidamente y se fue casi corriendo hacia la cocina. Una vez allí, se apoyó en la encimera, respirando profundo. ¿Qué demonios te pasa? Bette va a pensar que soy un bicho raro si no me controlo. Bueno, puede ser que nos besemos, vale, definitivamente te va a besar, pero ya has besado antes. Y es una chica, ¿implica eso alguna diferencia? Te gusta, le dijiste que te gustaba, y ya ha sido lo suficientemente paciente contigo. Quieres ese beso. Sabes que lo quieres. Así que deja de actuar como una tonta y ¡vuelve allí! Después de coger aire un par de veces más, Tina sacó dos refrescos de la nevera y despacio se dirigió hacia donde estaba Bette. Se paró justo antes de salir de la cocina, metiéndose otra vez y dejando los refrescos encima de la mesa. Se puso una mano delante de su boca y echó el aliento. Alcanzó un pequeño bote de los armarios de arriba de la cocina y se puso un caramelo de menta en la boca, antes de rehacer su camino.
Pilló a Bette llevándose un caramelo a la boca también, pero esperó a que lo hiciera para anunciar su llegada. “Espero que estén bien los refrescos.”
Bette se giró. “Si, claro.”
Tina se acercó a Bette y le extendió el refresco, tocándole con sus dedos su mano cuando cogía el refresco. Bette le sonrió. Tina parecía estar mucho más relajada ahora. Ambas se sentaron en el sofá, Bette a centímetros tan solo de Tina. “Tee, quiero que estés de lo más cómoda aquí.”
“Lo sé.” Asintió Tina, dejando su refresco en la mesita. Bajó la mirada a sus manos, cuyos dedos jugueteaban con la parte de abajo de su camiseta. “Te acuerdas de aquella noche después de lo de Eric.”
Cómo se le podía olvidar eso a Bette, fue uno de los momentos en que más miedo pasó. “Ajá.”
“¿Cuando…ca-casi nos besamos?”
Bette asintió, pasándole un brazo por sus hombros, frotándole el brazo a Tina.
“Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando...me asusté mucho.”
El corazón de Bette decayó. “Siento aquello.”
Tina continuó. “Asustada pero emocionada. Porque en ese segundo, supe que lo que sentía hacia ti era real.” Tina se acercó más a Bette, pasándole un brazo por la espalda de Bette.
“No quiero meterte prisa, porque no quiero perderte. Así que si no quieres hacer esto, dímelo.” Susurró Bette con voz quebrada, acariciándole con su dedo el contorno de su cara.
“Quiero.” Contestó en un susurro Tina, casi rozándose sus narices. Podía oler el caramelo de sabor a menta que escapaba de la boca de Bette. Escuchaba su respiración fuerte entrar y salir por su nariz.
Sentía su corazón acelerarse cada vez más mientras Bette se inclinaba hacia ella y le rozó suavemente los …
¡GUAU GUAU!
Ambas pegaron un salto ante la inesperada interrupción de Jagger, que las miraba con la correa cogida por la boca. “¡Jesús!” Exclamó Tina sin aliento y luego se le escapó una risa. Movió su cabeza, volviendo a mirar a Bette, mirando a sus profundos y destellantes ojos marrones. Bette se mordió el labio, acercándose otra vez. Justo cuando estaban a punto de conectar sus labios..
¡GUAU!
Jagger gimió, dándole con su cabeza en la pierna de Tina. Siguiendo de frente a Bette, Tina cerró los ojos y dejó escapar un débil quejido. “Tengo que sacarle a pasear o no nos dejará en paz hasta que lo haga.”
Bette suspiró. “No pasa nada.” Miró al enorme perro. No se estaba quieto, parecía como si estuviera bailoteando para que no se le escapara el pis. No es su culp. La naturaleza llama cuando toca.
Tina de mala gana se levantó. “Muy bien, muy bien.” Refunfuñó un poco mientras le ataba la correa. Bette se levantó también; no se iba a quedar sentada y esperar a Tina en su casa. “Será rápido, lo prometo.” Dijo Tina disculpándose.
“No pasa nada Tina; tenemos mucho tiempo, ¿no?”
“Si.” Notó un estirón por parte de Jagger que la llevaba hacia la puerta. “¡De acuerdo!, acabemos con esto ya.” Suspiró, abriendo la puerta y casi volando de los estirones que le pegaba el perro.
Diez minutos después, ya estaban de vuelta y Jagger ya estaba contento, perdiéndose por hacia Dios sabe dónde cuando Tina lo desató. Ambas chicas suspiraron a la vez y se volvieron al salón. Tina pasó por delante de Bette para irse a sentar en el sofá, pero antes de que hiciese nada Bette la cogió por el brazo y poniéndole una mano en la cintura se la acercó. “Ahora, ¿dónde estábamos?”
Tina exhaló, tocándole el pelo a Bette, sintiendo su suave cabello rizado pasando por entre sus dedos mientras le colocaba suavemente un mechón detrás de la oreja. Esto es .
Bette se perdió en la mirada de Tina, inclinándose hacia ella y..
RING RING RING
Bette dejó escapar un gruñido. Esta vez, era interrupción suya. Echando la cabeza hacia atrás y miró al techo, movió la cabeza antes de meter la mano en el bolsillo de la chaqueta en busca de su móvil. Se apartó. “Es Alice.”
“Cómo no.” Rió Tina, cruzándose de brazos. Si Bette podía esperarla, ella también podía hacerlo por ella.
“Ahora no.” Contestó Bette.
“Wa, Porter, relájate. Solamente me preocupaba por ti, asegurándome de que no renuncias a nuestro trato.”
“No. Luego te llamo.”
“Ey, ¿qué prisas son esas? ¿Qué estás haciendo?”
“Adiós Alice.”
“¿Estás con Tina?” Bette escuchó de lejos el grito de Alice una vez ya se había quitado el teléfono de la oreja para colgar. Metiéndoselo en el bolsillo, se volvió hacia Tina. “En fin..”
Ring Ring
“¡Joder!” Masculló Bette, abriendo de malas el teléfono. “¡Deja de llamarme!”
“Espera, antes de que cuelgues, ¡responde a una pregunta!” Gritó Alice lo más rápido que le fue posible.
“¿Qué?” Dijo casi chillando Bette, empezando a perder los nervios.
“En escala del uno a diez: ¿cómo besa Tina?”
La única respuesta de Bette fue un gruñido y colgó, desconectando el móvil antes de guardárselo en el bolsillo. Cuando miró a Tina, tenía la mano puesta en la boca riéndose, a Bette tampoco le costó mucho en ponerse a reír. Se acercó a Tina y la cogió suavemente por la cintura acercándosela. “¿Quieres volver a probar?”
“No sé, ¿crees que nos volverán a interrumpir?” Dijo Tina, su risa se fue apagando.
“H ..me apuesto un beso a que no.”
“Acepto la apuesta.” Susurró Tina despacio, mirando los ojos de Bette. Es ahora. Puedo sentirlo.
Bette suspiró mordiéndose el labio mientras miraba los ojos de Tina en busca de algún temor. No encontró ninguno, para su alivio, sólo calidez en su mirada. Como si la casa se nos cae encima; la beso ahora mismo. Bette se inclinó y finalmente sus labios se encontraron.
Fue suave, delicado, pero lleno de una inexplicable pasión.
Chispas se quedaba corto. Era mucho más que eso. Era una mezcla entre chispas, fuegos artificiales, bomb_as, y cualquier cosa que explotase. Tina sintió como sus rodillas le temblaban y se quedaba sin fuerza, y agarró más fuerte a Bette, sintiendo un cosquilleo que le recorría todo su cuerpo mientras se besaban. Los labios de Bette eran tan suaves, dulces, incluso cuando pidió paso con su lengua. Fue como si el mundo entero se detuviese por sólo unos minutos. Su cabeza le giraba y su corazón le palpitaba con fuerza. Mareada, Tina se dejó caer en los brazos de Bette completamente abrumada.
Era todo lo que había pensado y más. Bette nunca había sentido nada como esto. El golpe de electricidad que le pasó por su cuerpo fue tan intenso como para hacerla saltar, pero no se atrevió a romper el beso. Puso una mano detrás de la cabeza de Tina, sintiendo el cuerpo de Tina pegarse más contra el suyo. Estaban a punto de saltarle las lágrimas. Bette nunca se había sentido tan feliz como ahora.
Cuando empezaron a notar la falta de oxígeno, tuvieron que romper el contacto. Jadeando, Tina alzó la mirada hacia Bette, su visión levemente borrosa. “¿Es esto lo que me he estado perdiendo?” Susurró tan flojito que Bette no pudo oírla.
“¿H ?” Dijo Bette, plantándole un besito en los labios.
Tina no respondió. Solamente se quedó mirando a los ojos de Bette, viendo todo el amor que tenía por ella. Se sintió querida, segura, relajada. Y más que nada, sintió que había encontrado lo que esperaba, sin ni siquiera darse cuenta que estaba buscando.
“¿Tee? ¿Estás bien?”
“Más que bien.” Tina le dio un beso. “Mucho mejor.”
El corazón de Bette saltaba de alegría. Le dio un abrazo. Acariciando con su nariz su cuello. “Por favor, dime que no estoy soñando.” Dijo Bette, acordándose de la misma pregunta que le hizo la mañana en que Tina le confesó sus sentimientos.
“Será mejor que no lo estés.” Bromeó Tina, cogiendo fuerte a Bette.
Anaïs- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 16/05/2008
Re: [Terminado] Más que un sentimiento
Capítulo 20
Cuando Bette y Tina empezaron a besarse no sabían lo difícil que llegaría a ser separarse. Era como si sus labios se hubieran convertido en dos imanes que se atraían. A cada frase, palabra, sílaba le seguía un besito en los labios, como si se necesitase para poderse comunicar bien; como si sin un beso entre palabra y palabra no se fueran a entender cuando hablaban. Bette disfrutaba cada segundo de eso. Tina igual. Cogidas, abrazadas, besándose, todo.
Pero, como con todas las cosas buenas, se acaba.
Se estaba haciendo tarde, Samantha llegaría en cualquier momento a casa, y Tina no pensaba que en estos precisos momentos pudiese controlar y esconder sus emociones delante de su hermana. Samantha tardaría un segundo en darse cuenta de todo tan solo por la forma en que ahora mismo Tina y Bette intercambiaban miradas.
Eso es por lo que Bette tuvo que irse.
Increíblemente, Tina fue capaz de tomar la chaqueta y bolsa de Bette sin dejar de besarla y dirigirse hacia la puerta sin romper el contacto. Cuando la espalda de Bette topó con la puerta, Tina le dio un último beso, hasta que finalmente la dejó ir. “Tienes que irte.” Dijo en medio de pequeños besitos.
“Lo sé.” Respondió Bette tomando a Tina por la cintura con una mano mientras que con la otra le pasaba un dedo por los labios. Volviendo a besar a Tina, su rostro se tornó triste. “No quiero irme.”
“Yo tampoco quiero.” Susurró Tina casi sin aliento, acariciando el rostro de Bette. “Pero tienes.” Tina agarró la chapa y empezó a abrir la puerta, pero Bette volvió a cerrar la puerta con su espalda.
“Espera sólo un minuto.” Apenas se le oyó decir a Bette cuando fue directa a su boca.
“Bette, Bette, Bette.” Tina intentaba decir, medio riéndose. Finalmente se separó, completamente falta de oxígeno. “Tienes que irte.”
Haciendo una mueca Bette suspiró. “Está bien, pero que conste que me voy bajo protesta.”
“Te recompensaré.”
“Te tomo la palabra.” Bette besó a Tina una vez más antes de dejarla abrir la puerta. Tomo la mano de Tina y le dio un apretón antes de marcharse ya. “Te llamo después.”
“Oray.” Tina se apoyó en el marco de la puerta, mordiéndose el labio mientras seguía con la mirada a Bette. De repente, sintió un profundo y doloroso sentimiento colocarse en su pecho. Quiero que vuelva. Tina hizo lo posible para hacer caso omiso de ese dolor mientras cerraba su puerta y se dirigía a su cuarto. Definitivamente, Dana tenía que saber sobre esto.
Bette entró en su habitación y se tumbó en la cama, llevándose dos dedos a sus labios, sonriendo. Cerrando los ojos, podía imaginarse los dulces labios de Tina sobre los suyos; oler ese perfume de frutas indescifrables tan apetecible que desprendía su pelo, y sentir los suaves dedos de Tina recorrer su cabello, pasar casi rozando por su cabeza. Dios, la quiero de verdad…
Golpearon a la puerta antes de abrirla. Bette se sentó recta en su cama, sacándola de sus sueños. Era Melvin. “¿Puedo pasar?” Preguntó asomando la cabeza por la puerta.
“Claro papa.” Dijo Bette animada. Estaba de buen humor, y nada le podría poner de malas. “¿Qué pasa?”
Melvin se sentó en la cama al lado de Bette y la cogió por la mano. “Sólo quería ver cómo estaba mi pequeña. ¿Qué tal la escuela? ¿Cómo va tu programa de tutorías?”
Bette se encogió de hombros. “Va bastante bien. Shane está empezando a escuchar y a hacer los deberes. Es más lista de lo que se cree.”
“Eso es porque te tiene a ti como profesora.” Melvin le dio unos golpecitos en la palma de su mano.
“Oh papa, quería preguntarte, ¿está bien si un día de estos traigo a una amiga a cenar?”
“¿Una amiga?” Preguntó Melvin con tono de sospecha.
“Si, mi amiga Tina Kennard. Te he hablado de ella.” Le costaba llamar a Tina por amiga pero por ahora tenía que ser así.
“Oh oh si. La chica con la que hacías el trabajo.” La voz de Melvin cambió cuando se acordó. Silenciosamente, se reprendió a sí mismo; por supuesto que no todas las chicas que trajese Bette a casa tenían por qué ser lesbianas. Era sólo su compañera del trabajo. Sintiéndose mal, Melvin asintió. “¿Qué tal el viernes?”
“¡Eso sería estupendo!” Le dio un besito en la mejilla a su padre. “Gracias papi.”
“De nada pequeña.” Melvin se levantó. “La cena pronto estará lista, así que.”
“Ahora me lavo.” Bette terminó la frase.
Melvin asintió. Empezó a marcharse, pero se giró. “Ah sí, casi me olvido, la Srta. Pieszecki te ha llamado tres veces.”
Bette se rió y movió la cabeza. “Oray. Gracias.”
Melvin suspiró ásperamente mientras se iba. Bette esperó hasta estar segura de que se había alejado lo suficiente para tomar su celular. Lo encendió y se rió al ver cinco llamadas perdidas todas de Alice. Llamándola, Bette pensó para sí. Está loca.
Apenas sonó un tono cuando rápidamente contestó Alice. “Oh, así que ahora ya estás libre para hablar, ¿no? Que, ¿no tienes tu cara atada permanentemente a la de Tina?”
“Muy graciosa.” Dijo con sarcasmo. “En serio, piensa, cinco veces a mi celular y tres a mi casa, ¿es que no tienes vida propia?”
Alice no se dejaba una. “La tengo, gracias. Pero estoy muy emocionada de que te pase esto y así me lo tengas que contar todo.”
“Gracias.”
“Sigue sin haber respondido a mi pregunta.”
“¿Qué pregunta?”
“En escala del uno al diez: ¿cómo besa Tina?”
“Hmm…107.” Respondió Bette.
“¡Caray! Quién lo iba a decir.” Bette podía ver la cara de impresión de Alice. “Y sospecho que una tal Srta. Kennard te ha enamorado perdidamente.”
“Por supuesto.” Rió Bette, pero luego se puso seria. “Es lo mejor que me ha pasado nunca.”
“¿Y qué se supone que soy yo? ¿Un trozo de carne?”
Bette se mordió el labio, se le dibujó una sonrisa en un lado de su boca. “Creo que me he enamorado de ella.”
Silencio.
“¿Alice? ¿Hola?”
“Wuauuu, Porter, avisa antes de soltar una bomba como esa.”
“Si.” Suspiró. “Es una locura Al, cuando estoy con ella, todo está bien. Cuando no lo estoy, quiero estar con ella. No puedo dejar de pensar en ella. Cada segundo de cada minuto de cada día…”
“Oh, qué bonito y dulce, me va a entrar una caries.”
“¡Hablo en serio!”
“Yo también. En serio, me alegro por ti. Tina es buena para ti. Ambas lo consiguieron sacar la mejor parte de cada una. Dana me contó ayer que Tina le dijo que nunca antes se había sentido tan feliz. Lo que es también, asquerosamente empalagoso.”
Bette no pudo evitarlo y sonrió como una niña de colegio. “¿De veras dijo eso?” Para, no me digas más, no seré capaz de contenerlo todo.
“Sip.”
“¡Bette, la cena está lista!” La llamó Melvin desde el piso de abajo.
Bette tapó el teléfono y respondió, “¡ahora bajo!”, luego se volvió a llevar el teléfono a la oreja. “Al, me tengo que ir. Te llamo luego.”
“Porter, por favor, ¿me prometes algo?” Dijo Alice rápido antes que colgase Bette.
“¿Qué?”
“Prométeme que pase lo que pase seguirás teniendo ese cínico pesimismo de siempre que me gusta tanto.”
“Por supuesto. Adiós.”
“¡Adios!” Alice colgó.
Bette dejó cu celular y sonrió. Quiero cogerla ahora mismo.
“¡Bette!”
“¡Ya voy!”
“Bueno, y ¿cómo ha sido?” Le preguntó Dana a Tina toda emocionada.
Tina se sentó en la cama encima de sus pies. “¿Te acuerdas del festival de fuegos artificiales de la playa?”
“Si.”
“Pues multiplícalo por mil.”
Dana, que justo estaba bebiendo, casi echa toda el agua por la boca. Tosió, dejando la botella de agua en su mesa. Tosiendo un poco más, Dana se llevó una mano al pecho, calmándose. “¿De verdad?”
“Oh si.” Tina asintió con la cabeza como si Dana pudiera verla.
“Wowww, suena como que salió bastante mal, ¿eh?”
“Me gusta mucho Dana. Nunca pensé que llegaría a decir esto, y más aún de una chica, pero me gusta y lo único que va a hacer es que sea más difícil mantenerlo como un secreto.”
“Es difícil pretender que sólo somos amigas. Pero vale la pena.”
“Ella merece la pena.” Corrigió Tina.
“Mucho.” Dijo Dana con voz ronca. “¿Por qué tiene que ser tan duro?” Dijo quejándose.
“No tendría que serlo.” Razonó Tina. “Si se lo pudiéramos contar a nuestros padres…”
Dana la interrumpió. “No, gracias. Ahora no, al menos mientras siga viviendo con ellos.”
“Dana, en serio, ¿por qué iba a ser tan malo?”
“No lo sé, pero ya me lo estoy viendo en mi cabeza. La cabeza de mi madre explotando por todos los muebles tapizados.”
“Dana.” Se rió Tina, cerrando los ojos mientras se dibujaba la imagen en su cabeza.
“Hey, que podría pasar.” Dana suspiró. “O simplemente podrían renegarme y odiarme el resto de su vida.”
“No podrían. Tus padres no podrían quererte más de lo que te quieren.”
“Si claro, en casa, detrás de las paredes. ¿Qué les contarían a sus amigos? ¿Qué pasaría si se enterase la gente? A cualquier parte que fueran mis padres habría siempre rumores y miraditas. Es violento. No, yo estoy muy bien aquí calentita en mi armario.”
“Pero ¿y si Alice no? La madre de Alice sabe que ella es bi y está totalmente de acuerdo con eso. ¿Qué pasará cuando Alice ya no quiera hacer ver más que sólo son amigas? ¿Qué pasaría si algún día Bette tampoco? Bueno, de hecho, no creo que vaya a querer.
“No lo sé. “ Dijo Dana dócilmente. “La verdad es que no me había puesto a pensarlo. Simplemente iba a dejar que el tiempo lo acabe solucionando.”
“Bueno, es un plan. No muy bueno pero es un plan.”
“¿Y qué vas a hacer?”
Tina se encogió de hombros. “No lo sé. Creo que Bette quiere ir en serio con esto, tendré que contárselo a Sammy y a mi madre, pero no ahora.” Suspiró. “Uff..esto es demasiado pesado para la noche de un martes.”
“Oh si.” Dijo Dana. “Muy pesado. Esto es más para la noche de un sábado con una copa de helado.”
“Si, definitivamente, pero tenemos esa fiesta.”
“Oh si, la fiesta. Estoy tan emocionada. Alice dice que tiene cantidad de habitaciones libres para estar ahí a solas y ya sabes qué..” Bromeaba Dana.
“Hey, hey, hey.” Dijo Tina y se echó a reír.
Dana estaba a punto de contestar cuando le empezó a sonar el celular. “Tina, espera un momento, me llaman por la otra línea.”
“SI.”
Pasaron un par de segundos antes de que Dana volviera. “Es Alice.”
“De acuerdo. Hablamos mañana.”
“¿Seguro? Puedo decirle que llame más tarde.”
“No, por favor, no querría privarte de tu amorcito.” Le dijo Tina.
“Jajaja.” Dijo Dana mientras Tina se reía. “Nos vemos mañana.”
“Adiós.”
Dana colgó.
Tina estaba a punto de dejar su habitación cuando le volvió a sonar el teléfono. Lo tomo y miró la pantalla, sonriente abrió el teléfono. Contestó con un suave y dulce, “Hey hola.”
“Hola.” Respondió Bette.
Tina prácticamente podía ver esa sonrisa. Volviéndose a sentar en su cama, preguntó, “¿Qué haces?”
“Nada, simplemente te echaba de menos.”
“Oohh.. qué bonito y qué cursi.”
“Cursi o no, es la verdad.”
“Bien, entonces completamente bonito.”
“Gracias.” Dijo Bette antes de continuar. “Te llamaba porque le he preguntado a mi padre sobre que te vengas un día de estos a cenar y ¿qué te parece el viernes?”
“El viernes por la noche es perfecto. Gracias Bette.”
No me las des todavía. Bette se mordió el labio mientras se imaginaba a Tina cenando con Melvin. Seguro que le gustaría, es lista, divertida y educada. Si, a Melvin le gustaría Tina hasta que descubriese que Bette y ella estaban saliendo. Entonces, se convertiría en Srta. Kennard.
“La verdad es que estoy algo nerviosa. ¿Y si no le gusto a tu padre?” Era como si Tina hubiese leído la mente de Bette. “Qué tal si me das algunas pistas. ¿Cómo debería de actuar?”
“Simplemente sé tú misma Tee. Mi padre te querrá. Hasta que se entere de que yo también la quiero.
“No puedo esperar.” A Tina se le veía realmente emocionada, lo que hacía que Bette todavía la quisiera más.
Ahora que ya le había dicho lo que tenía que decirle, Bette decidió pasar a otros temas. “Y bueno, ¿me echas de menos?”
Tina no respondió de inmediato pero cuando lo hizo, salió como un susurro. “Muchísimo, de hecho, creo que hasta duele y todo.” Y para rebajar un poco el tono de conversación añadió, “lo que parece una locura desde que mañana nos volveremos a ver.”
“Si tú estás loca, yo también. Sólo quiero envolverte con mis brazos. Tomarte.”
“Y quiero que me tomes también.” Tina miró al reloj. “Oye, que ahora debería estar paseando a Jagger la siguiente media hora, ¿Qué me dices si accidentalmente me encuentro contigo en el parque?”
“¡Allí mismo estoy!” Exclamó con entusiasmo Bette, haciendo reír a Tina.
“De acuerdo, hasta ahora.”
“Adiós.” Bette colgó y se fue corriendo hacia su habitación.
Arreglándose el pelo, lavándose los dientes, poniéndose un poquito de maquillaje y echándose colonia. En unos minutos estuvo lista para irse. Cogió unos caramelos de menta de su chaqueta, se miró una última vez antes de irse.
“Papa.” Llamó Bette. “Salgo un momento.”
“Bette.” Dijo Melvin, haciendo parar en seco a Bette. “¿A dónde vas?” Preguntó saliendo de su despacho.
“Sólo voy a encontrarme con Tina en el parque.” Bette contó la verdad, sin necesidad de ir en más detalles que no quería oír. “Te prometo que no me estaré mucho. Sobre una hora o así.”
“Estamos a día de colegio, acuérdate de eso.”
“Papa, ¿cuándo he llegado yo alguna vez tarde a casa?”
“Sólo que lo tengas presente.”
“De acuerdo.” Bette hizo lo posible para no enfadarse. “No llegaré tarde.” Y salió por la puerta.
Hora y media más tarde, Bette se encaminaba hacia lo que a partir de ahora llamarían afectuosamente su banco. Tina llegó poco después, desatando a Jagger y tirándole su pelota antes de llegar al banco. Bette sonrió, dejando que Tina se acurrucase entre sus brazos.
Tina abrazó a Bette, cerrando sus ojos. “Dios, ¿por cuánto tiempo te fuiste? Tres horas y no podía soportarlo.”
“Yo tampoco.” Dijo Bette, acariciando con su cara el cuello de Tina.
Asegurándose de que estaban solas y nadie las veía, Tina le susurró al oído de Bette. “Bésame.”
Bette también examinó la parte que veía y apartando su cara de su cuello, le sonrió y sus labios se encontraron.
Es Tina. Sé que es ella.
Se siente tan bien. Me siento tan bien con Bette ¿y voy a tener que ocultar esto de mi familia?
Cuando Bette y Tina empezaron a besarse no sabían lo difícil que llegaría a ser separarse. Era como si sus labios se hubieran convertido en dos imanes que se atraían. A cada frase, palabra, sílaba le seguía un besito en los labios, como si se necesitase para poderse comunicar bien; como si sin un beso entre palabra y palabra no se fueran a entender cuando hablaban. Bette disfrutaba cada segundo de eso. Tina igual. Cogidas, abrazadas, besándose, todo.
Pero, como con todas las cosas buenas, se acaba.
Se estaba haciendo tarde, Samantha llegaría en cualquier momento a casa, y Tina no pensaba que en estos precisos momentos pudiese controlar y esconder sus emociones delante de su hermana. Samantha tardaría un segundo en darse cuenta de todo tan solo por la forma en que ahora mismo Tina y Bette intercambiaban miradas.
Eso es por lo que Bette tuvo que irse.
Increíblemente, Tina fue capaz de tomar la chaqueta y bolsa de Bette sin dejar de besarla y dirigirse hacia la puerta sin romper el contacto. Cuando la espalda de Bette topó con la puerta, Tina le dio un último beso, hasta que finalmente la dejó ir. “Tienes que irte.” Dijo en medio de pequeños besitos.
“Lo sé.” Respondió Bette tomando a Tina por la cintura con una mano mientras que con la otra le pasaba un dedo por los labios. Volviendo a besar a Tina, su rostro se tornó triste. “No quiero irme.”
“Yo tampoco quiero.” Susurró Tina casi sin aliento, acariciando el rostro de Bette. “Pero tienes.” Tina agarró la chapa y empezó a abrir la puerta, pero Bette volvió a cerrar la puerta con su espalda.
“Espera sólo un minuto.” Apenas se le oyó decir a Bette cuando fue directa a su boca.
“Bette, Bette, Bette.” Tina intentaba decir, medio riéndose. Finalmente se separó, completamente falta de oxígeno. “Tienes que irte.”
Haciendo una mueca Bette suspiró. “Está bien, pero que conste que me voy bajo protesta.”
“Te recompensaré.”
“Te tomo la palabra.” Bette besó a Tina una vez más antes de dejarla abrir la puerta. Tomo la mano de Tina y le dio un apretón antes de marcharse ya. “Te llamo después.”
“Oray.” Tina se apoyó en el marco de la puerta, mordiéndose el labio mientras seguía con la mirada a Bette. De repente, sintió un profundo y doloroso sentimiento colocarse en su pecho. Quiero que vuelva. Tina hizo lo posible para hacer caso omiso de ese dolor mientras cerraba su puerta y se dirigía a su cuarto. Definitivamente, Dana tenía que saber sobre esto.
Bette entró en su habitación y se tumbó en la cama, llevándose dos dedos a sus labios, sonriendo. Cerrando los ojos, podía imaginarse los dulces labios de Tina sobre los suyos; oler ese perfume de frutas indescifrables tan apetecible que desprendía su pelo, y sentir los suaves dedos de Tina recorrer su cabello, pasar casi rozando por su cabeza. Dios, la quiero de verdad…
Golpearon a la puerta antes de abrirla. Bette se sentó recta en su cama, sacándola de sus sueños. Era Melvin. “¿Puedo pasar?” Preguntó asomando la cabeza por la puerta.
“Claro papa.” Dijo Bette animada. Estaba de buen humor, y nada le podría poner de malas. “¿Qué pasa?”
Melvin se sentó en la cama al lado de Bette y la cogió por la mano. “Sólo quería ver cómo estaba mi pequeña. ¿Qué tal la escuela? ¿Cómo va tu programa de tutorías?”
Bette se encogió de hombros. “Va bastante bien. Shane está empezando a escuchar y a hacer los deberes. Es más lista de lo que se cree.”
“Eso es porque te tiene a ti como profesora.” Melvin le dio unos golpecitos en la palma de su mano.
“Oh papa, quería preguntarte, ¿está bien si un día de estos traigo a una amiga a cenar?”
“¿Una amiga?” Preguntó Melvin con tono de sospecha.
“Si, mi amiga Tina Kennard. Te he hablado de ella.” Le costaba llamar a Tina por amiga pero por ahora tenía que ser así.
“Oh oh si. La chica con la que hacías el trabajo.” La voz de Melvin cambió cuando se acordó. Silenciosamente, se reprendió a sí mismo; por supuesto que no todas las chicas que trajese Bette a casa tenían por qué ser lesbianas. Era sólo su compañera del trabajo. Sintiéndose mal, Melvin asintió. “¿Qué tal el viernes?”
“¡Eso sería estupendo!” Le dio un besito en la mejilla a su padre. “Gracias papi.”
“De nada pequeña.” Melvin se levantó. “La cena pronto estará lista, así que.”
“Ahora me lavo.” Bette terminó la frase.
Melvin asintió. Empezó a marcharse, pero se giró. “Ah sí, casi me olvido, la Srta. Pieszecki te ha llamado tres veces.”
Bette se rió y movió la cabeza. “Oray. Gracias.”
Melvin suspiró ásperamente mientras se iba. Bette esperó hasta estar segura de que se había alejado lo suficiente para tomar su celular. Lo encendió y se rió al ver cinco llamadas perdidas todas de Alice. Llamándola, Bette pensó para sí. Está loca.
Apenas sonó un tono cuando rápidamente contestó Alice. “Oh, así que ahora ya estás libre para hablar, ¿no? Que, ¿no tienes tu cara atada permanentemente a la de Tina?”
“Muy graciosa.” Dijo con sarcasmo. “En serio, piensa, cinco veces a mi celular y tres a mi casa, ¿es que no tienes vida propia?”
Alice no se dejaba una. “La tengo, gracias. Pero estoy muy emocionada de que te pase esto y así me lo tengas que contar todo.”
“Gracias.”
“Sigue sin haber respondido a mi pregunta.”
“¿Qué pregunta?”
“En escala del uno al diez: ¿cómo besa Tina?”
“Hmm…107.” Respondió Bette.
“¡Caray! Quién lo iba a decir.” Bette podía ver la cara de impresión de Alice. “Y sospecho que una tal Srta. Kennard te ha enamorado perdidamente.”
“Por supuesto.” Rió Bette, pero luego se puso seria. “Es lo mejor que me ha pasado nunca.”
“¿Y qué se supone que soy yo? ¿Un trozo de carne?”
Bette se mordió el labio, se le dibujó una sonrisa en un lado de su boca. “Creo que me he enamorado de ella.”
Silencio.
“¿Alice? ¿Hola?”
“Wuauuu, Porter, avisa antes de soltar una bomba como esa.”
“Si.” Suspiró. “Es una locura Al, cuando estoy con ella, todo está bien. Cuando no lo estoy, quiero estar con ella. No puedo dejar de pensar en ella. Cada segundo de cada minuto de cada día…”
“Oh, qué bonito y dulce, me va a entrar una caries.”
“¡Hablo en serio!”
“Yo también. En serio, me alegro por ti. Tina es buena para ti. Ambas lo consiguieron sacar la mejor parte de cada una. Dana me contó ayer que Tina le dijo que nunca antes se había sentido tan feliz. Lo que es también, asquerosamente empalagoso.”
Bette no pudo evitarlo y sonrió como una niña de colegio. “¿De veras dijo eso?” Para, no me digas más, no seré capaz de contenerlo todo.
“Sip.”
“¡Bette, la cena está lista!” La llamó Melvin desde el piso de abajo.
Bette tapó el teléfono y respondió, “¡ahora bajo!”, luego se volvió a llevar el teléfono a la oreja. “Al, me tengo que ir. Te llamo luego.”
“Porter, por favor, ¿me prometes algo?” Dijo Alice rápido antes que colgase Bette.
“¿Qué?”
“Prométeme que pase lo que pase seguirás teniendo ese cínico pesimismo de siempre que me gusta tanto.”
“Por supuesto. Adiós.”
“¡Adios!” Alice colgó.
Bette dejó cu celular y sonrió. Quiero cogerla ahora mismo.
“¡Bette!”
“¡Ya voy!”
“Bueno, y ¿cómo ha sido?” Le preguntó Dana a Tina toda emocionada.
Tina se sentó en la cama encima de sus pies. “¿Te acuerdas del festival de fuegos artificiales de la playa?”
“Si.”
“Pues multiplícalo por mil.”
Dana, que justo estaba bebiendo, casi echa toda el agua por la boca. Tosió, dejando la botella de agua en su mesa. Tosiendo un poco más, Dana se llevó una mano al pecho, calmándose. “¿De verdad?”
“Oh si.” Tina asintió con la cabeza como si Dana pudiera verla.
“Wowww, suena como que salió bastante mal, ¿eh?”
“Me gusta mucho Dana. Nunca pensé que llegaría a decir esto, y más aún de una chica, pero me gusta y lo único que va a hacer es que sea más difícil mantenerlo como un secreto.”
“Es difícil pretender que sólo somos amigas. Pero vale la pena.”
“Ella merece la pena.” Corrigió Tina.
“Mucho.” Dijo Dana con voz ronca. “¿Por qué tiene que ser tan duro?” Dijo quejándose.
“No tendría que serlo.” Razonó Tina. “Si se lo pudiéramos contar a nuestros padres…”
Dana la interrumpió. “No, gracias. Ahora no, al menos mientras siga viviendo con ellos.”
“Dana, en serio, ¿por qué iba a ser tan malo?”
“No lo sé, pero ya me lo estoy viendo en mi cabeza. La cabeza de mi madre explotando por todos los muebles tapizados.”
“Dana.” Se rió Tina, cerrando los ojos mientras se dibujaba la imagen en su cabeza.
“Hey, que podría pasar.” Dana suspiró. “O simplemente podrían renegarme y odiarme el resto de su vida.”
“No podrían. Tus padres no podrían quererte más de lo que te quieren.”
“Si claro, en casa, detrás de las paredes. ¿Qué les contarían a sus amigos? ¿Qué pasaría si se enterase la gente? A cualquier parte que fueran mis padres habría siempre rumores y miraditas. Es violento. No, yo estoy muy bien aquí calentita en mi armario.”
“Pero ¿y si Alice no? La madre de Alice sabe que ella es bi y está totalmente de acuerdo con eso. ¿Qué pasará cuando Alice ya no quiera hacer ver más que sólo son amigas? ¿Qué pasaría si algún día Bette tampoco? Bueno, de hecho, no creo que vaya a querer.
“No lo sé. “ Dijo Dana dócilmente. “La verdad es que no me había puesto a pensarlo. Simplemente iba a dejar que el tiempo lo acabe solucionando.”
“Bueno, es un plan. No muy bueno pero es un plan.”
“¿Y qué vas a hacer?”
Tina se encogió de hombros. “No lo sé. Creo que Bette quiere ir en serio con esto, tendré que contárselo a Sammy y a mi madre, pero no ahora.” Suspiró. “Uff..esto es demasiado pesado para la noche de un martes.”
“Oh si.” Dijo Dana. “Muy pesado. Esto es más para la noche de un sábado con una copa de helado.”
“Si, definitivamente, pero tenemos esa fiesta.”
“Oh si, la fiesta. Estoy tan emocionada. Alice dice que tiene cantidad de habitaciones libres para estar ahí a solas y ya sabes qué..” Bromeaba Dana.
“Hey, hey, hey.” Dijo Tina y se echó a reír.
Dana estaba a punto de contestar cuando le empezó a sonar el celular. “Tina, espera un momento, me llaman por la otra línea.”
“SI.”
Pasaron un par de segundos antes de que Dana volviera. “Es Alice.”
“De acuerdo. Hablamos mañana.”
“¿Seguro? Puedo decirle que llame más tarde.”
“No, por favor, no querría privarte de tu amorcito.” Le dijo Tina.
“Jajaja.” Dijo Dana mientras Tina se reía. “Nos vemos mañana.”
“Adiós.”
Dana colgó.
Tina estaba a punto de dejar su habitación cuando le volvió a sonar el teléfono. Lo tomo y miró la pantalla, sonriente abrió el teléfono. Contestó con un suave y dulce, “Hey hola.”
“Hola.” Respondió Bette.
Tina prácticamente podía ver esa sonrisa. Volviéndose a sentar en su cama, preguntó, “¿Qué haces?”
“Nada, simplemente te echaba de menos.”
“Oohh.. qué bonito y qué cursi.”
“Cursi o no, es la verdad.”
“Bien, entonces completamente bonito.”
“Gracias.” Dijo Bette antes de continuar. “Te llamaba porque le he preguntado a mi padre sobre que te vengas un día de estos a cenar y ¿qué te parece el viernes?”
“El viernes por la noche es perfecto. Gracias Bette.”
No me las des todavía. Bette se mordió el labio mientras se imaginaba a Tina cenando con Melvin. Seguro que le gustaría, es lista, divertida y educada. Si, a Melvin le gustaría Tina hasta que descubriese que Bette y ella estaban saliendo. Entonces, se convertiría en Srta. Kennard.
“La verdad es que estoy algo nerviosa. ¿Y si no le gusto a tu padre?” Era como si Tina hubiese leído la mente de Bette. “Qué tal si me das algunas pistas. ¿Cómo debería de actuar?”
“Simplemente sé tú misma Tee. Mi padre te querrá. Hasta que se entere de que yo también la quiero.
“No puedo esperar.” A Tina se le veía realmente emocionada, lo que hacía que Bette todavía la quisiera más.
Ahora que ya le había dicho lo que tenía que decirle, Bette decidió pasar a otros temas. “Y bueno, ¿me echas de menos?”
Tina no respondió de inmediato pero cuando lo hizo, salió como un susurro. “Muchísimo, de hecho, creo que hasta duele y todo.” Y para rebajar un poco el tono de conversación añadió, “lo que parece una locura desde que mañana nos volveremos a ver.”
“Si tú estás loca, yo también. Sólo quiero envolverte con mis brazos. Tomarte.”
“Y quiero que me tomes también.” Tina miró al reloj. “Oye, que ahora debería estar paseando a Jagger la siguiente media hora, ¿Qué me dices si accidentalmente me encuentro contigo en el parque?”
“¡Allí mismo estoy!” Exclamó con entusiasmo Bette, haciendo reír a Tina.
“De acuerdo, hasta ahora.”
“Adiós.” Bette colgó y se fue corriendo hacia su habitación.
Arreglándose el pelo, lavándose los dientes, poniéndose un poquito de maquillaje y echándose colonia. En unos minutos estuvo lista para irse. Cogió unos caramelos de menta de su chaqueta, se miró una última vez antes de irse.
“Papa.” Llamó Bette. “Salgo un momento.”
“Bette.” Dijo Melvin, haciendo parar en seco a Bette. “¿A dónde vas?” Preguntó saliendo de su despacho.
“Sólo voy a encontrarme con Tina en el parque.” Bette contó la verdad, sin necesidad de ir en más detalles que no quería oír. “Te prometo que no me estaré mucho. Sobre una hora o así.”
“Estamos a día de colegio, acuérdate de eso.”
“Papa, ¿cuándo he llegado yo alguna vez tarde a casa?”
“Sólo que lo tengas presente.”
“De acuerdo.” Bette hizo lo posible para no enfadarse. “No llegaré tarde.” Y salió por la puerta.
Hora y media más tarde, Bette se encaminaba hacia lo que a partir de ahora llamarían afectuosamente su banco. Tina llegó poco después, desatando a Jagger y tirándole su pelota antes de llegar al banco. Bette sonrió, dejando que Tina se acurrucase entre sus brazos.
Tina abrazó a Bette, cerrando sus ojos. “Dios, ¿por cuánto tiempo te fuiste? Tres horas y no podía soportarlo.”
“Yo tampoco.” Dijo Bette, acariciando con su cara el cuello de Tina.
Asegurándose de que estaban solas y nadie las veía, Tina le susurró al oído de Bette. “Bésame.”
Bette también examinó la parte que veía y apartando su cara de su cuello, le sonrió y sus labios se encontraron.
Es Tina. Sé que es ella.
Se siente tan bien. Me siento tan bien con Bette ¿y voy a tener que ocultar esto de mi familia?
Anaïs- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 16/05/2008
Re: [Terminado] Más que un sentimiento
Capítulo 21
Tina estaba parada delante de su espejo, un vestido informal en una mano, y unos pantalones en la otra. “¿Qué me pongo?” Iba murmurando Tina, alternando entre el vestido y los pantalones. Después de pensarlo mucho, Tina dejó escapar un quejido de frustración y tiró ambas cosas encima de su cama, donde se amontonaba una pila de ropa. “Mierda.” Dijo entre dientes. ¡Sólo quedan tres horas antes de la cena en casa de Bette y no tengo ni idea de qué ponerme!
Sucumbiendo en la derrota de su closet de ropa, Tina se sentó al lado de la inmensa montaña de ropa y sacó su celular. Frunciendo el ceño, llamó a Bette que contestó al poco rato. “Hey, Tee, ¿qué pasa?”
“¡No sé qué ponerme! Mi closet es una porquería.” Dijo Tina indignada, poniendo los ojos en blanco mientras daba un ligero golpe en la cama, haciendo que se cayera toda la pila de ropa que fue a parar al suelo, creando un verdadero desastre.
Bette se rió. “Ponte lo que quieras Tee.”
“¡Oh, eso es una idea estupenda!” Exclamó Tina sarcásticamente. “Que me ponga lo que quiera, ¿por qué no se me habría ocurrido eso antes?”
“Sabes, el sarcasmo no te favorece.”
“Pero me mantiene.” Se rió. “Ahora en serio, ¿cómo crees que debería vestirme?”
“Bueno, si ayuda, mi padre está preparando la barbacoa. ¡Ah! Y le encanta ponerle salsa a todo.”
“Así que casual, pero tampoco mucho y aparentemente blanco tampoco. De acuerdo.” Asintió Tina mirando a su montón.
“¿Crisis salvada?”
“Posiblemente.” Dijo Tina entrecerrando los ojos mientras buscaba ropa en el montón. “Te llamo si vuelvo a necesitar ayuda.”
“Porque yo aconsejo muy bien.” Le dijo a Tina. “De aquí a un rato te paso a buscar. Si sigues teniendo problemas puedo pasar antes y ayudarte.”
“No, es igual, pero puedes pasarte de todas maneras antes así estamos un rato juntas antes de conocer a tu padre.”
Bette sonrió. “Suena a un plan.”
“Si.”
“Ora, pues hasta al rato.”
“Si madam.” Dijo Tina. “Adiós .” Mierda. Quizá no me haya escuchado.
“¿Baby?” Preguntó Bette, dibujándosele una sonrisa cada vez más grande.
Me ha oído. “Lo siento, me ha salido sin querer.”
“No lo sientas. Me gusta.”
“¿Si?” Tina se mordió la uña de su dedo índice, medio sonriendo. “De acuerdo . Nos vemos al rato.”
“De acuerdo. Adiós.” Colgó.
Tina colgó el teléfono y puso sus manos en las caderas mientras miraba a su ropa. Suspiró. “¡Híjole!”
Un rato después, Bette llegaba a su casa y estacionaba el coche, saliendo y yendo rápidamente a la puerta. Tocó al timbre, esperando a Jagger que fuese el primero en darle la . En vez de Jagger, la puerta se abrió y apareció Tina.
Llevaba una blusa negra ajustada y unos pantalones bajos que se le ajustaban perfectamente a todas sus curvas. Casi le dejó sin aliento a Bette. “Ho-hola.” Intentó decir, tragando fuerte. Parecía como si su garganta se fuera contrayendo.
“Hola.” Tina salió y abrazó a Bette.
Inmediatamente, una fragancia aromática envolvió y se coló por sus vías respiratorias. Se arremolinó por su cabeza dejándola atontada. Cuando Tina se apartó, Bette frunció el cejo al apartarse Tina de ella. Tina cerró la puerta, se aseguró de que estaba cerrada, y se puso delante de Bette. “¿Te gusta el conjunto? ¿Es demasiado informal?”
“Está perfecto. Estás guapísima.”
“Gracias. “Los ojos de Tina brillaron por un segundo. “Vamos.”
“Oray.”
Bette condujo hasta el punto más alto de Corona Bay, una colina llena de malezas y separada con una cerca local. Desde el borde de la colina podías ver todas las luces de la ciudad de Corona Bay.
El parque estaba bien, pero Bette quería enseñarle a Tina que ella también tenía su sitio particular.
Bette salió del coche y fue a abrirle la puerta a Tina. Tina salió y miró alrededor. “Qué romántico.” Dijo a modo juguetón.
Bette sonrió mientras se apoyaba en coche y le hacía un gesto a Tina para que hiciera lo mismo. Se apoyó en el auto acurrucándose en Bette mientras Bette la tomaba por los hombros. “Solía venir aquí mucho para pintar la ciudad, no me acuerdo cuántas veces debí hacerlo, nunca quedaba del todo bien.”
Tina miró hacia la ciudad. “Es precioso. Gracias por compartirlo conmigo.” Se volvió y le dio un beso.
Bette le devolvió con uno de los suyos más apasionados. Y ahí se quedaron, viendo cambiar de color la ciudad mientras el sol se iba poniendo. Tina apoyó su cabeza en el hombro de Bette, suspirando con satisfacción.
“¿Le voy a gustar a tu padre?”
Tina sonó tan inocente en aquel momento que Bette quería abrazarla fuerte. La tomo por la cintura y la apretó un poquito dijo, “le vas a encantar a mi padre.”
“¿Alguna pista?”
"Heeee...” Bette frunció el cejo. “Creo que sólo está preparada para contestar a un montón de preguntas sobre el colegio. Básicamente eso.”
“Odio hablar sobre la escuela.”
“Bueno, eso es de lo único que habla mi padre, así que aprende a quererlo.” Bette apoyó su frente con la de Tina.
Estoy aprendiendo a querer algo más. Tina tomo la mano de Bette y la apretó, besándola otra vez.
Mientras salían del coche, Tina movió la cabeza. Era una casa de estilo victoriano. Era grande sí, pero no hogareña. No se respiraba una atmósfera de calidez, más bien todo lo contrario, cosa que hizo poner más nerviosa a Tina. Quizá sólo sea el exterior. “Tu casa es muy grande.”
“Si. También odio eso.”
Tina movió la cabeza. “Oh, no, no, no lo odio...”
“No pasa nada Tee. Intimida un poco, pero al fin y al cabo es mi casa.”
“Si.” Tina miró hacia arriba, entrecerrando los ojos ante el sol californiano de la tarde. La casa intimidaba, pero Bette vivía allí, así que se tragó sus nervios e hizo el camino hacia la puerta.
Una vez dentro, como un museo. Las paredes recubiertas de arte y había esculturas en cada esquina de la casa. ¿Cómo hace para moverse por aquí sin tropezarse con nada? Se preguntaba Tina cuando se tropezaba con una estatua africana.
“Bueno, ¿qué te parece?” Preguntó Bette moviéndose por la casa como si patinase esquivando todos los obstáculos.
“Bueno, ahora ya veo de donde viene tu pasión por el arte.” Tina miró alrededor a todas las distintas obras, algunas extrañamente familiares, otras completamente desconocidas para ella. Aunque todas eran interesantes. Miró alrededor buscando algo que le recordase a Bette. Para su sorpresa, no encontró nada.
“Bette, ¿eres tú?” Una voz áspera y grave emergió de la cocina.
Bette sonrió a Tina antes de contestar. “Si papa. Estamos aquí.”
Melvin salió de la cocina, muy bien vestido como siempre. Siempre se arreglaba cuando tenían compañía, daba igual que fuese una simple amiga del colegio. Los invitados eran invitados, y un Porter siempre tenía que estar perfecto delante de los invitados. “Ah, esta debe ser Tina.” Afirmó Melvin, extendiendo su mano, se curvó su bigote al
sonreír. “Encantado de conocerte.”
Tina la cogió, ofreciéndole a Melvin una nerviosa pero amable sonrisa. “Encantada de conocerle señor.”
“Espero que te guste el bistec.”
Odio el bistec. Si me gusta, Sr. Porter.”
“Excelente.”
“Y espero que también te guste a la brasa con salsa de barbacoa.” Dijo Bette poniendo los ojos en blanco.
Tina sólo asintió, sonriendo tímidamente.
Dándose cuenta que Tina necesitaría un descanso, Bette dijo, “voy a enseñarle mi habitación a Tee.”
Melvin asintió dirigiéndose hacia la cocina. “La cena pronto estará.”
“Oray.” Bette tomo la mano de Tina y empezó a llevarla hacia las escaleras.
Subieron por las escaleras y atravesaron otra galería antes de llegar a la habitación de Bette. Abrió la puerta y dejó pasar a Tina primero. Entró en la habitación y miró alrededor con asombro. La habitación era acogedora y tenía toda esa calidez que al resto de la casa le faltaba. En medio de la habitación, se encontraba la cama de Bette apoyada en la pared, cubierta de un precioso edredón negro. A un lado de la cama estaba la mesa de noche en la que había una lámpara, el reloj, y un marco de foto. Cerca de la mesa se encontraba un espejo de pié al lado del que Tina dedujo que era su closet. Justo a la izquierda de Tina estaba el vestidor. Y al lado de la ventana había un caballete y un taburete. Acuarelas y oleos estaban colgados por las cuatro paredes, a lo que Tina supo que solamente podían pertenecer a Bette o a una persona muy cercana a ella. No se parecían en nada a los que había por toda la casa.
Siguió inspeccionando. Al lado del vestidor se encontraba la mesa de Bette, mucho más cuidada y ordenada que la suya y de una madera negra de caoba. Tina caminó hacia donde estaba el caballete y con su mano recorrió la paleta de pinturas y tomo uno de los pinceles que había. Esta es Bette. Todo esto es ella.
Bette miraba a Tina moverse por su habitación con cierta confusión. ¿Qué está haciendo? Se sentó en su cama, viendo a Tina como exploraba. Finalmente, al cabo de unos minutos, se giró.
“Me gusta tu habitación. Es preciosa.” Caminó hacia una de las acuarelas que colgaban encima de la cama de Bette. Era de la ciudad de noche, una de las favoritas de Bette, supuso Tina. “¿Has pintado tu esto?”
Bette asintió. “Si. Te dije que no acabo de pintar del todo bien la ciudad.”
“No, creo que está bastante bien.” Dijo Tina sonriendo. Volvió a mirar alrededor una vez más, avistando un pequeño dibujo encima de la mesa de noche. Se dirigió hacia él. No se parecía al resto. Era un dibujo de una niña pequeña de piel oscura con un vestido rosa, corriendo por un campo de hierba. Parece Bette.
Bette se puso detrás de Tina.
“Mi madre pintó ese.”
“¿Eres tú?”
“Ajá.” Bette la tomo por detrás por la cintura, apoyando su barbilla en el hombro.
“Es increíble.” Susurró Tina cerrando los ojos. Podía ver a una pequeña Bette de dos años en su suave vestido rosa, haciendo todo lo posible por correr en medio de ese campo. Podía ver a una mujer sentada enfrente del caballete, con un ojo en su hija y el otro en el lienzo, escogiendo aquel momento para recordarlo siempre.
“¿Estás bien?” Preguntó Bette apoyada en su cuerpo estando Tina sin decir nada por el rato más largo.
Tina abrió los ojos y tomo aire con fuerza. “Estoy bien. De verdad que me gusta mucho tu habitación.” Miró hacia abajo a la fotografía que estaba en la mesa. Tomándola, vio que era una mujer con el pelo ondulado castaño y grandes ojos marrones que parecían pestañear incluso en la fotografía. Se asemejaba a Bette, sólo que de piel no tan oscura. “¿Es tu madre?”
“Si. Máxime.” La última palabra la dijo en un suspiro como si hiciera mucho que no la nombraba.
“Es muy guapa.”
“Gracias.”
“Te pareces.”
“¿Si?” Bette dio un beso en el cuello de Tina. “¿Eso hace que yo también sea muy guapa?”
“No. Eso te hace preciosa.” Dijo Tina, dándose la vuelta y besándola.
De repente, Melvin llamó de abajo. “Chicas, la cena está lista.”
Bette se separó al oír la voz de su padre. Dando un quejido, soltó a Tina por la cintura y le tomo la mano, “¿lista?”
“Supongo.”
“Vamos.”
Tomando a Tina por la mano con fuerza, sabiendo que antes de llegar a la cocina la tendría que soltar, la condujo por el pasillo.
“¿Qué te parece la casa?” Preguntó Melvin a Tina, llevándose otro trozo de bistec a la boca.
“Muy interesante.” Tina carraspeó. “Quiero decir que tiene un montón de obras, cuadros, esculturas y todo eso.”
Estuvieron comiendo prácticamente por una hora, y Melvin le había preguntado de todo, como si fuera un detective. Que cuándo conoció a Bette, cómo la conoció, por qué estaba en una clase de último curso si ella iba a cuarto, qué tal se le daba inglés e historia, cómo era su vida en casa…saltaba de un tema a otro sin ningún tipo de patrón, y Tina empezaba a sentir como si quisiera confundirla con tanta pregunta.
“Y, Tina, ¿qué tal te va en la escuela?” Preguntó Melvin tomando un sorbo de su cerveza.
“Me va bien, Sr. Porter. Matemáticas me cuesta un poco, pero Bette me ayuda con ellas.”
“Oh, ¿también das clases a Tina?”
“No exactamente. Cuando tiene algún problema viene a mí.”
“Lo que es casi todo el tiempo.” Tina intentó reírse, pero estaba muy nerviosa. Bajó la mirada hacia su plato, quedándose mirando al bistec cubierto de salsa de barbacoa. Solamente había comido pequeños trozos de la carne, y se había dedicado a comer la ensalada y las verduras, y lo único que le quedaba en el plato era el bistec. Casi haciendo una mueca, Tina cortó otro cachito de la carne y se lo llevó a la boca, masticando despacio y forzándose a tragar.
Bette se dio cuenta de la lucha de Tina y se sintió mal, pero se dio cuenta que lo hacía por su padre.
“¿Y qué tal te va en las otras asignaturas?”
“Muy bien, Sr. Porter.” Contestó Tina educadamente.
“¿Participas en alguna actividad extraescolar?”
Tina se llevó otro trozo de carne a la boca. “Este año no.”
“¿Pero habías hecho?” Preguntó Melvin intrigado.
“Estuve en el equipo de atletismo durante dos años, pero este año lo dejé.”
“Nunca me habías dicho eso.” Se le escapó a Bette e inmediatamente se arrepintió de haber dicho eso. ¿Por qué se lo tendría que contar si sólo eran amigas? Bette esperó que Melvin no pensase eso.
“¿Por qué lo dejaste?” Preguntó Melvin.
“Bueno, cuarto es el año más importante en el instituto, las notas que saque este año serán las que lleguen a las universidades, y quería hacerlo lo mejor. El atletismo me gustaba, pero no me iba a llevar a ningún sitio. Tampoco era tan buena. Por lo que decidí centrarme más en mis estudios, y para ello tenía que dejar atletismo porque me quitaba mucho tiempo.”
“Suena bastante razonable.” Dijo Melvin y luego añadió, “pero mantener un cuerpo sano también es importante.”
“No podría estar más de acuerdo.” Masculló Tina, mirando a su plato. Dios, ¿cuánto más tendré que comer?
Entonces, Melvin soltó la bomba. “Y, Tina, ¿tienes novio?”
Bette, que en aquel momento estaba bebiendo agua, casi la echa toda. Ambos, Melvin y Tina la miraron mientras luchaba por no ahogarse. “Se me ha ido al otro lado.” Dijo mientras tosía dándose con la mano en el pecho. Vio la mirada de súplica de Tina por el rabillo del ojo antes de que esta apartase la mirada.
“Ehhh...” Tina rió nerviosa.
Tenía, pero no salieron bien las cosas.”
De repente, pareció como si toda la tensión que tenía Melvin desapareciese tras decir aquello. “Oh, bueno, siento eso. Igualmente, los chicos son una distracción. Es mejor que te centres en tus estudios.”
“Eso intento.”
“Eres una chica brillante Tina. Seguro que alguien te encuentra.”
De hecho ya lo han hecho. “Gracias, señor.”
Melvin se apoyó en su silla, suspirando. “Bueno, no sé tú, pero yo estoy lleno.”
Bette se levantó. “Ya limpio yo.”
“Ayudaré.” Dijo Tina rápido, levantándose.
Bette rápidamente tomo su plato y lo puso encima del de Tina para que no se viera. Recogió también el de su padre. “Gracias. Yo voy a limpiar la barbacoa.”
Tina tomo los vasos y siguió a Bette hacia la cocina. Bette ya estaba quitando la comida del plato de Tina. Tina dejó los vasos en el lava trastes cuando ésta se giró. “No te gusta el bistec, ¿no?”
“No puedo con él.” Admitió Tina algo avergonzada. “Espero no haber ofendido a tu padre.”
Bette movió la cabeza y le besó dulcemente a Tina en la mejilla. “Eso ha sido muy amable por tu parte.”
Tina se puso colorada mientras abría la llave del agua. Empezó a lavar los platos. Bette movió la cabeza. “No, Tee, no tienes que hacer…”
Tina la interrumpió. “No pasa nada. Yo lavo y tu secas, ¿oray?”
Bette sonrió, poniéndose el trapo encima del hombro. “oray.” Mientras limpiaban, Bette se imaginó viviendo con Tina, solas ellas dos, de aquí en adelante, en su propia casa. Justo después de cenar, Tina fregaría y ella secaría. Y así sería siempre cada noche. Bette suspiró mientras pensaba eso, pero volvió en sí cuando Tina le movía en frente de su cara un plato mojado.
“Hey, ¡Bette! Estás creando cola.”
“Perdona, ¿qué cola?”
“La cola de platos mojados, vasos, y demás utensilios que necesitan secarse.”
“Tee, sólo éramos tres.”
“Bueno, y ¿en qué estabas pensando?”
“Sólo pensaba.” Respondió Bette. Tina no preguntó más. “Bueno, has sobrevivido a la cena con mi padre. ¿Qué te parece?”
“Me gusta tu padre. Me recuerda algo al mío.”
Bette pudo sentir un toque de amargura al decir eso. No dijo nada, sólo asintió. Tina frunció el entrecejo y miró a Bette. “Va a ser un rollo cuando deje de gustarle.”
Bette hizo una mueca. “No dejarás de gustarle.” Sólo te ignorará.
“Y qué me dices de la pregunta del novio. Me dejó toda sorprendida, ¿te sorprendió a ti?”
“Si casi hecho todo el agua por la mesa.” Dijo Bette moviendo la cabeza. “Nunca antes había hecho esa pregunta.” Fue algo extraño, pero ya sé con qué intención venía.
Tina se rió. “Si, fue muy divertido. Pero al menos lo salvé diciendo que había tenido uno.”
“No importa. Alice trajo a algunos de sus novios aquí antes de que mi padre lo supiera. De hecho, trajo a dos antes de saberlo. Ahora lo tiene muy confundido.” Bette movió la cabeza.
Tina le extendió a Bette los últimos cubiertos que secó y dejó encima del trapo.
“Bueno, ya está todo. Gracias por ayudarme.”
“De nada.” Le guiñó un ojo a Bette.
“Bueno, ¿qué quieres hacer ahora?”
Los ojos de Tina brillaron. “¿Tiene llave tu puerta?”
“Si.” Tina alzó las cejas maliciosamente.
“Bueno, ¿y a qué estamos esperando?”
“¡Papa! ¡Tina y yo nos vamos a mi cuarto a estudiar!” Gritó Bette mientras tomaba a Tina por la mano y la llevaba hacia las escaleras.
“Muy bien chicas.” Contestó Melvin.
Ambas chicas, se rieron mientras se dirigían hacia la habitación de Bette.
Tina estaba parada delante de su espejo, un vestido informal en una mano, y unos pantalones en la otra. “¿Qué me pongo?” Iba murmurando Tina, alternando entre el vestido y los pantalones. Después de pensarlo mucho, Tina dejó escapar un quejido de frustración y tiró ambas cosas encima de su cama, donde se amontonaba una pila de ropa. “Mierda.” Dijo entre dientes. ¡Sólo quedan tres horas antes de la cena en casa de Bette y no tengo ni idea de qué ponerme!
Sucumbiendo en la derrota de su closet de ropa, Tina se sentó al lado de la inmensa montaña de ropa y sacó su celular. Frunciendo el ceño, llamó a Bette que contestó al poco rato. “Hey, Tee, ¿qué pasa?”
“¡No sé qué ponerme! Mi closet es una porquería.” Dijo Tina indignada, poniendo los ojos en blanco mientras daba un ligero golpe en la cama, haciendo que se cayera toda la pila de ropa que fue a parar al suelo, creando un verdadero desastre.
Bette se rió. “Ponte lo que quieras Tee.”
“¡Oh, eso es una idea estupenda!” Exclamó Tina sarcásticamente. “Que me ponga lo que quiera, ¿por qué no se me habría ocurrido eso antes?”
“Sabes, el sarcasmo no te favorece.”
“Pero me mantiene.” Se rió. “Ahora en serio, ¿cómo crees que debería vestirme?”
“Bueno, si ayuda, mi padre está preparando la barbacoa. ¡Ah! Y le encanta ponerle salsa a todo.”
“Así que casual, pero tampoco mucho y aparentemente blanco tampoco. De acuerdo.” Asintió Tina mirando a su montón.
“¿Crisis salvada?”
“Posiblemente.” Dijo Tina entrecerrando los ojos mientras buscaba ropa en el montón. “Te llamo si vuelvo a necesitar ayuda.”
“Porque yo aconsejo muy bien.” Le dijo a Tina. “De aquí a un rato te paso a buscar. Si sigues teniendo problemas puedo pasar antes y ayudarte.”
“No, es igual, pero puedes pasarte de todas maneras antes así estamos un rato juntas antes de conocer a tu padre.”
Bette sonrió. “Suena a un plan.”
“Si.”
“Ora, pues hasta al rato.”
“Si madam.” Dijo Tina. “Adiós .” Mierda. Quizá no me haya escuchado.
“¿Baby?” Preguntó Bette, dibujándosele una sonrisa cada vez más grande.
Me ha oído. “Lo siento, me ha salido sin querer.”
“No lo sientas. Me gusta.”
“¿Si?” Tina se mordió la uña de su dedo índice, medio sonriendo. “De acuerdo . Nos vemos al rato.”
“De acuerdo. Adiós.” Colgó.
Tina colgó el teléfono y puso sus manos en las caderas mientras miraba a su ropa. Suspiró. “¡Híjole!”
Un rato después, Bette llegaba a su casa y estacionaba el coche, saliendo y yendo rápidamente a la puerta. Tocó al timbre, esperando a Jagger que fuese el primero en darle la . En vez de Jagger, la puerta se abrió y apareció Tina.
Llevaba una blusa negra ajustada y unos pantalones bajos que se le ajustaban perfectamente a todas sus curvas. Casi le dejó sin aliento a Bette. “Ho-hola.” Intentó decir, tragando fuerte. Parecía como si su garganta se fuera contrayendo.
“Hola.” Tina salió y abrazó a Bette.
Inmediatamente, una fragancia aromática envolvió y se coló por sus vías respiratorias. Se arremolinó por su cabeza dejándola atontada. Cuando Tina se apartó, Bette frunció el cejo al apartarse Tina de ella. Tina cerró la puerta, se aseguró de que estaba cerrada, y se puso delante de Bette. “¿Te gusta el conjunto? ¿Es demasiado informal?”
“Está perfecto. Estás guapísima.”
“Gracias. “Los ojos de Tina brillaron por un segundo. “Vamos.”
“Oray.”
Bette condujo hasta el punto más alto de Corona Bay, una colina llena de malezas y separada con una cerca local. Desde el borde de la colina podías ver todas las luces de la ciudad de Corona Bay.
El parque estaba bien, pero Bette quería enseñarle a Tina que ella también tenía su sitio particular.
Bette salió del coche y fue a abrirle la puerta a Tina. Tina salió y miró alrededor. “Qué romántico.” Dijo a modo juguetón.
Bette sonrió mientras se apoyaba en coche y le hacía un gesto a Tina para que hiciera lo mismo. Se apoyó en el auto acurrucándose en Bette mientras Bette la tomaba por los hombros. “Solía venir aquí mucho para pintar la ciudad, no me acuerdo cuántas veces debí hacerlo, nunca quedaba del todo bien.”
Tina miró hacia la ciudad. “Es precioso. Gracias por compartirlo conmigo.” Se volvió y le dio un beso.
Bette le devolvió con uno de los suyos más apasionados. Y ahí se quedaron, viendo cambiar de color la ciudad mientras el sol se iba poniendo. Tina apoyó su cabeza en el hombro de Bette, suspirando con satisfacción.
“¿Le voy a gustar a tu padre?”
Tina sonó tan inocente en aquel momento que Bette quería abrazarla fuerte. La tomo por la cintura y la apretó un poquito dijo, “le vas a encantar a mi padre.”
“¿Alguna pista?”
"Heeee...” Bette frunció el cejo. “Creo que sólo está preparada para contestar a un montón de preguntas sobre el colegio. Básicamente eso.”
“Odio hablar sobre la escuela.”
“Bueno, eso es de lo único que habla mi padre, así que aprende a quererlo.” Bette apoyó su frente con la de Tina.
Estoy aprendiendo a querer algo más. Tina tomo la mano de Bette y la apretó, besándola otra vez.
Mientras salían del coche, Tina movió la cabeza. Era una casa de estilo victoriano. Era grande sí, pero no hogareña. No se respiraba una atmósfera de calidez, más bien todo lo contrario, cosa que hizo poner más nerviosa a Tina. Quizá sólo sea el exterior. “Tu casa es muy grande.”
“Si. También odio eso.”
Tina movió la cabeza. “Oh, no, no, no lo odio...”
“No pasa nada Tee. Intimida un poco, pero al fin y al cabo es mi casa.”
“Si.” Tina miró hacia arriba, entrecerrando los ojos ante el sol californiano de la tarde. La casa intimidaba, pero Bette vivía allí, así que se tragó sus nervios e hizo el camino hacia la puerta.
Una vez dentro, como un museo. Las paredes recubiertas de arte y había esculturas en cada esquina de la casa. ¿Cómo hace para moverse por aquí sin tropezarse con nada? Se preguntaba Tina cuando se tropezaba con una estatua africana.
“Bueno, ¿qué te parece?” Preguntó Bette moviéndose por la casa como si patinase esquivando todos los obstáculos.
“Bueno, ahora ya veo de donde viene tu pasión por el arte.” Tina miró alrededor a todas las distintas obras, algunas extrañamente familiares, otras completamente desconocidas para ella. Aunque todas eran interesantes. Miró alrededor buscando algo que le recordase a Bette. Para su sorpresa, no encontró nada.
“Bette, ¿eres tú?” Una voz áspera y grave emergió de la cocina.
Bette sonrió a Tina antes de contestar. “Si papa. Estamos aquí.”
Melvin salió de la cocina, muy bien vestido como siempre. Siempre se arreglaba cuando tenían compañía, daba igual que fuese una simple amiga del colegio. Los invitados eran invitados, y un Porter siempre tenía que estar perfecto delante de los invitados. “Ah, esta debe ser Tina.” Afirmó Melvin, extendiendo su mano, se curvó su bigote al
sonreír. “Encantado de conocerte.”
Tina la cogió, ofreciéndole a Melvin una nerviosa pero amable sonrisa. “Encantada de conocerle señor.”
“Espero que te guste el bistec.”
Odio el bistec. Si me gusta, Sr. Porter.”
“Excelente.”
“Y espero que también te guste a la brasa con salsa de barbacoa.” Dijo Bette poniendo los ojos en blanco.
Tina sólo asintió, sonriendo tímidamente.
Dándose cuenta que Tina necesitaría un descanso, Bette dijo, “voy a enseñarle mi habitación a Tee.”
Melvin asintió dirigiéndose hacia la cocina. “La cena pronto estará.”
“Oray.” Bette tomo la mano de Tina y empezó a llevarla hacia las escaleras.
Subieron por las escaleras y atravesaron otra galería antes de llegar a la habitación de Bette. Abrió la puerta y dejó pasar a Tina primero. Entró en la habitación y miró alrededor con asombro. La habitación era acogedora y tenía toda esa calidez que al resto de la casa le faltaba. En medio de la habitación, se encontraba la cama de Bette apoyada en la pared, cubierta de un precioso edredón negro. A un lado de la cama estaba la mesa de noche en la que había una lámpara, el reloj, y un marco de foto. Cerca de la mesa se encontraba un espejo de pié al lado del que Tina dedujo que era su closet. Justo a la izquierda de Tina estaba el vestidor. Y al lado de la ventana había un caballete y un taburete. Acuarelas y oleos estaban colgados por las cuatro paredes, a lo que Tina supo que solamente podían pertenecer a Bette o a una persona muy cercana a ella. No se parecían en nada a los que había por toda la casa.
Siguió inspeccionando. Al lado del vestidor se encontraba la mesa de Bette, mucho más cuidada y ordenada que la suya y de una madera negra de caoba. Tina caminó hacia donde estaba el caballete y con su mano recorrió la paleta de pinturas y tomo uno de los pinceles que había. Esta es Bette. Todo esto es ella.
Bette miraba a Tina moverse por su habitación con cierta confusión. ¿Qué está haciendo? Se sentó en su cama, viendo a Tina como exploraba. Finalmente, al cabo de unos minutos, se giró.
“Me gusta tu habitación. Es preciosa.” Caminó hacia una de las acuarelas que colgaban encima de la cama de Bette. Era de la ciudad de noche, una de las favoritas de Bette, supuso Tina. “¿Has pintado tu esto?”
Bette asintió. “Si. Te dije que no acabo de pintar del todo bien la ciudad.”
“No, creo que está bastante bien.” Dijo Tina sonriendo. Volvió a mirar alrededor una vez más, avistando un pequeño dibujo encima de la mesa de noche. Se dirigió hacia él. No se parecía al resto. Era un dibujo de una niña pequeña de piel oscura con un vestido rosa, corriendo por un campo de hierba. Parece Bette.
Bette se puso detrás de Tina.
“Mi madre pintó ese.”
“¿Eres tú?”
“Ajá.” Bette la tomo por detrás por la cintura, apoyando su barbilla en el hombro.
“Es increíble.” Susurró Tina cerrando los ojos. Podía ver a una pequeña Bette de dos años en su suave vestido rosa, haciendo todo lo posible por correr en medio de ese campo. Podía ver a una mujer sentada enfrente del caballete, con un ojo en su hija y el otro en el lienzo, escogiendo aquel momento para recordarlo siempre.
“¿Estás bien?” Preguntó Bette apoyada en su cuerpo estando Tina sin decir nada por el rato más largo.
Tina abrió los ojos y tomo aire con fuerza. “Estoy bien. De verdad que me gusta mucho tu habitación.” Miró hacia abajo a la fotografía que estaba en la mesa. Tomándola, vio que era una mujer con el pelo ondulado castaño y grandes ojos marrones que parecían pestañear incluso en la fotografía. Se asemejaba a Bette, sólo que de piel no tan oscura. “¿Es tu madre?”
“Si. Máxime.” La última palabra la dijo en un suspiro como si hiciera mucho que no la nombraba.
“Es muy guapa.”
“Gracias.”
“Te pareces.”
“¿Si?” Bette dio un beso en el cuello de Tina. “¿Eso hace que yo también sea muy guapa?”
“No. Eso te hace preciosa.” Dijo Tina, dándose la vuelta y besándola.
De repente, Melvin llamó de abajo. “Chicas, la cena está lista.”
Bette se separó al oír la voz de su padre. Dando un quejido, soltó a Tina por la cintura y le tomo la mano, “¿lista?”
“Supongo.”
“Vamos.”
Tomando a Tina por la mano con fuerza, sabiendo que antes de llegar a la cocina la tendría que soltar, la condujo por el pasillo.
“¿Qué te parece la casa?” Preguntó Melvin a Tina, llevándose otro trozo de bistec a la boca.
“Muy interesante.” Tina carraspeó. “Quiero decir que tiene un montón de obras, cuadros, esculturas y todo eso.”
Estuvieron comiendo prácticamente por una hora, y Melvin le había preguntado de todo, como si fuera un detective. Que cuándo conoció a Bette, cómo la conoció, por qué estaba en una clase de último curso si ella iba a cuarto, qué tal se le daba inglés e historia, cómo era su vida en casa…saltaba de un tema a otro sin ningún tipo de patrón, y Tina empezaba a sentir como si quisiera confundirla con tanta pregunta.
“Y, Tina, ¿qué tal te va en la escuela?” Preguntó Melvin tomando un sorbo de su cerveza.
“Me va bien, Sr. Porter. Matemáticas me cuesta un poco, pero Bette me ayuda con ellas.”
“Oh, ¿también das clases a Tina?”
“No exactamente. Cuando tiene algún problema viene a mí.”
“Lo que es casi todo el tiempo.” Tina intentó reírse, pero estaba muy nerviosa. Bajó la mirada hacia su plato, quedándose mirando al bistec cubierto de salsa de barbacoa. Solamente había comido pequeños trozos de la carne, y se había dedicado a comer la ensalada y las verduras, y lo único que le quedaba en el plato era el bistec. Casi haciendo una mueca, Tina cortó otro cachito de la carne y se lo llevó a la boca, masticando despacio y forzándose a tragar.
Bette se dio cuenta de la lucha de Tina y se sintió mal, pero se dio cuenta que lo hacía por su padre.
“¿Y qué tal te va en las otras asignaturas?”
“Muy bien, Sr. Porter.” Contestó Tina educadamente.
“¿Participas en alguna actividad extraescolar?”
Tina se llevó otro trozo de carne a la boca. “Este año no.”
“¿Pero habías hecho?” Preguntó Melvin intrigado.
“Estuve en el equipo de atletismo durante dos años, pero este año lo dejé.”
“Nunca me habías dicho eso.” Se le escapó a Bette e inmediatamente se arrepintió de haber dicho eso. ¿Por qué se lo tendría que contar si sólo eran amigas? Bette esperó que Melvin no pensase eso.
“¿Por qué lo dejaste?” Preguntó Melvin.
“Bueno, cuarto es el año más importante en el instituto, las notas que saque este año serán las que lleguen a las universidades, y quería hacerlo lo mejor. El atletismo me gustaba, pero no me iba a llevar a ningún sitio. Tampoco era tan buena. Por lo que decidí centrarme más en mis estudios, y para ello tenía que dejar atletismo porque me quitaba mucho tiempo.”
“Suena bastante razonable.” Dijo Melvin y luego añadió, “pero mantener un cuerpo sano también es importante.”
“No podría estar más de acuerdo.” Masculló Tina, mirando a su plato. Dios, ¿cuánto más tendré que comer?
Entonces, Melvin soltó la bomba. “Y, Tina, ¿tienes novio?”
Bette, que en aquel momento estaba bebiendo agua, casi la echa toda. Ambos, Melvin y Tina la miraron mientras luchaba por no ahogarse. “Se me ha ido al otro lado.” Dijo mientras tosía dándose con la mano en el pecho. Vio la mirada de súplica de Tina por el rabillo del ojo antes de que esta apartase la mirada.
“Ehhh...” Tina rió nerviosa.
Tenía, pero no salieron bien las cosas.”
De repente, pareció como si toda la tensión que tenía Melvin desapareciese tras decir aquello. “Oh, bueno, siento eso. Igualmente, los chicos son una distracción. Es mejor que te centres en tus estudios.”
“Eso intento.”
“Eres una chica brillante Tina. Seguro que alguien te encuentra.”
De hecho ya lo han hecho. “Gracias, señor.”
Melvin se apoyó en su silla, suspirando. “Bueno, no sé tú, pero yo estoy lleno.”
Bette se levantó. “Ya limpio yo.”
“Ayudaré.” Dijo Tina rápido, levantándose.
Bette rápidamente tomo su plato y lo puso encima del de Tina para que no se viera. Recogió también el de su padre. “Gracias. Yo voy a limpiar la barbacoa.”
Tina tomo los vasos y siguió a Bette hacia la cocina. Bette ya estaba quitando la comida del plato de Tina. Tina dejó los vasos en el lava trastes cuando ésta se giró. “No te gusta el bistec, ¿no?”
“No puedo con él.” Admitió Tina algo avergonzada. “Espero no haber ofendido a tu padre.”
Bette movió la cabeza y le besó dulcemente a Tina en la mejilla. “Eso ha sido muy amable por tu parte.”
Tina se puso colorada mientras abría la llave del agua. Empezó a lavar los platos. Bette movió la cabeza. “No, Tee, no tienes que hacer…”
Tina la interrumpió. “No pasa nada. Yo lavo y tu secas, ¿oray?”
Bette sonrió, poniéndose el trapo encima del hombro. “oray.” Mientras limpiaban, Bette se imaginó viviendo con Tina, solas ellas dos, de aquí en adelante, en su propia casa. Justo después de cenar, Tina fregaría y ella secaría. Y así sería siempre cada noche. Bette suspiró mientras pensaba eso, pero volvió en sí cuando Tina le movía en frente de su cara un plato mojado.
“Hey, ¡Bette! Estás creando cola.”
“Perdona, ¿qué cola?”
“La cola de platos mojados, vasos, y demás utensilios que necesitan secarse.”
“Tee, sólo éramos tres.”
“Bueno, y ¿en qué estabas pensando?”
“Sólo pensaba.” Respondió Bette. Tina no preguntó más. “Bueno, has sobrevivido a la cena con mi padre. ¿Qué te parece?”
“Me gusta tu padre. Me recuerda algo al mío.”
Bette pudo sentir un toque de amargura al decir eso. No dijo nada, sólo asintió. Tina frunció el entrecejo y miró a Bette. “Va a ser un rollo cuando deje de gustarle.”
Bette hizo una mueca. “No dejarás de gustarle.” Sólo te ignorará.
“Y qué me dices de la pregunta del novio. Me dejó toda sorprendida, ¿te sorprendió a ti?”
“Si casi hecho todo el agua por la mesa.” Dijo Bette moviendo la cabeza. “Nunca antes había hecho esa pregunta.” Fue algo extraño, pero ya sé con qué intención venía.
Tina se rió. “Si, fue muy divertido. Pero al menos lo salvé diciendo que había tenido uno.”
“No importa. Alice trajo a algunos de sus novios aquí antes de que mi padre lo supiera. De hecho, trajo a dos antes de saberlo. Ahora lo tiene muy confundido.” Bette movió la cabeza.
Tina le extendió a Bette los últimos cubiertos que secó y dejó encima del trapo.
“Bueno, ya está todo. Gracias por ayudarme.”
“De nada.” Le guiñó un ojo a Bette.
“Bueno, ¿qué quieres hacer ahora?”
Los ojos de Tina brillaron. “¿Tiene llave tu puerta?”
“Si.” Tina alzó las cejas maliciosamente.
“Bueno, ¿y a qué estamos esperando?”
“¡Papa! ¡Tina y yo nos vamos a mi cuarto a estudiar!” Gritó Bette mientras tomaba a Tina por la mano y la llevaba hacia las escaleras.
“Muy bien chicas.” Contestó Melvin.
Ambas chicas, se rieron mientras se dirigían hacia la habitación de Bette.
Anaïs- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 16/05/2008
Re: [Terminado] Más que un sentimiento
Capítulo 22
Tina metió su pasta dentífrica en su neceser y lo cerró, mirando alrededor asegurándose de que no se dejaba nada. Una vez segura de que lo tenía todo, se dirigió hacia el salón.
Se escuchó el ruido de un claxon, y Tina miró por la ventana. Bette estaba esperando. “Mama, Bette está aquí, me voy.”
Amy salió de la cocina. “De acuerdo, ¿llevas todo lo que necesitas?”
“Sip.”
“¿Y me llamarás tan pronto llegues allí?” Dijo Amy quitándole una pelusa de la camiseta de Tina.
Tina movió la cabeza. “Mama, me voy a la casa de Alice, no dejo el país.”
Amy suspiró. “Lo siento. A veces me preocupo demasiado, ¿no?”
“Si, pero me encanta. Te llamo, ¿oray?” Tina le dio un beso en la mejilla.
Amy sonrió. “Muy bien. Sé buena.” Dijo justo cuando Tina abría la puerta.
“Siempre lo soy.” Dijo Tina, saludando con la mano a Bette. “Adiós mami.”
“Adiós. ¡Estudia mucho!” Dijo cuando Tina cerraba la puerta.
“¡Lo haré!” Dijo Tina del otro lado de la puerta, sonriendo a Bette mientras esta salía del auto.
Tina se dirigía hacia el auto por el camino, llevando su maleta. Bette se la encontró a medio camino. “Deja que te ayude.”
“No hace falta que…” Empezó Tina, pero Bette no hacía ningún caso. Bette tomo el asa de la maleta cuando se encontraron sus dedos. “Gracias.”
Bette tomo la maleta con fuerza. “Wuauu, equipaje ligero, ¿eh?”
“Si. Sólo lo esencial.”
“Está bien.” Bette puso la maleta en la cajuela y lo cerró. “Bueno, ¿y qué le has contado a tu mama?”
“Que vamos a estudiar todas para el gran examen de historia de mañana, ya sabes, aquel que hicimos ayer.” Explicaba Tina mientras se subían al coche.
“Ah”. Bette asintió. “¿Y le vas a tener que enseñar el examen a tu madre?”
“Por supuesto. Tiene que ver las pruebas de mi duro trabajo.”
“¿Pero no verá la fecha?”
Tina movió la cabeza. “No. Lo escribí en lápiz. De fácil borrado.” Sonrió a Bette orgullosa. “¿Ingenioso eh?”
“Estás empezando a pensar como Alice.”
“Ella me dio la idea.”
“Claro.” Bette puso los ojos en blanco.
“Bueno, ¿y tú qué le has dicho a tu padre?”
“Le dije que iba a casa de Alice. No hizo más preguntas.” Bette salió de una curva. “Bueno, ya hemos llegado. ¿Lista?”
“¿Para limpiar? ¡Demonios, claro!” Tina exclamó entusiasmada.
Bette estalló en carcajadas. “Qué linda eres, ¿lo sabes?”
“¿Es algo bueno?” Preguntó Tina, tocándole el brazo haciendo que quitara sus manos del volante para entrelazar sus dedos con los de ella.
Bette besó la mano de Tina. “Si.”
“¡Vamos señoritas! ¡Sólo quedan cinco horas antes de la fiesta!” Gritó Alice desde su rollo de papel de burbujas.
No había nadie más en casa, sólo las chicas, Bette y Tina para ayudar a Alice a cambiarlo todo de su casa.
“Se está haciendo muy pesado todo esto.” Dijo Tina, cuidadosamente envolviendo una figurita de un gato en el papel de burbujas para después meterlo en una caja de cartón.
“Ya se hizo pesado la primera media hora.” Dijo Bette entre dientes, pasando el papel de burbujas por un jarrón que parecía muy caro y luego colocándolo en su correspondiente caja. Se giró a Alice, con ojos amenazadores cuando apuntó hacia el rollo de papel. “En diez segundos, todo eso va a ir a parar a tu…”
“¡Hey!” Alice gritó desde su improvisado megáfono de papel. “No hay tiempo para revoluciones. Todavía quedan diez habitaciones más que empaquetar.”
“¿Sabes? Tu casa no se veía tan grande desde fuera.” Digo Tina. La casa de Alice era toda una mansión con todas las letras. Tenía tres pisos, cada uno con tres dormitorios y sus lavabos. Luego estaba la sala de estar, la terraza, la biblioteca, el cuarto de juegos, el comedor, la cocina, el salón, el cuarto de las máquinas de ejercicio y la oficina. Dos horas se pasaron. Tina se arrepintió de haber aceptado.
Parecía como si Lenore Pieszecki fuera una ferviente coleccionista de cualquier cosa diminuta, cara o frágil.
Como mínimo habrían unos mil adornitos, lámparas, jarrones, estatuas, platos, todos antiguos y de otros lugares, pero definitivamente caros, dispuestos por toda la casa. Era como una de esas casas de los famosos que salían en las revistas.
Tina terminaba de poner los últimos adornitos en su caja y suspiró. “Voy a hacer un descanso.” Miró alrededor, decidiendo por donde salir para ir a la entrada principal.
“¿A dónde vas?” Gritó desde lejos Alice.
“A ahorcarme.” Contestó Tina, yendo hacia su izquierda.
“Me uno a ella.” Dijo Bette, rápidamente saliendo.
“¡Chicas! ¡Chicas! ¡Venga!” Gritó Alice frustrada. Cuando parecía que Bette y Tina no iban a volver, con rabia, tomo el papel y se puso a seguir trabajando.
Bette despacio caminaba por un pasillo hacia la parte de atrás de la casa. Tocando con su mano las paredes. “¿Tee? ¿Dónde te has metido?”
Silencio.
“¿Tina?” Bette asomó la cabeza por una de las puertas. Ni rastro de Tina. Caminó un poco más, insegura de si su chica habría ido por aquí. Cuando pasaba por la cocina, Tina saltó de repente.
“¡BUU!” Gritó y empezó a reírse.
Bette se estremeció, girándose para coger a Tina por la cintura antes de que se escapase. “¿Te crees que es gracioso, eh?” Lo único que hizo fue que Tina se partiese más. Bette sonrió con complicidad, balanceándose las dos con suavidad, cuando se tocaron frente con frente. Tina miró a Bette, mordiéndose el labio inferior. Bette se inclinó hacia ella, besándola suavemente.
“¡Oh tortolitas!” Tarareó Alice por detrás de Bette. Las chicas se giraron para ver a Alice detrás de ellas con las manos en la cintura. “Venga, tendrán tiempo suficiente para eso esta noche.”
Bette y Tina se miraron la una a la otra y luego a Alice. “Nos la debes.” Dijo Tina tomando de la mano de Bette mientras pasaban a la rubia loca.
“!Hey! ¿Y no me estoy guardando sus pequeños y sucios secretos?” Dijo Alice, moviendo los brazos mientras seguía a la pareja.
Tres horas y miles de metros de rollo de papel de burbujas después, ya habían terminado las chicas. Llevaron todas las cajas al garaje (el cual estaría completamente cerrado). Bette y Tina se dejaron caer agotadas en unas sillas de la piscina. “La peor idea en toda mi vida.” Se quejó Tina a lo que Bette la siguió.
“Última vez que hago esto.”
Alice caminaba hacia ellas hablando por el celularl. “Perdona, ¿Qué estás atorada en dónde? ¿Vas a llegar a tiempo? Se suponía que llegarías ahora para prepararlo todo…la fiesta comienza en dos horas…si, si.” Se le dibujó una expresión de ira, Alice apretó los dientes y dijo, “Oye, o te das prisa o no te voy a pag… ¿hola? ¿hola?” Alice se paró y se dirigió a las chicas incrédulas. “¡Me ha colgado! ¡Me ha colgado!”
“¿Quién?”
“La D.J.”
“Pareces estresada, siéntate y cálmate un poco.” Dijo Tina mientras daba golpecitos a la silla de su lado.
Alice no cedió. “No puedo. Todavía tengo que prepararme, llamar a mi madre para convencerla de que todo está bien, pagar la comida, tengo que asegurarme de que la DJ tenga suficiente espacio para colocar todas sus cosas, y…” El sonido del timbre de la casa interrumpió a Alice. “Oh, deben de ser los barriles.”
“Espera.” Ordenó Bette justo cuando Alice se marchaba a abrir. “Puedes pagar a una DJ y comprar barriles, ¿y no puedes pagar por un servicio de limpieza?”
“Bueno, los de la limpieza no me aceptarían dinero en tarjeta o cheques.” Y salió corriendo mientras volvía a sonar el timbre. “¡Ya voy!”
Bette y Tina intercambiaron miradas de complicidad. “Menuda fiesta la que nos espera.”
Veinte minutos después, una camioneta blanca desconocida se paró en frente de la casa. Alice, Bette y Tina estaban de pies mirándola. “¿A quién has contratado? ¿OJ?” Dijo Bette y Tina se rió.
"Una chica.” Respondió Alice, cruzando los brazos. “Vi su anuncio en el periódico.”
La puerta se abrió y una colérica chica latina salió de la camioneta. Llevando unos shorts vaqueros, con una camiseta de tirantes blanca, y unos converse negro. Jugueteando con las llaves de la camioneta se fue hacia la parte trasera. Abrió atrás y empezó a sacar cosas cuando se giró hacia ellas. “Hey chicas, ¿se van a quedar ahí paradas todo el días o me van a ayudar?”
Tina fue la única que hizo un movimiento hacia las chicas, mientras Bette y Alice miraban boquiabiertas. Se acercó hacia la llamativa latina y le extendió la mano. “Tina Kennard.”
La chica dejó por un momento de sacar cosas para saludar. “Carmen de la Pica Morales.”
“Wowww…eso sí que es un nombre.”
“Gracias. Aunque esta noche, sólo Carmen.”
Tina echó una mirada dentro de la camioneta, estaba llena de equipos de sonido, desde tablas de mezclas, bocinas, hasta cajas llenas de cd’s.
Carmen sacó una plataforma rodante mientras sacaba también un listón de madera. Tina miraba como lo montaba todo. “¿Estás segura de que va a funcionar?”
“Si. Siempre estoy haciendo esto, aunque sería más fácil si la gente ayudara…y dejara de babear.” Carmen hizo una señal a Bette y Alice, que seguían de pie en la entrada de la casa, pero Alice le susurraba algo al oído a Bette.
Tina movió la cabeza y les pegó un silbido. “¡Hey! ¡Chicas! ¡Un poco de ayuda por aquí!”
Fue como si ambas salieran de su trance y reaccionaron de repente. “Perdón.” Bette se disculpó primero.
“Perdón.” Le siguió Alice. “Alice Pieszecki.”
“Oh, así que tú eras la chica del teléfono.” Dijo Carmen mientras intentaba sacar algo. “Jala.” Dijo a Tina y Bette que tomaron por ambos lados del equipo. “Pero sin pasarse.”
“Oray.” Ambas chicas contestaron.
“Si, perdona, estoy un poquito estresada por la fiesta y todo.”
“No pasa nada, guay.” Dijo Carmen resoplando mientras estiraba de una cosa. “¿Van a ayudar chicas o qué?”
“SI.” Dijo Tina lanzando un gruñido. “Sólo que pesa una tonelada.”
“Peso de pluma” Dijo Bette entre dientes y sonrió cuando Tina la miró.
“Hey, anfitriona, ¿por qué no me echas una mano aquí?” Dijo bromeando Carmen.
Alice frunció el cejo. “Oray.” Dijo metiéndose en la camioneta al lado de Carmen y empezaron a empujar mientras Bette y Tina jalaban. “¡Jesús! ¿Cómo puedes hacer esto por ti sola?”
“Oh, me suele ayudar mi primo, pero hoy no podía, tenía una reunión con su abogado sobre su libertad condicional.”
“Oh…qué bien.” Dijo Alice mirando con ojos de sorprendida a Bette y Tina.
Finalmente y con mucho esfuerzo consiguieron que se empezase a mover a duras penas por el interior de la camioneta hasta llegar a la rampa deslizante, por la cual bajó sin control que incluso Tina dio un grito y Bette rápidamente puso un pie para detenerlo.
Carmen saltó de la camioneta, sonriente. “Pan comido. Buenos reflejos ahí…”
“Bette.”
“Bette.” Repitió Carmen. “Carmen de la Pica Morales, pero puedes llamarme Carmen.”
Bette se encogió de hombros. “Oray.”
“Muy bien, ahora que ya somos todas colegas, ¿podemos seguir? La fiesta comienza de aquí poco y todavía hay que preparar esto.” Dijo Alice medio quejándose mientras saltaba de la camioneta.
“Solamente ayúdame a llevar esto adentro y el resto ya lo puedo hacer yo.” Dijo Carmen y las chicas asintieron.
Alternando la rampa lo fueron llevando hacia dentro de la casa, hasta que llego al suelo de mármol del salón donde sería la fiesta, en el que casi rompen el equipo al bajarlo de la rampa. Una vez terminado eso, Carmen se puso a lo suyo a montarlo todo, dejando a Alice, Bette y Tina para prepararse.
“Escoge un piso y una habitación donde puedas prepararte.” Les dijo Alice, moviendo la mano.
“¿Estás seguro que no necesitas más ayuda?” Preguntó Tina y Alice movió la cabeza.
“Estoy bien TK.” Los ojos de Alice le brillaban al desaparecerle el estrés que llevaba. “¡Está fiesta va a ser total!”
Alice tenía la razón, la fiesta era total, pero no para la casa. Casi todo el instituto de Corona Bay estaba ahí, incluso gente del instituto Jefferson y algunos de la universidad de Corona Bay. La casa estaba al borde de gente, y a nadie le preocupaba dónde dejaba su cerveza, dónde la derramaba o dónde vomitaba.
Bette y Tina permanecieron juntas, yendo de un lado a otro de la casa, pensando en el horrible trabajo de limpieza que les esperaba mañana.
Por otro lado, Alice se estaba alocando. Hablaba con todo el mundo, reía, bailaba, bebía, bebía y bebía…
Dana llegó una hora después a la fiesta, forzándose a entrar. Miró alrededor con los ojos como platos. Habría por lo menos mil personas metidas en la casa de Alice. Va a ser imposible encontrarla.
Moviéndose por el mar de gente, Dana buscaba alguna cara familiar. Le pareció ver a algunos niños del Jefferson, el mayor rival del instituto Corona Bay, pero no estaba muy segura. Después de un par de minutos de intensa búsqueda, Dana paró en el grande salón donde estaba la Dj pinchando el tema “Where’s your head at?”. “¡Nunca la voy a encontrar!” De repente, alguien le tocó en el hombro. Se giró para ver a Bette y Tina. “¡Hey!” Dana abrazó a las chicas.
“Hey, ¿fiesta eh?” Gritó Bette para que se le oyera.
Dana asintió.
“Chicas, ¿Han visto a Alice por alguna parte?”
“¡La vi que andaba por la cocina hace un par de minutos.” Gritó Tina.
“¿Qué?” Dijo Dana, apuntándose a su oído.
“¡La cocina!” Repitió Tina, apuntando en la dirección de la cocina.
“¡Oray.” Dijo Dana. “¡Nos vemos!”
Bette y Tina asintieron mientras Dana se dirigía hacia la cocina. Pasó al lado de la cola de los barriles de cerveza y llegó a su destino, avistando a la rubia batalladora, medio sentada encima de la barra, con un vaso de plástico en su mano derecha, y con la izquierda moviéndola como si estuviera explicando una cosa muy importante. Dana frunció el cejo. Se ha emborrachado sin esperarme. Alice hablaba con dos chicas, una morena y una rubia, pero vio a Dana por el rabillo del ojo. “¡DANA!” Gritó emocionada, moviendo la mano e indicándole que se acercara.
Dana se fue hacia Alice. “Hola.” Miró a las dos chicas con las que hablaba Alice. La morena era bajita y no se molestó en ser discreta mientras miraba a Dana de arriba abajo. Se la veía petulante y fea…como una loca. La rubia sólo sonrió, guiñándole el ojo a Dana. Parecía ir un poco borracha…órale, muy borracha, y sus ojos estaban blancos.
“Dana…quiero que conozcas a mis amigassss.” Dijo Alice costándole hablar y arrastrando todas las palabras. “Esta e s Gaby Devaux y Nadia Meirtschin. Chicassss…¡Dana!”
“Hola.” Dijo Dana saludando vergonzosa.
“Hola Donna.” Dijo Nadia dulcemente, balanceándose hacia Gaby. “Encantada de conocerte.”
“Es Dana.”
“Me aburro.” Dijo Gaby, tirando del pantalón de Nadia cuando volvía a mirar otra vez a Dana. “Baila conmigo.” Le dijo al oído a Nadia seductoramente.
“Oray.” Dijo Nadia. “Adiós Alice, Danielle.” Saludó con la mano mientras Gaby se la llevaba.
“Dana.” Volvió a corregir, pero Nadia y Gaby ya se habían ido.
Alice se bajó de su rara posición en la barra y tiró el vaso. “¡Gracias Dios!” Dijo gimiendo. “Pensaba que no se irían nunca.”
“¿Estás borracha?” Preguntó Dana con tono firme, molesta por los aires de superioridad de Gaby y por la incapacidad de Nadia por recordar un nombre, y por el hecho de que a Alice parecía no importarle.
“No, todavía no, algo alegre…pero no borracha. Me hacía la borracha delante de Gaby para que se fuera.”
“No parecía que funcionara.” Provocó Dana, sonriendo a modo de alivio. “¿Quiénes eran de todas maneras?”
“Unas del Jefferson.” Dijo Alice y cambió de tema, sonriendo maliciosamente a Dana. “¿Te enseño mi habitación?”
Dana no le iba a permitir que se saliera con la suya tan fácilmente. “Espera, ¿van al Jefferson?”
“Ajá.” Respondió Alice rápido, tomando la mano de Dana. “Vamos, a la habitación.” Se acercó a Dana y susurró, “tiene llave, nadie podrá entrar…”
“¿Por qué están aquí?”
Alice se levantó frunciendo el cejo. “Mucha gente del Jefferson está aquí.” Dijo Alice mirando alrededor. “También me ha parecido ver a algunos niño…¡híjole! ¡Mi fiesta es lo más!” Alice sonreía ampliamente. “Venga, vamos, quiero enseñarte la cama…” Le susurraba pero Dana la volvió a interrumpir.
“¿Cómo les conoces?”
Alice dejó caer los hombros. “¿Qué pasa con tanta pregunta? ¿Y eso qué importa Dana?”
“Me importa a mí.”
Alice suspiró mirando hacia otro lado. “¿Antiguos amores, está bien? Como de hace mil años.”
“¿Las dos?” Dijo Dana con voz chillona mientras alzaba las cejas.
“Si, ¿esta bien? Pero eso pasó hace tanto y ya no me hablo con ellas.” Dana fue a decir algo más pero Alice le puso una mano en la boca. “Antes de que digas nada, no las invité, oyeron sobre la fiesta y vinieron por su cuenta. Intenté esconderme pero Gaby tiene no se qué radar que encuentra a cualquier persona con la que haya tenido un lío en su vida.” Puso los ojos en blancos y movió la cabeza. “¿Satisfecha?”
Dana arrugó su frente mientras espiraba. “Lo siento.”
Alice chocó los hombros con Dana. “No pasa nada… si el tenis no te funciona debería probar en ser reportera. Todas esas preguntas a esa vertiginosa velocidad…cuidado.”
Dana se rió un poco. Mirando a sus pies, luego subiendo la mirada a Alice. “Bueno, ¿qué decías de tu habitación?” intentó decirlo como si fuese una pregunta tan normal que haría un amigo, pero no pudo evitarlo y alzó las cejas.
La sonrisa maliciosa de Alice le volvió.
“Te va a encantar.” Le tomo la mano y la sacó fuera de la cocina.
Bette y Tina iban moviéndose entre la gente como podían, intentando no chocarse con nadie mientras hacían su camino hacia el jardín trasero de la casa. Tina se tropezó al cruzar por el umbral. Bette la tomo por el brazo para evitar que cayera, riéndose de la pérdida de equilibrio de la rubia. Tina también se rió mientras se tambaleaban, a pesar de que ninguna de las dos estaba bebida. Habían tomado al punto, pero sin llegar a él todavía.
La cola para los barriles de cerveza era larguísima, extendiéndose por todo el jardín de la casa. Alice le había pedido a Carmen que instalase bocinas en el jardín para que llegase también la música fuera. Cerca de las bocinas, un grupo de borrachos bailaban haciendo el loco. Otro grupo de chicos se lanzaban una pelota (nunca salían de casa sin ella…aparentemente), mientras otros tiraban a las chicas a la piscina vestidas y luego se lanzaban ellos también.
Bette y Tina se pusieron en la cola, con los vasos en la mano, esperando su turno para la cerveza, cuando los ojos de Tina se pusieron como platos. Bette, alarmada, miró en la misma dirección en la que Tina se había quedado boquiabierta, y vio a Samantha y a Tim.
“¡Tina!” Gritó Samantha, sonriendo ampliamente.
“¡Sammy!” Gritó Tina sorprendida. “¿Qué estás haciendo aquí?” Rápidamente tiró su vaso y puso sus manos detrás de su espalda. Bette hizo lo mismo, mirando a su hermana, esperando a que no les cayera ningún sermón.
“Estudiando mucho, ya veo.” Respondió Samantha, alzando una ceja. Miró hacia delante y se dio cuenta dónde estaba su hermana. “¿Estabas haciendo cola para la cerveza?”
“No, ¿e-esta no es la cola para los lavabos?” Entrecerró los ojos, mirando confusa. “Podría haber jurado que…”
Sammantha alzó su mano y movió la cabeza riéndose. “Déjalo.” Miró también. “Tú también.”
Bette puso las manos arriba en defensa. “Estoy aquí con Tee.”
Tina dio un grito ahogado, la miró boquiabierta. “¡Mentirosa!” Gritó, dándole en el brazo. Bette se llevó una mano a la boca riéndose.
Tina intentó cambiar de tema. “Bueno, y ¿qué están haciendo aquí?”
“Yo la he traído.” Dijo Tim, sonriendo mientras Tina le ponía los pulgares en alto.
Sammantha puso los ojos en blanco, pero sin dejar de sonreír. “¿Puedes darme una bebida?” Le preguntó a Tim, moviendo el vaso de plástico. “¿Por favor?”
“Claro.” Dijo Tim, tomando el vaso y saliendo disparado.
“Bueno, y ¿cómo están ahora? ¿Son pareja?” Preguntó Tina emocionada. Quizá haya esperanzas para Tim después de todo.
“No tenía nada que hacer esta noche.” Respondió Sammantha, haciendo fruncir el cejo a Tina. Notando su desaprobación, Sammantha rápidamente lo arregló. “Estaba bromeando.” Bajó la mirada, moviendo un pie en la hierba. “No lo sé…me gusta pero ¿no es demasiado joven?”
“Dos años Sam. Dos.” Tina le indico con los dedos para enfatizarlo más. “A él le gustas mucho.”
“Si…demasiado.”
“¿Qué quieres decir con eso?”
Sammantha estaba a punto de contestar, pero vio a Tim venir por el rabillo del ojo y tocó a Tina en el hombro. “Te cuento después.” Tina asintió, diciéndolo todo con su cara de descontento. Sammantha se encogió de hombros. “No se metan en problemas ustedes dos. Tampoco mucho de esto.” Dijo mientras señalaba a su vaso.
“Si, si.” Dijo Tina, despidiéndose de su hermana y de Tim con la mano. En nada les perdieron de vista.
Bette miró a Tina, insegura de qué decir. Retorció su boca, rascándose un lado de su cara. Después de unos momentos, le dio en el brazo con el codo. “¿Estás bien?”
“Si…sólo que a veces me pone tan descontenta. ¿Por qué tiene que tratarlo de esa manera?”
Bette se encogió de hombros. “Quizá no se dé cuenta de que lo hace.”
“Si que se da.” Dijo Tina. “No está bien. Quiero a Sammy, pero a veces puede ser tan mala.”
“Bueno, no me metería en ninguna pelea esta noche, especialmente si no quieres que se entere tu madre…”
“Si, si.” Suspiró Tina. Miró alrededor. “Esta cola es larguísima. Voy a ver si la de la cocina no es tan larga.” Empezó a irse pero se giró. “¿Quieres una?”
“¿No quieres que te acompañe?” Preguntó Bette algo decepcionada.
“No, quédate tú aquí haciendo guar…” Tina fue interrumpida por una chica empapada que le pasó por delante a la que le seguía otro chico igual de empapado que ella.
Guardando el sitio, mientras yo voy a por la cerveza.”
“Oray.” Bette suspiró, frotándose el cuello. Esperaba que Tina quisiera pasar un rato a solas con ella, pero todavía quedaba mucha noche para eso.
Tina se dirigió hacia dentro de la casa, intentando no chocar con nadie ni que le echasen encima nada hasta llegar a la cocina. Tal como esperaba, en la cola de la cocina no había tanta gente. De repente, una chica se chocó con ella. Era una rubia que iba considerablemente borracha. La chica estaba medio tirada encima de los barriles, siguiendo con la mirada sus movimientos. Tina tomo dos vasos y se puso detrás de ella, esperando que la chica terminara pronto. Después de esperar unos minutos, cuando estaba claro que la chica no tenía otra intención más que, Tina se acercó para echarse cerveza. “Perdona.” Le dijo a la chica sonriéndole educadamente.
La chica alzó la mirada, sus ojos apenas abiertos. “E-e-ey sexy.” Dijo arrastrando las palabras, apoyándose en el barril para ponerse de pie, y haciendo todo lo posible para mirar a Tina a través de sus ojos casi cerrados.
“Hola.” Dijo Tina sonriéndole a la chica borracha. Mientras se ponía cerveza en uno de los vasos de plástico, y frunciendo el cejo al ver que lo único que caía del barril era espuma. Vertió el contenido del vaso en la pica y volvió a intentar, para obtener otra vez más espuma.
“Soy…Nadia.” Le extendió una mano y casi pierde el equilibrio. Tina la cogió riéndose.
“¡Wowww!” Dijo cuando volvía a perder el equilibrio y Tina luchaba para mantenerla recta. “¿Estás bien?”
“Claaaaaro.” Dijo Nadia, dando vueltas con la cabeza mientras se le echaba todo el pelo encima. Cayó encima de Tina. “Eressss…guapaaaa.” Y le salió unas de esas sonoras y profundas risas de borracho.
“Tú…” Se burló Tina de la chica. “¡Estaaaass borracha!” Miró alrededor buscando un sitio vacío para sentar a nadie y que no molestase a la gente.
“Tuuu…hueles…bieeeennn.” La cabeza de Nadia cayó en el hombro de Tina y que justo la tenía al lado del cuello y notaba su respiración.
“órale.” Tina rió nerviosa. Intentó cambiar a la chica de postura para llevarla mejor, pero Nadia apenas estaba en sí y no ayudaba mucho. “¿Quieres ayudarme?” Dijo lanzando soplido, arrastrando a Nadia como podía hacia la despensa, el único lugar que se veía desocupado de la cocina.
Nadia puso sus brazos en el cuello de Tina. “Baila…conmigoooo.”
Apenas te estás en pie. “No gracias.” Tina intentó sacársela, torciéndose ante el peso de la chica. Jesús cada vez se hace más pesada. “¿Puedes intentar al menos camin…” Tina fue interrumpida por el beso que le plantó Nadia.
Justo en aquel momento Tina vio a Bette entrar. Se quedó pasmada y no actúo lo suficientemente rápido. Bette se quedó helada, sus ojos como platos, sintió sorpresa, confusión y dolor todo al mismo tiempo. Se quedó parada durante unos segundos, y luego se giró y salió a paso rápido de la habitación.
Tina se quitó a Nadia de encima con un empujón. “¡EY! ¿¡Pero qué coño!?” Gritó, pasándose una mano por los labios para limpiárselos. Nadia sólo se rió y se fue resbalando por hasta caer en el suelo, riéndose tontamente. Gracias a Dios, parecía que nadie más se dio cuenta. Pero Bette sí. “¡Carajo!” Maldijo Tina, saliendo de la cocina. “Carajo, carajo.”
Justo salió por la puerta y alcanzó a ver la cabeza de Bette girando por la esquina. “¡Bette! ¡Bette espera!”
Tina metió su pasta dentífrica en su neceser y lo cerró, mirando alrededor asegurándose de que no se dejaba nada. Una vez segura de que lo tenía todo, se dirigió hacia el salón.
Se escuchó el ruido de un claxon, y Tina miró por la ventana. Bette estaba esperando. “Mama, Bette está aquí, me voy.”
Amy salió de la cocina. “De acuerdo, ¿llevas todo lo que necesitas?”
“Sip.”
“¿Y me llamarás tan pronto llegues allí?” Dijo Amy quitándole una pelusa de la camiseta de Tina.
Tina movió la cabeza. “Mama, me voy a la casa de Alice, no dejo el país.”
Amy suspiró. “Lo siento. A veces me preocupo demasiado, ¿no?”
“Si, pero me encanta. Te llamo, ¿oray?” Tina le dio un beso en la mejilla.
Amy sonrió. “Muy bien. Sé buena.” Dijo justo cuando Tina abría la puerta.
“Siempre lo soy.” Dijo Tina, saludando con la mano a Bette. “Adiós mami.”
“Adiós. ¡Estudia mucho!” Dijo cuando Tina cerraba la puerta.
“¡Lo haré!” Dijo Tina del otro lado de la puerta, sonriendo a Bette mientras esta salía del auto.
Tina se dirigía hacia el auto por el camino, llevando su maleta. Bette se la encontró a medio camino. “Deja que te ayude.”
“No hace falta que…” Empezó Tina, pero Bette no hacía ningún caso. Bette tomo el asa de la maleta cuando se encontraron sus dedos. “Gracias.”
Bette tomo la maleta con fuerza. “Wuauu, equipaje ligero, ¿eh?”
“Si. Sólo lo esencial.”
“Está bien.” Bette puso la maleta en la cajuela y lo cerró. “Bueno, ¿y qué le has contado a tu mama?”
“Que vamos a estudiar todas para el gran examen de historia de mañana, ya sabes, aquel que hicimos ayer.” Explicaba Tina mientras se subían al coche.
“Ah”. Bette asintió. “¿Y le vas a tener que enseñar el examen a tu madre?”
“Por supuesto. Tiene que ver las pruebas de mi duro trabajo.”
“¿Pero no verá la fecha?”
Tina movió la cabeza. “No. Lo escribí en lápiz. De fácil borrado.” Sonrió a Bette orgullosa. “¿Ingenioso eh?”
“Estás empezando a pensar como Alice.”
“Ella me dio la idea.”
“Claro.” Bette puso los ojos en blanco.
“Bueno, ¿y tú qué le has dicho a tu padre?”
“Le dije que iba a casa de Alice. No hizo más preguntas.” Bette salió de una curva. “Bueno, ya hemos llegado. ¿Lista?”
“¿Para limpiar? ¡Demonios, claro!” Tina exclamó entusiasmada.
Bette estalló en carcajadas. “Qué linda eres, ¿lo sabes?”
“¿Es algo bueno?” Preguntó Tina, tocándole el brazo haciendo que quitara sus manos del volante para entrelazar sus dedos con los de ella.
Bette besó la mano de Tina. “Si.”
“¡Vamos señoritas! ¡Sólo quedan cinco horas antes de la fiesta!” Gritó Alice desde su rollo de papel de burbujas.
No había nadie más en casa, sólo las chicas, Bette y Tina para ayudar a Alice a cambiarlo todo de su casa.
“Se está haciendo muy pesado todo esto.” Dijo Tina, cuidadosamente envolviendo una figurita de un gato en el papel de burbujas para después meterlo en una caja de cartón.
“Ya se hizo pesado la primera media hora.” Dijo Bette entre dientes, pasando el papel de burbujas por un jarrón que parecía muy caro y luego colocándolo en su correspondiente caja. Se giró a Alice, con ojos amenazadores cuando apuntó hacia el rollo de papel. “En diez segundos, todo eso va a ir a parar a tu…”
“¡Hey!” Alice gritó desde su improvisado megáfono de papel. “No hay tiempo para revoluciones. Todavía quedan diez habitaciones más que empaquetar.”
“¿Sabes? Tu casa no se veía tan grande desde fuera.” Digo Tina. La casa de Alice era toda una mansión con todas las letras. Tenía tres pisos, cada uno con tres dormitorios y sus lavabos. Luego estaba la sala de estar, la terraza, la biblioteca, el cuarto de juegos, el comedor, la cocina, el salón, el cuarto de las máquinas de ejercicio y la oficina. Dos horas se pasaron. Tina se arrepintió de haber aceptado.
Parecía como si Lenore Pieszecki fuera una ferviente coleccionista de cualquier cosa diminuta, cara o frágil.
Como mínimo habrían unos mil adornitos, lámparas, jarrones, estatuas, platos, todos antiguos y de otros lugares, pero definitivamente caros, dispuestos por toda la casa. Era como una de esas casas de los famosos que salían en las revistas.
Tina terminaba de poner los últimos adornitos en su caja y suspiró. “Voy a hacer un descanso.” Miró alrededor, decidiendo por donde salir para ir a la entrada principal.
“¿A dónde vas?” Gritó desde lejos Alice.
“A ahorcarme.” Contestó Tina, yendo hacia su izquierda.
“Me uno a ella.” Dijo Bette, rápidamente saliendo.
“¡Chicas! ¡Chicas! ¡Venga!” Gritó Alice frustrada. Cuando parecía que Bette y Tina no iban a volver, con rabia, tomo el papel y se puso a seguir trabajando.
Bette despacio caminaba por un pasillo hacia la parte de atrás de la casa. Tocando con su mano las paredes. “¿Tee? ¿Dónde te has metido?”
Silencio.
“¿Tina?” Bette asomó la cabeza por una de las puertas. Ni rastro de Tina. Caminó un poco más, insegura de si su chica habría ido por aquí. Cuando pasaba por la cocina, Tina saltó de repente.
“¡BUU!” Gritó y empezó a reírse.
Bette se estremeció, girándose para coger a Tina por la cintura antes de que se escapase. “¿Te crees que es gracioso, eh?” Lo único que hizo fue que Tina se partiese más. Bette sonrió con complicidad, balanceándose las dos con suavidad, cuando se tocaron frente con frente. Tina miró a Bette, mordiéndose el labio inferior. Bette se inclinó hacia ella, besándola suavemente.
“¡Oh tortolitas!” Tarareó Alice por detrás de Bette. Las chicas se giraron para ver a Alice detrás de ellas con las manos en la cintura. “Venga, tendrán tiempo suficiente para eso esta noche.”
Bette y Tina se miraron la una a la otra y luego a Alice. “Nos la debes.” Dijo Tina tomando de la mano de Bette mientras pasaban a la rubia loca.
“!Hey! ¿Y no me estoy guardando sus pequeños y sucios secretos?” Dijo Alice, moviendo los brazos mientras seguía a la pareja.
Tres horas y miles de metros de rollo de papel de burbujas después, ya habían terminado las chicas. Llevaron todas las cajas al garaje (el cual estaría completamente cerrado). Bette y Tina se dejaron caer agotadas en unas sillas de la piscina. “La peor idea en toda mi vida.” Se quejó Tina a lo que Bette la siguió.
“Última vez que hago esto.”
Alice caminaba hacia ellas hablando por el celularl. “Perdona, ¿Qué estás atorada en dónde? ¿Vas a llegar a tiempo? Se suponía que llegarías ahora para prepararlo todo…la fiesta comienza en dos horas…si, si.” Se le dibujó una expresión de ira, Alice apretó los dientes y dijo, “Oye, o te das prisa o no te voy a pag… ¿hola? ¿hola?” Alice se paró y se dirigió a las chicas incrédulas. “¡Me ha colgado! ¡Me ha colgado!”
“¿Quién?”
“La D.J.”
“Pareces estresada, siéntate y cálmate un poco.” Dijo Tina mientras daba golpecitos a la silla de su lado.
Alice no cedió. “No puedo. Todavía tengo que prepararme, llamar a mi madre para convencerla de que todo está bien, pagar la comida, tengo que asegurarme de que la DJ tenga suficiente espacio para colocar todas sus cosas, y…” El sonido del timbre de la casa interrumpió a Alice. “Oh, deben de ser los barriles.”
“Espera.” Ordenó Bette justo cuando Alice se marchaba a abrir. “Puedes pagar a una DJ y comprar barriles, ¿y no puedes pagar por un servicio de limpieza?”
“Bueno, los de la limpieza no me aceptarían dinero en tarjeta o cheques.” Y salió corriendo mientras volvía a sonar el timbre. “¡Ya voy!”
Bette y Tina intercambiaron miradas de complicidad. “Menuda fiesta la que nos espera.”
Veinte minutos después, una camioneta blanca desconocida se paró en frente de la casa. Alice, Bette y Tina estaban de pies mirándola. “¿A quién has contratado? ¿OJ?” Dijo Bette y Tina se rió.
"Una chica.” Respondió Alice, cruzando los brazos. “Vi su anuncio en el periódico.”
La puerta se abrió y una colérica chica latina salió de la camioneta. Llevando unos shorts vaqueros, con una camiseta de tirantes blanca, y unos converse negro. Jugueteando con las llaves de la camioneta se fue hacia la parte trasera. Abrió atrás y empezó a sacar cosas cuando se giró hacia ellas. “Hey chicas, ¿se van a quedar ahí paradas todo el días o me van a ayudar?”
Tina fue la única que hizo un movimiento hacia las chicas, mientras Bette y Alice miraban boquiabiertas. Se acercó hacia la llamativa latina y le extendió la mano. “Tina Kennard.”
La chica dejó por un momento de sacar cosas para saludar. “Carmen de la Pica Morales.”
“Wowww…eso sí que es un nombre.”
“Gracias. Aunque esta noche, sólo Carmen.”
Tina echó una mirada dentro de la camioneta, estaba llena de equipos de sonido, desde tablas de mezclas, bocinas, hasta cajas llenas de cd’s.
Carmen sacó una plataforma rodante mientras sacaba también un listón de madera. Tina miraba como lo montaba todo. “¿Estás segura de que va a funcionar?”
“Si. Siempre estoy haciendo esto, aunque sería más fácil si la gente ayudara…y dejara de babear.” Carmen hizo una señal a Bette y Alice, que seguían de pie en la entrada de la casa, pero Alice le susurraba algo al oído a Bette.
Tina movió la cabeza y les pegó un silbido. “¡Hey! ¡Chicas! ¡Un poco de ayuda por aquí!”
Fue como si ambas salieran de su trance y reaccionaron de repente. “Perdón.” Bette se disculpó primero.
“Perdón.” Le siguió Alice. “Alice Pieszecki.”
“Oh, así que tú eras la chica del teléfono.” Dijo Carmen mientras intentaba sacar algo. “Jala.” Dijo a Tina y Bette que tomaron por ambos lados del equipo. “Pero sin pasarse.”
“Oray.” Ambas chicas contestaron.
“Si, perdona, estoy un poquito estresada por la fiesta y todo.”
“No pasa nada, guay.” Dijo Carmen resoplando mientras estiraba de una cosa. “¿Van a ayudar chicas o qué?”
“SI.” Dijo Tina lanzando un gruñido. “Sólo que pesa una tonelada.”
“Peso de pluma” Dijo Bette entre dientes y sonrió cuando Tina la miró.
“Hey, anfitriona, ¿por qué no me echas una mano aquí?” Dijo bromeando Carmen.
Alice frunció el cejo. “Oray.” Dijo metiéndose en la camioneta al lado de Carmen y empezaron a empujar mientras Bette y Tina jalaban. “¡Jesús! ¿Cómo puedes hacer esto por ti sola?”
“Oh, me suele ayudar mi primo, pero hoy no podía, tenía una reunión con su abogado sobre su libertad condicional.”
“Oh…qué bien.” Dijo Alice mirando con ojos de sorprendida a Bette y Tina.
Finalmente y con mucho esfuerzo consiguieron que se empezase a mover a duras penas por el interior de la camioneta hasta llegar a la rampa deslizante, por la cual bajó sin control que incluso Tina dio un grito y Bette rápidamente puso un pie para detenerlo.
Carmen saltó de la camioneta, sonriente. “Pan comido. Buenos reflejos ahí…”
“Bette.”
“Bette.” Repitió Carmen. “Carmen de la Pica Morales, pero puedes llamarme Carmen.”
Bette se encogió de hombros. “Oray.”
“Muy bien, ahora que ya somos todas colegas, ¿podemos seguir? La fiesta comienza de aquí poco y todavía hay que preparar esto.” Dijo Alice medio quejándose mientras saltaba de la camioneta.
“Solamente ayúdame a llevar esto adentro y el resto ya lo puedo hacer yo.” Dijo Carmen y las chicas asintieron.
Alternando la rampa lo fueron llevando hacia dentro de la casa, hasta que llego al suelo de mármol del salón donde sería la fiesta, en el que casi rompen el equipo al bajarlo de la rampa. Una vez terminado eso, Carmen se puso a lo suyo a montarlo todo, dejando a Alice, Bette y Tina para prepararse.
“Escoge un piso y una habitación donde puedas prepararte.” Les dijo Alice, moviendo la mano.
“¿Estás seguro que no necesitas más ayuda?” Preguntó Tina y Alice movió la cabeza.
“Estoy bien TK.” Los ojos de Alice le brillaban al desaparecerle el estrés que llevaba. “¡Está fiesta va a ser total!”
Alice tenía la razón, la fiesta era total, pero no para la casa. Casi todo el instituto de Corona Bay estaba ahí, incluso gente del instituto Jefferson y algunos de la universidad de Corona Bay. La casa estaba al borde de gente, y a nadie le preocupaba dónde dejaba su cerveza, dónde la derramaba o dónde vomitaba.
Bette y Tina permanecieron juntas, yendo de un lado a otro de la casa, pensando en el horrible trabajo de limpieza que les esperaba mañana.
Por otro lado, Alice se estaba alocando. Hablaba con todo el mundo, reía, bailaba, bebía, bebía y bebía…
Dana llegó una hora después a la fiesta, forzándose a entrar. Miró alrededor con los ojos como platos. Habría por lo menos mil personas metidas en la casa de Alice. Va a ser imposible encontrarla.
Moviéndose por el mar de gente, Dana buscaba alguna cara familiar. Le pareció ver a algunos niños del Jefferson, el mayor rival del instituto Corona Bay, pero no estaba muy segura. Después de un par de minutos de intensa búsqueda, Dana paró en el grande salón donde estaba la Dj pinchando el tema “Where’s your head at?”. “¡Nunca la voy a encontrar!” De repente, alguien le tocó en el hombro. Se giró para ver a Bette y Tina. “¡Hey!” Dana abrazó a las chicas.
“Hey, ¿fiesta eh?” Gritó Bette para que se le oyera.
Dana asintió.
“Chicas, ¿Han visto a Alice por alguna parte?”
“¡La vi que andaba por la cocina hace un par de minutos.” Gritó Tina.
“¿Qué?” Dijo Dana, apuntándose a su oído.
“¡La cocina!” Repitió Tina, apuntando en la dirección de la cocina.
“¡Oray.” Dijo Dana. “¡Nos vemos!”
Bette y Tina asintieron mientras Dana se dirigía hacia la cocina. Pasó al lado de la cola de los barriles de cerveza y llegó a su destino, avistando a la rubia batalladora, medio sentada encima de la barra, con un vaso de plástico en su mano derecha, y con la izquierda moviéndola como si estuviera explicando una cosa muy importante. Dana frunció el cejo. Se ha emborrachado sin esperarme. Alice hablaba con dos chicas, una morena y una rubia, pero vio a Dana por el rabillo del ojo. “¡DANA!” Gritó emocionada, moviendo la mano e indicándole que se acercara.
Dana se fue hacia Alice. “Hola.” Miró a las dos chicas con las que hablaba Alice. La morena era bajita y no se molestó en ser discreta mientras miraba a Dana de arriba abajo. Se la veía petulante y fea…como una loca. La rubia sólo sonrió, guiñándole el ojo a Dana. Parecía ir un poco borracha…órale, muy borracha, y sus ojos estaban blancos.
“Dana…quiero que conozcas a mis amigassss.” Dijo Alice costándole hablar y arrastrando todas las palabras. “Esta e s Gaby Devaux y Nadia Meirtschin. Chicassss…¡Dana!”
“Hola.” Dijo Dana saludando vergonzosa.
“Hola Donna.” Dijo Nadia dulcemente, balanceándose hacia Gaby. “Encantada de conocerte.”
“Es Dana.”
“Me aburro.” Dijo Gaby, tirando del pantalón de Nadia cuando volvía a mirar otra vez a Dana. “Baila conmigo.” Le dijo al oído a Nadia seductoramente.
“Oray.” Dijo Nadia. “Adiós Alice, Danielle.” Saludó con la mano mientras Gaby se la llevaba.
“Dana.” Volvió a corregir, pero Nadia y Gaby ya se habían ido.
Alice se bajó de su rara posición en la barra y tiró el vaso. “¡Gracias Dios!” Dijo gimiendo. “Pensaba que no se irían nunca.”
“¿Estás borracha?” Preguntó Dana con tono firme, molesta por los aires de superioridad de Gaby y por la incapacidad de Nadia por recordar un nombre, y por el hecho de que a Alice parecía no importarle.
“No, todavía no, algo alegre…pero no borracha. Me hacía la borracha delante de Gaby para que se fuera.”
“No parecía que funcionara.” Provocó Dana, sonriendo a modo de alivio. “¿Quiénes eran de todas maneras?”
“Unas del Jefferson.” Dijo Alice y cambió de tema, sonriendo maliciosamente a Dana. “¿Te enseño mi habitación?”
Dana no le iba a permitir que se saliera con la suya tan fácilmente. “Espera, ¿van al Jefferson?”
“Ajá.” Respondió Alice rápido, tomando la mano de Dana. “Vamos, a la habitación.” Se acercó a Dana y susurró, “tiene llave, nadie podrá entrar…”
“¿Por qué están aquí?”
Alice se levantó frunciendo el cejo. “Mucha gente del Jefferson está aquí.” Dijo Alice mirando alrededor. “También me ha parecido ver a algunos niño…¡híjole! ¡Mi fiesta es lo más!” Alice sonreía ampliamente. “Venga, vamos, quiero enseñarte la cama…” Le susurraba pero Dana la volvió a interrumpir.
“¿Cómo les conoces?”
Alice dejó caer los hombros. “¿Qué pasa con tanta pregunta? ¿Y eso qué importa Dana?”
“Me importa a mí.”
Alice suspiró mirando hacia otro lado. “¿Antiguos amores, está bien? Como de hace mil años.”
“¿Las dos?” Dijo Dana con voz chillona mientras alzaba las cejas.
“Si, ¿esta bien? Pero eso pasó hace tanto y ya no me hablo con ellas.” Dana fue a decir algo más pero Alice le puso una mano en la boca. “Antes de que digas nada, no las invité, oyeron sobre la fiesta y vinieron por su cuenta. Intenté esconderme pero Gaby tiene no se qué radar que encuentra a cualquier persona con la que haya tenido un lío en su vida.” Puso los ojos en blancos y movió la cabeza. “¿Satisfecha?”
Dana arrugó su frente mientras espiraba. “Lo siento.”
Alice chocó los hombros con Dana. “No pasa nada… si el tenis no te funciona debería probar en ser reportera. Todas esas preguntas a esa vertiginosa velocidad…cuidado.”
Dana se rió un poco. Mirando a sus pies, luego subiendo la mirada a Alice. “Bueno, ¿qué decías de tu habitación?” intentó decirlo como si fuese una pregunta tan normal que haría un amigo, pero no pudo evitarlo y alzó las cejas.
La sonrisa maliciosa de Alice le volvió.
“Te va a encantar.” Le tomo la mano y la sacó fuera de la cocina.
Bette y Tina iban moviéndose entre la gente como podían, intentando no chocarse con nadie mientras hacían su camino hacia el jardín trasero de la casa. Tina se tropezó al cruzar por el umbral. Bette la tomo por el brazo para evitar que cayera, riéndose de la pérdida de equilibrio de la rubia. Tina también se rió mientras se tambaleaban, a pesar de que ninguna de las dos estaba bebida. Habían tomado al punto, pero sin llegar a él todavía.
La cola para los barriles de cerveza era larguísima, extendiéndose por todo el jardín de la casa. Alice le había pedido a Carmen que instalase bocinas en el jardín para que llegase también la música fuera. Cerca de las bocinas, un grupo de borrachos bailaban haciendo el loco. Otro grupo de chicos se lanzaban una pelota (nunca salían de casa sin ella…aparentemente), mientras otros tiraban a las chicas a la piscina vestidas y luego se lanzaban ellos también.
Bette y Tina se pusieron en la cola, con los vasos en la mano, esperando su turno para la cerveza, cuando los ojos de Tina se pusieron como platos. Bette, alarmada, miró en la misma dirección en la que Tina se había quedado boquiabierta, y vio a Samantha y a Tim.
“¡Tina!” Gritó Samantha, sonriendo ampliamente.
“¡Sammy!” Gritó Tina sorprendida. “¿Qué estás haciendo aquí?” Rápidamente tiró su vaso y puso sus manos detrás de su espalda. Bette hizo lo mismo, mirando a su hermana, esperando a que no les cayera ningún sermón.
“Estudiando mucho, ya veo.” Respondió Samantha, alzando una ceja. Miró hacia delante y se dio cuenta dónde estaba su hermana. “¿Estabas haciendo cola para la cerveza?”
“No, ¿e-esta no es la cola para los lavabos?” Entrecerró los ojos, mirando confusa. “Podría haber jurado que…”
Sammantha alzó su mano y movió la cabeza riéndose. “Déjalo.” Miró también. “Tú también.”
Bette puso las manos arriba en defensa. “Estoy aquí con Tee.”
Tina dio un grito ahogado, la miró boquiabierta. “¡Mentirosa!” Gritó, dándole en el brazo. Bette se llevó una mano a la boca riéndose.
Tina intentó cambiar de tema. “Bueno, y ¿qué están haciendo aquí?”
“Yo la he traído.” Dijo Tim, sonriendo mientras Tina le ponía los pulgares en alto.
Sammantha puso los ojos en blanco, pero sin dejar de sonreír. “¿Puedes darme una bebida?” Le preguntó a Tim, moviendo el vaso de plástico. “¿Por favor?”
“Claro.” Dijo Tim, tomando el vaso y saliendo disparado.
“Bueno, y ¿cómo están ahora? ¿Son pareja?” Preguntó Tina emocionada. Quizá haya esperanzas para Tim después de todo.
“No tenía nada que hacer esta noche.” Respondió Sammantha, haciendo fruncir el cejo a Tina. Notando su desaprobación, Sammantha rápidamente lo arregló. “Estaba bromeando.” Bajó la mirada, moviendo un pie en la hierba. “No lo sé…me gusta pero ¿no es demasiado joven?”
“Dos años Sam. Dos.” Tina le indico con los dedos para enfatizarlo más. “A él le gustas mucho.”
“Si…demasiado.”
“¿Qué quieres decir con eso?”
Sammantha estaba a punto de contestar, pero vio a Tim venir por el rabillo del ojo y tocó a Tina en el hombro. “Te cuento después.” Tina asintió, diciéndolo todo con su cara de descontento. Sammantha se encogió de hombros. “No se metan en problemas ustedes dos. Tampoco mucho de esto.” Dijo mientras señalaba a su vaso.
“Si, si.” Dijo Tina, despidiéndose de su hermana y de Tim con la mano. En nada les perdieron de vista.
Bette miró a Tina, insegura de qué decir. Retorció su boca, rascándose un lado de su cara. Después de unos momentos, le dio en el brazo con el codo. “¿Estás bien?”
“Si…sólo que a veces me pone tan descontenta. ¿Por qué tiene que tratarlo de esa manera?”
Bette se encogió de hombros. “Quizá no se dé cuenta de que lo hace.”
“Si que se da.” Dijo Tina. “No está bien. Quiero a Sammy, pero a veces puede ser tan mala.”
“Bueno, no me metería en ninguna pelea esta noche, especialmente si no quieres que se entere tu madre…”
“Si, si.” Suspiró Tina. Miró alrededor. “Esta cola es larguísima. Voy a ver si la de la cocina no es tan larga.” Empezó a irse pero se giró. “¿Quieres una?”
“¿No quieres que te acompañe?” Preguntó Bette algo decepcionada.
“No, quédate tú aquí haciendo guar…” Tina fue interrumpida por una chica empapada que le pasó por delante a la que le seguía otro chico igual de empapado que ella.
Guardando el sitio, mientras yo voy a por la cerveza.”
“Oray.” Bette suspiró, frotándose el cuello. Esperaba que Tina quisiera pasar un rato a solas con ella, pero todavía quedaba mucha noche para eso.
Tina se dirigió hacia dentro de la casa, intentando no chocar con nadie ni que le echasen encima nada hasta llegar a la cocina. Tal como esperaba, en la cola de la cocina no había tanta gente. De repente, una chica se chocó con ella. Era una rubia que iba considerablemente borracha. La chica estaba medio tirada encima de los barriles, siguiendo con la mirada sus movimientos. Tina tomo dos vasos y se puso detrás de ella, esperando que la chica terminara pronto. Después de esperar unos minutos, cuando estaba claro que la chica no tenía otra intención más que, Tina se acercó para echarse cerveza. “Perdona.” Le dijo a la chica sonriéndole educadamente.
La chica alzó la mirada, sus ojos apenas abiertos. “E-e-ey sexy.” Dijo arrastrando las palabras, apoyándose en el barril para ponerse de pie, y haciendo todo lo posible para mirar a Tina a través de sus ojos casi cerrados.
“Hola.” Dijo Tina sonriéndole a la chica borracha. Mientras se ponía cerveza en uno de los vasos de plástico, y frunciendo el cejo al ver que lo único que caía del barril era espuma. Vertió el contenido del vaso en la pica y volvió a intentar, para obtener otra vez más espuma.
“Soy…Nadia.” Le extendió una mano y casi pierde el equilibrio. Tina la cogió riéndose.
“¡Wowww!” Dijo cuando volvía a perder el equilibrio y Tina luchaba para mantenerla recta. “¿Estás bien?”
“Claaaaaro.” Dijo Nadia, dando vueltas con la cabeza mientras se le echaba todo el pelo encima. Cayó encima de Tina. “Eressss…guapaaaa.” Y le salió unas de esas sonoras y profundas risas de borracho.
“Tú…” Se burló Tina de la chica. “¡Estaaaass borracha!” Miró alrededor buscando un sitio vacío para sentar a nadie y que no molestase a la gente.
“Tuuu…hueles…bieeeennn.” La cabeza de Nadia cayó en el hombro de Tina y que justo la tenía al lado del cuello y notaba su respiración.
“órale.” Tina rió nerviosa. Intentó cambiar a la chica de postura para llevarla mejor, pero Nadia apenas estaba en sí y no ayudaba mucho. “¿Quieres ayudarme?” Dijo lanzando soplido, arrastrando a Nadia como podía hacia la despensa, el único lugar que se veía desocupado de la cocina.
Nadia puso sus brazos en el cuello de Tina. “Baila…conmigoooo.”
Apenas te estás en pie. “No gracias.” Tina intentó sacársela, torciéndose ante el peso de la chica. Jesús cada vez se hace más pesada. “¿Puedes intentar al menos camin…” Tina fue interrumpida por el beso que le plantó Nadia.
Justo en aquel momento Tina vio a Bette entrar. Se quedó pasmada y no actúo lo suficientemente rápido. Bette se quedó helada, sus ojos como platos, sintió sorpresa, confusión y dolor todo al mismo tiempo. Se quedó parada durante unos segundos, y luego se giró y salió a paso rápido de la habitación.
Tina se quitó a Nadia de encima con un empujón. “¡EY! ¿¡Pero qué coño!?” Gritó, pasándose una mano por los labios para limpiárselos. Nadia sólo se rió y se fue resbalando por hasta caer en el suelo, riéndose tontamente. Gracias a Dios, parecía que nadie más se dio cuenta. Pero Bette sí. “¡Carajo!” Maldijo Tina, saliendo de la cocina. “Carajo, carajo.”
Justo salió por la puerta y alcanzó a ver la cabeza de Bette girando por la esquina. “¡Bette! ¡Bette espera!”
Anaïs- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 16/05/2008
Re: [Terminado] Más que un sentimiento
CAPITULO 23
"Bette!" gritó Tina, de repente salió corriendo rápido detrás de ella. Tina fue cortada ya que algunos chicos corrían delante de ella. Tina empujó a través de ellos y casi perdió de vista a Bette.
Bette podía oír a Tina llamándola, pero sus piernas no dejaban de avanzar. Ella sabía que lo que había visto en la cocina, debió de haber ella cometido un error, pero su cerebro no le permitía pensar. Todo lo que podía pensar es tengo que salir de aquí. Saca sus llaves de su bolsillo y rápidamente abrió la puerta de su auto y entro al interior, pone en marcha el motor. Al prender la luz de los faros, casi ciega a Tina la luz ya que ella corría para el coche atrás de ella. Bette poner el auto en reversa y espera, sólo para darse cuenta de que estaba completamente bloqueada y no puede salir, "carajo" Ella gritó, tirando de la palanca del auto.
De repente, la puerta de pasajeros se abrió y entro Tina, ella cierra la puerta, jadeante. "Espera sólo……… dejar que te explique……." Tina decía, luchando para atrapar su respiración.
"Explicar qué?" Bette miró a Tina bruscamente. "tu fuiste por las bebidas, yo esperé diez minutos, fui adentro a buscarte y no te encontré, entonces entre a buscar a otra persona que no eras tu, eso crees Bette.
Tina expulsando el último de sus alientos, viendo a Bette, con el seño fruncido. "¿Es eso lo que tu realmente piensas que estaba pasando?" Ella preguntó débilmente. Me duele Bette incluso pensar que creas que fue a propósito lo que viste.
No puede mirar por más tiempo la cara herida de Tina, Bette volvió y miró hacia arriba. "Tee" Ella susurró y luego miró hacia abajo.
Tina sonrió tristemente a su novia, teniendo una de las manos de Bette entre sus manos. "Entré, y ella estaba en el barril, totalmente tomada. Traté de ayudarla y ella me besó. Esa es la verdad." Cuando Bette ve a Tina, ella le dice, "¿Qué? tu no me crees?"
Bette finalmente busca los ojos de Tina. Yo no sé lo que estaba pensando hace un momento… sólo supongo que me quede sorprendida."
"Si tu te sorprendiste? ¿Cómo crees que me sentí yo?" Tina bromeó, tratando de alegrar a Bette. "Escucha, dijo, Tina acariciando su mano. Créeme, si yo quería besar a alguien voluntariamente, esa eres tu. Tienes que creerlo."
"Claro. Bette dice, pero sonaba tibia. Además, todavía estoy sorprendida.
Tina acaricio con sus dedos el cabello de Bette, el ceño fruncido y toda su boca también. "Vamos Bette, ¡Odio verte tan alterada. Por favor, por favor, créeme." Ella puso su labio inferior en la frente de bette "¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?" Tina pregunta, no sólo a Bette, si no a ella misma también
"¿Qué hace una chica honesta cuando estoy fuera de mí?"
Tina mira a Bette, perpleja. "uhhhhhhhhhhhhh?"
Tina ve con una mirada seductora y traviesa, en el corazón de Bette se apodera una sensación hermosa al ver la mirada de Tina. . "Recuerdas ayer que estuvimos en la noche en tu estudio? Ella le susurró suavemente en la oreja a Bette, con lo que hace que la chica se estremezca de deseo.
Después de la cena con Melvin, Bette y Tina subieron a la habitación de Bette, a su "estudio". Recordar todas esas sensaciones al besarse una a la otra hasta agotarse y tomar aliento para poder respirar. Definitivamente quería volver a sentir sus labios nuevamente y recordar tan lindas sensaciones.
Bette finalmente sonrió a Tina. "Tu podrías ser capaz de hacerme eso otra vez."
" Tina le susurró suavemente y sonriendo le dijo me gustas mucho", mirando en la profundidad de los ojos color marrón de Bette. Y le dijo "Vamos."
Al sonreír Bette destellaban sus blanquísimos dientes como perlas, y dijo esta bien vamos srita Kennard."
Shane entro por la puerta, mirando alrededor. "Dios este maldito lugar está lleno." Ella murmuró para sí misma. Después de agarrar una copa de la cocina, Shane caminó alrededor de la casa. Detrás de las gafas oscuras, observaba la zona de baile (antes conocido como salón de Alicia), había muchas personas, muchas para elegir. Muerde su labio, se traslada en torno a la multitud, en busca de alguien, interesada en encontrar algo en su camino.
Ella tiene más que justa razón de estar hastiada y confundida, lo que ella había aprendido era hacer caso omiso de todo como años atrás.
La música murió y se oyó la voz del DJ, haciendo Shane y todos los demás en la habitación un gran silencio. "¡se trata de la DJ Carmen. Estoy tomando una pausa de diez minutos, pero dejo algunas canciones para que obtengan tranquilidad (jajajaja)". Carmen voltea hacia abajo el micrófono y deja la música, ella se quita sus auriculares.
A Shane se le iluminaron los ojos al verla, Carmen, fue por una cerveza y no parecía darse cuenta de ella, de modo que Shane decidió que debía de empezar a que Carmen notara su presencia y susurra suavemente en la oreja de Carmen.
Apenas momentos antes Shane sentía su aliento caliente sobre el cuello de Carmen, y resulto que "Que ella ni siquiera pensó en ello."
Shane estaba conmocionada y congelada, ella parpadea. Y dice "uhhhhhhhhhhhhh?"
"Yo pienso algo extraño acerca de la gente que susurra en mi oído. “dice Carmen, sorbiendo su bebida.
"¿Qué te hace pensar que es extraño?"
"Es el uso de gafas de sol en medio de la noche… y adentro de la casa."
Shane sonrió. "Me gusta usar mis gafas de sol por la noche."
"Usted ¿no debería de usarlas en la noche?" Carmen dice,.
Shane toma un trago de su propia bebida y señaló hacia el tocadiscos. "Me gusta la manera en que tu tocas".
"Gracias." Carmen dice rotundamente, sorbiendo su bebida otra vez, mirando alrededor.
La mayoría de los invitados que se habían reunido casa de Alice. Estaban empujado y saltando uno encima de otro, Alice estaba tratando de entender que es lo que estaba pasando. Todos gritaban "LUCHA" repetidamente, hasta que la palabra se convirtió en algo irreconocible. En el centro de todo esto empujones, puñetazos, golpes y destruyendo con movimientos rápidos todo lo que había en la habitación.
Alice no podía creerlo. Desde la escalera veía toda esa locura, y ella no tenía idea de qué hacer. Una de las puertas, la hermosa puerta francés de vidrio que separa el salón del vestíbulo fue destruida, el vidrio destrozado y la puerta colgando en una bisagra. Señor qué otra cosa mas esta arruinado. Se volvió desesperada a sus amigas. "Chicas! ¿Qué hacemos?"
Dana sacudió su cabeza. "No podemos hacer nada." Ella gritó.
"Tenemos que hacer algo!"
"Lo que da igual romper las cosas?" Bette preguntó sarcásticamente. "Vas hacia adelante, vamos detrás de ti."
Alice le dijo a bette ferozmente. "Normalmente Porter, contestas muy rápidamente pero ahora no es el momento!" Ella miró de nuevo alrededor de toda esa gente, y no le venia ninguna idea para salir del mar de adolescentes que estaban haciendo estragos. De repente, golpeó y el foco salió volando por arriba de su cabeza. Ella busca alguna cosa que no hubiera sido rota, y en el centro veía con atención varios platos rotos.
Entonces ella buscaba el micrófono.
"Tengo una idea, pero necesito la ayuda de todas!" Alice exclamó, agarrando el brazo de Dana, bajando hacia el caos y les dijo síganme"
Dana dio un paso hacia atrás, Alice se paro en las escaleras. Y le dijo "¿Qué estás haciendo?"
Alice señaló por encima de la multitud el tocadiscos. Ella tiró a Dana de la manga, pero aguardo que llegara Bette y Tina, que parecían desconcertadas, inseguras, y con miedo al mismo tiempo. "Tu me ayudas a conseguir el micrófono!"
"¿Estás loca!" Tina gritó, agarrando a Dana por el brazo. "Obtendrás que nos aplasten!"
"No hay forma en que llegues ahí". Bette le dijo.
"Yo si las ayudaría chicas".
Bette se burla. "¿Qué quieres? Un escudo humano?" Cuando Alice de inmediato protesta, los ojos de Bette se fijan en ella. "Es broma, ¿verdad?"
"Mira no tanto un escudo, es una cadena lo que quiero, está bien? La única manera que vemos le dicen a ella, Dana jala hacia abajo a Alice, van bajando y una botella de cerveza voló sobre sus cabezas, y se estrella contra la pared. Ellas miran alrededor con el temor de otra botella. "Ya se como es la única manera para llegar hasta el micrófono!"
Dana miró a Alice, y de inmediato le dice esta bien, vale. Vamos." Alice sonrió y comenzó a bajar las escaleras de nuevo, pero todavía Tina esta agarrando a Dana del otro brazo, lo que hace que Dana se quede parada de nuevo. Alice se les queda viendo.
"De ninguna manera, simplemente llama a la policía!" Tina y Bette están de acuerdo.
"Sí, vamos." Alice gritó, sarcásticamente. "Y buena suerte sobrevivir a la estampida de gente corriendo en mi casa cuando vean el rojo y azul de luces intermitentes. Tengo una idea, sólo necesito su ayuda……… ven conmigo!" Alice gritó, tirando del brazo de Dana, pero Tina no le suelta el brazo.
"Chicas! Van a dividirme a la mitad, si me jalan así!" Dana gritó de repente, suelta los brazos y deja aturdida a las rubias.
"Díganos la idea." Dijo Bette. "Crees que esa es la única manera de que llegues ahí."
se oyen vidrios rotos crash y siguen gritando "LUCHA LUCHA……"
"fuera!" grita un joven.
Alice tiene lagrimas en sus ojos, y por un momento se miran las cuatro, unos segundos más tarde, se separaron. "tu crees que resulte?" dice tina.
"Tiene que resultar!" Alice dice, cuando va bajando la escalera. "Ahora vamos!"
Alice agarró la mano de Dana, quien a su vez agarró a Tina, que agarró a su vez a Bette, y todas ellas descienden de la escalera, sobre la celebración que tienen los chicos. La multitud había crecido, y estaban mas violentos Alice pasó de largo. Alice mantiene sus ojos en el micrófono, irrumpiendo entre la multitud, empujando a las personas fuera de su camino. Dana, Tina y Bette siguen atrás de ella, serpentean a través de la locura con Alice como su guía.
No pasó mucho tiempo antes de que Alice haya perdido de vista completamente el tocadiscos, ya que son desbordados por la multitud. Unas pocas personas empujan a tina y hacen que tropiece, pero Bette la agarra y evita su caída. Ella le dice "Gracias" a Bette antes de gritar a Alice. "¡Esto es una locura! Jamás llegaremos!"
"PLAN B!" grita Alice de nuevo.
"Nunca hemos discutido un plan B!" dijo Dana, al igual que Alice cayó al suelo, arrastrando a Tina y por ultimo a Bette.
"Vamos nos van a pisotear!" Bette gritó, soltando a Tina, para cubrir su cara justo a tiempo de que un chico la golpeara. "Ahhh" El chico golpeó el suelo, pero se paro rápido y animadamente. Cuando ella miró, ya se había parado. "Mierda!" Ella cubre su cara de nuevo, la multitud seguía empujando.
Ella tiene la esperanza de que los demás hagan lo mismo, pero no podía creerlo seguían gritando.
"LUCHA LUCHA……… LUCHA"
Ella descubrió el tocadiscos, a pocos metros de ella, y violentamente abrió su camino a través de la multitud dando tumbos, casi golpeo su cabeza en la esquina de una mesa. Ella llego de rodillas a donde estaba el tocadiscos y vio el micrófono en el suelo en la esquina. Ella lo agarró y……………
"Bette!" gritó Tina, de repente salió corriendo rápido detrás de ella. Tina fue cortada ya que algunos chicos corrían delante de ella. Tina empujó a través de ellos y casi perdió de vista a Bette.
Bette podía oír a Tina llamándola, pero sus piernas no dejaban de avanzar. Ella sabía que lo que había visto en la cocina, debió de haber ella cometido un error, pero su cerebro no le permitía pensar. Todo lo que podía pensar es tengo que salir de aquí. Saca sus llaves de su bolsillo y rápidamente abrió la puerta de su auto y entro al interior, pone en marcha el motor. Al prender la luz de los faros, casi ciega a Tina la luz ya que ella corría para el coche atrás de ella. Bette poner el auto en reversa y espera, sólo para darse cuenta de que estaba completamente bloqueada y no puede salir, "carajo" Ella gritó, tirando de la palanca del auto.
De repente, la puerta de pasajeros se abrió y entro Tina, ella cierra la puerta, jadeante. "Espera sólo……… dejar que te explique……." Tina decía, luchando para atrapar su respiración.
"Explicar qué?" Bette miró a Tina bruscamente. "tu fuiste por las bebidas, yo esperé diez minutos, fui adentro a buscarte y no te encontré, entonces entre a buscar a otra persona que no eras tu, eso crees Bette.
Tina expulsando el último de sus alientos, viendo a Bette, con el seño fruncido. "¿Es eso lo que tu realmente piensas que estaba pasando?" Ella preguntó débilmente. Me duele Bette incluso pensar que creas que fue a propósito lo que viste.
No puede mirar por más tiempo la cara herida de Tina, Bette volvió y miró hacia arriba. "Tee" Ella susurró y luego miró hacia abajo.
Tina sonrió tristemente a su novia, teniendo una de las manos de Bette entre sus manos. "Entré, y ella estaba en el barril, totalmente tomada. Traté de ayudarla y ella me besó. Esa es la verdad." Cuando Bette ve a Tina, ella le dice, "¿Qué? tu no me crees?"
Bette finalmente busca los ojos de Tina. Yo no sé lo que estaba pensando hace un momento… sólo supongo que me quede sorprendida."
"Si tu te sorprendiste? ¿Cómo crees que me sentí yo?" Tina bromeó, tratando de alegrar a Bette. "Escucha, dijo, Tina acariciando su mano. Créeme, si yo quería besar a alguien voluntariamente, esa eres tu. Tienes que creerlo."
"Claro. Bette dice, pero sonaba tibia. Además, todavía estoy sorprendida.
Tina acaricio con sus dedos el cabello de Bette, el ceño fruncido y toda su boca también. "Vamos Bette, ¡Odio verte tan alterada. Por favor, por favor, créeme." Ella puso su labio inferior en la frente de bette "¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?" Tina pregunta, no sólo a Bette, si no a ella misma también
"¿Qué hace una chica honesta cuando estoy fuera de mí?"
Tina mira a Bette, perpleja. "uhhhhhhhhhhhhh?"
Tina ve con una mirada seductora y traviesa, en el corazón de Bette se apodera una sensación hermosa al ver la mirada de Tina. . "Recuerdas ayer que estuvimos en la noche en tu estudio? Ella le susurró suavemente en la oreja a Bette, con lo que hace que la chica se estremezca de deseo.
Después de la cena con Melvin, Bette y Tina subieron a la habitación de Bette, a su "estudio". Recordar todas esas sensaciones al besarse una a la otra hasta agotarse y tomar aliento para poder respirar. Definitivamente quería volver a sentir sus labios nuevamente y recordar tan lindas sensaciones.
Bette finalmente sonrió a Tina. "Tu podrías ser capaz de hacerme eso otra vez."
" Tina le susurró suavemente y sonriendo le dijo me gustas mucho", mirando en la profundidad de los ojos color marrón de Bette. Y le dijo "Vamos."
Al sonreír Bette destellaban sus blanquísimos dientes como perlas, y dijo esta bien vamos srita Kennard."
Shane entro por la puerta, mirando alrededor. "Dios este maldito lugar está lleno." Ella murmuró para sí misma. Después de agarrar una copa de la cocina, Shane caminó alrededor de la casa. Detrás de las gafas oscuras, observaba la zona de baile (antes conocido como salón de Alicia), había muchas personas, muchas para elegir. Muerde su labio, se traslada en torno a la multitud, en busca de alguien, interesada en encontrar algo en su camino.
Ella tiene más que justa razón de estar hastiada y confundida, lo que ella había aprendido era hacer caso omiso de todo como años atrás.
La música murió y se oyó la voz del DJ, haciendo Shane y todos los demás en la habitación un gran silencio. "¡se trata de la DJ Carmen. Estoy tomando una pausa de diez minutos, pero dejo algunas canciones para que obtengan tranquilidad (jajajaja)". Carmen voltea hacia abajo el micrófono y deja la música, ella se quita sus auriculares.
A Shane se le iluminaron los ojos al verla, Carmen, fue por una cerveza y no parecía darse cuenta de ella, de modo que Shane decidió que debía de empezar a que Carmen notara su presencia y susurra suavemente en la oreja de Carmen.
Apenas momentos antes Shane sentía su aliento caliente sobre el cuello de Carmen, y resulto que "Que ella ni siquiera pensó en ello."
Shane estaba conmocionada y congelada, ella parpadea. Y dice "uhhhhhhhhhhhhh?"
"Yo pienso algo extraño acerca de la gente que susurra en mi oído. “dice Carmen, sorbiendo su bebida.
"¿Qué te hace pensar que es extraño?"
"Es el uso de gafas de sol en medio de la noche… y adentro de la casa."
Shane sonrió. "Me gusta usar mis gafas de sol por la noche."
"Usted ¿no debería de usarlas en la noche?" Carmen dice,.
Shane toma un trago de su propia bebida y señaló hacia el tocadiscos. "Me gusta la manera en que tu tocas".
"Gracias." Carmen dice rotundamente, sorbiendo su bebida otra vez, mirando alrededor.
La mayoría de los invitados que se habían reunido casa de Alice. Estaban empujado y saltando uno encima de otro, Alice estaba tratando de entender que es lo que estaba pasando. Todos gritaban "LUCHA" repetidamente, hasta que la palabra se convirtió en algo irreconocible. En el centro de todo esto empujones, puñetazos, golpes y destruyendo con movimientos rápidos todo lo que había en la habitación.
Alice no podía creerlo. Desde la escalera veía toda esa locura, y ella no tenía idea de qué hacer. Una de las puertas, la hermosa puerta francés de vidrio que separa el salón del vestíbulo fue destruida, el vidrio destrozado y la puerta colgando en una bisagra. Señor qué otra cosa mas esta arruinado. Se volvió desesperada a sus amigas. "Chicas! ¿Qué hacemos?"
Dana sacudió su cabeza. "No podemos hacer nada." Ella gritó.
"Tenemos que hacer algo!"
"Lo que da igual romper las cosas?" Bette preguntó sarcásticamente. "Vas hacia adelante, vamos detrás de ti."
Alice le dijo a bette ferozmente. "Normalmente Porter, contestas muy rápidamente pero ahora no es el momento!" Ella miró de nuevo alrededor de toda esa gente, y no le venia ninguna idea para salir del mar de adolescentes que estaban haciendo estragos. De repente, golpeó y el foco salió volando por arriba de su cabeza. Ella busca alguna cosa que no hubiera sido rota, y en el centro veía con atención varios platos rotos.
Entonces ella buscaba el micrófono.
"Tengo una idea, pero necesito la ayuda de todas!" Alice exclamó, agarrando el brazo de Dana, bajando hacia el caos y les dijo síganme"
Dana dio un paso hacia atrás, Alice se paro en las escaleras. Y le dijo "¿Qué estás haciendo?"
Alice señaló por encima de la multitud el tocadiscos. Ella tiró a Dana de la manga, pero aguardo que llegara Bette y Tina, que parecían desconcertadas, inseguras, y con miedo al mismo tiempo. "Tu me ayudas a conseguir el micrófono!"
"¿Estás loca!" Tina gritó, agarrando a Dana por el brazo. "Obtendrás que nos aplasten!"
"No hay forma en que llegues ahí". Bette le dijo.
"Yo si las ayudaría chicas".
Bette se burla. "¿Qué quieres? Un escudo humano?" Cuando Alice de inmediato protesta, los ojos de Bette se fijan en ella. "Es broma, ¿verdad?"
"Mira no tanto un escudo, es una cadena lo que quiero, está bien? La única manera que vemos le dicen a ella, Dana jala hacia abajo a Alice, van bajando y una botella de cerveza voló sobre sus cabezas, y se estrella contra la pared. Ellas miran alrededor con el temor de otra botella. "Ya se como es la única manera para llegar hasta el micrófono!"
Dana miró a Alice, y de inmediato le dice esta bien, vale. Vamos." Alice sonrió y comenzó a bajar las escaleras de nuevo, pero todavía Tina esta agarrando a Dana del otro brazo, lo que hace que Dana se quede parada de nuevo. Alice se les queda viendo.
"De ninguna manera, simplemente llama a la policía!" Tina y Bette están de acuerdo.
"Sí, vamos." Alice gritó, sarcásticamente. "Y buena suerte sobrevivir a la estampida de gente corriendo en mi casa cuando vean el rojo y azul de luces intermitentes. Tengo una idea, sólo necesito su ayuda……… ven conmigo!" Alice gritó, tirando del brazo de Dana, pero Tina no le suelta el brazo.
"Chicas! Van a dividirme a la mitad, si me jalan así!" Dana gritó de repente, suelta los brazos y deja aturdida a las rubias.
"Díganos la idea." Dijo Bette. "Crees que esa es la única manera de que llegues ahí."
se oyen vidrios rotos crash y siguen gritando "LUCHA LUCHA……"
"fuera!" grita un joven.
Alice tiene lagrimas en sus ojos, y por un momento se miran las cuatro, unos segundos más tarde, se separaron. "tu crees que resulte?" dice tina.
"Tiene que resultar!" Alice dice, cuando va bajando la escalera. "Ahora vamos!"
Alice agarró la mano de Dana, quien a su vez agarró a Tina, que agarró a su vez a Bette, y todas ellas descienden de la escalera, sobre la celebración que tienen los chicos. La multitud había crecido, y estaban mas violentos Alice pasó de largo. Alice mantiene sus ojos en el micrófono, irrumpiendo entre la multitud, empujando a las personas fuera de su camino. Dana, Tina y Bette siguen atrás de ella, serpentean a través de la locura con Alice como su guía.
No pasó mucho tiempo antes de que Alice haya perdido de vista completamente el tocadiscos, ya que son desbordados por la multitud. Unas pocas personas empujan a tina y hacen que tropiece, pero Bette la agarra y evita su caída. Ella le dice "Gracias" a Bette antes de gritar a Alice. "¡Esto es una locura! Jamás llegaremos!"
"PLAN B!" grita Alice de nuevo.
"Nunca hemos discutido un plan B!" dijo Dana, al igual que Alice cayó al suelo, arrastrando a Tina y por ultimo a Bette.
"Vamos nos van a pisotear!" Bette gritó, soltando a Tina, para cubrir su cara justo a tiempo de que un chico la golpeara. "Ahhh" El chico golpeó el suelo, pero se paro rápido y animadamente. Cuando ella miró, ya se había parado. "Mierda!" Ella cubre su cara de nuevo, la multitud seguía empujando.
Ella tiene la esperanza de que los demás hagan lo mismo, pero no podía creerlo seguían gritando.
"LUCHA LUCHA……… LUCHA"
Ella descubrió el tocadiscos, a pocos metros de ella, y violentamente abrió su camino a través de la multitud dando tumbos, casi golpeo su cabeza en la esquina de una mesa. Ella llego de rodillas a donde estaba el tocadiscos y vio el micrófono en el suelo en la esquina. Ella lo agarró y……………
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Re: [Terminado] Más que un sentimiento
CAPITULO 24
Ella agarro el micrófono. Y estaba demasiado cerca de varios chicos, y como resultado, el tímpano casi se les revienta al llenarse toda la casa de ese ruido infernal, aturdiendo casi a todos. Incluso del DJ dejo de moverse, pero la multitud y los gritos de batalla seguían siendo lo quemas se oía.
Alice esta golpeando el micrófono para hacer un ruido fuerte, soplando en él para asegurarse de que tenia la atención de todo el mundo. "ejem, ejem, señoras y señores, su atención por favor. Se a agotado la cerveza, aquí se acabo todo, buenas noches."
al decir esta súbita revelación, se detuvo todo los gritos y se oyo un murmullo awwwwwww, maldiciendo, idiotas, brujas, todo esto seguido por la partida mas cercana de todos. Parecían como un montón de perros rabiosos, todos borrachos, no se supo cual fue la causa de toda la conmoción de la lucha y se empezaron a disipar pacíficamente. Poco a poco todo el mundo se fue saliendo y dejando un lío de copas de plástico, platos de papel, servilletas tiradas, dejando todo esto a su paso los adolescentes inconcientes.
"Dude, que casi me caigo!" los muchachos salían todos borrachos.
Como la multitud iba saliendo, Bette trataba de ganar terreno hacia donde estaban sus amigas. Tina estaba sentada contra la pared, detrás de una de las macetas de las plantas. Dana fue estaba debajo de la lámpara de mesa, aferrándose a una de las patas de la mesa, sus ojos estaban tan amplios como platos. Y Alice no había ningún lugar para encontrarse.
El rugido simultánea de los motores de los vehículos afuera de la casa puestos en marcha, seguida por la cegadora luz de los faros que iluminaba toda la zona de frente de la casa, y se oía como el desfilaban los coches al irse por la avenida.
Bette tiró el micrófono sobre el tocadiscos, caminando a cerca de Tina, hasta que cayó en la pared con su espalda en contra de ella. "¿Estás bien?" le pregunto
Tina asintió. "Sí, estoy bien".
Dana salió de su escondite y caminó a cerca de Bette y Tina, coloco sus manos en sus bolsillos traseros. "Esto es una locura. Esta peor cinco veces mas." Luego, se dio cuenta de que se faltaba alguien. "Hey, ¿dónde está Al?"
Alice salió de la cocina, venia un chico borracho con una cerveza en sus manos. "Hey chicos, donde vamos a ir?" al ver que no había nadie dijo. "¿Dónde está todo el mundo?" De repente se le iluminaron los ojos, ya me voy. "Tu tienes que salir de aquí? Esta bien gracias chicas!" Ella extendida la copa a Dana. "¿Quieres un trago?"
Dana, Tina, Bette y Alice, veian incapaz de comprender lo que se había pasado. Alice dijo ojala y se pudiera volver a el tiempo, antes de de esto "¿Qué?"
"Lo que Al dijo?" Dana pregunto sorprendida, ya no se puede
"¿Qué quieres decir?"
"Estoy confundida". Dijo Tina.
Bette dijo rápidamente. "Cuando el infierno se hizo a donde te fuiste?"
"Para la cocina."
"¿Por qué?"
"Para obtener una cerveza."
"Porque?"
"Yo estaba sedienta".
"¿Qué paso con el plan B?" pregunto Dana.
"¿Qué plan B fue de todos modos?" pregunto Tina. "De lo que se trataba era de no ser pisada"
Alice se encogió. "Me rendí al no hacerme caso por el micrófono y me dirigí a la cocina para obtener una cerveza. Me imaginé que ustedes harían lo mismo, pero cuando las busque, no estaban se habían ido."
"Qué!" gritó Bette. "Después de arrastrarnos a nosotros al caos, por tu plan, viendo como llorabas por que alguien iba a llamar a la policía y que estaba casi en ruinas tu casa? Y vamos llegando casi aplastadas!"
"Hey, yo me había resignado al hecho de que íbamos a ser detenidas y mi madre me iba a matar a mí, así que fui al plan B"
"¿Qué si no te podían golpear?" Tina se burlo, y ella riéndose de su broma… pero luego se detuvo cuando Alice asintió. "Usted ha llegado a ser alguien importante para mí".
Dana cruzó sus brazos y dijo h . "Usted es increíble."
"vamos bebé." Alice dijo, tomando un sorbo de su bebida. "Pero realmente chicas, gracias."
"Yo le llamo que desfachatez." Bette amenazadas, golpear con uno de sus puños.
Antes de Alice había tenido la oportunidad de réplica, Shane y Carmen veían las medidas. "5-0, 5-0!" grito Shane, llegando a la parte inferior de las escaleras. "Oye este lugar es un naufragio!"
"5-0?" pregunto Bette, mirando a Shane y Carmen.
"La policía está aquí." señaló Carmen por la ventana, parpadeaba la luz color rojo y azul de una patrulla. "
"Carajo." Murmuro Alice, colocando su cerveza en las manos de Dana.
"Voy a ver". Grito Carmen hacia la puerta, pero Alice la agarró del brazo.
"No espera!" Ella le susurró. "Quédate ahí, no te muevas". Ella se paro y camino hacia las escaleras.
"Cuando se van!" Dana susurró en voz alta.
"Shhh!" Alice cállense. "No se muevan! No respondan a la puerta!" Entonces, ella desapareció.
KNOCK KNOCK. "Policía, abra!"
"Carajo". Dijo Tina, acercándose a Bette.
Bette poner un brazo alrededor de la cintura de Tina, mira hacia arriba y se muerde su labio.
Si me detienen, mi padre va a matar, dice Bette. Ella mira de nuevo la puerta, pero la mano de Shane capturo su atención. Shane asintió, señalando a Bette con su dedo índice hasta que sus ojos se trasladaron hacia Tina. Bette sacudió ligeramente la cabeza.
Knock knock knock! "La policía! Tienen un minuto para abrir esta puerta!"
¿Que hacemos? dijo Dana con pánico, tiro la cerveza y se echo a correr
hacia Tina. "Mi mamá me va a matar"
De repente, apareció Alicia, vestida con una túnica. "Estoy llegando, estoy llegando" Ella gritó, muy despacio para que todos los demás en la sala de estar escucharan. "Manténganse calmadas!"
Bette, Tina, Dana, Shane y Carmen rápidamente se fueron a la sala de estar, escondiéndose detrás de una pared. "¿Qué va hacer?" Carmen le susurró a Shane, que se encogió de hombros.
"Todo va a salir bien." Bette murmuro, rezando en silencio. Quizá todavía podremos salirnos por la parte de atrás… pero mi coche esta afuera y en el frente de la casa. Mierda.
KNOCK KNOCK KNOCK - Alice abrió la puerta y salió, cerrando la puerta detrás de ella, tirando de su túnica y cerrando. "Hola oficiales, ¿en que puedo ayudarles?"
El agente de policía que estaba golpeando la puerta, tenía su mano en su cadera, su pulgar estaba colocado en su cinturón y sus dedos acariciaban suavemente la funda de su arma. "Estamos respondiendo a una queja de ruido. ¿Esta es su casa señorita…"
"Pieszecki". Alice le dijo a él, mientras el miraba hacia arriba y hacia abajo. Él era un hombre duro de unos cuarenta años. Demasiado viejo para coquetear con. Ella miró al otro joven y guapo policía sentado en la patrulla, el escribía en una libreta. Ahora han dicho que viniéramos. Alice le destellaban los dientes en una sonrisa. "Ruido oficial?"
"Sí, algunos vecinos pidieron que viniéramos a ver, por que se oían algunos fuertes gritos y violentos sonidos que salían de su casa."
Alice lo veía, como si no comprendiera, a continuación, sus ojos se quedaron abiertos. "Oh, oh" Ella murmuro. "Lo siento. Tengo algunas amigas más. Estamos teniendo una pijamada y estamos viendo una película. Yo creo estaba el volumen demasiado alto."
"Una película?" El hombre pidió explíquese.
Alice asintió. "Sí, una película. Que tiene mucha acción. Muchos combates, armas de fuego, explosiones, usted sabe todo ese rollo". Ella se rió nerviosamente otra vez, toca suavemente el brazo del oficial. Él miró hacia abajo a su mano y, a continuación alzo su ceja. Alice quita rápidamente la mano de donde estaba. Bueno, yo solo lo toque.
Shane, que había estado escuchando, regresa hacia las demás. "Ella esta diciéndole que estamos teniendo una pijamada." Ella esta diciendo eso.”
"¿Está contando eso?" pregunta Dana: agarrándose sus manos.
Shane sacudió su cabeza. "¿No se si le crea."
"¿Y por qué estaba tan fuerte?" El policía pregunto, cruzando los brazos por encima de su pecho, el bajo su cabeza viendo a los ojos de Alice, tratando de intimidarla.
"Uh… es que me acaban de comprar un increíble sistema de sonido envolvente y querían probarlo. Supongo si funciona, ¿eh?"
"Sí." El oficial dice con demasiada rapidez, tomando a Alice por el hombro y empuja suavemente a su interior. "Voy a echar un vistazo alrededor, si no le importa".
Alice inmediatamente se coloco delante de la trayectoria del hombre, y cerca de golpear su espalda contra la puerta. "Mire alrededor? ¿Para qué quieres hacer eso?"
"Un simple procedimiento". Me contestó. "Por favor, hágase a un lado." Trató de empujarla a un lado de nuevo, pero Alice se volvió a poner enfrente del oficial.
Dentro, Shane corrió prácticamente a todas las demás. "Él quiere venir dentro."
"Carajo." Ambas Bette y Dana exclamaron al mismo tiempo.
"¿Qué hacemos?" pregunto Tina, con pánico. "No podemos limpiar este lugar no tenemos tiempo!"
"Oficial, usted no quiere ir allí!" Alice dijo, colocándose ella misma contra la puerta, sujetándola para que no entrara.
"Si no quite usted de la puerta, yo la quitare". Amenazó.
"No se puede ir por allí!" Alice le dijo.
"Charlie!" El hombre dijo, y el otro oficial regreso. "Tenemos un problema aquí".
"Ven". Charlie dice.
"No, hay…" se rió Alice. "No hay necesidad de hacer que Charlie". Alice llama al oficial. "Sólo debe de permanecer por su bien en la patrulla."
Charlie salió del coche y azotó la puerta. El otro oficial le dijo a Alice. "Tienes treinta segundos para decirme lo que está pasando dentro de esa casa."
Shane y Carmen están oyendo detrás de la puerta, mientras Tina arrastra a una chica inconsciente en la cocina. Dana no recoge ninguna copa y botella que puedan encontrar, mientras que Bette tiró las toallas de papel hacia abajo en todos los charcos. "Carajo"
Ella agarro el micrófono. Y estaba demasiado cerca de varios chicos, y como resultado, el tímpano casi se les revienta al llenarse toda la casa de ese ruido infernal, aturdiendo casi a todos. Incluso del DJ dejo de moverse, pero la multitud y los gritos de batalla seguían siendo lo quemas se oía.
Alice esta golpeando el micrófono para hacer un ruido fuerte, soplando en él para asegurarse de que tenia la atención de todo el mundo. "ejem, ejem, señoras y señores, su atención por favor. Se a agotado la cerveza, aquí se acabo todo, buenas noches."
al decir esta súbita revelación, se detuvo todo los gritos y se oyo un murmullo awwwwwww, maldiciendo, idiotas, brujas, todo esto seguido por la partida mas cercana de todos. Parecían como un montón de perros rabiosos, todos borrachos, no se supo cual fue la causa de toda la conmoción de la lucha y se empezaron a disipar pacíficamente. Poco a poco todo el mundo se fue saliendo y dejando un lío de copas de plástico, platos de papel, servilletas tiradas, dejando todo esto a su paso los adolescentes inconcientes.
"Dude, que casi me caigo!" los muchachos salían todos borrachos.
Como la multitud iba saliendo, Bette trataba de ganar terreno hacia donde estaban sus amigas. Tina estaba sentada contra la pared, detrás de una de las macetas de las plantas. Dana fue estaba debajo de la lámpara de mesa, aferrándose a una de las patas de la mesa, sus ojos estaban tan amplios como platos. Y Alice no había ningún lugar para encontrarse.
El rugido simultánea de los motores de los vehículos afuera de la casa puestos en marcha, seguida por la cegadora luz de los faros que iluminaba toda la zona de frente de la casa, y se oía como el desfilaban los coches al irse por la avenida.
Bette tiró el micrófono sobre el tocadiscos, caminando a cerca de Tina, hasta que cayó en la pared con su espalda en contra de ella. "¿Estás bien?" le pregunto
Tina asintió. "Sí, estoy bien".
Dana salió de su escondite y caminó a cerca de Bette y Tina, coloco sus manos en sus bolsillos traseros. "Esto es una locura. Esta peor cinco veces mas." Luego, se dio cuenta de que se faltaba alguien. "Hey, ¿dónde está Al?"
Alice salió de la cocina, venia un chico borracho con una cerveza en sus manos. "Hey chicos, donde vamos a ir?" al ver que no había nadie dijo. "¿Dónde está todo el mundo?" De repente se le iluminaron los ojos, ya me voy. "Tu tienes que salir de aquí? Esta bien gracias chicas!" Ella extendida la copa a Dana. "¿Quieres un trago?"
Dana, Tina, Bette y Alice, veian incapaz de comprender lo que se había pasado. Alice dijo ojala y se pudiera volver a el tiempo, antes de de esto "¿Qué?"
"Lo que Al dijo?" Dana pregunto sorprendida, ya no se puede
"¿Qué quieres decir?"
"Estoy confundida". Dijo Tina.
Bette dijo rápidamente. "Cuando el infierno se hizo a donde te fuiste?"
"Para la cocina."
"¿Por qué?"
"Para obtener una cerveza."
"Porque?"
"Yo estaba sedienta".
"¿Qué paso con el plan B?" pregunto Dana.
"¿Qué plan B fue de todos modos?" pregunto Tina. "De lo que se trataba era de no ser pisada"
Alice se encogió. "Me rendí al no hacerme caso por el micrófono y me dirigí a la cocina para obtener una cerveza. Me imaginé que ustedes harían lo mismo, pero cuando las busque, no estaban se habían ido."
"Qué!" gritó Bette. "Después de arrastrarnos a nosotros al caos, por tu plan, viendo como llorabas por que alguien iba a llamar a la policía y que estaba casi en ruinas tu casa? Y vamos llegando casi aplastadas!"
"Hey, yo me había resignado al hecho de que íbamos a ser detenidas y mi madre me iba a matar a mí, así que fui al plan B"
"¿Qué si no te podían golpear?" Tina se burlo, y ella riéndose de su broma… pero luego se detuvo cuando Alice asintió. "Usted ha llegado a ser alguien importante para mí".
Dana cruzó sus brazos y dijo h . "Usted es increíble."
"vamos bebé." Alice dijo, tomando un sorbo de su bebida. "Pero realmente chicas, gracias."
"Yo le llamo que desfachatez." Bette amenazadas, golpear con uno de sus puños.
Antes de Alice había tenido la oportunidad de réplica, Shane y Carmen veían las medidas. "5-0, 5-0!" grito Shane, llegando a la parte inferior de las escaleras. "Oye este lugar es un naufragio!"
"5-0?" pregunto Bette, mirando a Shane y Carmen.
"La policía está aquí." señaló Carmen por la ventana, parpadeaba la luz color rojo y azul de una patrulla. "
"Carajo." Murmuro Alice, colocando su cerveza en las manos de Dana.
"Voy a ver". Grito Carmen hacia la puerta, pero Alice la agarró del brazo.
"No espera!" Ella le susurró. "Quédate ahí, no te muevas". Ella se paro y camino hacia las escaleras.
"Cuando se van!" Dana susurró en voz alta.
"Shhh!" Alice cállense. "No se muevan! No respondan a la puerta!" Entonces, ella desapareció.
KNOCK KNOCK. "Policía, abra!"
"Carajo". Dijo Tina, acercándose a Bette.
Bette poner un brazo alrededor de la cintura de Tina, mira hacia arriba y se muerde su labio.
Si me detienen, mi padre va a matar, dice Bette. Ella mira de nuevo la puerta, pero la mano de Shane capturo su atención. Shane asintió, señalando a Bette con su dedo índice hasta que sus ojos se trasladaron hacia Tina. Bette sacudió ligeramente la cabeza.
Knock knock knock! "La policía! Tienen un minuto para abrir esta puerta!"
¿Que hacemos? dijo Dana con pánico, tiro la cerveza y se echo a correr
hacia Tina. "Mi mamá me va a matar"
De repente, apareció Alicia, vestida con una túnica. "Estoy llegando, estoy llegando" Ella gritó, muy despacio para que todos los demás en la sala de estar escucharan. "Manténganse calmadas!"
Bette, Tina, Dana, Shane y Carmen rápidamente se fueron a la sala de estar, escondiéndose detrás de una pared. "¿Qué va hacer?" Carmen le susurró a Shane, que se encogió de hombros.
"Todo va a salir bien." Bette murmuro, rezando en silencio. Quizá todavía podremos salirnos por la parte de atrás… pero mi coche esta afuera y en el frente de la casa. Mierda.
KNOCK KNOCK KNOCK - Alice abrió la puerta y salió, cerrando la puerta detrás de ella, tirando de su túnica y cerrando. "Hola oficiales, ¿en que puedo ayudarles?"
El agente de policía que estaba golpeando la puerta, tenía su mano en su cadera, su pulgar estaba colocado en su cinturón y sus dedos acariciaban suavemente la funda de su arma. "Estamos respondiendo a una queja de ruido. ¿Esta es su casa señorita…"
"Pieszecki". Alice le dijo a él, mientras el miraba hacia arriba y hacia abajo. Él era un hombre duro de unos cuarenta años. Demasiado viejo para coquetear con. Ella miró al otro joven y guapo policía sentado en la patrulla, el escribía en una libreta. Ahora han dicho que viniéramos. Alice le destellaban los dientes en una sonrisa. "Ruido oficial?"
"Sí, algunos vecinos pidieron que viniéramos a ver, por que se oían algunos fuertes gritos y violentos sonidos que salían de su casa."
Alice lo veía, como si no comprendiera, a continuación, sus ojos se quedaron abiertos. "Oh, oh" Ella murmuro. "Lo siento. Tengo algunas amigas más. Estamos teniendo una pijamada y estamos viendo una película. Yo creo estaba el volumen demasiado alto."
"Una película?" El hombre pidió explíquese.
Alice asintió. "Sí, una película. Que tiene mucha acción. Muchos combates, armas de fuego, explosiones, usted sabe todo ese rollo". Ella se rió nerviosamente otra vez, toca suavemente el brazo del oficial. Él miró hacia abajo a su mano y, a continuación alzo su ceja. Alice quita rápidamente la mano de donde estaba. Bueno, yo solo lo toque.
Shane, que había estado escuchando, regresa hacia las demás. "Ella esta diciéndole que estamos teniendo una pijamada." Ella esta diciendo eso.”
"¿Está contando eso?" pregunta Dana: agarrándose sus manos.
Shane sacudió su cabeza. "¿No se si le crea."
"¿Y por qué estaba tan fuerte?" El policía pregunto, cruzando los brazos por encima de su pecho, el bajo su cabeza viendo a los ojos de Alice, tratando de intimidarla.
"Uh… es que me acaban de comprar un increíble sistema de sonido envolvente y querían probarlo. Supongo si funciona, ¿eh?"
"Sí." El oficial dice con demasiada rapidez, tomando a Alice por el hombro y empuja suavemente a su interior. "Voy a echar un vistazo alrededor, si no le importa".
Alice inmediatamente se coloco delante de la trayectoria del hombre, y cerca de golpear su espalda contra la puerta. "Mire alrededor? ¿Para qué quieres hacer eso?"
"Un simple procedimiento". Me contestó. "Por favor, hágase a un lado." Trató de empujarla a un lado de nuevo, pero Alice se volvió a poner enfrente del oficial.
Dentro, Shane corrió prácticamente a todas las demás. "Él quiere venir dentro."
"Carajo." Ambas Bette y Dana exclamaron al mismo tiempo.
"¿Qué hacemos?" pregunto Tina, con pánico. "No podemos limpiar este lugar no tenemos tiempo!"
"Oficial, usted no quiere ir allí!" Alice dijo, colocándose ella misma contra la puerta, sujetándola para que no entrara.
"Si no quite usted de la puerta, yo la quitare". Amenazó.
"No se puede ir por allí!" Alice le dijo.
"Charlie!" El hombre dijo, y el otro oficial regreso. "Tenemos un problema aquí".
"Ven". Charlie dice.
"No, hay…" se rió Alice. "No hay necesidad de hacer que Charlie". Alice llama al oficial. "Sólo debe de permanecer por su bien en la patrulla."
Charlie salió del coche y azotó la puerta. El otro oficial le dijo a Alice. "Tienes treinta segundos para decirme lo que está pasando dentro de esa casa."
Shane y Carmen están oyendo detrás de la puerta, mientras Tina arrastra a una chica inconsciente en la cocina. Dana no recoge ninguna copa y botella que puedan encontrar, mientras que Bette tiró las toallas de papel hacia abajo en todos los charcos. "Carajo"
Anaïs- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 16/05/2008
Re: [Terminado] Más que un sentimiento
CAPITULO 25
Alice agita los ojos rápidamente como buscando una respuesta, y antes de que ella incluso se dé cuenta de lo que está diciendo, ella se suelta la bata. Y se ve ligeramente su ropa interior.
Ambos policías miran directamente a ella. Alice sonríe nerviosamente, tirando de su bata y jalando su cinturón. "¿Qué?" dice el oficial a Charlie finalmente pregunta maliciosamente.
"Yo… yo…" Alice tartamudea, riendo. ¿Cómo diablos voy a salir de esta?
Dentro, Carmen comenzó a desvestirse, viendo con sorpresa Shane lo que hacia ella, era la única que observaba. Tina, Dana, y Bette siguen tratando de limpiar la casa. Shane abre sus ojos y una gran sonrisa sale en su cara. "¿Qué estás haciendo?" Ella no podía ocultar la emoción en su voz.
Carmen se enojo. "Pues ayudar a ella." Ella se quita la camiseta sobre su cabeza, y se le ve el sujetador negro. Empezó a desabrochar sus short, ella notó la forma en la que Shane la miraba. "Mejor que tomes una foto… porque solo la veras una vez." Ella pateaba sus zapatos fuera de ella, para quitarse sus shorts, se le veía un revelador bikini negro. Dejando su ropa arrugada su ropa, ella hizo que a Shane casi se le saliera el corazón del pecho. "Simplemente estén aquí y guarden silencio."
"Usted me está diciendo que está teniendo una reunión en ropa interior…?" El oficial le pregunta, "¿qué significa esto?"
De repente, se abre la puerta, y Alice voltea rápidamente.
"Baby, ¿a qué - ohh!" Dijo Carmen, abriendo la puerta lo suficientemente, como para que los dos oficiales vean que su cuerpo está escasamente vestido. Yo pensaba que te habías ido! "
Los hombres se quedaron mirando asombrados a Carmen. Ella vio un destello de deseo en los ojos de los oficiales, pero no estaba segura. Ella estaba demasiado ocupada tratando de que se sintieran avergonzados.
Alice se acerco y tomo a Carmen del brazo para que diera marcha atrás de donde estaban los policías. Ella tiró de sus manos en la derrota. "¿Qué? Estamos jóvenes! Estamos locas! "
Tina caminaron cerca de Bette, y observan lo que está pasando en la puerta. "Es un infierno lo que está haciendo ella?" Ella susurró, pero Bette sólo se encogió, agitando su cabeza.
"Escucha, ¿Qué estás haciendo tu aquí?" Dice Carmen. "Te estamos esperando!"
De repente, entendió Alice. Ella puso sus manos en sus caderas, y el oficial miro fijamente. "Hey, hey yo tengo derechos. Yo sé que. No tengo permitido esto, pero no estamos haciendo nada malo! "
El oficial observa a Charlie. Y el le dice "Es cierto ella tiene derechos Irwin." Sus ojos se mantienen fijos en Carmen y Alice y viceversa.
A la vez, el rostro de Alice se sonrosaba y en su boca se curvada una sonrisa. El oficial Irwin le echa una mirada a ella, la mira ferozmente y hace una mueca burlona con sus labios. Él señala con su brazo, y le dice. "Considere esto una advertencia. Me dan más quejas de esta casa, y yo personalmente vengo a detenerla a usted, usted me oye? "
Carmen sonrió antes de desaparecer dentro, y tenia casi babeando a Shane. "Jesús, se agarra fuertemente Shane." Ella dijo, mirando a ella como caminaba por la sala de estar, pasando cerca de Dana, cuyos pasos se apresuraron, ya que siguió Carmen.
"Que el…"
"Por supuesto." Alice dice tratando desesperadamente de tener su boca cerrada, conteniendo una risa histérica, parándose con su cuerpo cerca de la puerta. "Que tenga una buena noche Oficial, Oficial de Charlie……… pffsstttt Irwin." Entonces ella cierra la puerta.
Shane saltó cuando Alice abrió la puerta y se deslizó adentro, ella se reía histéricamente. Dana traía un montón de vasos de plástico que había en sus brazos y los coloco hacia abajo en una de las mesas de noche, los vasos se cayeron, rodando alrededor. "¿Significa eso que no estamos en problemas?"
Bette lentamente sacudió su cabeza. "Supongo que no."
Carmen salió de la sala de estar, completamente vestida, Shane la estaba viendo con decepción. "Nos dejas." Ella caminó hasta Alice. "Eres ".
Ya recuperadas, Alice abraza a Carmen. "Eso estuvo alucinante!" Estamos liberadas Carmen. "Te voy a tener que pagar doble!"
"Solo quería ayudarte a ti." Carmen dice, soltándose de Alice. "¿Qué me recuerda… yo no se de cuanto será el cheque." Empezando por su tocadiscos.
"Voy ayudarte!" Dijo Shane, cerca de ella.
Dana, había sentido una punzada de los celos, cuando Alice abrazo a Carmen, y caminó hasta su novia. "Por lo tanto, todo es bueno ¿no?"
"Sí, gracias a Carmen." Alice se rió. "Hubieras visto sus rostros Dana, es fabuloso."
"Eso es bueno." Dana sonrió, pero luego añadió. “ Tu sabes lo que no es grande? tu casa! "Ella señalo con un brazo alrededor de la casa. "Mira!"
Alice miró alrededor. Dana tenía razón. Se dio cuenta rápidamente, que las otras chicas trataban de ordenar. Servilletas, vasos, platos y todo tipo de basura estaban alrededor de la casa, por no decir de los pocos adolescentes borrachos que Bette y Tina no habían podido sacar fuera de la sala aún. Alice se encogió. "Nosotros podemos limpiarlo hasta mañana."
Tina solo suspiró.
"Al, mira este lugar. No hay forma que solo nosotros tres podamos
limpiar esta cosa. "
"¡Vamos muchachos!" Alice le dijo. "Lo prometieron!"
"Si lo hicimos antes... pero no imaginábamos que invitara a toda la ciudad y después estallo esa lucha." Bette dijo. "Va a ser imposible".
"No no lo es." Alice se rió, caminando hacia Bette y Tina. "Con un poco de determinación y trabajo..."
"Y un milagro..." Bette añadió.
"Podemos limpiar este lugar en este momento!" Alice gritó casi chillando.
"Vamos ayúdenme estén conmigo?" Bette, Tina y Dana sólo miaraban a Alice con sus brazos cruzados sobre sus pechos. Alicia se encogió de hombros.
Entonces comienza a sonar el celular de Tina. Ella lo saca de su bolsillo y ve de quien se trata. "Se trata de Sammy. Carajo, espero que todo esté bien. "Ella contestó el teléfono y se alejó de las demás.
"Sammy Oye, ¿estás bien?"
"Sí, he oído que una lucha estalló. ¿Estás bien? "
"Estoy bien. Tu no estabas aquí cuando la lucha entonces? "
"No, Tim y yo nos fuimos antes".
"Espero que estés bien y te hayas divertido."
"Si claro..." Tina podía ver prácticamente los ojos de Samantha en su celular. "Tu sabes, soy tu hermana mayor aquí. Y yo te puedo regañar".
"Tu que quieres." Tina se burla.
"Sea como sea, siempre estás bien..."
"Estoy bien. Pero la casa de Alice... ahora es otra historia ".
"Ouch." Samantha le dijo. "Muy bien, voy a verte mañana. No tomaste mucho ".
"Yo no, como siempre no le diste a Tim una oportunidad."
"Sí mamá."
"Adiós".
"Adiós." Samantha colgó.
Tina cerró su celular y caminó de regreso a Bette. Alice y Dana se dirigieron a la cocina. "¿Adónde van?"
"Para terminar de emborracharse." Bette dijo, refiriéndose a la rubia.
"¿Cómo está tu hermana?"
"Ella está bien." Tina sonrió.
"Eso es bueno." Bette miro a Tina le agarró la mano y entrelazo sus dedos.
"Entonces, ¿qué quieres hacer ahora?"
Tina la miro a la cara y le dijo. "Estoy un poco cansada realmente".
"Oh." Bette parecía decepcionada.
"¿Por qué no acabamos de irnos a la cama?" Tina le dijo a Bette y le jalo el brazo un poco.
"Nosotros?" Bette levanto una ceja, y se le formo en la cara una sonrisa triunfal.
"Bueno, creo que fuimos interrumpidas antes." Dice Tina. "Pensé que podría volver a..." Ella caminó hacia atrás hacia las escaleras, jalando a Bette.
"Voy detrás de ti." Bette le dice totalmente apasionada como lo está Tina y ambas casi vuelan por las escaleras al dormitorio.
Carmen se levantó de su posición y suspiró. Shane, quien se había inclinado para ver a Carmen, se fuma un cigarro, y se pone de pie. "Entonces, ¿cuál es el problema?"
"No está todo tan mal, gracias a Dios." Ella exhalo, poniendo sus manos sobre sus caderas. Ella miró Shane. "¿No son eres un poco joven para estar fumando?"
"¿Qué te importa?"
"Yo no me importa...". Carmen dice la defensiva. Sólo trata de averiguar cuántos años tiene. "¿Tienes otro...?"
"Claro." Shane busco y saco el paquete de su bolsillo trasero y sacó uno, y se lo da a Carmen para que lo pueda agarrar. Cuando ella lo pone en sus labios, Shane sacó su encendedor y lo enciende.
"Gracias." Carmen aspiro el cigarro. "Sabes, realmente no deberías de . Son malos para la salud. "
A través de sus lentes del sol, Shane miraba a Carmen. "No importa sea cual sea, no pasa nada".
Se quedan en silencio durante un largo tiempo, solo se escuchan sus respiraciones en la habitación. Cuando ella terminó su cigarro, Carmen lo apaga en medio de una taza de cerveza antes de volver a Shane. "Eres una mujer de pocas palabras supongo?"
"H m" Shane murmuró, tomando la última bocanada de su cigarro.
Shane veía a Carmen estudiado por un segundo.
"Quítate los lentes de sol.
"¿Por qué?"
"Porque quiero que verte”.
Shane no responde y apaga el cigarro en la misma taza que lo hizo Carmen. Y en ese momento, Carmen rápidamente le quito los lentes de sol de su cara. "Hey!" Shane gritó, quiso arrebatárselos, pero Carmen era más rápida puso su brazo detrás de su espalda. Shane lucho un poco, tratando de quitárselos a Carmen que los tenía en su espalda, antes de darse por vencida, y vio con una mirada profunda a los ojos de Carmen.
"Wow..." Carmen respiraba. "Tienes unos ojos lindos pero...". Tristes... por lo tanto, tan llenos de dolor. Ella se puso de pie, haciendo retroceder a Shane. Movió su brazo hacia adelante, y le dio a Shane sus lentes de sol que están en su palma abierta. "Tú no debes ocultarlos".
Shane tomo sus lentes de sol, se dio la espalda y apretó su mandíbula. Y se puso de nuevo los lentes.
"Yo no puedo creer lo que ella hizo!" Alice decía en gran medida a Dana y su irritación aumentaba. Se inclinó contra el mostrador, bebiendo su cerveza. "Y la mirada sobre sus rostros, especialmente sobre el Oficial Charlie fue grandioso"
"Está bien, oray!" Gritó Dana, y son su taza golpea hacia abajo. "Ella es increíble! ¿Por qué no acaba de ir... a pedirle una cita o algo así? "Ella le digo, y se cruzo de brazos.
"¿Qué carajo? Dana? Dana, vamos. "Alice dio un paso adelante y pone una mano sobre el hombro de Dana, ella sólo se encogió. "Hey." Ella dijo suavemente, haciendo girar a Dana. "¿Crees que quiero una cita con Carmen?"
"Has hablado de ella lo suficiente." Dana dijo molesta.
Alice no pudo sino reírse un poco. "¿Estás celosa?"
"No" dijo Dana muy poco convincente.
"Sí que lo estas..." Alice se burla.
"No estoy...".
"¿No lo estas". Dice Alice a continuación. "Debería de verte. Cuál es el color de la envidia es verde, así estas tú. "
"Alice". Dana le advirtió.
"Estas siendo ridícula."
"de veras Al? O estoy siendo realista? "
"Bueno ahora esto no tiene sentido..."
"Tengo miedo". Dana casi le gritó.
"¿De qué?"
"De esto, de nosotros. De ti... "Ella miró a su alrededor, y de repente como paranoica, se trasladó más cerca de Alice, susurrando. "Sabes que no voy a salir y todavía las cosas están muy graves con nosotros."
"Yo sé". Alice asintió
"Me temo que vas a cansarte de mí... que te vas a darte por vencido y estarás con alguien que pueda besarte en frente de todos los demás y salir regularmente..."
"Hey, hey, espera, espera, espera." Dice Alice interrumpiendo a Dana. Estoy demasiada borracha para esto. "En primer lugar, me gusta estar contigo, y hacer cosas. Y en segundo lugar, quiero salir solo contigo y nadie más. Y si eso significa esconderse en armarios, dormitorios y salas de goma... "bromeó Alice, y Dana sonrió. "... Entonces está bien, porque vale la pena".
"¿Sí?" a Dana le brillaron los ojos.
"Absolutamente".
"¿Quieres salir solo conmigo?"
"Sólo que... bueno, salvo Johnny Depp aparezca en mi puerta -"
Alice y Dana despee de un silencio un profundo se dieron un apasionado beso. Cuando se retiraron un poco sus labios, Dana le dijo. "Y tú estás segura de que no te importa mantenerlo en secreto?"
"Hey, tenemos este momento?"
"Sí." Dana asintió, y tomo las manos de Alice.
"... Así que estamos bien?" Alice beso rápidamente a Dana en los labios, y sus manos balanceándose hacia arriba y hacia abajo.
"Sí".
"Bueno... vamos a ir arriba y ver que hacemos...".
"Alice!"
"Vamos, tu sabes que quiero".
Dana espera fuera, sonriendo. Alice la jala y van camino a las escaleras.
Tina se sienta en la parte superior de Bette, y ella la acaricia desde sus piernas hasta las caderas, y tina la besa con tanta pasión que hizo a la morena gemir. Bette sigue acariciando ahora la espalda y llega hasta su trasero, pero Tina no dice ninguna palabra, solo disfruta el contacto de Bette. Tina abrió sus ojos, y mira sonriendo a Bette. Ella es tan hermosa, sobre todo como ella es. Yo nunca pensé que podría sentir algo así de esta manera, sobre todo acerca de una chica, pero ella me hace sentir tan caliente... y tan deseable, y feliz...
Bette abrió sus ojos. "Oye, ¿estás bien?" Ella me pregunta, sus labios aún están presionando los de Tina.
Bette deposita en la cama a Tina. "Sí, estoy bien. ¿Por qué? "
"Parecía que estabas pensando algo en tu mente? ¿Qué era? "
Tina sonrió cálidamente, mirando hacia abajo a la morena. "Yo estaba pensando acerca de cómo eres hermosa."
"¿Sí?" Bette sintió como la sangre se agolpaba en sus mejillas y sonrió.
"¿Y cómo me siento feliz cuando estoy contigo".
Los ojos de Bette se llenaron con lágrimas de alegría. "¿Sí?" Ella repite, con su voz un poco quebrada por la emoción.
"Sí." Tina se inclino hacia abajo y beso a Bette besó en la boca. "Cuando estoy con usted, el resto del mundo... desaparece..."
"Sólo sé que me derrito... ... ... mas y mas..." Bette le decía entre cortos besos.
"Exactamente." Es correcto. "Sólo somos nosotras dos... y ahora, señorita Porter, yo creo que me has dejado tendida en la cama".
"Oh sí?" Dijo Bette, moviendo lentamente sus manos desde sus muslos de Tina hacia su cintura.
"Ah, ¿eh." Tina gimió y, a continuación, deja salir un grito corto cuando Bette la arrastró y la cambio de posición.
"¿Quién empieza ahora?" Bette se rió, y llevo las manos de Tina hacia abajo, como ella lo hacía, la rubia, dijo, "renuncias?"
Tina lucho un poco más antes de aceptar que había ganado Bette "Bien, bien. Me rindo. "Ella se rió. "Tú ganas".
Bette libero las manos de Tina y pone sus manos a cada lado de la cara de Tina, deslizando suavemente sus dedos a través del cabello de Tina, y lo detiene un poco más en las orejas. Tina cierra sus ojos al toque de Bette, suspirando. Bette se inclina hacia abajo y rozan sus labios con los de Tina muy suavemente antes de introducir su lengua. Tina se inclina hacia arriba, en su codos y besa a Bette como ella la besó, sus lenguas se hacen remolino. Luego, en un rápido movimiento, ella pone la punta de su lengua y Bette se detuvo, tirando hacia atrás un poco. "¿Qué es esto ahora?"
"Un empate".
"Oh." Bette sonrió, enrollado sus brazos alrededor de la cintura de Tina, y le da pequeños besos en el cuello y la línea de la mandíbula antes de encontrar sus labios de nuevo. Poco a poco, el aumento de su intensidad como sus besos se convirtieron en más y más rápidos, su respiración era agitada, y sus manos... exploraban más y más. De alguna manera, Bette quito la blusa de Tina y rozó con sus dedos suavemente la piel justo por encima de sus pantalones vaqueros, haciendo que Bette sintiera mas deseo. A su vez, Bette trasladó su mano por debajo de la blusa de Tina, y sintió la cálida sensación de la piel de la espalda que estaba bajo sus manos.
Bette besaba en la boca de Tina y comenzó a besar la cara una vez más, detrás de su mandíbula y, a continuación, en su cuello, y sus manos se deslizaban hacia adelante al estomago de Tina, cuando besa la piel justo por encima de su clavícula. Tina le mordió a Bette la oreja, jalándola más cerca de ella, sus piernas se entrelazaron de nuevo. La mano de Bette viajó nuevamente, pero hacia arriba, para encontrar el material blando del sujetador de Tina.
Fue entonces cuando Tina le dice... "Bette Bette... ..." Ella le susurra, Bette, pero era demasiado ocupada besando su cuello. "Bette... espera..." Ella empujó suavemente los hombros de Bette, y finalmente, obtiene su atención.
"¿Qué?" Bette murmura. "¿Estás bien?"
"Sí. Es simplemente... que ese movimiento es rápido allí... "
Bette mira a Tina por un segundo. "¿uyuyy?" Entonces se dio cuenta de que su mano estaba todavía en la blusa de Tina camisa, y ella comenzó a quitársela.
"Lo siento". Murmuro Tina. "Yo no sé si estoy lista para... o aún no. Lo siento ".
"No, T. No lo sientas. Tienes razón. Debo de entender. Yo estoy un poco perdida en el momento y por un segundo, pensé... "Bette le toca la frente a ella. "No quiero que se apresure nada".
"Gracias." Tina gimió más estrecha hacia el cuerpo de Bette.
Bette envolvió con sus brazos alrededor de Tina, y besa su frente. "Me gusta mucho acariciarte, ¿lo sabes?"
"Me gusta mucho acariciarte a mi también." Tina suspiró, y le dio la sensación de sueño de repente. "Bette?"
"¿Sí?"
"¿Está bien si nos vamos a dormir así?"
"Claro T". Bette susurró, sintiéndose un poco cansado ella misma.
Tina beso suavemente a Bette una vez más antes de cerrar sus ojos. "Fue muy bueno, ¿verdad?"
"Si ha sido lo mejor".
Tina deja salir una risa muy corta, y la sensación de sueño que viene con ella. "Bette?"
"Sí T?"
"Creo que Te amo." La última palabra la dice en su frente un poco a causa de su fatiga, pero Tina se da cuenta de que ella lo dijo, y se sentía realmente bien.
El corazón de Bette palpito aceleradamente de nuevo y sintió un hormigueo cada vez de manera más ligeramente. Ella tragó duro, y derrama una lágrima sobre su mejilla cuando ella sonrió, y besa la mejilla de Tina. Me podría morir ahora mismo, completamente feliz. "Te amo demasiado." Ella susurró en su oído, besando su mejilla una vez más, y luego su boca.
"Buenas noches." Tina apenas logró decir antes de dormir, finalmente se durmió.
"Buenas noches". Bette susurró, y sonriendo como si ella estuviera con sueño también.
“Buenas noches Mi amor.”
Alice agita los ojos rápidamente como buscando una respuesta, y antes de que ella incluso se dé cuenta de lo que está diciendo, ella se suelta la bata. Y se ve ligeramente su ropa interior.
Ambos policías miran directamente a ella. Alice sonríe nerviosamente, tirando de su bata y jalando su cinturón. "¿Qué?" dice el oficial a Charlie finalmente pregunta maliciosamente.
"Yo… yo…" Alice tartamudea, riendo. ¿Cómo diablos voy a salir de esta?
Dentro, Carmen comenzó a desvestirse, viendo con sorpresa Shane lo que hacia ella, era la única que observaba. Tina, Dana, y Bette siguen tratando de limpiar la casa. Shane abre sus ojos y una gran sonrisa sale en su cara. "¿Qué estás haciendo?" Ella no podía ocultar la emoción en su voz.
Carmen se enojo. "Pues ayudar a ella." Ella se quita la camiseta sobre su cabeza, y se le ve el sujetador negro. Empezó a desabrochar sus short, ella notó la forma en la que Shane la miraba. "Mejor que tomes una foto… porque solo la veras una vez." Ella pateaba sus zapatos fuera de ella, para quitarse sus shorts, se le veía un revelador bikini negro. Dejando su ropa arrugada su ropa, ella hizo que a Shane casi se le saliera el corazón del pecho. "Simplemente estén aquí y guarden silencio."
"Usted me está diciendo que está teniendo una reunión en ropa interior…?" El oficial le pregunta, "¿qué significa esto?"
De repente, se abre la puerta, y Alice voltea rápidamente.
"Baby, ¿a qué - ohh!" Dijo Carmen, abriendo la puerta lo suficientemente, como para que los dos oficiales vean que su cuerpo está escasamente vestido. Yo pensaba que te habías ido! "
Los hombres se quedaron mirando asombrados a Carmen. Ella vio un destello de deseo en los ojos de los oficiales, pero no estaba segura. Ella estaba demasiado ocupada tratando de que se sintieran avergonzados.
Alice se acerco y tomo a Carmen del brazo para que diera marcha atrás de donde estaban los policías. Ella tiró de sus manos en la derrota. "¿Qué? Estamos jóvenes! Estamos locas! "
Tina caminaron cerca de Bette, y observan lo que está pasando en la puerta. "Es un infierno lo que está haciendo ella?" Ella susurró, pero Bette sólo se encogió, agitando su cabeza.
"Escucha, ¿Qué estás haciendo tu aquí?" Dice Carmen. "Te estamos esperando!"
De repente, entendió Alice. Ella puso sus manos en sus caderas, y el oficial miro fijamente. "Hey, hey yo tengo derechos. Yo sé que. No tengo permitido esto, pero no estamos haciendo nada malo! "
El oficial observa a Charlie. Y el le dice "Es cierto ella tiene derechos Irwin." Sus ojos se mantienen fijos en Carmen y Alice y viceversa.
A la vez, el rostro de Alice se sonrosaba y en su boca se curvada una sonrisa. El oficial Irwin le echa una mirada a ella, la mira ferozmente y hace una mueca burlona con sus labios. Él señala con su brazo, y le dice. "Considere esto una advertencia. Me dan más quejas de esta casa, y yo personalmente vengo a detenerla a usted, usted me oye? "
Carmen sonrió antes de desaparecer dentro, y tenia casi babeando a Shane. "Jesús, se agarra fuertemente Shane." Ella dijo, mirando a ella como caminaba por la sala de estar, pasando cerca de Dana, cuyos pasos se apresuraron, ya que siguió Carmen.
"Que el…"
"Por supuesto." Alice dice tratando desesperadamente de tener su boca cerrada, conteniendo una risa histérica, parándose con su cuerpo cerca de la puerta. "Que tenga una buena noche Oficial, Oficial de Charlie……… pffsstttt Irwin." Entonces ella cierra la puerta.
Shane saltó cuando Alice abrió la puerta y se deslizó adentro, ella se reía histéricamente. Dana traía un montón de vasos de plástico que había en sus brazos y los coloco hacia abajo en una de las mesas de noche, los vasos se cayeron, rodando alrededor. "¿Significa eso que no estamos en problemas?"
Bette lentamente sacudió su cabeza. "Supongo que no."
Carmen salió de la sala de estar, completamente vestida, Shane la estaba viendo con decepción. "Nos dejas." Ella caminó hasta Alice. "Eres ".
Ya recuperadas, Alice abraza a Carmen. "Eso estuvo alucinante!" Estamos liberadas Carmen. "Te voy a tener que pagar doble!"
"Solo quería ayudarte a ti." Carmen dice, soltándose de Alice. "¿Qué me recuerda… yo no se de cuanto será el cheque." Empezando por su tocadiscos.
"Voy ayudarte!" Dijo Shane, cerca de ella.
Dana, había sentido una punzada de los celos, cuando Alice abrazo a Carmen, y caminó hasta su novia. "Por lo tanto, todo es bueno ¿no?"
"Sí, gracias a Carmen." Alice se rió. "Hubieras visto sus rostros Dana, es fabuloso."
"Eso es bueno." Dana sonrió, pero luego añadió. “ Tu sabes lo que no es grande? tu casa! "Ella señalo con un brazo alrededor de la casa. "Mira!"
Alice miró alrededor. Dana tenía razón. Se dio cuenta rápidamente, que las otras chicas trataban de ordenar. Servilletas, vasos, platos y todo tipo de basura estaban alrededor de la casa, por no decir de los pocos adolescentes borrachos que Bette y Tina no habían podido sacar fuera de la sala aún. Alice se encogió. "Nosotros podemos limpiarlo hasta mañana."
Tina solo suspiró.
"Al, mira este lugar. No hay forma que solo nosotros tres podamos
limpiar esta cosa. "
"¡Vamos muchachos!" Alice le dijo. "Lo prometieron!"
"Si lo hicimos antes... pero no imaginábamos que invitara a toda la ciudad y después estallo esa lucha." Bette dijo. "Va a ser imposible".
"No no lo es." Alice se rió, caminando hacia Bette y Tina. "Con un poco de determinación y trabajo..."
"Y un milagro..." Bette añadió.
"Podemos limpiar este lugar en este momento!" Alice gritó casi chillando.
"Vamos ayúdenme estén conmigo?" Bette, Tina y Dana sólo miaraban a Alice con sus brazos cruzados sobre sus pechos. Alicia se encogió de hombros.
Entonces comienza a sonar el celular de Tina. Ella lo saca de su bolsillo y ve de quien se trata. "Se trata de Sammy. Carajo, espero que todo esté bien. "Ella contestó el teléfono y se alejó de las demás.
"Sammy Oye, ¿estás bien?"
"Sí, he oído que una lucha estalló. ¿Estás bien? "
"Estoy bien. Tu no estabas aquí cuando la lucha entonces? "
"No, Tim y yo nos fuimos antes".
"Espero que estés bien y te hayas divertido."
"Si claro..." Tina podía ver prácticamente los ojos de Samantha en su celular. "Tu sabes, soy tu hermana mayor aquí. Y yo te puedo regañar".
"Tu que quieres." Tina se burla.
"Sea como sea, siempre estás bien..."
"Estoy bien. Pero la casa de Alice... ahora es otra historia ".
"Ouch." Samantha le dijo. "Muy bien, voy a verte mañana. No tomaste mucho ".
"Yo no, como siempre no le diste a Tim una oportunidad."
"Sí mamá."
"Adiós".
"Adiós." Samantha colgó.
Tina cerró su celular y caminó de regreso a Bette. Alice y Dana se dirigieron a la cocina. "¿Adónde van?"
"Para terminar de emborracharse." Bette dijo, refiriéndose a la rubia.
"¿Cómo está tu hermana?"
"Ella está bien." Tina sonrió.
"Eso es bueno." Bette miro a Tina le agarró la mano y entrelazo sus dedos.
"Entonces, ¿qué quieres hacer ahora?"
Tina la miro a la cara y le dijo. "Estoy un poco cansada realmente".
"Oh." Bette parecía decepcionada.
"¿Por qué no acabamos de irnos a la cama?" Tina le dijo a Bette y le jalo el brazo un poco.
"Nosotros?" Bette levanto una ceja, y se le formo en la cara una sonrisa triunfal.
"Bueno, creo que fuimos interrumpidas antes." Dice Tina. "Pensé que podría volver a..." Ella caminó hacia atrás hacia las escaleras, jalando a Bette.
"Voy detrás de ti." Bette le dice totalmente apasionada como lo está Tina y ambas casi vuelan por las escaleras al dormitorio.
Carmen se levantó de su posición y suspiró. Shane, quien se había inclinado para ver a Carmen, se fuma un cigarro, y se pone de pie. "Entonces, ¿cuál es el problema?"
"No está todo tan mal, gracias a Dios." Ella exhalo, poniendo sus manos sobre sus caderas. Ella miró Shane. "¿No son eres un poco joven para estar fumando?"
"¿Qué te importa?"
"Yo no me importa...". Carmen dice la defensiva. Sólo trata de averiguar cuántos años tiene. "¿Tienes otro...?"
"Claro." Shane busco y saco el paquete de su bolsillo trasero y sacó uno, y se lo da a Carmen para que lo pueda agarrar. Cuando ella lo pone en sus labios, Shane sacó su encendedor y lo enciende.
"Gracias." Carmen aspiro el cigarro. "Sabes, realmente no deberías de . Son malos para la salud. "
A través de sus lentes del sol, Shane miraba a Carmen. "No importa sea cual sea, no pasa nada".
Se quedan en silencio durante un largo tiempo, solo se escuchan sus respiraciones en la habitación. Cuando ella terminó su cigarro, Carmen lo apaga en medio de una taza de cerveza antes de volver a Shane. "Eres una mujer de pocas palabras supongo?"
"H m" Shane murmuró, tomando la última bocanada de su cigarro.
Shane veía a Carmen estudiado por un segundo.
"Quítate los lentes de sol.
"¿Por qué?"
"Porque quiero que verte”.
Shane no responde y apaga el cigarro en la misma taza que lo hizo Carmen. Y en ese momento, Carmen rápidamente le quito los lentes de sol de su cara. "Hey!" Shane gritó, quiso arrebatárselos, pero Carmen era más rápida puso su brazo detrás de su espalda. Shane lucho un poco, tratando de quitárselos a Carmen que los tenía en su espalda, antes de darse por vencida, y vio con una mirada profunda a los ojos de Carmen.
"Wow..." Carmen respiraba. "Tienes unos ojos lindos pero...". Tristes... por lo tanto, tan llenos de dolor. Ella se puso de pie, haciendo retroceder a Shane. Movió su brazo hacia adelante, y le dio a Shane sus lentes de sol que están en su palma abierta. "Tú no debes ocultarlos".
Shane tomo sus lentes de sol, se dio la espalda y apretó su mandíbula. Y se puso de nuevo los lentes.
"Yo no puedo creer lo que ella hizo!" Alice decía en gran medida a Dana y su irritación aumentaba. Se inclinó contra el mostrador, bebiendo su cerveza. "Y la mirada sobre sus rostros, especialmente sobre el Oficial Charlie fue grandioso"
"Está bien, oray!" Gritó Dana, y son su taza golpea hacia abajo. "Ella es increíble! ¿Por qué no acaba de ir... a pedirle una cita o algo así? "Ella le digo, y se cruzo de brazos.
"¿Qué carajo? Dana? Dana, vamos. "Alice dio un paso adelante y pone una mano sobre el hombro de Dana, ella sólo se encogió. "Hey." Ella dijo suavemente, haciendo girar a Dana. "¿Crees que quiero una cita con Carmen?"
"Has hablado de ella lo suficiente." Dana dijo molesta.
Alice no pudo sino reírse un poco. "¿Estás celosa?"
"No" dijo Dana muy poco convincente.
"Sí que lo estas..." Alice se burla.
"No estoy...".
"¿No lo estas". Dice Alice a continuación. "Debería de verte. Cuál es el color de la envidia es verde, así estas tú. "
"Alice". Dana le advirtió.
"Estas siendo ridícula."
"de veras Al? O estoy siendo realista? "
"Bueno ahora esto no tiene sentido..."
"Tengo miedo". Dana casi le gritó.
"¿De qué?"
"De esto, de nosotros. De ti... "Ella miró a su alrededor, y de repente como paranoica, se trasladó más cerca de Alice, susurrando. "Sabes que no voy a salir y todavía las cosas están muy graves con nosotros."
"Yo sé". Alice asintió
"Me temo que vas a cansarte de mí... que te vas a darte por vencido y estarás con alguien que pueda besarte en frente de todos los demás y salir regularmente..."
"Hey, hey, espera, espera, espera." Dice Alice interrumpiendo a Dana. Estoy demasiada borracha para esto. "En primer lugar, me gusta estar contigo, y hacer cosas. Y en segundo lugar, quiero salir solo contigo y nadie más. Y si eso significa esconderse en armarios, dormitorios y salas de goma... "bromeó Alice, y Dana sonrió. "... Entonces está bien, porque vale la pena".
"¿Sí?" a Dana le brillaron los ojos.
"Absolutamente".
"¿Quieres salir solo conmigo?"
"Sólo que... bueno, salvo Johnny Depp aparezca en mi puerta -"
Alice y Dana despee de un silencio un profundo se dieron un apasionado beso. Cuando se retiraron un poco sus labios, Dana le dijo. "Y tú estás segura de que no te importa mantenerlo en secreto?"
"Hey, tenemos este momento?"
"Sí." Dana asintió, y tomo las manos de Alice.
"... Así que estamos bien?" Alice beso rápidamente a Dana en los labios, y sus manos balanceándose hacia arriba y hacia abajo.
"Sí".
"Bueno... vamos a ir arriba y ver que hacemos...".
"Alice!"
"Vamos, tu sabes que quiero".
Dana espera fuera, sonriendo. Alice la jala y van camino a las escaleras.
Tina se sienta en la parte superior de Bette, y ella la acaricia desde sus piernas hasta las caderas, y tina la besa con tanta pasión que hizo a la morena gemir. Bette sigue acariciando ahora la espalda y llega hasta su trasero, pero Tina no dice ninguna palabra, solo disfruta el contacto de Bette. Tina abrió sus ojos, y mira sonriendo a Bette. Ella es tan hermosa, sobre todo como ella es. Yo nunca pensé que podría sentir algo así de esta manera, sobre todo acerca de una chica, pero ella me hace sentir tan caliente... y tan deseable, y feliz...
Bette abrió sus ojos. "Oye, ¿estás bien?" Ella me pregunta, sus labios aún están presionando los de Tina.
Bette deposita en la cama a Tina. "Sí, estoy bien. ¿Por qué? "
"Parecía que estabas pensando algo en tu mente? ¿Qué era? "
Tina sonrió cálidamente, mirando hacia abajo a la morena. "Yo estaba pensando acerca de cómo eres hermosa."
"¿Sí?" Bette sintió como la sangre se agolpaba en sus mejillas y sonrió.
"¿Y cómo me siento feliz cuando estoy contigo".
Los ojos de Bette se llenaron con lágrimas de alegría. "¿Sí?" Ella repite, con su voz un poco quebrada por la emoción.
"Sí." Tina se inclino hacia abajo y beso a Bette besó en la boca. "Cuando estoy con usted, el resto del mundo... desaparece..."
"Sólo sé que me derrito... ... ... mas y mas..." Bette le decía entre cortos besos.
"Exactamente." Es correcto. "Sólo somos nosotras dos... y ahora, señorita Porter, yo creo que me has dejado tendida en la cama".
"Oh sí?" Dijo Bette, moviendo lentamente sus manos desde sus muslos de Tina hacia su cintura.
"Ah, ¿eh." Tina gimió y, a continuación, deja salir un grito corto cuando Bette la arrastró y la cambio de posición.
"¿Quién empieza ahora?" Bette se rió, y llevo las manos de Tina hacia abajo, como ella lo hacía, la rubia, dijo, "renuncias?"
Tina lucho un poco más antes de aceptar que había ganado Bette "Bien, bien. Me rindo. "Ella se rió. "Tú ganas".
Bette libero las manos de Tina y pone sus manos a cada lado de la cara de Tina, deslizando suavemente sus dedos a través del cabello de Tina, y lo detiene un poco más en las orejas. Tina cierra sus ojos al toque de Bette, suspirando. Bette se inclina hacia abajo y rozan sus labios con los de Tina muy suavemente antes de introducir su lengua. Tina se inclina hacia arriba, en su codos y besa a Bette como ella la besó, sus lenguas se hacen remolino. Luego, en un rápido movimiento, ella pone la punta de su lengua y Bette se detuvo, tirando hacia atrás un poco. "¿Qué es esto ahora?"
"Un empate".
"Oh." Bette sonrió, enrollado sus brazos alrededor de la cintura de Tina, y le da pequeños besos en el cuello y la línea de la mandíbula antes de encontrar sus labios de nuevo. Poco a poco, el aumento de su intensidad como sus besos se convirtieron en más y más rápidos, su respiración era agitada, y sus manos... exploraban más y más. De alguna manera, Bette quito la blusa de Tina y rozó con sus dedos suavemente la piel justo por encima de sus pantalones vaqueros, haciendo que Bette sintiera mas deseo. A su vez, Bette trasladó su mano por debajo de la blusa de Tina, y sintió la cálida sensación de la piel de la espalda que estaba bajo sus manos.
Bette besaba en la boca de Tina y comenzó a besar la cara una vez más, detrás de su mandíbula y, a continuación, en su cuello, y sus manos se deslizaban hacia adelante al estomago de Tina, cuando besa la piel justo por encima de su clavícula. Tina le mordió a Bette la oreja, jalándola más cerca de ella, sus piernas se entrelazaron de nuevo. La mano de Bette viajó nuevamente, pero hacia arriba, para encontrar el material blando del sujetador de Tina.
Fue entonces cuando Tina le dice... "Bette Bette... ..." Ella le susurra, Bette, pero era demasiado ocupada besando su cuello. "Bette... espera..." Ella empujó suavemente los hombros de Bette, y finalmente, obtiene su atención.
"¿Qué?" Bette murmura. "¿Estás bien?"
"Sí. Es simplemente... que ese movimiento es rápido allí... "
Bette mira a Tina por un segundo. "¿uyuyy?" Entonces se dio cuenta de que su mano estaba todavía en la blusa de Tina camisa, y ella comenzó a quitársela.
"Lo siento". Murmuro Tina. "Yo no sé si estoy lista para... o aún no. Lo siento ".
"No, T. No lo sientas. Tienes razón. Debo de entender. Yo estoy un poco perdida en el momento y por un segundo, pensé... "Bette le toca la frente a ella. "No quiero que se apresure nada".
"Gracias." Tina gimió más estrecha hacia el cuerpo de Bette.
Bette envolvió con sus brazos alrededor de Tina, y besa su frente. "Me gusta mucho acariciarte, ¿lo sabes?"
"Me gusta mucho acariciarte a mi también." Tina suspiró, y le dio la sensación de sueño de repente. "Bette?"
"¿Sí?"
"¿Está bien si nos vamos a dormir así?"
"Claro T". Bette susurró, sintiéndose un poco cansado ella misma.
Tina beso suavemente a Bette una vez más antes de cerrar sus ojos. "Fue muy bueno, ¿verdad?"
"Si ha sido lo mejor".
Tina deja salir una risa muy corta, y la sensación de sueño que viene con ella. "Bette?"
"Sí T?"
"Creo que Te amo." La última palabra la dice en su frente un poco a causa de su fatiga, pero Tina se da cuenta de que ella lo dijo, y se sentía realmente bien.
El corazón de Bette palpito aceleradamente de nuevo y sintió un hormigueo cada vez de manera más ligeramente. Ella tragó duro, y derrama una lágrima sobre su mejilla cuando ella sonrió, y besa la mejilla de Tina. Me podría morir ahora mismo, completamente feliz. "Te amo demasiado." Ella susurró en su oído, besando su mejilla una vez más, y luego su boca.
"Buenas noches." Tina apenas logró decir antes de dormir, finalmente se durmió.
"Buenas noches". Bette susurró, y sonriendo como si ella estuviera con sueño también.
“Buenas noches Mi amor.”
Anaïs- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 16/05/2008
Re: [Terminado] Más que un sentimiento
CAPITULO 26
Los brillantes rayos de sol de medio día se colaban por las persianas, creando líneas de luz en la cara de Bette, brillando directamente en sus ojos. Ella cambió de posición sintiendo un peso en su brazo izquierdo. ¿Qué es esto? Entró en pánico, tallándose uno de sus agotados ojos. La primera cosa que vio fue la cara de Tina, y la sentía exhalar en su pecho. De repente, recordó todo lo que había pasado. Estuvieron besándose en la cama, Tina le dijo a Bette que la amaba, y después cayeron dormidas. Bette lentamente abrió su otro ojo, sonriendo mientras veía a Tina dormir…Me dijo que me amaba…
Ella escuchó ruidos en el pasillo de entrada de la casa de Alice, puertas abrirse y cerrarse, y personas hablando. Trató de mover su ahora brazo muerto que estaba debajo de Tina, fue fácil, pero Tina estaba intensamente abrazada a la cintura de Bette. “¿A dónde vas?” murmuró aun medio dormida.
"Buenos días” Bette besó a Tina suavemente y ella lentamente abría los ojos.
“Buenos días” Tina sonrió besando también a Bette. “aliento de dragón”
Bette, juguetona, lanzó un grito muy bajo, cubriendo su boca con su mano libre. “yo no tengo aliento de dragón”
“claro que sí”
“¿sí?, bueno, tu tampoco hueles tan bien” Bette le plantó un beso suavemente. “pero te besaré de todas maneras"
Tina cerró los ojos y recostó su cabeza en el hombro de Bette. “¿Qué hora es?”
“no tengo idea, pero ha de ser al menos medio día”
“fantástico” Tina renegó, dándose la vuelta en la cama.
“¿Tee?” Bette dijo “no siento mi brazo”
“¿qué?” Tina vio a Bette confundida, después se dio cuenta de que lo que le estorbaba era el brazo de Bette. “ay carajo, perdóname” Tina se quitó de encima sobándose la espalda antes de sobar el adormecido brazo de Bette. “¿ya puedes sentir algo?”
Por mucho que Bette quisiera, no podía sentir las manos de Tina. Tal vez era lo mejor, un segundo después, Alice irrumpió en la habitación. “¡pajarillos enamorados! Despierten!”
Bette y Tina desviaron la mirada. “¿Cómo le haces para siempre interrumpir en el momento menos indicado?” Bette preguntó, tratando de doblar su brazo adormecido.
Alice se encogió de hombros. “es un don” se dirigió hacia la ventana y subió la persiana, haciendo renegar a las chicas, pero miró hacia el alboroto en la entrada. De repente lanzó tremendo grito y Bette y Tina se sobresaltaron.
“que, que…!?” Tina gritó alarmada.
“santo dios!”. Alice gritó, saliendo del cuarto.
Tina se levantó y corrió hacia la ventana, cubriendo su boca con las manos. Bette fue un poco más lenta, arrastrando su brazo con ella mientras se deslizaba por la cama. Su brazo colgaba inmóvil a su costado. “que pasa?”
Tina volteó sonriendo “el servicio de limpieza”.
Eso sobresaltó el paso de Bette, apresurándose hacia la ventana lanzando un grito apagado al ver las tres brillantes y rojas camionetas fuera de la casa de Alice. Una de ellas estaba en diagonal, dándole una clara vista del nombre de la compañía: Servicio de Limpieza de Grandes Desastres. Debajo del nombre de la compañía estaba una foto de un hombre vestido con un overol blanco barriendo un monstruo azul con su escoba. La basura volaba de los brazos del monstruo, su boca abierta en una gran “O” mientras era borrada. Bette volteó hacia el techo, aparentando llorar. “oh gracias a dios”
Después la sensibilidad regresaba a su brazo.
“Auuuuuch!!!”
“santo cielo! Sabías que eres mi héroe?!” Alice gritó antes de saltar sobre Dana, haciéndolas caer a ambas sobre la cama que ambas compartieron la noche pasada. (Con su ropa puesta, ya fue mucho desaliento de Alice…perdón gente “).
“Gracias…Bette” Dana rió.
Alice empujó a Dana, mirándola con enojo y confusión. “Bette?”
Dana rió aún más fuerte, dándose cuenta de lo que había dicho. “Mentira, tontilla”
“eres el viento debajo de mis alas!” Alice Gritó, cayendo sobre Dana otra vez, y ambas chicas rieron.
“Gracias, gracias!” decía emocionada mientras la besaba una y otra vez por toda la cara.
“hey Al, tal vez querrías dejar entrar a los muchachos antes de que sea hora de marchar” Tina dijo desde la puerta principal, riendo presuntuosamente viendo como Alice ahogaba a Dana con más besos.
Alice miró a Tina. “porqué tu no abres la puerta?”
“porque no es mi casa” Tina sabía que era una mala excusa, pero ella quería hablar con Dana a solas por un segundo.
Alice subió la mirada, apartándose de Dana. “esta bien, probablemente debería estar sacando gente borracha de cualquier manera” y besó a Dana una vez más. “adiós barbará”
Tina caminó sobre la cama mientras Alice se iba, dejándose caer junto a su amiga. “Barbará?”
“Hershey…da igual” Dana agitó la mano en señal de cambiar el tema. “donde está Bette?”
“tratando de recuperar la sensibilidad en su brazo”. Tina sonrió.
Dana miró a Tina por un segundo, medio confundida. “es ese algún tipo de insinuación?” tiró un grito ahogado, abriendo los ojos exagerado. “Tina!”
“Hey tranquila. No. Me quedé dormida sobre su brazo, eso es todo”
“Oh” Dana hizo como si limpiara el sudor de su ceja.
“De hecho… eso no es todo” Tina se puso justo enfrente de Dana, y ella le siguió sentándose bien.
“anoche le dije a Bette que la amaba”
“Qué?!” si era posible, los ojos de Dana se abrieron más que antes.
“ese es un gran paso Tina!”
“ya sé” Tina posó su cara sobre sus manos por un segundo. “pero fue de verdad” dijo mientras se tallaba la cara una vez más antes de mirar a Dana.
Dana pensó que su corazón se iba a detener. Solo hace unas semanas, su mejor amiga en todo el mundo era hetero, tenía un novio en potencia de éxito y no había considerado ni una sola vez tener algún sentimiento por una niña. Al menos no que Dana supiera. Ahora ella estaba enamorada de Bette? “Estás segura?”
Tina asintió con la cabeza lentamente. “estoy segura. Sé que suena como a locura por el momento, pero estoy segura. Ella me hace sentir segura”
“el amor significa mucho más que sentirse segura”
“lo sé” Tina interrumpió a Dana. “pero no lo entiendes, desde que mi padre murió, no me había sentido segura, ósea…no me había sentido como si todo estuviera bien. Caer dormida en sus brazos anoche, fue el momento en que más segura me he sentido. Sentí que por una noche todo en el mundo entero estaba en su lugar. Y despertar en sus brazos esta mañana, supe que ella también me amaba. Se siente como…” Tina buscaba por la palabra correcta.
Dana escuchaba, curiosa. Nunca había visto a Tina así antes. Parecía como si fuera realmente feliz. Como si estuviera enamorada. Lágrimas de felicidad empezaban a brotar. “se siente como qué?” dijo Dana tratando de no sonar muy emocional.
Tina ni en cuenta. Ella estaba muy ocupada en su mundo de amor. “en casa”
“Casa…tremenda frase” Dana dijo, riendo mientras Tina se frotaba un brazo. “y tu quien eres? Madonna?”
“Es de verdad! Cuando estoy con Bette, sé que es exactamente el lugar donde quiero estar. No quiero estar en algún otro lugar más que en sus brazos” pasando sus dedos a través de su cabello, suspirando “estoy enamorada”
Dana asintió con la cabeza, sonriendo cálidamente a su amiga. “sí, lo estás” luego bajó la mirada, jugando con el edredón. “Así que esto significa que se lo dirás a tu mamá y a Sam”
Bette apareció en la puerta antes de que Tina tuviera oportunidad de responder. “hey Dana, Alice te necesita allá abajo”
“Para qué?”
Bette se encogió de hombros “Crees que necesite una razón?”
Dana sonrió, moviendo la cabeza. Después miró a Tina. “quieres que sigamos hablando de este…reciente suceso…después?”
Tina frunció el ceño por un momento antes de volver en sí. “Tal vez” y le dio un gran abrazo a Dana. “gracias por escucharme”
“Para eso estoy” Dana se levantó. “mejor voy a ver que necesita” tomó la mano de Tina y le dio un apretón antes de irse. Sonrió a Bette mientras se iba.
Tina se levantó también. “como sigue tu brazo?”
Bette lo agitó en el aire “como nuevo”
“Eso es bueno” se acercó a Bette, rodeando su cuello con sus brazos,
mientras Bette rodeaba con sus brazos la cintura de Tina.
“Escuché lo que dijiste” Bette susurró, besando a Tina justo detrás de la oreja.
“oh si? Que tanto escuchaste?”
“Suficiente como para decirte que yo me siento exactamente igual. No hay otro lugar en el que me gustaría estar más que aquí”
“En el cuarto de Alice?” Tina bromeó, riéndose de su propio chiste.
“En tus brazos” Bette corrigió. “te amo también” tanto que apenas puedo respirar.
“Crees que estamos yendo demasiado rápido?”
Bette movió la cabeza. “no” preocupada de repente retomó. “porqué? Tu si?”
Sintiendo la preocupación de Bette, Tina movió la cabeza también.
“No” besó a Bette gentilmente. “creo que estamos yendo a la velocidad indicada”
“Es bueno” jaló a Tina y la abrazó. “Tee? Le dirás a tu familia sobre nosotros?” Bette sintió un poco tensa a Tina. Oh no! Tal vez no debí de haberle recordado eso.
“No…no lo sé” Tina dijo, mientras le recorrían un millón de pensamientos por la cabeza. Qué pasaría si les decía? Cómo reaccionarían? Gritarían? La mandaría a un lugar lejano? Le prohibirían volver a ver a Bette? O la aceptarían? La seguirían amando sin importar nada más? Decepcionaría a su madre y volvería loca a su hermana? “no lo sé” repitió abrazando a Bette mucho más fuerte.
“No tienes que decidirlo en este mismo segundo” Bette dijo tocando la espalda de Tina. “haz lo que te haga sentir más cómoda. Yo estoy de acuerdo en mantenerlo en secreto por ahora”
“Lo sé. Pero algún día no lo estarás.”
“Pero eso no será hoy. Ni mañana. Ni en una semana. Así está bien Tina. Se lo difícil que es salir del closet con tus padres. Mis resultados fueron mucho menos que favorables, como lo podrás notar”
Tina se alejó de Bette. Pero no la dejó ir. “se lo dirás a tu padre?”
“No hasta que se lo digas a tu familia” besó a Tina otra vez. “está bien?”
Tina asintió con la cabeza, con cara de preocupación. Bette sabía por qué estaba así, pero prefirió no hablar. “porqué no bajamos y vemos como va la limpieza?”
“Está bien” Tina sonrió a Bette.
“Haces esto seguido?” Shane preguntó a Carmen, levantándose del piso y estirándose.
Carmen se levantó del sillón, tallándose sus cansados ojos. “sigues aquí?”
“No respondiste a mi pregunta”
Carmen movió la cabeza, algo irritada. “cual fue tu pregunta?”
“Haces esto seguido?”
“Que si hago esto seguido?”
“Dormir donde trabajas”
Carmen le dio a Shane un “estoy muy cansada para esto” la miró y simplemente dijo “sigues aquí?” se puso de pie estirándose. “maldición, ese sofá estaba duro”
“Donde más podría estar?” la voz de Shane aumentó de volumen conforme se ponía de pie también. “nunca me voy de una fiesta sin un número telefónico, y no lo tengo aún”
“Bueno, hay una chica ebria en aquella esquina. Estoy segura de que la puedes convencer” Carmen apuntó a la esquina de la sala, donde una semiconsciente chica estaba apenas sostenida contra la pared, que lentamente se tallaba los ojos. Carmen tomó a Shane por los hombros y la giró en la dirección de la chica borracha, dándole un enérgico empujón. “buena suerte” Carmen se volteó y se fue en busca de sus cosas.
Shane se enojaba mientras veía a Carmen caminar alejándose de ella.
Bette y Tina caminaron hacia la cocina justo a tiempo para ver a Alice sobre Nadia, quien esta medio dormida en el suelo, justo donde Tina la había dejado. Dana se sentó sobre la barra, balanceando los pies como una niña desesperada. “la vas a despertar o te le quedarás mirando boquiabierta todo el día?”
Alrededor de ellas, hombres vestidos con uniformes blancos limpiando, tallando, aspirando, desempolvando, y puliendo todo. Ninguna esquina había sido olvidada. Alice trató de ayudarlos por el pasillo sacando a los que seguían ahí, y ya casi estaba terminado todo en el interior, por excepción de Nadia.
Alice estaba ahí parada, ladeando la cabeza mientras miraba a Nadia, quien estaba tirada toda torcida. De la cintura para arriba estaba boca abajo, y la otra mitad estaba de lado. “no sabía que se pudiera contorsionar de esa manera” Alice dijo, preguntándose porque Nadia no le había revelado esos talentos mientras habían salido.
Dana sintió que los celos volvían a aparecer. “apuesto a que se sentirá adolorida cuando se despierte…si es que llegas a despertarla”
Alice le lanzó a Dana una mirada enojada. “está bien, está bien”
“Que pasa?” Tina dijo, accidentalmente tropezando con uno de los hombres que limpiaban, disculpándose mientras seguía caminando hacia Alice y Dana, con Bette no muy lejos detrás de ella.
“Alice está admirando su nuevo adorno de cocina” Dana apuntó a Nadia, “hermoso, no?”
Los ojos de Bette se desviaron mientras fruncía el ceño. Esa es la loquilla que besaba a Tina anoche. “necesitas ayuda para despertarla?” Bette le preguntó a Alice, sonriendo de repente.
Alice movió la cabeza. “no” pero ya era demasiado tarde.
Bette alcanzó debajo de la barra un par de tapaderas de cacerolas y se agachó justo detrás de la oreja izquierda de Nadia. Tina trató de detenerla. “Bette no…” pero su súplica no fue escuchada. En un movimiento rápido hizo chocar las tapaderas.
BAAAAAAAAANNNNNGGGGGGGG!!! “LEVANTATE!!!”
Tina y Dana se encogieron estremecidas, y Alice cubrió sus oídos.
Nadia se levantó inmediatamente, gritando “QUE DIABLOS!”
“Hora de levantarse!” Bette dijo, dejando caer las tapaderas haciéndolas caer contra el piso. Ella sabía que Nadia tendría una resaca y no tuvo piedad de la pobre chica. Bette estaba ahí, y aplaudiendo dijo “vamos! Arriba arriba!!!”Caminó hacia la ventana y levantó la persiana, cegando a Nadia con el sol de medio día, su voz estaba un par de decibeles más alta que lo necesario. “es un hermoso día afuera y deberías estar disfrutándolo!”
Nadia se sentó en el piso, su cabeza hundida entre sus hombros, sus ojos apenas abiertos, mirando alrededor, “donde estoy?” ella balbució débilmente, seguido de un “voy a vomitar” ella inmediatamente se puso de un bello verde oliva.
“Oh oh” Dana dijo, brincando de la barra.
Tina, quien tenía un ojo cerrado por todo el alboroto, dio un paso atrás hacia Dana y cerró el otro ojo, protegiéndose con la mano.
Nadia vomitó sobre todo el piso de la cocina de Alice.
Bette, aún sosteniendo la persiana, desviando la mirada en disgusto. Carmen escogió el peor momento para entrar. “hey, ya me quiero ir, así que…santo cielo…que ” dijo, poniéndose una mano sobre la boca. Se volteó, y sin decir nada se fue.
Uno de los hombres de limpieza vio el desastre y sacó un radio de su bolsillo. “si, tenemos una situación de “regurgitación” en el área de la cocina. Traigan muchos fluidos de limpieza” él le echó un vistazo a Nadia, quien limpiaba tontamente su boca. “hay una gran probabilidad de que haya una “recurrencia” ” después siguió su camino.
Bette caminó de la ventana hacia Dana y Tina, con una sonrisa victoriosa en su rostro. Dana tampoco pudo ocultar su sonrisa, pero Tina las miró feo a las dos. “qué?” Bette preguntó inocentemente y Tina movió la cabeza en desaprobación.
“Eso no estuvo nada bien”
Alice lentamente ayudó a Nadia a ponerse de pie. “tú te quedas aquí, llamaré un taxi”. Cuando se fue, Nadia se inclinó y empezó a caer!” Alice gritó, riendo mientras volvía a poner de pie a la chica. “alguna de ustedes chicas quiere ayudarme?”
Ni Bette o Dana se movieron, y Tina movió su cabeza en desaprobación otra vez. “yo te ayudo” ella dijo, viendo a su amiga y novia desafiantemente antes de caminar hacia Alice y Nadia.
Bette sintió como le subía el calor a sus mejillas. “Tina…”
Tina sacó su celular y puso una mano en alto, silenciando a Bette. “cuál es tu dirección?”
Nadia se quedó mirando a Tina por un segundo, con los ojos apenas abiertos. Después ella sonrió. “te recuerdo”
Tina sonrió avergonzada. “no cariño, tu recuerdas a Alice”
Nadia vio a Tina y después a Alice, quien la sostenía en sus hombros y sonrió. “oh si… hola Alice!” y arrastrando las palabras dijo. “donde está Débora?”
“Dana!” Dana gritó, moviendo una mano en el aire. “y estoy aquí!”
Bette se cruzó de brazos, mirando a Tina. Lo que Tina pudo haber hecho fue quitar a Nadia de las manos de Alice y juguetear con ella, pero en lugar de eso, ella tomó la actitud más madura. Ella sabía que Tina estaba tratando de discutirle sin echarle a Nadia en su cara…y a Bette le gustaba eso.
Ella también sabía que iba necesitar dar unas disculpas.
“Dirección!” Tina dijo, marcando al servicio de taxi.
Alice respondió por ella. “725 Cadman Road, verdad?”
Nadia asintió con la cabeza lentamente, eructando. “no me…siento bien”
“Santo dios!” Alice giró a Nadia inclinándola sobre el fregadero, desviando la mirada mientras Nadia tenía su “recurrencia”
“…si, Cadman Roadman. Sí” Tina asintió, mordiéndose una uña. “está bien. Gracias” ella colgó volteando hacia Alice.
“Ellos estarán aquí dentro de veinte minutos”
“Gracias T.K.” Alice enfatizó las iníciales de Tina, mirando a Bette y Dana, quienes estaban paradas a un lado, mirando avergonzadas.
Nadia se enderezó un poco seria. “hey como te sientes?”
“Mejor” dijo Nadia. “mi boca sabe a mierda”
“Mejor, pero no creo…” Alice asintió. “vamos a limpiarte” ella dirigió a Nadia hacia el baño de abajo, echando una última fea mirada a Dana antes de salir del lugar.
Bette se arrimó a Tina, quien frunció el ceño. “Tee…”
Tina movió la cabeza en desaprobación. “deberías de estar avergonzada de ti” la miró y pasó los ojos a Dana. “tú también”
“Perdón” Dana dijo, bajando la mirada a sus zapatos.
“Te estás disculpando conmigo?”
“Tienes razón…iré a buscarla” Dana rápidamente salió de la cocina.
“Tina--” no hace más de cinco minutos se estaban confesando su mutuo amor, y ahora eso? De verdad iban a pelear?
“Ahórratelo” Tina dijo. “mira, se que ayer que la viste besándome sentiste celos” ella susurró, completamente consiente de los hombres de la limpieza alrededor de ella. “pero pensé que habías dicho que lo habías superado”
“Lo he hecho, de verdad”
“Claramente no”
Bette pasó una mano entre su cabello, “no sé qué pasó, la vi y…me volví loca. Perdóname. Me disculparé con ella tan pronto como salga del baño”
Tina miró a Bette suspirando. Parpadeó lentamente y una cansada sonrisa se formó en sus labios. “que haré contigo?”
Bette sonrió un poco también, esperando haberlo arreglado. “no sé. Te pido disculpas por haber sentido celos…no te enojes. Estas molesta?”
“No”
De repente uno de los hombres de limpieza se acercó a ellas. “disculpen señoritas, pero de verdad necesitamos limpiar esta área. Si tan solo ustedes…”
“Leyó mi mente” Bette reconoció al señor sin despegar la mirada de Tina. Bette tomó por el brazo a Tina y se fueron de la cocina. Bette tenía toda la intención de volver a la habitación, pero Tina se detuvo en el vestíbulo.
Sacó su celular y miró la hora, eran casi las dos de la tarde. “probablemente debería irme a casa” Tina dijo triste.
Bette frunció el ceño, sabiendo que si Tina se iba, no podrían seguirse besando. “de verdad?”
“Si, mi madre me llamará en cualquier minuto para decírmelo. No le gusta que me quede en algún lugar por mucho tiempo”
“Quieres que te lleve?” Bette le preguntó a Tina asintiendo. Ella quería aprovechar cualquier minuto junto a Tina.
Ella tomó la mano de Bette y le dio un apretón mientras decía. “subiré a la habitación por mi mochila”
"¿Quieres conducir tú?" Bette le pregunto a Tina. Sea cual sea el tiempo que podrían tener juntos ella quería.
Ella tomó la mano de Bette y apretó ella, balanceándose un poco como ella dice, "Voy a ir arriba a traer mi bolsa. Vas y te disculpas. "Tina deslizó su mano de la Bette, deja que sus dedos se toquen sólo durante unos pocos segundos antes de romper completamente el contacto.
Bette vio salir a Tina, suspirando. ¿Cómo exactamente le hice, tengo tanta suerte? Ella pensaba y fue a buscar a Alice y a Dana y buscando que Nadia estuviera mejor, salió del pasillo. Bette tenía que tragarse su orgullo y sus celos el tiempo suficiente para forzar una sonrisa y extender su mano. "Estoy... lo siento por la forma en que te desperté." Ella dijo, aunque casi entre dientes.
Nadia miró la mano de Bette y luego encogió. "Oray".
Alice no pudo evitarlo. " las mejores amigas de nuevo?"
Bette cerrado los ojos, apretando su mandíbula, haciendo caso omiso de la observación de Alice. "Bien." Ella susurró, volviendo hacia las escaleras.
Afortunadamente, Tina venia descendiendo y Bette le sonrió, dejando a un lado su repentina ira.
"Oye, te sientes mejor?" Tina preguntó cuando llego a donde estaban.
Nadia asintió. "No te conozco de algún lado?"
Tina sacudió su cabeza. "No."
Nadia siguió mirando a Tina por un rato. "Oh." Entonces, se escucho un claxon en el exterior de la casa.
"No es su taxi". Dana dice, corriendo hacia la puerta. Ella abrió, y por supuesto, el taxi estaba allí.
Alice llevo a Nadia a la puerta. " adiós!"
Nadia caminaba hacia afuera y hacia abajo, tratando de ir despacio y trastrabillando un poco. "Adiós Alice, todos... Dina!"
"Dana! Es... oh lo olvide”. Defendiéndose le dice Dana, entonces, Nadia se había ido.
Tina se dirigió a todas. "Yo mejor me voy".
"No, Tina espera…?" Alice pregunta, sinceramente decepcionada.
"Sí. Mi mamá no tarde en extrañarse de que no he llegado, y puede pensar cualquier cosa. "
"Es cierto". Dana dice de acuerdo.
"Voy a llevarte a casa." Bette dice, sacando las llaves de su bolsillo. "Voy a volver a recoger mis cosas está bien".
"Está bien." Dice Alice, y le da un abrazo a Tina. "Gracias por toda tu ayuda! Estuvo bueno, ¿verdad? "
"Sí." Dice Tina, y se libera de abrazo de Alice y le dice a Dana "Háblame más tarde".
"Muy bien". Dana asintió.
Tina dijo adiós y se protegió sus ojos del sol. Camino a lo largo de la calzada hacia el auto de Bette, ella notó que Carmen estaba guardando sus cosas y Shane la estaba ayudando. Ella caminó hacia ellas. "Hey, señora DJ Usted es grande, es muy buena en verdad".
Carmen sonrió, mientras colocaba una caja de registros en la parte trasera de su camioneta. "Gracias, te agradezco que le hayas dicho a tus amigas de que te gusto como soy de DJ"
Tina se rió. "No hay problema." Ella esperaba dentro, y se sorprendió al ver platos allí. "Oye, no han venido aquí los de la limpieza?"
"Tengo algunos de los muchachos de limpieza que nos están ayudando. Son como robots”.
Tina asintió. Luego, Shane caminaron hasta ellas, luchando con otra caja de registros. "Shane Hey, ¿qué estás haciendo aquí todavía?"
"Esa es la misma pregunta que he estado haciéndole... en la última hora." Carmen declaró rotundamente, y Shane gruño.
"Estoy ayudando a cargar tus cosas". Shane dijo, bajando la caja en la parte trasera de la camioneta. Ella le lastimaba el sol, y saco sus gafas de sol de sus bolsillos. "Este camino es demasiado brillante para mí".
Carmen desvió sus ojos, pero su mirada observo a Shane de todos modos. Shane parece olvidarlo, y busca con sus manos en sus bolsillos, ya que busco en los de adelante y ahora buscaba en la parte de atrás.
"Bueno, adiós. Asegúrese de que Alice les paga bien. Te veo en la escuela Shane. "le dice Tina y se aleja.
Shane se enderezo de inmediato, y con sus labios apretándolos ella murmuró, "carajo" en virtud de que le dijo eso. Carmen sonrió ampliamente.
"La escuela ¿eh?" Yo no sabía que eras una niña de escuela.
Shane no responde. En cambio, saca su cigarro de su bolsillo trasero y lo enciende. Carmen sacudió su cabeza, riendo. "¿No estás demasiado joven para ?" Sin embargo, como no recibe ninguna respuesta. "Oh vamos muchachita, eso es evidente. Te ves como de doce”.
Shane le mando una mirada a Carmen queriendo matarla, pero sus lentes del sol lo pudieron ocultar. Ella no dijo nada, fumo de su cigarro, y apretó sus nudillos de su otra mano. Ella actuó como si nada hubiera pasado, como si lo que Carmen le dijo no le hubiera molestado y se alejó.
Carmen miro la indiferencia de Shane y se sintió mal. Como Shane comenzó a alejarse, fue hacia ella y la siguió. "Hey, lo siento." Shane se detuvo y se volvió a Carmen y sonrió. "Tú no te ves como de doce. ¿Qué edad tienes? "
"¿Qué edad tienes?" Shane murmuro, con su cigarro en su boca.
"Yo pregunté primero."
Ella suspiró, mirando hacia afuera antes de exhalar el humo. "Dieciséis". Carmen asintió, contemplando algo. "Ahora tu dime".
"Diecisiete. Van a ser dieciocho en unos pocos meses”.
"H m..." Shane exhalado un poco más de humo. "Soy mayor".
"Si está bien, pero no estoy contigo". Le dijo Carmen y se dirigió a su coche.
"Todavía no, por ahora". Shane murmuro lo suficiente como para escucharse a sí misma. Ella caminaba de vuelta para ver a Carmen cerrar la parte de atrás de su camioneta. "Entonces, eso es todo ya está cargado todo y listo?"
"Ah, ¿eh. Ahora todo lo que tienes que hacer es cobrar. "Ella caminó hasta la casa y en el interior, se dirigió a donde estaba Dana y Alice estaban de pie en medio de la sala que estaba de una forma impecable. "Oye jefa, estoy lista para irme." Carmen dijo, caminando hacia Alice.
Alice la ve medio mal. "Oh, sí. Uh... ¿cuánto te debo? "
Carmen miró con un ojo mientras se frotaba la parte inferior de su barbilla con las puntas de sus dedos. "Yo diría que... 1200”.
Ambas Alice y Dana abrieron los ojos de más. Alice parecía que le faltaba el aire. "¿Perdón?" Ella tosió, y se rio con incredulidad. "Dijimos que eran 500."
Carmen asintió. "Sí, y luego de que ayer por la noche te salve de un problema, tu deberías de pagarme doble. Eso fue grandioso. Entonces, hubo la pelea y se daño algo de mi equipo, y se puso a mirar alrededor seria cuatro de a cien menos, pero estoy dispuesta a que sean dos de a cien porque me deje dormir aquí y bebí cerveza. "
Alice tenía el labio superior rígido, y Dana sonrió, sacudiendo la cabeza. "Ya te tienes que ir".
Alice movía sus ojos de un lado a otro. "Voy a ser derecha contigo." Ella murmuro, "Yo y eso de hablar de mas..." lo suficientemente fuerte para que todo el mundo escuchara.
Dana, Shane y Carmen estaban en silencio, hasta que regresó Alice, con un fajo de dinero en la mano. "Aquí esta." Ella dijo, y le entrega a Carmen el dinero. "Está todo ahí, no quiero engañarte."
"Oray". Murmuro Carmen, contándolo de todos modos. Después de tres veces contarlo, los doblo y lo coloco en lo más profundo de sus jeans. "Es un placer hacer negocios contigo." Ella extendió su mano y sonrió.
Alice la extiende y la agita. "Igualmente, me ayudaste mucho. Te daré una llamada, si necesito de nuevo tus servicios”.
"Bien." Carmen dice, soltando su mano. Después se despidió de Dana y de Shane, cuando ella se dirige hacia la puerta, era casi seguro de que Shane la iba a seguir, pero ella se quedó atrás, hablando con Alice. Por último, pensó... Para su propia sorpresa, Carmen se dio cuenta de que se sentía decepcionada.
Ella subió a su camioneta y miro por el espejo retrovisor para asegurarse de que nadie estaba caminando detrás de ella. Ella comenzó a ver que Shane se acercaba, a pie de la casa de Alice hacia abajo de la calzada, con una gran sonrisa en su rostro. Carmen miro por la ventanilla, y curiosa pensó porque ella se veía tan feliz de repente. "Oye, pensé que nunca me dejarías ir sin pedirme mi número de teléfono".
Shane se detuvo y le dijo. "Yo..." Ella agitó su mano, que traía algo en ella y la dirigió a Carmen. "Voy a llamarte más tarde".
Carmen abrió los ojos muy sorprendida. "¿Dónde conseguiste mi número?" Ella casi gritó, asombrada.
"Su jefa me lo dio, la que te empleo". Shane dijo simplemente y se fue antes de que Carmen pudiera tener la oportunidad de reaccionar.
Carmen vio a Shane salir, y para su sorpresa una vez más, le dio risa y se sentía
emocionada....
Bette manejo más lento, ella quería hacer tiempo, con el deseo de estar más tiempo con Tina. Sentía en el trayecto, una gran depresión y la ansiedad había llenado su estómago, ella quería detener el automóvil y abrazar a Tina, abrazarla hasta que ella no pudiera respirar y nunca dejarla ir. Tina estaba a unos centímetros de distancia en el asiento del pasajero y la sentía demasiado lejos.
Ella pensó que podría conducir con ella en su regazo.
Tina sentía de la misma manera. Ella no quería en este momento irse del lado de Bette. Lo que quería era agarrar el volante y llevar a Bette a uno de sus lugares secretos, incluso si sólo fuera por cinco minutos. Ella decidió ceder a ese deseo. "Bette, espera".
Bette frenado por la luz roja y espera a Tina. "¿Qué?"
"No quiero ir a casa todavía. Llévame a uno de nuestros lugares”.
La sonrisa de Bette no podría haber sido más amplia. "¿Cuál?"
"No me importa".
Bette echado su cabeza atrás y le hizo un guiño, oprimiendo el acelerador al dar la luz verde. "Sí…".
Dana se sentó en un lado de la mesa, su mentón descansaba firmemente en la palma de su mano, mirando con leve distracción como Alice se reunía con todos los limpiadores para darles su próxima tarea.
Alice vio sobre la mesa barajas, cartas. "Estas imágenes muestran, en detalle, cómo con cada uno de estas cosas como es mi madre, estatuas, jarrones caros y los platos, y cualquier otra cosa... todo se ha colocado en su lugar nuevamente".
Permanente en un semi-círculo detrás de ella los hombres del servicio de limpieza, deseosos de emprender este nuevo desafío. Esto era nuevo para ellos, y ellos estaban dispuestos a hacer cualquier cosa para asegurarse de que su trabajo estaba hecho correcto. Ellos murmuraban emocionados como niños en la escuela, señalando, recogiendo las zonas que querían para sí mismos, en silencio luchando el uno con el otro. "Quiero esa mesa de café... voy a tomar el mantel para colocarlo encima de la chimenea del primer piso... no quiero que un...! ... No que no, son las habitaciones de arriba..."
"Señores, señores por favor!" Alice gritó, colocando sus manos en su cara, para silenciarlos. "Hay mucho que limpiar para todos." Ella bajó sus manos. "Si ustedes me siguen al garaje, les mostraré dónde están las cajas. Todos están etiquetados específicamente, por lo que no habrá confusión. Estoy seguro de que no tengo que decirles lo cuidadosos que debes de ser. "Los hombres asintieron, asegurándole a Alice que iban a tener la mejor atención.
Alice salió, y al igual que una línea de hormigas los hombres se marcharon después de ella. Dana se quedo sentada, riéndose de sí misma y ella sacudió la cabeza. Unos momentos más tarde, regresó Alice, diciéndole en broma algo a Dana y le dio un abrazo de oso. "No sé si estás cansada de esto, pero gracias!"
"Eres ". Dana le dice, y toca la frente de Alice.
Alice se mueve hacia atrás para quedar libre. "Entonces, ¿después de esto, como voy a pagarte lo que has hecho por mí lo juro. Haber encontrado un servicio de limpieza tan excelente, y lo de Carmen también se me fue la mano sobre los fondos”.
Dana rió. "Tú no tienes que pagarme nada. Considéralo esto como un regalo. "
Una sonrisa se dibuja en la cara de Alice y vuelve su cabeza a ver a Dana. "Un regalo? ¿Por qué motivo me permito preguntar? "
"No hay motivo. Es más como un presente para ti…gracias ".
"Gracias a mí por qué?"
Dana miro rápidamente la zona para asegurarse de que nadie estaba allí, y luego siguió. "Por ser tan dulce... por ser tan paciente y comprenderme, por ser la persona que eres." Dijo dándole besos rápidos a Alice.
Alice sonrió como local. "H ... debo de ser asi más a menudo."
"Si en ese sentido, estoy de acuerdo."
Alice sonrió, y toco a Dana con su codo. De repente, algunos de los chicos de limpieza pasaron llevando cajas al comedor. Alice se disparó como un cohete, dejando a Dana parada. Dana se quedo quieta, y con los ojos muy abiertos. Alice se rió un poco, sacudiendo su cabeza. "Oye, ¿Por qué no seguimos esta conversación en privado?" Ella le dijo y miro hacia su dormitorio.
"Absolutamente". Dana asintió.
Bette se había decidido por el lugar más cerca y terminaron allí. El día estaba muy soleado, pero estaba desierto no había casi gente y eso le gusto más. Ellas estaban en la parte delantera del auto, absorbiendo el sol en silencio.
Bette se sentó con Tina descansando entre sus piernas y la espalda de ella sobre el pecho de Bette. Ella envolvió sus brazos alrededor de Tina, abrazándola muy fuerte. "Yo podría abrazarte siempre, ¿lo sabes?" Ella le susurró a la chica rubia al oído, besando suavemente por debajo de su oreja.
Tina no responde, pero suspira profundamente. A su juicio, siente las lágrimas, y una logró escapar de su ojo cerrado, deslizándose hacia abajo por su mejilla. Que viajaron por su cara, y pasaron de frente por su barbilla y aterrizaron en la muñeca de Bette y ella se alarmo.
"T? T... ¿Estás llorando? "Ella se movió y miro a Tina como mejor podía. Otro lagrima en cascada hacia debajo de su mejilla, golpeando mas el antebrazo de Bette. "Oye". Susurró Bette besando suavemente la mejilla de Tina. "¿Qué tienes que pasa…?"
"No sé". Susurró Tina, Bette la abrazo mas. "Me gusta cuando me mantienes así, cuando me abrazas pero yo odio cuando me sueltas. Yo no quiero irme de tus brazos nunca”.
"Yo no, nunca te voy a dejar". Bette rápidamente le prometió, alarmada. ¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué estas llorando Tina? "Baby, dime que pasa que está mal".
"No lo sé." Tina repite, riéndose a través de sus lágrimas. "Yo... me di cuenta de lo importante que eres para mi, por lo que paso anoche. Quiero decir, que te dije que te amaba”
"Y Te amo demasiado". Bette la interrumpió, su corazón empezó a acelerar su ritmo. Por favor, por favor, dime cual fue el error. Por favor.
"Pero no puedo decirle a mi familia. Estoy tan asustada. "Su voz sonaba como una niña pequeña e indefensa.
Bette abrazo a Tina más cerca, susurrando. "Pero bebé, ya hablamos de esto. Te dije que estaba bien que no les digas todavía. No me importa mantenerlo en secreto”.
"Sé que no te importa." Tina le dijo a Bette. "Es que... me duele cuando tenemos que actuar como amigas en torno a otras personas, cuando todo lo que quiero hacer es besarte, y quiero que me abrases." Ella lloro de nuevo. "Es una locura, y soy tan estúpida. Odio que tengamos que fingir, pero tengo un maldito miedo a decirle a mi familia”.
Bette escuchaba a Tina. Ella sabía cómo se sentía el tener miedo a salir del armario. Ella sabía la lucha interna que tenia. Ella también conocía esa experiencia, pero había tenido un buen resultado. ¿Por qué debería ser tan difícil? Los padres se supone que aman a sus hijos, así que no debe de importarles qué.. ¿Verdad? En un mundo perfecto...
Ellas sabían historias de personas que cuando lo hicieron se volvieron indeseables para su familia. Por gustarles gentes de su mismo género. No importa que fueran la misma persona en ambos sentidos. Que su aspecto y su existencia fueran la misma. Había familias que no reconocían sus vidas, como si ya estuvieran muertas.
Bette no cree que Amy y Samantha Kennard tratarían a Tina de esa manera, pero no las conocía lo suficientemente bien como para estar segura. Tina obviamente no estaba suficientemente segura para decirles.
Tina se acerco a la frente de Bette y lloro nuevamente. "Lo siento. No sé por qué estoy actuando como una loca”.
Bette sacudió la cabeza, y con su mano se acerca a la cara de Tina y lentamente con su pulgar limpia las lagrimas que se deslizaron por su cara. "Escúchame T. No estás ni loca ni eres ninguna estúpida. Tú tienes temor y preocupación acerca de decirle a tu familia y te entiendo. Sé que odias tener que fingir demasiado, cuando todo lo que quiero hacer es besarme y mantenerte abrazada todo el tiempo, pero tú sabes que nunca te voy a obligar a hacer nada de lo que no quieres hacer. Estoy aquí. Estoy aquí para ti, y voy a estar aquí para ti siempre, cuando tú le digas a tu familia, si el resultado es bueno o malo. Estoy aquí para lo que sea y Te quiero. "Bette le dice a Tina y toma con sus manos su cara, la besa y siente las lagrimas saladas que manchan en cada una de sus mejilla antes de besar su boca. "Te amo, eso es todo lo que cuenta".
Tina le asintió a Bette y encontró de nuevo su boca, cierra los ojos y se inclina hacia delante, bajo su cuerpo hacia Bette. Bette la envuelve alrededor de ella con sus brazos en todo el cuerpo de Tina de nuevo, Tina descanso su cabeza sobre sus hombros cuando finalmente rompió el beso. "Te amo demasiado." Tina le susurró, sin abrir los ojos.
Bette consideró la amenaza de sus propias y próximas lágrimas, pero ellos se las trago. Se sentía tan bien con Tina, pero ella deseaba y sentía que podría hacer más. Ver a Tina así le rompió a Bette el corazón, y ella haría cualquier cosa para que se sienta mejor, pero ella sabía que no podía. Tina tenía que decidir por sí misma y Bette le daría su apoyo de cualquier manera posible.
Se sentaron allí por un tiempo, en silencio, aplacaron sus mentes, cuando, de repente, el teléfono de Tina comenzó a sonar. Ella lo saco lentamente de su bolsillo, y mirando a la pantalla. "Es mi madre." Dijo antes de responder. "Hey Ma." Ella trató de que sonara lo más normal posible. "Sí... sí, estoy en camino a casa ahora. No, no la que conduce es Bette. Bien voy a estar allí en poco tiempo. Ah, ¿eh. Sí... Te quiero demasiado. Bueno, adiós. "Tina exhalo en voz alta y ella colgó, moviéndose ella a regañadientes del lado de Bette. "Hay que ponerse en marcha, vámonos".
Bette asintió y besa a Tina una vez más antes de permitir que este fuera de sus brazos. "¿Te sientes mejor?"
"Sí." Tina dice, dándole a Bette una débil sonrisa. "Gracias".
Bette beso una vez más a Tina besó antes de abrir la puerta lateral de pasajeros y ayudarla a entra al interior. Entonces, cuando estuvo en el interior, Tina hizo el primer movimiento y la agarró, besándola profundamente. Bette cerró sus ojos y sus cejas arqueadas, incluso cuando se separan y toma respiración, ella le susurró "Wowww..."
"Sólo fue un poco para recordarlo hasta que estemos juntas y podamos hacerlo de nuevo." Tina le declaró simplemente, como si ella no hubiera tomado su novia y la dejara sin respiración. Ella parece haberse recuperado un poco dejando a
Bette con una verdadera sonrisa.
Bette echo la cabeza a un lado, con sus ojos muy abiertos. Ese beso, lo voy a mantener conmigo. Ella pensó para sí misma, sin embargo, Tina continuaba sonriendo antes de que se empezara a mover el automóvil.
"¿Te dicho alguna vez cuánto me encanta verte sonreír?" Le dice Bette a Tina. "Me hace sentir tan excitada en mi interior." Ella deslizó la mano hasta el brazo de Bette y le agarro la mano.
Bette beso la mano de Tina, sonriendo de nuevo. "En ese caso, no voy a parar mejor".
Los brillantes rayos de sol de medio día se colaban por las persianas, creando líneas de luz en la cara de Bette, brillando directamente en sus ojos. Ella cambió de posición sintiendo un peso en su brazo izquierdo. ¿Qué es esto? Entró en pánico, tallándose uno de sus agotados ojos. La primera cosa que vio fue la cara de Tina, y la sentía exhalar en su pecho. De repente, recordó todo lo que había pasado. Estuvieron besándose en la cama, Tina le dijo a Bette que la amaba, y después cayeron dormidas. Bette lentamente abrió su otro ojo, sonriendo mientras veía a Tina dormir…Me dijo que me amaba…
Ella escuchó ruidos en el pasillo de entrada de la casa de Alice, puertas abrirse y cerrarse, y personas hablando. Trató de mover su ahora brazo muerto que estaba debajo de Tina, fue fácil, pero Tina estaba intensamente abrazada a la cintura de Bette. “¿A dónde vas?” murmuró aun medio dormida.
"Buenos días” Bette besó a Tina suavemente y ella lentamente abría los ojos.
“Buenos días” Tina sonrió besando también a Bette. “aliento de dragón”
Bette, juguetona, lanzó un grito muy bajo, cubriendo su boca con su mano libre. “yo no tengo aliento de dragón”
“claro que sí”
“¿sí?, bueno, tu tampoco hueles tan bien” Bette le plantó un beso suavemente. “pero te besaré de todas maneras"
Tina cerró los ojos y recostó su cabeza en el hombro de Bette. “¿Qué hora es?”
“no tengo idea, pero ha de ser al menos medio día”
“fantástico” Tina renegó, dándose la vuelta en la cama.
“¿Tee?” Bette dijo “no siento mi brazo”
“¿qué?” Tina vio a Bette confundida, después se dio cuenta de que lo que le estorbaba era el brazo de Bette. “ay carajo, perdóname” Tina se quitó de encima sobándose la espalda antes de sobar el adormecido brazo de Bette. “¿ya puedes sentir algo?”
Por mucho que Bette quisiera, no podía sentir las manos de Tina. Tal vez era lo mejor, un segundo después, Alice irrumpió en la habitación. “¡pajarillos enamorados! Despierten!”
Bette y Tina desviaron la mirada. “¿Cómo le haces para siempre interrumpir en el momento menos indicado?” Bette preguntó, tratando de doblar su brazo adormecido.
Alice se encogió de hombros. “es un don” se dirigió hacia la ventana y subió la persiana, haciendo renegar a las chicas, pero miró hacia el alboroto en la entrada. De repente lanzó tremendo grito y Bette y Tina se sobresaltaron.
“que, que…!?” Tina gritó alarmada.
“santo dios!”. Alice gritó, saliendo del cuarto.
Tina se levantó y corrió hacia la ventana, cubriendo su boca con las manos. Bette fue un poco más lenta, arrastrando su brazo con ella mientras se deslizaba por la cama. Su brazo colgaba inmóvil a su costado. “que pasa?”
Tina volteó sonriendo “el servicio de limpieza”.
Eso sobresaltó el paso de Bette, apresurándose hacia la ventana lanzando un grito apagado al ver las tres brillantes y rojas camionetas fuera de la casa de Alice. Una de ellas estaba en diagonal, dándole una clara vista del nombre de la compañía: Servicio de Limpieza de Grandes Desastres. Debajo del nombre de la compañía estaba una foto de un hombre vestido con un overol blanco barriendo un monstruo azul con su escoba. La basura volaba de los brazos del monstruo, su boca abierta en una gran “O” mientras era borrada. Bette volteó hacia el techo, aparentando llorar. “oh gracias a dios”
Después la sensibilidad regresaba a su brazo.
“Auuuuuch!!!”
“santo cielo! Sabías que eres mi héroe?!” Alice gritó antes de saltar sobre Dana, haciéndolas caer a ambas sobre la cama que ambas compartieron la noche pasada. (Con su ropa puesta, ya fue mucho desaliento de Alice…perdón gente “).
“Gracias…Bette” Dana rió.
Alice empujó a Dana, mirándola con enojo y confusión. “Bette?”
Dana rió aún más fuerte, dándose cuenta de lo que había dicho. “Mentira, tontilla”
“eres el viento debajo de mis alas!” Alice Gritó, cayendo sobre Dana otra vez, y ambas chicas rieron.
“Gracias, gracias!” decía emocionada mientras la besaba una y otra vez por toda la cara.
“hey Al, tal vez querrías dejar entrar a los muchachos antes de que sea hora de marchar” Tina dijo desde la puerta principal, riendo presuntuosamente viendo como Alice ahogaba a Dana con más besos.
Alice miró a Tina. “porqué tu no abres la puerta?”
“porque no es mi casa” Tina sabía que era una mala excusa, pero ella quería hablar con Dana a solas por un segundo.
Alice subió la mirada, apartándose de Dana. “esta bien, probablemente debería estar sacando gente borracha de cualquier manera” y besó a Dana una vez más. “adiós barbará”
Tina caminó sobre la cama mientras Alice se iba, dejándose caer junto a su amiga. “Barbará?”
“Hershey…da igual” Dana agitó la mano en señal de cambiar el tema. “donde está Bette?”
“tratando de recuperar la sensibilidad en su brazo”. Tina sonrió.
Dana miró a Tina por un segundo, medio confundida. “es ese algún tipo de insinuación?” tiró un grito ahogado, abriendo los ojos exagerado. “Tina!”
“Hey tranquila. No. Me quedé dormida sobre su brazo, eso es todo”
“Oh” Dana hizo como si limpiara el sudor de su ceja.
“De hecho… eso no es todo” Tina se puso justo enfrente de Dana, y ella le siguió sentándose bien.
“anoche le dije a Bette que la amaba”
“Qué?!” si era posible, los ojos de Dana se abrieron más que antes.
“ese es un gran paso Tina!”
“ya sé” Tina posó su cara sobre sus manos por un segundo. “pero fue de verdad” dijo mientras se tallaba la cara una vez más antes de mirar a Dana.
Dana pensó que su corazón se iba a detener. Solo hace unas semanas, su mejor amiga en todo el mundo era hetero, tenía un novio en potencia de éxito y no había considerado ni una sola vez tener algún sentimiento por una niña. Al menos no que Dana supiera. Ahora ella estaba enamorada de Bette? “Estás segura?”
Tina asintió con la cabeza lentamente. “estoy segura. Sé que suena como a locura por el momento, pero estoy segura. Ella me hace sentir segura”
“el amor significa mucho más que sentirse segura”
“lo sé” Tina interrumpió a Dana. “pero no lo entiendes, desde que mi padre murió, no me había sentido segura, ósea…no me había sentido como si todo estuviera bien. Caer dormida en sus brazos anoche, fue el momento en que más segura me he sentido. Sentí que por una noche todo en el mundo entero estaba en su lugar. Y despertar en sus brazos esta mañana, supe que ella también me amaba. Se siente como…” Tina buscaba por la palabra correcta.
Dana escuchaba, curiosa. Nunca había visto a Tina así antes. Parecía como si fuera realmente feliz. Como si estuviera enamorada. Lágrimas de felicidad empezaban a brotar. “se siente como qué?” dijo Dana tratando de no sonar muy emocional.
Tina ni en cuenta. Ella estaba muy ocupada en su mundo de amor. “en casa”
“Casa…tremenda frase” Dana dijo, riendo mientras Tina se frotaba un brazo. “y tu quien eres? Madonna?”
“Es de verdad! Cuando estoy con Bette, sé que es exactamente el lugar donde quiero estar. No quiero estar en algún otro lugar más que en sus brazos” pasando sus dedos a través de su cabello, suspirando “estoy enamorada”
Dana asintió con la cabeza, sonriendo cálidamente a su amiga. “sí, lo estás” luego bajó la mirada, jugando con el edredón. “Así que esto significa que se lo dirás a tu mamá y a Sam”
Bette apareció en la puerta antes de que Tina tuviera oportunidad de responder. “hey Dana, Alice te necesita allá abajo”
“Para qué?”
Bette se encogió de hombros “Crees que necesite una razón?”
Dana sonrió, moviendo la cabeza. Después miró a Tina. “quieres que sigamos hablando de este…reciente suceso…después?”
Tina frunció el ceño por un momento antes de volver en sí. “Tal vez” y le dio un gran abrazo a Dana. “gracias por escucharme”
“Para eso estoy” Dana se levantó. “mejor voy a ver que necesita” tomó la mano de Tina y le dio un apretón antes de irse. Sonrió a Bette mientras se iba.
Tina se levantó también. “como sigue tu brazo?”
Bette lo agitó en el aire “como nuevo”
“Eso es bueno” se acercó a Bette, rodeando su cuello con sus brazos,
mientras Bette rodeaba con sus brazos la cintura de Tina.
“Escuché lo que dijiste” Bette susurró, besando a Tina justo detrás de la oreja.
“oh si? Que tanto escuchaste?”
“Suficiente como para decirte que yo me siento exactamente igual. No hay otro lugar en el que me gustaría estar más que aquí”
“En el cuarto de Alice?” Tina bromeó, riéndose de su propio chiste.
“En tus brazos” Bette corrigió. “te amo también” tanto que apenas puedo respirar.
“Crees que estamos yendo demasiado rápido?”
Bette movió la cabeza. “no” preocupada de repente retomó. “porqué? Tu si?”
Sintiendo la preocupación de Bette, Tina movió la cabeza también.
“No” besó a Bette gentilmente. “creo que estamos yendo a la velocidad indicada”
“Es bueno” jaló a Tina y la abrazó. “Tee? Le dirás a tu familia sobre nosotros?” Bette sintió un poco tensa a Tina. Oh no! Tal vez no debí de haberle recordado eso.
“No…no lo sé” Tina dijo, mientras le recorrían un millón de pensamientos por la cabeza. Qué pasaría si les decía? Cómo reaccionarían? Gritarían? La mandaría a un lugar lejano? Le prohibirían volver a ver a Bette? O la aceptarían? La seguirían amando sin importar nada más? Decepcionaría a su madre y volvería loca a su hermana? “no lo sé” repitió abrazando a Bette mucho más fuerte.
“No tienes que decidirlo en este mismo segundo” Bette dijo tocando la espalda de Tina. “haz lo que te haga sentir más cómoda. Yo estoy de acuerdo en mantenerlo en secreto por ahora”
“Lo sé. Pero algún día no lo estarás.”
“Pero eso no será hoy. Ni mañana. Ni en una semana. Así está bien Tina. Se lo difícil que es salir del closet con tus padres. Mis resultados fueron mucho menos que favorables, como lo podrás notar”
Tina se alejó de Bette. Pero no la dejó ir. “se lo dirás a tu padre?”
“No hasta que se lo digas a tu familia” besó a Tina otra vez. “está bien?”
Tina asintió con la cabeza, con cara de preocupación. Bette sabía por qué estaba así, pero prefirió no hablar. “porqué no bajamos y vemos como va la limpieza?”
“Está bien” Tina sonrió a Bette.
“Haces esto seguido?” Shane preguntó a Carmen, levantándose del piso y estirándose.
Carmen se levantó del sillón, tallándose sus cansados ojos. “sigues aquí?”
“No respondiste a mi pregunta”
Carmen movió la cabeza, algo irritada. “cual fue tu pregunta?”
“Haces esto seguido?”
“Que si hago esto seguido?”
“Dormir donde trabajas”
Carmen le dio a Shane un “estoy muy cansada para esto” la miró y simplemente dijo “sigues aquí?” se puso de pie estirándose. “maldición, ese sofá estaba duro”
“Donde más podría estar?” la voz de Shane aumentó de volumen conforme se ponía de pie también. “nunca me voy de una fiesta sin un número telefónico, y no lo tengo aún”
“Bueno, hay una chica ebria en aquella esquina. Estoy segura de que la puedes convencer” Carmen apuntó a la esquina de la sala, donde una semiconsciente chica estaba apenas sostenida contra la pared, que lentamente se tallaba los ojos. Carmen tomó a Shane por los hombros y la giró en la dirección de la chica borracha, dándole un enérgico empujón. “buena suerte” Carmen se volteó y se fue en busca de sus cosas.
Shane se enojaba mientras veía a Carmen caminar alejándose de ella.
Bette y Tina caminaron hacia la cocina justo a tiempo para ver a Alice sobre Nadia, quien esta medio dormida en el suelo, justo donde Tina la había dejado. Dana se sentó sobre la barra, balanceando los pies como una niña desesperada. “la vas a despertar o te le quedarás mirando boquiabierta todo el día?”
Alrededor de ellas, hombres vestidos con uniformes blancos limpiando, tallando, aspirando, desempolvando, y puliendo todo. Ninguna esquina había sido olvidada. Alice trató de ayudarlos por el pasillo sacando a los que seguían ahí, y ya casi estaba terminado todo en el interior, por excepción de Nadia.
Alice estaba ahí parada, ladeando la cabeza mientras miraba a Nadia, quien estaba tirada toda torcida. De la cintura para arriba estaba boca abajo, y la otra mitad estaba de lado. “no sabía que se pudiera contorsionar de esa manera” Alice dijo, preguntándose porque Nadia no le había revelado esos talentos mientras habían salido.
Dana sintió que los celos volvían a aparecer. “apuesto a que se sentirá adolorida cuando se despierte…si es que llegas a despertarla”
Alice le lanzó a Dana una mirada enojada. “está bien, está bien”
“Que pasa?” Tina dijo, accidentalmente tropezando con uno de los hombres que limpiaban, disculpándose mientras seguía caminando hacia Alice y Dana, con Bette no muy lejos detrás de ella.
“Alice está admirando su nuevo adorno de cocina” Dana apuntó a Nadia, “hermoso, no?”
Los ojos de Bette se desviaron mientras fruncía el ceño. Esa es la loquilla que besaba a Tina anoche. “necesitas ayuda para despertarla?” Bette le preguntó a Alice, sonriendo de repente.
Alice movió la cabeza. “no” pero ya era demasiado tarde.
Bette alcanzó debajo de la barra un par de tapaderas de cacerolas y se agachó justo detrás de la oreja izquierda de Nadia. Tina trató de detenerla. “Bette no…” pero su súplica no fue escuchada. En un movimiento rápido hizo chocar las tapaderas.
BAAAAAAAAANNNNNGGGGGGGG!!! “LEVANTATE!!!”
Tina y Dana se encogieron estremecidas, y Alice cubrió sus oídos.
Nadia se levantó inmediatamente, gritando “QUE DIABLOS!”
“Hora de levantarse!” Bette dijo, dejando caer las tapaderas haciéndolas caer contra el piso. Ella sabía que Nadia tendría una resaca y no tuvo piedad de la pobre chica. Bette estaba ahí, y aplaudiendo dijo “vamos! Arriba arriba!!!”Caminó hacia la ventana y levantó la persiana, cegando a Nadia con el sol de medio día, su voz estaba un par de decibeles más alta que lo necesario. “es un hermoso día afuera y deberías estar disfrutándolo!”
Nadia se sentó en el piso, su cabeza hundida entre sus hombros, sus ojos apenas abiertos, mirando alrededor, “donde estoy?” ella balbució débilmente, seguido de un “voy a vomitar” ella inmediatamente se puso de un bello verde oliva.
“Oh oh” Dana dijo, brincando de la barra.
Tina, quien tenía un ojo cerrado por todo el alboroto, dio un paso atrás hacia Dana y cerró el otro ojo, protegiéndose con la mano.
Nadia vomitó sobre todo el piso de la cocina de Alice.
Bette, aún sosteniendo la persiana, desviando la mirada en disgusto. Carmen escogió el peor momento para entrar. “hey, ya me quiero ir, así que…santo cielo…que ” dijo, poniéndose una mano sobre la boca. Se volteó, y sin decir nada se fue.
Uno de los hombres de limpieza vio el desastre y sacó un radio de su bolsillo. “si, tenemos una situación de “regurgitación” en el área de la cocina. Traigan muchos fluidos de limpieza” él le echó un vistazo a Nadia, quien limpiaba tontamente su boca. “hay una gran probabilidad de que haya una “recurrencia” ” después siguió su camino.
Bette caminó de la ventana hacia Dana y Tina, con una sonrisa victoriosa en su rostro. Dana tampoco pudo ocultar su sonrisa, pero Tina las miró feo a las dos. “qué?” Bette preguntó inocentemente y Tina movió la cabeza en desaprobación.
“Eso no estuvo nada bien”
Alice lentamente ayudó a Nadia a ponerse de pie. “tú te quedas aquí, llamaré un taxi”. Cuando se fue, Nadia se inclinó y empezó a caer!” Alice gritó, riendo mientras volvía a poner de pie a la chica. “alguna de ustedes chicas quiere ayudarme?”
Ni Bette o Dana se movieron, y Tina movió su cabeza en desaprobación otra vez. “yo te ayudo” ella dijo, viendo a su amiga y novia desafiantemente antes de caminar hacia Alice y Nadia.
Bette sintió como le subía el calor a sus mejillas. “Tina…”
Tina sacó su celular y puso una mano en alto, silenciando a Bette. “cuál es tu dirección?”
Nadia se quedó mirando a Tina por un segundo, con los ojos apenas abiertos. Después ella sonrió. “te recuerdo”
Tina sonrió avergonzada. “no cariño, tu recuerdas a Alice”
Nadia vio a Tina y después a Alice, quien la sostenía en sus hombros y sonrió. “oh si… hola Alice!” y arrastrando las palabras dijo. “donde está Débora?”
“Dana!” Dana gritó, moviendo una mano en el aire. “y estoy aquí!”
Bette se cruzó de brazos, mirando a Tina. Lo que Tina pudo haber hecho fue quitar a Nadia de las manos de Alice y juguetear con ella, pero en lugar de eso, ella tomó la actitud más madura. Ella sabía que Tina estaba tratando de discutirle sin echarle a Nadia en su cara…y a Bette le gustaba eso.
Ella también sabía que iba necesitar dar unas disculpas.
“Dirección!” Tina dijo, marcando al servicio de taxi.
Alice respondió por ella. “725 Cadman Road, verdad?”
Nadia asintió con la cabeza lentamente, eructando. “no me…siento bien”
“Santo dios!” Alice giró a Nadia inclinándola sobre el fregadero, desviando la mirada mientras Nadia tenía su “recurrencia”
“…si, Cadman Roadman. Sí” Tina asintió, mordiéndose una uña. “está bien. Gracias” ella colgó volteando hacia Alice.
“Ellos estarán aquí dentro de veinte minutos”
“Gracias T.K.” Alice enfatizó las iníciales de Tina, mirando a Bette y Dana, quienes estaban paradas a un lado, mirando avergonzadas.
Nadia se enderezó un poco seria. “hey como te sientes?”
“Mejor” dijo Nadia. “mi boca sabe a mierda”
“Mejor, pero no creo…” Alice asintió. “vamos a limpiarte” ella dirigió a Nadia hacia el baño de abajo, echando una última fea mirada a Dana antes de salir del lugar.
Bette se arrimó a Tina, quien frunció el ceño. “Tee…”
Tina movió la cabeza en desaprobación. “deberías de estar avergonzada de ti” la miró y pasó los ojos a Dana. “tú también”
“Perdón” Dana dijo, bajando la mirada a sus zapatos.
“Te estás disculpando conmigo?”
“Tienes razón…iré a buscarla” Dana rápidamente salió de la cocina.
“Tina--” no hace más de cinco minutos se estaban confesando su mutuo amor, y ahora eso? De verdad iban a pelear?
“Ahórratelo” Tina dijo. “mira, se que ayer que la viste besándome sentiste celos” ella susurró, completamente consiente de los hombres de la limpieza alrededor de ella. “pero pensé que habías dicho que lo habías superado”
“Lo he hecho, de verdad”
“Claramente no”
Bette pasó una mano entre su cabello, “no sé qué pasó, la vi y…me volví loca. Perdóname. Me disculparé con ella tan pronto como salga del baño”
Tina miró a Bette suspirando. Parpadeó lentamente y una cansada sonrisa se formó en sus labios. “que haré contigo?”
Bette sonrió un poco también, esperando haberlo arreglado. “no sé. Te pido disculpas por haber sentido celos…no te enojes. Estas molesta?”
“No”
De repente uno de los hombres de limpieza se acercó a ellas. “disculpen señoritas, pero de verdad necesitamos limpiar esta área. Si tan solo ustedes…”
“Leyó mi mente” Bette reconoció al señor sin despegar la mirada de Tina. Bette tomó por el brazo a Tina y se fueron de la cocina. Bette tenía toda la intención de volver a la habitación, pero Tina se detuvo en el vestíbulo.
Sacó su celular y miró la hora, eran casi las dos de la tarde. “probablemente debería irme a casa” Tina dijo triste.
Bette frunció el ceño, sabiendo que si Tina se iba, no podrían seguirse besando. “de verdad?”
“Si, mi madre me llamará en cualquier minuto para decírmelo. No le gusta que me quede en algún lugar por mucho tiempo”
“Quieres que te lleve?” Bette le preguntó a Tina asintiendo. Ella quería aprovechar cualquier minuto junto a Tina.
Ella tomó la mano de Bette y le dio un apretón mientras decía. “subiré a la habitación por mi mochila”
"¿Quieres conducir tú?" Bette le pregunto a Tina. Sea cual sea el tiempo que podrían tener juntos ella quería.
Ella tomó la mano de Bette y apretó ella, balanceándose un poco como ella dice, "Voy a ir arriba a traer mi bolsa. Vas y te disculpas. "Tina deslizó su mano de la Bette, deja que sus dedos se toquen sólo durante unos pocos segundos antes de romper completamente el contacto.
Bette vio salir a Tina, suspirando. ¿Cómo exactamente le hice, tengo tanta suerte? Ella pensaba y fue a buscar a Alice y a Dana y buscando que Nadia estuviera mejor, salió del pasillo. Bette tenía que tragarse su orgullo y sus celos el tiempo suficiente para forzar una sonrisa y extender su mano. "Estoy... lo siento por la forma en que te desperté." Ella dijo, aunque casi entre dientes.
Nadia miró la mano de Bette y luego encogió. "Oray".
Alice no pudo evitarlo. " las mejores amigas de nuevo?"
Bette cerrado los ojos, apretando su mandíbula, haciendo caso omiso de la observación de Alice. "Bien." Ella susurró, volviendo hacia las escaleras.
Afortunadamente, Tina venia descendiendo y Bette le sonrió, dejando a un lado su repentina ira.
"Oye, te sientes mejor?" Tina preguntó cuando llego a donde estaban.
Nadia asintió. "No te conozco de algún lado?"
Tina sacudió su cabeza. "No."
Nadia siguió mirando a Tina por un rato. "Oh." Entonces, se escucho un claxon en el exterior de la casa.
"No es su taxi". Dana dice, corriendo hacia la puerta. Ella abrió, y por supuesto, el taxi estaba allí.
Alice llevo a Nadia a la puerta. " adiós!"
Nadia caminaba hacia afuera y hacia abajo, tratando de ir despacio y trastrabillando un poco. "Adiós Alice, todos... Dina!"
"Dana! Es... oh lo olvide”. Defendiéndose le dice Dana, entonces, Nadia se había ido.
Tina se dirigió a todas. "Yo mejor me voy".
"No, Tina espera…?" Alice pregunta, sinceramente decepcionada.
"Sí. Mi mamá no tarde en extrañarse de que no he llegado, y puede pensar cualquier cosa. "
"Es cierto". Dana dice de acuerdo.
"Voy a llevarte a casa." Bette dice, sacando las llaves de su bolsillo. "Voy a volver a recoger mis cosas está bien".
"Está bien." Dice Alice, y le da un abrazo a Tina. "Gracias por toda tu ayuda! Estuvo bueno, ¿verdad? "
"Sí." Dice Tina, y se libera de abrazo de Alice y le dice a Dana "Háblame más tarde".
"Muy bien". Dana asintió.
Tina dijo adiós y se protegió sus ojos del sol. Camino a lo largo de la calzada hacia el auto de Bette, ella notó que Carmen estaba guardando sus cosas y Shane la estaba ayudando. Ella caminó hacia ellas. "Hey, señora DJ Usted es grande, es muy buena en verdad".
Carmen sonrió, mientras colocaba una caja de registros en la parte trasera de su camioneta. "Gracias, te agradezco que le hayas dicho a tus amigas de que te gusto como soy de DJ"
Tina se rió. "No hay problema." Ella esperaba dentro, y se sorprendió al ver platos allí. "Oye, no han venido aquí los de la limpieza?"
"Tengo algunos de los muchachos de limpieza que nos están ayudando. Son como robots”.
Tina asintió. Luego, Shane caminaron hasta ellas, luchando con otra caja de registros. "Shane Hey, ¿qué estás haciendo aquí todavía?"
"Esa es la misma pregunta que he estado haciéndole... en la última hora." Carmen declaró rotundamente, y Shane gruño.
"Estoy ayudando a cargar tus cosas". Shane dijo, bajando la caja en la parte trasera de la camioneta. Ella le lastimaba el sol, y saco sus gafas de sol de sus bolsillos. "Este camino es demasiado brillante para mí".
Carmen desvió sus ojos, pero su mirada observo a Shane de todos modos. Shane parece olvidarlo, y busca con sus manos en sus bolsillos, ya que busco en los de adelante y ahora buscaba en la parte de atrás.
"Bueno, adiós. Asegúrese de que Alice les paga bien. Te veo en la escuela Shane. "le dice Tina y se aleja.
Shane se enderezo de inmediato, y con sus labios apretándolos ella murmuró, "carajo" en virtud de que le dijo eso. Carmen sonrió ampliamente.
"La escuela ¿eh?" Yo no sabía que eras una niña de escuela.
Shane no responde. En cambio, saca su cigarro de su bolsillo trasero y lo enciende. Carmen sacudió su cabeza, riendo. "¿No estás demasiado joven para ?" Sin embargo, como no recibe ninguna respuesta. "Oh vamos muchachita, eso es evidente. Te ves como de doce”.
Shane le mando una mirada a Carmen queriendo matarla, pero sus lentes del sol lo pudieron ocultar. Ella no dijo nada, fumo de su cigarro, y apretó sus nudillos de su otra mano. Ella actuó como si nada hubiera pasado, como si lo que Carmen le dijo no le hubiera molestado y se alejó.
Carmen miro la indiferencia de Shane y se sintió mal. Como Shane comenzó a alejarse, fue hacia ella y la siguió. "Hey, lo siento." Shane se detuvo y se volvió a Carmen y sonrió. "Tú no te ves como de doce. ¿Qué edad tienes? "
"¿Qué edad tienes?" Shane murmuro, con su cigarro en su boca.
"Yo pregunté primero."
Ella suspiró, mirando hacia afuera antes de exhalar el humo. "Dieciséis". Carmen asintió, contemplando algo. "Ahora tu dime".
"Diecisiete. Van a ser dieciocho en unos pocos meses”.
"H m..." Shane exhalado un poco más de humo. "Soy mayor".
"Si está bien, pero no estoy contigo". Le dijo Carmen y se dirigió a su coche.
"Todavía no, por ahora". Shane murmuro lo suficiente como para escucharse a sí misma. Ella caminaba de vuelta para ver a Carmen cerrar la parte de atrás de su camioneta. "Entonces, eso es todo ya está cargado todo y listo?"
"Ah, ¿eh. Ahora todo lo que tienes que hacer es cobrar. "Ella caminó hasta la casa y en el interior, se dirigió a donde estaba Dana y Alice estaban de pie en medio de la sala que estaba de una forma impecable. "Oye jefa, estoy lista para irme." Carmen dijo, caminando hacia Alice.
Alice la ve medio mal. "Oh, sí. Uh... ¿cuánto te debo? "
Carmen miró con un ojo mientras se frotaba la parte inferior de su barbilla con las puntas de sus dedos. "Yo diría que... 1200”.
Ambas Alice y Dana abrieron los ojos de más. Alice parecía que le faltaba el aire. "¿Perdón?" Ella tosió, y se rio con incredulidad. "Dijimos que eran 500."
Carmen asintió. "Sí, y luego de que ayer por la noche te salve de un problema, tu deberías de pagarme doble. Eso fue grandioso. Entonces, hubo la pelea y se daño algo de mi equipo, y se puso a mirar alrededor seria cuatro de a cien menos, pero estoy dispuesta a que sean dos de a cien porque me deje dormir aquí y bebí cerveza. "
Alice tenía el labio superior rígido, y Dana sonrió, sacudiendo la cabeza. "Ya te tienes que ir".
Alice movía sus ojos de un lado a otro. "Voy a ser derecha contigo." Ella murmuro, "Yo y eso de hablar de mas..." lo suficientemente fuerte para que todo el mundo escuchara.
Dana, Shane y Carmen estaban en silencio, hasta que regresó Alice, con un fajo de dinero en la mano. "Aquí esta." Ella dijo, y le entrega a Carmen el dinero. "Está todo ahí, no quiero engañarte."
"Oray". Murmuro Carmen, contándolo de todos modos. Después de tres veces contarlo, los doblo y lo coloco en lo más profundo de sus jeans. "Es un placer hacer negocios contigo." Ella extendió su mano y sonrió.
Alice la extiende y la agita. "Igualmente, me ayudaste mucho. Te daré una llamada, si necesito de nuevo tus servicios”.
"Bien." Carmen dice, soltando su mano. Después se despidió de Dana y de Shane, cuando ella se dirige hacia la puerta, era casi seguro de que Shane la iba a seguir, pero ella se quedó atrás, hablando con Alice. Por último, pensó... Para su propia sorpresa, Carmen se dio cuenta de que se sentía decepcionada.
Ella subió a su camioneta y miro por el espejo retrovisor para asegurarse de que nadie estaba caminando detrás de ella. Ella comenzó a ver que Shane se acercaba, a pie de la casa de Alice hacia abajo de la calzada, con una gran sonrisa en su rostro. Carmen miro por la ventanilla, y curiosa pensó porque ella se veía tan feliz de repente. "Oye, pensé que nunca me dejarías ir sin pedirme mi número de teléfono".
Shane se detuvo y le dijo. "Yo..." Ella agitó su mano, que traía algo en ella y la dirigió a Carmen. "Voy a llamarte más tarde".
Carmen abrió los ojos muy sorprendida. "¿Dónde conseguiste mi número?" Ella casi gritó, asombrada.
"Su jefa me lo dio, la que te empleo". Shane dijo simplemente y se fue antes de que Carmen pudiera tener la oportunidad de reaccionar.
Carmen vio a Shane salir, y para su sorpresa una vez más, le dio risa y se sentía
emocionada....
Bette manejo más lento, ella quería hacer tiempo, con el deseo de estar más tiempo con Tina. Sentía en el trayecto, una gran depresión y la ansiedad había llenado su estómago, ella quería detener el automóvil y abrazar a Tina, abrazarla hasta que ella no pudiera respirar y nunca dejarla ir. Tina estaba a unos centímetros de distancia en el asiento del pasajero y la sentía demasiado lejos.
Ella pensó que podría conducir con ella en su regazo.
Tina sentía de la misma manera. Ella no quería en este momento irse del lado de Bette. Lo que quería era agarrar el volante y llevar a Bette a uno de sus lugares secretos, incluso si sólo fuera por cinco minutos. Ella decidió ceder a ese deseo. "Bette, espera".
Bette frenado por la luz roja y espera a Tina. "¿Qué?"
"No quiero ir a casa todavía. Llévame a uno de nuestros lugares”.
La sonrisa de Bette no podría haber sido más amplia. "¿Cuál?"
"No me importa".
Bette echado su cabeza atrás y le hizo un guiño, oprimiendo el acelerador al dar la luz verde. "Sí…".
Dana se sentó en un lado de la mesa, su mentón descansaba firmemente en la palma de su mano, mirando con leve distracción como Alice se reunía con todos los limpiadores para darles su próxima tarea.
Alice vio sobre la mesa barajas, cartas. "Estas imágenes muestran, en detalle, cómo con cada uno de estas cosas como es mi madre, estatuas, jarrones caros y los platos, y cualquier otra cosa... todo se ha colocado en su lugar nuevamente".
Permanente en un semi-círculo detrás de ella los hombres del servicio de limpieza, deseosos de emprender este nuevo desafío. Esto era nuevo para ellos, y ellos estaban dispuestos a hacer cualquier cosa para asegurarse de que su trabajo estaba hecho correcto. Ellos murmuraban emocionados como niños en la escuela, señalando, recogiendo las zonas que querían para sí mismos, en silencio luchando el uno con el otro. "Quiero esa mesa de café... voy a tomar el mantel para colocarlo encima de la chimenea del primer piso... no quiero que un...! ... No que no, son las habitaciones de arriba..."
"Señores, señores por favor!" Alice gritó, colocando sus manos en su cara, para silenciarlos. "Hay mucho que limpiar para todos." Ella bajó sus manos. "Si ustedes me siguen al garaje, les mostraré dónde están las cajas. Todos están etiquetados específicamente, por lo que no habrá confusión. Estoy seguro de que no tengo que decirles lo cuidadosos que debes de ser. "Los hombres asintieron, asegurándole a Alice que iban a tener la mejor atención.
Alice salió, y al igual que una línea de hormigas los hombres se marcharon después de ella. Dana se quedo sentada, riéndose de sí misma y ella sacudió la cabeza. Unos momentos más tarde, regresó Alice, diciéndole en broma algo a Dana y le dio un abrazo de oso. "No sé si estás cansada de esto, pero gracias!"
"Eres ". Dana le dice, y toca la frente de Alice.
Alice se mueve hacia atrás para quedar libre. "Entonces, ¿después de esto, como voy a pagarte lo que has hecho por mí lo juro. Haber encontrado un servicio de limpieza tan excelente, y lo de Carmen también se me fue la mano sobre los fondos”.
Dana rió. "Tú no tienes que pagarme nada. Considéralo esto como un regalo. "
Una sonrisa se dibuja en la cara de Alice y vuelve su cabeza a ver a Dana. "Un regalo? ¿Por qué motivo me permito preguntar? "
"No hay motivo. Es más como un presente para ti…gracias ".
"Gracias a mí por qué?"
Dana miro rápidamente la zona para asegurarse de que nadie estaba allí, y luego siguió. "Por ser tan dulce... por ser tan paciente y comprenderme, por ser la persona que eres." Dijo dándole besos rápidos a Alice.
Alice sonrió como local. "H ... debo de ser asi más a menudo."
"Si en ese sentido, estoy de acuerdo."
Alice sonrió, y toco a Dana con su codo. De repente, algunos de los chicos de limpieza pasaron llevando cajas al comedor. Alice se disparó como un cohete, dejando a Dana parada. Dana se quedo quieta, y con los ojos muy abiertos. Alice se rió un poco, sacudiendo su cabeza. "Oye, ¿Por qué no seguimos esta conversación en privado?" Ella le dijo y miro hacia su dormitorio.
"Absolutamente". Dana asintió.
Bette se había decidido por el lugar más cerca y terminaron allí. El día estaba muy soleado, pero estaba desierto no había casi gente y eso le gusto más. Ellas estaban en la parte delantera del auto, absorbiendo el sol en silencio.
Bette se sentó con Tina descansando entre sus piernas y la espalda de ella sobre el pecho de Bette. Ella envolvió sus brazos alrededor de Tina, abrazándola muy fuerte. "Yo podría abrazarte siempre, ¿lo sabes?" Ella le susurró a la chica rubia al oído, besando suavemente por debajo de su oreja.
Tina no responde, pero suspira profundamente. A su juicio, siente las lágrimas, y una logró escapar de su ojo cerrado, deslizándose hacia abajo por su mejilla. Que viajaron por su cara, y pasaron de frente por su barbilla y aterrizaron en la muñeca de Bette y ella se alarmo.
"T? T... ¿Estás llorando? "Ella se movió y miro a Tina como mejor podía. Otro lagrima en cascada hacia debajo de su mejilla, golpeando mas el antebrazo de Bette. "Oye". Susurró Bette besando suavemente la mejilla de Tina. "¿Qué tienes que pasa…?"
"No sé". Susurró Tina, Bette la abrazo mas. "Me gusta cuando me mantienes así, cuando me abrazas pero yo odio cuando me sueltas. Yo no quiero irme de tus brazos nunca”.
"Yo no, nunca te voy a dejar". Bette rápidamente le prometió, alarmada. ¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué estas llorando Tina? "Baby, dime que pasa que está mal".
"No lo sé." Tina repite, riéndose a través de sus lágrimas. "Yo... me di cuenta de lo importante que eres para mi, por lo que paso anoche. Quiero decir, que te dije que te amaba”
"Y Te amo demasiado". Bette la interrumpió, su corazón empezó a acelerar su ritmo. Por favor, por favor, dime cual fue el error. Por favor.
"Pero no puedo decirle a mi familia. Estoy tan asustada. "Su voz sonaba como una niña pequeña e indefensa.
Bette abrazo a Tina más cerca, susurrando. "Pero bebé, ya hablamos de esto. Te dije que estaba bien que no les digas todavía. No me importa mantenerlo en secreto”.
"Sé que no te importa." Tina le dijo a Bette. "Es que... me duele cuando tenemos que actuar como amigas en torno a otras personas, cuando todo lo que quiero hacer es besarte, y quiero que me abrases." Ella lloro de nuevo. "Es una locura, y soy tan estúpida. Odio que tengamos que fingir, pero tengo un maldito miedo a decirle a mi familia”.
Bette escuchaba a Tina. Ella sabía cómo se sentía el tener miedo a salir del armario. Ella sabía la lucha interna que tenia. Ella también conocía esa experiencia, pero había tenido un buen resultado. ¿Por qué debería ser tan difícil? Los padres se supone que aman a sus hijos, así que no debe de importarles qué.. ¿Verdad? En un mundo perfecto...
Ellas sabían historias de personas que cuando lo hicieron se volvieron indeseables para su familia. Por gustarles gentes de su mismo género. No importa que fueran la misma persona en ambos sentidos. Que su aspecto y su existencia fueran la misma. Había familias que no reconocían sus vidas, como si ya estuvieran muertas.
Bette no cree que Amy y Samantha Kennard tratarían a Tina de esa manera, pero no las conocía lo suficientemente bien como para estar segura. Tina obviamente no estaba suficientemente segura para decirles.
Tina se acerco a la frente de Bette y lloro nuevamente. "Lo siento. No sé por qué estoy actuando como una loca”.
Bette sacudió la cabeza, y con su mano se acerca a la cara de Tina y lentamente con su pulgar limpia las lagrimas que se deslizaron por su cara. "Escúchame T. No estás ni loca ni eres ninguna estúpida. Tú tienes temor y preocupación acerca de decirle a tu familia y te entiendo. Sé que odias tener que fingir demasiado, cuando todo lo que quiero hacer es besarme y mantenerte abrazada todo el tiempo, pero tú sabes que nunca te voy a obligar a hacer nada de lo que no quieres hacer. Estoy aquí. Estoy aquí para ti, y voy a estar aquí para ti siempre, cuando tú le digas a tu familia, si el resultado es bueno o malo. Estoy aquí para lo que sea y Te quiero. "Bette le dice a Tina y toma con sus manos su cara, la besa y siente las lagrimas saladas que manchan en cada una de sus mejilla antes de besar su boca. "Te amo, eso es todo lo que cuenta".
Tina le asintió a Bette y encontró de nuevo su boca, cierra los ojos y se inclina hacia delante, bajo su cuerpo hacia Bette. Bette la envuelve alrededor de ella con sus brazos en todo el cuerpo de Tina de nuevo, Tina descanso su cabeza sobre sus hombros cuando finalmente rompió el beso. "Te amo demasiado." Tina le susurró, sin abrir los ojos.
Bette consideró la amenaza de sus propias y próximas lágrimas, pero ellos se las trago. Se sentía tan bien con Tina, pero ella deseaba y sentía que podría hacer más. Ver a Tina así le rompió a Bette el corazón, y ella haría cualquier cosa para que se sienta mejor, pero ella sabía que no podía. Tina tenía que decidir por sí misma y Bette le daría su apoyo de cualquier manera posible.
Se sentaron allí por un tiempo, en silencio, aplacaron sus mentes, cuando, de repente, el teléfono de Tina comenzó a sonar. Ella lo saco lentamente de su bolsillo, y mirando a la pantalla. "Es mi madre." Dijo antes de responder. "Hey Ma." Ella trató de que sonara lo más normal posible. "Sí... sí, estoy en camino a casa ahora. No, no la que conduce es Bette. Bien voy a estar allí en poco tiempo. Ah, ¿eh. Sí... Te quiero demasiado. Bueno, adiós. "Tina exhalo en voz alta y ella colgó, moviéndose ella a regañadientes del lado de Bette. "Hay que ponerse en marcha, vámonos".
Bette asintió y besa a Tina una vez más antes de permitir que este fuera de sus brazos. "¿Te sientes mejor?"
"Sí." Tina dice, dándole a Bette una débil sonrisa. "Gracias".
Bette beso una vez más a Tina besó antes de abrir la puerta lateral de pasajeros y ayudarla a entra al interior. Entonces, cuando estuvo en el interior, Tina hizo el primer movimiento y la agarró, besándola profundamente. Bette cerró sus ojos y sus cejas arqueadas, incluso cuando se separan y toma respiración, ella le susurró "Wowww..."
"Sólo fue un poco para recordarlo hasta que estemos juntas y podamos hacerlo de nuevo." Tina le declaró simplemente, como si ella no hubiera tomado su novia y la dejara sin respiración. Ella parece haberse recuperado un poco dejando a
Bette con una verdadera sonrisa.
Bette echo la cabeza a un lado, con sus ojos muy abiertos. Ese beso, lo voy a mantener conmigo. Ella pensó para sí misma, sin embargo, Tina continuaba sonriendo antes de que se empezara a mover el automóvil.
"¿Te dicho alguna vez cuánto me encanta verte sonreír?" Le dice Bette a Tina. "Me hace sentir tan excitada en mi interior." Ella deslizó la mano hasta el brazo de Bette y le agarro la mano.
Bette beso la mano de Tina, sonriendo de nuevo. "En ese caso, no voy a parar mejor".
Anaïs- Yujuu! me empieza a gustar el foreo
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Fecha de inscripción : 16/05/2008
Re: [Terminado] Más que un sentimiento
CAPITULO 27
El lunes en la escuela Alice era como una superestrella de rock. Todos desde 1er año hasta los grados superiores, desde el chico más guapo de la escuela, la chica geek y las animadoras, todo mundo quería felicitarla, por la fiesta mas impresionante del presente año escolar.
Así que era muy claro que Alice se había convertido de repente en la chica más popular en la escuela, lo que hizo mucho más difícil, que pudiera verse a solas con Dana. Ella ya era popular siendo que era la estrella del tenis, tina y Bette no tenían ese problema, pero Dana si era popular al igual que Alice en estos momentos y era muy difícil que las vieran sin reconocer a alguna de las dos.
Antes de la fiesta ellas podrían escabullirse al armario o al cuarto de los conserjes, pero en estos momentos no era tan fácil, todo mundo conocía a Alice y querían decirle “hola”, ella por más que quería zafarse no podía para ver a Dana y se fue convirtiendo en algo imposible. Alice comenzó salir con otras personas después de la escuela, cuando ella no estaba en lo del periódico. Fue a ver a Dana e un partido, y de inmediato fue rodeada por al menos una docena de personas. Dana casi nunca tuvo la oportunidad de estar a solas con ella. Todo el mundo quiere un pedazo de mí, Dijo en un momento dado, en broma, pero era cierto. Todo el mundo quería hablar con Alice.
Dos semanas habían pasado, dos semanas después de la fiesta de Alice, y ella seguía sigue siendo Miss Popularidad. Y Dana estaba muy frustrada.
Esa mañana en la escuela, Alice había conseguido estar fura de un grupo de jóvenes y le dio tiempo suficiente para acercarse a Dana y susurrarle al oído: "Oye, ¿cómo está mi chica favorita?"
"Oh, ¿te refieres a mí?" Dana le dijo con firmeza, y se quito de un golpe el abrazo de Alicia.
"Pero que..." le dijo Alice y vio como Dana se iba hasta llegar a la entrada de la escuela. "Hey, hey Fairbanks! ¡Detente! "Ella le gritaba y Dana obligada se giro y cruzo sus brazos y le dijo.
"¿Qué?"
Alice agarro su brazo y la llevo a un árbol, fuera del camino de todos. Ella trató de hacerla sentir bien, diciéndole: "¿Qué te pasa?" A través de una sonrisa.
"¿Qué hay de malo en mí? ¿Qué tal que no he pasado cinco minutos con usted desde su estúpida friggen parte. Uno siempre está apagado o en otras partes con otras personas. "A su juicio, su voz sube de volumen y lo llevaron hacia abajo, mirando al pasado Alice adolescentes que caminaban por verlos. Ella sacudió la cabeza. "No puedo hacer esto. No aquí. "Entonces, se volvió y de nuevo a la izquierda.
Alice alcanzado y la agarró del brazo, haciendo de nuevo su turno. "Dana espera.."
Dana le quito el brazo a Alice y le dijo... "No me toques".
"Espera, espera!" le dijo Alice tratando de que Dana se calmara. Ella sacudió la cabeza violentamente y le dijo. "Mira... Lo siento. Tienes razón, tienes toda la razón. "Ella agarró los brazos de Dana y, a continuación, Dana miró a su alrededor con nerviosismo. Esto era un toque demasiado íntimo. Una chica que caminaba cerca por esos momentos las miro extrañamente, por un minuto y puso su atención en otro lugar.
"Que quieres..." le dijo Dana. "No voy a correr, pero déjame pasar".
Alicia la mira nerviosamente y de inmediato suspira y le dice. “Tienes razón. Soy una idiota. Yo no sé qué pasa por mi cabeza. No he sido lo suficiente buena contigo, pero todo ese tiempo lo repondré te lo prometo bebe. "Ella susurró la última parte”, Dana aligero toda la tensión. "Espérame al final de la escuela y nos vamos... ... haremos algo juntas. Claro si no tienes práctica o algo así. "
"Yo no." Dana dijo, sonriendo un poco. "Te espero entonces?"
"Sí".
"Tan pronto como termine nos vamos?"
"Está bien".
"¿Lo prometes?"
Alice agarra una "x" que le cuelga en el pecho y la sostiene con su mano derecha. "Te entrego mi cruz y mi corazón y soy toda tuya hasta morir". Dana se carcajeo y Alice sonrió. "Entonces, ¿estamos bien?" Asintió Dana, a lo que Alice exclamó: "¡Increíble! Escucha, tengo algunas cosas que hacer en el periódico, pero lo hago rápido y te alcanzo y nos vamos… "
"Inmediatamente después de que terminemos la escuela!" Dana terminó su oración por ella.
Alice asintió, guiño un ojo a Dana y se alejó.
Dana suspiró, viendo como se retiraba la rubia. De repente, sonó la campana y comenzaron a salir los jóvenes de la escuela. Dana hizo lo mismo, del mismo modo que ella accidentalmente se golpeo con otra joven. "Oh, lo siento." Ella se disculpó rápidamente.
"Está bien, no hay oray." Llegó una respuesta suave con la chica que chocó en la vuelta. Era alta, muy alta para ser una chica, rubia con el cabello ondulado. Y tenía una suave curva característica en la cara, era una sonrisa angelical.
Dana sentía su aliento en su garganta. Ella es bonita pensó. Espera, ¿qué! Ella estaba allí, congelada, y la chica mirándola a ella. Ella carraspeo en su garganta, y quitando las agitadas telarañas de la cabeza. "Ah... eh... Me tengo que ir a clase así que..." Se volvió sintiendo que sus mejillas estabas enrojecidas.
"¡Oh eh, espera." La joven llama a Dana, para que se parara. "¿Podrías ayudarme no sé donde esta..." Ella se rió nerviosamente mientras ella sacaba un arrugado programa escolar del bolsillo de su chaqueta. "312? Primer día. "
Dana rió nerviosamente a su vez, sentía la palma de la mano que comenzaba a sudar. "Si. Eso está sólo por el pasillo. “te vas recto, y al final del pasillo donde está la chica y das vuelta. Su voz estaba muy baja y añadió, "No te puedes perder".
La muchacha miró hacia abajo al pasillo, asintiendo con la cabeza. "Bien, gracias." Entonces, le miró de nuevo a Dana. "Soy Lara. Lara Perkins.”
“Lara Perkins. "
"D-Dana. Dana Fairb-bancos”. Dana sacudió la cabeza rápidamente, riendo de su propia tontería. "Dana Fairbanks." Ella le dijo con un largo aliento.
"Bueno Dana Fairbanks, espero verte nuevamente alguna vez."
"Y... sí." Su corazón saltaba a un ritmo. "Sí". Deja de decir "yesss!" "Y está bien...".
Lara dejo escapar un pequeño suspiro de sus labios mientras miraba a Dana. "Adiós." Entonces, se volvió y caminó por el pasillo y desapareció entre la multitud.
"Bien." Dana dijo de nuevo, bajo su aliento y viendo como desaparecía Lara pensó
¿Qué diablos fue eso, que me pasa?
Mientras que la relación de Alice y Dana, tenía muchos problemas después de la fiesta. En cambio la relación de Bette y Tina iba progresando. Desde que se había declarado su amor en la casa de de Alice, Bette y Tina había llegado más cerca. Pasaban juntas cada minuto posible y se robaban besos furtivamente, siempre que podían. Bette pasaba las tardes con tina en su casa, ya que no había nadie en las tardes nada más que ellas. Después se regresaba a su casa a cenar y platicar un poco con su padre y después llamar a Tina. Se reunían una o dos horas cada noche, a veces cuando Tina sacaba a Jagger a dar su paseo habitual, o cuando Bette tenía que hacer algo se iba a pasarla con ella y su camino era estar en los brazos de una y la otra todo el tiempo que más se pudiera pasar juntas, todo el tiempo posible.
El lunes por la mañana, mientras que Dana y Alice estaban teniendo su primera riña, Tina había decidido ser espontánea y jalo a Bette al "cuarto de los borradores" para un rápido período de sesiones de besos y de estar cerca antes de empezar las clases en sus salones.
Bette se reía cuando Tina empezó a besarla y llenarla de besos. "Bueno, eso fue inesperado, pero muy rico mmmmm"
Tina sonrió y abrazo a Bette y la acerco más hacia ella. "Creo que no podría estar un día entero sin besarte."
"Si en ese caso, no te detengas, por mi no hay problem." Bette mueve su cabeza y acerca sus labios y atrapa los de Tina y comienza a acariciar sus cabellos y después hacia sus brazos, su espalda y la acerca mas y mas hacia ella, empieza a profundizar el beso.
Tina siente que cada día muere más de amor por ella y siente como su cuerpo reacciona cada día mas a sus besos, a sus caricias y piensa. ¿Cómo puede hacer esto a mí cada vez que me toca, cada vez que me mira, cada vez que me habla? Los besos de Bette la hacen sentir débil y siente como va a caer rendida a sus pies por su amor. Ella coloca su brazo en la cintura de Bette y se pierde en la sensación del beso, de esos besos que tanto desea y ama de Bette. Dios la amo tanto...que es tan difícil mantenerlo en secreto. Antes de que Tina tuviera la oportunidad de pensar algo más, alguien golpea la puerta de la habitación.
Dieron un salto del susto y se separaron de inmediato. Bette se tropezó antes de buscar un apoyo para no caerse y se cayeron varios borradores de su lugar y se lleno su cabeza y los hombros de su blusa de un polvo blanco de gis, no se veía muy bien, su blusa era negra y se veía desagradable el polvo que se habia alojado en su blusa.
La persona que habia tocado la puerta, se escucha que se va alegremente con un amigo y no se habia dado cuenta que la habitación estaba ocupada por las dos adolescentes que se estaban dando muestras de su amor. Ya se habia ido y no hizo intento por golpear o entrar nuevamente, cerro la puerta de la habitación de golpe.
Comenzó como una pequeña risita, pero de pronto se convirtió en una risa histérica. Bette se empezó a irritar y le tapo la boca a Tina con su mano, para mantenerla callada y que no se escuchara su linda risa. Sacudió sus hombros y las lágrimas corrieron por su rostro, estaba que se moría de la risa. Bette se puso una mano en la cadera y levanto una ceja y miro a Tina y le dijo. "¿Crees que esto es gracioso ¿no?"
Tina se movió una vez más, y quitando la mano de Bette, su risa murió debajo de su mano. Ella tosió un poco una vez y sacudió su cabeza. "M ... no, no, no en absoluto." Entonces, una nueva ola de risa se vino sobre ella, pero tuvo que mantener la boca cerrada de nuevo, para no soltarse a reír. Bette cruzó los brazos, y empezó a sonreír al ver que Tina no se podía contener y le decía “Lo siento” Tina seguía teniendo los ojos llorosos por la risa que tenía que aguantarse. “Déjame ayudarte” ella le dijo a Bette y empezó a sacudirle el polvo que tenía en los hombros y en su cabello.
"Debes de ir al baño y lavarte no se te quita solo sacudiéndolo" De repente, sonó la campana y Bette suspiró. "Bueno, si eso hare mejor…" Ella se acerco a Tina y ella la beso unos segundos, para dejarla completamente sin aliento.
Tina sonrió mientras se separaban. "Uno para que me extrañes…."
"Tee por favor, si siguen mas con esos besos, nunca dejo esta sala."
"Y la clase de historia que se pierda?" Tina bromeó, poniendo una mano en su pecho. "El cielo nos dirá que…"
Bette se rió, agarro la mano de Tina y la apretó amorosamente. El pasillo estaba bastante despejado, ellas se habían dado cuenta que era tarde para ir a clases de historia, pero deberían de ser cuidadosas. "¿Quieres salir primero tú o yo?"
"Oray. Voy al baño a limpiarme este polvo… ".
"Bien." Bette besó la parte superior de la mano de Tina y a regañadientes la dejo. Tina se escondió en la esquina del cuarto lo más alejada posible, Bette abrió la puerta y se deslizó fuera. Pero ella cometió el error de volver a ver a Tina, antes de cerrar la puerta, y no noto la figura de pie detrás de ella.
"Bueno, bueno, bueno. ¿Pero mira a quien tenemos aquí? Porter en ”El cuarto de los borradores”?
El lunes en la escuela Alice era como una superestrella de rock. Todos desde 1er año hasta los grados superiores, desde el chico más guapo de la escuela, la chica geek y las animadoras, todo mundo quería felicitarla, por la fiesta mas impresionante del presente año escolar.
Así que era muy claro que Alice se había convertido de repente en la chica más popular en la escuela, lo que hizo mucho más difícil, que pudiera verse a solas con Dana. Ella ya era popular siendo que era la estrella del tenis, tina y Bette no tenían ese problema, pero Dana si era popular al igual que Alice en estos momentos y era muy difícil que las vieran sin reconocer a alguna de las dos.
Antes de la fiesta ellas podrían escabullirse al armario o al cuarto de los conserjes, pero en estos momentos no era tan fácil, todo mundo conocía a Alice y querían decirle “hola”, ella por más que quería zafarse no podía para ver a Dana y se fue convirtiendo en algo imposible. Alice comenzó salir con otras personas después de la escuela, cuando ella no estaba en lo del periódico. Fue a ver a Dana e un partido, y de inmediato fue rodeada por al menos una docena de personas. Dana casi nunca tuvo la oportunidad de estar a solas con ella. Todo el mundo quiere un pedazo de mí, Dijo en un momento dado, en broma, pero era cierto. Todo el mundo quería hablar con Alice.
Dos semanas habían pasado, dos semanas después de la fiesta de Alice, y ella seguía sigue siendo Miss Popularidad. Y Dana estaba muy frustrada.
Esa mañana en la escuela, Alice había conseguido estar fura de un grupo de jóvenes y le dio tiempo suficiente para acercarse a Dana y susurrarle al oído: "Oye, ¿cómo está mi chica favorita?"
"Oh, ¿te refieres a mí?" Dana le dijo con firmeza, y se quito de un golpe el abrazo de Alicia.
"Pero que..." le dijo Alice y vio como Dana se iba hasta llegar a la entrada de la escuela. "Hey, hey Fairbanks! ¡Detente! "Ella le gritaba y Dana obligada se giro y cruzo sus brazos y le dijo.
"¿Qué?"
Alice agarro su brazo y la llevo a un árbol, fuera del camino de todos. Ella trató de hacerla sentir bien, diciéndole: "¿Qué te pasa?" A través de una sonrisa.
"¿Qué hay de malo en mí? ¿Qué tal que no he pasado cinco minutos con usted desde su estúpida friggen parte. Uno siempre está apagado o en otras partes con otras personas. "A su juicio, su voz sube de volumen y lo llevaron hacia abajo, mirando al pasado Alice adolescentes que caminaban por verlos. Ella sacudió la cabeza. "No puedo hacer esto. No aquí. "Entonces, se volvió y de nuevo a la izquierda.
Alice alcanzado y la agarró del brazo, haciendo de nuevo su turno. "Dana espera.."
Dana le quito el brazo a Alice y le dijo... "No me toques".
"Espera, espera!" le dijo Alice tratando de que Dana se calmara. Ella sacudió la cabeza violentamente y le dijo. "Mira... Lo siento. Tienes razón, tienes toda la razón. "Ella agarró los brazos de Dana y, a continuación, Dana miró a su alrededor con nerviosismo. Esto era un toque demasiado íntimo. Una chica que caminaba cerca por esos momentos las miro extrañamente, por un minuto y puso su atención en otro lugar.
"Que quieres..." le dijo Dana. "No voy a correr, pero déjame pasar".
Alicia la mira nerviosamente y de inmediato suspira y le dice. “Tienes razón. Soy una idiota. Yo no sé qué pasa por mi cabeza. No he sido lo suficiente buena contigo, pero todo ese tiempo lo repondré te lo prometo bebe. "Ella susurró la última parte”, Dana aligero toda la tensión. "Espérame al final de la escuela y nos vamos... ... haremos algo juntas. Claro si no tienes práctica o algo así. "
"Yo no." Dana dijo, sonriendo un poco. "Te espero entonces?"
"Sí".
"Tan pronto como termine nos vamos?"
"Está bien".
"¿Lo prometes?"
Alice agarra una "x" que le cuelga en el pecho y la sostiene con su mano derecha. "Te entrego mi cruz y mi corazón y soy toda tuya hasta morir". Dana se carcajeo y Alice sonrió. "Entonces, ¿estamos bien?" Asintió Dana, a lo que Alice exclamó: "¡Increíble! Escucha, tengo algunas cosas que hacer en el periódico, pero lo hago rápido y te alcanzo y nos vamos… "
"Inmediatamente después de que terminemos la escuela!" Dana terminó su oración por ella.
Alice asintió, guiño un ojo a Dana y se alejó.
Dana suspiró, viendo como se retiraba la rubia. De repente, sonó la campana y comenzaron a salir los jóvenes de la escuela. Dana hizo lo mismo, del mismo modo que ella accidentalmente se golpeo con otra joven. "Oh, lo siento." Ella se disculpó rápidamente.
"Está bien, no hay oray." Llegó una respuesta suave con la chica que chocó en la vuelta. Era alta, muy alta para ser una chica, rubia con el cabello ondulado. Y tenía una suave curva característica en la cara, era una sonrisa angelical.
Dana sentía su aliento en su garganta. Ella es bonita pensó. Espera, ¿qué! Ella estaba allí, congelada, y la chica mirándola a ella. Ella carraspeo en su garganta, y quitando las agitadas telarañas de la cabeza. "Ah... eh... Me tengo que ir a clase así que..." Se volvió sintiendo que sus mejillas estabas enrojecidas.
"¡Oh eh, espera." La joven llama a Dana, para que se parara. "¿Podrías ayudarme no sé donde esta..." Ella se rió nerviosamente mientras ella sacaba un arrugado programa escolar del bolsillo de su chaqueta. "312? Primer día. "
Dana rió nerviosamente a su vez, sentía la palma de la mano que comenzaba a sudar. "Si. Eso está sólo por el pasillo. “te vas recto, y al final del pasillo donde está la chica y das vuelta. Su voz estaba muy baja y añadió, "No te puedes perder".
La muchacha miró hacia abajo al pasillo, asintiendo con la cabeza. "Bien, gracias." Entonces, le miró de nuevo a Dana. "Soy Lara. Lara Perkins.”
“Lara Perkins. "
"D-Dana. Dana Fairb-bancos”. Dana sacudió la cabeza rápidamente, riendo de su propia tontería. "Dana Fairbanks." Ella le dijo con un largo aliento.
"Bueno Dana Fairbanks, espero verte nuevamente alguna vez."
"Y... sí." Su corazón saltaba a un ritmo. "Sí". Deja de decir "yesss!" "Y está bien...".
Lara dejo escapar un pequeño suspiro de sus labios mientras miraba a Dana. "Adiós." Entonces, se volvió y caminó por el pasillo y desapareció entre la multitud.
"Bien." Dana dijo de nuevo, bajo su aliento y viendo como desaparecía Lara pensó
¿Qué diablos fue eso, que me pasa?
Mientras que la relación de Alice y Dana, tenía muchos problemas después de la fiesta. En cambio la relación de Bette y Tina iba progresando. Desde que se había declarado su amor en la casa de de Alice, Bette y Tina había llegado más cerca. Pasaban juntas cada minuto posible y se robaban besos furtivamente, siempre que podían. Bette pasaba las tardes con tina en su casa, ya que no había nadie en las tardes nada más que ellas. Después se regresaba a su casa a cenar y platicar un poco con su padre y después llamar a Tina. Se reunían una o dos horas cada noche, a veces cuando Tina sacaba a Jagger a dar su paseo habitual, o cuando Bette tenía que hacer algo se iba a pasarla con ella y su camino era estar en los brazos de una y la otra todo el tiempo que más se pudiera pasar juntas, todo el tiempo posible.
El lunes por la mañana, mientras que Dana y Alice estaban teniendo su primera riña, Tina había decidido ser espontánea y jalo a Bette al "cuarto de los borradores" para un rápido período de sesiones de besos y de estar cerca antes de empezar las clases en sus salones.
Bette se reía cuando Tina empezó a besarla y llenarla de besos. "Bueno, eso fue inesperado, pero muy rico mmmmm"
Tina sonrió y abrazo a Bette y la acerco más hacia ella. "Creo que no podría estar un día entero sin besarte."
"Si en ese caso, no te detengas, por mi no hay problem." Bette mueve su cabeza y acerca sus labios y atrapa los de Tina y comienza a acariciar sus cabellos y después hacia sus brazos, su espalda y la acerca mas y mas hacia ella, empieza a profundizar el beso.
Tina siente que cada día muere más de amor por ella y siente como su cuerpo reacciona cada día mas a sus besos, a sus caricias y piensa. ¿Cómo puede hacer esto a mí cada vez que me toca, cada vez que me mira, cada vez que me habla? Los besos de Bette la hacen sentir débil y siente como va a caer rendida a sus pies por su amor. Ella coloca su brazo en la cintura de Bette y se pierde en la sensación del beso, de esos besos que tanto desea y ama de Bette. Dios la amo tanto...que es tan difícil mantenerlo en secreto. Antes de que Tina tuviera la oportunidad de pensar algo más, alguien golpea la puerta de la habitación.
Dieron un salto del susto y se separaron de inmediato. Bette se tropezó antes de buscar un apoyo para no caerse y se cayeron varios borradores de su lugar y se lleno su cabeza y los hombros de su blusa de un polvo blanco de gis, no se veía muy bien, su blusa era negra y se veía desagradable el polvo que se habia alojado en su blusa.
La persona que habia tocado la puerta, se escucha que se va alegremente con un amigo y no se habia dado cuenta que la habitación estaba ocupada por las dos adolescentes que se estaban dando muestras de su amor. Ya se habia ido y no hizo intento por golpear o entrar nuevamente, cerro la puerta de la habitación de golpe.
Comenzó como una pequeña risita, pero de pronto se convirtió en una risa histérica. Bette se empezó a irritar y le tapo la boca a Tina con su mano, para mantenerla callada y que no se escuchara su linda risa. Sacudió sus hombros y las lágrimas corrieron por su rostro, estaba que se moría de la risa. Bette se puso una mano en la cadera y levanto una ceja y miro a Tina y le dijo. "¿Crees que esto es gracioso ¿no?"
Tina se movió una vez más, y quitando la mano de Bette, su risa murió debajo de su mano. Ella tosió un poco una vez y sacudió su cabeza. "M ... no, no, no en absoluto." Entonces, una nueva ola de risa se vino sobre ella, pero tuvo que mantener la boca cerrada de nuevo, para no soltarse a reír. Bette cruzó los brazos, y empezó a sonreír al ver que Tina no se podía contener y le decía “Lo siento” Tina seguía teniendo los ojos llorosos por la risa que tenía que aguantarse. “Déjame ayudarte” ella le dijo a Bette y empezó a sacudirle el polvo que tenía en los hombros y en su cabello.
"Debes de ir al baño y lavarte no se te quita solo sacudiéndolo" De repente, sonó la campana y Bette suspiró. "Bueno, si eso hare mejor…" Ella se acerco a Tina y ella la beso unos segundos, para dejarla completamente sin aliento.
Tina sonrió mientras se separaban. "Uno para que me extrañes…."
"Tee por favor, si siguen mas con esos besos, nunca dejo esta sala."
"Y la clase de historia que se pierda?" Tina bromeó, poniendo una mano en su pecho. "El cielo nos dirá que…"
Bette se rió, agarro la mano de Tina y la apretó amorosamente. El pasillo estaba bastante despejado, ellas se habían dado cuenta que era tarde para ir a clases de historia, pero deberían de ser cuidadosas. "¿Quieres salir primero tú o yo?"
"Oray. Voy al baño a limpiarme este polvo… ".
"Bien." Bette besó la parte superior de la mano de Tina y a regañadientes la dejo. Tina se escondió en la esquina del cuarto lo más alejada posible, Bette abrió la puerta y se deslizó fuera. Pero ella cometió el error de volver a ver a Tina, antes de cerrar la puerta, y no noto la figura de pie detrás de ella.
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